En Radio Popular
Viajes hay a porrón: viajes de negocios, de placer, escapadas, de descubrimiento, de colonización, por necesidad, por trabajo, por descanso, por enfermedad o, como le pasó al bueno de Willy Fogg en el clásico de Jules Verne, por una apuesta. Hoy los repasamos todos, desde el los más ingratos en autobús hasta los más placenteros trayectos en tren.
Mindfulness, yoga, meditación, y otros chakras del montón. No están todos los que son, pero desde luego sí son todos los que están. Las formas modernas del autoconocimiento y el autosoportamiento nos han llevado a los humanos por periplos muy curiosos en esta búsqueda incansable por no darnos tanto asco a nosotros mismos. ¿Lo conseguiremos en un futuro? Francamente, me extrañaría.
La humanidad se divide en dos tipos de personas: los que se emocionan con la sola mención de la palabra 'familia' y los que juntan sus dedicos de la mano derecha, la plantan frente a tu cara y repiten aquello de "la famiglia...." a lo Vito Corleone. Es cierto que no todos contamos con una idílica relación familiar como de la que fardaban en La Casa de la Pradera, pero nos consta que muchos se conformarían con que la suya no fuera tan parecida a la familia Addams. Hoy, la familia a examen.
Todos hemos fantaseado en alguna ocasión sobre la posibilidad de ser multimillonarios. Hacer lo que nos dé la gana sin mirar la cartera parece una fantasía aunque sepamos lo que esconde: que muchos tengan poco y que la perspectiva de lo que consideramos ético, deseable o necesario se nos distorsione para siempre. ¿Tienen sentido los multimillonarios? ¿Se puede serlo y buena persona a la vez? ¿Nos divierten o nos fascinan? Todo esto y mucho más quedará sin respuesta clar de nuevo en este capítulo del Búnker.
Si hay un microcosmos digno de documentar en los reportajes de La2 ese es el de los ambientes laborales. En ellos conviven especies como los temidos jefes, los compañeros carroñeros y las sanguijuelas varias de cualquier ecosistema. En este maremagnum puede ocurrir de todo: dos personas se enamoran, y otras tres se parten la cara. Un pelota lamebotas y un jefe intermedio le desprecia. Todo es posible es el ambiente labora, y nosotras te lo enseñamos.
Hacer carrera política parece un periplo despiadado. Por un lado, uno puede querer vocacionalmente contribuir al bien común, pero parece complicado desearlo y llegar al poder sin surgírsele al susodicho ganas de trascender. Dicho de otra manera, ¿es posible querer ser político sin volverse un flipado? ¿cómo es su ego? ¿puede cambiar? Quienes se pervierten terminan apoquinando muy pocas veces, porque el contacto con el poder llega a distorsionar hasta la exposición al castigo.
Muy preocupados estamos los humanos por el cambio climático, las guerras y los resultados de Eurovisión, cuando la amenaza real es otra bien distinta: ¿Qué narices vamos a contarles a los animales cuando nos llegue nuestros juicios de Núremberg? ¿cómo les explicaremos lo de las macrogranjas, los toreros o el reciente transplante de corazón de cerdo a un humano? Hoy en el Búnker, los animales... ¿los mejores amigos del hombre?
Las bodas... qué no se ha dicho aún de las bodas... Martirio para los cortos de dinero que se ven invitados a saraos varios, y día más feliz de la vida de quienes se dan el sí quiero frente a familia, compañeros de trabajo y amigos. Las bodas, absolutamente todas, por definición, tienen un gran punto en común: Todas las parejas quieren tener una boda "diferente". Todas. De verdad. Sí, quieren.
Se pueden no celebrar, ignorar o olvidar, pero los cumpleaños haberlos, haylos, y quien quiera evitar atravesarlos lo tendrá tan complicado como frenar la vuelta de la Tierra al Sol con sus propias manos durante 365. Eso es así y lo saben aquí y en Stonhenge, donde marcan el cambio de año a base pedruscos gigantescos emulando una redonda tarta de cumpleaños. Hoy, los cumples. La edad. El paso del tiempo y lo que supone de rito social su celebración en grupo.
