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A un par de días de la celebración de Día de Reyes Magos, este Cocodrilo viajero hace un recorrido por la Alameda Central de la CDMX, para conocer la historia de estos míticos personajes que hacen felices a las infancias. Según la tradición, la noche del 5 de enero, los niños dejan sus cartas pidiendo los juguetes de sus sueños a los Reyes Magos, quienes dejan los regalos durante la madrugada del 6 y por la noche se celebra con la partida de rosca de reyes y chocolate caliente, cerrando así las fiestas navideñas. El cronista Salvador Novo indica que fue en 1946 que se vio, por primera vez, a los Reyes Magos en la Alameda del centro histórico, obsequiaban regalos a los transeúntes sin imaginar que esa tradición se extendería hasta la actualidad, que se ubican en el Monumento a la Revolución y acuden las familias a tomarse la foto tradicional. Si quieres saber más sobre la ciudad y paseos con Sergio Almazán, síguelo en su sitio web y redes sociales: X: @salmazan71 IG: @ElcocodriloMVS Facebook: El Cocodrilo MVS www.sergioalmazan.com Escucha El Cocodrilo con Sergio Almazán todos los sábados de 16:00 a 17:00 horas y los jueves de 22 a 23 horas. Por MVS 102.5 FM.See omnystudio.com/listener for privacy information.
El clásico de la literatura gay mexicana La estatua de sal, escrito por Salvador Novo en 1945 pero inédito hasta 1998, es un documento de valor inmenso sobre la vida de los hombres homosexuales de las primeras décadas del siglo XX en México. Estas memorias inconclusas dan cuenta de los espacios y prácticas de los hombres que desean a hombres en un tiempo más poroso a este ambiente de lo que se podría pensar. El estudioso Ernesto Reséndiz acompaña a Enrique Aparicio en esta ocasión.
¿Una bebida alcohólica puede salvar a miles de personas? ¿Cuántos años tiene Guanajuato? ¿En dónde nació el gin tonic? ¿Por qué el callejón del beso se llama así? ¿Quién fue Salvador Novo? ¿De qué trata “Las ciudades invisibles”?En este capítulo hablamos de: Cronistas de la ciudad, Bebidas coloniales, Ciudades modernas, El poeta de Coyoacán, Las momias de Guanajuato, Agua tónica, Minería y plata, Y más en los Entremeses del Banquete del Doctor Zagal.See omnystudio.com/listener for privacy information.
Sube a este recorrido para conocer las historias de los mercados de la Ciudad de México. Los mercados son un componente indispensable de las civilizaciones. En México, desde su tradición prehispánica, han sido espacios de convivencia e intercambio entre clientes y marchantes, lo que los constituye como piezas clave del crecimiento exponencial de nuestra gastronomía. Mercados como La Merced o La Lagunilla son referentes, “son el estómago del barrio” como lo digo el cronista Salvador Novo. Escucha El Cocodrilo con Sergio Almazán todos los sábados de 16:00 a 17:00 horas y los jueves de 22:00 a 23:00. Por MVS 102.5 FM.See omnystudio.com/listener for privacy information.
Sube a El Cocodrilo y descubre la historia de las cantinas en la Ciudad de México. Salvador Novo, historiador mexicano, afirma que el término apareció en México en 1847, durante la invasión de los estadounidenses, siendo la primera El Nivel.See omnystudio.com/listener for privacy information.
Esta nueva entrega es para invitarte a escuchar un podcast hermano que surge de la colección Voz Viva de la UNAM, ¿la conoces? Si es así, sabrás la relevancia de decirte que desde ahora esta colección es de acceso totalmente abierto y gratuito a través de vozviva.unam.mx. Y si no sabías de ella solo te diremos que ahí podrás escuchar las voces de grandes escritores de habla hispana de buena parte del siglo XX y hasta la actualidad: Carlos Monsiváis, Alfonso Reyes, Julio Cortazar, Inés Arredondo, Salvador Novo y Rosario Castellanos solo son algunos de los autores. Nos alegra muchísimo acercarte a este nuevo podcast de la colección Voz Viva.
