En este podcast hablaremos sobre la gestión de proyectos culturales y, especialmente, de aquellos relacionados con la conservación del patrimonio arquitectónico y de los elementos muebles integrados en él. Para más información: https://www.geztio.com
Hoy hablamos de la visita que hicimos al castillo de Loarre durante el viaje de vuelta de Jaca a Barcelona con unas amigas. Lo primero que nos llama la atención cuando nos aproximamos a este monumento referente del románico es que parece camuflarse entre peñascos, como queriendo engañar la vista de quien se le pretende acercar demasiado. Lo segundo que nos llama la atención es su tamaño. No por nada está considerada la fortaleza románica más antigua de este tamaño y complejidad y que además está construida en piedra. El carácter de apertura hacia el extranjero que dicen tenía Sancho Ramírez, quien impulsó la construcción de la fortificación en el año 1070, propició la entrada del románico clásico en Aragón y de sus avances arquitectónicos, conllevando el poder construir de forma más monumental gracias, entre otras técnicas, al uso de las trompas dobles. Si tienes curiosidad por saber más, te invito a escuchar el audio. Espero que lo disfrutes.
Hoy hablamos con Pachi Balaguer sobre cómo compatibilizar vida profesional y personal. A veces hay que tomar decisiones difíciles que nos alejan de la práctica de una profesión que veníamos realizando por vocación, como es el caso de esta arqueóloga forense. Os puedo asegurar que he disfrutado mucho haciendo esta entrevista. Ha sido una conversación sincera y emocionante, de aquellas que te hacen replantear cosas importantes y, al mismo tiempo, me lo he pasado en grande escuchándola contar anécdotas únicas y probablemente irrepetibles. Quedaros con nosotras hasta el final. Os aseguro que merece la pena.
Hoy quiero dedicar este nuevo episodio a hablar del tema de la comunicación, una herramienta que considero muy importante para llevar a buen puerto cualquier proyecto, ya sea profesional como personal. La comunicación es básica para poder no solo trabajar a gusto, sino también para poder alcanzar el éxito de un proyecto, ya que al fin y al cabo trabajamos para conseguir algo. Ese algo se podría resumir en cubrir unas necesidades. En el caso de la gestión de proyectos de conservación y restauración y, a grosso modo, ese algo sería la salvaguarda del patrimonio, aunque nos acerquemos a aproximemos a esa necesidad desde diversas vertientes o nos quedemos en diferentes niveles de actuación. La comunicación nos permite desgranar y establecer, a través de un continuo diálogo con todas las partes, lo que consideramos necesario conseguir o alcanzar en cada caso. No es tarea fácil y, añadiría, hay que intentar no hacerla más difícil de lo que es, lo que exige que seamos conscientes de no sólo qué comunicamos sino cómo nos comunicamos y en qué momento lo hacemos.
En el episodio de hoy hablamos con Gina y Claudi. Aunque son profesionales que no trabajan en el sector de la conservación y restauración del patrimonio, tienen mucho que contarnos acerca de cómo han vivido y viven la gestión del talento desde el punto de vista de quien es contratado. ¿Qué es lo que valoramos de un puesto de trabajo? ¿Qué es lo que nos motiva a seguir en él? ¿Qué diálogo se establece entre empleador/empleadora y empleado/empleada para que se produzca el encaje perfecto? Hoy dialogamos y debatimos sobre estas y otras cuestiones durante una corta hora de entrevista. Os invito a escucharla hasta el final y a hacerme llegar vuestras reflexiones y experiencias al respecto.
El episodio de hoy está dedicado a la gestión del talento, entendiendo como tal al proceso de selección, retención y relevo de personal. Concretamente queremos hablar de la gestión del talento en las etapas iniciales de un proyecto. ¿Por qué hablamos de gestión de talento en las etapas iniciales de un proyecto, cuando la empresa o negocio ni siquiera está montado? Pues porque en el momento en que estamos validando una idea, estamos concretando una serie de necesidades, estamos pensando en objetivos, costes y temporización, y dentro de los costes hay que considerar, entre otros, aquellos relacionados con los recursos humanos que necesitaremos incorporar para poder desarrollar esa idea. Una buena gestión del talento puede suponer ahorrar costes, sobretodo si tenemos en cuenta que sustituir a una persona en su puesto puede tener un coste (directo e indirecto) de entre el 50 y el 200% de su salario anual, según la cualificación y la antigüedad de la persona y del puesto.
