Para cortar a la epopeya un gajo...

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Para cortar a la epopeya un gajo... Bienvenidos a este pequeño espacio donde recordaremos a grandes escritores mexicanos, nos sumergiremos un poco en su obra literaria, leyendo fragmentos de sus obras más importantes y visitando (en la medida de lo posible) lugares emblemáticos en su vida. Todo por el gusto de la lectura. ¡Bienvenidos! No olvidemos que el mejor homenaje que podemos hacer por estos personajes es: “leerlos”.

Árbol Gótico


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    Descripción de una pinacoteca Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 20, 2023 4:22


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Aventuras gastronómicas Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 20, 2023 4:57


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Barril sin fondo Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 20, 2023 3:58


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Desafío en el fondo del vaso Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 15, 2023 4:36


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Primeros pasos Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 15, 2023 4:47


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    La buena acción cotidiana Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 15, 2023 5:31


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Entre hermanos Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 14, 2023 5:02


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    El chacharero moderno Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 14, 2023 5:02


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Los principios de un escritor Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 14, 2023 4:36


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Memorias de mesa Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 9, 2023 4:34


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Experiencia guanajuatense Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 9, 2023 4:18


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Éste y otros desfiles Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 9, 2023 5:02


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Delirio de persecución Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 8, 2023 4:44


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    El pasado de una industria Confesiones de un “boy scout” Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 8, 2023 5:32


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Así es la vida ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 8, 2023 4:57


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Autopsias rápidas ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 6, 2023 15:03


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Improvisación con pie forzado ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 6, 2023 6:41


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    El cine como último recurso ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 2, 2023 6:41


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Vías lácteas ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 2, 2023 4:42


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Sangre en la lasaña ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later Jun 2, 2023 4:52


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Cómicos ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 31, 2023 11:12


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Ésta y otras profecías ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 30, 2023 4:48


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Tiendas rojas y muertes blancas ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 30, 2023 4:54


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    El espectador como enfermo mental ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 26, 2023 5:16


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Queremos estar solos ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 26, 2023 5:27


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Los médicos del alma ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 26, 2023 5:17


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    “Canoa”, ¿cine de denuncia? ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 25, 2023 5:54


    Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Guía para salir del Sahara ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 25, 2023 4:21


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    En el desierto se te olvida tu nombre ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 25, 2023 4:40


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Misterios de la cámara oscura ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 24, 2023 4:35


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Cine para pobres ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 24, 2023 4:32


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    James Bond en Babia ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 24, 2023 5:22


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    La defensa de nuestra idiosincrasia ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 23, 2023 4:52


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Puericultura industrial ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 23, 2023 5:12


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Las ventajas de ser chaparro ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 23, 2023 5:36


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    “Dillinger ha muerto” ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 22, 2023 5:05


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Cinéfilos de ayer y hoy ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 22, 2023 4:49


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Homenaje al “Parisiana” ¿Por qué no vamos al cine? Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 22, 2023 4:49


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Fin de vacaciones Los periódicos en mi vida. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 19, 2023 4:28


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Arte de concluir un artículo Los periódicos en mi vida. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 19, 2023 4:34


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Humorista: agítese antes de usarse Los periódicos en mi vida. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 19, 2023 5:19


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    “Los periodistas” Los periódicos en mi vida. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 18, 2023 18:37


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Nota roja Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 18, 2023 13:48


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Navegación de cada día Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 16, 2023 4:08


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    El lenguaje de los atribulados Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 16, 2023 5:35


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Un arte en decadencia Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 16, 2023 5:04


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Diez jóvenes bien presentados Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 12, 2023 5:03


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Componer crucigramas Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 12, 2023 5:45


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Arte de escribir biografías Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 11, 2023 5:19


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Hacia un mundo mejor Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 11, 2023 5:24


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

    Una lección de periodismo Usos y abusos del periódico. Jorge Ibargüengoitia

    Play Episode Listen Later May 11, 2023 5:14


    “Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama”. Jorge Ibargüengoitia Antillón, “el chispazo del sentido común” (Guanajuato, 22 de enero de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983). Entre el mes de enero de 1969 y hasta el golpe contra Excélsior en junio de 1976, Jorge Ibargüengoitia escribió 615 artículos en la página 7 de ese diario, casi sin fallar y desde donde estuviera: su casa de Coyoacán, Londres o El Cairo. Después del golpe anduvo de viaje con su mujer, la pintora Joy Laville, y cuando regresó a México se unió a la nómina de colaboradores de la revista Vuelta con una columna mensual que se llamaba “En primera persona”. En la revista publicó otros 30 artículos, los últimos de los cuales venían de París, adonde habían regresado los “exiliados”. Decía Ibargüengoitia entonces que él se “pasaba los días en París y las noches en México”. Si algunos de los sucesos que, en la década de 1970, incitaron a Ibargüengoitia pueden considerarse caducos, no tardaremos en reconocer la manera de convertirlos en literatura les agrega un valor más que propio. ¿Literatura o periodismo? En este, como en otros casos de valía, la distinción se antoja retórica y timorata. Decía Ibargüenguitia: “¿Estoy satisfecho con mi columna? Francamente sí. En todos sentidos: como una rutina es la más agradable que he tenido en mi vida. ¿Cuántos asalariados pueden decir lo que yo he estado diciendo varios años: `los lunes a las doce y media termina el trabajo de la semana`? En cuanto a lo escrito, después de hacer la consideración consabida de que sólo un genio pude ser genial cada martes y viernes, debo admitir que hay artículos –unos cuantos- que me dejan satisfecho y que, dentro de las restricciones peculiares del género, tienen la calidad que no desmerece al compararlos con otras cosas que he escrito con mucho más cuidado.” Su capacidad para mirar dichos avatares con desprendimiento lo lleva a extraer del tedio y del mal humor anécdotas divertidas y, sobre todo, críticas.

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