Somos Comunidad PAS. Una iglesia cristocéntrica, moderna, creativa y de espíritu joven, cuyo valor principal es conocer a Jesús y entregarse a los demás para cumplir la misión de llevar la palabra de Dios a todos.
El corazón de David representa un corazón conforme al corazón del Señor, porque anhelaba agradarle en todo y buscaba Su voluntad aún en medio de sus errores. Su fe era el motor que lo impulsaba a confiar en Dios en cada batalla, dependiendo de Él más que de sus propias fuerzas. A través de David, entendemos que lo que Dios valora no es la perfección, sino un corazón lleno de fe, humilde, dispuesto a ser transformado y guiado por Él.
En esta vida enfrentaremos dificultades y momentos muy duros. En esos tiempos surgen dudas, temores, y muchas veces le preguntamos a Dios: “¿Qué está pasando? No entiendo.” Pero es precisamente en esos valles y desiertos donde nuestra fe se fortalece, al aprender a confiar plenamente en nuestro Padre, el Creador de los cielos y la tierra. Él anhela que oremos con un corazón sincero, tal como lo hacía David en los salmos: expresando nuestra necesidad profunda de Su presencia y guía para poder llegar al otro lado.
Dios nos ha mostrado su fidelidad una y otra vez. No solo lo leemos en su Palabra, sino que lo hemos experimentado en nuestras propias vidas. Sus bondades y misericordias se renuevan cada mañana. Él permanece fiel aun en los valles, en los desiertos y en medio de las dificultades. No hay un solo día que no esté cubierto por su gracia.
“Nuestra misión no nace de una estrategia, nace de una tumba vacía. Cristo vive, y porque Él vive, nosotros vamos. Amamos, servimos y proclamamos con cada paso. No por obligación, sino porque su vida en nosotros lo cambia todo. Llevamos esperanza, no porque somos fuertes, sino porque Él ya venció”`
Él pagó nuestras deudas. No porque lo mereciéramos. No porque hiciéramos todo bien. Sino porque nos amó primero. Nuestra salvación es un regalo, completamente gratis para nosotros, pero increíblemente costoso para Él. Jesús pagó un precio enorme, dio todo lo que tenía, solo para darnos un nuevo comienzo. Así de escandaloso es su amor. Así de incondicional es su gracia. Hoy no tenemos que vivir tratando de ganarnos algo que ya nos fue dado: solo tenemos que recibirlo.
La resurrección de Jesús lo cambia todo. No es solo un evento histórico; es el momento que le da sentido a nuestra historia. Significa que no importa cuán roto estés, hay esperanza, hay redención, hay vida nueva. Jesús venció la muerte para que vos puedas vivir con propósito, libertad y gozo. Y lo mejor: ¡Él sigue vivo, y eso lo hace personal, real y presente hoy!
“Dios no quiere una versión a medias de vos. No se trata de portarse bien o mal, se trata de rendirse completamente. Vivir en el medio —ni frío ni caliente— es seguir atrapado en el pecado disfrazado de religión. Pero Jesús no murió por una fe tibia, murió para darte una vida real, libre, completa. Dejá de conformarte con lo mínimo y empezá a caminar en la plenitud que solo Él puede darte”
La alabanza es más que una canción; es una respuesta auténtica y llena de fe a la bondad y fidelidad de Dios. Nos ayuda a mantener el enfoque correcto en tiempos difíciles, recordando que Dios está en control y es digno de confianza. Al igual que Pablo y Silas, que alabaron a Dios en la cárcel y vieron Su poder liberador (Hechos 16:25-26), nuestra alabanza puede cambiar nuestras circunstancias.
Para ser más como Él, debemos perseverar. Dios nos invita a correr la carrera de la vida con esfuerzo y dependencia en Él y en su Espíritu Santo. Manteniendo la mirada en la meta, somos llamados a ser disciplinados, para así vivir en la abundancia y el gozo que solo provienen de Dios.
