Providing Insight into the history of the Christian Church
The History of the Christian Church podcast is an excellent resource for anyone interested in delving into the rich history of Christianity. Hosted by Pastor Lance Ralston, this podcast provides a comprehensive overview of the development and evolution of the Christian faith. It is clear that a great deal of research and effort has gone into each episode, resulting in a highly informative and intelligently presented series.
One of the best aspects of this podcast is its ability to present complex historical information in a way that is easily understandable and digestible. Pastor Ralston has a knack for breaking down intricate concepts and events into concise and engaging narratives. Each episode is well-structured and thoughtfully organized, making it easy to follow along with the chronological progression of church history. The inclusion of helpful notes and references ensures that listeners can further explore topics they find particularly interesting.
Another strength of this podcast is its balanced approach to presenting different perspectives within Christianity. Despite being hosted by an evangelical pastor, the podcast strives to maintain objectivity and avoid excessive bias towards any particular tradition or figure. This allows listeners from various denominational backgrounds to engage with the material without feeling excluded or misrepresented.
However, one potential downside to this podcast is its occasionally low audio quality. Some episodes may require listeners to turn up the volume significantly in order to hear clearly, while others have better sound quality. This inconsistency can be frustrating for those who prefer consistent audio levels throughout their listening experience.
In conclusion, The History of the Christian Church podcast is an incredibly valuable resource for anyone seeking to deepen their understanding of Christian history. Pastor Lance Ralston's thorough research, engaging narration, and objective approach make this podcast both educational and enjoyable. While there are some minor issues with audio quality, these do not detract significantly from the overall excellence of this series. Whether you are a devoted follower of Christ or simply interested in exploring the historical roots of Christianity, this podcast will undoubtedly enrich your knowledge and appreciation of the faith.

El título de este episodio es de Papas y Príncipes.En lo que respecta a la Iglesia de Occidente, el siglo XIV se abrió con una nota que aparentaba ser fuerte. A principios del año 1300, el papa Bonifacio VIII proclamó un Año de Jubileo, un nuevo acontecimiento en el calendario de la Iglesia. El decreto del Papa anunciaba el perdón general de todos los pecados para todos los que visitaran las iglesias de San Pedro y San Pablo de Roma durante los 10 siguientes meses. Grandes multitudes acudieron a la ciudad.Bonifacio VIII era interesante. Le gustaba la ceremonia ostentosa y pretenciosa. Aparecía regularmente en público vestido con ropajes reales, o mejor aún, imperiales, anunciando: "Soy el César. Soy emperador". Su corona papal tenía 48 rubíes, 72 zafiros, 45 esmeraldas y 66 grandes perlas. Se permitía el lujo de ser generoso con el perdón. En la iglesia de San Pablo, los peregrinos a Roma mantenían a los sacerdotes ocupados noche y día recogiendo y contando las interminables ofrendas.Para Bonifacio, mirando al futuro los años parecían brillantes. El Vaticano había mantenido un poder religioso y político sin rivales durante 2 siglos y no había nada en el horizonte que anunciara un cambio. El Papa tenía ante sí el brillante ejemplo de Inocencio III, que cien años antes había dominado a emperadores y reyes. Bonifacio supuso que seguiría en la misma línea.Pero sólo 3 años después, Bonifacio murió a consecuencia del mayor insulto personal jamás infligido a un Papa. Incluso mientras los celebrantes del Jubileo se regocijaban, había fuerzas trabajando para acabar con la supremacía de la soberanía papal medieval.No hace falta estudiar mucho la historia para darse cuenta de que a menudo se están produciendo grandes cambios bajo la superficie, mucho antes de que la gente sea consciente de ellos. El siglo XIV fue una época así. Los papas de Roma continuaron "como si nada" mientras nuevas ideas y fuerzas radicales alteraban la Fe. La idea de la Cristiandad, un Imperio cristiano que unificó Europa del siglo VI al XIV, se estaba deteriorando rápidamente.La llamada Cristiandad había sido útil para crear la Europa de los siglos VII y VIII. Pero su importancia se desvaneció en los siglos XII y XIII. El Papa Inocencio III había demostrado que la soberanía papal era eficaz para reunir a los príncipes en una cruzada o para defender a la Iglesia contra los herejes. Pero en los siglos XIV y XV se produjo un marcado declive del poder y el prestigio papal.Como estamos acostumbrados a pensar en el mundo político, como un conjunto de naciones-estado, nos cuesta hacernos a la idea de que son un fenómeno bastante reciente. Durante la mayor parte de la historia, la gente vivía regionalmente; sus vidas y pensamientos estaban limitados por las fronteras de su condado o aldea. Durante siglos, Galos y Godos se definieron a sí mismos por su tribu. Nunca se les ocurrió llamarse Franceses o Alemanes. Tales etiquetas nacionales no entran en juego hasta más tarde, cuando Europa salió de la Edad Media hacia lo que llamamos el Mundo Moderno. Un mundo, por cierto, marcado como moderno precisamente por esta nueva forma de identificarnos.En el siglo XIV, la gente empezaba a acostumbrarse a la idea de que eran ingleses o franceses. Esto fue posible porque, por primera vez, empezaron a pensar en el estado político en términos independientes de su afiliación religiosa.Europa se alejaba, muy lentamente, de su pasado feudal. La tierra era menos importante, ya que el dinero en efectivo se convirtió en el nuevo énfasis. Los dirigentes políticos se dieron cuenta de que necesitaban fuentes de ingresos cada vez mayores, lo que significaba impuestos.Eduardo I de Inglaterra y Felipe el Hermoso de Francia estaban en conflicto, como había sido habitual durante siglos. Para financiar sus cada vez más costosas campañas de expansión territorial, decidieron exigir impuestos al clero. Pero los papas habían mantenido durante mucho tiempo que la Iglesia estaba exenta de tales impuestos, sobre todo si el dinero recaudado se iba a utilizar para que la sangre de otro saliera de su cuerpo a gran velocidad.En 1296, el papa Bonifacio VIII promulgó un decreto en el que amenazaba con la excomunión a cualquier gobernante que impusiera impuestos al clero y a cualquier miembro del clero que pagara sin el consentimiento del Papa. Pero Eduardo y Felipe pertenecían al nuevo tipo de monarca que avanzaba hacia los numerosos tronos de Europa. No les impresionaban las amenazas de Roma. Eduardo advirtió que, si la Iglesia no pagaba, se le retiraría la protección de la Corona y se le confiscarían sus propiedades en lugar de los impuestos. La respuesta de Felipe fue bloquear la exportación de oro, plata y joyas procedentes de Francia, privando a Roma de una importante fuente de ingresos procedentes de sus recaudaciones.El Papa Bonifacio dio marcha atrás, protestando por haber sido malinterpretado. Estaba seguro de que no había querido cortar las contribuciones para la defensa del reino en tiempos de necesidad. Fue una clara victoria para ambos reyes.Sin embargo, su victoria sobre el poder papal aún tenía camino por recorrer. Reforzado por el éxito del Jubileo, El Papa Bonifacio asumió que la reverencia que se le profesaba en todos los rincones de Europa se extendía también a la esfera civil. Mandó añadir otro ornamento de oro a su corona, que significaba su poder temporal. Luego, persiguió al rey Felipe de Francia, tratando de debilitar su derecho de gobernar. Felipe respondió desafiando al Papa a que mostrara dónde había dado Jesús a la Iglesia autoridad temporal.En el año 1301, Felipe encarceló a un obispo francés acusado de traición. Bonifacio ordenó su liberación y anuló su anterior concesión sobre los impuestos de las tierras de la Iglesia. Al año siguiente, Felipe convocó a la nobleza, el clero y otros dirigentes de Francia y formó una especie de parlamento de Francia. Obtuvo entonces su apoyo unánime en su disputa con el Papa. Uno de los nuevos ministros civiles expresó así la elección que debían hacer: "La espada de mi señor es de acero; la del Papa, de palabras".Varios meses después, Bonifacio emitió la afirmación más extrema del poder papal en la historia de la Iglesia; la Bula papal conocida como Unam Sanctum = El Único Santo, la más famosa de todas las bulas de la Edad Media, que afirmaba la autoridad del Papa sobre todas las demás autoridades. Su significado era inconfundible. Declaró: "Es del todo necesario que todo ser humano esté sometido al Pontífice Romano".La respuesta de Felipe al Unam Sanctum no fue menos drástica. Solicitó la destitución de Bonifacio alegando que su elección había sido ilegal. Para llevar a cabo este plan, Felipe recurrió a Guillermo de Nogaret, el abogado que le ayudó a establecer las bases políticas de Francia.Nogaret era también un maestro en la presentación de las llamadas "pruebas". Había conseguido testimonios para apoyar su caso por medios tan dudosos como desnudar a un testigo, untarlo de miel y colgarlo cerca de una colmena. Su caso contra Bonifacio iba mucho más allá de la acusación de que su elección era ilegítima. Nogaret afirmó que el Papa era culpable de herejía, simonía y grave inmoralidad. Autorizado por una asamblea francesa de clérigos y nobles, se apresuró a viajar a Italia para traer al Papa a Francia y juzgarlo ante un concilio eclesiástico.Bonifacio tenía 86 años y había abandonado Roma para pasar el verano. Se alojaba en su ciudad natal cuando Nogaret llegó con tropas. Irrumpieron en la habitación de Bonifacio, maltratándolo violentamente. Esperaron unos días a que se recuperara y se dispusieron a regresar a Francia. Pero los habitantes de la ciudad descubrieron lo que ocurría y rescataron al Papa. Murió unas semanas después, débil y humillado.Este trágico asunto se convierte en una especie de marcador del hecho de que los gobernantes de Europa ya no tolerarían la interferencia papal en lo que consideraban asuntos políticos. El problema era que, después de tantos siglos de Cristiandad, resultaba difícil determinar dónde terminaba la política y dónde empezaban los asuntos de la Iglesia. Lo que estaba claro era que el poder de un rey dentro de su propio país era ahora un hecho.Al mismo tiempo, el abuso de un Papa, aunque fuera impopular, se resentía profundamente. A pesar de su declaración del Jubileo, Bonifacio no era un líder querido. Había sido objetivo de muchas críticas. Para que te hagas una idea de lo bajo que había caído la estima de Bonifacio, Dante, autor de La Divina Comedia, le reservó un lugar en el infierno. Aun así, el Papa era el Vicario de Cristo. Pocas personas de aquella época podían concebir el Cristianismo sin el Papa y la jerarquía eclesiástica que presidía.Incluso cuando no existía un vocabulario político para ello, la gente de principios del siglo XIV empezó a distinguir entre la autoridad secular y la religiosa y a reconocer los derechos de cada una en su propio lugar.Cuando el sucesor de Bonifacio murió tras un breve reinado, el audaz golpe de Felipe pareció dar sus frutos. En el año 1305, el Colegio de Cardenales eligió a un Francés, el Arzobispo de Burdeos, como Papa Clemente V. Clemente nunca puso un pie en Roma, prefiriendo permanecer más cerca de casa, donde siempre estaba accesible para cumplir las órdenes reales.La elección de Clemente marcó el inicio de un periodo de 72 años llamado "La Cautividad Babilónica del Papado", en honor al exilio judío de unos 2000 años antes. Después de Clemente, seis papas, todos franceses, gobernaron desde la ciudad francesa de Aviñón y no en Roma.Este traslado de los Papas a Francia era algo más que una cuestión geográfica. En el pensamiento de los europeos, la Ciudad Eterna de Roma representaba no sólo la idea de la Sucesión Apostólica de la Iglesia fundada por San Pedro, sino también del Imperio Romano. ¿Aviñón estaba rodeada por qué? El Reino de Francia. La Iglesia era un mero instrumento en manos de una nación, la francesa, sedienta de poder.Esto se resintió amargamente en Alemania. En el año 1324, el Emperador Luis el Bávaro actuó contra el Papa Francés Juan XXII apelando a un concilio general. Entre los eruditos que apoyaban tal medida estaba Marsilio de Padua, que había huido de la Universidad de París. En 1326, Marsilio y su colega Juan de Jandún presentaron a Luis una obra titulada Defensor de la paz. En ella se cuestionaba toda la estructura papal de la Iglesia y se abogaba por un gobierno democrático. Defensor de la Paz afirmaba que la Iglesia era la comunidad de todos los creyentes y que el sacerdocio no era superior a los laicos. Ni los papas, ni los obispos, ni los sacerdotes tenían ninguna función especial; sólo servían como agentes de la comunidad de creyentes.En esta visión revolucionaria de la Iglesia, el Papa se convertía en un cargo ejecutivo del consejo eclesiástico, que eran simplemente ancianos espirituales. El Papa estaba subordinado a la autoridad del Consejo. Esta nueva forma de gobierno de la Iglesia se llamó Conciliarismo. Pronto pasaría de la teoría a la práctica.Pero eso -como solemos decir- es tema para otro podcast._________________Deseo dedicar un momento al final de este episodio para dar las gracias una vez más a todos los que se han tomado la molestia de hacernos una reseña en iTunes. Al ser el mayor portal de podcasts, las opiniones allí ayudan mucho a promocionar CS.Y gracias a quienes han hecho donaciones a CS recientemente. Cada donación se utiliza para mantener el podcast en funcionamiento.

El título de este episodio es de Papas y Príncipes.En lo que respecta a la Iglesia de Occidente, el siglo XIV se abrió con una nota que aparentaba ser fuerte. A principios del año 1300, el papa Bonifacio VIII proclamó un Año de Jubileo, un nuevo acontecimiento en el calendario de la Iglesia. El decreto del Papa anunciaba el perdón general de todos los pecados para todos los que visitaran las iglesias de San Pedro y San Pablo de Roma durante los 10 siguientes meses. Grandes multitudes acudieron a la ciudad.Bonifacio VIII era interesante. Le gustaba la ceremonia ostentosa y pretenciosa. Aparecía regularmente en público vestido con ropajes reales, o mejor aún, imperiales, anunciando: "Soy el César. Soy emperador". Su corona papal tenía 48 rubíes, 72 zafiros, 45 esmeraldas y 66 grandes perlas. Se permitía el lujo de ser generoso con el perdón. En la iglesia de San Pablo, los peregrinos a Roma mantenían a los sacerdotes ocupados noche y día recogiendo y contando las interminables ofrendas.Para Bonifacio, mirando al futuro los años parecían brillantes. El Vaticano había mantenido un poder religioso y político sin rivales durante 2 siglos y no había nada en el horizonte que anunciara un cambio. El Papa tenía ante sí el brillante ejemplo de Inocencio III, que cien años antes había dominado a emperadores y reyes. Bonifacio supuso que seguiría en la misma línea.Pero sólo 3 años después, Bonifacio murió a consecuencia del mayor insulto personal jamás infligido a un Papa. Incluso mientras los celebrantes del Jubileo se regocijaban, había fuerzas trabajando para acabar con la supremacía de la soberanía papal medieval.No hace falta estudiar mucho la historia para darse cuenta de que a menudo se están produciendo grandes cambios bajo la superficie, mucho antes de que la gente sea consciente de ellos. El siglo XIV fue una época así. Los papas de Roma continuaron "como si nada" mientras nuevas ideas y fuerzas radicales alteraban la Fe. La idea de la Cristiandad, un Imperio cristiano que unificó Europa del siglo VI al XIV, se estaba deteriorando rápidamente.La llamada Cristiandad había sido útil para crear la Europa de los siglos VII y VIII. Pero su importancia se desvaneció en los siglos XII y XIII. El Papa Inocencio III había demostrado que la soberanía papal era eficaz para reunir a los príncipes en una cruzada o para defender a la Iglesia contra los herejes. Pero en los siglos XIV y XV se produjo un marcado declive del poder y el prestigio papal.Como estamos acostumbrados a pensar en el mundo político, como un conjunto de naciones-estado, nos cuesta hacernos a la idea de que son un fenómeno bastante reciente. Durante la mayor parte de la historia, la gente vivía regionalmente; sus vidas y pensamientos estaban limitados por las fronteras de su condado o aldea. Durante siglos, Galos y Godos se definieron a sí mismos por su tribu. Nunca se les ocurrió llamarse Franceses o Alemanes. Tales etiquetas nacionales no entran en juego hasta más tarde, cuando Europa salió de la Edad Media hacia lo que llamamos el Mundo Moderno. Un mundo, por cierto, marcado como moderno precisamente por esta nueva forma de identificarnos.En el siglo XIV, la gente empezaba a acostumbrarse a la idea de que eran ingleses o franceses. Esto fue posible porque, por primera vez, empezaron a pensar en el estado político en términos independientes de su afiliación religiosa.Europa se alejaba, muy lentamente, de su pasado feudal. La tierra era menos importante, ya que el dinero en efectivo se convirtió en el nuevo énfasis. Los dirigentes políticos se dieron cuenta de que necesitaban fuentes de ingresos cada vez mayores, lo que significaba impuestos.Eduardo I de Inglaterra y Felipe el Hermoso de Francia estaban en conflicto, como había sido habitual durante siglos. Para financiar sus cada vez más costosas campañas de expansión territorial, decidieron exigir impuestos al clero. Pero los papas habían mantenido durante mucho tiempo que la Iglesia estaba exenta de tales impuestos, sobre todo si el dinero recaudado se iba a utilizar para que la sangre de otro saliera de su cuerpo a gran velocidad.En 1296, el papa Bonifacio VIII promulgó un decreto en el que amenazaba con la excomunión a cualquier gobernante que impusiera impuestos al clero y a cualquier miembro del clero que pagara sin el consentimiento del Papa. Pero Eduardo y Felipe pertenecían al nuevo tipo de monarca que avanzaba hacia los numerosos tronos de Europa. No les impresionaban las amenazas de Roma. Eduardo advirtió que, si la Iglesia no pagaba, se le retiraría la protección de la Corona y se le confiscarían sus propiedades en lugar de los impuestos. La respuesta de Felipe fue bloquear la exportación de oro, plata y joyas procedentes de Francia, privando a Roma de una importante fuente de ingresos procedentes de sus recaudaciones.El Papa Bonifacio dio marcha atrás, protestando por haber sido malinterpretado. Estaba seguro de que no había querido cortar las contribuciones para la defensa del reino en tiempos de necesidad. Fue una clara victoria para ambos reyes.Sin embargo, su victoria sobre el poder papal aún tenía camino por recorrer. Reforzado por el éxito del Jubileo, El Papa Bonifacio asumió que la reverencia que se le profesaba en todos los rincones de Europa se extendía también a la esfera civil. Mandó añadir otro ornamento de oro a su corona, que significaba su poder temporal. Luego, persiguió al rey Felipe de Francia, tratando de debilitar su derecho de gobernar. Felipe respondió desafiando al Papa a que mostrara dónde había dado Jesús a la Iglesia autoridad temporal.En el año 1301, Felipe encarceló a un obispo francés acusado de traición. Bonifacio ordenó su liberación y anuló su anterior concesión sobre los impuestos de las tierras de la Iglesia. Al año siguiente, Felipe convocó a la nobleza, el clero y otros dirigentes de Francia y formó una especie de parlamento de Francia. Obtuvo entonces su apoyo unánime en su disputa con el Papa. Uno de los nuevos ministros civiles expresó así la elección que debían hacer: "La espada de mi señor es de acero; la del Papa, de palabras".Varios meses después, Bonifacio emitió la afirmación más extrema del poder papal en la historia de la Iglesia; la Bula papal conocida como Unam Sanctum = El Único Santo, la más famosa de todas las bulas de la Edad Media, que afirmaba la autoridad del Papa sobre todas las demás autoridades. Su significado era inconfundible. Declaró: "Es del todo necesario que todo ser humano esté sometido al Pontífice Romano".La respuesta de Felipe al Unam Sanctum no fue menos drástica. Solicitó la destitución de Bonifacio alegando que su elección había sido ilegal. Para llevar a cabo este plan, Felipe recurrió a Guillermo de Nogaret, el abogado que le ayudó a establecer las bases políticas de Francia.Nogaret era también un maestro en la presentación de las llamadas "pruebas". Había conseguido testimonios para apoyar su caso por medios tan dudosos como desnudar a un testigo, untarlo de miel y colgarlo cerca de una colmena. Su caso contra Bonifacio iba mucho más allá de la acusación de que su elección era ilegítima. Nogaret afirmó que el Papa era culpable de herejía, simonía y grave inmoralidad. Autorizado por una asamblea francesa de clérigos y nobles, se apresuró a viajar a Italia para traer al Papa a Francia y juzgarlo ante un concilio eclesiástico.Bonifacio tenía 86 años y había abandonado Roma para pasar el verano. Se alojaba en su ciudad natal cuando Nogaret llegó con tropas. Irrumpieron en la habitación de Bonifacio, maltratándolo violentamente. Esperaron unos días a que se recuperara y se dispusieron a regresar a Francia. Pero los habitantes de la ciudad descubrieron lo que ocurría y rescataron al Papa. Murió unas semanas después, débil y humillado.Este trágico asunto se convierte en una especie de marcador del hecho de que los gobernantes de Europa ya no tolerarían la interferencia papal en lo que consideraban asuntos políticos. El problema era que, después de tantos siglos de Cristiandad, resultaba difícil determinar dónde terminaba la política y dónde empezaban los asuntos de la Iglesia. Lo que estaba claro era que el poder de un rey dentro de su propio país era ahora un hecho.Al mismo tiempo, el abuso de un Papa, aunque fuera impopular, se resentía profundamente. A pesar de su declaración del Jubileo, Bonifacio no era un líder querido. Había sido objetivo de muchas críticas. Para que te hagas una idea de lo bajo que había caído la estima de Bonifacio, Dante, autor de La Divina Comedia, le reservó un lugar en el infierno. Aun así, el Papa era el Vicario de Cristo. Pocas personas de aquella época podían concebir el Cristianismo sin el Papa y la jerarquía eclesiástica que presidía.Incluso cuando no existía un vocabulario político para ello, la gente de principios del siglo XIV empezó a distinguir entre la autoridad secular y la religiosa y a reconocer los derechos de cada una en su propio lugar.Cuando el sucesor de Bonifacio murió tras un breve reinado, el audaz golpe de Felipe pareció dar sus frutos. En el año 1305, el Colegio de Cardenales eligió a un Francés, el Arzobispo de Burdeos, como Papa Clemente V. Clemente nunca puso un pie en Roma, prefiriendo permanecer más cerca de casa, donde siempre estaba accesible para cumplir las órdenes reales.La elección de Clemente marcó el inicio de un periodo de 72 años llamado "La Cautividad Babilónica del Papado", en honor al exilio judío de unos 2000 años antes. Después de Clemente, seis papas, todos franceses, gobernaron desde la ciudad francesa de Aviñón y no en Roma.Este traslado de los Papas a Francia era algo más que una cuestión geográfica. En el pensamiento de los europeos, la Ciudad Eterna de Roma representaba no sólo la idea de la Sucesión Apostólica de la Iglesia fundada por San Pedro, sino también del Imperio Romano. ¿Aviñón estaba rodeada por qué? El Reino de Francia. La Iglesia era un mero instrumento en manos de una nación, la francesa, sedienta de poder.Esto se resintió amargamente en Alemania. En el año 1324, el Emperador Luis el Bávaro actuó contra el Papa Francés Juan XXII apelando a un concilio general. Entre los eruditos que apoyaban tal medida estaba Marsilio de Padua, que había huido de la Universidad de París. En 1326, Marsilio y su colega Juan de Jandún presentaron a Luis una obra titulada Defensor de la paz. En ella se cuestionaba toda la estructura papal de la Iglesia y se abogaba por un gobierno democrático. Defensor de la Paz afirmaba que la Iglesia era la comunidad de todos los creyentes y que el sacerdocio no era superior a los laicos. Ni los papas, ni los obispos, ni los sacerdotes tenían ninguna función especial; sólo servían como agentes de la comunidad de creyentes.En esta visión revolucionaria de la Iglesia, el Papa se convertía en un cargo ejecutivo del consejo eclesiástico, que eran simplemente ancianos espirituales. El Papa estaba subordinado a la autoridad del Consejo. Esta nueva forma de gobierno de la Iglesia se llamó Conciliarismo. Pronto pasaría de la teoría a la práctica.Pero eso -como solemos decir- es tema para otro podcast._________________Deseo dedicar un momento al final de este episodio para dar las gracias una vez más a todos los que se han tomado la molestia de hacernos una reseña en iTunes. Al ser el mayor portal de podcasts, las opiniones allí ayudan mucho a promocionar CS.Y gracias a quienes han hecho donaciones a CS recientemente. Cada donación se utiliza para mantener el podcast en funcionamiento.

Este episodio de CS se titula: "Aquí No Hay Bobos".Los Franciscanos tenían una respuesta al Escolástico Dominico que vimos en el episodio anterior. De hecho, el equivalente Franciscano de Aquino vivió en la misma época. Se llamaba Juan Buenaventura.Nacido en Toscana en 1221 como Juan Fidanza, pasó a ser conocido como Buenaventura cuando se recuperó milagrosamente de una grave enfermedad siendo un niño de cuatro años. Al recobrar la salud, su madre anunció: "Buenaventura = Buena fortuna" y el nombre se le quedó grabado.Mientras que Aquino era predominantemente un teólogo, Buenaventura era a la vez teólogo y un consumado administrador en los asuntos de los Franciscanos. Donde Tomás era preciso pero seco, Juan era un místico dado a la gran elocuencia. Si Aquino era prosa, Buenaventura era poesía.Buenaventura se unió a los Franciscanos e inmediatamente destacó en sus estudios. Pasó 3 años en París estudiando con el escolástico Alejandro de Hales. Alejandro hizo un gran cumplido a su alumno cuando dijo que en Buenaventura "Adán parece no haber pecado".Terminados sus estudios en París, se quedó a enseñar, ocupando el puesto de Juan de Parma cuando éste asumió la dirección de los Franciscanos. Sólo tenía 26 años. A esa edad, cualquiera se habría visto sobrepasado, pues Buenaventura se convirtió en el líder de los Franciscanos cuando éstos estaban siendo divididos por la fractura de la que hablamos en un episodio anterior. Adoptó una posición intermedia entre las dos partes y fue capaz de negociar una paz incómoda. Fue una tarea brutalmente dura, pero Buenaventura la llevó a cabo con aplomo y se ganó el título de 2º fundador de la orden.Durante su mandato al frente de los Franciscanos, se puso en cuestión toda la idea de la vida mendicante. Escribió un tratado que acalló la oposición y reforzó el apoyo a los Mendicantes.Bajo la dirección del primer Consejo General Franciscano de Narbona en 1260, escribió la Leyenda de Francisco, el relato Franciscano autorizado sobre el fundador de la Orden.En 1273 fue nombrado cardenal de Albano (Italia). Murió en Lyon mientras asistía a un concilio eclesiástico en 1274. El Papa le aplicó la extrema unción y a su funeral asistieron dignatarios de todo el mundo Cristiano. Fue declarado "Doctor de la Iglesia" en 1587, uno de los más altos honores que puede conceder la Iglesia Romana.Dante, feroz crítico de la religión fingida, concedió a Buenaventura un gran honor al situarlo junto a Tomás de Aquino.Ambos serán considerados siempre por los estudiosos de la historia uno al lado del otro. Un historiador de la teología medieval los llama las estrellas iluminadoras en el horizonte del siglo XIII. Aquino tenía la mente más aguda, pero Buenaventura el corazón más cálido. Quizá por eso cada uno se unió a sus respectivas órdenes: Tomás a los Dominicos y Juan a los Franciscanos.Buenaventura gozó de gran popularidad como predicador. Al ser poeta, sus sermones eran mucho más elocuentes que los de sus compañeros.Cuando Buenaventura escribió, al igual que Aquino, se dedicó a la teología y contribuyó en gran medida a la depuración del pensamiento de la época. Para dar una idea del tipo de cosas con las que luchaban los Escolásticos, he aquí algunos de los temas en los que intervino Buenaventura. . . .La Trinidad, la creación, el pecado, la Encarnación, la gracia, el Espíritu Santo, los sacramentos y el Más Allá. Una vez tratados estos temas básicos, se ocupó de toda una serie de otros temas más populares de discutir. Cosas como. . .- ¿Podría Dios haber hecho un mundo mejor?- ¿Podría haberlo hecho antes de lo que lo hizo?- ¿Puede un ángel estar en varios lugares al mismo tiempo?- ¿Pueden varios ángeles estar al mismo tiempo en el mismo lugar?- En el momento de su creación, ¿Lucifer era corrupto?o ¿Pertenecía al orden de los ángeles?- ¿Existe una jerarquía entre los ángeles caídos?- ¿Tienen los demonios conocimiento previo de los acontecimientos contingentes?Buenaventura discutió si hubo o no relaciones sexuales antes de la Caída, si antes de la Caída el hombre y la mujer eran iguales o no, si Adán o Eva pecaron más gravemente al comer el fruto prohibido.Con cosas tan pesadas e importantes, no es de extrañar que estos tipos pasaran buena parte de su tiempo sentados en un escritorio, estudiando.Buenaventura estaba de acuerdo con Aquino en negar que María fuera concebida inmaculadamente y estuviera libre del pecado original. Discrepó con su colega Franciscano, Duns Escoto, en la cuestión de la transubstanciación. Aunque Escoto discrepaba de Aquino sobre en qué se convertían exactamente el pan y el vino, aceptaba la idea de QUE se convertían en algo MÁS que mero pan y vino, mientras que Buenaventura mantenía la naturaleza simbólica de los elementos de la Comunión.Aunque Buenaventura era una mente brillante, no es por su teología por lo que es conocido. Es difícil serlo cuando vives en la misma época que Tomás de Aquino. Es más conocido como místico y autor de la Vida de San Francisco.Mientras que la Summa de Aquino se convirtió en el libro de texto teológico de la Iglesia Romana, fueron los escritos devocionales de Buenaventura los que agitaron los corazones de miles de sacerdotes comunes para que buscaran a Dios por la gracia y a través de Su Palabra.______________________________________________________________________________Esto nos lleva a otro Franciscano y al último de los Escolásticos que consideraremos, Juan Duns [hecho] Escoto.Permíteme comenzar diciendo que los Escotistas, los seguidores de Duns Escoto, y los Tomistas, que seguían a Aquino, forman las 2 grandes escuelas teológicas de la Edad Media. La batalla entre ellas fue feroz; a veces violenta.Debo decir que, al repasar la obra de Escoto, me resulta difícil comprender su pensamiento. Como sólo tengo una inteligencia media, la mayor parte de su obra me sobrepasa. Escoto era un verdadero cerebrito y cuando le leo, me pierdo. Intentaré resumir su obra más adelante, pero antes echemos un vistazo a su vida. Podemos abarcarla rápidamente, porque, bueno, no sabemos casi nada de él.Nació como "John Duns [hecho]"; en Escocia; de ahí el apodo latino de "Escoto" por el que es más conocido. Escoto se hizo sacerdote y se unió a los Franciscanos. La mayor parte de su carrera la pasó dando clases en Oxford. Finalmente enseñó en París y Colonia, donde murió en 1308. Un monumento a Escoto en la iglesia de los Franciscanos de Colonia lleva esta inscripción:-Escocia me dio a luz, Inglaterra me amamantó, Galia me educó, Colonia guarda mis cenizas.Entre las historias que se cuentan de Duns Escoto hay una que da más luz sobre sus pensamientos que capítulos enteros de sus complejos discursos escritos.Escoto conversó con un granjero inglés sobre el tema de la religión. La conversación giró en torno a la predestinación. El granjero, que estaba sembrando su campo, dijo a Escoto: "¿Por qué me hablas? Si Dios sabe de antemano que me salvaré, me salvaré tanto si hago el bien como si hago el mal".Escoto replicó "Pues bien, si Dios ha sabido de antemano que el grano de tu bolsa crecerá en esta tierra, crecerá tanto si siembras como si retienes tu mano. Más vale que te ahorres el trabajo que te cuesta".La mente de Escoto era más crítica que constructiva. Tendía a desmenuzar los pensamientos y conclusiones de los demás más que a desarrollar o declarar sus propias posiciones. Su obra parece reaccionaria, aunque sólo utilizaba el método dialéctico de moda entre los escolásticos.Recordarás que el gran empeño de los escolásticos era vincular la fe y la razón; demostrar que la fe no era irracional, sino super-racional. Pretendían demostrar que el intelecto era una herramienta para informar y fortalecer la fe, no para debilitarla.A Escoto se le considera el último de los Escolásticos porque su obra debilitó su empeño. Utilizando la metodología cuestionadora de la dialéctica, atacó, no la suficiencia de la fe como algunos escolásticos, sino la suficiencia de la razón como medio para llegar al conocimiento. Sometió las proposiciones escolásticas a un intenso escrutinio. Mostró cómo varias de las proposiciones teológicas de la Iglesia eran difíciles de sostener por la razón, y sin embargo la Iglesia decía que eran verdaderas. Así pues, el problema debía estar en la razón, no en el dogma de la Iglesia. Algunas cosas debían aceptarse, decía, por la fe.La habilidad de Escoto para plantear preguntas que acorralaban a la gente en rincones lógicos le acumulo partidarios y enemigos. A veces, sus pensamientos eran tan elaborados; sus escritos, tan confusos, que hoy nos referimos en ingles a una persona mentalmente desorganizada u confundida como un “dunce” o "bobo" en español, palabra derivada del nombre de Duns Escoto en ingles.Escoto dedicó gran parte de su tiempo al tema de la voluntad. Es su trabajo sobre ella, el que enmarcó la base filosófica de los Reformadores y sus puntos de vista sobre la Soberanía y la Elección de Dios.Escoto fue el primer teólogo Católico importante que apoyó la doctrina de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Según ésta, la madre de Jesús, aunque nacida de padres humanos, fue concebida en santidad, sin la mancha del pecado original. Esta idea había sido expuesta un siglo antes en Francia, donde inmediatamente suscitó controversia. Escoto defendió este punto de vista en un debate público en París, empleando doscientas líneas de argumentación en su apoyo y ganándose a la universidad para su bando. Aunque Aquino la rechazó, la opinión de Escoto se impuso. En diciembre de 1854, el Papa Pío IX, Franciscano, declaró que la doctrina de la Inmaculada Concepción era un hecho divinamente revelado y un dogma Católico oficial.La reputación de Aquino en filosofía y teología ha eclipsado la de Escoto, aunque éste influyó en un amplio abanico de pensadores posteriores, como el filósofo protestante alemán del siglo XVIII Leibniz y el teólogo Católico francés del siglo XX Teilhard de Chardin. El existencialismo del siglo XX resucitó el énfasis de Escoto en la voluntad por encima de la razón.Si asistes a una clase de filosofía en la universidad hoy en día, lo más probable es que te digan que la fe y la razón son cosas totalmente separadas. La razón, se postula, se basa en la evidencia y en la facultad de la mente. La fe está divorciada tanto de la razón como de la evidencia, y la razón siempre triunfa sobre la fe. Se trata de un giro completo con respecto a los Escolásticos, a quienes pueden atribuirse algunos de los momentos más elevados de la larga historia del análisis filosófico. Para ellos, la fe era lo primero, y la razón una herramienta que ayudaba a completar y reforzar la fe.Duns Escoto comenzó a alejarse de eso mostrando lo poco fiable que podía ser la razón. Su objetivo era recordar a los Escolásticos que, al hacer hincapié en la razón, habían descuidado la primacía de la Fe. Pero en el divorcio que postuló entre fe y razón, lo que ocurrió fue que pensadores posteriores corrieron con la razón como separada y superior a la fe. Si Duns Escoto apareciera hoy en una conferencia de filosofía universitaria, lloraría porque sus ideas han sido tan poco desarrolladas. Y aniquilaría el pensamiento deficiente del profesor laico.

Este episodio de CS se titula: "Aquí No Hay Bobos".Los Franciscanos tenían una respuesta al Escolástico Dominico que vimos en el episodio anterior. De hecho, el equivalente Franciscano de Aquino vivió en la misma época. Se llamaba Juan Buenaventura.Nacido en Toscana en 1221 como Juan Fidanza, pasó a ser conocido como Buenaventura cuando se recuperó milagrosamente de una grave enfermedad siendo un niño de cuatro años. Al recobrar la salud, su madre anunció: "Buenaventura = Buena fortuna" y el nombre se le quedó grabado.Mientras que Aquino era predominantemente un teólogo, Buenaventura era a la vez teólogo y un consumado administrador en los asuntos de los Franciscanos. Donde Tomás era preciso pero seco, Juan era un místico dado a la gran elocuencia. Si Aquino era prosa, Buenaventura era poesía.Buenaventura se unió a los Franciscanos e inmediatamente destacó en sus estudios. Pasó 3 años en París estudiando con el escolástico Alejandro de Hales. Alejandro hizo un gran cumplido a su alumno cuando dijo que en Buenaventura "Adán parece no haber pecado".Terminados sus estudios en París, se quedó a enseñar, ocupando el puesto de Juan de Parma cuando éste asumió la dirección de los Franciscanos. Sólo tenía 26 años. A esa edad, cualquiera se habría visto sobrepasado, pues Buenaventura se convirtió en el líder de los Franciscanos cuando éstos estaban siendo divididos por la fractura de la que hablamos en un episodio anterior. Adoptó una posición intermedia entre las dos partes y fue capaz de negociar una paz incómoda. Fue una tarea brutalmente dura, pero Buenaventura la llevó a cabo con aplomo y se ganó el título de 2º fundador de la orden.Durante su mandato al frente de los Franciscanos, se puso en cuestión toda la idea de la vida mendicante. Escribió un tratado que acalló la oposición y reforzó el apoyo a los Mendicantes.Bajo la dirección del primer Consejo General Franciscano de Narbona en 1260, escribió la Leyenda de Francisco, el relato Franciscano autorizado sobre el fundador de la Orden.En 1273 fue nombrado cardenal de Albano (Italia). Murió en Lyon mientras asistía a un concilio eclesiástico en 1274. El Papa le aplicó la extrema unción y a su funeral asistieron dignatarios de todo el mundo Cristiano. Fue declarado "Doctor de la Iglesia" en 1587, uno de los más altos honores que puede conceder la Iglesia Romana.Dante, feroz crítico de la religión fingida, concedió a Buenaventura un gran honor al situarlo junto a Tomás de Aquino.Ambos serán considerados siempre por los estudiosos de la historia uno al lado del otro. Un historiador de la teología medieval los llama las estrellas iluminadoras en el horizonte del siglo XIII. Aquino tenía la mente más aguda, pero Buenaventura el corazón más cálido. Quizá por eso cada uno se unió a sus respectivas órdenes: Tomás a los Dominicos y Juan a los Franciscanos.Buenaventura gozó de gran popularidad como predicador. Al ser poeta, sus sermones eran mucho más elocuentes que los de sus compañeros.Cuando Buenaventura escribió, al igual que Aquino, se dedicó a la teología y contribuyó en gran medida a la depuración del pensamiento de la época. Para dar una idea del tipo de cosas con las que luchaban los Escolásticos, he aquí algunos de los temas en los que intervino Buenaventura. . . .La Trinidad, la creación, el pecado, la Encarnación, la gracia, el Espíritu Santo, los sacramentos y el Más Allá. Una vez tratados estos temas básicos, se ocupó de toda una serie de otros temas más populares de discutir. Cosas como. . .- ¿Podría Dios haber hecho un mundo mejor?- ¿Podría haberlo hecho antes de lo que lo hizo?- ¿Puede un ángel estar en varios lugares al mismo tiempo?- ¿Pueden varios ángeles estar al mismo tiempo en el mismo lugar?- En el momento de su creación, ¿Lucifer era corrupto?o ¿Pertenecía al orden de los ángeles?- ¿Existe una jerarquía entre los ángeles caídos?- ¿Tienen los demonios conocimiento previo de los acontecimientos contingentes?Buenaventura discutió si hubo o no relaciones sexuales antes de la Caída, si antes de la Caída el hombre y la mujer eran iguales o no, si Adán o Eva pecaron más gravemente al comer el fruto prohibido.Con cosas tan pesadas e importantes, no es de extrañar que estos tipos pasaran buena parte de su tiempo sentados en un escritorio, estudiando.Buenaventura estaba de acuerdo con Aquino en negar que María fuera concebida inmaculadamente y estuviera libre del pecado original. Discrepó con su colega Franciscano, Duns Escoto, en la cuestión de la transubstanciación. Aunque Escoto discrepaba de Aquino sobre en qué se convertían exactamente el pan y el vino, aceptaba la idea de QUE se convertían en algo MÁS que mero pan y vino, mientras que Buenaventura mantenía la naturaleza simbólica de los elementos de la Comunión.Aunque Buenaventura era una mente brillante, no es por su teología por lo que es conocido. Es difícil serlo cuando vives en la misma época que Tomás de Aquino. Es más conocido como místico y autor de la Vida de San Francisco.Mientras que la Summa de Aquino se convirtió en el libro de texto teológico de la Iglesia Romana, fueron los escritos devocionales de Buenaventura los que agitaron los corazones de miles de sacerdotes comunes para que buscaran a Dios por la gracia y a través de Su Palabra.______________________________________________________________________________Esto nos lleva a otro Franciscano y al último de los Escolásticos que consideraremos, Juan Duns [hecho] Escoto.Permíteme comenzar diciendo que los Escotistas, los seguidores de Duns Escoto, y los Tomistas, que seguían a Aquino, forman las 2 grandes escuelas teológicas de la Edad Media. La batalla entre ellas fue feroz; a veces violenta.Debo decir que, al repasar la obra de Escoto, me resulta difícil comprender su pensamiento. Como sólo tengo una inteligencia media, la mayor parte de su obra me sobrepasa. Escoto era un verdadero cerebrito y cuando le leo, me pierdo. Intentaré resumir su obra más adelante, pero antes echemos un vistazo a su vida. Podemos abarcarla rápidamente, porque, bueno, no sabemos casi nada de él.Nació como "John Duns [hecho]"; en Escocia; de ahí el apodo latino de "Escoto" por el que es más conocido. Escoto se hizo sacerdote y se unió a los Franciscanos. La mayor parte de su carrera la pasó dando clases en Oxford. Finalmente enseñó en París y Colonia, donde murió en 1308. Un monumento a Escoto en la iglesia de los Franciscanos de Colonia lleva esta inscripción:-Escocia me dio a luz, Inglaterra me amamantó, Galia me educó, Colonia guarda mis cenizas.Entre las historias que se cuentan de Duns Escoto hay una que da más luz sobre sus pensamientos que capítulos enteros de sus complejos discursos escritos.Escoto conversó con un granjero inglés sobre el tema de la religión. La conversación giró en torno a la predestinación. El granjero, que estaba sembrando su campo, dijo a Escoto: "¿Por qué me hablas? Si Dios sabe de antemano que me salvaré, me salvaré tanto si hago el bien como si hago el mal".Escoto replicó "Pues bien, si Dios ha sabido de antemano que el grano de tu bolsa crecerá en esta tierra, crecerá tanto si siembras como si retienes tu mano. Más vale que te ahorres el trabajo que te cuesta".La mente de Escoto era más crítica que constructiva. Tendía a desmenuzar los pensamientos y conclusiones de los demás más que a desarrollar o declarar sus propias posiciones. Su obra parece reaccionaria, aunque sólo utilizaba el método dialéctico de moda entre los escolásticos.Recordarás que el gran empeño de los escolásticos era vincular la fe y la razón; demostrar que la fe no era irracional, sino super-racional. Pretendían demostrar que el intelecto era una herramienta para informar y fortalecer la fe, no para debilitarla.A Escoto se le considera el último de los Escolásticos porque su obra debilitó su empeño. Utilizando la metodología cuestionadora de la dialéctica, atacó, no la suficiencia de la fe como algunos escolásticos, sino la suficiencia de la razón como medio para llegar al conocimiento. Sometió las proposiciones escolásticas a un intenso escrutinio. Mostró cómo varias de las proposiciones teológicas de la Iglesia eran difíciles de sostener por la razón, y sin embargo la Iglesia decía que eran verdaderas. Así pues, el problema debía estar en la razón, no en el dogma de la Iglesia. Algunas cosas debían aceptarse, decía, por la fe.La habilidad de Escoto para plantear preguntas que acorralaban a la gente en rincones lógicos le acumulo partidarios y enemigos. A veces, sus pensamientos eran tan elaborados; sus escritos, tan confusos, que hoy nos referimos en ingles a una persona mentalmente desorganizada u confundida como un “dunce” o "bobo" en español, palabra derivada del nombre de Duns Escoto en ingles.Escoto dedicó gran parte de su tiempo al tema de la voluntad. Es su trabajo sobre ella, el que enmarcó la base filosófica de los Reformadores y sus puntos de vista sobre la Soberanía y la Elección de Dios.Escoto fue el primer teólogo Católico importante que apoyó la doctrina de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Según ésta, la madre de Jesús, aunque nacida de padres humanos, fue concebida en santidad, sin la mancha del pecado original. Esta idea había sido expuesta un siglo antes en Francia, donde inmediatamente suscitó controversia. Escoto defendió este punto de vista en un debate público en París, empleando doscientas líneas de argumentación en su apoyo y ganándose a la universidad para su bando. Aunque Aquino la rechazó, la opinión de Escoto se impuso. En diciembre de 1854, el Papa Pío IX, Franciscano, declaró que la doctrina de la Inmaculada Concepción era un hecho divinamente revelado y un dogma Católico oficial.La reputación de Aquino en filosofía y teología ha eclipsado la de Escoto, aunque éste influyó en un amplio abanico de pensadores posteriores, como el filósofo protestante alemán del siglo XVIII Leibniz y el teólogo Católico francés del siglo XX Teilhard de Chardin. El existencialismo del siglo XX resucitó el énfasis de Escoto en la voluntad por encima de la razón.Si asistes a una clase de filosofía en la universidad hoy en día, lo más probable es que te digan que la fe y la razón son cosas totalmente separadas. La razón, se postula, se basa en la evidencia y en la facultad de la mente. La fe está divorciada tanto de la razón como de la evidencia, y la razón siempre triunfa sobre la fe. Se trata de un giro completo con respecto a los Escolásticos, a quienes pueden atribuirse algunos de los momentos más elevados de la larga historia del análisis filosófico. Para ellos, la fe era lo primero, y la razón una herramienta que ayudaba a completar y reforzar la fe.Duns Escoto comenzó a alejarse de eso mostrando lo poco fiable que podía ser la razón. Su objetivo era recordar a los Escolásticos que, al hacer hincapié en la razón, habían descuidado la primacía de la Fe. Pero en el divorcio que postuló entre fe y razón, lo que ocurrió fue que pensadores posteriores corrieron con la razón como separada y superior a la fe. Si Duns Escoto apareciera hoy en una conferencia de filosofía universitaria, lloraría porque sus ideas han sido tan poco desarrolladas. Y aniquilaría el pensamiento deficiente del profesor laico.

Este Episodio se titula "El Buey de Dios". Empiezo con un agradecimiento a quienes han hecho una reseña de CS en la tienda iTunes, donde muchos se suscriben al podcast. Aunque iTunes es sólo una salida para el mundo de los podcasts, resulta ser EL PRINCIPAL lugar para calificar y promocionar podcasts.Mira, lo que hacemos aquí es totalmente un trabajo de aficionados. CS es una labor de amor y no pretende ser una revisión erudita de la historia. Comparto estos episodios con la esperanza de que otros puedan acompañarme y aprender conmigo. No pretendo que sea exhaustivo. Al contrario, es un relato superficial que pretende dar una breve visión general de la historia de la Iglesia; una especie de repaso verbal, con momentos ocasionales en los que nos detenemos en algo interesante. Pretendo dar a los oyentes una idea básica de cuándo ocurrieron los acontecimientos en relación con los demás; quiénes fueron algunos de los principales actores y actrices con el papel que desempeñaron. Y, como he dicho antes, los episodios son intencionadamente cortos para facilitar que se escuchen en los breves momentos en que la gente está haciendo ejercicio, haciendo tareas domésticas, dando un paseo, yendo en coche al trabajo. Lo que es una maravilla es oír todas las formas en que la gente se HA conectado a CS. Algunos han descargado un montón de episodios y los han escuchado mientras cruzaban el país en coche o volaban al extranjero.Hace un tiempo estaba en una conferencia, hablando tranquilamente con unos amigos, cuando un tipo sentado en la fila de delante se volvió y me dijo: "¿Eres Lance? ¿Tienes el podcast Communio Sanctorum?". Reconoció mi voz. Lo pasamos muy bien conociéndonos mejor. En otra ocasión, durante un viaje por Israel, conocí a un tipo en el comedor de uno de nuestros hoteles que es fan del podcast. Eso sí que fue un acontecimiento.Este Podcast en español empezó de igual manera cuando su servidor Roberto Aguayo conoció a Lance después de escuchar él podcast y le pidió si lo podía traducir y grabar en español. No sé si fui yo, pero igual me senté delante de Lance en una conferencia de pastores y reconocí su voz detrás de mí y me volteé a saludarlo. Así comenzó esta aventura.De todos modos, agradezco que la gente deje comentarios en la página de FB o envíe un correo electrónico. Pero lo mejor de todo es calificar el podcast y escribir una reseña rápida en iTunes, y luego decirles a tus amigos que nos escuchen.______________________________________________________________________________________________________________Ahora, volvamos a los Escolásticos.Aunque impulsado por la obra de Abelardo y Anselmo, el escolasticismo alcanzó su apogeo cuando el filósofo griego Aristóteles fue redescubierto por los eruditos europeos. Las Cruzadas entraron en contacto con eruditos musulmanes que debatieron la filosofía de Aristóteles. Sus pensamientos regresaron con los Cruzados y se transmitieron a las escuelas teológicas ubicadas en las órdenes mendicantes de los Dominicos y los Franciscanos. Éstos eran los grupos a los que la Iglesia había encomendado el estudio de la teología. A mediados del siglo XIII, se produjo una especie de renacimiento de Aristóteles en estas escuelas. Es curioso que a principios del siglo XIII se prohibiera la lectura de Aristóteles. Al fin y al cabo, era un griego pagano. ¿Qué podían aprender de él los cristianos? Pero, como sabe cualquier universitario, hay una forma de asegurarse de que algo se lea. Prohibirlo. Así que un par de décadas después, se permitió la lectura de partes de Aristóteles. A mediados de siglo, era lectura obligatoria y tanto él como su mentor Platón y su maestro Sócrates fueron bautizados extraoficialmente y convertidos en santos precristianos.Tiene sentido que la filosofía de Aristóteles resucitara cuando recordamos que el objetivo de los escolásticos era aplicar la razón a la fe; tratar de comprender con la mente racional lo que el espíritu ya creía. Fue Aristóteles quien había desarrollado las reglas de la lógica formal.Durante la Edad Media en Europa, todo el aprendizaje tenía lugar bajo la atenta mirada de la Iglesia. La teología reinaba entre las ciencias. Filósofos como Aristóteles, el musulmán Averroes [ah-ver-O -ee] y el judío Maimónides eran estudiados junto a la Biblia. Los eruditos estaban especialmente fascinados por Aristóteles. Parecía haber explicado todo el universo, no utilizando las Escrituras, sino sus poderes de observación y razón.Para algunos ultraconservadores, este énfasis en la razón amenazaba con debilitar las creencias tradicionales. Los cristianos habían llegado a pensar que el conocimiento sólo podía llegar a través de la revelación de Dios, que sólo aquellos a quienes Dios decidiera revelar la verdad podían comprender el universo. ¿Cómo podía cuadrar esto con el conocimiento que enseñaban estas filosofías recién redescubiertas?__________________________________________________________________________________________________________La cumbre de la teología escolástica llegó con Tomás de Aquino. Su obra marcó para siempre la dirección del Catolicismo. Su influencia fue tan profunda que se le dio el título de "Dr. Angelicus - el Doctor Angélico". Su obra magna fue la Suma Teológica, en la que afirmaba que el razonamiento filosófico y la fe eran complementos perfectos: La razón conduce a la fe.Nació en Italia, hijo del conde Lundulfo de Aquino y de su esposa Teodora. Desde muy joven quedó claro que Tomás sería un niño físicamente corpulento. A los 5 años fue enviado a una escuela en el cercano monasterio de Monte Cassino que Benito había iniciado 700 años antes. A los 14, Tomás fue a la Universidad de Nápoles, donde su maestro Dominico le impresionó tanto que Tomás decidió que él también se uniría a la nueva orden Dominicana, orientada al estudio.Su familia se opuso ferozmente, esperando que se convirtiera en un rico abad o arzobispo en lugar de hacer el voto de pobreza de los mendicantes. Los hermanos de Tomás lo secuestraron y confinaron durante más de un año. Su familia le tentó con una prostituta y una oferta para comprarle el arzobispado de Nápoles. Tomás no quiso. Se marchó a París, sede de los estudios teológicos de la Europa medieval. Allí cayó bajo el hechizo del erudito Alberto Magno.Cuando Tomás comenzó sus estudios, nadie sospecharía el futuro que le aguardaba. Era colosalmente obeso, gran parte de su tamaño se debía a que padecía edema, también conocido como hidropesía. Tenía un ojo enorme que empequeñecía al otro y daba a su rostro un aspecto distorsionado que muchos encontraban desconcertante. Socialmente, era cualquier cosa menos la figura dinámica y carismática que algunos podrían suponer; ya sabes, algo para compensar su torpe aspecto físico. Aquino era introspectivo y silencioso la mayor parte del tiempo. Cuando hablaba, lo que decía a menudo no tenía nada que ver con la conversación en curso. En la universidad, sus compañeros le llamaban "el buey tonto", un título que parecía apropiado tanto por su aspecto como por su comportamiento.De lo que la gente no se dio cuenta hasta más tarde fue de la mente increíblemente aguda que se escondía tras su aspecto discreto, y de la brillante forma en que era capaz de ordenar sus pensamientos en un lenguaje persuasivo que los demás pudieran entender. Recuerda que el objetivo de los escolásticos era proporcionar una comprensión racional a lo que creen los cristianos. Aquino dio un apoyo crítico a doctrinas como los atributos de Dios, la Resurrección y la creación ex-nihilo; la creación a partir de la nada. Aunque éstas son cosas que defienden la mayoría de los cristianos, Aquino también apoyó creencias claramente Romanas, como la veneración de María, el purgatorio, el papel del mérito humano en la salvación y los siete sacramentos por los que Dios transmite la gracia a través del clero Romano. También dio mucho apoyo a la Transubstanciación, la idea de que los elementos de la Comunión se convierten en el cuerpo y la sangre reales y literales de Cristo en la Misa.Sus pensamientos teológicos y filosóficos le consumían. Según un relato, estaba cenando con el rey Luis IX de Francia. Mientras los demás conversaban, Tomás miraba al vacío, ensimismado. Olvidando o sin importarle dónde estaba, golpeó la mesa con el puño y gritó: "¡Ah! He aquí un argumento que destruirá a los Maniqueos". -- un grupo herético de épocas pasadas.Al principio de su Suma Teológica, Tomás distinguió entre filosofía y teología, entre razón y revelación. Contrariamente a lo que algunos habían afirmado, la verdadera teología y la filosofía no se contradicen. Cada una de ellas es una vía de conocimiento ordenada por Dios.Siguiendo a Aristóteles, Tomás propuso que la razón se basa en lo que nos dicen nuestros sentidos: lo que podemos ver, sentir, oír, oler y tocar. La Revelación se basa en algo más. Aunque la razón puede llevarnos a creer en Dios -algo que ya habían dicho otros teólogos como Anselmo-, sólo la revelación puede mostrarnos a Dios tal como es realmente, el Dios de la Biblia. La filosofía deja clara la existencia de Dios. Pero sólo la teología basada en la Revelación nos dice cómo es el Dios que existe.Tomás aceptó el principio de Aristóteles de que todo efecto tiene una causa, toda causa una causa anterior, y así sucesivamente hasta la Causa Primera. Declaró que la creación se remonta a una Causa Primera divina, el Creador. Sin embargo, el conocimiento pleno de Dios -la Trinidad, por ejemplo- sólo llega a través de la revelación. A partir de este conocimiento descubrimos el origen y el destino del hombre.Aquino continúa: "El hombre es un pecador necesitado de salvación: El hombre es un pecador necesitado de una gracia especial de Dios. Jesucristo, con su sacrificio, ha conseguido la reconciliación del hombre con Dios. Todos los que reciben los beneficios de la obra de Cristo están justificados, pero la clave, como en la enseñanza católica tradicional, reside en la forma en que se aplican los beneficios de la obra de Cristo. Cristo ganó la gracia; pero la Iglesia la imparte. Aquino enseñó que los cristianos necesitan la infusión constante de la "gracia cooperante", mediante la cual se estimulan en el alma las virtudes cristianas. Ayudado por esta gracia cooperante, el cristiano puede hacer obras que agraden a Dios y ganar méritos especiales a los ojos de Dios.Esta gracia, decía Aquino, sólo llega a los hombres a través de los sacramentos divinamente designados y puestos bajo la custodia de la Iglesia; es decir, la Iglesia romana visible y organizada, dirigida por el Papa. Tan convencido estaba Aquino de la autoridad divina del Papado que insistía en que la sumisión al Papa era necesaria para la salvación.Siguiendo a un escolástico anterior, Pedro de Lombardía, Aquino sostuvo que los siete sacramentos son un medio por el que la Iglesia imparte la gracia a las personas. Decía que, puesto que el pecado sigue siendo un problema para el creyente bautizado, Dios proporcionaba la penitencia, un sacramento que permitía la curación espiritual.Con cierta cautela, Tomás también aceptó la práctica de las indulgencias que había ganado aceptación durante las Cruzadas. Aquino enseñaba que, gracias a la obra de Cristo y a los hechos meritorios de los santos, la Iglesia tenía acceso a un "tesoro de méritos", una especie de gran reserva espiritual de bondad sobrante. Los sacerdotes podían recurrir a este depósito para ayudar a los cristianos que no tuvieran méritos propios suficientes. Examinaremos más detenidamente las indulgencias más adelante, cuando lleguemos a la Reforma.Aquino dijo que los malvados pasan al infierno, mientras que los fieles que han utilizado sabiamente los medios de gracia pasan inmediatamente al cielo. Pero el grueso de los cristianos que habían seguido a Cristo de forma inadecuada, tenían que sufrir la purificación en el purgatorio antes de ascender a las alegrías del cielo. Afortunadamente, estas almas no están más allá de la ayuda de la Iglesia en la Tierra, razonaba Aquino. Las oraciones a los santos y las misas especiales podían aliviar las penas de las almas del purgatorio.Ahora bien, no había nada nuevo en todo esto. Ya se había dicho muchas veces. Pero Tomás situó las enseñanzas tradicionales de la Iglesia en un marco cósmico.Los escritos de Tomás, y había más de los que contenía la Summa, fueron atacados antes de que estuviera en la tumba. En 1277, el arzobispo de París intentó que se condenara a Tomás, pero el clero de Roma lo impidió. Aunque Tomás fue canonizado en 1325, pasaron otros 200 años antes de que sus enseñanzas fueran aclamadas como preeminentes y una importante refutación del protestantismo. Sus escritos desempeñaron un papel destacado en el Concilio de Trento de la Contrarreforma.En 1879, una bula papal respaldó la teología de Aquino, hoy conocida como Tomismo, como expresión auténtica de la doctrina y dijo que debía ser estudiada por todos los estudiantes de teología. Tanto los eruditos Protestantes como los Católicos estudian profundamente su obra.Probablemente, el propio Tomás no estaría satisfecho. Hacia el final de su vida, tuvo una visión que le obligó a abandonar su pluma. Aunque había experimentado tales visiones durante años, ésta era diferente. Su secretario le rogó que recogiera la pluma y continuara, pero Aquino replicó: "No puedo. Se me han revelado tales cosas que lo que he escrito no parece más que paja". Su Suma Teológica, uno de los escritos más influyentes de la historia de la Iglesia, quedó inconclusa cuando murió tres meses después.

Este Episodio se titula "El Buey de Dios". Empiezo con un agradecimiento a quienes han hecho una reseña de CS en la tienda iTunes, donde muchos se suscriben al podcast. Aunque iTunes es sólo una salida para el mundo de los podcasts, resulta ser EL PRINCIPAL lugar para calificar y promocionar podcasts.Mira, lo que hacemos aquí es totalmente un trabajo de aficionados. CS es una labor de amor y no pretende ser una revisión erudita de la historia. Comparto estos episodios con la esperanza de que otros puedan acompañarme y aprender conmigo. No pretendo que sea exhaustivo. Al contrario, es un relato superficial que pretende dar una breve visión general de la historia de la Iglesia; una especie de repaso verbal, con momentos ocasionales en los que nos detenemos en algo interesante. Pretendo dar a los oyentes una idea básica de cuándo ocurrieron los acontecimientos en relación con los demás; quiénes fueron algunos de los principales actores y actrices con el papel que desempeñaron. Y, como he dicho antes, los episodios son intencionadamente cortos para facilitar que se escuchen en los breves momentos en que la gente está haciendo ejercicio, haciendo tareas domésticas, dando un paseo, yendo en coche al trabajo. Lo que es una maravilla es oír todas las formas en que la gente se HA conectado a CS. Algunos han descargado un montón de episodios y los han escuchado mientras cruzaban el país en coche o volaban al extranjero.Hace un tiempo estaba en una conferencia, hablando tranquilamente con unos amigos, cuando un tipo sentado en la fila de delante se volvió y me dijo: "¿Eres Lance? ¿Tienes el podcast Communio Sanctorum?". Reconoció mi voz. Lo pasamos muy bien conociéndonos mejor. En otra ocasión, durante un viaje por Israel, conocí a un tipo en el comedor de uno de nuestros hoteles que es fan del podcast. Eso sí que fue un acontecimiento.Este Podcast en español empezó de igual manera cuando su servidor Roberto Aguayo conoció a Lance después de escuchar él podcast y le pidió si lo podía traducir y grabar en español. No sé si fui yo, pero igual me senté delante de Lance en una conferencia de pastores y reconocí su voz detrás de mí y me volteé a saludarlo. Así comenzó esta aventura.De todos modos, agradezco que la gente deje comentarios en la página de FB o envíe un correo electrónico. Pero lo mejor de todo es calificar el podcast y escribir una reseña rápida en iTunes, y luego decirles a tus amigos que nos escuchen.______________________________________________________________________________________________________________Ahora, volvamos a los Escolásticos.Aunque impulsado por la obra de Abelardo y Anselmo, el escolasticismo alcanzó su apogeo cuando el filósofo griego Aristóteles fue redescubierto por los eruditos europeos. Las Cruzadas entraron en contacto con eruditos musulmanes que debatieron la filosofía de Aristóteles. Sus pensamientos regresaron con los Cruzados y se transmitieron a las escuelas teológicas ubicadas en las órdenes mendicantes de los Dominicos y los Franciscanos. Éstos eran los grupos a los que la Iglesia había encomendado el estudio de la teología. A mediados del siglo XIII, se produjo una especie de renacimiento de Aristóteles en estas escuelas. Es curioso que a principios del siglo XIII se prohibiera la lectura de Aristóteles. Al fin y al cabo, era un griego pagano. ¿Qué podían aprender de él los cristianos? Pero, como sabe cualquier universitario, hay una forma de asegurarse de que algo se lea. Prohibirlo. Así que un par de décadas después, se permitió la lectura de partes de Aristóteles. A mediados de siglo, era lectura obligatoria y tanto él como su mentor Platón y su maestro Sócrates fueron bautizados extraoficialmente y convertidos en santos precristianos.Tiene sentido que la filosofía de Aristóteles resucitara cuando recordamos que el objetivo de los escolásticos era aplicar la razón a la fe; tratar de comprender con la mente racional lo que el espíritu ya creía. Fue Aristóteles quien había desarrollado las reglas de la lógica formal.Durante la Edad Media en Europa, todo el aprendizaje tenía lugar bajo la atenta mirada de la Iglesia. La teología reinaba entre las ciencias. Filósofos como Aristóteles, el musulmán Averroes [ah-ver-O -ee] y el judío Maimónides eran estudiados junto a la Biblia. Los eruditos estaban especialmente fascinados por Aristóteles. Parecía haber explicado todo el universo, no utilizando las Escrituras, sino sus poderes de observación y razón.Para algunos ultraconservadores, este énfasis en la razón amenazaba con debilitar las creencias tradicionales. Los cristianos habían llegado a pensar que el conocimiento sólo podía llegar a través de la revelación de Dios, que sólo aquellos a quienes Dios decidiera revelar la verdad podían comprender el universo. ¿Cómo podía cuadrar esto con el conocimiento que enseñaban estas filosofías recién redescubiertas?__________________________________________________________________________________________________________La cumbre de la teología escolástica llegó con Tomás de Aquino. Su obra marcó para siempre la dirección del Catolicismo. Su influencia fue tan profunda que se le dio el título de "Dr. Angelicus - el Doctor Angélico". Su obra magna fue la Suma Teológica, en la que afirmaba que el razonamiento filosófico y la fe eran complementos perfectos: La razón conduce a la fe.Nació en Italia, hijo del conde Lundulfo de Aquino y de su esposa Teodora. Desde muy joven quedó claro que Tomás sería un niño físicamente corpulento. A los 5 años fue enviado a una escuela en el cercano monasterio de Monte Cassino que Benito había iniciado 700 años antes. A los 14, Tomás fue a la Universidad de Nápoles, donde su maestro Dominico le impresionó tanto que Tomás decidió que él también se uniría a la nueva orden Dominicana, orientada al estudio.Su familia se opuso ferozmente, esperando que se convirtiera en un rico abad o arzobispo en lugar de hacer el voto de pobreza de los mendicantes. Los hermanos de Tomás lo secuestraron y confinaron durante más de un año. Su familia le tentó con una prostituta y una oferta para comprarle el arzobispado de Nápoles. Tomás no quiso. Se marchó a París, sede de los estudios teológicos de la Europa medieval. Allí cayó bajo el hechizo del erudito Alberto Magno.Cuando Tomás comenzó sus estudios, nadie sospecharía el futuro que le aguardaba. Era colosalmente obeso, gran parte de su tamaño se debía a que padecía edema, también conocido como hidropesía. Tenía un ojo enorme que empequeñecía al otro y daba a su rostro un aspecto distorsionado que muchos encontraban desconcertante. Socialmente, era cualquier cosa menos la figura dinámica y carismática que algunos podrían suponer; ya sabes, algo para compensar su torpe aspecto físico. Aquino era introspectivo y silencioso la mayor parte del tiempo. Cuando hablaba, lo que decía a menudo no tenía nada que ver con la conversación en curso. En la universidad, sus compañeros le llamaban "el buey tonto", un título que parecía apropiado tanto por su aspecto como por su comportamiento.De lo que la gente no se dio cuenta hasta más tarde fue de la mente increíblemente aguda que se escondía tras su aspecto discreto, y de la brillante forma en que era capaz de ordenar sus pensamientos en un lenguaje persuasivo que los demás pudieran entender. Recuerda que el objetivo de los escolásticos era proporcionar una comprensión racional a lo que creen los cristianos. Aquino dio un apoyo crítico a doctrinas como los atributos de Dios, la Resurrección y la creación ex-nihilo; la creación a partir de la nada. Aunque éstas son cosas que defienden la mayoría de los cristianos, Aquino también apoyó creencias claramente Romanas, como la veneración de María, el purgatorio, el papel del mérito humano en la salvación y los siete sacramentos por los que Dios transmite la gracia a través del clero Romano. También dio mucho apoyo a la Transubstanciación, la idea de que los elementos de la Comunión se convierten en el cuerpo y la sangre reales y literales de Cristo en la Misa.Sus pensamientos teológicos y filosóficos le consumían. Según un relato, estaba cenando con el rey Luis IX de Francia. Mientras los demás conversaban, Tomás miraba al vacío, ensimismado. Olvidando o sin importarle dónde estaba, golpeó la mesa con el puño y gritó: "¡Ah! He aquí un argumento que destruirá a los Maniqueos". -- un grupo herético de épocas pasadas.Al principio de su Suma Teológica, Tomás distinguió entre filosofía y teología, entre razón y revelación. Contrariamente a lo que algunos habían afirmado, la verdadera teología y la filosofía no se contradicen. Cada una de ellas es una vía de conocimiento ordenada por Dios.Siguiendo a Aristóteles, Tomás propuso que la razón se basa en lo que nos dicen nuestros sentidos: lo que podemos ver, sentir, oír, oler y tocar. La Revelación se basa en algo más. Aunque la razón puede llevarnos a creer en Dios -algo que ya habían dicho otros teólogos como Anselmo-, sólo la revelación puede mostrarnos a Dios tal como es realmente, el Dios de la Biblia. La filosofía deja clara la existencia de Dios. Pero sólo la teología basada en la Revelación nos dice cómo es el Dios que existe.Tomás aceptó el principio de Aristóteles de que todo efecto tiene una causa, toda causa una causa anterior, y así sucesivamente hasta la Causa Primera. Declaró que la creación se remonta a una Causa Primera divina, el Creador. Sin embargo, el conocimiento pleno de Dios -la Trinidad, por ejemplo- sólo llega a través de la revelación. A partir de este conocimiento descubrimos el origen y el destino del hombre.Aquino continúa: "El hombre es un pecador necesitado de salvación: El hombre es un pecador necesitado de una gracia especial de Dios. Jesucristo, con su sacrificio, ha conseguido la reconciliación del hombre con Dios. Todos los que reciben los beneficios de la obra de Cristo están justificados, pero la clave, como en la enseñanza católica tradicional, reside en la forma en que se aplican los beneficios de la obra de Cristo. Cristo ganó la gracia; pero la Iglesia la imparte. Aquino enseñó que los cristianos necesitan la infusión constante de la "gracia cooperante", mediante la cual se estimulan en el alma las virtudes cristianas. Ayudado por esta gracia cooperante, el cristiano puede hacer obras que agraden a Dios y ganar méritos especiales a los ojos de Dios.Esta gracia, decía Aquino, sólo llega a los hombres a través de los sacramentos divinamente designados y puestos bajo la custodia de la Iglesia; es decir, la Iglesia romana visible y organizada, dirigida por el Papa. Tan convencido estaba Aquino de la autoridad divina del Papado que insistía en que la sumisión al Papa era necesaria para la salvación.Siguiendo a un escolástico anterior, Pedro de Lombardía, Aquino sostuvo que los siete sacramentos son un medio por el que la Iglesia imparte la gracia a las personas. Decía que, puesto que el pecado sigue siendo un problema para el creyente bautizado, Dios proporcionaba la penitencia, un sacramento que permitía la curación espiritual.Con cierta cautela, Tomás también aceptó la práctica de las indulgencias que había ganado aceptación durante las Cruzadas. Aquino enseñaba que, gracias a la obra de Cristo y a los hechos meritorios de los santos, la Iglesia tenía acceso a un "tesoro de méritos", una especie de gran reserva espiritual de bondad sobrante. Los sacerdotes podían recurrir a este depósito para ayudar a los cristianos que no tuvieran méritos propios suficientes. Examinaremos más detenidamente las indulgencias más adelante, cuando lleguemos a la Reforma.Aquino dijo que los malvados pasan al infierno, mientras que los fieles que han utilizado sabiamente los medios de gracia pasan inmediatamente al cielo. Pero el grueso de los cristianos que habían seguido a Cristo de forma inadecuada, tenían que sufrir la purificación en el purgatorio antes de ascender a las alegrías del cielo. Afortunadamente, estas almas no están más allá de la ayuda de la Iglesia en la Tierra, razonaba Aquino. Las oraciones a los santos y las misas especiales podían aliviar las penas de las almas del purgatorio.Ahora bien, no había nada nuevo en todo esto. Ya se había dicho muchas veces. Pero Tomás situó las enseñanzas tradicionales de la Iglesia en un marco cósmico.Los escritos de Tomás, y había más de los que contenía la Summa, fueron atacados antes de que estuviera en la tumba. En 1277, el arzobispo de París intentó que se condenara a Tomás, pero el clero de Roma lo impidió. Aunque Tomás fue canonizado en 1325, pasaron otros 200 años antes de que sus enseñanzas fueran aclamadas como preeminentes y una importante refutación del protestantismo. Sus escritos desempeñaron un papel destacado en el Concilio de Trento de la Contrarreforma.En 1879, una bula papal respaldó la teología de Aquino, hoy conocida como Tomismo, como expresión auténtica de la doctrina y dijo que debía ser estudiada por todos los estudiantes de teología. Tanto los eruditos Protestantes como los Católicos estudian profundamente su obra.Probablemente, el propio Tomás no estaría satisfecho. Hacia el final de su vida, tuvo una visión que le obligó a abandonar su pluma. Aunque había experimentado tales visiones durante años, ésta era diferente. Su secretario le rogó que recogiera la pluma y continuara, pero Aquino replicó: "No puedo. Se me han revelado tales cosas que lo que he escrito no parece más que paja". Su Suma Teológica, uno de los escritos más influyentes de la historia de la Iglesia, quedó inconclusa cuando murió tres meses después.

El título de este episodio 65 es Escolasticismo_________________________________________________Una de las cuestiones más importantes a las que se han enfrentado filósofos y teólogos a lo largo de los siglos ha sido la interacción entre la Fe y la Razón. ¿Son enemigas o aliadas? ¿La fe cristiana es razonable o un salto ciego hacia una oscuridad irracional? Un gran avance en la respuesta a esto se produjo con la aparición de un grupo de teólogos medievales conocidos como los Escolásticos. Entre ellos destacan Anselmo de Canterbury en el siglo XI y Tomás de Aquino en el XIII.En su novela Los Pilares de la Tierra, el autor Ken Follett teje una intrigante historia sobre la construcción de una catedral en Inglaterra. Aunque la catedral y la ciudad son ficticias, Follett hace un trabajo magistral al captar la mentalidad y la visión de la arquitectura medieval.He tenido el privilegio de visitar varias veces la catedral de Colonia, en Alemania, y me fascina lo que allí se encuentra. Mientras que a algunos evangélicos estadounidenses modernos que critican la tradición puede que les eche para atrás toda la elaborada decoración y el simbolismo religioso de las catedrales Góticas de Europa, la mayoría las encuentran fascinantes estudios de arte, arquitectura y, con un poco de investigación, interesantes expresiones de pensamiento teológico. Verás, la catedral Gótica no era sólo un edificio; era un intento de encarnar los pensamientos de la época sobre Dios y el hombre. Como dice Bruce Shelly: "Los maestros medievales del estilo gótico intentaron representar en piedra y cristal la búsqueda religiosa central del hombre. Querían representar una tensión. Por un lado estaba el hombre que aspiraba a alcanzar las alturas del cielo; por otro, estaba Dios que condescendería a dirigirse al más pequeño de los hombres".Las columnas, los arcos y los campanarios apuntan hacia arriba como dedos hacia el cielo. Pero hacia abajo llega la luz a través de las vidrieras que iluminan la Tierra y, más concretamente, a quienes se han reunido en su interior para buscar a Dios. Es la versión del arquitecto de la razón humana y la revelación divina.Las escuelas que albergaban estas catedrales dieron origen a las universidades de la Edad Media posterior. Su tarea consistía en comprender y explicar la Creación a la luz de la Palabra y los Caminos revelados de Dios. Al igual que las Cruzadas fueron un intento de extender la autoridad de Dios sobre el Medio Oriente, las universidades esperaban extender la comprensión de Dios y Su creación sobre el reino de la mente.Pero, ¿cómo se sometía el mundo de las ideas al gobierno de Dios? ¿Cómo iba a convertirse la razón en sierva de la fe? Esta época del pensamiento cristiano se denomina "Escolástica" porque surgieron métodos distintivos de erudición y surgió una teología única. El objetivo de los escolásticos era doble: conciliar la doctrina cristiana con la razón humana y ordenar las enseñanzas de la Iglesia en un sistema ordenado.Pero, es importante que señalemos desde el principio que una búsqueda libre de la verdad no estaba en el horizonte de los escolásticos. Las doctrinas de la fe cristiana ya estaban fijadas. El propósito de los escolásticos era mostrar la razonabilidad de esas doctrinas y explicarlas.Las primeras universidades estaban íntimamente ligadas a la Iglesia. Solían tener su sede en las catedrales. Un académico medieval era, la mayoría de las veces, un sacerdote o un monje. Esto comenzó siglos antes, cuando Benito de Nursia insistió en que los monjes estudiaran como medio para su desarrollo espiritual. En el siglo VIII, Carlomagno, mientras soñaba con un imperio cristiano, amplió las oportunidades de estudio mediante un decreto por el que cada monasterio debía tener una escuela para enseñar a los capaces de aprender. El propio emperador dio ejemplo con una escuela en el palacio para sus hijos y la corte.Aunque las escuelas de las catedrales se crearon principalmente para formar al clero, no pasó mucho tiempo antes de que los laicos fueran invitados a asistir también.El plan de estudios se limitaba a gramática, retórica, lógica, aritmética, geometría, música y astronomía -las 7 artes liberales, llamadas así porque en la antigua Roma su estudio se había reservado a los liberi = hombres libres-. Los pocos textos disponibles eran escritos de un puñado de eruditos de la Alta Edad Media. Los estudiantes aprendían de Casiodoro, Boecio, Agustín, el Papa Gregorio Magno y un puñado de Padres de la Iglesia que el estudiante medieval no se atrevía a cuestionar.Podemos rastrear el nacimiento de las grandes universidades medievales a la influencia de varios maestros destacados. Fue su habilidad en la enseñanza y su entusiasmo por el aprendizaje lo que atrajo a los estudiantes.Entre los primeros de esta nueva raza de eruditos se encontraba Gerberto, maestro de la escuela catedralicia de Reims [reems] en la segunda mitad del siglo X. Aunque procedía de una familia de campesinos, Gerberto se convirtió en el papa Silvestre II. Su genio fue reconocido muy pronto, por lo que fue enviado a estudiar matemáticas a España. Allí conoció la cultura tolerante de los musulmanes. Ésta fue la primera de varias contribuciones significativas de los musulmanes al despertar intelectual cristiano de la Edad Media.Gerberto regresó a Reims muy impresionado por el espíritu investigador e inquisitivo de los eruditos musulmanes. Cuando empezó a enseñar, anunció que las citas de las llamadas autoridades ya no iban a ser aceptadas como la última palabra. A partir de entonces, exigió a sus alumnos que estudiaran los clásicos en su lengua original. Empezó a coleccionar manuscritos donde podía y construyó una importante biblioteca. No era poca cosa si recordamos que un manuscrito podía tardar un año en copiarse y costaba una fortuna.La figura más notable de este primer periodo del escolasticismo fue Pedro Abelardo. Hijo mayor de un noble menor del noroeste de Francia, Pedro cedió sus derechos de herencia a sus hermanos menores para poder vagar por Francia y aprender de los grandes maestros. Pero hizo algo más que escuchar. Desafiaba a aquellos a los que sorprendía en un error factual o filosófico. No tardó en establecerse como profesor en París, donde atrajo a multitud de estudiantes.También empezó a escribir. En un tratado titulado Sí y No, planteó más de cien preguntas sobre la enseñanza cristiana, a las que respondió con citas contradictorias de las Escrituras, los Padres de la Iglesia e incluso los clásicos paganos. Su argumento era que aún quedaban muchos frentes de debate e investigación por resolver. Abelardo dijo: "La primera clave de la sabiduría es el cuestionamiento asiduo y frecuente.... Porque dudando llegamos a la indagación, y por la indagación llegamos a la verdad". Esta idea de utilizar la duda para alimentar la búsqueda del conocimiento era algo habitual para los antiguos griegos, pero un terreno peligroso para los europeos medievales. Abelardo tenía unos cuantos admiradores, pero muchos más detractores, alarmados por su audaz cuestionamiento de lo que se consideraban autoridades intachables. Después de haber agitado demasiadas ollas y picado demasiadas colmenas, decidió esconderse durante un tiempo en un monasterio.Un año después se fue a vivir a un área abierta al sureste de París. Sus seguidores le construyeron un refugio, labraron su tierra y le rogaron que volviera a enseñar. Así que, reanudando su búsqueda de la razón, Abelardo volvió a enfrentarse a los conservadores religiosos. Fue entonces cuando Abelardo entró en conflicto con Bernardo de Claraval, el famoso predicador de la II Cruzada y el eclesiástico más influyente de la cristiandad. De Abelardo, Bernardo dijo: "La fe del justo cree, no discute". Bernardo consiguió que Abelardo fuera tachado de hereje y excomulgado. Abelardo se retiró a la abadía de Cluny, donde su abad, Pedro el Venerable, persuadió a Bernardo para que se reconciliara con Abelardo. La excomunión fue levantada. Abelardo pasó sus dos últimos años en el monasterio de Cluny, donde fue considerado un gran erudito y un sabio consejero.Dejaré de lado el matrimonio de Abelardo con Heloísa, una de las más notables escenas de amor de la historia.Nadie pudo detener el crecimiento de las semillas que plantó Abelardo. Surgieron escuelas por toda Europa. Menos de cien años después de su muerte, florecieron universidades en París, Orleans y Montpellier en Francia; al otro lado del Canal de la Mancha, en Oxford y Cambridge; y en Bolonia y Padua en Italia, todas ellas encendidas con las ideas que Abelardo despertó.Los estudiantes y sus maestros formaron gremios. Al igual que habían hecho los artesanos desde el Imperio Romano, los eruditos se agruparon para proteger y promover sus intereses. Se llamaban a sí mismos universitas, el nombre medieval de cualquier grupo corporativo.En Italia, la mayoría de los estudiantes eran hombres adultos que cursaban estudios avanzados de derecho y medicina. Sus gremios ejercían un enorme poder. Los estudiantes pagaban a los profesores, determinaban los cursos que debían impartirse y multaban a cualquier profesor que se saltara un capítulo en la exposición de su materia. Sin duda, un giro con respecto a las escuelas actuales.En las universidades Inglesas y Francesas, donde los estudiantes eran más jóvenes, los gremios de eruditos tenían la última palabra. Prohibían los juramentos y el juego, multaban a los estudiantes por saltarse el toque de queda y establecían los modales en la mesa.Las universidades medievales no eran los edificios con paredes de marfil y céspedes que conocemos hoy. Al principio, en Oxford y Cambridge las clases se impartían en chozas y cobertizos junto a los caminos. Se reunían en salas laterales de la catedral en París, en plazas abiertas en Italia. Cuando el prestigio y los ingresos de un profesor aumentaban, podía alquilar una habitación para sus alumnos, donde se sentaban en suelos cubiertos de paja. Al carecer de propiedad fija, podían trasladarse cuando se enfrentaban a las autoridades locales.Junto con las clases, los maestros utilizaban lo que se llamaban disputas. Dos o más maestros debatían un texto utilizando el método de preguntas y respuestas de Abelardo. Así se desarrolló la Escolástica. Surgió del laborioso proceso de llegar a conclusiones lógicas mediante preguntas, exámenes y la organización de los detalles en un sistema lógico. Las disputas escolásticas provocaban a menudo enfrentamientos acalorados y sentimientos amargos. Las guerras de lógica se prolongaron durante años entre diferentes eruditos, y los partidarios de cada uno vitoreaban a su héroe con fuertes silbidos y pisotones. La cuestión era que los estudiantes aprendían a pensar. La aceptación incuestionable de las autoridades tradicionales ya no estaba asegurada. Ahora, las conclusiones tenían que cuadrar con la doctrina cristiana.El escolasticismo era menos una filosofía o una teología que un método de aprendizaje. Se hacía hincapié en armonizar la fe y la razón. Los escolásticos utilizaron la antigua práctica griega de cuestionar implacablemente la autoridad tradicional. La verdad ya no se aceptaría sólo porque lo dijeran los que tenían autoridad. La verdad debía analizarse rigurosamente y llevarse al terreno de la razón. Después de todo, ¿no decía la Biblia que debemos amar a Dios con toda nuestra mente?Los escolásticos eran conocidos por su cuidadoso trazado de distinciones. En las aulas y en los libros, los temas se debatían enérgicamente, y una de las partes del debate ni siquiera se creía realmente, sino que se proponía como forma de comprobar el valor de la parte que se afirmaba.Los escolásticos querían armonizar la teología cristiana con la filosofía de la época clásica, especialmente la de Aristóteles y los neoplatónicos.Algunos escolásticos destacados son Alejandro de Hales, Alberto Magno, Duns Escoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura. Dos de los más grandes fueron Anselmo de Canterbury y Tomás de Aquino. La obra maestra de Tomás de Aquino, la Suma Teológica, se considera la obra cumbre de los escolásticos.Anselmo nació en una de las muchas casas nobles de Europa a principios del siglo XI. Como no tenía muchas posibilidades de destacar en el ámbito político, se hizo monje benedictino. Sus estudios le señalaron rápidamente como un hombre de aguda inteligencia y profunda reflexión filosófica. Fue nombrado Arzobispo de Canterbury durante los últimos 17 años de su vida.A menudo se llama a Anselmo el fundador del Escolasticismo, y ejerció una gran influencia en la teología europea. Es más famoso por ser el creador del Argumento Ontológico de la existencia de Dios y de la Teoría de la Satisfacción de la Expiación, según la cual la muerte de Jesús satisfizo las justas exigencias de la justicia de Dios.Anselmo dedicó la mayor parte de su tiempo a elaborar argumentos razonables para las proposiciones teológicas que ya aceptaba como verdaderas por la fe. Su objetivo no era justificar la fe mediante la razón. Quería comprender mejor lo que creía. Consideraba que la razón era la sierva de la fe, y no al revés. La fe era lo primero y guiaba a la razón. Escribió: "Creo para comprender". Pensaba que las cosas espirituales debían ser objeto de experiencia antes de que pudieran ser comprendidas por el intelecto. Dijo: "El que no cree no ha sentido, y el que no ha sentido, no comprende". Sostenía que Cristo debía llegar al intelecto por la vía de la fe y no a la fe por el intelecto. Se declaró en contra de la creencia ciega, y calificó de pecado de negligencia que quien tiene fe no se esfuerce por conocer.Anselmo dio pruebas razonables de la existencia de Dios y razones convincentes de que Dios es una deidad autoexistente, inmaterial, todopoderosa, compasiva, justa y misericordiosa. En su libro ¿Por qué el Dios-Hombre? Anselmo demostró la relación entre la encarnación y la expiación. Su argumento de que la expiación de Cristo satisfacía a Dios tuvo un poderoso impacto tanto en Lutero como en Calvino siglos más tarde. Escribió sobre la naturaleza de la Trinidad, el pecado original, el libre albedrío, la armonía de la presciencia y la preordenación, y por qué cayó Satanás.Las dos fuentes de conocimiento de Anselmo eran la Biblia y la enseñanza de la Iglesia que, según él, estaban en total acuerdo entre sí y con toda la filosofía verdadera. Sentía la más profunda admiración por Agustín, y su concordancia con él le valió a Anselmo los títulos de "2º Agustín" y "Lengua de Agustín". Además de ser un hombre de auténtica piedad y devoción a Dios, el historiador de la Iglesia Philip Schaff afirma que Anselmo fue probablemente el pensador más original desde Agustín.Quiero compartir la interesante historia de los conflictos de Anselmo con dos reyes de Inglaterra. La mejor forma de hacerlo es contar la historia como hace Schaff en el Vol 5 de su serie Historia de la Iglesia.Guillermo II, llamado Guillermo Rufo o el Rojo por el color de su pelo, tercer hijo de Guillermo el Conquistador, gobernó de 1087 a 1100. Probablemente lo único bueno que hizo en todo su reinado fue nombrar a Anselmo arzobispo de Canterbury. Guillermo heredó todos los vicios y ninguna de las virtudes de su padre. Despreciaba al clero. Se decía que "temía poco a Dios y nada a los hombres". No era tan escéptico como profano y blasfemo. Creía en Dios è y lo odiaba. No estaba casado, pero se entregaba a una inmoralidad flagrante. La gente decía que cada mañana se levantaba peor y cada noche se acostaba peor.Saqueó la Iglesia y oprimió al clero. Despojó a las iglesias y monasterios de sus ingresos dejándolos vacíos o vendiéndolos al mejor postor. En cuatro años transformó treinta cementerios en parques reales para satisfacer su pasión por la caza, lo que al final le costó la vida.Cuando murió el arzobispo de Canterbury, Guillermo mantuvo la sede vacante durante cuatro años. Bajo la influencia de una grave enfermedad, cedió finalmente a la presión para elegir a Anselmo, que se encontraba entonces en Inglaterra y era conocido como un profundo teólogo de carácter piadoso. Difícilmente puede imaginarse un mayor contraste de hombres. Anselmo no quería ser arzobispo. Quería volver a la vida de monje tranquilo en su abadía del norte de Italia. Pero sintió la llamada de Dios, aunque si aceptaba se enfrentaría a una batalla interminable con el rey inglés.Fue nombrado en su sede con gran celebración el 2º domingo de Adviento de 1093 e inmediatamente se dispuso a reavivar la disciplina que había decaído durante los años anteriores.Era la época del Gran Cisma Papal y el rey Guillermo apoyaba al papa francés Clemente III, mientras que Anselmo debía lealtad a Urbano II. El rey insistió en que Anselmo recibiera de Clemente el palio arzobispal, su vestidura, y luego exigió que fuera ÉL quien le confiriera la autoridad de Anselmo. Por supuesto, Anselmo se negó y tomó el palio del agente de Urbano, que había llevado la vestidura a Inglaterra en un estuche especial.Cuando el arzobispo se negó a satisfacer las cada vez mayores exigencias financieras de Guillermo, el rey lo llevó a los tribunales. Anselmo se negó a comparecer; un tribunal civil no tenía jurisdicción en asuntos eclesiásticos. Era la vieja cuestión de si un funcionario eclesiástico, en su calidad de clérigo, debía lealtad al papa o a la corona.Anselmo consiguió el permiso del rey en 1097 para ir a Roma. Pero Guillermo envió tropas tras él y lo alcanzó en Dover. Registraron el equipaje de Anselmo y se apoderaron de las ofrendas que llevaba a Roma. El viaje de Anselmo terminó como un exilio.Anselmo fue recibido calurosamente por el papa, que amenazó a Guillermo con la excomunión y pronunció una maldición sobre cualquier laico que pensara, como Guillermo, que podía investir a un obispo con autoridad espiritual. La maldición papal iba más allá, a cualquiera que aceptara tal falsa investidura.A principios de agosto de 1100, mientras cazaba en el Bosque Nuevo, el Rey Rojo fue asesinado por una flecha. Nadie sabe si se la disparó un cazador o un asesino. Hubo poco luto por un rey que casi todos esperaban que cayera muerto. No les habría sorprendido que lo hubiera matado un rayo.Pero éste no es el final de los problemas de Anselmo con los monarcas. Cuando Guillermo II murió, su hermano menor, Enrique I, subió al trono. Enrique fue en general un buen rey que hizo mucho por erradicar lo peor de la corrupción de la corte. Reconcilió al clero sacando a Anselmo del exilio, pero renovó la controversia sobre la investidura. Nombró obispos y abades, y exigió a Anselmo que los consagrara. Anselmo se negó una y otra vez. Así pues, fue enviado a un segundo exilio. La reina sentía una extraordinaria devoción por Anselmo e intentó mediar entre él y su marido. Instó a Anselmo a que regresara, aunque tuviera que transigir un poco y conceder a Enrique cierto poder para intervenir en el nombramiento del clero. Recordó a Anselmo que el apóstol Pablo circuncidó a Timoteo como medida de compromiso.Siguiendo el ejemplo de Urbano, el papa Pascual II excomulgó a los obispos que aceptaron los nombramientos de Enrique. Pero Enrique quiso reconciliarse con Anselmo. Se reunieron en Normandía y acordaron hacer un llamamiento conjunto al Papa. Éste confirmó las investiduras anteriores del rey con la condición de que renunciara al derecho a futuros nombramientos. Esta decisión fue ratificada en agosto de 1106. El rey prometió restituir a Anselmo las rentas de Canterbury durante su ausencia, dejar de reclamar las rentas de los obispados y abadías vacantes, y devolver todas las multas del clero. Y aunque cumplió su promesa de no nombrar nuevos clérigos, envió a las sedes vacantes los nombres de los candidatos que le gustaría que las ocuparan.Anselmo regresó triunfante a Inglaterra, y fue recibido por la reina a la cabeza de los monjes y del clero. En un concilio celebrado en Westminster en 1107, el rey renunció formalmente al privilegio de la investidura. Durante los últimos años de su vida, Anselmo gozó de la amistad y el respeto del rey, y durante la ausencia de Enrique en el continente en 1108, se le confió la regencia y el cuidado de la familia real.Murió en 1109. Su impacto en el Arzobispado fue tan grande que la sede no se ocupó durante cinco años.La próxima vez echaremos un vistazo al verdadero hombre importante entre los escolásticos: Tomás de Aquino.

