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En este episodio, reflexiono sobre la profunda búsqueda de la identidad humana, comenzando desde la antigüedad con la famosa frase "Conócete a ti mismo" que adornaba el templo de Delfos en Grecia. Esta exhortación, que impactó a Sócrates, nos invita a adentrarnos en nuestro ser, a descubrir quiénes somos realmente y a comprender que la identidad es un constante trabajo y esfuerzo para los seres humanos. Al comparar nuestra búsqueda de identidad con la claridad de los ángeles y los animales, destaco que, a diferencia de ellos, nosotros enfrentamos una crisis de identidad, lo que convierte esta búsqueda en un desafío esencial de la experiencia humana.Continuo ilustrando esta idea a través de ejemplos del reino animal, como las tortugas que, al nacer, sin ninguna guía, encuentran instintivamente el mar. Este asombroso comportamiento nos enseña que, a menudo, los seres humanos carecemos de esa claridad de propósito. A diferencia de los animales que nacen con su identidad bien definida, nosotros nos encontramos en un camino de descubrimiento. Planteo la pregunta: ¿quién eres? Esta pregunta no solo busca una respuesta, sino que se convierte en un viaje profundo hacia la autocomprensión.Discuto cómo Jesús, en el Evangelio, también nos plantea esta pregunta sobre su identidad, sugiriendo que solo a través del conocimiento de Él podemos verdaderamente conocernos a nosotros mismos. Resalto que el autoconocimiento se relaciona directamente con la claridad que uno tenga sobre quién es Cristo. A medida que entendemos a Cristo, también descubrimos nuestra dignidad, misión y sentido de vida. Abordo las lecturas de Zacarías y San Pablo, que profundizan en cómo conocer a Cristo nos transforma en personas más compasivas y generosas. Invito a considerar la importancia de "revistarnos de Cristo", es decir, de reflejar sus cualidades en nuestras vidas. La identidad cristiana implica abrazar las actitudes y sentimientos de Jesús, convirtiéndonos en portadores de su amor y generosidad.Finalmente, cierro el episodio refiriéndome a la invitación de Jesús a tomar nuestra cruz y seguirle. Sería nuestra mayor identificación con Él y la manera en que debemos identificarnos en nuestra búsqueda de identidad. A través de esta invitación, desafío a los oyentes a abrazar su fe, a descubrir quiénes son en Cristo y a vivir plenamente su vida con generosidad y amor, tal como lo hizo Él.
En este episodio, conversamos sobre el intenso y significativo fin de semana que se avecina para nuestra parroquia, lleno de actividades espirituales que buscan profundizar nuestra relación con Dios. El enfoque principal de este episodio es la invitación a participar en dos eventos clave que tienen lugar durante el fin de semana: el retiro del agua al espíritu y la vigilia de oración.El sábado y domingo comenzamos con el retiro del agua al espíritu, que dará inicio a las 8 de la mañana en La Lupita. Este retiro es una oportunidad invaluable para reconectar con nuestros fundamentos de fe y experimentar un renacimiento espiritual. Invitamos a todos los oyentes a registrarse en la oficina parroquial y sumarse a esta experiencia transformadora que promete traer paz y renovación a nuestras vidas.Además, el mismo sábado, a las 7 de la noche, se llevará a cabo la vigilia de oración en San Juan Diego. Este encuentro especial nos permitirá unirnos en oración para invocar la venida del Espíritu Santo en nuestras vidas. Todos los domingos, durante nuestras misas, repetimos la invocación “ven Espíritu Santo, ven y crea tus espíritus”, y este sábado, será el momento perfecto para hacer eco de esta súplica comunitaria. La importancia del Pentecostés radica en cómo la iglesia se renueva constantemente con la gracia del Espíritu Santo, y a través de la vigilia, anhelamos abrir nuestros corazones a su llegada.Mucho más que actividades, este fin de semana representa una oportunidad para cada uno de nosotros de acercarnos a Dios y permitir que el Espíritu Creador se manifieste en nuestras vidas. Las invitaciones son un llamado a la acción para todos los que deseen experimentar esta renovación espiritual y crecer en su fe a través de estas poderosas vivencias comunitarias.