La humildad nos hace ganar batallas cuando reconocemos nuestra necesidad de Jesús. Al venir a Él con un corazón contrito y humillado, Él ha prometido recibirnos siempre. Nuestra fe será probada muchas veces, pero cada prueba nos ayudará a fortalecerla en Aquel que todo lo puede. Él siempre está allí; nuestra fe crece en la medida en que reconocemos que nada podemos hacer sin Su ayuda
En la vida enfrentaremos tormentas y momentos difíciles, pero Jesús ha prometido nunca dejarnos. La historia de Pedro caminando sobre el agua nos recuerda que, mientras mantengamos nuestra mirada en Él, podemos atravesar lo imposible. Cuando Pedro confió, caminó sobre las aguas, pero al enfocarse en el viento y el miedo, comenzó a hundirse. Lo mismo nos pasa: si miramos las circunstancias, el temor nos paraliza, pero si confiamos en Jesús, Él nos sostiene. No importa cuán fuerte sea la tormenta, si Jesús está con nosotros, siempre habrá esperanza y victoria.
Imaginate esto: un ciego es llevado a Jesús, y en lugar de sanarlo al instante, Jesús le escupe en los ojos. Raro, ¿no? Pero lo realmente interesante es que, cuando el hombre abre los ojos, no ve claramente—ve gente, pero parecen árboles caminando. Jesús no lo deja ahí, le toca los ojos otra vez, y ahora sí, ve todo con claridad. ¿Qué nos dice esto? A veces, nuestra fe y nuestra visión espiritual no se restauran de golpe. Jesús nos guía en un proceso, paso a paso, enseñándonos a depender de Él en cada momento, hasta que finalmente vemos como Él quiere que veamos.
La Palabra de Dios tiene el poder para transformarlo todo: corazones endurecidos, mentes confundidas, familias rotas y circunstancias imposibles. Es viva y eficaz, más cortante que una espada de dos filos, capaz de penetrar hasta lo más profundo del alma y el espíritu. Cuando permitimos que la Palabra de Dios obre en nuestras vidas, renueva nuestra mente, fortalece nuestra fe y nos da dirección.
Los procesos y la espera pueden ser desafiantes. Como humanos, anhelamos resultados inmediatos, pero en la vida cristiana, Dios nos guía por tiempos que moldean nuestro corazón. David, aunque destinado a reinar, vivió un largo proceso antes de estar listo para gobernar conforme al corazón de Dios. La espera no es un castigo, sino una bendición que nos prepara para Su propósito.
Una noche, Nicodemo, un líder religioso, busca respuestas en Jesús. Pero en lugar de reglas, Jesús le habla de un nuevo comienzo: “Tenés que nacer de nuevo.” No es cambiar por fuera, es un renacer en el Espíritu, una transformación que solo Dios puede hacer. Nicodemo lucha con la idea, pero algo en él cambia. Años después, cuando todos huyen, Nicodemo sigue ahí. Porque cuando el Espíritu de Dios te da nueva vida, ya no podés seguir siendo el mismo.
“En nuestro caminar diario, enfrentamos distintos agentes tóxicos que intentan dañar nuestro corazón, como la avaricia, el rencor y la envidia. Sin embargo, Su Palabra nos enseña y recuerda los antídotos correctos para estos males: el perdón, la gratitud, el arrepentimiento, y muchos más. Con la ayuda del Espíritu Santo, estos frutos sanarán nuestro corazón y darán el resultado que el Señor desea, porque de él mana la vida”
Nuestro Creador conoce lo mejor para nosotros. Él nos diseñó, y ¿quién mejor para decirnos cómo prosperar en nuestra alma y vivir en plenitud—de alma, cuerpo y espíritu? Cuando obedecemos sus mandamientos y palabras, nuestras vidas se alinean con su perfecta voluntad, y todo nuestro ser prospera, porque caminamos según los designios de quien nos creó. En la obediencia a su palabra encontramos paz y gozo.
Nuestras cicatrices, al igual que las de Jesús, no deberían ser motivo de vergüenza. Son evidencia de que hemos vivido, caminado y sanado. Sabemos que todas las cosas obran para bien para quienes aman a Dios, incluso aquellas que nos han causado dolor. Estas cicatrices nos transforman en personas más sabias y fuertes, convirtiéndose en testimonio vivo de que el Señor nos sana por completo.