El título de este episodio 65 es Escolasticismo_________________________________________________Una de las cuestiones más importantes a las que se han enfrentado filósofos y teólogos a lo largo de los siglos ha sido la interacción entre la Fe y la Razón. ¿Son enemigas o aliadas? ¿La fe cristiana es razonable o un salto ciego hacia una oscuridad irracional? Un gran avance en la respuesta a esto se produjo con la aparición de un grupo de teólogos medievales conocidos como los Escolásticos. Entre ellos destacan Anselmo de Canterbury en el siglo XI y Tomás de Aquino en el XIII.En su novela Los Pilares de la Tierra, el autor Ken Follett teje una intrigante historia sobre la construcción de una catedral en Inglaterra. Aunque la catedral y la ciudad son ficticias, Follett hace un trabajo magistral al captar la mentalidad y la visión de la arquitectura medieval.He tenido el privilegio de visitar varias veces la catedral de Colonia, en Alemania, y me fascina lo que allí se encuentra. Mientras que a algunos evangélicos estadounidenses modernos que critican la tradición puede que les eche para atrás toda la elaborada decoración y el simbolismo religioso de las catedrales Góticas de Europa, la mayoría las encuentran fascinantes estudios de arte, arquitectura y, con un poco de investigación, interesantes expresiones de pensamiento teológico. Verás, la catedral Gótica no era sólo un edificio; era un intento de encarnar los pensamientos de la época sobre Dios y el hombre. Como dice Bruce Shelly: "Los maestros medievales del estilo gótico intentaron representar en piedra y cristal la búsqueda religiosa central del hombre. Querían representar una tensión. Por un lado estaba el hombre que aspiraba a alcanzar las alturas del cielo; por otro, estaba Dios que condescendería a dirigirse al más pequeño de los hombres".Las columnas, los arcos y los campanarios apuntan hacia arriba como dedos hacia el cielo. Pero hacia abajo llega la luz a través de las vidrieras que iluminan la Tierra y, más concretamente, a quienes se han reunido en su interior para buscar a Dios. Es la versión del arquitecto de la razón humana y la revelación divina.Las escuelas que albergaban estas catedrales dieron origen a las universidades de la Edad Media posterior. Su tarea consistía en comprender y explicar la Creación a la luz de la Palabra y los Caminos revelados de Dios. Al igual que las Cruzadas fueron un intento de extender la autoridad de Dios sobre el Medio Oriente, las universidades esperaban extender la comprensión de Dios y Su creación sobre el reino de la mente.Pero, ¿cómo se sometía el mundo de las ideas al gobierno de Dios? ¿Cómo iba a convertirse la razón en sierva de la fe? Esta época del pensamiento cristiano se denomina "Escolástica" porque surgieron métodos distintivos de erudición y surgió una teología única. El objetivo de los escolásticos era doble: conciliar la doctrina cristiana con la razón humana y ordenar las enseñanzas de la Iglesia en un sistema ordenado.Pero, es importante que señalemos desde el principio que una búsqueda libre de la verdad no estaba en el horizonte de los escolásticos. Las doctrinas de la fe cristiana ya estaban fijadas. El propósito de los escolásticos era mostrar la razonabilidad de esas doctrinas y explicarlas.Las primeras universidades estaban íntimamente ligadas a la Iglesia. Solían tener su sede en las catedrales. Un académico medieval era, la mayoría de las veces, un sacerdote o un monje. Esto comenzó siglos antes, cuando Benito de Nursia insistió en que los monjes estudiaran como medio para su desarrollo espiritual. En el siglo VIII, Carlomagno, mientras soñaba con un imperio cristiano, amplió las oportunidades de estudio mediante un decreto por el que cada monasterio debía tener una escuela para enseñar a los capaces de aprender. El propio emperador dio ejemplo con una escuela en el palacio para sus hijos y la corte.Aunque las escuelas de las catedrales se crearon principalmente para formar al clero, no pasó mucho tiempo antes de que los laicos fueran invitados a asistir también.El plan de estudios se limitaba a gramática, retórica, lógica, aritmética, geometría, música y astronomía -las 7 artes liberales, llamadas así porque en la antigua Roma su estudio se había reservado a los liberi = hombres libres-. Los pocos textos disponibles eran escritos de un puñado de eruditos de la Alta Edad Media. Los estudiantes aprendían de Casiodoro, Boecio, Agustín, el Papa Gregorio Magno y un puñado de Padres de la Iglesia que el estudiante medieval no se atrevía a cuestionar.Podemos rastrear el nacimiento de las grandes universidades medievales a la influencia de varios maestros destacados. Fue su habilidad en la enseñanza y su entusiasmo por el aprendizaje lo que atrajo a los estudiantes.Entre los primeros de esta nueva raza de eruditos se encontraba Gerberto, maestro de la escuela catedralicia de Reims [reems] en la segunda mitad del siglo X. Aunque procedía de una familia de campesinos, Gerberto se convirtió en el papa Silvestre II. Su genio fue reconocido muy pronto, por lo que fue enviado a estudiar matemáticas a España. Allí conoció la cultura tolerante de los musulmanes. Ésta fue la primera de varias contribuciones significativas de los musulmanes al despertar intelectual cristiano de la Edad Media.Gerberto regresó a Reims muy impresionado por el espíritu investigador e inquisitivo de los eruditos musulmanes. Cuando empezó a enseñar, anunció que las citas de las llamadas autoridades ya no iban a ser aceptadas como la última palabra. A partir de entonces, exigió a sus alumnos que estudiaran los clásicos en su lengua original. Empezó a coleccionar manuscritos donde podía y construyó una importante biblioteca. No era poca cosa si recordamos que un manuscrito podía tardar un año en copiarse y costaba una fortuna.La figura más notable de este primer periodo del escolasticismo fue Pedro Abelardo. Hijo mayor de un noble menor del noroeste de Francia, Pedro cedió sus derechos de herencia a sus hermanos menores para poder vagar por Francia y aprender de los grandes maestros. Pero hizo algo más que escuchar. Desafiaba a aquellos a los que sorprendía en un error factual o filosófico. No tardó en establecerse como profesor en París, donde atrajo a multitud de estudiantes.También empezó a escribir. En un tratado titulado Sí y No, planteó más de cien preguntas sobre la enseñanza cristiana, a las que respondió con citas contradictorias de las Escrituras, los Padres de la Iglesia e incluso los clásicos paganos. Su argumento era que aún quedaban muchos frentes de debate e investigación por resolver. Abelardo dijo: "La primera clave de la sabiduría es el cuestionamiento asiduo y frecuente.... Porque dudando llegamos a la indagación, y por la indagación llegamos a la verdad". Esta idea de utilizar la duda para alimentar la búsqueda del conocimiento era algo habitual para los antiguos griegos, pero un terreno peligroso para los europeos medievales. Abelardo tenía unos cuantos admiradores, pero muchos más detractores, alarmados por su audaz cuestionamiento de lo que se consideraban autoridades intachables. Después de haber agitado demasiadas ollas y picado demasiadas colmenas, decidió esconderse durante un tiempo en un monasterio.Un año después se fue a vivir a un área abierta al sureste de París. Sus seguidores le construyeron un refugio, labraron su tierra y le rogaron que volviera a enseñar. Así que, reanudando su búsqueda de la razón, Abelardo volvió a enfrentarse a los conservadores religiosos. Fue entonces cuando Abelardo entró en conflicto con Bernardo de Claraval, el famoso predicador de la II Cruzada y el eclesiástico más influyente de la cristiandad. De Abelardo, Bernardo dijo: "La fe del justo cree, no discute". Bernardo consiguió que Abelardo fuera tachado de hereje y excomulgado. Abelardo se retiró a la abadía de Cluny, donde su abad, Pedro el Venerable, persuadió a Bernardo para que se reconciliara con Abelardo. La excomunión fue levantada. Abelardo pasó sus dos últimos años en el monasterio de Cluny, donde fue considerado un gran erudito y un sabio consejero.Dejaré de lado el matrimonio de Abelardo con Heloísa, una de las más notables escenas de amor de la historia.Nadie pudo detener el crecimiento de las semillas que plantó Abelardo. Surgieron escuelas por toda Europa. Menos de cien años después de su muerte, florecieron universidades en París, Orleans y Montpellier en Francia; al otro lado del Canal de la Mancha, en Oxford y Cambridge; y en Bolonia y Padua en Italia, todas ellas encendidas con las ideas que Abelardo despertó.Los estudiantes y sus maestros formaron gremios. Al igual que habían hecho los artesanos desde el Imperio Romano, los eruditos se agruparon para proteger y promover sus intereses. Se llamaban a sí mismos universitas, el nombre medieval de cualquier grupo corporativo.En Italia, la mayoría de los estudiantes eran hombres adultos que cursaban estudios avanzados de derecho y medicina. Sus gremios ejercían un enorme poder. Los estudiantes pagaban a los profesores, determinaban los cursos que debían impartirse y multaban a cualquier profesor que se saltara un capítulo en la exposición de su materia. Sin duda, un giro con respecto a las escuelas actuales.En las universidades Inglesas y Francesas, donde los estudiantes eran más jóvenes, los gremios de eruditos tenían la última palabra. Prohibían los juramentos y el juego, multaban a los estudiantes por saltarse el toque de queda y establecían los modales en la mesa.Las universidades medievales no eran los edificios con paredes de marfil y céspedes que conocemos hoy. Al principio, en Oxford y Cambridge las clases se impartían en chozas y cobertizos junto a los caminos. Se reunían en salas laterales de la catedral en París, en plazas abiertas en Italia. Cuando el prestigio y los ingresos de un profesor aumentaban, podía alquilar una habitación para sus alumnos, donde se sentaban en suelos cubiertos de paja. Al carecer de propiedad fija, podían trasladarse cuando se enfrentaban a las autoridades locales.Junto con las clases, los maestros utilizaban lo que se llamaban disputas. Dos o más maestros debatían un texto utilizando el método de preguntas y respuestas de Abelardo. Así se desarrolló la Escolástica. Surgió del laborioso proceso de llegar a conclusiones lógicas mediante preguntas, exámenes y la organización de los detalles en un sistema lógico. Las disputas escolásticas provocaban a menudo enfrentamientos acalorados y sentimientos amargos. Las guerras de lógica se prolongaron durante años entre diferentes eruditos, y los partidarios de cada uno vitoreaban a su héroe con fuertes silbidos y pisotones. La cuestión era que los estudiantes aprendían a pensar. La aceptación incuestionable de las autoridades tradicionales ya no estaba asegurada. Ahora, las conclusiones tenían que cuadrar con la doctrina cristiana.El escolasticismo era menos una filosofía o una teología que un método de aprendizaje. Se hacía hincapié en armonizar la fe y la razón. Los escolásticos utilizaron la antigua práctica griega de cuestionar implacablemente la autoridad tradicional. La verdad ya no se aceptaría sólo porque lo dijeran los que tenían autoridad. La verdad debía analizarse rigurosamente y llevarse al terreno de la razón. Después de todo, ¿no decía la Biblia que debemos amar a Dios con toda nuestra mente?Los escolásticos eran conocidos por su cuidadoso trazado de distinciones. En las aulas y en los libros, los temas se debatían enérgicamente, y una de las partes del debate ni siquiera se creía realmente, sino que se proponía como forma de comprobar el valor de la parte que se afirmaba.Los escolásticos querían armonizar la teología cristiana con la filosofía de la época clásica, especialmente la de Aristóteles y los neoplatónicos.Algunos escolásticos destacados son Alejandro de Hales, Alberto Magno, Duns Escoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura. Dos de los más grandes fueron Anselmo de Canterbury y Tomás de Aquino. La obra maestra de Tomás de Aquino, la Suma Teológica, se considera la obra cumbre de los escolásticos.Anselmo nació en una de las muchas casas nobles de Europa a principios del siglo XI. Como no tenía muchas posibilidades de destacar en el ámbito político, se hizo monje benedictino. Sus estudios le señalaron rápidamente como un hombre de aguda inteligencia y profunda reflexión filosófica. Fue nombrado Arzobispo de Canterbury durante los últimos 17 años de su vida.A menudo se llama a Anselmo el fundador del Escolasticismo, y ejerció una gran influencia en la teología europea. Es más famoso por ser el creador del Argumento Ontológico de la existencia de Dios y de la Teoría de la Satisfacción de la Expiación, según la cual la muerte de Jesús satisfizo las justas exigencias de la justicia de Dios.Anselmo dedicó la mayor parte de su tiempo a elaborar argumentos razonables para las proposiciones teológicas que ya aceptaba como verdaderas por la fe. Su objetivo no era justificar la fe mediante la razón. Quería comprender mejor lo que creía. Consideraba que la razón era la sierva de la fe, y no al revés. La fe era lo primero y guiaba a la razón. Escribió: "Creo para comprender". Pensaba que las cosas espirituales debían ser objeto de experiencia antes de que pudieran ser comprendidas por el intelecto. Dijo: "El que no cree no ha sentido, y el que no ha sentido, no comprende". Sostenía que Cristo debía llegar al intelecto por la vía de la fe y no a la fe por el intelecto. Se declaró en contra de la creencia ciega, y calificó de pecado de negligencia que quien tiene fe no se esfuerce por conocer.Anselmo dio pruebas razonables de la existencia de Dios y razones convincentes de que Dios es una deidad autoexistente, inmaterial, todopoderosa, compasiva, justa y misericordiosa. En su libro ¿Por qué el Dios-Hombre? Anselmo demostró la relación entre la encarnación y la expiación. Su argumento de que la expiación de Cristo satisfacía a Dios tuvo un poderoso impacto tanto en Lutero como en Calvino siglos más tarde. Escribió sobre la naturaleza de la Trinidad, el pecado original, el libre albedrío, la armonía de la presciencia y la preordenación, y por qué cayó Satanás.Las dos fuentes de conocimiento de Anselmo eran la Biblia y la enseñanza de la Iglesia que, según él, estaban en total acuerdo entre sí y con toda la filosofía verdadera. Sentía la más profunda admiración por Agustín, y su concordancia con él le valió a Anselmo los títulos de "2º Agustín" y "Lengua de Agustín". Además de ser un hombre de auténtica piedad y devoción a Dios, el historiador de la Iglesia Philip Schaff afirma que Anselmo fue probablemente el pensador más original desde Agustín.Quiero compartir la interesante historia de los conflictos de Anselmo con dos reyes de Inglaterra. La mejor forma de hacerlo es contar la historia como hace Schaff en el Vol 5 de su serie Historia de la Iglesia.Guillermo II, llamado Guillermo Rufo o el Rojo por el color de su pelo, tercer hijo de Guillermo el Conquistador, gobernó de 1087 a 1100. Probablemente lo único bueno que hizo en todo su reinado fue nombrar a Anselmo arzobispo de Canterbury. Guillermo heredó todos los vicios y ninguna de las virtudes de su padre. Despreciaba al clero. Se decía que "temía poco a Dios y nada a los hombres". No era tan escéptico como profano y blasfemo. Creía en Dios è y lo odiaba. No estaba casado, pero se entregaba a una inmoralidad flagrante. La gente decía que cada mañana se levantaba peor y cada noche se acostaba peor.Saqueó la Iglesia y oprimió al clero. Despojó a las iglesias y monasterios de sus ingresos dejándolos vacíos o vendiéndolos al mejor postor. En cuatro años transformó treinta cementerios en parques reales para satisfacer su pasión por la caza, lo que al final le costó la vida.Cuando murió el arzobispo de Canterbury, Guillermo mantuvo la sede vacante durante cuatro años. Bajo la influencia de una grave enfermedad, cedió finalmente a la presión para elegir a Anselmo, que se encontraba entonces en Inglaterra y era conocido como un profundo teólogo de carácter piadoso. Difícilmente puede imaginarse un mayor contraste de hombres. Anselmo no quería ser arzobispo. Quería volver a la vida de monje tranquilo en su abadía del norte de Italia. Pero sintió la llamada de Dios, aunque si aceptaba se enfrentaría a una batalla interminable con el rey inglés.Fue nombrado en su sede con gran celebración el 2º domingo de Adviento de 1093 e inmediatamente se dispuso a reavivar la disciplina que había decaído durante los años anteriores.Era la época del Gran Cisma Papal y el rey Guillermo apoyaba al papa francés Clemente III, mientras que Anselmo debía lealtad a Urbano II. El rey insistió en que Anselmo recibiera de Clemente el palio arzobispal, su vestidura, y luego exigió que fuera ÉL quien le confiriera la autoridad de Anselmo. Por supuesto, Anselmo se negó y tomó el palio del agente de Urbano, que había llevado la vestidura a Inglaterra en un estuche especial.Cuando el arzobispo se negó a satisfacer las cada vez mayores exigencias financieras de Guillermo, el rey lo llevó a los tribunales. Anselmo se negó a comparecer; un tribunal civil no tenía jurisdicción en asuntos eclesiásticos. Era la vieja cuestión de si un funcionario eclesiástico, en su calidad de clérigo, debía lealtad al papa o a la corona.Anselmo consiguió el permiso del rey en 1097 para ir a Roma. Pero Guillermo envió tropas tras él y lo alcanzó en Dover. Registraron el equipaje de Anselmo y se apoderaron de las ofrendas que llevaba a Roma. El viaje de Anselmo terminó como un exilio.Anselmo fue recibido calurosamente por el papa, que amenazó a Guillermo con la excomunión y pronunció una maldición sobre cualquier laico que pensara, como Guillermo, que podía investir a un obispo con autoridad espiritual. La maldición papal iba más allá, a cualquiera que aceptara tal falsa investidura.A principios de agosto de 1100, mientras cazaba en el Bosque Nuevo, el Rey Rojo fue asesinado por una flecha. Nadie sabe si se la disparó un cazador o un asesino. Hubo poco luto por un rey que casi todos esperaban que cayera muerto. No les habría sorprendido que lo hubiera matado un rayo.Pero éste no es el final de los problemas de Anselmo con los monarcas. Cuando Guillermo II murió, su hermano menor, Enrique I, subió al trono. Enrique fue en general un buen rey que hizo mucho por erradicar lo peor de la corrupción de la corte. Reconcilió al clero sacando a Anselmo del exilio, pero renovó la controversia sobre la investidura. Nombró obispos y abades, y exigió a Anselmo que los consagrara. Anselmo se negó una y otra vez. Así pues, fue enviado a un segundo exilio. La reina sentía una extraordinaria devoción por Anselmo e intentó mediar entre él y su marido. Instó a Anselmo a que regresara, aunque tuviera que transigir un poco y conceder a Enrique cierto poder para intervenir en el nombramiento del clero. Recordó a Anselmo que el apóstol Pablo circuncidó a Timoteo como medida de compromiso.Siguiendo el ejemplo de Urbano, el papa Pascual II excomulgó a los obispos que aceptaron los nombramientos de Enrique. Pero Enrique quiso reconciliarse con Anselmo. Se reunieron en Normandía y acordaron hacer un llamamiento conjunto al Papa. Éste confirmó las investiduras anteriores del rey con la condición de que renunciara al derecho a futuros nombramientos. Esta decisión fue ratificada en agosto de 1106. El rey prometió restituir a Anselmo las rentas de Canterbury durante su ausencia, dejar de reclamar las rentas de los obispados y abadías vacantes, y devolver todas las multas del clero. Y aunque cumplió su promesa de no nombrar nuevos clérigos, envió a las sedes vacantes los nombres de los candidatos que le gustaría que las ocuparan.Anselmo regresó triunfante a Inglaterra, y fue recibido por la reina a la cabeza de los monjes y del clero. En un concilio celebrado en Westminster en 1107, el rey renunció formalmente al privilegio de la investidura. Durante los últimos años de su vida, Anselmo gozó de la amistad y el respeto del rey, y durante la ausencia de Enrique en el continente en 1108, se le confió la regencia y el cuidado de la familia real.Murió en 1109. Su impacto en el Arzobispado fue tan grande que la sede no se ocupó durante cinco años.La próxima vez echaremos un vistazo al verdadero hombre importante entre los escolásticos: Tomás de Aquino.

Este episodio 64 se titula "La Controversia Eucarística".____________________________________________________________Al terminar la Edad Media en Europa, tenemos varios temas que tratar antes de lanzarnos a la Era del Escolasticismo. La última vez echamos un breve vistazo a la Controversia de las Investiduras y otro aún más breve a un error doctrinal que tuvo una larga vida y varios variantes: el Adopcionismo.Ahora consideraremos otra controversia que hizo mucho ruido en la Iglesia de Oriente y Occidente durante mucho tiempo: cómo entender la presencia de Cristo en la Eucaristía.Para los oyentes protestantes, la cuestión era: ¿Qué queremos decir cuando decimos que Jesús está presente en la Comunión o en la Cena del Señor?Tengo que empezar dejando claro > No es éste un intento de ampliar TODAS las diversas teorías sobre la Eucaristía. Esa es una discusión que excede mi capacidad. Me ha llevado un tiempo componer este episodio porque he tenido que pensar exactamente cómo expresar las cosas. Las palabras son las herramientas con las que trabajan los teólogos. Esas palabras tienen significados precisos. Pero estamos tratando con varias idiomas; típicamente, el griego y el latín. Y una vez que los antiguos teólogos elaboraron una fórmula teológica durante décadas y, en algunos casos, siglos, eligiendo las palabras adecuadas para expresar la verdad y refinándolas a medida que se hacían evidentes los problemas de sus elecciones anteriores, tenemos que encontrar palabras en español para traducirlas con precisión. ENTONCES, nos enfrentamos al problema de que la gente atribuye significados diferentes a esas palabras.Así que, si algo de esto no es del todo preciso o claro, te pido perdón de antemano. No soy Sheldon Cooper. Sólo un hombrecillo con un pequeño cerebro del tamaño de un frijol.La Controversia Eucarística debe su origen a la tensión entre el llamamiento de la Biblia a adorar a Dios en Espíritu y verdad, y el deseo de tener algo tangible que venerar y en lo que centrar la atención. El uso y la veneración de los iconos en Oriente tuvo una correlación en Occidente con la elevación de los elementos de la Comunión.Aunque los cristianos habían discutido durante mucho tiempo la verdadera naturaleza de los elementos de la Comunión, la verdadera controversia se inició a mediados del siglo IX por un monje franco llamado Paschasius Radbertus. En él año 831 publicó un libro titulado Sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor, el primer tratado completo sobre la Eucaristía.La parte más significativa de la obra de Radbertus fue su insistencia en que los elementos eran el cuerpo y la sangre REALES, corpóreos, de Jesús.Permíteme retroceder: Todos los cristianos creían que Jesús estaba presente en la Comunión. Jesús dijo: "Cuando dos o tres de vosotros están reunidos en Mi Nombre, Yo estoy allí en medio de vosotros". La Comunión era precisamente eso: un momento para que los cristianos se reunieran de un modo especial EN CRISTO. Por eso, cuando pasaban el pan y el vino, lo consideraban un momento sagrado en el que el Espíritu de Dios mediaba la Persona de Jesús de un modo único. En pocas palabras, Jesús estaba presente en la Comunión.Pero, la gente entendía esa presencia de diferentes maneras. Agustín, con su enorme influencia en la teología medieval, decía que Jesús estaba espiritualmente presente en la Comunión, pero no físicamente. Su presencia era un misterio que debía reconocerse por la fe. Cirilo de Alejandría y Juan de Damasco decían que Jesús estaba presente corporalmente en la Eucaristía, pero se referían a Su cuerpo resucitado, que era espiritual, no corpóreo. Así pues, para ellos la presencia de Cristo en la Eucaristía también era un misterio.Radbertus propuso ahora que los elementos de la Comunión se convirtieran en la carne y la sangre literales de Jesús. Eran la misma materia que el cuerpo nacido de María, como él decía. En realidad, fenomenológicamente no parecían ni sabían a carne y sangre, porque eso habría sido demasiado para la gente, así que Dios permitió misericordiosamente que el pan y el vino conservaran sus propiedades externas, pero en realidad ERAN el cuerpo y la sangre de Jesús. Radbertus decía que era en el acto de participar en la Eucaristía donde se mantenía y alimentaba la vida eterna. Eran la "medicina de la inmortalidad".Los elementos se convirtieron en el cuerpo y la sangre de Jesús, no por un acto de creación, sino de transformación.Esto suscitó la pregunta: Si la Eucaristía es el verdadero cuerpo y sangre de Cristo, ¿mastican a Cristo los incrédulos que participan de los elementos? Radbertus lo negó, afirmando que, aunque los elementos eran el cuerpo corpóreo de Jesús, debían tomarse por la fe. Así pues, aunque los incrédulos participaran en el sacramento, no participaban de hecho de Cristo.Radbertus eludió la falta de correspondencia entre la realidad de la presencia corporal de Jesús y su apariencia de pan diciendo que Dios permitía esto para asegurarse de que, cuando se tomaban los elementos, se hacía por fe, de modo que su beneficio espiritual pudiera llegar al participante. Así, el pan y el vino volvieron a ser símbolos, lo que volvió a acercarse a la posición de Agustín, lo mismo que Radbertus se había propuesto deshacer.Hrbanus Maurus, abad de Fulda, detestaba las ideas de Radbertus. Denunció cualquier visión de la Eucaristía que la convirtiera en una manifestación materialista del cuerpo de Jesús. Maurus decía que el valor de la Comunión residía en la fe del comulgante, no en un trozo de pan o una gota de vino.Gottschalk, al que volveremos más adelante, estaba de acuerdo con Radbertus y decía que la Eucaristía ERA el cuerpo y la sangre de Jesús. Pero se negó a llevarlo tan lejos como Radbertus, que decía que cada vez que se celebraba la Comunión, era un nuevo sacrificio de Cristo, una re-crucifixión.Aquí es donde debemos examinar más detenidamente cómo entendía la Iglesia primitiva la Comunión. Los Padres ante-Nicenos, es decir, los líderes de la Iglesia anteriores al Concilio de Nicea en 325, se referían a la Mesa del Señor, la Comunión, la Eucaristía, como quieras llamarla, como una conmemoración del sacrificio de Cristo. La relacionaron con la Última Cena, en la que Jesús la convirtió en una ordenanza para Sus seguidores. Dijo: "Haced esto en memoria mía". Así lo transmitieron los Apóstoles, como un momento conmemorativo para reflexionar sobre el sacrificio de Cristo en la Cruz, cuando se partió Su Cuerpo y se derramó Su sangre. El valor de la Comunión era el vínculo espiritual que se forjaba entre el seguidor y su rabino mediante este recuerdo, al reconectarse de un modo específico y tangible con lo que Jesús hizo por ellos.Los cristianos posteriores se alejaron de este núcleo conmemorativo de la Comunión para adoptar una visión más mística de la misma. Y como el misterio busca maneras de expresarse, es inevitable que alguien hiciera de los elementos de la Comunión algo más que meros símbolos. Entonces, decir que cada vez que se transformaban en el cuerpo corpóreo de Cristo, no era sólo una conmemoración de Su sacrificio, sino un nuevo sacrificio.Radbertus era abad de un monasterio de Corbie. El rey Carlos el Calvo pidió a uno de sus compañeros monjes, Ratramnus, que evaluara la labor de su abad. Ratramnus estaba efectivamente de acuerdo con Radbertus, pero negaba que se produjera un milagro de transformación con los elementos. Ratramnus dijo que los comulgantes participan efectivamente del cuerpo y la sangre de Jesús. Pero lo hacen por la fe, y no porque los elementos se transmuten místicamente en el cuerpo corpóreo del hombre nacido de María.La Controversia Eucarística del siglo IX abrió una puerta que, con el tiempo, dio lugar a una nueva comprensión de la fe, la gracia e incluso la Iglesia. Las ideas de Radberto acabaron triunfando en la Iglesia Romana porque las expuso de forma clara para una época que ansiaba la seguridad de la salvación. Ahora había una forma tangible de tener la seguridad de que la gente hacía algo que mantenía y alimentaba la inmortalidad. Sus ideas también prevalecieron, porque los argumentos de sus oponentes eran vagos, complejos y, francamente, no tan atractivos.Radbertus también sentó las bases para un cambio de paradigma en el ministerio del clero y de la Iglesia. Con un énfasis cada vez mayor en el sacrificio fresco de la Misa, la presencia corporal de Cristo proporcionó el fundamento para un cambio en la devoción cristiana, desde su base original en la Palabra y la Fe, hacia una vida religiosa centrada en la nueva realidad ofrecida en un sacramento. Por decirlo sin rodeos, el interés pasó de lo que Cristo hizo en la Cruz a lo que el sacerdote hace con Cristo en los elementos. Jesús empezó a transformarse en la mente de la gente, pasando de ser el Salvador Victorioso a la Víctima Eterna, ofrecida continuamente en la Misa.Aunque el punto de vista de Radbertus acabó convirtiéndose en el mayoritario en el Occidente Latino, nunca estuvo exento de quienes lo rechazaban y se aferraban a un punto de vista más Agustiniano. Y, por supuesto, la forma de entender la Eucaristía resurgirá entre los Reformadores y se verá en el segundo episodio de algunas disputas bastante polémicas.Pero, ése es tema para un episodio posterior.

Este episodio 64 se titula "La Controversia Eucarística".____________________________________________________________Al terminar la Edad Media en Europa, tenemos varios temas que tratar antes de lanzarnos a la Era del Escolasticismo. La última vez echamos un breve vistazo a la Controversia de las Investiduras y otro aún más breve a un error doctrinal que tuvo una larga vida y varios variantes: el Adopcionismo.Ahora consideraremos otra controversia que hizo mucho ruido en la Iglesia de Oriente y Occidente durante mucho tiempo: cómo entender la presencia de Cristo en la Eucaristía.Para los oyentes protestantes, la cuestión era: ¿Qué queremos decir cuando decimos que Jesús está presente en la Comunión o en la Cena del Señor?Tengo que empezar dejando claro > No es éste un intento de ampliar TODAS las diversas teorías sobre la Eucaristía. Esa es una discusión que excede mi capacidad. Me ha llevado un tiempo componer este episodio porque he tenido que pensar exactamente cómo expresar las cosas. Las palabras son las herramientas con las que trabajan los teólogos. Esas palabras tienen significados precisos. Pero estamos tratando con varias idiomas; típicamente, el griego y el latín. Y una vez que los antiguos teólogos elaboraron una fórmula teológica durante décadas y, en algunos casos, siglos, eligiendo las palabras adecuadas para expresar la verdad y refinándolas a medida que se hacían evidentes los problemas de sus elecciones anteriores, tenemos que encontrar palabras en español para traducirlas con precisión. ENTONCES, nos enfrentamos al problema de que la gente atribuye significados diferentes a esas palabras.Así que, si algo de esto no es del todo preciso o claro, te pido perdón de antemano. No soy Sheldon Cooper. Sólo un hombrecillo con un pequeño cerebro del tamaño de un frijol.La Controversia Eucarística debe su origen a la tensión entre el llamamiento de la Biblia a adorar a Dios en Espíritu y verdad, y el deseo de tener algo tangible que venerar y en lo que centrar la atención. El uso y la veneración de los iconos en Oriente tuvo una correlación en Occidente con la elevación de los elementos de la Comunión.Aunque los cristianos habían discutido durante mucho tiempo la verdadera naturaleza de los elementos de la Comunión, la verdadera controversia se inició a mediados del siglo IX por un monje franco llamado Paschasius Radbertus. En él año 831 publicó un libro titulado Sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor, el primer tratado completo sobre la Eucaristía.La parte más significativa de la obra de Radbertus fue su insistencia en que los elementos eran el cuerpo y la sangre REALES, corpóreos, de Jesús.Permíteme retroceder: Todos los cristianos creían que Jesús estaba presente en la Comunión. Jesús dijo: "Cuando dos o tres de vosotros están reunidos en Mi Nombre, Yo estoy allí en medio de vosotros". La Comunión era precisamente eso: un momento para que los cristianos se reunieran de un modo especial EN CRISTO. Por eso, cuando pasaban el pan y el vino, lo consideraban un momento sagrado en el que el Espíritu de Dios mediaba la Persona de Jesús de un modo único. En pocas palabras, Jesús estaba presente en la Comunión.Pero, la gente entendía esa presencia de diferentes maneras. Agustín, con su enorme influencia en la teología medieval, decía que Jesús estaba espiritualmente presente en la Comunión, pero no físicamente. Su presencia era un misterio que debía reconocerse por la fe. Cirilo de Alejandría y Juan de Damasco decían que Jesús estaba presente corporalmente en la Eucaristía, pero se referían a Su cuerpo resucitado, que era espiritual, no corpóreo. Así pues, para ellos la presencia de Cristo en la Eucaristía también era un misterio.Radbertus propuso ahora que los elementos de la Comunión se convirtieran en la carne y la sangre literales de Jesús. Eran la misma materia que el cuerpo nacido de María, como él decía. En realidad, fenomenológicamente no parecían ni sabían a carne y sangre, porque eso habría sido demasiado para la gente, así que Dios permitió misericordiosamente que el pan y el vino conservaran sus propiedades externas, pero en realidad ERAN el cuerpo y la sangre de Jesús. Radbertus decía que era en el acto de participar en la Eucaristía donde se mantenía y alimentaba la vida eterna. Eran la "medicina de la inmortalidad".Los elementos se convirtieron en el cuerpo y la sangre de Jesús, no por un acto de creación, sino de transformación.Esto suscitó la pregunta: Si la Eucaristía es el verdadero cuerpo y sangre de Cristo, ¿mastican a Cristo los incrédulos que participan de los elementos? Radbertus lo negó, afirmando que, aunque los elementos eran el cuerpo corpóreo de Jesús, debían tomarse por la fe. Así pues, aunque los incrédulos participaran en el sacramento, no participaban de hecho de Cristo.Radbertus eludió la falta de correspondencia entre la realidad de la presencia corporal de Jesús y su apariencia de pan diciendo que Dios permitía esto para asegurarse de que, cuando se tomaban los elementos, se hacía por fe, de modo que su beneficio espiritual pudiera llegar al participante. Así, el pan y el vino volvieron a ser símbolos, lo que volvió a acercarse a la posición de Agustín, lo mismo que Radbertus se había propuesto deshacer.Hrbanus Maurus, abad de Fulda, detestaba las ideas de Radbertus. Denunció cualquier visión de la Eucaristía que la convirtiera en una manifestación materialista del cuerpo de Jesús. Maurus decía que el valor de la Comunión residía en la fe del comulgante, no en un trozo de pan o una gota de vino.Gottschalk, al que volveremos más adelante, estaba de acuerdo con Radbertus y decía que la Eucaristía ERA el cuerpo y la sangre de Jesús. Pero se negó a llevarlo tan lejos como Radbertus, que decía que cada vez que se celebraba la Comunión, era un nuevo sacrificio de Cristo, una re-crucifixión.Aquí es donde debemos examinar más detenidamente cómo entendía la Iglesia primitiva la Comunión. Los Padres ante-Nicenos, es decir, los líderes de la Iglesia anteriores al Concilio de Nicea en 325, se referían a la Mesa del Señor, la Comunión, la Eucaristía, como quieras llamarla, como una conmemoración del sacrificio de Cristo. La relacionaron con la Última Cena, en la que Jesús la convirtió en una ordenanza para Sus seguidores. Dijo: "Haced esto en memoria mía". Así lo transmitieron los Apóstoles, como un momento conmemorativo para reflexionar sobre el sacrificio de Cristo en la Cruz, cuando se partió Su Cuerpo y se derramó Su sangre. El valor de la Comunión era el vínculo espiritual que se forjaba entre el seguidor y su rabino mediante este recuerdo, al reconectarse de un modo específico y tangible con lo que Jesús hizo por ellos.Los cristianos posteriores se alejaron de este núcleo conmemorativo de la Comunión para adoptar una visión más mística de la misma. Y como el misterio busca maneras de expresarse, es inevitable que alguien hiciera de los elementos de la Comunión algo más que meros símbolos. Entonces, decir que cada vez que se transformaban en el cuerpo corpóreo de Cristo, no era sólo una conmemoración de Su sacrificio, sino un nuevo sacrificio.Radbertus era abad de un monasterio de Corbie. El rey Carlos el Calvo pidió a uno de sus compañeros monjes, Ratramnus, que evaluara la labor de su abad. Ratramnus estaba efectivamente de acuerdo con Radbertus, pero negaba que se produjera un milagro de transformación con los elementos. Ratramnus dijo que los comulgantes participan efectivamente del cuerpo y la sangre de Jesús. Pero lo hacen por la fe, y no porque los elementos se transmuten místicamente en el cuerpo corpóreo del hombre nacido de María.La Controversia Eucarística del siglo IX abrió una puerta que, con el tiempo, dio lugar a una nueva comprensión de la fe, la gracia e incluso la Iglesia. Las ideas de Radberto acabaron triunfando en la Iglesia Romana porque las expuso de forma clara para una época que ansiaba la seguridad de la salvación. Ahora había una forma tangible de tener la seguridad de que la gente hacía algo que mantenía y alimentaba la inmortalidad. Sus ideas también prevalecieron, porque los argumentos de sus oponentes eran vagos, complejos y, francamente, no tan atractivos.Radbertus también sentó las bases para un cambio de paradigma en el ministerio del clero y de la Iglesia. Con un énfasis cada vez mayor en el sacrificio fresco de la Misa, la presencia corporal de Cristo proporcionó el fundamento para un cambio en la devoción cristiana, desde su base original en la Palabra y la Fe, hacia una vida religiosa centrada en la nueva realidad ofrecida en un sacramento. Por decirlo sin rodeos, el interés pasó de lo que Cristo hizo en la Cruz a lo que el sacerdote hace con Cristo en los elementos. Jesús empezó a transformarse en la mente de la gente, pasando de ser el Salvador Victorioso a la Víctima Eterna, ofrecida continuamente en la Misa.Aunque el punto de vista de Radbertus acabó convirtiéndose en el mayoritario en el Occidente Latino, nunca estuvo exento de quienes lo rechazaban y se aferraban a un punto de vista más Agustiniano. Y, por supuesto, la forma de entender la Eucaristía resurgirá entre los Reformadores y se verá en el segundo episodio de algunas disputas bastante polémicas.Pero, ése es tema para un episodio posterior.

Este 63º episodio se titula InvestiduraAcabamos de concluir una serie sobre el monacato medieval y volvemos a la narración de la Iglesia durante la Edad Media en Europa.Antes de hacerlo, recordemos que el relato de la Historia de la Iglesia es mucho más amplio que lo que ocurrió en Europa. Hasta hace poco, la Historia de la Iglesia dedicaba la mayor parte de su tiempo a la Iglesia occidental y sólo tocaba otros lugares en la medida en que se relacionaba con la narrativa occidental. Estamos intentando ampliar nuestros horizontes, aunque es difícil porque la fuente de material para la historia de la Iglesia más allá del ámbito occidental es mucho más reducido. No es que no lo haya; hay bastante; pero no se presenta en el formato fácil de entender que se recomienda para alguien que no es un historiador profesional. Y un historiador profesional es ciertamente lo que no soy, así que es un proceso difícil de ir a través de toda esa información para sacar él entendimiento y la parte relevante para nuestro vistazo a la historia de la iglesia por la mayor parte. Dicho esto, volvamos a la Iglesia en la Edad Media Europea...Tenemos varios temas y asuntos que desarrollar. Para ello serán necesarios varios episodios. El primero que examinaremos, porque acaba siendo un problema recurrente, es la llamada la Controversia de las Investiduras.Se trata de una disputa teológica y política que surgió a raíz de la fusión de la Iglesia y el Estado en la Europa feudal. Los funcionarios eclesiásticos desempeñaban funciones tanto religiosas como seculares. Aunque no formaban parte de la nobleza oficial, ocupaban cargos en la muy estricta estructura social del sistema feudal. Los siervos no sólo trabajaban las tierras de la nobleza. Muchos de ellos trabajaban las tierras y posesiones de la Iglesia. Así pues, muchos obispos y abades no sólo supervisaban las tareas eclesiásticas, sino que eran gobernantes seculares. Puedes imaginar cómo estos clérigos se veían divididos en su lealtad entre el Papa, lejos en Roma, y el señor feudal secular, mucho más cercano; ya fuera un duque, un conde, un conde o un barón, por no hablar de los reyes que empezaron a surgir en Europa.Cuando el Imperio Romano se disolvió en el Occidente, el papel y la responsabilidad del gobierno civil recayeron a menudo en los funcionarios eclesiásticos. La mayoría de la gente quería que intervinieran. Así que cuando el feudalismo tomo fuerza, no fue una transición difícil para estos líderes religiosos ser investidos con los deberes del gobierno secular.Como los obispos, abades y otros funcionarios eclesiásticos tenían autoridad tanto secular como espiritual, muchos de los nobles europeos empezaron a encargarse de nombrar a esos obispos y abades cuando se producían vacantes. No es difícil ver por qué querrían hacerlo, en lugar de esperar a que Roma hiciera la selección. Los gobernantes locales querían a alguien que dirigiera las cosas para cumplir sus objetivos. Además, con las reglas de la herencia tal como eran, en las que todo iba al primogénito, una carrera lucrativa e influyente como obispo era un trabajo muy importante para todos los segundos y terceros hijos. Esta investidura de los cargos eclesiásticos por parte de los gobernantes seculares se llamaba Investidura Laica, porque la realizaban los laicos y no los clérigos ordenados. Y, como puedes imaginar, NO era algo que alegrara a los Papas. Aunque los detalles son distintos hoy en día, imagina que eres miembro de una iglesia desde hace treinta años. Un día tu pastor te dice que se jubila. Esperas que tu denominación o los ancianos elijan un nuevo pastor. ¿Qué sorpresa te llevaría descubrir que el alcalde local eligió a tu pastor? Ah, y por cierto, si te pones a chillar, la policía te detendrá y te meterá en la cárcel hasta que aprendas a cerrar la boca y aceptar el nuevo acuerdo. Bienvenido a la investidura laica. Aunque Roma se opuso en su mayor parte a la investidura laica, porque administrar la Iglesia en toda Europa era una tarea monumental, durante siglos los Papas consintieron a regañadientes que los gobernantes seculares colaboraran en el nombramiento de funcionarios eclesiásticos. Algunos de estos nombramientos fueron sabios y proporcionaron hombres buenos y piadosos para dirigir la Iglesia en sus dominios. Otras veces, el nepotismo y el pragmatismo hicieron que, en el mejor de los casos, se instalaran funcionarios ineptos y, en el peor, corruptos.La cuestión se convirtió en polémica cuando los Papas decidieron poner orden y exigieron que los funcionarios eclesiásticos fueran nombrados por la propia Iglesia. Los gobernantes laicos ya no podían hacerlo. Pero el hecho de que los Papas dijeran "No" a la investidura laica, no significaba que los gobernantes seculares dejaran de hacerlo. Y ahí es donde empezó la batalla de poderes.Llegó a un punto crítico en 1076, cuando el papa Gregorio VII y el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Enrique IV se enfrentaron por el Arzobispo de Milán. Ambos propusieron candidatos diferentes, y ambos creían que era su derecho nombrar el cargo. El Papa amenazó con la excomunión si el emperador se negaba a cumplir. Enrique respondió convocando un sínodo de obispos alemanes en Worms en él año 1076. El Sínodo depuso al Papa Gregorio. Para no ser menos, Gregorio excomulgó a Enrique y absolvió a sus súbditos de fidelidad a él. Una hábil maniobra, pues en aquel momento Enrique y sus nobles Sajones estaban enfrentándose en batallas políticas. Estos nobles exigieron entonces a Enrique que se reconciliara con Gregorio en el plazo de un año o perdería su trono. Así que el emperador se vio obligado a hacer las paz con Gregorio en un famoso encuentro en Canossa. Enrique demostró su contrición paseando por afuera del castillo durante 3 días en la nieve, ¡descalzo!El Papa revocó la excomunión y recibió al Emperador de nuevo en la fe.Ése es el final de la historia: feliz, ¿verdad? Pues no.Enrique aprovechó su vuelta al favor para emprender una campaña en contra del Papa. Marchó sobre Roma y estableció un nuevo Papa. Gregorio murió en el exilio. Aun así, la postura del Papa Gregorio sobre la investidura acabó prevaleciendo.En el año 1099, el papa Urbano II decretó la excomunión de todo aquel que diera o recibiera una investidura laica. En el año 1105 se alcanzó un compromiso moderado en Bec, ratificado en un Concilio en Westminster dos años después.Al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Enrique IV le siguió, ¿puedes adivinarlo? Sí; Enrique V. Fue durante su reinado cuando el papado ganó finalmente la lucha de las investiduras. En Worms, en el año 1122, se redactó un Concordato en el que el emperador aceptaba que la Iglesia eligiera a los obispos y abades y los invistiera de su cargo. Aunque las elecciones debían celebrarse en presencia del rey, se le prohibía influir en la decisión mediante la simonía o la amenaza de violencia. Aunque era la Iglesia quien seleccionaba a su clero, eran los gobernantes seculares quienes les entregaban los símbolos de su autoridad en forma de báculo y anillo, que representaban su papel de Pastor del rebaño de Dios y que estaban casados con la Iglesia. Al permitir que los gobernantes seculares participaran en la entrega de los símbolos del cargo, se transmitía la idea del deber del obispo de apoyar al gobernante secular.Las intrigas políticas que surgieron de esta doble lealtad de los funcionarios eclesiásticos en toda Europa son cosa de leyenda; ¡literalmente! Supongo que la mayoría de los oyentes habrán visto al menos una película que recoge las intrigas que dominaban la escena política y religiosa en esta época.A pesar del Concordato de Worms de 1122, algunos nobles europeos siguieron practicando la investidura laica. Y muchos de los nombrados estaban dispuestos a seguirles la corriente, pues se les nombraba para puestos bastante importantes. Pero, con el tiempo, la investidura laica fue dejada al lado cuando la sociedad feudal dio paso al mundo moderno.Completamos este episodio con una revisión de una doctrina aberrante que no dejaba de resurgir en la Iglesia del Oriente y Occidente. Se trataba de un intento de comprender la Persona de Cristo.El adopcionismo tuvo un origen temprano, siendo defendido por los Ebionitas en el siglo II d.C. El famoso heresiarca gnóstico Cerinto enseñaba una forma de adopcionismo.Aunque los detalles del adopcionismo varían de una época a otra y de un lugar a otro, la idea básica es que Jesús no era más que un ser humano que fue adoptado por Dios en Su papel de Mesías y Salvador. La naturaleza de esta adopción, es decir, lo que efectuó EN Jesús es donde difieren los adopcionistas. Eso y cuándo exactamente Dios Padre adoptó a Jesús el hombre para convertirlo en el Hijo de Dios. Algunos piensan que ocurrió en su bautismo, otros en su resurrección y otros en su ascensión. Todos los adopcionistas coinciden en la humanidad de Jesús, pero niegan su esencia eterna como Dios Hijo. Dicen que SE CONVERTIÓ en el Hijo de Dios, debido a su vida moralmente excelente.La Iglesia declaró que el adopcionismo era una herejía a finales del siglo II d.C., pero siguió teniendo cabida en la obra de varios maestros y grupos en los siglos siguientes, hasta la Edad Media y en pequeños grupos en la actualidad.El término "adopcionismo" se utiliza para describir otra forma muy diferente de la idea que surgió en España durante los siglos VIII y IX. Para diferenciarlo del adopcionismo clásico, que parte de un Jesús humano que se convierte en el Cristo divino por adopción, los historiadores se refieren a esta herejía posterior como adopcionismo español. Comienza con Dios Hijo, adoptando una forma humana, pero no realmente la NATURALEZA humana que la acompañaba.El primero en articular este punto de vista a finales del siglo VIII d.C. fue Elipando, arzobispo de Toledo. Sus oponentes se apoderaron rápidamente de sus opiniones y las declararon heréticas. Sus partidarios fueron llamados a comparecer ante Carlomagno, cuyos clérigos lograron persuadirles de que abandonaran sus aberrantes creencias. Ése debería haber sido el final del asunto. Habían sido tratados civilizadamente y con respeto por el emperador, pero cuando llegaron ante el Papa en Roma fueron humillados públicamente. Al parecer, esto no hizo más que enardecer a sus seguidores en España, que decidieron resistirse a los esfuerzos de Roma por dominarlos.Esto llegó en un momento desafortunado, ya que la Iglesia en España se enfrentaba en ese momento a gobernantes moro-musulmanes.Mientras que el adopcionismo puede calificarse con razón de herejía, especialmente su primera manifestación, el adopcionismo español es un asunto más difícil de desenredar. No quiero entrar en los detalles técnicos de la teología, así que sólo diré que en el NT hay algunos pasajes en los Evangelios y en las cartas de Pablo que parecen hablar de las 2 filiaciones o parentescos de Jesús. Cuando estos pasajes se ven a través de la lente de algunos de los primeros padres de la Iglesia, se puede ver un sutil aceptación hacia las ideas centrales del adopcionismo español.Vuelve a esa cuestión de la que hemos hablado a menudo aquí en CS: cómo comprender, y luego cómo ARTICULAR la naturaleza, la persona y la identidad de Jesús. La teología es el fino arte de las distinciones, distinciones que deben expresarse con palabras. Encontrar la palabra exacta y adecuada ha resultado ser el angustioso trabajo de siglos y de algunas de las mentes más agudas de la historia.Aunque el adopcionismo español fue sofocado eficazmente en el siglo X d.C., resurgió en los siglos XI y XII, para volver a disfrutar de un momento bajo el sol, ser rociado con un poco más de insecticida teológico y extinguirse una vez más.Es el adopcionismo antiguo y clásico el que ha resurgido en los tiempos modernos con el sabor del cristianismo liberal. En este tipo de adopcionismo, Jesús es un hombre que, por su ejemplar trayectoria moral, se convierte en un agente iluminado para que el Espíritu de Dios actúe a través de él. Este Jesús liberal no es tanto un Salvador como un Ejemplo.

Este 63º episodio se titula InvestiduraAcabamos de concluir una serie sobre el monacato medieval y volvemos a la narración de la Iglesia durante la Edad Media en Europa.Antes de hacerlo, recordemos que el relato de la Historia de la Iglesia es mucho más amplio que lo que ocurrió en Europa. Hasta hace poco, la Historia de la Iglesia dedicaba la mayor parte de su tiempo a la Iglesia occidental y sólo tocaba otros lugares en la medida en que se relacionaba con la narrativa occidental. Estamos intentando ampliar nuestros horizontes, aunque es difícil porque la fuente de material para la historia de la Iglesia más allá del ámbito occidental es mucho más reducido. No es que no lo haya; hay bastante; pero no se presenta en el formato fácil de entender que se recomienda para alguien que no es un historiador profesional. Y un historiador profesional es ciertamente lo que no soy, así que es un proceso difícil de ir a través de toda esa información para sacar él entendimiento y la parte relevante para nuestro vistazo a la historia de la iglesia por la mayor parte. Dicho esto, volvamos a la Iglesia en la Edad Media Europea...Tenemos varios temas y asuntos que desarrollar. Para ello serán necesarios varios episodios. El primero que examinaremos, porque acaba siendo un problema recurrente, es la llamada la Controversia de las Investiduras.Se trata de una disputa teológica y política que surgió a raíz de la fusión de la Iglesia y el Estado en la Europa feudal. Los funcionarios eclesiásticos desempeñaban funciones tanto religiosas como seculares. Aunque no formaban parte de la nobleza oficial, ocupaban cargos en la muy estricta estructura social del sistema feudal. Los siervos no sólo trabajaban las tierras de la nobleza. Muchos de ellos trabajaban las tierras y posesiones de la Iglesia. Así pues, muchos obispos y abades no sólo supervisaban las tareas eclesiásticas, sino que eran gobernantes seculares. Puedes imaginar cómo estos clérigos se veían divididos en su lealtad entre el Papa, lejos en Roma, y el señor feudal secular, mucho más cercano; ya fuera un duque, un conde, un conde o un barón, por no hablar de los reyes que empezaron a surgir en Europa.Cuando el Imperio Romano se disolvió en el Occidente, el papel y la responsabilidad del gobierno civil recayeron a menudo en los funcionarios eclesiásticos. La mayoría de la gente quería que intervinieran. Así que cuando el feudalismo tomo fuerza, no fue una transición difícil para estos líderes religiosos ser investidos con los deberes del gobierno secular.Como los obispos, abades y otros funcionarios eclesiásticos tenían autoridad tanto secular como espiritual, muchos de los nobles europeos empezaron a encargarse de nombrar a esos obispos y abades cuando se producían vacantes. No es difícil ver por qué querrían hacerlo, en lugar de esperar a que Roma hiciera la selección. Los gobernantes locales querían a alguien que dirigiera las cosas para cumplir sus objetivos. Además, con las reglas de la herencia tal como eran, en las que todo iba al primogénito, una carrera lucrativa e influyente como obispo era un trabajo muy importante para todos los segundos y terceros hijos. Esta investidura de los cargos eclesiásticos por parte de los gobernantes seculares se llamaba Investidura Laica, porque la realizaban los laicos y no los clérigos ordenados. Y, como puedes imaginar, NO era algo que alegrara a los Papas. Aunque los detalles son distintos hoy en día, imagina que eres miembro de una iglesia desde hace treinta años. Un día tu pastor te dice que se jubila. Esperas que tu denominación o los ancianos elijan un nuevo pastor. ¿Qué sorpresa te llevaría descubrir que el alcalde local eligió a tu pastor? Ah, y por cierto, si te pones a chillar, la policía te detendrá y te meterá en la cárcel hasta que aprendas a cerrar la boca y aceptar el nuevo acuerdo. Bienvenido a la investidura laica. Aunque Roma se opuso en su mayor parte a la investidura laica, porque administrar la Iglesia en toda Europa era una tarea monumental, durante siglos los Papas consintieron a regañadientes que los gobernantes seculares colaboraran en el nombramiento de funcionarios eclesiásticos. Algunos de estos nombramientos fueron sabios y proporcionaron hombres buenos y piadosos para dirigir la Iglesia en sus dominios. Otras veces, el nepotismo y el pragmatismo hicieron que, en el mejor de los casos, se instalaran funcionarios ineptos y, en el peor, corruptos.La cuestión se convirtió en polémica cuando los Papas decidieron poner orden y exigieron que los funcionarios eclesiásticos fueran nombrados por la propia Iglesia. Los gobernantes laicos ya no podían hacerlo. Pero el hecho de que los Papas dijeran "No" a la investidura laica, no significaba que los gobernantes seculares dejaran de hacerlo. Y ahí es donde empezó la batalla de poderes.Llegó a un punto crítico en 1076, cuando el papa Gregorio VII y el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Enrique IV se enfrentaron por el Arzobispo de Milán. Ambos propusieron candidatos diferentes, y ambos creían que era su derecho nombrar el cargo. El Papa amenazó con la excomunión si el emperador se negaba a cumplir. Enrique respondió convocando un sínodo de obispos alemanes en Worms en él año 1076. El Sínodo depuso al Papa Gregorio. Para no ser menos, Gregorio excomulgó a Enrique y absolvió a sus súbditos de fidelidad a él. Una hábil maniobra, pues en aquel momento Enrique y sus nobles Sajones estaban enfrentándose en batallas políticas. Estos nobles exigieron entonces a Enrique que se reconciliara con Gregorio en el plazo de un año o perdería su trono. Así que el emperador se vio obligado a hacer las paz con Gregorio en un famoso encuentro en Canossa. Enrique demostró su contrición paseando por afuera del castillo durante 3 días en la nieve, ¡descalzo!El Papa revocó la excomunión y recibió al Emperador de nuevo en la fe.Ése es el final de la historia: feliz, ¿verdad? Pues no.Enrique aprovechó su vuelta al favor para emprender una campaña en contra del Papa. Marchó sobre Roma y estableció un nuevo Papa. Gregorio murió en el exilio. Aun así, la postura del Papa Gregorio sobre la investidura acabó prevaleciendo.En el año 1099, el papa Urbano II decretó la excomunión de todo aquel que diera o recibiera una investidura laica. En el año 1105 se alcanzó un compromiso moderado en Bec, ratificado en un Concilio en Westminster dos años después.Al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Enrique IV le siguió, ¿puedes adivinarlo? Sí; Enrique V. Fue durante su reinado cuando el papado ganó finalmente la lucha de las investiduras. En Worms, en el año 1122, se redactó un Concordato en el que el emperador aceptaba que la Iglesia eligiera a los obispos y abades y los invistiera de su cargo. Aunque las elecciones debían celebrarse en presencia del rey, se le prohibía influir en la decisión mediante la simonía o la amenaza de violencia. Aunque era la Iglesia quien seleccionaba a su clero, eran los gobernantes seculares quienes les entregaban los símbolos de su autoridad en forma de báculo y anillo, que representaban su papel de Pastor del rebaño de Dios y que estaban casados con la Iglesia. Al permitir que los gobernantes seculares participaran en la entrega de los símbolos del cargo, se transmitía la idea del deber del obispo de apoyar al gobernante secular.Las intrigas políticas que surgieron de esta doble lealtad de los funcionarios eclesiásticos en toda Europa son cosa de leyenda; ¡literalmente! Supongo que la mayoría de los oyentes habrán visto al menos una película que recoge las intrigas que dominaban la escena política y religiosa en esta época.A pesar del Concordato de Worms de 1122, algunos nobles europeos siguieron practicando la investidura laica. Y muchos de los nombrados estaban dispuestos a seguirles la corriente, pues se les nombraba para puestos bastante importantes. Pero, con el tiempo, la investidura laica fue dejada al lado cuando la sociedad feudal dio paso al mundo moderno.Completamos este episodio con una revisión de una doctrina aberrante que no dejaba de resurgir en la Iglesia del Oriente y Occidente. Se trataba de un intento de comprender la Persona de Cristo.El adopcionismo tuvo un origen temprano, siendo defendido por los Ebionitas en el siglo II d.C. El famoso heresiarca gnóstico Cerinto enseñaba una forma de adopcionismo.Aunque los detalles del adopcionismo varían de una época a otra y de un lugar a otro, la idea básica es que Jesús no era más que un ser humano que fue adoptado por Dios en Su papel de Mesías y Salvador. La naturaleza de esta adopción, es decir, lo que efectuó EN Jesús es donde difieren los adopcionistas. Eso y cuándo exactamente Dios Padre adoptó a Jesús el hombre para convertirlo en el Hijo de Dios. Algunos piensan que ocurrió en su bautismo, otros en su resurrección y otros en su ascensión. Todos los adopcionistas coinciden en la humanidad de Jesús, pero niegan su esencia eterna como Dios Hijo. Dicen que SE CONVERTIÓ en el Hijo de Dios, debido a su vida moralmente excelente.La Iglesia declaró que el adopcionismo era una herejía a finales del siglo II d.C., pero siguió teniendo cabida en la obra de varios maestros y grupos en los siglos siguientes, hasta la Edad Media y en pequeños grupos en la actualidad.El término "adopcionismo" se utiliza para describir otra forma muy diferente de la idea que surgió en España durante los siglos VIII y IX. Para diferenciarlo del adopcionismo clásico, que parte de un Jesús humano que se convierte en el Cristo divino por adopción, los historiadores se refieren a esta herejía posterior como adopcionismo español. Comienza con Dios Hijo, adoptando una forma humana, pero no realmente la NATURALEZA humana que la acompañaba.El primero en articular este punto de vista a finales del siglo VIII d.C. fue Elipando, arzobispo de Toledo. Sus oponentes se apoderaron rápidamente de sus opiniones y las declararon heréticas. Sus partidarios fueron llamados a comparecer ante Carlomagno, cuyos clérigos lograron persuadirles de que abandonaran sus aberrantes creencias. Ése debería haber sido el final del asunto. Habían sido tratados civilizadamente y con respeto por el emperador, pero cuando llegaron ante el Papa en Roma fueron humillados públicamente. Al parecer, esto no hizo más que enardecer a sus seguidores en España, que decidieron resistirse a los esfuerzos de Roma por dominarlos.Esto llegó en un momento desafortunado, ya que la Iglesia en España se enfrentaba en ese momento a gobernantes moro-musulmanes.Mientras que el adopcionismo puede calificarse con razón de herejía, especialmente su primera manifestación, el adopcionismo español es un asunto más difícil de desenredar. No quiero entrar en los detalles técnicos de la teología, así que sólo diré que en el NT hay algunos pasajes en los Evangelios y en las cartas de Pablo que parecen hablar de las 2 filiaciones o parentescos de Jesús. Cuando estos pasajes se ven a través de la lente de algunos de los primeros padres de la Iglesia, se puede ver un sutil aceptación hacia las ideas centrales del adopcionismo español.Vuelve a esa cuestión de la que hemos hablado a menudo aquí en CS: cómo comprender, y luego cómo ARTICULAR la naturaleza, la persona y la identidad de Jesús. La teología es el fino arte de las distinciones, distinciones que deben expresarse con palabras. Encontrar la palabra exacta y adecuada ha resultado ser el angustioso trabajo de siglos y de algunas de las mentes más agudas de la historia.Aunque el adopcionismo español fue sofocado eficazmente en el siglo X d.C., resurgió en los siglos XI y XII, para volver a disfrutar de un momento bajo el sol, ser rociado con un poco más de insecticida teológico y extinguirse una vez más.Es el adopcionismo antiguo y clásico el que ha resurgido en los tiempos modernos con el sabor del cristianismo liberal. En este tipo de adopcionismo, Jesús es un hombre que, por su ejemplar trayectoria moral, se convierte en un agente iluminado para que el Espíritu de Dios actúe a través de él. Este Jesús liberal no es tanto un Salvador como un Ejemplo.

Este episodio 62 de CS es el 5º y último de nuestra mirada al monacato en la Edad Media.En menor medida para los Dominicos y un poco más para los Franciscanos, las órdenes monásticas fueron un intento de reformar la Iglesia Occidental, que durante la Edad Media se había alejado del ideal apostólico. La Iglesia institucional se había convertido en poco más que un cuerpo político más, con vastas extensiones de tierra, una jerarquía masiva, una compleja burocracia, y había acumulado poderosos aliados y enemigos por toda Europa. El clero y las órdenes más antiguas habían degenerado en una fraternidad analfabeta. Muchos sacerdotes y monjes no sabían leer ni escribir, y se dedicaban a la inmoralidad flagrante mientras se escondían tras sus votos.No era este el caso en todas partes. Pero lo era en suficientes lugares como para que Francisco se viera obligado a utilizar la pobreza como medio de reforma. Los Franciscanos que siguieron a Francisco fueron rápidamente absorbidos de nuevo por la estructura de la Iglesia y las reformas que Francisco preveía siguieron naciendo.Domingo quería volver a los días en que la alfabetización y la erudición formaban parte de la vida clerical. Los Dominicos continuaron su visión, pero cuando se convirtieron en agentes principales de la Inquisición, no lograron equilibrar la verdad con la gracia.Las representaciones modernas de los monjes medievales suelen presentarlos en un papel estereotipado como agentes siniestros de la inmoralidad o como tontos torpes con buen corazón, pero cabeza blanda. Seguro que había algunos de cada uno, pero había muchos miles que eran seguidores sinceros de Jesús y hacían todo lo posible por representarlo.Hay muchas razones para creer que vivieron tranquilamente en monasterios y conventos; oraron, leyeron y se dedicaron a humildes trabajos manuales durante toda su vida. Hubo gigantes espirituales, así como desgraciados totalmente perversos y corruptos. Después de que Agustín de Canterbury llevara la Fe a Inglaterra fue como si saliera el sol.Otro de los campeones de Dios fue Malaquías, cuya historia fue relatada por Bernardo de Claraval en el siglo XII. Historias como la suya eran uno de los principales atractivos para los medievales, que buscaban en los santos la seguridad de que algunos habían conseguido llevar una vida ejemplar y habían mostrado a otros cómo hacerlo.La exigencia de santidad era fácil de estereotipar. En la Vida de San Erkenwald, leemos que era "perfecto en sabiduría, modesto en la conversación, vigilante en la oración, casto en el cuerpo, dedicado a la lectura sagrada, arraigado en la caridad". A finales del siglo XI, incluso era posible contratar a un hagiógrafo, un escritor de historias de santos, como Osbern de Canterbury, que, a cambio de una cuota, escribía una Vida de un abad o sacerdote muerto, con la esperanza de que fuera canonizado, es decir, declarado santo por la Iglesia. Había un fuerte motivo para hacerlo. Donde había habido un santo, surgía un santuario que señalaba con un monumento su monasterio, su casa, su cama, sus ropas y sus reliquias. Todos eran muy buscados como objetos de veneración. Se hacían peregrinaciones al santuario del santo. Se depositaba dinero en el omnipresente ofrendero. Pero no sólo se beneficiaba la iglesia o el santuario. Todo el pueblo prosperaba. Al fin y al cabo, los peregrinos necesitaban un lugar donde alojarse, comida para comer, recuerdos para llevarse a casa que demostraran que habían realizado la peregrinación y acumulados puntos espirituales. El negocio se disparó. Así que los hagiógrafos incluían una lista de milagros que el santo realizaba. Estos milagros eran una prueba de la aprobación de Dios. Había competencia entre las ciudades para ver a su abad o sacerdote canonizado, porque eso significaba que los peregrinos acudían a su ciudad.Se suponía que un hombre o una mujer santos dejaban tras de sí, en los objetos tocados o en los lugares visitados, un poder espiritual residual, un "mérito", que los menos piadosos podían adquirir para que les ayudara en sus propios problemas si iban en peregrinación y oraban en el santuario. Un poder similar se encontraba en el cuerpo del santo, o en partes del cuerpo, como las uñas o el pelo, que podían guardarse convenientemente en unos "soportes de reliquias" llamados relicarios. La gente oraba cerca de ellos y los tocaba con la esperanza de obtener un milagro, una curación o ayuda en alguna otra petición urgente a Dios. El equilibrio entre la vida activa y la contemplativa era la cuestión central para quienes aspiraban a ser un auténtico seguidor de Jesús y un buen ejemplo para los demás. Luchaban con la cuestión de cuánto tiempo debía dedicarse a Dios y cuánto al trabajo en el mundo. Desde la Edad Media, no llega la idea ilustrada de que lo secular y lo religioso podían fundirse en una sola pasión general por Dios y su servicio.En la forma de pensar medieval, para ser verdaderamente piadoso se requería una vida religiosa aislada. La idea de que un herrero pudiera adorar a Dios mientras trabajaba en su yunque no estaba a la vista. Francisco fue el que más se acercó, pero incluso él consideraba que trabajar por un salario y la llamada a glorificar a Dios eran mutuamente excluyentes. Francisco instaba a trabajar como parte de la vida del monje, pero dependía de la caridad para mantenerse. No sería hasta la Reforma cuando la idea de la vocación liberó la santidad del trabajo. Dado que la vida religiosa de clausura, o de secuestro, se consideraba la única forma de complacer a Dios, muchos de los grandes, desde el siglo IV, apoyaron el monacato. Enumero ahora algunos nombres que sostenían esta opinión, confiando en que si has escuchado el podcast durante un tiempo los reconocerás...San Antonio de Egipto, Atanasio, Basilio, Gregorio de Nisa, Ambrosio, Agustín, Jerónimo y Benito de Nursia. En la Edad Media la lista es igual de imponente. Anselmo, Alberto Magno, Buenaventura, Tomás de Aquino y Duns Escoto, San Bernardo y Hugo de San Víctor, Eckart, Tauler, Hildegarda, Joaquín de Flore, Adán de San Víctor, Antonio de Padua, Bernardino de Siena, Bertoldo de Ratisbona, Savonarola y, por supuesto, Francisco y Domingo.La Edad Media fue un periodo favorable para el desarrollo de las comunidades monásticas. Las fuerzas religiosas, políticas y económicas que actuaban en toda Europa conspiraron para que la vida monástica, tanto para los hombres como para las mujeres, fuera una opción viable, incluso preferida. Como ocurre a menudo en las películas y libros que describen este periodo, es cierto que hubo algunos jóvenes de ambos sexos que se resistieron a entrar en un monasterio o convento cuando fueron obligados por sus padres, pero hubo muchos más que querían dedicarse a la vida retirada y que fueron rechazados por sus padres. Cuando la guerra diezmó a la población masculina y las mujeres superaban en número a los hombres por amplios márgenes, convertirse en monja era la única forma de sobrevivir. Los jóvenes que sabían que no estaban hechos para el duro trabajo de la vida agrícola o el servicio militar, siempre podían encontrar un lugar donde perseguir su pasión por el aprendizaje en un monasterio. Como en la mayoría de las instituciones, el destino de los hermanos y hermanas dependía de la calidad de su líder, el abad o la abadesa. Si era una líder piadosa y eficaz, el convento prosperaba. Si era un bruto tirano, el monasterio se marchitaba. En los monasterios en los que prevalecía la erudición, los manuscritos antiguos eran conservados por escribas que los copiaban laboriosamente y, al hacerlo, se convertían en versados en los clásicos. De estos refugios intelectuales surgiría el Renacimiento.Al atraer a las mejores mentes de la época, desde el siglo X hasta el XIII, los monasterios fueron el vivero de la piedad y los centros de la energía misionera y civilizadora. Cuando prácticamente no se predicaba en las iglesias, la comunidad monástica predicaba poderosos sermones llamando a los pensamientos de los hombres a alejarse de la guerra y el derramamiento de sangre para dirigirse a la hermandad y la devoción religiosa. El lema de algunos monjes era "por el arado y la cruz". En otras palabras, estaban decididos a construir el Reino de Dios en la Tierra predicando el Evangelio y transformando el mundo mediante un trabajo honesto, duro y humilde. Los monjes fueron pioneros en el cultivo de la tierra y, de la manera más científica que se conocía entonces, enseñaron la agricultura, el cuidado de las vides y de los peces, la cría de ganado y la fabricación de lana. Construyeron carreteras y algunos de los mejores edificios. En materia intelectual y artística, el convento era la principal escuela de la época. En él se formaban arquitectos, pintores y escultores. Allí se estudiaban los problemas profundos de la teología y la filosofía; y cuando surgieron las universidades, el convento les proporcionó sus primeros y más renombrados profesores.La vida monástica era tan popular que la religión parecía correr el peligro de agotarse en el monacato y la sociedad de ser poco más que un conjunto de conventos. El IV Concilio de Letrán intentó contrarrestar esta tendencia prohibiendo el establecimiento de nuevas órdenes. Pero ningún concilio ignoró tanto el futuro inmediato. Inocencio III apenas estaba en su tumba antes de que los Dominicos y los Franciscanos recibieran la plena sanción papal.Durante los siglos XI y XII se produjo un cambio importante. Todos los monjes fueron ordenados sacerdotes. Antes de esa época era una excepción que un monje fuera sacerdote, lo que significaba que no podían ofrecer los sacramentos. Una vez que eran sacerdotes, podían hacerlo.La vida monástica era alabada como la forma más elevada de existencia terrenal. El convento era comparado con la Tierra Prometida y tratado como el camino más corto y seguro hacia el cielo. La vida secular, incluso la del sacerdote secular, se comparaba con Egipto. El paso al claustro se llamaba conversión, y los monjes eran conversos. Alcanzaban el ideal cristiano. La vida monástica se comparaba con la vida de los ángeles. Bernardo decía a sus compañeros monjes: "¿No sois ya como los ángeles de Dios, al haberos abstenido del matrimonio?".Incluso los reyes y príncipes deseaban hacer el voto monástico y vestir el hábito de monje. Por eso, aunque Federico II era un acérrimo enemigo del Papa, cuando se acercaba su muerte, se vistió con las ropas de un monje cisterciense. Rogers II y III de Sicilia, junto con Guillermo de Nevers, se vistieron con túnicas de monje cuando se acercaba su fin. Pensaron que al hacerlo tendrían más posibilidades de llegar al cielo. Camuflaje espiritual para pasar por encima de Pedro.Los relatos de la época hacen que los milagros formen parte de la vida cotidiana del monje. Estaba rodeado de espíritus. Las visiones y revelaciones se producían día y noche. Los demonios vagaban a todas horas por las salas de la clausura. Realizaban malvados encargos para engañar a los incautos y sacudir la fe de los descuidados. Pedro el Venerable, en su obra sobre los Milagros, ofrece relatos elaborados de estos encuentros. Relata detalladamente cómo estos inquietos enemigos espirituales arrancaban las sábanas de los monjes dormidos y, riéndose, las dejaban por el claustro. Aunque los monasterios y conventos eran una parte importante de la vida en la Europa de la Edad Media, muchos de ellos bastiones de la piedad y la erudición, otros no estuvieron a la altura y se convirtieron en bloqueos para el progreso. A medida que avanzaban los años, el ideal monástico de santidad degeneró en una mera forma que se volvió supersticiosa y sospechosa de todo lo nuevo. Así, mientras algunos monasterios sirvieron de comadronas al Renacimiento, otros fueron como los soldados de Herodes que intentaron matarlo en su infancia.Para terminar, me pareció oportuno hacer un breve repaso de lo que se llama "las horas, el Oficio Divino o el breviario". Así era como los monjes y las monjas dividían su jornada.El horario de estas divisiones variaba de un lugar a otro, pero generalmente era asíA primera hora de la mañana, antes del amanecer, se tocaba una campana que despertaba a los monjes o monjas para un tiempo de lectura y meditación privada. Luego se reunían todos para los Nocturnos, en los que se leía un salmo, se cantaba y luego se daban algunas lecciones de las Escrituras o de los Padres de la Iglesia.Después se volvían a acostar un rato, y al amanecer se levantaban para otro servicio llamado Laudes. A Laudes le seguía otro periodo de lectura y oración personal, que se resolvía en el claustro reuniéndose de nuevo para el Prime a las 6 de la mañana.A la primera hora, Prima le seguía un periodo de trabajo, que terminaba con Terce, un tiempo de oración en grupo a eso de las 9.Luego hay más trabajo desde las 10 hasta justo antes del mediodía, cuando las monjas y los hermanos se reúnen para la Sexta, un breve servicio en el que se leen algunos salmos. A esto le sigue la comida del mediodía, una siesta, otro servicio corto alrededor de las 3 de la tarde llamado Ninguno, llamado así por la novena hora desde el amanecer. Luego vienen unas horas de trabajo, la cena hacia las 17:50 y las Vísperas a las 18:00.Después de las Vísperas, las monjas y los monjes tienen un tiempo de oraciones personales y privadas, se reúnen para el breve servicio de Completas y se van a la cama.Los protestantes y evangélicos podrían preguntarse de dónde surgió la idea de las horas canónicas. Hay indicios de que se derivaron de la práctica de los Apóstoles, que, como judíos, observaban tiempos fijos durante el día para la oración. En Hechos 10 leemos cómo Pedro oraba a la hora sexta. El centurión romano Cornelio, que había adoptado la fe judía, oraba a la hora novena. En Hechos 16, Pablo y Silas oraban a medianoche; aunque puede que eso se debiera a que estaban en el cepo de la cárcel de Filipos. Ya en el siglo V, los cristianos utilizaban las referencias de los Salmos para orar por la mañana, al mediodía y a medianoche.

Este episodio 62 de CS es el 5º y último de nuestra mirada al monacato en la Edad Media.En menor medida para los Dominicos y un poco más para los Franciscanos, las órdenes monásticas fueron un intento de reformar la Iglesia Occidental, que durante la Edad Media se había alejado del ideal apostólico. La Iglesia institucional se había convertido en poco más que un cuerpo político más, con vastas extensiones de tierra, una jerarquía masiva, una compleja burocracia, y había acumulado poderosos aliados y enemigos por toda Europa. El clero y las órdenes más antiguas habían degenerado en una fraternidad analfabeta. Muchos sacerdotes y monjes no sabían leer ni escribir, y se dedicaban a la inmoralidad flagrante mientras se escondían tras sus votos.No era este el caso en todas partes. Pero lo era en suficientes lugares como para que Francisco se viera obligado a utilizar la pobreza como medio de reforma. Los Franciscanos que siguieron a Francisco fueron rápidamente absorbidos de nuevo por la estructura de la Iglesia y las reformas que Francisco preveía siguieron naciendo.Domingo quería volver a los días en que la alfabetización y la erudición formaban parte de la vida clerical. Los Dominicos continuaron su visión, pero cuando se convirtieron en agentes principales de la Inquisición, no lograron equilibrar la verdad con la gracia.Las representaciones modernas de los monjes medievales suelen presentarlos en un papel estereotipado como agentes siniestros de la inmoralidad o como tontos torpes con buen corazón, pero cabeza blanda. Seguro que había algunos de cada uno, pero había muchos miles que eran seguidores sinceros de Jesús y hacían todo lo posible por representarlo.Hay muchas razones para creer que vivieron tranquilamente en monasterios y conventos; oraron, leyeron y se dedicaron a humildes trabajos manuales durante toda su vida. Hubo gigantes espirituales, así como desgraciados totalmente perversos y corruptos. Después de que Agustín de Canterbury llevara la Fe a Inglaterra fue como si saliera el sol.Otro de los campeones de Dios fue Malaquías, cuya historia fue relatada por Bernardo de Claraval en el siglo XII. Historias como la suya eran uno de los principales atractivos para los medievales, que buscaban en los santos la seguridad de que algunos habían conseguido llevar una vida ejemplar y habían mostrado a otros cómo hacerlo.La exigencia de santidad era fácil de estereotipar. En la Vida de San Erkenwald, leemos que era "perfecto en sabiduría, modesto en la conversación, vigilante en la oración, casto en el cuerpo, dedicado a la lectura sagrada, arraigado en la caridad". A finales del siglo XI, incluso era posible contratar a un hagiógrafo, un escritor de historias de santos, como Osbern de Canterbury, que, a cambio de una cuota, escribía una Vida de un abad o sacerdote muerto, con la esperanza de que fuera canonizado, es decir, declarado santo por la Iglesia. Había un fuerte motivo para hacerlo. Donde había habido un santo, surgía un santuario que señalaba con un monumento su monasterio, su casa, su cama, sus ropas y sus reliquias. Todos eran muy buscados como objetos de veneración. Se hacían peregrinaciones al santuario del santo. Se depositaba dinero en el omnipresente ofrendero. Pero no sólo se beneficiaba la iglesia o el santuario. Todo el pueblo prosperaba. Al fin y al cabo, los peregrinos necesitaban un lugar donde alojarse, comida para comer, recuerdos para llevarse a casa que demostraran que habían realizado la peregrinación y acumulados puntos espirituales. El negocio se disparó. Así que los hagiógrafos incluían una lista de milagros que el santo realizaba. Estos milagros eran una prueba de la aprobación de Dios. Había competencia entre las ciudades para ver a su abad o sacerdote canonizado, porque eso significaba que los peregrinos acudían a su ciudad.Se suponía que un hombre o una mujer santos dejaban tras de sí, en los objetos tocados o en los lugares visitados, un poder espiritual residual, un "mérito", que los menos piadosos podían adquirir para que les ayudara en sus propios problemas si iban en peregrinación y oraban en el santuario. Un poder similar se encontraba en el cuerpo del santo, o en partes del cuerpo, como las uñas o el pelo, que podían guardarse convenientemente en unos "soportes de reliquias" llamados relicarios. La gente oraba cerca de ellos y los tocaba con la esperanza de obtener un milagro, una curación o ayuda en alguna otra petición urgente a Dios. El equilibrio entre la vida activa y la contemplativa era la cuestión central para quienes aspiraban a ser un auténtico seguidor de Jesús y un buen ejemplo para los demás. Luchaban con la cuestión de cuánto tiempo debía dedicarse a Dios y cuánto al trabajo en el mundo. Desde la Edad Media, no llega la idea ilustrada de que lo secular y lo religioso podían fundirse en una sola pasión general por Dios y su servicio.En la forma de pensar medieval, para ser verdaderamente piadoso se requería una vida religiosa aislada. La idea de que un herrero pudiera adorar a Dios mientras trabajaba en su yunque no estaba a la vista. Francisco fue el que más se acercó, pero incluso él consideraba que trabajar por un salario y la llamada a glorificar a Dios eran mutuamente excluyentes. Francisco instaba a trabajar como parte de la vida del monje, pero dependía de la caridad para mantenerse. No sería hasta la Reforma cuando la idea de la vocación liberó la santidad del trabajo. Dado que la vida religiosa de clausura, o de secuestro, se consideraba la única forma de complacer a Dios, muchos de los grandes, desde el siglo IV, apoyaron el monacato. Enumero ahora algunos nombres que sostenían esta opinión, confiando en que si has escuchado el podcast durante un tiempo los reconocerás...San Antonio de Egipto, Atanasio, Basilio, Gregorio de Nisa, Ambrosio, Agustín, Jerónimo y Benito de Nursia. En la Edad Media la lista es igual de imponente. Anselmo, Alberto Magno, Buenaventura, Tomás de Aquino y Duns Escoto, San Bernardo y Hugo de San Víctor, Eckart, Tauler, Hildegarda, Joaquín de Flore, Adán de San Víctor, Antonio de Padua, Bernardino de Siena, Bertoldo de Ratisbona, Savonarola y, por supuesto, Francisco y Domingo.La Edad Media fue un periodo favorable para el desarrollo de las comunidades monásticas. Las fuerzas religiosas, políticas y económicas que actuaban en toda Europa conspiraron para que la vida monástica, tanto para los hombres como para las mujeres, fuera una opción viable, incluso preferida. Como ocurre a menudo en las películas y libros que describen este periodo, es cierto que hubo algunos jóvenes de ambos sexos que se resistieron a entrar en un monasterio o convento cuando fueron obligados por sus padres, pero hubo muchos más que querían dedicarse a la vida retirada y que fueron rechazados por sus padres. Cuando la guerra diezmó a la población masculina y las mujeres superaban en número a los hombres por amplios márgenes, convertirse en monja era la única forma de sobrevivir. Los jóvenes que sabían que no estaban hechos para el duro trabajo de la vida agrícola o el servicio militar, siempre podían encontrar un lugar donde perseguir su pasión por el aprendizaje en un monasterio. Como en la mayoría de las instituciones, el destino de los hermanos y hermanas dependía de la calidad de su líder, el abad o la abadesa. Si era una líder piadosa y eficaz, el convento prosperaba. Si era un bruto tirano, el monasterio se marchitaba. En los monasterios en los que prevalecía la erudición, los manuscritos antiguos eran conservados por escribas que los copiaban laboriosamente y, al hacerlo, se convertían en versados en los clásicos. De estos refugios intelectuales surgiría el Renacimiento.Al atraer a las mejores mentes de la época, desde el siglo X hasta el XIII, los monasterios fueron el vivero de la piedad y los centros de la energía misionera y civilizadora. Cuando prácticamente no se predicaba en las iglesias, la comunidad monástica predicaba poderosos sermones llamando a los pensamientos de los hombres a alejarse de la guerra y el derramamiento de sangre para dirigirse a la hermandad y la devoción religiosa. El lema de algunos monjes era "por el arado y la cruz". En otras palabras, estaban decididos a construir el Reino de Dios en la Tierra predicando el Evangelio y transformando el mundo mediante un trabajo honesto, duro y humilde. Los monjes fueron pioneros en el cultivo de la tierra y, de la manera más científica que se conocía entonces, enseñaron la agricultura, el cuidado de las vides y de los peces, la cría de ganado y la fabricación de lana. Construyeron carreteras y algunos de los mejores edificios. En materia intelectual y artística, el convento era la principal escuela de la época. En él se formaban arquitectos, pintores y escultores. Allí se estudiaban los problemas profundos de la teología y la filosofía; y cuando surgieron las universidades, el convento les proporcionó sus primeros y más renombrados profesores.La vida monástica era tan popular que la religión parecía correr el peligro de agotarse en el monacato y la sociedad de ser poco más que un conjunto de conventos. El IV Concilio de Letrán intentó contrarrestar esta tendencia prohibiendo el establecimiento de nuevas órdenes. Pero ningún concilio ignoró tanto el futuro inmediato. Inocencio III apenas estaba en su tumba antes de que los Dominicos y los Franciscanos recibieran la plena sanción papal.Durante los siglos XI y XII se produjo un cambio importante. Todos los monjes fueron ordenados sacerdotes. Antes de esa época era una excepción que un monje fuera sacerdote, lo que significaba que no podían ofrecer los sacramentos. Una vez que eran sacerdotes, podían hacerlo.La vida monástica era alabada como la forma más elevada de existencia terrenal. El convento era comparado con la Tierra Prometida y tratado como el camino más corto y seguro hacia el cielo. La vida secular, incluso la del sacerdote secular, se comparaba con Egipto. El paso al claustro se llamaba conversión, y los monjes eran conversos. Alcanzaban el ideal cristiano. La vida monástica se comparaba con la vida de los ángeles. Bernardo decía a sus compañeros monjes: "¿No sois ya como los ángeles de Dios, al haberos abstenido del matrimonio?".Incluso los reyes y príncipes deseaban hacer el voto monástico y vestir el hábito de monje. Por eso, aunque Federico II era un acérrimo enemigo del Papa, cuando se acercaba su muerte, se vistió con las ropas de un monje cisterciense. Rogers II y III de Sicilia, junto con Guillermo de Nevers, se vistieron con túnicas de monje cuando se acercaba su fin. Pensaron que al hacerlo tendrían más posibilidades de llegar al cielo. Camuflaje espiritual para pasar por encima de Pedro.Los relatos de la época hacen que los milagros formen parte de la vida cotidiana del monje. Estaba rodeado de espíritus. Las visiones y revelaciones se producían día y noche. Los demonios vagaban a todas horas por las salas de la clausura. Realizaban malvados encargos para engañar a los incautos y sacudir la fe de los descuidados. Pedro el Venerable, en su obra sobre los Milagros, ofrece relatos elaborados de estos encuentros. Relata detalladamente cómo estos inquietos enemigos espirituales arrancaban las sábanas de los monjes dormidos y, riéndose, las dejaban por el claustro. Aunque los monasterios y conventos eran una parte importante de la vida en la Europa de la Edad Media, muchos de ellos bastiones de la piedad y la erudición, otros no estuvieron a la altura y se convirtieron en bloqueos para el progreso. A medida que avanzaban los años, el ideal monástico de santidad degeneró en una mera forma que se volvió supersticiosa y sospechosa de todo lo nuevo. Así, mientras algunos monasterios sirvieron de comadronas al Renacimiento, otros fueron como los soldados de Herodes que intentaron matarlo en su infancia.Para terminar, me pareció oportuno hacer un breve repaso de lo que se llama "las horas, el Oficio Divino o el breviario". Así era como los monjes y las monjas dividían su jornada.El horario de estas divisiones variaba de un lugar a otro, pero generalmente era asíA primera hora de la mañana, antes del amanecer, se tocaba una campana que despertaba a los monjes o monjas para un tiempo de lectura y meditación privada. Luego se reunían todos para los Nocturnos, en los que se leía un salmo, se cantaba y luego se daban algunas lecciones de las Escrituras o de los Padres de la Iglesia.Después se volvían a acostar un rato, y al amanecer se levantaban para otro servicio llamado Laudes. A Laudes le seguía otro periodo de lectura y oración personal, que se resolvía en el claustro reuniéndose de nuevo para el Prime a las 6 de la mañana.A la primera hora, Prima le seguía un periodo de trabajo, que terminaba con Terce, un tiempo de oración en grupo a eso de las 9.Luego hay más trabajo desde las 10 hasta justo antes del mediodía, cuando las monjas y los hermanos se reúnen para la Sexta, un breve servicio en el que se leen algunos salmos. A esto le sigue la comida del mediodía, una siesta, otro servicio corto alrededor de las 3 de la tarde llamado Ninguno, llamado así por la novena hora desde el amanecer. Luego vienen unas horas de trabajo, la cena hacia las 17:50 y las Vísperas a las 18:00.Después de las Vísperas, las monjas y los monjes tienen un tiempo de oraciones personales y privadas, se reúnen para el breve servicio de Completas y se van a la cama.Los protestantes y evangélicos podrían preguntarse de dónde surgió la idea de las horas canónicas. Hay indicios de que se derivaron de la práctica de los Apóstoles, que, como judíos, observaban tiempos fijos durante el día para la oración. En Hechos 10 leemos cómo Pedro oraba a la hora sexta. El centurión romano Cornelio, que había adoptado la fe judía, oraba a la hora novena. En Hechos 16, Pablo y Silas oraban a medianoche; aunque puede que eso se debiera a que estaban en el cepo de la cárcel de Filipos. Ya en el siglo V, los cristianos utilizaban las referencias de los Salmos para orar por la mañana, al mediodía y a medianoche.

Este episodio se titula "Domingo" y continúa nuestra mirada a la vida monástica.En nuestro último episodio, examinamos a Francisco de Asís y la orden monástica que le siguió, los Franciscanos. En estos episodios, echamos un vistazo a la otra gran orden que se desarrolló en esa época: los Dominicos.Domingo nació en la región de Castilla, España, en 1170. Destacó como estudiante a una edad temprana. Sacerdote a los 25 años, fue invitado por su obispo a acompañarle en una visita al sur de Francia, donde se encontró con un grupo de supuestos herejes conocidos como los Cátaros. Domingo se lanzó a la supresión de los Cátaros, sancionada por la Iglesia, mediante una gira de predicación por la región.Domingo fue un eficaz polemista de la teología Cátara. Persuadió a muchos que se habían inclinado por su secta para que se alejaran. Estos conversos se convirtieron en celosos de la resistencia en contra de ellos. Por ello, el obispo de Toulouse dio a Domingo una sexta parte de los diezmos de la diócesis para que continuara su labor. Otro adinerado partidario le dio a Domingo una casa en Toulouse para que pudiera vivir y trabajar en el centro de la controversia.Volveremos a hablar de los Cátaros en un próximo episodio.Domingo visitó Roma durante el IV Concilio de Letrán, tema de otro episodio futuro. Fue alentado por el Papa Inocencio III en su labor apologética, pero se le denegó su petición de fundar una nueva orden monástica. El Papa le sugirió que se uniera a una de las órdenes existentes. Como la sugerencia de un Papa es realmente una orden, Domingo eligió a los Agustinos. Se puso su hábito de monje negro y construyó un convento en Toulouse.Volvió a Roma un año más tarde, permaneciendo alrededor de medio año. El nuevo Papa Honorio II le concedió su petición de fundar una nueva orden. Originalmente llamada "Orden de los Hermanos Predicadores", fue la primera comunidad religiosa dedicada a la predicación. La orden creció rápidamente en el siglo XIII, llegando a tener 15.000 miembros en 557 casas a finales del siglo.A su regreso a Francia, Domingo comenzó a enviar monjes para fundar colonias. La orden se arraigó rápidamente en París, Bolonia y Roma. Domingo volvió a España, donde en 1218 estableció comunidades separadas para mujeres y hombres.Desde Francia, los Dominicos se lanzaron a Alemania. Se establecieron rápidamente en Colonia, Worms, Estrasburgo, Basilea y otras ciudades. En 1221, la orden se introdujo en Inglaterra, y enseguida se estableció en Oxford. El puente de Blackfriars, en Londres, lleva en su nombre el recuerdo de su priorato allí.Domingo murió en Bolonia en agosto de 1221. Su tumba está decorada con obras de Nicolás de Pisa y Miguel Ángel. En comparación con el rápido reconocimiento de Francisco como santo sólo dos años después de su muerte, el de Domingo tardó trece años; aún así fue una canonización rápida.Domingo carecía de la cálida y apasionada preocupación por los pobres y los necesitados que caracterizó a su contemporáneo Francisco. Pero si Francisco era devoto de la Señora Pobreza, Domingo estaba comprometido con el Señor Verdad. Si Francisco y Domingo formaran parte de la tripulación de un crucero, Francisco sería el director de actividades y Domingo el abogado.Una vieja historia ilustra el contraste entre ellos. Interrumpido en sus estudios por el gorjeo de un gorrión, Domingo lo cogió y lo desplumó. Francisco, en cambio, es venerado por su tierna compasión y cuidado de todas las cosas. Hasta hoy se le representa en el arte con un pájaro posado en su hombro.Domingo tenía un propósito resuelto, era celoso en la propagación de la ortodoxia y devoto de la Iglesia y su jerarquía. Su influencia continúa a través de la organización que creó.En el momento de la muerte de Domingo, los monjes predicadores, o "frailes" como se les llamaba, tenían sesenta monasterios y conventos repartidos por toda Europa. Unos años más tarde, se habían extendido a Jerusalén y a lo más profundo del Norte. Como los Dominicos eran la autoridad de predicación del Vaticano, recibieron numerosos privilegios para llevar a cabo su misión en cualquier lugar.La mendicidad, es decir, la mendicidad como medio de subsistencia, se convirtió en la regla de la orden en 1220. Se siguió el ejemplo de Francisco, y tanto la orden como los monjes individuales renunciaron a todo derecho de propiedad personal. Sin embargo, esta mendicidad nunca se acentuó entre los Dominicos como entre los Franciscanos. La obligación de pobreza corporativa fue revocada en 1477. La última exhortación de Domingo a sus seguidores fue que debían amar, servir con humildad y vivir en pobreza, pero, para ser sinceros, la mayoría de sus seguidores nunca se tomaron muy a pecho estos preceptos.A diferencia de Francisco, Domingo no exigía trabajo manual a los miembros de la orden. Sustituyó el trabajo por el estudio y la predicación. Los Dominicos fueron los primeros monásticos que adoptaron reglas para el estudio. Cuando Domingo fundó su monasterio en París, y envió a diecisiete de su orden para dotarlo de personal, les dijo que "estudiaran y predicaran". Se exigía un curso teológico de cuatro años de filosofía y teología antes de conceder la licencia para predicar, y le seguían tres años más de estudio teológico.La predicación y la salvación de las almas se definían como el objetivo principal de la orden. A nadie se le permitía predicar fuera del claustro hasta los 25 años. Y no debían recibir dinero ni otros regalos por predicar, excepto comida. Vicente Ferrer y Savonarola fueron los predicadores Dominicos más conocidos de la Edad Media. La misión de los Dominicos se dirigía sobre todo a las clases altas. Eran la orden patricia entre los monjes.Es probable que Domingo hubiera sido un sacerdote anónimo más entre los miles de la Edad Media si no hubiera sido por aquel fatídico viaje al sur de Francia, donde se encontró con los cátaros. Seguramente había oído hablar de ellos en España, pero fue su popularidad en Francia lo que le provocó. No vio ni oyó nada entre los herejes que supiera que una buena y sólida enseñanza y predicación no pudiera corregir. Era el hombre adecuado, en el momento adecuado, haciendo lo correcto; al principio. Pero su éxito a la hora de responder a los errores de los cátaros le granjeó un apoyo que le impulsó a intensificar su oposición al error. Esa oposición se volvería siniestra y se convertiría en lo que es posiblemente uno de los puntos oscuros de la historia de la Iglesia: la Inquisición. Aunque han pasado cientos de años, la palabra todavía hace que muchos se estremezcan de terror.Dante dijo de Domingo que era "bueno con sus amigos, pero terrible con sus enemigos".Analizaremos más detenidamente la Inquisición en un episodio posterior. Por ahoraEn 1232, la dirección de la Inquisición se encomendó a los Dominicos. El norte de Francia, España y Alemania cayeron en sus manos. El severo Torquemada era un dominico, y las atroces medidas que empleó para espiar y castigar la disidencia eclesiástica una mancha indeleble en ellos.El emblema de la orden designado por el Papa era un perro con una antorcha encendida en la boca. El perro representaba la llamada a vigilar, la antorcha a iluminar el mundo. Una pintura en su convento de Florencia representa el lugar que la orden llegó a ocupar como cazadores de herejes. Representa a perros vestidos con los colores de los Dominicos, ahuyentando a los zorros herejes. Todo ello mientras el papa y el emperador, entronizados y rodeados de consejeros, miran con satisfacción.Al terminar este episodio, me pareció oportuno hacer un rápido repaso de las órdenes monásticas mendicantes que hemos estado estudiando.En primer lugar, las órdenes mendicantes se diferenciaban de los monásticos anteriores en que se comprometían, no sólo con la pobreza individual, sino con la corporativa. Las casas mendicantes no obtenían ingresos de rentas o propiedades. Dependían de la caridad.En segundo lugar, los frailes no permanecían secuestrados en comunas monásticas. Su tarea consistía en salir al mundo a predicar el Evangelio. Como toda la sociedad europea se consideraba cristiana, los mendicantes tomaban el mundo entero como su parroquia. Su claustro no eran los salones de un convento; era el mercado público.En tercer lugar, el auge de las universidades en esta época ofreció a los Franciscanos y a los Dominicos nuevas oportunidades para difundir el mensaje del Evangelio educando a las futuras generaciones de Europa.En cuarto lugar, los mendicantes promovieron una renovación de la piedad mediante las órdenes terciarias o de tercer nivel que crearon, que permitían a los laicos la oportunidad de asistir a una especie de campamento de monjes.En quinto lugar, los mendicantes respondían directamente ante el Papa y no ante los obispos locales o los intermediarios, que a menudo utilizaban las órdenes para sus propios fines políticos y económicos.Sexto, los frailes componían una orden y una organización más que una casa específica, como habían hecho las órdenes anteriores. Antes de los mendicantes, los monjes y las monjas se unían a un convento o monasterio. Su identidad estaba envuelta en ese claustro específico. Los mendicantes se unieron a una orden que se extendía por decenas de casas de este tipo. La obediencia de los monjes ya no se dirigía al abad o abadesa local, sino al líder de la orden.Además de los Dominicos y los Franciscanos, otras órdenes mendicantes eran los Carmelitas, que empezaron como ermitaños en Tierra Santa en el siglo XII, los Ermitaños de San Agustín y los Servitas, que empezaron bajo la regla Agustiniana en el siglo XIII, pero se convirtieron en mendicantes en el XV.

