En estos Podcasts reflexionamos sobre las palabras preciosas de Nuestra Madre, la Reina de la Paz. Palabras hermosas que vienen del Cielo como un regalo para nosotros.

En esta reflexión , la Virgen nos dice que el Altísimo, en su bondad, la ha confiado a nosotros para guiarnos por el camino de la paz. Nos recuerda que Dios es un Padre lleno de ternura que no nos deja solos, y que por amor nos da a María como Madre para que nos tome de la mano y nos conduzca hacia Jesús, nuestra verdadera paz.

En este mensaje, la Virgen María nos recuerda que no pasamos desapercibidos ante sus ojos. Ella ve nuestro esfuerzo, nuestras oraciones y cada paso que damos para vivir sus palabras.

En esta reflexión, la Virgen nos invita a confiar más en Dios, nuestro Padre, que la ha enviado para conducirnos hacia Él. Nos pide abrir el corazón a los dones del cielo y adorar a Jesús en el silencio interior. Nos recuerda que la esperanza debe ser la alegría del encuentro con Dios en la vida cotidiana. Por eso nos dice con ternura y fuerza: “No descuiden la oración, porque la oración hace milagros.”

En este mensaje, la Virgen nos enseña que la oración es la llave secreta del encuentro con Dios. Nos pide orar con perseverancia hasta que la oración se vuelva alegría, porque solo así el corazón se transforma y se llena de amor y de paz.

En esta reflexión, la Virgen nos enseña que la oración es como alas que elevan el alma hasta Dios. Cuando oramos con amor y constancia, nuestro corazón se eleva por encima de las preocupaciones y encuentra al Señor. La oración nos da ligereza, esperanza y fuerza para seguir volando hacia Él.

En este mensaje la Virgen nos recuerda que cada oración es un encuentro vivo con Dios. Nos invita a estar atentos, a no dejar que la rutina o el cansancio apaguen ese momento de gracia. Cuando oramos con el corazón, el alma se abre, Dios se hace presente, y su amor renueva y da vida.

En este mensaje María nos recuerda que ella misma es la gran gracia del Cielo enviada a guiarnos. Sin embargo, lamenta que muchos corazones permanezcan duros y sin respuesta. Su único deseo es poner en nosotros paz y salvación, poner a su Hijo Jesús. Con Él, el alma nunca se pierde, aún en la oscuridad encuentra el camino. Por eso nos invita a decidirnos por una vida nueva, con el nombre de Jesús en los labios y en el corazón

En este mensaje, María nos recuerda que la verdadera paz comienza en la conversión personal y en la oración profunda. El camino no es fácil: implica renuncias, ayunos y sacrificios que cuestan, pero que nos unen al Calvario de Jesús y dan fruto de vida.

En este mensaje la Virgen nos pide abrir el corazón para recibir a Jesús, el Rey de la Paz. Él mismo quiere ser nuestra paz y colmarnos de ternura, de amor y de bendición. Si lo dejamos entrar, nuestros corazones se llenan de serenidad y del gozo del cielo, y así nos convertimos en reflejo de su luz y de su paz para el mundo.

En este mensaje, María nos recuerda que no estamos solos. Ella está con nosotros porque el Altísimo la envía, y lo hace con un propósito: alentarnos a la esperanza. Ese aliento es como una caricia de madre que sostiene cuando el cansancio o el desánimo quieren detenernos.

Cuando abrimos el corazón a Jesús y lo dejamos habitar en nosotros, Él transforma nuestra vida desde dentro. Su presencia trae la hermosura auténtica del amor, el gozo y la paz de Dios. No es un sentimiento pasajero, es dejar que Jesús ame, hable y perdone a través de nosotros. Así, nuestra vida se convierte en un reflejo vivo de su amor en el mundo. ✨

En esta reflexión, María nos recuerda que sus mensajes son actuales, vivos y llenos de gracia. No importa que hayan sido dados hace años, siguen teniendo fuerza para renovarnos hoy. Ella nos invita a vivir sus palabras de manera concreta, porque al hacerlo nuestro corazón se transforma y descubrimos la paz verdadera que sólo viene de Dios.