El espacio de difusión de las noticias más importantes de la Máxima Casa de Estudios de Puebla lo encuentras de lunes a viernes a las 20:00 horas en Informativo BUAP. BUAP es la sede de la Jornada de Difusión de la Nueva Política Nacional del Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior. Se conmemora el día mundial de la lucha contra la depresión. La Licenciatura de Administración Turística se coloca en tercer lugar a nivel nacional. Se recuerda el fallecimiento del escritor, poeta, cronista, historiador y periodista mexicano, Salvador Novo. Lisa Marie, hija de Elvis Presley, falleció a los 54 años. Mineros suecos descubren el yacimiento de “tierras raras" más grande de Europa. Internacionales: Miles de protestantes marchan en el centro de Lima, Perú. Argentina tuvo la inflación más alta en 2022. En Estados Unidos, el fiscal general investiga el descubrimiento de documentos confidenciales en una antigua residencia del presidente Joe Biden. Llega la película “Kramer vs. Kramer”. Cultura: Carlos Maceda presenta una reflexión sobre el concepto “montaña sagrada”. Deportes: Ramiro Condado Picazo, coach de basquetbol, habla sobre la temporada de la liga ABE. Nacionales: Levantan bloqueo de Chichen-Itza. El carnaval de Mérida regresa este 2023. Continúa en Chiapas la conservación arquitectónica de Palenque. Te acompaña en la transmisión Enrique Moctezuma Malacara.
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30 julio Acontece: 1626: en París comienzan las obras de construcción de los edificios de la Universidad de La Sorbona. Nace: 1511: Giorgio Vasari, arquitecto, pintor y escritor italiano (f. 1574). 1818: Emily Brontë, novelista británica (f. 1848). 1863: Henry Ford, industrial estadounidense (f. 1947). 1904: Salvador Novo, poeta mexicano (f. 1974). 1945: Patrick Modiano, novelista francés. Fallece: 2007: Michelangelo Antonioni, cineasta, escritor y pintor italiano (n. 1912). 2007: Ingmar Bergman, cineasta sueco (n. 1918). Una Producción de Sala Prisma Podcast. 2021
Além de reduzir público em eventos, Rui exigirá comprovante de vacinação em bares; Peritos identificaram nove das dez vítimas de acidente em Capitólio; Últimos sete anos foram os mais quentes desde 1850, aponta agência europeia - e mais notícias desta segunda-feira, 10 de janeiro de 2022.
En este diálogo podrás conocer el lado humano y la admiración de dos musas de la literatura universal. Texto de Salvador Novo. ¡Acompáñanos!
Esta semana Victoria, David y Misael hablaron del Poeta Mexicano Salvador Novo, conocido homosexual nacional, figura de la época postrevolucionaria, y uno de los íconos gay más destacados de nuestro país. Para este tema utilizamos fragmentos del libro: Que se abra esa puerta, de Carlos Monsiváis. También hablamos del artículo "Dignificar y resignificar las palabras; una lucha Chuvajetik", que lo encuentras en: https://altavoz.lgbt/dignificar-y-resignificar-las-palabras-una-lucha-chuvajetik/ ¡Síguenos en Twitter!: https://twitter.com/AltavozLGBT
Durante el siglo XX no solamente fueron importantes los grandes muralistas como Siqueiros, Rivera u Orozco.Un grupo de artistas distinto cuestionó a estos pintores, entre esos artistas estaba María Izquierdo. A quien lamentablemente se le prohibió pintar un mural para la Ciudad de México, por consejo de Rivera, Siqueiros y Orozco.Support the show (https://patreon.com/historiachiquita)
Carlos Pellicer (Villahermosa, 1899 - Ciudad de México, 1977) perteneció al grupo de Los Contemporáneos, integrado también por Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Gilberto Owen, José Gorostiza, Jorge Cuesta y Bernardo Ortiz de Montellano, entre otros, generación que ofreció una renovada visión del arte en el México posrevolucionario. Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria de México y, posteriormente, hizo estudios en Colombia. Ejerció como periodista, profesor, promotor cultural, crítico literario y diplomático. Destacan en su obra Colores en el mar y otros poemas (1921), Hora de junio (1931) y Práctica de vuelo (1937). Ingresó a la Academia de la Lengua en 1953 y recibió el Premio Nacional de Literatura en 1964. Esperamos que disfrutes esta selección poética en voz de Juan Stack.Encuentra más contenido en nuestro sitio web. Síguenos en redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram y YouTube, como Descarga Cultura.UNAM.
