Escribo porque siento, y para que me sientan, y no por diversión. Recuerda que la vida es corta, su labor es ardua, el premio es la gloria inmortal, el fracaso la miseria eterna.
Una breve enseñanza que contiene preguntas y respuestas relativas a la conciencia; tales como, qué es, por qué fue dada al hombre, cómo se contamina, si debemos prestarle atención, y qué significa que la sangre de Cristo limpia la conciencia de las obras muertas para servir al Dios vivo.
Para guiarte fuera de todo lo que es malo, egoísta, orgulloso, caído e inmundo, para realmente liberarte de estas cosas y terminar tu relación con ellas, el Señor debe guiarte a la vista y al sentido de ellas. Esto se llama "el desierto" en las Escrituras. El desierto es el trato de Dios mediante el cual te muestra lo que eres, lo que hay en tu corazón y lo que debes estar dispuesto a dejar atrás si quieres seguirle.
La verdadera fe procede de Cristo, une el alma a Cristo y la conduce por el camino que es Cristo. Cuando es recibida, nos une a un Salvador vivo. Cuando es obedecida, sigue Sus pasos, y nunca te permite permanecer donde estás, o como estás. Es una experiencia viva, un vínculo vivo con un Redentor vivo, y te conduce por un camino nuevo y vivo.
La gran razón por la que la Iglesia se parece al mundo, y actúa como el mundo, y corre tras el mundo con el mismo afán, codicia y desenfreno que el resto de la humanidad, es porque hemos intentado ser cristianos sin el Espíritu de Cristo.
Como el Israel de antaño, los cristianos de hoy no hemos prestado atención a los límites de nuestro pacto interno, a "la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús", a la ley que es una luz que brilla en el corazón. No hemos aprendido los límites; me refiero a la diferencia entre nuestra carne y Su Espíritu, entre nuestra propia voluntad, nuestros propios pensamientos, nuestros propios deseos, y la voz de nuestro Pastor. No hemos dejado que el Señor escriba Su pacto en las tablas de nuestro corazón.
Como el Israel de antaño, los cristianos de hoy no hemos prestado atención a los límites de nuestro pacto interno, a "la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús", a la ley que es una luz que brilla en el corazón. No hemos aprendido los límites; me refiero a la diferencia entre nuestra carne y Su Espíritu, entre nuestra propia voluntad, nuestros propios pensamientos, nuestros propios deseos, y la voz de nuestro Pastor. No hemos dejado que el Señor escriba Su pacto en las tablas de nuestro corazón.
El corazón del hombre no puede seguir caminando en el nuevo pacto sin una entrega total de la vida de la carne. Ese es el pacto. La única manera de ser un creyente del nuevo pacto es caminar en la vida del Hijo de Dios, y dejar de caminar en la vida que está fuera del pacto. La vida de la carne no tiene lugar en el pacto. La circuncisión es la manera de entrar. Y debes mantener un corazón circuncidado para guardar el pacto.
El corazón del hombre no puede seguir caminando en el nuevo pacto sin una entrega total de la vida de la carne. Ese es el pacto. La única manera de ser un creyente del nuevo pacto es caminar en la vida del Hijo de Dios, y dejar de caminar en la vida que está fuera del pacto. La vida de la carne no tiene lugar en el pacto. La circuncisión es la manera de entrar. Y debes mantener un corazón circuncidado para guardar el pacto.
A través de la Ley, los Profetas y el Nuevo Testamento, Dios clama al hombre: "Quien quiera caminar conmigo y experimentar Mi poder, debe caminar y vivir en la vida de Mi Hijo. Debe experimentar una semilla cortada, y otra formada en el corazón. Este es el acuerdo. Este es el pacto. Esta es la única manera de caminar Conmigo".
