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Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agapito Maestre nos trae su columna cultural de los viernes.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
AGOSTINHO DE HIPONA | 8 Fatos sobre Santo Agostinho, o mais famoso teólogo do Ocidente de 354 a 430 d.C
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Leitura Bíblica Do Dia: Habacuque 3:17-19 Plano De Leitura Anual: Gênesis 36–38; Mateus 10:21-42 Já fez seu devocional hoje? Aproveite e marque um amigo para fazer junto com você! Confira: Mônica orava fervorosamente para que seu filho retornasse a Deus. Ela chorava pelas más escolhas dele e até mesmo o encontrou em outras cidades onde ele escolhera morar. A situação parecia não ter saída. Mas, um belo dia isto aconteceu: o filho dela teve um encontro radical com Deus e tornou-se um dos maiores teólogos da Igreja. Nós o conhecemos como Agostinho, bispo de Hipona. “Até quando, Senhor?…” (HABACUQUE 1:2). O profeta lamentou por Deus não ter punido os que pervertiam a justiça (v.4). Lembre-se das vezes em que nós também já nos voltamos a Deus em desespero, expressando nosso lamento quanto à injustiça quanto a uma jornada médica com poucas perspectivas positivas, a dificuldades financeiras constantes ou a filhos que se distanciaram de Deus. Deus ouviu cada lamento de Habacuque. Enquanto esperamos com fé, podemos aprender com o exemplo do profeta e trocarmos nosso lamento por louvor: “mesmo assim me alegrarei no Senhor; exultarei no Deus de minha salvação!” (3:18). Ele não compreendia os desígnios de Deus, mas confiou nele. A súplica e o louvor são atos de fé, demonstram confiança. Lamentamos como um apelo a Deus, fundamentados em Seu caráter; nós o louvamos alicerçados em quem Ele é: nosso maravilhoso e onipotente Deus. Um dia, por Sua graça, todo lamento se transformará em louvo Por: Glenn Packiam
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Centésima septuagésima segunda mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima sexagéssima nona mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima septuagésima mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima septuagésima primeira mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima septuagésima terceira mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Centésima sexagéssima sétima mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima sexagéssima oitava mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
¡Vótame en los Premios iVoox 2024! Agradece a este podcast tantas horas de entretenimiento y disfruta de episodios exclusivos como éste. ¡Apóyale en iVoox! El ruido visual es ese conjunto de objetos que permanecen en un lugar que no es el suyo y que nos genera molestia (de modo consciente e inconsciente). Dicen los expertos que el orden calma la mente y al propio San Agustín de Hipona se le atribuye la frase "La Paz es la tranquilidad en el orden". Si queremos que nuestra casa sea un lugar donde poder relajarnos, disfrutar y que nos permita expandir nuestros límites, es necesario mantenerlo en orden en su parte más física, porque esto nos traerá orden en la parte mental. Durante este episodio te hablo del artículo "Hacer la cama para cambiar el mundo", publicado en La Vanguardia. Puedes leerlo aquí: https://www.lavanguardia.com/economia/20220908/8509388/hacer-cama-cambiar-mundo-mcraven-texas.html También te hablo del libro "Manual de limpieza de un monje budista", que puedes encontrar aquí: https://amzn.to/3sZOgS2 (* Este es un enlace de afiliado de Amazon. Si adquieres el libro a través del enlace, obtendré una comisión por ello. Nunca recomiendo un producto o libro que no me parezca interesante o crea que no puede aportarte valor.) —— Ayúdame a hacer crecer este podcast! Cómo? tan fácil como dejándome un Me gusta o un comentario, y compartiéndolo con otras personas. Cuantas más personas seamos, más grande será esta comunidad más grande en torno al orden y la organización, en torno al bienestar de nuestro hogar. Recuerda que puedes seguirme y contactar conmigo en Instagram a través de la cuenta @podcastcasaperfecta Escucha el episodio completo en la app de iVoox, o descubre todo el catálogo de iVoox Originals
Aurélio Agostinho de Hipona (354-430) um texto milenar tratando de um afago póstumo e um consolo para quem permanece no mundo das criaturas. Escute o episódio da semana. Obrigado.
¿Son las doctrinas de la gracia un invento de Juan Calvino? ¿Fue un invento de Agustín de Hipona en el siglo V? ¿Podemos ver estas doctrinas en el Antiguo Testamento o solo están presentes en el Nuevo Testamento? ¿Existe evidencia patrística de que estas doctrinas ya se compartían entre las iglesias de los primeros siglos de nuestra era?
