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Una cuestión que sigue sin ser respondida es si el ser humano es bueno o malo por naturaleza o si, al contrario, es la sociedad la que nos hace buenos o malos. Dos desgracias sucedidas en el siglo XIX permitieron analizar lo que sucedía cuando unos náufragos quedaban aislados en una isla desierta. En el primero los que se salvaron del naufragio establecieron unas normas de colaboración y lograron sobrevivir, en cambio, de los 19 supervivientes del segundo naufragio solo sobrevivieron tres. Una conclusión de estos “experimentos naturales” es que la colaboración entre los miembros de nuestra especie debió resultar fundamental para la supervivencia en los duros tiempos prehistóricos. Ahora otros dos experimentos realizados con niños de corta edad, en los que se mostraban marionetas que colaboraban o no entre sí, o se les vestían con camisetas de distintos colores han revelado que la capacidad de formar grupos y de colaborar viene unida a una desgraciada característica humana: convertir en enemigos a otros que son identificados como ajenos a nuestro grupo.
La aterosclerosis es la enfermedad que se produce por la generación de placas en la superficie interna de las arterias, estas placas van creciendo y engrosándose con el tiempo y causan un progresivo estrechamiento y endurecimiento de las arterias que compromete el riego sanguíneo a los órganos. Unos actores que participan en el desarrollo de la aterosclerosis, pero de los que se sabe poco, son las plaquetas. Las plaquetas son células sin núcleo de la sangre cuya misión es la de activarse frente a una rotura en los vasos sanguíneos para taponarlos, junto con otras proteínas de la coagulación. Estudios realizados por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York revelan que el colesterol de la sangre facilita la agregación de las plaquetas con los monocitos de la sangre y con los macrófagos, lo que potencia el crecimiento de las placas de ateroma.
Todas las actividades cotidianas dependen de la comunicación entre las neuronas, la cual depende, a su vez, de mecanismos moleculares que se producen continuamente a gran velocidad en la zona de interacción neuronal, la llamada sinapsis. Para que las sinapsis puedan funcionar a la velocidad requerida, las neuronas sintetizan neurotransmisores que interaccionan con moléculas receptoras presentes en la otra neurona y les envían una señal activadora. Las neuronas forman en su membrana externa unas estructuras denominadas porosomas, o sea, cuerpos formadores de poros. Investigadores de la Universidad de Wisconsin, en EE. UU., descubren ahora las proteínas que controlan el paso por los porosomas e impiden la liberación de los neurotransmisores al espacio sináptico a menos que sea recibida la señal bioquímica de activación.
Probablemente todos estemos familiarizados con las almendras amargas, que de vez en cuando pueden aparecer acompañando a las almendras dulces. Las almendras amargas son ahora la excepción a la regla, pero hace unos miles de años eran la regla, porque el ancestro de las almendras actuales era tóxico. La excepción eran los escasos mutantes que habían perdido la capacidad de sintetizar un compuesto amargo y tóxico llamado amigdalina (amígdala significa almendra en latín) y que producían almendras dulces. Al ingerir una almendra amarga, una vez dentro del cuerpo, la amigdalina puede liberar cianuro y provocar una intoxicación si la dosis ingerida es alta. Un día, un miembro de nuestra especie tropezó con un almendro mutante que carecía de amigdalina. Sus semillas se podían comer y eran altamente nutritivas. Este inteligente individuo pensó que podría ser muy beneficioso tratar de cultivar este árbol mutante y usar sus semillas como alimento. Ahora, la almendra es el principal fruto seco cultivado en el mundo.