Este episodio se titula "Domingo" y continúa nuestra mirada a la vida monástica.En nuestro último episodio, examinamos a Francisco de Asís y la orden monástica que le siguió, los Franciscanos. En estos episodios, echamos un vistazo a la otra gran orden que se desarrolló en esa época: los Dominicos.Domingo nació en la región de Castilla, España, en 1170. Destacó como estudiante a una edad temprana. Sacerdote a los 25 años, fue invitado por su obispo a acompañarle en una visita al sur de Francia, donde se encontró con un grupo de supuestos herejes conocidos como los Cátaros. Domingo se lanzó a la supresión de los Cátaros, sancionada por la Iglesia, mediante una gira de predicación por la región.Domingo fue un eficaz polemista de la teología Cátara. Persuadió a muchos que se habían inclinado por su secta para que se alejaran. Estos conversos se convirtieron en celosos de la resistencia en contra de ellos. Por ello, el obispo de Toulouse dio a Domingo una sexta parte de los diezmos de la diócesis para que continuara su labor. Otro adinerado partidario le dio a Domingo una casa en Toulouse para que pudiera vivir y trabajar en el centro de la controversia.Volveremos a hablar de los Cátaros en un próximo episodio.Domingo visitó Roma durante el IV Concilio de Letrán, tema de otro episodio futuro. Fue alentado por el Papa Inocencio III en su labor apologética, pero se le denegó su petición de fundar una nueva orden monástica. El Papa le sugirió que se uniera a una de las órdenes existentes. Como la sugerencia de un Papa es realmente una orden, Domingo eligió a los Agustinos. Se puso su hábito de monje negro y construyó un convento en Toulouse.Volvió a Roma un año más tarde, permaneciendo alrededor de medio año. El nuevo Papa Honorio II le concedió su petición de fundar una nueva orden. Originalmente llamada "Orden de los Hermanos Predicadores", fue la primera comunidad religiosa dedicada a la predicación. La orden creció rápidamente en el siglo XIII, llegando a tener 15.000 miembros en 557 casas a finales del siglo.A su regreso a Francia, Domingo comenzó a enviar monjes para fundar colonias. La orden se arraigó rápidamente en París, Bolonia y Roma. Domingo volvió a España, donde en 1218 estableció comunidades separadas para mujeres y hombres.Desde Francia, los Dominicos se lanzaron a Alemania. Se establecieron rápidamente en Colonia, Worms, Estrasburgo, Basilea y otras ciudades. En 1221, la orden se introdujo en Inglaterra, y enseguida se estableció en Oxford. El puente de Blackfriars, en Londres, lleva en su nombre el recuerdo de su priorato allí.Domingo murió en Bolonia en agosto de 1221. Su tumba está decorada con obras de Nicolás de Pisa y Miguel Ángel. En comparación con el rápido reconocimiento de Francisco como santo sólo dos años después de su muerte, el de Domingo tardó trece años; aún así fue una canonización rápida.Domingo carecía de la cálida y apasionada preocupación por los pobres y los necesitados que caracterizó a su contemporáneo Francisco. Pero si Francisco era devoto de la Señora Pobreza, Domingo estaba comprometido con el Señor Verdad. Si Francisco y Domingo formaran parte de la tripulación de un crucero, Francisco sería el director de actividades y Domingo el abogado.Una vieja historia ilustra el contraste entre ellos. Interrumpido en sus estudios por el gorjeo de un gorrión, Domingo lo cogió y lo desplumó. Francisco, en cambio, es venerado por su tierna compasión y cuidado de todas las cosas. Hasta hoy se le representa en el arte con un pájaro posado en su hombro.Domingo tenía un propósito resuelto, era celoso en la propagación de la ortodoxia y devoto de la Iglesia y su jerarquía. Su influencia continúa a través de la organización que creó.En el momento de la muerte de Domingo, los monjes predicadores, o "frailes" como se les llamaba, tenían sesenta monasterios y conventos repartidos por toda Europa. Unos años más tarde, se habían extendido a Jerusalén y a lo más profundo del Norte. Como los Dominicos eran la autoridad de predicación del Vaticano, recibieron numerosos privilegios para llevar a cabo su misión en cualquier lugar.La mendicidad, es decir, la mendicidad como medio de subsistencia, se convirtió en la regla de la orden en 1220. Se siguió el ejemplo de Francisco, y tanto la orden como los monjes individuales renunciaron a todo derecho de propiedad personal. Sin embargo, esta mendicidad nunca se acentuó entre los Dominicos como entre los Franciscanos. La obligación de pobreza corporativa fue revocada en 1477. La última exhortación de Domingo a sus seguidores fue que debían amar, servir con humildad y vivir en pobreza, pero, para ser sinceros, la mayoría de sus seguidores nunca se tomaron muy a pecho estos preceptos.A diferencia de Francisco, Domingo no exigía trabajo manual a los miembros de la orden. Sustituyó el trabajo por el estudio y la predicación. Los Dominicos fueron los primeros monásticos que adoptaron reglas para el estudio. Cuando Domingo fundó su monasterio en París, y envió a diecisiete de su orden para dotarlo de personal, les dijo que "estudiaran y predicaran". Se exigía un curso teológico de cuatro años de filosofía y teología antes de conceder la licencia para predicar, y le seguían tres años más de estudio teológico.La predicación y la salvación de las almas se definían como el objetivo principal de la orden. A nadie se le permitía predicar fuera del claustro hasta los 25 años. Y no debían recibir dinero ni otros regalos por predicar, excepto comida. Vicente Ferrer y Savonarola fueron los predicadores Dominicos más conocidos de la Edad Media. La misión de los Dominicos se dirigía sobre todo a las clases altas. Eran la orden patricia entre los monjes.Es probable que Domingo hubiera sido un sacerdote anónimo más entre los miles de la Edad Media si no hubiera sido por aquel fatídico viaje al sur de Francia, donde se encontró con los cátaros. Seguramente había oído hablar de ellos en España, pero fue su popularidad en Francia lo que le provocó. No vio ni oyó nada entre los herejes que supiera que una buena y sólida enseñanza y predicación no pudiera corregir. Era el hombre adecuado, en el momento adecuado, haciendo lo correcto; al principio. Pero su éxito a la hora de responder a los errores de los cátaros le granjeó un apoyo que le impulsó a intensificar su oposición al error. Esa oposición se volvería siniestra y se convertiría en lo que es posiblemente uno de los puntos oscuros de la historia de la Iglesia: la Inquisición. Aunque han pasado cientos de años, la palabra todavía hace que muchos se estremezcan de terror.Dante dijo de Domingo que era "bueno con sus amigos, pero terrible con sus enemigos".Analizaremos más detenidamente la Inquisición en un episodio posterior. Por ahoraEn 1232, la dirección de la Inquisición se encomendó a los Dominicos. El norte de Francia, España y Alemania cayeron en sus manos. El severo Torquemada era un dominico, y las atroces medidas que empleó para espiar y castigar la disidencia eclesiástica una mancha indeleble en ellos.El emblema de la orden designado por el Papa era un perro con una antorcha encendida en la boca. El perro representaba la llamada a vigilar, la antorcha a iluminar el mundo. Una pintura en su convento de Florencia representa el lugar que la orden llegó a ocupar como cazadores de herejes. Representa a perros vestidos con los colores de los Dominicos, ahuyentando a los zorros herejes. Todo ello mientras el papa y el emperador, entronizados y rodeados de consejeros, miran con satisfacción.Al terminar este episodio, me pareció oportuno hacer un rápido repaso de las órdenes monásticas mendicantes que hemos estado estudiando.En primer lugar, las órdenes mendicantes se diferenciaban de los monásticos anteriores en que se comprometían, no sólo con la pobreza individual, sino con la corporativa. Las casas mendicantes no obtenían ingresos de rentas o propiedades. Dependían de la caridad.En segundo lugar, los frailes no permanecían secuestrados en comunas monásticas. Su tarea consistía en salir al mundo a predicar el Evangelio. Como toda la sociedad europea se consideraba cristiana, los mendicantes tomaban el mundo entero como su parroquia. Su claustro no eran los salones de un convento; era el mercado público.En tercer lugar, el auge de las universidades en esta época ofreció a los Franciscanos y a los Dominicos nuevas oportunidades para difundir el mensaje del Evangelio educando a las futuras generaciones de Europa.En cuarto lugar, los mendicantes promovieron una renovación de la piedad mediante las órdenes terciarias o de tercer nivel que crearon, que permitían a los laicos la oportunidad de asistir a una especie de campamento de monjes.En quinto lugar, los mendicantes respondían directamente ante el Papa y no ante los obispos locales o los intermediarios, que a menudo utilizaban las órdenes para sus propios fines políticos y económicos.Sexto, los frailes componían una orden y una organización más que una casa específica, como habían hecho las órdenes anteriores. Antes de los mendicantes, los monjes y las monjas se unían a un convento o monasterio. Su identidad estaba envuelta en ese claustro específico. Los mendicantes se unieron a una orden que se extendía por decenas de casas de este tipo. La obediencia de los monjes ya no se dirigía al abad o abadesa local, sino al líder de la orden.Además de los Dominicos y los Franciscanos, otras órdenes mendicantes eran los Carmelitas, que empezaron como ermitaños en Tierra Santa en el siglo XII, los Ermitaños de San Agustín y los Servitas, que empezaron bajo la regla Agustiniana en el siglo XIII, pero se convirtieron en mendicantes en el XV.

Este episodio de CS se titula "Francisco" y continúa nuestra mirada a las órdenes mendicantes.Aunque le llamamos Francisco de Asís, su nombre original era Francesco Bernardone. Nacido en 1182, su nombre de nacimiento era Giovanni (latín de Juan). Su padre Pietro le apodó Francesco, que es como le llamaba todo el mundo. Pietro era un rico comerciante de tejidos importados de Francia a su ciudad natal de Asís, en el centro de Italia.Su infancia estuvo marcada por los privilegios de la riqueza de su familia. No era un gran estudiante, pues se divertía más divirtiéndose con sus amigos. Cuando estalló una guerra local, se alistó para luchar por los suyos y fue hecho prisionero. Liberado a los 22 años, Francis cayó entonces en una grave enfermedad. Fue entonces cuando empezó a considerar las cosas eternas, como hacen muchos cuando se enfrentan a su mortalidad. Se levantó de su lecho de enfermo disgustado consigo mismo e insatisfecho con el mundo.Como la guerra seguía su curso, iba a reincorporarse al ejército cuando dio marcha atrás, sintiendo que Dios tenía otro camino para él. Se recluyó en una gruta cercana a Asís, donde su camino se hizo más claro. Decidió hacer la típica peregrinación a Roma, donde se suponía que los piadosos iban a buscar a Dios. Pero allí se quedó atascado por la terrible situación de los pobres que se alineaban en las calles, muchos de ellos a la puerta de lujosas iglesias.Al enfrentarse a un leproso, retrocedió horrorizado. Entonces cayó en cuenta de que su reacción no era diferente de la de una Iglesia indiferente, que toleraba una necesidad tan flagrante en su seno, pero sin hacer nada para sacar a los necesitados de su condición. Se dio la vuelta, besó la mano del leproso y dejó en ella todo el dinero que tenía.Al volver a Asís, acudió a las capillas de sus suburbios en lugar de la iglesia principal de la ciudad. En estas humildes capillas parecía haber menos pretensiones. La que más frecuentaba era la de San Damián, de mobiliario sencillo, atendida por un solo sacerdote en un tosco altar. Esta pequeña capilla se convirtió en una especie de Betel para Francisco; su puente entre el cielo y la tierra.El cambio que se produjo en el que antes había ido de fiesta en fiesta provocó el desprecio y la burla de los que le habían conocido. Los hijos privilegiados como Francisco no se arrastraban en el mugriento mundo de los plebeyos; sin embargo, eso era exactamente lo que Francisco estaba haciendo ahora. Su padre lo desterró de la casa familiar. Renunció a sus obligaciones con ellos en público diciendo: "Hasta ahora he llamado 'padre' a Pietro Bernardone, pero ahora deseo servir a Dios y no decir otra cosa que 'Padre nuestro que estás en el cielo'". A partir de entonces, Francisco se dedicó por completo a la vida religiosa. Se vistió con ropas de mendigo, se instaló en una pequeña comunidad de leprosos, lavó sus llagas y restauró los muros dañados de la capilla de San Damián pidiendo materiales de construcción en las plazas y calles de la ciudad. Tenía 26 años.Francisco recibió entonces del abad benedictino del monte Subasio el regalo de una pequeña capilla llamada Santa María de los Ángeles. La apodaron la Portiuncula -la Pequeña Porción-. Se convirtió en el santuario favorito de Francisco. Allí tuvo la mayoría de sus visiones. Fue allí donde acabó muriendo.Mientras meditaba un día del año 1209, Francisco oyó las palabras de Jesús a sus seguidores: "Predicad, el reino de los cielos está cerca. Curad a los enfermos, limpiad a los leprosos, expulsad a los demonios. No tengáis ni plata, ni oro, ni latón en vuestras carteras". Arrojando su bastón, su cartera y sus zapatos, hizo de esto la norma de su vida. Predicó el arrepentimiento y reunió a su alrededor a varios compañeros. Su regla era nada menos que la plena obediencia al Evangelio.Su misión era predicar, tanto de palabra como de obra. Su énfasis constante era asegurarse de que sus vidas ejemplificaran la Palabra y la Obra de Dios. Un dicho que se le atribuye es: "Predica siempre. Cuando sea necesario, usa las palabras".En 1210, Francisco y algunos compañeros fueron a Roma, donde fueron recibidos por el Papa Inocencio III. La crónica del acontecimiento relata que el papa, para probar su sinceridad, dijo: "Ve, hermano, ve a los cerdos, con los que eres más digno de ser comparado que con los hombres, y rueda con ellos, y predica a ellos las reglas que tan hábilmente has expuesto". Esto puede parecer un desplante cruel, pero en realidad puede haber sido una prueba de la sinceridad de Francisco. Proponía un camino muy diferente al que habían elegido los sacerdotes y los monjes. Esta orden determinaría, sin duda, si la pretensión de Francisco de ser pobre y obediente era auténtica. Pues bien, Francisco SÍ obedeció, y volvió diciendo: "Señor mío, así lo he hecho". Si el Papa sólo se había burlado, la respuesta de Francisco lo ablandó. Dio su bendición a la hermandad y sancionó su regla, les concedió el derecho a cortarse el pelo con la tonsura distintiva que era la insignia del monje, y les dijo que fueran a predicar el arrepentimiento.La hermandad aumentó rápidamente. Los miembros debían trabajar. En su testamento, Francisco instó a los hermanos a trabajar en algún oficio, como él había hecho. Comparó a un monje ocioso con un zángano. Los hermanos visitaban a los enfermos, especialmente a los leprosos, que se encontraban en lo más bajo del orden social. Predicaban en círculos cada vez más amplios y salían al extranjero en viajes misioneros. Francisco estaba dispuesto a vender los propios ornamentos del altar antes que rechazar una petición de ayuda. Se avergonzaba cuando encontraba a alguien más pobre que él.Uno de los episodios más notables de la carrera de Francisco ocurrió en esta época. Hizo un pacto, como un matrimonio, con la Pobreza. La llamó su novia, madre y hermana, y permaneció dedicado a la hermana Pobreza con la devoción de un caballero.En 1217, Francisco fue presentado al nuevo Papa Honorio III. Por consejo de un poderoso cardenal que más tarde se convertiría en el Papa Gregorio IX, memorizó su sermón. Pero cuando se presentó ante el pontífice, lo olvidó todo y en su lugar pronunció un mensaje improvisado, que conquistó a la corte papal.En 1219, Francisco realizó giras evangelizadoras por Italia y luego por Egipto y Siria. Al regresar del Oriente con el título de "il poverello", el pequeño pobre, descubrió que se había introducido un nuevo elemento en la hermandad por influencia de un severo disciplinador llamado Cardenal Ugolino, el mismo cardenal que le había enseñado a memorizar su sermón ante el papa.Francisco tenía el corazón destrozado por los cambios introducidos en su orden. De paso por Bolonia en el año 1220, se sintió profundamente apenado al ver que se construía una nueva casa para los hermanos. El cardenal Ugolino estaba decidido a manipular a los Franciscanos en interés del Vaticano. Al principio le ofreció a Francisco ayuda para negociar los laberintos de la vida y la política del Vaticano, y Francisco aceptó. No se dio cuenta de que estaba invitando a una fuerza que alteraría fundamentalmente todo lo que representaba. Bajo la influencia del cardenal, se adoptó un nuevo código en 1221, y un tercero sólo dos años después, en el que se dejó de lado la perspectiva distintiva de Francisco para los Franciscanos. Se modificó la Regla de pobreza original, se reintrodujeron las antiguas ideas de disciplina monástica y se añadió un nuevo elemento de sumisión absoluta al Papa. La mente de Francisco era demasiado sencilla para los astutos gobernantes de la Iglesia. Su falta de astucia no podía competir con hombres que llevaban toda la vida manejando enormes palancas de poder político. Se le apartó y se puso a un miembro de la nobleza a la cabeza de la Orden.La subordinación forzada de Francisco ofrece uno de los espectáculos más conmovedores de la biografía medieval. Francisco se había privado de los privilegios papales. Había favorecido la libertad de movimientos. Pero la hábil mano del cardenal Ugolino instalo una estricta obediencia monástica. La organización sustituyó a la devoción. Probablemente Ugolino intentó ser un verdadero amigo de Francisco, pero su lealtad fue siempre y únicamente hacia el Papa, que el cardenal consideraba que debía ser el gobernante indiscutible de todas y cada una de las facetas de la vida de la Iglesia. No le parecía bien que ninguna orden monástica no respondiera directamente ante el Papa y fuera controlada por él. Ugolino puso los cimientos de la catedral de Asís en honor de Francisco, y lo canonizó sólo dos años después de su muerte. Pero el cardenal no apreciaba el espíritu humilde de Francisco. Francisco no pudo llevar a cabo sus ideas originales y, sin embargo, sin hacer ningún signo externo de rebeldía, las mantuvo firmemente hasta el final.Estas ideas se afirmaron en el famoso testamento de Francisco. Este documento es una de las piezas más conmovedoras de la literatura cristiana. Francisco se llamaba a sí mismo "hermano pequeño". Lo único que dejó a los hermanos fue su bendición, el recuerdo de los primeros tiempos de la hermandad y el consejo de cumplir su primera Regla. Esta Regla, dijo, no la había recibido de ningún autor humano. Dios mismo se la había revelado, que debía vivir según el Evangelio. Les recordó cómo a los primeros miembros les gustaba vivir en iglesias pobres y abandonadas. Les pidió que no aceptaran iglesias adornadas ni casas lujosas, de acuerdo con la regla de la santa pobreza que habían profesado. Les prohibió recibir privilegios especiales del Papa o de sus agentes, incluso órdenes que les dieran protección personal. A lo largo de todo el documento corre una nota de angustia por la simplicidad perdida que había sido el poder de sus primeros años; años en los que la presencia de Dios había sido tan evidente y tenían poder para vivir las vidas santas que anhelaban.El corazón de Francisco estaba roto. Nunca fue fuerte, sus últimos años estuvieron llenos de enfermedades. El cambio de lugar sólo trajo un alivio temporal. Se recurrió a los trabajos de los médicos que la época conocía. Pero no es de extrañar que no sirvieran de nada cuando se sabe lo que eran: se le aplicó un hierro, calentado al rojo vivo, en la frente.Como su cuerpo fallaba, se refería en broma a él como el Hermano Asno.La fama de santo de Francisco precedió a su muerte. Ya hemos hablado de las reliquias en episodios anteriores. Pero las reliquias siempre se atribuían a personas muertas desde hacía décadas, normalmente cientos de años. Francisco era un santo vivo del que la gente ansiaba cosas como fragmentos de su ropa, cabellos de su cabeza, incluso los recortes de sus uñas.Dos años antes de su muerte, Francisco compuso el himno Cántico al Sol, llamado por algunos la expresión más perfecta del sentimiento religioso. Fue escrito en un momento en el que estaba acosado por tentaciones y en el que la ceguera se hacía presente. El himno es un piadoso grito de apasionada alabanza a la naturaleza, especialmente al hermano Sol y a la hermana Luna.La última semana de su vida, Francisco pidió que le leyeran el Salmo 142, ya que le fallaban los ojos. Dos hermanos le cantaron. Fue entonces cuando un sacerdote llamado Elías, leal al cardenal Ugolino y que había abogado por dejar de lado la Regla original de Francisco en favor de la regla más estricta del cardenal, reprendió a Francisco por tomar a la ligera la muerte y actuar como si quisiera morir. "¿Por qué, qué clase de fe revela eso?", preguntó el sacerdote indignado. Lo consideraba impropio de un santo. Francisco respondió que llevaba pensando en la muerte al menos un par de años, y que ahora que estaba tan unido al Señor, debía alegrarse en Él. Un testigo junto a su lecho dijo que, cuando llegó el momento, "se encontró con la muerte cantando".Antes de que se cerrara el féretro de Francisco, se empezaron a acumular grandes honores sobre él. Fue canonizado sólo dos años después.La carrera de Francisco de Asís, tal como la cuentan sus contemporáneos, y tal como su espíritu se revela en su propio último testamento, deja la impresión de pureza, propósito y humildad de espíritu; de auténtica santidad. No buscó posiciones de honor ni un lugar con los grandes. Con una mente sencilla, trató de servir a sus semejantes anunciando el Evangelio y viviendo su comprensión del mismo con su propio ejemplo.Trató de dar el Evangelio a la gente común. Le escuchaban con gusto. No poseía un gran intelecto, pero tenía una gran alma.No era un diplomático, pero era un hombre cuyo amor por Dios y por la gente era evidente para todos los que le conocían.Francisco no era un teólogo en el sentido clásico; alguien que tenía pensamientos elevados. Era un teólogo práctico, en el sentido de que vivía las verdades que encierra la mejor teología. Habló y actuó como alguien que siente plena confianza en su misión. Habló a la Iglesia como nadie lo hizo después de él hasta que llegó Martín Lutero.Aunque la historia se refiere a los seguidores de Francisco como los Franciscanos, su nombre oficial era el de fratres minores, los Hermanos Menores, o simplemente los Minoritas. Cuando la orden fue sancionada por primera vez por el Papa, Francisco insistió en este título como advertencia a los miembros para que no aspiraran a puestos de distinción.Se extendieron rápidamente en Italia y más allá; pero antes de que pasara la generación de Francisco, la orden se vio desgarrada por las luchas que introdujo el Cardenal Ugolino. Ninguna otra orden monástica puede mostrar un conflicto tan largo dentro de sus propios miembros por una cuestión de principios. La disputa ocupó un lugar único en los debates teológicos de la Edad Media.Según la Regla fundacional del año 1210 y la última voluntad de Francisco, debían ser una hermandad libre, dedicada a la pobreza y a la práctica del Evangelio, y no una organización cerrada y sujeta a reglas precisas. El Papa Inocencio III, que las había sancionado originalmente, instó a Francisco a tomar como modelo la regla de las órdenes más antiguas, pero Francisco declinó y siguió su propio camino. Se basó en algunos textos de la Escritura. Y como hemos dicho, a los seis años de vida de la orden, el cardenal Ugolino instalo una rígida disciplina en la orden, dejando de lado la visión de Francisco de una hermandad libre gobernada por la gracia en lugar de por las reglas.En 1217, la orden comenzó a enviar misioneros más allá de Italia. Elías, un antiguo colchonero de Asís y uno de los lacayos de Ugolino, dirigió una banda de misioneros a Siria. Otros fueron a Alemania, Hungría, Francia, España e Inglaterra. Los Franciscanos demostraron ser agentes valientes y emprendedores del Evangelio. Fueron al sur, a Marruecos, y al este, hasta China. Acompañaron a Colón en su segundo viaje al Nuevo Mundo y participaron activamente en las primeras misiones americanas desde Florida hasta California, desde Canadá hasta el Golfo de México.La Regla de 1221, segunda en la historia de la orden, muestra dos influencias en acción; una de Ugolino, la otra, por supuesto, de Francisco. Hay signos de la lucha que ya había comenzado varios años antes. La Regla puso a un general a la cabeza de la orden y se instaló un órgano de gobierno o junta, formado por los jefes de las casas de la orden. Se mantuvo la pobreza como principio primordial y la exigencia de trabajo. Se prohibió la venta de sus productos, salvo cuando beneficiara a los pobres y necesitados.La Regla de 1223, la tercera, era más breve, pero añadía aún más organización a la orden. Fue más allá al borrar de la orden la voluntad de Francisco. Se acentuó el carácter mendicante o mendicante de la orden. Pero se introdujo la obediencia al Papa y se nombró a un cardenal como protector y guardián de la orden. En contra de la voluntad de Francisco, se ordenó el uso de un libro devocional de oraciones e himnos llamado Breviario Romano como libro de culto diario. La disciplina monástica sustituyó a la libertad bíblica. La Regla de 1223 dejó clara la mano dura de la jerarquía papal. La libertad de la Regla de 1210 desapareció. Los agentes del Papa hicieron todo lo posible para suprimir el último testamento de Francisco, ya que era un apasionado llamamiento a la libertad original de su hermandad contra el nuevo orden.A la luz de la forma en que la orden fue robada bajo el liderazgo de Francisco durante su propia vida, es una maravilla que siguieran siendo conocidos como los Franciscanos; deberían haberse llamado los Ugolinos.Junto a los Franciscanos varones estaban las Clarisas, monjas que tomaron su nombre de Clara de Sciffi, canonizada en el año 1255. Clara se sintió tan conmovida por el ejemplo de Francisco que inició una orden paralela para mujeres. Francisco escribió una Regla para ellas que imponía la pobreza e hizo un testamento para Clara. Las monjas se mantenían con el trabajo de sus manos, pero por consejo y ejemplo de Francisco se convirtieron también en mendicantes que dependían de las limosnas. Su regla también fue modificada en 1219 y la orden se vio obligada a adoptar la regla benedictina, mucho más antigua.Los Terciarios, o Hermanos y Hermanas de la Penitencia, eran la tercera orden de los Franciscanos. Los Terciarios eran hermanos y hermanas laicos que tenían otro empleo, pero querían mostrar un nivel de devoción a Dios mayor que el del común de las personas. Francisco nunca creó una orden para los Terciarios. Simplemente les llamó a dedicarse por completo a Dios mientras llevaban su vida habitual como comerciantes, trabajadores y hombres y mujeres de familia.Francisco quería incluir a todas las clases de personas, hombres y mujeres, casados y solteros. Su objetivo era poner al alcance de los laicos la práctica superior de la virtud y la piedad que se creía que sólo podían alcanzar los monjes o las monjas aislados.Los historiadores se preguntan de dónde sacó Francisco la idea de su intento de devolver el rígido formalismo de la Iglesia de la Edad Media a una práctica más propia del Nuevo Testamento. Lo más probable es que tomara su ejemplo de los Valdenses, también llamados los Pobres de Lyon, un grupo muy conocido en el norte de Italia en la época de Francisco.Lo más probable es que la intención original de Francisco fuera iniciar un movimiento orgánico de laicos, y que la idea de una orden monástica sólo se desarrollara más tarde.Tras la muerte de Francisco, durante el resto del siglo XIII, los Franciscanos se dividieron en dos grupos: los que se aferraban a su visión y Regla originales y la secta más estricta, leal al Cardenal Ugolino. La contienda llegó a ser tan fuerte que a veces se llegó al derramamiento de sangre. Finalmente, el partido pro-papal se impuso.En el episodio anterior, mencioné que Francisco era un poco anti intelectual. Es decir, había visto demasiados sacerdotes que podían analizar los puntos más delicados de la doctrina, pero que, como los líderes religiosos de la parábola del Buen Samaritano, parecían no entender la compasión práctica, la misericordia y la gracia que su teología debería haber despertado en ellos. Francisco no estaba en contra del aprendizaje en sí; sólo cuando dicho estudio se anteponía a vivir lo que la Verdad recomienda. A un líder monástico llamado Antonio de Padua, Francisco le escribió: "Estoy de acuerdo en que sigas leyendo conferencias sobre teología a los hermanos, siempre que ese tipo de estudio no extinga en ellos el espíritu de humildad y de oración."Los seguidores de Francisco se apartaron de su inclinación anti intelectual y adoptaron la tendencia del siglo XIII de deshacerse de la oscuridad de la Edad Media estableciendo escuelas y universidades. Construyeron escuelas en sus conventos y se instalaron bien en los principales centros de cultura universitaria. En 1255, una orden llamó a los Franciscanos que salían como misioneros a estudiar griego, árabe y hebreo.La orden se extendió rápidamente hasta Israel y Siria en Oriente e Irlanda en Occidente. Fue introducida en Francia por Pacífico y Guichard, cuñado del rey francés. El primer intento exitoso de establecer la orden en Alemania se realizó en 1221.En Inglaterra echaron raíces en Canterbury y Londres en 1224. Fueron los primeros predicadores populares que vio Inglaterra y los primeros en encarnar la filantropía práctica. La condición de las aldeas y ciudades inglesas en aquella época era miserable. Las enfermedades de la piel eran comunes, incluida la lepra. Las epidemias destructivas se propagaban con rapidez debido a las malas condiciones sanitarias. Los Franciscanos eligieron alojamientos en las partes más pobres y descuidadas de las ciudades. En Norwich, se instalaron en un pantano por el que pasaba el alcantarillado de la ciudad. En Newgate, ahora parte de Londres, se instalaron en lo que se llamaba Stinking Lane. En Cambridge, ocuparon una prisión en decadencia.Por este celo por llegar a los pobres y necesitados recibieron reconocimiento. La gente pronto aprendió a respetar a los hermanos. En 1256, el número de Franciscanos ingleses había aumentado a más de 1.200, asentados en algo menos de cincuenta localidades de Inglaterra.Más adelante veremos qué fue de los Franciscanos. Basta con decir que Francisco no aprobaría lo que ocurrió con su hermandad. No, no lo haría.Las órdenes mendicantes de los Franciscanos y los Dominicos, de las que nos ocuparemos la próxima vez, constituyeron un movimiento de pobreza medieval que fue, en gran parte, una reacción a la politización de la Fe. Se trataba de un movimiento de sacerdotes, monjes y, finalmente, plebeyos, que habían llegado a creer que las políticas de la Iglesia buscaban la influencia política para tener cada vez más poder en los asuntos mundiales. Estos aspirantes a reformistas se preguntaban: "¿Es esto lo que pretendían Jesús y el Apóstol? ¿No dijo Jesús que su Reino NO era de este mundo? ¿Por qué entonces los obispos, cardenales y papas se esfuerzan tanto por controlar el ámbito político?"El llamamiento a la pobreza voluntaria cobró fuerza por el resentimiento generalizado hacia el clero corrupto; no es que todos o incluso la mayoría de los sacerdotes lo fueran. Pero parecía que los únicos sacerdotes seleccionados para ascender eran los que seguían el juego político de la Iglesia. El movimiento de vuelta a la pobreza del Nuevo Testamento de los mendicantes se convirtió en un movimiento político en sí mismo: un movimiento de reforma alimentado por el hambre espiritual del pueblo común.Ya en el siglo X, los Reformistas habían pedido que se volviera a la pobreza y la sencillez de la Iglesia primitiva. La vida y el ejemplo de los Apóstoles se consideraban la norma, y cuando los obispos modernos se pusieron a la altura de ese ejemplo, quedó claro que había ocurrido algo inusual: los obispos, con sus galas religiosas, estaban notablemente por encima de los Apóstoles en términos de poder y riqueza mundanos.Para ilustrar esto, visita la catedral de Colonia (Alemania). Allí hay un pequeño museo llamado el Tesoro. Contiene varias vitrinas con las distintas vestimentas y utensilios que han llevado los cardenales de Colonia. Compuestas de hilos de oro y plata, con incrustaciones de gemas, estas vestimentas no tienen precio; literalmente. Pero un conjunto de estuches resume para mí la total contradicción de un clero exaltado; los báculos. Un báculo es un bastón de pastor estilizado que lleva un obispo o un cardenal. Es un símbolo de su papel como un pastor. Como bastón de pastor debe ser una herramienta funcional y útil. Un humilde trozo de madera utilizado para guiar y proteger a las ovejas. Pero los báculos del Tesoro de la catedral de Colonia son de oro macizo, con las cabezas atestadas de rubíes, esmeraldas, diamantes y perlas. No usarías eso para cuidar a las ovejas más que un cuadro de Rembrandt. Cada vez que un cardenal lo envolvía con sus dedos, debía convencerse profundamente de lo lejos que estaba de su vocación de humilde servidor del rebaño.Ahora, imagina que eres un plebeyo en la iglesia un domingo. Un sacerdote te acaba de decir que Dios quiere todo el dinero que puedas dar. ¡Cómo necesita Dios tu dinero! Entonces entra el cardenal con su capa incrustada de joyas, su mitra y ese báculo de valor incalculable en la mano.¿Cuánto tiempo pasará antes de que empieces a decirte a ti mismo: "¿Qué está pasando aquí? ¿Llevaba Jesús un atuendo así? ¿Lo hicieron Pedro o Juan o alguno de los Apóstoles? No lo creo. De hecho, Jesús dijo algo sobre no tener ni siquiera un lugar donde apoyar la cabeza. Apuesto a que el Cardenal tiene una bonita almohada de plumas cubierta de satén".En los primeros siglos de la Iglesia, las llamadas a la reforma se trataban canalizándolas en movimientos de reforma interna que desviaban la atención de la alta jerarquía hacia un deseo más personal de reforma que acababa en una mayor devoción. Así eran muchas de las órdenes monásticas. Pero en los siglos XII y XIII las cosas empezaron a cambiar. Muchos de los clérigos menores empezaron a denunciar los abusos de la Iglesia. Cuando lo hacían, a menudo entraban en las filas de los llamados "herejes".Francisco adoptó una devoción radical a la pobreza como forma de enfrentarse a la flagrante codicia de la Iglesia. Su ejemplo se extendió como un fuego salvaje precisamente porque era muy evidente para todos lo lejos que había llegado la Iglesia. Y eso explica por qué Ugolino se sintió obligado a volver a poner a la orden en su sitio, poniéndola bajo el control del Papa. Aunque elogiaba externamente la devoción de su orden a la pobreza, instauró políticas que hacían que la orden dependiera de sus posesiones de tierras y propiedades. Es difícil criticar la riqueza de "La Iglesia" cuando se forma parte de ella y se posee una buena parte de esa riqueza.Algunos fueron sabios en las formas de Ugolino y fueron más allá al mantenerse fieles a la visión original de Francisco y a su compromiso con la pobreza. Como se negaron a someterse a su dominio, fueron declarados heréticos. Y como herejes, fueron tratados con una brutalidad que nadie puede reconciliar con el Evangelio de la Gracia. à Pero eso, es para un episodio posterior.

Este episodio de CS se titula "Francisco" y continúa nuestra mirada a las órdenes mendicantes.Aunque le llamamos Francisco de Asís, su nombre original era Francesco Bernardone. Nacido en 1182, su nombre de nacimiento era Giovanni (latín de Juan). Su padre Pietro le apodó Francesco, que es como le llamaba todo el mundo. Pietro era un rico comerciante de tejidos importados de Francia a su ciudad natal de Asís, en el centro de Italia.Su infancia estuvo marcada por los privilegios de la riqueza de su familia. No era un gran estudiante, pues se divertía más divirtiéndose con sus amigos. Cuando estalló una guerra local, se alistó para luchar por los suyos y fue hecho prisionero. Liberado a los 22 años, Francis cayó entonces en una grave enfermedad. Fue entonces cuando empezó a considerar las cosas eternas, como hacen muchos cuando se enfrentan a su mortalidad. Se levantó de su lecho de enfermo disgustado consigo mismo e insatisfecho con el mundo.Como la guerra seguía su curso, iba a reincorporarse al ejército cuando dio marcha atrás, sintiendo que Dios tenía otro camino para él. Se recluyó en una gruta cercana a Asís, donde su camino se hizo más claro. Decidió hacer la típica peregrinación a Roma, donde se suponía que los piadosos iban a buscar a Dios. Pero allí se quedó atascado por la terrible situación de los pobres que se alineaban en las calles, muchos de ellos a la puerta de lujosas iglesias.Al enfrentarse a un leproso, retrocedió horrorizado. Entonces cayó en cuenta de que su reacción no era diferente de la de una Iglesia indiferente, que toleraba una necesidad tan flagrante en su seno, pero sin hacer nada para sacar a los necesitados de su condición. Se dio la vuelta, besó la mano del leproso y dejó en ella todo el dinero que tenía.Al volver a Asís, acudió a las capillas de sus suburbios en lugar de la iglesia principal de la ciudad. En estas humildes capillas parecía haber menos pretensiones. La que más frecuentaba era la de San Damián, de mobiliario sencillo, atendida por un solo sacerdote en un tosco altar. Esta pequeña capilla se convirtió en una especie de Betel para Francisco; su puente entre el cielo y la tierra.El cambio que se produjo en el que antes había ido de fiesta en fiesta provocó el desprecio y la burla de los que le habían conocido. Los hijos privilegiados como Francisco no se arrastraban en el mugriento mundo de los plebeyos; sin embargo, eso era exactamente lo que Francisco estaba haciendo ahora. Su padre lo desterró de la casa familiar. Renunció a sus obligaciones con ellos en público diciendo: "Hasta ahora he llamado 'padre' a Pietro Bernardone, pero ahora deseo servir a Dios y no decir otra cosa que 'Padre nuestro que estás en el cielo'". A partir de entonces, Francisco se dedicó por completo a la vida religiosa. Se vistió con ropas de mendigo, se instaló en una pequeña comunidad de leprosos, lavó sus llagas y restauró los muros dañados de la capilla de San Damián pidiendo materiales de construcción en las plazas y calles de la ciudad. Tenía 26 años.Francisco recibió entonces del abad benedictino del monte Subasio el regalo de una pequeña capilla llamada Santa María de los Ángeles. La apodaron la Portiuncula -la Pequeña Porción-. Se convirtió en el santuario favorito de Francisco. Allí tuvo la mayoría de sus visiones. Fue allí donde acabó muriendo.Mientras meditaba un día del año 1209, Francisco oyó las palabras de Jesús a sus seguidores: "Predicad, el reino de los cielos está cerca. Curad a los enfermos, limpiad a los leprosos, expulsad a los demonios. No tengáis ni plata, ni oro, ni latón en vuestras carteras". Arrojando su bastón, su cartera y sus zapatos, hizo de esto la norma de su vida. Predicó el arrepentimiento y reunió a su alrededor a varios compañeros. Su regla era nada menos que la plena obediencia al Evangelio.Su misión era predicar, tanto de palabra como de obra. Su énfasis constante era asegurarse de que sus vidas ejemplificaran la Palabra y la Obra de Dios. Un dicho que se le atribuye es: "Predica siempre. Cuando sea necesario, usa las palabras".En 1210, Francisco y algunos compañeros fueron a Roma, donde fueron recibidos por el Papa Inocencio III. La crónica del acontecimiento relata que el papa, para probar su sinceridad, dijo: "Ve, hermano, ve a los cerdos, con los que eres más digno de ser comparado que con los hombres, y rueda con ellos, y predica a ellos las reglas que tan hábilmente has expuesto". Esto puede parecer un desplante cruel, pero en realidad puede haber sido una prueba de la sinceridad de Francisco. Proponía un camino muy diferente al que habían elegido los sacerdotes y los monjes. Esta orden determinaría, sin duda, si la pretensión de Francisco de ser pobre y obediente era auténtica. Pues bien, Francisco SÍ obedeció, y volvió diciendo: "Señor mío, así lo he hecho". Si el Papa sólo se había burlado, la respuesta de Francisco lo ablandó. Dio su bendición a la hermandad y sancionó su regla, les concedió el derecho a cortarse el pelo con la tonsura distintiva que era la insignia del monje, y les dijo que fueran a predicar el arrepentimiento.La hermandad aumentó rápidamente. Los miembros debían trabajar. En su testamento, Francisco instó a los hermanos a trabajar en algún oficio, como él había hecho. Comparó a un monje ocioso con un zángano. Los hermanos visitaban a los enfermos, especialmente a los leprosos, que se encontraban en lo más bajo del orden social. Predicaban en círculos cada vez más amplios y salían al extranjero en viajes misioneros. Francisco estaba dispuesto a vender los propios ornamentos del altar antes que rechazar una petición de ayuda. Se avergonzaba cuando encontraba a alguien más pobre que él.Uno de los episodios más notables de la carrera de Francisco ocurrió en esta época. Hizo un pacto, como un matrimonio, con la Pobreza. La llamó su novia, madre y hermana, y permaneció dedicado a la hermana Pobreza con la devoción de un caballero.En 1217, Francisco fue presentado al nuevo Papa Honorio III. Por consejo de un poderoso cardenal que más tarde se convertiría en el Papa Gregorio IX, memorizó su sermón. Pero cuando se presentó ante el pontífice, lo olvidó todo y en su lugar pronunció un mensaje improvisado, que conquistó a la corte papal.En 1219, Francisco realizó giras evangelizadoras por Italia y luego por Egipto y Siria. Al regresar del Oriente con el título de "il poverello", el pequeño pobre, descubrió que se había introducido un nuevo elemento en la hermandad por influencia de un severo disciplinador llamado Cardenal Ugolino, el mismo cardenal que le había enseñado a memorizar su sermón ante el papa.Francisco tenía el corazón destrozado por los cambios introducidos en su orden. De paso por Bolonia en el año 1220, se sintió profundamente apenado al ver que se construía una nueva casa para los hermanos. El cardenal Ugolino estaba decidido a manipular a los Franciscanos en interés del Vaticano. Al principio le ofreció a Francisco ayuda para negociar los laberintos de la vida y la política del Vaticano, y Francisco aceptó. No se dio cuenta de que estaba invitando a una fuerza que alteraría fundamentalmente todo lo que representaba. Bajo la influencia del cardenal, se adoptó un nuevo código en 1221, y un tercero sólo dos años después, en el que se dejó de lado la perspectiva distintiva de Francisco para los Franciscanos. Se modificó la Regla de pobreza original, se reintrodujeron las antiguas ideas de disciplina monástica y se añadió un nuevo elemento de sumisión absoluta al Papa. La mente de Francisco era demasiado sencilla para los astutos gobernantes de la Iglesia. Su falta de astucia no podía competir con hombres que llevaban toda la vida manejando enormes palancas de poder político. Se le apartó y se puso a un miembro de la nobleza a la cabeza de la Orden.La subordinación forzada de Francisco ofrece uno de los espectáculos más conmovedores de la biografía medieval. Francisco se había privado de los privilegios papales. Había favorecido la libertad de movimientos. Pero la hábil mano del cardenal Ugolino instalo una estricta obediencia monástica. La organización sustituyó a la devoción. Probablemente Ugolino intentó ser un verdadero amigo de Francisco, pero su lealtad fue siempre y únicamente hacia el Papa, que el cardenal consideraba que debía ser el gobernante indiscutible de todas y cada una de las facetas de la vida de la Iglesia. No le parecía bien que ninguna orden monástica no respondiera directamente ante el Papa y fuera controlada por él. Ugolino puso los cimientos de la catedral de Asís en honor de Francisco, y lo canonizó sólo dos años después de su muerte. Pero el cardenal no apreciaba el espíritu humilde de Francisco. Francisco no pudo llevar a cabo sus ideas originales y, sin embargo, sin hacer ningún signo externo de rebeldía, las mantuvo firmemente hasta el final.Estas ideas se afirmaron en el famoso testamento de Francisco. Este documento es una de las piezas más conmovedoras de la literatura cristiana. Francisco se llamaba a sí mismo "hermano pequeño". Lo único que dejó a los hermanos fue su bendición, el recuerdo de los primeros tiempos de la hermandad y el consejo de cumplir su primera Regla. Esta Regla, dijo, no la había recibido de ningún autor humano. Dios mismo se la había revelado, que debía vivir según el Evangelio. Les recordó cómo a los primeros miembros les gustaba vivir en iglesias pobres y abandonadas. Les pidió que no aceptaran iglesias adornadas ni casas lujosas, de acuerdo con la regla de la santa pobreza que habían profesado. Les prohibió recibir privilegios especiales del Papa o de sus agentes, incluso órdenes que les dieran protección personal. A lo largo de todo el documento corre una nota de angustia por la simplicidad perdida que había sido el poder de sus primeros años; años en los que la presencia de Dios había sido tan evidente y tenían poder para vivir las vidas santas que anhelaban.El corazón de Francisco estaba roto. Nunca fue fuerte, sus últimos años estuvieron llenos de enfermedades. El cambio de lugar sólo trajo un alivio temporal. Se recurrió a los trabajos de los médicos que la época conocía. Pero no es de extrañar que no sirvieran de nada cuando se sabe lo que eran: se le aplicó un hierro, calentado al rojo vivo, en la frente.Como su cuerpo fallaba, se refería en broma a él como el Hermano Asno.La fama de santo de Francisco precedió a su muerte. Ya hemos hablado de las reliquias en episodios anteriores. Pero las reliquias siempre se atribuían a personas muertas desde hacía décadas, normalmente cientos de años. Francisco era un santo vivo del que la gente ansiaba cosas como fragmentos de su ropa, cabellos de su cabeza, incluso los recortes de sus uñas.Dos años antes de su muerte, Francisco compuso el himno Cántico al Sol, llamado por algunos la expresión más perfecta del sentimiento religioso. Fue escrito en un momento en el que estaba acosado por tentaciones y en el que la ceguera se hacía presente. El himno es un piadoso grito de apasionada alabanza a la naturaleza, especialmente al hermano Sol y a la hermana Luna.La última semana de su vida, Francisco pidió que le leyeran el Salmo 142, ya que le fallaban los ojos. Dos hermanos le cantaron. Fue entonces cuando un sacerdote llamado Elías, leal al cardenal Ugolino y que había abogado por dejar de lado la Regla original de Francisco en favor de la regla más estricta del cardenal, reprendió a Francisco por tomar a la ligera la muerte y actuar como si quisiera morir. "¿Por qué, qué clase de fe revela eso?", preguntó el sacerdote indignado. Lo consideraba impropio de un santo. Francisco respondió que llevaba pensando en la muerte al menos un par de años, y que ahora que estaba tan unido al Señor, debía alegrarse en Él. Un testigo junto a su lecho dijo que, cuando llegó el momento, "se encontró con la muerte cantando".Antes de que se cerrara el féretro de Francisco, se empezaron a acumular grandes honores sobre él. Fue canonizado sólo dos años después.La carrera de Francisco de Asís, tal como la cuentan sus contemporáneos, y tal como su espíritu se revela en su propio último testamento, deja la impresión de pureza, propósito y humildad de espíritu; de auténtica santidad. No buscó posiciones de honor ni un lugar con los grandes. Con una mente sencilla, trató de servir a sus semejantes anunciando el Evangelio y viviendo su comprensión del mismo con su propio ejemplo.Trató de dar el Evangelio a la gente común. Le escuchaban con gusto. No poseía un gran intelecto, pero tenía una gran alma.No era un diplomático, pero era un hombre cuyo amor por Dios y por la gente era evidente para todos los que le conocían.Francisco no era un teólogo en el sentido clásico; alguien que tenía pensamientos elevados. Era un teólogo práctico, en el sentido de que vivía las verdades que encierra la mejor teología. Habló y actuó como alguien que siente plena confianza en su misión. Habló a la Iglesia como nadie lo hizo después de él hasta que llegó Martín Lutero.Aunque la historia se refiere a los seguidores de Francisco como los Franciscanos, su nombre oficial era el de fratres minores, los Hermanos Menores, o simplemente los Minoritas. Cuando la orden fue sancionada por primera vez por el Papa, Francisco insistió en este título como advertencia a los miembros para que no aspiraran a puestos de distinción.Se extendieron rápidamente en Italia y más allá; pero antes de que pasara la generación de Francisco, la orden se vio desgarrada por las luchas que introdujo el Cardenal Ugolino. Ninguna otra orden monástica puede mostrar un conflicto tan largo dentro de sus propios miembros por una cuestión de principios. La disputa ocupó un lugar único en los debates teológicos de la Edad Media.Según la Regla fundacional del año 1210 y la última voluntad de Francisco, debían ser una hermandad libre, dedicada a la pobreza y a la práctica del Evangelio, y no una organización cerrada y sujeta a reglas precisas. El Papa Inocencio III, que las había sancionado originalmente, instó a Francisco a tomar como modelo la regla de las órdenes más antiguas, pero Francisco declinó y siguió su propio camino. Se basó en algunos textos de la Escritura. Y como hemos dicho, a los seis años de vida de la orden, el cardenal Ugolino instalo una rígida disciplina en la orden, dejando de lado la visión de Francisco de una hermandad libre gobernada por la gracia en lugar de por las reglas.En 1217, la orden comenzó a enviar misioneros más allá de Italia. Elías, un antiguo colchonero de Asís y uno de los lacayos de Ugolino, dirigió una banda de misioneros a Siria. Otros fueron a Alemania, Hungría, Francia, España e Inglaterra. Los Franciscanos demostraron ser agentes valientes y emprendedores del Evangelio. Fueron al sur, a Marruecos, y al este, hasta China. Acompañaron a Colón en su segundo viaje al Nuevo Mundo y participaron activamente en las primeras misiones americanas desde Florida hasta California, desde Canadá hasta el Golfo de México.La Regla de 1221, segunda en la historia de la orden, muestra dos influencias en acción; una de Ugolino, la otra, por supuesto, de Francisco. Hay signos de la lucha que ya había comenzado varios años antes. La Regla puso a un general a la cabeza de la orden y se instaló un órgano de gobierno o junta, formado por los jefes de las casas de la orden. Se mantuvo la pobreza como principio primordial y la exigencia de trabajo. Se prohibió la venta de sus productos, salvo cuando beneficiara a los pobres y necesitados.La Regla de 1223, la tercera, era más breve, pero añadía aún más organización a la orden. Fue más allá al borrar de la orden la voluntad de Francisco. Se acentuó el carácter mendicante o mendicante de la orden. Pero se introdujo la obediencia al Papa y se nombró a un cardenal como protector y guardián de la orden. En contra de la voluntad de Francisco, se ordenó el uso de un libro devocional de oraciones e himnos llamado Breviario Romano como libro de culto diario. La disciplina monástica sustituyó a la libertad bíblica. La Regla de 1223 dejó clara la mano dura de la jerarquía papal. La libertad de la Regla de 1210 desapareció. Los agentes del Papa hicieron todo lo posible para suprimir el último testamento de Francisco, ya que era un apasionado llamamiento a la libertad original de su hermandad contra el nuevo orden.A la luz de la forma en que la orden fue robada bajo el liderazgo de Francisco durante su propia vida, es una maravilla que siguieran siendo conocidos como los Franciscanos; deberían haberse llamado los Ugolinos.Junto a los Franciscanos varones estaban las Clarisas, monjas que tomaron su nombre de Clara de Sciffi, canonizada en el año 1255. Clara se sintió tan conmovida por el ejemplo de Francisco que inició una orden paralela para mujeres. Francisco escribió una Regla para ellas que imponía la pobreza e hizo un testamento para Clara. Las monjas se mantenían con el trabajo de sus manos, pero por consejo y ejemplo de Francisco se convirtieron también en mendicantes que dependían de las limosnas. Su regla también fue modificada en 1219 y la orden se vio obligada a adoptar la regla benedictina, mucho más antigua.Los Terciarios, o Hermanos y Hermanas de la Penitencia, eran la tercera orden de los Franciscanos. Los Terciarios eran hermanos y hermanas laicos que tenían otro empleo, pero querían mostrar un nivel de devoción a Dios mayor que el del común de las personas. Francisco nunca creó una orden para los Terciarios. Simplemente les llamó a dedicarse por completo a Dios mientras llevaban su vida habitual como comerciantes, trabajadores y hombres y mujeres de familia.Francisco quería incluir a todas las clases de personas, hombres y mujeres, casados y solteros. Su objetivo era poner al alcance de los laicos la práctica superior de la virtud y la piedad que se creía que sólo podían alcanzar los monjes o las monjas aislados.Los historiadores se preguntan de dónde sacó Francisco la idea de su intento de devolver el rígido formalismo de la Iglesia de la Edad Media a una práctica más propia del Nuevo Testamento. Lo más probable es que tomara su ejemplo de los Valdenses, también llamados los Pobres de Lyon, un grupo muy conocido en el norte de Italia en la época de Francisco.Lo más probable es que la intención original de Francisco fuera iniciar un movimiento orgánico de laicos, y que la idea de una orden monástica sólo se desarrollara más tarde.Tras la muerte de Francisco, durante el resto del siglo XIII, los Franciscanos se dividieron en dos grupos: los que se aferraban a su visión y Regla originales y la secta más estricta, leal al Cardenal Ugolino. La contienda llegó a ser tan fuerte que a veces se llegó al derramamiento de sangre. Finalmente, el partido pro-papal se impuso.En el episodio anterior, mencioné que Francisco era un poco anti intelectual. Es decir, había visto demasiados sacerdotes que podían analizar los puntos más delicados de la doctrina, pero que, como los líderes religiosos de la parábola del Buen Samaritano, parecían no entender la compasión práctica, la misericordia y la gracia que su teología debería haber despertado en ellos. Francisco no estaba en contra del aprendizaje en sí; sólo cuando dicho estudio se anteponía a vivir lo que la Verdad recomienda. A un líder monástico llamado Antonio de Padua, Francisco le escribió: "Estoy de acuerdo en que sigas leyendo conferencias sobre teología a los hermanos, siempre que ese tipo de estudio no extinga en ellos el espíritu de humildad y de oración."Los seguidores de Francisco se apartaron de su inclinación anti intelectual y adoptaron la tendencia del siglo XIII de deshacerse de la oscuridad de la Edad Media estableciendo escuelas y universidades. Construyeron escuelas en sus conventos y se instalaron bien en los principales centros de cultura universitaria. En 1255, una orden llamó a los Franciscanos que salían como misioneros a estudiar griego, árabe y hebreo.La orden se extendió rápidamente hasta Israel y Siria en Oriente e Irlanda en Occidente. Fue introducida en Francia por Pacífico y Guichard, cuñado del rey francés. El primer intento exitoso de establecer la orden en Alemania se realizó en 1221.En Inglaterra echaron raíces en Canterbury y Londres en 1224. Fueron los primeros predicadores populares que vio Inglaterra y los primeros en encarnar la filantropía práctica. La condición de las aldeas y ciudades inglesas en aquella época era miserable. Las enfermedades de la piel eran comunes, incluida la lepra. Las epidemias destructivas se propagaban con rapidez debido a las malas condiciones sanitarias. Los Franciscanos eligieron alojamientos en las partes más pobres y descuidadas de las ciudades. En Norwich, se instalaron en un pantano por el que pasaba el alcantarillado de la ciudad. En Newgate, ahora parte de Londres, se instalaron en lo que se llamaba Stinking Lane. En Cambridge, ocuparon una prisión en decadencia.Por este celo por llegar a los pobres y necesitados recibieron reconocimiento. La gente pronto aprendió a respetar a los hermanos. En 1256, el número de Franciscanos ingleses había aumentado a más de 1.200, asentados en algo menos de cincuenta localidades de Inglaterra.Más adelante veremos qué fue de los Franciscanos. Basta con decir que Francisco no aprobaría lo que ocurrió con su hermandad. No, no lo haría.Las órdenes mendicantes de los Franciscanos y los Dominicos, de las que nos ocuparemos la próxima vez, constituyeron un movimiento de pobreza medieval que fue, en gran parte, una reacción a la politización de la Fe. Se trataba de un movimiento de sacerdotes, monjes y, finalmente, plebeyos, que habían llegado a creer que las políticas de la Iglesia buscaban la influencia política para tener cada vez más poder en los asuntos mundiales. Estos aspirantes a reformistas se preguntaban: "¿Es esto lo que pretendían Jesús y el Apóstol? ¿No dijo Jesús que su Reino NO era de este mundo? ¿Por qué entonces los obispos, cardenales y papas se esfuerzan tanto por controlar el ámbito político?"El llamamiento a la pobreza voluntaria cobró fuerza por el resentimiento generalizado hacia el clero corrupto; no es que todos o incluso la mayoría de los sacerdotes lo fueran. Pero parecía que los únicos sacerdotes seleccionados para ascender eran los que seguían el juego político de la Iglesia. El movimiento de vuelta a la pobreza del Nuevo Testamento de los mendicantes se convirtió en un movimiento político en sí mismo: un movimiento de reforma alimentado por el hambre espiritual del pueblo común.Ya en el siglo X, los Reformistas habían pedido que se volviera a la pobreza y la sencillez de la Iglesia primitiva. La vida y el ejemplo de los Apóstoles se consideraban la norma, y cuando los obispos modernos se pusieron a la altura de ese ejemplo, quedó claro que había ocurrido algo inusual: los obispos, con sus galas religiosas, estaban notablemente por encima de los Apóstoles en términos de poder y riqueza mundanos.Para ilustrar esto, visita la catedral de Colonia (Alemania). Allí hay un pequeño museo llamado el Tesoro. Contiene varias vitrinas con las distintas vestimentas y utensilios que han llevado los cardenales de Colonia. Compuestas de hilos de oro y plata, con incrustaciones de gemas, estas vestimentas no tienen precio; literalmente. Pero un conjunto de estuches resume para mí la total contradicción de un clero exaltado; los báculos. Un báculo es un bastón de pastor estilizado que lleva un obispo o un cardenal. Es un símbolo de su papel como un pastor. Como bastón de pastor debe ser una herramienta funcional y útil. Un humilde trozo de madera utilizado para guiar y proteger a las ovejas. Pero los báculos del Tesoro de la catedral de Colonia son de oro macizo, con las cabezas atestadas de rubíes, esmeraldas, diamantes y perlas. No usarías eso para cuidar a las ovejas más que un cuadro de Rembrandt. Cada vez que un cardenal lo envolvía con sus dedos, debía convencerse profundamente de lo lejos que estaba de su vocación de humilde servidor del rebaño.Ahora, imagina que eres un plebeyo en la iglesia un domingo. Un sacerdote te acaba de decir que Dios quiere todo el dinero que puedas dar. ¡Cómo necesita Dios tu dinero! Entonces entra el cardenal con su capa incrustada de joyas, su mitra y ese báculo de valor incalculable en la mano.¿Cuánto tiempo pasará antes de que empieces a decirte a ti mismo: "¿Qué está pasando aquí? ¿Llevaba Jesús un atuendo así? ¿Lo hicieron Pedro o Juan o alguno de los Apóstoles? No lo creo. De hecho, Jesús dijo algo sobre no tener ni siquiera un lugar donde apoyar la cabeza. Apuesto a que el Cardenal tiene una bonita almohada de plumas cubierta de satén".En los primeros siglos de la Iglesia, las llamadas a la reforma se trataban canalizándolas en movimientos de reforma interna que desviaban la atención de la alta jerarquía hacia un deseo más personal de reforma que acababa en una mayor devoción. Así eran muchas de las órdenes monásticas. Pero en los siglos XII y XIII las cosas empezaron a cambiar. Muchos de los clérigos menores empezaron a denunciar los abusos de la Iglesia. Cuando lo hacían, a menudo entraban en las filas de los llamados "herejes".Francisco adoptó una devoción radical a la pobreza como forma de enfrentarse a la flagrante codicia de la Iglesia. Su ejemplo se extendió como un fuego salvaje precisamente porque era muy evidente para todos lo lejos que había llegado la Iglesia. Y eso explica por qué Ugolino se sintió obligado a volver a poner a la orden en su sitio, poniéndola bajo el control del Papa. Aunque elogiaba externamente la devoción de su orden a la pobreza, instauró políticas que hacían que la orden dependiera de sus posesiones de tierras y propiedades. Es difícil criticar la riqueza de "La Iglesia" cuando se forma parte de ella y se posee una buena parte de esa riqueza.Algunos fueron sabios en las formas de Ugolino y fueron más allá al mantenerse fieles a la visión original de Francisco y a su compromiso con la pobreza. Como se negaron a someterse a su dominio, fueron declarados heréticos. Y como herejes, fueron tratados con una brutalidad que nadie puede reconciliar con el Evangelio de la Gracia. à Pero eso, es para un episodio posterior.

Este episodio #59 se titula - Negocios de Monjes Parte 2A principios del siglo XIII surgieron un par de nuevas órdenes monásticas de monjes predicadores conocidas como los Mendicantes. Eran los Franciscanos y los Dominicos.Los Franciscanos fueron fundados por Francisco de Asís. Se concentraban en la predicación a los cristianos ordinarios, tratando de renovar el discipulado básico, guiado por el Espíritu. La misión de los Dominicos tenía como objetivo enfrentarse a los herejes y a las ideas aberrantes.Los dominicos fueron aprobados por el Papa como movimiento oficial patrocinado por la Iglesia en 1216, los franciscanos recibieron el respaldo papal 7 años después.Rápidamente se ganaron el respeto de los eruditos, los príncipes y los papas, además de la alta consideración de las masas. Su buena reputación inicial se ve contrarrestada por la desidia, la ignorancia y, en algunos casos, la infamia de su historia posterior.Ser mendicante significaba depender de la caridad para mantenerse. La Iglesia no paga un sueldo o salario para mantener a los monjes mendicantes.La aparición de estas dos órdenes mendicantes fue uno de los acontecimientos más significativos de la Edad Media, y marca uno de los resurgimientos notables en la historia de la Iglesia cristiana. Fueron el Ejército de Salvación del siglo XIII. En una época en la que el espíritu de las Cruzadas decaía y las herejías amenazaban la autoridad, Francisco de Asís y Domingo de Guzmán, un italiano y un español, se unieron para reavivar el espíritu de la Iglesia de Occidente. Iniciaron el monacato en un nuevo camino. Encarnaron la filantropía cristiana; los reformadores sociológicos de su época. Las órdenes que dieron a luz suministraron a las nuevas universidades y al estudio de la teología algunas de sus luces más brillantes.Difícilmente dos temperamentos podrían diferir más que los de Francisco y Domingo. El poeta Dante describió a Francisco como una Llama, que encendía el mundo con amor; de Domingo dijo que era una Luz, que iluminaba el mundo.Francisco es el más modesto, gentil y amable de todos los grandes de la vida monástica.Domingo era, por decirlo claramente, frío, sistemático y austero.Francisco era más grande que la orden que pretendía encarnar sus costumbres.Los dominicos se hicieron más grandes que su maestro al tomar sus reglas y construir sobre ellas.Francisco era como uno de los apóstoles; Domingo un líder posterior y menor.Cuando pienses en Francisco, imagínatelo mezclado con la gente o caminando por un campo, descalzo para que sus dedos puedan sentir la tierra y la hierba. Domingo debe estar en un estudio, rodeado de libros, o en un tribunal defendiendo un caso.El trabajo de Francisco en su vida era salvar almas. La de Domingo era defender a la Iglesia. Francisco ha sido celebrado por su humildad y dulzura; a Domingo se le llamaba el "Martillo de los herejes".Los dos líderes se encontraron probablemente al menos tres veces. En 1217, ambos estaban en Roma, y el Vaticano propuso la unión de las dos órdenes en una sola organización. Domingo pidió a Francisco su cordón, y se ató con él, diciendo que deseaba que las dos fueran una sola. Un año más tarde volvieron a reunirse en la iglesia de Francisco en Asís, y basándose en lo que vio, Domingo decidió abrazar el mendicante, que los dominicos adoptaron en 1220. En 1221, Domingo y Francisco volvieron a reunirse en Roma, cuando un poderoso cardenal intentó hacerse con el control de las órdenes.Ni Francisco ni Domingo querían reformar las órdenes monásticas existentes. Al principio, Francisco no tenía intención de fundar una orden. Simplemente quería iniciar un movimiento más orgánico de cristianos para transformar el mundo. Tanto Domingo como Francisco trataron de devolver a la Iglesia la simplicidad y la dinámica de los tiempos apostólicos.Sus órdenes se diferenciaban de las antiguas órdenes monásticas en varios aspectos.En primer lugar, su compromiso con la pobreza. La dependencia de la caridad era un compromiso primordial. Ambas prohibían la posesión de bienes. No sólo el monje individual se comprometía a la pobreza, sino también toda la orden. Tal vez recuerdes de nuestro último episodio que esto supuso un gran cambio con respecto a casi todas las órdenes monásticas anteriores, que aunque los monjes individuales se comprometían a la pobreza, sus casas podían llegar a ser bastante ricas y lujosas.La segunda característica era su devoción por las actividades prácticas en la sociedad. Los monjes anteriores habían huido a la soledad del monasterio. Los frailes negros y grises, como se llamaba a los dominicos y franciscanos por los colores de sus hábitos, se entregaron al servicio de un mundo necesitado. A la contemplación solitaria añadieron la inmersión en el mercado. A diferencia de algunas de las órdenes anteriores, no se consumían en la lucha contra su propia carne. Dirigieron su atención a combatir los efectos del mal en el mundo. Predicaron a la gente común. Aliviaron la pobreza. Escuchaban y trataban de reparar las quejas de los oprimidos.Una tercera característica de las órdenes fue que las hermandades laicas desarrollaron una tercera orden, llamada de los Terciarios. Se trataba de hombres y mujeres laicos que, mientras ejercían sus vocaciones habituales, estaban obligados por juramento a practicar las virtudes de la vida cristiana.Algunos cristianos oirán esto y dirán: "Espera, ¿no es eso lo que se supone que hacen todos los auténticos seguidores de Cristo: seguir a Jesús obedientemente mientras están empleados como mecánicos, estudiantes, vendedores, ingenieros, profesores de escuela o lo que sea?"¡En efecto! Pero ten en cuenta que la doctrina de la salvación por la gracia a través de la fe, y de vivir la vida cristiana por el poder del Espíritu había quedado sumergida bajo un montón de religión y rituales. Fue necesaria la Reforma, tres siglos después, para eliminar la costra ritualista y restaurar el Evangelio de la Gracia. En el siglo XIII, la mayoría de la gente pensaba que vivir una vida que realmente complaciera a Dios significaba ser monje, monja o sacerdote. La hermandad laica era una forma de decir, en efecto, "Mi posición en la vida no me permite vivir una vida de clausura; pero si pudiera, lo haría". Muchos, probablemente la mayoría, creían que eran irremediablemente pecadores, pero que dando a su sacerdote o apoyando al monasterio local, los religiosos a tiempo completo podían acumular un excedente de piedad al que podían recurrir para cubrirse. La iglesia facilitaba esta mentalidad. El mensaje no era explícito, pero estaba implícito: "Sigue adelante y lánzate en tu impotencia, pero si apoyas a la iglesia y a sus sacerdotes y monjes, podremos orar por tu alma apenada y hacer obras de bondad que Dios bendecirá, entonces extenderemos nuestra cobertura sobre ti".En un aparte, aunque hoy en día a muchos les suene absurdo, ¿no repiten de hecho esto muchos? ¿No caen en el mismo error cuando un marido espera que su esposa creyente sea lo suficientemente religiosa para los dos? ¿O cuando un adolescente supone que los años de asistencia a la iglesia de su familia le reservarán de algún modo su lugar en el cielo? La salvación en el plano familiar.La hermandad laica era una forma de que los plebeyos dijeran: "Sí, no me creo eso de la santidad sustitutiva. Creo que Dios quiere que YO le siga y no que confíe en la fe de otro".Una cuarta característica fue la actividad de los monjes como profesores en las universidades. Reconocieron que estos nuevos centros de educación tenían una poderosa influencia, y se adaptaron a la situación.Mientras los dominicos se apresuraron a entrar en las universidades, los franciscanos se retrasaron. Lo hicieron porque Francisco se resistía al aprendizaje. Era un poco anti intelectualista. Lo era porque había visto demasiado la erudición de los sacerdotes que ignoraban a los pobres. Por eso decía cosas como: "El conocimiento hincha, pero la caridad edifica".A un novicio le dijo: "Si tienes un cancionero, querrás un libro de oraciones; y si tienes un libro de oraciones, te sentarás en una silla alta como un prelado, y dirás a tu hermano: "Tráeme mi libro de oraciones". "A otro le dijo: "Llegará el tiempo de la tribulación en que los libros serán inútiles y se tirarán".Mientras esta era la actitud de Francisco hacia los académicos, sus sucesores entre los franciscanos construyeron escuelas y fueron solicitados como profesores en lugares como la Universidad de París. Los dominicos abrieron el camino y se establecieron pronto en las sedes de las dos grandes universidades continentales, París y Bolonia.En París, Oxford y Colonia, así como en algunas otras universidades, proporcionaron a los más grandes de los Académicos. Tomás de Aquino, Alberto Magno y Durandus eran dominicos; Juan de San Gil, Alejandro Hales, Adam Marsh, Buenaventura, Duns Escoto, Ockham y Roger Bacon eran franciscanos.La quinta característica notable de las órdenes mendicantes fue su rápida aprobación por parte del Papa. Los franciscanos y los dominicos fueron los primeros cuerpos monásticos que le juraron fidelidad directamente. Ningún obispo, abad o capítulo general intervino entre la orden y el Papa. Las dos órdenes se convirtieron en su guardaespaldas y demostraron ser un baluarte del papado. El Papa nunca había tenido un apoyo tan organizado. Le ayudaron a establecer su autoridad sobre los obispos. Allí donde iban, que era en toda Europa, se encargaban de establecer el principio de la supremacía del Vaticano sobre los príncipes y los reinos.Los Franciscanos y los Dominicos se convirtieron en el brazo ejecutor de la ortodoxia doctrinal. Superaron a todos los demás en la persecución y erradicación de los herejes. En el sur de Francia, aniquilaron la herejía con un río de sangre. Fueron los principales instrumentos de la Inquisición. Torquemada era un Dominico. Ya en 1232, Gregorio IX autorizó oficialmente a los dominicos a llevar a cabo la Inquisición. Y en un movimiento que tuvo que hacer girar a Francisco a toda velocidad en su parcela de enterramiento, los franciscanos exigieron al Papa que les concediera una participación en la truculenta labor. Bajo la dirección de Duns Escoto se convirtieron en defensores de la doctrina de la inmaculada concepción de María.El rápido crecimiento de las órdenes en número e influencia fue acompañado de una amarga rivalidad. Las disputas entre ellas eran tan violentas que en 1255 sus generales tuvieron que pedir a sus monjes que dejaran de luchar. Cada orden estaba constantemente celosa de que la otra gozara de más favor con el Papa que ella misma.Es triste ver lo rápido que la humildad de Francisco y el deseo de verdad de Domingo fueron dejados de lado por las órdenes a las que dieron lugar. Debido al favor papal del que gozaban, los monjes de ambas órdenes comenzaron a entrometerse en todas las parroquias e iglesias, provocando la hostilidad del clero cuyos derechos usurparon. Comenzaron a realizar servicios específicamente sacerdotales, cosas que los monjes no estaban autorizados a hacer, como oír la confesión, conceder la absolución y servir la comunión.Aunque habían empezado como movimientos de reforma, pronto retrasaron la reforma. Degeneraron en obstinados obstructores del progreso de la teología y la civilización. De ser defensores del aprendizaje, se convirtieron en puntales de la ignorancia. La virtud de la pobreza no era más que un barniz para una insolencia vulgar e indolente.Estos cambios se produjeron mucho antes del final del siglo XIII, el mismo en el que nacieron los franciscanos y los dominicos. Los obispos se opusieron a ellos. El clero secular se quejó de ellos. Las universidades los ridiculizaron y denunciaron por su falsa piedad y sus abundantes vicios. Se les comparó con los fariseos y los escribas. Se les declamó como hipócritas que los obispos debían purgar de sus diócesis. Los cardenales y los príncipes apelaron repetidamente a los papas para que pusieran fin a sus intromisiones en los asuntos eclesiásticos, pero normalmente los papas estaban del lado de los mendicantes.En el siglo XV, un conocido maestro enumeró los cuatro grandes perseguidores de la Iglesia: los tiranos, los herejes, el anticristo y los mendicantes.Todo esto es un lamentable descenso desde los elevados comienzos de sus fundadores.En los próximos dos episodios profundizaremos un poco más en estos dos líderes y en las órdenes que fundaron.Al terminar este episodio, quiero volver a dar las gracias a todos los oyentes y suscriptores que han dado "me gusta" y han dejado comentarios en la página de FB de CS.También me gustaría decir lo agradecido que estoy a los que han ido a la página de suscripción de iTunes de CS y han dejado una reseña positiva. Cualquier donación a CS se agradece.

Este episodio #59 se titula - Negocios de Monjes Parte 2A principios del siglo XIII surgieron un par de nuevas órdenes monásticas de monjes predicadores conocidas como los Mendicantes. Eran los Franciscanos y los Dominicos.Los Franciscanos fueron fundados por Francisco de Asís. Se concentraban en la predicación a los cristianos ordinarios, tratando de renovar el discipulado básico, guiado por el Espíritu. La misión de los Dominicos tenía como objetivo enfrentarse a los herejes y a las ideas aberrantes.Los dominicos fueron aprobados por el Papa como movimiento oficial patrocinado por la Iglesia en 1216, los franciscanos recibieron el respaldo papal 7 años después.Rápidamente se ganaron el respeto de los eruditos, los príncipes y los papas, además de la alta consideración de las masas. Su buena reputación inicial se ve contrarrestada por la desidia, la ignorancia y, en algunos casos, la infamia de su historia posterior.Ser mendicante significaba depender de la caridad para mantenerse. La Iglesia no paga un sueldo o salario para mantener a los monjes mendicantes.La aparición de estas dos órdenes mendicantes fue uno de los acontecimientos más significativos de la Edad Media, y marca uno de los resurgimientos notables en la historia de la Iglesia cristiana. Fueron el Ejército de Salvación del siglo XIII. En una época en la que el espíritu de las Cruzadas decaía y las herejías amenazaban la autoridad, Francisco de Asís y Domingo de Guzmán, un italiano y un español, se unieron para reavivar el espíritu de la Iglesia de Occidente. Iniciaron el monacato en un nuevo camino. Encarnaron la filantropía cristiana; los reformadores sociológicos de su época. Las órdenes que dieron a luz suministraron a las nuevas universidades y al estudio de la teología algunas de sus luces más brillantes.Difícilmente dos temperamentos podrían diferir más que los de Francisco y Domingo. El poeta Dante describió a Francisco como una Llama, que encendía el mundo con amor; de Domingo dijo que era una Luz, que iluminaba el mundo.Francisco es el más modesto, gentil y amable de todos los grandes de la vida monástica.Domingo era, por decirlo claramente, frío, sistemático y austero.Francisco era más grande que la orden que pretendía encarnar sus costumbres.Los dominicos se hicieron más grandes que su maestro al tomar sus reglas y construir sobre ellas.Francisco era como uno de los apóstoles; Domingo un líder posterior y menor.Cuando pienses en Francisco, imagínatelo mezclado con la gente o caminando por un campo, descalzo para que sus dedos puedan sentir la tierra y la hierba. Domingo debe estar en un estudio, rodeado de libros, o en un tribunal defendiendo un caso.El trabajo de Francisco en su vida era salvar almas. La de Domingo era defender a la Iglesia. Francisco ha sido celebrado por su humildad y dulzura; a Domingo se le llamaba el "Martillo de los herejes".Los dos líderes se encontraron probablemente al menos tres veces. En 1217, ambos estaban en Roma, y el Vaticano propuso la unión de las dos órdenes en una sola organización. Domingo pidió a Francisco su cordón, y se ató con él, diciendo que deseaba que las dos fueran una sola. Un año más tarde volvieron a reunirse en la iglesia de Francisco en Asís, y basándose en lo que vio, Domingo decidió abrazar el mendicante, que los dominicos adoptaron en 1220. En 1221, Domingo y Francisco volvieron a reunirse en Roma, cuando un poderoso cardenal intentó hacerse con el control de las órdenes.Ni Francisco ni Domingo querían reformar las órdenes monásticas existentes. Al principio, Francisco no tenía intención de fundar una orden. Simplemente quería iniciar un movimiento más orgánico de cristianos para transformar el mundo. Tanto Domingo como Francisco trataron de devolver a la Iglesia la simplicidad y la dinámica de los tiempos apostólicos.Sus órdenes se diferenciaban de las antiguas órdenes monásticas en varios aspectos.En primer lugar, su compromiso con la pobreza. La dependencia de la caridad era un compromiso primordial. Ambas prohibían la posesión de bienes. No sólo el monje individual se comprometía a la pobreza, sino también toda la orden. Tal vez recuerdes de nuestro último episodio que esto supuso un gran cambio con respecto a casi todas las órdenes monásticas anteriores, que aunque los monjes individuales se comprometían a la pobreza, sus casas podían llegar a ser bastante ricas y lujosas.La segunda característica era su devoción por las actividades prácticas en la sociedad. Los monjes anteriores habían huido a la soledad del monasterio. Los frailes negros y grises, como se llamaba a los dominicos y franciscanos por los colores de sus hábitos, se entregaron al servicio de un mundo necesitado. A la contemplación solitaria añadieron la inmersión en el mercado. A diferencia de algunas de las órdenes anteriores, no se consumían en la lucha contra su propia carne. Dirigieron su atención a combatir los efectos del mal en el mundo. Predicaron a la gente común. Aliviaron la pobreza. Escuchaban y trataban de reparar las quejas de los oprimidos.Una tercera característica de las órdenes fue que las hermandades laicas desarrollaron una tercera orden, llamada de los Terciarios. Se trataba de hombres y mujeres laicos que, mientras ejercían sus vocaciones habituales, estaban obligados por juramento a practicar las virtudes de la vida cristiana.Algunos cristianos oirán esto y dirán: "Espera, ¿no es eso lo que se supone que hacen todos los auténticos seguidores de Cristo: seguir a Jesús obedientemente mientras están empleados como mecánicos, estudiantes, vendedores, ingenieros, profesores de escuela o lo que sea?"¡En efecto! Pero ten en cuenta que la doctrina de la salvación por la gracia a través de la fe, y de vivir la vida cristiana por el poder del Espíritu había quedado sumergida bajo un montón de religión y rituales. Fue necesaria la Reforma, tres siglos después, para eliminar la costra ritualista y restaurar el Evangelio de la Gracia. En el siglo XIII, la mayoría de la gente pensaba que vivir una vida que realmente complaciera a Dios significaba ser monje, monja o sacerdote. La hermandad laica era una forma de decir, en efecto, "Mi posición en la vida no me permite vivir una vida de clausura; pero si pudiera, lo haría". Muchos, probablemente la mayoría, creían que eran irremediablemente pecadores, pero que dando a su sacerdote o apoyando al monasterio local, los religiosos a tiempo completo podían acumular un excedente de piedad al que podían recurrir para cubrirse. La iglesia facilitaba esta mentalidad. El mensaje no era explícito, pero estaba implícito: "Sigue adelante y lánzate en tu impotencia, pero si apoyas a la iglesia y a sus sacerdotes y monjes, podremos orar por tu alma apenada y hacer obras de bondad que Dios bendecirá, entonces extenderemos nuestra cobertura sobre ti".En un aparte, aunque hoy en día a muchos les suene absurdo, ¿no repiten de hecho esto muchos? ¿No caen en el mismo error cuando un marido espera que su esposa creyente sea lo suficientemente religiosa para los dos? ¿O cuando un adolescente supone que los años de asistencia a la iglesia de su familia le reservarán de algún modo su lugar en el cielo? La salvación en el plano familiar.La hermandad laica era una forma de que los plebeyos dijeran: "Sí, no me creo eso de la santidad sustitutiva. Creo que Dios quiere que YO le siga y no que confíe en la fe de otro".Una cuarta característica fue la actividad de los monjes como profesores en las universidades. Reconocieron que estos nuevos centros de educación tenían una poderosa influencia, y se adaptaron a la situación.Mientras los dominicos se apresuraron a entrar en las universidades, los franciscanos se retrasaron. Lo hicieron porque Francisco se resistía al aprendizaje. Era un poco anti intelectualista. Lo era porque había visto demasiado la erudición de los sacerdotes que ignoraban a los pobres. Por eso decía cosas como: "El conocimiento hincha, pero la caridad edifica".A un novicio le dijo: "Si tienes un cancionero, querrás un libro de oraciones; y si tienes un libro de oraciones, te sentarás en una silla alta como un prelado, y dirás a tu hermano: "Tráeme mi libro de oraciones". "A otro le dijo: "Llegará el tiempo de la tribulación en que los libros serán inútiles y se tirarán".Mientras esta era la actitud de Francisco hacia los académicos, sus sucesores entre los franciscanos construyeron escuelas y fueron solicitados como profesores en lugares como la Universidad de París. Los dominicos abrieron el camino y se establecieron pronto en las sedes de las dos grandes universidades continentales, París y Bolonia.En París, Oxford y Colonia, así como en algunas otras universidades, proporcionaron a los más grandes de los Académicos. Tomás de Aquino, Alberto Magno y Durandus eran dominicos; Juan de San Gil, Alejandro Hales, Adam Marsh, Buenaventura, Duns Escoto, Ockham y Roger Bacon eran franciscanos.La quinta característica notable de las órdenes mendicantes fue su rápida aprobación por parte del Papa. Los franciscanos y los dominicos fueron los primeros cuerpos monásticos que le juraron fidelidad directamente. Ningún obispo, abad o capítulo general intervino entre la orden y el Papa. Las dos órdenes se convirtieron en su guardaespaldas y demostraron ser un baluarte del papado. El Papa nunca había tenido un apoyo tan organizado. Le ayudaron a establecer su autoridad sobre los obispos. Allí donde iban, que era en toda Europa, se encargaban de establecer el principio de la supremacía del Vaticano sobre los príncipes y los reinos.Los Franciscanos y los Dominicos se convirtieron en el brazo ejecutor de la ortodoxia doctrinal. Superaron a todos los demás en la persecución y erradicación de los herejes. En el sur de Francia, aniquilaron la herejía con un río de sangre. Fueron los principales instrumentos de la Inquisición. Torquemada era un Dominico. Ya en 1232, Gregorio IX autorizó oficialmente a los dominicos a llevar a cabo la Inquisición. Y en un movimiento que tuvo que hacer girar a Francisco a toda velocidad en su parcela de enterramiento, los franciscanos exigieron al Papa que les concediera una participación en la truculenta labor. Bajo la dirección de Duns Escoto se convirtieron en defensores de la doctrina de la inmaculada concepción de María.El rápido crecimiento de las órdenes en número e influencia fue acompañado de una amarga rivalidad. Las disputas entre ellas eran tan violentas que en 1255 sus generales tuvieron que pedir a sus monjes que dejaran de luchar. Cada orden estaba constantemente celosa de que la otra gozara de más favor con el Papa que ella misma.Es triste ver lo rápido que la humildad de Francisco y el deseo de verdad de Domingo fueron dejados de lado por las órdenes a las que dieron lugar. Debido al favor papal del que gozaban, los monjes de ambas órdenes comenzaron a entrometerse en todas las parroquias e iglesias, provocando la hostilidad del clero cuyos derechos usurparon. Comenzaron a realizar servicios específicamente sacerdotales, cosas que los monjes no estaban autorizados a hacer, como oír la confesión, conceder la absolución y servir la comunión.Aunque habían empezado como movimientos de reforma, pronto retrasaron la reforma. Degeneraron en obstinados obstructores del progreso de la teología y la civilización. De ser defensores del aprendizaje, se convirtieron en puntales de la ignorancia. La virtud de la pobreza no era más que un barniz para una insolencia vulgar e indolente.Estos cambios se produjeron mucho antes del final del siglo XIII, el mismo en el que nacieron los franciscanos y los dominicos. Los obispos se opusieron a ellos. El clero secular se quejó de ellos. Las universidades los ridiculizaron y denunciaron por su falsa piedad y sus abundantes vicios. Se les comparó con los fariseos y los escribas. Se les declamó como hipócritas que los obispos debían purgar de sus diócesis. Los cardenales y los príncipes apelaron repetidamente a los papas para que pusieran fin a sus intromisiones en los asuntos eclesiásticos, pero normalmente los papas estaban del lado de los mendicantes.En el siglo XV, un conocido maestro enumeró los cuatro grandes perseguidores de la Iglesia: los tiranos, los herejes, el anticristo y los mendicantes.Todo esto es un lamentable descenso desde los elevados comienzos de sus fundadores.En los próximos dos episodios profundizaremos un poco más en estos dos líderes y en las órdenes que fundaron.Al terminar este episodio, quiero volver a dar las gracias a todos los oyentes y suscriptores que han dado "me gusta" y han dejado comentarios en la página de FB de CS.También me gustaría decir lo agradecido que estoy a los que han ido a la página de suscripción de iTunes de CS y han dejado una reseña positiva. Cualquier donación a CS se agradece.

