Aquí hablaremos de temas que nos acerquen a Dios y nos hagan crecer.
Jesús es Rey, y como todo rey, tiene un reino. Nosotros como iglesia somos ciudadanos de su reino y por eso debemos saber en qué consiste.
Un criterio sobre Dios por popular que sea, si no está respaldado por una relación cercana no tiene validez. La tendencia actual de las personas está controlada en gran manera por el criterio de los demás. Las redes sociales están abarrotadas de personas que prefieren formar un criterio basado en lo que piensan los demás y no en una relación personal o la experiencia propia. Y con las cosas de Dios eso no aplica. La respuesta más importante que buscaba Jesús no está en el criterio público sino en la convicción personal.
La gracia de Dios es única. Abarca desde antes de que seamos conscientes de su Dios hasta que llegamos a su presencia. Por ser tan abarcadora la separamos en tres categorías fundamentales para una mejor comprensión: la gracia preveniente, la gracia justificadora y la gracia santificadora.
Aunque las personas se vean antagonistas y aparentemente no quieran nada que ver con Jesús, tienen una necesidad interna que necesitan saciar. Así que tenemos que aprender a romper con barreras sociales, espirituales y todo tipo de miedos con tal de presentarle el evangelio y a Jesús a personas que no le conocen. Esto es fundamental para definir nuestra identidad como cristianos, como salvos y como hijos de Dios.
En esta conversación bíblica se encontraba Jesús con algunos fariseos y maestros de la ley judía que enseñaban prácticas que Dios no aprobaba sólo porque formaban parte de sus costumbres y tradiciones. Ellos quisieron criticar a los discípulos delante de Jesús y fueron confrontados por una palabra fuerte. Como Jesús conocía a profundidad Las Escrituras, él pudo aclarar y corregir a estos hombres que estaban equivocados. Si nosotros estudiamos y conocemos a profundidad La Palabra de Dios podemos enseñar bien a otros y no seremos engañados.
Podemos pensar que para que los milagros ocurran sólo necesitamos los dones del Espíritu Santo. La verdad es que sin los dones espirituales no ocurrirían milagros; pero también es cierto que mucha gente tiene los dones que la Biblia describe y sin embargo el poder de Dios no se canaliza a través de ellos. ¿Qué podría enseñarnos esta historia de Jesús para que dejemos de accionar en lo natural y se active en nosotros lo sobrenatural?
Después que Pablo habla de la variedad de dones que el Espíritu Santo entrega a la iglesia para servirnos mutuamente, los conecta con la esencia de la fe cristiana: el amor. Él hace un gran énfasis en la necesidad de identificar y usar nuestros dones, pero insiste en que el propósito es demostrar el amor y cuidado de Dios para su pueblo. En 1 Corintios 12 nombra muchos dones y 1 Corintios 13 define las motivaciones para usarlos y los deja por escrito.
Dentro de los dones de apoyo encontramos los dones de Ayuda, Dar/Socorrer a los necesitados ($), Compasión, Administrar y Dirigir. Los dones de poderes milagrosos no son suficientes para el avance del Reino de Dios porque no determinan que una persona se convierta en un discípulo de Jesús, que es nuestra misión primaria. Por eso los dones de apoyo son indispensables. Así que los veremos más detenidamente.
En 1 Corintios 12 y Romanos 12, se mencionan estos dones: Fe, Sanidad, Milagros, Discernimiento de espíritus, Administración, Ayuda [servicio], Socorrer a los necesitados, Dirigir [liderar] y Compasión [misericordia]. Hoy nos vamos a enfocar en los dones de poder que Pablo nombra en orden allí en 1 Corintios 12:9-10, "9 a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; 10 a otros, poderes milagrosos…; a otros, el discernir espíritus;..." Así que entendemos que dentro de los dones de Milagros están incluidos el don de fe y el de hacer milagros, además del don para sanar enfermos y el de discernir espíritus.
El enfoque de hoy estará en los varones sea que ya tengan hijos o se estén preparando para tenerlos un día. Por eso me gustaría reflexionar en Dios como Padre. Pienso que si aprendemos e imitamos los principios bíblicos que Dios nos enseña, podemos llegar a ser buenos padres y buenos hijos.
