El anhelo de todo Cristiano debe ser conocer más y más a la persona y obra de Cristo, sin que pase un solo día sin crecer en el conocimiento de su Palabra.
¿Alguna vez te has preguntado qué estarás haciendo en la vida eterna? Hemos sido expuestos a tendencias platónicas que nos presentan al cielo como un lugar donde brincaremos de nube en nube, tocando arpas y cantando todo el día. Pero la Biblia describe al cielo de una manera muy distinta. Los versículos tres al cinco describen por lo menos tres acciones que los creyentes harán cuando estén en el estado eterno.
Lo atractivo de la vida eterna no son las riquezas materiales, sino el hecho de que Cristo estará en todo lugar y nosotros le serviremos para siempre.
El cielo es un lugar rebosante de vida y felicidad. Pero no todos entrarán en él, sino solamente aquellos que han creído en Jesús, se han arrepentido de sus pecados y lo han recibido como Señor y Salvador permaneciendo fieles hasta el fin.
La promesa de que quienes confían en Dios encontrarán consuelo y sustento «los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas» (v. 31), está dirigida a aquellos que, pacientemente, ponen su mirada en Dios para encontrar de Él aliento, sustento y confianza en su andar diario.
Dios es distinto y está por encima de todo, siendo Él quien creó todas las cosas, y ahora sustenta toda la creación, por lo tanto es digno de tu absoluta confianza.
Dios no solamente es Santo porque no hay nada que se le compare, sino que es distinto y mayor porque solamente Él ve y conoce todas las cosas, intenciones, pensamientos y acciones, en todo momento y en todo lugar.
El poder de la fe no es la habilidad de hacer lo que sea con motivo de obtener ganancias personales, más bien es el permitir que personas pecadoras y merecedora del castigo divino puedan agradar a Dios y vivir de tal modo que el señor se complazca en su andar; asimismo la fe de una persona no se ve reflejado en su habilidad de hacer obras extravagantes sino en su corazón transformado que le de gloria Dios.
Es imposible tener una fe verdadera sin que te lleve a la adoración sincera, ya que el conocimiento de Dios siempre demanda una respuesta de redención.
Algunos argumentan que la fe es irracional separada de un proceso mental lógico y coherente, pero Hebreos describe que la fe se basa en el uso de la mente y la razón, por consiguiente determina que debe haber un Dios en el cual podemos confiar plenamente.
Amar a los demás es una disciplina fundamental de la fe cristiana. Cuando amamos a otros mostramos que somos de Jesucristo. Entender el amor que Dios tiene hacia nosotros nos dará una base firme para amar a nuestros prójimos.
Indudablemente todas las personas quieren ser felices. Esta felicidad se busca por todos lados: en el estatus social, en las pertenencias materiales o en la educación, por mencionar algunos ejemplos. Para aquellos que siguen a Jesucristo, Dios ofrece no solo la felicidad, sino el gozo. La felicidad puede ser pasajera, pero el gozo es perpetuo.
La Biblia nos enseña que el amor es un concepto profundo que va más allá de un mero sentimiento. El amor cristiano tiene como base una realidad más grande: el amor de Dios. El amor que Dios muestra hacia sus hijos es un amor constante e infinito. Y cuando entendemos la inmensidad de ese amor hacia nosotros, es más fácil demostrarles un amor similar a los demás. No solamente a nuestros amigos y familiares sino incluso a nuestros enemigos.
La idea principal del Evangelio, es que éste es la buena noticia acerca de lo que Dios ha hecho para salvar a los pecadores mediante la muerte y resurrección de Cristo.
Al conocer mejor la condición perdida del hombre sin Dios, nos damos cuenta de nuestra necesidad de la gracia del Señor, lo cual debe conducirnos al arrepentimiento y a buscar el perdón de Dios en Cristo . Él ama, perdona y restaura a todo aquel que se arrepiente y deposita su fe en Él, pues nunca rechaza a un corazón contrito y humillado.
Para volver a Dios debemos reconocer su Santidad, nuestros pecados y la obra de redención de Dios por medio de Cristo, que nos abre un camino para que regresemos a Él, que amorosamente restaura a todo aquel que viene arrepentido.
Todos alguna vez hemos perdido algo, las llaves, el control del televisor, hemos perdido incluso nuestro lugar de destino, pero lo más terrible es que todos estamos perdidos irremediablemente con relación a Dios, estamos tan perdidos que no podemos encontrar nuestro regreso a Dios por nuestra cuenta...
Cristo es el único salvador de los pecadores. Toda nuestra ayuda auténtica procede de Él.
Toda la humanidad morirá por causa del pecado de Adán, pero todos los que creen en Cristo, gracias a su muerte, sepultura y resurrección, compartirán su resurrección.
Cuando leemos las escrituras encontramos que cada uno de nosotros tiene un gran problema personal doble con referencia al pecado: una trayectoria mala y un corazón malo. Es de suma importancia, que tomemos enserio ese gran problema y vayamos a Jesucristo, quien vino a llamar a pecadores al arrepentimiento.
La regeneración viene a ser igual al nuevo nacimiento, el hombre al pecar perdio la vida verdadera, puesto que se separo de Dios, única fuente de vida, por tanto le es necesario nacer de nuevo.
El fruto de una verdadera salvación radica en una fe que obra, un amor que trabaja y una esperanza que perdura. Esto solo es por medio de aquel que por gracia nos da salvación.
Leticia y Patricia, dos hermanas gemelas que aman a Jesucristo y a su Palabra, y buscan a través de episodios cortos de podcast inspirar a otros a seguir conociendo al unido Dios verdadero de la Biblia.
El perdón y la justicia que Dios imparte no depende de las buenas obras, las intenciones virtuosas o el desempeño personal, sino de la gracia de Dios manifestada en la persona y obra de Jesús.