A través de la Ley, los Profetas y el Nuevo Testamento, Dios clama al hombre: "Quien quiera caminar conmigo y experimentar Mi poder, debe caminar y vivir en la vida de Mi Hijo. Debe experimentar una semilla cortada, y otra formada en el corazón. Este es el acuerdo. Este es el pacto. Esta es la única manera de caminar Conmigo".
El nuevo pacto no es un acuerdo o entendimiento externo, sino una VIDA INTERNA. Es un pacto vivo, una VIDA en la que tenemos que caminar para experimentar un poder vivo. La manera de entrar en este acuerdo es entrar en la VIDA. La manera de guardar este pacto, es aprender a caminar y permanecer en la VIDA. Y la manera de desobedecer y romper el pacto, es caminar y permanecer en tu propia vida, la vida del yo, la vida de la carne.
El nuevo pacto no es un acuerdo o entendimiento externo, sino una VIDA INTERNA. Es un pacto vivo, una VIDA en la que tenemos que caminar para experimentar un poder vivo. La manera de entrar en este acuerdo es entrar en la VIDA. La manera de guardar este pacto, es aprender a caminar y permanecer en la VIDA. Y la manera de desobedecer y romper el pacto, es caminar y permanecer en tu propia vida, la vida del yo, la vida de la carne.
Dios dice: "Te basta mi gracia. No quiero hacerte más fuerte. Quiero hacerte débil en tu primer nacimiento o vida. Quiero hacerte débil en tu propio entendimiento e intelecto. Quiero quitarte tu sentido de control. Quiero quitarte todas las cosas que solían hacerte sentir tan inteligente y fuerte y capaz y confiado". Y yo digo: "¿Por qué, Señor?". Y la respuesta divina es ésta: "Para que NECESITES la gracia. Para que encuentres y sientas y conozcas la suficiencia de Mi gracia".
Dios dice: "Te basta mi gracia. No quiero hacerte más fuerte. Quiero hacerte débil en tu primer nacimiento o vida. Quiero hacerte débil en tu propio entendimiento e intelecto. Quiero quitarte tu sentido de control. Quiero quitarte todas las cosas que solían hacerte sentir tan inteligente y fuerte y capaz y confiado". Y yo digo: "¿Por qué, Señor?". Y la respuesta divina es ésta: "Para que NECESITES la gracia. Para que encuentres y sientas y conozcas la suficiencia de Mi gracia".
Uno podría preguntarse: "¿Cómo reconozco la voz del Rey? Con tanta gente diciendo 'Helo aquí está el reino, y Helo allí está el reino'; con tantas doctrinas y maestros y predicadores de YouTube, tantas iglesias divididas, líderes divididos, teologías contradictorias... ¿cómo reconozco Su voz?". Permíteme ofrecerte esta respuesta: Su voz es la que (como David hace 3000 años) está diciendo en tu corazón "¿Qué está haciendo este gigante incircunciso en la tierra que Dios ha comprado para Su gloria?" El Rey es el que testifica contra la naturaleza filistea dentro de ti.
Uno podría preguntarse: "¿Cómo reconozco la voz del Rey? Con tanta gente diciendo 'Helo aquí está el reino, y Helo allí está el reino'; con tantas doctrinas y maestros y predicadores de YouTube, tantas iglesias divididas, líderes divididos, teologías contradictorias... ¿cómo reconozco Su voz?". Permíteme ofrecerte esta respuesta: Su voz es la que (como David hace 3000 años) está diciendo en tu corazón "¿Qué está haciendo este gigante incircunciso en la tierra que Dios ha comprado para Su gloria?" El Rey es el que testifica contra la naturaleza filistea dentro de ti.
Uno podría preguntarse: "¿Cómo reconozco la voz del Rey? Con tanta gente diciendo 'Helo aquí está el reino, y Helo allí está el reino'; con tantas doctrinas y maestros y predicadores de YouTube, tantas iglesias divididas, líderes divididos, teologías contradictorias... ¿cómo reconozco Su voz?". Permíteme ofrecerte esta respuesta: Su voz es la que (como David hace 3000 años) está diciendo en tu corazón "¿Qué está haciendo este gigante incircunciso en la tierra que Dios ha comprado para Su gloria?" El Rey es el que testifica contra la naturaleza filistea dentro de ti.
