Mensajes y predicaciones con enseñanzas y principios que edificarán tu relación con Dios, y fortalecerán tu vida, tu matrimonio y tu familia.
No se trata de mirar quién es un Acán, sino que hay un poquito de Acán en cada uno de nosotros.
La ley de los Primeros Frutos determina que cualquier cosa que usted haga primero determinará el resto de lo que habrá de suceder. Dios no puede habitar en nuestras vidas y bendecirnos si él no es el primero.
Existe una obsesión por mantener y aumentar lo que creemos son nuestros derechos, y algunos creyentes traemos esta mala actitud a la iglesia, y a nuestra propia relación personal con Dios.
En la prosperidad y bienestar cuidemos el corazón, que no se apoye en lo que poseemos y en lo que nos puede resolver la vida, podemos olvidar que nuestro apoyo y confianza está en Dios.
Bendice en vez de maldecir, en medio del problema, la ingratitud, la deslealtad o la prueba amarga, la bendición está cuando puedes convertir la aflicción en triunfo.
Dios nos hace justos cuando: Ponemos nuestra fe en Jesucristo y creemos en su sacrificio. Él nos declara justos gratuitamente por medio de Cristo Jesús. Justo es aquel que tiene una correcta relación personal con Dios por medio de Jesucristo.
Para nosotros Cristo es nuestro Josué, el capitán de nuestra salvación, que lucha nuestras batallas, y nuestro Moisés que, en lo más alto, vive siempre para interceder por nosotros (He. 7:25), para que nuestra fe no falle.
Nada nos prepara para un milagro como ir la milla extra: un poco más lejos. Es entonces cuando Dios se manifiesta.
Aunque fisicamente no hemos visto a Jesucristo, por el Espíritu Santo, conocemos su voz, sentimos su presencia, comprobamos sus promesas y conocemos su carácter.
El tiempo comenzó, pero antes del primer día, había eternidad. Después del último día, habrá eternidad. Desde el primer día hasta el último día, tenemos tiempo.
A Dios no se le puede conocer realmente sin que se tenga, en alguna medida, una vivencia de él. Uno de los principios fundamentales del evangelio es el amor (1 Jn. 4:9-10).
El milagro no es lo más importante, no porque no lo sea, sino que lo más importante, es nuestra respuesta a la respuesta por el milagro. La actitud con la que respondemos al milagro es lo más importante.
A ambos edificadores, el que edifica sobre la roca y el que edifica sobre la arena, les sobrevendrán dificultades. La clave está sobre qué se edifica, el oír y hacer las palabras de Jesús.
Los zapatos representan nuestra asignación, propósito, legado, vocación, capacidad y llamado.
Si te has apartado, él te va a halar, para que camines pegadito a él. Él prometió que no nos dejaría huérfanos y que estará con nosotros hasta el fin del mundo.
Si vives en el temor de Dios, algo importante, significativo y exponencial se transmite a tu descendencia. No solo serán influyentes, sino que seguirás siendo bendecido a través de ellos.
Vuélvenos a ti Señor, y nos volveremos. Enciende una vez más tu fuego en nuestro corazón.
Sabemos que las promesas de Dios están disponibles para todos los que las creen. Pero, ¿Cómo establecemos las promesas de Dios en nuestra vida, familia y circunstancias?
Cuando Dios liberó a su pueblo, su anhelo era atraerlos hacia sí y estar con ellos para que lo conocieran, pero cuando él se manifestó, ellos se retiraron aterrorizados. Así que, no veremos la presencia manifiesta de Dios en un ambiente donde no se le muestra reverencia y asombro.
Cuando Dios es el número uno en nuestra vida, no hay número dos. Esto implica que solo podemos servirlo y adorarlo a él.
A la luz de las Escrituras, adorar a Dios se refiere a un estilo de vida caracterizado por la sumisión a la voluntad del Señor, como resultado de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.
Jesús venció y triunfó sobre el pecado, sobre la muerte, y destruyó por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo.
Perseverar es lo que hace a una familia inquebrantable. Perseverancia es: persistir, permanecer, y continuar firmemente en una cosa, y dándole cuidado constante a ella.
¿Qué te parece si hoy le ofrecemos a Jesús de nuestra vida todo lo que no ha funcionado en nuestras capacidades y que en sus manos puede ser útil para sus propósitos y para su gloria?
La Biblia habla de las comisiones asignadas a los que siguen a Jesús. Pero una de ellas es tan grande que abarca todo, y cada una de las otras comisiones alinea su propósito con el cumplimiento de esta.
