POPULARITY
En este episodio de Ciencia Fresca exploramos dos historias fascinantes. La primera nos lleva al Plioceno temprano, hace entre 4,6 y 4,4 millones de años, cuando el nivel del mar era unos 16 metros más alto que hoy. ¿La causa? Un planeta más cálido, con concentraciones de CO₂ en torno a 400 ppm, capaz de derretir casi todo el hielo de Groenlandia, la Antártida Occidental y parte de la Antártida Oriental. Hoy vivimos una situación similar, con niveles que superan las 420 ppm. ¿Podría ocurrir algo parecido en el futuro? El segundo tema aborda un avance biotecnológico sorprendente: científicos han logrado que bacterias produzcan xantommatina, el pigmento que permite a pulpos y sepias cambiar de color casi al instante. Esta innovación podría revolucionar el desarrollo de materiales inteligentes, tintas fotocrómicas, protectores solares naturales y tecnologías de camuflaje activo.
En este episodio de Ciencia Fresca exploramos dos historias fascinantes. La primera nos lleva al Plioceno temprano, hace entre 4,6 y 4,4 millones de años, cuando el nivel del mar era unos 16 metros más alto que hoy. ¿La causa? Un planeta más cálido, con concentraciones de CO₂ en torno a 400 ppm, capaz de derretir casi todo el hielo de Groenlandia, la Antártida Occidental y parte de la Antártida Oriental. Hoy vivimos una situación similar, con niveles que superan las 420 ppm. ¿Podría ocurrir algo parecido en el futuro? El segundo tema aborda un avance biotecnológico sorprendente: científicos han logrado que bacterias produzcan xantommatina, el pigmento que permite a pulpos y sepias cambiar de color casi al instante. Esta innovación podría revolucionar el desarrollo de materiales inteligentes, tintas fotocrómicas, protectores solares naturales y tecnologías de camuflaje activo.
Hace casi un siglo, en 1937, el paleontólogo británico Robert Broom describió un enorme primate, Dinopithecus, a partir de los restos fósiles encontrados en una cueva de Sudáfrica. Semejante a un babuino, era sin embargo más grande: se estima que las hembras pesaban una media de 31 kilos, mientras que los machos rondaban los 50 kilos, y algunos podían alcanzar los 77. Dinopithecus vivió en África entre finales del Plioceno y principios del Pleistoceno, hace unos 2,5 millones de años. Sus restos fósiles se han encontrado en Sudáfrica y en Etiopía. El cráneo es similar al de los babuinos modernos. No se han encontrado huesos del tronco ni de las extremidades de Dinopithecus, así que no sabemos cual era su modo de locomoción. Sin embargo, dado su tamaño, era probablemente cuadrúpedo y pasaba gran parte del tiempo en el suelo.
Hace dos siglos, en 1816, el naturalista alemán Lorenz Oken creó el género Panthera para agrupar a todos los félidos con manchas. Un siglo más tarde, en 1916, el zoólogo británico Reginald Innes Pocock revisó la clasificación de este género y, basándose en ciertas características del cráneo, lo redujo a cuatro especies: el tigre (Panthera tigris), el jaguar (Panthera onca), el leopardo (Panthera pardus) y el león (Panthera leo), que ni siquiera tiene manchas, aunque sus cachorros sí las tienen. Análisis genéticos recientes indican que el leopardo de las nieves, antes catalogado como Uncia uncia, también pertenece a este género, por lo que su nombre científico es ahora Panthera uncia. El fósil más antiguo del género Panthera es Panthera principialis, que vivió en Tanzania hace 3,7 millones de años, durante el Plioceno.
Hace más de siglo y medio, en 1857, llegaron a manos del paleontólogo inglés Richard Owen trece vértebras fósiles descubiertas cerca de Tesalónica, en Grecia. Al publicar su descripción en el boletín trimestral de la Sociedad Geológica de Londres, Owen las identificó como pertenecientes a la víbora más grande conocida, a la que bautizó con el nombre de Laophis crotaloides. Las vértebras de Owen se perdieron, y no quedó ninguna prueba tangible de la existencia de esta enorme víbora hasta 2014, cuando se descubrió en la misma región una vértebra perteneciente a la misma especie. Se calcula que esta serpiente, que vivió durante el Plioceno inferior, hace entre cuatro y cinco millones de años, alcanzaba los tres o cuatro metros de longitud.
Hace más de siglo y medio, en 1857, llegaron a manos del paleontólogo inglés Richard Owen trece vértebras fósiles descubiertas cerca de Tesalónica, en Grecia. Al publicar su descripción en el boletín trimestral de la Sociedad Geológica de Londres, Owen las identificó como pertenecientes a la víbora más grande conocida, a la que bautizó con el nombre de Laophis crotaloides. Las vértebras de Owen se perdieron, y no quedó ninguna prueba tangible de la existencia de esta enorme víbora hasta 2014, cuando se descubrió en la misma región una vértebra perteneciente a la misma especie. Se calcula que esta serpiente, que vivió durante el Plioceno inferior, hace entre cuatro y cinco millones de años, alcanzaba los tres o cuatro metros de longitud.
Hace unos tres millones y medio de años, a mediados del Plioceno, el clima de la Tierra era más cálido que el actual. Pero en la meseta Tibetana el clima era muy frío y parece que fue allí donde aparecieron los antepasados de uno de los animales más célebres de los periodos glaciales, el rinoceronte lanudo. Estos ancestros eran rinocerontes pequeños y esbeltos, al igual que su pariente vivo más cercano, el rinoceronte de Sumatra. Más tarde, cuando el clima de todo el planeta se enfrió, el rinoceronte lanudo extendió por Eurasia y creció de tamaño hasta alcanzar los tres metros ochenta de largo y un peso de dos a tres toneladas. Solo la cabeza medía cerca de un metro de largo.
Podcast de Geologia y Ciencias de la Tierra
Podcast de Geologia y Ciencias de la Tierra
La hiena gigante, Pachycrocuta brevirostris, vivió entre el Plioceno medio y el Pleistoceno medio, hace entre 3 millones y 500.000 años, y se extendió por Eurasia y el sur y el este de África. La hiena gigante medía un metro de altura en la cruz y pesaba más de 100 kilos. Era la mayor hiena conocida, y sus mandíbulas, las más fuertes de todos los carnívoros, eran capaces de fracturar huesos de elefante.