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Grande es el odio (2) Y el miedo es una cosa grande como el odio. El miedo hace existir a la tarántula, la vuelve cosa digna de respeto, la embellece en su desgracia, rasura sus horrores. Qué sería de la tarántula, pobre, flor zoológica y triste, si no pudiera ser ese tremendo surtidor de miedo, ese puño cortado de un simio negro que enloquece de amor. La tarántula, oh Bécquer, que vive enamorada de una tensa magnolia. Dicen que mata a veces, que descarga sus iras en conejos dormidos. Es cierto, pero muerde y descarga sus tinturas internas contra otro, porque no alcanza a morder sus propios miembros, y le parece que el cuerpo del que pasa, el que amaría si lo supiera, es el suyo. El poema de Eduardo Elizalde es una reflexión sobre el miedo y el odio que se proyectan en la figura de la tarántula, un animal que simboliza la soledad, el rechazo y la violencia. El poeta utiliza un lenguaje rico en imágenes y metáforas para crear un contraste entre la belleza y la desgracia de la tarántula, que vive enamorada de una flor inalcanzable y que solo puede expresar su frustración mordiendo a otros. El poema es una invitación a comprender y respetar al otro, aunque nos cause temor o repulsión, y a reconocer que detrás de su apariencia hay un ser que sufre y ama. #poesía #tarántula #miedo #amor #EduardoElizalde
El poema de Eduardo Lizalde es una reflexión sobre el poder y la naturaleza del odio, que el autor asocia con lo grande y lo dorado, con el tiempo, con Dios, con la creación y con la existencia. El poeta utiliza imágenes impactantes, como los infinitos leones azules del cosmos, para expresar la fuerza y la intensidad del odio, que no admite dudas ni vacilaciones, como el amor. El poema también sugiere que el odio es una forma de afirmación personal, de resistencia ante el vacío o la nada. El tono del poema es provocador y desafiante. #odioycreacion #lizaldepoeta #leonesazules #existenciayresistencia #poesía #eduardolizalde Poema : Eduardo Lizalde Narrador : Jesús Córdoba Video : Telésforo García Zavala
Olá, bem-vindos à oitava temporada do Próximo Capítulo Podcast! Ana e Gabi comentam as partes 6 ->13 do livro A Filha do Dr. Moreau de Silvia Moreno-Garcia. Embarque com a gente nessa jornada e descubra se Eduardo Lizalde é tudo isso mesmo que a Carlota diz! Faixa etária: 18+ --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/proximocapitulo/message
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La muerte de Eduardo Lizalde
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Jaime Sabines Gutiérrez (Chiapas, 1926 - Ciudad de México, 1999) fue un poeta mexicano perteneciente a la conocida Generación del Medio Siglo. Escribió tres libros fundamentales señalados como tales por la crítica especializada: Horal (1950), Tarumba (1956) y Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973). Su obra, aunque con resonancia continental, poco se conoce fuera de México, pero esto no niega que su poesía ocupe un lugar de privilegio en la tradición poética de lengua española. Estilísticamente, Sabines perteneció, dentro del imaginario puramente latinoamericano, a la vertiente poética denominada “coloquial” o “conversacional”. Dentro de la tradición poética mexicana, Jaime Sabines se inscribe en una poesía de tono popular, contraria a la vertiente culta hegemónica del tiempo que le tocó escribir, misma que impulsaba Octavio Paz a través de su grupo Taller. Dentro de su propia generación, el autor de Horal encontró interlocutores de su misma filiación estética, entre ellos Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde y Jaime García Terrés. Estos poetas tuvieron como referentes visibles, dentro de la geografía mexicana, a poetas como Renato Leduc y Juan de Dios Peza. Una revisión de la poesía de corte popular en la lírica mexicana seguramente arrojaría mucha claridad sobre la evolución de esta vertiente escritural de los últimos dos siglos. Del siglo xx es posible decir que Sabines es la figura central. Su obra dentro del canon poético mexicano es imprescindible para entender la evolución que han