Sacerdote católico, Parte de mi trabajo pastoral se desarrolla con matrimonios
Este domingo, el Señor nos hace ver la importancia de aprovechar las dificultades de la vida para avanzar en la santidad. El escándalo de la cruz, como dice San Pablo, es camino necesario para todo cristiano. Representa el sello genuino de todo seguidor del Maestro.
La fundación de la Iglesia por parte de Jesús y el Primado de Pedro -el Papa- son 2 realidades muy unidas entre sí. En esta meditación ahondamos en este aspecto principal de la vida cristiana.
El evangelio de este domingo nos llama a abrirnos en abanico a todos, porque a todos va dirigido el misterio de la salvación. Nos invita, además, a aumentar nuestra fe a ejemplo de la mujer cananea, quien perseveró hasta obtener del Señor lo que necesitaba.
El milagro de la comida para alimentar a las personas comienza con la compasión del Señor hacia ellas, porque se encuentran enfermas del cuerpo y del alma. Después de atender esas necesidades, Jesús les da el alimento que será figura de la Eucaristía".
El Reino de los Cielos implica un don (tesoro encontrado) y a la vez una búsqueda (perla de gran valor). En cualquier caso, siempre necesitamos poner algo de nuestra parte. Este es un aspecto del mensaje para esta semana XVII del tiempo ordinario.
Cuando en la vida cristiana enfrentamos dificultades no podemos sorprendernos, puesto que es inevitable que aparezcan. Por el contrario, es necesario llenarnos de optimismo y esperanza pues tenemos la oportunidad de quitar la cizaña de nuestros corazones.
Todo bautizado está llamado a sembrar la buena semilla de la doctrina en cada momento de su vida. Y esa siembra siempre dará fruto, aunque tiene en cuenta la disposición de cada alma al acoger la palabra divina.
La alegría y la paz interior son algunos de los frutos que el cristiano puede descubrir mirando las profundidades del corazón del Señor. En este domingo XIV se nos invita a descubrir estas actitudes en el alma de Cristo.
Para poder tomar la Cruz de Cristo se requiere una actitud de humildad, servicio y disponibilidad. Así estaremos en condiciones de ayudar a resolver los problemas de nuestros hermanos.
A través de la liturgia de la palabra de este domingo XII del tiempo ordinario, se nos invita a no perder la paz ni la esperanza cuando se presentan dificultades en la vida diaria. Los cristianos tenemos la gracia para superarlas: el Señor está con nosotros.
La fiesta de hoy es un recordatorio del amor del Señor por sus hijos, a quienes les permite entrar a Su Corazón abierto, de modo que puedan sacar de ahí lo que necesitan para los momentos de prueba.
"La misión apostólica narrada por San Mateo en su evangelio es el tema principal de este domingo. Esta escena permanece como una invitación plenamente actual dirigida a nosotros, allí donde estemos".
La conmemoración del Cuerpo y la Sangre de Cristo -con toda su historia, esplendor y magnificencia- nos invita a abrir los ojos de la fe para descubrir las continuas muestras de cariño del Señor hacia nosotros.
En estos días posteriores a la solemnidad de la Santísima Trinidad y de la mano de la sucesión de fiestas relacionadas con el Espíritu Santo que hemos vivido en las últimas semanas, nos conviene tratar mucho a la 3a persona de la Trinidad en nuestra oración diaria, de modo que recibamos luces para avanzar en el camino a la santidad, que pasa por la familia.
"En la fiesta de la Santísima Trinidad se nos concede -una vez más- la posibilidad de adentrarnos en la vida íntima de Dios. Esta realidad nos lleva a la esperanza en nuestra vocación cristiana".
Con la Solemnidad de Pentecostés, la Iglesia cierra el ciclo litúrgico de la Pascua para continuar con el tiempo ordinario, llena del Espíritu Santo. A través de las lecturas de la Misa, intentaremos establecer un diálogo con el Señor para descubrir el mensaje dirigido a cada persona.
"La solemnidad de la Ascensión nos ayuda a meditar la realidad de la salvación dirigida no sólo a nosotros, sino a toda la humanidad. En el mensaje de hoy, el Señor desea nuestra cooperación para que -desde donde nos encontramos- su mensaje llegue a todos los sitios".
La promesa del Espíritu Santo que escuchamos en el evangelio de este domingo VI de Pascua nos abre horizontes sobre la manera de recibir al Paráclito en nuestras vidas.
"La imagen del Buen Pastor, tan querida por la Tradición Cristiana y propuesta en este IV domingo de Pascua, nos ofrece algunas consideraciones para unirnos más a nuestros pastores y a nuestras comunidades y familias".
"En este III domingo de Pascua, el pasaje de los discípulos de Emaús se nos presenta como una oportunidad para dialogar con el Señor sobre nuestra vida al hilo de las Escrituras y de la Fracción del Pan".
En esta meditación vamos a considerar la misericordia del Señor hacia los cristianos y la mejor manera de corresponder -por parte nuestra- a ese amor.
En esta meditación intentamos examinar nuestras disposiciones hacia el misterio eucarístico teniendo como punto de partida la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
En esta meditación, reflexionamos sobre las presencia real del Señor en la Eucaristía y de como esto influye en nuestro modo de reaccionar ante la vida, incluso en situaciones difíciles.