En este mensaje nuestra Madre nos recuerda que sólo Dios es nuestra paz y nuestro Salvador. Nos advierte que no busquemos consuelo en lo material, sino en Él. Nos llena de confianza al decirnos que ora por cada uno de nosotros personalmente, y nos invita a abrir el corazón en oración sincera, como al inicio, con fe viva. Así veremos milagros de gracia y de paz en nuestra vida y en nuestras familias.

En este mensaje la Virgen nos recuerda que no estamos conscientes del gran amor con el que Dios nos ama. Por eso nos invita a consagrar nuestro tiempo a Él en la oración, confiando en que ya desde aquí recibiremos su bendición y su paz. La oración abre el corazón, transforma la familia y se extiende al mundo, convirtiéndose en señal de esperanza y testimonio vivo del amor de Dios.

En esta reflexión, la Virgen nos recuerda que no estamos solos: ella está con nosotros, nos acompaña y agradece cada oración y cada pequeño sacrificio. Su gratitud es real y cercana, pero también nos señala algo más grande: el Padre nos tiene reservada en el cielo una recompensa eterna. Cada gesto de amor, cada renuncia y cada oración hecha con fe se transforman en semilla de paz aquí en la tierra y en gracia que un día florecerá plenamente en la vida eterna.

En este mensaje, la Virgen nos recuerda que sin oración no hay paz. Nos invita a orar al pie de la cruz, porque es ahí donde brota la verdadera paz que transforma el corazón, sana las familias y alcanza al mundo entero.

En este mensaje la Virgen nos abre los ojos con amor y claridad. Nos recuerda que la conversión no es algo que sucede una sola vez, sino un camino de cada día. Trabajar en la conversión personal significa abrir el corazón, dejar que Jesús entre, y permitir que Él nos transforme con su amor.

En este mensaje descubrimos cuánto nos ama María. Nos dice: “Hijitos, a quienes abrazo con ternura, los animo a la oración por la paz en el mundo.” Qué palabras tan dulces y profundas. Nos abraza con ternura y al mismo tiempo nos anima, nos impulsa, nos recuerda que la paz no viene sola: nace de la oración.

En este mensaje, María nos recuerda que la conversión no es un instante, sino un camino de cada día. Nos invita a abrir el corazón y a trabajar más en nuestra conversión personal, dedicando tiempo a Dios en la oración, hasta que la oración se convierta en un encuentro gozoso con Él

En este mensaje la Virgen nos recuerda que Dios no es un extraño lejano, sino un amigo fiel que nos espera con un corazón abierto. Abrirle el corazón y darle tiempo es descubrir su ternura, su escucha y su paz. Cuando lo tratamos como amigo, la confianza crece y ninguna tempestad puede destruir esa amistad. La oración se convierte así en el fundamento de la paz y en la llave para vivir seguros en su amor.

En este mensaje la Virgen nos recuerda que la paz nace en el corazón, florece en el amor y se hace verdadera en el perdón. Por eso nos invita a comenzar en casa: a perdonar en la familia. Ahí se siembra la paz que después se extenderá al mundo entero.

En este mensaje, la Virgen nos recuerda que la paz verdadera comienza en el corazón, se extiende a la familia y se irradia al mundo entero. A través de la oración, nos invita a ser instrumentos de esa paz que sólo Jesús puede dar.

En esta reflexión, la Virgen nos recuerda que sus palabras no son simples consejos humanos, sino que llevan dentro el amor de Dios, un amor que quiere salvarnos de ilusiones y hacernos resucitar en Cristo. Y nos pide que ese amor no quede en teoría, sino que se realice en nuestra vida concreta, a través de la oración del corazón, el ayuno, el sacrificio y el amor vivido día a día. Así, nuestras vidas se convierten en sus manos extendidas que llevan el amor de Dios a un mundo que tanto lo necesita.

En este mensaje, la Virgen María nos recuerda que cada uno de nosotros tiene un papel grande y único en el plan de Dios. Nos anima a no tener miedo, porque ella está aquí para ayudarnos a realizarlo completamente. Con su guía, la oración, la conversión, el ayuno, la confesión, la Eucaristía y la paz se convierten en caminos seguros para que el plan de amor del Padre se cumpla en nuestra vida y a través de nosotros.