Qué paranormal es todo, qué diría Carmen Ruiz en Spanish Movie. Vivimos tiempos tan convulsos que ciertamente parece que la vuelta a la normalidad es un anhelo compartido. Fantasmas, extraterrestres, conspiraciones y distintas sicofonías circulan por esta edición del Búnker para confirmarnos lo que muchos nos olisqueábamos: que Scully seguía el rollo a Mulder por su cara bonita y no porque no creyera que estaba bien de la chaveta.
Las Navidades son fechas de recogimiento, familia y tradición. Lógico por lo tanto, que la gente la deteste. Sin embargo, hoy descubriremos que, entre el extremo de odiarla, y el contrario de amarla, hay una gama entera de grinches. En esta espumillesca nueva edicion de El Búnker, analizamos las fiestas con el espíritu analítico que nos caracteriza: ninguno.
La época escolar es el mejor ejemplo de cómo nuestro cerebro se queda con lo más apetitoso del menu: los buenos recuerdos. Hoy nos zambullimos en la templada agüita de la nostalgia para descubrir que, como suele ocurrir en cualquier piscina que se precie, lo calentito a veces, huele a pis. Este ecosistema lo tiene todo: malotes, profes guays, maestros de la vieja escuela, y el parbulito que todos aún llevamos dentro.
Las muñecas de Famosa se dirigen al portal. Correcto. Pero al portal de internet, que los tiempos han cambiado. El muñeco que no corre vuela, como los drones teledirigidos, y si no espabilas, viene el mayordomo Emilio y te roba el empleo. Buen, igual no tanto, vale, pero que el mundo de los juegos, y juguetes en general, ha cambiado mucho, es innegable. Hoy los llevamos a análisis riguroso en este último capítulo de El Búnker.
Quien más quien menos todos hemos sido víctimas en algún momento de un infortunio peluquerero. Peliculero también, pero eso ya es otra historia. La culpa casi siempre reside en las altas expectativas y un inusitado optimismo, ya sea del propio peluquero o bien, la mayoría de las veces, por parte del propio cliente, quien tiende a pensar, que su cabeza de chorlito se vería beneficiada por el estilismo de Cher. Ejém.
El ecosistema de los restaurantes se rige por unas leyes propias. Hay quienes se creen en un 3 estrellas Michelín cuando acaban de entrar en un Burguer King y quien se porta como un king, king kong en concreto, con los infinitamente pacientes camareros. Hoy desgranamos fauna y flora hostelera desde nuestro Bunkersito 3 tenedores.
No es fácil que un argentino que se hace llamar King África consiga aunar tan bien un sentimiento compartido por todos como el gusto de hacer el ridículo con todo tu pueblo. Lo consiguió en su día con el Paquito Chocolatero, un tema con coreografía resultona (vamos a dejarlo ahí) que permite ponerse en evidencia a ancianos, jóvenes y niños por igual. Hoy, las fiestas populares.
Solo una cosa en todo el universo da más miedo que la noche de Halloween...: dos personas discutiendo sobre si es o no una fiesta yanki. Superado este infinito entuerto, disfrutemos pues de todo lo que la buena noche jalowinera nos deja de su buen saber hacer: disfraces desconchados, sustos a tutipleni, y pronunciaciones imposibles. MUAHAHAHAHA!
Hay quien parece nadar contracorriente y quien prefiere sentirse más cómodo siguiendo sus dictados: la dictadura de la moda, esa maldita industria responsable de que cuando abrimos el armario tras el cambio de estación, nos sintamos más desfasadas que Britney Spears enfundándose sus bajísimos jeans campana en pleno siglo XXI. Maldito Amancio, estamos contigo Britney.
Bares, qué lugares, tan gratos para conversar....si te dejan, claro. Los bares forman parte de la fisionomía de las ciudades y los pueblos desde que nos organizamos en torno a un zurito. O una caña, una birra, una pinta, etc., que intentan ganar protagonismo en detrimento de la charla sosegada. ¿Cuándo nacieron los bares? ¿qué suponen a día de hoy? ¿cómo era la vida de los pianistas de los Saloon del oeste? Ninguna de estas preguntas tendrán respuesta aquí, pero al menos, lo pasaremos bien. https://www.youtube.com/watch?v=919QoiO_SMU
Con o sin causa, la rebeldía forma parte del entramado de resistencia vital ante situaciones consideradas injustas. Puede ser un adolescente incomprendido quien la enarbole pero, ojo, hasta un pijo despiadado puede sentirse rebeldón al negarse a pagar impuestos, que hay gente pá tó. Hoy analizamos este poliédrico concepto desde el desconocimiento más absoluto.