Cuando analizamos la presencia y beneficio de estos dones comunicativos en la iglesia nos damos cuenta de lo importante que son y la gran necesidad que tenemos de ellos. Dios quiere abrir tu mente a la posibilidad de ser empoderado por el Espíritu Santo para que puedas recibir y usar estos dones para la gloria de Dios y el beneficio de los demás.
A lo largo de sus escritos Pablo nombra una gran diversidad de dones y hoy estaremos analizando estos cinco: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Quiero comenzar con esto porque son probablemente los más conocidos porque muchas personas lo ejercen a nombre de la iglesia y con mucha más publicidad. Vamos a darle un vistazo.
El poder del Espíritu Santo en nosotros magnifica nuestras habilidades y dones espirituales para que se alinean con el propósito divino de salvación. Eso lleva nuestros dones y capacidades a un nivel sobrenatural. Dios nos llama con propósitos eternos.
Jesús pone en términos muy simples que cuando servimos a otros le estamos sirviendo a él. Por una parte se hace muy fácil servir a Dios porque hay muchas oportunidades alrededor nuestro para que hagamos algo por los demás. Es hermoso ver que el placer de Dios está en que demostremos de manera práctica amor por aquellos que están a nuestro alrededor con alguna necesidad. Para colmo de bendiciones, este texto refuerza la idea de que Dios está dispuesto a premiarnos por ello.
Jesús nos entregó a todos su Espíritu Santo antes de ir a su trono, y de él hemos recibido diferentes dones de acuerdo a su propósito con nosotros. Todos los talentos y vocaciones que Dios nos ha dado son útiles y necesarios para el crecimiento y edificación de la iglesia y del Reino de Dios. Aunque mi hermano tenga más o menos recursos que yo, eso no me hace más ni menos que él. Lo que va a marcar la diferencia es el uso que yo le dé a lo que Dios me dio.
El deseo de Dios no es que que hagamos equipo con él para que el resultado final de nuestro servicio a él sea un milagro. Jesús le pidió a sus discípulos que alimentaran a toda aquella multitud porque quería que reconocieran sus limitaciones humanas y la necesidad de Dios para lograrlo.
Muchas veces el llamado de Dios para servir no ocurre cuando nos sobra el tiempo o cuando estamos contentos, ni cuando todas las cosas están perfectamente arregladas. La gente no espera a que estemos emocionalmente listos para pedir ayuda o atención. Cuando Jesus se aisló en su dolor por la muerte de Juan el Bautista y allí lo encontró la multitud. Cuando llegaron a él las personas enfermas, se secó sus lágrimas y compuso su semblante para atender el sufrimiento y la necesidad de los demás. Eso es servir.
La tendencia natural del ser humano es huir o rechazar las confrontaciones y críticas. Cuándo alguien nos confronta o critica, la primera reacción es ponernos a la defensiva. Por esta causa muchas amistades se rompen, hermanos se pelean, y matrimonios se debilitan. En otros casos aparentamos aceptarlas pero cuando damos la espalda hablamos mal de quien nos afronta o en el mejor de los casos, ignoramos esa crítica y seguimos actuando igual. Unas veces a causa del orgullo y otras a causa del dolor; pero la mayoría de las personas huyen o rechazan la crítica aunque sea sana. Y es que a la verdad ser confrontado no es divertido, pero cuando esa crítica está respaldada por la palabra de Dios, es saludable y necesaria.
Cuando sustituimos nuestras palabras de frustración y quejas por las promesas de Jesús y lo recordamos a él venciendo la muerte, entonces tendremos nuestros ojos limpios para verlo caminando con nosotros. Entonces tendremos nuestros oídos afinados a su voz para escucharle con mayor claridad. El asunto no es ignorar el dolor. Si estamos tristes o frustrados con algo Dios nos da libertad para llorar y expresar nuestra frustración de una manera sana. El dolor y frustración lo expresamos, pero sabiendo que las promesas de Dios se cumplen y que él es más grande que nuestro dolor. No le decimos a Dios cuan grande es nuestro problema sino que le decimos a nuestro problema cuán grande es nuestro Dios.
