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«Junto a un muerto» es un cuento de terror del gran escritor de cuentos Guy de Maupassant, uno de los más de trescientos que escribió. Henri René Albert Guy de Maupassant, escritor popular francés del siglo XIX, es considerado uno de los padres del relato corto moderno. Fue protegido de Flaubert, y se le conoce como uno de los mayores autores del naturalismo por su economía de estilo y su desenlace eficaz y sin esfuerzo, a pesar de que siempre renegó de aquella escuela. En ocasiones, la calidad de sus cuentos ha sido comparada con la de los relatos de Edgar Allan Poe. Tuvo discípulos en todas las lenguas, incluso fue plagiado numerosas veces. Admirado por Émile Zola, y seguido por Anton Chéjov y Horacio Quiroga, el terror psicológico, el terror metafísico y, en definitiva, el terror a secas están presentes en sus mejores relatos.
PAULA QUINTAS é directora do festival 6 coreógrafas e codirectora do Festival Corpo(a) terra e traballa coa pedagoxía da danza en Danza Alfaia, cunha liña de investigación contemporánea contorna ao corpo e lineas alternativas de aprendizaxe en Santiago de Compostela. Ademais é especialista en Técnica Laban impartindo talleres en diferentes conservatorios. Licenciada na Universidade de Santiago de Compostela en Historia da arte, presentando o seu proxecto final de carreira en Body Art e vídeo-creación, graduada en Trinity Laban en Danza contemporánea e diplomada en National Centre for Circus Arts Londres. É Máster en Artes escénicas coa proposta de investigación “Filosofía e estética do corpo no circo coreografiado” pola Universidade Rey Juan Carlos - URJC (Madrid) 2019-2020, o cal continuará cun proxecto de tese doutoral en 2021-2022. Os seus últimos espectáculos como creadora son Multiperspectivas (2021), Nina Ninette (2021), SET (2020), Alma ( non é hippie) (2019), Plastic (2018), Analepsis (2017), Up2 down (2015). Forma parte da compañía trasPediante. "Dende o festival 6 coreografas, queríamos axendar unha práctica escénica para todos os grupos. E através dun obradoiro de mediación xorde este grupo regular". "Temos unha pedagoxía moi baseada no mundo cómico, para crear un grupo de traballo moi agradable". "Claquer persoa camiña e se desplaza de un sitio a outro. Entón todos bailamos porque o movemento xa está dentro, é intrínsico e interno ao ser humano". Máis Información PAULA QUINTAS: ✔️Páxina Web: https://www.paulaquintas.com/ ✔️Facebook: https://www.facebook.com/pau.quintassantos ✔️Twitter: https://twitter.com/qpausantos ✔️Instagram: https://www.instagram.com/pauquintass/ ✔️Vimeo: https://vimeo.com/user10312639 ✔️YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCm4eAixxHV9NVTGnEgN-8KA ✔️Pinterest: https://www.pinterest.es/pauquintassanto/_saved/ A ESCOLA MUNICIPAL DE ARTES ESCÉNICAS da Estrada, naceu no ano 2012, a partir do que era a antiga Escola Municipal de Teatro. É unha institución dependente da Fundación Cultural da Estrada que dende a súa creación no ano 2002, formou parte dun marco estratéxico de promoción e difusión das artes escénicas na vila. O antecedente da Escola foi a creación no ano 1996 da compañía de teatro afeccionado TEATRO dos TIRINAUTAS, que durante os seus 10 anos de vida, axudou a dar unha alternativa de ocio a moita xente da localidade, e a divulgar a obra de escritores da comarca coma Varela Buxán, Neira Vilas ou Manuel García Barros. Na memoria colectiva aínda pervive aquela “Ensalada de Mosquito” do ano 2003 con 12 funcións consecutivas a teatro cheo e máis de 4.500 espectadores; unha peza que facilitou a entrada na Rede de Teatro Profesional do IGAEM desta nova compañía de actores estradenses. Docentes e profesionais do teatro da talla de Anabell Gago, Xosé Lueiro, Artur Trillo, Nuria Montero, Nuria Sanz, Manuel Lourenzo, Mónica de Nut, Arturo Cobas “Nono”, Fiona Bernárdez, Cándido Pazó ou Cristina Domínguez viñeron colaborando no proxecto docente da institución dando alento escénico a pezas de Molière, Cervantes, Carlos Casares, Vidal Bolaño, Lorca, Labiche, Sergi Belbel, Anton Chèjov ou Bertolt Brecht entre outros. No ano 2012, e dado o carácter multidisciplinar do teatro contemporáneo, a Escola Municipal de Teatro, decidiu diversificar a súa oferta didáctica para ofrecerlle ao alumnado unha formación o máis integral posible, incluíndo na súa programación, clases de danza, de voz e de clown. Esta última disciplina é