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Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Faaaaaala Santidade!Você conhece a história de Santa Mônica de Hipona?Santa Mônica foi uma mulher incrível, que viveu no século IV, na região do Norte da África. Desde jovem, enfrentou muitos desafios dentro da própria família. Ela se casou com um homem de temperamento difícil, que não compartilhava da sua fé, e ainda conviveu com a sogra complicada. Mesmo assim, com paciência, oração e exemplo de vida, conseguiu transformar a realidade ao seu redor.Mas talvez o que mais marcou sua história tenha sido a luta pelo coração do seu filho, Santo Agostinho. Ele viveu durante muito tempo afastado de Deus, buscando respostas em filosofias e prazeres mundanos. E Mônica, sem desistir, passou anos rezando e chorando pela conversão dele. Sua perseverança foi tão grande que acabou inspirando Agostinho a mudar de vida e se tornar um dos maiores santos e doutores da Igreja.Se você curte histórias de fé firme, de amor incansável e de uma confiança inabalável em Deus, essa é daquelas que tocam o coração. Santa Mônica mostra que a oração de uma mãe pode mudar destinos inteiros e que a paciência e a esperança nunca são em vão.《"Nada está perdido enquanto existir oração e fé.”》Acompanhe conosco, aprenda com a história de Santa Mônica de Hipona e compartilhe com os amigos! Esperamos um dia ter um episódio aqui sobre você também.=====REFERÊNCIAS E INDICAÇÕES=======Livro "Confissões" de Santo Agostinhohttps://santo.cancaonova.com/santo/santa-monica-mae-de-santo-agostinho1/https://bibliotecacatolica.com.br/blog/devocao/santa-monica/Youtube "A Santa Mônica, mãe de Santo Agostinho" - https://youtu.be/Q3h9YqKaru0?si=dFm2ZKW9FBqMcUHCObs: links acessíveis na data de publicação desse episódio.=============CONTATOS===============Instagram: @sopelamisericordiaFacebook: /sopelamisericordiaE-mail: sopelamisericordia7@gmail.comSite: www.sopelamiericordia.com.brYoutube: @sopelamisericordia
Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia.
San Agustín, después de una juventud en pecado y libertinaje, tuvo una conversión a la fe católica y fue bautizado por San Ambrosio de Milán. Vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después Obispo de Hipona, en África, siendo modelo de su grey, la instruyó con abundantes sermones y escritos, con los que también combatió valientemente contra los errores de su tiempo e iluminó con sabiduría la recta fe.San Agustín es un ejemplo de vida apasionada por la búsqueda de la Verdad. Nunca dejó de amar ni de perseguir una vida auténtica y honesta. Un santo comprometido con su tiempo que nos enseñó a armonizar la fe y la razón.Con tu ayuda podremos continuar con este proyecto: https://www.paypal.com/donate/?hosted_button_id=GZMHJDMXG8L22&fbclid=PAZXh0bgNhZW0CMTEAAabzPiBLoj2NefLbiwGBbXS1Ckn9xG8o9stwEGRXwQnsnoRllvac_CUJ_cU_aem_oPr5pU3Gmbo2qA3t6j-zkg
San Agustín, después de una juventud en pecado y libertinaje, tuvo una conversión a la fe católica y fue bautizado por San Ambrosio de Milán. Vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después Obispo de Hipona, en África, siendo modelo de su grey, la instruyó con abundantes sermones y escritos, con los que también combatió valientemente contra los errores de su tiempo e iluminó con sabiduría la recta fe.San Agustín es un ejemplo de vida apasionada por la búsqueda de la Verdad. Nunca dejó de amar ni de perseguir una vida auténtica y honesta. Un santo comprometido con su tiempo que nos enseñó a armonizar la fe y la razón.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Ducentésima primeira mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Ducentésima mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Me topé en las redes con un pasaje de Agustín de Hipona, más sencillamente conocido como San Agustín, escrito hace mil 600 años, pero de una imperativa actualidad.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Centésima octogésima oitava mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima septuagésima quinta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima septuagésima sexta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima septuagésima nona mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima octogésima segunda mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima octogésima quarta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima octogésima quinta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima octogésima sexta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima octogésima sétima mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima nonagésima primeira mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima nonagésima segunda mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima nonagésima quarta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima nonagésima sexta mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Centésima nonagésima oitava mensagem da série de exposições ao longo de vários livros bíblicos em torno do tema das cidades. Perguntar-se pelas cidades no texto bíblico é mais do que simplesmente falar sobre política, leis e governo. Trata-se de recuperar uma chave de leitura teológica antiga que remonta ao bispo de Hipona, Agostinho que, em seu livro A Cidade de Deus, apresenta toda a humanidade dividida em duas grandes comunidades místicas: as cidades dos homens, que é governada pelo amor de si mesmo e o desprezo a Deus) e a Cidade de Deus (governada pelo amor a Deus e o desprezo de si mesmo). Nesse sentido, com essa série de buscamos construir uma teologia bíblica tendo como coluna vertebral o reinado de Deus, o restabelecimento do governo após a queda do ser humano no pecado e a esperança da nova existência vivida enquanto habitantes da Cidade Santa.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
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Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agapito Maestre nos trae su columna cultural de los viernes.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
AGOSTINHO DE HIPONA | 8 Fatos sobre Santo Agostinho, o mais famoso teólogo do Ocidente de 354 a 430 d.C
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
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Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.
Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona (en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis),1 conocido también como San Agustín (Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),2 fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo. Es considerado el «Doctor de la Gracia», además de ser el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y, según Antonio Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad.3 Autor prolífico,4 dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras más destacadas. Es venerado como santo por varias comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana. La Iglesia católica lo considera Padre de la Iglesia latina o de Occidente y el 20 de septiembre de 1295 el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia por sus aportes a la doctrina católica, junto con Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón.5 Su fiesta litúrgica se celebra el 15 de junio en las iglesias ortodoxas y el 28 de agosto en la Iglesia católica.