La resurrección de Jesús no sólo confirmó la veracidad de su ministerio y mensaje, sino que también hizo posible nuestra propia resurrección. La muerte de Jesús por nuestros pecados nos reconcilia a nivel personal con nuestro creador porque murió en nuestro lugar. Pero con su resurrección hace posible que esa reconciliación sea eterna y nos beneficiemos mucho más de su sacrificio.
Dios es quien da el crecimiento a su reino. Él ha puesto todo el potencial de crecimiento en el mensaje que compartimos pero al final depende de nuestra actitud con ese mensaje, lo que nos va a llevar a crecer y ser productivos en la vida. Por eso Jesús conectó el campo (tierra) con la actitud del corazón para con el mensaje de Dios que tenemos en la Biblia. Si queremos crecer con Dios, crecemos.
Por lo general las personas viven sus vidas en función de las riquezas o la supervivencia y por eso Jesús insiste en Mateo 6:33, "... busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas." En otras palabras, si en vez de tratar de resolver sus problemas financieros y cubrir sus necesidades con sus propias fuerzas sin involucrar a Dios, establecen una relación cercana con él, sus pasos y acciones se orientarán en la dirección correcta y no fracasaremos tanto.
El problema que Jesús ataca es la tendencia humana de sustituir el consejo de Dios por el consejo humano. Los líderes religiosos habían determinado que si el tiempo o sustento económico que se debía dar a los padres, se entregaban a la religión o el templo, entonces todo estaba bien. Es decir que si el sustento a los padres lo dedicaban al templo, eso era mejor que honrarlos.
Si queremos que nuestra adoración y nuestras oraciones lleguen al trono de Dios, dejemos que su Espíritu Santo nos transforme. Que comencemos a identificar nuestros problemas personales y pedirle a Dios fuerza para cambiar. Que aprendamos a decir la verdad con amor, siempre que la verdad se ajuste a la palabra revelada por nuestro creador en la Biblia. Y que no enseñemos como mandamiento aquello que Dios no manda. Así desarrollaremos discípulos a la manera de Jesus, no la nuestra.
En el discipulado, la relación de enseñanza continúa más allá del espacio religioso y un tema específico. Como la fe cristiana es un estilo de vida, involucra todos los elementos de nuestra existencia; tanto el conocimiento como la conducta. Aunque la invitación al discipulado haya comenzado en la iglesia, la escuela o el trabajo, esa conexión se mantiene en todas partes y en todo tiempo. Jesús y sus discípulos pasaban mucho tiempo juntos porque cada lugar y cada experiencia era una oportunidad para que aprendieran algo nuevo para seguir creciendo. Mientras lo observaban, él los estaba enseñando a vivir. Porque el acompañamiento combina la enseñanza teórica con la práctica. 1 Cuando enseñamos a alguien de cerca también tenemos la oportunidad de demostrarle frecuentemente la aplicación de lo que enseñamos.
Hoy estaremos hablando de cómo invitar a otros a caminar con Dios a la manera de Jesús en Mateo 11:28-30, "28 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. 29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana»." Esta es una de las invitaciones de Jesús más populares y contiene tres elementos que considero son indispensables para que hagamos una invitación bíblica y honesta: reconocer el problema, compartir una solución a manera de buena noticia y explicar las condiciones para que se cumplan.
El escritor del libro de los hechos nos da cuatro áreas en las que se manifestaba la unidad de la iglesia según Hechos 2:42, “Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.” Sería interesante ver cómo se interpretarían en nuestros tiempos las áreas. Pienso que podemos coincidir que al referirse a “la enseñanza de los apóstoles”, se está refiriendo a las doctrinas bíblicas. El área de “la comunión”, se relaciona más con las relaciones humanas y la convivencia entre nosotros. El “partimiento del pan” se refiere a la práctica de la santa cena. y finalmente el elemento nos conecta con Dios en lo personal y como iglesia es “la oración”. Sería bueno encontrar una aplicación práctica a cada uno de esos elementos para nosotros hoy.
Jesús es nuestro mejor ejemplo para entender nuestra unidad con Dios. Vemos que él no comenzó su ministerio hasta que recibió el Espíritu Santo en su bautismo, y se aseguró de haberle conocido de cerca antes de seleccionar sus discípulos, enseñar, liberar y salvar. Porque la unidad no es perfecta hasta que Dios está presente y reinando en nosotros.