En este episodio, reflexiono sobre el significado del trabajo en nuestras vidas, destacando la importancia de la transformación interior que debemos llevar a cabo. En el contexto del Día del Trabajo, evoco la sabiduría de San Juan Pablo II, quien recordaba que el verdadero trabajo es la santificación personal. Somos creados por Dios para transformar el mundo, pero esta transformación empieza desde lo más profundo de nuestro ser. El trabajo no debe ser visto como una carga o un castigo; más bien, es nuestra respuesta al regalo de la vida que Dios nos ha otorgado. Compartir lecciones sobre la dignidad laboral me resuena profundamente, ya que la privación de trabajo no solo conlleva a la pobreza material, sino que también daña nuestra dignidad como seres humanos. Hago un llamado a la acción: mientras otros se quedan en la inacción o se permiten excusas, debemos esforzarnos y trabajar. La valoración de nuestro propio trabajo se vuelve clara cuando imaginamos la vida sin la posibilidad de trabajar.Adentrándonos en el concepto de la "ley de tracción", destaco que no se trata simplemente de declararse a uno mismo que tendrá éxito. En cambio, enfatizo la importancia del esfuerzo y trabajo constante y duro, comparándolo con el motor de un carro que necesita tracción para avanzar. Como anécdota, cuento la historia de un rabino y un campesino, quien menciona que "lo que no obtienes gracias a tu propio trabajo, no lo tienes". Este recordatorio de la conexión directa entre el esfuerzo personal y los resultados es fundamental en nuestra búsqueda de realización.Además, reflexiono sobre la figura de San José como patrón de los trabajadores, un símbolo del equilibrio entre labor y espiritualidad. Su vida nos enseña que el trabajo no es solo una forma de ganarnos la vida, sino un camino hacia la santidad y el encuentro con Dios. En última instancia, el propósito de nuestro trabajo debe ser glorificar a Dios, y todas nuestras acciones deben estar alineadas con este objetivo. Es imperativo que no caigamos en la complacencia, sino que trabajemos con alegría y amor, recordando que somos llamados a realizar nuestras tareas diarias no solo como obligaciones, sino como oportunidades de servir y bendecir a los demás.
En esta conferencia, se explora el profundo significado del conocido pasaje sobre el hijo pródigo, enfatizando la magnitud del amor incondicional del Padre. A través de una reflexión sobre el gesto de abrazar y besar al hijo, el ponente nos invita a comprender que, más allá de las acciones del hijo, lo que verdaderamente destaca es la respuesta del Padre. Este acto de llenar de besos es una metáfora del amor divino que trasciende las fallas y equivocaciones humanas.El orador critica la tendencia a enfocarse en aspectos superficiales de la parábola, como los regalos materiales que el padre ofrece a su hijo al regresar. Recalca la irrelevancia de elementos como el becerro, las sandalias y los anillos, sugiriendo que lo que verdaderamente importa es la conexión emocional y el perdón que se ofrece. Este énfasis en el amor sobre las acciones erróneas invita a los oyentes a repensar su relación con Dios y el mensaje de aceptación que proviene de Él.Se hace hincapié en que Dios, al igual que el Padre en la parábola, no se ocupa de los errores pasados ni del juicio, sino que se regocija en el retorno del hijo perdido. La invitación es clara: independientemente de las decisiones equivocadas que alguien haya tomado en su vida, el amor de Dios está disponible para todos, y Él siempre está listo para “llenar de besos” a quienes buscan redención. Esta interpretación se convierte en un poderoso recordatorio del valor del amor y la grace en nuestras vidas, enfatizando que el perdón y la aceptación son el núcleo del mensaje divino.Finalmente, se concluye con una reflexión sobre cómo cada individuo puede experimentar este amor transformador en su propia vida, sugiriendo que la verdadera esencia del cristianismo radica en la capacidad de los seres humanos para recibir y compartir este amor, lo cual es atemporal y universal.
Ellas son MARES: Madres, solteras, viudas, divorciadas, mujeres valientes que cada día sacan adelante a sus familias con amor, responsabilidad y esperanza.MARES es un espacio de encuentro, apoyo y crecimiento para mujeres que llevan el timón de su hogar. Aquí se acompañan, se escuchan y se fortalecen unas a otras.Si conoces a alguien que pueda necesitar este tipo de apoyo, compártelo. Este ministerio puede ser ese abrazo que muchas están esperando.Te invitamos a ver y compartir este video que celebra su entrega y su fuerza.Porque ser MARES es mucho más que un rol: es una misión de amor.