Centésima sexagéssima sexta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Santa Mónica es una santa cristiana y madre de san Agustín de Hipona. Es recordada y honrada por sus extraordinarias virtudes cristianas. Descubramos más sobre su impresionante vida aquí en Enamórate, con Lupita Venegas.
Centésima quinquagésima sexta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima quinquagésima oitava mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima quinquagésima terceira mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima quinquagésima quinta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima quinquagésima primeira mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
El Concilio de Hipona, celebrado en 393 d.C., fue un sínodo que estableció una lista de libros canónicos de la Biblia, influenciado por San Agustín. Sus decisiones, confirmadas por posteriores concilios, tuvieron un impacto duradero en la cristiandad occidental.
Apoie esse Canal com R$5,00 mensais - https://www.catarse.me/loucosporbiografias Hoje vamos conhecer um pouco da vida e da obra de um dos mais importantes teólogos e filósofos nos primeiros séculos do cristianismo, Agostinho de Hipona, conhecido mundialmente como Santo Agostinho. Ele é considerado um dos pais da Igreja. Foi bispo de Hipona, uma cidade na província romana da África. Desempenhou um papel crucial na formação do pensamento cristão medieval e da filosofia patrística. A Patrística é o primeiro período da filosofia medieval que vai do sec. V até o sec. VII. E recebe esse nome porque foi um movimento empreendido pelos padres da igreja que tinham por objetivo a evangelização dos pagãos usando principalmente as Epistolas de Paulo e o Evangelho de Joao. Quando Santo Agostinho começou a harmonizar as ideias filosóficas de Platão com as verdades da Bíblia principalmente de Paulo é que nos vamos ter o inicio de uma filosofia cristã. Suas obras ajudaram a moldar a doutrina cristã, especialmente em áreas como a teologia da graça, o pecado original e a natureza de Deus. Agostinho foi um dos primeiros autores cristãos latinos a descrever o ser humano como a união perfeita de duas substâncias, o corpo, um objeto tridimensional composto de quatro elementos e a alma que não tem dimensões espaciais e é composta por um tipo de substância adequada para governar o corpo, sendo a alma superior ao corpo. Santo agostinho deixou uma gigantesca obra literária de cerca de: 113 trabalhos, 224 cartas e mais de quinhentos sermões. Suas obras mais conhecidas são: "Confissões" e "A Cidade de Deus", ambas ainda muito estudadas atualmente. Suas obras influenciaram muitos teólogos e pensadores posteriores como Martinho Lutero e João Calvino. O Canal Loucos por Biografias trás novas histórias todos os sábados as 14hs. Até a próxima história! (Tânia Barros) e-mail - taniabarros339@gmail.com --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/loucosporbiografias/message Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/loucosporbiografias/support
La filosofía es una disciplina que nos lleva a caminos inesperados, no importa si el pensamiento es de hace mil años o de hoy, siempre nos sorprende la derivación del razonamiento de los hombres que dedican su vida a entender el conocimiento. San Agustín de Hipona fue uno de esos hombres, que no tuvo limitantes para buscar la sabiduría, y nos regala un pensamiento que hace nacer este relato. Autor, Narrador y Productor Alberto Oriza Música cortesía de: Pixabay https://www.pixabay.com/ ambient-space-dream-meditation-background-music-149047 cinematic-cello-115667 modern-vlog-140795 universe-inside-you-174148 Encontraras esta y más historias en Cenzontle-Oriza tanto en Facebook como Spotify.
P. Juan (Argentina)El gran santo que hoy celebramos nos muestra que el Señor interviene en nuestra vida para que podamos acercarnos cada vez más a Él, si es que lo buscamos con sinceridad.
O testemunho de conversão de Santo Agostinho de Hipona, cuja memória hoje celebramos, mostra-nos que quem busca sinceramente a verdade acabará por encontrar, cedo ou tarde, aquele que é a própria Verdade, o Cristo vivo e ressuscitado, do qual devemos nos revestir, a fim de vivermos como filhos da luz, renascidos pelo Batismo para a vida da graça. Ouça a homilia do Padre Paulo Ricardo para esta segunda-feira, dia 28 de agosto, e recorramos juntos à intercessão de Santo Agostinho, Bispo e Doutor da Igreja!
