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Lucas 19, 1-10En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.Al ver esto, todos murmuraban diciendo:«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».Jesús le dijo:«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Lucas 18,35-43Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:«Pasa Jesús el Nazareno».Entonces empezó a gritar:«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:«Hijo de David, ten compasión de mí!».Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.Cuando estuvo cerca, le preguntó:«¿Qué quieres que haga por ti?».Él dijo:«Señor, que recobre la vista».Jesús le dijo:«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

Lucas 21, 5-19En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».Ellos le preguntaron:«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».Él dijo:«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».Entonces les decía:«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes.Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Lucas 18,1-8En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:“Hazme justicia frente a mi adversario”.Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».Y el Señor añadió:«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Lucas 17,26-37En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.Acordaos de la mujer de Lot.El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».Ellos le preguntaron:«¿Dónde, Señor?».Él les dijo:«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

Lucas 17, 20-25En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».Él les contestó:«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí” o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».Dijo a sus discípulos:«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».

Lucas 17,11-19Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».Al verlos, les dijo:«Id a presentaros a los sacerdotes».Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios.Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.Este era un samaritano.Jesús, tomó la palabra y dijo:«No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».Y le dijo:«Levántate, vete; tu fe te ha salvado»

Lucas 17,7-10En aquel tiempo, aquel tiempo, dijo el Señor:«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida ven y ponte a la mesa”?¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Lucas 17,1-6En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca!Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.Tened cuidado.Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás».Los apóstoles le dijeron al Señor:«Auméntanos la fe».El Señor dijo:«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería».

Juan 2,13-22Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»Jesús contestó:«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»Los judíos replicaron:«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Lucas 16,9-15En aquel tiempo, aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.Y les dijo:«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

Lucas 16,1-8En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.Entonces lo llamó y le dijo:“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.El administrador se puso a decir para sí:“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:“¿Cuánto debes a mi amo?”.Este respondió:“Cien barriles de aceite».Él le dijo:«Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.Luego dijo a otro:“Y tú, ¿cuánto debes?”.Él dijo:“Cien fanegas de trigo”.Le dice:“Toma tu recibo y escribe ochenta”.Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».

Lucas 15, 1-10En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».Jesús les dijo esta parábola:«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

Lucas 14, 25-33En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Lucas 14, 15-24En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:«Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!».Jesús le contestó:«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados:“Venid, que ya está preparado”.Pero todos a una empezaron a excusarse.El primero le dijo:“He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”.Otro dijo:“He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”.Otro dijo:“Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”.El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:“Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”.El criado dijo:“Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”.Entonces el señor dijo al criado:“Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa.Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”».

Lucas 14,12-14En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado:«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

Juan 11, 17-27Cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos quince estadios; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús:«Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».Jesús le dijo:«Tu hermano resucitará».Marta respondió:«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».Jesús le dijo:«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».Ella le contestó:«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Mateo 5, 1-12aEn aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Lucas 14,1-6En sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos:«¿Es lícito curar los sábados, o no?».Ellos se quedaron callados.Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.Y a ellos les dijo:«¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?».Y no pudieron replicar a esto.

Lucas 13, 31-35En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús:«Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte».Jesús les dijo:«Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana; y al tercer día mi obra quedará consumada.Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”.¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.Mirad, vuestra casa va a ser abandonada.Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”».

Lucas 13,22-30En aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.Uno le preguntó:«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».Él les dijo:«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:“Señor, ábrenos”; pero él os dirá:“No sé quiénes sois”.Entonces comenzaréis a decir:“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.Pero él os dirá:“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos»

Lucas 6, 12-19En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Lucas 13,10-17Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.Al verla, Jesús la llamó y le dijo:«Mujer, quedas libre de tu enfermedad».Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente:«Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».Pero el Señor le respondió y dijo:«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar?Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.

Lucas 18, 9-14En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Lucas 13, 1-9.En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.Jesús respondió:«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».Y les dijo esta parábola:«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.Dijo entonces al viñador:“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.Pero el viñador respondió:“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».

Lucas 12,54-59En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede.Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel.Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».

Lucas 12, 49-53En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».

Lucas 12,39-48En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».Pedro le dijo:«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».Y el Señor dijo:«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».

Lucas 12, 35-38En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan,a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».

Lucas 12,13-21En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:«Maestro, dije a mi hermano que reparta conmigo la herencia».Él le dijo:«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».Y les dijo:«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».Y les propuso una parábola:«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.Y se dijo:“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.Pero Dios le dijo:“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

Lucas 18, 1-8En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:“Hazme justicia frente a mi adversario”.Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».Y el Señor añadió:«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Lucas 10,1-9En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.Y les decía:«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

Lucas 12,1-7En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:«Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la “gehenna”. A ese tenéis que temer, os lo digo yo.¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios.Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».

Lucas 11,47-54En aquel tiempo, dijo el Señor:«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres!Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos.Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación.¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!».Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.

Mateo 11, 25-30En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Lucas 11,37-41En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él.Él entró y se puso a la mesa.Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo:«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad.¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».

Lucas 11, 29-32En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían, —¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Al verlos, les dijo, —¡Id a presentaros a los sacerdotes! Y mientras iban de camino, quedaron limpios.Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo, —¿No han quedado limpios los diez? ¿Los otros nueve? ¿Dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios? Y le dijo, —Levántate, vete, tu fe te ha salvado.

Lucas 11,27-28En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».Pero él dijo:«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

ucas 11,15-26En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice:“Volveré a mi casa de donde salí”.Al volver se la encuentra barrida y arreglada.Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí.Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».

Lucas 11,5-13En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene a medianoche para decirle: «Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle».Y, desde dentro, el otro le responde: «No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme para dártelos».Si el otro insiste llamando, yo os digo que si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.Pues así os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe, quien busca, halla, y al que llama, se le abre.¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

Lucas 11,1-4Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».Él les dijo:«Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».

Lucas 1, 26-38En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.El ángel, entrando en su presencia, dijo:«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».Y María dijo al ángel:«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».El ángel le contestó:«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, "porque para Dios nada hay imposible"».María contestó:«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».Y el ángel se retiró.

Lucas 10,25-37En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».Él le dijo:«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».El respondió:«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».Él le dijo:«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:«¿Y quién es mi prójimo?».Respondió Jesús diciendo:«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».Él dijo:«El que practicó la misericordia con él».Jesús le dijo:«Anda y haz tú lo mismo».

Lucas 17, 5-10En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:«Auméntanos la fe».El Señor dijo:«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:“Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Lucas 10, 17-24En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús:«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»Él les contestó:«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó:«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:«¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»

Lucas 10,13-16En aquel tiempo, dijo Jesús:«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

Mateo 18, 1-5. 10En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:-«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:-«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mi.Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.»

Lucas 9,57-62En aquel tiempo, aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas».Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».A otro le dijo: «Sígueme».El respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

Lucas 9,51-56Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tornó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.De camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.

Juan 1,47-51En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».Natanael le contesta:«¿De qué me conoces?».Jesús le responde:«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».Natanael respondió:«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».Jesús le contestó:«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».Y le añadió:«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».