Esta semana conmemoramos el día del Orgullo LGBT+, Celebramos la diversidad y empatizamos con los seres humanos que conforman este azul planeta de la mano de nuestro invitado Gustavo Luviano (Paketede10 y El Podcast Que No Aporta Nada); pero para poder hacer todo esto creemos necesario conocer un poco de historia y el como ha existido este movimiento con representantes muy importantes en nuestro país desde hace mucho tiempo, cómo el maestro Salvador Novo, y por mas que se haya buscado callar o minimizar, al hacernos parte de esta celebración/conmemoración, recordemos que no importa nada mas que estar al lado de nuestros semejantes porque... Caminando juntos por la calle, Codo a Codo, somos mucho más que Dos. Grupo de FB: https://www.facebook.com/groups/1100767673454790/ Patrocinadores: María Bonita - https://www.instagram.com/mariabonitasensual GDC Creaciones - https://www.facebook.com/GDCcreaciones/ --- Send in a voice message: https://anchor.fm/codoacodopod/message Support this podcast: https://anchor.fm/codoacodopod/support
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Xavier Villaurrutia, nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, Xavier Villaurrutia cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, Xavier Villaurrutia cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta. Junto con otros intelectuales mexicanos, como el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fundó las revistas Ulises (1927), cuyo nombre es un homenaje de admiración al escritor irlandés James Joyce, y Contemporáneos (1928), que marcó un hito fundamental en el panorama de la literatura mexicana al aglutinar a un grupo de magníficos poetas comprometidos en una tarea de depuración lingüística y de apertura y renovación del quehacer poético. En este marco se inscriben los versos de sus Nocturnos, publicados en 1933 en el poemario Nostalgia de la muerte, que recurren a la ensoñación, a un mundo onírico en el que el autor da libre curso a sus interrogaciones existenciales, un universo móvil y cambiante, cuya ambigüedad es puesta de relieve, y magníficamente, por un juego de palabras, caro al estilo del poeta cuando utiliza el doble valor del vocablo como sustantivo y como forma verbal. En su visión de la muerte se percibe el concepto calderoniano de “la vida es sueño”, concibiendo el tránsito final como un despertar. El tema de la muerte, tan propio de toda la literatura castellana, cantado con severo ascetismo temeroso por Jorge Manrique, adquiere en Villaurrutia una expresión inusitada, con frecuentes imágenes de cuerpos vacíos y de sombras humanas, de genios que sueñan que son hombres. Su poesía otorga una indiscutible importancia, una sugerente función inspiradora, al principio del error freudiano y a la técnica, utilizada ya por los surrealistas, de la inconsciente asociación de ideas potenciada por un mismo fonema, que alude a planos muy distintos de la experiencia. La palabra adquiere así un carácter casi fantasmagórico, que actúa como un espejo donde el poeta se ve siempre devuelto a sí mismo en un insatisfactorio vaivén lleno de ansiedad, revelador de una carencia que es la propia esencia del vivir y que sólo puede concluir con la muerte. Su breve obra poética, que los estudiosos consideran la parte más perdurable de su labor, se completa con Décima muerte y otros poemas, donde Villaurrutia contempla desesperanzado la nada que le acecha, y Cantos a la primavera y otros poemas, publicados póstumamente, en los que parece brillar cierta esperanza de trascendencia, una salida humana a la soledad y la muerte. Pero no debe olvidarse el relevante papel desempeñado por el autor en la renovación de la escena mexicana. En 1935 y 1936, becado por la Fundación Rockefeller, estudió arte dramático en la Universidad de Yale y, ya en su madurez, el poeta se inclinó cada vez más por el teatro, aunque sus obras dramáticas son menos experimentales de lo que podría suponerse considerando su producción poética y el interés que Villaurrutia y sus compañeros de aventuras literarias sentían por las experiencias europeas contemporáneas. Hombre de amplios intereses culturales, Xavier Villaurrutia cultivó también el ensayo (Textos y pre-textos, 1949), el guión cinematográfico (La mujer de todos, 1946), la novela (Dama de corazones, 1928) y tradujo a numerosos autores, como André Gide, William Blake o Anton P. Chéjov.