28 DE AGOSTO - SAN AGUSTÍN DE HIPONA, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
Una frase que me ha hecho reflexionar últimamente es esa que dice “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita” atribuida por algunos al conocido escritor, filósofo y teólogo cristiano del año 354 después de Cristo, San Agustín de Hipona, que nos hace un llamado a la frugalidad, o en otras palabras a no dejarnos llevar de la creencia de que la acumulación de bienes materiales nos hace más felices. El asunto es que esta frase, que al parecer es bastante antigua, refleja una tendencia endémica de siglos y siglos de afán por acumular bienes materiales para ser más felices, una tendencia que hoy en día se refleja en un consumismo absurdo en economías desarrolladas y también en nuestras economías emergentes, donde vemos como nuestro afán por poseer y poseer bienes de consumo nos lleva al mal financiero de este tiempo llamado las deudas. Bueno, pues he traído este tema al podcast donde quisiera hacer un análisis objetivo de esta frase y de las implicaciones para nuestra mentalidad financiera y por ende para la salud de nuestras finanzas personales. ¿Empezamos? Y si quieres apuntarte a mi curso Online de finanzas personales, ve a: https://consejofinanciero.com/cursofinanzas/
================================================== ==SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1================================================== == DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2023“YO ESTOY CONTIGO”Narrado por: Roberto NavarroDesde: Montreal, CanadáUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church 23 DE ABRIL "SEREMOS SALVOS POR SU VIDA" Si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida (Romanos 5:10). En 1994, dos aviones estadounidenses F15C derribaron dos helicópteros UH-60 Black Hawk del ejército de los Estados Unidos, que transportaron a un grupo de apoyo de las Naciones Unidas. El error de los pilotos de los F15C utiliza la muerte de quince militares estadounidenses, cinco kurdos, tres oficiales turcos, dos británicos y un francés. De inmediato, el Pentágono inició las investigaciones de ese "fuego amigo". Tras varios meses de investigación, unos cuantos recibieron disciplina administrativa y solo Jim Wang fue sometido a un tribunal militar. Finalmente, el tribunal declaró inocente al señor Wang.El fallo despertó en los familiares de los muertos una terrible sensación de inconsolable injusticia que, como una línea recta de desconsuelo, atravesaba sus almas. Kaye Mounsey, que vivía bajo la soledad de la viudez por aquel trágico incidente, se preguntaba: "¿Cómo es posible que veintiséis personas hayan perdido la vida y nadie se haga responsable?". * Los familiares de esas veintiséis personas esperaban que por lo menos Wang, el único procesado, recibió una justa condena.Hace dos mil años, Jesús, la única persona justa que ha caminado por este pequeño planeta rebelde, fue condenado a la muerte más atroz. El Hijo de Dios murió bajo el suplicio de la abominable crucifixión. Nuestro Señor fue azotado, maltratado, humillado y crucificado. ¿Acaso hemos hallado a los culpables? La teología medieval se jactaba de afirmar que los únicos malhechores fueron los judíos. Agustín de Hipona solía decir debido a ese crimen, los judíos cargaban con la maldición divina. ¿Pero fueron los judíos los culpables? El Credo dice que "padeció bajo el poder de Poncio Pilato". Entonces, ¿es Pilato el culpable?En Romanos 5:6 se nos dice que Cristo "a su tiempo murió por los impíos". La preposición griega que se traduce aquí como "por", hiper, cuando va seguida de un genitivo, como es el caso en este versículo, encierra la idea de "para beneficio de". ** El Señor no murió en la cruz para que nosotros nos dediquemos a tratar de "hacer justicia" intentando que los culpables paguen. En todo caso, no olvidemos que los culpables somos nosotros. Pero el punto clave del texto es que el Salvador murió para beneficiario a los impíos. Y el mayor de los beneficios es que Dios nos promete que "seremos salvos por su vida" (Romanos 5:10).* Bob Pool, "Military Briefing Fails to Ease Widow's Mind", Los Angeles Times (14 de julio de 1994).** Murray J. Harris, Preposiciones y teología en el Nuevo Testamento griego (Grand Rapids, Míchigan: Zondervan, 2012), p. 209.