Probablemente todos estemos familiarizados con las almendras amargas, que de vez en cuando pueden aparecer acompañando a las almendras dulces. Las almendras amargas son ahora la excepción a la regla, pero hace unos miles de años eran la regla, porque el ancestro de las almendras actuales era tóxico. La excepción eran los escasos mutantes que habían perdido la capacidad de sintetizar un compuesto amargo y tóxico llamado amigdalina (amígdala significa almendra en latín) y que producían almendras dulces. Al ingerir una almendra amarga, una vez dentro del cuerpo, la amigdalina puede liberar cianuro y provocar una intoxicación si la dosis ingerida es alta. Un día, un miembro de nuestra especie tropezó con un almendro mutante que carecía de amigdalina. Sus semillas se podían comer y eran altamente nutritivas. Este inteligente individuo pensó que podría ser muy beneficioso tratar de cultivar este árbol mutante y usar sus semillas como alimento. Ahora, la almendra es el principal fruto seco cultivado en el mundo.
La principal contribución de la ciencia a la justicia proviene de aspectos técnicos como, por ejemplo, los ensayos de ADN que permiten identificar a un asesino o violador que haya dejado restos biológicos en la escena del crimen. Las pruebas de ADN son posibles gracias a que, a pesar de que todos poseemos en un 99,9% un ADN idéntico, una parte de ese 0,1% restante es individual. Cada uno porta en su genoma características particulares. Esta “huella dactilar” está formada por secuencias de “letras” en regiones concretas del genoma que se repiten varias veces. Las repeticiones son únicas para cada persona, por lo que, determinando por diversas técnicas de biología molecular cuáles son, podemos generar un perfil de ADN e identificar con él a cada cual con una fiabilidad superior a la de las verdaderas huellas dactilares de nuestros dedos, incluso, y esta es la novedad, cuando no se tiene una muestra genética del sospechoso.
Para aumentar la diversidad genética, e incrementar así la resistencia de una especie a los avatares del entorno, la Naturaleza ha encontrado la solución de la reproducción sexual. Sin embargo, de vez en cuando se producen excepciones. Una de ellas es muy reciente, ya que apareció solo en 1995. Se trata de una nueva especie de cangreja de río llamada Procambarus virginalis. Esta especie consta solo de hembras que, obviamente, se reproducen sin machos de manera asexuada. Estas cangrejas ponen huevos fértiles de los que solo nacen hembras que son clones virtualmente idénticos a sus madres. Cada ocho semanas una de estas hembras genera otras cien. Desde entonces, ha colonizado varios países de Europa central y la isla de Madagascar. No es conocido cómo esta especie puede realizar esta hazaña, pero estudios recientes indican que la respuesta podría encontrarse en la epigenética, es decir, en modificaciones químicas en el ADN que controlan el funcionamiento de los genes.
El “gen del lenguaje” no es el único responsable de nuestra capacidad para hablar. Este gen se descubrió en una familia, llamada K.E., algunos de cuyos miembros no podían producir un lenguaje comprensible. Se descubrió que esta incapacidad se debía a una mutación en un único gen, conocido como FOXP2. El análisis genético de un grupo reducido de humanos, chimpancés, gorilas y orangutanes, reveló que los humanos poseían dos diferencias con respecto al resto de los animales en ese gen, lo que llevó a pensar que esas mutaciones son las que nos dieron la capacidad para hablar y nos hicieron humanos. Ahora, un grupo de científicos ha analizado la secuencia génica de FOXP2 en un grupo mucho más amplio de personas y ha descubierto que las poblaciones asiáticas y europeas sí poseen los dos cambios, pero no sucede lo mismo con la población africana. Dado que tanto unos como otros pueden hablar, la conclusión es que el “gen del lenguaje” no es tal.
Probablemente los primeros organismos que generaron celulosa no fueron las plantas, sino las bacterias. Estos pequeños seres vivos fabrican celulosa y la secretan al exterior con lo que forman lo que se llama una biopelícula, o un biofilm, que las hace más difíciles de erradicar que las bacterias aisladas. Recientemente, utilizando nuevas técnicas de purificación de la celulosa bacteriana, investigadores de varias universidades europeas y estadounidenses han descubierto que las bacterias producen una celulosa químicamente modificada que es diferente a la generada por las plantas. Esta modificación química de la celulosa le proporciona propiedades diferentes. Una de ellas es una mayor flexibilidad y menor rigidez, pero también una mayor sensibilidad a ciertos detergentes, algo que podría ser utilizado para atacar a las bacterias que se protegen con biofilms.