Este Episodio #58 de CS se titula - Negocios de Monjes Parte 1 y es el primero de varios episodios en los que echaremos un vistazo a los movimientos monásticos en la Historia de la Iglesia.Me doy cuenta de que esto puede no sonar muy emocionante para algunos. La perspectiva de profundizar en esta parte de la historia tampoco me interesaba mucho, hasta que me di cuenta de lo rica que es. Verás, al ser un poco fan de la obra de J. Edwin Orr, me encanta la historia del avivamiento. Pues bien, resulta que cada nuevo movimiento monástico era a menudo un nuevo movimiento del Espíritu de Dios en la renovación. Varios fueron un nuevo odre para la obra de Dios.Merece la pena dedicar algún tiempo a desentrañar las raíces del monacato. Empecemos...El tiempo de ocio para conversar sobre filosofía con los amigos era muy apreciado en el mundo antiguo. Incluso si alguien no tenía la capacidad intelectual necesaria para ser elocuente sobre la filosofía, estaba de moda expresar su deseo de disponer de ese ocio intelectual, o "otium", como se le llamaba; pero, por supuesto, estaban demasiado ocupados sirviendo al prójimo. Era la versión antigua de "no tengo "tiempo para mí"".A veces, como el famoso orador romano Cicerón, los antiguos sí disponían de tiempo para esa reflexión y debate ilustrado y se retiraban a escribir sobre temas como el deber, la amistad y la vejez. Aquel altísimo intelecto y teólogo, Agustín de Hipona, tuvo el mismo deseo de joven y, cuando se hizo cristiano en el año 386, dejó su cátedra de oratoria para dedicar su vida a la contemplación y la escritura. Se retiró con un grupo de amigos, su hijo y su madre, a una casa en el lago de Como, para discutir y luego escribir sobre La vida feliz, el orden y otros temas similares, en los que compartían interés tanto la filosofía clásica como el cristianismo. Cuando regresó a su ciudad natal en el norte de África, creó una comunidad en la que él y sus amigos podían llevar una vida monástica, apartados del mundo, estudiando las escrituras y orando. El contemporáneo de Agustín, Jerónimo, traductor de la Biblia latina conocida como la Vulgata, sintió el mismo tirón, y también él hizo una serie de intentos de vivir apartado del mundo para poder entregarse a la reflexión filosófica.¡Ah, la Buena Vida!Esta sensación de "llamada" divina a una versión cristiana de esta vida de "retiro filosófico" tenía una importante diferencia con la versión antigua y pagana. Aunque la lectura y la meditación seguían siendo centrales, se añadió a la mezcla la llamada a hacerlo en concierto con otras personas que también se apartaran del mundo tanto espiritual como físicamente.Para los monjes y monjas que buscaban esa vida comunitaria, lo crucial era la llamada a un modo de vida que permitiera "apartarse" y pasar tiempo con Dios en la oración y la adoración. La oración era el opus dei, la "obra de Dios".Tal y como se concibió originalmente, hacerse monje o monja era intentar obedecer plenamente el mandamiento de amar a Dios con todo lo que uno es y tiene. En la Edad Media, también se entendía como un cumplimiento del mandamiento de amar al prójimo, pues los monjes y monjas oraban por el mundo. Realmente creían que la oración era una tarea importante en nombre de un mundo moral y espiritualmente necesitado de almas perdidas. Así pues, entre los miembros de un monasterio, estaban los que oraban, los que gobernaban y los que trabajaban. Los más importantes para la sociedad eran los que oraban.Se desarrolló una diferencia entre los movimientos monásticos de Oriente y Occidente. En Oriente, los Padres del Desierto marcaron la pauta. Eran ermitaños que adoptaron formas extremas de piedad y ascetismo. Se les consideraba centros de influencia espiritual; autoridades que podían ayudar a la gente corriente con sus problemas. Los estilitas, por ejemplo, vivían en plataformas elevadas, sentados en postes, y eran objeto de reverencia para quienes acudían a pedir consejo. Otros, aislados del mundo en cuevas o chozas, procuraban negarse todo contacto con las tentaciones del "mundo", especialmente con las mujeres. Había en ello una evidente preocupación por los peligros de la carne, que era en parte una herencia de la convicción de los dualistas griegos de que la materia y el mundo físico eran irremediablemente malos.Me detengo para hacer una observación personal y pastoral. Así que ¡advertencia! - Sigue una opinión descarada.No puedes leer el NT sin ver la llamada a la santidad en la vida cristiana. Pero esa santidad es una obra de la gracia de Dios, ya que el Espíritu Santo capacita al creyente para vivir una vida agradable a Dios. La santidad del NT es un privilegio gozoso, no una pesada carga ni un deber. La santidad del NT mejora la vida, nunca la disminuye.Esto es lo que Jesús modeló tan bien; y es por lo que los auténticos buscadores de Dios se sentían atraídos por él. Era atractivo. No se limitaba a hacer santidad, sino que ERA Santo. Sin embargo, nadie tenía más vida. Y dondequiera que iba, ¡las cosas muertas cobraban vida!Como seguidores de Jesús, se supone que debemos ser santos de la misma manera. Pero si somos sinceros, tendríamos que admitir que, para la gran mayoría, la santidad se concibe como una carga de perfección moral seca, aburrida y que absorbe la vida.La verdadera santidad no es el cumplimiento de reglas religiosas. No es una lista de proscripciones morales, un conjunto de "¡No lo hagas! O te castigaré con la Ira Divina y arrojaré tu miserable alma a las llamas eternas".La santidad del NT es una marca de la Vida Real, la que Jesús resucitó para darnos. Es Jesús viviendo en y a través de nosotros.Los Padres del Desierto y los ermitaños que siguieron su ejemplo estaban muy influenciados por la visión dualista del mundo griego, según la cual toda la materia era mala y sólo el espíritu era bueno. La santidad significaba un intento de evitar cualquier atisbo de placer físico y retirarse a la vida de la mente. Este pensamiento fue la principal fuerza que influyó en el movimiento monástico a medida que avanzaba tanto en Oriente como en Occidente. Pero en Oriente, los monjes eran ermitaños que perseguían su estilo de vida en aislamiento, mientras que en Occidente tendían a perseguirlo en concierto y en vida comunitaria.A medida que avancemos, veremos que algunos líderes monásticos se dieron cuenta de que considerar la santidad como una negación negativa de la carne, en lugar de un abrazo positivo del amor y la verdad de Cristo, era un error que intentaban reformar.En Oriente, aunque los monjes podían vivir en grupo, no buscaban la comunidad. No conversaban ni trabajaban juntos en una causa común. Se limitaban a compartir celdas una al lado de la otra. Y cada uno seguía su propio horario. Su único contacto real era que comían juntos y podían orar juntos. Esta tradición continúa hasta hoy en el monte Athos, en el norte de Grecia, donde los monjes viven en soledad y oración en celdas en lo alto de los acantilados, con la comida bajada en cestas.Un acontecimiento crucial en el monacato occidental tuvo lugar en el siglo VI, cuando Benito de Nursia se retiró con un grupo de amigos para llevar una vida ascética. Esto le llevó a reflexionar seriamente sobre la forma en que debía organizarse la "vida religiosa". Benito dispuso que grupos de 12 monjes vivieran juntos en pequeñas comunidades. Luego se trasladó a Montecassino, donde, en el año 529, fundó el monasterio que se convertiría en la casa madre de la Orden Benedictina. La regla de vida que elaboró allí era una síntesis de los elementos de las reglas existentes para la vida monástica. A partir de ese momento, la Regla de San Benito marcó la pauta de la vida religiosa hasta el siglo XII.La Regla lograba un buen equilibrio de trabajo entre el cuerpo y el alma. Pretendía la moderación y el orden. Decía que los que se apartaban del mundo para vivir una vida dedicada a Dios no debían someterse a un ascetismo extremo. Debían vivir en pobreza y castidad, y en obediencia a su abad, pero no debían sentir la necesidad de embrutecer su carne con cosas como azotes y cilicios. Deben comer con moderación, pero sin pasar hambre. Debían equilibrar su tiempo de forma regular y ordenada entre el trabajo manual, la lectura y la oración, su verdadero trabajo para Dios. Debían tener siete actos de culto regulares en el día, conocidos como "horas", a los que asistiera toda la comunidad. En la visión de Benito, el yugo monástico debía ser dulce; la carga, ligera. El monasterio era una "escuela" del servicio del Señor, en la que el alma bautizada progresaba en la vida cristiana.En el periodo Anglosajón de la historia de Inglaterra, las monjas formaban una parte importante de la población. Había varios "monasterios dobles", en los que convivían comunidades de monjes y monjas. Varias abadesas, llamadas "abadesas", demostraron ser líderes destacadas. Hilda, la abadesa del monasterio doble de Whitby, desempeñó un papel importante en el Sínodo de Whitby del año 664.Una característica común de la vida monástica en Occidente era que estaba reservada en gran medida a las clases altas. Los siervos, por lo general, no tenían la libertad de convertirse en monjes. Las casas de monjes y monjas eran destinatarias del patrocinio de la nobleza y de la realeza, normalmente porque los nobles pensaban que apoyando un empeño tan santo, promovían su caso espiritual con Dios. Recuerda también que, aunque el primogénito lo heredaba todo, los hijos posteriores eran una causa potencial de malestar si decidían competir con su hermano mayor para obtener la primogenitura. Por ello, estos hijos "sobrantes" de buena cuna solían ser entregados por sus familias a las comunas monásticas. Entonces se les encargaba el deber religioso de toda la familia. Eran una especie de "sustitutos espirituales" cuya tarea consistía en producir un excedente de piedad que el resto de la familia pudiera aprovechar. Las familias ricas y poderosas donaban monasterios, tierras y haciendas, por el bien de las almas de sus miembros. Los gobernantes y los soldados estaban demasiado ocupados para ocuparse de su vida espiritual, por lo que los "profesionales" procedentes de sus propias familias podían ayudarles haciéndolo en su nombre.Una consecuencia de esto fue que, a finales de la Edad Media, el abad o la abadesa solía ser un noble o una mujer. A menudo se la elegía por ser la más alta de nacimiento en el monasterio o convento, y no por sus poderes naturales de liderazgo o por su destacada espiritualidad. La cruel caricatura de Chaucer de una priora del siglo XIV muestra a una mujer que habría estado mucho más a gusto en una casa de campo jugando con sus perros.En estos rasgos del mecenazgo noble de la vida religiosa se encontraba no sólo el sello de la aprobación de la sociedad, sino también el potencial de decadencia. Las casas monásticas que se enriquecían y se llenaban de quienes no habían elegido entrar en la vida religiosa, sino que habían sido puestos allí en la infancia, a menudo se volvían decadentes. Las reformas cluniacenses del siglo X fueron una consecuencia del reconocimiento de que era necesario apretar la nave si no se quería perder la orden benedictina por completo. En la comuna de Cluny y en las casas que la imitaron, el nivel de exigencia era alto, aunque también en este caso existía el peligro de distorsión de la visión benedictina original. Las casas cluniacenses tenían reglas adicionales y un grado de rigidez que comprometía la simplicidad original de la vida benedictina.A finales del siglo XI, varios acontecimientos alteraron radicalmente el abanico de opciones para los occidentales que querían entrar en un monasterio. El primero fue un cambio de moda, que animó a los matrimonios de edad madura a decidir terminar sus días como monje o monja. Un caballero que había luchado en sus guerras podía llegar a un acuerdo con su esposa para que entraran en casas religiosas separadas. El ingreso de adultos de este tipo lo hacían quienes realmente querían estar allí, y tenía el potencial de alterar la balanza a favor del compromiso serio.Pero estos adultos maduros no eran los únicos que entraban en los monasterios. Se puso de moda que los más jóvenes se dirigieran a un monasterio en el que la educación se había convertido en algo de primer orden. Entonces los monasterios empezaron a especializarse en diversas actividades. Fue una época de experimentación.De este periodo de experimentación surgió una nueva orden inmensamente importante, los cistercienses. Utilizaban la regla benedictina, pero tenían una serie de prioridades diferentes. La primera era la determinación de protegerse de los peligros que podía acarrear el hacerse demasiado ricos."¿Demasiado ricos?", te preguntarás. "¿Cómo es eso posible si habían hecho voto de pobreza?".Ah, ahí está el problema.Sí; los monjes y las monjas hacían voto de pobreza, pero su estilo de vida incluía la diligencia en el trabajo. Y algunas mentes brillantes se habían unido a los monasterios, por lo que habían ideado métodos ingeniosos para realizar su trabajo de forma más productiva, aumentando el rendimiento de las cosechas y los productos. Al ser hábiles hombres de negocios, hacían buenos tratos y maximizaban los beneficios, que ingresaban en la cuenta del monasterio. Pero los monjes individuales, por supuesto, no se beneficiaron de ello. Los fondos se utilizaban para ampliar los recursos e instalaciones del monasterio. De este modo se obtenían beneficios aún mayores. Que luego se utilizaron para mejorar el propio monasterio. Las celdas de los monjes se hicieron más bonitas, la comida mejor, los terrenos más suntuosos, la biblioteca más amplia. Los monjes recibieron nuevos trajes. En apariencia, las cosas eran técnicamente iguales, no poseían nada personalmente, pero de hecho, su mundo monástico se mejoró significativamente.Los cistercienses respondieron a esto construyendo casas en lugares remotos y manteniéndolas como alojamientos sencillos y desnudos. También crearon un lugar para las personas de las clases sociales más bajas que tenían vocación, pero que querían entregarse más completamente a Dios durante un periodo de tiempo. A éstos se les llamó "hermanos laicos".El sorprendente éxito inicial de los cistercienses se debió a Bernardo de Claraval. Cuando decidió entrar en un monasterio cisterciense recién fundado, llevó consigo a un grupo de amigos y parientes. Debido a su habilidad oratoria y a su elogio del modelo cisterciense, el reclutamiento procedió tan rápidamente que hubo que fundar muchas más casas en rápida sucesión. Fue nombrado abad de una de ellas en Claraval, de la que toma su nombre. Llegó a ser una figura destacada en el mundo monástico y en la política. Hablaba tan bien y de forma tan conmovedora que era útil como emisario diplomático, además de como predicador. Quizá recuerdes que fue una de las principales razones por las que las Cruzadas fueron capaces de reunir a tantas personas para su campaña.Otros experimentos monásticos no tuvieron tanto éxito. La voluntad de probar nuevas formas de vida monástica dio pie a algunos esfuerzos efímeros de los excéntricos. Siempre hay quienes piensan que su idea es LA forma en que debe hacerse. Ya sea porque carecen de sentido común o no tienen habilidad para reclutar, se desmoronan. Fueron tantos los que se dedicaron a ampliar los límites de la vida monástica que un escritor pensó que sería útil revisar los modos disponibles en el siglo XII. Su obra abarcaba todas las posibilidades, desde los benedictinos y los benedictinos reformados, hasta los sacerdotes que no llevaban una vida de clausura, sino que se les permitía trabajar en el mundo, y las diversas clases de ermitaños.El único rival real de la Regla de San Benito fue la "Regla" de Agustín, que fue adoptada por los dirigentes de la Iglesia. Estos se diferenciaban de los monjes en que eran sacerdotes que podían participar activamente en la comunidad social más amplia, por ejemplo, sirviendo en una iglesia parroquial. No vivían bajo una regla monástica que confinaba a un monje de por vida a la casa en la que había sido consagrado. A los sacerdotes que servían en una catedral, por ejemplo, se les animaba a vivir en una ciudad, pero bajo un código como el de la regla agustiniana, que se adaptaba bien a sus necesidades.El siglo XII vio la creación de nuevas órdenes monásticas. En París, los Victorinos produjeron destacadas figuras académicas y profesores. Los Premostratenses eran un grupo de monjes latinos que se encargaron de la ingente tarea de sanar la ruptura entre las iglesias de Oriente y Occidente. El problema era que no había un grupo monástico correspondiente en Oriente.Lo retomaremos en este punto la próxima vez.El monacato es una parte importante de la Historia de la Iglesia por el enorme impacto que tuvo en la formación de la fe de los cristianos comunes a lo largo de la Edad Media y hasta el Renacimiento. Algunos de los líderes monásticos son los grandes pilares de la fe. No podemos entenderlos realmente sin conocer un poco el mundo en el que vivían.Al terminar este episodio, quiero volver a dar las gracias a todos los oyentes y suscriptores que han dado "me gusta" y han dejado comentarios en la página de FB de CS.También me gustaría decir lo agradecido que estoy a los que han ido a la página de suscripción de CS en iTunes y han dejado una reseña positiva. Hemos desarrollado una gran base de oyentes.Cualquier donación a CS se agradece.Por último, para los suscriptores interesados, quiero invitarte a escuchar el podcast del sermón de la iglesia a la que sirvo; Calvary Chapel Oxnard. Enseño de forma expositiva a través de la Biblia. Puedes suscribirte a través de iTunes, sólo tienes que hacer una búsqueda del podcast de la Capilla del Calvario de Oxnard, o enlazar con la página web calvaryoxnard.org.

Este Episodio #58 de CS se titula - Negocios de Monjes Parte 1 y es el primero de varios episodios en los que echaremos un vistazo a los movimientos monásticos en la Historia de la Iglesia.Me doy cuenta de que esto puede no sonar muy emocionante para algunos. La perspectiva de profundizar en esta parte de la historia tampoco me interesaba mucho, hasta que me di cuenta de lo rica que es. Verás, al ser un poco fan de la obra de J. Edwin Orr, me encanta la historia del avivamiento. Pues bien, resulta que cada nuevo movimiento monástico era a menudo un nuevo movimiento del Espíritu de Dios en la renovación. Varios fueron un nuevo odre para la obra de Dios.Merece la pena dedicar algún tiempo a desentrañar las raíces del monacato. Empecemos...El tiempo de ocio para conversar sobre filosofía con los amigos era muy apreciado en el mundo antiguo. Incluso si alguien no tenía la capacidad intelectual necesaria para ser elocuente sobre la filosofía, estaba de moda expresar su deseo de disponer de ese ocio intelectual, o "otium", como se le llamaba; pero, por supuesto, estaban demasiado ocupados sirviendo al prójimo. Era la versión antigua de "no tengo "tiempo para mí"".A veces, como el famoso orador romano Cicerón, los antiguos sí disponían de tiempo para esa reflexión y debate ilustrado y se retiraban a escribir sobre temas como el deber, la amistad y la vejez. Aquel altísimo intelecto y teólogo, Agustín de Hipona, tuvo el mismo deseo de joven y, cuando se hizo cristiano en el año 386, dejó su cátedra de oratoria para dedicar su vida a la contemplación y la escritura. Se retiró con un grupo de amigos, su hijo y su madre, a una casa en el lago de Como, para discutir y luego escribir sobre La vida feliz, el orden y otros temas similares, en los que compartían interés tanto la filosofía clásica como el cristianismo. Cuando regresó a su ciudad natal en el norte de África, creó una comunidad en la que él y sus amigos podían llevar una vida monástica, apartados del mundo, estudiando las escrituras y orando. El contemporáneo de Agustín, Jerónimo, traductor de la Biblia latina conocida como la Vulgata, sintió el mismo tirón, y también él hizo una serie de intentos de vivir apartado del mundo para poder entregarse a la reflexión filosófica.¡Ah, la Buena Vida!Esta sensación de "llamada" divina a una versión cristiana de esta vida de "retiro filosófico" tenía una importante diferencia con la versión antigua y pagana. Aunque la lectura y la meditación seguían siendo centrales, se añadió a la mezcla la llamada a hacerlo en concierto con otras personas que también se apartaran del mundo tanto espiritual como físicamente.Para los monjes y monjas que buscaban esa vida comunitaria, lo crucial era la llamada a un modo de vida que permitiera "apartarse" y pasar tiempo con Dios en la oración y la adoración. La oración era el opus dei, la "obra de Dios".Tal y como se concibió originalmente, hacerse monje o monja era intentar obedecer plenamente el mandamiento de amar a Dios con todo lo que uno es y tiene. En la Edad Media, también se entendía como un cumplimiento del mandamiento de amar al prójimo, pues los monjes y monjas oraban por el mundo. Realmente creían que la oración era una tarea importante en nombre de un mundo moral y espiritualmente necesitado de almas perdidas. Así pues, entre los miembros de un monasterio, estaban los que oraban, los que gobernaban y los que trabajaban. Los más importantes para la sociedad eran los que oraban.Se desarrolló una diferencia entre los movimientos monásticos de Oriente y Occidente. En Oriente, los Padres del Desierto marcaron la pauta. Eran ermitaños que adoptaron formas extremas de piedad y ascetismo. Se les consideraba centros de influencia espiritual; autoridades que podían ayudar a la gente corriente con sus problemas. Los estilitas, por ejemplo, vivían en plataformas elevadas, sentados en postes, y eran objeto de reverencia para quienes acudían a pedir consejo. Otros, aislados del mundo en cuevas o chozas, procuraban negarse todo contacto con las tentaciones del "mundo", especialmente con las mujeres. Había en ello una evidente preocupación por los peligros de la carne, que era en parte una herencia de la convicción de los dualistas griegos de que la materia y el mundo físico eran irremediablemente malos.Me detengo para hacer una observación personal y pastoral. Así que ¡advertencia! - Sigue una opinión descarada.No puedes leer el NT sin ver la llamada a la santidad en la vida cristiana. Pero esa santidad es una obra de la gracia de Dios, ya que el Espíritu Santo capacita al creyente para vivir una vida agradable a Dios. La santidad del NT es un privilegio gozoso, no una pesada carga ni un deber. La santidad del NT mejora la vida, nunca la disminuye.Esto es lo que Jesús modeló tan bien; y es por lo que los auténticos buscadores de Dios se sentían atraídos por él. Era atractivo. No se limitaba a hacer santidad, sino que ERA Santo. Sin embargo, nadie tenía más vida. Y dondequiera que iba, ¡las cosas muertas cobraban vida!Como seguidores de Jesús, se supone que debemos ser santos de la misma manera. Pero si somos sinceros, tendríamos que admitir que, para la gran mayoría, la santidad se concibe como una carga de perfección moral seca, aburrida y que absorbe la vida.La verdadera santidad no es el cumplimiento de reglas religiosas. No es una lista de proscripciones morales, un conjunto de "¡No lo hagas! O te castigaré con la Ira Divina y arrojaré tu miserable alma a las llamas eternas".La santidad del NT es una marca de la Vida Real, la que Jesús resucitó para darnos. Es Jesús viviendo en y a través de nosotros.Los Padres del Desierto y los ermitaños que siguieron su ejemplo estaban muy influenciados por la visión dualista del mundo griego, según la cual toda la materia era mala y sólo el espíritu era bueno. La santidad significaba un intento de evitar cualquier atisbo de placer físico y retirarse a la vida de la mente. Este pensamiento fue la principal fuerza que influyó en el movimiento monástico a medida que avanzaba tanto en Oriente como en Occidente. Pero en Oriente, los monjes eran ermitaños que perseguían su estilo de vida en aislamiento, mientras que en Occidente tendían a perseguirlo en concierto y en vida comunitaria.A medida que avancemos, veremos que algunos líderes monásticos se dieron cuenta de que considerar la santidad como una negación negativa de la carne, en lugar de un abrazo positivo del amor y la verdad de Cristo, era un error que intentaban reformar.En Oriente, aunque los monjes podían vivir en grupo, no buscaban la comunidad. No conversaban ni trabajaban juntos en una causa común. Se limitaban a compartir celdas una al lado de la otra. Y cada uno seguía su propio horario. Su único contacto real era que comían juntos y podían orar juntos. Esta tradición continúa hasta hoy en el monte Athos, en el norte de Grecia, donde los monjes viven en soledad y oración en celdas en lo alto de los acantilados, con la comida bajada en cestas.Un acontecimiento crucial en el monacato occidental tuvo lugar en el siglo VI, cuando Benito de Nursia se retiró con un grupo de amigos para llevar una vida ascética. Esto le llevó a reflexionar seriamente sobre la forma en que debía organizarse la "vida religiosa". Benito dispuso que grupos de 12 monjes vivieran juntos en pequeñas comunidades. Luego se trasladó a Montecassino, donde, en el año 529, fundó el monasterio que se convertiría en la casa madre de la Orden Benedictina. La regla de vida que elaboró allí era una síntesis de los elementos de las reglas existentes para la vida monástica. A partir de ese momento, la Regla de San Benito marcó la pauta de la vida religiosa hasta el siglo XII.La Regla lograba un buen equilibrio de trabajo entre el cuerpo y el alma. Pretendía la moderación y el orden. Decía que los que se apartaban del mundo para vivir una vida dedicada a Dios no debían someterse a un ascetismo extremo. Debían vivir en pobreza y castidad, y en obediencia a su abad, pero no debían sentir la necesidad de embrutecer su carne con cosas como azotes y cilicios. Deben comer con moderación, pero sin pasar hambre. Debían equilibrar su tiempo de forma regular y ordenada entre el trabajo manual, la lectura y la oración, su verdadero trabajo para Dios. Debían tener siete actos de culto regulares en el día, conocidos como "horas", a los que asistiera toda la comunidad. En la visión de Benito, el yugo monástico debía ser dulce; la carga, ligera. El monasterio era una "escuela" del servicio del Señor, en la que el alma bautizada progresaba en la vida cristiana.En el periodo Anglosajón de la historia de Inglaterra, las monjas formaban una parte importante de la población. Había varios "monasterios dobles", en los que convivían comunidades de monjes y monjas. Varias abadesas, llamadas "abadesas", demostraron ser líderes destacadas. Hilda, la abadesa del monasterio doble de Whitby, desempeñó un papel importante en el Sínodo de Whitby del año 664.Una característica común de la vida monástica en Occidente era que estaba reservada en gran medida a las clases altas. Los siervos, por lo general, no tenían la libertad de convertirse en monjes. Las casas de monjes y monjas eran destinatarias del patrocinio de la nobleza y de la realeza, normalmente porque los nobles pensaban que apoyando un empeño tan santo, promovían su caso espiritual con Dios. Recuerda también que, aunque el primogénito lo heredaba todo, los hijos posteriores eran una causa potencial de malestar si decidían competir con su hermano mayor para obtener la primogenitura. Por ello, estos hijos "sobrantes" de buena cuna solían ser entregados por sus familias a las comunas monásticas. Entonces se les encargaba el deber religioso de toda la familia. Eran una especie de "sustitutos espirituales" cuya tarea consistía en producir un excedente de piedad que el resto de la familia pudiera aprovechar. Las familias ricas y poderosas donaban monasterios, tierras y haciendas, por el bien de las almas de sus miembros. Los gobernantes y los soldados estaban demasiado ocupados para ocuparse de su vida espiritual, por lo que los "profesionales" procedentes de sus propias familias podían ayudarles haciéndolo en su nombre.Una consecuencia de esto fue que, a finales de la Edad Media, el abad o la abadesa solía ser un noble o una mujer. A menudo se la elegía por ser la más alta de nacimiento en el monasterio o convento, y no por sus poderes naturales de liderazgo o por su destacada espiritualidad. La cruel caricatura de Chaucer de una priora del siglo XIV muestra a una mujer que habría estado mucho más a gusto en una casa de campo jugando con sus perros.En estos rasgos del mecenazgo noble de la vida religiosa se encontraba no sólo el sello de la aprobación de la sociedad, sino también el potencial de decadencia. Las casas monásticas que se enriquecían y se llenaban de quienes no habían elegido entrar en la vida religiosa, sino que habían sido puestos allí en la infancia, a menudo se volvían decadentes. Las reformas cluniacenses del siglo X fueron una consecuencia del reconocimiento de que era necesario apretar la nave si no se quería perder la orden benedictina por completo. En la comuna de Cluny y en las casas que la imitaron, el nivel de exigencia era alto, aunque también en este caso existía el peligro de distorsión de la visión benedictina original. Las casas cluniacenses tenían reglas adicionales y un grado de rigidez que comprometía la simplicidad original de la vida benedictina.A finales del siglo XI, varios acontecimientos alteraron radicalmente el abanico de opciones para los occidentales que querían entrar en un monasterio. El primero fue un cambio de moda, que animó a los matrimonios de edad madura a decidir terminar sus días como monje o monja. Un caballero que había luchado en sus guerras podía llegar a un acuerdo con su esposa para que entraran en casas religiosas separadas. El ingreso de adultos de este tipo lo hacían quienes realmente querían estar allí, y tenía el potencial de alterar la balanza a favor del compromiso serio.Pero estos adultos maduros no eran los únicos que entraban en los monasterios. Se puso de moda que los más jóvenes se dirigieran a un monasterio en el que la educación se había convertido en algo de primer orden. Entonces los monasterios empezaron a especializarse en diversas actividades. Fue una época de experimentación.De este periodo de experimentación surgió una nueva orden inmensamente importante, los cistercienses. Utilizaban la regla benedictina, pero tenían una serie de prioridades diferentes. La primera era la determinación de protegerse de los peligros que podía acarrear el hacerse demasiado ricos."¿Demasiado ricos?", te preguntarás. "¿Cómo es eso posible si habían hecho voto de pobreza?".Ah, ahí está el problema.Sí; los monjes y las monjas hacían voto de pobreza, pero su estilo de vida incluía la diligencia en el trabajo. Y algunas mentes brillantes se habían unido a los monasterios, por lo que habían ideado métodos ingeniosos para realizar su trabajo de forma más productiva, aumentando el rendimiento de las cosechas y los productos. Al ser hábiles hombres de negocios, hacían buenos tratos y maximizaban los beneficios, que ingresaban en la cuenta del monasterio. Pero los monjes individuales, por supuesto, no se beneficiaron de ello. Los fondos se utilizaban para ampliar los recursos e instalaciones del monasterio. De este modo se obtenían beneficios aún mayores. Que luego se utilizaron para mejorar el propio monasterio. Las celdas de los monjes se hicieron más bonitas, la comida mejor, los terrenos más suntuosos, la biblioteca más amplia. Los monjes recibieron nuevos trajes. En apariencia, las cosas eran técnicamente iguales, no poseían nada personalmente, pero de hecho, su mundo monástico se mejoró significativamente.Los cistercienses respondieron a esto construyendo casas en lugares remotos y manteniéndolas como alojamientos sencillos y desnudos. También crearon un lugar para las personas de las clases sociales más bajas que tenían vocación, pero que querían entregarse más completamente a Dios durante un periodo de tiempo. A éstos se les llamó "hermanos laicos".El sorprendente éxito inicial de los cistercienses se debió a Bernardo de Claraval. Cuando decidió entrar en un monasterio cisterciense recién fundado, llevó consigo a un grupo de amigos y parientes. Debido a su habilidad oratoria y a su elogio del modelo cisterciense, el reclutamiento procedió tan rápidamente que hubo que fundar muchas más casas en rápida sucesión. Fue nombrado abad de una de ellas en Claraval, de la que toma su nombre. Llegó a ser una figura destacada en el mundo monástico y en la política. Hablaba tan bien y de forma tan conmovedora que era útil como emisario diplomático, además de como predicador. Quizá recuerdes que fue una de las principales razones por las que las Cruzadas fueron capaces de reunir a tantas personas para su campaña.Otros experimentos monásticos no tuvieron tanto éxito. La voluntad de probar nuevas formas de vida monástica dio pie a algunos esfuerzos efímeros de los excéntricos. Siempre hay quienes piensan que su idea es LA forma en que debe hacerse. Ya sea porque carecen de sentido común o no tienen habilidad para reclutar, se desmoronan. Fueron tantos los que se dedicaron a ampliar los límites de la vida monástica que un escritor pensó que sería útil revisar los modos disponibles en el siglo XII. Su obra abarcaba todas las posibilidades, desde los benedictinos y los benedictinos reformados, hasta los sacerdotes que no llevaban una vida de clausura, sino que se les permitía trabajar en el mundo, y las diversas clases de ermitaños.El único rival real de la Regla de San Benito fue la "Regla" de Agustín, que fue adoptada por los dirigentes de la Iglesia. Estos se diferenciaban de los monjes en que eran sacerdotes que podían participar activamente en la comunidad social más amplia, por ejemplo, sirviendo en una iglesia parroquial. No vivían bajo una regla monástica que confinaba a un monje de por vida a la casa en la que había sido consagrado. A los sacerdotes que servían en una catedral, por ejemplo, se les animaba a vivir en una ciudad, pero bajo un código como el de la regla agustiniana, que se adaptaba bien a sus necesidades.El siglo XII vio la creación de nuevas órdenes monásticas. En París, los Victorinos produjeron destacadas figuras académicas y profesores. Los Premostratenses eran un grupo de monjes latinos que se encargaron de la ingente tarea de sanar la ruptura entre las iglesias de Oriente y Occidente. El problema era que no había un grupo monástico correspondiente en Oriente.Lo retomaremos en este punto la próxima vez.El monacato es una parte importante de la Historia de la Iglesia por el enorme impacto que tuvo en la formación de la fe de los cristianos comunes a lo largo de la Edad Media y hasta el Renacimiento. Algunos de los líderes monásticos son los grandes pilares de la fe. No podemos entenderlos realmente sin conocer un poco el mundo en el que vivían.Al terminar este episodio, quiero volver a dar las gracias a todos los oyentes y suscriptores que han dado "me gusta" y han dejado comentarios en la página de FB de CS.También me gustaría decir lo agradecido que estoy a los que han ido a la página de suscripción de CS en iTunes y han dejado una reseña positiva. Hemos desarrollado una gran base de oyentes.Cualquier donación a CS se agradece.Por último, para los suscriptores interesados, quiero invitarte a escuchar el podcast del sermón de la iglesia a la que sirvo; Calvary Chapel Oxnard. Enseño de forma expositiva a través de la Biblia. Puedes suscribirte a través de iTunes, sólo tienes que hacer una búsqueda del podcast de la Capilla del Calvario de Oxnard, o enlazar con la página web calvaryoxnard.org.

CS- 57 Esta es la cuarta parte de nuestra serie sobre las Cruzadas.El plan para este episodio, el último de nuestra mirada a las Cruzadas, es dar un breve repaso a las Cruzadas de la 5ª a la 7ª, y luego un poco de análisis de las Cruzadas en su conjunto.La fecha fijada para el inicio de la 5ª Cruzada fue el 1 de junio de 1217. Era el largo sueño del Papa Inocencio III de reconquistar Jerusalén. Murió antes de que la Cruzada se pusiera en marcha, pero su sucesor Honorio III fue un partidario tan ardiente como él. Continuó la labor iniciada por Inocencio.Los ejércitos enviados no lograron casi nada, salvo desperdiciar vidas. A alguien se le ocurrió la brillante idea de que la clave para conquistar Palestina era asegurar primero una base en Egipto. Ese había sido el plan de la 4ª Cruzada. Ahora los cruzados hicieron del importante puerto de Damietta su objetivo. Tras una larga batalla, los cruzados tomaron la ciudad, por la que el líder musulmán Malik al Kameel ofreció intercambiar Jerusalén y todos los prisioneros cristianos que tenía. Los cruzados pensaron que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico II, estaba de camino para reforzar sus números, así que rechazaron la oferta. El problema es que Federico no estaba de camino. Así que, en 1221, Damietta volvió al control musulmán.A Federico II le importaba poco la Cruzada. Tras varias salidas en falso que revelaron su verdadera actitud hacia todo el asunto, el emperador decidió que era mejor cumplir sus numerosas promesas y partió con 40 galeras y sólo 600 caballeros. Llegaron a Acre a principios de septiembre del año 1228. Como los líderes musulmanes de Oriente Medio estaban de nuevo enfrentados, Federico convenció al mencionado al-Kameel para que hiciera un tratado de una década que entregaba Jerusalén a los cruzados, junto con Belén, Nazaret y la ruta de peregrinos de Acre a Jerusalén. El 19 de marzo de 1229, Federico se coronó por su propia mano en la Iglesia del Santo Sepulcro.Esta transferencia pacifica de Jerusalén enfureció al Papa Gregorio IX, que consideraba el control de Tierra Santa y la destrucción de los musulmanes como una misma cosa. Así que la Iglesia nunca reconoció oficialmente los logros de Federico.Regresó a su país para hacer frente a los desafíos internos a su gobierno y, durante la siguiente década y media, la condición de los cristianos de Palestina se deterioró. Todo lo ganado por el tratado fue devuelto a la hegemonía musulmana en el otoño de 1244.Las dos últimas Cruzadas, la 6ª y la 7ª, se centran en la carrera del último gran Cruzado; el Rey de Francia, Luis IX.Conocido como SAN LUIS, combinó la piedad de un monje con la caballerosidad de un caballero, y se sitúa en la primera fila de los gobernantes cristianos de todos los tiempos. Su celo se reveló no sólo en su devoción al ritual religioso, sino en su negativa a desviarse de su fe incluso bajo la amenaza de la tortura. Su piedad era auténtica, como lo demuestra su preocupación por los pobres y el trato justo a sus súbditos. Lavaba los pies a los mendigos y, cuando un monje le advirtió que no llevara su humildad demasiado lejos, le contestó: "Si dedicara el doble de tiempo al juego y a la caza que, a esos servicios, nadie me reprocharía nada".Al saqueo de Jerusalén por los musulmanes en 1244, siguieron con la caída de las bases cruzadas en Gaza y Askelon. En el año 1245, en el Concilio de Lyon, el Papa convocó una nueva expedición para liberar de nuevo a la Tierra Santa. Aunque el Rey Luis yacía en un lecho de enfermo con una enfermedad tan grave que sus asistentes le pusieron un paño en la cara, pensando que estaba muerto, se recuperó y tomó la cruz de los cruzados.Tres años después, él y sus hermanos príncipes franceses partieron con 32.000 soldados. Una flota veneciana y genovesa los llevó a Chipre, donde se habían hecho preparativos a gran escala para su abastecimiento. Luego navegaron hacia Egipto. Damieta volvió a caer, pero tras este prometedor comienzo, la campaña se convirtió en un desastre.La piedad y la benevolencia de Luis no estaban respaldadas por lo que podríamos llamar sólidas habilidades como líder. Estaba dispuesto a compartir el sufrimiento con sus tropas, pero no tenía la capacidad de organizarlas. Haciendo caso al consejo de varios de sus comandantes, decidió atacar Cairo en lugar de Alejandría, el objetivo mucho más estratégico. La campaña fue un desastre y el Nilo se llenó de cadáveres de cruzados muertos. En su retirada, el Rey y el Conde de Poitiers fueron hechos prisioneros. El Conde de Artois fue asesinado. La humillación de los cruzados nunca había sido tan profunda.La fortaleza de Luis brilló mientras sufría la desgracia de estar cautivo. Amenazado con la tortura y la muerte, se negó a renunciar a Cristo o a ceder alguno de los puestos de avanzada de los cruzados que quedaban en Palestina. Por el rescate de sus tropas, aceptó pagar 500.000 libras, y por su propia libertad renunciar a Damietta y abandonar la campaña en Egipto.Ataviado con ropas regaladas por el sultán, en un barco apenas amueblado, el rey zarpó hacia Acre, donde permaneció 3 años, gastando grandes sumas en fortificaciones en Jafa y Sidón. Cuando su madre, que actuaba como reina regente en su ausencia, murió, Luis se vio obligado a regresar a Francia. Zarpó de Acre en la primavera de 1254. Su reina, Margarita, y los 3 hijos que les nacieron en Oriente, regresaron con él.Se podría haber esperado que un fracaso tan completo destruyera toda esperanza de recuperar alguna vez Palestina. Pero la idea de las cruzadas seguía siendo fuerte en la mente de Europa. Los papas Urbano IV y Clemente III hicieron nuevos llamamientos, y Luis volvió a ponerse en marcha. En 1267, con la mano en una corona de espinas, anunció a sus nobles reunidos su propósito de ir por segunda vez a una santa cruzada.Mientras tanto, llegaban noticias del Oriente de continuos desastres a manos del enemigo "Mahometano" (como llamaban a los musulmanes) y de discordia entre los cristianos. En el año 1258, 40 naves Venecianas entraron en combate con una flota Genovesa de 50 barcos frente a Acre, con una pérdida de 1.700 almas. Un año después, los templarios y los hospitalarios libraron una batalla campal, no contra los musulmanes, sino entre ellos. Luego, en el año1268, Acre, el mayor de los puertos de los cruzados, cayó en manos de los Mamelucos Musulmanes.Luis zarpó en el año 1270 con 60.000 personas hacia el desastre. Apenas había levantado su campamento en el lugar de la antiguo Cartago cuando estalló la peste. Entre las víctimas estaba el hijo del rey, Juan Tristán, nacido en Damieta, y el propio rey Luis. Su cuerpo fue devuelto a Francia y el ejército francés se disolvió.En el año 1291, lo que quedaba de la presencia de los cruzados en Tierra Santa fue finalmente desarraigado por el control musulmán.Los más familiarizados con la historia de las Cruzadas pueden preguntarse por qué he omitido mencionar la desastrosa Cruzada de los Niños de 1212, intercalada entre la 4ª y la 5ª Cruzada. La razón por la que he decidido omitirla en su mayor parte es porque los historiadores han llegado a dudar de la veracidad de los informes sobre ella. Ahora parece más apócrifa que real, confeccionada a partir de varios informes dispares de grupos que vagaban por el sur de Europa en busca de otra campaña para capturar Jerusalén. Se cuenta que un niño francés o alemán de 10 años tuvo una visión en la que se le decía que debía ir a Oriente Medio y convertir a los musulmanes por medios pacíficos. Cuando compartió esta visión e inició su viaje a Marsella, otros niños se unieron a su causa, junto con algunos adultos de dudosa reputación. A medida que sus filas aumentaban, llegaron a la costa francesa, esperando que los mares se separaran y les abrieran un camino para cruzar a Oriente Medio por tierra firme. No importaba que fuera un viaje de cientos de kilómetros. En cualquier caso, las aguas no se separaron y los niños, la mayoría, acabaron dispersándose. Los que no lo hicieron fueron acorralados por esclavistas que prometieron transportarlos a Tierra Santa, de forma gratuita. Sin embargo, una vez que estaban a bordo de un barco, eran cautivos y eran arrastrados a puertos extranjeros de todo el Mediterráneo, donde eran vendidos.Como he dicho, aunque la Cruzada de los Niños se ha considerado un acontecimiento real durante muchos años, recientemente se ha sometido a escrutinio y duda al examinar detenidamente los registros antiguos. Parece que es más bien un producto de cortar y pegar varias historias que tuvieron lugar durante esta época. De hecho, los niños eran bandas de pobres sin tierra de Europa que no tenían nada mejor que hacer que vagar por el sur de Francia y Alemania, esperando que se convocara la próxima Cruzada para poder ir y, con suerte, participar en el saqueo de las ricas tierras orientales.Quiero ofrecer ahora algunos comentarios sobre las Cruzadas. Así que, aviso, lo que sigue es pura opinión.Durante 7 siglos los cristianos han intentado olvidar las Cruzadas, pero los críticos y escépticos se empeñan en mantenerlas como un tema candente. Mientras que los judíos y los musulmanes han utilizado (en su mayoría con razón, creo) las Cruzadas durante generaciones como punto de queja. En tiempos más recientes, los Nuevos Ateos como Richard Dawkins y Sam Harris las han levantado como una palanca y han golpeado a los cristianos en la cabeza con ellas. ¿No es interesante que estos negadores de Dios tengan que asumir primero la moral bíblica para luego negarla? Si fueran coherentes con sus propias creencias ateas, tendrían que encontrar alguna otra razón para declamar las Cruzadas que no sea que está mal matar indiscriminadamente a la gente. ¿Por qué, según su motivo evolutivo darwinista, de supervivencia del más fuerte, no deberían aplaudir de hecho las Cruzadas? Al fin y al cabo, hacían avanzar la causa de la evolución al deshacerse de los elementos más débiles de la raza.Pero ¡no! Los Nuevos Ateos no utilizan esta línea de razonamiento porque es aborrecible. En lugar de ello, primero tienen que donar una creencia en la moral cristiana para atacar al cristianismo. Eso sí que es ser hipócrita.Y aclaremos los hechos. En el siglo XX se asesinó a más personas por motivos políticos e ideológicos que en todos los siglos anteriores juntos. Entre los comunistas, los nazis y los fascistas, se mataron más de 100 millones. Stalin, Hitler y Mao Zedong estaban motivados por una agenda atea, enraizada en una aplicación social del darwinismo.Karl Marx, el padre ideológico del socialismo comunista, aplicó las ideas evolucionistas de Darwin a la sociedad y convirtió a los seres humanos en meras piezas de una gran máquina llamada Estado. Cualquiera que se considerara un engranaje en lugar de una rueda dentada debía ser eliminado para que la máquina pudiera funcionar como querían los dirigentes. En nombre del comunismo, Stalin mató al menos a 20 millones; Mao, a unos 70 millones.Adolf Hitler se inspiró en el concepto darwiniano del ateo Fredrick Neizsche sobre el ubermensche = el superhombre; el siguiente paso evolutivo de la humanidad. Justificó la matanza de 10 millones diciendo que la Solución Final consistía simplemente en eliminar a quienes obstaculizaban la evolución de la humanidad. Empleó a todo un ejército de asesinos con mentalidad científica que creían que era correcto y bueno librar al mundo de la "maleza humana", como llamaban a los judíos, los eslavos, los homosexuales y los enfermos.Hace falta una ignorancia colosal de la historia para ignorar esto. Sin embargo, los Nuevos Ateos ignoran los hechos porque destruyen su premisa de que el ateísmo tiene la moral alta.Según las pruebas históricas, las Cruzadas, la Inquisición y los juicios por brujería mataron a unos 200.000 en total durante un periodo de 500 años. Ajustando el crecimiento de la población, eso sería alrededor de un millón en términos actuales. Eso es sólo el 1% del total asesinado por Stalin, Mao y Hitler; ¡y lo hicieron en unas pocas décadas!Así que mantengamos las Cruzadas, por muy brutales que fueran, y por muy contrarias a la naturaleza y las enseñanzas de Cristo que fueran, en la perspectiva histórica adecuada. ¡No! No las estoy justificando. ¡Fueron totalmente erróneas! Convertir la cruz en una espada y matar a la gente con ella es una blasfemia y merece la fuerte declamación de la Iglesia.Pero no olvidemos que los cruzados eran seres humanos con motivos no muy diferentes a los nuestros. Esos motivos estaban mezclados y a menudo en conflicto. La palabra cruzada viene de "tomar la cruz", según el ejemplo de Cristo. Por eso, de camino a Tierra Santa, el cruzado llevaba la cruz en el pecho. En su viaje de vuelta, la llevaba en la espalda.Pero la inmensa mayoría de los que iban a las cruzadas eran analfabetos, incluso la mayoría de los nobles. No se les enseñaba la Biblia como a los evangélicos de hoy. La gente de toda Europa pensaba que la salvación residía en la Iglesia y que era repartida por los sacerdotes bajo la dirección y discreción del Papa. Así que, si el Papa decía que los cruzados estaban haciendo la obra de Dios, se les creía. Cuando los sacerdotes difundían que morir por la santa causa de una Cruzada significaba eludir el purgatorio y acceder inmediatamente al cielo, miles de personas cogían el arma más cercana y se ponían en marcha.Para Urbano y los papas que le siguieron, las Cruzadas eran un nuevo tipo de guerra, una Guerra Santa. Agustín había establecido los principios de una "guerra justa" siglos antes. Esos principios eran . . .- Una Guerra Santa era dirigida por el Estado;- Su objetivo era la reivindicación de la justicia, es decir, la defensa de la vida y la propiedad;- Y su código exigía el respeto a los no combatientes; civiles y prisioneros.Aunque estos principios fueron adoptados originalmente por los cruzados cuando emprendieron la 1ª Campaña, se evaporaron en el calor del viaje y la realidad de la batalla.Las Cruzadas desencadenaron horribles ataques contra los judíos. Incluso los compañeros cristianos no estaban exentos de violaciones y saqueos. Increíbles atrocidades cayeron sobre el enemigo musulmán. Los cruzados serraban los cadáveres en busca de oro.A medida que avanzaban las Cruzadas, se alzaba alguna que otra voz que cuestionaba la conveniencia de tales movimientos y su valor final. A finales del siglo XII, el Abad Joaquín se quejó de que los Papas hacían de las Cruzadas un pretexto para su propio avance.Humberto de Romanis, general de los Dominicos, al confeccionar una lista de asuntos que debían tratarse en el Concilio de Lyon del año 1274, se vio obligado a refutar nada menos que 7 conocidas objeciones a las Cruzadas. Entre ellas se encontraban estas 4.- Era contrario a los preceptos del NT hacer progresar la religión mediante la espada;- Los cristianos pueden defenderse, pero no tienen derecho a invadir las tierras de otros;- Está mal derramar la sangre de los no creyentes;- Y los desastres de las Cruzadas demostraron que eran contrarias a la voluntad de Dios.Los cristianos de Europa durante los siglos XIV y XV iban a enfrentarse a problemas mucho más grandes que la conquista de Tierra Santa. Así que, aunque de vez en cuando se pedía una, ésta caía en saco roto.Erasmo, escribiendo al final de la Edad Media, hizo un llamamiento a la predicación del Evangelio como forma de enfrentarse a los musulmanes. Dijo que la forma adecuada de derrotar a los turcos era la conversión, no la aniquilación. Dijo: "En verdad, no conviene declararnos hombres cristianos matando a muchos, sino salvando a muchos, no si enviamos a miles de paganos al infierno, sino si hacemos cristianos a muchos infieles; no si maldecimos y excomulgamos cruelmente, sino si con oraciones devotas y con el corazón deseamos su salud, y oramos a Dios para que les envíe mejores mentes."Los resultados a largo plazo de 2 siglos de cruzadas no fueron impresionantes. Si el objetivo principal de las Cruzadas era ganar Tierra Santa, frenar el avance del Islam y curar el cisma entre las Iglesias de Oriente y Occidente, fracasaron terriblemente.Durante un tiempo, los 4 reinos de los cruzados mantuvieron un territorio en la costa mediterránea de Tierra Santa. En ellos se formaron tres órdenes militares semi-monásticas: los Templarios, cuya primera sede estuvo en el emplazamiento del antiguo Templo de Jerusalén; los Hospitalarios, también conocidos como los Caballeros de San Juan de Jerusalén, fundados originalmente para cuidar a los enfermos y heridos; y los Caballeros Teutónicos germánicos. Estas órdenes combinaban el monaquismo y el militarismo y tenían como objetivos la protección de los peregrinos y la guerra perpetua contra los musulmanes. Contaban con 500 caballeros armados. Sus grandes castillos protegían los caminos y los pasos contra los ataques. Durante dos siglos, los Templarios, con sus túnicas blancas decoradas con una cruz roja, los Hospitalarios, con sus túnicas negras adornadas con la cruz de Malta blanca, y los Caballeros Teutónicos, con sus túnicas blancas con una cruz negra, fueron vistas habitualmente en los Estados de las Cruzadas y en toda Europa.Aunque las Cruzadas nos parecen hoy una terrible traición al cristianismo bíblico, debemos aportar la mentalidad del historiador y considerarlas en relación con la época en que ocurrieron. Esto no las excusa, pero las hace un poco más comprensibles.La sociedad europea de la Edad Media era irremediablemente belicosa. En la Europa feudal, todo el sistema económico y social dependía del mantenimiento de un ejército; los caballeros, soldados profesionales permanentes; por necesidad, debido al coste que suponía, nobles cuya única profesión era luchar. Las ciudades-estado de Italia estaban frecuentemente en guerra. En España, la presencia de los moros musulmanes trazó durante siglos una línea en el mapa. Así que, aunque los cristianos hubieran querido crear una sociedad pacífica, habría sido social y prácticamente difícil hacerlo.Una forma de afrontarlo fue idealizar la guerra. Es decir, presentar la guerra como una contienda entre el bien y el mal. En el desarrollo de la idea del caballero cristiano, hubo un intento de dar a la batalla espiritual una aplicación literal correspondiente. El caballero era un "soldado de Cristo", un guerrero del bien. En una época en la que se consideraba que los sacerdotes y los monjes eran los únicos capaces de entrar en contacto con Dios, las Cruzadas eran una forma de que los laicos entraran en el reino espiritual y acumularan algunos puntos importantes con Dios. Los sacerdotes libraban la buena batalla mediante la oración; ahora los laicos podían luchar también, con una espada, una maza o, si era lo único que podían permitirse, una horquilla, hasta que llegaran al campo de batalla donde, con suerte, encontrarían un arma más adecuada.Por eso, para los cristianos medievales era importante convencerse de que la guerra que libraban estaba justificada. Se desarrolló un sofisticado sistema para identificar una guerra "justa". Agustín había hablado mucho de esto, explicando que alguien a quien le han robado su propiedad o su tierra tiene derecho a recuperarla, pero que esto era diferente de la guerra destinada a ampliar el propio territorio. El principio subyacente era que se podía utilizar una fuerza razonable para mantener el orden.A finales del siglo XI llegó un nuevo pensamiento; no la "Guerra Justa" de Agustín, sino el concepto de "Guerra Santa", una que Dios llamó a su pueblo a luchar para restaurar el control cristiano en Tierra Santa. Se trataba de una guerra que no sólo podía considerarse "justificada", y los pecados cometidos en su transcurso perdonados, sino meritoria. Dios recompensaría a los que la libraran. Guibert de Nogent, en su libro Los actos de Dios a través de los Francos, explicó cómo identificar una Guerra Santa. No estaba motivada por el deseo de fama, dinero o conquista. Su motivo era la salvaguarda de la libertad, la defensa del Estado y la protección de la Iglesia. Consideraba que este tipo de guerra era una alternativa válida a ser monje.Esta idea era tan atractiva para la mente medieval que, a medida que avanzaba el siglo XII, hubo que desalentarla, pues parecía que todo el mundo empezaba a ver la caballería y el combate como una guerra espiritual. Los bravucones siempre han sido capaces de convertir en villanos a los que quieren victimizar. Justificaban su brutalidad calificándola de misión divina. Así que los sacerdotes y los teólogos hicieron hincapié en que no todos los combates estaban bajo el mismo paraguas. Las cruzadas eran especiales.Por supuesto, uno de los principales principios de la teología musulmana es la yihad, la guerra santa para difundir la fe. A pesar de las ruidosas protestas de algunos hoy en día, el hecho es que el Islam que Mahoma enseñó, que por supuesto es el verdadero Islam, aprueba el yihad. ¿De qué otra forma se extendió desde su base en el desierto de Arabia a través de Oriente Medio, el norte de África y hasta Europa en tan poco tiempo si no es mediante el poder de la cimitarra?Me parece interesante que los musulmanes modernos censuren las Cruzadas cuando fueron sus propias campañas sangrientas las que tomaron las tierras que los cruzados pretendían ¿qué? ¡RECLAMAR! ¿Cómo podían RECLAMAR algo que no había sido RECLAMADO y conquistado por los musulmanes previamente? Lo repito: Esto no justifica en absoluto las Cruzadas. Son un periodo indefendible de la historia de la Iglesia que queda como una mancha oscura. Pero seamos claros: si son una mancha en la historia de la Iglesia, las conquistas de los musulmanes anteriores a las Cruzadas son igual de oscuras.

CS- 57 Esta es la cuarta parte de nuestra serie sobre las Cruzadas.El plan para este episodio, el último de nuestra mirada a las Cruzadas, es dar un breve repaso a las Cruzadas de la 5ª a la 7ª, y luego un poco de análisis de las Cruzadas en su conjunto.La fecha fijada para el inicio de la 5ª Cruzada fue el 1 de junio de 1217. Era el largo sueño del Papa Inocencio III de reconquistar Jerusalén. Murió antes de que la Cruzada se pusiera en marcha, pero su sucesor Honorio III fue un partidario tan ardiente como él. Continuó la labor iniciada por Inocencio.Los ejércitos enviados no lograron casi nada, salvo desperdiciar vidas. A alguien se le ocurrió la brillante idea de que la clave para conquistar Palestina era asegurar primero una base en Egipto. Ese había sido el plan de la 4ª Cruzada. Ahora los cruzados hicieron del importante puerto de Damietta su objetivo. Tras una larga batalla, los cruzados tomaron la ciudad, por la que el líder musulmán Malik al Kameel ofreció intercambiar Jerusalén y todos los prisioneros cristianos que tenía. Los cruzados pensaron que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico II, estaba de camino para reforzar sus números, así que rechazaron la oferta. El problema es que Federico no estaba de camino. Así que, en 1221, Damietta volvió al control musulmán.A Federico II le importaba poco la Cruzada. Tras varias salidas en falso que revelaron su verdadera actitud hacia todo el asunto, el emperador decidió que era mejor cumplir sus numerosas promesas y partió con 40 galeras y sólo 600 caballeros. Llegaron a Acre a principios de septiembre del año 1228. Como los líderes musulmanes de Oriente Medio estaban de nuevo enfrentados, Federico convenció al mencionado al-Kameel para que hiciera un tratado de una década que entregaba Jerusalén a los cruzados, junto con Belén, Nazaret y la ruta de peregrinos de Acre a Jerusalén. El 19 de marzo de 1229, Federico se coronó por su propia mano en la Iglesia del Santo Sepulcro.Esta transferencia pacifica de Jerusalén enfureció al Papa Gregorio IX, que consideraba el control de Tierra Santa y la destrucción de los musulmanes como una misma cosa. Así que la Iglesia nunca reconoció oficialmente los logros de Federico.Regresó a su país para hacer frente a los desafíos internos a su gobierno y, durante la siguiente década y media, la condición de los cristianos de Palestina se deterioró. Todo lo ganado por el tratado fue devuelto a la hegemonía musulmana en el otoño de 1244.Las dos últimas Cruzadas, la 6ª y la 7ª, se centran en la carrera del último gran Cruzado; el Rey de Francia, Luis IX.Conocido como SAN LUIS, combinó la piedad de un monje con la caballerosidad de un caballero, y se sitúa en la primera fila de los gobernantes cristianos de todos los tiempos. Su celo se reveló no sólo en su devoción al ritual religioso, sino en su negativa a desviarse de su fe incluso bajo la amenaza de la tortura. Su piedad era auténtica, como lo demuestra su preocupación por los pobres y el trato justo a sus súbditos. Lavaba los pies a los mendigos y, cuando un monje le advirtió que no llevara su humildad demasiado lejos, le contestó: "Si dedicara el doble de tiempo al juego y a la caza que, a esos servicios, nadie me reprocharía nada".Al saqueo de Jerusalén por los musulmanes en 1244, siguieron con la caída de las bases cruzadas en Gaza y Askelon. En el año 1245, en el Concilio de Lyon, el Papa convocó una nueva expedición para liberar de nuevo a la Tierra Santa. Aunque el Rey Luis yacía en un lecho de enfermo con una enfermedad tan grave que sus asistentes le pusieron un paño en la cara, pensando que estaba muerto, se recuperó y tomó la cruz de los cruzados.Tres años después, él y sus hermanos príncipes franceses partieron con 32.000 soldados. Una flota veneciana y genovesa los llevó a Chipre, donde se habían hecho preparativos a gran escala para su abastecimiento. Luego navegaron hacia Egipto. Damieta volvió a caer, pero tras este prometedor comienzo, la campaña se convirtió en un desastre.La piedad y la benevolencia de Luis no estaban respaldadas por lo que podríamos llamar sólidas habilidades como líder. Estaba dispuesto a compartir el sufrimiento con sus tropas, pero no tenía la capacidad de organizarlas. Haciendo caso al consejo de varios de sus comandantes, decidió atacar Cairo en lugar de Alejandría, el objetivo mucho más estratégico. La campaña fue un desastre y el Nilo se llenó de cadáveres de cruzados muertos. En su retirada, el Rey y el Conde de Poitiers fueron hechos prisioneros. El Conde de Artois fue asesinado. La humillación de los cruzados nunca había sido tan profunda.La fortaleza de Luis brilló mientras sufría la desgracia de estar cautivo. Amenazado con la tortura y la muerte, se negó a renunciar a Cristo o a ceder alguno de los puestos de avanzada de los cruzados que quedaban en Palestina. Por el rescate de sus tropas, aceptó pagar 500.000 libras, y por su propia libertad renunciar a Damietta y abandonar la campaña en Egipto.Ataviado con ropas regaladas por el sultán, en un barco apenas amueblado, el rey zarpó hacia Acre, donde permaneció 3 años, gastando grandes sumas en fortificaciones en Jafa y Sidón. Cuando su madre, que actuaba como reina regente en su ausencia, murió, Luis se vio obligado a regresar a Francia. Zarpó de Acre en la primavera de 1254. Su reina, Margarita, y los 3 hijos que les nacieron en Oriente, regresaron con él.Se podría haber esperado que un fracaso tan completo destruyera toda esperanza de recuperar alguna vez Palestina. Pero la idea de las cruzadas seguía siendo fuerte en la mente de Europa. Los papas Urbano IV y Clemente III hicieron nuevos llamamientos, y Luis volvió a ponerse en marcha. En 1267, con la mano en una corona de espinas, anunció a sus nobles reunidos su propósito de ir por segunda vez a una santa cruzada.Mientras tanto, llegaban noticias del Oriente de continuos desastres a manos del enemigo "Mahometano" (como llamaban a los musulmanes) y de discordia entre los cristianos. En el año 1258, 40 naves Venecianas entraron en combate con una flota Genovesa de 50 barcos frente a Acre, con una pérdida de 1.700 almas. Un año después, los templarios y los hospitalarios libraron una batalla campal, no contra los musulmanes, sino entre ellos. Luego, en el año1268, Acre, el mayor de los puertos de los cruzados, cayó en manos de los Mamelucos Musulmanes.Luis zarpó en el año 1270 con 60.000 personas hacia el desastre. Apenas había levantado su campamento en el lugar de la antiguo Cartago cuando estalló la peste. Entre las víctimas estaba el hijo del rey, Juan Tristán, nacido en Damieta, y el propio rey Luis. Su cuerpo fue devuelto a Francia y el ejército francés se disolvió.En el año 1291, lo que quedaba de la presencia de los cruzados en Tierra Santa fue finalmente desarraigado por el control musulmán.Los más familiarizados con la historia de las Cruzadas pueden preguntarse por qué he omitido mencionar la desastrosa Cruzada de los Niños de 1212, intercalada entre la 4ª y la 5ª Cruzada. La razón por la que he decidido omitirla en su mayor parte es porque los historiadores han llegado a dudar de la veracidad de los informes sobre ella. Ahora parece más apócrifa que real, confeccionada a partir de varios informes dispares de grupos que vagaban por el sur de Europa en busca de otra campaña para capturar Jerusalén. Se cuenta que un niño francés o alemán de 10 años tuvo una visión en la que se le decía que debía ir a Oriente Medio y convertir a los musulmanes por medios pacíficos. Cuando compartió esta visión e inició su viaje a Marsella, otros niños se unieron a su causa, junto con algunos adultos de dudosa reputación. A medida que sus filas aumentaban, llegaron a la costa francesa, esperando que los mares se separaran y les abrieran un camino para cruzar a Oriente Medio por tierra firme. No importaba que fuera un viaje de cientos de kilómetros. En cualquier caso, las aguas no se separaron y los niños, la mayoría, acabaron dispersándose. Los que no lo hicieron fueron acorralados por esclavistas que prometieron transportarlos a Tierra Santa, de forma gratuita. Sin embargo, una vez que estaban a bordo de un barco, eran cautivos y eran arrastrados a puertos extranjeros de todo el Mediterráneo, donde eran vendidos.Como he dicho, aunque la Cruzada de los Niños se ha considerado un acontecimiento real durante muchos años, recientemente se ha sometido a escrutinio y duda al examinar detenidamente los registros antiguos. Parece que es más bien un producto de cortar y pegar varias historias que tuvieron lugar durante esta época. De hecho, los niños eran bandas de pobres sin tierra de Europa que no tenían nada mejor que hacer que vagar por el sur de Francia y Alemania, esperando que se convocara la próxima Cruzada para poder ir y, con suerte, participar en el saqueo de las ricas tierras orientales.Quiero ofrecer ahora algunos comentarios sobre las Cruzadas. Así que, aviso, lo que sigue es pura opinión.Durante 7 siglos los cristianos han intentado olvidar las Cruzadas, pero los críticos y escépticos se empeñan en mantenerlas como un tema candente. Mientras que los judíos y los musulmanes han utilizado (en su mayoría con razón, creo) las Cruzadas durante generaciones como punto de queja. En tiempos más recientes, los Nuevos Ateos como Richard Dawkins y Sam Harris las han levantado como una palanca y han golpeado a los cristianos en la cabeza con ellas. ¿No es interesante que estos negadores de Dios tengan que asumir primero la moral bíblica para luego negarla? Si fueran coherentes con sus propias creencias ateas, tendrían que encontrar alguna otra razón para declamar las Cruzadas que no sea que está mal matar indiscriminadamente a la gente. ¿Por qué, según su motivo evolutivo darwinista, de supervivencia del más fuerte, no deberían aplaudir de hecho las Cruzadas? Al fin y al cabo, hacían avanzar la causa de la evolución al deshacerse de los elementos más débiles de la raza.Pero ¡no! Los Nuevos Ateos no utilizan esta línea de razonamiento porque es aborrecible. En lugar de ello, primero tienen que donar una creencia en la moral cristiana para atacar al cristianismo. Eso sí que es ser hipócrita.Y aclaremos los hechos. En el siglo XX se asesinó a más personas por motivos políticos e ideológicos que en todos los siglos anteriores juntos. Entre los comunistas, los nazis y los fascistas, se mataron más de 100 millones. Stalin, Hitler y Mao Zedong estaban motivados por una agenda atea, enraizada en una aplicación social del darwinismo.Karl Marx, el padre ideológico del socialismo comunista, aplicó las ideas evolucionistas de Darwin a la sociedad y convirtió a los seres humanos en meras piezas de una gran máquina llamada Estado. Cualquiera que se considerara un engranaje en lugar de una rueda dentada debía ser eliminado para que la máquina pudiera funcionar como querían los dirigentes. En nombre del comunismo, Stalin mató al menos a 20 millones; Mao, a unos 70 millones.Adolf Hitler se inspiró en el concepto darwiniano del ateo Fredrick Neizsche sobre el ubermensche = el superhombre; el siguiente paso evolutivo de la humanidad. Justificó la matanza de 10 millones diciendo que la Solución Final consistía simplemente en eliminar a quienes obstaculizaban la evolución de la humanidad. Empleó a todo un ejército de asesinos con mentalidad científica que creían que era correcto y bueno librar al mundo de la "maleza humana", como llamaban a los judíos, los eslavos, los homosexuales y los enfermos.Hace falta una ignorancia colosal de la historia para ignorar esto. Sin embargo, los Nuevos Ateos ignoran los hechos porque destruyen su premisa de que el ateísmo tiene la moral alta.Según las pruebas históricas, las Cruzadas, la Inquisición y los juicios por brujería mataron a unos 200.000 en total durante un periodo de 500 años. Ajustando el crecimiento de la población, eso sería alrededor de un millón en términos actuales. Eso es sólo el 1% del total asesinado por Stalin, Mao y Hitler; ¡y lo hicieron en unas pocas décadas!Así que mantengamos las Cruzadas, por muy brutales que fueran, y por muy contrarias a la naturaleza y las enseñanzas de Cristo que fueran, en la perspectiva histórica adecuada. ¡No! No las estoy justificando. ¡Fueron totalmente erróneas! Convertir la cruz en una espada y matar a la gente con ella es una blasfemia y merece la fuerte declamación de la Iglesia.Pero no olvidemos que los cruzados eran seres humanos con motivos no muy diferentes a los nuestros. Esos motivos estaban mezclados y a menudo en conflicto. La palabra cruzada viene de "tomar la cruz", según el ejemplo de Cristo. Por eso, de camino a Tierra Santa, el cruzado llevaba la cruz en el pecho. En su viaje de vuelta, la llevaba en la espalda.Pero la inmensa mayoría de los que iban a las cruzadas eran analfabetos, incluso la mayoría de los nobles. No se les enseñaba la Biblia como a los evangélicos de hoy. La gente de toda Europa pensaba que la salvación residía en la Iglesia y que era repartida por los sacerdotes bajo la dirección y discreción del Papa. Así que, si el Papa decía que los cruzados estaban haciendo la obra de Dios, se les creía. Cuando los sacerdotes difundían que morir por la santa causa de una Cruzada significaba eludir el purgatorio y acceder inmediatamente al cielo, miles de personas cogían el arma más cercana y se ponían en marcha.Para Urbano y los papas que le siguieron, las Cruzadas eran un nuevo tipo de guerra, una Guerra Santa. Agustín había establecido los principios de una "guerra justa" siglos antes. Esos principios eran . . .- Una Guerra Santa era dirigida por el Estado;- Su objetivo era la reivindicación de la justicia, es decir, la defensa de la vida y la propiedad;- Y su código exigía el respeto a los no combatientes; civiles y prisioneros.Aunque estos principios fueron adoptados originalmente por los cruzados cuando emprendieron la 1ª Campaña, se evaporaron en el calor del viaje y la realidad de la batalla.Las Cruzadas desencadenaron horribles ataques contra los judíos. Incluso los compañeros cristianos no estaban exentos de violaciones y saqueos. Increíbles atrocidades cayeron sobre el enemigo musulmán. Los cruzados serraban los cadáveres en busca de oro.A medida que avanzaban las Cruzadas, se alzaba alguna que otra voz que cuestionaba la conveniencia de tales movimientos y su valor final. A finales del siglo XII, el Abad Joaquín se quejó de que los Papas hacían de las Cruzadas un pretexto para su propio avance.Humberto de Romanis, general de los Dominicos, al confeccionar una lista de asuntos que debían tratarse en el Concilio de Lyon del año 1274, se vio obligado a refutar nada menos que 7 conocidas objeciones a las Cruzadas. Entre ellas se encontraban estas 4.- Era contrario a los preceptos del NT hacer progresar la religión mediante la espada;- Los cristianos pueden defenderse, pero no tienen derecho a invadir las tierras de otros;- Está mal derramar la sangre de los no creyentes;- Y los desastres de las Cruzadas demostraron que eran contrarias a la voluntad de Dios.Los cristianos de Europa durante los siglos XIV y XV iban a enfrentarse a problemas mucho más grandes que la conquista de Tierra Santa. Así que, aunque de vez en cuando se pedía una, ésta caía en saco roto.Erasmo, escribiendo al final de la Edad Media, hizo un llamamiento a la predicación del Evangelio como forma de enfrentarse a los musulmanes. Dijo que la forma adecuada de derrotar a los turcos era la conversión, no la aniquilación. Dijo: "En verdad, no conviene declararnos hombres cristianos matando a muchos, sino salvando a muchos, no si enviamos a miles de paganos al infierno, sino si hacemos cristianos a muchos infieles; no si maldecimos y excomulgamos cruelmente, sino si con oraciones devotas y con el corazón deseamos su salud, y oramos a Dios para que les envíe mejores mentes."Los resultados a largo plazo de 2 siglos de cruzadas no fueron impresionantes. Si el objetivo principal de las Cruzadas era ganar Tierra Santa, frenar el avance del Islam y curar el cisma entre las Iglesias de Oriente y Occidente, fracasaron terriblemente.Durante un tiempo, los 4 reinos de los cruzados mantuvieron un territorio en la costa mediterránea de Tierra Santa. En ellos se formaron tres órdenes militares semi-monásticas: los Templarios, cuya primera sede estuvo en el emplazamiento del antiguo Templo de Jerusalén; los Hospitalarios, también conocidos como los Caballeros de San Juan de Jerusalén, fundados originalmente para cuidar a los enfermos y heridos; y los Caballeros Teutónicos germánicos. Estas órdenes combinaban el monaquismo y el militarismo y tenían como objetivos la protección de los peregrinos y la guerra perpetua contra los musulmanes. Contaban con 500 caballeros armados. Sus grandes castillos protegían los caminos y los pasos contra los ataques. Durante dos siglos, los Templarios, con sus túnicas blancas decoradas con una cruz roja, los Hospitalarios, con sus túnicas negras adornadas con la cruz de Malta blanca, y los Caballeros Teutónicos, con sus túnicas blancas con una cruz negra, fueron vistas habitualmente en los Estados de las Cruzadas y en toda Europa.Aunque las Cruzadas nos parecen hoy una terrible traición al cristianismo bíblico, debemos aportar la mentalidad del historiador y considerarlas en relación con la época en que ocurrieron. Esto no las excusa, pero las hace un poco más comprensibles.La sociedad europea de la Edad Media era irremediablemente belicosa. En la Europa feudal, todo el sistema económico y social dependía del mantenimiento de un ejército; los caballeros, soldados profesionales permanentes; por necesidad, debido al coste que suponía, nobles cuya única profesión era luchar. Las ciudades-estado de Italia estaban frecuentemente en guerra. En España, la presencia de los moros musulmanes trazó durante siglos una línea en el mapa. Así que, aunque los cristianos hubieran querido crear una sociedad pacífica, habría sido social y prácticamente difícil hacerlo.Una forma de afrontarlo fue idealizar la guerra. Es decir, presentar la guerra como una contienda entre el bien y el mal. En el desarrollo de la idea del caballero cristiano, hubo un intento de dar a la batalla espiritual una aplicación literal correspondiente. El caballero era un "soldado de Cristo", un guerrero del bien. En una época en la que se consideraba que los sacerdotes y los monjes eran los únicos capaces de entrar en contacto con Dios, las Cruzadas eran una forma de que los laicos entraran en el reino espiritual y acumularan algunos puntos importantes con Dios. Los sacerdotes libraban la buena batalla mediante la oración; ahora los laicos podían luchar también, con una espada, una maza o, si era lo único que podían permitirse, una horquilla, hasta que llegaran al campo de batalla donde, con suerte, encontrarían un arma más adecuada.Por eso, para los cristianos medievales era importante convencerse de que la guerra que libraban estaba justificada. Se desarrolló un sofisticado sistema para identificar una guerra "justa". Agustín había hablado mucho de esto, explicando que alguien a quien le han robado su propiedad o su tierra tiene derecho a recuperarla, pero que esto era diferente de la guerra destinada a ampliar el propio territorio. El principio subyacente era que se podía utilizar una fuerza razonable para mantener el orden.A finales del siglo XI llegó un nuevo pensamiento; no la "Guerra Justa" de Agustín, sino el concepto de "Guerra Santa", una que Dios llamó a su pueblo a luchar para restaurar el control cristiano en Tierra Santa. Se trataba de una guerra que no sólo podía considerarse "justificada", y los pecados cometidos en su transcurso perdonados, sino meritoria. Dios recompensaría a los que la libraran. Guibert de Nogent, en su libro Los actos de Dios a través de los Francos, explicó cómo identificar una Guerra Santa. No estaba motivada por el deseo de fama, dinero o conquista. Su motivo era la salvaguarda de la libertad, la defensa del Estado y la protección de la Iglesia. Consideraba que este tipo de guerra era una alternativa válida a ser monje.Esta idea era tan atractiva para la mente medieval que, a medida que avanzaba el siglo XII, hubo que desalentarla, pues parecía que todo el mundo empezaba a ver la caballería y el combate como una guerra espiritual. Los bravucones siempre han sido capaces de convertir en villanos a los que quieren victimizar. Justificaban su brutalidad calificándola de misión divina. Así que los sacerdotes y los teólogos hicieron hincapié en que no todos los combates estaban bajo el mismo paraguas. Las cruzadas eran especiales.Por supuesto, uno de los principales principios de la teología musulmana es la yihad, la guerra santa para difundir la fe. A pesar de las ruidosas protestas de algunos hoy en día, el hecho es que el Islam que Mahoma enseñó, que por supuesto es el verdadero Islam, aprueba el yihad. ¿De qué otra forma se extendió desde su base en el desierto de Arabia a través de Oriente Medio, el norte de África y hasta Europa en tan poco tiempo si no es mediante el poder de la cimitarra?Me parece interesante que los musulmanes modernos censuren las Cruzadas cuando fueron sus propias campañas sangrientas las que tomaron las tierras que los cruzados pretendían ¿qué? ¡RECLAMAR! ¿Cómo podían RECLAMAR algo que no había sido RECLAMADO y conquistado por los musulmanes previamente? Lo repito: Esto no justifica en absoluto las Cruzadas. Son un periodo indefendible de la historia de la Iglesia que queda como una mancha oscura. Pero seamos claros: si son una mancha en la historia de la Iglesia, las conquistas de los musulmanes anteriores a las Cruzadas son igual de oscuras.

Este episodio 56 de CS es la tercera parte de nuestra serie sobre Las Cruzadas.Uno de los principales resultados de la Primera Cruzada fue un mayor distanciamiento entre las Iglesias de Oriente y Occidente. La ayuda prestada a Bizancio por los cruzados no fue la que esperaba el emperador oriental Alejo.También dio lugar a una alienación de los musulmanes aún mayor que la que existía antes. 200 años de cruzadas por el Mediterráneo oriental envenenaron permanentemente las relaciones entre musulmanes y cristianos y acabaron con el espíritu de tolerancia moderada hacia los cristianos que vivían bajo el dominio musulmán en una amplia franja de territorio. Los únicos que dieron la bienvenida a los cruzados fueron un puñado de minorías cristianas que habían sufrido bajo el dominio bizantino y musulmán: los armenios y los maronitas que vivían en el Líbano. Los coptos de Egipto vieron las Cruzadas como una calamidad. Ahora los musulmanes sospechaban que tenían simpatías occidentales, mientras que la Iglesia de Occidente los trataba como cismáticos. Una vez que los cruzados tomaron Jerusalén, prohibieron a los coptos peregrinar allí.Las cosas se agriaron realmente entre Oriente y Occidente cuando la Iglesia romana instaló patriarcados latinos en los centros históricamente orientales de Antioquía y Jerusalén. Luego, durante la 4ª Cruzada, se nombró un patriarca latino para la iglesia en la propia Constantinopla.Para que te hagas una idea de lo que habría sentido el cristiano de Constantinopla, imagina cómo se sentirían los bautistas del Sur si un obispo mormón fuera nombrado presidente de la Convención Bautista del Sur. Ya te haces una idea = No Bueno.Otro efecto duradero de las Cruzadas fue que debilitaron el Imperio Bizantino y aceleraron su caída ante los turcos otomanos un par de siglos después. También desestabilizaron a los gobiernos árabes, dejándolos susceptibles de ser invadidos por turcos y mongoles.En esta época se produjo un nuevo e importante desarrollo en la historia monástica con el surgimiento de las órdenes monásticas de caballería. La primera de ellas fue la de los Caballeros Templarios, fundada en 1118 bajo Hugh de Payens. El rey Balduino dio a los templarios su nombre, y de ellos pasó a otras órdenes la idea de luchar por el Temple. Bernardo de Claraval, aunque no fue el autor de la regla de los Templarios, como dice la leyenda, sí escribió una influyente obra titulada Elogio de la nueva milicia de Cristo, que alababa las nuevas órdenes de caballeros.Los Templarios fueron imitados por los Hospitalarios, que tuvieron un origen anterior como orden caritativa. Fueron organizados en 1050 por mercaderes de Amalfi que vivían en Jerusalén para proteger a los peregrinos. Proporcionaban hospitalidad y atención a los enfermos, y contribuyeron a transformar la palabra "hospitalidad" en "hospital". Con Gerardo, en 1120, los Hospitalarios obtuvieron la sanción papal. El sucesor de Gerardo fue Raimundo de Provenza, que reorganizó a los Hospitalarios como una orden militar según el modelo de los Caballeros Templarios. Los Hospitalarios, también conocidos como Caballeros de San Juan, se trasladaron finalmente a las islas de Rodas y luego a Malta, donde resistieron en 1565 en un prolongado asedio contra los turcos en una de las batallas más importantes de la historia.Otra importante orden militar, los Caballeros Teutónicos, surgió en 1199, durante la 3ª Cruzada.Las órdenes monásticas caballerescas tenían ciertos rasgos en común. Consideraban la guerra como una forma de vida devocional. La antigua idea monástica de luchar contra los demonios, como se veía en los antiguos ermitaños del desierto egipcio, evolucionó hacia el combate real con personas consideradas agentes del mal. La guerra espiritual se convirtió en una batalla real. Los caballeros y sus ayudantes hicieron votos similares a los de otros monjes. Profesaban pobreza, castidad y obediencia, junto con la promesa de defender a otros por la fuerza de las armas. Aunque se juraba la pobreza personal, se consideraba adecuado el uso de la violencia para asegurar la riqueza, de modo que pudiera utilizarse en beneficio de otros, incluida la propia orden. Los templarios se convirtieron en objeto de envidia por su inmensa riqueza.Al estudiar las relaciones entre el cristianismo y el islam durante la Edad Media, debemos recordar que hubo muchos intercambios pacíficos. Algunos cristianos defendían las misiones pacíficas con los musulmanes. Estos encuentros pacíficos pueden verse en el intercambio de arte. Los cristianos valoraban mucho la metalistería y los tejidos musulmanes. Los ornamentos de las iglesias eran a menudo confeccionados por tejedores musulmanes. Una de estas vestimentas se encuentra hoy en Canterbury. Contiene una escritura árabe que dice: "Grande es Alá y Mahoma es su profeta".Desde el punto de vista positivo, si hubo algo positivo que extraer de las Cruzadas, fue que promovieron un mayor sentido de unidad en Europa Occidental. Recuerda que una de las razones por las que el Papa Urbano desencadenó la Cruzada fue para desahogar los hábitos violentos de los nobles europeos, que se enfrentaban constantemente entre sí. En lugar de guerrear entre ellos de un lado a otro de Europa, regando sus campos de sangre, se unieron para ir contra los infieles "de allá".Las Cruzadas también supusieron un aumento del prestigio del papado, ya que pudieron movilizar a un gran número de personas. Las Cruzadas también estimularon un renacimiento intelectual en Europa, ya que los cruzados regresaron con nuevas experiencias y conocimientos de otra parte del mundo.Tras la 1ª Cruzada, durante los siguientes 60 años, Jerusalén vio una sucesión de gobernantes débiles, mientras que los musulmanes, desde Damasco hasta Egipto, se unieron bajo una nueva dinastía de líderes competentes y carismáticos. El último de ellos fue Saladino o, más propiamente, Salah ad-Din. Fundador de la dinastía ayubí del Islam, se convirtió en califa en 1174 y se propuso retomar Jerusalén.El rey de Jerusalén en aquella época era (y aviso: voy a destrozar el nombre de este pobre hombre) Guy de Lusignan. Llamémosle simplemente "Guy". Dirigió a los cruzados a una colina al oeste del mar de Galilea llamada los Cuernos de Hattin. Tanto los Templarios como los Hospitalarios se encontraban allí con fuerza, y la tan cacareada "verdadera cruz" era llevada por el obispo de Acre, que a su vez iba vestido con armadura. El 5 de julio de 1187 se libró la batalla decisiva. Los cruzados fueron completamente derrotados. Perecieron 30.000 personas. El rey Guy, los líderes de los templarios y los hospitalarios, junto con algunos otros nobles, fueron hechos prisioneros. Saladino les dio clemencia. El destino de Tierra Santa estaba decidido.El 2 de octubre de 1187, Saladino entró en Jerusalén después de que ésta opusiera una valiente resistencia. Las generosas condiciones de la rendición fueron, en su mayoría, dignas de la caballerosidad del comandante musulmán. No hubo escenas de carnicería salvaje como las que siguieron a la entrada de los cruzados 90 años antes. A los habitantes de Jerusalén se les dio la libertad si pagaban un rescate. A los europeos y a todo aquel que lo deseara, se les permitió salir. Durante 40 días continuó la procesión de la partida. Las reliquias almacenadas en la Iglesia del Santo Sepulcro fueron rescatadas por la suma de 50.000 bezantes. Llamados así por Bizancio, donde eran el medio de cambio, el bezante era una moneda de oro de 5 gramos.Así terminó el reino latino de Jerusalén. Desde entonces, el culto del Islam ha continuado en el Monte Moría sin interrupción. Las demás conquistas europeas de la 1ª Cruzada estaban entonces en peligro por las interminables disputas de los propios cruzados y, a pesar del constante flujo de reclutas y tesoros procedentes de Europa, cayeron fácilmente ante Saladino.Permitió que un gobernante latino meramente ceremonial ostentara el título de rey de Jerusalén, pero el último rey real fue Guy, que fue liberado y luego viajó reclamando el título de rey, pero sin corte ni capital. Finalmente se estableció en Chipre.Entraremos en menos detalles sobre el resto de las Cruzadas cuando las terminemos en el próximo episodio.La 2ª Cruzada fue provocada por 2 acontecimientos: la caída del estado cruzado de Edesa en Siria y la predicación de Bernardo de Claraval. Y ten en cuenta que la 2ª Cruzada tuvo lugar ANTES de la llegada de Saladino a la escena.Edesa cayó en manos de los turcos en diciembre de 1144. Hicieron un fuego en una gran brecha que habían abierto en la muralla de la ciudad. El fuego estaba tan caliente que agrietó una sección de la muralla de cien metros de largo. Cuando la muralla se derrumbó, los turcos se abalanzaron sobre ella y desencadenaron el mismo tipo de brutalidad que los cruzados cuando conquistaron Jerusalén.El Papa Eugenio III vio la victoria turca en Edesa como una amenaza para la continuidad de los cruzados en Palestina y pidió al rey de Francia que marchara en su ayuda. Se prometió el perdón de todos los pecados y la entrada inmediata en el cielo a todos los que se embarcaran en una nueva Cruzada. Eugenio convocó a Bernardo de Claraval para que abandonara su abadía y predicara la cruzada. Bernardo era la persona más famosa de su tiempo y esta llamada del Papa se produjo en el cenit de su fama. Consideró la llamada del Papa como una llamada de Dios.En la Pascua de 1146, el rey Luis de Francia juró liderar la Cruzada. La promesa del Papa de la remisión de los pecados le era muy querida, ya que estaba afectado por la culpa de haber quemado una iglesia con 1300 personas dentro. ¡Qué grandioso es poder obtener el perdón matando a más personas! Reunió un concilio en Vézelai, en el que Bernardo causó una impresión tan poderosa con su mensaje que todos los presentes se lanzaron a la causa de las cruzadas. Bernardo se vio obligado a cortar su propia túnica en pequeños fragmentos, para regalarlos a todos los que quisieran algo suyo que pudieran llevar a Oriente. Escribió al Papa Eugenio que el entusiasmo era tan grande que "los castillos y las ciudades se vaciaron de sus habitantes. Apenas se podía encontrar un hombre para 7 mujeres, y las mujeres enviudaban en todas partes mientras sus maridos aún vivían". Es decir, la mayoría de los hombres partieron a la Cruzada, dejando a la población de Francia con 7 mujeres por cada hombre. ¡Qué suerte tuvieron!Desde Francia, Bernardo se dirigió a Basilea, en la actual Suiza, y luego subió por las ciudades a lo largo del Rin hasta llegar a Colonia. Al igual que en la 1ª Cruzada, la persecución contra los judíos estalló en esta zona cuando un monje llamado Radulph se preguntó por qué era necesario ir a Oriente Medio para deshacerse de los que odian a Dios y matan a Cristo. Había muchos en Europa. Bernardo se opuso con vehemencia. Pidió que la Iglesia intentara ganarse a los judíos mediante la discusión y el respeto, no matándolos.Bernardo era LA celebridad de la época y miles de personas acudían a escucharle. Se le atribuyeron varios milagros y curaciones notables. El emperador alemán Konrad III se sintió profundamente conmovido por su predicación y se convenció de que debía apoyar la Cruzada.Konrad reunió un ejército de 70.000 personas, de las cuales una décima parte eran caballeros. Se reunieron en Ratisbona y se dirigieron a través de Hungría hacia el Bósforo. A lo largo de su ruta no fueron bien recibidos. Konrad y el emperador oriental Manuel eran cuñados, pero eso no impidió que Manuel hiciera todo lo posible por acabar con la fuerza alemana. Los guías que les proporcionó condujeron a los alemanes a emboscadas y trampas y luego los abandonaron en las montañas. Cuando finalmente llegaron a Nicea, el hambre, la fiebre y los ataques habían reducido la fuerza a una décima parte de su tamaño original.El rey Luis partió en la primavera de 1147 y siguió la misma ruta que había seguido Konrad. Su reina, Leonor, famosa por su belleza y habilidad como líder, junto con muchas otras damas de la corte francesa, acompañó al ejército. Los franceses se reunieron con lo que quedaba de la fuerza de Konrad en Nicea.Las fuerzas se dividieron entonces en diferentes grupos que llegaron a Acre en 1148. Se reunieron con el rey Balduino III de Jerusalén y se comprometieron a unir sus fuerzas para intentar conquistar Damasco antes de retomar Edesa. El asedio a Damasco fue un fracaso total. Los nobles europeos cayeron en tales luchas internas que su bando se fragmentó en grupos beligerantes. Konrad partió hacia Alemania en el otoño de 1148 y Luis regresó a Francia unos meses después.Bernardo se sintió humillado por el fracaso de la Cruzada. Lo atribuyó al juicio de Dios por los pecados de los cruzados y del mundo cristiano.Un poco más sobre la esposa del rey Luis, Leonor. Leonor de Aquitania era realmente extraordinaria. En un mundo dominado por los hombres, la carrera de Leonor fue algo especial. Fue una de las personas más ricas y poderosas de Europa durante la Edad Media.Leonor sucedió a su padre como gobernante de Aquitania y Poitiers a la edad de 15 años. Era entonces la novia más codiciada de Europa. Tres meses después de su ascenso, se casó con el rey Luis VII. Como reina de Francia, participó en la 2ª Cruzada. Después, con su derrota y de vuelta a Francia, consiguió la anulación de Luis sobre la base de que eran parientes, y luego se casó con Enrique Plantaget, duque de Normandía y conde de Anjou, que pronto se convirtió en el rey Enrique II de Inglaterra en 1154. Esto a pesar de que Enrique era un pariente aún más cercano que Luis y 9 años más joven que ella. Se casaron sólo 8 semanas después de su anulación. Durante los 13 años siguientes, Leonor dio a Enrique 8 hijos: 5 hijos, 3 de los cuales llegarían a ser reyes, y 3 hijas. Sin embargo, Enrique y Leonor acabaron distanciándose. Ella fue encarcelada entre 1173 y 1189 por apoyar la revuelta de su hijo contra su marido.Leonor enviudó en julio de 1189. A su marido le sucedió su hijo, Ricardo I, conocido como Corazón de León. En cuanto ascendió al trono, Ricardo hizo que liberaran a su madre de la prisión. Leonor, ahora reina viuda, actuó como regente mientras Ricardo iba a la Tercera Cruzada. Sobrevivió a Ricardo y vivió hasta el reinado de su hijo menor, Juan, conocido como el peor rey de la larga historia de Inglaterra. Es este rey Juan el que aparece como el principal villano en la historia de Robin Hood.La 3ª Cruzada se conoce como la Cruzada de los Reyes debido a los monarcas europeos que participaron en ella. Fue un intento de reconquistar Tierra Santa a los musulmanes que, bajo Saladino, habían recuperado las tierras que los cruzados tomaron en la 1ª Cruzada. La 3ª tuvo éxito en su mayor parte, pero no alcanzó su objetivo final, la reconquista de Jerusalén.Cuando Saladino capturó Jerusalén en 1187, la noticia sacudió a Europa. Se cuenta que el Papa Urbano III quedó tan traumatizado que murió de shock. Enrique II de Inglaterra y Felipe II de Francia pusieron fin a su disputa entre ellos para dirigir una nueva cruzada. Cuando Enrique murió 2 años después, Ricardo Corazón de León se puso al frente de los ingleses. El anciano emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico Barbarroja, también respondió a la llamada a las armas y dirigió un enorme ejército a través de Turquía. Barbarroja se ahogó mientras cruzaba un río en junio de 1190, antes de llegar a Tierra Santa. Su muerte causó un gran dolor entre los cruzados alemanes. La mayoría estaban tan desanimados que volvieron a casa.Tras expulsar a los musulmanes del puerto de Acre, el sucesor de Federico, Leopoldo V de Austria, y el rey Felipe de Francia abandonaron Tierra Santa en agosto de 1191, dejando a Ricardo para que siguiera solo. Saladino no consiguió derrotar a Ricardo en ningún enfrentamiento militar, y éste se aseguró varias ciudades costeras clave. Pero el rey inglés se dio cuenta de que la conquista de Jerusalén no era posible para sus ahora debilitadas fuerzas y, en septiembre de 1192, hizo un tratado con Saladino por el que Jerusalén permanecería bajo control musulmán, pero permitía a los peregrinos y mercaderes cristianos desarmados visitar la ciudad. Ricardo partió de Tierra Santa un mes después.Los éxitos de la 3ª Cruzada permitieron a los cruzados mantener un reino considerable basado en Chipre y a lo largo de la costa siria. Su fracaso en la reconquista de Jerusalén condujo a la convocatoria de una 4ª Cruzada 6 años después.La 3ª Cruzada fue una prueba más de la incapacidad de los europeos para formar una unión eficaz contra los musulmanes. Los líderes y la nobleza de Europa hicieron grandes promesas de unidad cuando se embarcaron en una Cruzada, pero los rigores del viaje, junto con la inminente perspectiva de la victoria, les hicieron caer la mayoría de las veces en incesantes y mezquinas disputas.En su viaje de regreso a Inglaterra, Ricardo fue apresado por el mencionado Leopoldo, duque de Austria, cuya enemistad se había ganado en la batalla por la ciudad de Jope. El duque entregó a su cautivo al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Enrique VI, que también tenía un rencor que saldar. Corazón de León fue liberado bajo las humillantes condiciones de pagar un enorme rescate y consentir que su reino fuera un feudo del Imperio. Esta toma de rehenes de Ricardo Corazón de León es el telón de fondo de la historia de Robin Hood.Saladino murió en marzo de 1193, siendo con mucho el más famoso de los enemigos de los cruzados. La cristiandad se ha unido a los escritores árabes en la alabanza de su valor, su cultura y la forma magnánima en que trató a sus enemigos.Los historiadores debaten sobre cuántas Cruzadas hubo. No es que los reyes Enrique y Felipe dijeran: "Oye, hagamos las paces y lancemos la 3ª Cruzada". No las numeraron como lo han hecho los historiadores desde entonces. La historia tiende a atribuir 9 como número de Cruzadas, pero luego añade 2 más asignándoles nombres en lugar de números; la Cruzada Albigense y la Cruzada de los Niños, que tuvieron lugar entre la 4ª y la 5ª Cruzada.En general, las Cruzadas 5ª a 9ª se consideran movimientos armados menores, mientras que las 4 primeras se denominan Grandes Cruzadas.Terminaremos con un rápido repaso de la 4ª Cruzada.Inocencio III se convirtió en Papa en 1198. Convocó la 4ª Cruzada, que fue el golpe final que separó para siempre las iglesias de Occidente y Oriente, aunque ciertamente ése nunca fue su objetivo. De hecho, advirtió a los cruzados que no lo hicieran.El plan del Papa Inocencio era simplemente destruir una base militar musulmana en Egipto. Los mercaderes de Venecia habían prometido suministrar barcos a los cruzados con un gran descuento, que los cruzados no podían dejar pasar. Así que, en el verano de 1202, llegaron a Venecia esperando navegar hacia Egipto. Pero había un problema: sólo se presentó un tercio del número esperado de guerreros. Y llegaron con poco más de la mitad de la cuota de navegación requerida.Un príncipe de Oriente se ofreció a financiar el resto con una condición: Que los cruzados navegaran primero a Constantinopla, destronaran al actual emperador y se la entregaran. Entonces podrían seguir su alegre camino hacia Egipto. El Papa Inocencio prohibió esta diversión, pero nadie le hizo caso.El 5 de julio de 1203, los cruzados llegaron a la capital oriental. El pueblo de Constantinopla estaba ya harto de que los europeos se entrometieran en sus asuntos y formó una contrarrevolución que barrió del trono al emperador de turno, pero sólo para poder instalar a su propio gobernante ferozmente anticruzado. Al verse excluido de sus esperanzas, el aspirante a emperador que había pagado a los cruzados el camino a Constantinopla se negó a pagarles el camino a Egipto, dejándoles abandonados en un territorio cada vez más hostil.Estaban furiosos. Sus líderes decidieron intentar sacar lo mejor de la situación y convocaron un rápido saqueo de Constantinopla. Uno de los capellanes de la Cruzada proclamó, haciendo caso omiso de los deseos del Papa: "Si tenéis la intención de conquistar esta tierra y someterla a la obediencia romana, todos los que mueran participarán de la indulgencia del Papa". Eso fue como soltar la cadena a un perro rabioso. Para muchos de los cruzados, esto no sólo era una excusa para enriquecerse con el botín, sino que significaba una licencia para hacer lo que quisieran en Constantinopla.El Viernes Santo de 1204, los cruzados, con cruces rojas en sus túnicas, saquearon Constantinopla. Durante 3 días, violaron y mataron a compañeros cristianos. Las estatuas de la ciudad fueron descuartizadas y fundidas. La Santa Sofía fue despojada de sus vasos de oro. Una ramera realizó bailes sensuales en la Mesa del Señor, entonando viles canciones para beber. Un escritor oriental se lamentó: "Los musulmanes son misericordiosos comparados con estos hombres que llevan la cruz de Cristo sobre sus hombros".Ni el Imperio ni la Iglesia de Oriente se recuperaron jamás de aquellos 3 días. Durante los siguientes 60 años, los cruzados de la Iglesia romana gobernaron lo que antes era el Imperio de Oriente. El emperador oriental estableció una corte en el exilio en Nicea. En lugar de adoptar las costumbres romanas, muchos cristianos orientales huyeron allí. Allí permanecieron hasta 1261, cuando un gobernante Oriental retomó Constantinopla.