Este Episodio #58 de CS se titula - Negocios de Monjes Parte 1 y es el primero de varios episodios en los que echaremos un vistazo a los movimientos monásticos en la Historia de la Iglesia.Me doy cuenta de que esto puede no sonar muy emocionante para algunos. La perspectiva de profundizar en esta parte de la historia tampoco me interesaba mucho, hasta que me di cuenta de lo rica que es. Verás, al ser un poco fan de la obra de J. Edwin Orr, me encanta la historia del avivamiento. Pues bien, resulta que cada nuevo movimiento monástico era a menudo un nuevo movimiento del Espíritu de Dios en la renovación. Varios fueron un nuevo odre para la obra de Dios.Merece la pena dedicar algún tiempo a desentrañar las raíces del monacato. Empecemos...El tiempo de ocio para conversar sobre filosofía con los amigos era muy apreciado en el mundo antiguo. Incluso si alguien no tenía la capacidad intelectual necesaria para ser elocuente sobre la filosofía, estaba de moda expresar su deseo de disponer de ese ocio intelectual, o "otium", como se le llamaba; pero, por supuesto, estaban demasiado ocupados sirviendo al prójimo. Era la versión antigua de "no tengo "tiempo para mí"".A veces, como el famoso orador romano Cicerón, los antiguos sí disponían de tiempo para esa reflexión y debate ilustrado y se retiraban a escribir sobre temas como el deber, la amistad y la vejez. Aquel altísimo intelecto y teólogo, Agustín de Hipona, tuvo el mismo deseo de joven y, cuando se hizo cristiano en el año 386, dejó su cátedra de oratoria para dedicar su vida a la contemplación y la escritura. Se retiró con un grupo de amigos, su hijo y su madre, a una casa en el lago de Como, para discutir y luego escribir sobre La vida feliz, el orden y otros temas similares, en los que compartían interés tanto la filosofía clásica como el cristianismo. Cuando regresó a su ciudad natal en el norte de África, creó una comunidad en la que él y sus amigos podían llevar una vida monástica, apartados del mundo, estudiando las escrituras y orando. El contemporáneo de Agustín, Jerónimo, traductor de la Biblia latina conocida como la Vulgata, sintió el mismo tirón, y también él hizo una serie de intentos de vivir apartado del mundo para poder entregarse a la reflexión filosófica.¡Ah, la Buena Vida!Esta sensación de "llamada" divina a una versión cristiana de esta vida de "retiro filosófico" tenía una importante diferencia con la versión antigua y pagana. Aunque la lectura y la meditación seguían siendo centrales, se añadió a la mezcla la llamada a hacerlo en concierto con otras personas que también se apartaran del mundo tanto espiritual como físicamente.Para los monjes y monjas que buscaban esa vida comunitaria, lo crucial era la llamada a un modo de vida que permitiera "apartarse" y pasar tiempo con Dios en la oración y la adoración. La oración era el opus dei, la "obra de Dios".Tal y como se concibió originalmente, hacerse monje o monja era intentar obedecer plenamente el mandamiento de amar a Dios con todo lo que uno es y tiene. En la Edad Media, también se entendía como un cumplimiento del mandamiento de amar al prójimo, pues los monjes y monjas oraban por el mundo. Realmente creían que la oración era una tarea importante en nombre de un mundo moral y espiritualmente necesitado de almas perdidas. Así pues, entre los miembros de un monasterio, estaban los que oraban, los que gobernaban y los que trabajaban. Los más importantes para la sociedad eran los que oraban.Se desarrolló una diferencia entre los movimientos monásticos de Oriente y Occidente. En Oriente, los Padres del Desierto marcaron la pauta. Eran ermitaños que adoptaron formas extremas de piedad y ascetismo. Se les consideraba centros de influencia espiritual; autoridades que podían ayudar a la gente corriente con sus problemas. Los estilitas, por ejemplo, vivían en plataformas elevadas, sentados en postes, y eran objeto de reverencia para quienes acudían a pedir consejo. Otros, aislados del mundo en cuevas o chozas, procuraban negarse todo contacto con las tentaciones del "mundo", especialmente con las mujeres. Había en ello una evidente preocupación por los peligros de la carne, que era en parte una herencia de la convicción de los dualistas griegos de que la materia y el mundo físico eran irremediablemente malos.Me detengo para hacer una observación personal y pastoral. Así que ¡advertencia! - Sigue una opinión descarada.No puedes leer el NT sin ver la llamada