Si Vivaldi las celebró con cuatro conciertos nada menos, y la pizza le ha dedicado uno de sus congéneres más completos y apetitosos, cómo no íbamos nosotras a dedicar un capítulo de El Búnker…¡¡a las cuatro estaciones!! El paso del tiempo ha perturbado a la humanidad desde las primeras cosechas, y discernir las estaciones del año se ha ganado a pulso su importancia para garantizar ya sea una agricultura provechosa, una preparación contra las inclemencias, y una fecha muy marcada para las vacaciones
Si la vida eterna se entiende como perdurar en el tiempo y no desaparecer de la faz de la tierra, sin duda alguna la fama tiene un papel importante. La idea de trascender, pasar a la historia, ha provocado jaquecas importantes a los poderosos desde las primeras civilizaciones. Desde los faraones y los mandamases de Mesopotamia, hasta tantas otras culturas como los concursantes de Operación Triunfo, todos han querido dejar su huella en el paseo histórico de la fama
Mucho hemos tardado en dedicar capitulo propio a nuestro medio favorito: La radio. Ni la tele ni el vídeo pudieron con ella y hoy, gracias a nuevos formatos sonoros como los propios pódcast, goza de una hornada importante de nuevos oyentes. Compañía, cercanía, comprensión y profundidad son sus apellidos. Nosotras mismas y el resto de locutores del planeta, sus hijas.
Son tan temibles como atractivos. No es que vayamos a hacer una oda a los vampiros en este capítulo de El Búnker, pero pocos personajes de ficción de terror se han erotizado tanto como este de un tipo que al fin y al cabo, gustaba de empalar personas en la antigua Transilvania. ¿Por qué nos fascinan tanto los vampiros, qué nos dan? Hoy, el placer de la vida eterna a examen.
Mucho hemos tardado en tocar este peliagudo temita. La salud y la medicina, nada destacable cuando se goza de ellos, pero difícilmente olvidable cuando moríamos todos a los 30 años. Ay los médicos, ay la salud, ay las series de televisión sobre hospitales y sus líos de batas… Hoy, la medicina a exploración en El Búnker.
Los hobbies nos definen más de lo que nos gustaría. Si no, que le pregunten al Tinder, donde la app de ligoteo más famosa te permite describir tus aficiones para saber si habrá match o no con un futurible aparejamiento. Eso cuando se es sincero, que ya sabemos que de “me gusta viajar y la montaña” y“adoro ver docus en la 2” está el mundo lleno. Hoy, coleccionistas, deportistas y amantes de lo friki nos brindan un paseo por el panorama de los hobbies.
Mucho han cambiado los viajes en cosa de un siglo o hasta menos. De no conocer más que el pueblo de al lado en el siglo pasado, hemos pasado a recorrernos medio planeta para visitar un lugar exótico en el viaje de luna de miel. Desde el primer hombre que se subió a un pobre caballo, hasta los turistas espaciales, todos han dejado una impronta en la historia de los medios de transporte. ¿cuál es tu favorito?
Seguramente Freud sabría explicar mejor que Cristina y Leire en qué consiste el inexpugnable mundo de los sueños pero, como falleció hace tanto, les toca contarlo a ellas. Los sueños en toda su extensión: el sueño que sentimos cuando se acerca la noche, el reposo, el dulce sueño nocturno que nos deja buen sabor de boca, y el sueño a alcanzar que nos mueve como finalidad de nuestro periplo vital. Todos recogidos y analizados en una nueva edición de El Búnker.
Se supone que la búsqueda de la belleza no es algo solo humano. Muchos animales ansían o persiguen lo bello porque muchas veces implican atributos muy llamativos: los pavos reales con sus plumajes por ejemplo atraen a las mejores hembras, para procrear se entiende. Y aún así, lo de los humanos es para hacérnoslo mirar, completamente desnortados con una búsqueda del ideal de belleza que más muchas que pocas veces es solo fachada y nada más.