Es verdaderamente nuestro deseo adorar al Señor entregándole todo, lo más preciado? Deseamos ser como aquella mujer que se inclinó a los pies de Jesús para lavar sus pies con la mejor fragancia, queriendo mostrarle su amor y devoción más profundos. ¡Qué hermoso es rendirnos por completo, con nuestros corazones totalmente postrados a los pies del único que merece nuestra mejor adoración!
A menudo pensamos que las promesas y las tierras prometidas de parte de Dios representan el mayor propósito de nuestras vidas, que alcanzar aquello que más anhelamos es lo más importante. Sin embargo, Dios desea ser el centro, nuestra prioridad. Su mayor anhelo es que, en el camino hacia esas promesas, lleguemos a conocerlo verdaderamente por quien Él es. Él es quien dice ser. Sin Él, no deberíamos caminar, porque nada en este mundo se compara con la plenitud de conocerlo y experimentarlo en profundidad.
Ahora mismo, el Señor quiere darnos libertad, un nuevo comienzo, aquí y ahora. Muchas veces, Jesús, como un saqueador de corazones, nos llama de inmediato e invita a seguirlo, a rendir cada parte de nuestras vidas al instante. Sin embargo, en lugar de obedecerle, postergamos nuestra libertad. 'Ahora mismo' es una invitación a rendirnos y caminar junto a Jesús en la libertad que Él nos ofrece.
Así como David recordó no solo las promesas, sino también la fidelidad de Dios al enfrentarse a Goliat, el gigante, nosotros también debemos afirmar nuestra identidad y confianza en nuestro Dios. Él, quien nos libra de los “leones” y los “osos” de la vida, es el mismo que nos lleva a conquistar nuestras batallas. Recordemos siempre sus promesas: Él ha prometido nunca dejarnos ni desampararnos, y usar todas las cosas para nuestro bien, para bendecirnos y para que nuestras almas prosperen.
Miremos hacia adelante. Dios quiere traer cosas nuevas a nuestras vidas. Él es un Dios creativo, que nos guía a ganar las batallas de maneras distintas. Su deseo es que tengamos nuestra mirada puesta en Él, en su poder, y que caminemos de su mano hacia el futuro. Dejemos el pasado a sus pies y sigamos adelante, sin pretender haberlo alcanzado todo, sino con la mirada fija en la meta: conocerle más a Él y crecer en su amor. Dios anhela que experimentemos Su amor a través de Su perdón, Su sanidad y Su provisión. Su deseo es que vivamos plenamente, sostenidos por Su fuerza diaria, reconociendo que Él es un Padre amoroso que cuida de nosotros en todo momento. Al adoptar una vida de alabanza, proclamamos Su bondad y permitimos que Su poder transforme cada aspecto de nuestra existencia. Conéctate con nosotros - Peticiones: https://wa.me/50670293409 - Página web: www.pas.cr - Info de la Comu: https://wa.me/50684618461 Seguinos en redes sociales → Instagram: https://www.instagram.com/comupas/ → Facebook: https://www.facebook.com/ComuPAS Más canales - PAS Music: https://www.youtube.com/watch?v=PqxUMUHE - KZN: https://www.instagram.com/kzona_pas/ - KZN Kids: https://www.instagram.com/kzn_kids/ Acerca de la Comu: Somos una iglesia cristocéntrica, moderna, creativa y de espíritu joven en San José, Costa Rica, cuyo valor esencial es entregarse a Jesús y a los demás. . #EstaEsTuCasa #LaComu
Una actitud de alabanza y reconocimiento hacia Dios no solo nos conecta con Su obra salvadora, que transforma nuestra condición de condenados en salvos, sino que también abre la puerta a innumerables bendiciones que Él desea derramar sobre nuestras vidas. Dios anhela que experimentemos Su amor a través de Su perdón, Su sanidad y Su provisión. Su deseo es que vivamos plenamente, sostenidos por Su fuerza diaria, reconociendo que Él es un Padre amoroso que cuida de nosotros en todo momento. Al adoptar una vida de alabanza, proclamamos Su bondad y permitimos que Su poder transforme cada aspecto de nuestra existencia.