un vestixio do que foi a antiga Escola de Circo, que este ano 2012 decidiu fundirse coa Escola de Teatro e reimpulsar un novo proxecto docente. Paralelamente á actividade docente, a Escola ten asignada unha unidade de produción propia coa finalidade de medir ás novas remesas de actores diante do público, e tamén organizou durante os anos 2009, 2010 e 2011 un certame de teatro afeccionado, no que os alumnos da escola puideron interaccionar con outras compañías galegas. Máis Información ESCOLA MUNICIPAL de ARTES ESCÉNICAS: ✔️Páxina Web: http://www.emae.aestrada.gal/ ️ "SUSCRÍBETE" ao podcast Máis Información e outras entrevistas: ✔️Facebook: https://www.facebook.com/PabloChichas ✔️Twitter: https://twitter.com/pablochichas ✔️Instagram: https://www.instagram.com/pablochichas/ ✔️Clubhouse: @pablochichas ✔️Twich: https://www.twitch.tv/pablochichas
Cómo funciona el chino mandarín, a quién le pertenecía la mujer y sus riquezas, Anton Chéjov, su vida y sus cuentos.
Directora de "La dicha conyugal: tres comedias de Anton Chéjov". Únicas funciones 20, 21, 26 y 27 de marzo en sala La Gringa Teatro, domingos a las 18.30 hs. y lunes y martes a las 20.30 hs. reservas: 096-063-040 / dichaconyugal@gmail.com
Acompaña a Ricardo Cartas en una emisión más de la revista cultural De eso se trata, espacio de ciencia, de cultura, de gastronomía, de libros y más, de lunes a viernes de 08:30 a 10:00 horas. En La Entrevista, el Dr. Frank Loveland Smith, profesor de la Facultad de Artes Plásticas y Audiovisuales, analiza el teatro de Anton Chéjov.
Cada martes a las 19:00 horas de Chile, Alberto Mayol expone durante una hora y quince minutos sobre un libro o autor esencial del canon literario mundial. Luego de ello comienza una conversación con quienes asisten a la sesión. Que usualmente toma una hora más o un poco más. El taller queda disponible para quienes se encuentran inscritos en un link privado donde están contenidos todos los videos del período, en este caso, del cuatrimestre sobre autores ingleses y rusos. Esto implica que usted puede ver la sesión cuantas veces quiera y que puede no asistir a la sesión y contar con acceso de igual manera. En el taller se analiza: El libro en sí mismo; El autor y su contexto histórico y literario; y La relevancia de la obra. No es necesario haber leído el libro cada semana para asistir. El diseño del taller está hecho para que la exposición sea un mapa para poder ingresar en libros y autores. En ese sentido, sirve tanto para saber cómo entrar al libro, tanto como para acompañar la lectura o para profundizar a posteriori de haber leído. En este caso, con mayor razón, porque nos concentraremos largamente en la literatura de solo dos países. Programa Literatura inglesa (desde el 7 de diciembre al 25 de enero) Orgullo y prejuicio, de Jane Austen Cumbres borrascosas, de Emily Bronte Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley Oliver Twist, de Charles Dickens La esfera y la cruz, de Chesterton Mujeres enamoradas, de D.H. Lawrence Literatura rusa (Desde 1 de febrero a 22 de marzo) Crimen y Castigo, de Fiodor Dostoievski Limonov, de Emmanuel Carrere La muerte de Ivan Ilich, de L. Tolstoi Doctor Zhivago, de B. Parternak Archipiélago Gulag, de Alexander Solzhenitsyn Almas muertas, de Nicolas Gogol La gaviota; El tío Vania; Las tres hermanas; El jardín de los cerezos, de Anton Chéjov INSCRIPCIONES EN https://www.seminarioslacosanostra.cl/subcategoria/177/talleres
Juan Gabriel Vásquez, escritor colombiano y uno de los escritores más leídos y relevantes de la literatura contemporánea escrita en español, lee y comenta el cuento “El relato de la señorita N. N.” del escritor ruso Anton Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, Xavier Villaurrutia cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, Xavier Villaurrutia cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, Xavier Villaurrutia cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
