Una Mejor Manera de Vivir es un devocional corto presentado por Robert Costa, con el fin de llevarte a la reflexión en medio de un día agitado.
No fue su propia fuerza la que sostuvo a Job, sino su comprensión de Dios y su relación con Él.
La Palabra de Dios es el terreno seguro donde afirmar nuestros pies.
¿Para qué vivir embarullados, afligidos y ansiosos, cuando con un poco de orden mental y de confianza en Dios podemos gozar mejor de la vida?
La alegría es quizás el factor más decisivo para conservar la salud del cuerpo y de la mente, y aun para prevenir muchas dolencias.
A veces es necesario que pasemos primero por la sombra de la aflicción y de la prueba, antes de que podamos apreciar la hermosura del amor y carácter de Dios.
Si sabemos detectar a tiempo nuestros defectos de carácter, Dios nos puede ayudar a desarraigarlos de nuestro corazón.
Para llegar a un grado elevado de salud emocional se necesita de la ayuda que proviene de lo Alto.
Dios no es un león rugiente listo para atacar, sino un Dios que está presente para cuidarnos y brindarnos sustento.
Quien pretende tener éxito en su labor, pero se distrae mirando inútilmente a su alrededor, no está calificado para mantenerse a la altura de la prosperidad.
¿Cómo te estás preparando para alcanzar tus metas?
El amor genuino se goza en el bien y prosperidad de otros, no se deleita manchando la buena reputación de terceros.
A veces nos sentimos agotados al seguir el camino correcto, pero debemos recordar que el camino de los transgresores es difícil y el de los justos es como la luz del amanecer.
Si pensamos que debemos ganarnos el amor de Dios en lugar de aceptarlo libremente, no hemos entendido su verdadero carácter.
La fe nos permite mirar la vida con nuevos ojos, nos conecta con Dios y nos ayuda a amar a nuestros semejantes.
Son las tareas pequeñas las que, bien hechas, nos ayudan a subir por la senda del éxito.
En la cuesta de la vida no podemos subir mirando hacia abajo.
Aunque no veamos a nuestro Salvador con nuestros ojos, ¡Él siempre está cerca de nosotros!
En el conflicto entre el bien y el mal, Dios nos pone como centinelas para advertir al impío y ayudarlo a cambiar de camino.
La oración nos da fuerza en la debilidad, sabiduría en la ignorancia, consuelo en el dolor y paz en la aflicción.
Quien se sabe aceptado y reconocido, desarrolla mayor fortaleza para su lucha cotidiana.
Las leyes humanas fallan, pero la justicia de Dios es perfecta, imparcial y un refugio eterno para quienes confían en Su Palabra.
Aprender a convivir en paz es un arte necesario que, con la ayuda de Dios, debemos cultivar cada día.
Aunque nuestras emociones fluctúan, el amor verdadero tiene el poder de transformar nuestras relaciones y ofrecer una mejor manera de vivir.
Conocer la individualidad de cada persona y aplicar los principios bíblicos nos ayuda a relacionarnos mejor y vivir con sabiduría.
La amabilidad y la buena comunicación fortalecen el espíritu y son esenciales para una convivencia saludable.
La fe en Dios es el riel que nos guía con valor en medio de la oscuridad y hace posible lo imposible.
El amor verdadero se demuestra con acciones concretas de servicio y compasión, no solo con palabras.
Todos somos sensibles e imperfectos, por eso necesitamos vivir con humildad, comprensión y guiados por la Palabra de Dios.
La oración constante, sencilla y sincera transforma el corazón, renueva el alma y nos conecta con el poder y la paz de Dios.
Dios nos enseña el valor del compromiso fiel en nuestras relaciones, invitándonos a actuar con amor, verdad e integridad, incluso cuando es difícil.
A veces, un paso más con fe y perseverancia marca la diferencia entre el fracaso y la victoria, según la sabiduría de la Palabra de Dios.
La verdadera simpatía se expresa al compartir con sinceridad tanto el dolor como la alegría del prójimo, reflejando el amor de Dios.
Vivamos con esperanza y gozo, porque pronto Cristo vendrá a establecer su reino eterno donde ya no habrá más dolor ni muerte.
Dios nos llama a mirar más allá de las apariencias y a ver el corazón con compasión, entendiendo que cada persona enfrenta luchas que no siempre se ven.
Si supiéramos interactuar con el prójimo sobre la base de la igualdad humana, ¡cuánto más respeto y armonía habría en nuestras relaciones!
En lugar de admitir nuestros errores, en ocasiones, tendemos a minimizarlos o disimularlos con excusas y justificativos sin valor.
A menudo, Dios utiliza lo inesperado para cuidar de nosotros.
Todos los hombres buscan la paz, pero no la buscan en el único lugar donde puede ser hallada.
Con recursos que ni imaginamos y con su poder infinito, Dios se interpone entre nosotros y el peligro circundante, y nos asegura así su cuidado paternal.
Reconoce tus errores. Aprende de ellos, y supéralos con paciencia y constancia.
A menudo se nos presentan oportunidades para servir, proteger y cuidar a los demás. ¿Estamos dispuestos a mostrar amor sacrificial?
Jesucristo predijo ciertas señales que se producirían inmediatamente antes de su venida.
Si pudieras ver con los ojos de la fe, comprenderías que nunca estás solo cuando llega la tormenta.
¿Qué fuerza existe en la fe, que puede hacer feliz a una persona?
La persona que utiliza sistemáticamente la racionalización puede terminar siendo una máquina de inventar pretextos y falsedades.
Jesús tenía poder para evitar la muerte, pero la sufrió por nuestro bien.
La resignación implica colocar a Dios entre nosotros y nuestro dolor.
La correcta relación interpersonal consiste en llevarse bien con los demás, e incluso obtener su cooperación.
Dios puede usar las circunstancias más desafiantes para cumplir propósitos maravillosos.
En el mundo eterno prometido por Dios sí habrá justicia perfecta.
En medio de la marea de desinformación, Jesús nos invita a anclarnos en Su Palabra.