Narrado por Emilio Ebergenyi. Salvador Novo fue más que un escritor vanguardista que perteneció al grupo de Los Contemporáneos, más que un literato que transitó por todos los géneros y dejó obras perdurables. Hizo de sí un personaje que supo desafiar la mojigatería de su tiempo y el machismo posrevolucionario, para vivir en absoluta congruencia con sus deseos. Amigo de los poderosos, compañero de los artistas, experto en las artes culinarias, historiador sin sistema, cronista de la vida, Novo era, sobre todo, un provocador y dueño de un talento deslumbrante: poeta, ensayista, dramaturgo, maestro. Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.
Conoce la vida de cuatro de los más destacados personajes de la historia intelectual y literaria de Hispanoamérica. Clío Podcast presenta "Voces de la literatura mexicana". Narraciones, entrevistas y audios originales descubren la vida y obra de Salvador Novo, José Revueltas, Efraín Huerta y Octavio Paz. Clío Podcast, la historia como nunca la habías escuchado. Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.
Salvador Novo, poeta, dramaturgo, cronista, periodista y publicista. Uno de los escritores más fecundos del siglo XXActor invitado: Ricardo LealNarradoraa: Roxana Río
Mexicano (1904 - 1974)
Salvador Novo, un imprescindible de la escritura mexicana que no podía faltar. Nos tiene un poema donde la poesía es cómplice del desamor. Leído por @teresa_vichi
En el onceavo episodio de #GranHotelAbismo visitamos el panteón de las letras mexicanas, asistimos a la puesta en escena de la obra de teatro "Novo en el Mictlán", escrita por el poeta y escritor Luis Felipe Fabre. Platicamos con él sobre poemas obscenos, gritos estridentes, boleros y otras sutilezas sonoras. Este programa invoca al fantasma de Salvador Novo. /// On the eleventh episode of #GranHotelAbismo we visited the pantheon of Mexican Letters, we attended the staging of the play “Novo en el Mictlán”, written by the poet and writer Luis Felipe Fabre. We talked with him about obscene poems, shrill screams, boleros and other sound subtleties. This program calls upon the ghost of Salvador Novo.
Hoy dedicamos el Jicara a los nopales, omnipresentes en México como alimento, como símbolo y como parte del paisaje como evoca Salvador Novo, en su poema Viaje.
La figura de Antonieta Rivas Mercado es fascinante, su extraordinaria personalidad todavía nos produce una extraña seducción, la mujer polifacética que habitó en muchos tiempos y espacios. Hija del célebre arquitecto Antonio Rivas Mercado. La integrante de los grupos literarios y artísticos: Ulises y Contemporáneos. La amiga de tantos personajes: Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Federico García Lorca, Alfonso Reyes, Manuel Rodríguez Lozano, Julio Castellanos, Emilio Amero, Arturo Pani, Mariano Azuela, Gabriela Mistral. La pareja sentimental de José Vasconcelos. La escritora y traductora. La actriz y directora teatral. La profesora universitaria. La auspiciadora de tantos proyectos culturales. Antonieta no sólo fue una escritora, iba a convertirse en una magnífica escritora, muy completa. Sus escritos están totalmente vinculados con la obra de sus compañeros de Contemporáneos, con un fuerte influjo de autores como: André Gide, Marcel Proust, Jean Giraudoux, James Joyce. Es muy lamentable observar cómo Antonieta estaba empezando un camino significativo dentro de la literatura cuando decidió terminar con su vida.
Insultos y elegancia literaria, Versos y puñetazos,Diógenes el Cínico, Salvador Novo y Rafael Solana, El odio compartido de Dalí y Buñuel, El brazo perdido de Ramón del Valle-Inclán, Y más sobre dimes y diretes.
Crónicas periodísticas realizadas por escritores consagrados en Latinoamérica, es el tema central que investigó la académica de la Facultad de Artes Liberales, Claudia Darrigrandi: “Es interesante ver cómo se mezcla en estos textos la literatura y la historia, la realidad con la ficción”, sostiene. La Doctora en Literatura y Cultura Latinoamericana, Universidad de California (Estados Unidos) tomó escritores como Alfonina Stori, Roberto Alt, Clarice Lispector y Salvador Novo quienes logran a través de la crónica, participar en el debate público y desarrollar cultura.
