Un espacio de crecimiento y de herramientas para una comunicación efectiva. El mensaje se construye en el interior y descubrirnos es el primer paso para develarlo. Hecho esto, habremos recorrido un tramo importante para hablar en público con notoriedad.
Somos la suma de muchos factores y cada uno de ellos tiene un matiz en quiénes y cómo somos; unas son positivas y otras no tanto. Los demás perciben y ven el conjunto, mientras que nuestra huella se va configurando en función de los hechos y en la manera en la que actuamos y nos comunicamos. ¿Qué tan conscientes estamos de esto?
Las pausas son saludables en todos las actividades humanas y aspectos de la vida; se necesitan para tomar aliento, para reafirmar conceptos, ser reflexivos y un amplio etcétera. Cuanto más cargados estemos, tanto más hacer pausas será de rigor, aun si esto implica poner distancia de por medio. La salud no es ausencia de enfermedades, sino equilibrio y bienestar.
El tiempo no pasa en vano; se manifiesta en el cuerpo y también en el pensamiento. Saber aprovechar la experiencia que se desprende de las vivencias es acercarnos a la sabiduría que la vida nos ofrece y que, por supuesto, habrá de manifestarse por igual en nuestra comunicación.
Como los mosqueteros, uno para todos y todos para uno; en esos términos puede definirse el concepto que describe la filosofía africana que da lecciones a las sociedades occidentales desde el bien común, el respeto, la amabilidad y la compasión. Le llaman ubuntu y quien vive el ubuntu asegura una comunicación clara y auténtica.
El fondo está definido por los conceptos que construyen el mensaje, mientras que la forma es la manera de comunicarlo. Podríamos preguntar también aquí: ¿qué está primero? ¿A cuál de los debo darle mayor importancia? Preguntas respondidas en este episodio.
Cada vez somos más los enlazados a través de las redes sociales; sin darnos cuenta vamos dibujando escenarios que reflejan el nivel y características de la sociedad a la que pertenecemos, pero también la imagen que los demás perciben de nosotros. Es un bombardeo constante de mensajes de todo tipo. ¿Estamos conscientes del rol que desempeñamos en esto?
Es común la referencia a fluir con la vida. ¿Qué significa esto, que todo nos dé igual, que confiemos en que el destino hará que suceda lo que esperamos? Nada de eso; significa entender que no conviene ir contracorriente, sino entender que, empeñando nuestro esfuerzo, hemos de dejar que el universo haga también su parte y ser felices. ¿Cómo? Aquí te cuento.
Los ciclos están presentes en todo e implican transformación y evolución. Somos dados a ubicar la aplicación de decisiones en los inicios de la semana, de un mes determinado o del año, pero el paso del tiempo no se detiene y cada día nos trae una nueva oportunidad.
Nada es casual sino causal. Todo responde a un orden. Todos somos parte del universo y cada uno, incluyendo los demás reinos y especies, somos un universo en sí mismos. Los grandes maestros y los más importantes científicos de la humanidad así lo establecieron. Conocer las siete leyes universales nos ayuda a comprender los porqués y para qué de todo, pero también a reformular nuestra visión y actitud ante la vida.
Socializar es parte intrínseca de la actividad humana y a través de la conversación entablamos distintos tipos de relaciones. Para cualquiera de ellos y nuestra propia imagen, ser capaces de generar y sostener una conversación amena e interesante puede convertirse en una herramienta poderosa.
El miedo, en determinadas circunstancias, es manifestación de supervivencia como sentido de protección. Sin embargo, en sentido general, nos exime de vivir al máximo. ¿Cómo afrontarlo y hacer de la mente el motor hacia la plenitud?
¿Cómo comenzar y/o terminar, cómo asegurar transmitir todas las ideas para un mensaje completo a lo largo de un discurso o exposición y, además, resultar memorable? En este episodio te doy algunas pautas de utilidad.
¿”Hablar bonito” o expresarnos para persuadir? Convencer, al tiempo de emocionar y deleitar, es el propósito de todo buen orador. Formarse y vencer el miedo les preceden; lograr disfrutarlo, una meta posible.
La imagen es la que los demás perciben de nosotros y la construimos a través, no solo por lo que se ve externamente sino por otros factores intangibles. Conocerlos nos permite hacer adecuada la nuestra.
Es cierto que la historia de la humanidad incluye el recuento de luces y sombras en su devenir, solo que la que toca vivir luce la más difícil. Todas tienen un elemento común: la conducta humana y ante el panorama actual, bien vale la pena hacer una parada y ajustar las velas para intentar recuperar el norte.