En 1924, el Dr. Berger conectó electrodos al cuero cabelludo de algunos voluntarios y analizó los cambios de voltaje eléctrico que estos registraban. Descubrió que los electrodos revelaban cambios en la actividad cerebral. Uno de los más significativos se producía al cerrar los ojos. El Dr. Berger bautizó las ondas registradas por los electrodos en este caso como ondas alfa. Hasta hoy han sido consideradas como la firma electromagnética más importante del cerebro humano. Ahora un experimento realizado, usando encefalógrafos portátiles, en un grupo rural de la India ha revelado que las personas más pobres carecían de ondas alfa. Los científicos se dieron cuenta de que el parámetro que mejor explicaba la ausencia de las ondas alfa, u ondas alfa más débiles de lo normal, eran los ingresos económicos.
Los recientes huracanes que han azotado los países caribeños y el sur de los Estados Unidos han traído mucha ruina y desolación, pero también han puesto de manifiesto algunos hechos interesantes relacionados con la ciencia. Uno de los más curiosos ha sido el comportamiento de una especie de hormiga para defenderse de las enormes inundaciones, comportamiento que le permite sobrevivir los huracanes más poderosos. La hormiga, conocida vulgarmente como “hormiga de fuego”, posee un aguijón, con el que pueden inyectar veneno a sus víctimas. Ahora, investigadores de la Universidad de Emory, en Atlanta, EE.UU., estudian el veneno y descubren en él propiedades que podrían utilizarse para el tratamiento de la psoriasis.
Un descubrimiento inesperado viene a añadir una nueva función a una de las células estrella del sistema inmune: el macrófago. Los macrófagos, son células capaces de comer bacterias, virus y células muertas y digerirlos en su interior. En los últimos años se ha ido descubriendo que los macrófagos no solo desempeñan una función crítica para la defensa del organismo, sino también en otros importantes procesos. Ahora, investigadores de la Universidad de Washington descubren que los macrófagos median la comunicación entre dos tipos de células. El descubrimiento se produjo al estudiar la formación de las bandas del cuerpo del pez cebra, un pequeño pececillo cuyo cuerpo está cubierto de franjas de color negro y amarillo.
Hoy, Jorge Laborda comenta dos investigaciones en Quilo de Ciencia. En la primera habla de cómo en el pasado se originó una rama evolutiva que condujo a la transformación de las medusas en parásitos. La conexión se establece con un grupo de parásitos llamado mixozoos. Los mixozoos son una cápsula de unas pocas células que puede expulsar un pequeño filamento, el cual facilita su adhesión al pez hospedador. Esta estructura es muy similar a la encontrada en los animales clasificados en el grupo de los cnidarios, a los que pertenecen las anémonas y las temidas medusas. La segunda investigación, comentada hoy, habla de un nuevo enfoque en la terapia antitumoral que invita a considerar el cáncer como un proceso evolutivo con su propia ecología.
Hoy, Jorge Laborda comenta dos investigaciones en Quilo de Ciencia. En la primera habla de cómo en el pasado se originó una rama evolutiva que condujo a la transformación de las medusas en parásitos. La conexión se establece con un grupo de parásitos llamado mixozoos. Los mixozoos son una cápsula de unas pocas células que puede expulsar un pequeño filamento, el cual facilita su adhesión al pez hospedador. Esta estructura es muy similar a la encontrada en los animales clasificados en el grupo de los cnidarios, a los que pertenecen las anémonas y las temidas medusas. La segunda investigación, comentada hoy, habla de un nuevo enfoque en la terapia antitumoral que invita a considerar el cáncer como un proceso evolutivo con su propia ecología.
