Una Mejor Manera de Vivir es un devocional corto presentado por Robert Costa, con el fin de llevarte a la reflexión en medio de un día agitado.

¡Cuánto mejor sería el comportamiento humano, y cuanto mejor andaría nuestro mundo si imitáramos más la conducta de Cristo!

El verdadero amor siempre implica una dosis de renunciamiento.

Hay un Dios que puede quitar el peso agobiante de nuestros problemas, si tan sólo recurrirnos a él con una actitud de fe sincera.

Al mantener el foco en la meta y confiar en Dios, podemos superar los obstáculos y dificultades que se nos presenten en nuestro camino.

Jesús demuestra que la empatía involucra un deseo profundo de aliviar el sufrimiento de nuestro prójimo.

Los líderes efectivos buscan tener una influencia positiva, la cual proviene de su carácter, su sabiduría y su capacidad para actuar en el mejor interés de las personas a las que sirven.

La inteligencia emocional nos ayuda a navegar situaciones complejas, mantener relaciones saludables y tomar decisiones acertadas.

El respeto es una actitud de reconocimiento y apreciación del valor y la dignidad de los demás, independientemente de su estatus o creencias.

Debemos escalar, pero no necesariamente puestos de grandeza, sino alturas de virtud humana para bien de todos.

El ejemplo de los valientes de la historia revela cómo es posible vencer los obstáculos y las pruebas que se interponen en nuestro camino.

Para tener palabras de bondad en los labios, primero debemos tenerlas en nuestro corazón.

Cuando pedimos con fe el poder de Dios para cambiarnos, no hay mal carácter que se resista.

¿En algún momento te has sentido abandonado por Dios en medio de tu mayor problema?

El mismo Texto Sagrado que pinta con negras pinceladas la hora presente, habla también del mundo perfecto y eterno que vendrá después.

Ningún lugar está tan apartado como para que Dios no pueda encontrarte.

A menudo, las decisiones más difíciles son las más necesarias, y tener el valor de enfrentarlas es una marca distintiva de un líder eficaz.

Tu habilidad, por sencilla que parezca, puede levantar el alma de alguien que ya no tiene fuerzas.

Cuando la pena nos abate, o cuando la orfandad nos consume porque la muerte arrancó de nuestro lado lo más querido, solo confiando en el cuidado protector de Dios y recibiendo su bálsamo divino podemos soportar el trance amargo.

La verdadera misión no siempre necesita tecnología ni grandes escenarios. A veces uno solo necesita tener fe, determinación y un corazón dispuesto.

Podemos andar en la luz de Dios si confesamos nuestros pecados y permitimos que Jesús nos limpie de toda maldad.

El diablo se deleita en el sufrimiento y que la gente culpe a Dios por ello.

Ya sea que enfrentemos la muerte por violencia o enfermedad, debemos mantenernos firmes en la certeza de que Cristo nos recuerda y nos resucitará cuando regrese a la Tierra.

La naturaleza perdurable de Dios debería ser un gran consuelo para su pueblo, especialmente en momentos en que todo lo demás parece incierto.

La depresión y la soledad, tan propias de la tercera edad, se desvanecen con el cultivo sostenido de la fe.

Mediocridad o excelencia, ¿con cuál de estas dos actitudes te identificas?

Un cristiano hipócrita es peor, y hace más daño, que aquel que sinceramente no practica ninguna clase de fe.

¡Cuán importante es la palabra serena y afectuosa en las relaciones familiares!

La tolerancia al riesgo, combinada con la sabiduría y la fe, puede abrir nuevas oportunidades.

Siempre es mejor llegar tarde, antes que no llegar del todo.

Consejos valiosos que ayudarán a personas de la tercera edad a prolongar su espíritu juvenil.

Cuando comprendemos al prójimo, sabemos ponernos en su lugar y pasamos por alto sus faltas.

La honestidad va más allá de decir la verdad; se trata de vivir de una manera transparente y auténtica.

La innovación en el liderazgo implica más que tener ideas originales. Requiere la capacidad de implementar estas ideas de manera efectiva para provocar un cambio positivo.

A través de palabras de aliento, gratitud genuina, o cualquier otra forma de reconocimiento, procura hacer saber a los demás que valoras su contribución y presencia en tu vida.

La credibilidad se gana a través de la coherencia entre las palabras y las acciones, y fomenta la confianza y el respeto en quienes nos rodean.

¡Cuántos de los temores que nos invaden como fantasmas frenan nuestra iniciativa y distorsionan la realidad de la vida!

Cuán diferente serían nuestras vidas y el mundo que nos rodea si practicáramos el amor.

¿Cuántos seres humanos ignoran sus capacidades y condiciones personales y viven por debajo de sus reales posibilidades de desarrollo?

¿No es conmovedor saber que el Dios omnipotente, creador y sustentador de los cielos y la tierra, permanece con su oído atento para atender incluso la más pequeña necesidad humana?

Para recibir la recompensa de la eternidad, se requiere valor para tomarnos de la mano de Dios y avanzar contra la corriente.

No importa en dónde tengas que empezar, lo que importa es a quién le confías tu camino.

En dondequiera sea, la falta de valor está arruinando vidas y estancando el progreso de la sociedad.

Tú, yo, y muchísimos otros podemos hablar con Dios en oración al mismo tiempo, y tener la absoluta seguridad de ser escuchados.

Nuestras cicatrices más profundas pueden convertirse en testimonios de esperanza.

Si Dios tuvo la solución para el problema de la muerte, también tiene la solución para los problemas de los vivos.

El poder de Dios no tiene barreras ni limitaciones para cambiar una vida.

Consejos valiosos que ayudarán a personas de la tercera edad a prolongar su espíritu juvenil.

Derivada de la ausencia de valor para ser transparentes y sinceros, la hipocresía siempre esconde la cara y disfraza la realidad.

La comunicación efectiva no trata solo de decir lo que sentimos, sino de construir puentes con nuestras palabras, de saber cómo expresarnos sin herir a los demás.

La serenidad bajo presión implica la capacidad para mantener la calma y la compostura en medio de situaciones estresantes o difíciles.

La transparencia implica ser honestos acerca de nuestros desafíos y experiencias, y demostrar autenticidad que fomenta la comunicación abierta.