La comunicación y exposición pública, si deseamos que sean propias, correctas, deben ser no solo fluidas, sino además respaldadas por la verdad y la ética. Un ente con un código moral maleado, podrá tener retórica pero nunca credibilidad.
Identificar cuál es el propósito del discurso, y no solo de una pieza sino en general si te quieres dedicar a ello, es el primer deber del orador; la respuesta matizará su estilo y contenido. Pero hay también otras recomendaciones importantes si quieres dejar huellas y ser recordado.
Todos tenemos fantasmas internos con los que luchar; nos ciegan y drenan la energía, restándonos calidad de vida y alterando nuestras expresiones verbal y corporal. La paz interior solo puede conquistarla un solo ente: nosotros mismos.
Es una fuerza poderosa subutilizada, sin embargo, por la mayoría de las personas, aunque inconscientemente elabora comandos que aúpan más el miedo y el fracaso, antes que el coraje y el éxito. ¿Insólito, verdad? Transmutemos eso y usémoslo a favor.
Primero ser y luego actuar. Aplica para la vida y también para hablar en público. La razón es que todo pensamiento, palabra y acción parten de lo que dicta nuestra personalidad y carácter, a los que hay que moldear en la medida en que nos superamos a nosotros mismos. Cuando nos hacemos conscientes, entonces podemos hacer uso apropiado de las técnicas.
Lo que va, viene; lo que siembras, cosechas; lo que dices, recibes.
La voz es un instrumento único que tiene poderosos efectos en las emociones y es capaz de transformar la estructura molecular del agua, extrapolando esos efectos al cuerpo humano y al planeta, ambos mayormente agua.
Así como el famoso concepto elaborado por Daniel Goleman en su libro “Inteligencia emocional” en la década de los 90 revolucionó el pensamiento personal y empresarial, hoy día el concepto que ocupa el interés es el de la inteligencia espiritual, que nos lleva a comprender que lo que hacemos o dejamos de hacer con relación a los demás, nos afecta también de manera personal.
El miedo es paralizante, detiene toda posibilidad de progreso individual y colectivo. Ha sido, desde el inicio de los tiempos, el arma más poderosa para manipular a la humanidad. Pero cuando se afronta y dejamos que florezca nuestra esencia, que brille nuestra luz, nos liberamos y liberamos a los demás.
Una cosa es la teoría y otra la práctica. Si prefieres, podemos usar la conocida expresión “el papel lo aguanta todo”. Hablo de lo fácil que se nos hace pregonar perfección y lo difícil que es comprender y aplicar el autoconocimiento, pues tendemos a aconsejar o estar pendientes de la vida de los demás antes que de la propia.
Es verdad que el dinero no compra la felicidad, pero permite solventar la cotidianidad. Sin embargo, cuando lo monetario se convierte en la meta, desvirtúa el propósito de vida. Es precisamente ese, el propósito, la vocación, la pasión, lo que nos lleva a ser felices y, de paso, a descubrir muchas cosas más.
“Los mensajes ocultos del agua” es el libro que compila las investigaciones del japonés Masaru Emoto, que intentó con ellas demostrar que así como el sonido y la energía de la intención afectan el agua, igualmente inciden en el cuerpo humano y el planeta.
El camino de la vida corresponde a quien lo trilla, pero tiene en común con el de los demás en que igualmente tiene cimas y simas, curvas y rectas. Cada tramo está matizado por experiencias que necesitamos para aprender y evolucionar; sin embargo, cómo vivamos esa andadura depende de cada cual.
El interior de cada ser aloja todo lo que nos hace asumir opiniones, actitudes, vivir con valentía o con temores, con apatía o con entusiasmo. A veces en todo ello incide la influencia de los demás, sin embargo, ¿acaso no es importante pensar con luz propia?
Supongo que pocos podrían afirmar que a lo largo de su vida han estado exentos de preocupaciones, circunstancias que forman parte de la vida; sin embargo, capaces de dificultar nuestro desempeño y fluidez para comunicar. ¡Paz! Todo pasa, pero cómo afrontarlo representa un factor importante.
Cada día afianzo mi criterio de fundamentar el crecimiento interior en el desarrollo de las capacidades comunicacionales y como oradores. Ser personas sensibles y conscientes favorece la posibilidad de ser empáticos y capaces de conectar con la emoción, al tiempo de fortalecer nuestra autoestima y encarar el público, venciendo el miedo escénico.
¡Cómo se aprecia a la persona prudente! Sabe sacar partido de la combinación de educación, sentido común, formación, instinto y, si trae experiencias vivenciales consigo, mejor aún. Refresquemos un poco la sabiduría que aporta este arte.
