Reflexiones de bar (sin la excusa del alcohol). Miradas ácidas sobre las extrañas normalidades cotidianas
Nos tocan vivir tiempos de cuarentena y de establecer qué cosas no nos pueden faltar en estos días de quedarnos en casa...
Todos los días tenemos esos pequeños momentos donde, si nos damos permiso, la espontaneidad nos regala una buena carcajada
Un día somos jóvenes y al día siguiente nos damos cuenta que sonamos como nuestros abuelos
El mundo de los adolescentes está lleno de sensaciones y experiencias nuevas, y no hay espacio para nimiedades como juntar la ropa o recordar sucesos insignificantes
Cuando la fecha inspira un romanticismo artificial, es una batalla perdida tratar de bajarlo a la cotidianidad.
Cuenta la leyenda que existen personas que se reúnen solo para estar juntos, sin involucrar comida o bebida. A los argentinos eso no nos pasa. Ni por la cabeza se nos pasa.
Empujar una puerta que abre hacia el otro lado nos deja como unos nabos delante de quienes están en el café/bar/restaurante... peor cuando hay más de una y las probabilidades siempre nos hacen elegir la equivocada
Practicás, levantás el teléfono, girás la cabeza, buscás el ángulo... y no hay caso: salís como el monstruo del pantano.
El sol de frente, la tía que recortaba a la mitad de grupo... delicias de las instantáneas que no descubrías hasta q no revelabas el rollo.
Una quiere ser una madre con recursos e intenta ponerse creativa, pero estos pibes no lo hacen fácil
¿Por que la gente q no tiene nada q hacer ronda el baño cuando alguien se mete en el?