Hoy hablamos sobre la puesta en valor del patrimonio a través de los viajes. En los últimos años, me he dado cuenta de que mi forma favorita de viajar es visitar ciudades y pueblos a través de sus catedrales, iglesias, museos, castillos, palacios y ruinas. Las rutas que me llevan de un sitio a otro también forman parte de estos viajes, y la naturaleza, la gente y las diversas lenguas que se hablan en cada uno de los lugares que visito, también forman parte de este patrimonio sobre el cual quiero hablar. Este episodio en concreto habla del viaje que he hecho este verano del año 2023 con unas amigas, viaje que empieza y termina en Barcelona, y que comprende Vitoria, Burgos y Soria. Espero que lo disfrutéis tanto como yo. https://www.geztio.com/descubriendo-patrimonio-viaje-a-viaje-ruta-por-vitoria-burgos-y-soria-episodio-0020/
En el episodio anterior me comprometí a hablaros de una experiencia propia. A través de ella os voy a intentar llevar por todas las fases o etapas de un proyecto y de las cuales hemos estado hablando hasta ahora: desde la primera fase en que tenemos la idea; pasando por la siguiente fase de esbozo de la misma; hasta la elaboración, puesta en marcha del proyecto, su conclusión y posterior revisión. De esta manera tendréis un resumen práctico de la teoría presentada en estos 18 primeros episodios, aplicado además al mundo de la conservación del patrimonio arquitectónico, que es de lo que pretende hablar concretamente este podcast, y tendréis un ejemplo práctico de análisis a través de los 7 factores de éxito de un proyecto, de los cuales hablamos en el episodio anterior. Espero que os resulte interesante.
Hoy hablamos de concluir con éxito un proyecto. Según Mario Neumann en su libro Proyecto Safari, los factores de éxito se podrían resumir en 7: estrategia; estructura; sistemas; estilo de dirección; equipo; competencias; y valores compartidos. Hemos hablado de estos factores a lo largo de los episodios anteriores, pero en este episodio vamos a comentarlos de nuevo uno por uno, brevemente. Aparte de este análisis interno, deberemos revisar con el cliente si se han cumplido las condiciones que establecimos con él para determinar que el proyecto ha finalizado, también para él. Y por último: realizaremos una evaluación, para seguir mejorando y creciendo a través de nuevos proyectos y nuevas metas.
En el episodio anterior hablamos del conflicto, algo que, bien gestionado y, si lo vemos como una oportunidad de aprendizaje, se puede transformar en una potente herramienta de crecimiento personal para todos aquellos implicados en él. Si gestionamos el conflicto crearemos un espacio para encontrar acuerdos y soluciones, lo que nos proporcionará garantías de que el proyecto llegue a buen puerto, aunque no siempre de la manera que quizás esperábamos en un principio. Podríamos resumir que gestionar no es sólo controlar, sino reflexionar una y otra vez, y que todos somos gestores de nuestros proyectos. En el episodio de hoy os damos algunas herramientas para combatir el conflicto. Espero que lo encontréis interesante.
Hoy hablamos del conflicto, algo que sucede a menudo cuando trabajamos con personas y que es imposible de eludir. Podemos encontrarnos inmersos en diferentes niveles de un conflicto: en los mejores casos, el acuerdo es posible y las dos partes pueden llegar a una solución satisfactoria para ambas. En los peores casos, no vamos a encontrarla, básicamente porque ya no estamos discutiendo el origen del conflicto, sino porque hemos añadido una carga emocional a él y hemos dejado no sólo de ser objetivos, sino que hemos empezado a mentir, a querer hacer daño y destruir a quien ahora consideramos nuestro “oponente”. Pero, ¿cómo gestionamos el conflicto? Os invito a escuchar el episodio de hoy.
Hoy hablamos de cómo la figura del director de proyecto interactúa con el equipo. Así, dependiendo del grado de motivación y experiencia de los trabajadores, el director de proyecto deberá asumir un rol u otro, y vamos a ver que este debe moverse entre la figura de un experto, un gestor, un líder o un mentor, alguien que acompaña a los demás en su proceso de hacer cumplir una serie de objetivos. Nada fácil. ¿Te interesa escuchar el audio de hoy? Dale al "play".
