Mi deseo es compartir reflexiones a partir de lecturas bíblicas y experiencias personales, con el fin de brindar un consejo de vida a quienes me escuchen.
Desde una realidad que duele apostemos a vivir la verdadera esperanza.
En los gestos que nos hacen ser hospitalarios y compartidos se entreteje el escenario del encuentro con el Señor.
Acercarse a la luz implica tomarnos en serio nuestra misión de ser portadores de ella.
La fe se expresa en la responsabilidad de ser con los demás
Mirar hacia dentro y resolver desde ahí lo necesario para vivir reino de Dios.
Sólo si ‘estamos’ de corazón con los demás podremos hacer comunidad más allá de cuatro paredes.
El amanecer de nuestros corazones nos auguran un almuerzo de salvación.
Yo soy instrumento de Dios para que llegue su Paz a los que me rodean.
Fijarnos en la tragedia nos distrae de disfrutar realidades de Resurrección
Vivir con ánimo forzado nos asegura alegría en el corazón.
Ninguna pandemia puede detener la Pascua. Vayamos a Galilea, ahí encontraremos al Señor
También la Humanidad sufre en su cruz y llora con María la muerte y la ignominia
En la mesa del Señor de viven sentimientos encontrados. Miedo, duda, traición y arrogancia. Frente a todo esto se nos llama a la fidelidad, a la escucha y a la humildad.
Hospitalidad, Comensalidad y Unción. Gestos humanos para vivir a Dios.
El buen Pastor sigue vivificando nuestro espíritu para darle vida a este mundo que se nos muere.
María es mujer y madre, llena de Gracia y dolor, creyó en su creador y en las obras que su Hijo realizó en comunión con su Padre, para traer salvación.
Ser fieles a la Palabra del Señor nos convierte en sacramentos libres de firmeza en el amor.
La incredulidad nos cierra las puertas para vivir experiencias de salvación. Creamos y dejemos que Dios actúe en nuestras realidades.
Que nuestra oración esté llena de confianza para experimentar la libertad profunda de espíritu.
Somos exiliados a la espera que desespera, pero el Señor iluminará nuestros sepulcros de miedo e incertidumbre.
Son los sencillos de corazón quienes reconocen al Señor. Los arrogantes y orgullosos siempre cierran su corazón y se quedan en una mediocridad que no salva.
No podemos atrevernos en la presunción, mejor crezcamos en la humildad.
Nuestro testimonio debe ser como el de Jesús. Nada de pretender protagonismos inútiles
No dejemos de escuchar la Anunciación en nuestro corazón para ser movidos por Espíritu, y alejados del miedo podamos dar testimonio de nuestra fe.
Saber abrir nuestros sentidos para reconocer la necesidad del más vulnerable es necesario para vivir más intensamente esta cuaresma.
Darme al Señor completamente para construir Reino en el compromiso y convicción.
Seamos sensibles a la invitación que nos hace el Señor a gozar del Reino de su Padre
Salir al encuentro del Señor venciendo mi vergüenza y prejuicios sociales.
Ellos son ahora sacramentos para nosotros. Vivámoslos con la esperanza del reencuentro de salvación.
La dobles de corazón y el egoísmo estorban la misión del Cristiano.
No pretendamos manipular al Señor, mejor escuchémoslo y seamos instrumentos de sus milagros.
La fe sin agradecimiento se queda en un mero rito o rutina.
Sólo soltando lo que me ata podré entrar a formar parte del Reino de mi Padre.
Trabajar por el Reino es asegurar vida de verdad, no importa que parezca tarde.
Los más vulnerables son el camino para vivir el Reino de Dios
Sin miedo a la soledad y a la oscuridad de las dudas, compartamos lo que otros necesitan y animemos a otros más a compartir.
La vida es como un sueño. Más vale poner el corazón en los bienes del cielo.