Atrévete a sentir, atrévete a imaginarlo conmigo, atrévete a vivirlo a través de mis escritos... ¡Bienvenidos!
Rosa divina, que en gentil cultura eres con tu fragante sutileza magisterio purpúreo en la belleza...
La misma respuesta con un gesto de afirmación. Tu respuesta siempre era tal vez, pero no te quedabas ahí...
Puse un punto de mi vida en ellos y quise yo soñar que tú eras mía...
Quise verte de nuevo al final de mi mano. Quise verte de nuevo frente a mi sonriendo...
Cuando descienda la mano habré muerto en mi alcoba cuyas ventanas vibran al paso del tranvía y el lechero acudirá en vano por sus botellas vacías...
Una persona menos que recordar saludar o felicitar, un regalo menos que dar para fin de año. Pero ¿y si no es solo una persona menos?...
Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas...
Quieren quererla, pero quieren la apariencia y no su esencia...
Pon una hoja tierna de la luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver...
Pura ilusión. Todo fue pura ilusión. Tenía la ilusión de encontrar nuestra canción y llegar a viejos dejándonos cartas escritas a mano. Un sueño demasiado lindo, que por un momento se sintió real...
¿Qué va a quedar de mí cuando me muera sino esta llave ilesa de agonía, estas pocas palabras con que el día dejó cenizas de su sombra fiera?
Esto es más que tú por tu lado y yo por el mío. Esto es más que tú y yo. Esto es nosotros...
No sé cuánto valgo, pero sé no compararme. No sé quién soy, pero sé que lo que soy es más que yo. No sé qué es el amor, pero sé que tu presencia me alegra la vida...
Así como en el mundo todo se equilibra, en nuestro corazón, este amor combina los elementos precisos para seguir enamorados el uno del otro...
Estimado señor: Esta carta la escribo en mi cumpleaños. Recibí su regalo. No me gusta. Siempre y siempre lo mismo...
Impuntual, a tu vida también llegué tarde. Llegué tarde y ahora tu corazón está ocupado...
Te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice, y todo. Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos...
Pecaradise, cielo e infierno. Porque nadie puede ser tan bueno todo el tiempo...
Ahora la ruta está casi vacía: será una noche sin más fin que el día...
Eres buena disimulando con esa máscara de seriedad, pero el rostro brilla cuando el alma está feliz...
No estarás en mis sueños, en el destino original de mis palabras, ni en una cifra telefónica estarás...
Un estado particular, indeseable, despreciable, un sentir completamente extraño...
Me viene, hay días, una gana ubérrima, política, de querer, de besar al cariño en sus dos rostros...
Me conoces tan bien que ante ti me siento transparente, y me gusta que sea así...
Madre, cuando sea grande ¡ay, qué mozo el que tendrás!...
Un amor que salva. Un amor que me salvó. Un amor que me inspira a ser de inspiración...
Algún día estaremos juntos y felices, contando cada sueño cumplido y alcanzado...
No me abandona. Siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado...
Mi vida es de tu vida tributaria, ya te parezca tumulto, o solitaria, como una sola flor desesperada...
Pero tú te abrazas como la serpiente loca de movimiento que sólo se halla a sí misma...
Con la punta de tus dedos pulsas el mundo, le arrancas auroras, triunfos, colores, alegrías: es tu música...
Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al Norte, fue al Sur...
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso...
Porque te has muerto para siempre, como todos los muertos de la Tierra, como todos los muertos que se olvidan...
Dame, llama invisible, espada fría, tu persistente cólera, para acabar con todo...
Canta pájaro amante en la enramada selva a su amor...
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente...
No sé con qué destino prodigioso volví a mi acuerdo y dije: ¿qué me admiro? ¿Quién en amor ha sido más dichoso?...
Si vieras vida mía como yo te veo te darías cuenta de las cosas que sería capaz de hacer por ti...
Soy un alma desnuda en estos versos, alma desnuda que angustiada y sola, va dejando sus pétalos dispersos...
Cuantos me dictó versos dulce Musa; en soledad confusa, perdidos unos, otros inspirados...
Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente...
Por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir, y por vos muero...
Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta...
Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero salir donde la luz su gran tristeza encuentre...
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando...
¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido si más lejos que ella sólo fueron los muertos?
Me gustas cuando callas porque estás como ausente...
Una condena que amarra a mi corazón. Una condena que amarra a mi mente...
La poesía siembra ojos en las páginas siembra palabras en los ojos. Los ojos hablan las palabras miran, las miradas piensan...
Corazón que iba quedando sin defensas ni armaduras. Armaduras que había levantado en el pasado por tonto. Tonto al negarme a vivirlo de nuevo...