Espacio para unir palabras y escuchas sentidas.
A Juan le cuesta aceptar las pérdidas hasta que debe aceptar el extravío de su querida lapicera. Historia de amor y duelo en proceso lento
No sabía cuando la extravió. Pero quiso recuperarla. Un viernes de cena elegida y en soledad, halló el motivo.
Una pareja transita con marcadas diferencias su larga convivencia. Sostenidos por atracciones y pasiones, finalmente se despiden en silenciosa intimidad.
Joven ciclista y su sueño infantil confesable. Trabajo, entrenamiento y un percance.
Simona lleva su nube atada de un hilo invisible al dedo. Ella la complace con chaparrón o tenue garúa.
Don Gabino recoge nueces cada medio dia de julio. Su nueva cosecha será distribuida de un modo diferente.
Crisis matrimonial que define otro hacer. Titubeos y certezas
El duelo llegó a su final. Su tristeza tomó forma de sueño. Y por meses no se levantó. Hasta que el naciente sol, acarició sus párpados. El cuerpo no dudó.
Vergüenza e inhibición junto al amor por el canto. Terapia y búsqueda. Amigos, guitarra y voz.
Se retiraron las olas del río cuando los barcos no amarraron. Las vías quedaron desnudas al clausurse los ramales ferroviarios.El puerto mantiene esperanza de volver a ver el oleaje del rio.
Deportes desde niño, compartidos con amigos desde su juventud. Pese a la intimidad lograda, no pudo confesarle su renuncia al tenis. Hasta que encontró la forma de comunicarles.
Coro de aves que producen gratos efectos. Josefa los escucha desde su ventanal sin poder verlos.
En Terapia Intensiva luego del triple Bypass, en emotivo diálogo con su esposa, confiesa su infidelidad. Surge inevitable la pregunta sobre el futuro. También la sentida respuesta.
Atracción por las flores heredada de su madre. Arreglos florales y la primera primavera de amor a los 14 años.
El viaje a Buenos Aires, desde la provincia de Entre Rios, cobijaba emociones sentidas. Anhelos de progreso y superación. Desafíos temidos y convocantes.
Disposición a poner el cuerpo a las enfermedades. Sin negar ni triunfalismo exaltado. Sabiendo que se puede en parte. Hasta que el final avisado nos convoca.
En el tren de cada mañana, desde el asiento de atrás solo emergía el cabello rubio y espontáneo. El apreció que pintaba sus uñas y con soplido leves, las secaba. Cuerpo escondido en el asiento con manos que hablaban.
Amalia tenía pesares que se expresaban en el cuerpo. La Homeopatía dio respuesta. Ella creció y se superó. Pero un sueño convocó esta última consulta.
Un ciclista entregado al placer de descender en una calle con bajada, siente el viento en su cara y la música de sus cubiertas mientras los pensamientos toman altura.
La presencia de los ausentes queridos conviven con partidas nuevas que entristecen tanto como invitan a recordarlos vivos.
Episodio callejero en una bicisenda, donde un joven con su carro cargado de deshechos urbanos para vender, atropella levemente a una ciclista que castiga con su silencio e inaugura una sentida pregunta.
Juegos en la calle de escasos autos, implorando que no pise la pelota. Policía que responde a la denuncia de un vecino, detiene a uno y los amigos marchan con él, inaugurando la primera acción solidaria ante una injusticia.
Frente al deterioro cognitivo y pérdida de memoria que producen los años avanzados, Juan repasa su pasado e imagina un futuro sin pesares en éstas condiciones.
Un niño que descubre los misterios de su identidad sexual. Adolescente ya, le cuenta con madurez a su abuelo quien le devuelve una hermosa promesa.
En el mercado de viejos objetos la encontró. Le leyó apurado y le recordó a su amigo que hacía tiempo no veía.
12 personas en un ascensor. Miradas esquivas. Ensimismados. Una mujer agitada escribe en su celular. Alguien observa el paisaje. Finalmente es el sorprendido.
Nacio honesto. Transparente. Pero su sexualidad adolescente lo hizo mentir. Finalmente lo resolvió
Concierto callejero en la Vieja Plaza Checa. La gente que retorna de extasiarse ante el Reloj Astronómico, se detiene y conmueve al escuchar vibrar este violín en manos de un excelso músico.
La foto central de una hermosa mujer en una revista para adultos robada a su tío, enamoró al niño de 10 años, no tanto por su cuerpo sino por su sonrisa.
Habitual cafe de amigos a media mañana. Recreo de las actividades laborales. Diálogos abiertos y verdades calladas. ¿Seguis cazando?, le preguntaron. La respuesta los dejó en silencio.
Una lucha desigual que los niños creen vencer. Juegos de otros tiempos. El mismo espíritu triunfante de siempre.
En la cena, el padrastro protesta golpeando la mesa con su mano. Iván con 18 años traga las palabras, su mirada destella. Hasta que finalmente habla.
Abuelo y nieta comparten en la mañana de un 1ro de enero sus más hondas emociones.
Desenredando el cabello, recordó los besos desbordados que surcaron su cuerpo y la elevaron a la cúspide del placer.
Una vida sabiendo que todo culmina. Pero también puede resurgir. Vida que circula y una vez de detiene. Enigma y sonrisa ante el último sueño.
Hijos pequeños jugando en su casa, pero esperando ansiosos el regreso del padre, que de urgencia concurrió al médico cardiólogo.
Paulo, vive en un barco. Viudo a los 70 años, se reecuentra con la pintura, la poesía y un erotismo olvidado.
El cura párroco se despide de sus fieles. Abandona el hábito y confiesa su elección amorosa terrenal.
La fuerza del amor terrenal derribó la vocación eclesiástica. Descubierta sin querer la verdad, buscaron alivio en los oídos de Paulo.
La ruta entregó un imprevisto. Un sacerdote, con su Gordini detenido a la vera de la ruta, necesitaba ayuda. Paulo se detuvo.
El primer día en el barco. Viviendo su nueva vida elegida en entre agua, tierra, naturaleza deslumbrante y poesía.
1ra Parte A sus 70 años, viudo, padre de hijos grandes, concreta su anhelo: vivir solo en un barco, lejos de la gran ciudad.
Espacio verde que creció con dedicación y cuidados. Casa donde su fondo fue juego de niños, laboriosidad de un padre y orgullo de una familia.
Ligeros recuerdos del pasado retornaron. Intentó unir el pasado con este presente de indigente viviendo en una plaza. Quiso hallar un futuro.
Sentado junto a Miki, un niño que saborea su helado y lee cuentos, disfrutan una espontánea charla y a su pedido, le lee una poesía.
Los amores encontraban lugar, bajo el gomero centenario. También las discusiones que terminaban en besos.
Julián amaneció silbando. Apreció una distinguida dama llorando en el banco donde se suicidó el hombre triste. Ella lo encaró y le pregunto ¿que decía la carta?
Julián, indigente, observador diario, escritor y lector, duerme en la plaza con permiso de los Municiplales Esa noche antes de dormir recibe una visita que lo conmueve
2da Parte. Los paisajes de las plazas son cambiantes. Especialmente cuando los sábados se juega al fútbol y nadie regala nada. Allí Julián tiene su "platea".
Era un hombre respetado. Añoso, pañuelo al cuello, cabello largo atado con cola y sombrero. Era un mendigo, al que le dieron permiso para dormir en la plaza. Desde allí contemplaba el mundo. Y vió el dolor extremo de un hombre triste.
Alisando el cabello ante el espejo, conservando las fragancias que deja la pasión.