Diario de Florencia
¡Cantuccini! Breve comentario sobre la experiencia en las capillas Mediceas (en la imagen) y despedida desde el aeropuerto de Bolonia. Dudas, comentarios, souvenirs a @bernardopajares. ¡Gracias por escuchar!
Como en todas partes, las iglesias de Florencia cierran pronto y cada una tiene su propio horario. No hagáis como yo y comprobad que las que queréis visitar están abiertas.
Y al final he caído. Compro en el Mercato del Porcellino, en la loggia del Mercato Nuovo, que se llama así por el jabalí de hocico brillante al que todo el mundo quiere tocar.
Un highlight de Miguel Ángel por cero euros y un palacio descomunal, la residencia de verano de los Médici, al otro lado del Arno.
Por un euro te puedes comprar el pene del David de Miguel Ángel, pero si quieres algún objeto antiguo de los que venden en la farmacia más antigua de Florencia, delante de Santa Maria Novella, te tienes que gastar un poco más.
En Il bastione di San Niccolo me preparan la mejor cena de todo el viaje. Lo que se escucha no es FX agua, ojo. Es el río Arno bajo el Ponte Alle Grazie.
La subida a San Miniato es un poco como la del Santiaguiño do Monte, en Padrón. Y merece absolutamente la pena: son las mejores vistas de Florencia.
Sorpresas en el hotel Machiavelli Palace.
Giotto no lo haría. Bromas aparte, me ha emocionado la Santa Croce, una visita bastante más larga de los 30-40 minutos que indican a la entrada. Imposible verlo todo sin pasar una mañana o una tarde completa. Es genial que tengan abierto al público el gabinete de restauración, que es en realidad una capilla que están reparando in situ.
El lugar en el que el francés Henri Beyle, conocido por el pseudónimo de Stendhal, sufrió por primera vez el famoso síndrome al que dio nombre. Sobredosis de belleza, podría definirse así.
Desde el hotel me preparo el recorrido para visitar la Santa Croce y las capillas de los Medici. Por la tarde subiré a San Miniato al Monte, a algo más de media hora del centro.
Me queda un día y medio en Florencia... Empiezo a sentir melancolía previa.
Reserva de entradas, colas, distribución... Giotto y Botticelli vistos. Paro para un espresso en la cafetería del museo: 3,60 euros el café.
Un audio rápido de camino a la Galeria de los Uffizi por la Via Faenza.
Grabo sentado en el suelo, justo debajo de la cúpula de Brunelleschi. Campanadas, recuerdos y sensaciones sobre la visita.
La entrada a la Galería de la Academia cuesta 12 euros (algo más si la pagas por internet para evitar la cola, como hice yo), y el gran flujo de visitantes se concentra alrededor -literalmente- del espectacular David, que lo eclipsa todo.
Salgo a cenar y sufro un éxtasis al tropezarme con Santa María del Fiore.
Me despido de Bolonia con la subida a una de sus famosas Torres medievales. Total torre más comida, 13 euros. Próxima parada: Florencia.
En el barrio universitario de Bolonia hay tanto silencio que casi da miedo levantar la voz.
Un audio muy breve antes de la primera noche en Italia.
Mi llegada a la ciudad. Traslado en taxi desde el aeropuerto, calor y ganas de llegar a Florencia. Planeo pasar parte del lunes aquí antes de coger el tren a la cuna del Renacimiento. ¿Me guardará alguna sorpresa esta ciudad universitaria?