Una Mejor Manera de Vivir es un devocional corto presentado por Robert Costa, con el fin de llevarte a la reflexión en medio de un día agitado.

Cuando el Hijo de Dios se convirtió en un ser humano, el Padre sabía exactamente cuál sería el final de su camino sobre la tierra.

Limitado por transitar en la huella de su propia rutina, el “frenador” es un obstáculo para la vida del hogar, de la empresa, y su propia vida.

Una de las herramientas para combatir la depresión es la Biblia. En sus páginas encontrarás a Aquel que es mayor que cualquier problema.

Dios trabaja por medio del poder de la verdad de su Palabra. Podemos obtener ese poder si lo pedimos y estamos dispuestos a obedecer.

Si hoy cayeras en algún pozo de desaliento, ¿estarías mirando hacia abajo, o dirigirías tu vista hacia la boca de salida?

Con la palabra construyes, diseñas y escribes los cuadros más bellos. Con ella también traicionas, desfiguras y engañas.

Dios tiene maneras extrañas de realizar su obra, y esas maneras nos pueden sorprender.

Las oraciones de nuestros seres amados son una montaña gigantesca que torna difícil el que podamos perdernos.

Si realmente deseamos disfrutar de una vida agradable, venzamos nuestros vicios, aunque solo tengamos uno.

Cuando la fe del creyente es probada, no hace más que afirmarse en su amor y fidelidad a Dios.

El mundo nos reconocerá como discípulos de Cristo por el amor que nos mostremos los unos a otros.

Cuando nos arrepentimos y nos volvemos a Dios, Él es fiel para perdonar nuestros pecados y volver a nosotros.

El que se detiene en las sombras de la vida, jamás conocerá la luz de la alegría ni la esperanza del triunfo.

El mero cristianismo nominal y externo no alcanza para ser auténticos hijos de Dios.

Quien se apoya en el Altísimo se vuelve más resuelto y seguro, vence sus vacilaciones y temores, y consecuentemente goza mucho más de la vida.

¿Eres amplio para aceptar otros puntos de vista, fuera de los tuyos?

Aunque no era un erudito ni un orador entrenado, Pedro pudo transmitir un mensaje poderoso y convincente que tocó los corazones de miles.

Quien domina sus impulsos y reacciones verbales mantendrá la armonía en el trato con los demás.

Cuando enfrentes adversidades, recuerda a Job, mantén la calma y confía en que, al igual que él, tú también puedes superar las dificultades con paciencia y fe.

Dios nos ama, nos perdona y nos ofrece la posibilidad de transformar nuestro espíritu, a fin de que lleguemos a ser felices y completos.

La justicia implica la capacidad de juzgar de manera equitativa y recta, asegurando que todos sean tratados con igualdad y respeto, sin importar su estatus o condición.

La compasión nos permite conectarnos de manera más profunda con los demás y trabajar para crear un ambiente en el que todos se sientan cuidados y valorados.

En nuestro liderazgo, delegar no solo distribuye la carga de trabajo, sino que también empodera a otros, desarrolla nuevas habilidades en el equipo y promueve un sentido de responsabilidad y pertenencia.

El hombre carretilla podría avanzar exitosamente como los demás, si tan solo tuviera un espíritu emprendedor y esforzado.

Dios nunca pasa por alto la fidelidad a Él y al deber bien cumplido.

Nada podrá compararse con la espectacular venida de Jesús cuando llame a todos los santos de sus tumbas.

Dios retarda su venida para que la mayor cantidad posible de personas pueda recibir la salvación. Mientras tanto, es nuestro privilegio colaborar predicando el evangelio al mundo entero.

Un gran bien puede provenir de la entrega a Dios en medio de las dificultades.

Hay un llamado que podemos hacer a Dios en oración. No necesita ser el más fuerte para que Él nos responda.

Jesús quiere que sus seguidores aprendan a hacer suyas sus lágrimas por un mundo que perece.

La felicidad se puede construir confiando en Dios, rodeándote de personas empáticas, y adoptando una actitud positiva ante los desafíos de la vida.

Jesús no tuvo temor de desenmascarar a los líderes religiosos corruptos de su tiempo, a su vez, dio el ejemplo de la más absoluta autenticidad y transparencia.

Quien confía en el Altísimo se vuelve más resuelto y seguro, vence sus temores, y consecuentemente goza mucho más de la vida.

Una estrategia eficaz en el liderazgo no solo requiere una visión clara y la habilidad para planificar, sino también la disposición para recibir orientación, tal como lo demostró Josué.

La consistencia como se refleja en la dedicación de Daniel a la oración, es un recordatorio de que nuestra fidelidad a Dios y a nuestras prácticas espirituales debe mantenerse, independientemente de las circunstancias que nos rodean.

El buen humor hace cálido nuestro trato; rompe la tensión cuando el diálogo se vuelve tirante; añade gracia a nuestro modo de hablar y de vivir; y nos da fuerza para sobrellevar los contratiempos.

La sinceridad habla de un corazón transparente y veraz, opuesto a cualquier forma de simulación y fingimiento.

La esencia de la integridad consiste en mantenerse fiel a los propios principios, sin importar las circunstancias o adversidades.

La autodisciplina implica controlar nuestras propias acciones y emociones para cumplir con nuestras responsabilidades, metas y principios, incluso cuando se presentan tentaciones y dificultades.

Cuando la depresión se muestra rebelde, la ayuda de un especialista es de suma importancia, junto con la confianza en Dios y su Palabra.

La amabilidad es una cualidad de liderazgo esencial que fomenta el respeto y la confianza.

Para manejar el drama de la soledad, es necesario abrirnos a los demás, brindarles cordialidad, y ocupar las horas del día en tareas placenteras.

Jesús nos enseña que el verdadero liderazgo no se trata sólo de mantener el poder, sino de compartirlo y usarlo para empoderar a otros.

El compromiso es un atributo esencial en el liderazgo, ya que implica una dedicación seria y duradera hacia una causa, persona o propósito.

El Altísimo comprende todo lo que nos aflige y nos ha dejado la Biblia, donde encontramos principios orientadores para abordar las crisis más intensas.

Con el mismo valor con el que triunfó en el campo de batalla, David rogó por piedad a Dios durante su caída. Y fue perdonado.

En su terrible aflicción, Job buscó refugio y consuelo en el Dador de la vida, y su alma fue fortalecida.

Cuando contemplamos las maravillas de la naturaleza, incluso la lluvia, podemos ver fácilmente la majestuosidad de Dios.

Llegará el dían en el que el mal, el sufrimiento, las angustias y la muerte desaparecerán para siempre.

Necesitamos cultivar el hábito de hablar con Dios, y hacerlo con la confianza de que él nos escucha y responde.

Cuántas nobles ideas y cuánta creatividad provechosa se pierden cada día, simplemente porque no usamos al máximo nuestra energía mental.