La salvación del hombre ES el reino de Dios. Es una tierra interna que ha sido sometida, conquistada, cambiada, limpiada y llena del reino del Rey. Es un ambiente que no tiene nada contrario, ninguna enemistad, hostilidad, o enemigos. Es un alma totalmente sometida, totalmente habitada y totalmente viva con la voluntad, la naturaleza y la gloria del Rey.
La salvación del hombre ES el reino de Dios. Es una tierra interna que ha sido sometida, conquistada, cambiada, limpiada y llena del reino del Rey. Es un ambiente que no tiene nada contrario, ninguna enemistad, hostilidad, o enemigos. Es un alma totalmente sometida, totalmente habitada y totalmente viva con la voluntad, la naturaleza y la gloria del Rey.
La salvación del hombre ES el reino de Dios. Es una tierra interna que ha sido sometida, conquistada, cambiada, limpiada y llena del reino del Rey. Es un ambiente que no tiene nada contrario, ninguna enemistad, hostilidad, o enemigos. Es un alma totalmente sometida, totalmente habitada y totalmente viva con la voluntad, la naturaleza y la gloria del Rey.
El tiempo se cumplió, y el reino de Dios se acercó. Llegó como el cumplimiento de toda promesa, la sustancia de toda sombra. Llegó en la persona de un gran rey que establecería su trono en el corazón del hombre y pondría a todo enemigo bajo sus pies. Y sin embargo, a pesar de todos las señales y milagros que demostraban que había llegado, y a pesar de todas las profecías que se habían cumplido, la mayoría de los judíos no vieron el reino, porque sus corazones querían otra cosa. ¿Estamos haciendo lo mismo?
El tiempo se cumplió, y el reino de Dios se acercó. Llegó como el cumplimiento de toda promesa, la sustancia de toda sombra. Llegó en la persona de un gran rey que establecería su trono en el corazón del hombre y pondría a todo enemigo bajo sus pies. Y sin embargo, a pesar de todos las señales y milagros que demostraban que había llegado, y a pesar de todas las profecías que se habían cumplido, la mayoría de los judíos no vieron el reino, porque sus corazones querían otra cosa. ¿Estamos haciendo lo mismo?
El tiempo se cumplió, y el reino de Dios se acercó. Llegó como el cumplimiento de toda promesa, la sustancia de toda sombra. Llegó en la persona de un gran rey que establecería su trono en el corazón del hombre y pondría a todo enemigo bajo sus pies. Y sin embargo, a pesar de todos las señales y milagros que demostraban que había llegado, y a pesar de todas las profecías que se habían cumplido, la mayoría de los judíos no vieron el reino, porque sus corazones querían otra cosa. ¿Estamos haciendo lo mismo?
La razón por la que tan pocos de nosotros experimentamos realmente los beneficios del nuevo pacto, es porque no estamos andando en el camino que Dios ha provisto. Rompemos el pacto de luz y vida. Nos salimos de los límites de este pacto con nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros deseos, planes y acciones. Transgredimos la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, la ley de la fe viva, y así experimentamos poco de las bendiciones y beneficios que sólo se encuentran en el pacto.
La razón por la que tan pocos de nosotros experimentamos realmente los beneficios del nuevo pacto, es porque no estamos andando en el camino que Dios ha provisto. Rompemos el pacto de luz y vida. Nos salimos de los límites de este pacto con nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros deseos, planes y acciones. Transgredimos la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, la ley de la fe viva, y así experimentamos poco de las bendiciones y beneficios que sólo se encuentran en el pacto.
