Obed Mazariegos

Dedicado a todos aquellos que necesitan volver a soñar.

Este escrito surgió como una protesta a algunos escritores que escriben cosas bonitas pero que no son ciertas: la luz está en ti, no importa qué tan oscuro esté afuera, tú brillas con luz propia... y así. Lo cierto es que no todo el tiempo se puede ser luz, hay días que toca ser noche sin luna y también está perfectamente bien.

Un manifiesto para los días inciertos.

Voy bajando las gradas hacia la sala. Acabo de intercambiar un “te amo” por un beso en la frente de esa pequeña luciérnaga que sonríe como tú.

Ojalá me tomara hasta siempre para aprender a aprenderla. Ojalá me tomara toda la vida, para quedarme hasta siempre con ella.

Noches de Historias, Ep. 02 | En algún lugar entre la pubertad y el olvido dejaste perdido el salvavidas, demasiado temprano para despertar a la vida. El agua te ha arrugado hasta el alma. A lo lejos escucho el código morse de tu voz –agonizante– pensando si merece la pena gastarse las últimas fuerzas pidiendo, auxilio. @posdata.blog

Noches de Historias, Ep. 01 | 247 días es la respuesta a un corazón resignado que había tenido que aceptar que después de 247 días, la historia de amor que había vivido hasta ahora, había llegado a su fin; Amar siempre será un acto heroico, valiente, revolucionario, porque podrías morir en el intento. Sin embargo, amar siempre será necesario.  (A cada cierto tiempo abro un espacio en @posdata.blog para que me cuenten historias que estén viviendo, y yo respondo escribiendo algo al respecto.)

Tarde o temprano vamos a fallarle a las personas que amamos. Les fallamos cuando nuestros recursos se agotan y aunque quisiéramos dar o hacer más por ellos, somos seres humanos limitados por el tiempo, el espacio, el dinero, las enfermedades terminales, los accidentes inesperados; la buena noticia es que toda persona limitada tiene enfrente al Dios ilimitado, podemos correr a sus pies.

Todo el tiempo hacemos cosas para parecer que somos alguien. Que parezcas delgado en las selfies no te hace ser delgado. Que hagas cosas para parecer cristiano no te hace ser cristiano. Hablemos de “hacer, ser y parecer”.

Jesús salvó a una mujer de ser apedreada por una turba que la encontró en la cama con otro hombre; después de defenderla y salvarla de las piedras, Jesús le dice: vete y no lo hagas más... ¿no podía haberle dicho, vete y haz lo que quieras porque eres dueña de tu propio cuerpo? Claro que podía, pero no lo hizo porque además de salvarla de la turba, la quería salvar de ella misma.