a la santidad en la vida cristiana. Pero esa santidad es una obra de la gracia de Dios, ya que el Espíritu Santo capacita al creyente para vivir una vida agradable a Dios. La santidad del NT es un privilegio gozoso, no una pesada carga ni un deber. La santidad del NT mejora la vida, nunca la disminuye.Esto es lo que Jesús modeló tan bien; y es por lo que los auténticos buscadores de Dios se sentían atraídos por él. Era atractivo. No se limitaba a hacer santidad, sino que ERA Santo. Sin embargo, nadie tenía más vida. Y dondequiera que iba, ¡las cosas muertas cobraban vida!Como seguidores de Jesús, se supone que debemos ser santos de la misma manera. Pero si somos sinceros, tendríamos que admitir que, para la gran mayoría, la santidad se concibe como una carga de perfección moral seca, aburrida y que absorbe la vida.La verdadera santidad no es el cumplimiento de reglas religiosas. No es una lista de proscripciones morales, un conjunto de "¡No lo hagas! O te castigaré con la Ira Divina y arrojaré tu miserable alma a las llamas eternas".La santidad del NT es una marca de la Vida Real, la que Jesús resucitó para darnos. Es Jesús viviendo en y a través de nosotros.Los Padres del Desierto y los ermitaños que siguieron su ejemplo estaban muy influenciados por la visión dualista del mundo griego, según la cual toda la materia era mala y sólo el espíritu era bueno. La santidad significaba un intento de evitar cualquier atisbo de placer físico y retirarse a la vida de la mente. Este pensamiento fue la principal fuerza que influyó en el movimiento monástico a medida que avanzaba tanto en Oriente como en Occidente. Pero en Oriente, los monjes eran ermitaños que perseguían su estilo de vida en aislamiento, mientras que en Occidente tendían a perseguirlo en concierto y en vida comunitaria.A medida que avancemos, veremos que algunos líderes monásticos se dieron cuenta de que considerar la santidad como una negación negativa de la carne, en lugar de un abrazo positivo del amor y la verdad de Cristo, era un error que intentaban reformar.En Oriente, aunque los monjes podían vivir en grupo, no buscaban la comunidad. No conversaban ni trabajaban juntos en una causa común. Se limitaban a compartir celdas una al lado de la otra. Y cada uno seguía su propio horario. Su único contacto real era que comían juntos y podían orar juntos. Esta tradición continúa hasta hoy en el monte Athos, en el norte de Grecia, donde los monjes viven en soledad y oración en celdas en lo alto de los acantilados, con la comida bajada en cestas.Un acontecimiento crucial en el monacato occidental tuvo lugar en el siglo VI, cuando Benito de Nursia se retiró con un grupo de amigos para llevar una vida ascética. Esto le llevó a reflexionar seriamente sobre la forma en que debía organizarse la "vida religiosa". Benito dispuso que grupos de 12 monjes vivieran juntos en pequeñas comunidades. Luego se trasladó a Montecassino, donde, en el año 529, fundó el monasterio que se convertiría en la casa madre de la Orden Benedictina. La regla de vida que elaboró allí era una síntesis de los elementos de las reglas existentes para la vida monástica. A partir de ese momento, la Regla de San Benito marcó la pauta de la vida religiosa hasta el siglo XII.La Regla lograba un buen equilibrio de trabajo entre el cuerpo y el alma. Pretendía la moderación y el orden. Decía que los que se apartaban del mundo para vivir una vida dedicada a Dios no debían someterse a un ascetismo extremo. Debían vivir en pobreza y castidad, y en obediencia a su abad, pero no debían sentir la necesidad de embrutecer su carne con cosas como azotes y cilicios. Deben comer con moderación, pero sin pasar hambre. Debían equilibrar su tiempo de forma regular y ordenada entre el trabajo manual, la lectura y la oración, su verdadero trabajo para Dios. Debían tener siete actos de culto regulares en el día, conocidos como "horas", a los que asistiera toda la comunidad. En la visión de Benito, el yugo monástico debía ser dulce; la carga, ligera. El monasterio era una "escuela" del servicio del Señor, en la que el alma bautizada progresaba en la vida cristiana.En el periodo Anglosajón de la historia de Inglaterra, las monjas formaban una parte importante de la población. Había varios "monasterios dobles", en los que convivían comunidades de monjes y monjas. Varias abadesas, llamadas "abadesas", demostraron ser líderes destacadas. Hilda, la abadesa del monasterio doble de