El agradecimiento, aun en medio de la escasez, abre las puertas de los cielos. Dios ha prometido nunca dejarnos y siempre proveer para nuestras necesidades. Lo más importante es mantener un corazón sano, confiado plenamente en el Señor. Él desea llevarnos a una nueva tierra, donde nuestra dependencia esté completamente en Él. Agradecer es un arma silenciosa, porque nos impulsa a avanzar, vencer al enemigo y fortalecer nuestra fe. Sin embargo, este acto comienza en lo secreto, en lo profundo de nuestros corazones. ¡Dios, gracias! ¡Te amo!
Este fin de semana celebramos 40 años de una historia de fe. La Comunidad ha sido un refugio, un hogar y una familia, y todo esto es gracias a la fidelidad de Dios y al compromiso de cada uno de ustedes. A lo largo de los años, hemos visto su gracia guiándonos y fortaleciendo nuestros lazos. "Grande es tu fidelidad." (Lamentaciones 3:23) Gracias por ser parte de esta historia y por seguir caminando juntos en su amor. ¡Lo mejor está por venir!
El lenguaje de la fe puede parecer irracional, pues nos lleva a tomar decisiones que, a los ojos de muchos, pueden parecer una locura. Sin embargo, la fe y la razón no son antagónicas; más bien, van de la mano. Cuando conocemos a Dios de manera racional y permitimos que Él derrame su Espíritu Santo en nuestros corazones, Él siembra en nosotros una semilla de fe. Al escuchar Su palabra, nuestra mente se va renovando gradualmente, lo que nos lleva a depender cada vez más de nuestro Padre celestial. Así, esa fe, que crece y se fortalece, se traduce en obras y acciones coherentes con lo que creemos.
Las estrategias celestiales son radicalmente diferentes a las estrategias de este mundo. Nuestras armas no son las de este mundo, sino la alabanza, la palabra y la oración. Las murallas que muchas veces debemos enfrentar y derribar no caerán por nuestra propia fuerza. Es en nuestra total dependencia de Dios donde encontramos la victoria. Como sucedió en Jericó, por la fe las murallas cayeron. Porque Él es el Todopoderoso, el Creador del cielo y la tierra, y para el que cree, todo le es posible.
Los mandamientos de Dios no son una carga. Su palabra es un manual para el descanso, para disfrutar de Él. Ya tenemos lo más preciado, a Jesús; lo demás es añadidura. ¿Por qué afanarnos tanto? Jesucristo es nuestro reposo. El yugo de Jesús es liviano, porque Él es quien lleva la carga pesada y desea que dependamos de Su amor.
En los brazos del Padre, nuestra historia no termina en derrota. Su abrazo nos levanta y nos brinda nuevos comienzos. Ese abrazo revela, sana y continúa escribiendo nuestra historia. Él va al frente de nosotros; no importa cuán difícil parezca seguir adelante, no estamos solos. Nuestro Padre, que nos ama, está con nosotros, listo para abrazarnos y darnos una nueva identidad como hijos de Dios.
El Señor no llama a quienes se sienten capaces. Dios recuerda a Moisés que no se trata de sus habilidades o talentos, sino del Dios que va delante de él. En Éxodo 4, lo que Moisés tenía en su mano, la vara de pastor, definía su vida; no era más que un simple "pastor". ¿Qué define nuestra vida? ¿Qué tienes en tus manos a las que te aferras y que no son de Dios? La vara de pastor era un palo muerto en sus manos. Pero ese palo muerto, en las manos de Dios, se convirtió en un instrumento de poder, haciendo maravillas a través de ese bastón. ¿Qué tienes hoy en tus manos? ¿Qué quiere Dios que le entregues?
Construir sobre la roca requiere esfuerzo y profundidad. Mientras que edificar sobre la arena es fácil, no perdura. El verdadero fundamento debe ser la palabra de Dios, que es sólida y eterna. Las edificaciones en nuestra vida no solo se preparan para los momentos de calma, sino también para cuando vengan las pruebas. No basta con escuchar la palabra; debemos obedecerla y ponerla en práctica. Solo así seremos buenos constructores, edificando sobre la roca inamovible que es Cristo, nuestra base segura frente a cualquier adversidad.
