Mensajes alentadores y llenos de esperanza sobre Jesús, de la Iglesia Cántico Nuevo Comunidad Cristiana en Quisqueya, Santo Domingo.
En medio de la adversidad y el encarcelamiento, el apóstol Pablo escribió una carta a la iglesia de Filipos, no con desesperación, sino con un mensaje de esperanza y gozo. A través de su exhortación a dos mujeres en conflicto, Evodia y Síntique, Pablo establece un modelo práctico para todos los creyentes. Nos enseña que la paz que trasciende nuestras circunstancias no es un sentimiento pasajero, sino el resultado de decisiones deliberadas: vivir en armonía, regocijarnos siempre en el Señor, mostrar amabilidad, y confiar en Dios a través de la oración en lugar de la ansiedad. Este pasaje nos revela cómo alcanzar una paz inquebrantable que guarda nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús.
.En el mensaje se nos invita a reflexionar sobre la verdadera identidad y suficiencia de Jesús, cuestionando por qué tantas personas aún no aceptan su necesidad de Él. A través de evidencia histórica, testimonios y las propias palabras de Jesús, descubrimos que Él no solo es una figura real, sino Dios mismo, quien ofrece plenitud, guía y vida eterna. Esta enseñanza nos desafía a confiar en lo que Jesús dice y reconocer que, en Él, encontramos todo lo que realmente necesitamos para vivir con propósito y esperanza.
En este mensaje exploramos cómo nuestra verdadera identidad como seguidores de Cristo nos llama a vivir con propósito y esperanza en medio de un mundo que no es nuestro hogar definitivo. A través del ejemplo del apóstol Pablo y el mensaje de Filipenses 3:17–4:1, descubrimos que nuestro pasaporte celestial debe ser el sello que guía nuestras decisiones diarias, invitándonos a adoptar los valores del Reino y a esperar con confianza la transformación que solo Jesús puede traer. Este mensaje nos reta a recordar que, aunque nuestra dirección postal esté aquí, nuestra ciudadanía y destino final están en los cielos.
Sin importar cuánto tiempo hayamos andado en el camino de la fe ni cuán maduros nos sintamos, nunca debemos de pensar que lo hemos alcanzado, sino que nuestra actitud debe ser el perseverar, esforzarnos y procurar activamente la meta espiritual de parecernos a Jesus con la certeza de lo alcanzaremos.
Los méritos que podemos ganar en nuestra vida son valiosos e importantes. Sin embargo, nunca seránsuficiente para justificarnos completamente, sino que es preferible la justicia que proviene de Dios por medio de la fe en Jesucristo. Esta justificación no depende de nuestras obras, sino que está fundamentada en Dios mismo.
El apóstol Pablo estaba encarcelado cuando escribió la carta a la iglesia de Filipos. Sin embargo, la carta a los Filipenses es una de las cartas más llenas de alegría, entusiasmo y confianza de las que él escribió. Su alegría estaba basada en dos cosas. Primero, el testimonio de esa iglesia era digno de orgullo para Él y, segundo, debido a sus cadenas el mensaje de Cristo estaba avanzando en varios lugares.
Filipenses 2:1-11 es un argumento teológico y práctico densamente tejido. Pablo nos va a llevar paso a paso, mostrándonos primero el qué de esta mentalidad, luego el porqué supremo (el ejemplo de Cristo), y finalmente el resultado glorioso. Si queremos vivir como Cristo, primero debemos aprender a pensar como Cristo, según nos lo detalla Su Palabra.
En nuestro caminar cristiano, todos anhelamos crecer, ser más como Jesús. Pero, ¿cómo se ve eso en la práctica? A veces nos sentimos perdidos, como si nos faltara un mapa claro. Vemos a otros cristianos que parecen tenerlo todo resuelto y pensamos: "Si tan solo pudiera ser como ellos". Pero luego surge la duda: ¿Se trata de copiar sus gestos, sus palabras, su forma de vestir? ¿O hay algo más profundo?Este es el dilema que muchos enfrentamos: *Queremos crecer espiritualmente, pero no estamos seguros de cómo seguir ejemplos de fe de una manera auténtica y transformadora, temiendo caer en una simple copia o en la frustración de no alcanzar un ideal.*
El mundo exalta la autosuficiencia, pero la vida nos enseña que la verdadera fortaleza está en depender del tronco. Pensar que separados de la fuente podemos hacer algo, es una utopía que ha forjado el enemigo en su sistema caído y destinado a la derrota. En Cristo, la dependencia es poder.