En esta reflexión, la Virgen nos recuerda que desde el principio hemos sido escogidos por Dios, que en el camino hemos sido preparados con amor y que hoy somos confirmados y enviados. Nos pide mantenernos firmes en la fe, perseverar en la oración y dejar que el Espíritu Santo obre en nosotros y a través de nosotros para renovar la faz de la tierra.

En esta reflexión, la Virgen nos agradece porque hemos respondido a su llamado y confía en nosotros. Nos pide ser fuertes y decididos, servir a Dios y a la paz, y nos anima a orar, ayunar y amar para ser sus manos extendidas en un mundo que necesita descubrir al Dios del amor.

En este mensaje la Virgen nos recuerda que el perdón es la cima del amor cristiano. Nos dice que humanamente muchas veces es imposible, pero que con la oración y con la fuerza del Espíritu Santo podemos tener un corazón capaz de comprender y perdonar.

En esta reflexión la Virgen nos dice que nos conoce profundamente: nuestras heridas, cansancios y también nuestros anhelos de verdad, paz y pureza. Nos invita a conocer a Jesús personalmente, recordándonos que es imposible conocerlo y no amarlo

En esta reflexión la Virgen nos recuerda que todo comienza con un corazón abierto y confiado, porque Jesús hará por nosotros incluso lo que ni siquiera sabríamos pedir. Su presencia entre nosotros es un signo de la ternura del Padre y una gran sonrisa llena del amor de Jesús que nos invita a la vida eterna.

En esta reflexión, la Virgen nos recuerda que estamos viviendo un tiempo de misericordia. Dios, a través de ella, nos invita a ser oración y amor, a reflejar y expresar el paraíso aquí en la tierra, siendo portadores de paz y esperanza en un mundo sin Dios.

En esta reflexión, la Virgen María nos recuerda que estamos viviendo un tiempo de misericordia, un regalo del Padre que no debemos dejar pasar. Nos invita a orar con todo el corazón para que el hermoso plan de salvación, que nació del amor de Dios y se cumplió en la entrega de su Hijo Jesús, se realice en nosotros.

En esta reflexión, la Virgen María nos dice en su mensaje del 2 de abril de 2013 que nuestra vida no es fruto del azar, sino de la voluntad amorosa del Padre que nos creó y nos sostiene. Nos invita a unirnos a Jesús en la oración y en la Santa Misa para aprender a cumplir la voluntad de Dios, y no la nuestra.

En esta reflexión, la Virgen María nos recuerda que su presencia es gracia del Padre y que, como Madre, día tras día siembra en nosotros sus mensajes para guiarnos a la conversión. Nos invita a ser oración viva, paz y amor, a dar fruto abundante como trigo que al morir produce el céntuplo, y a no dejar para mañana el bien que podemos hacer hoy, viviendo con entusiasmo como signos de Dios para los demás.

En esta reflexión, la Virgen María nos dice en su mensaje que cada hermano nuestro lleva dentro algo precioso: el alma. Nos invita a mirar con amor incluso a quienes no conocen a Jesús, y a orar por ellos, porque con la oración y el amor la bondad puede florecer en sus corazones. Así ayudamos a que las almas se acerquen a Cristo, encuentren la salvación y alcancen la vida eterna.

En esta reflexión, la Virgen María nos dice que su presencia entre nosotros es un regalo del amor misericordioso del Padre. Nos invita a creer en el amor verdadero, que es unión con Jesús, y nos enseña que el amor abre corazones, hace crecer a Cristo en nosotros, nos da la paz y debe ser siempre nuestro único medio de defensa.

En esta reflexión, nuestra Madre nos recuerda que viene enviada por el Padre Celestial para ayudarnos a que el Bien venza. Nos invita a que la vida de nuestra alma sea la Eucaristía, alimento diario y presencia viva de Jesús, y nos abre los ojos a la Vida Eterna, donde el examen será cuánto amor tuvimos a Dios y al prójimo.

En esta reflexión, nuestra Madre nos recuerda con ternura que nos ama profundamente, que sí hemos respondido a su llamado aunque no lo sintamos, y que no estamos solos en el combate espiritual. Nos advierte que Satanás busca enredarnos con odio y con una falsa paz que deja inquietud y vacío, pero también nos asegura que bajo su manto tenemos protección y esperanza. Finalmente, nos invita a ser oración viva y manos extendidas de amor, luchando cada día por la santidad y permaneciendo en la luz de nuestro Dios.

