Meditación diaria del Santo Evangelio, oraciones como El Santo Rosario, la Coronilla de la Divina Misericordia, Novenas, Vida de Santos, Homilias, Predicaciones y Testimonios, todo para Alabanza y Gloria de Nuestro Señor Jesucristo
Lc 6,27-36.Jesús dijo a sus discípulos:«Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica.Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes.Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman.Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores.Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
Lc 6,20-26.Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»
Lc 6,12-19.Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados;y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Mt 1,1-16.18-23.Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá;Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías;Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías;Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel;Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud;Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Lc 14,25-33.Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo."
Lc 6,1-5.Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían.Algunos fariseos les dijeron: "¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?".Jesús les respondió: "¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre,cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?".Después les dijo: "El hijo del hombre es dueño del sábado".
Lc 5,33-39.En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben".Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar".Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más.¡A vino nuevo, odres nuevos!Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor".
Lc 5,1-11.En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes".Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador".El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres".Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
Lc 4,38-44.Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado".Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Lc 4,31-37.Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!".Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Lc 4,16-30.Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidosy proclamar un año de gracia del Señor.Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?".Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún".Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país.Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio".Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecierony, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Lc 14,1.7-14.Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados.Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".
Mt 13,44-46.Jesús dijo a la multitud:"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."
Mc 6,17-29.Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Mt 24,42-51.Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,su señor llegará el día y la hora menos pensada,y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.Evangelio del jueves 28 de agosto. Mateo 24,42-51
Mt 23,27-32.¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre!Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos,diciendo: 'Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas'!De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas.¡Colmen entonces la medida de sus padres!
Mt 23,23-26.¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
Mt 23,13-22."¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'.¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
Lc 13,22-30.Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió:"Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'.Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'.Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'.Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".
Mt 22,34-40.Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él,y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.Este es el más grande y el primer mandamiento.El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
Mt 22,34-40.Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él,y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.Este es el más grande y el primer mandamiento.El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
Mt 22,1-14.Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio.Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'.Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.
Mt 19,30.20,1-16.Jesús dijo a sus discípulos: «Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
Mt 19,23-30.Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.
Mt 19,16-22.Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?".Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos"."¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio,honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo".El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?"."Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
Lc 12,49-53.Jesús dijo a sus discípulos:"Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división.De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres:el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".
Mt 19,13-15.Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron,pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos".Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.
Lc 1,39-56.María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:¡su Nombre es santo!Su misericordia se extiende de generación en generaciónsobre aquellos que lo temen.Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.Colmó de bienes a los hambrientosy despidió a los ricos con las manos vacías.Socorrió a Israel, su servidor,acordándose de su misericordia,como lo había prometido a nuestros padres,en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Mt 18,21-35.19,1.Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'.E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.
Mt 18,15-20.Jesús dijo a sus discipulos:Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos.Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá.Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.
Mt 18,1-5.10.12-14.En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?".Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellosy dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial."¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños."
Mt 17,22-27.Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?"."Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos.Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".
Lc 12,32-48.No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino.Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla.Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!"Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada".Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?".El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más."
Mateo 16, 24-28En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey''.
Mt 16,13-23.Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas"."Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: "Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá".Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
Lc 9,28b-36.Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar.Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías,que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". El no sabía lo que decía.Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor.Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo".Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
Mt 14,22-36.Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra.A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua"."Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame".En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos,rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.
Mt 14,13-21.Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos".Pero Jesús les dijo: "No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos".Ellos respondieron: "Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados"."Tráiganmelos aquí", les dijo.Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Mt 14,1-12.En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes,y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos".Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe,porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla".Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodesque prometió bajo juramento darle lo que pidiera.Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dierany mandó decapitar a Juan en la cárcel.Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre.Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.
Lc 12,13-21.En aquel tiempo:Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?".Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'.Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'.Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'.Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".
Mt 13,54-58.Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas?¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?".Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia".Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Mt 13,47-53.Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.¿Comprendieron todo esto?". "Sí", le respondieron.Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo".Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.
Mt 13,44-46.Jesús dijo a la multitud:"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."
Jn 11,19-27.Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas".Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará".Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?".Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".
Mt 17,22-27.Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?"."Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos.Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".
Lc 11,1-13.Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;danos cada día nuestro pan cotidiano;perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".Jesús agregó: "Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes,porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle',y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'.Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".
Mt 13,24-30.Jesús propuso a la gente otra parábola:"El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'.'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".
Mt 20,20-28.La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo."¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda"."No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron."Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre".Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Mt 13,10-17.En aquel tiempo, los discípulos se acercaron y le dijeron: "¿Por qué les hablas por medio de parábolas?".El les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden.Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán,Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure.Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen.Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron."
Mt 13,1-9.Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar.Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.¡El que tenga oídos, que oiga!".
Jn 20,1-2.11-18.El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcroy vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'".María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.