Un nuevo estilo de compartir las calles de Londres. En esta serie de podcasts, basados en la columna mensual “La Cartógrafa de Bloomsbury”, recorreremos Londres y conoceremos las calles, casas y plazas del barrio que diera nombre a uno de los grupos de in
Los artistas de Bloomsbury devolvieron a la pequeña iglesia en Berwick el resplandor que le había arrebatado el estruendo de una guerra. Trazaron, con cada pincelada, la leyenda inconclusa de cada uno de sus murales. La aldea de Berwick, con su iglesia renovada, desenvolvía el brillo de una nueva historia.
Recolectar recuerdos a partir de la lectura significa revivir un pasado. Las bibliotecas resguardan memorias. Virginia Woolf recorría las calles de Londres en búsqueda de aquellos recintos que le contaran una historia. Eran las bibliotecas los espacios que le concedían las palabras que componían su narrativa.
Caminar por las calles de Londres esboza los pasos de los londinenses que añoran encontrar su trayecto por la ciudad. Virginia replicó las imágenes de estas calles a partir de los pasos de Clarissa Dalloway, la protagonista de su novela “Mrs. Dalloway”. Un recorrido literario donde la narrativa y el monólogo interno acompañan el trayecto de Clarissa por las calles de Londres.
El Londres de Virginia retrata el movimiento de una ciudad colmada de vivencias que resuenan en cada esquina de cada calle. Gran parte de su vida y de su escritura la dedicó a describir con pluma y tinta la cadencia de esta ciudad que nunca ha dejado de contar su historia.
Caminar por Bloomsbury es recorrer calles y coincidir con esquinas pintadas de historia. Virginia y los artistas encontraron en el barrio y en sus calles un rincón y un lugar que les concedió el espacio idílico para su creación artística y literaria.
La vida agitada en Londres llevaba en momentos a los artistas de Bloomsbury a buscar un espacio más sereno. El sur del Reino Unido componía ese horizonte lleno de tranquilidad donde debajo de un techo y un sinfín de paredes coloridas encontraban la magia de su inspiración.
Los artistas de Bloomsbury se mudaron a la finca de Charleston. Encontraron un lugar que los llevó a crear un espacio idílico lleno de color, colmado de vitalidad y aire nuevo. Dibujar la vida fue lo cotidiano.
Recorrer Londres implica hacer pausas para reconocer caminos. A lo largo de su vida, Virginia escribió al ritmo de sus pasos y al compás de una brújula. Londres fue su inspiración, su paliativo y el cómplice de su creación literaria.
Más allá de Londres, en el condado de Kent, existe un castillo rodeado de un jardín mágico y una historia con un enigma. El Castillo de Sissinghurst fue el refugio de la poeta Vita Sackville-West en donde escribió poemas y trazó la geografía de un jardín rodeado de belleza.
La historia de una ciudad en donde la lluvia despierta emociones y las calles marcan rumbos insospechados envolvió la escritura de Virginia y la alegría en la vida del grupo de Bloomsbury. Los londinenses se escriben desde sus calles y sus voces.
La sensación de recorrer las calles encontradas y las ausentes fusionaba la cotidianidad con la escritura en la vida de Virginia. El barrio de Bloomsbury fue el espacio central en donde los integrantes del grupo vivieron, gozaron, crearon y amaron por varios años. El diario de su vida quedaba en las calles de un barrio con una historia irrepetible. Código postal WC1B.
La vida de Virginia estuvo trazada por momentos que marcaron el compás de su escritura. La casa de su infancia en el barrio de Kensington, pasando por Bloomsbury y un último instante en el sur del Reino Unido bosquejaron un texto autobiográfico que quedó plasmado en el libro “Momentos de vida”.
Las calles de la ciudad de Londres se convirtieron en un estilo de vida. En este podcast escucharán el camino que he recorrido a partir de la narrativa escrita y sonora. Conocerán las plataformas de difusión y el futuro que incorporamos. Ahora la narrativa de mi trabajo con Virginia Woolf y el grupo de Bloomsbury se presenta también en inglés.
Al paso de los años, Virginia rememoraba los lugares que le dieron la inspiración para escribir algunas de sus novelas y cuentos. El recuerdo de un caracol en Richmond y el oleaje de Escocia la llevaron a escribir su famoso cuento “Kew Gardens” y su quinta novela “Al Faro”.
Virginia encontró en su cercana amistad con la aristócrata Vita Sackville-West la inspiración para escribir su novela "Orlando", en donde satiriza con un estilo lleno de fantasía la vida de Vita a través de los siglos. Tras una escritura luminosa, "Orlando" se ha convertido en un clásico de la literatura.
El intercambio de cartas entre Virginia y los integrantes del grupo de Bloomsbury prolongaba los momentos de cercanía. Conversar a partir de la correspondencia formaba parte de su cotidianidad y del vínculo que los unía a pesar de la distancia. Gran parte de su historia quedó plasmada en las cartas que se quedaron en sus estanterías.
Recolectar recuerdos a partir de la lectura significa revivir un pasado. Las bibliotecas resguardan memorias. Virginia Woolf recorría las calles de Londres en búsqueda de aquellos recintos que le contaran una historia. Eran las bibliotecas los espacios que le regalaban las palabras que componían su narrativa.
Las calles de Londres siempre han sido inquietantes. Existe el instante que nos cuenta una historia en cada esquina. En esta edición especial escucharemos una selección de los minutos que, junto con Virginia Woolf y el grupo de Bloomsbury, hemos recorrido por las calles de Londres.
Lejos de Londres, los integrantes de Bloomsbury construyeron una vida más tranquila. Su creación artística encontró espacio en las paredes y los jardines de una finca en Sussex. Charleston se convirtió en el hogar del grupo de escritores, artistas, críticos de arte e intelectuales.
La movilidad de una ciudad que trazaba el comienzo de una época favorecía el debate literario entre la sociedad intelectual londinense. Desde su estudio en Tavistock y sus constantes caminatas por Oxford St., Virginia componía el ritmo y la memoria de su vida en Londres.
Londres es una ciudad llena de imágenes: calles bulliciosas, la bruma en los muelles, abadías y catedrales, las casas de los grandes hombres rodeados de arte, la política y el retrato de la sociedad londinense. Desde la mirada de Virginia, cada una de estas imágenes retomaba una realidad en su libro titulado “Londres”.
Caminar por las calles de Londres bosqueja los pasos de cualquier londinense que busca excusas para quedarse. Virginia replicó las imágenes de estas calles a partir de los pasos de Clarissa Dalloway, la protagonista de su novela “Mrs. Dalloway”. En un recorrido literario donde la narrativa y el monólogo interno describen el trayecto de Clarissa, Londres, el Big Ben y unas flores se convierten en un ícono de la literatura.
Salir de las calles de Londres implicaba seguir una vereda más tranquila. Sussex entregaba a Virginia un techo más sereno. En el año de 1919 junto con Leonard compraron Monk's House, una casa de madera del siglo XVI situada a setenta millas de Londres. Rodeada de jardines, acantilados de arcilla blanca y extensos valles, Sussex se convertiría en el otro Londres de Virginia.
Convertirme en residente de Londres me vinculó con una perspectiva distinta del significado de caminar una ciudad. A partir del encuentro con los libros, diarios y correspondencia de los integrantes del grupo de Bloomsbury, que revisaba en la Biblioteca Británica, los espacios que transitaba cotidianamente empezaron a adquirir un sentido diferente. La ciudad se reconfiguró ante mi ojos. Empecé a caminar Londres de manera distinta.