Insomne de mis memorias, Insomne de tu partida, Insomne de la poesía. Insomne de ésta vida tuya y éstas letras mías.
Provee. Paga las cuentas en casa, trabaja duro cada día, hace deporte y sonríe a los vecinos. Su esposa también. Pero a él ya no le gusta su vida. El peso en los hombros se le hace imposible de cargar. Tiene que terminar con su sufrimiento. Admitirlo no es posible en ninguna vida.
¿Hemos estado aquí? ¿Fuimos realmente hasta allá? Siento todo esto tan paranormal, pero me vibra la sangre por que lo sentí tan natural. No sé qué sucedió, pero no me rompas esta realidad, no me saques de este lugar donde las estrellas están entre mis pasos y tu mano nunca me suelta.
Sigo recorriendo las mismas calles de arenillas donde en el aire siento tus besos, respiro tu aliento, y repaso tus pasos. Desde los ventanales contiguos me miran, como si mi locura fuera pecado y no sus maltrechos corazones.
Nunca me dejabas dormirme y soñar, me despertabas y peleabas por vivir y sentir. Insistías en que yo debía vivirlo también, ¿cuántas mañanas faltan para despertar? Porque te fuiste y me dormí. No sé si voy a despertar.
La batalla inmortal, porque nunca muere, nunca acaba ni se apacigua. Ideas contra ideas, razones y pasiones que se trepan por la calentura de las venas hasta la cabeza. ¿Quién ganará?
Solo tienes que venir, poner tu sonrisa al lado de mi almohada y ver el frenesí y la locura en la que me he de perder.
Un café es una poesía. Una poesía es ésta vida mía contando que tú no estás. Que la luna me dio la espalda y me quedé en la espesura de la noche imaginándonos, perdiendo la cordura.
La lluvia me empapaba en el patio de la rayuela, mientras fijamente miraba tu ventana. Sabía que estabas ahí. Cogía las piedritas de la rayuela y las guardaba en mi bolsillo. Eran para ti.
Unos locos orgullosos del planeta que se cierra poco a poco cuando luego de movernos desnudos..
Hoy quiero hablar del invencible, el mirmidón, el mata hombres, el semi divino, el amante: Aquiles
Media vida de aventuras atesoradas junto a ellas. En las noches se mantienen fieles. A la mañana siguiente, simplemente están ahí. Y aunque blancas son sus estrellas, tú les ves brillar.
Cuando dormimos a su lado, incluso el amanecer es un sueño, es un momento etéreo, queremos ser idóneos. Eternos en el tiempo.
Todos lo hacemos, y no lo decimos, dos cuerpos calientes, ahora yacen muy fríos.
Motivo de inspiración lo vivido por EAD, la fina seda se rompe, y en el último hilo está tu alma, que cuando todo cae, ella permanece. No se rasga, nunca se rompe. Alma viva.
Siempre me saca del letargo, siempre espanta mis demonios. Ella me acurruca entre su pecho, me envuelve entre sus sábanas, me calienta con sus brazos, me mima con su boca, hasta que los fantasmas se vayan de mis sueños. Eres para siempre, Daniela.
En tu boca me hago y me deshago sin la ilusión que la calidez que hay ahí para mí, sea para siempre.
Después de recorrer las noches sin luna.. Quiero ver el día, pero el miedo duerme conmigo y se ha robado el sol.
La ciudad se enmudece y tú con ella. Llevas la carga de la oscuridad, la culpa, porque las estrellas no han brillado esa noche a pesar de que era tan espesa, tan oscura.