La razón por la que tan pocos de nosotros experimentamos realmente los beneficios del nuevo pacto, es porque no estamos andando en el camino que Dios ha provisto. Rompemos el pacto de luz y vida. Nos salimos de los límites de este pacto con nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros deseos, planes y acciones. Transgredimos la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, la ley de la fe viva, y así experimentamos poco de las bendiciones y beneficios que sólo se encuentran en el pacto.
Por un lado, caminar en Cristo (el Camino) implica reconocer y negar continuamente los movimientos, deseos, perspectivas, y pasiones de una naturaleza, para que no se le dé lugar en nosotros para vivir, crecer y reinar; y por otro lado, implica reconocer, seguir, someterse, obedecer, amar, y abrazar continuamente la aparición de la Semilla o gracia de Cristo en nosotros, para que ésta encuentre buena tierra y produzca su propio crecimiento, 30, 60, o 100 por uno.
Por un lado, caminar en Cristo (el Camino) implica reconocer y negar continuamente los movimientos, deseos, perspectivas, y pasiones de una naturaleza, para que no se le dé lugar en nosotros para vivir, crecer y reinar; y por otro lado, implica reconocer, seguir, someterse, obedecer, amar, y abrazar continuamente la aparición de la Semilla o gracia de Cristo en nosotros, para que ésta encuentre buena tierra y produzca su propio crecimiento, 30, 60, o 100 por uno.
Por un lado, caminar en Cristo (el Camino) implica reconocer y negar continuamente los movimientos, deseos, perspectivas, y pasiones de una naturaleza, para que no se le dé lugar en nosotros para vivir, crecer y reinar; y por otro lado, implica reconocer, seguir, someterse, obedecer, amar, y abrazar continuamente la aparición de la Semilla o gracia de Cristo en nosotros, para que ésta encuentre buena tierra y produzca su propio crecimiento, 30, 60, o 100 por uno.
Hay una Semilla de vida nueva dada al hombre, pero hay también un CAMINO nuevo y vivo, creado por Dios, abierto por Jesucristo, enseñado por el Espíritu, por el que el hombre puede ser cambiado por la vida de esa Semilla, y convertirse así en algo diferente de lo que es. El cristianismo es una vida nueva que se experimenta caminando por un camino nuevo y vivo.
Hay una Semilla de vida nueva dada al hombre, pero hay también un CAMINO nuevo y vivo, creado por Dios, abierto por Jesucristo, enseñado por el Espíritu, por el que el hombre puede ser cambiado por la vida de esa Semilla, y convertirse así en algo diferente de lo que es. El cristianismo es una vida nueva que se experimenta caminando por un camino nuevo y vivo.
Hay una Semilla de vida nueva dada al hombre, pero hay también un CAMINO nuevo y vivo, creado por Dios, abierto por Jesucristo, enseñado por el Espíritu, por el que el hombre puede ser cambiado por la vida de esa Semilla, y convertirse así en algo diferente de lo que es. El cristianismo es una vida nueva que se experimenta caminando por un camino nuevo y vivo.
Seguir a Cristo significa seguirle FUERA de algo. No es seguirle sin rumbo, vagando aquí y allá. No, seguir a Cristo implica un camino muy concreto, un viaje muy específico. En el principio, el hombre cayó FUERA de algo, y también cayó DENTRO de algo. Por eso, seguir a Cristo implica un éxodo muy particular, e implica seguir a Cristo FUERA de aquello en lo que el hombre cayó, en el camino nuevo y vivo que Él nos ha abierto.
Seguir a Cristo significa seguirle FUERA de algo. No es seguirle sin rumbo, vagando aquí y allá. No, seguir a Cristo implica un camino muy concreto, un viaje muy específico. En el principio, el hombre cayó FUERA de algo, y también cayó DENTRO de algo. Por eso, seguir a Cristo implica un éxodo muy particular, e implica seguir a Cristo FUERA de aquello en lo que el hombre cayó, en el camino nuevo y vivo que Él nos ha abierto.