Hay momentos en nuestra vida en que nos sentimos perdidos. Tal vez estás enfrentando una decisión difícil, o tal vez te preguntas si el camino que has tomado es el correcto. Quizás te sientes confundido por tantas voces que dicen tener la verdad, o simplemente estás cansado y necesitas esperanza. Jesús se dirigió a estas mismas preocupaciones humanas cuando dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí." En este mensaje, vamos a explorar qué significan estas palabras para nosotros aquí y ahora.
Jesús se presenta a sí mismo como el buen pastor y la puerta del redil. A este respecto, estaremos analizando una interesante comparación con la vida de un pastor de ovejas y qué principales enseñanzas podemos obtener de las declaraciones de nuestro Señor.
¿Alguna vez han buscado algo con desesperación, solo para darse cuenta de que estaba justo frente a ustedes todo el tiempo? A veces, podemos tener ojos y no ver lo más importante. Hoy vamos a ver una historia así en Juan capítulo 9. Jesús se encuentra con un hombre ciego de nacimiento. Y lo que sucede a continuación nos revela mucho sobre el sufrimiento, la fe, la oposición y, sobre todo, sobre quién es Jesús y lo que Él vino a hacer por cada uno de nosotros. Esta no es solo la historia de un hombre que recuperó la vista física; es la historia de cómo podemos pasar de la ceguera espiritual a ver la gloriosa luz de Cristo. Prepárense para ver cómo Jesús abre los ojos, tanto los físicos como los del corazón.
¿Alguna vez han sentido que avanzan a tientas en la oscuridad, buscando respuestas que parecen esconderse en las sombras? La verdad es que todos nosotros, en algún momento, nos hemos sentido perdidos en un mundo que parece cada vez más confuso y sombrío. Pero hay una luz que nunca se apaga, una luz que no solo ilumina nuestro camino sino que transforma nuestra historia: Jesús, quien declaró ser la luz del mundo.
En este mensaje, descubre el poder transformador de un Dios que sigue robando tumbas. Cristo no solo venció la muerte, sino que continúa llamándonos por nombre para liberarnos de nuestras propias tumbas—sean adicciones, quebrantamiento o desesperanza. A través de Cristo, nunca es tarde para un nuevo comienzo. ¿Estás listo para escuchar tu nombre y salir de la oscuridad?
En este interesante acontecimiento podemos visualizar una multitud entonando alabanzas al Hijo de Dios, explicado en los cuatro evangelios, haciendo reverencia a Su llegada y con un aparente corazón lleno de regocijo por las señales que Él había realizado. Es un evento lleno de símbolos y marca el cumplimiento de las profecías mesiánicas. Además, releva las motivaciones de las personas y el reinado humilde de nuestro Salvador.
¿Alguna vez has sentido un anhelo que nada parece llenarte completamente? Todos perseguimos cosas que prometen satisfacernos pero que siempre nos dejan queriendo más. Descubre cómo Jesús, el Pan de Vida, es la única respuesta a esa hambre que realmente puede satisfacerte.
En medio de tu tormenta, cuando parece que no hay salida y tus fuerzas se agotan, hay alguien caminando sobre las mismas aguas que amenazan con hundirte – y tu decisión de invitarlo a tu barca no solo calmará la tormenta, sino que te llevará instantáneamente a un destino que parecía imposible de alcanzar.
Cuando sientes que lo que tienes nunca será suficiente, Jesús toma lo poco y la transforma en abundancia que no solo satisface tus necesidades sino que impacta a las personas a tu alrededor.