En episodios anteriores hablamos de cómo dirigir un equipo y de cómo comunicarnos con él. Hoy vamos a hablar de cómo “crear” un equipo: de cómo identificar a los que van a formar parte de un grupo de trabajo y hacer que se impliquen en el proyecto que queremos llevar a cabo. No estamos hablando de seleccionar: ese sería quizás el paso previo, un paso que muchas veces no podremos controlar nosotros y que nos vendrá dado por los propios recursos de los que dispone la empresa. Crear equipo es identificar quién, cómo y hasta qué punto puede influir alguien en el desarrollo de un proyecto: los propios trabajadores, el cliente, proveedores...todos los que estén implicados. Os invito a escuchar este interesante episodio y a dejarme los comentarios oportunos.
Empezamos con una serie de entrevistas que vamos a ir haciendo a diferentes profesionales del sector de la conservación y restauración de patrimonio. En este episodio, conversamos con Blanca acerca de su proyecto como profesional en el mundo de la conservación y restauración del documento gráfico. En cierta manera, estamos validando su proyecto: el qué, el por qué, el cómo, con qué fin restaura, preguntas que todos nos hacemos, o deberíamos hacernos, regularmente, aunque cada uno en su ámbito de trabajo, claro está. Espero que os resulte interesante y que además lo disfrutéis como lo he disfrutado yo grabándolo.
Premiar o castigar, puede ser una herramienta que, bien usada, puede ayudar a dirigir un equipo. Recompensar el buen rendimiento de un trabajador ofreciéndole, de vez en cuando, tareas más interesantes para este, o reconociendo públicamente su trabajo, o dándole más responsabilidades, puede facilitar la gestión de un equipo. Lo importante es tener en cuenta qué es lo que le motiva a cada uno a trabajar, porque la recompensa debe ir alineada con los deseos básicos y el perfil de cada persona, algo que veremos con más detalle más adelante. ¿De qué me sirve premiar a un trabajador con más responsabilidades si este lo va a percibir como una carga? Hay que conocer a las personas con las que estamos trabajando, para aplicar uno u otro estilo de dirección sobre ellas. ¿Complicado? ¿Quién dijo que era fácil? Os invito a escuchar el audio de hoy.
Un plan de comunicación interno es un documento interactivo y accesible para todos los participantes de un proyecto, y en él se plasma, básicamente, qué vamos a hacer, en qué plazo, con qué resultados, quién ejecuta qué, quién controla qué... Constituye además una herramienta muy útil que proporciona a cada uno de los interesados la información que necesita: para ejecutar, para estar tranquilo, para ir por delante de los imprevistos, para decidir invertir más dinero si hace falta, para llegar, al fin y al cabo, a cumplir con los objetivos.
En el momento en el que trabajamos con personas la eficacia va a depender de factores como la motivación, algo que toda organización debería cuidar al máximo. Normas de funcionamiento claras y concisas, una comunicación asertiva que además promueva la interacción, compartir información de calidad y rápidamente, son algunos de los ingredientes que permiten mantener un grado de motivación elevado y, por consiguiente, una organización eficaz.
Después de haber seleccionado un equipo, no basta con ponerlo a trabajar. Un equipo debe entender lo que hay que hacer y el por qué; debe sentir el apoyo por parte de los directores de proyecto e incluso del mandante del proyecto; deben definirse claramente las funciones de cada componente; debe realizarse un reconocimiento público de esas funciones para que el resto de componentes tenga claro quién es responsable de qué y a quién hay que reportar los resultados conseguidos, entre otras cosas. A partir de aquí trabajaremos la motivación, de manera que cada integrante mantenga su nivel de energía y la actitud necesarias para llevar a buen término el proyecto y las tareas que se le ha encargado. Dirigir un equipo no es fácil y hay que tener conocimientos para ello. Por suerte, existen herramientas como el coaching sistémico, que nos pueden ayudar a llevar a un equipo a su máximo rendimiento.
Hoy vamos a hablar de la importancia de escoger a los integrantes de un equipo, un equipo al cual, no hay que olvidar, vamos a asignarle unas tareas concretas y unos objetivos específicos. Esta tarea de selección no es para nada un trabajo fácil. No solo debemos tener en cuenta las capacidades de una persona, las que tiene por su formación y experiencia, sino también sus habilidades, sus valores, su actitud. Porque el cómo trabajan las personas es tan importante como el qué saben hacer y, además, debemos tener en cuenta para qué las estamos seleccionando.
Ha llegado el momento de poner en marcha el plan y para controlar esa puesta en marcha disponemos de instrumentos de control, como: el análisis de la tendencia de hitos; el listado de tareas a ejecutar; el formulario de cambios; y el registro de riesgos. No vale con dejar por escrito el "documento plan": hay que ponerlo en práctica, controlarlo, corregirlo, y analizarlo, para aprender de los errores y saber, si ha funcionado, por qué ha funcionado.