Seguir a Cristo significa seguirle FUERA de algo. No es seguirle sin rumbo, vagando aquí y allá. No, seguir a Cristo implica un camino muy concreto, un viaje muy específico. En el principio, el hombre cayó FUERA de algo, y también cayó DENTRO de algo. Por eso, seguir a Cristo implica un éxodo muy particular, e implica seguir a Cristo FUERA de aquello en lo que el hombre cayó, en el camino nuevo y vivo que Él nos ha abierto.
La gracia tiene una semilla en el hombre, una semilla que es sembrada en el corazón por Aquel que está "lleno de gracia y de verdad". Y cuando nuestra voluntad se une a la enseñanza y a la obra de la gracia, entonces encuentra un lugar para crecer, gana poder en nosotros, gana inercia, encuentra un hogar en nuestros corazones y mentes, y su poder aumenta hasta "reinar por medio de la justicia para vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor."
La gracia tiene una semilla en el hombre, una semilla que es sembrada en el corazón por Aquel que está "lleno de gracia y de verdad". Y cuando nuestra voluntad se une a la enseñanza y a la obra de la gracia, entonces encuentra un lugar para crecer, gana poder en nosotros, gana inercia, encuentra un hogar en nuestros corazones y mentes, y su poder aumenta hasta "reinar por medio de la justicia para vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor."
La gracia tiene una semilla en el hombre, una semilla que es sembrada en el corazón por Aquel que está "lleno de gracia y de verdad". Y cuando nuestra voluntad se une a la enseñanza y a la obra de la gracia, entonces encuentra un lugar para crecer, gana poder en nosotros, gana inercia, encuentra un hogar en nuestros corazones y mentes, y su poder aumenta hasta "reinar por medio de la justicia para vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor."
La gracia no viene al hombre como un enorme ejército con estandartes, destruyendo inmediatamente toda resistencia en su camino. No, el don de la gracia es como un Rey que Dios pone en medio de sus enemigos (Sal. 110). Él unge a Su rey, lo coloca en la tierra de nuestro corazón, y luego da a todos los que sienten la plaga de su propio corazón la oportunidad de unirse a Él en el día de Su poder. Así es como se recibe la gracia, y cómo la gracia llega a tener poder sobre el estado natural del hombre.
La gracia no viene al hombre como un enorme ejército con estandartes, destruyendo inmediatamente toda resistencia en su camino. No, el don de la gracia es como un Rey que Dios pone en medio de sus enemigos (Sal. 110). Él unge a Su rey, lo coloca en la tierra de nuestro corazón, y luego da a todos los que sienten la plaga de su propio corazón la oportunidad de unirse a Él en el día de Su poder. Así es como se recibe la gracia, y cómo la gracia llega a tener poder sobre el estado natural del hombre.
La gracia no viene al hombre como un enorme ejército con estandartes, destruyendo inmediatamente toda resistencia en su camino. No, el don de la gracia es como un Rey que Dios pone en medio de sus enemigos (Sal. 110). Él unge a Su rey, lo coloca en la tierra de nuestro corazón, y luego da a todos los que sienten la plaga de su propio corazón la oportunidad de unirse a Él en el día de Su poder. Así es como se recibe la gracia, y cómo la gracia llega a tener poder sobre el estado natural del hombre.
¿Qué es el evangelio de la gracia? Es la verdad, la realidad, el milagro de que Dios ha provisto tal poder, una semilla viva o don de Su propia luz, vida o Espíritu, que puede cambiar la condición del hombre y cambiar la eternidad del hombre al cambiar su naturaleza. Es un don de la vida de Dios que, cuando no se resiste, puede producir el nacimiento, el crecimiento y el reino de la vida justa de Dios en el alma del hombre.
¿Qué es el evangelio de la gracia? Es la verdad, la realidad, el milagro de que Dios ha provisto tal poder, una semilla viva o don de Su propia luz, vida o Espíritu, que puede cambiar la condición del hombre y cambiar la eternidad del hombre al cambiar su naturaleza. Es un don de la vida de Dios que, cuando no se resiste, puede producir el nacimiento, el crecimiento y el reino de la vida justa de Dios en el alma del hombre.