Este episodio 56 de CS es la tercera parte de nuestra serie sobre Las Cruzadas.Uno de los principales resultados de la Primera Cruzada fue un mayor distanciamiento entre las Iglesias de Oriente y Occidente. La ayuda prestada a Bizancio por los cruzados no fue la que esperaba el emperador oriental Alejo.También dio lugar a una alienación de los musulmanes aún mayor que la que existía antes. 200 años de cruzadas por el Mediterráneo oriental envenenaron permanentemente las relaciones entre musulmanes y cristianos y acabaron con el espíritu de tolerancia moderada hacia los cristianos que vivían bajo el dominio musulmán en una amplia franja de territorio. Los únicos que dieron la bienvenida a los cruzados fueron un puñado de minorías cristianas que habían sufrido bajo el dominio bizantino y musulmán: los armenios y los maronitas que vivían en el Líbano. Los coptos de Egipto vieron las Cruzadas como una calamidad. Ahora los musulmanes sospechaban que tenían simpatías occidentales, mientras que la Iglesia de Occidente los trataba como cismáticos. Una vez que los cruzados tomaron Jerusalén, prohibieron a los coptos peregrinar allí.Las cosas se agriaron realmente entre Oriente y Occidente cuando la Iglesia romana instaló patriarcados latinos en los centros históricamente orientales de Antioquía y Jerusalén. Luego, durante la 4ª Cruzada, se nombró un patriarca latino para la iglesia en la propia Constantinopla.Para que te hagas una idea de lo que habría sentido el cristiano de Constantinopla, imagina cómo se sentirían los bautistas del Sur si un obispo mormón fuera nombrado presidente de la Convención Bautista del Sur. Ya te haces una idea = No Bueno.Otro efecto duradero de las Cruzadas fue que debilitaron el Imperio Bizantino y aceleraron su caída ante los turcos otomanos un par de siglos después. También desestabilizaron a los gobiernos árabes, dejándolos susceptibles de ser invadidos por turcos y mongoles.En esta época se produjo un nuevo e importante desarrollo en la historia monástica con el surgimiento de las órdenes monásticas de caballería. La primera de ellas fue la de los Caballeros Templarios, fundada en 1118 bajo Hugh de Payens. El rey Balduino dio a los templarios su nombre, y de ellos pasó a otras órdenes la idea de luchar por el Temple. Bernardo de Claraval, aunque no fue el autor de la regla de los Templarios, como dice la leyenda, sí escribió una influyente obra titulada Elogio de la nueva milicia de Cristo, que alababa las nuevas órdenes de caballeros.Los Templarios fueron imitados por los Hospitalarios, que tuvieron un origen anterior como orden caritativa. Fueron organizados en 1050 por mercaderes de Amalfi que vivían en Jerusalén para proteger a los peregrinos. Proporcionaban hospitalidad y atención a los enfermos, y contribuyeron a transformar la palabra "hospitalidad" en "hospital". Con Gerardo, en 1120, los Hospitalarios obtuvieron la sanción papal. El sucesor de Gerardo fue Raimundo de Provenza, que reorganizó a los Hospitalarios como una orden militar según el modelo de los Caballeros Templarios. Los Hospitalarios, también conocidos como Caballeros de San Juan, se trasladaron finalmente a las islas de Rodas y luego a Malta, donde resistieron en 1565 en un prolongado asedio contra los turcos en una de las batallas más importantes de la historia.Otra importante orden militar, los Caballeros Teutónicos, surgió en 1199, durante la 3ª Cruzada.Las órdenes monásticas caballerescas tenían ciertos rasgos en común. Consideraban la guerra como una forma de vida devocional. La antigua idea monástica de luchar contra los demonios, como se veía en los antiguos ermitaños del desierto egipcio, evolucionó hacia el combate real con personas consideradas agentes del mal. La guerra espiritual se convirtió en una batalla real. Los caballeros y sus ayudantes hicieron votos similares a los de otros monjes. Profesaban pobreza, castidad y obediencia, junto con la promesa de defender a otros por la fuerza de las armas. Aunque se juraba la pobreza personal, se consideraba adecuado el uso de la violencia para asegurar la riqueza, de modo que pudiera utilizarse en beneficio de otros, incluida la propia orden. Los templarios se convirtieron en objeto de envidia por su inmensa riqueza.Al estudiar las relaciones entre el cristianismo y el islam durante la Edad Media, debemos recordar que hubo muchos intercambios pacíficos. Algunos cristianos defendían las misiones pacíficas con los musulmanes. Estos encuentros pacíficos pueden verse en el intercambio de arte. Los cristianos valoraban mucho la metalistería y los tejidos musulmanes. Los ornamentos de las iglesias eran a menudo confeccionados por tejedores musulmanes. Una de estas vestimentas se encuentra hoy en Canterbury. Contiene una escritura árabe que dice: "Grande es Alá y Mahoma es su profeta".Desde el punto de vista positivo, si hubo algo positivo que extraer de las Cruzadas, fue que promovieron un mayor sentido de unidad en Europa Occidental. Recuerda que una de las razones por las que el Papa Urbano desencadenó la Cruzada fue para desahogar los hábitos violentos de los nobles europeos, que se enfrentaban constantemente entre sí. En lugar de guerrear entre ellos de un lado a otro de Europa, regando sus campos de sangre, se unieron para ir contra los infieles "de allá".Las Cruzadas también supusieron un aumento del prestigio del papado, ya que pudieron movilizar a un gran número de personas. Las Cruzadas también estimularon un renacimiento intelectual en Europa, ya que los cruzados regresaron con nuevas experiencias y conocimientos de otra parte del mundo.Tras la 1ª Cruzada, durante los siguientes 60 años, Jerusalén vio una sucesión de gobernantes débiles, mientras que los musulmanes, desde Damasco hasta Egipto, se unieron bajo una nueva dinastía de líderes competentes y carismáticos. El último de ellos fue Saladino o, más propiamente, Salah ad-Din. Fundador de la dinastía ayubí del Islam, se convirtió en califa en 1174 y se propuso retomar Jerusalén.El rey de Jerusalén en aquella época era (y aviso: voy a destrozar el nombre de este pobre hombre) Guy de Lusignan. Llamémosle simplemente "Guy". Dirigió a los cruzados a una colina al oeste del mar de Galilea llamada los Cuernos de Hattin. Tanto los Templarios como los Hospitalarios se encontraban allí con fuerza, y la tan cacareada "verdadera cruz" era llevada por el obispo de Acre, que a su vez iba vestido con armadura. El 5 de julio de 1187 se libró la batalla decisiva. Los cruzados fueron completamente derrotados. Perecieron 30.000 personas. El rey Guy, los líderes de los templarios y los hospitalarios, junto con algunos otros nobles, fueron hechos prisioneros. Saladino les dio clemencia. El destino de Tierra Santa estaba decidido.El 2 de octubre de 1187, Saladino entró en Jerusalén después de que ésta opusiera una valiente resistencia. Las generosas condiciones de la rendición fueron, en su mayoría, dignas de la caballerosidad del comandante musulmán. No hubo escenas de carnicería salvaje como las que siguieron a la entrada de los cruzados 90 años antes. A los habitantes de Jerusalén se les dio la libertad si pagaban un rescate. A los europeos y a todo aquel que lo deseara, se les permitió salir. Durante 40 días continuó la procesión de la partida. Las reliquias almacenadas en la Iglesia del Santo Sepulcro fueron rescatadas por la suma de 50.000 bezantes. Llamados así por Bizancio, donde eran el medio de cambio, el bezante era una moneda de oro de 5 gramos.Así terminó el reino latino de Jerusalén. Desde entonces, el culto del Islam ha continuado en el Monte Moría sin interrupción. Las demás conquistas europeas de la 1ª Cruzada estaban entonces en peligro por las interminables disputas de los propios cruzados y, a pesar del constante flujo de reclutas y tesoros procedentes de Europa, cayeron fácilmente ante Saladino.Permitió que un gobernante latino meramente ceremonial ostentara el título de rey de Jerusalén, pero el último rey real fue Guy, que fue liberado y luego viajó reclamando el título de rey, pero sin corte ni capital. Finalmente se estableció en Chipre.Entraremos en menos detalles sobre el resto de las Cruzadas cuando las terminemos en el próximo episodio.La 2ª Cruzada fue provocada por 2 acontecimientos: la caída del estado cruzado de Edesa en Siria y la predicación de Bernardo de Claraval. Y ten en cuenta que la 2ª Cruzada tuvo lugar ANTES de la llegada de Saladino a la escena.Edesa cayó en manos de los turcos en diciembre de 1144. Hicieron un fuego en una gran brecha que habían abierto en la muralla de la ciudad. El fuego estaba tan caliente que agrietó una sección de la muralla de cien metros de largo. Cuando la muralla se derrumbó, los turcos se abalanzaron sobre ella y desencadenaron el mismo tipo de brutalidad que los cruzados cuando conquistaron Jerusalén.El Papa Eugenio III vio la victoria turca en Edesa como una amenaza para la continuidad de los cruzados en Palestina y pidió al rey de Francia que marchara en su ayuda. Se prometió el perdón de todos los pecados y la entrada inmediata en el cielo a todos los que se embarcaran en una nueva Cruzada. Eugenio convocó a Bernardo de Claraval para que abandonara su abadía y predicara la cruzada. Bernardo era la persona más famosa de su tiempo y esta llamada del Papa se produjo en el cenit de su fama. Consideró la llamada del Papa como una llamada de Dios.En la Pascua de 1146, el rey Luis de Francia juró liderar la Cruzada. La promesa del Papa de la remisión de los pecados le era muy querida, ya que estaba afectado por la culpa de haber quemado una iglesia con 1300 personas dentro. ¡Qué grandioso es poder obtener el perdón matando a más personas! Reunió un concilio en Vézelai, en el que Bernardo causó una impresión tan poderosa con su mensaje que todos los presentes se lanzaron a la causa de las cruzadas. Bernardo se vio obligado a cortar su propia túnica en pequeños fragmentos, para regalarlos a todos los que quisieran algo suyo que pudieran llevar a Oriente. Escribió al Papa Eugenio que el entusiasmo era tan grande que "los castillos y las ciudades se vaciaron de sus habitantes. Apenas se podía encontrar un hombre para 7 mujeres, y las mujeres enviudaban en todas partes mientras sus maridos aún vivían". Es decir, la mayoría de los hombres partieron a la Cruzada, dejando a la población de Francia con 7 mujeres por cada hombre. ¡Qué suerte tuvieron!Desde Francia, Bernardo se dirigió a Basilea, en la actual Suiza, y luego subió por las ciudades a lo largo del Rin hasta llegar a Colonia. Al igual que en la 1ª Cruzada, la persecución contra los judíos estalló en esta zona cuando un monje llamado Radulph se preguntó por qué era necesario ir a Oriente Medio para deshacerse de los que odian a Dios y matan a Cristo. Había muchos en Europa. Bernardo se opuso con vehemencia. Pidió que la Iglesia intentara ganarse a los judíos mediante la discusión y el respeto, no matándolos.Bernardo era LA celebridad de la época y miles de personas acudían a escucharle. Se le atribuyeron varios milagros y curaciones notables. El emperador alemán Konrad III se sintió profundamente conmovido por su predicación y se convenció de que debía apoyar la Cruzada.Konrad reunió un ejército de 70.000 personas, de las cuales una décima parte eran caballeros. Se reunieron en Ratisbona y se dirigieron a través de Hungría hacia el Bósforo. A lo largo de su ruta no fueron bien recibidos. Konrad y el emperador oriental Manuel eran cuñados, pero eso no impidió que Manuel hiciera todo lo posible por acabar con la fuerza alemana. Los guías que les proporcionó condujeron a los alemanes a emboscadas y trampas y luego los abandonaron en las montañas. Cuando finalmente llegaron a Nicea, el hambre, la fiebre y los ataques habían reducido la fuerza a una décima parte de su tamaño original.El rey Luis partió en la primavera de 1147 y siguió la misma ruta que había seguido Konrad. Su reina, Leonor, famosa por su belleza y habilidad como líder, junto con muchas otras damas de la corte francesa, acompañó al ejército. Los franceses se reunieron con lo que quedaba de la fuerza de Konrad en Nicea.Las fuerzas se dividieron entonces en diferentes grupos que llegaron a Acre en 1148. Se reunieron con el rey Balduino III de Jerusalén y se comprometieron a unir sus fuerzas para intentar conquistar Damasco antes de retomar Edesa. El asedio a Damasco fue un fracaso total. Los nobles europeos cayeron en tales luchas internas que su bando se fragmentó en grupos beligerantes. Konrad partió hacia Alemania en el otoño de 1148 y Luis regresó a Francia unos meses después.Bernardo se sintió humillado por el fracaso de la Cruzada. Lo atribuyó al juicio de Dios por los pecados de los cruzados y del mundo cristiano.Un poco más sobre la esposa del rey Luis, Leonor. Leonor de Aquitania era realmente extraordinaria. En un mundo dominado por los hombres, la carrera de Leonor fue algo especial. Fue una de las personas más ricas y poderosas de Europa durante la Edad Media.Leonor sucedió a su padre como gobernante de Aquitania y Poitiers a la edad de 15 años. Era entonces la novia más codiciada de Europa. Tres meses después de su ascenso, se casó con el rey Luis VII. Como reina de Francia, participó en la 2ª Cruzada. Después, con su derrota y de vuelta a Francia, consiguió la anulación de Luis sobre la base de que eran parientes, y luego se casó con Enrique Plantaget, duque de Normandía y conde de Anjou, que pronto se convirtió en el rey Enrique II de Inglaterra en 1154. Esto a pesar de que Enrique era un pariente aún más cercano que Luis y 9 años más joven que ella. Se casaron sólo 8 semanas después de su anulación. Durante los 13 años siguientes, Leonor dio a Enrique 8 hijos: 5 hijos, 3 de los cuales llegarían a ser reyes, y 3 hijas. Sin embargo, Enrique y Leonor acabaron distanciándose. Ella fue encarcelada entre 1173 y 1189 por apoyar la revuelta de su hijo contra su marido.Leonor enviudó en julio de 1189. A su marido le sucedió su hijo, Ricardo I, conocido como Corazón de León. En cuanto ascendió al trono, Ricardo hizo que liberaran a su madre de la prisión. Leonor, ahora reina viuda, actuó como regente mientras Ricardo iba a la Tercera Cruzada. Sobrevivió a Ricardo y vivió hasta el reinado de su hijo menor, Juan, conocido como el peor rey de la larga historia de Inglaterra. Es este rey Juan el que aparece como el principal villano en la historia de Robin Hood.La 3ª Cruzada se conoce como la Cruzada de los Reyes debido a los monarcas europeos que participaron en ella. Fue un intento de reconquistar Tierra Santa a los musulmanes que, bajo Saladino, habían recuperado las tierras que los cruzados tomaron en la 1ª Cruzada. La 3ª tuvo éxito en su mayor parte, pero no alcanzó su objetivo final, la reconquista de Jerusalén.Cuando Saladino capturó Jerusalén en 1187, la noticia sacudió a Europa. Se cuenta que el Papa Urbano III quedó tan traumatizado que murió de shock. Enrique II de Inglaterra y Felipe II de Francia pusieron fin a su disputa entre ellos para dirigir una nueva cruzada. Cuando Enrique murió 2 años después, Ricardo Corazón de León se puso al frente de los ingleses. El anciano emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico Barbarroja, también respondió a la llamada a las armas y dirigió un enorme ejército a través de Turquía. Barbarroja se ahogó mientras cruzaba un río en junio de 1190, antes de llegar a Tierra Santa. Su muerte causó un gran dolor entre los cruzados alemanes. La mayoría estaban tan desanimados que volvieron a casa.Tras expulsar a los musulmanes del puerto de Acre, el sucesor de Federico, Leopoldo V de Austria, y el rey Felipe de Francia abandonaron Tierra Santa en agosto de 1191, dejando a Ricardo para que siguiera solo. Saladino no consiguió derrotar a Ricardo en ningún enfrentamiento militar, y éste se aseguró varias ciudades costeras clave. Pero el rey inglés se dio cuenta de que la conquista de Jerusalén no era posible para sus ahora debilitadas fuerzas y, en septiembre de 1192, hizo un tratado con Saladino por el que Jerusalén permanecería bajo control musulmán, pero permitía a los peregrinos y mercaderes cristianos desarmados visitar la ciudad. Ricardo partió de Tierra Santa un mes después.Los éxitos de la 3ª Cruzada permitieron a los cruzados mantener un reino considerable basado en Chipre y a lo largo de la costa siria. Su fracaso en la reconquista de Jerusalén condujo a la convocatoria de una 4ª Cruzada 6 años después.La 3ª Cruzada fue una prueba más de la incapacidad de los europeos para formar una unión eficaz contra los musulmanes. Los líderes y la nobleza de Europa hicieron grandes promesas de unidad cuando se embarcaron en una Cruzada, pero los rigores del viaje, junto con la inminente perspectiva de la victoria, les hicieron caer la mayoría de las veces en incesantes y mezquinas disputas.En su viaje de regreso a Inglaterra, Ricardo fue apresado por el mencionado Leopoldo, duque de Austria, cuya enemistad se había ganado en la batalla por la ciudad de Jope. El duque entregó a su cautivo al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Enrique VI, que también tenía un rencor que saldar. Corazón de León fue liberado bajo las humillantes condiciones de pagar un enorme rescate y consentir que su reino fuera un feudo del Imperio. Esta toma de rehenes de Ricardo Corazón de León es el telón de fondo de la historia de Robin Hood.Saladino murió en marzo de 1193, siendo con mucho el más famoso de los enemigos de los cruzados. La cristiandad se ha unido a los escritores árabes en la alabanza de su valor, su cultura y la forma magnánima en que trató a sus enemigos.Los historiadores debaten sobre cuántas Cruzadas hubo. No es que los reyes Enrique y Felipe dijeran: "Oye, hagamos las paces y lancemos la 3ª Cruzada". No las numeraron como lo han hecho los historiadores desde entonces. La historia tiende a atribuir 9 como número de Cruzadas, pero luego añade 2 más asignándoles nombres en lugar de números; la Cruzada Albigense y la Cruzada de los Niños, que tuvieron lugar entre la 4ª y la 5ª Cruzada.En general, las Cruzadas 5ª a 9ª se consideran movimientos armados menores, mientras que las 4 primeras se denominan Grandes Cruzadas.Terminaremos con un rápido repaso de la 4ª Cruzada.Inocencio III se convirtió en Papa en 1198. Convocó la 4ª Cruzada, que fue el golpe final que separó para siempre las iglesias de Occidente y Oriente, aunque ciertamente ése nunca fue su objetivo. De hecho, advirtió a los cruzados que no lo hicieran.El plan del Papa Inocencio era simplemente destruir una base militar musulmana en Egipto. Los mercaderes de Venecia habían prometido suministrar barcos a los cruzados con un gran descuento, que los cruzados no podían dejar pasar. Así que, en el verano de 1202, llegaron a Venecia esperando navegar hacia Egipto. Pero había un problema: sólo se presentó un tercio del número esperado de guerreros. Y llegaron con poco más de la mitad de la cuota de navegación requerida.Un príncipe de Oriente se ofreció a financiar el resto con una condición: Que los cruzados navegaran primero a Constantinopla, destronaran al actual emperador y se la entregaran. Entonces podrían seguir su alegre camino hacia Egipto. El Papa Inocencio prohibió esta diversión, pero nadie le hizo caso.El 5 de julio de 1203, los cruzados llegaron a la capital oriental. El pueblo de Constantinopla estaba ya harto de que los europeos se entrometieran en sus asuntos y formó una contrarrevolución que barrió del trono al emperador de turno, pero sólo para poder instalar a su propio gobernante ferozmente anticruzado. Al verse excluido de sus esperanzas, el aspirante a emperador que había pagado a los cruzados el camino a Constantinopla se negó a pagarles el camino a Egipto, dejándoles abandonados en un territorio cada vez más hostil.Estaban furiosos. Sus líderes decidieron intentar sacar lo mejor de la situación y convocaron un rápido saqueo de Constantinopla. Uno de los capellanes de la Cruzada proclamó, haciendo caso omiso de los deseos del Papa: "Si tenéis la intención de conquistar esta tierra y someterla a la obediencia romana, todos los que mueran participarán de la indulgencia del Papa". Eso fue como soltar la cadena a un perro rabioso. Para muchos de los cruzados, esto no sólo era una excusa para enriquecerse con el botín, sino que significaba una licencia para hacer lo que quisieran en Constantinopla.El Viernes Santo de 1204, los cruzados, con cruces rojas en sus túnicas, saquearon Constantinopla. Durante 3 días, violaron y mataron a compañeros cristianos. Las estatuas de la ciudad fueron descuartizadas y fundidas. La Santa Sofía fue despojada de sus vasos de oro. Una ramera realizó bailes sensuales en la Mesa del Señor, entonando viles canciones para beber. Un escritor oriental se lamentó: "Los musulmanes son misericordiosos comparados con estos hombres que llevan la cruz de Cristo sobre sus hombros".Ni el Imperio ni la Iglesia de Oriente se recuperaron jamás de aquellos 3 días. Durante los siguientes 60 años, los cruzados de la Iglesia romana gobernaron lo que antes era el Imperio de Oriente. El emperador oriental estableció una corte en el exilio en Nicea. En lugar de adoptar las costumbres romanas, muchos cristianos orientales huyeron allí. Allí permanecieron hasta 1261, cuando un gobernante Oriental retomó Constantinopla.

Episodio 55 - Las Cruzadas, 2ª parteComo afirma acertadamente Bruce Shelly en su excelente libro Church History in Plain Language, durante los últimos 700 años los cristianos han intentado olvidar las Cruzadas, aunque ni los judíos ni los musulmanes se lo permitan. Los cristianos modernos quieren descartar esa época de la Historia de la Iglesia como el fanatismo alocado de los analfabetos y supersticiosos. Pero hacerlo es mostrar nuestro propio tipo de fanatismo, uno que descuida el contexto histórico de la Edad Media europea.Los cruzados eran seres humanos que, como nosotros, tenían motivos encontrados, a menudo en conflicto. La palabra cruzada significa "tomar la cruz", esperemos que sea siguiendo el ejemplo de Cristo. Por eso, de camino a Tierra Santa los cruzados llevaban la cruz en el pecho. Al volver a casa la llevaban en la espalda.Al reunir a la nobleza europea para unirse a la Primera Cruzada, el Papa Urbano II les prometió el perdón de los pecados pasados. La mayoría de ellos sentía una profunda reverencia por la tierra que había pisado Jesús. Esa devoción fue captada más tarde por Shakespeare cuando hace decir al rey Enrique IVEstamos impresionados y comprometidos a luchar...Para perseguir a esos paganos en esos campos sagradosSobre cuyos acres caminaron esos benditos pies,Que hace mil cuatrocientos años fueron clavadosPor nuestra ventaja en la amarga cruz. Para Urbano y los papas posteriores, las Cruzadas eran una Guerra Santa. Agustín, cuya teología dio forma a la Iglesia medieval, estableció los principios de una "guerra justa". Decía que debía ser conducida por el Estado; su objetivo general era defender una justicia en peligro, lo que significaba más estrechamente que debía ser defensiva para proteger la vida y la propiedad. En la conducción de esa guerra justa debe haber respeto por los no combatientes, los rehenes y los prisioneros. Y aunque todo esto pudo estar en la mente del Papa Urbano y de otros líderes eclesiásticos cuando convocaron la Primera Cruzada, esos ideales no pasaron de los límites de Europa. Una vez que los cruzados llegaron a Oriente, las dificultades de su paso conspiraron para justificar en sus mentes el saqueo al por mayor de los inocentes. Incluso aquellos que originalmente habían tomado la cruz de los cruzados con intenciones nobles, no querían quedarse al margen de la adquisición del tesoro una vez que comenzara el saqueo. Al fin y al cabo, todos los demás lo están haciendo...Volviendo a nuestra narración de la Primera Cruzada, recapitulemos...Lo que desencadenó la Cruzada fue una petición de ayuda del emperador bizantino Alejo I Komnenos. Alejo estaba preocupado por los avances de los turcos Selyúcidas musulmanes, que habían llegado hasta el oeste de Nicea, un suburbio de Constantinopla. En marzo de 1095, Alejo envió enviados al Concilio de Piacenza para pedir al Papa Urbano II ayuda contra los turcos. La respuesta de Urbano fue positiva. Es probable que esperara sanar el Gran Cisma de 40 años antes que había separado a las iglesias de Occidente y Oriente.En el verano de 1095, Urbano se dirigió a su tierra natal, Francia, para reclutar personal para la campaña. Su viaje terminó en el Concilio de Clermont, en noviembre, donde pronunció un apasionado sermón ante una gran audiencia de nobles y clérigos franceses, detallando las atrocidades cometidas contra los peregrinos y los cristianos que vivían en Oriente por los musulmanes.Malcolm Gladwell escribió un bestseller en el año 2000 titulado El Punto de Inflexión. El discurso del Papa fue uno de ellos, un punto de inflexión épico que envió a la historia en una nueva dirección. Urbano comprendió que lo que proponía era un acto tan costoso, largo y arduo que equivalía a una forma de penitencia capaz de descargar todos los pecados de los que iban a la cruzada. Y comprendía cómo funcionaba la mente de su público. Procedente de una casa noble y habiendo ascendido en las filas del monasterio y de la Iglesia, comprendía el rompecabezas que había en el corazón del sentimiento religioso popular. La gente era muy consciente de su pecaminosidad y buscaba expurgarla emprendiendo una peregrinación, o si eso no era posible, dotar a un monje o monja para que viviera una vida de santidad secuestrada en su nombre. Pero su inevitable inmersión en el mundo significaba que era imposible llevar a cabo todas las penitencias que consumían tiempo y que podían seguir el ritmo de su siempre creciente catálogo de pecados. Urbano vio que podía cortar el nudo gordiano prescribiendo una Cruzada. Por fin había una forma de que los hombres entregados a la violencia, una de las más graves de sus fechorías, la utilizasen como acto de penitencia. De la noche a la mañana, los más necesitados de penitencia se convirtieron en la causa del éxito de la Cruzada.Aunque existen diferentes versiones del sermón de Urbano, todas nombran los mismos elementos básicos. El Papa habló de la necesidad de acabar con la violencia que los caballeros europeos mantenían entre sí, de la necesidad de ayudar a los cristianos orientales en su contienda con el Islam y de volver a hacer seguros los caminos de los peregrinos a Jerusalén. Propuso hacerlo mediante un nuevo tipo de guerra, una peregrinación armada que conduciría a grandes recompensas espirituales y terrenales, en la que se remitirían los pecados y quien muriera en la contienda eludiría el purgatorio y entraría inmediatamente en la dicha del cielo.El discurso del Papa en Clermont no mencionaba específicamente la liberación de Jerusalén; el objetivo al principio era sólo ayudar a Constantinopla y despejar los caminos hacia Jerusalén. Pero el mensaje posterior de Urbano, mientras viajaba por Europa recabando apoyo para la Cruzada, sí incluía la idea de liberar la Ciudad Santa.Aunque el discurso de Urbano parecía improvisado, en realidad estaba bien planificado. Había hablado de lanzar una cruzada con dos de los líderes más importantes del sur de Francia, que le dieron un apoyo entusiasta. Uno de ellos se encontraba en Clermont, el primero en tomar la causa. Durante lo que quedaba de 1095 y hasta el 96, el Papa Urbano difundió el mensaje por toda Francia e instó al clero a predicar en sus propias regiones e iglesias de toda Europa.A pesar de esta planificación, la respuesta al llamamiento a la Cruzada fue una sorpresa. En lugar de instar a la gente a UNIRSE a la campaña, los obispos tuvieron que disuadir a ciertas personas de unirse. Las mujeres, los monjes y los enfermos estaban prohibidos, aunque muchos protestaron por su exclusión. Algunos hicieron algo más que protestar; desafiaron a los funcionarios e hicieron planes para ir de todos modos. Cuando el Papa Urbano concibió originalmente la cruzada, imaginó a los caballeros y a la nobleza liderando ejércitos entrenados. Fue una sorpresa que miles de campesinos se unieran a la causa.¿Qué debía decir el obispo a estos campesinos cuando indicaron su intención de ir? "No pueden. Tienen que quedarse y cuidar sus campos y rebaños". Cuando los campesinos preguntaron por qué, los obispos no tuvieron una buena respuesta, así que formaron compañías y se pusieron en marcha. El clero se vio obligado a dar un permiso a regañadientes. Reunieron grupos locales de campesinos y les hicieron hacer un voto de devoción a la Santa Causa, fijando como destino la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.Junto al entusiasmo de los campesinos, Urbano cortejó a la nobleza de Europa, especialmente de Francia, para que liderara la Cruzada. Los caballeros del norte y el sur de Francia, Flandes, Alemania e Italia se dividieron en cuatro ejércitos. Lamentablemente, a menudo se veían en competencia unos con otros en lugar de estar unidos en una causa común. Compitieron por el protagonismo para dar gloria a Dios; y, por supuesto, por el botín que ello conllevaba.Mientras que los vástagos de las casas nobles dirigían algunos de los ejércitos, el grueso de los caballeros eran hijos menores de la nobleza cuyo único camino hacia la riqueza era la conquista. El hermano mayor estaba destinado a heredar el nombre y los bienes de la familia. Así que cientos de estos hijos menores vieron en las Cruzadas una forma de hacerse un nombre y de labrarse su propio dominio en las tierras recién adquiridas. Si no regresaban a Europa cargados de tesoros, esperaban establecerse en las tierras que habían ganado con la espada.Uno de los muchos y tristes resultados del giro de la Primera Cruzada fue la persecución de los judíos en el norte de Francia y en la zona Alemana de Renania. El antisemitismo burbujeó bajo la superficie de esta región durante generaciones. Ahora se desbordó cuando los campesinos y plebeyos se movilizaron para expulsar a los infieles de Tierra Santa. Algunos empezaron a preguntarse por qué era necesario un viaje al Oriente Medio cuando había personas que odiaban a Cristo que vivían justo al lado. Así que se atacó a los judíos, se quemaron sus casas y se saquearon los negocios.Como vimos en nuestro último episodio, los campesinos se formaron en bandas y se abrieron camino a través de Europa hasta Constantinopla. Carecían de la disciplina y los suministros de los caballeros, así que se abrieron camino hacia el Este, como Sherman en su marcha hacia el Mar durante la guerra civil americana. Aunque no conocemos las cifras, miles de estos cruzados campesinos fueron asesinados por el camino, ya que los defensores armados salieron a oponerse a su camino a través de sus tierras.Cuando finalmente llegaron a Constantinopla, fueron escoltados a toda prisa a través del Bósforo en agosto del año 1096. En ese momento se dividieron en dos grupos. Uno intentó reconquistar Nicea, pero fracasó cuando los turcos los rodearon y los aniquilaron. El otro grupo fue emboscado y masacrado en octubre.Esta fase de la Primera Cruzada se llama Cruzada del Pueblo porque estaba formada por entre 20 y 30.000 plebeyos. Su liderazgo incluía a algunos nobles menores, pero su líder más visible era el extraño Pedro el Ermitaño.El liderazgo de Pedro en la Cruzada del Pueblo se debía a sus encendidos sermones de reclutamiento. No era tan hábil en la gestión táctica de 30.000 aspirantes a guerreros. Una vez que llegaron a Constantinopla, su falta de habilidad administrativa se hizo evidente y el puñado de caballeros que se había alistado se dio cuenta de que tenía que tomar el control. Pero se negaron a someterse los unos a los otros y se fragmentaron en diferentes grupos basados en la nacionalidad. Esta falta de liderazgo resultó fatal. Perdieron el control de su supuesto ejército, que se dedicó a saquear los hogares y las ciudades de los cristianos orientales. El contingente alemán consiguió apoderarse de una ciudad Selyúcida y los franceses comenzaron a agitar a sus líderes para que hicieran lo mismo. Un par de espías turcos difundieron el rumor en el campamento francés de que los alemanes marchaban hacia Nicea. Así que los franceses se apresuraron a adelantarse a ellos. Al pasar por un estrecho valle, fueron aniquilados por las fuerzas Selyúcidas que los esperaban.Un remanente consiguió volver a Constantinopla, donde se unió a los caballeros que justo entonces, al final del verano, llegaban de Europa. Esta fuerza se formó en contingentes agrupados en torno a los grandes señores. Este era el tipo de fuerza militar que el Papa Urbano II y el emperador Alejo habían previsto.Los cruzados se dieron cuenta de que tenían que conquistar y ocupar primero Antioquía, en Siria, o la victoria sobre Jerusalén sería efímera. Tomaron la ciudad, pero luego sobrevivieron a duras penas a un asedio de los turcos. Al romper el asedio en la primavera del año 1099, los líderes de la Cruzada pusieron fin a sus disputas y marcharon hacia el Sur. Su ruta los llevó a lo largo de la costa hasta Cesárea, donde se dirigieron hacia el interior, hacia su objetivo. Llegaron a las cercanías de Jerusalén a principios de junio.Para entonces el ejército se había reducido a 20.000 hombres. El efecto de ver la Ciudad Santa por primera vez fue electrizante. Estos hombres habían luchado y se habían abierto paso a través de miles de kilómetros, dejando sus hogares y culturas para encontrar nuevas vistas, sonidos y sabores. Y en cada paso del camino, su objetivo era Jerusalén, el lugar donde Jesús había vivido y muerto. Los relatos de ese momento dicen que los guerreros se arrodillaron y besaron la tierra sagrada. Se quitaron la armadura y, con los pies descalzos y llorando, clamaron a Dios en confesión y alabanza.Cinco días después se produjo un ataque desesperado pero inútil contra la Ciudad. Los defensores de Jerusalén utilizaron brea y aceite hirviendo, con lluvias de piedras y cualquier otra cosa que pudiera hacer daño. Entonces los cruzados iniciaron un asedio que siguió el curso habitual. Se construyeron escaleras, torres de escalada y otros motores de asedio. El problema es que tenían que recorrer kilómetros para conseguir madera. Todos los árboles de los alrededores de Jerusalén habían sido cortados por el general romano Tito doce siglos antes. Nunca habían vuelto a crecer.La ciudad estaba rodeada por tres lados por Raymundo de Tolosa, Godofredo, Tancredo y Roberto de Normandía. Era un verano caluroso y el sufrimiento de los sitiadores era intenso, pues el agua escaseaba. Pronto, los valles y colinas que rodeaban las murallas de la ciudad se cubrieron de caballos muertos, cuyos cadáveres putrefactos hacían insoportable la vida en el campamento.Alguien tuvo la brillante idea de duplicar el plan de batalla de Josué en Jericó. Así que los cruzados se quitaron los zapatos y, con los sacerdotes a la cabeza, empezaron a marchar alrededor de Jerusalén, con la esperanza de que las murallas cayeran. Por supuesto, no lo hicieron. Me pregunto qué hicieron con el que tuvo la idea. La ayuda llegó por fin con la llegada al puerto de Jope de una flota procedente de Génova que transportaba obreros y suministros que se pusieron a trabajar en la construcción de nuevos equipos de asedio.Por fin llegó el día del asalto final. Una enorme torre rematada por una cruz dorada fue arrastrada hasta las murallas y se dejó caer un enorme puente de tablones para que los cruzados pudieran precipitarse desde la torre hasta la cima de la muralla. Los debilitados defensores no pudieron detener la masa de guerreros que inundaron su Ciudad.La matanza que siguió es un capítulo más de las muchas escenas de este tipo que ha conocido Jerusalén.Una vez asegurada la Ciudad, los cruzados, salpicados de sangre, hicieron una pausa para arrojar un hueso a Dios. Dirigidos por Godofredo, recién cambiado de traje de lino blanco, los cruzados se dirigieron a la iglesia del Santo Sepulcro y ofrecieron oraciones y acciones de gracias. Luego, terminadas las devociones, se reanudó la masacre. Ni las lágrimas de las mujeres, ni los gritos de los niños, sirvieron para frenar el terror. Los líderes trataron de contener a sus tropas, pero se les había soltado la cadena y estaban decididos a dejar salir toda la sangre posible de los cuerpos.Cuando por fin terminó, los prisioneros musulmanes se vieron obligados a limpiar las calles de cadáveres y sangre para salvar la ciudad de la peste.¿Recuerdas a Pedro el Ermitaño, que había conducido al ejército de campesinos al desastre? Llegó a Jerusalén antes de regresar a Europa, donde fundó un monasterio y murió en el año 1115.El Papa Urbano II también murió apenas dos semanas después de la caída de Jerusalén, antes de que le llegara la noticia.Mirando hacia atrás, está claro que la Primera Cruzada llegó probablemente en el único momento en que podía tener éxito. Los turcos Selyúcidas se habían dividido en facciones rivales en 1092. Los cruzados entraron en la región como un cuchillo antes de que se abriera una nueva era de unión y conquista musulmana. Eso es lo que tendrían que afrontar ahora los cruzados recién llegados.Sólo ocho días después de capturar Jerusalén, se estableció un gobierno permanente. Se llamó "Reino de Jerusalén". Godofredo fue elegido rey, pero rechazó el título de realeza, no queriendo llevar una corona de oro donde el Salvador había llevado una corona de espinas. Adoptó el título de Barón y Defensor del Santo Sepulcro.Desde el momento de su nacimiento, el Reino de Jerusalén tuvo problemas. Menos de un año después, pidieron refuerzos a los alemanes. Y Godofredo sobrevivió a la toma de Jerusalén por sólo un año. Fue enterrado en la Iglesia del Santo Sepulcro, donde aún se exhiben su espada y sus espuelas. En su tumba está la inscripción "Aquí yace Godofredo de Bouillon, que conquistó todo este territorio para la religión Cristiana. Que su alma descanse con Cristo".Roma se movilizó inmediatamente para que el Reino de Jerusalén formara parte de su región de hegemonía. El arzobispo de Pisa, Dagoberto, que había participado en la Cruzada, fue elegido patriarca de Jerusalén.Los nuevos gobernantes pasaron de la conquista a la defensa y el gobierno. Intentaron aplicar el sistema feudal de Europa a la sociedad de Oriente Medio. El territorio conquistado se distribuyó entre los barones cruzados, que mantuvieron sus posesiones bajo el rey de Jerusalén como señor. Los cuatro feudos principales eran Jaffa, Galilea, Sidón y, al este del río Jordán, una región llamada Kerat. Los condes de Trípoli y Edesa y el príncipe de Antioquía eran independientes de Jerusalén, pero estaban estrechamente aliados debido a la cercana amenaza musulmana.La ocupación de Israel por parte de los cruzados estuvo lejos de ser pacífica. El reino se vio desgarrado por constantes intrigas de gobernantes civiles y clérigos religiosos. Todo ello mientras se enfrentaba a interminables amenazas desde el exterior. Pero fue la lucha interna la principal causa de debilidad. Los monjes se instalaron en enjambres por todo el país. Los franciscanos se convirtieron en guardianes de los lugares santos. Los hijos de los cruzados con mujeres musulmanas, llamados Pullani, se convirtieron en una plaga, ya que se entregaron a la codicia implacable y a la inmoralidad más grotesca.Cuando murió Godofredo, le sigio su hermano Balduino, conde de Edesa. Balduino era inteligente y el rey más activo de Jerusalén. Murió al cabo de ocho años; su cuerpo fue depositado junto al de su hermano.Durante el reinado de Balduino, el reino creció considerablemente. Cesárea cayó en manos de los cruzados en el año 1101, luego Ptolemais en 1104. Beirut en 1110. Pero Damasco nunca cayó en manos de los cruzados. Con el progreso de sus armas, construyeron castillos por todas sus posesiones en Oriente Próximo. Las ruinas de esas fortificaciones se mantienen hoy en día y son lugares turísticos de primer orden.Muchos de los cruzados, que comenzaron la aventura planeando volver a Europa, decidieron más bien quedarse una vez terminada la obra de conquista. Uno de ellos escribió: "Nosotros, que éramos occidentales, somos ahora orientales. Hemos olvidado nuestra tierra natal". Otros cruzados sí regresaron a Europa, pero lo hicieron más tarde. Incluso varios reyes europeos pasaron largas estancias en Tierra Santa.Durante el reinado de Balduino, la mayoría de los líderes de la Primera Cruzada murieron o volvieron a casa. Pero sus filas se reponían continuamente con nuevas expediciones procedentes de Europa. El Papa Pascual II, sucesor de Urbano II, envió un llamamiento a los reclutas. Las ciudades italianas proporcionaron flotas y se coordinaron con las fuerzas terrestres. Los venecianos, pisanos y genoveses establecieron cuarteles propios en Jerusalén, Acre y otras ciudades. Miles de personas se adhirieron a la causa de los cruzados en Lombardía, Francia y Alemania. Estaban dirigidos por Anselmo, arzobispo de Milán, Esteban, duque de Borgoña, Guillermo, duque de Aquitania, Ida de Austria y otros. Hugo, que se había ido a casa, regresó. Bohemundo también regresó con 34.000. Dos ejércitos cruzados atacaron la fortaleza islámica de Bagdad.El sobrino de Balduino, también llamado Balduino, sucedió a su tío y reinó durante 13 años, hasta 1131. Conquistó la estratégica ciudad de Tiro en la costa. Era el año 1124 y eso marcó el punto álgido del poder de los cruzados.Durante los siguientes 60 años, Jerusalén vio una sucesión de gobernantes débiles mientras los musulmanes, desde Damasco hasta Egipto, se unían bajo un nuevo grupo de líderes competentes y carismáticos. El último de ellos fue Saladino. Se convirtió en califa en el año 1174 y se dispuso a retomar Jerusalén.Pero esa historia es para nuestro próximo episodio . . .

Episodio 55 - Las Cruzadas, 2ª parteComo afirma acertadamente Bruce Shelly en su excelente libro Church History in Plain Language, durante los últimos 700 años los cristianos han intentado olvidar las Cruzadas, aunque ni los judíos ni los musulmanes se lo permitan. Los cristianos modernos quieren descartar esa época de la Historia de la Iglesia como el fanatismo alocado de los analfabetos y supersticiosos. Pero hacerlo es mostrar nuestro propio tipo de fanatismo, uno que descuida el contexto histórico de la Edad Media europea.Los cruzados eran seres humanos que, como nosotros, tenían motivos encontrados, a menudo en conflicto. La palabra cruzada significa "tomar la cruz", esperemos que sea siguiendo el ejemplo de Cristo. Por eso, de camino a Tierra Santa los cruzados llevaban la cruz en el pecho. Al volver a casa la llevaban en la espalda.Al reunir a la nobleza europea para unirse a la Primera Cruzada, el Papa Urbano II les prometió el perdón de los pecados pasados. La mayoría de ellos sentía una profunda reverencia por la tierra que había pisado Jesús. Esa devoción fue captada más tarde por Shakespeare cuando hace decir al rey Enrique IVEstamos impresionados y comprometidos a luchar...Para perseguir a esos paganos en esos campos sagradosSobre cuyos acres caminaron esos benditos pies,Que hace mil cuatrocientos años fueron clavadosPor nuestra ventaja en la amarga cruz. Para Urbano y los papas posteriores, las Cruzadas eran una Guerra Santa. Agustín, cuya teología dio forma a la Iglesia medieval, estableció los principios de una "guerra justa". Decía que debía ser conducida por el Estado; su objetivo general era defender una justicia en peligro, lo que significaba más estrechamente que debía ser defensiva para proteger la vida y la propiedad. En la conducción de esa guerra justa debe haber respeto por los no combatientes, los rehenes y los prisioneros. Y aunque todo esto pudo estar en la mente del Papa Urbano y de otros líderes eclesiásticos cuando convocaron la Primera Cruzada, esos ideales no pasaron de los límites de Europa. Una vez que los cruzados llegaron a Oriente, las dificultades de su paso conspiraron para justificar en sus mentes el saqueo al por mayor de los inocentes. Incluso aquellos que originalmente habían tomado la cruz de los cruzados con intenciones nobles, no querían quedarse al margen de la adquisición del tesoro una vez que comenzara el saqueo. Al fin y al cabo, todos los demás lo están haciendo...Volviendo a nuestra narración de la Primera Cruzada, recapitulemos...Lo que desencadenó la Cruzada fue una petición de ayuda del emperador bizantino Alejo I Komnenos. Alejo estaba preocupado por los avances de los turcos Selyúcidas musulmanes, que habían llegado hasta el oeste de Nicea, un suburbio de Constantinopla. En marzo de 1095, Alejo envió enviados al Concilio de Piacenza para pedir al Papa Urbano II ayuda contra los turcos. La respuesta de Urbano fue positiva. Es probable que esperara sanar el Gran Cisma de 40 años antes que había separado a las iglesias de Occidente y Oriente.En el verano de 1095, Urbano se dirigió a su tierra natal, Francia, para reclutar personal para la campaña. Su viaje terminó en el Concilio de Clermont, en noviembre, donde pronunció un apasionado sermón ante una gran audiencia de nobles y clérigos franceses, detallando las atrocidades cometidas contra los peregrinos y los cristianos que vivían en Oriente por los musulmanes.Malcolm Gladwell escribió un bestseller en el año 2000 titulado El Punto de Inflexión. El discurso del Papa fue uno de ellos, un punto de inflexión épico que envió a la historia en una nueva dirección. Urbano comprendió que lo que proponía era un acto tan costoso, largo y arduo que equivalía a una forma de penitencia capaz de descargar todos los pecados de los que iban a la cruzada. Y comprendía cómo funcionaba la mente de su público. Procedente de una casa noble y habiendo ascendido en las filas del monasterio y de la Iglesia, comprendía el rompecabezas que había en el corazón del sentimiento religioso popular. La gente era muy consciente de su pecaminosidad y buscaba expurgarla emprendiendo una peregrinación, o si eso no era posible, dotar a un monje o monja para que viviera una vida de santidad secuestrada en su nombre. Pero su inevitable inmersión en el mundo significaba que era imposible llevar a cabo todas las penitencias que consumían tiempo y que podían seguir el ritmo de su siempre creciente catálogo de pecados. Urbano vio que podía cortar el nudo gordiano prescribiendo una Cruzada. Por fin había una forma de que los hombres entregados a la violencia, una de las más graves de sus fechorías, la utilizasen como acto de penitencia. De la noche a la mañana, los más necesitados de penitencia se convirtieron en la causa del éxito de la Cruzada.Aunque existen diferentes versiones del sermón de Urbano, todas nombran los mismos elementos básicos. El Papa habló de la necesidad de acabar con la violencia que los caballeros europeos mantenían entre sí, de la necesidad de ayudar a los cristianos orientales en su contienda con el Islam y de volver a hacer seguros los caminos de los peregrinos a Jerusalén. Propuso hacerlo mediante un nuevo tipo de guerra, una peregrinación armada que conduciría a grandes recompensas espirituales y terrenales, en la que se remitirían los pecados y quien muriera en la contienda eludiría el purgatorio y entraría inmediatamente en la dicha del cielo.El discurso del Papa en Clermont no mencionaba específicamente la liberación de Jerusalén; el objetivo al principio era sólo ayudar a Constantinopla y despejar los caminos hacia Jerusalén. Pero el mensaje posterior de Urbano, mientras viajaba por Europa recabando apoyo para la Cruzada, sí incluía la idea de liberar la Ciudad Santa.Aunque el discurso de Urbano parecía improvisado, en realidad estaba bien planificado. Había hablado de lanzar una cruzada con dos de los líderes más importantes del sur de Francia, que le dieron un apoyo entusiasta. Uno de ellos se encontraba en Clermont, el primero en tomar la causa. Durante lo que quedaba de 1095 y hasta el 96, el Papa Urbano difundió el mensaje por toda Francia e instó al clero a predicar en sus propias regiones e iglesias de toda Europa.A pesar de esta planificación, la respuesta al llamamiento a la Cruzada fue una sorpresa. En lugar de instar a la gente a UNIRSE a la campaña, los obispos tuvieron que disuadir a ciertas personas de unirse. Las mujeres, los monjes y los enfermos estaban prohibidos, aunque muchos protestaron por su exclusión. Algunos hicieron algo más que protestar; desafiaron a los funcionarios e hicieron planes para ir de todos modos. Cuando el Papa Urbano concibió originalmente la cruzada, imaginó a los caballeros y a la nobleza liderando ejércitos entrenados. Fue una sorpresa que miles de campesinos se unieran a la causa.¿Qué debía decir el obispo a estos campesinos cuando indicaron su intención de ir? "No pueden. Tienen que quedarse y cuidar sus campos y rebaños". Cuando los campesinos preguntaron por qué, los obispos no tuvieron una buena respuesta, así que formaron compañías y se pusieron en marcha. El clero se vio obligado a dar un permiso a regañadientes. Reunieron grupos locales de campesinos y les hicieron hacer un voto de devoción a la Santa Causa, fijando como destino la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.Junto al entusiasmo de los campesinos, Urbano cortejó a la nobleza de Europa, especialmente de Francia, para que liderara la Cruzada. Los caballeros del norte y el sur de Francia, Flandes, Alemania e Italia se dividieron en cuatro ejércitos. Lamentablemente, a menudo se veían en competencia unos con otros en lugar de estar unidos en una causa común. Compitieron por el protagonismo para dar gloria a Dios; y, por supuesto, por el botín que ello conllevaba.Mientras que los vástagos de las casas nobles dirigían algunos de los ejércitos, el grueso de los caballeros eran hijos menores de la nobleza cuyo único camino hacia la riqueza era la conquista. El hermano mayor estaba destinado a heredar el nombre y los bienes de la familia. Así que cientos de estos hijos menores vieron en las Cruzadas una forma de hacerse un nombre y de labrarse su propio dominio en las tierras recién adquiridas. Si no regresaban a Europa cargados de tesoros, esperaban establecerse en las tierras que habían ganado con la espada.Uno de los muchos y tristes resultados del giro de la Primera Cruzada fue la persecución de los judíos en el norte de Francia y en la zona Alemana de Renania. El antisemitismo burbujeó bajo la superficie de esta región durante generaciones. Ahora se desbordó cuando los campesinos y plebeyos se movilizaron para expulsar a los infieles de Tierra Santa. Algunos empezaron a preguntarse por qué era necesario un viaje al Oriente Medio cuando había personas que odiaban a Cristo que vivían justo al lado. Así que se atacó a los judíos, se quemaron sus casas y se saquearon los negocios.Como vimos en nuestro último episodio, los campesinos se formaron en bandas y se abrieron camino a través de Europa hasta Constantinopla. Carecían de la disciplina y los suministros de los caballeros, así que se abrieron camino hacia el Este, como Sherman en su marcha hacia el Mar durante la guerra civil americana. Aunque no conocemos las cifras, miles de estos cruzados campesinos fueron asesinados por el camino, ya que los defensores armados salieron a oponerse a su camino a través de sus tierras.Cuando finalmente llegaron a Constantinopla, fueron escoltados a toda prisa a través del Bósforo en agosto del año 1096. En ese momento se dividieron en dos grupos. Uno intentó reconquistar Nicea, pero fracasó cuando los turcos los rodearon y los aniquilaron. El otro grupo fue emboscado y masacrado en octubre.Esta fase de la Primera Cruzada se llama Cruzada del Pueblo porque estaba formada por entre 20 y 30.000 plebeyos. Su liderazgo incluía a algunos nobles menores, pero su líder más visible era el extraño Pedro el Ermitaño.El liderazgo de Pedro en la Cruzada del Pueblo se debía a sus encendidos sermones de reclutamiento. No era tan hábil en la gestión táctica de 30.000 aspirantes a guerreros. Una vez que llegaron a Constantinopla, su falta de habilidad administrativa se hizo evidente y el puñado de caballeros que se había alistado se dio cuenta de que tenía que tomar el control. Pero se negaron a someterse los unos a los otros y se fragmentaron en diferentes grupos basados en la nacionalidad. Esta falta de liderazgo resultó fatal. Perdieron el control de su supuesto ejército, que se dedicó a saquear los hogares y las ciudades de los cristianos orientales. El contingente alemán consiguió apoderarse de una ciudad Selyúcida y los franceses comenzaron a agitar a sus líderes para que hicieran lo mismo. Un par de espías turcos difundieron el rumor en el campamento francés de que los alemanes marchaban hacia Nicea. Así que los franceses se apresuraron a adelantarse a ellos. Al pasar por un estrecho valle, fueron aniquilados por las fuerzas Selyúcidas que los esperaban.Un remanente consiguió volver a Constantinopla, donde se unió a los caballeros que justo entonces, al final del verano, llegaban de Europa. Esta fuerza se formó en contingentes agrupados en torno a los grandes señores. Este era el tipo de fuerza militar que el Papa Urbano II y el emperador Alejo habían previsto.Los cruzados se dieron cuenta de que tenían que conquistar y ocupar primero Antioquía, en Siria, o la victoria sobre Jerusalén sería efímera. Tomaron la ciudad, pero luego sobrevivieron a duras penas a un asedio de los turcos. Al romper el asedio en la primavera del año 1099, los líderes de la Cruzada pusieron fin a sus disputas y marcharon hacia el Sur. Su ruta los llevó a lo largo de la costa hasta Cesárea, donde se dirigieron hacia el interior, hacia su objetivo. Llegaron a las cercanías de Jerusalén a principios de junio.Para entonces el ejército se había reducido a 20.000 hombres. El efecto de ver la Ciudad Santa por primera vez fue electrizante. Estos hombres habían luchado y se habían abierto paso a través de miles de kilómetros, dejando sus hogares y culturas para encontrar nuevas vistas, sonidos y sabores. Y en cada paso del camino, su objetivo era Jerusalén, el lugar donde Jesús había vivido y muerto. Los relatos de ese momento dicen que los guerreros se arrodillaron y besaron la tierra sagrada. Se quitaron la armadura y, con los pies descalzos y llorando, clamaron a Dios en confesión y alabanza.Cinco días después se produjo un ataque desesperado pero inútil contra la Ciudad. Los defensores de Jerusalén utilizaron brea y aceite hirviendo, con lluvias de piedras y cualquier otra cosa que pudiera hacer daño. Entonces los cruzados iniciaron un asedio que siguió el curso habitual. Se construyeron escaleras, torres de escalada y otros motores de asedio. El problema es que tenían que recorrer kilómetros para conseguir madera. Todos los árboles de los alrededores de Jerusalén habían sido cortados por el general romano Tito doce siglos antes. Nunca habían vuelto a crecer.La ciudad estaba rodeada por tres lados por Raymundo de Tolosa, Godofredo, Tancredo y Roberto de Normandía. Era un verano caluroso y el sufrimiento de los sitiadores era intenso, pues el agua escaseaba. Pronto, los valles y colinas que rodeaban las murallas de la ciudad se cubrieron de caballos muertos, cuyos cadáveres putrefactos hacían insoportable la vida en el campamento.Alguien tuvo la brillante idea de duplicar el plan de batalla de Josué en Jericó. Así que los cruzados se quitaron los zapatos y, con los sacerdotes a la cabeza, empezaron a marchar alrededor de Jerusalén, con la esperanza de que las murallas cayeran. Por supuesto, no lo hicieron. Me pregunto qué hicieron con el que tuvo la idea. La ayuda llegó por fin con la llegada al puerto de Jope de una flota procedente de Génova que transportaba obreros y suministros que se pusieron a trabajar en la construcción de nuevos equipos de asedio.Por fin llegó el día del asalto final. Una enorme torre rematada por una cruz dorada fue arrastrada hasta las murallas y se dejó caer un enorme puente de tablones para que los cruzados pudieran precipitarse desde la torre hasta la cima de la muralla. Los debilitados defensores no pudieron detener la masa de guerreros que inundaron su Ciudad.La matanza que siguió es un capítulo más de las muchas escenas de este tipo que ha conocido Jerusalén.Una vez asegurada la Ciudad, los cruzados, salpicados de sangre, hicieron una pausa para arrojar un hueso a Dios. Dirigidos por Godofredo, recién cambiado de traje de lino blanco, los cruzados se dirigieron a la iglesia del Santo Sepulcro y ofrecieron oraciones y acciones de gracias. Luego, terminadas las devociones, se reanudó la masacre. Ni las lágrimas de las mujeres, ni los gritos de los niños, sirvieron para frenar el terror. Los líderes trataron de contener a sus tropas, pero se les había soltado la cadena y estaban decididos a dejar salir toda la sangre posible de los cuerpos.Cuando por fin terminó, los prisioneros musulmanes se vieron obligados a limpiar las calles de cadáveres y sangre para salvar la ciudad de la peste.¿Recuerdas a Pedro el Ermitaño, que había conducido al ejército de campesinos al desastre? Llegó a Jerusalén antes de regresar a Europa, donde fundó un monasterio y murió en el año 1115.El Papa Urbano II también murió apenas dos semanas después de la caída de Jerusalén, antes de que le llegara la noticia.Mirando hacia atrás, está claro que la Primera Cruzada llegó probablemente en el único momento en que podía tener éxito. Los turcos Selyúcidas se habían dividido en facciones rivales en 1092. Los cruzados entraron en la región como un cuchillo antes de que se abriera una nueva era de unión y conquista musulmana. Eso es lo que tendrían que afrontar ahora los cruzados recién llegados.Sólo ocho días después de capturar Jerusalén, se estableció un gobierno permanente. Se llamó "Reino de Jerusalén". Godofredo fue elegido rey, pero rechazó el título de realeza, no queriendo llevar una corona de oro donde el Salvador había llevado una corona de espinas. Adoptó el título de Barón y Defensor del Santo Sepulcro.Desde el momento de su nacimiento, el Reino de Jerusalén tuvo problemas. Menos de un año después, pidieron refuerzos a los alemanes. Y Godofredo sobrevivió a la toma de Jerusalén por sólo un año. Fue enterrado en la Iglesia del Santo Sepulcro, donde aún se exhiben su espada y sus espuelas. En su tumba está la inscripción "Aquí yace Godofredo de Bouillon, que conquistó todo este territorio para la religión Cristiana. Que su alma descanse con Cristo".Roma se movilizó inmediatamente para que el Reino de Jerusalén formara parte de su región de hegemonía. El arzobispo de Pisa, Dagoberto, que había participado en la Cruzada, fue elegido patriarca de Jerusalén.Los nuevos gobernantes pasaron de la conquista a la defensa y el gobierno. Intentaron aplicar el sistema feudal de Europa a la sociedad de Oriente Medio. El territorio conquistado se distribuyó entre los barones cruzados, que mantuvieron sus posesiones bajo el rey de Jerusalén como señor. Los cuatro feudos principales eran Jaffa, Galilea, Sidón y, al este del río Jordán, una región llamada Kerat. Los condes de Trípoli y Edesa y el príncipe de Antioquía eran independientes de Jerusalén, pero estaban estrechamente aliados debido a la cercana amenaza musulmana.La ocupación de Israel por parte de los cruzados estuvo lejos de ser pacífica. El reino se vio desgarrado por constantes intrigas de gobernantes civiles y clérigos religiosos. Todo ello mientras se enfrentaba a interminables amenazas desde el exterior. Pero fue la lucha interna la principal causa de debilidad. Los monjes se instalaron en enjambres por todo el país. Los franciscanos se convirtieron en guardianes de los lugares santos. Los hijos de los cruzados con mujeres musulmanas, llamados Pullani, se convirtieron en una plaga, ya que se entregaron a la codicia implacable y a la inmoralidad más grotesca.Cuando murió Godofredo, le sigio su hermano Balduino, conde de Edesa. Balduino era inteligente y el rey más activo de Jerusalén. Murió al cabo de ocho años; su cuerpo fue depositado junto al de su hermano.Durante el reinado de Balduino, el reino creció considerablemente. Cesárea cayó en manos de los cruzados en el año 1101, luego Ptolemais en 1104. Beirut en 1110. Pero Damasco nunca cayó en manos de los cruzados. Con el progreso de sus armas, construyeron castillos por todas sus posesiones en Oriente Próximo. Las ruinas de esas fortificaciones se mantienen hoy en día y son lugares turísticos de primer orden.Muchos de los cruzados, que comenzaron la aventura planeando volver a Europa, decidieron más bien quedarse una vez terminada la obra de conquista. Uno de ellos escribió: "Nosotros, que éramos occidentales, somos ahora orientales. Hemos olvidado nuestra tierra natal". Otros cruzados sí regresaron a Europa, pero lo hicieron más tarde. Incluso varios reyes europeos pasaron largas estancias en Tierra Santa.Durante el reinado de Balduino, la mayoría de los líderes de la Primera Cruzada murieron o volvieron a casa. Pero sus filas se reponían continuamente con nuevas expediciones procedentes de Europa. El Papa Pascual II, sucesor de Urbano II, envió un llamamiento a los reclutas. Las ciudades italianas proporcionaron flotas y se coordinaron con las fuerzas terrestres. Los venecianos, pisanos y genoveses establecieron cuarteles propios en Jerusalén, Acre y otras ciudades. Miles de personas se adhirieron a la causa de los cruzados en Lombardía, Francia y Alemania. Estaban dirigidos por Anselmo, arzobispo de Milán, Esteban, duque de Borgoña, Guillermo, duque de Aquitania, Ida de Austria y otros. Hugo, que se había ido a casa, regresó. Bohemundo también regresó con 34.000. Dos ejércitos cruzados atacaron la fortaleza islámica de Bagdad.El sobrino de Balduino, también llamado Balduino, sucedió a su tío y reinó durante 13 años, hasta 1131. Conquistó la estratégica ciudad de Tiro en la costa. Era el año 1124 y eso marcó el punto álgido del poder de los cruzados.Durante los siguientes 60 años, Jerusalén vio una sucesión de gobernantes débiles mientras los musulmanes, desde Damasco hasta Egipto, se unían bajo un nuevo grupo de líderes competentes y carismáticos. El último de ellos fue Saladino. Se convirtió en califa en el año 1174 y se dispuso a retomar Jerusalén.Pero esa historia es para nuestro próximo episodio . . .

Episodio 54 - Las Cruzadas - Parte 1En el primer episodio de Communio Sanctorum, echamos un vistazo a las distintas formas de estudiar la historia a lo largo del tiempo. En el mundo antiguo, la historia era, la mayoría de las veces, propaganda. El viejo adagio de que "la historia la escriben los vencedores" era ciertamente cierto para los antiguos. Con la implantación del Método Científico en la Era Moderna, la investigación y el registro de la historia se hicieron más imparciales y precisos. Estaba lejos de ser un informe puro, pero ya no podía considerarse propaganda descarada. La Era Posmoderna ha visto un retorno a la parcialidad; esta vez una sospecha casi instintiva de TODOS los intentos anteriores de registrar la historia. Incluso los intentos de la Modernidad de documentar la historia son sospechosos y se asumen como culpables de registrar poco más que la parcialidad de los autores, aunque sus trabajos fueran anotados con datos bibliográficos y revisados por otras autoridades. Los críticos posmodernos adoptan la presuposición de que toda la historia registrada es una invención, especialmente si hay algo heroico o virtuoso. Si es una historia oscura de desesperanza y tragedia, bueno, entonces, tal vez pueda aceptarse. Es casi como si los posmodernos quisieran compensar la afición de los antiguos historiadores a la propaganda. Los posmodernos tachan la historia de "neg-propaganda", si puedo acuñar una palabra.Intentemos despojarnos de nuestros prejuicios, aunque no podamos hacerlo del todo, al examinar las Cruzadas. En lugar de añadir a los cristianos de Europa de los siglos XI y XII las sensibilidades de las personas que viven mil años después, intentemos comprender el razonamiento que hay detrás de la idea de tomar una horquilla o una espada y hacer un viaje que altera la vida a lo largo de cientos de kilómetros, a través de tierras extrañas, para arriesgar la vida por ¿Qué? Ah, sí, para librar a Tierra Santa de infieles paganos.Espera; Sr. Cruzado; ¿has estado alguna vez en Tierra Santa? ¿Posees allí tierras que te han robado? ¿Tienes parientes o amigos allí a los que tienes que proteger? ¿Has conocido a alguno de esos infieles? ¿Sabes en qué creen o por qué han invadido?¿No? Entonces, ¿por qué estás tan entusiasmado con la idea de marchar por medio mundo para liberar una tierra que no te ha interesado mucho antes de un pueblo del que no sabes nada?¿Lo ves? Deben existir fuerzas poderosas en las mentes y los corazones de los pueblos de Europa para que acudan en tan gran número a una Cruzada. Puede que nos parezcan terriblemente mal concebidas sus razones para emprender una cruzada, pero estaban totalmente entregadas a ellas.Las Cruzadas reflejaron un nuevo dinamismo en el cristianismo de la Europa medieval. La gente estaba impulsada por el fervor religioso, el ansia de aventura y, por supuesto, si se podía aportar algo de riqueza personal, mejor. Durante 200 años, los cruzados intentaron expulsar a los musulmanes de Tierra Santa. Parece que todos los personajes pintorescos de esta época se involucraron en la causa, desde Pedro el Ermitaño en la 1ª Cruzada, hasta el piadoso Luis IX, rey de Francia, que inspiró la 6ª y 7ª.Muchos europeos de la época medieval consideraban la peregrinación como una forma de penitencia especialmente conmovedora. Estas peregrinaciones solían ser viajes a un lugar santo local o a un santuario erigido para conmemorar un milagro, o a catedrales donde se guardaban las reliquias de algún santo en un relicario. Pero había una peregrinación que se consideraba que obtenía una dosis especial de gracia: un viaje a la Ciudad Santa de Jerusalén. Los mercaderes de Jerusalén hacían un buen negocio al mantener la constante avalancha de peregrinos cristianos abastecidos con comida, alojamiento y, por supuesto, recuerdos sagrados. Algunos peregrinos iban solos; otros, en grupo -versiones antiguas de la actual gira por Tierra Santa-. Cuando los peregrinos llegaban a Jerusalén, hacían la ronda por todos los puntos de interés tradicionales. Recorrieron la Vía Dolorosa hasta el Calvario y luego se sentaron a orar durante horas. Cuando estos peregrinos volvían a casa, eran estimados por su comunidad como verdaderos santos; figuras elevadas de la espiritualidad.Durante siglos, los peregrinos pacíficos viajaron de Europa a Palestina. La llegada del Islam a Oriente Medio en el siglo VII no interfirió. En el siglo X, los obispos europeos organizaron peregrinaciones masivas a Tierra Santa. La más grande que conocemos partió de Alemania en 1065, con unos 7.000 viajeros. Son muchos autobuses.Impedir el viaje de un peregrino era considerado por la Iglesia medieval como una grave infracción del protocolo, porque ponías en peligro su salvación. Si su peregrinaje era una penitencia por algún pecado, podías negarle el perdón al alterar su curso. La mentalidad de los cristianos europeos pasó a ser de extremo cuidado para no interferir con los peregrinos una vez que se habían puesto en marcha.Todo esto se enfrentó a un gran problema en el siglo XI, cuando una nueva fuerza musulmana tomó el control de Oriente Medio. Los turcos Selyúcidas, nuevos y fanáticos conversos al Islam, llegaron para saquear la región. Se apoderaron de Jerusalén de sus compatriotas musulmanes y luego se desplazaron hacia el norte, a Asia Menor.El Imperio Bizantino intentó desesperadamente detener su avance, pero en la batalla de Manzikert, en 1071, los turcos capturaron al emperador oriental y dispersaron su ejército. En pocos años se perdió casi toda Asia Menor, la principal fuente de riqueza y tropas bizantinas, y el nuevo emperador bizantino envió frenéticos llamamientos a Occidente en busca de ayuda. Suplicó a la nobleza europea y al Papa, buscando mercenarios que ayudaran a rescatar el territorio perdido.Entonces, empezaron a llegar informes sobre el abuso de los peregrinos cristianos en los caminos controlados por los turcos hacia Jerusalén. El goteo se convirtió en una corriente, en un río. Incluso cuando los peregrinos no eran maltratados, estaban sujetos a fuertes multas para viajar a través de tierras musulmanas.La descripción estándar y breve del inicio de la Primera Cruzada es la siguiente En 1095, el emperador oriental Alejo I envió una petición urgente de ayuda contra los musulmanes al Papa Urbano II. El Papa respondió predicando uno de los sermones más influyentes de la historia. En un campo cercano a Clermont (Francia), dijo a la enorme multitud que se había reunido: "Vuestros hermanos orientales os han pedido ayuda. Los turcos y los árabes han conquistado sus territorios. Yo, o mejor dicho, el Señor os ruega que destruyáis esa vil raza de sus tierras".Pero en el llamamiento de Urbano había algo más que liberar a Oriente de las hordas infieles. También mencionó la necesidad europea de más tierras. Dijo: "Porque esta tierra que habitáis es demasiado estrecha para vuestra numerosa población, ni abunda en riquezas, y apenas proporciona alimentos suficientes para sus cultivadores. Por eso os matáis y os devoráis unos a otros, entráis en el camino del Santo Sepulcro, arrebatáis esa tierra a la raza impía y la sometéis a vosotros mismos."Los papas y los obispos acostumbraban a hacer proclamas tan audaces y a lanzar llamamientos conmovedores. Casi siempre eran recibidos con fuertes "¡Amén!" y afirmaciones de la rectitud de su llamamiento. Después, la gente se iba a casa a comer y olvidaba enseguida todo lo que acababa de oír. Así que la respuesta al sermón de Urban de aquel día fue sorprendente. La multitud empezó a corear: "Deus vult = Dios lo quiere". Pero hicieron algo más que corear. Personas de todo el espectro socioeconómico de Europa iniciaron los preparativos para hacer precisamente lo que el Papa había dicho: ir a Jerusalén y liberarla de los musulmanes. Cosieron cruces en sus túnicas, las pintaron en sus escudos, encendieron las herrerías y fabricaron espadas, lanzas y mazas. Los plebeyos que no podían permitirse una armadura o armas de verdad, fabricaron garrotes y palos afilados.Iban a realizar un nuevo tipo de peregrinación. No como humildes adoradores, sino como guerreros armados. Su enemigo no era el mundo, la carne y el diablo; era el infiel musulmán que profanaba los Santos Lugares.¡Cuando el Papa terminó su apasionado llamamiento ante la fuerte afirmación de la multitud, declaró que su lema Deus Vult! sería el grito de guerra de los cruzados en la próxima campaña.Los peregrinos acordaron dirigirse hacia el este como pudieran, reuniéndose en Constantinopla. Luego se formarían en ejércitos y marcharían hacia el sur, hacia el enemigo.La Primera Cruzada estaba en marcha.Cuando se corrió la voz en Francia y Alemania sobre la santa misión, personas de todos los niveles sociales se vieron envueltas en el fervor cruzado. Un entusiasmo similar se observó en las Fiebre del Oro de California y del Yukón. No es difícil entender por qué. Debemos tener cuidado en este punto porque, alejados por mil años, no podemos presumir de conocer las motivaciones que dieron forma a las acciones de cada cruzado, aunque no son pocos los historiadores que afirman poder hacerlo. Seguramente los motivos eran variados y diversos. Algunos, por simple obediencia a la Iglesia y al Papa, creían que era la voluntad de Dios expulsar a los musulmanes de Tierra Santa. Al ser campesinos analfabetos, no podían leer la Biblia ni conocer la voluntad de Dios al respecto. Creían que el deber del Papa era decirles lo que Dios quería y confiaban en que lo haría. Cuando el Papa declaró que todo aquel que muriera por la causa santa se libraría del purgatorio y entraría directamente en el cielo, se proporcionó todo el incentivo necesario para ir a miles de personas que vivían con el temor constante de no ser nunca lo suficientemente buenos para merecer el cielo.Otro poderoso incentivo era la oportunidad de obtener riqueza. La Europa medieval estaba encerrada en un rígido feudalismo que mantenía a los pobres en una pobreza perpetua. Sencillamente, no se podía superar el nivel social en el que se había nacido. Una Cruzada ofrecía una oportunidad de lo impensable. El botín de una campaña exitosa podía aportar una gran riqueza, incluso a un campesino. Y los que volvían se ganaban una reputación de guerreros que podía llevarlos a ellos y a sus hijos a puestos de relativo honor en el ejército de un noble.Los riesgos eran grandes; pero los beneficios, tangibles y significativos. Así que miles de personas adoptaron la causa de los cruzados.El problema para los miles de campesinos que querían ir era que ningún noble les guiaba. Al contrario, los nobles querían que sus siervos se quedaran en casa y atendieran sus campos y granjas. Pero el llamamiento del Papa se había dirigido a todos y ningún noble quería que se le viera contradiciendo a la Iglesia. Así que esperaban que nadie se levantara para dirigirlos. Fue uno de esos momentos de profundo vacío de liderazgo que pedía ser llenado; quien lo llenó fue un hombre conocido como Pedro el Ermitaño.De todos los cruzados, Pedro era seguramente el que tenía el aroma más fuerte. El monje no se había bañado en décadas. Iba montado en un burro que, según los testigos presenciales, tenía un notable parecido con su dueño. La predicación de Pedro era aún más poderosa que su olor. En 9 meses, reunió a 20.000 campesinos bajo su bandera, y luego emprendió el largo y difícil camino hacia el este, hacia Constantinopla.Crearon el caos nada más llegar. Las quejas por los robos llegaron a la oficina del emperador. Sabía que estos campesinos de Europa occidental no eran rivales para los musulmanes, pero no podía dejarlos acampar en su ciudad. Los llevaron al otro lado del río, donde inmediatamente empezaron a saquear las casas de los cristianos orientales. Muchos de estos campesinos pobres, incultos y analfabetos habían venido en busca de un botín y lo vieron en abundancia allí mismo. Ya habían viajado mucho desde su casa y ahora se encontraban entre un pueblo que hablaba una lengua diferente, vestía con estilos distintos y comía alimentos diferentes. "¡Vaya, no se parecen en nada a los cristianos! ¿Y qué es lo que dices? ¿Esta gente no sigue al Papa? Bueno, entonces quizá no sean cristianos. ¿No nos propusimos luchar contra los infieles? Aquí hay algunos. Pongámonos a trabajar"."¡Pero estos no son musulmanes!""De acuerdo. Llegaremos a un acuerdo. No los mataremos; sólo les quitaremos sus cosas".El ejército de campesinos de Pedro supuso una tensión adicional en las ya malas relaciones entre las iglesias orientales y romanas. Dos meses después, los campesinos marcharon directamente a una emboscada musulmana y fueron aniquilados. Pedro, que estaba en Constantinopla reuniendo suministros, fue el único superviviente. Entonces se unió a otro ejército, éste dirigido por la nobleza europea, que llegó mucho después que los campesinos. Estos cruzados derrotaron a los musulmanes en Antioquía y continuaron hacia Jerusalén.Los musulmanes no se tomaron en serio este segundo movimiento de la Cruzada. No es difícil entender por qué. Acababan de derrotar fácilmente a una gran fuerza de europeos. Suponían que harían lo mismo con la fuerza más pequeña que venía ahora contra ellos. Lo que no sabían era que esta fuerza, aunque efectivamente era más pequeña, era la flor y nata de la clase guerrera europea; caballeros montados y acorazados que se habían criado en la batalla.El 15 de julio de 1099, Jerusalén cayó en manos de los cruzados. Fue una masacre brutal. Alrededor del Monte del Templo, la sangre fluía hasta los tobillos. Los recién nacidos fueron arrojados contra los muros. No sólo los musulmanes conocieron la ira de los cruzados. Una sinagoga fue incendiada, matando a los judíos atrapados en su interior. Algunos de los cristianos nativos también fueron pasados a cuchillo. Hasta el día de hoy, la matanza masiva de la Primera Cruzada afecta a la forma en que los judíos y los musulmanes perciben la fe cristiana.Pero -y esto no pretende ser en absoluto una justificación de la brutalidad de las Cruzadas- parece un poco hipócrita que los musulmanes condenen las atrocidades de las Cruzadas cuando fue por los mismos medios que reclamaron la Tierra Santa en el siglo VII. Mucho antes de que el Papa ofreciera erróneamente la absolución a los cruzados y la promesa del cielo a los que murieran en la campaña, el Islam prometió el paraíso a los musulmanes que murieran en la Yihad. Históricamente, mientras que la fe cristiana se ha extendido por la labor de los misioneros humanitarios, el islam se ha extendido por la espada. O podríamos decir que, mientras el verdadero cristianismo se expande con la espada del Espíritu, el islam lo hace con la espada de acero.Tras la conquista de Jerusalén, los cruzados crearon cuatro estados en Oriente Medio: el Reino de Jerusalén, el Condado de Trípoli, el Principado de Antioquía y el Condado de Edesa.A esta Primera Cruzada le siguieron ocho más, ninguna de ellas realmente capaz de lograr el éxito de la primera, si es que podemos llamarlo éxito. En total, los logros de las Cruzadas duraron menos de 200 años. Pero un logro importante fue la reapertura del comercio internacional entre Europa y el Lejano Oriente, algo que había parado durante unos cientos de años.Las Cruzadas han resultado ser el centro de muchos estudios y debates históricos. Suelen estar relacionadas con la situación política y social de la Europa del siglo XI, el surgimiento de un movimiento reformista en el seno del papado y el enfrentamiento político y religioso del cristianismo y el islam en Oriente Medio. El Califato Omeya había conquistado Siria, Egipto y el norte de África al Imperio Bizantino, predominantemente cristiano, y España a los visigodos cristianos arrianos. Cuando los omeyas se derrumbaron en el norte de África, surgieron varios reinos musulmanes más pequeños y atacaron Italia en el siglo IX. Pisa, Génova y Cataluña lucharon contra varios reinos musulmanes por el control del Mediterráneo.Los cruzados estaban envalentonados en sus perspectivas de éxito en Tierra Santa debido a los éxitos que habían tenido en la Reconquista, la conquista de los moros musulmanes en la Península Ibérica. A principios del siglo XI, los caballeros franceses se unieron a los españoles en su campaña para recuperar su patria. Poco antes de la Primera Cruzada, el Papa Urbano II animó a los cristianos españoles a reconquistar Tarragona, utilizando gran parte del mismo simbolismo y retórica que más tarde empleó para predicar la Cruzada a los pueblos de Europa.Europa occidental se estabilizó después de que los sajones, vikingos y húngaros se incorporaran a la Iglesia a finales del siglo X. Pero la desaparición del Imperio carolingio dio lugar a toda una clase de guerreros que no tenían más que luchar entre ellos. La guerra incesante mermó la fuerza y la riqueza de Europa. Europa necesitaba un enemigo externo contra el que pudiera dirigir su ira. Como vimos en un episodio anterior, aunque la violencia de los caballeros era condenada regularmente por la Iglesia, y se intentaba regularla en los tratados conocidos como Paz y Tregua de Dios, los caballeros ignoraron en gran medida estos intentos de pacificación. La Iglesia necesitaba una amenaza externa hacia la que pudiera dirigir el ansia de batalla de los caballeros.También fue en esta época cuando los Papas estaban en constante competencia con los emperadores de Occidente por la cuestión de la investidura, es decir, la cuestión de quién tenía la autoridad para nombrar obispos: la Iglesia o la nobleza. En algunas de las disputas entre la Iglesia y el Estado, los papas no se privaron de llamar a los caballeros y nobles que les eran leales para que hicieran retroceder el poder del emperador y de los nobles recalcitrantes. Así que la movilización de una fuerza armada por parte del Papa no estaba tan fuera de contexto.Otra razón por la que el Papa Urbano convocó la Primera Cruzada puede haber sido su deseo de afirmar el control sobre Oriente. Recuerda que el Gran Cisma se había producido 40 años antes y las iglesias habían estado divididas desde entonces. Aunque los historiadores sugieren que ésta es una de las razones que impulsaron al Papa Urbano a iniciar la Cruzada, no hay pruebas en ninguna de sus cartas de que esto influyera en sus planes.Hasta la llegada de los cruzados, los bizantinos habían luchado continuamente contra los turcos musulmanes por el control de Asia Menor y Siria. Los Selyúcidas, musulmanes suníes, habían gobernado en un tiempo el Gran Imperio Selyúcida, pero en la Primera Cruzada se había dividido en varios estados más pequeños enfrentados entre sí. Si la Primera Cruzada se hubiera librado sólo una década antes, probablemente habría sido aplastada por una fuerza Selyúcida unida. Pero cuando llegaron a Oriente Medio, los Selyúcidas estaban enfrentados entre sí.Egipto y la mayor parte de Palestina estaban controlados por el Califato árabe Chiíta Fatimí, que era mucho más pequeño desde la llegada de los Selyúcidas. La guerra entre los fatimíes y los Selyúcidas causó grandes trastornos a los cristianos locales y a los peregrinos occidentales. Los fatimíes perdieron Jerusalén a manos de los Selyúcidas en 1073, y luego la reconquistaron en 1098, justo antes de la llegada de los cruzados.Como dije al principio de este episodio, esto es sólo un resumen de la Primera Cruzada. Como se trata de un momento tan crucial en la Historia de la Iglesia, volveremos a él en nuestro próximo episodio.Para terminar, quiero decir una vez más: "Gracias" a todos los amables comentarios y a los que han dado un "me gusta" a la página de Facebook de CS.De vez en cuando menciono que CS está apoyado únicamente por unos pocos suscriptores. Probablemente puedas decir que el podcast es el típico arreglo de un solo autor, "un tipo, un micrófono y una computadora". Estoy muy agradecido a los que de vez en cuando envían una donación para que CS siga adelante.

This is a special announcement for subscribers to the audio podcast > Communio Sanctorum – History of the Christian Church.CS has been rolled over into my new online teaching presence which you can find at > Into His Image.us. The entire Church History series is being re-done in video, on the YouTube channel of the same name > IntoHisImage.I'll keep the CS website & Facebook page up for a while, but will eventually take them down since all the necessary information and much more will be available at the new site.So head on over to the new website at IntoHisImage.us and the FB page at facebook.com/IntoHisImage.usThere's also a Telegram channel. Just search for IntoHisImage (this link)Besides History of the Christian Church, you'll find many other resources for Leadership and Bible study as I'm posting there the regular teaching I do at the church here I serve as pastor.I want to close out this short announcement with a word of the deepest gratitude for the many subscribers to CS over the years. It's been a while since I posted fresh material, so many one-time subscribers disconnected. But others stayed – waiting for more. Your loyalty means a lot. I hope you'll find the new offerings at IntoHisImage.us more than you hoped for.

This is the 10th episode in our series examining the impact Christianity has had on history & culture. Today we consider the impact the Faith has had on science.This subject is near & dear to me because when I first went to college in the mid-70's, I was studying to be a geologist. I'd always been fascinated by science and loved to collect rocks, so decided geology would be my field. I took many classes on the trajectory of one day working in the field as a geological engineer.I was only a nominal believer in those days and when I first entered college saw no incompatibility between evolution and Christianity. It seemed obvious to my then uninformed mind that God had created everything, then used evolution as the way to push things along. I now realize my ideas were what has come to be known as theistic evolution.One of my professors, who was herself an agnostic, was also a fastidious scientist. What I mean is, she hadn't imbibed the ideology of scientism with its uncritical loyalty to evolution. Though she admitted a loose belief in it, it was only, she said, because no other theory came any closer to explaining the evidence. She rejected the idea of divine creation, but had a hard time buying in to the evolutionary explanation for life. Her reason was that the theory didn't square with the evidence. She caught significant grief for this position from the other professors who were lock-step loyal to Darwin. In a conversation with another student in class one day, she acknowledged that while she didn't personally believe it, in terms of origins, there could be a supreme being who was creator of the physical universe and that if there was, such a being would likely be the Author of Life. She went further and admitted that there was no evidence she was aware of that made that possibility untenable. It's just that as a scientist, she had no evidence for such a being's existence so had to remain an agnostic.For me, the point was, here was a true scientist who admitted there were deep scientific problems with the theory of evolution. She fiercely argued against raising the theory of evolution to a scientific certainty. It angered her when evolution was used as a presumptive ground for science.It took a few years, but I eventually came around to her view, then went further and today, based on the evidence, consider evolution a preposterous position.I give all that background because of the intensity of debate today, kicked up by what are called the New Atheists. Evolutionists all, they set science in opposition to all religious faith. In doing so, they set reason on the side of science, and then say that leaves un-reason or irrationality in the side of faith. This is false proposition but one that has effectively come to dominate the public discussion. The new Atheists make it seem as though every scientist worth the title is an atheists while there are no educated or genuinely worthy intellects in the Faith camp. That also is a grievous misdirection since some of the world's greatest minds & most prolific scientists either believe in God, the Bible, or at least acknowledge the likelihood of a divine being.A little history reveals that modern science owes its very existence to men & women of faith. The renowned philosopher of science, Alfred North Whitehead, said “Faith in the possibility of science, [coming before] the development of modern scientific theory, is[derived from] medieval theology."' Lynn White, historian of medieval science, wrote, "The [medieval] monk was an intellectual ancestor of the scientist." The German physicist Ernst Mach remarked, "Every unbiased mind must admit that the age in which the chief development of the science of mechanics took place was an age of predominantly theological cast."Crediting Christianity with the arrival of science may sound surprising to many. But why is that? The answer goes back to Andrew Dickson White, who in 1896 published A History of the Warfare of Science with Theology in Christendom. Ever since then, along with the growth of secularism, college & university professors have accepted White's argument that Christianity is an enemy of science. It unthinkable to many that Christianity could have fostered the arrival of science.There are differences between Christianity and pagan religion. One is that Christianity, with its heritage in Judaism, has always insisted that there's only one God, Who is a rational being. Without this presupposition, there would be no science. The origin of science, said Alfred North Whitehead, required Christianity's “insistence on the rationality of God."If God is a rational being, then human beings, who are made in His image, also employ rational processes to study and investigate the world in which they live. That idea moved Christian philosophers to link rationality with the empirical, inductive method. Robert Grosseteste was one of these philosophers who in the 13th C went further and began to apply this idea practically. A Franciscan bishop and the first chancellor of Oxford University, he was the first to propose the inductive, experimental method, an approach to knowledge that was advocated by his student Roger Bacon, another Franciscan monk, who asserted that “All things must be verified by experience.” Bacon was a devout believer in the truthfulness of Scripture, and being empirically minded, he saw the Bible in the light of sound reason and as verifiable by experience. Another natural philosopher & Franciscan monk, was William of Occam in the 14th C. Like Bacon, Occam said knowledge needed to be derived inductively.300 years later another Bacon, first name Francis this time, gave further momentum to the inductive method by recording his experimental results. He's been called "the creator of scientific induction."' In the context of rationality, he stressed careful observation of phenomena and collecting information systematically in order to understand nature's secrets. His scientific interests did not deter him from devoting time to theology. He wrote treatises on the Psalms and prayer.By introducing the inductive empirical method guided by rational procedures, Roger Bacon, William Occam, and Francis Bacon departed from the ancient Greek perspective of Aristotle. Aristotelianism had a stranglehold on the world for 1500 years. It held that knowledge was only acquired thru the deductive processes of the mind; the inductive method, which required manual activity, was taboo. Remember as we saw in a previous episode, physical activity was only for slaves, not for thinkers & freemen. Complete confidence in the deductive method was the only way for the Aristotelian to arrive at knowledge. This view was held by Christian monks, natural philosophers, and theologians until the arrival of Grosseteste, the Bacons & Occam. Even after these empirically-minded thinkers introduced their ideas, a majority of the scholastic world continued to adhere to Aristotle's approach.Another major presupposition of Christianity is that God, who created the world, is separate and distinct from it. Greek philosophy saw the gods and nature as intertwined. For example, the planets were thought to have an inner intelligence that caused them to move. This pantheistic view of planetary movement was first challenged in the 14th C by Jean Buridan, a Christian philosopher at the University of Paris.The Biblical & Christian perspective, which sees God and nature as distinctively separate entities, makes science possible. As has been said, Science could never have come into being among the animists of Asia or Africa because they would never have experimented on the natural world, since everything—stones, trees, animals & everything, contains the spirits of gods & ancestors.Men like Grosseteste, Buridan, the Bacons, Occam, and Nicholas of Oresme, and later Copernicus, Kepler, and Galileo, saw themselves as merely trying to understand the world God had created and over which He told mankind in Gen 1:28 to have "dominion". This paradigm shift is another example of Christianity's wholesome impact on the world.Belief in the rationality of God not only led to the inductive method but also to the conclusion that the universe is governed by rationally discoverable laws. This assumption is vitally important to scientific research, because in a pagan world, with gods engaged in jealous, irrational behavior, any systematic investigation of such a world was futile. Only in Christian thought, with the existence of a single God, the Creator and Governor of the universe, Who functions in an orderly and predictable manner, is it possible for science to exist and operate.From the 13th to the 18th C every major scientist explained his motivations in religious terms. But if you examined a science textbook for the local public school you'd never know. Virtually all references to the Christian beliefs of early scientists are omitted. This is unfortunate because these convictions often played a dominant role in their work.One early cutting-edge concept was "Occam's razor", named in honor of William of Occam. This idea had a tremendous influence on the development of modern science. Simply put, it's the scientific principle that says what can be done or explained with the fewest assumptions should be used. This means that a scientist needs to ‘shave off' all excess assumptions. The idea first arose with Peter of Spain but Occam finessed it into usable form. Modern scientists use this principle in theorizing and explaining research findings.As was common with virtually all medieval natural philosophy, Occam didn't confine himself just to scientific matters. He also wrote 2 theological treatises, 1 dealing with the Lord's Supper and the other with the body of Christ. Both works had a positive influence on Martin Luther.Most people think of Leonardo da Vinci as a great artist and painter, but he was also a scientific genius. He analyzed and theorized in the areas of botany, optics, physics, hydraulics, and aeronautics, but his greatest benefit to science lies in the study of human physiology. By dissecting cadavers, which he often did at night because such activity was forbidden, he produced meticulous drawings of human anatomy. His drawings and comments, when collected in one massive volume, present a complete course of anatomical study. This was a major breakthrough because before this time and for some time after, physicians had little knowledge of the human body. They were dependent on the writings of the Greek physician Galen whose propositions on human physiology were in large measure drawn from animals like dogs and monkeys. Leonardo's anatomical observations led him to question the belief that air passed from the lungs to the heart. He used a pump to test this hypothesis and found it was impossible to force air into the heart from the lungs.Lest anyone think Leonardo's scientific theories and drawings of the human anatomy were divorced from his religious convictions, it's well to recall his other activities. His paintings—The Baptism of Christ, The Last Supper, and The Resurrection of Christ—are enduring reminders of his Christian beliefs.The anatomical work of Leonardo was not forgotten. The man who followed in his footsteps was Andreas Vesalius, who lived from 1514 to 64. At 22, he began teaching at the University of Padua. In 1543 he published his famous work, Fabric of the Human Body. The book mentions over 200 errors in Galen's physiology. The errors were found as a result of his dissecting cadavers he obtained illegally.When Vesalius exposed Galen's errors, he received no praise or commendation. His contemporaries, like his former teacher Sylvius, still wedded to Greek medicine, called him a "madman." Others saw him as "a clever, dangerous free-thinker of medicine." There's little doubt of his faith in God. On one occasion he said, "We are driven to wonder at the handiwork of the Almighty." He was never condemned as a heretic, as some anti-church critics have implied, for at the time of his death he had an offer waiting for him to teach at the University of Padua, where he first began his career. Today he's known as the father of human anatomy.Where would the study of genetics be today had the world not been blessed with the birth of the Augustinian monk Gregor Johann Mendel? As often stated in science textbooks, it was his working on cross-pollinating garden peas that led to the concept of genes and the discovery of his 3 laws: the law of segregation, the law of independent assortment, and the law of dominance. Mendel spent most of his adult life in the monastery at Bruno, Moravia. Though Mendel is used by secularists to explain genetics & evolution, he rejected Darwin's theory.4 names loom large in the textbooks of astronomy: Copernicus, Brahe, Kepler, & Galileo. The undeniable fact is, these men were devout Christians. Their faith influenced their scientific work, though this fact is conspicuously omitted in most science texts.Nicolaus Copernicus was born in Torun, Poland, in 1473. While still a child, his father died, and he was sent to his mother's brother, a Catholic priest, who reared him. He earned a doctor's degree and was trained as a physician. His uncle had him study theology, which resulted in his becoming a canon at Frauenburg Cathedral in East Prussia. History knows him best for having introduced the heliocentric theory that says the Earth orbits the sun, not the other way around. During the Middle Ages it was suggested the Earth might be in motion, but nobody had worked out the details. Copernicus did, and therein lies his greatness.Copernicus received a printed copy of his masterwork Concerning the Revolutions of the Celestial Bodies on his deathbed in 1543. He'd hesitated to publish his work earlier, not because he feared the charge of heresy, as has often been asserted without any documentation, but because he wanted to avoid the ridicule of other scientists, who were strongly tied to Aristotle and Ptolemy. It was Copernicus' Christian friends, especially Georg Rheticus and Andreas Osiander, 2 Lutherans, who persuaded him to publish.Although Copernicus remained a moderately loyal son of the Roman Catholic Church, it was his Lutheran friends that made his publication possible. That information is surprising to many people, including university students, because most only hear that Christian theologians condemned Copernicus's work. For instance, critics like to cite Luther, who supposedly called Copernicus a fool. John W. Montgomery has shown this frequently cited remark lacks support.When Tycho Brahe died in 1601, Johannes Kepler succeeded him in Prague under an imperial appointment by Emperor Rudolph II. Kepler, who'd studied for 3 years to become a Lutheran pastor, turned to astronomy after he was assigned to teach mathematics in Graz, Austria, in 1594. Unlike Brahe, who never accepted the heliocentric theory, Kepler did. In fact Kepler, not Copernicus, deserves the real credit for the helio-centric theory. Copernicus thought the sun was the center of the universe. Kepler realized & proved the sun was merely the center of our solar system.Kepler's mathematical calculations proved wrong the old Aristotelian theory that said the planets orbited in perfect circles, an assumption Copernicus continued to hold. This led Kepler to hypothesize and empirically verify that planets had elliptical paths around the sun.Kepler was the first to define weight as the mutual attraction between 2 bodies, an insight Isaac Newton used later in formulating the law of gravity. Kepler was the first to explain that tides were caused by the moon.Many of Kepler's achievements came while enduring great personal suffering. Some of his hardships were a direct result of his Lutheran convictions, which cost him his position in Graz, where the Catholic Archduke of Hapsburg expelled him in 1598. Another time he was fined for burying his 2nd child according to Lutheran funeral rites. His salary was often in arrears, even in Prague, where he had an imperial appointment. He lost his position there in 1612 when his benefactor the Emperor was forced to abdicate. He was plagued with digestive problems, gall bladder ailments, skin rashes, piles, and sores on his feet that healed badly because of his hemophilia. Childhood smallpox left him with defective eyesight and crippled hands. Even death was no stranger to him. His first wife died, as well as several of his children. A number of times he was forced to move from one city to another, sometimes even from one country to another. Often he had no money to support his family because those who contracted him failed to pay.Whether in fame or pain, Kepler's faith remained unshaken. In his first publication he showed his Christian conviction at the book's conclusion where he gave all honor and praise to God. Stressed and overworked as he often was, he would sometimes fall asleep without having said his evening prayers. When this happened, it bothered him so much that the first thing he'd do next morning was to repent. Moments before he died, an attending Lutheran pastor asked him where he placed his faith. Calmly, he replied, "Solely and alone in the work of our redeemer Jesus Christ." Those were the final words of the man who earlier in his life had written that he only tried "thinking God's thoughts after him." He was still in that mindset when, four months before he died, he penned his own epitaph: “I used to measure the heavens, Now I must measure the earth. Though sky-bound was my spirit, My earthly body rests here."We'll end this podcast with a brief review of the 17th C, scientist Galileo. Like Kepler, a contemporary of his, Galileo searched and described the heavenly bodies. He was the first to use the telescope to study the skies, although he didn't invent it. That credit goes to Johann Lippershey, who first revealed his invention in 1608 at a fair in Frankfurt. With the telescope, Galileo discovered that the moon's surface had valleys and mountains, that the moon had no light of its own but merely reflected it from the sun, that the Milky Way was composed of millions of stars, that Jupiter had 4 bright satellites, and that the sun had spots. Galileo also determined, contrary to Aristotelian belief, that heavy objects did not fall faster than light ones.Unfortunately, Galileo's observations were not well received by his Roman Catholic superiors, who considered Aristotle's view—not that of the Bible—as the final word of truth. Even letting Pope Paul V look through the telescope at his discoveries did not help his cause. His masterpiece, A Dialogue on the Two Principal Systems of the World, resulted in a summons before the Inquisition, where he was compelled to deny his belief in the Copernican theory and sentenced to an indefinite prison term. For some reason the sentence was never carried out. In fact, 4 years later he published Dialogues on the Two New Sciences. This work helped Isaac Newton formulate his 3 laws of motion.Galileo was less pro-Copernican than Kepler, with whom he often disagreed. He largely ignored Kepler's discoveries because he was still interested in keeping the Ptolemaic theory alive. He also criticized Kepler's idea of the moon affecting tides.The mystery is - If he was less pro-Copernican than Kepler—why did he get into trouble with the theologians who placed his books on the Index of forbidden books? The answer was because he was Roman Catholic, while Kepler was Lutheran.When modern critics condemn the Church & Christianity for its resistance to the Copernican theory, it must be noted and underscored that it was not the entire church that did so. Both Lutherans & Calvinists supported the Copernican theory.And it needs to be stated clearly that the reason the Roman Church proscribed Galileo's work was precisely because they adhered to the scientific ideas of the day which were dominated by the Aristotelianism. Their opposition to Galileo wasn't out of a strict adherence to the Bible – but to the current scientific thought. I say it again - It was errant science, or what we might call scientism that opposed Galileo. This is the mistake the Church can make today – when it allows itself to adopt the politically correct line of contemporary thought; the majority opinion – what the so-called experts hold to – today; but history has shown, is exchanged for something else tomorrow.Listen: History proves that while scientific theories come and go, God's Word prevails.And that brings us to the end of The Change series. Next week we'll return to our narrative timeline of church history.

