Reflexiones sobre espiritualidad, psicología y consciencia. Aprendizajes traídos de las historias bíblicas y un curso de milagros. Un Podcast para despertarnos el pensamiento espiritual y acelerar la sanación de las relaciones con el otro.
La pérdida de conexión interior es la oportunidad para nuestra transformación
Allí, donde fuimos heridos también está la posibilidad de ser sanados y reconciliarnos
Cuando la cultura le da la espalda al alma se enferma
Lo que no se asume y se redime puede llegar a convertirse en nuestro destino
En medio del exilio, el alma no está sola, una chispa divina, la habita
Dejarnos amar por Dios significa aceptar que nuestra vida solo se construye auténticamente desde la consciencia de ser UNO con Dios
En una humanidad cada vez más sumergida en las corrientes superficiales de la vida es urgente volver al centro interior porque solo desde allí somos nosotros
El Misterio se revela en las cosas simples porque el alma siempre regresa a los lugares donde más simples cosas le enseñaron a amar la vida
El alma en medio de la noche sabe reconocer su nostalgia de Dios
En medio de la oscuridad, el misterio nos llama por el nombre propio para conducirnos a la luz
En el lama siempre hay y habrá nostalgia por la comunión íntima con Dios
En medio de la oscuridad y dificultad, el Señor va con nosotros. El nunca nos abandona, siempre nos sostiene
En medio de la incertidumbre y oscuridad, podemos experimentar la transformación desnuda del amor
El alma se divide porque en muchas ocasiones el dolor es percibido como no-pertenencia. Así, es como el alma anda errante, como si estuviera exiliada. La conexión interior nos daña recordándonos que, en el amor de Dios todos tenemos un lugar
Donde el alma se fragmenta, se pierde la conexión con el Misterio. Comenzamos a vivir de lo superficial porque lo profundo se vuelve amenazante
Cuando abandonamos el lugar que nos corresponde en la vida para servir a la familia que vive un momento difícil, terminamos exiliados de nosotros mismos. Regresar es una tarea sumamente importante
El alma anhela por ser ser ella y, por esa razón, busca un lugar, un espacio, donde poder ser y manifestarse
María es llamada Morada del Espíritu Santo, de su mano, podemos aprender a vivir en la verdad
El vínculo con la madre dibuja el mapa de nuestra vida interior. Una relación difícil con la madre desordena ese mundo. De la mano de María, podemos encontrar el camino para amar como lo hizo Jesús porque ella también engendra en nosotros a Cristo
En la Cruz podemos encontrar el sentido que llena de luz el alma. De la mano de María, podemos habitar el dolor para que el alma en lugar de encogerse, se ilumine
En la fe encontramos la fuerza para habitar en el Misterio
En un mundo cada vez más marcado por la fragilidad estamos invitados a redescubrir la fortaleza como la fuerza que nos anima a amar aún en la adversidad
El perdón no cambia la historia pero transforma el corazón, lo libera y lo dispone para amar en libertad
Aquello que fue abandonado, herido y lastimado encuentra remedio en la ternura maternal de María
Si deseamos servir a Dios auténticamente, tenemos primero que sanar el corazón; es decir, reunir todo lo que está fragmentado en nuestro interior
Cada decisión importante exige un corazón reconciliado como signo del deseo de seguir a Dios antes que a nosotros mismos
Es más fácil controlar que confiar. Apostar por el amor, como Maria lo hizo, hace que tengamos que crecer en la capacidad de Abandonarnos en Dios
Aprender a vivir sin calcular el amor que entregamos y, sin juzgar el comportamiento de los otros porque no se ajusta a nuestros criterios es de suma importancia para construir una mirada amorosa
En María encontramos el arquetipo del alma que, en medio del dolor más fuerte, se ofrece a Dios y se conserva unida
Lo sagrado aporta profundidad a la vida y la saca de la banalidad y el sin-sentido
De María podemos tomar aquella fuerza que nos libera de la tristeza y nos abre a un Misterio mayor y más profundo
La vida verdadera y auténtica se gesta en la espera paciente y confiada
En el silencio, más que en las palabras, encontramos la verdad sobre quienes somos y a qué estamos llamados
Allí, donde el alma está destrozada y profundamente herida, María está comoMadre que acompaña y con su misericordia sana porque nos recuerda que no estamos solos, que ella nos acompaña
El anhelo es el fuego que nunca se apaga. Cuando nos poneos frente a él, todo termina transformado
En medio del dolor, Maria aparece como la figura del amor que nunca se retira, que consuela y anima desde la compasión y el silencio
En la medida que, entramos en contacto con la vida afectiva que ha sido reprimida nuestro corazón recupera una parte de su vitalidad y capacidad creativa
Cuando el alma sufre enormemente busca un útero, un lugar seguro, donde restablecerse sin ser expulsado
El pasado es para acogerlo, abrazarlo, bendecirlo y ofrecerlo
Muchas veces, vamos por la vida como huérfanos que buscan un lugar donde poder quedarse, habitar y ser. El corazón de María es ese lugar
María, en lugar de esforzarse en comprender lo que está fuera de su alcance, elige confiar y asentir
La alegría es la máxima expresión de una fe sana
El cuerpo es la morada de nuestra alma, del Espíritu y, lógicamente del amor. Cuando alguno de los tres es exiliado, el cuerpo sufre las consecuencias
María conoce la noche oscura del alma. Al pie de la Cruz, guardó silencio y esperó. De tu mano María, la noche no nos consume
En medio de la incertidumbre, María la mujer de fe nos acompaña y ayuda a confiar en el amor absoluto de Dios
María conservaba las cosas en su corazón y, por esa razón, lograba servir a Dios con claridad
Allí, donde todo está fragmentado y roto, la presencia fiel de María nos ayuda a reconstruirnos. Ella es el rostro del amor materno divino
La vida interior, tal como María la vivió, es el camino que podemos recorrer para que, día a día, Dios nazca en nuestro corazón reconciliado
El exilio interior termina cuando contemplamos a María, la mujer sin lugar, que encontró su lugar en Dios
El mar nunca se acaba tampoco nuestra sed de Dios y de infinito
Nuestra vida está completa cuando escuchamos la voz interior que nos habita y nos inclinamos humildemente ante ella