tenido las formas de la poesía no culta, su lenguaje y su universo de temas, la mayoría de ellos en consonancia con las más grandes preocupaciones del hombre: el amor, la soledad, la muerte, Dios y, ante todo, el tiempo. Sobre el tema del tiempo, por ejemplo, Mónica Mansour escribió: “El tiempo, en la obra de Sabines, aparece de todas las maneras: como tema, dentro de símiles o metáforas, en verbos y otras formas gramaticales y, naturalmente –es poesía– en el ritmo y la sonoridad. Tanto en los poemas escritos en verso como en los escritos en prosa, el ritmo –los ritmos– está presente: fluye y luego se rompe para volver a fluir. Y volvemos a la sorpresa que antes mencioné: a veces lo fluido o quebrado del ritmo sonoro no concuerda con el tema tratado y entonces cambian el significado y la sensación producida en el lector, y vuelve a provocarse la tensión.” Para entender a Jaime Sabines hay que poner su obra y su vida en una misma dirección, pues están estrechamente relacionadas. Una crónica vital acompañada de un recorrido bibliográfico y una descripción de su contexto histórico (social, cultural y político) podrá dibujar el perfil de un poeta que, como pocos, supo conciliar su concepción ética con su propuesta estética, esto es, la congruencia entre su pragmática moral y el ejercicio de su vocación poética, que mantuvo a lo largo de su vida.
Eduardo Lizalde Chávez (Ciudad de México, 14 de julio de 1929) es un escritor, poeta y académico mexicano. Realizó sus estudios de preparatoria en la Universidad de Puebla y los profesionales en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Dirigió la emisora Radio Universidad de esta casa de estudios; también estudió en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) con predilección la música de opera, de la cual es un profundo conocedor. Síguenos: @PodcastRuido --- Send in a voice message: https://anchor.fm/fabricaderuido/message
Costó bastante trabajo por asuntos técnicos, pero por fin les anunciamos que la lectura de hoy es del escritor #EduardoLizalde quien es muy conocido por su poesía que sin duda es muy buena, principalmente por sus poemas alrededor de la figura del Tigre como metáfora y representación de algo que va más allá del amor y de la rabia y del luto y de lo divino y de lo asqueroso, y todos esos elementos también supo hacerlos funcionar en este relato, en este cuento algo largo, pero con una historia fulminante, porque cuenta cómo a un indocumentado que intenta cruzar la frontera de México a Estados Unidos, lo dejan abandonado y encerrado dentro de un compartimento en un coche, y sufre y vaya que sufre ese encierro, la lectura estuvo a cargo de @masomenoz, ojalá les guste
Memoria poética es una serie que, con el pretexto de celebrar la vitalidad del arte poética en el Día Mundial de la Poesía, busca averiguar, por medio de charlas con poetas, cuál es el estado de la costumbre de aprender poemas de memoria y recitarlos. En este segundo episodio, Luis Paniagua, autor de los libros "Los pasos del visitante", "Maverick 71" (ganador del premio Literal Latin American Voices 2013 en la categoría de poesía) y "Casa" (merecedor del Premio Hispanoamericano de Poesía San Román 2014) dirá el poema “Boleros Mexican Style”, de Eduardo Lizalde. Fotografía de Eduardo Lizalde: Revistacritica.com Música: "Thirteen Unlucky Daisies", de Claudio Nuñez. www.freemusicarchive.com
El poeta Eduardo Lizalde, Premio Internacional Alfonso Reyes 2011, se reúne con estudiantes universitarios, a quienes lee una parte de su vasta obra y con quienes interactúa durante una sesión de preguntas y respuestas.
Revista Campus Cultural / Núm. 18 Marzo 1, 2012
"El resto es literatura" espacio en la radio del programa de promoción de la lectura del Tecnológico de Monterrey: Pasión por la Lectura. En esta ocasión, el programa está dedicado al poeta mexicano Eduardo Lizalde.
En este noveno programa: Eduardo Lizalde, King Creosote & Jon Hopkins, Madredeus, Paloma Mora y mucho más. Sábado de 1 a 2 de la tarde por Radio UAA 94.5||fm http://radiopodcast.uaa.mx/audio/player.php Buena Música + Buena Poesía = ¿Qué más puedes pedir?