This is the 9th episode in our series examining the impact Christianity has had on history & culture. Today we take a look at the influence the Faith had on property rights & individual freedom.I begin by saying I know what follows, some will take great exception to. While some of what follows will sound like politicizing, I will attempt to steer clear of that. There is an undeniable political component to this topic but I'm not politicking here. I'm simply trying to show how a Christian Worldview, that is, one that is Biblically consistent, does tend to promote a certain kind of economic system. And that system flows from what the Bible says about property rights.Some listeners might wonder why CS, a church history podcast, as left off its narrative timeline to engage in this series we're calling “The Change.” Well, really, it still is history. I'm attempting to show HOW the Christian Worldview has impacted WORLD history and how people live and think today. That's when history becomes relevant, more than just academic fodder – when we understand how the past influences today.In our last episode we took a look at Christianity's impact on labor & economics. It shouldn't take long to realize that 12 minutes isn't long enough to deal with THAT massive subject. A 12 hour podcast would just scratch the surface of the Faith's impact on economic theory & practice. A 12 month graduate course might make a bare beginning on the subject. Today, we'll delve a little deeper, realizing that we're really only dabbling in the shallows of a vast subject.A person's labor and finances have little dignity when he/she lacks the freedom and right to own property. Both are rooted in 2 of the Ten Commandments; Exodus 20:15, 17 =“You shall not steal” and “You shall not covet”Both these commandments assume the individual has the right and freedom to acquire, retain, and sell his/her property at their own discretion.Private property rights are vital to people's freedom. The 2 cannot be separated. Yet this most basic truth is not well recognized today. It's rarely taught in public schools which seem bent on promoting socialism, which we'll see in a moment is contrary to Scripture. Promoters of socialism often decry private property rights, arguing that “human rights” are more important. This sophistry is deceptive and lacks historical support, because where there are no private property rights there are also virtually no human or civil rights. What rights did the people under Communism have in the former Soviet Union, where the state owned everything? Except for a few personal incidentals, private property rights didn't existent. Not having the right to private property was closely linked to not having the right to freedom of religion, freedom of speech, or freedom of the press. Similarly, what human rights do the people have today in Cuba or China, where property rights are also nonexistent?The American Founding Fathers, who were strongly influenced by biblical Christian values, knew that individual economic, political, and social freedom was intrinsically linked to private property rights. Even while still subjects of the British king, they made it clear property rights and liberty were inseparable. Arthur Lee of Virginia said, “The right of property is the guardian of every other right, and to deprive a people of this, is in fact to deprive them of their liberty.” That's why when the Constitution was written, its formulators included private property rights in the Article I, Section 8. The 3rd Amendment gives citizens the right to grant or deny housing on their property to soldiers. And the 4th Amendment protects the property of citizens from unlawful search and seizure.But ever since the appearance of Karl Marx's economic and political philosophy known as Communism, private property has been politically attacked. The Communist Manifesto by Marx and Engels, written in 1848 says, “The theory of the Communists may be summed up in the single sentence: Abolition of private property.”Immediately after the October Revolution of 1917, Lenin, the first Communist leader of Russia, took the words of the Manifesto seriously when he secretly ordered the destruction of all legal documents showing property ownership, making it impossible for former owners to prove title.Following the founding of the Communist party, numerous politicians, writers, & even a few theologians, have argued that socialism, a term synonymous with Communism in the Manifesto, is the most compatible economic and political philosophy with Christian values.For instance, during the Great Depression, Jerome Davis said Christianity, like socialism, holds human values as higher than property values. While that's true, it's also misleading. It suggests property values are the same as property rights. They aren't. Davis argued that human values are God-given, while property rights are merely human constructs.But nowhere in the Old or New Testament are property rights ever disparaged. On the contrary, the Commandment “You shall not steal” underscores such rights.In his parables and other teachings, Jesus often referred to property and material goods, but He never condemned anyone for possessing them. He only condemned people's over-attachment to possessions because that interfered with loving God and others. The parable of the Rich Young ruler in Matthew 19 well illustrates this. In another parable a chapter later, Jesus has the owner of a vineyard say to one of this hired hands, “Don't I have the right to do what I want with my own money?” It would seem some socialists today would answer, “No you don't! We'll tell you what to do with that money.”The book of Acts records Ananias as judged severely by God, not for withholding his property, but for lying to God. The possession of private property was assumed by Peter asking him, “Didn't it belong to you before it was sold?”Even though Christianity doesn't espouse a specific economic ideology, it would be wrong to conclude that any & every economic theory is compatible with Christianity. Despite that, many look favorably upon socialism, which is an ideology that is in several regards contrary to Biblical doctrine.A less discriminating student of scripture might assume that because early Christians sold their possessions and “had all things in common, & gave to each as anyone had need” or because they were expected to be their brother's keeper, that socialistic governments are a reflection of Christianity. Such thinking makes at least 3 mistakes.First, it fails to recall that not all of the early Christians sold their possessions. Mary, the mother of Mark, retained her house and received at least implied commendation for doing so as that's where the church met. Simon, a tanner in Caesarea, retained his house where he hosted Peter in Acts 10.Second, they fail to note that the supposed socialism some of the early Christians practiced was totally voluntary. Whatever they shared in common was out of love for that individual, not because it was forced upon them by government coercion. As we noted in a previous podcast, behavior that's forced, no matter how noble its objective, is no longer Christian. This point is all too often overlooked today, even by many well-meaning but confused Christians.Third, while Christ wanted all to follow him, He also let them have the freedom to reject him, a precedent that God already established at the time of creation when he gave Adam and Eve the gift of a free will. Christ healed 10 lepers, but only 1 returned to thank him. He'd not denied the 9 the freedom to reject him. Another time He said that He wanted to gather Jerusalem's people to himself spiritually, like a hen gathers her chicks, but they were unwilling. He wept over Jerusalem's spiritual stubbornness, but compulsion was not his MO.Just as God does not want people to be coerced in spiritual matters, so too He does not want them to be coerced in earthly matters, such as in their economic activities. There's not a single reference in either the Old or New Testaments in which God denies economic freedom to people, as do fascism, socialism, and it's Siamese twin, Communism. The parables of Jesus that touch on economic issues are always couched in the context of freedom. Consider his parable of the talents, which relates the case of 1 man having received 5 talents; another 2; and a third, 1 (Matthew 25:15-30). The implication is quite clear: each was free to invest or not; there was no compulsion.If we fail to understand that the involuntary, coercive nature of socialism and its state programs is utterly incompatible with the economic practices some early Christians engaged in when they voluntarily had all things in common, we may think that socialism is a good way to practice Christianity. In 1848 this unfortunate thinking led F. D. Maurice to coin the term Christian socialism. Something done involuntarily or as a result of compulsion is no longer Christian. Christian socialism is an oxymoron. As the Austrian economist F. A. Hayek argued, socialism fails to tell people that its promises of freedom from economic care and want can only happen “by relieving the individual at the same time of the necessity and of the power of choice.” The prescient author Dostoyevsky expressed the incompatibility of socialism and Christianity by having Miusov, in The Brothers Karamazov, say, “The socialist who is a Christian is more to be dreaded than a socialist who is an atheist.”Ever since the atheist and communist Karl Marx wrote Das Kapital in the mid-19th C, the economic system of capitalism has been both misunderstood and castigated, partly because of Marx's definition of labor. He wrongly saw labor as an antithesis to capital, when in reality capital is just labor transformed. Marx's definition has dominated the discussion, even though it's based on a false premise. Another misunderstanding relates to capitalism itself. Although Marx didn't use the term, it became a despised concept to his sympathizers who used it in their pro-socialist, and so necessarily anti-capitalistic propaganda. Capitalism is negatively portrayed in the mass media. Ironically, even many news anchors, celebrities, & university professors who are paid millions of dollars annually—a capitalist salary—cast aspersions on capitalism, biting the hand that feeds them.In reality, capitalism is only a synonym for free enterprise & free markets. If these terms were consistently used instead of the word “capitalism,” socialists would have a more difficult time getting people to see capitalism as evil. This would be especially true in societies that have a strong tradition of freedom, such as the United States, Canada and Great Britain. People would ask: How can this economic system be evil if it's the product of political and economic freedom and has never been found to exist without such freedom?A definition of capitalism by Pope John Paul II is relevant. In 1996, he asked rhetorically whether the eastern European countries, where Communism failed, should opt for capitalism. Said the Pope, "If by 'capitalism' is meant an economic system which recognizes the fundamental and positive role of business, the market, private property and the resulting responsibility for the means of production, as well as free human creativity in the economic sector, then the answer is certainly in the affirmative.” The Pope's definition of capitalism underscores that it's a synonym for free enterprise.This is not to be understood to mean that Capitalism is the official Christian economic ideology. It's merely that capitalism is a material by-product of the Mosaic law. Capitalism is a by-product of Christianity's value of freedom applied to economic life and activities. The economic freedom of capitalism can be & IS sometimes abused and misused. It's also the only thing anti-capitalists like communists & socialists attribute to capitalism. Karl Marx believed that the abuses in capitalism would inevitably destroy it. As an atheist, he couldn't envision the humanitarian spirit of Christianity internalized by thousands of leaders in the West would correct economic abuse. So the free market has not only has survived, it's given to a greater proportion of the world's people more prosperity and freedom than any other economic system in history. As Milton Friedman has shown, in countries where the free market is not permitted to operate, the gap between the rich and poor is the widest.It can be argued further that a free market economy as it practiced in America, is of all economic systems the most moral in that it does not coerce or compel individuals to make economic transactions. It permits individuals or companies to act voluntarily. Individuals need not buy or sell their products unless they so desire. Furthermore, individuals are not compelled to produce a product against their will as is the norm in socialist, or so-called “planned” economies.Finally, given the positive relationship between economic freedom and a nation's prosperity, the following question needs to be asked: Is it merely accidental that the greatest amount of freedom and the accompanying economic prosperity happen to exist in countries where Christianity has had, and continues to have, a dominant presence and influence? The evidence shows rather decisively that Christianity tends to create a capitalistic mode of life whenever siege conditions do not prevail.On a deeper level, and maybe this gets more to the heart of the issue, is the question of the profit motive. Is the desire for profit inherently sinful, and if it is, should it be regulated by civil law and an economic system that makes profit something to be shunned?In both the Old & New Testaments, the Bible says a worker is worthy of his/her wages. To pay those wages, the employer has to make a profit, or she/ he has nothing to pay the worker with.In the Parable of the Talents, Jesus gave legitimacy to the profit motive. The crisis of the parable revolves around what each of the 3 servants did with what was given to them. The 2 who made a profits were commended while the one who had no interest in increasing what he'd received was condemned.The idea that the profit motive is evil doesn't come from the Bible or Christian theology. It was Karl Marx, the atheistic Communist, who said profit, which he called surplus value, was the result of labor not returned to the laborers. So, profit was cast as exploitation of workers. The Soviet Encyclopedia projects this belief when it states, “Under capitalism, the category of profit is a converted form of surplus value, the embodiment of unpaid labor of wage workers, which is appropriated without compensation by the capitalist."Contempt for the profit motive is common fare for some intellectuals who harbor socialistic ideas. They impugn profit by identifying abuses in the world of banking, industry and commerce. To be sure, profits can and have been abused—horribly. But if this is to be used as condemnation of free enterprise, then socialism has to be held to the same standard. When it is, it fares worse than the free market.What's important to note is that it's the Christian ethic that ensures the abuses inherent in profit are kept at bay. The Apostle Paul warns that the love of money is the root of all kinds of evil. The NT repeatedly warns of greed & avarice, and their cousin, Envy.Let's take a look at a case study that well illustrates all this.After the disaster at Roanoke Island and the mystery of the Lost Colony, the next English settlers in America landed in 1607 and called their settlement Jamestown. After a rough start that saw the colony nearly destroyed, Captain John Smith arrived & made moves to make it successful. The colonists were economically organized as a socialist community, requiring all the settlers to give all products of their labor to "the common store." Individuals had no private property and no economic freedom. This system quickly turned disastrous, bringing famine and starvation. An early historian wrote, “It was a premium for idleness, and just suited the drones, who promptly decided that it was unnecessary to work themselves, since others would work for them."' Smith's threats that if a person didn't work, he wouldn't eat did little to improve the economic malaise. So, beginning in 1611, Governor Thomas Dale ended the common store, and 4 years later had the London Company deed 50 acres to each colonist if he would clear the trees and farm it. The injection of private property and economic freedom brought about a dramatic change in Jamestown. The colonists immediately went to work and prospered. The new economic system demonstrated that socialism does not work.A similar situation happened among the Pilgrims at Plymouth. When they landed on the shores of Cape Cod in 1620 and set up their Colony, like Jamestown, they tried to equate Christianity with socialism. Their common store system failed as well. The colony experienced economic disaster. So in 1623 William Bradford, the colony's governor, like Governor Dale in Jamestown, assigned all able-bodied persons a portion of land as their own. Before long the slothful and unproductive turned from laggards into willing, productive workers. Men who previously had “feigned sickness were now eager to get into the fields. Even the women went out to work eagerly.... They now took their children with them and happily engaged in labor for their own family. The result was that the following harvest was a tremendous, bountiful harvest, and abundant thanksgiving was celebrated in America." With the common store, the Pilgrims had had little incentive to produce commodities other than those needed for their immediate sustenance.The new system, based on economic freedom, revealed for the second time that when people own their own property, they become energetic rather than lethargic and dependent on others. Socialism could only work if human beings were sinless & always sought the best for their neighbor. That person, however, does not exist. As both the Old and New Testaments teach, man is a fallen, sinful creature who does not seek his neighbor's welfare.As stated earlier, while Christianity doesn't advocate a specific economic ideology, its support of human freedom and private property rights provides fertile ground for the free enterprise economic system. Contrary to a socialist mentality that advocates a redistribution of wealth, Christianity encourages productivity and thrift, which often results in an individual's wealth.While Christianity isn't opposed to individuals becoming wealthy, it doesn't promote wealth as an end in itself. Christians have always been expected to use their acquired wealth to God's glory and to the welfare of their neighbor, as Martin Luther and John Calvin often made clear.Closely related to the dignity of labor and economic freedom is Christianity's concept of time. The British historian Paul Johnson contends that one of Christianity's great strengths lies in its concept of time. Unlike the Greeks, who saw time as cyclical, Christianity, with its background in Judaism, has always seen time as linear. Life and events proceed from one historical point to another. Groundhog Day is a fun movie, but it's fiction.Christianity's linear concept of time led to the invention of mechanical clocks in the Middle Ages. In his fascinating books The Discoverers & The Creators, venerable American historian Daniel Boorstin says that for centuries “Man allowed his time to be parsed by the changing cycles of daylight, [and thereby remaining] a slave of the sun.” This changed when Christian monks needed to know the times for their appointed prayers, giving rise to Europe's first mechanical clocks. The appointed periods of prayer in the monasteries became known as "canonical hours."Referring to his second coming , Jesus said, "Keep watch, because you do not know the day or the hour.” This linear concept of time had the effect of Christians seeing time as limited and having an end point. Although Christ's warning referred to his sudden return and the need for Christians to be prepared, Paul Johnson says this awareness caused Christians "a sense of anxiety about time, which made men dissatisfied by progress but for the same reason determined to pursue it.” This time-related anxiousness motivated Christians to make the most of their time, economically and religiously.By giving dignity to labor and accenting the spirit of individual freedom, Christianity produced profound economic effects. Johnson says that “Christianity was one of the principal dynamic forces in the agricultural revolution on which the prosperity of Western Europe ultimately rested, and it was the haunting sense of time and its anxiety to accomplish, its urge to move and arrive, which gave men in the West the will to industrialize and create our modern material structure. . . Christianity provided the moral code, the drill and the discipline-as well as the destination-which enabled the unwieldy army of progress to lumber into the future.”

This is the 8th episode in our series examining the impact Christianity has had on history & culture. Today we take a look at the influence the Faith has had on labor and work.Historians of the traditional school laud Greco-Roman civilization for what it bequeathed the modern world in politics & philosophy. But in the classical world poly-phi was done by the elite; the wealthy & powerful 1% who had the leisure time to engage exclusively in intellectual pursuits. What gets glossed over in this era is the low regard paid manual labor & those classes of society that did it. You could make a good case that it was the tension between the tiny elite, patrician class & the lower masses of plebeians that was the deciding factor in shaping Roman history.Both Greeks & Romans thought manual labor fit only for slaves & the lower classes who had to work because they couldn't afford slaves. The wealthy shunned work or any kind. Plutarch reported that Plato was infuriated at 2 fellow philosophers because they constructed a machine to help solve problems of geometry. Such a device ought to have been made by a slave or artisan—not by thinkers & freemen. But that wasn't the end or extent of Plato's outrage. He was also incensed that a machine had been constructed to make geometry practical; it corrupted the excellence of geometry as a thought-experiment! In Plato, at least, and his thinking here likely expresses the rest of the Athenian elite – there was utter disdain with & for the everyday world of the common man.The ancient mathematician Archimedes was embarrassed by having constructed devices that aided his studies in geometry. The 1st C BC Roman philosopher Cicero said no gentleman ought to lower himself to engage in daily labor to provide for his needs. He said, “Vulgar are the means of livelihood of all hired workmen whom we pay for mere manual labor…and all mechanics are engaged in vulgar trades.” Seneca, who lists the honorable activities for freemen, never mentions manual labor.In Athens in the 1st C AD, 1/3rd of the freemen did nothing more than sit in the city's political assembly hall and discuss issues of State while slaves performed the work that made the State run. There were 5 times as many slaves in Athens as citizens.So, if the elite 1% weren't working, what were they doing? They were seeking pleasure purchased by the wealth earned by the lower classes they despised. It was into this anti-work cultural environment the early Christians entered the Greco-Roman world.The value assigned simple work by Christians stemmed from 3 sources.First – they had Jesus as their example.He grew up in the home of a craftsman. Tradition says Joseph was a carpenter but the NT word tecknon refers to a skilled construction worker. Remember that though Joseph & Mary were from Bethlehem in the S just a few miles from Jerusalem, they lived up N in Nazareth when Jesus was born. That's where He was raised. Joseph lived in Nazareth because in that day, that's where the work was. Herod was building a new capital for Galilee in the city of Sepphoris, a short hike from Nazareth, which in that day was little more than a work camp for Jewish laborers working on Herod's project. Tour the ruins of Sepphoris today and you come to the conclusion, Joseph probably did more work as a mason than as a carpenter. And following custom, Jesus would have learned his father's trade & spent many hours in the quarries & on-site shaping stones. He plied this trade till he was 30.Second – The early Christians had another excellent role model in the Apostle Paul who from his Hebrew heritage had learned a trade, even though his real career was as a rabbi. Paul repeatedly used his tent-making as the means of supporting his ministry. So much so, that phrase has come over into our vernacular.Third – Early Christians were well aware of Paul's admonition in 2 Thess. 3:10 that “If a man won't work, he shall not eat.”This embrace of work as noble not only set Christians apart from the Greco-Roman culture, it enabled them to prosper. Their strong work ethic bore fruit. But their increasing prosperity brought them under the eye of Roman officials wary of the power wealth inevitably secured. Though Christians used their wealth to better the lives of others, the Romans couldn't help but assume they were constructing a secret society that would eventually challenge their control. This became one more reason to be suspicious & to persecute Christians – because of their success in business.Another effect the Christian view of work had on Greco-Roman culture was the way it undermined slavery. If work is noble & industry is a virtue, then slaves possess dignity because they do nearly ALL the work. It was easy for freemen to overlook the suffering of slaves when they were regarded as nothing more than living tools, as Greeks called them. Assigning them dignity was dangerous, because ate away at the conscience of freemen. If a salve is a man or woman, not just a tool—it's not right for them to be subjected to such treatment. A man can own a thing; but can he own another man? // It was the introduction of Christianity that began the long, slow road toward abolition.In AD 375, church leaders compiled a list of policies regarding what constituted Christian practice. Called The Apostolic Constitutions, they were 8 treatises on discipline, worship, & doctrine, intended to serve as a manual of guidance for clergy & to a lesser extent, for the laity. In no uncertain terms, based on what Paul wrote the Thess., the Constitutions stated – “The Lord our God hates the slothful.”The monasteries of the early Middle Ages were organized around Christianity's high regard for work. Benedictine monks of the 6th C. considered labor an integral & spiritual part of their discipline that did much to increase the prestige of labor and the self-respect of the laborer. All the monastic orders honored work as they tilled the soil, tended herds, milked cows, & crafted artifacts.Work was also considered an antidote to the sin of laziness. Basil of Caesarea in the 4th C said, “Idleness is a great evil; work preserves us from evil thoughts.” This is where the phrase, “Idle hands are the devil's workshop” originated. In the 12th C St. Bernard taught; “The handmaid of Christ ought always to pray, read, & work, lest the spirit of uncleanness should lead astray the slothful mind. The [willful] delights of the flesh are overcome by labor.” So strong was the Christian concern in the Middle Ages regarding the willful avoidance of work, the Church counted sloth as one of the 7 Deadly Sins.The high value Christianity assigned manual labor was further bolstered during the Reformation. Martin Luther saw work not only as pleasing to the Lord but as a means by which His glory could be expanded. Work was a calling to serve God. The Latin word was vocatio comes over into English as vocation; a divine call to the service of God, in whatever form that took. Up to that time, it was believed the only calling God gave was into the clergy. The idea that He also called farmers & merchants and the rest of the occupations of society was new & novel & revolutionized people's view of a career. There was no low-status or high-status work, good work or bad work. It made no difference what kind work the Christian did so long as he/she performed it to the glory of God. Work was not an end in itself but something someone did in everyday life to the glory of God and to the service of mankind. It was thru work, especially the work of Christians, that God maintained and preserved the world and the people in it. Thus, all legitimate work was noble and God-pleasing. Work became a Christian duty.And while the curse of the Fall had turned work into toil, the work itself was still noble because even BEFORE the Fall, God had commanded Adam to tend the Garden. He had work to do before sin made that work hard.All of this conspired to produce the Protestant Work Ethic which found a society wide application in the Puritan settlements of Massachusetts & helped launch American prosperity.When in Luke 10:7 Jesus said "the worker deserves his wages”, He paraphrased Deut 25:4, an OT norm first spoken by Moses when he commanded the Israelites: “Do not muzzle an ox while it is treading out the grain." Just as the ox treading out the grain needs to be rewarded for his work, so too, laborers are worthy of the reward of their wages. These biblical references made it mandatory workers be paid for their efforts. It also underscored once more in the eyes of Christians that work was honorable.It's simply assumed by workers today that they deserve a wage or salary for services performed. This hasn't always been so. In pagan societies of the ancient world right up thru the era of the early church, the norm was for societies to have the majority of their residents work as slaves. These slaves, who performed all manual labor, received little other than a meager subsistence allowance. And that was only given so that they'd be able to keep working, not as a reward for their toil. People today ought to appreciate that the current practice of compensating workers & the belief it's unjust to deprive them of fair compensation, would not be in place were it not for Christianity establishing the norm that "a worker deserves his wages.”If employers who identified themselves as Christian, had faithfully heeded the biblical admonition to pay their workers as they deserved, labor unions might never have needed to come into existence. And unions, some of them being so rabidly anti-Christian in their policies, ought to consider this: The influence of the biblical admonition that the laborer is worthy of his hire lies behind today's institutionalized practice of unions negotiating contracts for their members. If it didn't come from this biblical norm, from where did it come? It certainly wasn't present in the Greco-Roman era, where slaves performed nearly all manual labor.Christianity's 2000 year influence is more deeply ingrained and pervasive in Western economic values and practices than is realized.Before Christians brought dignity to work and labor, there wasn't much of a middle class in the Greek or Roman society. People were either rich or poor, & the poor were commonly slaves. The Christian emphasis on everyone being required to work and work being honorable had the effect of producing a class between the wealthy & the poor. People like the Christians, who didn't just live for “bread & games” to use Cicero's expression. Christians couldn't fail to prosper. So the economic phenomenon of a middle class arose, now present in Western societies but unknown before the advent of Christianity.The presence of a middle class in Western societies has rightly been credited w/greatly reducing the extent of poverty & its inevitable by-product, disease. It's also been a potent factor in fostering and maintaining political and economic freedom.

This episode is another in our series considering the impact Christianity has had on history & culture. Today we take a look at the influence the Faith had on Education.The roots of the Christian posture toward education lies in Jesus' command to His disciples just before He ascended to heaven. He told them as they went, to make disciples of all nations, teaching them to keep all that He had commanded.The modern Evangelical church has taken the word & idea of discipleship & turned it into something rather different from what those original disciples understood it to mean. A 1st C disciple from the region of Galilee where the original disciples were from & where Jesus spent most of His life & did most of His ministry, was someone who'd been selected by a rabbi to follow him and become a devoted learner. A disciple was, in the most intense sense of the word – a scholar whose field of study was the life & teaching of his rabbi. His goal was to be just like that rabbi, and he spent 15 years of his life following his rabbi, 24/7/365¼ so that he could be just like his rabbi.He began following at 15 and ended at 30. If he proved himself a worthy student & his rabbi sensed he too was called, he became a rabbi at the age of 30. The Gospels tell us Jesus was about 30 when He began his public ministry. He was following in this pattern for rabbis & disciples in place in 1st C Galilee.If a disciple wasn't quite cut out to be a rabbi, which required a demonstrated divine authority from God, then a disciple returned to his village to become the Torah-teacher in the local synagogue school where all Jewish boys & girls went from the age of 6-10. There they trained these youngsters to memorize the Torah, the first 5 books of the Bible. Check it out: They didn't just memorize the names of the 5 books of Moses; they memorized all that was written in them. Genesis thru Deuteronomy, word for word.Those boys who excelled at memorization in this 1st phase of education went on to phase 2 in which the Torah teacher taught them the rest of the Tanach, as well as the commentary on it by Israel's most famous rabbis. It was the cream of the crop from this phase that became candidates to train under a rabbi as a disciple.The point is this: When Jesus told His disciples they were to go & do with others what He'd done with them – make disciples, they understood what “teaching them to keep all Jesus had commanded” meant = a rigorous course of education that aimed not just at knowledge but at life-change.The disciples took Jesus' command seriously. Acts 5 tells us after the Feast of Pentecost, the disciple snow turned Apostles never stopped teaching. As Acts chronicles the Apostle Paul's ministry, we see his emphasis on teaching. Paul was a teaching machine! He used every opportunity to inform people of the truth then call them to the implications of that truth.In giving the qualifications for the church leaders called “elders,” which in the NT is synonymous with the words “bishop” & “pastor,” Paul says they must be able to teach. Immediately following the time of the Apostles, the 2nd generation of Christian leaders took up the mantle of leadership & set out to cull the essence of what Christians believe. They devised what's known as the Didache, meaning – the Teaching / Instruction. This was written sometime between 80-110 AD.In the early 2nd C, Bishop/Pastor Ignatius of Antioch urged all churches to instruct children in the Scriptures and to teach them a trade. This was a direct carry-over from Judaism which placed tremendous emphasis on literacy, on God's Word & on knowing a skilled trade.As we saw in a long-ago episode of CS, while baptism in the NT was something believers were urged to do as soon as they came to faith as a public profession of faith, as the decades passed, baptism was delayed until after new believers could be catechized – that is, taught the catechism, which was a question & answer format in which they were taught the doctrines of the faith. These were no lightweight questions. It was some pretty deep theology. They weren't baptized till they'd taken all the lessons & that meant 2 to 3 yrs before they were dunked.These catechumen, as they were called, were at first taught in the homes of other church members. But eventually there were to many so special schools were built. In these schools, the emphasis was on literacy, where people could learn to read & write so that they could read the Scriptures & other classical works. Justin Martyr built one of these schools in Rome & another in Ephesus. They began popping up all over and earned a reputation as a home of great scholarship. The School in Alexandria, Egypt was regarded around the Empire as a great center of learning & scholarship. Another school in Caesarea on the coast of Israel was another. It was out of these schools that the towering intellects of men like Origen, Clement, & Athanasius arose.While the main course of study in these schools was Theology & the Bible, they included other disciplines as well. Mathematics, medicine, philosophy, grammar, and what passed for science. These centers of learning went far to remove the stigma critics of the Faith had attached to it in its early days – that is was a despicable religion fit only for the poor, uneducated & slaves. The Church was led by some of the brightest minds of the day who were more than capable at not only defending the Faith but dismantling the majority paganism. Many of the early apologists used the best of Greek philosophy to argue for the superiority of the Christian worldview. It infuriated pagan apologists that their own heroes from the past seemed to lend their weight to the Christian Gospel.To be sure, Christians weren't the first to set up schools. In Corinth, the Book of Acts tells us, there were pagan schools when Paul arrived. They were doing a brisk business. Where the Christian schools defied convention was in their willingness to educate both sexes in the same setting. Romans taught only boys, and only from wealthy families at that. Christians taught men, women, & children, regardless of how many coppers they could pass the teacher.In the 5th C, Augustine said that most Christian women were better educated than pagan philosophers.As education became more and more of a mark of being a Christian, their schools expanded and the course of study grew more comprehensive. Students were taught the Trivium of grammar, rhetoric, and logic as core subjects, & the Quadrivium of arithmetic, music, geometry & astronomy as support studies.The Church's goal in this education was to make sure it's members were well-educated, especially it's clergy. They needed to be educated so they could love God with all their mind and serve Him with all their strength.. In the 8th C, Charlemagne made sure his children were educated well & brought the famous English scholar Alcuin to tutor them as well as other children of the nobility. Hundreds of years later, King Alfred of England made sure his sons & daughters were taught to read & write in their native tongue & Latin, the scholarly language of the day. In the 1330's a Florentine writer reported there were about 10 thousand children in Florence's schoolsWhile the Church educated both sexes equally for the first several Centuries, as the Middle Ages approached and the cathedral schools grew, the emphasis on education shifted to men being trained for the clergy. Women were moved to convents & nunneries where they learned basic literacy & the arts.But the passage of time saw the emphasis on women's education wane in favor of men & boys. There wasn't so much an official position taken by the Church that opposed the education of women & girls. It was more the result of social apathy. In the 15th C 2 church leaders, Leonardo Bruni & Battista Guarinao, called attention to the appalling lack of emphasis on education for women & urged reform.Those reforms were at least partially successful as the number of women scholars that appeared in Europe over the next decades and Cs was remarkable. Women such as . . .Lioba // Hrotsvitha // Hildegard // Brigitta // Catherine of Siena & Christine de Pizan.Students of Medieval history often have the mental image of the cloistered halls of monasteries where monks sit hunched over slanted tables laboriously copying ancient texts on parchment with quill & ink. What they ought to add to that is the cloistered halls of convents where nuns sit doing precisely the same thing. It was in these scriptoriums that Scripture & the ancient classics were copied; their treasure saved & passed on to posterity.This emphasis on teaching both sexes dates back to Jesus' own willingness to teach women. While there were no women numbered among the 12 Apostles, they certainly were counted among the larger number of unofficial disciples who followed Jesus. And that was something that was simply UNHEARD of among 1st C Jews! Rabbis did not allow women to come into contact with them. They did not accept them as disciples. Girls from age 6 to 10 were taught alongside boys in the Torah schools attached to the synagogue, but at 10 they went home to learn at their mother's side how to be a wife & mother. Part of the scandal that simmered around Jesus was His acceptance of women as part of the small crowd that accompanied Him where-ever He went. He taught them alongside the men in the Sermon on the Mount. He taught them in Lazarus' home in Bethany. The famous story of Jesus' encounter with the Samaritan women in John 4 is stunning in its description of how utterly unexpected it was. She even said, “How is it that you talk to me – a Samaritan & A WOMAN?!?!?”The famous historian Will Durant comments on the uniqueness of Christianity in the Greco-Roman environment it grew up it – that it broke with convention by being a religion for everyone –ethnicity, sex & social standing had nothing to do with its appeal or outreach. All were welcome & welcome equally.The movement toward universal education came during the Reformation in the 16th C. Martin Luther's appeal for reform, embodied in the 95 theses he tacked to the church door at Wittenberg, were necessitated by the appalling decline in education that had taken place over the previous centuries in Europe. The Church had become corrupted so that many of its leaders were lazy & shirked the call to scholarship. Instead of the clergy being the best educated, many couldn't even read or write. As Marin Luther visited the churches of Saxony, he was dismayed by the number of nearly illiterate priests & monks. So he embarked on a campaign of education. In 1529 he wrote the Small Catechism which taught the basics of the Faith. Things began to turn around.Luther said that people needed to understand both “the Word of Scripture and the nature of the world in which the Word took root.” He urged for a state school system in which elementary students would be taught the basics of grammar, reading, writing, then for secondary education would learn Latin so they could read the classics to broaden their worldview. He criticized parents who failed to make sure their children were schooled.One of Luther's most significant breaks with the religious schools of previous generations was his belief that not only were schools needed to train clergy, just as important a function was to train those doing non-religious or what we call, secular work. Luther believed clergy ought to be called by God, not just educated by man. Those not called to church work were called, just as much by God into secular work – so they needed just as strong an education. It was this sense of divine calling or vocation that framed what came to be known as the Protestant Work Ethic.John Calvin, the reformer whose ideas shaped the City of Geneva, established a school system there.As the Reformation spread across Europe, the idea of universal education met with some resistance from the lower classes; for 2 reasons.1) What little education that had remained until that time was done by the Church which they considered corrupt. So, book-learning was suspected as being something that would corrupt the young; turning them into agents for the Pope.2) The educated tended to be people in the upper social classes, so seen as lazy by the working class.For that reason, in many rural settings, the movement toward universal education was slow to catch on. Luther & other Reformers knew that a healthy church was built by literacy & so urged civil magistrates to make the education of the young compulsory. In Many places in Germany they complied. And soon, public schools supported by taxes were growing across the land.So it's sad to see how the modern public school system has become so hostile toward Christianity. It owes its very existence to the Faith.

This is episode 6 in a series examining the impact Christianity has had on history & culture. Today we continue our look at the impact The Faith had on the world's view of Charity & Compassion, specifically in the founding of hospitals & health care.In an earlier episode we noted how so many of what are called liberal ideals of modern society had their roots in the Christian transformation of culture, specifically in Western Civilization. Those ideas flowed from the Faith's high view of the sanctity of human life, which was a radical departure from the pagan view of man and the strict classism that dominated the ancient world. The dilemma today is that secular liberalism wants to keep the advantages and rights Christianity brought w/o the moral and spiritual core that empowered them. Christianity's exalted view of man is based on its higher & prior exalted view of God. Gut society of that view of God and its view of man is destined to decline. Which is precisely what we're seeing in modern Western societies today. As one philosopher posed the question: “Can man be good without God?” The answer is; “Not for long.” As my pastor said years ago, “Is it any wonder that when schools tell children they are nothing but the chance result of random chemical reactions and descended from apes, they then begin to act by the law of the jungle while they live in Los Angeles, or London?Those who assume modern charity and compassion, whether it be government welfare or voluntary assistance, developed on its own without the energizing influence of Christianity are misinformed. People need to understand that “civilization” isn't some kind of mystical force that happens on its own. It's not the product of social evolution where man keeps getting better & better. Christianity WAS the premier civilizing influence that shaped the modern world and gave Western civilization the benefits that have meant advancement.The German historian C. Schmidt, a century ago said to disregard Christianity's influence in civilizing the ancient world is “blind to the history of nations, and to the history of the Human heart. Both proclaim loudly that charity cannot be the product of egoism, nor a humility of pride; that without the intervention of God no new spirit could have regenerated individuals in the world.”Carlton Hayes wrote, “From the wellsprings of Christian compassion our Western civilization has drawn its inspiration, and its sense of duty, for feeding the hungry, giving drink to the thirsty, looking after the homeless, clothing the naked, tending the sick, and visiting the prisoner.”Who built hospitals? Who founded rescue missions in decaying inner cities? Orphanages? Soup kitchens? Who founded charitable societies, taught literacy, worked tirelessly to end slavery, campaigned for equal rights, ended child labor? Christians! Men & women who understood the sanctity of human life & the urgency of guarding human dignity - that's who.It's been interesting watching the assault the New Atheists have leveled on religion in general and Christianity in particular. They say the Faith is standing in the way of human progress. Yet virtually every support that makes it even possible for them to say that was provided by Christians living out their Faith. Where, pray tell, are the atheist rescue mission and orphanages. Where are the atheist founded & funded hospitals?Jesus was concerned for people's bodies as well as their souls. In commending the faithfulness of the disciples in Matthew 25, Jesus lauded their feeding & clothing the needy. The Gospels tell us as part of His ministry Jesus went all over Israel healing illness & disease. The blind, deaf, palsied, lame and even the socially outcast lepers were all healed by Him. Indeed, Jesus' ministry seemed to pulse between these 2 poles – teaching & healing. Frequently the text tells us He was moved with compassion as he looked on the crowds coming to Him. Since the goal of a disciple is to be just like his rabbi, when Jesus sent His boys out on their own ministry exercise, they went forth teaching & healing. When they returned they were stoked about the miracles they'd seen God work thru them.Later, when the Apostles went out to continue Jesus' mission of preaching the Gospel, they carried on the wholisitc task of expanding the Kingdom of God by both preaching & healing. This personal, literal, physical touch was a far cry from the cult of Gnosticism that a century later would reduce the Gospel to an esoteric message utterly divorced from the physical.The Greco-Roman world the early Christians lived in was void of care for the sick & dying. Oh sure, there were doctors, there were even healing centers. But these were exclusively for the service of the rich & powerful. Dionysus, a Christian pastor of the 3rd C described the behavior of the people of Alexandria in a plague in 250 AD. He said they “thrust aside anyone who began to be sick, and kept aloof even from their dearest friends. They cast the afflicted out onto the public roads half dead, and left them unburied. The sick were treated with utter contempt when they died.” But the Christians, he reported, came to the aid of the sick and dying. They ignored the danger to themselves. He wrote –“Very many of our brethren, while in their exceeding love and brotherly kindness, did not spare themselves, but kept by each other, and visited the sick without thought of their own peril, and ministered to them assiduously and treated them for their healing in Christ, died from time to time most joyfully... drawing upon themselves their neighbors' diseases, and willingly taking over to their own persons the burden of the sufferings of those around them.”As I noted in a recent episode, the Emperor Julian, who wanted to roll back the ground Christianity had made in the Empire, & reinstall paganism, lamented that pagans could not come close to the charity & compassion exhibited by even the humblest of Jesus' followers. In truth, Romans considered helping the sick as a sign of weakness. They thought it manly to resist the inner urge to pity. When Christians stayed to help the sick during plague, it unmasked the Roman idea as weak while showing compassion was courageous.Christians of the 1st thru 4th Cs rejected the callous & inhumane culture of the Greco-Roman world. They considered everyone as having an eternal & potentially-redeemable soul. It pleased God to tend to anyone, regardless of social status. Because eternal life awaited those who believed in Christ, life on earth wasn't the ultimate value. If someone died while caring for the sick, a far better life lay ahead. And if a sick person came to faith in Christ because of the charity shown them, another soul was gained for heaven. That kind of thought & behavior was foreign to paganism.Few of those early Christians who risked their lives to tend the ill had their names recorded for posterity. Few, but not none. One name that is known is Benignus of Dijon, a 2nd C Christian martyred in Epagny because he “nursed, supported, & protected a number of deformed & crippled children that had been saved from death after failed abortions and exposures.” Rescuing frail, unwanted children was an insult to the Romans. It violated their cultural norms. Remember the words of Seneca, the 1st C Roman philosopher: "We drown children who at birth are weakly and abnormal.”Because of the pagan low-regard for human life and their de-valuing of the sick by not caring for them, there were no hospitals for the treatment or care of the general populace. A careful student of history may object & query, “What about the nearly 300 temples to Aesculapius, the god of healing? Weren't those ancient hospitals?”The answer is, Not really. Sick people went there but not to be tended by a doctor or receive treatment. They went there to ask the deity for healing and that he'd reveal to them what treatment might help. But no medicine was applied there. There were other places where doctors could be asked for assistance. But while people might be told what treatment to seek, they weren't nursed at the temple of Aesculapius. The few places were the ill could convalesce were limited only to the recovery of people deemed worthy because of some benefit they provided society or their master. So there were treatment centers for wounded gladiators and soldiers. But there was NOTHING for the treatment & recovery of the lower classes; simply nothing.In India of the 3rd C BC, King Asoka commanded that hospitals be constructed. But it's not known who or what they were for. Because while the command was given, it was never carried out. When Europeans arrived in the 18th C, there were no hospitals in the land.Simply stated, charity hospitals for the poor & needy did not exist prior to Christianity introducing them.During the first 3 centuries, when Christians were the object of frequent and severe persecution, the most they could do was care for the sick where they found them or in extreme cases, take them into their homes. After Constantine removed the ban on the Faith in the early 4th C, Christians were able to direct more attention toward caring for the sick and dying. At the Council of Nicaea in 325 bishops were directed to set up hospices in every city with a major church.Many of the early Christian hospitals were not what people understand by them today. While their most important function was to nurse and heal the sick, they also provided shelter for the poor and lodging for Christian pilgrims. These hospitals, known as xenodochia were prompted by Christ's command to care for the physically sick and by the early apostolic teaching that Christians be hospitable to strangers and travelers.The first real hospital was built by St. Basil in Caesarea of Cappadocia about AD 369. It was part of a large complex that included houses for physicians and nurses, workshops, and schools. The rehabilitation buildings and workshops gave those with no occupational skills opportunity to learn a trade while recovering. The compound's comprehensive nature reveals additional humanitarian awareness. It's difficult to argue this awareness had nothing to do with the spirit of Christ alive in St. Basil, the good bishop of Caesarea.After St. Basil's hospital was built in the East and another in Edessa in 375, Fabiola, a wealthy widow and associate of Jerome, built the first hospital in the West in Rome in about 390. According to Jerome, Fabiola donated all of her considerable wealth to construct it. She then brought in the sick from the streets. They later built another such hospital in the port of Ostia 50 miles from Rome.Since this isn't a podcast on the history of hospitals, I'll drop the chronicle there. Suffice it to say more were built & staffed throughout the Empire & world, where ever Christianity gained a foothold.While the Age of Discovery was more often than not a purely commercial enterprise, whenever new realms were opened, Christian missionaries followed and established bases to bring physical relief as well as spiritual light.The 1st mental institutions were built & ran by Christians. Their later devolution into the hands of secular psychologists saw some of the most bizarre & inhuman treatments of the mentally infirm.It's important to note that nursing as a profession had its origin completely in the Christian impetus to help the sick & infirm and provide dignity for the dying. Florence Nightingale is world renowned in her care for the sick and wounded. At great personal peril & cost, she ministered to the physically needed – all in the compassion of Christ & for God's glory.In 1864, Jean Henri Dunant along with 4 others started the International Red Cross. While Dunant was a sometimes fierce critic of the organized church, he was driven by Christ's example and call to take care of the physical needs of the poor, weak, sick and needy.This brief review of hospitals & health care is enlightening in terms of what it says about the current health care system & debate. Modern society has come to view healthcare as virtually a RIGHT. Many believe it's the government's duty to provide healthcare as a basic privilege of citizenship. That's a far cry from the Greco-Roman roots many of those people say they want to return to. It was Christianity, especially the Faith that developed during the Middle Ages to infiltrate & season Western civilization, that bequeathed to the modern world it's exalted view of medical care – all based on the sanctity of human life, which rests on the foundation of a conviction man is created in God's image.One additional remark: As I record this episode, the United States, where I live, is engaged in a rather acrimonious debate over Radical Islam and terrorism. A mass shooting in San Bernardino took place just days ago a couple hours from where I live. The Syrian Refugee dilemma is in the news daily. President Obama held a national speech from the Oval Office of the White house to address these issues. He labored to make a distinction between Radical Jihadists and the larger religion of Islam.Many of the listeners to CS are aware Islam has a long and checkered past. In the history of medicine, it has been a handful of Muslim physicians who've advanced the medical arts and bequeathed practices that shaped the origins of modern medicine. By digging a little deeper, we discover these Muslim doctors learned a good part of their practices from earlier Christian schools in the East at places like Edessa & Gundashpur. Those schools were conquered by Muslim invaders and their works were translated in Arabic.As we end this episode, I want to say thanks to the many new subscribers to CS, for referring others to the podcast, and to all those who've popped by the Facebook page to give us a like.

This episode continues our series examining the impact Christianity had on history & culture. Today we consider how the Faith impacted the world's view of Charity & Compassion.Early Christians quickly gained a reputation for their concern for the poor & disenfranchised. Unlike paganism with its acceptance of fate & the Greco-Roman enforcement of social classes, the Gospel viewed all human beings as created in God's image & of equal value. Having its roots firmly in Judaism, Christianity considered justice to include a healthy dose of mercy & compassion. The Law of Moses regulated the treatment of slaves so they retained their dignity. It required the corners of fields be left unharvested so the poor could glean. And it required an annual tithe to be set aside specially for the poor & needy. All of this was unheard of in the pagan world.Building on this base of Jewish charity was the teaching of Jesus in Matthew 25 who said that taking care of the hungry, the sick & prisoners was a kindness shown to none other than Himself.The parable of the Good Samaritan was one of the favorites of the Faith & shaped the Church's mindset toward the needy.In the mid 3rd C, Tertullian in North Africa records that Christians had a common fund to which they voluntarily contributed. No strong-arm fundraising was needed; believers were glad to add coins to the box whenever they could. This fund supported widows, the disabled, orphans, the sick & prisoners jailed for their faith. It was also on occasion used to bury the poor & to purchase a slave's freedom.All of this stands in marked contrast with the Greco-Roman attitude toward the poor. They practiced what was known as liberalitas. This was assistance a wealthy benefactor showed to a someone in need, with an eye to their repaying the favor someday, somehow. In Roman society, the upper classes rose in status by having lots & lots of clients who supported you. They shouted your name when cued to do so at some public event. The louder your name was shouted, the more supporters you had & so the more prestige you garnered. So a wealthy Roman would help someone who was needy only if that person could go on to add his voice to his support base. It wasn't genuine charity; it was buying support. I'll help you today, if you shout my name tomorrow real loud and get all your family & friends to do the same. The motive was selfish.Charity just for the sake of helping someone in need was officially considered by both the Greeks & Romans as being weak & counter-productive. Someone who'd fallen onto hard times & couldn't rescue himself was pathetic, not worthy of concern. And who knows; their poverty or illness might be the work of the gods, punishment for some foul sin. So don't alleviate their suffering or you might incur the wrath of the fickle deities who controlled the fate of mere mortals.I just said that charity wasn't officially allowed in pagan society for these reasons. But history tells us while Paganism didn't practice it, some pagans occasionally did. Almost all cases we know of where people reached out to help others in need was when some catastrophe like an earthquake struck of fire swept a city. Then the suffering was so widespread & in everyone's face people couldn't avoid helping in some way. But generally, in day to day life, all giving to the needy had a self-serving end.Christians didn't practice the selfish liberalitas of the Romans. They practiced caritas – compassionate caring. There was no thought of what one was going to get out of such care. It was done simply because the person receiving the help needed it. The motive was to glorify God.Believers were moved by the words of 1 John 4:10–11 – “In this is love, not that we loved God, but that He loved us and sent His Son to be the propitiation for our sins. Beloved, if God so loved us, we also ought to love one another.”They remembered what Paul had written in Philippians 2:4 – “Let each of you look out not only for his own interests, but also for the interests of others.”In the 5th C, Cyril, bishop of Jerusalem, sold the treasures & ornaments of the church to provide relief for starving people and in the 10th C, the bishop of Winchester sold all the gold & silver vessels of the cathedral to relieve the poor during a harsh famine. He justified his actions saying, “There is no reason the temple of God should abound in riches when the living temples of the Holy Spirit starve.” Historian Christopher Dawson recorded that nearly every local church had an official list of widows & the needy they supported and the sums given by those with means was substantial.Christians didn't just keep their charity to themselves; they met the needs of those outside the church as well. Both the Didache & the 2nd C letter called the Shepherd of Hermas called believers to meet the needs of all those who had genuine need. Providing such charity turned into risky business. By the 3rd C Christians had gained a reputation for their selfless love and this attracted even more to them. So 2 Emperors forbade prisoners from receiving outside help – which was a death sentence since their food came from what family & friends provided. Though it was against the law, Christians continued taking care of prisoners. Thankfully, few jailors enforced the Emperors' edicts since they didn't want their prisoners dying.The charity of the early Christians flowed from the wider sense of compassion Jesus had consistently demonstrated throughout His life. The Gospels regularly comment on how Jesus was moved with compassion and reached out to take care of poor & needy souls. Since being a disciple meant being just like their Rabbi, the Christians sought to install compassion as one of their key virtues.Yet as with charity, in paganism, compassion was not esteemed. The formative Greek thinker Plato said that a poor man, & especially a slave, who was no longer able to work because of sickness or age ought to be left to die. The famous Greek physician Aesculapius refused treatment to patients he deemed not worthy of surviving. The Roman philosopher Plautus said, “You do a beggar bad service by giving him food and drink; you lose what you give and prolong his life for more misery.”In the 5th C BC, the Greek historian Thucydides [thoo-sid-a-dees] reported when a massive plague struck Athens during the Peloponnesian War, unaffected Athenians fled, leaving the sick behind to tend themselves. In the mid-4th C AD, the Emperor Julian the Apostate, who, as his name implies, hated Christians, couldn't help but give them grudging respect that they alone stayed to tend the sick when a plague struck the Empire. He wrote, “The impious Galileans (his word for Christians, whom he called impious because they refused to worship the pagan gods) These impious Galileans relieve both their own poor and ours. It is shameful that ours should be so destitute of our assistance.”Of course, we need only look back a few episodes to be reminded of the shocking lack of compassion Roman society had when we consider the popularity of the gladiatorial games. Compassion runs thin when life is cheap.The compassion & charity of Christians stood out all the more when it was seen against the backdrop of a brutal Roman culture. Jesus had said, “Greater love has no one than this; that he lay down his life for his friends.” Christians sought to demonstrate that love in the streets & byways of the Empire. And it had a profound effect in drawing people to faith in Christ.The story of Pachomius is just one of many examples. Pachomius was a pagan soldier in Emperor Constantine's army. He watched while Christians brought food to his fellow soldiers afflicted with famine & disease & was profoundly moved. When he learned they were motivated by a religion called Christianity he became curious to understand a doctrine that inspired them to such love & generosity. So he began to study the faith and was soon a convert. Something similar to that was duplicated tens of thousands of times all across the Empire.Pachomius and others were moved by the compassionate acts of the Christians because Greco-Roman culture just didn't see the hungry, sick, and dying as worthy of assistance. The worth of a human being was determined by external & accidental circumstances in proportion to the position one held in the community or state. A human being only had value as a citizen, but very few people qualified as citizens. So the sick, poor, & lower classes like slaves, artisans, & other manual workers for whom the Christians had compassion, weren't citizens in the eyes of freemen. Non-citizens were defined as having no purpose and so not worthy to be helped when their lives were in jeopardy. In their dire condition they received no food or physical protection.So it's understandable why Christianity spread most rapidly in the early centuries among, can you guess who? Yeah – the poor & needy, among slaves & the disenfranchised. That's why it came under the scrutiny of officials & scorn of the elite. Now, to be sure, there were both highly placed believers as well as some of the ancient world's most intelligent & erudite. But generally, officials feared that Christianity would rally the lower classes to rebel while the unbelieving elite shunned it as a religion for the pathetic.They were wrong then. They're wrong still. In truth, today's liberalism is but a secularized version of Christian charity & compassion. But without the God who declares life sacred, liberalism's commitment to compassion will be traded in for paganism's utilitarianism. A process already well under way.

This episode continues our series examining the impact Christianity had on history & culture. Today we take a look at how the Faith impacted the world's view of women.Contemporary secular feminism came about because of the Christian Gospel's elevation of women. As with so many other privileges and liberties, as well as the prosperity many in the Western world enjoy; they find their origin in a Biblical view of the world and Mankind's place in it. But as secularism gained traction in the 20th C and God was increasingly pushed from the public square, privilege became entitlement, liberty devolved to license, and greed turned prosperity into massive debt. All because the moral base that made them possible was forfeited in favor of the fiction told by secularism.Radical feminism is a grand case in point. Feminists would never have been able to mount their attack on what they deem the subjugation of women were it not for the Christian elevation of women in the first place. They never would have had the platform to make demands were it not for the Biblical worldview Christianity ensconced in Western civilization.In Gal. 3:28 the Apostle Paul wrote, “There is neither male nor female, for you are all one in Christ Jesus.” In Ephesians 5 where he defines the roles of husband & wife in marriage, Paul tells husbands to love their wives as they do themselves. Peter tells husbands to treat a wife tenderly & with great care as he would a delicate & precious vase. This seems like common sense, but ONLY because what Paul & Peter instruct has shaped our view of marriage and a husband's duty to his wife. We don't realize what an utterly radical assignment that was to men living in the 1st C.At that time, Jewish men placed far less honor on women. One of the prayers some Jewish men prayed went, “Lord, I thank You I was not born a Gentile, a woman, or a dog.” In the Greek and Roman world, wives were esteemed as little better than servants. A wife was a social convention by which a man raised legitimate heirs for the family name and fortune. But when it came to affection and pleasure, many men kept mistresses or visited temple prostitutes. Generally speaking, a wife had little honor in her husband's esteem and had little claim on his attention or affections.[1]When Paul told husbands to love their wives as Christ loves the Church in Ephesians 5, he elevated the wife to a place she'd not had before.In 1 Peter 3:7 we read— “Husbands, dwell with your wife with understanding, giving honor to her, as to the weaker vessel, and as being heirs together of the grace of life, that your prayers may not be hindered.”When Peter told a Christian husband to honor his wife as he would a precious and delicate vase, this was nothing less than radical social revolution. The idea that a man would take the time to understand his wife was new and novel. And it was precisely for values like this Christians were accused by their critics of upsetting the social order and turning the world upside down. [2]Imagine that! Because Christian men loved and served their wives, they were hated and persecuted. Why? Because they were monkeying with a system that had been in place for hundreds of years. Who knows what chaos might ensue if men started honoring their wives!Now, I know what some feminists would say at this point because I've already heard it; “What about Peter & Paul's instruction that a wife is to submit to her husband? See?! They're just misogynist keepers of the tradition of a male-dominated society.”Not exactly. In fact, not even close. Just as both Peter & Paul defied all cultural sensitivities of their day by calling men to love their wives sacrificially, & seek daily to understand and honor them, what they said to women in their roles as wives was JUST as revolutionary. Let me explain . . .In Ephesians 5:22-24 the Apostle Paul says a wife's submission to her husband is patterned after her submission to Christ. In v24, he says she's to submit “in everything,” meaning it's more than mere outward compliance. It goes deeper than just a tight-lipped surrender.All of us need to understand that submission deals more with the posture of our hearts than with our actions. Before Paul moves to the roles of wives & husbands in Eph. 5, he speaks of the principle of mutual submission all believers are to hold. He then goes on to describe how men are to submit to those God has placed in authority over them at work and in the government. [3]A lot of people think submission merely means giving in outwardly while inwardly they harbor resentment and defiance toward the one they're supposedly submitting to. Their attitude is, “Okay, I'll do what you say—but I still think you're a jerk.”In order to understand what Paul meant when he wrote that a wife is to submit “in everything”, let's think about the cultural setting in which Paul wrote this.In the Greco-Roman world of the 1st C, it was universally accepted that wives submitted to their husbands. Men were the undisputed rulers of their homes. Paul wrote this letter to the Church in the city of Ephesus governed by the Roman Law known as paterfamilias. This law gave the male head of household absolute authority over his wife, children and servants. He could beat and even put them to death if he wished, and the law was loath to interfere.[4]So why would Paul call wives to something that was already so much an accepted part of life? Telling a wife to submit to her husband was like telling her to breathe. It was that obviousness that would move them to look closer and realize what he was really saying.The clue to what he means is in the grammar. The verb ‘submit' is in the middle voice. Paul says a wife is to "place herself in submission." What he calls for isn't merely a resigned outward compliance because of force. He calls for a heart attitude of godly deference. The wife is to submit to her husband on the inside as well as on the outside.Please don't miss this because it's the key to understanding the mind-blowing revolution Paul brought. He's saying to the women of his day, “You've been yielding outwardly because you had no choice. You have no power in society so you have to comply with your husband's wishes. But now God gives you this voluntary choice, this act of will rather than legal requirement & forced compliance. You can submit from your heart too.”This is what he means by “in everything” in verse 24. “Submit in everything: in your actions, in your heart, in your speech, even you body language.”Rather than seeing Paul as some kind of male chauvinist seeking to cruelly subjugate women, realize he was giving them a power they'd never known before. It was the power to choose for themselves. He was making decision-makers of those who had been forbidden to make real decisions before.While this truth may have been obscured for modern readers of the Bible, it it was certainly not lost to the men & women of the 1st C who when they installed these things in their homes found a new level of life , meaning, purpose & joy they'd never known before. And it was the beauty & excellence of their lifestyle that was so attractive to their unbelieving peers & saw them come into the faith by the hundreds, then thousands. Even though persecution by hostile authorities was still a regular occurrence.Simply put – search the annals of the Greeks & Romans and you will find nothing that comes close to this marital ethic, or any other culture of the ancient world. Honest secular historians admit that the arrival of Jesus was THE turning point in the history of women and that the Gospel marked a sea change in women's status in society.[1] John MacArthur, Jr., Different by Design, (Colorado Springs, CO: Chariot Victor Publishing, 1994) 53[2] Acts 17:6[3] Ephesians 6 & Romans 13[4] Paterfamilias • Originally called by the Latin title of paterfamilias, the father evolved into the patron of Roman Republican and early Imperial society. The father of the Roman family had the power over everyone and everything in the home. He could sell his wife or children into slavery and order their deaths at will. [© 1999-2002 Bible History Online (http://www.bible-history.com)]

This episode is part 3 in a series examining the impact Christianity has had on history & culture. Today we go even further in our examination of the sanctity of life that's been the focus of the previous 2 episodes, but today, we look at it specifically in Christianity's regard for the Sanctity of Sex.As we begin, I want to pause to say that what we're going to look at today may offend the sensibilities of some of our more secular &/or liberally-minded listeners. The redefinition of gender that's become a hot topic of late has split the church, as well as the wider culture. It's not my intent here to develop a theology of gender, merely to give an accurate, albeit summary, review of sexual ethics in Church history. So summary are the following comments they border on being simplistic, and for that I apologize.This would be a good time to remind CS subscribers & anyone listening to this that I am what can be called a conservative, Evangelical pastor of a non-denominational church whose primary focus of ministry is the verse by verse expository teaching and preaching of the Bible. I believe in the verbal-plenary inspiration of Scripture & seek to cultivate a thoroughly Biblical Worldview. Part of that worldview is to not only cleave to Truth as revealed in the Bible, but to exemplify the character of Christ in my words & actions. We was, as John says in the first chapter of his Gospel, FULL of Truth & Grace. The legacy of the Gospel is that we also are to be filled by that fullness. So while I must, for sake of conscience, speak the truth, I must do so in love. Therefore I apologize for the times past in CS episodes when my joviality has been unkind; when for the sake of a couple yucks, I've demeaned others. That is definitely NOT consistent with the character of Jesus, who died to remove shame.With that said, what follows could be found offensive to some because it upholds a Biblical morality in regard to sexual ethics & gender distinctions. I DO NOT apologize for that because it's not I who's offending – It's God's Word, as historically understood and applied by the Church.And now, let's get to it . . .Wherever the Bible was read & studied, human beings were understood as being created in the image of God & as the creation account in Genesis makes clear, that meant they were made male & female. The first man & woman were placed in an idyllic setting, were naked & because they were innocent, they were without shame. God Himself officiated at their Garden wedding, then announced that the goal of their union was to become one flesh. You don't have to be a genius to realize it was God's original plan for human beings to enjoy a rich & rewarding sex life all within the marriage relationship, & that marriage alone is the proper place for the act of sex.Just as the Christian who arrived in Rome found a low regard for human life, they also encountered a shocking moral depravity in regard to sex. Immorality was everywhere, an integral part of pagan culture. The Apostle Paul wrote of the Greco-Roman debauchery in Romans 1 when he said –24 God gave them up in the lusts of their hearts to impurity, to the dishonoring of their bodies among themselves, 25 because they exchanged the truth about God for a lie and worshiped and served what was created rather than the Creator, who is blessed forever! 26 For this reason God gave them up to dishonorable passions.We know what social conditions were like at the time the Gospel spread throughout the Roman Empire because of contemporary writers who described it. Juvenal, Ovid and others recorded that sexual activity between men & women was promiscuous & depraved. The famous historian Edward Gibbon, whose epic tome The Decline & Fall of the Roman Empire is considered THE standard work on the subject, said that the breakdown in sexuality morality began after the Punic Wars in 146 BC. By the 2nd C, normal sexual intercourse & marital fidelity had all but disappeared. It wasn't just that adultery & fornication were common, people engaged in all kinds of bizarre sexual practices. What's more, they were brazen about it; graffiti & iconic images of their bizzarity appeared on columns, walls, & household items like oil lamps, bowls, cups & vases.It's interesting that in the early years of the Republic, the Romans considered the Greeks who'd been the dominant civilization just before them to be morally corrupt. The Greeks exercised in the nude & practiced all forms of sexual license. The Romans shunned public nudity & considered much of what the Greeks had done morally shameful. But as power & wealth flowed into Rome from their many conquests, they increasingly aped the older Greek practices. By the 2nd C AD, they were doing more & worse than the Greeks had even thought.Things were so bad at the turn of the Millennium from the 1st C BC to AD, that Augustus enacted a set of laws aimed at curbing people's addiction to illicit sex. The law had little effect, as to be expected when the only person to be punished for committing adultery was the woman. It was a terrible combination when people were on one hand, obsessed with sex & on the other, despised marriage. Marriage was at a low point because most were arranged; social arrangements that aimed at one thing, securing one's place in a society where standing was EVERYTHING. So men and women married with not an ounce of love or affection for each other. Couple that with no expectation of sexual fidelity on the part of either the husband or wife & it was a formula for massive infidelity. In certain segments of Roman society, women were as debauched as the men. Some women pursued sexual liaisons with every notable public figure they could; gladiators, politicians, actors, & comedians. The Roman satirist Juvenal wrote about these liaisons. The Church Father Tertullian wrote a treatise on proper conduct by Christians living in the debauched Empire. In a treatise called “Concerning Shows” he warned believers away from the theater because the plays enacted there were ribald & blatant live pornography. Ovid wrote that normal heterosexual sex had turned into a brutal sadomasochism; THAT was the new normal.As the debauchery evolved from decade to decade, it grew progressively worse, as sexual sin always does. Since slaves were mere property, both men & women began to use their young slaves as sex objects. Then homosexuality became increasingly accepted, with older men making the object of their desire, younger & younger men & boys. Incest, a strict taboo for generations, was never openly accepted as normal, but it was quietly accepted for those who opted for it. Several Emperors led the way.It was into this sexual maelstrom Christians came with a radically different sexual ethic. Only sex between a husband & wife was acceptable before God. Hebrews 13:4 made it clear – “Let marriage be held in honor among all, and let the marriage bed be undefiled, for God will judge the sexually immoral and adulterous.”For Christians, sex btwn a husband & wife was an expression of mutual love & intimacy. It wasn't purely selfish gratification. In truth, the Apostle Paul made a mind-blowing statement when in 1 Cor. 7 he said that a husband & wife OWED each other sexual satisfaction. To a culture that legally treated women as the property of their husbands – that was astounding. For most in the Greco-Roman world, a wife was merely a social convention by which one raised legitimate heirs for the estate & family name. But for pleasure & fun, you had an affair or many. And since a wife didn't expect her husband to be faithful or really even to check up on her, she also had lovers. So what Paul wrote to the Corinthian church was nothing short of astounding! And if you know anything about Corinth, then you know that's saying something. As bad as things were all over the Empire, Corinth was considered by most as being really bad! Imagine the casino owners, showgirls & sex workers of Las Vegas saying, “Yeah, Corinth is a really morally nasty place” and you get an idea of how bad it really was.Yet there was a church there, and Paul told the Christians they were to take all that sexual energy & focus it into the husband-wife relationship where it belonged. He even warned them about thinking that abstaining from sex somehow pleased God or made them more spiritual. A husband owed his wife sexual satisfaction, & vice versa. The only time they could abstain was during a short time to devote themselves to fasting. But when the fast was over, they were to get to it again. è I'm not making that up, read 1 Cor. 7 yourself, it's all right there.While most skeptics scoffed at the Christian commitment to sexual purity, a few commended them. Galen, a Greek physician of the 2nd C thought the Christian commitment to fidelity in marriage set them apart as noble. The fruit of healthy, loved filled marriages that shaped happy families began to have a dramatic impact on their neighbors. People thought Christians odd for their commitment to fidelity, but they couldn't argue with the obvious love & devotion Christian couples had for each other. They began to reason – “Sex is fun, but what my soul craves is love. I want pleasure, but what I NEED is significance, and it's only a committed relationship that's going to scratch that itch.”Unrestrained sex began to be regarded as NOT inevitable. People COULD in fact reign in their passions & lust. Look! The Christians are doing it by the thousands! And surprise, surprise, they are waaaay happier than the pagans.As the Christian ethic regarding sex gained traction, they told how Jesus had warned about lust in the Sermon on the Mount. He said if a man looks longingly & lustfully on a woman other than his wife, he's committed adultery in his heart. It wasn't just an overt act of sex that was prohibited. Christian sexual morality went further! It was about total marital fidelity to one's spouse that included the thought life. Unbelievers began to realize Christianity wasn't just moralism. It wasn't prudish asceticism. It enjoyed physical pleasure, but in the boundaries God designed it for. It was an ethic that enhanced & enriched life, while the immorality they'd given themselves to before was degrading & life-quenching.Biblical Sexual morality allows life to flourish while sin diminishes the quality of life.One of the ways we can see the influence of Christianity in honoring marriage is in the beauty & solemnity of the wedding ceremony. In Greco-Roman culture it was a small affair without much to-do. And marriage had fallen to such a low state by the turn of the Millennium most weddings were more farce that ceremony. Christians changed that. Specifically, Christian women changed that. They took to heart Jesus' elevation of women & embraced their calling as redeemed daughters of God. As wives & mothers they gladly took hold of their calling to raise godly children and saw the wedding ceremony as the commencement of that. They demanded the ceremony be reverent & solemn. Their commitment worked slowly to effect a sea-change in the way all society viewed marriage & weddings. Christian women took a courageous & heroic stand. The pagan Libanius couldn't help but express his admiration when he said, “What women these Christians have!”Along with the wanton & debauched heterosexual immorality of Greco-Roman society was its acceptance of homosexuality. And not the plain 2 adults of the same-sex variety. Pederasty or pedophilia was common, where an adult man had sex with a boy btwn the age of 12 & 16. In fact, pederasty was the usual form of homosexuality. Several Roman writers comment on this.Pederasty declined & ultimately failed in its grip on Roman society for the same reason heterosexual immorality declined; because of the sanctifying influence of Christianity. Christians didn't stage campaigns calling homosexuality wrong any more than they did for adultery & fornication. They simple showed a more excellent way that won the argument by the superiority of their lifestyle.That being the case, in the modern return of the rise of sexual immorality, homosexuality, the turn toward acceptance of same-sex marriage, the popularity of the 50 Shades literary porn for soccer moms, and the plague of internet porn, w/the commensurate explosion of child-pornography & sex crimes against children, reason moves us to conclude it's the failure of Christians to demonstrate to their culture the superiority of the Christian sexual & marriage ethic. We don't need campaigns against same-sex marriage. We need Christian husbands & wives to love & serve each other, working for each other's delight & raising happy, healthy families! Hard to do when the divorce rate among those calling themselves Christians is little better than the wider culture. Impossible when a church guy cheats on his wife or a church gal steps out on her husband.Earlier I said the moral excellence of early Christians commended them to many of their non-Christian peers. While that's true, it's certainly not the whole story. The sexual purity of Christians moved others to hate them & accuse them of trying to subvert society. Why, those dangerous Jesus followers were fiddling with centuries of tradition. Keep that up & the gods will be ticked. Who knows what wrath might be brewing, ready to fall on everyone's head for allowing the Christians to get away with their narrow sexual rules. And what's this silliness about loving my wife! You Christians are hazardous social revolutionaries. Honestly, in some places of the Empire, it was arguments like this that led to persecutions, and Christians were put to death: è For loving their wives & staying sexually faithful to them.Well, here we are, 1800 years later & the wheel's turned once more. The Christian sexual ethic that won out because it was proven to be vastly superior to the pagan ethic, the Christian honoring of the sanctity of marriage & sex that transformed society for the better for nearly 200 years, is being rapidly swept away in a re-embrace of humanistic paganism. The failure isn't the Gospel's. Nor is it the overwhelming power of immorality & sin.The age grows dark when the light goes dim.

This episode is part 2 of our series considering the impact Christianity has had on history & culture. Today we dig a little deeper into how the Faith impacted the world's view of the sanctity of life.In our last podcast, we talked about the ancient world's widespread practice of infanticide & how Christianity affected a fundamental shift in the way people evaluated life. This elevation of the value of human life came from Christianity's roots in Biblical Judaism with its revelation that human beings are created in God's image, then taken further by the Incarnation; that God became man in the person of Jesus of Nazareth. The cross reveals how highly God values people. Therefore, God's people must value them as well. So while the pagan world thought little of exposing unwanted infants to the elements & wild beasts, Christians rescued & adopted them, raising them as their own. It was an early & inventive church growth program.Another way the Christian view of the sanctity of life affected the Roman world was its impact è on the arena.The Roman writer Ausonius reported that gladiatorial games began in Rome about 264 BC. By the time Christians arrived there, the Romans had watched many thousands of gladiators fight to the death with one other & beasts. Because the whole thing was meant to be a show, more often than not, the battles weren't quick affairs. They were long, drawn out torments where as soon as one combatant gained a significant advantage on his opponent, he took his time finishing him off to titillate the blood-lust of the spectators. Death by many cuts. As one historian wrote, the 300 year long popularity of the Gladiatorial games “illustrates the pitiless spirit and carelessness of human life lurking behind the pomp, glitter, and cultural pretensions of the great imperial age.”Like infanticide, the games underscore Rome's low regard for human life.Gladiators were usually slaves, prisoners of war, or condemned criminals, all regarded as expendable. Rome's seeming unstoppable war-machine meant a constant influx of new slaves & prisoners. The games provided a way to reduce the supply to the slave market to keep their price up & keep the legions who sold them supplied with income. So speaking purely pragmatically, the games were a slick arrangement. It helped regulate the slave industry & provided entertainment for the populace. If one poor soul had to die to keep a thousand happy, it was deemed worth it. Social commentators in ancient Rome remarked on how the State kept the ever-ready-to-riot masses pacified by providing free bread & games; giving rise to the phrase – Bread & Circuses.Though over time a handful of gladiator achieved celebrity status, the main bulk of them were considered by society to be loathsome & doomed, assigned by Fate to a pitiless lot. Only a handful of freemen ever willingly became gladiators and if they did it was for money & fame. They enjoyed the applause of the crowd & were willing to imperil their lives to gain it. There were a few women gladiators.Before being allowed to fight in the arena, gladiators were trained. BTW, that word arena comes from the place where gladiatorial contests were waged. Harena is Latin for “sand” and refers to the floor of the theater which was covered w/a fine sand to absorb the blood. The whole aim of the games were to entertain so gladiators were taught the rudiments of combat so they could make a good showing & increase the tension of the spectators. A good deal of gambling took place in the stands as people bet on their hoped-for champion. Because the games were a major event, the famous, rich & powerful were nearly always in attendance, including senators, emperors, pagan priests & vestal virgins.The games weren't held just in Rome. Amphitheaters for games were erected in most major cities of the empire. >> I want to pause briefly and make a clarification. In modern usage, the word amphitheater is often used to describe a venue that's a half circle; like the Universal Amphitheater in Los Angeles. But the prefix amphi means round, a full circle. For the Greeks & Romans, an amphitheater was a full circle, like the Colosseum in Rome. A half circle, is just a theater. Amphitheaters were used for the gladiatorial games while theaters were used primarily for political gatherings, speeches, & plays.Back to the gladiators: In Rome, as combatants entered the arena, they'd file before the emperor's box, salute & shout, “We who are about to die salute you.” They would then fight either man to man or in small teams. Occasionally masses of men would re-enact famous battles from Roman history. But most of the time it was 2 men battling each other to the death. When it became clear one was the victor & his opponent was close to death, the winner would look to the stands for the audience's verdict. If the loser had fought well, they might mark their desire that he be allowed to live by extending their arms & giving a thumbs up. Most times, the crowd wanted to see the match finished by slaying the loser, so they gave thumbs down, the women just as much a part of this as men. All eyes then turned to the emperor whose decision decided the loser's fate. He nearly always went with the crowd's majority.Occasionally gladiators fought wild animals that often got the better of their human opponents. During the early 2nd C, the Emperor Trajan celebrated his conquest of the region of Dacia by hosting games lasting 4 months. Ten thousand gladiators participated & 10,000 animals were killed. Half the gladiators died in the arena while many other died later of their wounds. When Titus inaugurated the Colosseum in Rome in 80 AD, 5,000 animals were killed in a single day, along with hundreds of gladiators.While the average Roman throughout the empire enjoyed the games, Christians were appalled by them. But don't forget, MOST of those early Christians were first, game-loving pagans. A radical transformation took place when they converted. What had once been entertainment became abhorrent as they realized the foolishness of their previous ways. For Christians, the games were gambling with men's lives. They were a shocking violation of the Command, “You shall not murder.”So, Christians refused to attend the games. It wasn't so much a boycott as it was a simple decision to not attend an event so fundamentally a grotesque violation of their deeply held conviction. What used to be entertainment became a deplorable & degrading vice.Pagan critics of the Faith noticed the Christian absence at the games & complained; calling Christians anti-social! One critic accused, “You do not go to our shows; you take no part in our processions . . . you shrink in horror from our sacred games.” Interesting that the games were called sacred by this pagan critic. He saw participation in what the majority did civilly as a kind of civil religion everyone needed to be a willing part of or they presented a threat & danger to society. As we consider that attitude of the ancient Roman Empire toward Christianity, it speaks volumes to us today about how Christians are once again marginalized for our moral stand on same-sex marriage & intellectual position on theism & creation.Church leaders called upon their members to not attend the games or other pagan celebrations where debauchery was on display. In AD 220 Tertullian wrote a book called “Concerning Shows” & devoted an entire chapter admonishing Christians to not attend the games.Evidence of the profound impact Christianity has had on history & the valuation of human life is that today, as we read this chapter of the history of the Roman Empire, we shudder at the barbarity & butchery of the gladiatorial games. It's appalling imagining people in the stands screaming for blood, cheering as a gladius is drawn slowly across the neck of some poor hapless slave.Christianity's high regard for all human life eventually moved Christian emperors to ban the games. Historians agree – it was the growth of the Faith & the persuasion of the Gospel that affected a fundamental shift in the way people regarded life. People grew uneasy with the idea that they were entertained by cruelty & murder. The emperors Theodosius & his son Honorius brought an official end to the games in the late 4th C after 7 centuries of brutality and untold thousands slaughtered for no more reason that entertainment.Someone might ask if the modern penchant for violence in movies & TV, with all the blood & gore isn't a return to the moral bankruptcy of the Roman games. There's an important difference – in movies & TV, everyone knows it's contrived – no one is actually hurt. In fact, stunt crews go to great lengths to ensure they aren't; whereas in the ancient games, the victor was cheered & encouraged by the crowds to finish it by brutally killing his opponent. Even in modern boxing matches, the referee stops the match when one of the contestants is in danger of real harm.Where this seems to be changing though is in the realm of MMA where combatants aim at doing real harm to their opponent and injury is common. As the sport grows & more fighters enter the octagon, the crowd's thirst for the spectacular keeps growing apace. We can only hope they don't ever get to the point where they stand, extend their arm and give a thumbs down on a loser who's tapped out.Christianity had a positive impact on other Romans laws as soon as the Emperor became a Christian. In 315 Constantine banned the practice of branding the faces of criminals condemned to serve in the mines or as gladiators. He did so because man was created in the image of God and the face is a special & unique way of identifying individuals. He eventually banned all branding of slaves. He also required people arrested for a crime be given a speedy trial, since holding them implied guilt by holding them against their will. Coming to see the cross as a most cruel form of execution, crucifixion was also outlawed.Constantine's son Constantius followed in his father's reforming ways. He segregated male & female prisoners, to which we say, “Duh!” But know this, until the mid-4th C, male & female prisoners were incarcerated together. And yes, you can imagine what that meant for the poor women. It reveals what low regard Greco-Roman culture had for women who weren't under the manus, that is - the controlling hand of a husband. Such women were considered fair game for the unwelcomed attention of men. The elevation of women found in the Bible brought social transformation where ever the Faith spread.We've already considered the long historical debate over the legitimacy of Constantine's conversion. Was it real or feigned because he could see which way the religio-political winds among Rome's legions were blowing? His reforming of these deep-seated Roman customs regarding the sanctity of life do suggest he really understood the implications of the Gospel & had some kind of a moral revolution himself. A guy who merely used Christianity when it was convenient wouldn't call for the radical reformation of centuries old traditions knowing the social unrest it would cause unless he was convinced it was the right thing to do.Another way the Christian view of the sanctity of life shines through in transforming the ancient world is in the end it brought to human sacrifice, a fairly common practice in paganism. Child sacrifices were common rituals for Canaanite worshipers of Baal. Before Patrick arrived in Ireland, the Druids sacrificed both adults & infants. As late the 13th & 14th Centuries, the yet unreached Prussians & Lithuanians practice human sacrifice. In the New World, the Aztecs & Mayans both sacrificed many thousands of victims in blood orgies. The Aztecs would even subdue a neighboring tribe just to produce victims to sacrifice, leaving pools of blood at the base of their pyramids.But where ever the Gospel went & people were converted to faith in Christ, human sacrifice came to an end.Finally, where ever the Gospel reached, people's views of suicide changed. The philosophy of Stoicism which held a powerful sway over the mindset of the Roman Empire, put little value on human life, including one's own. The ancient Romans had gone all in on the idea of quality of life. The only lives that bore any quality were those of the rich, powerful & privileged. The lower classes were taught to accept the fact that Fate had passed them by & the best they could aspire to was to make the lives of the blessed a little better before giving up their pathetic little lives. Suicide was considered a viable option when life was just too much to endure.Some Greeks & Romans even considered suicide a glorious end. The person who took their own life in their own time, their own way was the master of their own fate – not leaving death to claim them at its whim. Many notable Romans took their own lives, including Cato, Seneca, Petronius & some of the Emperors. Suicide was lauded as brave, a noble thing to do if it meant avoiding shame.It's sad therefore to see the modern resurrection of the old arguments for suicide, that it's noble if it means being the master of your own destiny, avoiding shame, or is a rebuttal to the supposed lack of quality of a person's life. Christians joyously announce that in fact we AREN'T the masters of our fate, God is. Shame is dealt with at the cross, & the issue isn't quality of life – it's sanctity of life. Quality is subjective, with one person's abyssmalation being another's glory, & vice versa. Abyssmalation isn't even a word – but it gets the point across.Christianity regards suicide as self-murder, a most obvious violation of the sanctity of life. It's also, in nearly all cases, a profound loss of faith in God; concluding that one's life is beyond God's ability to rescue, restore & redeem.Interestingly, while suicide came to be generally regarded as incompatible with Faith in God, it wasn't until the Council of Elvira in 305 that it was formally condemned. And even then it wasn't suicide as an act of desperation that was in view by the ban placed on it. What prompted the Council's ban was the fact some Christians were too eager to be martyred. Remember that the couple decades just before Constantine became emperor were times of great & bloody persecution for Christians. Martyrs had achieved heroic status. What had been meant as a way to encourage Christians to stay faithful went overboard & became a kind of perverse delight in being martyred. So there were dozens who could easily have survived just by exercising some simple wisdom. But they nearly dared their tormentors to kill them, thinking that by doing so they were being heroic and would earn more points with God. Really, it was an ancient form of suicide by cop – in this case, suicide by executioner = Martyrdom. The Council of Elvira called a halt to it in 305.Clement of Alexandria, Lactantius, Gregory of Nazianus & Eusebius all condemned suicide. But the most vociferously opposed to it was Augustine in the 5th C. You may remember he wrote against the Donatists in North Africa. The Donatists believed there was no forgiveness of sins after baptism, so some had gone to extreme measures & agreed to a mass suicide right after being dunked.Augustine reasoned suicide violated the command “You shall not murder.” He pointed out that in the Bible, none of the Heroes of the Faith took their own lives and when Elijah asked God to slay him, God refused.As the years passed, the Roman church added more prescriptions to suicide in the hope no one would even think about it for the way it would consign the soul to eternal darkness. Public attitude toward suicide eventually changed to such a degree that it went from being considered noble to cowardly. Instead of using it to escape shame, it became a means to it.In our next episode, we'll consider Christianity's impact on sexual morality.

We're changing gears a bit to begin a series of podcasts considering the impact Christianity has had on the world. We'll unpack how the Faith has left its imprint on society. The Title of this episode is The Change - Part 1: The Sanctity of Life.Knowing my fascination with history and especially the history of Rome, a few years ago, someone recommended I watch a mini-series that aired on a cable network. While it was dramatic historical fiction, the producers did a good job of presenting the customs & values of 1st C BC Roman culture. While the series was suspenseful & entertaining, it was difficult to watch because of the brutality that was commonplace. And it wasn't put in merely for the sake of titillation or to make the shows more provocative. It was an accurate depiction of the time. More than once, I found myself near tears, broken over just how lost the world was. Several times I said out loud, "They needed Jesus!"Exactly! THAT was the very era Jesus was born into & the culture the Gospel spread in. How desperately the Roman Empire needed the life-affirming message the Early Church preached & lived.There's an old saying, “When in Rome, do as the Romans do.” When the early Christians came to Rome, we can be thankful they DIDN'T do what the Romans did. On the contrary, slowly but surely, with fits & starts, they eventually transformed the Greco-Roman world from rank paganism to a more or less Biblical worldview. Nowhere was that seen more clearly than in the change that was made to the sanctity of human life.During the early days of the Roman republic, the high value put on the family unit formed a moral base that lent a certain weight to the value of the individual. But as the idea of the State grew during the late republic, then blossomed in the Empire, people were evaluated in terms of what they could contribute to the State. That meant people on the bottom of the social scale had little to no value. The poor, women, and slaves became chattel; property to be used. Life became cheap. And the pagan gods bequeathed no real moral virtue into the Roman world. They were understood to be whimsical & selfish at the best of times, cruel in the worst.The Christian value of the sanctity or specialness of human beings was based in the Jewish view of man as created in God's image. There was a healthy Jewish population in the City of Rome itself & scattered throughout other major cities of the Empire. Early on, the unique Jewish view of man had infiltrated the Roman world where ever Jews were to be found. So different was this view of man from the paganized Greco-Roman worldview that many of the more enlightened Greeks & Romans had begun attending Jewish synagogues. If they stayed, they became known as God-fearers; Gentiles who believed in the God of the Bible, but hadn't become full converts to Judaism by being circumcised, baptized, & keeping kosher. They occupied a section in many synagogues, sitting by themselves to hear the teaching of Scripture. The book of Acts tells us some of Paul's most fruitful work was in this God-Fearer section of the synagogue.The Jewish idea of men & women being created in God's image took on new potency when the Gospel was preached, for it told of God becoming man. And becoming a man so He could go to the cross to ransom lost men & women; translating them from a destiny in hell to the glory of heaven. All this spoke of God's view of the value of human beings. If He would endure the passion & cross, it meant life was of inestimable value. Rather than life being cheap, it was to be honored and protected at all costs, regardless of its station or quality.One way the early Christian demonstrated this was the church's opposition to the widespread practice of infanticide. It was common to expose unwanted children soon after birth, either by drowning or leaving them on exposed where the elements or wild beasts would finish them. They were left to die for physical deformities, for being of the wrong sex, or simply because the parents couldn't afford another mouth to feed.Abandoning unwanted infants was quite common in the Greco-Roman world. In fact, the founding myth of Rome begins with 2 infant boys being tossed into the Tiber River. Romulus & Remus both survived to be suckled by a she-wolf, then raised by an elderly shepherd. It was their later struggle that founded the city of Rome, named for one of the brothers - Romulus.So in the city of Rome itself, parents would regularly leave unwanted children at the base of the Columna Lactaria. In later times, Roman parents would abandon their infants there to show grief over some national calamity, like the death of a beloved emperor. To put that in modern terms, imagine someone dropping off their 2 week old infant at a memorial for 9/11 - and just walking away; thinking that somehow shows solidarity with everyone's shock & grief. Yet that's what many Romans did with their newborns when calamity struck.Greeks also practiced infanticide by abandoning infants. They did so because it was woven into their mythology. The well-known Greek tragedy Oedipus Rex revolves around Oedipus who at only 3 days was abandoned by his father King Laius of Thebes. Ion, founder of Ionia was abandoned as an infant by his mother. Poseidon, Aesculapius, & Hephaistos were all abandoned infants. Even Paris who started the Trojan War was abandoned as a child. In Sparta, every newborn was brought before the elders for inspection. If the child was deemed weak in any way, it was abandoned.As shocking, is realizing in all the literature come to us from that time, nowhere is there a shred of evidence infanticide was wrong, or even questioned.Infanticide wasn't practiced just among the Greeks & Romans; other ancient societies practiced it as well. Plutarch said the Carthaginians had made infant sacrifice a regular occurrence. When building a new house or wall, they mixed the blood of an infant with the mortar, thinking it made the wall stronger. If a wealthy family had no new-born to offer, they'd buy one off a poor mother. Though we don't have a record of what was on the 12 Tablets that formed the basis of Roman Law & civilization, we know a good deal of what was in them from the quotes of later Romans. Cicero says it was part of Roman law to expose deformed infants. In the 1st C AD, Seneca, remarks in passing, without batting the proverbial eye, that deformed infants were routinely drowned. Infanticide was so common in the later Greek era that in the 2nd C BC, Polybius blamed a population decline on it. Because infanticide was so common, large families among both Greeks & Romans was rare. An inscription found at Delphi reveals that in a 2nd C sample of 600 families, only 1% had more than 1 daughter! Infanticide was practiced in India, China, Japan, Africa, the rainforests of Brazil, among the Inuit, & among the native North & Central Americans.Early Christians balked not at calling infanticide, murder. To them, infants were creatures of God who bore His image no less than their mature counterparts. They'd heard of Jesus' attention to little children in Matthew 19. That passage is interesting because the disciples thought the children approaching Jesus weren't worthy of His august attention. In their attitude toward the little ones, contrary as it was to Jesus' own perspective, we catch of glimpse of how the Greco-Roman culture had influenced them. The pre-Roman Jewish culture put a huge emphasis on children. They were regarded as a great blessing from God. Children were God's promise of a future! Yet in the disciples' shooing the children away from Jesus, we see how the Greco-Roman devaluing of life had infected them.We ought to reflect on how the modern abortion debate may have affected our valuation of human life. The parallels to the current population decline among ethnic Europeans ought to be obvious & a sign of how the Judeo-Christian worldview has been gutted from Western civilization.The Didache, the standard catechism used by the Church in the 1st C tells Christians, "You shall not commit infanticide." It's condemned in the Epistle of Barnabas, written about 130. In AD 222, the 1-time slave turned bishop of Rome, Callistus expressed his dismay at the widespread practice of exposing unwanted infants.It was this & the very vocal Christian opposition to it that helped fuel the persecution the early church faced in so many places around the Empire. The Romans placed great stock in tradition and looked with suspicion on anyone who sought to change it. The Christians were doing just that with their radical ideas about how to treat the unwanted.While Christians opposed infanticide, they were unable to do anything about it as a social policy while they were an outlawed group. It wasn't until the Edict of Milan in AD 313 that they were able to even speak to official policy. Then, only 60 years later Emperor Valentinian, at the urging of Basil of Caesarea, outlawed the wicked practice of infanticide.But while they waited for the laws to change, early Christians didn't sit on their hands. They regularly went out to the hillsides where children were left exposed and took them into their homes, raising them as their own children. In Rome, Bishop Callistus organized people to roam the streets in the late evening, looking for abandoned children. He then placed them in the homes of parents wanting them. As far as we know, this was the first organized adoption agency, even though it was done on the sly. The famous martyr Polycarp's protégé, Benignus of Dijon, recused & nurtured abandoned little ones, ministering to the needs of children who'd been deformed because of botched abortions. Afra of Augsburg, a notorious prostitute before her conversion to Christ, began a ministry to the abandoned children of prisoners, thieves, smugglers, pirates, runaway slaves, and all sorts of ne'er-do' wells.No one should get the impression from this that following Valentinian's outlawing of infanticide & child-abandonment, there was an immediate, overnight end to the practice. Far from it. People in Europe & the Eastern Empire continued to off their off spring in large numbers. And Christians continued to adopt them. But as the influence of the Christian worldview spread, there was a deep & fundamental shift that took place in the way people viewed human life; all of it from cradle to grave. And where that respect for life settled in, infanticide evaporated. It got to the point where a single abandoned infant became a shocking event the news of which spread like wild-fire. And when desperation moved some young mother to abandon her child, where did she leave it? Not on a hillside to let it die. No. She left it on the doorstep of the local church because she knew her child would be taken care of.So it ought to be with the deepest kind of grief that we hear now about newborns being left in dumpsters & gas station restrooms. It seems we've regressed, not progressed; devolved, not evolved. Society has at any rate. And to think - there are people who actually rejoice that the Christian worldview has been cut loose from modern society.We have abortion, which is really just an earlier form of infanticide. Partial birth abortion isn't even that! If a woman doesn't make the appointment to rid herself of the unwanted before it's born, no problem; when in Rome, do as the Romans do.What's next? Gladiatorial combat? Oops - too late. // Slavery? Again, too late. It's already here.We'll be taking a look at many more ways the Christian Faith has impacted culture & civilization in the weeks to come.