En esta reflexión, nuestra Madre nos recuerda que el Padre siempre escucha a sus hijos y que Jesús nos invita a confiarle todo con amor. Nos llama a llevar en el corazón y en el pensamiento el rostro de su Hijo, a vivir del Evangelio que siempre es nuevo, y sobre todo, a custodiar nuestra alma —ese tesoro precioso— amando a los demás mediante el amor de Cristo

En esta reflexión, nuestra Madre nos recuerda que el Padre Celestial quiere obrar maravillas en nosotros, que la esperanza abre a la vida y que su voz acaricia el alma y habla directo a nuestro corazón.

En esta reflexión nuestra Madre nos recuerda que todo lo que Ella nos transmite viene del Padre, y que si abrimos el corazón y hablamos con Él como hijos, el Padre obrará en nosotros, nos transformará y nos dará lo que necesitamos.

En esta reflexión, nuestra Madre nos recuerda que las vanidades del mundo no nos llevan a ninguna parte. Sólo el amor de Jesús nos salva: un amor vivo, que no juzga sino que levanta, que ama,que intercede por nosotros y nos da siempre una nueva oportunidad.

✨ En esta reflexión, nuestra Madre nos dice que hemos sido escogidos porque hemos respondido a su llamado de orar con todo el corazón y amarnos unos a otros. Ella nos recuerda que la oración hace milagros en el corazón de los hombres y en el mundo.

✨ En esta reflexión, nuestra Madre nos dice: Que desde el principio nos ha escogido y amado tal como somos, aun cuando estemos lejos de Ella y de su Hijo. Hoy nos recuerda que hemos respondido a su amor y, por eso, nos envía a ser sus manos extendidas.

En esta reflexión la Virgen nos habla con ternura. Nos llama hijos, hijitos, amados, y nos recuerda que somos elegidos porque hemos respondido. Con amor de Madre, nos dice que nos abraza de manera especial, para que desde ese abrazo podamos orar con todo el corazón, ayunar, sacrificarnos y ser sus manos extendidas en este mundo que no conoce al Dios del amor.

✨ En esta reflexión nuestra Madre nos recuerda que hemos sido escogidos porque hemos respondido a su llamado. Nos invita a orar con todo el corazón, a sacrificarnos y a amar por amor a Dios, para ser sus manos extendidas en un mundo que no conoce aún al Dios del Amor.

En este mensaje, nuestra Madre nos invita a reconciliarnos con Dios, a orar sin cansarnos y a valorar la paz como el tesoro más grande. Ella, Reina y Madre, desea conducirnos a Jesús, la verdadera Paz, para que nuestra vida se convierta en testimonio de amor y alegría.

En esta reflexión, María nos recuerda que Jesús nunca nos ha abandonado, porque está vivo en la Eucaristía. Cuando volvemos a Él, su Corazón materno exulta de alegría. Y si confiamos en Él, hará por nosotros incluso lo que ni siquiera sabríamos pedir.

✨ En esta reflexión, nuestra Madre nos recuerda que muchas veces falta la alegría en nuestros corazones. Pero no nos deja solos: ella intercede por nosotros y nos trae el mayor regalo, la alegría del Resucitado, para que Jesús mismo nos guíe y nos abrace con su amor y con su ternura.

En esta reflexión, nuestra Madre nos invita a vivir sus mensajes con humildad, dejándonos transformar por el amor de Dios. Así podremos ser hermanos misericordiosos en lo sencillo de cada día y reflejar, como sus apóstoles, el verdadero amor de su Hijo Jesús.

En este mensaje la Virgen nos recuerda que dentro de cada uno de nosotros hay un potencial inmenso de amor, de fe y de esperanza. Somos llamados a ser semilla de lo que sucederá: a crecer en Dios, dar fruto abundante y llevar consuelo al mundo entero. Pero también nos advierte que Satanás quiere enredarnos con el desasosiego y el odio para ahogar esa semilla. Con la oración, el perdón y un corazón abierto, la promesa se cumple: recibimos el amor de Dios y lo damos a los demás como semilla de amor.

Nuestra Madre nos recuerda con ternura que no estamos solos. Ella permanece con nosotros hoy, y también con nuestras familias y con las generaciones que vendrán después de nosotros, porque su gracia es eterna.