No todo en la humanidad es algo digno de lo que farda. El crimen nos caracteriza desde el primer momento en que un troglodita decidió reventarle el cráneo a otro con una piedra para robarle un trozo de carne a medio pudrir. O no. Pero, se entiende. Somos grandes infringidores y cuando queremos algo, demasiadas veces lo tomamos por la fuerza.
Por muy normalitos que nos consideremos quien más quien menos todos tenemos nuestras filias y nuestras fobias. Nos definen e influencian a cada paso que damos, y a veces hasta nos impulsan a actitudes llamativas solo porque “nos gustan”. Hoy, un repaso por las más célebres filias y fobias del panorama de las manías humanas.
La lectura del pronóstico meteorológico ha traído de cabeza a ganaderos y agricultores desde que el hombre y la mujer dependen de la naturaleza para sobrevivir: es decir, desde siempre. Todos hemos oído hablar de antiquísimas culturas y sus trucos para predecir las lluvias, calendarios como Stonehenge para definir las estaciones y tradiciones más cercanas como la del Pastor del Gorbea. ¿Qué hay de ciencia en todo ello? ¿Tanto marca el hombre del tiempo nuestro día a día?
La televisión, aunque cada vez más denostada, sigue siendo la reina de la casa. Mucho criticamos el sensacionalismo en el que se ha sumido de un tiempo a esta parte, pero le debemos tanto a la tele, que le perdonamos algunas de sus malas praxis. Nos ha mecido en sus brazos al echarnos la siesta, acompañado en los malos momentos, divertido, entretenido e informado. Tanto es así, que a día de resulta imposible describir cómo funciona nuestra sociedad sin concederle un capítulo completo a su papel en ella.
Del deporte también se sale, como dice Albert Pla. Y es que la práctica deportiva, tan saludable ella, requiere de un esfuerzo inmenso que pocas personas parecen decididas a mantener el tiempo. La fuerza de voluntad por un lado, y las ganas tremendas de remolonear por otro, protagonizan este capítulo de El Búnker, una dura batalla en la que la vagancia, por pura perseverancia, casi siempre termina ganando.
Para muchos no hay profesión tan ingrata como la del comercial. Si no confías mucho en tu producto puede ser un auténtico suplicio darle salida, y las empresas cada vez más presionan con lo que se ha convertido en un nuevo mantra a favor del consumo: vender, vender, vender. ¿cómo funcionan las ventas? ¿qué suponen en nuestra sociedad archicapitalista? ¿mueven los vendedores el mundo? Grandes preguntas con respuestas más o menos reguleras, hoy en El Búnker.
Desde que cambiamos la cueva por casita, el mundo de las obras y las reformas ha derivado en auténtica pesadilla para todas las generaciones de humanos. Desear un hogar confortable es un deseo de lo más humano, pero lidiar con gremios, goteras, derrumbes y demás infortunios remodelísticos es un lío macabeo difícil de gestionar.
Que trabajamos todos mucho es una cuestión innegable, porque preguntes a quien preguntes, todos andamos derrengados. Menos mal, sin embargo, que el currelo tiene sus sumideros para coger aire, las vacaciones. Siempre cortitas, no siempre gustosas, y a veces memorables, las vacaciones son un auténtico mundo que se mueve entre perspectivas previas, largas esperas y alguna que otra decepción veraniega.
Es imposible describir la naturaleza humana sin tratar de acercarnos a uno de los inventos más catastróficos que hemos creado: el dinero. Un acuerdo entre nosotros para evitar cambiar bienes en bruto que tenía buena pinta, pero que ha derivado en una auténtica obsesión por acaparar riqueza a la que parece que no le vemos fin. El dinero como fin y objetivo en lugar de como medio es la distorsión más peligrosa en la que nos hemos sumido nosotros solitos.
Se supone que el propósito de la vida humana es justamente la búsqueda de la felicidad. Y sin embargo a veces lo que cuesta es definir qué nos la va a provocar. Creemos que una pareja estable, familia, una casa y un trabajo son las patas de sustento para lograrla, pero mil veces hemos visto que a veces esto no basta. ¿Cómo perseguir la felicidad? ¿se puede retener por siempre? ¿hay una fórmula exacta? Hoy en el Búnker intentamos escrutarla.
