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Hablar con Dios no es algo que nos resulte natural. No lo hacemos con tanta frecuencia ni con tanta fácilidad que hablar con hombres como lo hacemos cada día. Hablar con Dios es más díficil porque no podemos ver a Dios ni escuchamos una voz audible de Dios cuando hablamos con Él. Por esto, muchas veces nos podemos preguntar si Dios realmente nos oye. En el Salmo 28, David nos muestra la grán necesidad que tenemos para que Dios nos oye y nos muestra también la gran bendición de saber que Dios nos oye. ¡El único Dios verdadero no es como los ídolos de hombres que no pueden oir! ¡Nuestro Dios es el Dios que oye! El oye cuando Su pueblo se dirige a Él con fe y confianza – y no solamente oye, ¡también actúa! ¡Qué bendición es saber esto! I. La necesidad de un Dios que oye (1-5) II. La bendición de un Dios que oye (6-9)

Tener temor es una experiencia muy común. Podemos tener temor de una gran variedad de cosas, personas or situaciones. Si alguien tenía motivos para tener temor, sería David - por largos periodos de su vida estaba huyendo de enemigos grandes y numerosos. Por su experiencia y por sus palabras en este salmo podemos aprender que debemos hacer para vencer el temor. I. ¡Conoce a Dios! (1-3) II. ¡Adora a Dios! (4-6) III. ¡Confía en Dios! (7-14)

Este salmo nos muestra cómo David era un hombre que andaba en integridad, incluso cuando otros lo maltrataban o difamaban. Pero, ¿qué es la integridad? El significado básico de esta palabra es ser completo o indiviso. Este salmo nos muestra la integridad de David a través de su dedicación completa e indivisa a Dios, y también nos muestra las bendiciones que provienen de andar en integridad. I. Las marcas de la integridad (1-10) II. Las bendiciones de la integridad (11-12)

El Salmo 25 es el primer salmo en el Salterio donde David habla explicitamente acerca de su pecado. Reconociendo que su situación desesperada es una consecuencia de su pecado, David ve su necesidad por Dios y clama a Él. Este salmo nos muestra la importancia de buscar y ver a Dios en nuestra lucha con el pecado. I. En tu lucha con el pecado, busca la misericordia de Dios (1-7) II. En tu lucha con el pecado, ve la bondad de Dios (8-15) III. En tu lucha con el pecado, busca la liberación de Dios (16-22)

I. Debes conocer a Dios como Señor de todo (1-2) II. Debes buscar a Dios como Salvador del pecado (3-6) III. Debes recibir a Dios como Rey de gloria (7-10)

En este salmo famoso, un pastor (David) se ve como una oveja del gran Pastor (Jehová). No obstante sus situaciones difíciles y peligros, David pudo decir, "Jehová es mi pastor; nada me faltará." Hebreos 13:20 nos dice que Jesucristo es este gran Pastor de las ovejas en cual todos que son Suyos pueden confiar completamente para todo en cualquier situación.

"Es la fotografía de las horas más tristes de nuestro Señor, el registro de sus últimas palabras, la vasija dónde están guardadas sus últimas lágrimas, el memorial de sus gozos moribundos. David y sus aflicciones pueden estar aquí en un sentido muy distinto, pero, como la estrella está oculta por la luz del sol, quien ve a Jesús en este salmo probablemente no verá ni querrá ver a David. Ante nosotros tenemos una descripción tanto de la oscuridad como de la gloria de la cruz, los sufrimientos de Cristo y la gloria que vendrá después. ¡Oh, por la gracia de acercarnos y contemplar esta gran visión! Deberíamos leer con reverencia, quitándonos los zapatos, como lo hizo Moisés ante la zarza ardiente, porque si hay tierra santa en alguna parte de la Escritura, es en este salmo." (Charles Spurgeon)I. Lamento en medio del sufrimiento – lleno de fe (1-21)II. Alabanza en medio del sufrimiento – llena de fe (22-31)

1) Gracias a Dios por lo que Él hizo en el pasado (1-6)2) Confianza en Dios para el futuro (7-12)3) Alabanza a Dios en el presente (13)

1) El deseo del pueblo por el rey (1-5)2) La confianza del pueblo en Dios respecto al rey (6-8)3) La oración del pueblo a Dios por el rey (9)