Las metas se alcanzan mejor cuando nuestro plan está guiado por el Espíritu Santo. Dios es mucho más que una creencia, es un guía y líder. Por eso es importante definir nuestras metas y nuestros planes bajo su dirección. El Espíritu Santo dio a Jesús a través de las escrituras y su corazón. La Biblia nos ayuda a que nuestro plan esté en armonía con los principios y la voluntad de Dios. Pero también el Espíritu Santo nos habla a la conciencia cuando estamos en una relación saludable con él, y nos revela si estamos en la dirección correcta o no.
Cuando Jesús nos mandó a hacer discípulos, nos estaba pidiendo que hiciéramos exactamente lo que él hizo con aquellos a quienes enseñó y envío. Eso es lo que queremos hacer como iglesia y en lo personal. Desarrollar discípulos que aprenden de lo que Jesús enseñó y se dispone a formar nuevos discípulos. Somos como embajadores del Reino de Dios buscando gente por todas partes para ofrecerles la ciudadanía en ese reino.
Muchos se quedan en la multitud o el montón como admiradores de Jesús, y muchos otros deciden ponerlo en primer lugar porque han aprendido que vale la pena. Nuestro llamado no es sólo a creer sino a crecer con él de manera intencional y valiente. Te animo a firmar un pacto con Jesús diciendo: Señor, hoy te acepto como mi maestro; acéptame como tu discípulo. Con tu ayuda te convertiré en la prioridad de mi vida. Dame fuerzas para amarte en los momentos buenos y malos, en pobreza, enfermedad y persecución, hasta el día en que me llames a tu presencia. Jesús se entregó por completo y no espera menos de ti. Puedes leer Lucas14:25-35
Tanto el propósito de un cristiano cómo el de la iglesia debe ser discernido a la luz del consejo de Dios. Así que en este inicio de año estaremos dedicando tiempo a entender lo que establece la biblia como propósito de la iglesia.
¿Te has preguntado que Dios quiere hacer contigo en este 2021? Estoy seguro que si buscamos respuesta y dirección en Dios para este nuevo año, Jesús nos puede revelar la manera más productiva en que podemos aprovechar esta nueva oportunidad de vida que nos da. Tú y yo comencemos este año puede tener un impacto en nuestras vidas, nuestra familia y la sociedad que dure mucho más allá de nuestra existencia.
Cuando finalmente llegó el día en que Dios puso la señal en el firmamento para que el mundo supiera que el rey de reyes había nacido en Israel. No todos prestaron atención. Ni siquiera en su propia nación se habían dado cuenta. Solo aquellos que estaban pendientes pudieron verlo y comenzaron una travesía de alrededor de 1000 millas hasta llegar a Belén y expresar a Jesús su adoración. Los que buscan a Dios, lo encuentran.
Cuando llegamos a este punto del año, muchos solo piensan en regalos. Algunos estarán contentos al recibir cosas que deseaban, otros estarán decepcionados porque recibieron un regalo innecesario. Mi consejo es que no se olviden de recordar y agradecer a Dios por el mayor y mejor regalo de la historia: su propio hijo. Él es el paquete completo.
Miqueas 5:2 e otra profecía sobre el nacimiento de Jesús que nos revela que aunque hubiera nacido en la mas pequeña de las aldeas de Israel, Dios tiene el poder para hacerlo Rey del cielo y la Tierra. A quien su propio pueblo rechazó y lo tomaron por común, Dios lo estableció como Señor. A quien todavía la mayoría de las personas rechazan como Dios, un día lo veremos sentado en su trono para juzgar las naciones. Mi oración es que tú y yo veamos a Jesús no sólo como Salvador, sino más que nada como Señor y Rey.
En la profecía de Isaías 7:14 sobre el nacimiento de Jesús nos encontramos características de Dios dignas de admirar como: 1. Sólo Dios merece el crédito de nuestra salvación. 2. La concepción milagrosa de Jesús nos habla de un Dios poderoso y amoroso. 3. Jesús es Emanuel, Dios con nosotros.
Hoy comenzaremos una nueva serie de mensajes relacionados con el nacimiento de Jesús: PROFECÍAS DE SALVACIÓN. #navidad #Jesusnacio #Diosesbueno