En el reino de los cielos, se sube bajando. Esta paradoja refleja la importancia de la humildad y la mansedumbre, frutos del Espíritu Santo, en la vida cristiana. Para vivir en armonía con el evangelio, debemos revestirnos de Cristo, practicando el perdón, el amor y el respeto mutuo. Al vestirnos de amor, encontramos una unidad que trasciende diferencias y se manifiesta en nuestras acciones diarias. El verdadero éxito en la vida cristiana no se mide por logros materiales, sino por nuestra capacidad de amar y servir a los demás.
Dios tiene un camino para nuestras vidas con el propósito de que demos fruto. Aunque, muchas veces, las dificultades (la poda) forman parte de ese proceso, Él es un buen jardinero que cuida de nuestras vidas y corazones, de manera que produzcan buenos frutos (amor, gozo, paz, bondad, fe, etc.). Así que, aunque Dios permita pruebas, Él siempre nos levanta, aumenta nuestra fe, y nos conforma más a la imagen de Jesucristo, de manera que crezcamos y seamos más fuertes.
Las preocupaciones y las riquezas de esta vida pueden ahogar la palabra de Dios y el fruto que produce en nuestros corazones. En la parábola del sembrador, las semillas entre espinos simbolizan a quienes, a pesar de recibir el mensaje de salvación, se distraen por las ansias del mundo y el deseo de acumular riquezas, lo que les impide crecer. Es esencial reconocer que somos responsables de ser buena tierra, abriendo nuestros corazones a la verdad de Dios y cultivando una fe sincera. Dios desea que nuestras almas prosperen y que demos fruto, no solo para nuestro beneficio, sino para bendecir a otros. Al rendirnos a Él, permitimos que Su palabra transforme nuestras vidas.
1 + 1 en el reino de Dios no es igual a 2. En nuestra relación íntima con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, nuestros corazones experimentan un cambio radical. Así como Jesús se alejaba de las multitudes para estar a solas con su Padre Celestial, nosotros también debemos tener momentos a solas con el Espíritu Santo. Es ahí donde entendemos quiénes somos y quién es Él, donde nuestras vidas encuentran sentido. Fuimos creados para tener una relación 1 a 1 con el Creador del universo, que a la vez es nuestro mejor amigo, Padre y compañero.
Jesús conoce el lenguaje de nuestros corazones, lo más profundo de nuestros rincones: temores, deseos, necesidades. Su toque tierno de sanidad puede cambiar nuestras vidas para siempre. El Señor sabe cómo tratar individualmente con cada uno de sus hijos, según nuestras necesidades. El trato de Dios contigo está hecho a la medida.
Dios tiene propósitos y planes para nuestras vidas. Muchas veces, necesitamos dar pasos de fe para avanzar hacia lo que Él ha preparado para nosotros. A veces, debemos sumergir nuestros pies en el agua para experimentar cómo cruzamos las dificultades de manera milagrosa, guiados y protegidos por Su poder. Además, es esencial despojarnos de todo lo que nos impide avanzar—rencores, odio, temor—y pedir un corazón puro que confíe con la fe de un niño, incluso cuando tengamos un "río" que cruzar frente a nosotros.
La pastora Flora Baeza nos enseña que cada uno de nosotros es responsable de nuestras decisiones. Rendirse ante Dios y ser obedientes, buscar Su consejo, nos ayudará a tener temor del Señor y a hacer lo correcto delante de Él. Esto nos permitirá tomar buenas decisiones y hacer lo correcto. Incluso las personas que amamos, como nuestros hijos, esposos y amigos, son responsables de sus propias decisiones. Lo que podemos hacer es ser luz y señalarles el camino correcto.
“Debemos hablar verdad y las palabras de Dios en las áreas de nuestras vidas que parecen valles de huesos secos. Ezequiel 37 nos enseña que no debemos perder nunca la esperanza, sino tener presente la verdad de que Dios puede cambiarlo todo. Nuestros labios deben estar llenos de vida, y nuestra identidad debe estar en que somos hijos de un Padre Todopoderoso. Hablemos sus palabras, recordemos sus promesas y digamos a todo pulmón que hay vida y vida en abundancia en Jesús.