Pocos placeres han generado tantas enfermedades pandémicas como la gula. En ocasiones tanto es así que pareciera que los humanos hemos nacido para comer. Trastornos de la alimentación, complejos por sobrepeso y dietas moviendo millones de euros cada año para tratar de atajar algo que ya preocupa a todos: nuestra relación con la comida es tan confusa que casi requiere consejero matrimonial.
Dice el refrán que si fuera tiña habría muchos tiñosos: La envidia, ese defecto tan humano que a veces es capaz de mover más montañas que el amor. La envidia genera rivalidades, angustia, miedo, rabia... es cierto que cuesta reconocerlo pero, desde luego difícilmente podemos entender de qué va la vida en la tierra sin este esperpento emocional que nos enfrenta a los humanos desde el principio de los tiempos.
No se trata de engrandecer la fuerza del destino tal y como cantaban los chicos de Mecano, pero sí de reconocer que el libre albedrío es responsable de gran parte del devenir de la humanidad. El azar rige nuestras vidas, y tanta la impotencia que eso nos genera, que nos pasamos media existencia clamando a la buena suerte para que nos acompañe. ¿Tiene sentido? No, ninguno. Pero nos defina tanto que merece capítulo propio en El Búnker.
Dicen de él que es una ventaja evolutiva, que quienes lo padecen tienen mayores posibilidades de éxito ante una agresión exterior. Claro, porque escapan como patos en desbandada. El miedo, ese espanto hecho dolor de tripa y agarrotamiento laríngeo que al parecer no nos viene mal.
Ya lo decía David Civera, poeta incomprendido de nuestros tiempos: “que la detengan, es una mentirosa, malvada y peligrosa, yo no la puedo controlar”. Pues efectivamente, la mentira duele. Enfada. Engarrota. Decepciona. La mentira rara vez gusta para quien la descubre, pero surte de defensa, escudo y refugio para evitar conflictos en la mayoría de las ocasiones para quien la controla a su antojo.
Algunos parece que viven más en ella que entre nosotros, y por eso es importante conocer un escenario que acoge cada vez a más cerebros humanos: la fantasía. Desde quienes fardan de ligar más que nadie, a quienes cuentas batallitas mitad ficción mitad exageración, flipados los hay a montones, así que aprendamos juntos a distinguir aquellos que se han anclado en la ilusión para escapar, de quienes directamente viven en otra realidad.
Más que una realidad digamos que la justicia es una aspiración humana. Algo hemos aprendido, en nuestra defensa diré, desde que tribus de la prehistoria se mataban a hachazos por un cacho de carne. O quizá no. Hoy, jueces y abogados, fiscales y acusados, dirimen entre todos qué es justo y qué castigable, un sistema enrevesado a tope pero que marca claramente nuestro día a día.
Ay, el amor. Qué batiburrillo. Lo mismo puede hacerte sentir surcando los cielos, que causarte una mala cagalera. El amor es humano y eso es bueno, pero también enamorarse de un imbécil lo es, y eso acarrea más sufrimiento que alegrías a quien padece este embobamiento supino que los científicos llegan a limitar temporalmente a unos dos años de duración. Como una pandemia, vaya. Mueva montañas o no, desde luego nos define, y difícilmente alguien podrá comprender la naturaleza humana sin hacer parada y fonda por las famosas mariposillas estomacales que nos provoca esta sensación.
Pocos sentimientos nos defienden más de juicios externos a los humanos como la amistad: ese afecto por personas que no son técnicamente nuestra familia, pero con quienes confeccionamos una pequeña comunidad cercana de simpatía y afectos. Bueno, eso los buenos amigos, porque entre amienemigos, entrañables amigas y demás amistades extrañas, uno nunca tiene claro quiénes de verdad entrarían en tan selecto grupo del que dicen, puede contabilizarse con los dedos de una mano.
Desde el Lazarillo de Tormes hasta los políticos corruptos ha pasado mucho tiempo y, sin embargo, hay una constante que permanece: la vigencia de la picaresca. No sabemos si es el espíritu clave que marca la condición humana, pero desde luego parece que le es inherente. Hoy la diseccionamos para que sirva a los futuros antropólogos como uno de nuestros peores defectos.