Crónicas periodísticas realizadas por escritores consagrados en Latinoamérica, es el tema central que investigó la académica de la Facultad de Artes Liberales, Claudia Darrigrandi: “Es interesante ver cómo se mezcla en estos textos la literatura y la historia, la realidad con la ficción”, sostiene. La Doctora en Literatura y Cultura Latinoamericana, Universidad de California (Estados Unidos) tomó escritores como Alfonina Stori, Roberto Alt, Clarice Lispector y Salvador Novo quienes logran a través de la crónica, participar en el debate público y desarrollar cultura. Sobre la relevancia de su investigación, Darrigrandi afirma que si bien las crónicas eran escritas por renombrados autores, esta temática no calificaba en los estudios y había un prejuicio sobre ellas: “solo en los últimos veinte años esta temática ha salido a la luz y se considera el trabajo periodístico como una narración donde también hay literatura”. Para Darrigrandi, el estudio de las crónicas y las revistas tiene a su vez, un aporte histórico ya que en ellas se existía no solo temas de utilidad pública sino también un espacio de debates, de discusión de ideas e inquietudes de la sociedad: “Tienes para todos los gustos, desde el estreno de la última película al giro a la derecha en Argentina en los años treinta”, afirma.
Es hora de disfrutar y defender nuestras ciudades. Y para enseñarnos cómo está Héctor de Mauleón, el heredero de la tradición de Salvador Novo, Monsiváis, Gutiérrez Nájera, José Joaquín Blanco.
Esta semana en el programa de radio abrimos el mes de septiembre con nuevas propuestas en nuestros segmentos. La música será una comparativa de temas que originalmente en inglés gozaron de buena popularidad en español, aunque también con su debida dosis de vergüenza. Conozcas la que conozcas la “playlist” es para divertirnos y atar cabos.La poesía de la semana viene de las letras de Salvador Novo un maestro de la literatura mexicana contemporánea y que aparte de ser un increíble personaje enseñó a muchos la libertad personal y creativa. En nuestro segmento ¿Por qué hablamos así? Conoceremos el origen de la expresión “A Chuchita la bolsearon” que tantas veces hemos escuchado o bien, utilizado.En “La Sobremesa” estaremos abordando un tema que si bien es evidentemente emocional tiene una perspectiva psicológica firme que se evoca a través de la cultura; “Los tipos de amor”, formas diferentes de manifestación de esta emoción que pueden encontrar en una misma relación. Estrenamos una nueva temporada titulada “Lugares de encanto” que buscará traer al presente sitios y parajes de Nuevo León que cuentan con historia vigente o bien ya encapsulada en el tiempo pero que sin duda son íconos de nuestra cultura regional y que harán sonreír a muchos de nosotros al anclar personas y recuerdos en nuestra charla, este episodio será dedicado a “Los Cafés de Monterrey”, para revisar el concepto de aquellos establecimientos y algunos longevos ejemplos que siguen operando entre nosotros. A razón de que septiembre es por excelencia un mes patrio tendremos solamente cervezas mexicanas, pero ahora y por cuatro programas tendremos 2 ejemplares de esta deliciosa bebida, una de corte comercial conocido y otra de perfil artesanal, no te pierdas este “doble especial cervecero” del mes. Iniciamos con La Negra Modelo y La Colimita.La botana ahora le abre sus puertas a las salas, que siendo netamente mexicanas usan elementos clave de nuestra cultura como el chile; prepárate para conocer las mejores recetas para elaborar y compartir; arrancamos con una llamada; “Salsa verde con aguacate”No dejes de seguir nuestro contenido por redes sociales.