Igual que tenemos claro qué tareas hay que hacer, en cuánto tiempo, quién las va a hacer y qué coste van a suponer, debemos tener claros cuáles son los posibles riesgos. Hay que reconocerlos, valorarlos, preveerlos y controlarlos: el “pack” completo de una buena gestión. Pero podríamos creer que no es posible controlarlo todo. Quizás no, pero sí lo máximo posible. Podemos intentar controlar aquellos riesgos asociados a nuestro funcionamiento interno, e intentar preveer aquellos que pueden ser causados por factores externos y que no podemos controlar directamente. Vamos a ver cómo.
Hoy hablaremos de cómo podemos optimizar el plan o, lo que es lo mismo: cómo ajustarnos al calendario y cómo ahorrar costes. Porque como dicen “el tiempo es oro” y eso quiere decir, “dinero”: si conseguimos crear “reservas” de tiempo y aplicarlas a las etapas críticas, que son aquellas que, si no empiezan o acaban cuando tocan, nuestro calendario se ve alterado, podremos modificar fechas de inicio y fin de proyecto, lo cual nos puede resultar beneficioso.
Hoy hablamos del plan, o aquello que ponemos por escrito y nos ayuda a controlar los cambios, a analizar sus consecuencias, a aceptar las desviaciones o decidir realizar modificaciones a tiempo. El plan forma parte del proceso de planificación del proyecto, como bien indica su nombre. En los episodios anteriores tratamos la etapa de validación de un proyecto, pero ahora nos adentramos en una etapa de control de proyecto, en la que es fundamental definir: los hitos; las tareas; los objetivos; los responsables de esa tareas; los costes temporales asociados a esas tareas y que nos ayudan a establecer un calendario de ejecución; y un orden de ejecución de los paquetes de trabajo que habremos definido. Parece complicado, pero en realidad estamos haciendo todo eso sin ser conscientes de ello. Vamos pues a familiarizarnos con el plan y a darnos cuenta del gran aliado que es para nosotros.
Hoy seguimos hablando del esbozo. Se pueden distinguir 2 sub fases o tipos de esbozo: el esbozo de proyecto, en el que se recogen los objetivos principales (las necesidades); y el esbozo arquitectónico, en el que se intenta plasmar lo que quiere el mandatario, cliente o usuario final y en el que pensamos en cómo llegar a la solución final. Para testear el primero, el esbozo de proyecto, vamos a usar el triángulo de gestión: aquel que nos hacía establecer el contenido, los plazos y los costes, y el que nos ayudaba a fijar prioridades y ver dónde teníamos el margen de maniobra. Para testear el segundo, el esbozo arquitectónico, y comprobar si podremos llegar a la solución o al resultado deseado, tenemos otra serie de herramientas que se pueden resumir en 4 grandes bloques: las herramientas empresariales, que nos ayudan a analizar, básicamente, cómo vamos a financiar el proyecto; las herramientas funcionales, que analizan lo que ofrece la solución; las herramientas técnicas, que determinan cómo funciona la solución, sus límites; y finalmente las herramientas organizativas que estudian cómo implementar esa solución.
Hoy hablamos del esbozo, lo que podríamos decir que es el borrador de un proyecto y que parte de una idea previa o lluvia de ideas. Estamos en una fase de validación de proyecto, en que ponemos a prueba la idea en un plano teórico, en la que nos podemos permitir pensar a lo grande, en que nos encontramos con posibles obstáculos, en errores que se pueden cometer, sin que el coste económico y emocional sea todavía muy elevado. En esta fase planteamos objetivos, y estos deben dar respuesta al "para quién estamos haciendo lo que hacemos", "para qué", "cómo", "por qué".
Hoy hablamos de la idea de proyecto, pero no sólo de nuestra posible idea de proyecto, sino la de otros: “otros” que pueden ser “nuestro cliente”, un “mandante” o un “director de proyecto”. Cualquier proyecto, por pequeño que sea, nace de una “idea”, y esta debe ser gestionada. Es importante hacernos el máximo de preguntas posible acerca de ella, o hacérselas al cliente que nos viene con el encargo, para poder desarrollarla. Preguntar el ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿con quién?, ¿para qué?, ¿por qué?, ayuda a plantear las dudas necesarias para empezar a plantear las respuestas a esas cuestiones, respuestas que nos van a ayudar a desarrollar el proyecto.