"Dios y sus cosas" es una alabanza coloquial. Surge como la expresión de sorpresa de un hijo que descubre en su cotidianidad el actuar de un Papá maravilloso, Dios. Estoy profundamente convencido de que Él es el Dios de las casualidades, el Dios de los regalos, el Dios de los detalles, y de ahà surge esta alabanza. Soy sacerdote católico de la Arquidiócesis de Valencia en Venezuela
La presencia de Jesús es indiscutible, pero hay que abrir los ojos... Sino, ni modo, a sufrir.
Aunque parezcas una oruga, siempre vas en proceso. Continúa, avanza!
Creer en Jesús nos asegura nunca tener sed, nos asegura paz. Él nos ayudará siempre
Siempre habrá otra alternativa, siempre habrá esperanza
Este es un cuento para antes de dormir, nos ayuda a mirar las estrellas, pero para no estrellarnos en la vida. Así que, ojo pela´o!! Dios nos ayude
Ponme la cadenita es un cuento corto con una reflexión espiritual dedicada a los padres. La maravillosa y delicada labor de la educación de los hijos se ve forzada al bien de los hijos. Dios ayude y bendiga a los papás....
“...cuando surja el sol, verán al Rey de reyes: como el esposo en la cámara nupcial. Él viene del Padre… ¡Oh, Emmanuel, nuestro Rey y legislador, esperanza y salvación de los pueblos, ven a salvarnos! ¡Oh, nuestro Dios...!” (Mt.1:18-25; Lc 2:1-8) Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! - haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más. Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanzade las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro. (Is. 7:14) Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! - Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
Oh, Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra. (Is 9:1-6; Lc 1:39-45) Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! - Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. (1Sam. 2: 1-10; Lc 1: 26,38) Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! - Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte. (Is 28:14-20; Rm10:5- 11) Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! - Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más. (Dt 15:13-20; Hch 3:17-26) Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! - Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso. Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo. (Gn 17:15-23; Rm 4:13-23) Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto! - Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación. (Gn 8:14-20; Rm 5: 12-21) Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto! - Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!
Aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa. Ven, Señor Jesús. Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto! - Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios. Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén Valencia, Venezuela
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén Valencia, Venezuela
Oh Dios, que nos has dado por Madre, pronta siempre a socorrernos, a la Madre de tu Hijo, María, cuya imagen insigne veneramos; te rogamos que, implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar siempre los frutos de la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Cristo está vivo! La oración no es algo monótono. No es algo de curas. Orar es un diálogo, es un encuentro real con Él. Sólo si lo encontramos con sinceridad y espontaneidad lograremos hacer de Él nuestro verdadero amigo. Busquemos abrazar a Dios con nuestro cariño, con todo nuestro corazón. Hagamos experiencia cercana junto a Aquel que nos ama.
Decía el Papa Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.” Y para completar esto, podemos descubrir a Dios como un amigo. Dios no es sólo una persona grande, es un amigo, un amigo fiel en nuestra vida. La amistad no es una relación fugaz ni pasajera, sino estable, que madura con el paso del tiempo, una relación de afecto, es un amor generoso que nos hace buscar el bien del otro. Dios es un gran Amigo para nosotros.
La historia de Tico nos ayuda a mirar nuestra relación con Dios. Un jarrón lleno de piedritas que simbolizan las acciones de un hombre para buscar a Dios le hacen buscarlo a través de muchas formas… Pero Dios sólo quiere ver el corazón del hombre que con toda su sinceridad le ama, le busca y no por las acciones que haga. Dios desea nuestro amor, nuestro abrazo, nuestra espontaneidad. Este audio es el inicio de una serie de 3 episodios sobre la oración como amistad con Dios. Instagram: @rafapared #Espiritualidad #oración #fe #Dios #orar #rezar #amistad
Mientras pasemos la vida dejando huellas lograremos que este mundo sea más bonito. Somos peregrinos en este mundo, encaminados hacia el Cielo. Cuidado y quizás lo que está pasando es que vamos dejando heridas. Mosca!!! Dios nos espera... Dios está con nosotros
Dios siempre sabrá dejarte huellas para que lo reconozcas. Por más difícil que sea todo, Él siempre está ahí contigo! Abre tus ojos, míralo, siéntelo cerca de ti.
La velocidad con la que llevamos la vida no nos permite saber quién nos necesita. A veces nos tienen que lanzar una pedrada para recordarnos que los demás nos necesitan. Dios cuenta con nosotros! Vayamos más despacio.
La culpa es la consecuencia inmediata del pecado, y no podemos librarnos de ella sino hasta arrepentirnos y confesar nuestro pecado. Entonces podemos alcanzar perdón, redención, y la oportunidad de transformar nuestra vida para empezar a hacer las decisiones correctas. La culpa es el foco rojo, el indicador de que algo no anda bien y de que debemos detenernos a reflexionar.