Tener autocontrol nos permite tomar decisiones racionales en momentos de dificultad, entre ellos cuando estamos improvisando. Es curioso cómo ocupamos tanto tiempo en interactuar con los demás, menos con nosotros mismos para estar alertas de lo que pasa en nuestro interior y tomar las riendas.
Cuidar de nosotros para estar en condiciones de cuidar a los demás no es egoísmo, sino un ejercicio de bienestar necesario para ser felices y elevar el autoestima. Cuando lo hacemos, implícitamente fortalecemos la capacidad de afrontar el miedo y mejorar nuestra comunicación.
La apatía y el miedo son amenazas que nos distancian de la posibilidad de ser felices y de desarrollar nuestras capacidades a plenitud, pero combatibles. El tiempo es oro y cada minuto cuenta para desplegar nuestras aptitudes y dar la cara al viento.
El impacto que tuvo la vida y enseñanzas de Buda (Sidharta Gautama) trascendió su comunidad e hizo de su filosofía una religión que propugna por la sublimación del ser, a través de leyes esenciales que, al mismo tiempo, dan sentido a los hechos basados en el primer principio de causa y efecto.
Para convertirte en un buen orador, tener talento ayuda ¿qué duda cabe?, pero no es un requisito para lograrlo; basta con disponerte a formarte, practicar y confiar tanto en tus habilidades como en lo que tienes para compartir. En este episodio te dejo información que te será de utilidad.
No cae una hoja de un árbol sin que resuene en el universo y todo fluye hacia un propósito; en ese fluir hay picos y valles, alicientes y dificultades, pero estas últimas tienen un efecto necesario. Aquí te hablo de ello.
Depende de nuestra actitud, podemos apurar cada circunstancia y hacer que cada día merezca la pena en función de nuestro crecimiento y desarrollo en todos los planos: espiritual, emocional, profesional. Descubrir el sentido de la vida y nuestro propósito nos asegura aprender a ser felices.
Aunque hay un código moral que respetar para preservar la armonía en el universo, algo que el ser humano no termina de comprender, el individuo goza de libre albedrío, libertad para tomar sus propias decisiones con responsabilidad y consciencia de que todo está conectado.
El cuerpo, los gestos, las posturas, la mirada, las manos, son el reflejo de lo que sentimos y comunican más que el lenguaje verbal. Se impone, pues, que conozcamos el significado de los 17 más relevantes. Aquí te digo cuáles son.
La eficacia en la comunicación es una condición esencial a todos los niveles, sobre todo en los ámbitos donde hay una estructura humana, como en el empresarial. Si el mensaje carece de determinadas condiciones, no cumplirá su propósito, así que aquí te comento algunas recomendaciones.
Se trata de vivir al máximo, ávidos de aprendizaje, curiosos como los niños, evitando pasar por la vida ciegos ante las pequeñas cosas y circunstancias que la hacen una aventura. ¿Sabes si esto te define? Acompáñame a descubrirlo.
Frases y obras filosóficas nos manifiestan cuán importante es el cuestionamiento constante en torno al ser, la vida y las cosas, preguntas que nos ayudan a trascender y prepararnos para comunicar con sentido.
Es impresionante detenerse a analizar cuántos y cuáles factores definen nuestra imagen; para resumirlos expresaré que todo, tanto lo que se ve como lo que se percibe, pero el verbo y el lenguaje escrito son fundamentales.
Si bien las personas somos materia y energía, con cuerpos material y espiritual, no nos desenvolvemos por parte sino como un todo, por cuanto afuera se manifiesta lo que hay dentro, así que asegurar que sea de condición noble es tarea de toda la vida.
La exposición pública tiene que ver con nuestra comunicación verbal y también con la no verbal, pues todo lo que somos, hacemos y proyectamos constituye el conjunto de mensajes que hablan por nosotros. Aquí te digo más.
Desde las antiguas filosofías se ha inducido al ser humano a conocerse a sí mismo y a hacerse dueño de sus emociones, en lo cual los orientales nos llevan ventaja. Hoy se hace más importante hacernos conscientes de cómo este viaje al interior de nosotros mismos nos ayuda al autoconocimiento, al autocontrol y también a acceder a la información de experiencias pasadas.
Cultivar la espiritualidad debe ser parte de la disciplina de formación de un buen orador; la razón es que en la medida en que contribuye a mejorar como persona, aumenta sus recursos emocionales y de sabiduría para expresarse de forma auténtica y sentida.
La comunicación en las redes sociales ha traído retos de creatividad, ingenio y significado en lo visual y lo escrito, aspecto este que merece un capítulo aparte, no solo por la construcción de las ideas sino por el deterioro al que está siendo sometido el idioma español.