La aspirina podría ayudar a impedir que los tumores fueran tolerados por el sistema inmune. Recientes conocimientos sobre los mecanismos puestos en marcha por las células tumorales para evadir al sistema inmune están siendo utilizados para desarrollar inmunoterapias anticancerosas que persiguen bloquearlos. En experimentos realizados con ratones de laboratorio en los que se induce el crecimiento de melanoma y otros tumores, la administración de aspirina a los animales, combinada con la utilización de otra estrategia que impide la inhibición de la actividad inmune contra las células tumorales, ha conseguido que los tumores sean erradicados. Aunque no es frecuente que la misma estrategia utilizada con animales funcione igual de bien en pacientes humanos, los resultados son muy prometedores.
La tecnología de la resonancia magnética utiliza fuertes campos magnéticos y ondas de radio para conseguir imágenes del interior del cuerpo humano, o también de los cuerpos de animales de investigación, mientras continúan vivos y coleando. Resultaría, sin duda, interesante poder utilizar las máquinas de resonancia magnética no solo como herramientas diagnósticas, sino también terapéuticas. Investigadores de la universidad de Sheffield, en el Reino Unido, deciden investigar si sería posible dirigir hacia los tumores a macrófagos cargados con virus llamados oncolíticos, que resultan eficaces para matar a células tumorales, mediante campos magnéticos generados por una máquina de MRI.
Hace más de 40 años, el psicólogo Paul Ekman llevó a cabo trabajos con personas de diferentes etnias y culturas, mostrándoles fotografías de expresiones faciales indicativas de diferentes emociones, con el objeto de comprobar si cualquier ser humano era capaz de detectarlas en las expresiones de los demás. Esto fue lo que Ekman descubrió, lo cual le permitió definir cinco emociones básicas (miedo, ira, tristeza, disgusto y alegría), a las cuales algunos añaden una sexta emoción: la sorpresa. Con el advenimiento de las técnicas de neuroimagen, comenzaron a realizarse estudios para averiguar qué regiones del cerebro estaban involucradas en la percepción de las diferentes emociones, unos estudios que ahora ofrecen nuevas formas de explicar las emociones.
Hace más de 40 años, el psicólogo Paul Ekman llevó a cabo trabajos con personas de diferentes etnias y culturas, mostrándoles fotografías de expresiones faciales indicativas de diferentes emociones, con el objeto de comprobar si cualquier ser humano era capaz de detectarlas en las expresiones de los demás. Esto fue lo que Ekman descubrió, lo cual le permitió definir cinco emociones básicas (miedo, ira, tristeza, disgusto y alegría), a las cuales algunos añaden una sexta emoción: la sorpresa. Con el advenimiento de las técnicas de neuroimagen, comenzaron a realizarse estudios para averiguar qué regiones del cerebro estaban involucradas en la percepción de las diferentes emociones, unos estudios que ahora ofrecen nuevas formas de explicar las emociones.
¿Cómo está afectando el calentamiento global a la distribución de los insectos polinizadores? Un grupo de investigadores han estudiado los cambios de distribución geográfica de las especies de abejorros, uno de los grupos de insectos que más contribuyen a la correcta polinización de numerosas especies de plantas. Estos insectos son, además, fácilmente visibles y se han recopilado datos desde hace más de un siglo por distintos organismos americanos o europeos sobre los lugares y fechas donde se han visto. Los investigadores han recopilado alrededor de 423.000 observaciones realizadas con 67 especies de abejorros en Europa y Norteamérica desde el año 1901 al 2010. Haciendo uso de esos datos han descubierto que estos animales no se adaptan bien a los cambios inducidos por el reciente calentamiento global. (Ver en el Blog).
Hace más de 150 años, el renombrado fisiólogo francés Claude Bernard postuló que al igual que existen genes de hormonas que, como la insulina, funcionan para incorporar los nutrientes a las células, deberían existir también genes de hormonas para limitar esta incorporación, de manera que en situaciones de hambruna se pudieran repartir los escasos nutrientes entre todas las células del cuerpo, evitando que algunas los acapararan todos, lo que conduciría a la muerte del organismo. Ahora, investigadores de la universidad de Stanford han encontrado en moscas un gen que produce una proteína a la que han dado el nombre de limostatina, en honor a Limos, el espíritu griego del hambre. También han encontrado un equivalente en el genoma humano.