¿Qué es el evangelio de la gracia? Es la verdad, la realidad, el milagro de que Dios ha provisto tal poder, una semilla viva o don de Su propia luz, vida o Espíritu, que puede cambiar la condición del hombre y cambiar la eternidad del hombre al cambiar su naturaleza. Es un don de la vida de Dios que, cuando no se resiste, puede producir el nacimiento, el crecimiento y el reino de la vida justa de Dios en el alma del hombre.
No podemos deshacernos de la ley hasta que nos despojemos de la naturaleza que es condenada por la ley. No podemos decir que estamos muertos a la ley hasta que estemos muertos al pecado que es condenado por la ley. Mientras estemos viviendo en la carne, encontrando nuestra vida y corazón y hogar en la carne, entonces todavía estaremos atados a la condenación que le corresponde a la carne.
No podemos deshacernos de la ley hasta que nos despojemos de la naturaleza que es condenada por la ley. No podemos decir que estamos muertos a la ley hasta que estemos muertos al pecado que es condenado por la ley. Mientras estemos viviendo en la carne, encontrando nuestra vida y corazón y hogar en la carne, entonces todavía estaremos atados a la condenación que le corresponde a la carne.
No podemos deshacernos de la ley hasta que nos despojemos de la naturaleza que es condenada por la ley. No podemos decir que estamos muertos a la ley hasta que estemos muertos al pecado que es condenado por la ley. Mientras estemos viviendo en la carne, encontrando nuestra vida y corazón y hogar en la carne, entonces todavía estaremos atados a la condenación que le corresponde a la carne.
La ley no empezó con Moisés. La ley empezó con Dios, y empezó como algo bueno, perfecto, y maravilloso. Antes de la caída, la vida y la naturaleza de Dios ERA la ley que gobernaba todas las cosas creadas. No estoy hablando de reglas o mandamientos hablados o escritos. Me refiero a que la vida misma de Dios—quién era Dios, cómo era, Su propia naturaleza, vida y luz—esto era la verdad o realidad constante que nunca cambiaba, y que actuaba sobre toda Su creación, llevándola a una conformidad consigo mismo, a un estado vivo de gloria.
La ley no empezó con Moisés. La ley empezó con Dios, y empezó como algo bueno, perfecto, y maravilloso. Antes de la caída, la vida y la naturaleza de Dios ERA la ley que gobernaba todas las cosas creadas. No estoy hablando de reglas o mandamientos hablados o escritos. Me refiero a que la vida misma de Dios—quién era Dios, cómo era, Su propia naturaleza, vida y luz—esto era la verdad o realidad constante que nunca cambiaba, y que actuaba sobre toda Su creación, llevándola a una conformidad consigo mismo, a un estado vivo de gloria.
La ley no empezó con Moisés. La ley empezó con Dios, y empezó como algo bueno, perfecto, y maravilloso. Antes de la caída, la vida y la naturaleza de Dios ERA la ley que gobernaba todas las cosas creadas. No estoy hablando de reglas o mandamientos hablados o escritos. Me refiero a que la vida misma de Dios—quién era Dios, cómo era, Su propia naturaleza, vida y luz—esto era la verdad o realidad constante que nunca cambiaba, y que actuaba sobre toda Su creación, llevándola a una conformidad consigo mismo, a un estado vivo de gloria.
El evangelio viene con poder, y ese poder comienza con luz. Y es porque no amamos esta luz ni nos volvemos ante sus reprensiones, es porque ponemos excusas para seguir nuestra propia voluntad, y nos justificamos contra nuestras propias convicciones secretas, que conocemos tan poco de su poder. Así aplastamos el grano de mostaza cuando apenas empieza a brotar. Somos infieles con poco, y por eso raramente experimentamos más.