Esta semana en el programa de radio abrimos el mes de septiembre con nuevas propuestas en nuestros segmentos. La música será una comparativa de temas que originalmente en inglés gozaron de buena popularidad en español, aunque también con su debida dosis de vergüenza. Conozcas la que conozcas la “playlist” es para divertirnos y atar cabos.La poesía de la semana viene de las letras de Salvador Novo un maestro de la literatura mexicana contemporánea y que aparte de ser un increíble personaje enseñó a muchos la libertad personal y creativa. En nuestro segmento ¿Por qué hablamos así? Conoceremos el origen de la expresión “A Chuchita la bolsearon” que tantas veces hemos escuchado o bien, utilizado.En “La Sobremesa” estaremos abordando un tema que si bien es evidentemente emocional tiene una perspectiva psicológica firme que se evoca a través de la cultura; “Los tipos de amor”, formas diferentes de manifestación de esta emoción que pueden encontrar en una misma relación. Estrenamos una nueva temporada titulada “Lugares de encanto” que buscará traer al presente sitios y parajes de Nuevo León que cuentan con historia vigente o bien ya encapsulada en el tiempo pero que sin duda son íconos de nuestra cultura regional y que harán sonreír a muchos de nosotros al anclar personas y recuerdos en nuestra charla, este episodio será dedicado a “Los Cafés de Monterrey”, para revisar el concepto de aquellos establecimientos y algunos longevos ejemplos que siguen operando entre nosotros. A razón de que septiembre es por excelencia un mes patrio tendremos solamente cervezas mexicanas, pero ahora y por cuatro programas tendremos 2 ejemplares de esta deliciosa bebida, una de corte comercial conocido y otra de perfil artesanal, no te pierdas este “doble especial cervecero” del mes. Iniciamos con La Negra Modelo y La Colimita.La botana ahora le abre sus puertas a las salas, que siendo netamente mexicanas usan elementos clave de nuestra cultura como el chile; prepárate para conocer las mejores recetas para elaborar y compartir; arrancamos con una llamada; “Salsa verde con aguacate”No dejes de seguir nuestro contenido por redes sociales.
David and Jonathan´s history was selected and prologued by Salvador Novo to Joyas de la Amistad (1964), Sephardic music background are fragments of Las estrellas de los cielos _ Yo m_enamorí d_un ai perf. by Hespèrion XXI, Jordi Savall (2000). (non intended of violation of copyrights)The Sephardic Jews, scattered through the world after their expulsion from Spain in 1492, kept alive for centuries not only their language, Ladino, but an extraordinary repertory of "folk" songs, many of them quite sophisticated. As Ladino culture began to slowly fade away over the course of the 20th century, musicologists collected and transcribed these melodies from Ladino-speaking communities in Sarajevo, Sofia, Salonika, Smyrna, Jerusalem, and other cities.
De Bernardo de Balbuena a Salvador Novo. Ocasiones de contento
Estuvimos tocando música de los 00´s, la poesÃa de Salvador Novo, la cerveza de Turulata Brewing Co. También platicamos de la historia del luchador Perro Aguayo y los temas de Pequeños Rituales de la felicidada y el Baño de Bosque a manera de introducción. De verdad que entre historias y referencias culturales gozamos el programa, espero que igualmente lo hagas.
Estuvimos tocando música de los 00´s, la poesÃa de Salvador Novo, la cerveza de Turulata Brewing Co. También platicamos de la historia del luchador Perro Aguayo y los temas de Pequeños Rituales de la felicidada y el Baño de Bosque a manera de introducción. De verdad que entre historias y referencias culturales gozamos el programa, espero que igualmente lo hagas.
Salvador Novo fue poeta, dramaturgo, historiador, ensayista y cronista. Parte fundamental del movimiento literario conocido como Los Contemporáneos. Es este episodio hablamos sobre sus facetas de poeta y de cronista, acompañados de música de Aerosmith, Modjo, Steve Howe, Rancid y Tim Armstrong, entre otros.
Poesía a los Audífonos (Podcast) - www.poderato.com/poesiaalosaudifonos
Xavier Villaurrutia nació en la ciudad de México. Estudió en el colegio francés y en la Preparatoria, donde inició su amistad con Novo y Torres Bodet. Abandonó el estudio de las leyes para dedicarse por completo a las letras. Sus primeros poemas datan de 1919. Dirigió en unión con Salvador Novo, la revista Ulises. Fue uno de los animadores del grupo y la revista Contemporáneos. Hizo estudios de teatro en el Departamento de Bellas Artes. Su poema "Canto a la primavera" recibió en 1948 un primer premio. Como autor dramático se desenvuelve por sus pasos contados: comienza por traducir a Chejov, Romains, Lenormand; escribe luego obras en un acto, pequeños esquemas, breves ensayos sobre caracteres; y llega por fin a sus obras mayores en tres actos. En 1928 había fundado con otros escritores el teatro de Ulises "pequeño teatro experimental adonde se representan obras nuevas por nuevos actores no profesionales". A continuación, se escuchará la recitación del poema "Nocturno de la alcoba", del poemario "Nostalgia de la muerte", publicado en 1938. Voz: Mauricio Enríquez. Música de fondo: "Hope you will fine", de Stefano Mocini. [Duración 2:45] Reproducir en otra página.Para descargar este archivo (2.4 Mb) da un click aquí.