Casi a diario nos asombramos con un nuevo avance de la ciencia o de la tecnología que pone a nuestra disposición una inesperada posibilidad de hacer o crear, o una mayor comprensión sobre algún aspecto, en general, muy concreto de la realidad. Son raros, sin embargo, los estudios que ayudan a explicar fenómenos globales, y más raros aun los que ayudan a explicar hechos fundamentales para nuestra vida como, por ejemplo, qué probabilidad tengo yo de morir de cáncer si mi madre murió de esa enfermedad. El estudio que comentamos hoy revela un hecho sorprendente: el cáncer en muchos casos va unido a una dosis considerable de mala suerte.
La ciencia se ocupa de todos los aspectos de la vida, incluso de aquellos que antaño parecían bien al abrigo de sus inexorables, por razonables, garras. Uno de estos temas, de interés universal y casi tan viejo como la propia Humanidad, es el de la ideología política. ¿Cuál es su origen? ¿Por qué unas personas son de izquierdas y otras de derechas? En años recientes, numerosos estudios científicos han demostrado que las tendencias políticas poseen una fuerte base biológica. Aunque resulte chocante, estos estudios indican que son en gran parte heredables, es decir, debidas, una vez más, a los inevitables genes. A esto hay que añadir ahora un nuevo estudio en el que se han identificado varias regiones cerebrales que se activan de forma distinta en personas de diferente tendencia política.
Para que un virus como el del Ébola pueda propagarse entre una población debe ser capaz de doblegar, o al menos engañar por un tiempo, al sistema inmunitario de los seres humanos. En caso contrario, este reacciona y mata de inmediato a cualquier célula que haya podido ser infectada por una partícula vírica, cortando así de cuajo la infección. ¿Cómo consigue el virus del Ébola evadir la acción del sistema inmune? Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, junto con colaboradores de la Facultad de Medicina y Centro Médico de Dallas, en los Estados Unidos, descubren un nuevo y crucial mecanismo por el que el virus del Ébola evade la acción el sistema inmune.
Pocos dudan de que el ser humano es más inteligente que el chimpancé. Sin embargo, cualquiera que haya visitado un zoo y haya visto a los chimpancés en acción no tendrá más remedio que concluir que no tienen un pelo de tontos, y eso a pesar de tener mucho más pelo que nosotros. Al ver interactuar a estos astutos animales, uno se pregunta si realmente el ser humano les supera en inteligencia sea cual sea el problema que se deba resolver. Obviamente, si se trata de sumar o de multiplicar, los humanos vamos claramente a superarles, pero si se trata de otro tipo de cuestiones, ¿les superaremos siempre?
Pocos dudan de que el ser humano es más inteligente que el chimpancé. Sin embargo, cualquiera que haya visitado un zoo y haya visto a los chimpancés en acción no tendrá más remedio que concluir que no tienen un pelo de tontos, y eso a pesar de tener mucho más pelo que nosotros. Al ver interactuar a estos astutos animales, uno se pregunta si realmente el ser humano les supera en inteligencia sea cual sea el problema que se deba resolver. Obviamente, si se trata de sumar o de multiplicar, los humanos vamos claramente a superarles, pero si se trata de otro tipo de cuestiones, ¿les superaremos siempre?
Nuestro querido planeta tiene la manía de hacer desparecer a sus criaturas sin dejar rastro. Tan sólo en algunos lugares privilegiados, escasos restos fosilizados, rotos y dispersos, han logrado escapar al martillo del tiempo. Son tan pocos, y tan deteriorados, que cada uno de ellos cuenta una historia distinta. Los científicos intentan unir todas esas historias para reescribir el libro evolutivo de nuestra especie y de muchas otras. Hoy Ulises nos habla de una de esas historias, la de una pequeña australopiteco que recibió el nombre de Lucy. Después visitaremos un lugar tan cargado de historias que se ha convertido Patrimonio de la Humanidad: La Sierra de Atapuerca. Allí hablamos con Eudald Carbonell.