Este episodio de CS se llama, “Cosas Locas”porque . . . bueno ya verán al entrar en el tema.Hace poco tiempo, echamos un vistazo a la Controversia Iconoclasta que tuvo lugar en la iglesia Ortodoxa Griega Oriental durante el 8º y 9º siglo.Si bien entendemos el punto básico de controversia entre los destructores de iconos, llamados iconoclastas, y los pro-iconos, los iconódulos; la teología que los iconódulos utilizaron para apoyar el uso continuo de los iconos es algo compleja.Los iconoclastas consideraban la veneración de las imágenes religiosas como simple idolatría. Los iconódulos desarrollaron una teología que no solo permitía, sino que fomentaban el uso de iconos evitando la acusación de idolatría. Dijeron que tales imágenes debían ser respetadas; incluso veneradas, pero no adoradas. Aunque, para todos los propósitos prácticos, en la mente de la mayoría de los adoradores, no había una diferencia real entre la veneración y la adoración de la adoración.La aceptación de los iconos como intrínsecos al culto marcó la entrada de un enfoque decididamente místico que entró en la Iglesia Ortodoxa en este momento, y se ha mantenido desde entonces. Todo esto se vio a través la carrera de un autor ahora conocido como Falso-Dionisio el Areopagita. Se le llama Falso-Dionisio porque si bien sabemos que sus escritos fueron producidos a principios del 6º siglo en Siria, pero afirman haber sido escritos por el Dionisio del 1º siglo mencionado en Hechos 17 que llegó a la fe cuando Pablo predicó en la Colina de Marte en Atenas.Las obras más famosas de Falso-Dionisio se titularon Los Nombres Divinos, Teología Mística y La Jerarquía Celestial. Los Cristianos Monofisitas de Alejandría fueron los primeros en inspirarse en su obra, suponiendo que eran obras genuinas de uno de los discípulos del Apóstol Pablo. Los Bizantinos siguieron su ejemplo e incorporaron algunas de sus ideas. Luego, en el año 649, cuando el Papa Gregorio I y el Concilio de Letrán los aceptaron como que, si hubieran sido del 1siglo, se volvieron más ampliamente considerados como una enseñanza que informaba a la teología Cristiana.Los escritos de Falso-Dionisio fusionaron el Cristianismo con el Neoplatonismo. Él veía el universo como dividido en una jerarquía de espíritus y creía que la Iglesia debería organizarse de una manera similar a esta jerarquía espiritual. Donde el Falso-Dionisio se desvió de los neoplatónicos fue en su rechazo de la idea de que el objetivo de cada individuo humano era perder su individualidad al volverse a unir con el Creador. El se fue 180 grados hacia el otro lado y dijo que la meta del individuo era crecer a través de momentos místicos de revelación para que la persona emergiera a un estado divino; más divino que humano. Falso-Dionisio enseñó que estos momentos místicos eran estallidos de revelación que traían iluminación y avanzaban el viaje del alma a estar mas cercano a ser una deidad. Pero no fueron momentos de revelación EN el conocimiento divino tanto como fueron un despojo de él. Mientras que las primeras sectas como los Docetistas y Gnósticos habían hecho de la adquisición de conocimiento secreto que impartía la iluminación el sello distintivo de su credo, Falso-Dionisio dijo que el conocimiento se interponía en el camino de la iluminación. La mente era una barrera para el avance espiritual, no una herramienta para alcanzarlo. El decía que el camino a la salvación, que lo llamo "realización espiritual", procedia a través de 3 etapas: Purificación, Iluminación y Unión.Primero, el buscador necesitaba despojarse de todos los enredos terrenales y carnales. Luego, mediante formas extremas de meditación en las que el objetivo era limpiar la mente, llegaría el momento especial en que la persona alcanzaría la iluminación y se daría cuenta de su unión con lo divino. Si esto suena un poco como el gnosticismo y las ofrendas esotéricas de la religión oriental, es porque son similares.Esta síntesis del Cristianismo y los conceptos Neoplatónicos tuvo un gran impacto en las teologías Bizantinas del misticismo y la liturgia, en los místicos Occidentales, los escolásticos y los pensadores del Renacimiento. Los escritos de Falos-Dionisio fueron traducidos del griego al latín alrededor del año 850.Fueron rechazados como inconsistentes con la Biblia por los Reformadores Protestantes y expuestos como falsificaciones del siglo 6 cuando los eruditos buscaron su origen. Pero su énfasis en lo místico ya había hecho su daño en la Iglesia Oriental, que continuó aferrándose a muchas de las ideas del Falso-Dionisio. Incluso hasta el día de hoy, la salvación en la Iglesia Ortodoxa Griega significa algo bastante diferente de lo que significa en la Iglesia Occidental, donde se concibe como redención del pecado y reconciliación con Dios. En la Iglesia Oriental, la salvación es considerada como un retorno a un proceso de transformación espiritual mejorado por la Iglesia; el sacerdocio, los iconos y los rituales, un destino que produce un ser que es mucho más que humano, aunque no alcanza la deidad. La idea Oriental es que los Redimidos no serán Dios, sino que ciertamente serán como dioses.Ahora, esta es una simplificación excesiva, pero puede ayudar a hacer LA crucial distinción entre las formas en que las Iglesias Occidentales y Orientales entienden la salvación. El Occidente ve la obra de Cristo principalmente como la salvación del pecado, mientras que el Oriente la entiende como la salvación a la gloria. Una vez más, esa es una reducción tal vez demasiado básica de la compleja soteriología de las tradiciones teológicas Orientales y Occidentales, pero bastante precisa de todos modos. Es todo donde se pone el énfasis.La Biblia dice que Adán y Eva fueron creados a imagen de Dios. Y sabemos que Cristo vino a restaurar lo que perdieron en la Caída. Ciertamente, los redimidos en gloria aparecerán como criaturas gloriosas que serán diferentes a las sombras de que son los seres humanos ahora. Somos, como cantó un artista, como fantasmas en la tierra, en comparación con la gloria que una vez fue de Adán y será nuestra una vez más. Pero en la teología Ortodoxa Griega, la salvación parece ser no sólo una restauración de lo que se perdió tanto como una promoción a algo nuevo; algo aún más glorioso de lo que disfrutaron el primer hombre y la primera mujer. De nuevo, algo por encima de lo humano si no del todo divino.Y el énfasis en lo místico en la Iglesia Oriental tiene que ver con cómo dar ese salto, esa forma espiritual de avance evolucionario.En el año 650, cuando las opiniones del Falso-Dionisio estaban siendo fuertemente impregnadas en el Oriente, un líder de la iglesia llamado Constantino (obviamente no el Emperador del 4º siglo) resucitó algunos de los errores de los Gnósticos. Constantino y sus seguidores rechazaron el formalismo de la iglesia Estatal Bizantina, alegando el deseo de volver a la simplicidad de la Iglesia primitiva. Podríamos responder; "¡Espera! ¿En el año 650 querían volver al dinamismo de la iglesia primitiva? ¿No es ESA la iglesia primitiva? ¡Eso fue hace 1400 años!"Constantino basó sus creencias solo en los Evangelios y las cartas de Pablo. Afirmó que una deidad malvada inspiró al resto del NT y todos el Antiguo Testamento. En una repetición del Gnosticismo, afirmó que esta deidad malvada era el creador y dios de este mundo. El verdadero Dios del cielo se oponía al universo físico; este mundo material que era inalterablemente malvado. Con el fin de salvar los espíritus de las personas de la maldad del mundo físico, el verdadero Dios envió un ángel que apareció como un hombre llamado Jesús.Conocer un poco de historia enseñó a los líderes de la iglesia cómo cerrar el Gnosticismo reemergente de Constantino. Todo lo que tenían que hacer era regresar y leer sobre la lucha de la iglesia primitiva con los Gnósticos y cómo todas estas ideas eran viejas sin base en las Escrituras. Mientras que algunos líderes de la iglesia hicieron precisamente eso y libraron una batalla de apologética con los seguidores de Constantino, la Iglesia del Estado los persiguió y a veces los ejecutó.Constantino cambió su nombre a Silas, uno de los asociados del Apóstol Pablo. Después de que Constantino-Silas fue ejecutado apedreado, el siguiente líder de la secta tomó el nombre de Tito, otro de los asistentes de Pablo. Cuando el fue ejecutado siendo quemado, un tercer líder tomó el nombre de Timoteo. El siguiente adoptó el nombre de Tiquico. Todo esto llevó a que la secta se llamara los Paulicianos.Durante el Controversia Iconoclasta del 8º siglo, la persecución de los Paulicianos se calmo un poco. Uno de los Emperadores pudo incluso haber sido Pauliciano. Pero en el 9º siglo, la Emperatriz Teodora ordenó erradicar a los Paulicianos. Decenas de miles fueron asesinados, la mayoría en Armenia.En reacción, los Paulicianos formaron ejércitos que demostraron ser bastante capaces en la batalla. Entonces, incapaces de conquistarlos directamente, los Bizantinos les ofrecieron la independencia si se mudaban a la frontera problemática con los Eslavos y Búlgaros que les estaban dando problemas al Imperio.Los Paulicianos terminaron teniendo un gran impacto religioso en los Búlgaros. Estos Búlgaros-Paulicianos se conocian como los Bogomilos ̧ llamados así por su primer líder. A mediados del 10 siglo, el enseñaba que el hijo primogénito de Dios era Satanás. Debido al orgullo de Satanás, fue expulsado del cielo. Dios entonces hizo un nuevo cielo y tierra, en el cual colocó a Adán y Eva. Satanás tuvo relaciones sexuales con Eva, la unión produjo a Caín, la fuente de todo mal entre los humanos. Moisés y Juan el Bautista, según los Bogomilos, eran siervos de Satanás. Pero Dios envió al Logos, su segundo Hijo, Jesús, para salvar a la humanidad del control de Satanás. Aunque Satanás mató a Jesús, su cuerpo espiritual resucitó y regresó a la diestra de Dios. Satanás fue derrotado de esta manera; o eso decía el Bogomilismo.Algunos de nuestros oyentes pueden encontrar todo esto similar a otro grupo religioso con su sede hoy en día en un cierto estado de los Estados Unidos, que tiene un gran lugar para esquiar durante el invierno y su capital esta ubicada junto a un gran mar interior salado. Resulta que Salomón tenía razón; realmente no hay nada nuevo bajo el sol.Los Bogomilos adoptaron un estilo de vida rígidamente ascético. Despreciaban al matrimonio, aunque lo permitían en el caso de los creyentes menos que perfectos. Condenaron el consumo de carne y el consumo de vino. Rechazaron el bautismo y la comunión como rituales satánicos ya que usaban cosas materiales.El Bogomilismo floreció en Bulgaria mientras era un país independiente en el 10º siglo, y luego de nuevo en el siglo 13. Las ideas Bogomilianas se extendieron a Europa occidental, donde influyeron en los Cátaros y Albigenses. Cuando los Turcos destruyeron el Imperio Búlgaro en el año 1393, los Bogomilos desaparecieron.Los Paulicianos continuaron en grupos menores en Armenia hasta el siglo 19. Es posible que, en algún pequeño rincón de las comunidades rurales, el Paulicianismo siga encontrando seguidores.Y ahora ves por qué elegí titular este episodio, "Cosas Locas".

Este episodio de CS se llama, “Cosas Locas”porque . . . bueno ya verán al entrar en el tema.Hace poco tiempo, echamos un vistazo a la Controversia Iconoclasta que tuvo lugar en la iglesia Ortodoxa Griega Oriental durante el 8º y 9º siglo.Si bien entendemos el punto básico de controversia entre los destructores de iconos, llamados iconoclastas, y los pro-iconos, los iconódulos; la teología que los iconódulos utilizaron para apoyar el uso continuo de los iconos es algo compleja.Los iconoclastas consideraban la veneración de las imágenes religiosas como simple idolatría. Los iconódulos desarrollaron una teología que no solo permitía, sino que fomentaban el uso de iconos evitando la acusación de idolatría. Dijeron que tales imágenes debían ser respetadas; incluso veneradas, pero no adoradas. Aunque, para todos los propósitos prácticos, en la mente de la mayoría de los adoradores, no había una diferencia real entre la veneración y la adoración de la adoración.La aceptación de los iconos como intrínsecos al culto marcó la entrada de un enfoque decididamente místico que entró en la Iglesia Ortodoxa en este momento, y se ha mantenido desde entonces. Todo esto se vio a través la carrera de un autor ahora conocido como Falso-Dionisio el Areopagita. Se le llama Falso-Dionisio porque si bien sabemos que sus escritos fueron producidos a principios del 6º siglo en Siria, pero afirman haber sido escritos por el Dionisio del 1º siglo mencionado en Hechos 17 que llegó a la fe cuando Pablo predicó en la Colina de Marte en Atenas.Las obras más famosas de Falso-Dionisio se titularon Los Nombres Divinos, Teología Mística y La Jerarquía Celestial. Los Cristianos Monofisitas de Alejandría fueron los primeros en inspirarse en su obra, suponiendo que eran obras genuinas de uno de los discípulos del Apóstol Pablo. Los Bizantinos siguieron su ejemplo e incorporaron algunas de sus ideas. Luego, en el año 649, cuando el Papa Gregorio I y el Concilio de Letrán los aceptaron como que, si hubieran sido del 1siglo, se volvieron más ampliamente considerados como una enseñanza que informaba a la teología Cristiana.Los escritos de Falso-Dionisio fusionaron el Cristianismo con el Neoplatonismo. Él veía el universo como dividido en una jerarquía de espíritus y creía que la Iglesia debería organizarse de una manera similar a esta jerarquía espiritual. Donde el Falso-Dionisio se desvió de los neoplatónicos fue en su rechazo de la idea de que el objetivo de cada individuo humano era perder su individualidad al volverse a unir con el Creador. El se fue 180 grados hacia el otro lado y dijo que la meta del individuo era crecer a través de momentos místicos de revelación para que la persona emergiera a un estado divino; más divino que humano. Falso-Dionisio enseñó que estos momentos místicos eran estallidos de revelación que traían iluminación y avanzaban el viaje del alma a estar mas cercano a ser una deidad. Pero no fueron momentos de revelación EN el conocimiento divino tanto como fueron un despojo de él. Mientras que las primeras sectas como los Docetistas y Gnósticos habían hecho de la adquisición de conocimiento secreto que impartía la iluminación el sello distintivo de su credo, Falso-Dionisio dijo que el conocimiento se interponía en el camino de la iluminación. La mente era una barrera para el avance espiritual, no una herramienta para alcanzarlo. El decía que el camino a la salvación, que lo llamo "realización espiritual", procedia a través de 3 etapas: Purificación, Iluminación y Unión.Primero, el buscador necesitaba despojarse de todos los enredos terrenales y carnales. Luego, mediante formas extremas de meditación en las que el objetivo era limpiar la mente, llegaría el momento especial en que la persona alcanzaría la iluminación y se daría cuenta de su unión con lo divino. Si esto suena un poco como el gnosticismo y las ofrendas esotéricas de la religión oriental, es porque son similares.Esta síntesis del Cristianismo y los conceptos Neoplatónicos tuvo un gran impacto en las teologías Bizantinas del misticismo y la liturgia, en los místicos Occidentales, los escolásticos y los pensadores del Renacimiento. Los escritos de Falos-Dionisio fueron traducidos del griego al latín alrededor del año 850.Fueron rechazados como inconsistentes con la Biblia por los Reformadores Protestantes y expuestos como falsificaciones del siglo 6 cuando los eruditos buscaron su origen. Pero su énfasis en lo místico ya había hecho su daño en la Iglesia Oriental, que continuó aferrándose a muchas de las ideas del Falso-Dionisio. Incluso hasta el día de hoy, la salvación en la Iglesia Ortodoxa Griega significa algo bastante diferente de lo que significa en la Iglesia Occidental, donde se concibe como redención del pecado y reconciliación con Dios. En la Iglesia Oriental, la salvación es considerada como un retorno a un proceso de transformación espiritual mejorado por la Iglesia; el sacerdocio, los iconos y los rituales, un destino que produce un ser que es mucho más que humano, aunque no alcanza la deidad. La idea Oriental es que los Redimidos no serán Dios, sino que ciertamente serán como dioses.Ahora, esta es una simplificación excesiva, pero puede ayudar a hacer LA crucial distinción entre las formas en que las Iglesias Occidentales y Orientales entienden la salvación. El Occidente ve la obra de Cristo principalmente como la salvación del pecado, mientras que el Oriente la entiende como la salvación a la gloria. Una vez más, esa es una reducción tal vez demasiado básica de la compleja soteriología de las tradiciones teológicas Orientales y Occidentales, pero bastante precisa de todos modos. Es todo donde se pone el énfasis.La Biblia dice que Adán y Eva fueron creados a imagen de Dios. Y sabemos que Cristo vino a restaurar lo que perdieron en la Caída. Ciertamente, los redimidos en gloria aparecerán como criaturas gloriosas que serán diferentes a las sombras de que son los seres humanos ahora. Somos, como cantó un artista, como fantasmas en la tierra, en comparación con la gloria que una vez fue de Adán y será nuestra una vez más. Pero en la teología Ortodoxa Griega, la salvación parece ser no sólo una restauración de lo que se perdió tanto como una promoción a algo nuevo; algo aún más glorioso de lo que disfrutaron el primer hombre y la primera mujer. De nuevo, algo por encima de lo humano si no del todo divino.Y el énfasis en lo místico en la Iglesia Oriental tiene que ver con cómo dar ese salto, esa forma espiritual de avance evolucionario.En el año 650, cuando las opiniones del Falso-Dionisio estaban siendo fuertemente impregnadas en el Oriente, un líder de la iglesia llamado Constantino (obviamente no el Emperador del 4º siglo) resucitó algunos de los errores de los Gnósticos. Constantino y sus seguidores rechazaron el formalismo de la iglesia Estatal Bizantina, alegando el deseo de volver a la simplicidad de la Iglesia primitiva. Podríamos responder; "¡Espera! ¿En el año 650 querían volver al dinamismo de la iglesia primitiva? ¿No es ESA la iglesia primitiva? ¡Eso fue hace 1400 años!"Constantino basó sus creencias solo en los Evangelios y las cartas de Pablo. Afirmó que una deidad malvada inspiró al resto del NT y todos el Antiguo Testamento. En una repetición del Gnosticismo, afirmó que esta deidad malvada era el creador y dios de este mundo. El verdadero Dios del cielo se oponía al universo físico; este mundo material que era inalterablemente malvado. Con el fin de salvar los espíritus de las personas de la maldad del mundo físico, el verdadero Dios envió un ángel que apareció como un hombre llamado Jesús.Conocer un poco de historia enseñó a los líderes de la iglesia cómo cerrar el Gnosticismo reemergente de Constantino. Todo lo que tenían que hacer era regresar y leer sobre la lucha de la iglesia primitiva con los Gnósticos y cómo todas estas ideas eran viejas sin base en las Escrituras. Mientras que algunos líderes de la iglesia hicieron precisamente eso y libraron una batalla de apologética con los seguidores de Constantino, la Iglesia del Estado los persiguió y a veces los ejecutó.Constantino cambió su nombre a Silas, uno de los asociados del Apóstol Pablo. Después de que Constantino-Silas fue ejecutado apedreado, el siguiente líder de la secta tomó el nombre de Tito, otro de los asistentes de Pablo. Cuando el fue ejecutado siendo quemado, un tercer líder tomó el nombre de Timoteo. El siguiente adoptó el nombre de Tiquico. Todo esto llevó a que la secta se llamara los Paulicianos.Durante el Controversia Iconoclasta del 8º siglo, la persecución de los Paulicianos se calmo un poco. Uno de los Emperadores pudo incluso haber sido Pauliciano. Pero en el 9º siglo, la Emperatriz Teodora ordenó erradicar a los Paulicianos. Decenas de miles fueron asesinados, la mayoría en Armenia.En reacción, los Paulicianos formaron ejércitos que demostraron ser bastante capaces en la batalla. Entonces, incapaces de conquistarlos directamente, los Bizantinos les ofrecieron la independencia si se mudaban a la frontera problemática con los Eslavos y Búlgaros que les estaban dando problemas al Imperio.Los Paulicianos terminaron teniendo un gran impacto religioso en los Búlgaros. Estos Búlgaros-Paulicianos se conocian como los Bogomilos ̧ llamados así por su primer líder. A mediados del 10 siglo, el enseñaba que el hijo primogénito de Dios era Satanás. Debido al orgullo de Satanás, fue expulsado del cielo. Dios entonces hizo un nuevo cielo y tierra, en el cual colocó a Adán y Eva. Satanás tuvo relaciones sexuales con Eva, la unión produjo a Caín, la fuente de todo mal entre los humanos. Moisés y Juan el Bautista, según los Bogomilos, eran siervos de Satanás. Pero Dios envió al Logos, su segundo Hijo, Jesús, para salvar a la humanidad del control de Satanás. Aunque Satanás mató a Jesús, su cuerpo espiritual resucitó y regresó a la diestra de Dios. Satanás fue derrotado de esta manera; o eso decía el Bogomilismo.Algunos de nuestros oyentes pueden encontrar todo esto similar a otro grupo religioso con su sede hoy en día en un cierto estado de los Estados Unidos, que tiene un gran lugar para esquiar durante el invierno y su capital esta ubicada junto a un gran mar interior salado. Resulta que Salomón tenía razón; realmente no hay nada nuevo bajo el sol.Los Bogomilos adoptaron un estilo de vida rígidamente ascético. Despreciaban al matrimonio, aunque lo permitían en el caso de los creyentes menos que perfectos. Condenaron el consumo de carne y el consumo de vino. Rechazaron el bautismo y la comunión como rituales satánicos ya que usaban cosas materiales.El Bogomilismo floreció en Bulgaria mientras era un país independiente en el 10º siglo, y luego de nuevo en el siglo 13. Las ideas Bogomilianas se extendieron a Europa occidental, donde influyeron en los Cátaros y Albigenses. Cuando los Turcos destruyeron el Imperio Búlgaro en el año 1393, los Bogomilos desaparecieron.Los Paulicianos continuaron en grupos menores en Armenia hasta el siglo 19. Es posible que, en algún pequeño rincón de las comunidades rurales, el Paulicianismo siga encontrando seguidores.Y ahora ves por qué elegí titular este episodio, "Cosas Locas".

Este episodio de Communio Sanctorum se titula "Romper contigo no es fácil".En nuestro estudio de la Historia de la Iglesia, podemos examinar algunos períodos en que los seguidores de Jesús hicieron algunas cosas asombrosas, que honran a Dios, que exaltan a Cristo y bendicen a las personas. En episodios futuros, echaremos un vistazo más largo a cómo el Evangelio ha impactado la historia y la civilización mundial para mejorarla.Pero tenemos que ser honestos y admitir que ha habido demasiadas veces en las que la Iglesia ha fallado totalmente en llevar bien la pelota. Peor que eso, después de fallar en llevarla hacia la meta, ¡se tropezaron y la patearon fuera del campo de juego!El peligro que enfrento al lidiar con estos momentos atroces en la Historia de la Iglesia es ser visto como hostil hacia el Cuerpo de Cristo. Cuando hablo de la pésima vida de algunos de los papas, algunos oyentes asumen que estoy atacando a los católicos. Más tarde, cuando lleguemos a la era de la Reforma y echemos un vistazo a algunos de los reformadores, ¡seré acusado de ser un católico a escondidas!Así que quiero hacer una pausa aquí y decir à Este no es un podcast sobre mí, pero necesito usarme como ejemplo para que lo entiendan . . .Como la mayoría de ustedes saben, soy un pastor evangélico no denominaciónal. No soy un erudito, ni siquiera cercano. Solo soy un tipo que ama la historia y decidió compartir lo que estaba aprendiendo sobre la historia de la iglesia con otros porque en el momento en que comenzó CS, simplemente no había un podcast de historia de la iglesia disponible de formato corto. Mientras que realmente trato de ser imparcial al presentar la historia de la Iglesia, es inevitable que se incline la narrativa en algunos puntos hacia mi punto de vista. En esos tiempos ya les he dejado claro que cuando ofrezco una mera opinión, la comenzare con una advertencia, pero los comentarios secundarios poco frecuentes aún pueden colorear el material. Incluso los adjetivos que elijo revelan mi punto de vista.Si bien mi objetivo es ser fiel en mi propio caminar con Dios, mi papel en mi familia como esposo y padre, y mi llamado como pastor, admito libremente que todavía soy un hombre en proceso. Tengo muchas faltas y un largo camino por recorrer para ser conformado a la imagen de Cristo. ¡Estando consciente de lo lejos que tengo que llegar es lo que me hace preguntarme cómo Dios podría usarme! Sin embargo, Él lo hace, semana tras semana, en mi papel de pastor. Soy una vasija tan defectuosa, sin embargo, Dios sigue derramando Su gracia a través de mí. Es humillante.El punto es este: Si bien gran parte de la historia de la Iglesia es totalmente vergonzosa, Dios todavía usa a la Iglesia, todavía obra por Su Espíritu a través de Su pueblo para lograr Sus propósitos. Entonces, cuando vemos a la Iglesia tropezar, independientemente de qué grupo sea, qué época, qué etiqueta se aplique a aquellos que se equivocan, no blanqueemos, editemos o redactemos. Vamos a contarlo como es; Poseerlo como parte de nuestra historia, pero recuerde que mientras el hombre falla, Dios nunca lo hace.Desde finales del 9º al 10º siglo, la posición del obispo Romano que una vez fue ocupado por hombres piadosos como los papas Leó y Gregorio fue entregada a un desfile de nobles corruptos que eran todo lo contrario.=Este fue un momento en que la posición del Papa era un nombramiento político valioso, con el potencial de obtener grandes riquezas y poder para la familia del Papa. La intriga en torno a la selección del Papa fue vasta y nefasta. Una heredera italiana llamada Marozia [mah-RO-zee-ah], controló la sede del obispo en Roma durante 60 años. Era la madre de un obispo, la asesina de otro y la amante de un tercero. En lo que casi todos reconocen como un punto bajo para el Papado, Octaviano, nieto de Marozia, celebró su inminente elección como Papa Juan XII, brindando por el diablo. Una vez en el cargo, su comportamiento estaba lejos de ser santo. La inmoralidad que prevaleció durante su mandato es legendaria. La corrupción del oficio no terminó con su muerte. La reforma era desesperadamente necesaria y muchos la pedían. Pero la reforma de un hombre es la pérdida de poder y acceso a la riqueza de otro.Aunque la mitad Occidental y Oriental de la Iglesia se habían peleado durante siglos por cuestiones doctrinales menores y por quién debía dirigir la Iglesia, todavía se veían a sí mismos como un solo Cuerpo. Esa unidad estaba condenada a cambiar después muchos años de contención y la fragmentación del mundo en regiones conflictivas provocada por la disolución del Imperio Romano y la constante invasión de los barbaros. El surgimiento del Islam en el 7º siglo aceleró la ruptura entre Oriente y Occidente. Podríamos suponer que las 2 mitades del antiguo Imperio se unirían frente a la amenaza islámica, y hubo momentos en que eso parecía la esperanza. Pero la realidad era que el Islam presentaba una amenaza en un frente tan grande, que las diversas regiones de la cristiandad terminaron teniendo que enfrentar la amenaza por su cuenta.Entre el 9º y siglo 13º, tres desafíos separados dividieron al cristianismo en 2 grupos diferentes. Como golpes precisos en un diamante, cada uno abrió mas la grieta emergente hasta que finalmente llegó la ruptura.El primer golpe tuvo que ver con el Credo de Nicea elaborado en el Concilio de Nicea a principios del 4º siglo cuando Constantino era emperador. En el 9º siglo, el Credo de Nicea todavía se mantenía como la formulación estándar de cómo los cristianos en el Oriente y Occidente entendían a Dios. Pero la iglesia española agregó algo que pensaron que haría que el credo fuera más claro. El credo original decía: "El Espíritu Santo procede del Padre". El credo revisado de la iglesia española decía: "El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo".Esto reflejaba el trabajo sobre la Trinidad que había sido llevado a cabo por Concilios posteriores. Recuerde, los primeros concilios fueron consumidos por la comprensión de la naturaleza de Jesús y establecieron la doctrina de que Él es completamente Dios y completamente Hombre. Trabajaron duro para encontrar las palabras correctas para decir eso. Luego, dirigieron su atención al tema de la Trinidad, y después de mucho trabajo se decidieron por la redacción de que Dios es uno en esencia, pero tres en persona. Para la mayoría de la gente, eso fue suficiente, pero los teólogos tienen mentes que quieren ir más allá. Debatieron sobre cómo entender la divinidad de Dios. Que realmente poseía deidad; ¿los tres por igual? ¿O uno lo poseía y luego lo compartía con los demás?La Iglesia Occidental sostenía la idea de que en términos de la divinidad eran iguales como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero relacionalmente el Hijo procede del Padre, y el Espíritu Santo luego procede tanto del Padre como del Hijo. Esto parecía reflejar con precisión las misiones subordinadas asignadas a los miembros 2º y 3º de la Trinidad en la Biblia.La Iglesia Occidental adoptó el Credo de Nicea revisado. ¡La Iglesia Oriental se resistió! Todos estuvieron de acuerdo en que el Credo de Nicea había sido una obra del Espíritu de Dios que iluminaba las mentes del Concilio a la Palabra de Dios. ¡Era inviolable! ¿Cómo podría Roma pensar en jugar con ella? ¿Y sobre todo sin consultarlos? Por qué, en los Concilios de Éfeso y Calcedonia, los obispos se comprometieron a nunca cambiar el credo.Según los teólogos Orientales, la divinidad moraba sólo en el Padre. El Padre entonces compartió el ser divino con el Hijo y el Espíritu. No podían decir que el Espíritu "procede del Padre y del Hijo". Si el Espíritu surgiera de "el Padre y el Hijo", el Hijo poseería un ser divino en igualdad de condiciones con el Padre.Si bien antes había habido posibles divisiones doctrinales, el Oriente y Occidente siempre habían sido capaces de llegar a un consenso. Ese consenso histórico se hizo cada vez más distante a medida que este debate, conocido como la Controversia Filioque, se desató. Filioque es Latin para "y el Hijo".En el año 867 Focio, obispo de Constantinopla denunció formalmente la frase añadida. Cinco años más tarde, el Papa Adriano II ofreció eliminar la frase "y el Hijo" del Credo de Nicea. Roma abandonaría la cláusula Filioque si la iglesia oriental aceptaba la supremacía del Papa sobre la Iglesia. Focio decline hacerlo. >> Golpe 1.Listos para el Golpe 2 …Un día en el año 1048 d.C., tres peregrinos sin zapatos: Bruno, Humberto e Hildebrando caminaron juntos a través de las puertas de Roma. Cada uno a su manera transformaría la Iglesia Romana.Bruno fue elegido como Papa León IX. Inmediatamente empezo a reformar la Iglesia Romana moral y teológicamente. Para evitar que los sacerdotes pasaran posiciones eclesiásticas a sus hijos, exigió el celibato. A continuación, se movió para sacar a la Iglesia de los enredos seculares y las obligaciones con la nobleza europea. Bruno y sus papas sucesores realmente creían que Dios les había dado autoridad sobre todos los cristianos.El nuevo obispo de Constantinopla, Miguel Cerulario, se negó a reconocer a Bruno como Papa. Cerró todas las iglesias en Constantinopla leales a Roma. Bruno luego envió mensajes a Constantinopla para negociar la paz. Su principal mensajero era su amigo Humberto. Antes de salir de Roma, Humberto escribió un mensaje audaz en nombre del Papa. Este aviso oficial de la iglesia se llama Bula. Obtenemos nuestra palabra "boletín" de él. Una bula era un anuncio autorizado de la intención de seguir un curso en particular. Se basa en la autoridad de la persona que lo escribe o cuyo nombre lleva.Humberto hizo el viaje de Roma a Constantinopla, bula en mano. Llegó el 16 de julio de 1054, marchó hacia la iglesia de Santa Sofía mientras se observaba la Comunión. Como dice un autor, el aviso de Humberto se parecía mucho a un toro: tenía un punto aquí, un punto allá y mucha vaca en el medio. Condenadas en la bula estaban las prácticas orientales de permitir que los sacerdotes se casaran, negarse a reconocer el bautismo realizado en las iglesias Romanas y haber eliminado el Filioque.Para verlo correctamente, la iglesia Romana había permitido que los sacerdotes se casaran durante varios siglos, la iglesia Oriental no se negó a reconocer el bautismo Romano, y absolutamente NO BORRARON la frase "y el hijo" del Credo – ¡La Iglesia Occidental lo había agregado!Humberto arrojó la bula sobre la mesa de la Comunión, le dio la espalda al sacerdote y salió, sacudiendo el polvo de sus sandalias y gritando "¡Que Dios juzgue!" Un diácono tomó la bula y persiguió a Humberto, rogándole que se la llevara. Humbert se negó.La Bula Papal fue vista por la Iglesia Oriental como el guante, arrojado en su cara por el Papa. Las opciones parecían claras; o bien someterse a la autoridad indiscutible del Papa sobre la Iglesia, o ser considerado por Roma una iglesia separatista.Golpe 2El tercer golpe y el mas decisivo que separo al Oriente del Occidente fueron las Cruzadas, concretamente, la 4ª. Necesito dejar en claro que solo estamos sumergiendo un dedo del pie en el tema de las Cruzadas por ahora. Son una parte importante de la historia de la Iglesia en la que pasaremos mucho más tiempo en futuros episodios. Por ahora, solo estamos viendo cómo las Cruzadas sirvieron para dividir la Iglesia Occidental y Oriental.Pero incluso antes de ESO, me veo obligado a recordar a todos que cuando me refiero a la Iglesia Oriental, lo que realmente quiero decir es la Iglesia Ortodoxa Griega o Bizantina; no la Iglesia del Oriente que hemos visto en podcasts anteriores. Por simplicidad. Imagina un mapa del mundo antiguo; esa franja del globo que incluye a la extrema izquierda, España y el noroeste de África, a través de Inglaterra y Escocia. Ahora, poner el Medio Oriente con Mesopotamia en el centro de ese mapa mental, y en la extrema derecha, China y Japón.Ahora, dibuja un óvalo mental sobre España, las Islas Británicas, Francia, Alemania, Italia, Escandinavia; ponle una sombra azul – Esa es la Iglesia Occidental, que hablaba latín, y se centró en Roma bajo los Papas.A continuación, dibuje otro óvalo sobre toda Europa del Este y Asia Occidental; Esa es la Iglesia Bizantina, que habla griego y se centra en Constantinopla bajo los Patriarcas.Finalmente, dibuja un 3º óvalo sobre el Medio Oriente, Mesopotamia, Persia, Asia Central, India, China y todo el camino hasta Japón. Sombra roja – Esa es la Iglesia Nestoriana del Este, que habla principalmente Siríaco y tiene su sede en Nisibis y Edesa bajo el liderazgo de los Metropolitanos.Nóten cuánto más grande es esa 3ª esfera. Cubre un territorio y una población mucho más grandes que los dos al oeste combinados. Sin embargo, en la revisión popular de la Historia de la Iglesia, esta Iglesia de Oriente a menudo se descuida. La razón de esa negligencia es un tema para un episodio posterior.Mi punto aquí es que cuando hablamos de la ruptura entre las Iglesias orientales y occidentales, asegurémonos de entender que la descripción de la Iglesia Bizantina como la Iglesia oriental no es realmente precisa. Es solo una descripción de la Iglesia Bizantina como si estuviera al Este geográfico de la Iglesia Latina Occidental.Ahora, volvamos nuestra mirada al 3er golpe que separo al Oeste del Este...Como hemos visto en episodios anteriores, la penitencia jugó un papel importante en la vida religiosa de los cristianos medievales. Muchos creían que podían demostrar que podían ser dignos del favor de Dios yendo en una "peregrinación". Así que los peregrinos viajaban a santuarios que contenían los huesos de santos y reliquias de la historia bíblica. Las catedrales europeas eran centros donde se guardaban estos objetos sagrados. Pero la peregrinación más grande de todas, una tomada por creyentes sinceros fue a Jerusalén. Incluso hoy en día, con las formas modernas de transporte, un viaje a Israel es un evento importante que requiere arreglos especiales y una inversión significativa. ¡Imagina lo que significó para un peregrino del 10º al 11º siglo! Caminaron cientos de millas, desafiaron un viaje arriesgado a bordo de un barco que viajó a través de mares tormentosos e infestados de piratas. Este no fue un paseo en Disneylandia; había piratas reales que te cortaban la garganta o te vendían como esclavo. Cosas divertidas.Las peregrinaciones se convirtieron en un elemento fijo de la sociedad medieval, se pensaba que impedir el viaje de un peregrino obstaculizaba su salvación. Así que todo un oficio se desarrolló en ayudar a los peregrinos a llegar a su destino, ya fuera alguna catedral o santuario sagrado en Europa, o la gran peregrinación a Tierra Santa.Desde el año 638 d.C., los musulmanes controlaron Jerusalén y las rutas que conducían allí. Exigían que los peregrinos pagara tarifas especiales. Así que en el año 1095 en Francia, el Papa Urbano II respondió predicando uno de los sermones más influyentes de la historia. Entraremos en detalles más adelante. Por ahora, solo es importante saber que dijo: "¡Tus hermanos Orientales te han pedido ayuda! Turcos y Árabes han conquistado sus territorios. Yo o, mejor dicho, el Señor te lo ruego... ¡destruye esa vil raza de las tierras de tus hermanos!"La respuesta sorprendió tanto al Papa como a la nobleza de Europa. La multitud de plebeyos comenzó a cantar: "¡Deus vult = Dios lo quiere!" Hubo una respuesta inmediata de cientos de personas para ir en socorro de sus hermanos en peligro. A medida que pasaban los días, el fervor se extendió y pronto, nobles y siervos partieron en la Gran Peregrinación para liberar a Jerusalén de los infieles. Cosieron cruces en sus túnicas y las pintaron en sus escudos. Los nobles forjaron nuevas espadas y lanzas mientras los plebeyos agarraban todo lo que pudiera ser un arma y se pusieron en marcha. Acordaron reunirse en Constantinopla. La Primera Cruzada estaba en marcha.Entre los campesinos que partieron en la 1ª Cruzada había un gran grupo que seguía a un monje conocido como Pedro el Ermitaño. El monje no se había bañado en décadas. Montaba un burro que, según algunos, tenía un notable parecido con su dueño. La predicación de Pedro era aún más poderosa que su olor. En 9 meses, reunió a 20,000 campesinos europeos para luchar contra el infiel Oriental. Causaron un caos de inmediato cuando llegaron a Constantinopla. Las denuncias de robo llegaron a la oficina del Emperador. Sabía que los campesinos no entrenados no eran rivales para los musulmanes que se habían aprendido a ser grandes guerreros en la conquista, pero no podía dejarlos quedarse en su ciudad. Así que los transportó a través del río, donde comenzaron a saquear las casas de los cristianos orientales, tensando las relaciones entre las iglesias Bizantina y Romana. 2 meses después, estos campesinos marcharon directamente a una emboscada. Pedro, todavía en Constantinopla pidiendo suministros, fue el único sobreviviente. Se unió a otro ejército, dirigido por la nobleza europea. Estos cruzados se enfrentaron con los musulmanes en Antioquía, y luego continuaron hacia Jerusalén.El 15 de julio de 1099, Jerusalén cayó ante los Cruzados. Cerca del Monte del Templo, la sangre fluía hasta los tobillos. Los recién nacidos fueron arrojados contra las paredes. Los cruzados incendiaron una sinagoga y quemaron vivos a los judíos que estaban dentro. Hasta el día de hoy, esta masacre al por mayor afecta la forma en que los Judíos y los Musulmanes perciben a la Iglesia.Se lanzaron un par de campañas de las cruzadas mas, luego en el año 1198 un noble se convirtió en el Papa Inocencio III. Inspiró la 4ª Cruzada que finalmente dividiría las iglesias Bizantina y Romana.El punto importante de la 4ª Cruzada es que fue más que nada, una empresa comercial. Los comerciantes de la poderosa ciudad-estado de Venecia acordaron suministrar barcos a los cruzados a un costo de 84.000 monedas de plata. Luego debían navegar a Egipto y destruir una base musulmana clave que abriría el comercio. En el verano del año 1202, los cruzados llegaron a Venecia con la expectativa de navegar a Egipto. Pero había un problema: solo apareció un tercio del número esperado de cruzados, y solo llegaron a 50,000 monedas de plata.No había de que preocuparse, un ambicioso príncipe Oriental que se imaginaba a sí mismo como alguien que merecía un destino y una estación mejor que la que la vida le había dado, se ofreció a financiar la cruzadaàpero ve esto: Bajo la condición de que los cruzados navegaran a Constantinopla PRIMERO y destronaran al actual Emperador. Una vez hecho esto, podrían seguir su alegre camino. El Papa Inocencio III prohibió el asalto a Constantinopla, pero nadie le prestó ninguna atención. El 5 de julio del año 1203, los cruzados llegaron a Constantinopla. Pero la gente de la ciudad estaba bastante harta del lío que estos europeos seguían haciendo de las cosas y se rebelaron. Se adelantaron al intento de los cruzados de instalar a su propio emperador y en su lugar seleccionaron a un gobernante ferozmente anti-Cruzadas.Los Cruzados estaban furiosos. Se habían propuesto destruir a los musulmanes en Egipto y vieron su viaje paralelo a Constantinopla como una breve distracción. Ahora, estaban atorados en la capital Oriental. Con la meta y promesa de poder saquear a alguien el motivo de su aventura en primer lugar, decidieron hacerlo a la ciudad que ahora consideraban como sus enemigos: la gente y la ciudad de Constantinopla. Un sacerdote prometió a los cruzados que, si morían en la ahora "Santa Causa" de saquear la ciudad, tenían la bendición del Papa e irían inmediatamente al cielo. El Papa no había dicho tal cosa; al contrario, había prohibido toda la campaña. Pero la gente escucha lo que quiere, y los cruzados tomaron el anuncio de ese sacerdote como una licencia para hacer lo que quisieran.El Viernes Santo del año 1204, con cruces rojas en sus túnicas, los cruzados saquearon Constantinopla. Durante 3 días, violaron y mataron a otros creyentes. Las estatuas de la ciudad fueron despedazas y fundidas. Santa Sofía fue despojada de sus tesoros. Una ramera realizaba danzas sensuales en la Mesa del Señor, cantando viles canciones de cantina. Un escritor lamentó que los Musulmanes fueran más misericordiosos que aquellos que llevaban una cruz en sus vestiduras.Ni el Imperio Bizantino ni la Iglesia se recuperaron de esos 3 horribles días. Los cruzados gobernaron el Imperio de Oriente durante los siguientes 60 años. El Emperador Oriental estableció una nueva capital en la cercana Nicea, a la que huyeron muchos de los de Constantinopla. Permanecieron allí hasta el año 1261, cuando un gobernante Oriental retomó la ciudad.El Papa Inocencio III trató de evitar la caída de Constantinopla, pero nadie le había escuchado. Después, intentó reunir a las iglesias, pero ya era demasiado tarde. Después de la 4ª Cruzada, la Iglesia fue destrozada en 2 comuniones. Hoy los conocemos como la iglesia Católica Romana y la iglesia Ortodoxa Oriental.Y si bien ha habido algunos intentos de afectar una reconciliación recientemente, el peso de la historia ha servido para mantenerlos en desacuerdo.

Este episodio de Communio Sanctorum se titula "Romper contigo no es fácil".En nuestro estudio de la Historia de la Iglesia, podemos examinar algunos períodos en que los seguidores de Jesús hicieron algunas cosas asombrosas, que honran a Dios, que exaltan a Cristo y bendicen a las personas. En episodios futuros, echaremos un vistazo más largo a cómo el Evangelio ha impactado la historia y la civilización mundial para mejorarla.Pero tenemos que ser honestos y admitir que ha habido demasiadas veces en las que la Iglesia ha fallado totalmente en llevar bien la pelota. Peor que eso, después de fallar en llevarla hacia la meta, ¡se tropezaron y la patearon fuera del campo de juego!El peligro que enfrento al lidiar con estos momentos atroces en la Historia de la Iglesia es ser visto como hostil hacia el Cuerpo de Cristo. Cuando hablo de la pésima vida de algunos de los papas, algunos oyentes asumen que estoy atacando a los católicos. Más tarde, cuando lleguemos a la era de la Reforma y echemos un vistazo a algunos de los reformadores, ¡seré acusado de ser un católico a escondidas!Así que quiero hacer una pausa aquí y decir à Este no es un podcast sobre mí, pero necesito usarme como ejemplo para que lo entiendan . . .Como la mayoría de ustedes saben, soy un pastor evangélico no denominaciónal. No soy un erudito, ni siquiera cercano. Solo soy un tipo que ama la historia y decidió compartir lo que estaba aprendiendo sobre la historia de la iglesia con otros porque en el momento en que comenzó CS, simplemente no había un podcast de historia de la iglesia disponible de formato corto. Mientras que realmente trato de ser imparcial al presentar la historia de la Iglesia, es inevitable que se incline la narrativa en algunos puntos hacia mi punto de vista. En esos tiempos ya les he dejado claro que cuando ofrezco una mera opinión, la comenzare con una advertencia, pero los comentarios secundarios poco frecuentes aún pueden colorear el material. Incluso los adjetivos que elijo revelan mi punto de vista.Si bien mi objetivo es ser fiel en mi propio caminar con Dios, mi papel en mi familia como esposo y padre, y mi llamado como pastor, admito libremente que todavía soy un hombre en proceso. Tengo muchas faltas y un largo camino por recorrer para ser conformado a la imagen de Cristo. ¡Estando consciente de lo lejos que tengo que llegar es lo que me hace preguntarme cómo Dios podría usarme! Sin embargo, Él lo hace, semana tras semana, en mi papel de pastor. Soy una vasija tan defectuosa, sin embargo, Dios sigue derramando Su gracia a través de mí. Es humillante.El punto es este: Si bien gran parte de la historia de la Iglesia es totalmente vergonzosa, Dios todavía usa a la Iglesia, todavía obra por Su Espíritu a través de Su pueblo para lograr Sus propósitos. Entonces, cuando vemos a la Iglesia tropezar, independientemente de qué grupo sea, qué época, qué etiqueta se aplique a aquellos que se equivocan, no blanqueemos, editemos o redactemos. Vamos a contarlo como es; Poseerlo como parte de nuestra historia, pero recuerde que mientras el hombre falla, Dios nunca lo hace.Desde finales del 9º al 10º siglo, la posición del obispo Romano que una vez fue ocupado por hombres piadosos como los papas Leó y Gregorio fue entregada a un desfile de nobles corruptos que eran todo lo contrario.=Este fue un momento en que la posición del Papa era un nombramiento político valioso, con el potencial de obtener grandes riquezas y poder para la familia del Papa. La intriga en torno a la selección del Papa fue vasta y nefasta. Una heredera italiana llamada Marozia [mah-RO-zee-ah], controló la sede del obispo en Roma durante 60 años. Era la madre de un obispo, la asesina de otro y la amante de un tercero. En lo que casi todos reconocen como un punto bajo para el Papado, Octaviano, nieto de Marozia, celebró su inminente elección como Papa Juan XII, brindando por el diablo. Una vez en el cargo, su comportamiento estaba lejos de ser santo. La inmoralidad que prevaleció durante su mandato es legendaria. La corrupción del oficio no terminó con su muerte. La reforma era desesperadamente necesaria y muchos la pedían. Pero la reforma de un hombre es la pérdida de poder y acceso a la riqueza de otro.Aunque la mitad Occidental y Oriental de la Iglesia se habían peleado durante siglos por cuestiones doctrinales menores y por quién debía dirigir la Iglesia, todavía se veían a sí mismos como un solo Cuerpo. Esa unidad estaba condenada a cambiar después muchos años de contención y la fragmentación del mundo en regiones conflictivas provocada por la disolución del Imperio Romano y la constante invasión de los barbaros. El surgimiento del Islam en el 7º siglo aceleró la ruptura entre Oriente y Occidente. Podríamos suponer que las 2 mitades del antiguo Imperio se unirían frente a la amenaza islámica, y hubo momentos en que eso parecía la esperanza. Pero la realidad era que el Islam presentaba una amenaza en un frente tan grande, que las diversas regiones de la cristiandad terminaron teniendo que enfrentar la amenaza por su cuenta.Entre el 9º y siglo 13º, tres desafíos separados dividieron al cristianismo en 2 grupos diferentes. Como golpes precisos en un diamante, cada uno abrió mas la grieta emergente hasta que finalmente llegó la ruptura.El primer golpe tuvo que ver con el Credo de Nicea elaborado en el Concilio de Nicea a principios del 4º siglo cuando Constantino era emperador. En el 9º siglo, el Credo de Nicea todavía se mantenía como la formulación estándar de cómo los cristianos en el Oriente y Occidente entendían a Dios. Pero la iglesia española agregó algo que pensaron que haría que el credo fuera más claro. El credo original decía: "El Espíritu Santo procede del Padre". El credo revisado de la iglesia española decía: "El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo".Esto reflejaba el trabajo sobre la Trinidad que había sido llevado a cabo por Concilios posteriores. Recuerde, los primeros concilios fueron consumidos por la comprensión de la naturaleza de Jesús y establecieron la doctrina de que Él es completamente Dios y completamente Hombre. Trabajaron duro para encontrar las palabras correctas para decir eso. Luego, dirigieron su atención al tema de la Trinidad, y después de mucho trabajo se decidieron por la redacción de que Dios es uno en esencia, pero tres en persona. Para la mayoría de la gente, eso fue suficiente, pero los teólogos tienen mentes que quieren ir más allá. Debatieron sobre cómo entender la divinidad de Dios. Que realmente poseía deidad; ¿los tres por igual? ¿O uno lo poseía y luego lo compartía con los demás?La Iglesia Occidental sostenía la idea de que en términos de la divinidad eran iguales como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero relacionalmente el Hijo procede del Padre, y el Espíritu Santo luego procede tanto del Padre como del Hijo. Esto parecía reflejar con precisión las misiones subordinadas asignadas a los miembros 2º y 3º de la Trinidad en la Biblia.La Iglesia Occidental adoptó el Credo de Nicea revisado. ¡La Iglesia Oriental se resistió! Todos estuvieron de acuerdo en que el Credo de Nicea había sido una obra del Espíritu de Dios que iluminaba las mentes del Concilio a la Palabra de Dios. ¡Era inviolable! ¿Cómo podría Roma pensar en jugar con ella? ¿Y sobre todo sin consultarlos? Por qué, en los Concilios de Éfeso y Calcedonia, los obispos se comprometieron a nunca cambiar el credo.Según los teólogos Orientales, la divinidad moraba sólo en el Padre. El Padre entonces compartió el ser divino con el Hijo y el Espíritu. No podían decir que el Espíritu "procede del Padre y del Hijo". Si el Espíritu surgiera de "el Padre y el Hijo", el Hijo poseería un ser divino en igualdad de condiciones con el Padre.Si bien antes había habido posibles divisiones doctrinales, el Oriente y Occidente siempre habían sido capaces de llegar a un consenso. Ese consenso histórico se hizo cada vez más distante a medida que este debate, conocido como la Controversia Filioque, se desató. Filioque es Latin para "y el Hijo".En el año 867 Focio, obispo de Constantinopla denunció formalmente la frase añadida. Cinco años más tarde, el Papa Adriano II ofreció eliminar la frase "y el Hijo" del Credo de Nicea. Roma abandonaría la cláusula Filioque si la iglesia oriental aceptaba la supremacía del Papa sobre la Iglesia. Focio decline hacerlo. >> Golpe 1.Listos para el Golpe 2 …Un día en el año 1048 d.C., tres peregrinos sin zapatos: Bruno, Humberto e Hildebrando caminaron juntos a través de las puertas de Roma. Cada uno a su manera transformaría la Iglesia Romana.Bruno fue elegido como Papa León IX. Inmediatamente empezo a reformar la Iglesia Romana moral y teológicamente. Para evitar que los sacerdotes pasaran posiciones eclesiásticas a sus hijos, exigió el celibato. A continuación, se movió para sacar a la Iglesia de los enredos seculares y las obligaciones con la nobleza europea. Bruno y sus papas sucesores realmente creían que Dios les había dado autoridad sobre todos los cristianos.El nuevo obispo de Constantinopla, Miguel Cerulario, se negó a reconocer a Bruno como Papa. Cerró todas las iglesias en Constantinopla leales a Roma. Bruno luego envió mensajes a Constantinopla para negociar la paz. Su principal mensajero era su amigo Humberto. Antes de salir de Roma, Humberto escribió un mensaje audaz en nombre del Papa. Este aviso oficial de la iglesia se llama Bula. Obtenemos nuestra palabra "boletín" de él. Una bula era un anuncio autorizado de la intención de seguir un curso en particular. Se basa en la autoridad de la persona que lo escribe o cuyo nombre lleva.Humberto hizo el viaje de Roma a Constantinopla, bula en mano. Llegó el 16 de julio de 1054, marchó hacia la iglesia de Santa Sofía mientras se observaba la Comunión. Como dice un autor, el aviso de Humberto se parecía mucho a un toro: tenía un punto aquí, un punto allá y mucha vaca en el medio. Condenadas en la bula estaban las prácticas orientales de permitir que los sacerdotes se casaran, negarse a reconocer el bautismo realizado en las iglesias Romanas y haber eliminado el Filioque.Para verlo correctamente, la iglesia Romana había permitido que los sacerdotes se casaran durante varios siglos, la iglesia Oriental no se negó a reconocer el bautismo Romano, y absolutamente NO BORRARON la frase "y el hijo" del Credo – ¡La Iglesia Occidental lo había agregado!Humberto arrojó la bula sobre la mesa de la Comunión, le dio la espalda al sacerdote y salió, sacudiendo el polvo de sus sandalias y gritando "¡Que Dios juzgue!" Un diácono tomó la bula y persiguió a Humberto, rogándole que se la llevara. Humbert se negó.La Bula Papal fue vista por la Iglesia Oriental como el guante, arrojado en su cara por el Papa. Las opciones parecían claras; o bien someterse a la autoridad indiscutible del Papa sobre la Iglesia, o ser considerado por Roma una iglesia separatista.Golpe 2El tercer golpe y el mas decisivo que separo al Oriente del Occidente fueron las Cruzadas, concretamente, la 4ª. Necesito dejar en claro que solo estamos sumergiendo un dedo del pie en el tema de las Cruzadas por ahora. Son una parte importante de la historia de la Iglesia en la que pasaremos mucho más tiempo en futuros episodios. Por ahora, solo estamos viendo cómo las Cruzadas sirvieron para dividir la Iglesia Occidental y Oriental.Pero incluso antes de ESO, me veo obligado a recordar a todos que cuando me refiero a la Iglesia Oriental, lo que realmente quiero decir es la Iglesia Ortodoxa Griega o Bizantina; no la Iglesia del Oriente que hemos visto en podcasts anteriores. Por simplicidad. Imagina un mapa del mundo antiguo; esa franja del globo que incluye a la extrema izquierda, España y el noroeste de África, a través de Inglaterra y Escocia. Ahora, poner el Medio Oriente con Mesopotamia en el centro de ese mapa mental, y en la extrema derecha, China y Japón.Ahora, dibuja un óvalo mental sobre España, las Islas Británicas, Francia, Alemania, Italia, Escandinavia; ponle una sombra azul – Esa es la Iglesia Occidental, que hablaba latín, y se centró en Roma bajo los Papas.A continuación, dibuje otro óvalo sobre toda Europa del Este y Asia Occidental; Esa es la Iglesia Bizantina, que habla griego y se centra en Constantinopla bajo los Patriarcas.Finalmente, dibuja un 3º óvalo sobre el Medio Oriente, Mesopotamia, Persia, Asia Central, India, China y todo el camino hasta Japón. Sombra roja – Esa es la Iglesia Nestoriana del Este, que habla principalmente Siríaco y tiene su sede en Nisibis y Edesa bajo el liderazgo de los Metropolitanos.Nóten cuánto más grande es esa 3ª esfera. Cubre un territorio y una población mucho más grandes que los dos al oeste combinados. Sin embargo, en la revisión popular de la Historia de la Iglesia, esta Iglesia de Oriente a menudo se descuida. La razón de esa negligencia es un tema para un episodio posterior.Mi punto aquí es que cuando hablamos de la ruptura entre las Iglesias orientales y occidentales, asegurémonos de entender que la descripción de la Iglesia Bizantina como la Iglesia oriental no es realmente precisa. Es solo una descripción de la Iglesia Bizantina como si estuviera al Este geográfico de la Iglesia Latina Occidental.Ahora, volvamos nuestra mirada al 3er golpe que separo al Oeste del Este...Como hemos visto en episodios anteriores, la penitencia jugó un papel importante en la vida religiosa de los cristianos medievales. Muchos creían que podían demostrar que podían ser dignos del favor de Dios yendo en una "peregrinación". Así que los peregrinos viajaban a santuarios que contenían los huesos de santos y reliquias de la historia bíblica. Las catedrales europeas eran centros donde se guardaban estos objetos sagrados. Pero la peregrinación más grande de todas, una tomada por creyentes sinceros fue a Jerusalén. Incluso hoy en día, con las formas modernas de transporte, un viaje a Israel es un evento importante que requiere arreglos especiales y una inversión significativa. ¡Imagina lo que significó para un peregrino del 10º al 11º siglo! Caminaron cientos de millas, desafiaron un viaje arriesgado a bordo de un barco que viajó a través de mares tormentosos e infestados de piratas. Este no fue un paseo en Disneylandia; había piratas reales que te cortaban la garganta o te vendían como esclavo. Cosas divertidas.Las peregrinaciones se convirtieron en un elemento fijo de la sociedad medieval, se pensaba que impedir el viaje de un peregrino obstaculizaba su salvación. Así que todo un oficio se desarrolló en ayudar a los peregrinos a llegar a su destino, ya fuera alguna catedral o santuario sagrado en Europa, o la gran peregrinación a Tierra Santa.Desde el año 638 d.C., los musulmanes controlaron Jerusalén y las rutas que conducían allí. Exigían que los peregrinos pagara tarifas especiales. Así que en el año 1095 en Francia, el Papa Urbano II respondió predicando uno de los sermones más influyentes de la historia. Entraremos en detalles más adelante. Por ahora, solo es importante saber que dijo: "¡Tus hermanos Orientales te han pedido ayuda! Turcos y Árabes han conquistado sus territorios. Yo o, mejor dicho, el Señor te lo ruego... ¡destruye esa vil raza de las tierras de tus hermanos!"La respuesta sorprendió tanto al Papa como a la nobleza de Europa. La multitud de plebeyos comenzó a cantar: "¡Deus vult = Dios lo quiere!" Hubo una respuesta inmediata de cientos de personas para ir en socorro de sus hermanos en peligro. A medida que pasaban los días, el fervor se extendió y pronto, nobles y siervos partieron en la Gran Peregrinación para liberar a Jerusalén de los infieles. Cosieron cruces en sus túnicas y las pintaron en sus escudos. Los nobles forjaron nuevas espadas y lanzas mientras los plebeyos agarraban todo lo que pudiera ser un arma y se pusieron en marcha. Acordaron reunirse en Constantinopla. La Primera Cruzada estaba en marcha.Entre los campesinos que partieron en la 1ª Cruzada había un gran grupo que seguía a un monje conocido como Pedro el Ermitaño. El monje no se había bañado en décadas. Montaba un burro que, según algunos, tenía un notable parecido con su dueño. La predicación de Pedro era aún más poderosa que su olor. En 9 meses, reunió a 20,000 campesinos europeos para luchar contra el infiel Oriental. Causaron un caos de inmediato cuando llegaron a Constantinopla. Las denuncias de robo llegaron a la oficina del Emperador. Sabía que los campesinos no entrenados no eran rivales para los musulmanes que se habían aprendido a ser grandes guerreros en la conquista, pero no podía dejarlos quedarse en su ciudad. Así que los transportó a través del río, donde comenzaron a saquear las casas de los cristianos orientales, tensando las relaciones entre las iglesias Bizantina y Romana. 2 meses después, estos campesinos marcharon directamente a una emboscada. Pedro, todavía en Constantinopla pidiendo suministros, fue el único sobreviviente. Se unió a otro ejército, dirigido por la nobleza europea. Estos cruzados se enfrentaron con los musulmanes en Antioquía, y luego continuaron hacia Jerusalén.El 15 de julio de 1099, Jerusalén cayó ante los Cruzados. Cerca del Monte del Templo, la sangre fluía hasta los tobillos. Los recién nacidos fueron arrojados contra las paredes. Los cruzados incendiaron una sinagoga y quemaron vivos a los judíos que estaban dentro. Hasta el día de hoy, esta masacre al por mayor afecta la forma en que los Judíos y los Musulmanes perciben a la Iglesia.Se lanzaron un par de campañas de las cruzadas mas, luego en el año 1198 un noble se convirtió en el Papa Inocencio III. Inspiró la 4ª Cruzada que finalmente dividiría las iglesias Bizantina y Romana.El punto importante de la 4ª Cruzada es que fue más que nada, una empresa comercial. Los comerciantes de la poderosa ciudad-estado de Venecia acordaron suministrar barcos a los cruzados a un costo de 84.000 monedas de plata. Luego debían navegar a Egipto y destruir una base musulmana clave que abriría el comercio. En el verano del año 1202, los cruzados llegaron a Venecia con la expectativa de navegar a Egipto. Pero había un problema: solo apareció un tercio del número esperado de cruzados, y solo llegaron a 50,000 monedas de plata.No había de que preocuparse, un ambicioso príncipe Oriental que se imaginaba a sí mismo como alguien que merecía un destino y una estación mejor que la que la vida le había dado, se ofreció a financiar la cruzadaàpero ve esto: Bajo la condición de que los cruzados navegaran a Constantinopla PRIMERO y destronaran al actual Emperador. Una vez hecho esto, podrían seguir su alegre camino. El Papa Inocencio III prohibió el asalto a Constantinopla, pero nadie le prestó ninguna atención. El 5 de julio del año 1203, los cruzados llegaron a Constantinopla. Pero la gente de la ciudad estaba bastante harta del lío que estos europeos seguían haciendo de las cosas y se rebelaron. Se adelantaron al intento de los cruzados de instalar a su propio emperador y en su lugar seleccionaron a un gobernante ferozmente anti-Cruzadas.Los Cruzados estaban furiosos. Se habían propuesto destruir a los musulmanes en Egipto y vieron su viaje paralelo a Constantinopla como una breve distracción. Ahora, estaban atorados en la capital Oriental. Con la meta y promesa de poder saquear a alguien el motivo de su aventura en primer lugar, decidieron hacerlo a la ciudad que ahora consideraban como sus enemigos: la gente y la ciudad de Constantinopla. Un sacerdote prometió a los cruzados que, si morían en la ahora "Santa Causa" de saquear la ciudad, tenían la bendición del Papa e irían inmediatamente al cielo. El Papa no había dicho tal cosa; al contrario, había prohibido toda la campaña. Pero la gente escucha lo que quiere, y los cruzados tomaron el anuncio de ese sacerdote como una licencia para hacer lo que quisieran.El Viernes Santo del año 1204, con cruces rojas en sus túnicas, los cruzados saquearon Constantinopla. Durante 3 días, violaron y mataron a otros creyentes. Las estatuas de la ciudad fueron despedazas y fundidas. Santa Sofía fue despojada de sus tesoros. Una ramera realizaba danzas sensuales en la Mesa del Señor, cantando viles canciones de cantina. Un escritor lamentó que los Musulmanes fueran más misericordiosos que aquellos que llevaban una cruz en sus vestiduras.Ni el Imperio Bizantino ni la Iglesia se recuperaron de esos 3 horribles días. Los cruzados gobernaron el Imperio de Oriente durante los siguientes 60 años. El Emperador Oriental estableció una nueva capital en la cercana Nicea, a la que huyeron muchos de los de Constantinopla. Permanecieron allí hasta el año 1261, cuando un gobernante Oriental retomó la ciudad.El Papa Inocencio III trató de evitar la caída de Constantinopla, pero nadie le había escuchado. Después, intentó reunir a las iglesias, pero ya era demasiado tarde. Después de la 4ª Cruzada, la Iglesia fue destrozada en 2 comuniones. Hoy los conocemos como la iglesia Católica Romana y la iglesia Ortodoxa Oriental.Y si bien ha habido algunos intentos de afectar una reconciliación recientemente, el peso de la historia ha servido para mantenerlos en desacuerdo.

Este episodio se titula Iconos.Aquellos con un concepto aproximado de la historia saben que estamos llegando a ese momento en que las ramas orientales y occidentales de la Iglesia se dividieron. La division no fue un accidente incidental que sucedió sin mucha preparación. Las cosas se habían estado agriando durante mucho tiempo. Uno de los factores que contribuyo fue la Controversia Iconoclasta que dividió a la iglesia Bizantina en el 8º y 9º siglo.Mientras que la Iglesia Occidental pasó por cambios monumentales durante la Edad Media, la Iglesia Oriental centrada en Constantinopla prácticamente se quedo estancada. Fue la preservación de lo que ellos consideraban ortodoxia lo que movió a los cristianos Orientales a ver a la Iglesia Occidental como haciendo alteraciones peligrosas y a veces incluso heréticas a la Fe. La Iglesia Oriental se creía ahora la única en llevar la Fe de los Concilios Ecuménicos al futuro. Y por esa razón, Constantinopla se empezó a alejar de su reconocimiento largamente declarado de que la Iglesia en Roma era preeminente en los asuntos de la Iglesia.Otro factor que contribuyó a la eventual separación del Oriente del Occidente fueron las sillas musicales del poder jugadas por los Emperadores del Occidente, mientras que en el Oriente, el Emperador era mucho más estable. Es importante recordar que mientras que el Imperio Romano del Occidente estaba efectivamente muerto a finales del siglo 5, el Imperio del Oriente continuó identificándose como Romano durante otros mil años, aunque los historiadores ahora se refieren a él como el Imperio Bizantino. En Constantinopla, el Emperador seguía siendo el Emperador Romano, y como Constantino, el jefe principal de la Iglesia. Fue considerado por la Iglesia Oriental como "la imagen viva de Cristo".Pero lo que estaba a punto de experimentar era una gran remodelacion por los conflictos entre los iconoclastas y los iconódulos; términos que definiremos un poco más adelante.La controversia más significativa que atormento a la iglesia Bizantina durante la Edad Media Europea fue sobre el uso de imágenes religiosas conocidas como iconos. Esa es la forma en que muchos historiadores modernos consideran lo que se llama la Controversia Iconoclasta, que fue un debate sobre el uso de iconos. Pero como de costumbre, el tema fue más profundo. Surgió sobre la cuestión de lo que significa cuando decimos que algo es "santo".La Iglesia estaba dividida sobre la cuestión de qué cosas eran lo suficientemente sagradas como para merecer adoración. Los sacerdotes eran apartados por ordenación; lo que significa que habían sido consagrados a la obra santa. Los edificios de la iglesia fueron separados por dedicación; eran sagrados. Los mártires fueron apartados por sus hechos; es por eso que se les llamaba "santos" que significa apartados. Y si los mártires eran santos en virtud de dar sus vidas en la muerte, ¿qué pasa con los monjes que dieron sus vidas à pero que aún vivían? ¿No eran dignos del mismo tipo de honor?Si todas estas personas, lugares y cosas eran santas, ¿eran entonces dignas de una veneración especial?La santidad de los santos fue respaldada y demostrada por milagros, no solo atribuidos a ellos mientras vivían, sino también reportados en relación con sus tumbas, reliquias; incluso imágenes que los representan. A principios del 7º siglo, muchas ciudades tenían un santo local cuyos iconos eran venerados por tener poderes especiales de intercesión y protección. Ejemplos notables fueron San Demetrio de Tesalónica, el icono de Cristo de Edesa y el icono milagroso de María de Constantinopla.Desde el 6º siglo, tanto la Iglesia como el gobierno fomentaron la devoción religiosa a los monjes y los iconos. La mayoría de los cristianos no distinguieron entre el objeto o la persona y la realidad espiritual que representaban. Cayeron en lo que muchos consideraban el temido pecado de la idolatría. Pero antes de apresurarnos a juzgar, tomemos un poco de tiempo para entender cómo se deslizaron en algo que las Escrituras claramente prohíben.El uso de imágenes como ayuda a la devoción religiosa tenía un fuerte precedente. En la Roma pagana, la imagen del Emperador era venerada como si el propio Emperador estuviera presente. Incluso las imágenes de funcionarios imperiales menores se usaban ocasionalmente como sustitutos de aquellos a quienes representaban. Después de que los emperadores se convirtieron en cristianos, la imagen imperial en monedas, en los palacios de justicia y en los lugares más prominentes de las principales ciudades continuó siendo objeto de veneración y devoción. Constantino y sus sucesores erigieron grandes estatuas de ellos mismos, cuyos restos se exhiben hoy en día. Fue Justiniano I quien rompió con la tradición y en su lugar erigió un enorme icono de Cristo sobre la puerta principal del palacio de Constantinopla. Durante el siglo siguiente, los iconos de Cristo y María llegaron a reemplazar al icono Imperial en muchos entornos. Eventualmente, bajo Justiniano II a principios del 8º siglo, el icono de Cristo comenzó a aparecer en las monedas.Si bien el uso de imágenes como accesorios para facilitar la adoración fue generalmente aceptado, hubo quienes consideraron tal práctica contraria a la clara prohibición de la idolatría de la Biblia. No estaban en contra del arte religioso; solo la elevación a lo que ellos consideraban el reino de la adoración.El debate sobre los iconos fue realmente una especie de epílogo doctrinal a las controversias Cristológicas de un tiempo anterior. à¿Qué es apropiado para representar a Cristo y a otras personas bíblicas?¿Puede Jesús ser representado, o el intento es una violación de Su divinidad?¿Hacer una imagen de Jesús refuerza su humanidad a expensas de su deidad?¿Y cuándo es que el arte, utilizado en el servicio de la adoración, para mejorarlo o facilitarlo, interfiere con la adoración porque el objeto o la imagen y se convierte en el punto de enfoque? Aunque estas preguntas puedan parecer distantes para aquellos que provienen de un trasfondo evangélico moderno, podemos ponernos en el mismo contexto con el desafío que enfrentó la Iglesia Oriental del 8ª y 9ª siglo al recordar un tiempo atrás cuando algunos notables líderes de adoración plantearon su preocupación por la enfoque de la adoración moderna con su fomento de un ambiente de emocionalismo exagerado. Algunos lo expresaron como la "Adoración de la adoración", en lugar de Dios. Las producciones musicales y los conciertos se convirtieron en eventos para los que la gente acudíera desde muchos kilometros de distancia para buscar un emoción espiritual, un subidón de adoración. Un conocido compositor de adoración moderna escribió una canción que tenía como objetivo exponer esta tendencia llamada "El corazón de la adoración".Aunque el medio era diferente, de alguna manera, la reciente preocupación por la adoración de la adoración es similar a la preocupación de los iconoclastas Bizantinos. En la antigua Iglesia Oriental, el medio era el arte de las imágenes. La controversia más reciente se ha centrado en el arte de la música.En el 7º siglo, la forma más significativa de devoción Oriental era el culto a los iconos sagrados. Si bien podría dar una definición o descripción más técnica de los iconos, permítanme mantenerlo simple y decir que eran pinturas altamente estilizadas hechas en madera. Las imágenes eran de Jesús, María, santos y ángeles. Si bien hubo imágenes primitivas utilizadas por los cristianos en el 1er siglo, tendríamos que decir que el arte cristiano comenzó en serio en el 3er siglo. Se usaba decorativamente o representaba escenas de la Biblia como una forma de instruir a los creyentes analfabetos.Como se mencionó, dado que la gente del Imperio de Oriente ya estaba acostumbrada a mostrar deferencia a los retratos del Emperador, no era muy difícil aplicar esto a las imágenes de lo que se consideraba gente santa. Dado que los retratos imperiales a menudo eran enmarcados por cortinas, la gente se postraba ante ellos, quemaba incienso y encendía velas a su lado, y los llevaban en solemnes procesiones, parecía inevitable que los iconos de los santos recibieran el mismo trato. Las primeras imágenes cristianas que se sabe que fueron rodeadas por tal veneración ocurrieron en el 5º siglo. La práctica se hizo muy popular en el 6º y 7º. Los líderes de la iglesia como Epifanio y Agustín habían mostrado una cuidado reservado sobre el uso de imágenes al final del 4º siglo desaparecieron.Es importante darse cuenta de que cuando se trata de iconos y su uso, realmente había dos maneras de ver las cosas. Una manera de verlo era la forma en que los teólogos los justificaban o condenaban. La segunda manera de ver las cosas era la de la gente común que tenía poco interés en los puntos finos de la teología involucrado en su uso. Los iconoclastas enmarcaron el tema del segunda manera. Eran escépticos de que las masas analfabetas pudieran hacer una distinción entre simplemente usar un icono como un medio para adorar lo que representaba la imagen y la adoración real de la imagen misma. Lo que parecía probar su punto era cuando algunos de estos iconos y reliquias religiosas fueron atribuidos con poderes especiales para efectuar la curación y hacer maravillas.Los líderes de la Iglesia a favor de los íconos sostuvieron que un mal entendido de los íconos no debería prohibir su uso. Eso se convertiría en error por mero pragmatismo. El Emperador Leó III lanzó un ataque en contra del uso de iconos en la primera mitad del 8º siglo. Estaba motivado por la preocupación de que la Iglesia se estuviera involucrando en la práctica prohibida de la idolatría, la misma cosa que había causado tantos problemas al antiguo Israel. Tal vez las humillantes pérdidas del Imperio del Oriente durante el siglo anterior, así como un terrible terremoto al principio del reinado de Leo, fueron evidencia del juicio divino. Si era así, a Leo le preocupaba que el Imperio despertara a su peligro, se arrepintiera y corrigiera sus caminos.Por supuesto, a Leo no se le ocurrió esto por su cuenta o de la nada. Hubo muchos entre el clero y la gente común que cuestionaron el uso de iconos como objetos de devoción religiosa. Pero ahora, con el respaldo del Emperador, este grupo de iconoclastas, como se les llamaba, se volvió más vocal. El antagonismo hacia el uso de iconos creció, especialmente a lo largo de la frontera oriental que bordeaba las tierras musulmanas. Los musulmanes habían llamado a los cristianos -idólatras durante mucho tiempo por su uso de imágenes religiosas. Leó creció en esa región y había servido como gobernador de Asia Menor occidental entre varios obispos iconoclastas.La palabra iconoclasta significa un rompedor o destructor de iconos porque eventualmente, eso es lo que harán los iconoclastas; aplastar, romper y quemar los iconos. Después de rechazar con éxito a los ejércitos musulmanes en su 2º ataque a Constantinopla en el año 717, el Emperador Leó III declaró abiertamente su oposición a los iconos por 1ª vez. Ordenó que el icono de Cristo sobre la Puerta Imperial fuera reemplazado por una cruz. A pesar de los disturbios que causo, en el año 730 Leó pidió la eliminación y destrucción de todos los iconos religiosos en lugares públicos e iglesias. Los iconódulos, como se llamaba a los partidarios de los iconos, fueron perseguidos. En Roma, el Papa Gregorio III condenó la destrucción de iconos. El Emperador tomó represalias eliminando Sicilia, el sur de Italia y toda la parte occidental de los Balcanes y Grecia de la supervisión eclesiástica de Roma, colocándolos bajo el Patriarcado de Constantinopla. Fue esto, tanto como cualquier otra cosa, lo que movió al Papa a buscar el apoyo y la protección de los Francos.El hijo de Leó, Constantino V, no solo continuó la política iconoclasta de su padre, sino que la prosiguió. Convocó un concilio en el año 754 en el palacio Imperial de Hiereia, un suburbio de Constantinopla. Los iconoclastas lo consideraron como el 7º Concilio Ecuménico, aunque solo asistió el Patriarcado de Constantinopla.Tanto los iconoclastas como los iconódulos estuvieron de acuerdo en que lo divino en Jesucristo no podía ser representado en imágenes, pero Jesús tenía 2 naturalezas. Los iconoclastas argumentaron que representar la naturaleza humana era caer en el temido nestorianismo, pero representar ambas naturalezas era ir en contra de su distinción, que era el error del monofisismo, e hizo una imagen de deidad.Los iconódulos respondieron que el no representar a Jesucristo era monofisismo.Nótese cómo estos argumentos ilustran la práctica de debatir nuevos temas en términos de errores ya condenados.Contra las imágenes de María y los santos, los iconoclastas razonaron que no se pueden representar sus virtudes, por lo que las imágenes eran, en el mejor de los casos, una vanidad indigna de la memoria de la persona representada. "Seguramente", dijeron, "¡María y los santos no QUERRÍAN que se hicieran tales imágenes!"Otros argumentos de los iconoclastas fueron que la única imagen verdadera de Jesucristo es la Eucaristía.Los partidarios de los iconos utilizaron argumentos que fueron articulados de manera más efectiva por Juan de Damasco, un cristiano árabe que escribió en griego. Juan era un monje en el monasterio de San Saba en Palestina, donde se convirtió en sacerdote y se dedicó al estudio de las Escrituras y al trabajo literario. Al estar fuera del reino del control Bizantino, estaba a salvo de represalias por parte del Emperador y funcionarios iconoclastas.Juan de Damasco fue el teólogo más sistemático y completo de la iglesia Griega desde Orígenes. Su obra más importante es la Fuente del Conocimiento, tercera parte de la cual, titulada Sobre la Fe Ortodoxa, ofrece un excelente resumen de la enseñanza de los Padres Griegos sobre las principales doctrinas cristianas. También produjo homilías, himnos y un comentario sobre las cartas del NT de Pablo. Las Tres disculpas contra Aquellos Que Atacan las Imágenes Divinas de Juan de Damasco adopto un enfoque cuádruple del tema.1º dijo, que es simultáneamente imposible e impío imaginar a Dios, Que es espíritu puro. Jesucristo, María, santos y ángeles, por otro lado, que se han aparecido a los seres humanos pueden ser representados. La Biblia prohíbe solamente a los ídolos. 2º está permitido hacer imágenes. La prohibición de las imágenes en el Antiguo Testamento no era absoluta, ya que se ordenaba hacer algunas imágenes; tomemos, por ejemplo, los querubines sobre el propiciatorio y otros adornos del templo. Tambien Juan dijo que ahora no estamos bajo las restricciones del Antiguo Pacto. De hecho, la encarnación de Dios EN Cristo nos impulsa a hacer visible lo invisible. Juan puso la encarnación en el centro de su defensa de los iconos, elevando el debate de una cuestión sólo de prácticas de piedad a una cuestión de ortodoxia teológica. Dado que los seres humanos son creados con cuerpo y alma, los sentidos físicos son importantes en el conocimiento humano de lo divino. Hay imágenes en todas partes, los seres humanos son imágenes de Dios. La tradición de la Iglesia permite imágenes, y esto es suficiente incluso sin la orden Bíblica, argumentó. 3º es lícito venerar iconos e imágenes porque la materia no es mala. Hay diferentes tipos de adoración: la verdadera adoración pertenece solo a Dios, pero el honor puede ser dado a otros. 4º, hay ventajas en las imágenes y su veneración. Enseñan y recuerdan los dones divinos, nutren la piedad y se convierten en canales de gracia. Juan de Damasco es considerado por la Iglesia Ortodoxa como el último de los grandes maestros de la iglesia primitiva, hombres universalmente conocidos como los "Padres de la Iglesia". A pesar de sus argumentos, los emperadores iconoclastas expulsaron a los iconodulos de las posiciones de poder y comenzaron una vigorosa persecución. Muchas obras de arte en edificios de iglesias de antes del 8º siglo fueron destruidas. Constantino V tomó fuertes medidas contra los monjes, los principales portavoces de las imágenes, secularizando sus propiedades y obligándolos a casarse con monjas. Muchos de ellos huyeron al Occidente.Los Papas observaron todo esto con interés y entraron del lado de los iconodulos. Ellos hicieron en las cartas que escribieron, algunas de las mejores formulaciones de la independencia de la Iglesia, argumentando que el emperador no era un maestro de la iglesia.Al final, los iconoclastas sellaron su derrota al negarse a dar a las imágenes de Jesús la reverencia que se habían dado a las imágenes del Emperador. La reacción contra la iconoclasia finalmente se estableció después de Constantino V.El hijo y sucesor de Constantino V, Leó IV, no era un iconoclasta enérgico como su padre y su abuelo. Su viuda Irene, regente de su hijo Constantino VI, dio la vuelta a la política iconoclasta de la dinastía. Ella le pidió al Concilio de Nicea en el año 787 que condenara a los iconoclastas, afirmando la posición teológica adoptada por Juan de Damasco.Ellos proclamaron: "Las imágenes venerables y santas, así como en la pintura y el mosaico como en otros materiales adecuados... se le debe dar el debido saludo y reverencia honorable, no de hecho esa verdadera adoración de la fe que pertenece solo a la naturaleza divina"Pero ese no fue el final de la iconoclasia. Un bloque iconoclasta se desarrolló en el ejército profesional como reacción a una serie de desastres militares, humillaciones diplomáticas y problemas económicos que el Imperio experimentó en el cuarto de siglo después del Concilio de Nicea del año 787. Interpretaron todos estos retrocesos como el juicio de Dios por el regreso del Imperio a la idolatría.Finalmente, el emperador Leó V decidió que la iconoclasia debería volver a convertirse en la política oficial de su gobierno. Un sínodo de líderes de la iglesia en el año 815 reafirmó la posición adoptada por el sínodo anti-icono del año 754, excepto que ya no consideraban a los iconos como ídolos.Con la muerte de Leó V, la persecución activa del partido pro-icono declinó durante 17 años antes de estallar de nuevo en el año 837 bajo el liderazgo del patriarca Juan Grammaticus. Bajo su influencia, el Emperador Teófilo decretó el exilio o la pena capital para todos los que apoyaron abiertamente el uso de iconos.Teodora, la viuda de Teófilo y regente de su hijo Miguel III, decidió que debía abandonar la política iconoclasta para retener el más amplio apoyo a su gobierno. Un sínodo a principios del año 843 condenó a todos los iconoclastas, depuso al patriarca iconoclasta Juan Grammaticus y confirmó los decretos del 7º Concilio.En las iglesias Ortodoxas Orientales de hoy, las pinturas y los mosaicos con frecuencia llenan los espacios en los techos y las paredes. Una pantalla o partición llamada iconostasio se extiende a través del frente de la iglesia, entre la congregación y el área del altar, con el propósito de mostrar todos los iconos especiales relacionados con la liturgia y los días santos.

Este episodio se titula Iconos.Aquellos con un concepto aproximado de la historia saben que estamos llegando a ese momento en que las ramas orientales y occidentales de la Iglesia se dividieron. La division no fue un accidente incidental que sucedió sin mucha preparación. Las cosas se habían estado agriando durante mucho tiempo. Uno de los factores que contribuyo fue la Controversia Iconoclasta que dividió a la iglesia Bizantina en el 8º y 9º siglo.Mientras que la Iglesia Occidental pasó por cambios monumentales durante la Edad Media, la Iglesia Oriental centrada en Constantinopla prácticamente se quedo estancada. Fue la preservación de lo que ellos consideraban ortodoxia lo que movió a los cristianos Orientales a ver a la Iglesia Occidental como haciendo alteraciones peligrosas y a veces incluso heréticas a la Fe. La Iglesia Oriental se creía ahora la única en llevar la Fe de los Concilios Ecuménicos al futuro. Y por esa razón, Constantinopla se empezó a alejar de su reconocimiento largamente declarado de que la Iglesia en Roma era preeminente en los asuntos de la Iglesia.Otro factor que contribuyó a la eventual separación del Oriente del Occidente fueron las sillas musicales del poder jugadas por los Emperadores del Occidente, mientras que en el Oriente, el Emperador era mucho más estable. Es importante recordar que mientras que el Imperio Romano del Occidente estaba efectivamente muerto a finales del siglo 5, el Imperio del Oriente continuó identificándose como Romano durante otros mil años, aunque los historiadores ahora se refieren a él como el Imperio Bizantino. En Constantinopla, el Emperador seguía siendo el Emperador Romano, y como Constantino, el jefe principal de la Iglesia. Fue considerado por la Iglesia Oriental como "la imagen viva de Cristo".Pero lo que estaba a punto de experimentar era una gran remodelacion por los conflictos entre los iconoclastas y los iconódulos; términos que definiremos un poco más adelante.La controversia más significativa que atormento a la iglesia Bizantina durante la Edad Media Europea fue sobre el uso de imágenes religiosas conocidas como iconos. Esa es la forma en que muchos historiadores modernos consideran lo que se llama la Controversia Iconoclasta, que fue un debate sobre el uso de iconos. Pero como de costumbre, el tema fue más profundo. Surgió sobre la cuestión de lo que significa cuando decimos que algo es "santo".La Iglesia estaba dividida sobre la cuestión de qué cosas eran lo suficientemente sagradas como para merecer adoración. Los sacerdotes eran apartados por ordenación; lo que significa que habían sido consagrados a la obra santa. Los edificios de la iglesia fueron separados por dedicación; eran sagrados. Los mártires fueron apartados por sus hechos; es por eso que se les llamaba "santos" que significa apartados. Y si los mártires eran santos en virtud de dar sus vidas en la muerte, ¿qué pasa con los monjes que dieron sus vidas à pero que aún vivían? ¿No eran dignos del mismo tipo de honor?Si todas estas personas, lugares y cosas eran santas, ¿eran entonces dignas de una veneración especial?La santidad de los santos fue respaldada y demostrada por milagros, no solo atribuidos a ellos mientras vivían, sino también reportados en relación con sus tumbas, reliquias; incluso imágenes que los representan. A principios del 7º siglo, muchas ciudades tenían un santo local cuyos iconos eran venerados por tener poderes especiales de intercesión y protección. Ejemplos notables fueron San Demetrio de Tesalónica, el icono de Cristo de Edesa y el icono milagroso de María de Constantinopla.Desde el 6º siglo, tanto la Iglesia como el gobierno fomentaron la devoción religiosa a los monjes y los iconos. La mayoría de los cristianos no distinguieron entre el objeto o la persona y la realidad espiritual que representaban. Cayeron en lo que muchos consideraban el temido pecado de la idolatría. Pero antes de apresurarnos a juzgar, tomemos un poco de tiempo para entender cómo se deslizaron en algo que las Escrituras claramente prohíben.El uso de imágenes como ayuda a la devoción religiosa tenía un fuerte precedente. En la Roma pagana, la imagen del Emperador era venerada como si el propio Emperador estuviera presente. Incluso las imágenes de funcionarios imperiales menores se usaban ocasionalmente como sustitutos de aquellos a quienes representaban. Después de que los emperadores se convirtieron en cristianos, la imagen imperial en monedas, en los palacios de justicia y en los lugares más prominentes de las principales ciudades continuó siendo objeto de veneración y devoción. Constantino y sus sucesores erigieron grandes estatuas de ellos mismos, cuyos restos se exhiben hoy en día. Fue Justiniano I quien rompió con la tradición y en su lugar erigió un enorme icono de Cristo sobre la puerta principal del palacio de Constantinopla. Durante el siglo siguiente, los iconos de Cristo y María llegaron a reemplazar al icono Imperial en muchos entornos. Eventualmente, bajo Justiniano II a principios del 8º siglo, el icono de Cristo comenzó a aparecer en las monedas.Si bien el uso de imágenes como accesorios para facilitar la adoración fue generalmente aceptado, hubo quienes consideraron tal práctica contraria a la clara prohibición de la idolatría de la Biblia. No estaban en contra del arte religioso; solo la elevación a lo que ellos consideraban el reino de la adoración.El debate sobre los iconos fue realmente una especie de epílogo doctrinal a las controversias Cristológicas de un tiempo anterior. à¿Qué es apropiado para representar a Cristo y a otras personas bíblicas?¿Puede Jesús ser representado, o el intento es una violación de Su divinidad?¿Hacer una imagen de Jesús refuerza su humanidad a expensas de su deidad?¿Y cuándo es que el arte, utilizado en el servicio de la adoración, para mejorarlo o facilitarlo, interfiere con la adoración porque el objeto o la imagen y se convierte en el punto de enfoque? Aunque estas preguntas puedan parecer distantes para aquellos que provienen de un trasfondo evangélico moderno, podemos ponernos en el mismo contexto con el desafío que enfrentó la Iglesia Oriental del 8ª y 9ª siglo al recordar un tiempo atrás cuando algunos notables líderes de adoración plantearon su preocupación por la enfoque de la adoración moderna con su fomento de un ambiente de emocionalismo exagerado. Algunos lo expresaron como la "Adoración de la adoración", en lugar de Dios. Las producciones musicales y los conciertos se convirtieron en eventos para los que la gente acudíera desde muchos kilometros de distancia para buscar un emoción espiritual, un subidón de adoración. Un conocido compositor de adoración moderna escribió una canción que tenía como objetivo exponer esta tendencia llamada "El corazón de la adoración".Aunque el medio era diferente, de alguna manera, la reciente preocupación por la adoración de la adoración es similar a la preocupación de los iconoclastas Bizantinos. En la antigua Iglesia Oriental, el medio era el arte de las imágenes. La controversia más reciente se ha centrado en el arte de la música.En el 7º siglo, la forma más significativa de devoción Oriental era el culto a los iconos sagrados. Si bien podría dar una definición o descripción más técnica de los iconos, permítanme mantenerlo simple y decir que eran pinturas altamente estilizadas hechas en madera. Las imágenes eran de Jesús, María, santos y ángeles. Si bien hubo imágenes primitivas utilizadas por los cristianos en el 1er siglo, tendríamos que decir que el arte cristiano comenzó en serio en el 3er siglo. Se usaba decorativamente o representaba escenas de la Biblia como una forma de instruir a los creyentes analfabetos.Como se mencionó, dado que la gente del Imperio de Oriente ya estaba acostumbrada a mostrar deferencia a los retratos del Emperador, no era muy difícil aplicar esto a las imágenes de lo que se consideraba gente santa. Dado que los retratos imperiales a menudo eran enmarcados por cortinas, la gente se postraba ante ellos, quemaba incienso y encendía velas a su lado, y los llevaban en solemnes procesiones, parecía inevitable que los iconos de los santos recibieran el mismo trato. Las primeras imágenes cristianas que se sabe que fueron rodeadas por tal veneración ocurrieron en el 5º siglo. La práctica se hizo muy popular en el 6º y 7º. Los líderes de la iglesia como Epifanio y Agustín habían mostrado una cuidado reservado sobre el uso de imágenes al final del 4º siglo desaparecieron.Es importante darse cuenta de que cuando se trata de iconos y su uso, realmente había dos maneras de ver las cosas. Una manera de verlo era la forma en que los teólogos los justificaban o condenaban. La segunda manera de ver las cosas era la de la gente común que tenía poco interés en los puntos finos de la teología involucrado en su uso. Los iconoclastas enmarcaron el tema del segunda manera. Eran escépticos de que las masas analfabetas pudieran hacer una distinción entre simplemente usar un icono como un medio para adorar lo que representaba la imagen y la adoración real de la imagen misma. Lo que parecía probar su punto era cuando algunos de estos iconos y reliquias religiosas fueron atribuidos con poderes especiales para efectuar la curación y hacer maravillas.Los líderes de la Iglesia a favor de los íconos sostuvieron que un mal entendido de los íconos no debería prohibir su uso. Eso se convertiría en error por mero pragmatismo. El Emperador Leó III lanzó un ataque en contra del uso de iconos en la primera mitad del 8º siglo. Estaba motivado por la preocupación de que la Iglesia se estuviera involucrando en la práctica prohibida de la idolatría, la misma cosa que había causado tantos problemas al antiguo Israel. Tal vez las humillantes pérdidas del Imperio del Oriente durante el siglo anterior, así como un terrible terremoto al principio del reinado de Leo, fueron evidencia del juicio divino. Si era así, a Leo le preocupaba que el Imperio despertara a su peligro, se arrepintiera y corrigiera sus caminos.Por supuesto, a Leo no se le ocurrió esto por su cuenta o de la nada. Hubo muchos entre el clero y la gente común que cuestionaron el uso de iconos como objetos de devoción religiosa. Pero ahora, con el respaldo del Emperador, este grupo de iconoclastas, como se les llamaba, se volvió más vocal. El antagonismo hacia el uso de iconos creció, especialmente a lo largo de la frontera oriental que bordeaba las tierras musulmanas. Los musulmanes habían llamado a los cristianos -idólatras durante mucho tiempo por su uso de imágenes religiosas. Leó creció en esa región y había servido como gobernador de Asia Menor occidental entre varios obispos iconoclastas.La palabra iconoclasta significa un rompedor o destructor de iconos porque eventualmente, eso es lo que harán los iconoclastas; aplastar, romper y quemar los iconos. Después de rechazar con éxito a los ejércitos musulmanes en su 2º ataque a Constantinopla en el año 717, el Emperador Leó III declaró abiertamente su oposición a los iconos por 1ª vez. Ordenó que el icono de Cristo sobre la Puerta Imperial fuera reemplazado por una cruz. A pesar de los disturbios que causo, en el año 730 Leó pidió la eliminación y destrucción de todos los iconos religiosos en lugares públicos e iglesias. Los iconódulos, como se llamaba a los partidarios de los iconos, fueron perseguidos. En Roma, el Papa Gregorio III condenó la destrucción de iconos. El Emperador tomó represalias eliminando Sicilia, el sur de Italia y toda la parte occidental de los Balcanes y Grecia de la supervisión eclesiástica de Roma, colocándolos bajo el Patriarcado de Constantinopla. Fue esto, tanto como cualquier otra cosa, lo que movió al Papa a buscar el apoyo y la protección de los Francos.El hijo de Leó, Constantino V, no solo continuó la política iconoclasta de su padre, sino que la prosiguió. Convocó un concilio en el año 754 en el palacio Imperial de Hiereia, un suburbio de Constantinopla. Los iconoclastas lo consideraron como el 7º Concilio Ecuménico, aunque solo asistió el Patriarcado de Constantinopla.Tanto los iconoclastas como los iconódulos estuvieron de acuerdo en que lo divino en Jesucristo no podía ser representado en imágenes, pero Jesús tenía 2 naturalezas. Los iconoclastas argumentaron que representar la naturaleza humana era caer en el temido nestorianismo, pero representar ambas naturalezas era ir en contra de su distinción, que era el error del monofisismo, e hizo una imagen de deidad.Los iconódulos respondieron que el no representar a Jesucristo era monofisismo.Nótese cómo estos argumentos ilustran la práctica de debatir nuevos temas en términos de errores ya condenados.Contra las imágenes de María y los santos, los iconoclastas razonaron que no se pueden representar sus virtudes, por lo que las imágenes eran, en el mejor de los casos, una vanidad indigna de la memoria de la persona representada. "Seguramente", dijeron, "¡María y los santos no QUERRÍAN que se hicieran tales imágenes!"Otros argumentos de los iconoclastas fueron que la única imagen verdadera de Jesucristo es la Eucaristía.Los partidarios de los iconos utilizaron argumentos que fueron articulados de manera más efectiva por Juan de Damasco, un cristiano árabe que escribió en griego. Juan era un monje en el monasterio de San Saba en Palestina, donde se convirtió en sacerdote y se dedicó al estudio de las Escrituras y al trabajo literario. Al estar fuera del reino del control Bizantino, estaba a salvo de represalias por parte del Emperador y funcionarios iconoclastas.Juan de Damasco fue el teólogo más sistemático y completo de la iglesia Griega desde Orígenes. Su obra más importante es la Fuente del Conocimiento, tercera parte de la cual, titulada Sobre la Fe Ortodoxa, ofrece un excelente resumen de la enseñanza de los Padres Griegos sobre las principales doctrinas cristianas. También produjo homilías, himnos y un comentario sobre las cartas del NT de Pablo. Las Tres disculpas contra Aquellos Que Atacan las Imágenes Divinas de Juan de Damasco adopto un enfoque cuádruple del tema.1º dijo, que es simultáneamente imposible e impío imaginar a Dios, Que es espíritu puro. Jesucristo, María, santos y ángeles, por otro lado, que se han aparecido a los seres humanos pueden ser representados. La Biblia prohíbe solamente a los ídolos. 2º está permitido hacer imágenes. La prohibición de las imágenes en el Antiguo Testamento no era absoluta, ya que se ordenaba hacer algunas imágenes; tomemos, por ejemplo, los querubines sobre el propiciatorio y otros adornos del templo. Tambien Juan dijo que ahora no estamos bajo las restricciones del Antiguo Pacto. De hecho, la encarnación de Dios EN Cristo nos impulsa a hacer visible lo invisible. Juan puso la encarnación en el centro de su defensa de los iconos, elevando el debate de una cuestión sólo de prácticas de piedad a una cuestión de ortodoxia teológica. Dado que los seres humanos son creados con cuerpo y alma, los sentidos físicos son importantes en el conocimiento humano de lo divino. Hay imágenes en todas partes, los seres humanos son imágenes de Dios. La tradición de la Iglesia permite imágenes, y esto es suficiente incluso sin la orden Bíblica, argumentó. 3º es lícito venerar iconos e imágenes porque la materia no es mala. Hay diferentes tipos de adoración: la verdadera adoración pertenece solo a Dios, pero el honor puede ser dado a otros. 4º, hay ventajas en las imágenes y su veneración. Enseñan y recuerdan los dones divinos, nutren la piedad y se convierten en canales de gracia. Juan de Damasco es considerado por la Iglesia Ortodoxa como el último de los grandes maestros de la iglesia primitiva, hombres universalmente conocidos como los "Padres de la Iglesia". A pesar de sus argumentos, los emperadores iconoclastas expulsaron a los iconodulos de las posiciones de poder y comenzaron una vigorosa persecución. Muchas obras de arte en edificios de iglesias de antes del 8º siglo fueron destruidas. Constantino V tomó fuertes medidas contra los monjes, los principales portavoces de las imágenes, secularizando sus propiedades y obligándolos a casarse con monjas. Muchos de ellos huyeron al Occidente.Los Papas observaron todo esto con interés y entraron del lado de los iconodulos. Ellos hicieron en las cartas que escribieron, algunas de las mejores formulaciones de la independencia de la Iglesia, argumentando que el emperador no era un maestro de la iglesia.Al final, los iconoclastas sellaron su derrota al negarse a dar a las imágenes de Jesús la reverencia que se habían dado a las imágenes del Emperador. La reacción contra la iconoclasia finalmente se estableció después de Constantino V.El hijo y sucesor de Constantino V, Leó IV, no era un iconoclasta enérgico como su padre y su abuelo. Su viuda Irene, regente de su hijo Constantino VI, dio la vuelta a la política iconoclasta de la dinastía. Ella le pidió al Concilio de Nicea en el año 787 que condenara a los iconoclastas, afirmando la posición teológica adoptada por Juan de Damasco.Ellos proclamaron: "Las imágenes venerables y santas, así como en la pintura y el mosaico como en otros materiales adecuados... se le debe dar el debido saludo y reverencia honorable, no de hecho esa verdadera adoración de la fe que pertenece solo a la naturaleza divina"Pero ese no fue el final de la iconoclasia. Un bloque iconoclasta se desarrolló en el ejército profesional como reacción a una serie de desastres militares, humillaciones diplomáticas y problemas económicos que el Imperio experimentó en el cuarto de siglo después del Concilio de Nicea del año 787. Interpretaron todos estos retrocesos como el juicio de Dios por el regreso del Imperio a la idolatría.Finalmente, el emperador Leó V decidió que la iconoclasia debería volver a convertirse en la política oficial de su gobierno. Un sínodo de líderes de la iglesia en el año 815 reafirmó la posición adoptada por el sínodo anti-icono del año 754, excepto que ya no consideraban a los iconos como ídolos.Con la muerte de Leó V, la persecución activa del partido pro-icono declinó durante 17 años antes de estallar de nuevo en el año 837 bajo el liderazgo del patriarca Juan Grammaticus. Bajo su influencia, el Emperador Teófilo decretó el exilio o la pena capital para todos los que apoyaron abiertamente el uso de iconos.Teodora, la viuda de Teófilo y regente de su hijo Miguel III, decidió que debía abandonar la política iconoclasta para retener el más amplio apoyo a su gobierno. Un sínodo a principios del año 843 condenó a todos los iconoclastas, depuso al patriarca iconoclasta Juan Grammaticus y confirmó los decretos del 7º Concilio.En las iglesias Ortodoxas Orientales de hoy, las pinturas y los mosaicos con frecuencia llenan los espacios en los techos y las paredes. Una pantalla o partición llamada iconostasio se extiende a través del frente de la iglesia, entre la congregación y el área del altar, con el propósito de mostrar todos los iconos especiales relacionados con la liturgia y los días santos.