La vida de José es un ejemplo claro de una fórmula eficaz para el éxito, basada en la integridad, la diligencia, el temor a Dios, la resiliencia y el favor divino. A pesar de las adversidades, José mantuvo su fe y su relación con Dios, lo que le permitió prosperar. Esta es una invitación a confiar en Dios, seguir Sus caminos y entregar nuestras cargas a Él para experimentar Su favor y Su gracia.
En la Cima, nos recuerda que en el reino de Dios los más grandes son aquellos que sirven a los demás, los que lavan los pies de sus hermanos. Tienen una identidad enraizada en Jesús y no definen sus vidas por lo que hacen, sino por el amor constante y seguro del Padre celestial hacia ellos. La cima en el reino se encuentra en la humildad y la pureza de corazón.
El Señor nos recuerda en Isaías 41:10 que no debemos tener miedo ni desalentarnos, porque Él está con nosotros. El Dios al cual el mar y el viento obedecen está de nuestro lado. No importa cuán grandes parezcan las pruebas o el mar frente a nosotros, para Dios nada es imposible.
Ojo por ojo es exactamente la idea del mundo que Jesús vino a confrontar. Por el contrario, ante un agravio, la forma de responder es con generosidad. El fruto de un corazón en comunión con Jesús es un corazón que no paga mal con mal, sino que busca crecer en amor y hacer uso de la gracia en lugar de la venganza, venciendo así el mal con el bien.
Dar es un asunto del corazón. Existen principios bíblicos que producen el fruto que Dios quiere en nuestras vidas. El tema del diezmo y del dinero a menudo genera controversia, pero a través de una perspectiva bíblica correcta, podemos entender que es para nuestra bendición y madurez espiritual, y para que el reino de Dios crezca.
Como hijos de Dios, constantemente nos vemos tentados a vivir por nuestras propias fuerzas y capacidades. Sin embargo, la verdadera humildad nos lleva a depender del Padre celestial. Todo es por Él, de Él y para Él. Encontramos la verdadera humildad en nuestra dependencia de Dios.
Muchas veces, nuestros temores nos detienen de cumplir el propósito y plan que Dios tiene para nosotros. Pero tenemos un Dios más grande; Él nunca tiene temor. Pongamos nuestra confianza en el Dios que todo lo puede.
A menudo, cedemos a la presión del grupo por el deseo de ser aceptados, populares o por orgullo. Sin embargo, Dios comprende nuestras debilidades y siempre está listo para protegernos. Él nos advierte de los peligros y nos brinda su apoyo. Huir de la tentación no es un signo de debilidad, sino un acto de valentía que demuestra autocontrol y un firme compromiso con nuestros valores y fe. Al resistir la presión y elegir el camino correcto, mostramos verdadera fortaleza guiada por Dios.
Algunos de nosotros no comprendemos las consecuencias de mantener ciertos tipos de secretos que afectan nuestra vida. Esta enseñanza te mostrará las repercusiones de mantener algunas cosas ocultas y te enseñará cómo lidiar con esos secretos según la palabra de Dios. Te recordará la necesidad de entregar hasta lo más profundo de nuestro corazón a Dios, para así poder ser una mejor versión de nosotros mismos
En muchos países, recibir cartas físicas o por email es común. Algunas nos alegran, otras nos preocupan. La Biblia nos relata en 2 Crónicas 32 la historia del rey Senaquerib de Asiria, que quería invadir Judá. Ante las malas noticias, el rey Ezequías se levantó con valentía y confianza en Dios, animando a su pueblo: “Cobren ánimo y ármense de valor. No se asusten ni se acobarden ante el rey de Asiria y su numeroso ejército, porque nosotros contamos con alguien que es más poderoso.” (2 Crónicas 32:7 NVI) Trae hoy tu causa delante de Dios, Él puede salvarte y cambiar tu historia.
En Lucas 5, se nos cuenta la historia de una pesca milagrosa. Cuando escuchamos la dirección de Jesús y sus palabras, nuestras vidas pueden experimentar milagros inesperados. A pesar de haber pescado toda la noche sin lograr nada, Pedro confió en Jesús cuando Él le dijo que remara mar adentro y echara sus redes. Pedro lo obedeció y, para su sorpresa, las redes se llenaron tanto de peces que estaban a punto de romperse. Él puede darnos más de lo que podríamos pedir o imaginar. Nunca perdamos la esperanza.