Este mensaje explora la transformación integral que Jesús ofrece a través de la historia del paralítico en el estanque de Betesda (Juan 5:1-15). Más que una simple sanación física, esta historia revela cómo Jesús libera a las personas de sus identidades limitantes, mentalidades de víctima y excusas que los mantienen paralizados.
La vida cristiana es un llamado a creer y confiar por lo que Dios representa, no por lo que haga o deje de hacer. Sin embargo, la fe ciega no deja de ser evidente, ya que muchas cosas no vemos, pero sabemos que están ahí.
La vida cristiana es un llamado a creer y confiar por lo que Dios representa, no por lo que haga o deje de hacer. Sin embargo, la fe ciega no deja de ser evidente, ya que muchas cosas no vemos, pero sabemos que están ahí.
Dios se ha manifestado como el YO SOY, reflejando la plenitud de Su poder disponible para el mundo y que, no importa la necesidad, Él puede cubrirla. Jesús se llamó el agua viva, lo que representa el fundamento de nuestra vida espiritual.
Este primer milagro enfoca la manifestación de Jesús obrando como Dios, operando en lo sobrenatural y con un deseo de atender las necesidades de las personas.
A medida que continuamos en Juan. En este mensaje vemos los primeros discípulos y nuestra participación activa en el ministerio de Jesús.
Muchas personas sienten falta de perdón y no se sienten capaces de vivir como cristianos. A través de dos declaraciones fundamentales —que Jesús es el Cordero que quita el pecado del mundo y que el Espíritu se posó sobre Él- aprendemos sobre la identidad y misión de Jesús. Esto nos permite ser testigos de Su obra y vivir con la esperanza y certeza de que, en Él, nuestros pecados han sido perdonados y nuestra relación con Dios ha sido restaurada.
La pregunta "¿Quién soy yo?" es una de las preguntas más fundamentales que nos hacemos como seres humanos. Todos, en algún momento, nos hemos detenido a pensar en nuestra identidad. Esta pregunta resuena en nuestras vidas desde la niñez hasta la adultez, y no importa nuestra edad, cultura o contexto, seguimos buscando respuestas. Hoy quiero que reflexionemos juntos sobre esa pregunta: "¿Quién soy yo?" y cómo encontrar una respuesta verdadera y liberadora.
A través de las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios, descubriremos cómo nuestra vida como seguidores de Cristo debe reflejar Sus enseñanzas de tal manera que otros puedan seguir nuestro ejemplo para acercarse más a Él.
Este mensaje explora la verdadera naturaleza de Jesús a través del evangelio de Juan 1:1-18, enfatizando dos verdades fundamentales: Jesús es Dios mismo y el Creador de todo. Juan presenta a Jesús no como una simple figura histórica o religiosa, sino como el Verbo eterno que vino a crear un nuevo reino y una nueva familia espiritual. A través de Él, los creyentes reciben una nueva identidad como hijos de Dios y son llamados a vivir bajo los valores de Su reino.
El llamado a "hacer discípulos todos" subraya la importancia de compartir nuestra fe y formar comunidades cristianas sólidas. Los grupos en casa se presentan como un medio eficaz para cultivar relaciones profundas, enseñar la Palabra de Dios y ayudar a otros a crecer espiritualmente.
El libro de los Hechos nos muestra que la fe cristiana no es una religión estática, sino una vida dinámica y en constante crecimiento. Al explorar sus relatos, descubrimos cuatro principios clave que nos desafían a: mantenernos alerta, involucrarnos en nuestra comunidad, compartir el evangelio con valentía y profundizar nuestra comunión con Cristo. Estas enseñanzas siguen siendo tan relevantes hoy como lo fueron en el primer siglo, y nos equipan para vivir vidas con propósito y significado.
Un alma que tiene amistad con el mundo actúa, totalmente, separada de la voluntad de Dios y de su programa. Es evidente en sus relaciones y forma de conducirse, con respecto a Dios, a los demás y a sí mismo.
A medida que vamos avanzando en nuestra vida cristiana es apropiado que vayamos dando señales de madurez, asumiendo nuevas responsabilidades. Estas nuevas responsabilidades implican que prestemos más atención a nuestra manera de comportarnos. Jesús advirtió en Lc. 12:48b que todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Hoy veremos que, al crecer en Dios, es evidente que vamos dejando las obras carnales más obvias, sin embargo hay peligros sutiles de los cuales se nos advierte.