El temor se afianza cuando las promesas y la presencia de Dios están ausentes. Cuánto más busques a Dios, el enemigo tratará de desalentarte y distraerte, porque él sabe que Dios y tú son mayoría.
Caminar con Dios significa que llegamos a conocerlo, y si lo conocemos, entonces confiamos en él y creemos en todas y cada una de sus fieles promesas.
En lo profundo de nuestro ser sabemos que hay más que podemos conseguir en la vida. Quizá no sabemos de qué cosa queremos más, pero el deseo profundo está ahí. Seguimos intentando conseguirlo, aunque no sabemos qué es lo que queremos alcanzar. Lo único que sabemos es que aún no hemos llegado allí.
¿Qué es trazar un círculo de oración? Es la decisión de orar tanto tiempo como sea necesario, y cuando hablo de tiempo no hablo de cantidad sino de perseverancia y persistencia.
Sin importar cuan productivas sean nuestras vidas, siempre hay algo más alto que alcanzar. Nos beneficiamos al relacionarnos con quienes tienen visión para sus vidas y la persiguen.
Cuando Jesús les dijo a sus discípulos “pasemos al otro lado”, él les estaba asegurando que llegarían a salvo al otro lado. Aunque Jesús nunca les dijo que enfrentarían una tempestad, pero él si estaría con ellos.
Como líderes en la iglesia lo que realmente queremos ver es más gente que crea y crezca en las verdades del evangelio. Por ejemplo, que su su esperanza esté puesta en Cristo, que estén viviendo una vida donde confiesen su pecado y que estén viviendo vidas transformadas luego de haber creído en el evangelio.
Nada podemos lograr sin su presencia en nuestras vidas. Él está en todo lugar pero no en todo lugar él se manifiesta.
El evangelio es un mensaje que transforma vidas con la semilla incorruptible de la Palabra de Dios.
Si la persona y la obra de Cristo es proclamada como el centro de la predicación, entonces las personas recibirán el único mensaje que puede transformar sus vidas.
La meta del cristianismo no es practicar una religión sino conocer realmente a Dios y experimentar el poder de la vida incomparable de su Hijo en nosotros.
Es hora que la Iglesia lleve el reino a los rincones más oscuros de la sociedad. Es en las situaciones más oscuras de la gente que Dios revela su gracia. Hay almas enredadas en los pecados de la vida y cubiertas con lodo de vergüenza y culpa que esperan ser rescatadas.
Toda iglesia local puede ser o un estanque o un río. Con esto en mente, consideremos el contraste entre el estanque de Betesda y el río de Ezequiel.
¿Qué se necesita para ver a la gente venir a Cristo? Esencialmente se necesitan tres cosas. Descubramos en este episodio, cuáles son estas tres cosas.
Las iglesias con un enfoque hacia afuera están llenas de personas que desean alcanzar a los perdidos. No dejan que ninguna excusa los detenga.
Quizás por años nos hemos distraído y consumido por nuestros propios problemas. Necesitamos volver a conectar con Jesús y que él reavive nuestra llama evangelizadora.
La iglesia existe para… llevar a otros a Dios, edificar a los que ya son hijos de Dios y desarrollar vida de comunidad para continuar extendiendo el reino de Dios.
¿Cuál debería ser nuestra meta como padres? Según las Escrituras, el objetivo, o la meta de Dios es tener descendientes piadosos que reflejen Su gloria y representen su señorío en la tierra como su imagen.
Al ver a Jesús en la cruz, muriendo, parecía que el diablo por fin había ganado. Sin embargo, en la cruz, Jesús reveló un gran misterio porque en ella escondió tres cosas.
Necesitamos nuestra zarza ardiente, en donde percibimos que Dios nos invita a asociarnos con él de forma personal e intencional para cambiar al mundo.
Estamos en la tierra para aportar algo. No fuimos creados solo para consumir sus recursos y ocupar un lugar. Dios nos diseñó para hacer una diferencia con nuestra vida.
Después de Pentecostés, ya no eran unos pocos sacerdotes escogidos para actuar como itermediarios con Dios, cada seguidor de Jesús se convirtió en sacerdote.
Cristo fue el siervo por excelencia. No podemos dejar de servir porque su Espíritu llenó nuestros corazones. Al servir, estamos siendo lo que por naturaleza somos.
Grandes tareas requieren grandes resultados, pero sobre todo grandes respuestas, es decir, la forma o la actitud cómo respondemos ante las grandes responsabilidades que el Señor nos da.
Todo aquello que tenía la intención de alejarnos y separarnos de Dios, en sus manos se convierte en una herramienta, para acercarnos más a él y transformarnos más como él.