Whitby, desempeñó un papel importante en el Sínodo de Whitby del año 664.Una característica común de la vida monástica en Occidente era que estaba reservada en gran medida a las clases altas. Los siervos, por lo general, no tenían la libertad de convertirse en monjes. Las casas de monjes y monjas eran destinatarias del patrocinio de la nobleza y de la realeza, normalmente porque los nobles pensaban que apoyando un empeño tan santo, promovían su caso espiritual con Dios. Recuerda también que, aunque el primogénito lo heredaba todo, los hijos posteriores eran una causa potencial de malestar si decidían competir con su hermano mayor para obtener la primogenitura. Por ello, estos hijos "sobrantes" de buena cuna solían ser entregados por sus familias a las comunas monásticas. Entonces se les encargaba el deber religioso de toda la familia. Eran una especie de "sustitutos espirituales" cuya tarea consistía en producir un excedente de piedad que el resto de la familia pudiera aprovechar. Las familias ricas y poderosas donaban monasterios, tierras y haciendas, por el bien de las almas de sus miembros. Los gobernantes y los soldados estaban demasiado ocupados para ocuparse de su vida espiritual, por lo que los "profesionales" procedentes de sus propias familias podían ayudarles haciéndolo en su nombre.Una consecuencia de esto fue que, a finales de la Edad Media, el abad o la abadesa solía ser un noble o una mujer. A menudo se la elegía por ser la más alta de nacimiento en el monasterio o convento, y no por sus poderes naturales de liderazgo o por su destacada espiritualidad. La cruel caricatura de Chaucer de una priora del siglo XIV muestra a una mujer que habría estado mucho más a gusto en una casa de campo jugando con sus perros.En estos rasgos del mecenazgo noble de la vida religiosa se encontraba no sólo el sello de la aprobación de la sociedad, sino también el potencial de decadencia. Las casas monásticas que se enriquecían y se llenaban de quienes no habían elegido entrar en la vida religiosa, sino que habían sido puestos allí en la infancia, a menudo se volvían decadentes. Las reformas cluniacenses del siglo X fueron una consecuencia del reconocimiento de que era necesario apretar la nave si no se quería perder la orden benedictina por completo. En la comuna de Cluny y en las casas que la imitaron, el nivel de exigencia era alto, aunque también en este caso existía el peligro de distorsión de la visión benedictina original. Las casas cluniacenses tenían reglas adicionales y un grado de rigidez que comprometía la simplicidad original de la vida benedictina.A finales del siglo XI, varios acontecimientos alteraron radicalmente el abanico de opciones para los occidentales que querían entrar en un monasterio. El primero fue un cambio de moda, que animó a los matrimonios de edad madura a decidir terminar sus días como monje o monja. Un caballero que había luchado en sus guerras podía llegar a un acuerdo con su esposa para que entraran en casas religiosas separadas. El ingreso de adultos de este tipo lo hacían quienes realmente querían estar allí, y tenía el potencial de alterar la balanza a favor del compromiso serio.Pero estos adultos maduros no eran los únicos que entraban en los monasterios. Se puso de moda que los más jóvenes se dirigieran a un monasterio en el que la educación se había convertido en algo de primer orden. Entonces los monasterios empezaron a especializarse en diversas actividades. Fue una época de experimentación.De este periodo de experimentación surgió una nueva orden inmensamente importante, los cistercienses. Utilizaban la regla benedictina, pero tenían una serie de prioridades diferentes. La primera era la determinación de protegerse de los peligros que podía acarrear el hacerse demasiado ricos."