PAULA QUINTAS é codirectora do Festival Corpo(a) terra e traballa coa pedagoxía da danza en Danza Alfaia, cunha liña de investigación contemporánea contorna ao corpo e lineas alternativas de aprendizaxe en Santiago de Compostela. Ademais é especialista en Técnica Laban impartindo talleres en diferentes conservatorios. Licenciada na Universidade de Santiago de Compostela en Historia da arte, presentando o seu proxecto final de carreira en Body Art e vídeo-creación, graduada en Trinity Laban en Danza contemporánea e diplomada en National Centre for Circus Arts Londres. É Máster en Artes escénicas coa proposta de investigación “Filosofía e estética do corpo no circo coreografiado” pola Universidade Rey Juan Carlos - URJC (Madrid) 2019-2020, o cal continuará cun proxecto de tese doutoral en 2021-2022. Os seus últimos espectáculos como creadora son Multiperspectivas (2021), Nina Ninette (2021), SET (2020), Alma ( non é hippie) (2019), Plastic (2018), Analepsis (2017), Up2 down (2015). Forma parte da compañía trasPediante. "A Danza é a expresión artística do corpo, arte do movemento para transmitir a través do corpo aos espectadores". "A expresion do corpo non ten ningún tipo de idade nin de limitación". "O certame 6 Coreógrafas nace da necesidade de dar visibilidade ás grandes creadoras que temos en Galicia". "Na Estrada traballamos en achegar a danza a novos públicos, estamos fascinados coa acollida que tivo o certame de danza contemporanea na Estrada e agardamos que haxa unha segunda edición". "Na Estrada hai moita cultura e unha apertura mental cara a cultura, para min é un pracer impartir aulas aquí". "Na Estrada hai un potencial expresivo moi elevado, estamos facendo un traballo moi profesional na Escola Municipal de Artes Escénicas". Máis Información PAULA QUINTAS: ✔️Páxina Web: https://www.paulaquintas.com/ ✔️Facebook: https://www.facebook.com/pau.quintassantos ✔️Twitter: https://twitter.com/qpausantos ✔️Instagram: https://www.instagram.com/pauquintass/ ✔️Vimeo: https://vimeo.com/user10312639 ✔️YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCm4eAixxHV9NVTGnEgN-8KA ✔️Pinterest: https://www.pinterest.es/pauquintassanto/_saved/ A ESCOLA MUNICIPAL DE ARTES ESCÉNICAS da Estrada, naceu no ano 2012, a partir do que era a antiga Escola Municipal de Teatro. É unha institución dependente da Fundación Cultural da Estrada que dende a súa creación no ano 2002, formou parte dun marco estratéxico de promoción e difusión das artes escénicas na vila. O antecedente da Escola foi a creación no ano 1996 da compañía de teatro afeccionado TEATRO dos TIRINAUTAS, que durante os seus 10 anos de vida, axudou a dar unha alternativa de ocio a moita xente da localidade, e a divulgar a obra de escritores da comarca coma Varela Buxán, Neira Vilas ou Manuel García Barros. Na memoria colectiva aínda pervive aquela “Ensalada de Mosquito” do ano 2003 con 12 funcións consecutivas a teatro cheo e máis de 4.500 espectadores; unha peza que facilitou a entrada na Rede de Teatro Profesional do IGAEM desta nova compañía de actores estradenses. Docentes e profesionais do teatro da talla de Anabell Gago, Xosé Lueiro, Artur Trillo, Nuria Montero, Nuria Sanz, Manuel Lourenzo, Mónica de Nut, Arturo Cobas “Nono”, Fiona Bernárdez, Cándido Pazó ou Cristina Domínguez viñeron colaborando no proxecto docente da institución dando alento escénico a pezas de Molière, Cervantes, Carlos Casares, Vidal Bolaño, Lorca, Labiche, Sergi Belbel, Anton Chèjov ou Bertolt Brecht entre outros. No ano 2012, e dado o carácter multidisciplinar do teatro contemporáneo, a Escola Municipal de Teatro, decidiu diversificar a súa oferta didáctica para ofrecerlle ao alumnado unha formación o máis integral posible, incluíndo na súa programación, clases de danza, de voz e de clown. Esta última disciplina é un vestixio do que foi a antiga Escola de Circo, que este ano 2012 decidiu fundirse coa Escola de Teatro e reimpulsar un novo proxecto docente. Paralelamente á actividade docente, a Escola ten asignada unha unidade de produción propia coa finalidade de medir ás novas remesas de actores diante do público, e tamén organizou durante os anos 2009, 2010 e 2011 un certame de teatro afeccionado, no que os alumnos da escola puideron interaccionar con outras compañías galegas. Máis Información ESCOLA MUNICIPAL de ARTES ESCÉNICAS: ✔️Páxina Web: http://www.emae.aestrada.gal/ ️ "SUSCRÍBETE" ao podcast Máis Información e outras entrevistas: ✔️Facebook: https://www.facebook.com/PabloChichas ✔️Twitter: https://twitter.com/pablochichas ✔️Instagram: https://www.instagram.com/pablochichas/ ✔️Clubhouse: @pablochichas ✔️Twich: https://www.twitch.tv/pablochichas
Esta semana hablamos con Rodrigo Murray y con Paola Arrioja sobre "Lotería Rusa", un espectáculo en streaming en donde podemos apreciar tres cuentos cortos de Anton Chéjov y sobre "Chico Conoce a Chica" que se presenta en el teatro Milán.