El título de este episodio es "¡Que lio tenemos ahora!"Como lo hemos hecho antes, es tiempo de repasar lo que ha estado pasando y revisar el material que ya hemos cubierto para poder lanzarnos a la siguiente etapa de nuestro viaje en la Historia de la Iglesia.Los misioneros Anglosajones a Alemania habían recibido el apoyo de Carlos Martel, fundador de la Dinastía Carolingia. Martel apoyó estas misiones debido a su deseo de expandir su gobierno hacia el este hacia Baviera. El Papa estaba agradecido por su apoyo, y por la victoria de Carlos sobre los musulmanes en la Batalla de Tours. Pero Martel cayo del favor papal cuando confiscó tierras de la Iglesia. Al principio, la Iglesia consintió en que tomara bienes para producir ingresos para evitar la amenaza musulmana. Pero una vez que esa amenaza llego a su conclusion, se negó a devolver las tierras. Para hacer que las cosas se volvieran peores, Martel ignoró la solicitud de ayuda del Papa contra los Lombardos que estaban tomando el control de una buena parte de Italia. Martel negó la asistencia porque en ese momento los Lombardos eran sus aliados. Pero una nueva era comenzó con el reinado del heredero de Martel, Pipino o como es más conocido, Pipino III.Pipino fue criado en el monasterio de St. Denis cerca de París. Él y su hermano fueron ayudados por el líder de la iglesia Bonifacio para llevar a cabo una reforma importante de la iglesia Franca. Estas reformas del clero y la organización eclesiástica provocaron una renovación de la vida religiosa e intelectual y hicieron posible el renacimiento educativo asociado con el más grande de los gobernantes Carolingios, Carlomagno y su Renacimiento.En el año 751, Pipino persuadió al Papa Zacarías para permitir que Bonifacio lo ungiera, Rey de los Francos, suplantando la dinastía Merovingia. Luego, otro paso importante en la relacion iglesia-Estado pasó con el Papa Esteban II pidiendole ayuda a Pipíno contra los Lombardos. El Papa puso a Roma bajo la protección de Pipíno y lo reconoció a él y a sus hijos como "Protectores de los Romanos".Como hemos visto recientemente, toda esta alianza Iglesia-Estado llegó a una culminación importante con la coronación de Carlomagno como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800 d.C. Durante algún tiempo los Papas en Roma habían estado buscando una manera de aflojar sus lazos con el Imperio Oriental y Constantinopla. Algunos acontecimientos religiosos en el Oriente brindaron a los Papas la oportunidad de liberarse por fin. La Polémica Iconoclasta que domino los asuntos Orientales dio a los Papas una cosa más con la que expresar su descontento. Echaremos un vistazo más de cerca a la controversia más adelante. Por ahora, es suficiente decir que el Emperador Oriental León III prohibió el uso de iconos como imágenes de devoción religiosa en el año 726 d.C. Los partidarios de los iconos finalmente prevalecieron, pero sólo después de un siglo de amarga y a veces violenta disputas. El Papa Gregorio II rechazó el edicto de Leon que prohibía los iconos y hizo muy vocal su falta de respeto por la autoridad del Emperador. La pomposa y feroz carta de Gregorio al Emperador fue larga y sin apoyo, pero muy dramática en su rechazo de la intromisión de los gobernantes seculares en los asuntos de la Iglesia. El Papa Gregorio escribió: "¡Escucha! Los dogmas no son asunto de los emperadores, sino de los pontífices".El reinado de lo que Occidente consideraba una dinastía herética en el Oriente le dio al Papa la excusa que necesitaba para separarse del Oriente y encontrar un nuevo protector, que era devoto y ortodoxo. La alianza entre el papado y los Carolingios representa la culminación de esa búsqueda, y abrió un nuevo y trascendental capítulo en la historia del Cristianismo Medieval Europeo.En respuesta al llamado del Papa Esteban de ayuda en contra de los Lombardos, Pipíno recuperó los territorios de la Iglesia en Italia y se los entregó al Papa, una acción conocida como la "Donación de Pipíno". Esto confirmó la situación jurídica de los Estados Pontificios.Casi al mismo tiempo, la reivindicación del Papa del gobierno de Italia y la independencia del Imperio Romano Oriental se vio reforzada por la aparición de una de las grandes falsificaciones de la Edad Media, la Donación de Constantino. Este documento falso afirmaba que Constantino el Grande le había dado a Roma y la parte occidental del Imperio al obispo de Roma cuando trasladó la capital del imperio al Oriente. La donación no se expuso como una falsificación hasta el siglo 15.El acto final en el intento de los papas de liberarse de Constantinopla se produjo el día de Navidad del año 800, cuando el Papa León III revivió el Imperio en el Occidente al coronar a Carlomagno como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue algo bastante chistoso, como decía un comentarista: el Sacro Imperio Romano Germánico no era ni Santo, ni Romano, y apenas se le podia llamar un Imperio.El erudito principal de Carlomagno era el Británico Alcuino, que había sido maestro de la escuela catedralicia en York. Fue cortejado por Carlomagno para hacer su capital en Aquisgrán en la frontera entre Francia y Alemania, el nuevo centro de la educación y escolaridad de Europa. Alcuin hizo precisamente eso. Si la escuela de Aquisgrán no planto las semillas que más tarde florecerían en el Renacimiento, ciertamente preparó el suelo para que floreciera.Alcuino influyó profundamente en la dirección intelectual, cultural y religiosa del Imperio Carolingio, como revelan las 300 cartas que el escribió. Su influencia se ve mejor en los manuscritos de la escuela en Tours, donde más tarde se convirtió en abad. Su influencia también se demuestra en sus escritos educativos, la revisión del texto bíblico, los comentarios y la finalización de su versión de la liturgia de la Iglesia. Normalizó la ortografía y la escritura, reformó la práctica misionera y contribuyó a la organización de las regulaciones de la iglesia. Alcuino fue el principal teólogo en la lucha contra la herejía del Adopcionismo. Los adopcionistas dijeron que Jesús era simplemente un ser humano que Dios adoptó y HIZO un Hijo. Alcuino fue un firme defensor de la ortodoxia cristiana y la autoridad de la Iglesia, la preeminencia del Obispo Romano y de la posición sagrada de Carlomagno como Emperador. Murió en el año 804.El momento en el que Alcuino vivió ciertamente necesitaba las reformas que trajo y fue el agente perfecto para traerlas. Desde la escuela del palacio de Aquisgrán, una generación de sus estudiantes salieron a dirigir las escuelas monasticas y catedralicias a través de la tierra. A pesar de que el Imperio de Carlomagno apenas sobrevivió a su fundador, el resurgimiento de la educación y la religión asociados con él y Alcuino iluminó la cultura Europea durante el período sombrío y caótico que le siguió. Este Renacimiento Carolingio se enfoco en los clásicos de la antigüedad y la primera iglesia Cristiania para sus modelos. El problema era que sólo había un erudito occidental que todavía conocía el griego, el irlandés John Scotus Erigena. Aun así, los manuscritos producidos durante esta época forman la base de la que los historiadores modernos obtienen una imagen del pasado. Fueron estos textos clásicos, traducidos del Griego al Latín los que alimentaron el Renacimiento Europeo posterior.El vigor intelectual estimulado por el Renacimiento Carolingio y el dinamismo político del Imperio revivido estimularon nuevas actividades teologícas. Se debatió sobre el continuo problema Iconoclasta en el Oriente. El antagonismo político entre los emperadores Orientales y Carolingios condujo a un ataque por teólogos en el Occidente sobre las prácticas y creencias de la Iglesia Ortodoxa en el Este. Estas obras polémicas sobre los 'Errores de los Griegos' florecieron durante el siglo 9 como resultado del Cisma de Focio.En el año 858, el Emperador Bizantino Miguel III depuso al Patriarca Ignacio I de Constantinopla, sustituyéndolo por un erudito laico llamado Focio I, también conocido como Focio el Grande. El ahora depuesto Ignacio hizo un llamamiento al Papa Nicolás I para que lo restaurara, mientras que Focio le pidió al Papa que reconociera su nombramiento. El Papa ordenó la restauración de Ignacio y las relaciones entre el Oriente y Occidente se hundieron aún más. El drama terminó en el año 867 cuando el Papa Nicolás murió y Focio fue depuesto.Los teólogos Latinos también criticaron a la iglesia Oriental por su método diferente para decidir la fecha de la Pascua, la diferencia en la forma en que el clero se cortaba el pelo y el celibato de los sacerdotes. La Iglesia Oriental permitia que los sacerdotes se casaran mientras exigía que los monjes fueran célibes, mientras que la Iglesia occidental requería el celibato de ambos.Otro debate doctrinal importante fue la controversia sobre la Clausula Filioque que tocamos brevemente en un episodio anterior.El punto es que la Controversia se enfoco de la redacción del Credo de Nicea en relacion con el Espíritu Santo. El Credo original decía que el Espíritu Santo procedía del Padre. Un poco más tarde, la Iglesia Occidental alteró un poco la redacción para afirmar la igualdad del Hijo de Dios con el Padre. Así que dijeron que el Espíritu procedía tanto del Padre como del Hijo. Filioque es Latín para "y el Hijo" dandole así el nombre de a la controversia. La Iglesia Oriental vio esta adición como una peligrosa manipulación del Credo y se negó a aceptarla mientras que la cláusula filioque se convirtió en una parte estándar de lo que se consideraba doctrina normativa en el Occidente.Otra discusión importante surgió sobre la cuestión de la predestinación. Un monje Carolingio llamado Gottschalk, que estudió la teología de Agustín cuidadosamente, fue el primero en enseñar "doble predestinación"; la creencia de que algunas personas están predestinadas a la salvación, mientras que otras están predestinadas a la condenación. Fue juzgado y condenado por sus opiniones por 2 sínodos y finalmente encarcelado por el Arzobispo de Rheims. Gottschalk murió 20 años después, manteniendo sus puntos de vista hasta el final.La otra cuestión teológica importante de la era Carolingia era en referencia a la Cena del Señor. El influyente Abad de Corbie escribió un tratado titulado Sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor. Esta fue la primera declaración clara de una doctrina de la "presencia real" del cuerpo y la sangre de Cristo en los elementos de la Comunión, más tarde llamada la doctrina de la "transubstanciación", una cuestión que se convertirá en un punto candente en el debate entre la Iglesia Romana y los Reformadores.Las reformas del Rey Pipíno y del Papa Bonifacio centraron su atención en los sacerdotes. Estaba claro para todos que el clero debería llevar vidas más allá del reproche. Que sínodo después de sínodo durante los 6º, 7º y 8º siglos tuvieron que hacerlo una cuestión tan importante demostró la necesidad de reforma. Entre las violaciones advertidas se encuentran el rechazo del celibato, la gula, la embriaguez, las relaciones obscenas con las mujeres, la caza, el porte de armas y frecuentar las tabernas.Los desarrollos monásticos en estos momento fueron significativos. El énfasis estaba en la normalización y centralización. Entre los años 813 y 17 se adoptó una regla Benedictina rectificada para todo el Imperio Carolingio. Otro Benedicto, un monje de Borgoña, fue responsable de un régimen ultra estricto. El sucesor de Carlomagno, Luis el Piadoso, nombró a Benedicto el supervisor de todos los monasterios del reino, y unos años más tarde su regla Benedictino rectificada se hizo obligatoria para todos los monasterios. Lamentablemente, con poco efecto a largo plazo.Cuando Luis reemplazo a Carlomagno, el Papa fue capaz de recuperar su independencia, después de una larga dominación por el Emperador. La teocracia imperial del reinado de Carlomagno había dado lugar a una "iglesia del Estado" como ya existíendo en el Este. Pero el papado hizo hincapié en la superioridad del poder espiritual sobre lo secular. Este se vio reforzado por la falsa Donación de Constantino con su énfasis en la preeminencia papal en el gobierno del Imperio, y no sólo en la Iglesia.A mediados del siglo 9, los sacerdotes de Rheims produjeron otra notable falsificación, los Falsas Decretales. Logrados con gran ingenio, los Decretales fueron diseñados para proporcionar una base en la ley que protegiera los derechos de los obispos. Incluyeron la falsa Donación de Constantino y se convirtieron en una parte central del canon del derecho medieval. Afianzó las reivindicaciones papales de supremacía en los asuntos eclesiásticos sobre la autoridad secular. El primer Papa en hacer uso de las Falsas Decretales fue Nicolás I. Reconoció el peligro de una Iglesia dominada por gobernantes civiles y estaba determinado de evitar esto subrayando que el gobierno de la iglesia se centraba en Roma, no en Constantinopla, y ciertamente no en alguna ciudad menor como Milán o Rávena.Desde finales del siglo 9 hasta mediados del siglo 11, la Cristiandad Occidental estuvo acosada por una serie de grandes desafíos que dejaron a la región vulnerable. El Imperio Carolingio se fragmento, sin dejar un gran poder militar para defender Europa Occidental. Los ataques de los musulmanes en el sur, una nueva ola de ataques de los Magiares en el Oriente, y las incesantes incursiones de los Nórdicos por todo el Imperio convirtieron los fragmentos del imperio en astillas. Un contemporáneo lamentó: "¡Una vez tuvimos un rey, ahora tenemos reyezuelos!" Para muchos europeos occidentales, parecía que el fin del mundo estaba cerca.Los papas ya no tenían gobernantes Carolingios como protectores. Así que el papado se involucró cada vez más en las luchas de poder entre la nobleza para el gobierno de Italia. Los Papas se convirtieron en partidarios de una facción política u otra; a veces voluntariamente, otras veces forzados. Pero el resultado acumulativo fue un declive espiritual y moral. Por ejemplo, el Papa Esteban VI tomó venganza contra el Papa anterior al tener su cuerpo desenterrado y llevado ante un sínodo, donde fue apoyado en una silla para ser juzgado. Tras la condena, el cuerpo fue arrojado al río Tíber. Luego, en el mismo año el propio Esteban fue derrocado. Fue estrangulado mientras estaba en prisión.Hubo un casi completo fallo de orden civil en Europa durante el siglo 10 y las propiedades de la Iglesia fueron saqueadas por los invasores o cayeron en manos de la nobleza. Los nobles trataban a las iglesias y monasterios como su propiedad privada para hacer o deshacer cuando lo que deseaban. El clero se volvió indiferente a su deber. Su analfabetismo y inmoralidad crecieron.El siglo 10 fue una auténtica era oscura, al menos en lo que respecta a la condición de la Iglesia. Sin protección imperial, los papas se convirtieron en juguetes indefensos para la nobleza, que lucharon por tener el control al nombrar a sus parientes y favoritos políticos a posiciones de poder. En una crónica del obispo Alemán de Cremona pinta una imagen gráfica del libertinaje sexual en la Iglesia.Aunque hubo papas incompetentes y inmorales durante este tiempo, continuaron siendo respetados en todo el Occidente. Los Obispados y las Abadias fueron fundados por laicos después de que obtuvian la aprobación de la corte papal. Las peregrinaciones a Roma no disminuyeron durante esta época, ya que los cristianos visitaban los lugares sagrados del Occidente; es decir, las tumbas de Pedro y Pablo, así como una serie de otras reliquias veneradas allí.En el punto más bajo del siglo 10, durante el reinado del Papa Juan XII, del año 955-64, un cambio importante en la política Italiana afectó al papado. Surgió una monarquía Alemana independiente y capaz. Esta dinastía Sajona comenzó con la elección de Enrique I y continuó con su hijo, Otto I, alias Otto el Grande.Otto desarrolló una estrecha relación con la Iglesia en Alemania. Obispos y abades recibieron los derechos y el honor de la alta nobleza. La iglesia recibió enormes extensiones de tierra. A través de esta alianza con la Iglesia, Otto tenía como objetivo controlar a los nobles rebeldes de su reino.Pero la nueva aristocracia espiritual creada por Otto no era hereditaria. Los obispos y los abades no podían "transmitir" sus privilegios a sus sucesores. El Rey le concedia el favor a quien eligiera. Por lo tanto, podría contar con su lealtad con más facilidad. De hecho, los obispos alemanes contribuyeron con dinero y armas para ayudar a los Reyes Alemanes a expandirse hacia Italia, lo que ahora son las regiones de Alemania Oriental y Polonia.Otto ayudó a sacar el papado del fango de la política Italiana. Su entrada en los asuntos Italianos fue una decisión crucial. Marchó hacia el sur hacia Italia para casarse con Adelaida de Borgoña y declararse Rey de los Lombardos. Diez años más tarde, volvió a marchar hacia el sur por invitación del Papa Juan XII. En febrero del año 962, el Papa intentó una renovación del Sacro Imperio Romano Germánico al coronar a Otto y Adelaida en San Pedro. Pero el precio que pago el Papa por el apoyo de Otto fue otra ronda de interferencia en los asuntos de la Iglesia.Durante los siguientes 300 años, cada nuevo monarca Alemán siguió su elección haciendo una marcha a Roma para ser coronado como Emperador. Pero en este punto, no fueron tanto los Papas los que hicieron a los Emperadores como los Emperadores los que hicieron a los Papas. Y cuando un Papa caia en el lado malo del gobernante, era convenientemente etiquetado como 'anti-Papa' y depuesto, para ser reemplazado por el siguiente tipo. Era la era de las sillas musicales en Roma; quien agarraba la silla papal cuando la música se detenia se sentaba. Pero cuando el Emperador ordena a la banda que vuelva a tocar, quien esté en la silla tiene que ponerse de pie y el juego comienza de nuevo. Para que no pienses que estoy exagerando el caso, en el año 963 Otto regresó a Roma, convocó un sínodo que encontró al Papa Juan culpable de una lista de crímenes sórdidos y lo depuso. En su lugar, eligieron a un laico, que recibió todas sus órdenes eclesiásticas en un solo día para convertirse en el Papa León VIII. Se las arregló para sentarse en la silla del Papa menos de un año antes de que la música comenzara de nuevo.

El título de este episodio es "¡Que lio tenemos ahora!"Como lo hemos hecho antes, es tiempo de repasar lo que ha estado pasando y revisar el material que ya hemos cubierto para poder lanzarnos a la siguiente etapa de nuestro viaje en la Historia de la Iglesia.Los misioneros Anglosajones a Alemania habían recibido el apoyo de Carlos Martel, fundador de la Dinastía Carolingia. Martel apoyó estas misiones debido a su deseo de expandir su gobierno hacia el este hacia Baviera. El Papa estaba agradecido por su apoyo, y por la victoria de Carlos sobre los musulmanes en la Batalla de Tours. Pero Martel cayo del favor papal cuando confiscó tierras de la Iglesia. Al principio, la Iglesia consintió en que tomara bienes para producir ingresos para evitar la amenaza musulmana. Pero una vez que esa amenaza llego a su conclusion, se negó a devolver las tierras. Para hacer que las cosas se volvieran peores, Martel ignoró la solicitud de ayuda del Papa contra los Lombardos que estaban tomando el control de una buena parte de Italia. Martel negó la asistencia porque en ese momento los Lombardos eran sus aliados. Pero una nueva era comenzó con el reinado del heredero de Martel, Pipino o como es más conocido, Pipino III.Pipino fue criado en el monasterio de St. Denis cerca de París. Él y su hermano fueron ayudados por el líder de la iglesia Bonifacio para llevar a cabo una reforma importante de la iglesia Franca. Estas reformas del clero y la organización eclesiástica provocaron una renovación de la vida religiosa e intelectual y hicieron posible el renacimiento educativo asociado con el más grande de los gobernantes Carolingios, Carlomagno y su Renacimiento.En el año 751, Pipino persuadió al Papa Zacarías para permitir que Bonifacio lo ungiera, Rey de los Francos, suplantando la dinastía Merovingia. Luego, otro paso importante en la relacion iglesia-Estado pasó con el Papa Esteban II pidiendole ayuda a Pipíno contra los Lombardos. El Papa puso a Roma bajo la protección de Pipíno y lo reconoció a él y a sus hijos como "Protectores de los Romanos".Como hemos visto recientemente, toda esta alianza Iglesia-Estado llegó a una culminación importante con la coronación de Carlomagno como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800 d.C. Durante algún tiempo los Papas en Roma habían estado buscando una manera de aflojar sus lazos con el Imperio Oriental y Constantinopla. Algunos acontecimientos religiosos en el Oriente brindaron a los Papas la oportunidad de liberarse por fin. La Polémica Iconoclasta que domino los asuntos Orientales dio a los Papas una cosa más con la que expresar su descontento. Echaremos un vistazo más de cerca a la controversia más adelante. Por ahora, es suficiente decir que el Emperador Oriental León III prohibió el uso de iconos como imágenes de devoción religiosa en el año 726 d.C. Los partidarios de los iconos finalmente prevalecieron, pero sólo después de un siglo de amarga y a veces violenta disputas. El Papa Gregorio II rechazó el edicto de Leon que prohibía los iconos y hizo muy vocal su falta de respeto por la autoridad del Emperador. La pomposa y feroz carta de Gregorio al Emperador fue larga y sin apoyo, pero muy dramática en su rechazo de la intromisión de los gobernantes seculares en los asuntos de la Iglesia. El Papa Gregorio escribió: "¡Escucha! Los dogmas no son asunto de los emperadores, sino de los pontífices".El reinado de lo que Occidente consideraba una dinastía herética en el Oriente le dio al Papa la excusa que necesitaba para separarse del Oriente y encontrar un nuevo protector, que era devoto y ortodoxo. La alianza entre el papado y los Carolingios representa la culminación de esa búsqueda, y abrió un nuevo y trascendental capítulo en la historia del Cristianismo Medieval Europeo.En respuesta al llamado del Papa Esteban de ayuda en contra de los Lombardos, Pipíno recuperó los territorios de la Iglesia en Italia y se los entregó al Papa, una acción conocida como la "Donación de Pipíno". Esto confirmó la situación jurídica de los Estados Pontificios.Casi al mismo tiempo, la reivindicación del Papa del gobierno de Italia y la independencia del Imperio Romano Oriental se vio reforzada por la aparición de una de las grandes falsificaciones de la Edad Media, la Donación de Constantino. Este documento falso afirmaba que Constantino el Grande le había dado a Roma y la parte occidental del Imperio al obispo de Roma cuando trasladó la capital del imperio al Oriente. La donación no se expuso como una falsificación hasta el siglo 15.El acto final en el intento de los papas de liberarse de Constantinopla se produjo el día de Navidad del año 800, cuando el Papa León III revivió el Imperio en el Occidente al coronar a Carlomagno como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue algo bastante chistoso, como decía un comentarista: el Sacro Imperio Romano Germánico no era ni Santo, ni Romano, y apenas se le podia llamar un Imperio.El erudito principal de Carlomagno era el Británico Alcuino, que había sido maestro de la escuela catedralicia en York. Fue cortejado por Carlomagno para hacer su capital en Aquisgrán en la frontera entre Francia y Alemania, el nuevo centro de la educación y escolaridad de Europa. Alcuin hizo precisamente eso. Si la escuela de Aquisgrán no planto las semillas que más tarde florecerían en el Renacimiento, ciertamente preparó el suelo para que floreciera.Alcuino influyó profundamente en la dirección intelectual, cultural y religiosa del Imperio Carolingio, como revelan las 300 cartas que el escribió. Su influencia se ve mejor en los manuscritos de la escuela en Tours, donde más tarde se convirtió en abad. Su influencia también se demuestra en sus escritos educativos, la revisión del texto bíblico, los comentarios y la finalización de su versión de la liturgia de la Iglesia. Normalizó la ortografía y la escritura, reformó la práctica misionera y contribuyó a la organización de las regulaciones de la iglesia. Alcuino fue el principal teólogo en la lucha contra la herejía del Adopcionismo. Los adopcionistas dijeron que Jesús era simplemente un ser humano que Dios adoptó y HIZO un Hijo. Alcuino fue un firme defensor de la ortodoxia cristiana y la autoridad de la Iglesia, la preeminencia del Obispo Romano y de la posición sagrada de Carlomagno como Emperador. Murió en el año 804.El momento en el que Alcuino vivió ciertamente necesitaba las reformas que trajo y fue el agente perfecto para traerlas. Desde la escuela del palacio de Aquisgrán, una generación de sus estudiantes salieron a dirigir las escuelas monasticas y catedralicias a través de la tierra. A pesar de que el Imperio de Carlomagno apenas sobrevivió a su fundador, el resurgimiento de la educación y la religión asociados con él y Alcuino iluminó la cultura Europea durante el período sombrío y caótico que le siguió. Este Renacimiento Carolingio se enfoco en los clásicos de la antigüedad y la primera iglesia Cristiania para sus modelos. El problema era que sólo había un erudito occidental que todavía conocía el griego, el irlandés John Scotus Erigena. Aun así, los manuscritos producidos durante esta época forman la base de la que los historiadores modernos obtienen una imagen del pasado. Fueron estos textos clásicos, traducidos del Griego al Latín los que alimentaron el Renacimiento Europeo posterior.El vigor intelectual estimulado por el Renacimiento Carolingio y el dinamismo político del Imperio revivido estimularon nuevas actividades teologícas. Se debatió sobre el continuo problema Iconoclasta en el Oriente. El antagonismo político entre los emperadores Orientales y Carolingios condujo a un ataque por teólogos en el Occidente sobre las prácticas y creencias de la Iglesia Ortodoxa en el Este. Estas obras polémicas sobre los 'Errores de los Griegos' florecieron durante el siglo 9 como resultado del Cisma de Focio.En el año 858, el Emperador Bizantino Miguel III depuso al Patriarca Ignacio I de Constantinopla, sustituyéndolo por un erudito laico llamado Focio I, también conocido como Focio el Grande. El ahora depuesto Ignacio hizo un llamamiento al Papa Nicolás I para que lo restaurara, mientras que Focio le pidió al Papa que reconociera su nombramiento. El Papa ordenó la restauración de Ignacio y las relaciones entre el Oriente y Occidente se hundieron aún más. El drama terminó en el año 867 cuando el Papa Nicolás murió y Focio fue depuesto.Los teólogos Latinos también criticaron a la iglesia Oriental por su método diferente para decidir la fecha de la Pascua, la diferencia en la forma en que el clero se cortaba el pelo y el celibato de los sacerdotes. La Iglesia Oriental permitia que los sacerdotes se casaran mientras exigía que los monjes fueran célibes, mientras que la Iglesia occidental requería el celibato de ambos.Otro debate doctrinal importante fue la controversia sobre la Clausula Filioque que tocamos brevemente en un episodio anterior.El punto es que la Controversia se enfoco de la redacción del Credo de Nicea en relacion con el Espíritu Santo. El Credo original decía que el Espíritu Santo procedía del Padre. Un poco más tarde, la Iglesia Occidental alteró un poco la redacción para afirmar la igualdad del Hijo de Dios con el Padre. Así que dijeron que el Espíritu procedía tanto del Padre como del Hijo. Filioque es Latín para "y el Hijo" dandole así el nombre de a la controversia. La Iglesia Oriental vio esta adición como una peligrosa manipulación del Credo y se negó a aceptarla mientras que la cláusula filioque se convirtió en una parte estándar de lo que se consideraba doctrina normativa en el Occidente.Otra discusión importante surgió sobre la cuestión de la predestinación. Un monje Carolingio llamado Gottschalk, que estudió la teología de Agustín cuidadosamente, fue el primero en enseñar "doble predestinación"; la creencia de que algunas personas están predestinadas a la salvación, mientras que otras están predestinadas a la condenación. Fue juzgado y condenado por sus opiniones por 2 sínodos y finalmente encarcelado por el Arzobispo de Rheims. Gottschalk murió 20 años después, manteniendo sus puntos de vista hasta el final.La otra cuestión teológica importante de la era Carolingia era en referencia a la Cena del Señor. El influyente Abad de Corbie escribió un tratado titulado Sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor. Esta fue la primera declaración clara de una doctrina de la "presencia real" del cuerpo y la sangre de Cristo en los elementos de la Comunión, más tarde llamada la doctrina de la "transubstanciación", una cuestión que se convertirá en un punto candente en el debate entre la Iglesia Romana y los Reformadores.Las reformas del Rey Pipíno y del Papa Bonifacio centraron su atención en los sacerdotes. Estaba claro para todos que el clero debería llevar vidas más allá del reproche. Que sínodo después de sínodo durante los 6º, 7º y 8º siglos tuvieron que hacerlo una cuestión tan importante demostró la necesidad de reforma. Entre las violaciones advertidas se encuentran el rechazo del celibato, la gula, la embriaguez, las relaciones obscenas con las mujeres, la caza, el porte de armas y frecuentar las tabernas.Los desarrollos monásticos en estos momento fueron significativos. El énfasis estaba en la normalización y centralización. Entre los años 813 y 17 se adoptó una regla Benedictina rectificada para todo el Imperio Carolingio. Otro Benedicto, un monje de Borgoña, fue responsable de un régimen ultra estricto. El sucesor de Carlomagno, Luis el Piadoso, nombró a Benedicto el supervisor de todos los monasterios del reino, y unos años más tarde su regla Benedictino rectificada se hizo obligatoria para todos los monasterios. Lamentablemente, con poco efecto a largo plazo.Cuando Luis reemplazo a Carlomagno, el Papa fue capaz de recuperar su independencia, después de una larga dominación por el Emperador. La teocracia imperial del reinado de Carlomagno había dado lugar a una "iglesia del Estado" como ya existíendo en el Este. Pero el papado hizo hincapié en la superioridad del poder espiritual sobre lo secular. Este se vio reforzado por la falsa Donación de Constantino con su énfasis en la preeminencia papal en el gobierno del Imperio, y no sólo en la Iglesia.A mediados del siglo 9, los sacerdotes de Rheims produjeron otra notable falsificación, los Falsas Decretales. Logrados con gran ingenio, los Decretales fueron diseñados para proporcionar una base en la ley que protegiera los derechos de los obispos. Incluyeron la falsa Donación de Constantino y se convirtieron en una parte central del canon del derecho medieval. Afianzó las reivindicaciones papales de supremacía en los asuntos eclesiásticos sobre la autoridad secular. El primer Papa en hacer uso de las Falsas Decretales fue Nicolás I. Reconoció el peligro de una Iglesia dominada por gobernantes civiles y estaba determinado de evitar esto subrayando que el gobierno de la iglesia se centraba en Roma, no en Constantinopla, y ciertamente no en alguna ciudad menor como Milán o Rávena.Desde finales del siglo 9 hasta mediados del siglo 11, la Cristiandad Occidental estuvo acosada por una serie de grandes desafíos que dejaron a la región vulnerable. El Imperio Carolingio se fragmento, sin dejar un gran poder militar para defender Europa Occidental. Los ataques de los musulmanes en el sur, una nueva ola de ataques de los Magiares en el Oriente, y las incesantes incursiones de los Nórdicos por todo el Imperio convirtieron los fragmentos del imperio en astillas. Un contemporáneo lamentó: "¡Una vez tuvimos un rey, ahora tenemos reyezuelos!" Para muchos europeos occidentales, parecía que el fin del mundo estaba cerca.Los papas ya no tenían gobernantes Carolingios como protectores. Así que el papado se involucró cada vez más en las luchas de poder entre la nobleza para el gobierno de Italia. Los Papas se convirtieron en partidarios de una facción política u otra; a veces voluntariamente, otras veces forzados. Pero el resultado acumulativo fue un declive espiritual y moral. Por ejemplo, el Papa Esteban VI tomó venganza contra el Papa anterior al tener su cuerpo desenterrado y llevado ante un sínodo, donde fue apoyado en una silla para ser juzgado. Tras la condena, el cuerpo fue arrojado al río Tíber. Luego, en el mismo año el propio Esteban fue derrocado. Fue estrangulado mientras estaba en prisión.Hubo un casi completo fallo de orden civil en Europa durante el siglo 10 y las propiedades de la Iglesia fueron saqueadas por los invasores o cayeron en manos de la nobleza. Los nobles trataban a las iglesias y monasterios como su propiedad privada para hacer o deshacer cuando lo que deseaban. El clero se volvió indiferente a su deber. Su analfabetismo y inmoralidad crecieron.El siglo 10 fue una auténtica era oscura, al menos en lo que respecta a la condición de la Iglesia. Sin protección imperial, los papas se convirtieron en juguetes indefensos para la nobleza, que lucharon por tener el control al nombrar a sus parientes y favoritos políticos a posiciones de poder. En una crónica del obispo Alemán de Cremona pinta una imagen gráfica del libertinaje sexual en la Iglesia.Aunque hubo papas incompetentes y inmorales durante este tiempo, continuaron siendo respetados en todo el Occidente. Los Obispados y las Abadias fueron fundados por laicos después de que obtuvian la aprobación de la corte papal. Las peregrinaciones a Roma no disminuyeron durante esta época, ya que los cristianos visitaban los lugares sagrados del Occidente; es decir, las tumbas de Pedro y Pablo, así como una serie de otras reliquias veneradas allí.En el punto más bajo del siglo 10, durante el reinado del Papa Juan XII, del año 955-64, un cambio importante en la política Italiana afectó al papado. Surgió una monarquía Alemana independiente y capaz. Esta dinastía Sajona comenzó con la elección de Enrique I y continuó con su hijo, Otto I, alias Otto el Grande.Otto desarrolló una estrecha relación con la Iglesia en Alemania. Obispos y abades recibieron los derechos y el honor de la alta nobleza. La iglesia recibió enormes extensiones de tierra. A través de esta alianza con la Iglesia, Otto tenía como objetivo controlar a los nobles rebeldes de su reino.Pero la nueva aristocracia espiritual creada por Otto no era hereditaria. Los obispos y los abades no podían "transmitir" sus privilegios a sus sucesores. El Rey le concedia el favor a quien eligiera. Por lo tanto, podría contar con su lealtad con más facilidad. De hecho, los obispos alemanes contribuyeron con dinero y armas para ayudar a los Reyes Alemanes a expandirse hacia Italia, lo que ahora son las regiones de Alemania Oriental y Polonia.Otto ayudó a sacar el papado del fango de la política Italiana. Su entrada en los asuntos Italianos fue una decisión crucial. Marchó hacia el sur hacia Italia para casarse con Adelaida de Borgoña y declararse Rey de los Lombardos. Diez años más tarde, volvió a marchar hacia el sur por invitación del Papa Juan XII. En febrero del año 962, el Papa intentó una renovación del Sacro Imperio Romano Germánico al coronar a Otto y Adelaida en San Pedro. Pero el precio que pago el Papa por el apoyo de Otto fue otra ronda de interferencia en los asuntos de la Iglesia.Durante los siguientes 300 años, cada nuevo monarca Alemán siguió su elección haciendo una marcha a Roma para ser coronado como Emperador. Pero en este punto, no fueron tanto los Papas los que hicieron a los Emperadores como los Emperadores los que hicieron a los Papas. Y cuando un Papa caia en el lado malo del gobernante, era convenientemente etiquetado como 'anti-Papa' y depuesto, para ser reemplazado por el siguiente tipo. Era la era de las sillas musicales en Roma; quien agarraba la silla papal cuando la música se detenia se sentaba. Pero cuando el Emperador ordena a la banda que vuelva a tocar, quien esté en la silla tiene que ponerse de pie y el juego comienza de nuevo. Para que no pienses que estoy exagerando el caso, en el año 963 Otto regresó a Roma, convocó un sínodo que encontró al Papa Juan culpable de una lista de crímenes sórdidos y lo depuso. En su lugar, eligieron a un laico, que recibió todas sus órdenes eclesiásticas en un solo día para convertirse en el Papa León VIII. Se las arregló para sentarse en la silla del Papa menos de un año antes de que la música comenzara de nuevo.

Bienvenidos al episodio 49 de CS. Este episodio se titula "Carlomagno Parte 2 y más."Después de su coronación el día de Navidad 800 d.C., Carlomagno dijo que no sabía que lo que el Papa León III había planeado. Si que le pusieran la corona del nuevo Imperio Sacro Romano Germánico en su cabeza fue algo inesperado, superó su sorpresa sin muchos problemas. Rápidamente mando mensajeros a las tierras bajo su control para informarles de este gran acontecimiento y quien mandaba ahora. Cada mensaje comenzó con estas palabras: "Carlos, por voluntad de Dios, Emperador Romano, Augusto... en el año de nuestro cónsul 1." Exigía que todos los oficiales le prestaran juramento como César, ya fueran religiosos o civiles. Al mismo tiempo envió embajadores para calmar la inevitable ira del Emperador en Constantinopla.Lo que es importante es tener en cuenta cómo su ceremonia de coronación en San Pedro demostró el todavía agudo recuerdo del Imperio Romano que sobrevivió en Europa. La manera tan rápida que surgio como líder reconocido de una gran parte de Europa reveló el fuerte deseo de establecer una unidad política que había estado ausente de la región durante 400 años. Pero, la coronación de Carlomagno lanzó un concurso de nunca acabar. Uno que no esperáriamos, ya que fue, después de todo, el Papa quien lo coronó. El concurso fue entre el imperio revivido y la Iglesia Romana.En el mundo medieval, Iglesia y Estado eran dos reinos que juntos abarcaban la Cristiandad. La Iglesia Medieval representaba a la sociedad cristiana enfocada en adquirir bendiciones espirituales, mientras que el Estado Medieval existía para salvaguardar la justicia civil y la tranquilidad. Bajo el sistema Medieval, se suponía que tanto la Iglesia como el Estado existían uno al lado de la otra en una relación armoniosa, cada uno centrado en obtener el bien de la humanidad, pero en diferentes esferas; lo espiritual y lo civil.En realidad, rara vez funcionaba de esa manera. El Papa y el Emperador eran generalmente concursantes en un juego de tronos. La pregunta permanente era: ¿Gobierna la Iglesia el Estado o el Estado la Iglesia? Este concurso se desarrolló en innumerables campos, grandes y pequeños, a lo largo de la Edad Media.Carlomagno no dejó ninguna duda sobre dónde estaba la soberanía durante Su reinado. El proporcionó a Europa una figura paterna colosal como el primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Todo el mundo le rendía cuentas. Para resolver el problema de supervisar a los funcionarios locales en su extenso reino, Carlomagno aprobó una ordenanza que creaba la missi dominici o los enviados del rey. Se trataba de parejas de funcionarios, un obispo y noble, que recorrieron el reino para verificar que los funcionarios locales estaban cumpliendo sus deberes. Incluso el Papa se mantuvo bajo el vigilante ojo imperial.Aunque Carlomagno ocasionalmente usaba el título de "emperador" en documentos oficiales, por lo general lo rechazaba porque parecía reconocer su aceptación de lo que el Papa había hecho en su coronación. Carlomagno encontró esto peligroso; ya que el Papa estaba ahora en condiciones de hacer un emperador. La preocupación era— El que puede hacer un emperador, puede des-hacerlo. Carlos pensó que debería ser al revés; que los emperadores seleccionaran y sancionaron a los Papas.En realidad, lo que hizo el Papa León III el día de Navidad del año 800 d.C., cuando colocó la corona en la cabeza de Carlomagno fue sólo un florecimiento final de lo que ya era un hecho bien establecido - Carlos era Rey de los Francos. Un profesor reciente describió la coronación como la cereza en la parte superior de un helado que ya había sido hecho por Carlos el Grande.En nuestro último episodio vimos que un objetivo importante de la visión de Carlomagno era hacer de Europa un centro intelectual. Lanzó un renacimiento del aprendizaje y las artes. Los historiadores hablan de esto como el Renacimiento Carolingio. Carlomagno requirió que los monasterios tuvieran una escuela para la educación de los niños en gramática, matemáticas y canto. En su capital, Aquisgrán, construyó una escuela para la educación de la corte real. El famoso erudito inglés Alcuíno dirigió la escuela, y comenzó la difícil tarea de revivir el aprendizaje a principios de la Edad Media mediante la creación de los primeros libros de texto en gramática, retórica y lógica.Fue el énfasis de Carlomagno en la educación lo que resultó ser su legado perdurable para la historia. Envió agentes a lo largo y ancho de su reino para asegurar cada obra de la era clásica que pudieran encontrar. Regresaron a Aquisgrán y a las escuelas del monasterio donde fueron traducidos al latín. Es por eso por lo que el Latín se convirtió en el idioma de la enseñanza en los años venideros. Fue ayudado por la insistencia de Carlomagno en que se desarrollara un patrón de letras estandarizado: La Minúscula Carolingia. Ahora, los eruditos de toda Europa Occidental podían leer los mismos materiales, porque se estaba utilizando un patron consistente para las letras latinas.Este se convirtió en uno de los elementos más importantes para hacer posible el Renacimiento.Pocos historiadores niegan el enorme impacto de Carlomagno en la historia Europea y, por lo tanto, en la historia del mundo moderno. El centro de la civilización occidental cambió del Mediterráneo al Norte de Europa. Después de 300 años de un caos virtual, Carlos el Grande restauró una medida de ley y orden. Su patrocinio de las artes intelectuales estableció un patrimonio de cultura para las generaciones futuras. Y el ideal imperial que revivió persistió como fuerza política en Europa hasta el año 1806, cuando el Sacro Imperio Romano Germánico fue terminado por otro emperador autodenominado, Napoleón Bonaparte.En realidad, la paz del gobierno de Carlomagno fue efímera. Su imperio era demasiado vasto, su nobleza demasiada poderosa para mantenerse unida una vez que su personalidad dominante fue eliminada. Al igual que Clodoveo antes de él, los sucesores de Carlomagno eran débiles y el imperio se desintegró en una confusión de guerras civiles y nuevas invasiones. Los Hombres del Norte comenzaron sus incesantes incursiones, llamadas "a-viking" à Así que los conocemos como los Vikingos. Zarparon de Escandinavia en sus barcos largos de cascos poco profundos, capaces de navegar por ríos y entrar profundamente en tierras lejos del mar, donde asaltaron aldeas, pueblos y cualquier otra aldea desafortunada en la que llegaron. Estas incursiones de los vikingos obligaron a los pueblos nativos a rendirse, primero sus tierras, luego sus personas a los condes, duques y otros señores locales que comenzaron a multiplicarse durante este tiempo, a cambio de protección de los asaltantes. No es difícil ver cómo se desarrolló el proceso de feudalismo.Las personas comunes necesitaban protección contra los asaltantes; quienquiera que fueran. Pero el rey y su ejército estaban muy lejos. Podría tomar semanas, meses incluso, enviar un mensaje y obtener ayuda en respuesta. Mientras tanto, los Vikingos están aquí; Ahora mismo. ¿Los ves? Si à Ese gigante rubio de pelo largo con su hacha de batalla de 2 cabezas que está a punto de estrellarla a través de mi puerta. ¿De qué sirve el rey y su ejército en Aquisgrán o París?Lo que necesito es alguien cercano con suficientes hombres que pueda llamar, suficientes soldados entrenados y armados, que puedan parar a una tripulación de 50 gigantes maniáticos en su barco largo. ¿Qué tan caro es contratar, entrenar, equipar y mantener un grupo de soldados; pensando en tener 2 por cada vikingo? ¿Quién puede tener un ejército de cien soldados profesionales? Bueno, el Conde más cercano está a 20 minutos y sólo tiene media docena de hombres contratados para protegerse.Sin embargo, ese Conde es un tipo inteligente y se da cuenta de que es el único en la zona que puede hacer lo que se tiene que hacer. Así que va a 25 de los agricultores de la zona y les dice, "Escucha, te protegeré. Pero para hacer eso, necesito hacer un ejército de cien hombres. Eso es muy caro de hacer, esto es lo que necesito a cambio de protección: Dame el título de tu tierra. Vives y continúas trabajando. Pueden mantener la mitad del rendimiento de todos los productos de la granja; el resto es mío. Y por eso, yo y mi ejército los mantendremos a salvo."Cuando la elección es ceder a ese Conde o enfrentarse a los Vikingos solitos; no hay muchas opciones. Así que comenzó el feudalismo con su sistema de siervos, condes, barones, y duques.Al centro del feudalismo era el vínculo personal entre el señor y los vasallos. En la ceremonia conocida como el acto de homenaje, el vasallo se arrodillaba ante su señor, y prometía ser su "hombre". En el juramento de lealtad que seguia, llamado juramento de lealtad, el vasallo juraba sobre una Biblia, o un objeto sagrado como una cruz. Luego, en el ritual de investidura, una lanza, un guante o un poco de paja fueron entregados al vasallo para significar su control, pero no como propietario, sobre su pieza asignada del reino del señor.El contrato feudal entre el señor y el vasallo era sagrado y comprometía a ambas partes. Romper el contrato era un delito grave porque era el vínculo básico de la sociedad medieval. Se pensaba que romper las reglas de la sociedad feudal era poner en peligro a toda la sociedad, a la civilización misma.El señor estaba obligado a dar protección y justicia a sus vasallos. Los vasallos no sólo trabajaban la tierra para el Señor, sino que también daban 40 días con pago cada año para servir como milicia en caso de guerra total. Pero sólo 40 días, porque como agricultores, necesitaban estar en casa para trabajar sus campos y cuidar a los rebaños.En su mayor parte, este sistema funcionó bastante bien, siempre y cuando el señor trataba bien a sus vasallos. Lo que se convirtió en un problema fue cuando los señores se volvieron codiciosos y decidieron movilizar a su ejército y la milicia para hacer una toma de territorio de en un señor vecino. Idealmente, se suponía que el feudalismo era para la protección, no para la conquista.Porque la Iglesia era tan importante parte de la vida medieval, no podía escapar de ser incluida en el sistema feudal. Dado que los vikingos eran asaltantes que no discriminaban, no tenían temor en irrumpir en iglesias, conventos y monasterios, poner a sacerdotes y monjes a la espada, violar monjas y huir con los tesoros de la iglesia. Esto significaba que la Iglesia también recurrió a los señores locales en busca de protección. Obispos y Abades también se convirtieron en vasallos, recibiendo del señor de una región específica sobre la cual su autoridad estaba. A cambio, tuvieron que prestar algún servicio al Señor. Los monasterios producían diferentes bienes que pagaban como tributo, y los sacerdotes a menudo eran nombrados el clero privado especial para la familia del noble. Esto se convirtió en un problema cuando la lealtad al Señor entraba en conflicto con una regla o misión asignada por la Iglesia. ¿Quiénes eran los abades, sacerdotes y obispos a obedecer, el duque a 10 minutos de aquí o el Papa semanas de distancia en Roma? En el 10 siglo y a principios del siglo 11, los papas no estaban en posición de desafiar a nadie. El oficio cayó en decadencia después de convertirse en un premio buscado por la nobleza Romana.Lo que hizo que esta parte final Edad Media fuera tan compleja fue la enorme intriga que tuvo lugar entre nobles y funcionarios de la Iglesia que aprendieron a jugar el juego feudal. La sociedad se regía por reglas estrictas. Pero siempre había maneras de evitarlas. Y cuando uno no podía evitarlas, si tenías suficiente dinero o un ejército lo suficientemente grande, por qué molestarte con las reglas cuando puedes escribir las tuyas, o pagar a los intérpretes de las reglas para interpretarlas a tu favor. Sabemos lo complejo que pueden ser las maniobras políticas hoy en día. En comparación con Europa de la Alta Edad Media, somos bebés en una guardería. No olvides que fue esa época y sistema el que produjo a Maquiavelo.En una nota positiva; mientras que había algunos funcionarios corruptos de la Iglesia que veían el cargo religioso como una forma más de obtener el poder político, la mayoría de los obispos, sacerdotes y abades buscaban influir para mejor el comportamiento de los nobles feudales para que sus vasallos fueran atendidos de una manera ética. Con el tiempo, su trabajo añadió las virtudes cristianas a un código de conducta caballerosa que llegó a llamarse el Código de Caballería. Ahora, para ser claros, ideal caballeresco terminó siendo más un ideal que una práctica. Algunos caballeros y miembros de la nobleza abrazaron el ideal caballeresco, pero otros simplemente se aprovecharon de aquellos que buscaban vivir por ese estándar.Caballeros con armadura brillante, saliendo en peligrosas misiones para rescatar a las hermosas doncellas hacen historias divertidas, pero no es la forma en que el Código de Caballería se desarrolló en la historia. Era un ideal que la Iglesia trabajó duro para inculcar en la cada vez más brutal Era Feudal. Los obispos trataron de imponer limitaciones a la guerra. En el siglo 11 inauguraron un par de iniciativas llamadas la Paz de Dios y la Tregua de Dios. La Paz de Dios prohibió que cualquiera saqueara lugares sagrados o se negar que los no combatientes pudieran participar en la Comunión o recibir cualquiera de los otros sacramentos. La Tregua de Dios estableció períodos de tiempo en los que no se permitió ningún combate. Por ejemplo, no se podia llevar a cabo ningún combate desde el atardecer del miércoles hasta el amanecer del lunes y durante otras temporadas especiales, como la Cuaresma. Buenas ideas, pero ambas reglas fueron convenientemente apartadas cuando trabajaban en contra de algunos deseos de los caballeros.Durante el siglo 11, la polémica entre la Iglesia y el Estado se centró en el problema de lo que se llamaba Investidura. Y esto nos regresa ahora a algo que había causado tensión durante siglos, y fue renovado en la coronación de Carlomagno.Se suponía que los obispos y abades eran nombrados para su cargo por la Iglesia. Un funcionario de la Iglesia invirtió en ellos su autoridad espiritual. Pero debido a que los obispos y abades habían asumido ciertas responsabilidades feudales, fueron investidos con autoridad civil por los nobles locales; a veces por el propio rey. Los problemas surgieron cuando un rey se negó a investir a un obispo porque dicho obispo estaba más interesado en la causa de la Iglesia que en la del rey. El quería a alguien más obediente a su agenda, mientras que la Iglesia quería líderes que cuidaran sus intereses. Fue un juego constante de quien tenia la ultima palabra, en el que cualquier institución que tuviera más influencia, tenía la opinión de quién lideraba las iglesias y monasterios. En lugares como Alemania, donde el rey era fuerte, obispos y abades eran sus hombres. Donde la Iglesia tuvo mayor influencia, fueron los obispos y abades quienes dominaron los asuntos políticos.Pero esa fue la controversia del siglo 11. La Iglesia del siglo 10 podía ver cómo las cosas se dirigían en su afiliación al Trono y sabía que no estaba preparada para desafiar a los reyes y emperadores. Necesitaba poner su propia casa en orden porque las cosas se habían deslizado mal durante un par de cientos de años. La corrupción moral había infectado grandes porciones del clero y el aprendizaje se había hundido a un nivel muy bajo. Muchos de los clérigos eran analfabetos y marcados por graves supersticiones. Era hora de la renovación y la reforma. Esta fue dirigida por la orden Benedictina de Cluny, fundada en el año 910. Desde su monasterio original en el Este de Francia, los Benedictinos ejercieron un poderoso impulso de reforma dentro de la Iglesia feudal. El programa Clunaico comenzó como un movimiento monástico de reforma, pero se extendió a la Iglesia Europea en su conjunto. Impuso el celibato de los sacerdotes y abolió la compra de oficios de la iglesia; una práctica corrupta llamada Simonía.El objetivo de los reformadores Clunaicos era liberar a la Iglesia del control secular y devolverla a la autoridad del Papa. Cerca de 300 monasterios fueron liberados del control por los nobles, y en el año 1059 el papado mismo fue liberado de la interferencia secular. Esto se produjo la creación del Colegio Cardenalicio, que a partir de entonces seleccionó al Papa.El hombre que lideró la tan necesaria reforma del papado era un archidiácono llamado Hildebrand. Fue elegido Papa en el año 1073 y recibió el título de Gregorio VII. Reclamó más poder para el cargo papal de lo que se había conocido antes y trabajó para la creación de un Imperio Cristiano bajo el control del Papa. En lugar de la igualdad entre la Iglesia y el Estado, Gregorio dijo que el poder espiritual era supremo y, por lo tanto, superaba el poder temporal de los nobles y reyes. En el año 1075 prohibió la investidura de funcionarios civiles y amenazó con excomulgar a cualquiera que lo realizara, así como a cualquier clero que se someta a ella. Esta fue una declaración virtual de guerra contra los gobernantes europeos, ya que la mayoría de ellos practicaron la investidura laica.El clímax de la lucha entre el Papa Gregorio y la nobleza de Europa tuvo lugar en su enfrentamiento con el emperador Enrique IV. El Papa acusó a Enrique de Simonía por nombrar su propia elección como el Arzobispo de Milán. Gregorio convocó a Enrique a Roma para explicar su conducta. Enrique se negó a ir, pero convocó un sínodo de Obispos Alemanes en el año 1076 que declaró a Gregorio un usurpador y no apto para ser Papa. El sínodo declaró: "Por lo tanto, de ahora en adelante renunciamos, ahora y para el futuro, toda obediencia a ti." En represalia, Gregorio excomulgó a Enrique y lo depuso, absolviéndolo de sus súbditos de sus juramentos de lealtad.¡Ahora, recuerda lo sagrado y firmes que eran esos juramentos feudales entre el señor y el vasallo! El Papa, que se suponía que era el representante de Dios en la Tierra, envió un mensaje a todos los súbditos de Enrique diciendo que Enrique no sólo fue expulsado de la Iglesia, y por tanto destinado a las llamas eternas del infierno, pero ya no era rey o emperador; sus lazos con él fueron disueltos. Además, al seguir dando lealtad a Enrique era desafiar al Papa el cual abre y cierra la puerta al cielo. Hmm, ¿de verdad quieres hacer eso? ¿Puedes ver adónde va esto? Enrique puede tener un ejército, pero ese ejército tiene que comer y si los campesinos y siervos no funcionan, el ejército se desmorona.Enrique fue convencido por los nobles alemanes que se rebelaron en su contra para que hiciera las paces con el Papa Gregorio. Compareció ante el Papa en enero del año 1077. Vestido como penitente, el emperador estuvo descalzo en la nieve durante 3 días y rogó perdón hasta que, en palabras de Gregorio, "Soltamos la cadena del anatema y por fin lo recibimos... en el regazo de la Santa Iglesia Madre."Esta humillación dramática de un emperador no terminó para siempre la contienda entre el trono y el Papa. Pero la Iglesia avanzó hacia liberarse de la interferencia de los nobles. El problema de la investidura se resolvió en el año 1122 por un compromiso conocido como el Concordato de Worms. La Iglesia tenía derecho a nombrar al titular de una oficio de la iglesia, y luego los nobles lo endorsaban.Los Papas que siguieron a Gregorio agregaron poco a la autoridad del papado. También insistieron en que la sociedad estaba organizada bajo el Papa como su cabeza visible, y era protegido contra toda posibilidad de error por el apóstol Pedro perpetuamente presente en sus sucesores.Durante la Edad Media, por primera vez, Europa se hizo consciente de sí misma como una unidad. Fue la Iglesia que facilitó esa identidad. Aunque luchó con el desafío de cómo ejercer el poder sin ser corrompido por él, la Iglesia ganó un nivel de influencia sobre la vida de hombres y mujeres que en su mayor parte utilizó para beneficiar a la sociedad.Estamos acostumbrados a ver a sacerdotes y obispos de la época medieval como la literatura moderna y las películas los proyectan. Es mucho más interesante hacerlos ser villanos y sinvergüenzas, en lugar de siervos piadosos de Cristo que vivieron vidas virtuosas. Un vistazo de las películas y novelas escritas sobre la Edad Media muestra que los eclesiásticos casi siempre son descritos de 1 de 2 maneras; los mejores son ingenuos analfabetos que no saben que están haciendo, mientras que los peores son criminales que esconden su iniquidad detrás de una cruz. Si bien ciertamente había un puñado de cada uno de estos 2 tipo de personajes; la gran mayoría de los sacerdotes y monjes eran simplemente amantes piadosos de Jesús que trabajaron incansablemente para llevar Su amor y verdad a la gente de su época. Tipos así no hacen personajes muy interesantes en un misterio de asesinato ambientado en un monasterio medieval.

Bienvenidos al episodio 49 de CS. Este episodio se titula "Carlomagno Parte 2 y más."Después de su coronación el día de Navidad 800 d.C., Carlomagno dijo que no sabía que lo que el Papa León III había planeado. Si que le pusieran la corona del nuevo Imperio Sacro Romano Germánico en su cabeza fue algo inesperado, superó su sorpresa sin muchos problemas. Rápidamente mando mensajeros a las tierras bajo su control para informarles de este gran acontecimiento y quien mandaba ahora. Cada mensaje comenzó con estas palabras: "Carlos, por voluntad de Dios, Emperador Romano, Augusto... en el año de nuestro cónsul 1." Exigía que todos los oficiales le prestaran juramento como César, ya fueran religiosos o civiles. Al mismo tiempo envió embajadores para calmar la inevitable ira del Emperador en Constantinopla.Lo que es importante es tener en cuenta cómo su ceremonia de coronación en San Pedro demostró el todavía agudo recuerdo del Imperio Romano que sobrevivió en Europa. La manera tan rápida que surgio como líder reconocido de una gran parte de Europa reveló el fuerte deseo de establecer una unidad política que había estado ausente de la región durante 400 años. Pero, la coronación de Carlomagno lanzó un concurso de nunca acabar. Uno que no esperáriamos, ya que fue, después de todo, el Papa quien lo coronó. El concurso fue entre el imperio revivido y la Iglesia Romana.En el mundo medieval, Iglesia y Estado eran dos reinos que juntos abarcaban la Cristiandad. La Iglesia Medieval representaba a la sociedad cristiana enfocada en adquirir bendiciones espirituales, mientras que el Estado Medieval existía para salvaguardar la justicia civil y la tranquilidad. Bajo el sistema Medieval, se suponía que tanto la Iglesia como el Estado existían uno al lado de la otra en una relación armoniosa, cada uno centrado en obtener el bien de la humanidad, pero en diferentes esferas; lo espiritual y lo civil.En realidad, rara vez funcionaba de esa manera. El Papa y el Emperador eran generalmente concursantes en un juego de tronos. La pregunta permanente era: ¿Gobierna la Iglesia el Estado o el Estado la Iglesia? Este concurso se desarrolló en innumerables campos, grandes y pequeños, a lo largo de la Edad Media.Carlomagno no dejó ninguna duda sobre dónde estaba la soberanía durante Su reinado. El proporcionó a Europa una figura paterna colosal como el primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Todo el mundo le rendía cuentas. Para resolver el problema de supervisar a los funcionarios locales en su extenso reino, Carlomagno aprobó una ordenanza que creaba la missi dominici o los enviados del rey. Se trataba de parejas de funcionarios, un obispo y noble, que recorrieron el reino para verificar que los funcionarios locales estaban cumpliendo sus deberes. Incluso el Papa se mantuvo bajo el vigilante ojo imperial.Aunque Carlomagno ocasionalmente usaba el título de "emperador" en documentos oficiales, por lo general lo rechazaba porque parecía reconocer su aceptación de lo que el Papa había hecho en su coronación. Carlomagno encontró esto peligroso; ya que el Papa estaba ahora en condiciones de hacer un emperador. La preocupación era— El que puede hacer un emperador, puede des-hacerlo. Carlos pensó que debería ser al revés; que los emperadores seleccionaran y sancionaron a los Papas.En realidad, lo que hizo el Papa León III el día de Navidad del año 800 d.C., cuando colocó la corona en la cabeza de Carlomagno fue sólo un florecimiento final de lo que ya era un hecho bien establecido - Carlos era Rey de los Francos. Un profesor reciente describió la coronación como la cereza en la parte superior de un helado que ya había sido hecho por Carlos el Grande.En nuestro último episodio vimos que un objetivo importante de la visión de Carlomagno era hacer de Europa un centro intelectual. Lanzó un renacimiento del aprendizaje y las artes. Los historiadores hablan de esto como el Renacimiento Carolingio. Carlomagno requirió que los monasterios tuvieran una escuela para la educación de los niños en gramática, matemáticas y canto. En su capital, Aquisgrán, construyó una escuela para la educación de la corte real. El famoso erudito inglés Alcuíno dirigió la escuela, y comenzó la difícil tarea de revivir el aprendizaje a principios de la Edad Media mediante la creación de los primeros libros de texto en gramática, retórica y lógica.Fue el énfasis de Carlomagno en la educación lo que resultó ser su legado perdurable para la historia. Envió agentes a lo largo y ancho de su reino para asegurar cada obra de la era clásica que pudieran encontrar. Regresaron a Aquisgrán y a las escuelas del monasterio donde fueron traducidos al latín. Es por eso por lo que el Latín se convirtió en el idioma de la enseñanza en los años venideros. Fue ayudado por la insistencia de Carlomagno en que se desarrollara un patrón de letras estandarizado: La Minúscula Carolingia. Ahora, los eruditos de toda Europa Occidental podían leer los mismos materiales, porque se estaba utilizando un patron consistente para las letras latinas.Este se convirtió en uno de los elementos más importantes para hacer posible el Renacimiento.Pocos historiadores niegan el enorme impacto de Carlomagno en la historia Europea y, por lo tanto, en la historia del mundo moderno. El centro de la civilización occidental cambió del Mediterráneo al Norte de Europa. Después de 300 años de un caos virtual, Carlos el Grande restauró una medida de ley y orden. Su patrocinio de las artes intelectuales estableció un patrimonio de cultura para las generaciones futuras. Y el ideal imperial que revivió persistió como fuerza política en Europa hasta el año 1806, cuando el Sacro Imperio Romano Germánico fue terminado por otro emperador autodenominado, Napoleón Bonaparte.En realidad, la paz del gobierno de Carlomagno fue efímera. Su imperio era demasiado vasto, su nobleza demasiada poderosa para mantenerse unida una vez que su personalidad dominante fue eliminada. Al igual que Clodoveo antes de él, los sucesores de Carlomagno eran débiles y el imperio se desintegró en una confusión de guerras civiles y nuevas invasiones. Los Hombres del Norte comenzaron sus incesantes incursiones, llamadas "a-viking" à Así que los conocemos como los Vikingos. Zarparon de Escandinavia en sus barcos largos de cascos poco profundos, capaces de navegar por ríos y entrar profundamente en tierras lejos del mar, donde asaltaron aldeas, pueblos y cualquier otra aldea desafortunada en la que llegaron. Estas incursiones de los vikingos obligaron a los pueblos nativos a rendirse, primero sus tierras, luego sus personas a los condes, duques y otros señores locales que comenzaron a multiplicarse durante este tiempo, a cambio de protección de los asaltantes. No es difícil ver cómo se desarrolló el proceso de feudalismo.Las personas comunes necesitaban protección contra los asaltantes; quienquiera que fueran. Pero el rey y su ejército estaban muy lejos. Podría tomar semanas, meses incluso, enviar un mensaje y obtener ayuda en respuesta. Mientras tanto, los Vikingos están aquí; Ahora mismo. ¿Los ves? Si à Ese gigante rubio de pelo largo con su hacha de batalla de 2 cabezas que está a punto de estrellarla a través de mi puerta. ¿De qué sirve el rey y su ejército en Aquisgrán o París?Lo que necesito es alguien cercano con suficientes hombres que pueda llamar, suficientes soldados entrenados y armados, que puedan parar a una tripulación de 50 gigantes maniáticos en su barco largo. ¿Qué tan caro es contratar, entrenar, equipar y mantener un grupo de soldados; pensando en tener 2 por cada vikingo? ¿Quién puede tener un ejército de cien soldados profesionales? Bueno, el Conde más cercano está a 20 minutos y sólo tiene media docena de hombres contratados para protegerse.Sin embargo, ese Conde es un tipo inteligente y se da cuenta de que es el único en la zona que puede hacer lo que se tiene que hacer. Así que va a 25 de los agricultores de la zona y les dice, "Escucha, te protegeré. Pero para hacer eso, necesito hacer un ejército de cien hombres. Eso es muy caro de hacer, esto es lo que necesito a cambio de protección: Dame el título de tu tierra. Vives y continúas trabajando. Pueden mantener la mitad del rendimiento de todos los productos de la granja; el resto es mío. Y por eso, yo y mi ejército los mantendremos a salvo."Cuando la elección es ceder a ese Conde o enfrentarse a los Vikingos solitos; no hay muchas opciones. Así que comenzó el feudalismo con su sistema de siervos, condes, barones, y duques.Al centro del feudalismo era el vínculo personal entre el señor y los vasallos. En la ceremonia conocida como el acto de homenaje, el vasallo se arrodillaba ante su señor, y prometía ser su "hombre". En el juramento de lealtad que seguia, llamado juramento de lealtad, el vasallo juraba sobre una Biblia, o un objeto sagrado como una cruz. Luego, en el ritual de investidura, una lanza, un guante o un poco de paja fueron entregados al vasallo para significar su control, pero no como propietario, sobre su pieza asignada del reino del señor.El contrato feudal entre el señor y el vasallo era sagrado y comprometía a ambas partes. Romper el contrato era un delito grave porque era el vínculo básico de la sociedad medieval. Se pensaba que romper las reglas de la sociedad feudal era poner en peligro a toda la sociedad, a la civilización misma.El señor estaba obligado a dar protección y justicia a sus vasallos. Los vasallos no sólo trabajaban la tierra para el Señor, sino que también daban 40 días con pago cada año para servir como milicia en caso de guerra total. Pero sólo 40 días, porque como agricultores, necesitaban estar en casa para trabajar sus campos y cuidar a los rebaños.En su mayor parte, este sistema funcionó bastante bien, siempre y cuando el señor trataba bien a sus vasallos. Lo que se convirtió en un problema fue cuando los señores se volvieron codiciosos y decidieron movilizar a su ejército y la milicia para hacer una toma de territorio de en un señor vecino. Idealmente, se suponía que el feudalismo era para la protección, no para la conquista.Porque la Iglesia era tan importante parte de la vida medieval, no podía escapar de ser incluida en el sistema feudal. Dado que los vikingos eran asaltantes que no discriminaban, no tenían temor en irrumpir en iglesias, conventos y monasterios, poner a sacerdotes y monjes a la espada, violar monjas y huir con los tesoros de la iglesia. Esto significaba que la Iglesia también recurrió a los señores locales en busca de protección. Obispos y Abades también se convirtieron en vasallos, recibiendo del señor de una región específica sobre la cual su autoridad estaba. A cambio, tuvieron que prestar algún servicio al Señor. Los monasterios producían diferentes bienes que pagaban como tributo, y los sacerdotes a menudo eran nombrados el clero privado especial para la familia del noble. Esto se convirtió en un problema cuando la lealtad al Señor entraba en conflicto con una regla o misión asignada por la Iglesia. ¿Quiénes eran los abades, sacerdotes y obispos a obedecer, el duque a 10 minutos de aquí o el Papa semanas de distancia en Roma? En el 10 siglo y a principios del siglo 11, los papas no estaban en posición de desafiar a nadie. El oficio cayó en decadencia después de convertirse en un premio buscado por la nobleza Romana.Lo que hizo que esta parte final Edad Media fuera tan compleja fue la enorme intriga que tuvo lugar entre nobles y funcionarios de la Iglesia que aprendieron a jugar el juego feudal. La sociedad se regía por reglas estrictas. Pero siempre había maneras de evitarlas. Y cuando uno no podía evitarlas, si tenías suficiente dinero o un ejército lo suficientemente grande, por qué molestarte con las reglas cuando puedes escribir las tuyas, o pagar a los intérpretes de las reglas para interpretarlas a tu favor. Sabemos lo complejo que pueden ser las maniobras políticas hoy en día. En comparación con Europa de la Alta Edad Media, somos bebés en una guardería. No olvides que fue esa época y sistema el que produjo a Maquiavelo.En una nota positiva; mientras que había algunos funcionarios corruptos de la Iglesia que veían el cargo religioso como una forma más de obtener el poder político, la mayoría de los obispos, sacerdotes y abades buscaban influir para mejor el comportamiento de los nobles feudales para que sus vasallos fueran atendidos de una manera ética. Con el tiempo, su trabajo añadió las virtudes cristianas a un código de conducta caballerosa que llegó a llamarse el Código de Caballería. Ahora, para ser claros, ideal caballeresco terminó siendo más un ideal que una práctica. Algunos caballeros y miembros de la nobleza abrazaron el ideal caballeresco, pero otros simplemente se aprovecharon de aquellos que buscaban vivir por ese estándar.Caballeros con armadura brillante, saliendo en peligrosas misiones para rescatar a las hermosas doncellas hacen historias divertidas, pero no es la forma en que el Código de Caballería se desarrolló en la historia. Era un ideal que la Iglesia trabajó duro para inculcar en la cada vez más brutal Era Feudal. Los obispos trataron de imponer limitaciones a la guerra. En el siglo 11 inauguraron un par de iniciativas llamadas la Paz de Dios y la Tregua de Dios. La Paz de Dios prohibió que cualquiera saqueara lugares sagrados o se negar que los no combatientes pudieran participar en la Comunión o recibir cualquiera de los otros sacramentos. La Tregua de Dios estableció períodos de tiempo en los que no se permitió ningún combate. Por ejemplo, no se podia llevar a cabo ningún combate desde el atardecer del miércoles hasta el amanecer del lunes y durante otras temporadas especiales, como la Cuaresma. Buenas ideas, pero ambas reglas fueron convenientemente apartadas cuando trabajaban en contra de algunos deseos de los caballeros.Durante el siglo 11, la polémica entre la Iglesia y el Estado se centró en el problema de lo que se llamaba Investidura. Y esto nos regresa ahora a algo que había causado tensión durante siglos, y fue renovado en la coronación de Carlomagno.Se suponía que los obispos y abades eran nombrados para su cargo por la Iglesia. Un funcionario de la Iglesia invirtió en ellos su autoridad espiritual. Pero debido a que los obispos y abades habían asumido ciertas responsabilidades feudales, fueron investidos con autoridad civil por los nobles locales; a veces por el propio rey. Los problemas surgieron cuando un rey se negó a investir a un obispo porque dicho obispo estaba más interesado en la causa de la Iglesia que en la del rey. El quería a alguien más obediente a su agenda, mientras que la Iglesia quería líderes que cuidaran sus intereses. Fue un juego constante de quien tenia la ultima palabra, en el que cualquier institución que tuviera más influencia, tenía la opinión de quién lideraba las iglesias y monasterios. En lugares como Alemania, donde el rey era fuerte, obispos y abades eran sus hombres. Donde la Iglesia tuvo mayor influencia, fueron los obispos y abades quienes dominaron los asuntos políticos.Pero esa fue la controversia del siglo 11. La Iglesia del siglo 10 podía ver cómo las cosas se dirigían en su afiliación al Trono y sabía que no estaba preparada para desafiar a los reyes y emperadores. Necesitaba poner su propia casa en orden porque las cosas se habían deslizado mal durante un par de cientos de años. La corrupción moral había infectado grandes porciones del clero y el aprendizaje se había hundido a un nivel muy bajo. Muchos de los clérigos eran analfabetos y marcados por graves supersticiones. Era hora de la renovación y la reforma. Esta fue dirigida por la orden Benedictina de Cluny, fundada en el año 910. Desde su monasterio original en el Este de Francia, los Benedictinos ejercieron un poderoso impulso de reforma dentro de la Iglesia feudal. El programa Clunaico comenzó como un movimiento monástico de reforma, pero se extendió a la Iglesia Europea en su conjunto. Impuso el celibato de los sacerdotes y abolió la compra de oficios de la iglesia; una práctica corrupta llamada Simonía.El objetivo de los reformadores Clunaicos era liberar a la Iglesia del control secular y devolverla a la autoridad del Papa. Cerca de 300 monasterios fueron liberados del control por los nobles, y en el año 1059 el papado mismo fue liberado de la interferencia secular. Esto se produjo la creación del Colegio Cardenalicio, que a partir de entonces seleccionó al Papa.El hombre que lideró la tan necesaria reforma del papado era un archidiácono llamado Hildebrand. Fue elegido Papa en el año 1073 y recibió el título de Gregorio VII. Reclamó más poder para el cargo papal de lo que se había conocido antes y trabajó para la creación de un Imperio Cristiano bajo el control del Papa. En lugar de la igualdad entre la Iglesia y el Estado, Gregorio dijo que el poder espiritual era supremo y, por lo tanto, superaba el poder temporal de los nobles y reyes. En el año 1075 prohibió la investidura de funcionarios civiles y amenazó con excomulgar a cualquiera que lo realizara, así como a cualquier clero que se someta a ella. Esta fue una declaración virtual de guerra contra los gobernantes europeos, ya que la mayoría de ellos practicaron la investidura laica.El clímax de la lucha entre el Papa Gregorio y la nobleza de Europa tuvo lugar en su enfrentamiento con el emperador Enrique IV. El Papa acusó a Enrique de Simonía por nombrar su propia elección como el Arzobispo de Milán. Gregorio convocó a Enrique a Roma para explicar su conducta. Enrique se negó a ir, pero convocó un sínodo de Obispos Alemanes en el año 1076 que declaró a Gregorio un usurpador y no apto para ser Papa. El sínodo declaró: "Por lo tanto, de ahora en adelante renunciamos, ahora y para el futuro, toda obediencia a ti." En represalia, Gregorio excomulgó a Enrique y lo depuso, absolviéndolo de sus súbditos de sus juramentos de lealtad.¡Ahora, recuerda lo sagrado y firmes que eran esos juramentos feudales entre el señor y el vasallo! El Papa, que se suponía que era el representante de Dios en la Tierra, envió un mensaje a todos los súbditos de Enrique diciendo que Enrique no sólo fue expulsado de la Iglesia, y por tanto destinado a las llamas eternas del infierno, pero ya no era rey o emperador; sus lazos con él fueron disueltos. Además, al seguir dando lealtad a Enrique era desafiar al Papa el cual abre y cierra la puerta al cielo. Hmm, ¿de verdad quieres hacer eso? ¿Puedes ver adónde va esto? Enrique puede tener un ejército, pero ese ejército tiene que comer y si los campesinos y siervos no funcionan, el ejército se desmorona.Enrique fue convencido por los nobles alemanes que se rebelaron en su contra para que hiciera las paces con el Papa Gregorio. Compareció ante el Papa en enero del año 1077. Vestido como penitente, el emperador estuvo descalzo en la nieve durante 3 días y rogó perdón hasta que, en palabras de Gregorio, "Soltamos la cadena del anatema y por fin lo recibimos... en el regazo de la Santa Iglesia Madre."Esta humillación dramática de un emperador no terminó para siempre la contienda entre el trono y el Papa. Pero la Iglesia avanzó hacia liberarse de la interferencia de los nobles. El problema de la investidura se resolvió en el año 1122 por un compromiso conocido como el Concordato de Worms. La Iglesia tenía derecho a nombrar al titular de una oficio de la iglesia, y luego los nobles lo endorsaban.Los Papas que siguieron a Gregorio agregaron poco a la autoridad del papado. También insistieron en que la sociedad estaba organizada bajo el Papa como su cabeza visible, y era protegido contra toda posibilidad de error por el apóstol Pedro perpetuamente presente en sus sucesores.Durante la Edad Media, por primera vez, Europa se hizo consciente de sí misma como una unidad. Fue la Iglesia que facilitó esa identidad. Aunque luchó con el desafío de cómo ejercer el poder sin ser corrompido por él, la Iglesia ganó un nivel de influencia sobre la vida de hombres y mujeres que en su mayor parte utilizó para beneficiar a la sociedad.Estamos acostumbrados a ver a sacerdotes y obispos de la época medieval como la literatura moderna y las películas los proyectan. Es mucho más interesante hacerlos ser villanos y sinvergüenzas, en lugar de siervos piadosos de Cristo que vivieron vidas virtuosas. Un vistazo de las películas y novelas escritas sobre la Edad Media muestra que los eclesiásticos casi siempre son descritos de 1 de 2 maneras; los mejores son ingenuos analfabetos que no saben que están haciendo, mientras que los peores son criminales que esconden su iniquidad detrás de una cruz. Si bien ciertamente había un puñado de cada uno de estos 2 tipo de personajes; la gran mayoría de los sacerdotes y monjes eran simplemente amantes piadosos de Jesús que trabajaron incansablemente para llevar Su amor y verdad a la gente de su época. Tipos así no hacen personajes muy interesantes en un misterio de asesinato ambientado en un monasterio medieval.

El título de este episodio 48 de CS es "Carlomagno – Parte 1."El panorama político de nuestros tiempos está dominado por la idea de que los Estados o Naciones son sociedades autónomas y soberanas en las que la religión en el mejor de los casos juega un papel menor. La religión puede ser una influencia en formar algunos de los aspectos de la cultura, pero la afiliación con un grupo religioso es voluntario y no conectado a ser parte del resto de la sociedad.Lo que tenemos que entender si vamos a ser objetivos en nuestro estudio de la historia es que esa idea simplemente no existió en Europa durante la Edad Media.En el 9º siglo, el Rey Franco Carlos el Grande, mejor conocido como Carlomagno, trató de hacer que la visión de Agustín de la sociedad en su magnum opus, La Ciudad de Dios fuera realidad. Fusionó Iglesia y Estado, formando una nueva alianza político-religiosa. Su enfoque fue un esfuerzo consciente para fusionar la Iglesia Católica Romana con lo que quedaba de la antigua casa política Romana, creando un híbrido Sacro Imperio Romano Germánico. El producto se convirtió en lo que se llama la Cristiandad Medieval Europea.¿Cómo paso que la declaración de Jesús de que Su reino no era de este mundo podría ser reelaborado tan masivamente? Vamos a averiguarlo.300 años después de la Caída del Imperio Occidental a los Godos, la idea y el ideal del Imperio continuaron ardiendo en la imaginación de la gente de Europa. Aunque los bárbaros se dividieron en varios grupos y permanecieron en guerra constante entre sí, el anhelo de paz y unidad que marcó a la región bajo el águila romana tenía una poderosa atracción. Muchos esperaban con ansias el día en que apareciera un nuevo Imperio. Así como el Imperio Oriental centrado en Constantinopla se veía a sí mismo como Romanos todavía, los vestigios del Imperio Occidental junto con sus vecinos Alemanes esperaban que el Imperio contraatacara (insertando referencia a Star Wars) y se levantara de nuevo.Al fusionar la religion, costumbres de los pueblos Romanos y Germánicos, los Francos bajo Clodoveo se convirtieron en los probables de ser los favoritos para lograr lo que muchos esperaban. Pero la dinastía de Clodoveo comenzó a desmoronarse poco después de que saliera de la escena. Sus descendientes estaban en desacuerdo entre sí, compitiendo por la preeminencia. Se convirtieron en expertos en intriga y traición.El vacío de poder creado por sus disputas dio espacio para que los aristócratas ricos ganaran poder. Como 2 perros peleando por un trozo de comida, mientras están ocupados gruñendo y mordiéndose el uno al otro, el gato viene y se roba en silencio lo que están peleando. Así fue con los descendientes de Clodoveo, los Merovingios. Mientras luchaban entre sí, la nobleza se robaba en silencio más y más de su autoridad. Entre estos aristócratas emergentes había uno que se dirigía al corazón del poder para convertirse en la figura más influyente del reino. Fue llamado el "mayordomo" o "alcalde del palacio".El mayordomo era el verdadero poder detrás del trono. Dirigió el reino mientras el rey servía como poco más que un cabeza o figura ceremonial. La idea era que el hijo del rey anterior no era necesariamente el más apto para gobernar sólo por su nacimiento. Así que mientras el título iba legalmente a él, el que día a día dirigía el reino fue mejor llevado por otro con las habilidades necesarias para hacer el trabajo.En el año 680, Pipino II se convirtió en el mayordomo de los Francos. No escondió su deseo de suplantar la línea Merovingia con la suya como gobernantes de facto. Tomó el título de Duque y Príncipe de los Francos e hizo movimientos para asegurar que su línea eventualmente se sentaría en el trono.Su hijo, Carlos Martel, se convirtió en mayordomo en el año 715. Carlos permitió que los Reyes Merovingios conservaran su título, pero como poco más que una figura ceremonial. Lo que llevo a Carlos al trono fue su derrota de los Musulmanes en el año 732.En el año 711, un ejército musulmán del Norte de África llamado los Moros invadió España y conquisto el débil reino de los Visigodos en el año 718. Con la Península Ibérica bajo su control, los Moros comenzaron a incursionar a través de los Pirineos hacia el sur de Galia. Hasta ese momento, los musulmanes habían avanzado a un ritmo constante saliendo del Oriente Medio, a través del Norte de África, y luego a Europa. Parecía que nadie en el Occidente podía detenerlos y el miedo de las hordas de los infieles corriendo por las tierras de la Cristiandad era un terror.En el año 732 Carlos llevo los Francos en contra de un grupo del ejercito de los Moros cerca de Tours, en lo profundo de la tierra de los Francos. Infligió pérdidas tan fuertes que los Moros se retiraron a España y nunca más fueron una amenaza importante para Europa Occidental. Por esto y sus otras conquistas, a Carlos se le llamo Martel, "el Martillo".El hijo de Martel, Pipino III, también conocido como Pipino el Breve, consideró que era el momento de hacer más oficial el poder del mayordomo Franco. ¿Por qué no darle el título de "rey" al tipo que realmente estaba gobernando, en lugar de a un mocoso mimado real que pensaba que los ejércitos eran sólo grandes juguetes para jugar? Pipino III le pidió al Papa Zacarías una declaración que dijera que quien realmente ejercia el poder era el gobernante legal. Obtuvo lo que quiso, y depuso rápidamente al último Rey Merovingio, Childeric III, y fue coronado como el primero de los Reyes Carolingios por el Obispo de Maguncia en el año 751. Childeric fue silenciosamente exiliado a un monasterio donde le dijeron que cuidara sus modales o un día se despertaría muerto. Luego, 3 años después de la coronación de Pipíno, el propio Papa Esteban II lo bendijo haciendo el viaje de Roma a París y ungiendo personalmente a Pipíno como el "Elegido del Señor".Tanto los Papas Zacarías como Esteban estaban ansiosos por cimentar la alianza con los Francos iniciada con Clodoveo debido su problema emergente con los Lombardos. Ya habían conquistado Rávena, el centro del poder Bizantino en Italia. Los Lombardos exigian tributo al Papa y amenazaron con tomar Roma si no se les pagaba. Con la coronación de Pipíno, la Iglesia en Roma aseguró su promesa de protección y su promesa de dar al Papa el territorio de Rávena una vez que se recuperaba. En el año 756, los Francos obligaron a los Lombardos a entregar varias de sus conquistas italianas, y Pipíno cumplió su promesa de dar Rávena al Papa. Esto fue conocido como la "Donación de Pipíno", y llegaron a ser llamado los Estados Pontificios. Esto convirtió al Papa en un gobernante temporal sobre una franja de territorio a través de Italia.Esta alianza entre los Francos y la Iglesia en Roma, o más apropiadamente, entre los Reyes Carolingios y los Papas, tuvo un impacto dramático en el curso de la política europea durante siglos. Aceleró la separación de la Iglesia Latina y Griega al dar a los Papas un aliado para reemplazar a los Bizantinos. Y creó los Estados Pontificios que desempeñaron un papel importante en la política Italiana hasta finales del siglo 19.Pero uno de los temas más significativos fue que con los Papas echando una mano en la unción de reyes, que estableció el escenario para la eventual competencia por el poder entre la Iglesia y el Estado, entre el Papa y el Emperador. La pregunta era: ¿Quién estaba realmente a cargo? El Papa, que por poner la corona en la cabeza del rey, sancionó su gobierno o el Rey, cuyos ejércitos eran el fin de la aplicación del bastón del Papa y lo protegía de sus enemigos? ¿Los papas hacen reyes o los reyes hacen papas? Enciende el carrusel medieval.Fue el hijo de Pipino III quien tomó todo lo que su padre y su abuelo habían hecho y le puso el toque final. Su nombre también era Carlos; Carlos el Grande; conocido por nosotros como Carlomagno.Cuando Carlomagno sigue a su padre en el año 768 tenia una visión de largo alcance de convertir a Europa Central en un nuevo Imperio, similar a la Edad de Oro de Roma, pero esta vez iluminado por el Cristianismo.Para lograr esta visión tenía 3 objetivos:1) Impulsar el poderío militar de los Francos para que pudieran dominar Europa,2) Asegurar una alianza con la Iglesia para unir a Europa bajo una sola fe,3) Hacer de esta base Europea un centro intelectual.El éxito de Carlomagno, si podemos llamarlo así, trazo el curso de Europa por los próximos mil años.Carlos el Grande era un hombre grande. Midiendo casi 2 metros de altura era mucho más alto que el promedio en ese momento. Pero para aquellos que lo conocían parecía aún más grande porque era una de esas personas que tenían una dosis extra de gravitas. Era hábil en armas y siempre estaba al frente del ejército cuando iban a la batalla, en las cuales dirigía a los Francos cada año.Los Merovingios habían desperdiciado la fuerza de los francos en una guerra civil tras otra. Carlomagno unió a los Francos y los puso hacia la tarea de la conquista. Aprovechó las disputas entre los Moros musulmanes en España y en el año 778 cruzó los Pirineos en un intento de recuperar la Península Ibérica. Su primera campaña tuvo un éxito menor, pero las expediciones posteriores llevaron a los Moros de vuelta al río Ebro y establecieron una frontera conocida como la Marca Hispánica centrada en Barcelona.Entonces Carlomagno conquistó a los Bávaros y Sajones, los últimos de las tribus germánicas independientes. Despiadadamente intentó eliminar el residuo del paganismo Germánico al aprobar leyes duras, como decir que comer carne durante la Cuaresma, cremar a los muertos y pretender ser bautizado, eran ofensas castigadas con la muerte.La frontera Oriental del reino estaba continuamente amenazada por nómadas asiáticos relacionados con los hunos conocidos como Eslavos y Avaros. Carlomagno destruyo a los Avaros y estableció su propia provincia militar en el valle del Danubio para protegerse contra el futuro saqueo. Llamó a esto la Marca Oriental, más tarde llamada Austria.Entonces, como su padre antes que él, Carlomagno trató de echar una mano en la política Italiana. Los Lombardos invadieron el territorio que Pipino le había dado a la Iglesia. Así que en el año 774, a petición del Papa, Carlomagno derrotó una vez más a los Lombardos y se proclamó su rey.Las campañas y conquistas de los Lombardo dejó claro de que los Papas necesitaban protección. Sólo un poder militar y político tenía esa habilidad, el rey Franco. Carlomagno, por otra parte, necesitaba una sanción divina para lograr su objetivo de unir a Europa. Sólo una autoridad poseía el poder religioso para hacer eso: el Papa. ¿Puedes ver hacia dónde se dirige esto?El 25 de abril del año 799 era el día de San Marcos, un día reservado para el arrepentimiento y la oración. Parecía lo correcto ya que Italia había sido afectada por numerosos problemas, incluyendo la peste y la pestilencia. Así que el Papa León III dirigió una procesión a través de Roma suplicando el perdón y la bendición de Dios.La procesión trazo su ruta por en el centro de la ciudad hasta San Pedro. Al girar una esquina, hombres armados corrieron hacia el Papa. Hicieron huir a sus asistentes, y quitaron a Leo de su caballo, llevándolo a un monasterio favorable a su causa. Siendo que eran funcionarios y dignatarios leales al anterior Papa, Adriano I. Las acusaciones que le presentaron a Leo fueron por perjurio y adulterio. Los partidarios del Papa lo localizaron y lo rescataron.Esto creó un furor que provocó disturbios y marchas que no pudieron ser sofocados. Así que el Papa Leo una vez más envió por Carlomagno. El cruzó los Alpes con un ejército, decidido a resolver el problema del Papa de una vez por todas. Paro los disturbios y en diciembre presidió sobre una gran asamblea de obispos, nobles, diplomáticos y descontentos. En otras palabras, cualquiera que se consideraba alguien y tenía una mano en el juego político estaba presente. Entonces, el Papa, empuñando una Biblia, hizo un juramento jurando inocencia en todos los cargos en su contra. Eso cerro el motín en su contra efectivamente a su conclusión. Pero estableció el escenario para un desarrollo mucho más trascendental.2 días después, en el día de Navidad del año 800 d. C., Carlomagno llegó a San Pedro con todos su corte para el servicio navideño. El Papa Leó cantó la misa y el rey se arrodilló en oración frente a la cripta de Pedro. El Papa se acercó al monarca arrodillado llevando una corona de oro. Leo la colocó en la cabeza de Carlomagno mientras que la congregación gritaba: "¡A Carlos, el más piadoso, coronado Augusto por Dios, al gran Emperador pacificador, larga vida y victoria!" El Papa se postró entonces. Carlomagno, Rey de los Francos, acababa de convertirse en el primer Rey del Sacro Imperio Romano Germánico.Concluiremos la historia de Carlomagno la próxima vez.