Un Curso de Milagros Centro 3C Lecciones y prácticas
Estos pensamientos no significan nada. Son como las cosas que veo en esta habitación
Le he dado a todo lo que veo en esta habitación todo el significado que tiene para mí
Te entrego este instante santo. Se Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.
Que la paz sea conmigo, el santo Hijo de Dios. Que la paz sea con mi hermano, que es uno conmigo. Y que a través nuestro, el mundo sea bendecido con paz.
La respuesta de Dios es alguna forma de paz. Todo dolor sana; toda aflicción queda reemplazada por la dicha. Las puertas de la prisión se abren. Y se comprende que todo pecado no es más que un simple error.
Ninguna invocación a Dios puede dejar de ser oída o no recibir respuesta. Y de esto puedo estar seguro: Su respuesta es la única que realmente deseo.
La verdad contesta toda invocación que le hacemos a Dios, respondiendo en primer lugar con milagros y retornando luego a nosotros para ser ella misma.
La enfermedad no es sino otro nombre para el pecado. La curación no es sino otro nombre para Dios. El milagro es, por lo tanto, una invocación que se le hace a Él.
La paz, la dicha y los milagros que otorgaré cuando acepte la Palabra de Dios son ilimitados. ¿Por qué no aceptarla hoy?
Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador reside. En Él, tal como Él reside en mí
Mis ojos, mi boca, mis manos y mis pies tienen hoy un solo propósito : estar al servicio de Cristo a fin de que Él pueda utilizarlos para bendecir al mundo con milagros
Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios
Mi hermano impecable es mi guía a la paz. Mi hermano pecador es mi guía al dolor. Y el que elija ver será el que contemplaré.
Los milagros son un reflejo del eterno Amor de Dios. Ofrecerlos es recordarlo a Él, y mediante Su recuerdo, salvar al mundo
Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí, y que en lugar de juzgarlas, les conceda a cada una un milagro de amor
Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu gracia me basta para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba
La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mí mismo a fin de mantener el milagro alejado de mí
Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor
Hoy aprendo la ley del amor: que lo que le doy a mi hermano es el regalo que me hago a mí mismo
No se me pide que haga ningún sacrificio para encontrar la misericordia y la paz de Dios
Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es como se me concederá a mí
Tan sólo puedo atacar mi propia impecabilidad, que es lo único que me mantiene a salvo