En 1999 se descubrió por casualidad un hecho sorprendente. Un grupo de científicos decidió, en el curso de investigaciones contra el cáncer, inyectar a un ratón de laboratorio macho, varias dosis letales de células tumorales. En contra de lo esperado, esas células malignas no lograron acabar con su vida. Cuando los investigadores se dieron finalmente cuenta de que este ratón era resistente al crecimiento tumoral, lo cruzaron con varias hembras de las que nacieron animales también resistentes. Esto supuso evidencia sólida de que esta inusual resistencia poseía una base genética interesante de estudiar.
Todas nuestras células poseen mecanismos moleculares de reparación del ADN, el cual, no se asuste, sufre daños frecuentemente. Si el daño causado al ADN es demasiado intenso, la célula detecta que el daño es irreparable y decide suicidarse. Las células malheridas suelen ser obedientes y resignadas con su propio destino, y ponen fin a su vida. Pero no todas las células heridas se resignan a su muerte. En algunos casos, los mecanismos de suicidio celular fallan, la célula mutante se apega a la vida y puede convertirse en una célula tumoral. Por fortuna, décadas de estudios sobre las plantas alimenticias han demostrado que muchas de ellas contienen sustancias que impiden o dificultan el desarrollo de los tumores.
El primer ser humano que observó un ritmo circadiano (del latín circa, alrededor, y diem, día) fue el almirante griego Andróstenes, que sirvió bajo las órdenes de Alejandro Magno en el siglo IV antes de Cristo. Andróstenes describió los movimientos diarios de las hojas del árbol Tamarindo. Desde esta primera descripción, los ritmos circadianos se han observado en prácticamente todos los seres vivos, desde las cianobacterias a los animales superiores. Ahora se ha descubierto que la depresión está asociada con desarreglos circadianos del cerebro. Jorge Laborda nos ofrece, junto al episodio titulado “La depresión de los relojes”, el vídeo de la conferencia que lleva por título: El origen de la Luna y su influencia sobre el desarrollo de la civilización humana en la Tierra
Desde hace varios años, la comunidad médica y científica debate sobre si el llamado bisfenol A (BFA) es tóxico para el ser humano. En la década de los años 50, se descubrió que el bisfenol A podía ser usado para fabricar policarbonato –el plástico de muchas botellas de agua mineral y vasos transparentes, equipamiento deportivo, instrumental médico y dental, CDs y DVDs. En la actualidad se utilizan 3,6 millones de toneladas de BFA cada año para manufacturar estos y otros productos. Todos estamos expuestos a un mayor o menor nivel de BFA, sin que seamos conscientes de ello. Ahora se ha descubierto que el bisfenol A modifica químicamente algunos genes importantes.
La cultura popular atribuye la causa más frecuente de diarrea a la ingesta de alimentos en mal estado, tal vez contaminados con bacterias. Sin embargo, una causa frecuente de diarrea puede ser el tratamiento de infecciones con antibióticos. El tratamiento con antibióticos puede acabar con miles de millones de bacterias de la flora intestinal que tapizan las paredes de los intestinos. Al desaparecer las bacterias de la pared intestinal, éstas dejan espacio libre que puede ser colonizado por bacterias menos amigables. Un tratamiento eficaz contra la diarrea consiste en el trasplante de heces.
A las conocidas habilidades de las células tumorales para cambiar y hacerse resistetes a lo fármacos hay que añadir ahora ñadir un factor insospechado: la ayuda de las células normales al crecimiento tumoral, mediante la producción de determinadas sustancias. Este nuevo conocimiento es importante, ya que abre la puerta a nuevas investigaciones para identificar las sustancias producidas por las células normales que pueden interferir con los diversos tratamientos antitumorales.
¿Por qué comemos y dormimos a ciertas horas, y no a otras?. ¿Por qué tenemos sueño de noche y no de día, mientras que a los búhos les sucede lo contrario? Descubrimientos recientes han revelado que además del mecanismo central de regulación circadiana, el relojero jefe, el cual reside en una parte del hipotálamo cerebral y se sincroniza con estímulos del entorno (por ejemplo luz/oscuridad), contamos con reguladores circadianos en otros órganos.