El tema central del libro de Santiago es la fe que obra o la fe que da fruto en nuestras vidas. Como sucede en nuestros días, así sucedía en tiempos de Santiago: algunos decían tener fe en Jesús, pero su vida no mostraba ninguna evidencia de esa fe. Para ver si tu fe es real hay tres preguntas que queremos ver respondidas en el texto.
El favoritismo es incompatible con la fe en Jesucristo, es incompatible con la gracia de Dios y es una transgresión de la ley de Dios. Y un día tendremos que dar cuenta a Dios por la forma en que tratamos a otras personas.
Un cristiano en crecimiento debe procurar ir identificando y eliminando aquellas cosas que no favorecen un avance saludable en su caminar con el Espíritu Santo.
En vez de ver las pruebas como un castigo o un obstáculo, Santiago nos presenta una perspectiva diferente: las pruebas son una oportunidad para que nuestra fé crezca y se fortalezca.
El apóstol Pablo aborda temas fundamentales de la fe cristiana y ofrece orientación práctica para la vida en comunidad y cómo debemos lidiar con nuestras diferencias.
“Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento despliega la destreza de sus manos.” Salmos 19:1 NTV
En un mundo lleno de divisiones y diferencias, Pablo nos recuerda cómo debe ser el amor: genuino, tangible y sincero que trasciende las emociones, cumpliendo así nuestra única deuda, el amor hacia los demás.
El decimotercer capítulo de Romanos aborda la relación entre la iglesia y el estado y las relaciones entre el cristiano individual y las diversas funciones del gobierno. Discute temas como la desobediencia cristiana y civil, el cristiano y la revolución, y otros aspectos importantes de la vida del cristiano como ciudadano.
La verdadera vida cristiana tiene que ser vivida desde dentro, desde el corazón. Si todo el ser espiritual del hombre está poseído por el Señor Jesucristo, la vida del Señor será manifestada en todo lo que haces. El cuerpo debe ser entregado al Señor, y eso significa, por supuesto, que los motores del cuerpo, que están regidos por nuestra voluntad, también deben ser cedidos al Señor.
Pablo, en los versículos 9 y 10 del capítulo 10, explica que la oportunidad de alcanzar salvación es para todos, por medio de la fe, sin distinción entre judíos y gentiles. El regalo de la salvación le ha sido otorgado a todo el que invoque el nombre de Jesús. La justicia de Dios no es obtenida por obras, sino por medio de confesar y creer en la persona y obra de Jesucristo.
No hay nada, en el cielo ni en la tierra, que pueda compararse al amor gratuito de Dios. El regalo de la salvación por medio de su hijo trae consigo todo lo que necesitamos para caminar con la firmeza de una esperanza viva y, dicha esperanza, es el gozo de saber que caminamos bajo su protección.
Aunque vivimos en un mundo lleno de sufrimiento y dolor, Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman. Pablo reta a los cristianos a pensar de manera diferente sobre el dolor y las injusticias, y a confiar en que Dios está trabajando para nuestro bien y conformándonos a la imagen de Cristo.
Aquellos que viven según el Espíritu de Dios son libres de la condenación y tienen acceso a la vida abundante, en contraste con aquellos que viven según la naturaleza pecaminosa, quienes están sujetos a la esclavitud y a la muerte espiritual.
En el capítulo 5 de Romanos, Pablo explora las consecuencias de la justificación por la fe. Destaca los abundantes frutos que provienen de esta nueva relación con Dios, alcanzada no por nuestras obras, sino por la fe en Jesucristo. Ahora estamos bien parados (firmes).
En Romanos 3:21-24, Pablo presenta el evangelio de la salvación por fe en Jesucristo. Afirma que la justicia de Dios se revela ahora, aparte de la Ley, a través de la fe en Jesucristo. Esta justicia está disponible para todos los que creen, sin importar su origen étnico o estatus social.