¿Demasiado ricos?", te preguntarás. "¿Cómo es eso posible si habían hecho voto de pobreza?".Ah, ahí está el problema.Sí; los monjes y las monjas hacían voto de pobreza, pero su estilo de vida incluía la diligencia en el trabajo. Y algunas mentes brillantes se habían unido a los monasterios, por lo que habían ideado métodos ingeniosos para realizar su trabajo de forma más productiva, aumentando el rendimiento de las cosechas y los productos. Al ser hábiles hombres de negocios, hacían buenos tratos y maximizaban los beneficios, que ingresaban en la cuenta del monasterio. Pero los monjes individuales, por supuesto, no se beneficiaron de ello. Los fondos se utilizaban para ampliar los recursos e instalaciones del monasterio. De este modo se obtenían beneficios aún mayores. Que luego se utilizaron para mejorar el propio monasterio. Las celdas de los monjes se hicieron más bonitas, la comida mejor, los terrenos más suntuosos, la biblioteca más amplia. Los monjes recibieron nuevos trajes. En apariencia, las cosas eran técnicamente iguales, no poseían nada personalmente, pero de hecho, su mundo monástico se mejoró significativamente.Los cistercienses respondieron a esto construyendo casas en lugares remotos y manteniéndolas como alojamientos sencillos y desnudos. También crearon un lugar para las personas de las clases sociales más bajas que tenían vocación, pero que querían entregarse más completamente a Dios durante un periodo de tiempo. A éstos se les llamó "hermanos laicos".El sorprendente éxito inicial de los cistercienses se debió a Bernardo de Claraval. Cuando decidió entrar en un monasterio cisterciense recién fundado, llevó consigo a un grupo de amigos y parientes. Debido a su habilidad oratoria y a su elogio del modelo cisterciense, el reclutamiento procedió tan rápidamente que hubo que fundar muchas más casas en rápida sucesión. Fue nombrado abad de una de ellas en Claraval, de la que toma su nombre. Llegó a ser una figura destacada en el mundo monástico y en la política. Hablaba tan bien y de forma tan conmovedora que era útil como emisario diplomático, además de como predicador. Quizá recuerdes que fue una de las principales razones por las que las Cruzadas fueron capaces de reunir a tantas personas para su campaña.Otros experimentos monásticos no tuvieron tanto éxito. La voluntad de probar nuevas formas de vida monástica dio pie a algunos esfuerzos efímeros de los excéntricos. Siempre hay quienes piensan que su idea es LA forma en que debe hacerse. Ya sea porque carecen de sentido común o no tienen habilidad para reclutar, se desmoronan. Fueron tantos los que se dedicaron a ampliar los límites de la vida monástica que un escritor pensó que sería útil revisar los modos disponibles en el siglo XII. Su obra abarcaba todas las posibilidades, desde los benedictinos y los benedictinos reformados, hasta los sacerdotes que no llevaban una vida de clausura, sino que se les permitía trabajar en el mundo, y las diversas clases de ermitaños.El único rival real de la Regla de San Benito fue la "Regla" de Agustín, que fue adoptada por los dirigentes de la Iglesia. Estos se diferenciaban de los monjes en que eran sacerdotes que podían participar activamente en la comunidad social más amplia, por ejemplo, sirviendo en una iglesia parroquial. No vivían bajo una regla monástica que confinaba a un monje de por vida a la casa en la que había sido consagrado. A los sacerdotes que servían en una catedral, por ejemplo, se les animaba a vivir en una ciudad, pero bajo un código como el de la regla agustiniana, que se adaptaba bien a sus necesidades.El siglo XII vio la creación de nuevas órdenes monásticas. En París, los Victorinos produjeron destacadas figuras académicas y profesores. Los Premostratenses eran un grupo de monjes latinos que se encargaron de la ingente tarea de sanar la ruptura entre las iglesias de Oriente y Occidente. El problema era que no había un grupo monástico correspondiente en Oriente.Lo retomaremos en este punto la próxima vez.El monacato es una parte importante de la Historia de la Iglesia por el enorme impacto que tuvo en la formación de la fe de los cristianos comunes a lo largo de la Edad Media y hasta el Renacimiento. Algunos de los líderes monásticos son los grandes pilares de la fe. No podemos entenderlos realmente sin conocer un poco el mundo en el que vivían.Al terminar este episodio, quiero volver a dar las gracias a todos los oyentes y suscriptores que han dado "me gusta" y han dejado comentarios en la página de FB de CS.También me gustaría decir lo agradecido que estoy a los que han ido a la página de suscripción de CS en iTunes y han dejado una reseña positiva. Hemos desarrollado una gran base de oyentes.Cualquier donación a CS se agradece.Por último, para los suscriptores interesados, quiero invitarte a escuchar el podcast del sermón de la iglesia a la que sirvo; Calvary Chapel Oxnard. Enseño de forma expositiva a través de la Biblia. Puedes suscribirte a través de iTunes, sólo tienes que hacer una búsqueda del podcast de la Capilla del Calvario de Oxnard, o enlazar con la página web calvaryoxnard.org.