"The Bet" (La Apuesta), es un cuento de 1889 de Anton Chéjov sobre un banquero y un joven abogado que apuestan entre sí sobre si la pena de muerte es mejor o peor que la vida en prisión. Musica: Mozart "The 2 Piano Quartets K478 & 493" Blog del Podcast: https://lanebulosaeclectica.blogspot.com/ Twitter: @jomategu
Anton Chéjov (1860-1904) fue un escritor y médico ruso. Fue un maestro del relato corto, considerado uno de los más importantes autores de este género en la historia de la literatura. Este podcast analiza tres cuentos de Chéjov: "El beso", "La dama del perrito", "Entre chiquillos" y "El estudiante" (subido en audiocuento en nuestro canal). Al final del podcast comentamos los consejos de escritura de Chéjov. Redes Sociales: Facebook: https://www.facebook.com/kafkaescritores/ Instagram: https://www.instagram.com/kafkaescritores/ Twitter: https://twitter.com/kafkaescritores YouTube: https://bit.ly/2unc9IM Web: https://kafka.ec/
El crítico Harold Bloom comenta que “El estudiante” es de una simplicidad ardorosa, aunque de una disposición muy bella. El mismo Chéjov consideraba a “El estudiante” como su mejor cuento. ¿Por qué? Lo analizamos al final del audio. Anton Chéjov (1860-1904) fue un escritor y médico ruso. Fue un maestro del relato corto, considerado uno de los más importantes autores de este género en la historia de la literatura. Al final del audiocuento hacemos un pequeño comentario del relato. Redes Sociales: Facebook: https://www.facebook.com/kafkaescritores/ Instagram: https://www.instagram.com/kafkaescritores/ Twitter: https://twitter.com/kafkaescritores YouTube: https://bit.ly/2unc9IM Web: https://kafka.ec/
La dama del perrito de Anton Chéjov.
La dama del perrito (primera parte).
Cuento titulado El enigma de Anton Chéjov.
Con la actuación de la primera actriz Virginia Lago, en esta emisión de Las dos carátulas compartimos estas dos obras de Anton Chéjov, una de las figuras mas destacadas de la literatura rusa.
Erick Estrada, en compañía de Saraí Campech y Óscar Uriel, comentaron la obra que él mismo presenta: 'El Jardín de los Cerezos' de Anton Chèjov. Óscar produce y presenta la obra de Chèjov en el Foro Shakespeare Learn more about your ad choices. Visit megaphone.fm/adchoices
Erick Estrada, en compañía de Saraí Campech y Óscar Uriel, comentaron la obra que él mismo presenta: 'El Jardín de los Cerezos' de Anton Chèjov. Óscar produce y presenta la obra de Chèjov en el Foro Shakespeare
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María Zaragoza acaba de publicar "Sortilegio", en la que nos presenta a una chica con poderes: Circe Darcal. En el programa también investigamos la relación Vargas Llosa-García Márquez. ¿Por qué fueron enemigos durante casi 40 años, a pesar del mutuo aprecio literario? En "Citas de Libros", Anton Chéjov fue el autor que trajo Eva Caballero. Y en la sección "De buena tinta", los libros que vienen: Pérez-Reverte, Almudena Grandes, Ken Follet...