La ciencia todavía no ha podido descubrir cómo surge la vida, pero sí está respondiendo a la pregunta de cómo surgen los organismos multicelulares y cómo estos organismos consiguen que las células que los forman ejerzan las diferentes funciones necesarias para su supervivencia.
Hoy la ciencia y la tecnología, en cooperación, son capaces de averiguar lo que una persona está viendo mediante el análisis de su actividad cerebral en tiempo real a través de la técnica de resonancia magnética funcional y un programa informático.
Una excesiva reacción de nuestras defensas puede causar la muerte. Hemos adquirido la idea de que el sistema inmune siempre necesita ser ayudado, y que es por culpa de su pereza por lo que muchas enfermedades siguen siendo un problema para la humanidad. Sin embargo, nuevos descubrimientos revelan que, en ocasiones, es al contrario, una excesiva reacción de nuestras defensas la que puede resultar mortal.
Cada vez que nos cortamos levemente, nos damos un golpe, nos pica un mosquito, o sufrimos una enfermedad infecciosa, experimentamos procesos inflamatorios. Pero la inflamación no solo se produce en respuesta a un proceso infeccioso o de daño celular, numerosas enfermedades van acompañadas de procesos inflamatorios, entre ellas, la diabetes. Nuevos estudios han detectado que la diabetes en pacientes ancianos se asocia a una degeneración de las capacidades intelectuales y cognitivas.
Cuando la vida se desarrolla ante nuestros ojos, no siempre somos conscientes de todo lo que sucede a nuestro alrededor, si estamos concentrados en una actividad, hasta las cosas más llamativas pueden pasar totalmente desapercibidas para nosotros. Quizá el experimento más famoso que lo demuestra sea el de “El gorila invisible”.
Las palabras que usamos contienen información oculta sobre nosotros. Potentes herramientas informáticas permiten analizar los textos escritos o hablados con un enorme grado de detalle, clasificando las palabras no solo por su función gramatical o sintáctica, sino por la carga emocional, social y cognitiva que conllevan. Estos análisis se han llevado a cabo en estudios controlados, comparando sus resultados con los de otras pruebas que miden personalidad, inteligencia, o estado anímico.
En un artículo publicado en la revista Nature, se ha propuesto la existencia de otra gran colisión para explicar la diferencia notable que existe entre la cara visible y la oculta de la Luna, en términos geográficos y geoquímicos. De acuerdo a los investigadores que realizan el estudio, estas diferencias surgieron como consecuencia de la colisión de nuestra Luna con una segunda Luna, 30 veces menos masiva que ella.
Hace solo unos 20.000 años, un periodo de importante progreso tecnológico y cultural en la era paleolítica, el porcentaje de humanos capaces de ser abuelos era siempre menor que el de quienes no lo eran. A partir de entonces, se produce la trasformación que aún disfrutamos hoy: existen más personas en edad de ser abuelas que las que no se encuentran en dicha edad. Los abuelos pudieron ser quienes permitieron el moderno desarrollo y evolución del ser humano
¿La mente humana nace ya preparada para interpretar el espacio y con intuiciones innatas sobre la geometría del mundo? La respuesta sólo se puede alcanzar investigando sobre la propia naturaleza humana. Este tipo de investigaciones hace ya varios años que se están llevando a cabo con una tribu primitiva que habita unas islas del Amazonas, en Brasil: Los Mundurucú.
Solo en el concepto de la evolución de las especies podemos hallar explicación al extraordinario hecho de que los machos de pato criollo (especie cuyo nombre científico es Cairina moschata) poseen penes, siempre flexibles incluso en erección, de más de 20 cm de longitud con forma de sacacorchos; y las hembras, vaginas circunvolutas en dirección contraria al sentido del pene, lo que convierte el acto sexual de esta especie en un retorcido y contorsionado acontecimiento.