Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim.
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.1Acepten al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones. 2Uno tiene fe en que puede comer de todo, pero el que es débil solo come legumbres. 3El que come no desprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado.4¿Quién eres tú para juzgar al criado de otro? Para su propio amo está en pie o cae. En pie se mantendrá, porque poderoso es el Señor para sostenerlo en pie. 5Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir. 6El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda. El que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios.7Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. 8Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. 9Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.10Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O también, tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios. 11Porque está escrito:«Vivo Yo, dice el Señor, que ante Mí se doblará toda rodilla,Y toda lengua alabará a Dios».12De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo.13Por tanto, ya no nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidan esto: no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano. 14Yo sé, y estoy convencido en el Señor Jesús, de que nada es inmundo en sí mismo; pero para el que estima que algo es inmundo, para él lo es. 15Porque si por causa de la comida tu hermano se entristece, ya no andas conforme al amor. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió.16Por tanto, no permitan que se hable mal de lo que para ustedes es bueno. 17Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. 18Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres.19Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua. 20No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. En realidad, todas las cosas son limpias, pero son malas para el hombre que escandaliza a otro al comer. 21Es mejor no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada en que tu hermano tropiece.22La fe que tú tienes, tenla conforme a tu propia convicción delante de Dios. Dichoso el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe. Todo lo que no procede de fe, es pecado.———1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.1Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan. Porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. 2Por tanto, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, recibirán condenación sobre sí mismos. 3Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, 4pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme. Porque no en vano lleva la espada, pues es ministro de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo.5Por tanto, es necesario someterse, no solo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6Pues por esto también ustedes pagan impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. 7Paguen a todos lo que deban: al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor.El amor, cumplimiento de la ley8No deban a nadie nada, sino el amarse unos a otros. Porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. 9Porque esto: «No cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás, no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». 10El amor no hace mal al prójimo. Por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.Se acerca el amanecer11Y hagan todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarse del sueño. Porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. 12La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. 13Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias. 14Antes bien, vístanse del Señor Jesucristo, y no piensen en proveer para las lujurias de la carne.———1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.1Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes. 2Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.Nuestros deberes cristianos3Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. 4Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.6Pero teniendo diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe; 7si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.9El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándose a lo bueno. 10Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dándose preferencia unos a otros. 11No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, 12gozándose en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración, 13contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad.14Bendigan a los que los persiguen. Bendigan, y no maldigan. 15Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran. 16Tengan el mismo sentir unos con otros. No sean altivos en su pensar, sino condescendiendo con los humildes. No sean sabios en su propia opinión.17Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten lo bueno delante de todos los hombres. 18Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres. 19Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, Yo pagaré», dice el Señor. 20«Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza». 21No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.———1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.emanente de Israel1Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a Su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2Dios no ha desechado a Su pueblo, al cual conoció con anterioridad. ¿O no saben lo que dice la Escritura en el pasaje sobre Elías, cómo suplica a Dios contra Israel: 3«Señor, han dado muerte a Tus profetas, han derribado Tus altares; y solo yo he quedado y atentan contra mi vida?». 4Pero, ¿qué le dice la respuesta divina?: «Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla a Baal».5Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios. 6Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.7Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos; 8tal como está escrito:«Dios les dio un espíritu embotado,Ojos con que no ven y oídos con que no oyen,Hasta el día de hoy».9Y David dice:«Su banquete se convierta en lazo y en trampa,Y en piedra de tropiezo y en retribución para ellos.10-»Oscurézcanse sus ojos para que no puedan ver,Y dobla sus espaldas para siempre».La salvación de los gentiles11Digo entonces: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo! Pero por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos. 12Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y su fracaso es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más será su plenitud!13Pero a ustedes hablo, gentiles. Entonces, puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, 14si en alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas y salvar a algunos de ellos.15Porque si el excluirlos a ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? 16Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.17Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo, 18no seas arrogante para con las ramas. Pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti. 19Dirás entonces: «Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado». 20Muy cierto. Fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme; 21porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará.22Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en Su bondad. De lo contrario también tú serás cortado. 23Y también ellos, si no permanecen en su incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24Porque si tú fuiste cortado de lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?La salvación de Israel al fin de los tiempos25Porque no quiero, hermanos, que ignoren este misterio, para que no sean sabios en su propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. 26Así, todo Israel será salvo, tal como está escrito:«El Libertador vendrá de Sión;Apartará la impiedad de Jacob.27-»Y este es Mi pacto con ellos,Cuando Yo quite sus pecados».28En cuanto al evangelio, son enemigos por causa de ustedes, pero en cuanto a la elección de Dios, son amados por causa de los padres. 29Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables…———1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para su salvación. 2Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento. 3Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. 4Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree.Cómo ser salvo5Pues Moisés escribe que el hombre que practica la justicia que es de la ley, vivirá por ella. 6Pero la justicia que es de la fe, dice así: «No digas en tu corazón: “¿Quién subirá al cielo?”. Esto es, para hacer bajar a Cristo, 7o “¿Quién descenderá al abismo?”. Esto es, para subir a Cristo de entre los muertos».8Pero, ¿qué dice? «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, la palabra de fe que predicamos: 9que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. 10Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.11Pues la Escritura dice: «Todo el que cree en Él no será avergonzado». 12Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que le invocan; 13porque: «Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo».14¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: «¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien!».Israel rechaza el evangelio16Sin embargo, no todos hicieron caso al evangelio, porque Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?». 17Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.18Pero yo digo, ¿acaso nunca han oído? Ciertamente que sí:«Por toda la tierra ha salido su voz,Y hasta los confines del mundo sus palabras».19Y añado: ¿Acaso Israel no sabía? En primer lugar, Moisés dice:«Yo los provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo;Con un pueblo sin entendimiento los provocaré a ira».20E Isaías es muy osado, y dice:«Fui hallado por los que no me buscaban;Me manifesté a los que no preguntaban por Mí».21Pero en cuanto a Israel, dice: «Todo el día he extendido Mis manos a un pueblo desobediente y rebelde».———1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.La elección de Israel1Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo, 2de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne, 4que son israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas, 5de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, procede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.6Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel; 7ni son todos hijos por ser descendientes de Abraham, sino que por Isaac será llamada tu descendencia. 8Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes. 9Porque esta es una palabra de promesa: Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo. 10Y no solo esto, sino que también Rebeca, cuando concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac 11(porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama), 12se le dijo a ella: El mayor servirá al menor. 13Tal como está escrito: A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí.Dios no es injusto14¿Qué diremos entonces? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo! 15Porque Él dice a Moisés: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión. 16Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para demostrar mi poder en ti, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra. 18Así que del que quiere tiene misericordia, y al que quiere endurece.19Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, todavía reprocha Dios? Porque ¿quién resiste a su voluntad? 20Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: Por qué me hiciste así? 21¿O no tiene el alfarero derecho sobre el barro de hacer de la misma masa un vaso para uso honorable y otro para uso ordinario? 22¿Y qué, si Dios, aunque dispuesto a demostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia a los vasos de ira preparados para destrucción? 23Lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre los vasos de misericordia, que de antemano Él preparó para gloria, 24es decir, nosotros, a quienes también llamó, no solo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles. 25Como también dice en Oseas:A los que no eran mi pueblo, llamaré: «pueblo mío»,y a la que no era amada: «amada mía».26Y acontecerá que en el lugar donde les fue dicho: «Vosotros no sois mi pueblo»,allí serán llamados hijos del Dios viviente.27Isaías también exclama en cuanto a Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, solo el remanente será salvo; 28porque el Señor ejecutará su palabra sobre la tierra cabalmente y con brevedad. 29Y como Isaías predijo:Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia,hubiéramos llegado a ser como Sodoma, y hechos semejantes a Gomorra.Razón del tropiezo de Israel30¿Qué diremos entonces? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. 32¿Por qué? Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo, 33tal como está escrito:He aquí, pongo en Sión una piedra de tropiezo y roca de escándalo;y el que crea en Él no será avergonzado.———1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. 3Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, 4para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; 7ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, 8y los que están en la carne no pueden agradar a Dios.9Sin embargo, vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él. 10Y si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia. 11Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.12Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, 13porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. 15Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, 17y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él.18Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. 19Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. 20Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza 21de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. 22Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. 23Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. 24Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? 25Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.26Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles; 27y aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del Espíritu, porque Él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios. 28Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito…———1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley tiene jurisdicción sobre una persona mientras vive? 2Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido. 3Así que, mientras vive su marido, será llamada adúltera si ella se une a otro hombre; pero si su marido muere, está libre de la ley, de modo que no es adúltera aunque se una a otro hombre. 4Por tanto, hermanos míos, también a vosotros se os hizo morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a aquel que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la ley, actuaban en los miembros de nuestro cuerpo a fin de llevar fruto para muerte. 6Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra.7¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley; porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la ley no hubiera dicho: No codiciaras. 8Pero el pecado, aprovechándose del mandamiento, produjo en mí toda clase de codicia; porque aparte de la ley el pecado está muerto. 9Y en un tiempo yo vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; 10y este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató. 12Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno. 13¿Entonces lo que es bueno vino a ser causa de muerte para mí? ¡De ningún modo! Al contrario, fue el pecado, a fin de mostrarse que es pecado al producir mi muerte por medio de lo que es bueno, para que por medio del mandamiento el pecado llegue a ser en extremo pecaminoso. 14Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado. 15Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago. 16Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la ley, reconociendo que es buena. 17Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. 18Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. 19Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico. 20Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. 21Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí. 22Porque en el hombre interior me deleito con la ley de Dios, 23pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? 25Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado.———————-1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiMuertos al pecado1¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? 2¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4Por tanto, hemos sido sepultados con Él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. 5Porque si hemos sido unidos a Él en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección, 6sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; 7porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado. 8Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él, 9sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre Él. 10Porque en cuanto Él murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios. 11Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.Siervos, no del pecado, sino de la justicia12Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias; 13ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.Libertados del pecado15¿Entonces qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! 16¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? 17Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la que fuisteis entregados; 18y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia. 19Hablo en términos humanos, por causa de la debilidad de vuestra carne. Porque de la manera que presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para santificación. 20Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres en cuanto a la justicia. 21¿Qué fruto teníais entonces en aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de esas cosas es muerte. 22Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado la vida eterna. 23Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.———————-1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation https://bible.com/bible/89/rom.3.1-31.LBLApaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él. Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación. Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron; pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos. Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación; pero la dádiva surgió a causa de muchas transgresiones resultando en justificación. Porque si por la transgresión de uno, por este reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos. Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor.”—————1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation Romanos 3:1-5, 7-31 LBLAhttps://bible.com/bible/89/rom.3.1-31.LBLApaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiQué diremos, entonces, que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda; 5mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia. 6Como también David habla de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de las obras:7Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas,y cuyos pecados han sido cubiertos.8Bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta.9¿Es, pues, esta bendición solo para los circuncisos, o también para los incircuncisos? Porque decimos: A Abraham, la fe le fue contada por justicia. 10Entonces, ¿cómo le fue contada? ¿Siendo circunciso o incircunciso? No siendo circunciso, sino siendo incircunciso; 11y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que tenía mientras aún era incircunciso, para que fuera padre de todos los que creen sin ser circuncidados, a fin de que la justicia también a ellos les fuera imputada; 12y padre de la circuncisión para aquellos que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen en los pasos de la fe que tenía nuestro padre Abraham cuando era incircunciso.La promesa cumplida por la fe13Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe. 14Porque si los que son de la ley son herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa; 15porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. 16Por eso es por fe, para que esté de acuerdo con la gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda la posteridad, no solo a los que son de la ley, sino también a los que son de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros 17(como está escrito: Te he hecho padre de muchas naciones) delante de aquel en quien creyó, es decir Dios, que da vida a los muertos y llama a las cosas que no existen, como si existieran. 18Él creyó en esperanza contra esperanza, a fin de llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. 19Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muerto puesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara; 20sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo. 22Por lo cual también su fe le fue contada por justicia.Justificación para todos los que creen23Y no solo por él fue escrito que le fue contada, 24sino también por nosotros, a quienes será contada: como los que creen en aquel que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor, 25el cual fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.—————1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation Romanos 3:1-5, 7-31 LBLAhttps://bible.com/bible/89/rom.3.1-31.LBLApaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai“¿Cuál es, entonces, la ventaja del judío? ¿O cuál el beneficio de la circuncisión? Grande, en todo sentido. En primer lugar, porque a ellos les han sido confiados los oráculos de Dios. Entonces ¿qué? Si algunos fueron infieles, ¿acaso su infidelidad anulará la fidelidad de Dios? ¡De ningún modo! Antes bien, sea hallado Dios veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando seas juzgado . Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto el Dios que expresa su ira? (Hablo en términos humanos). Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué también soy yo aún juzgado como pecador? ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos afirman que nosotros decimos): Hagamos el mal para que venga el bien? La condenación de los tales es justa. ¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios; todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta, engañan de continuo con su lengua, veneno de serpientes hay bajo sus labios; llena está su boca de maldición y amargura; sus pies son veloces para derramar sangre; destrucción y miseria hay en sus caminos, y la senda de paz no han conocido. No hay temor de Dios delante de sus ojos. Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios; porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús. ¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe. Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley. ¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles, porque en verdad Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y por medio de la fe a los incircuncisos. ¿Anulamos entonces la ley por medio de la fe? ¡De ningún modo! Al contrario, confirmamos la ley.”—————1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation Romanos 3:1-5, 7-31 LBLAhttps://bible.com/bible/89/rom.3.1-31.LBLApaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.1 Por lo cual no tienes excusa, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque tú que juzgas practicas las mismas cosas. 2Y sabemos que el juicio de Dios justamente cae sobre los que practican tales cosas. 3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que condenas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, que escaparás al juicio de Dios? 4¿O tienes en poco las riquezas de su bondad, tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? 5Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7a los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; 8pero a los que son ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación. 9Habrá tribulación y angustia para toda alma humana que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego; 10pero gloria y honor y paz para todo el que hace lo bueno, al judío primeramente, y también al griego. 11Porque en Dios no hay acepción de personas. 12Pues todos los que han pecado sin la ley, sin la ley también perecerán; y todos los que han pecado bajo la ley, por la ley serán juzgados; 13porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, esos serán justificados. 14Porque cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por instinto los dictados de la ley, ellos, no teniendo la ley, son una ley para sí mismos, 15ya que muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, su conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos, 16en el día en que, según mi evangelio, Dios juzgará los secretos de los hombres mediante Cristo Jesús.17Pero si tú, que llevas el nombre de judío y te apoyas en la ley; que te glorías en Dios, 18y conoces su voluntad; que apruebas las cosas que son esenciales, siendo instruido por la ley, 19y te confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, 20instructor de los necios, maestro de los faltos de madurez; que tienes en la ley la expresión misma del conocimiento y de la verdad; 21tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se debe robar, ¿robas? 22Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? Tú que abominas los ídolos, ¿saqueas templos? 23Tú que te jactas de la ley, ¿violando la ley deshonras a Dios? 24Porque el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros, tal como está escrito. 25Pues ciertamente la circuncisión es de valor si tú practicas la ley, pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión se ha vuelto incircuncisión. 26Por tanto, si el incircunciso cumple los requisitos de la ley, ¿no se considerará su incircuncisión como circuncisión? 27Y si el que es físicamente incircunciso guarda la ley, ¿no te juzgará a ti, que aunque tienes la letra de la ley y eres circuncidado, eres transgresor de la ley? 28Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni la circuncisión es la externa, en la carne; 29sino que es judío el que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, por el Espíritu, no por la letra; la alabanza del cual no procede de los hombres, sino de Dios.------ Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation (http://www.lockman.org)paulino.solorzano@gmail.com.
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim, AdonaiPablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,2que El ya había prometido por medio de sus profetas en las santas Escrituras,3acerca de su Hijo, que nació de la descendencia de David según la carne,4y que fue declarado Hijo de Dios con poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo,5por medio de quien hemos recibido la gracia y el apostolado para promover la obediencia a la fe entre todos los gentiles, por amor a su nombre;6entre los cuales estáis también vosotros, llamados de Jesucristo;7a todos los amados de Dios que están en Roma, llamados a ser santos: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.Deseo de Pablo de visitar Roma8En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos vosotros, porque por todo el mundo se habla de vuestra fe.9Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu en la predicación del evangelio de su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago mención de vosotros10siempre en mis oraciones, implorando que ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a vosotros.11Porque anhelo veros para impartiros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados;12es decir, para que cuando esté entre vosotros nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía.13Y no quiero que ignoréis, hermanos, que con frecuencia he hecho planes para ir a visitaros (y hasta ahora me he visto impedido) a fin de obtener algún fruto también entre vosotros, así como entre los demás gentiles.14Tengo obligación tanto para con los griegos como para con los bárbaros, para con los sabios como para con los ignorantes.15Así que, por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.El poder del evangelio16Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.17Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA.La culpabilidad del hombre18Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad;19porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente.20Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.21Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido.22Profesando ser sabios, se volvieron necios,23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.24Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos;25porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén.26Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza;27y de la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío.28Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen------- Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation (http://www.lockman.org)paulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiEstando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2 Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. 3 Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. 4 Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 5 Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. 6 Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.7 En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. 8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. 9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; 10 los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.11 Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux. 12 Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. 13 De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, 14 donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma, 15 de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. 16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.17 Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos; 18 los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte. 19 Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación. 20 Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. 21 Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. 22 Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. 24 Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. 25 Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo:26 Ve a este pueblo, y diles:De oído oiréis, y no entenderéis;Y viendo veréis, y no percibiréis;27 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,Y con los oídos oyeron pesadamente,Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos,Y oigan con los oídos,Y entiendan de corazón,Y se conviertan,Y yo los sane.…——-1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Sianta Palabra de Dios, Elohim AdonaiCuando se decidió que deberíamos embarcarnos para Italia, fueron entregados Pablo y algunos otros presos a un centurión de la compañía[a] Augusta, llamado Julio. 2 Y embarcándonos en una nave adramitena que estaba para zarpar hacia las regiones de la costa de Asia[b], nos hicimos a la mar acompañados por Aristarco, un macedonio de Tesalónica. 3 Al día siguiente llegamos a Sidón. Julio trató a Pablo con benevolencia, permitiéndole ir a sus amigos y ser atendido por ellos. 4 De allí partimos y navegamos al abrigo de la isla de Chipre, porque los vientos eran contrarios. 5 Y después de navegar atravesando el mar frente a[c] las costas de Cilicia y de Panfilia, llegamos a Mira de Licia. 6 Allí el centurión halló una nave alejandrina que iba[d] para Italia, y nos embarcó en ella. 7 Y después de navegar lentamente por muchos días, y de llegar con dificultad frente a Gnido, pues el viento no nos permitió avanzar más[e], navegamos al abrigo de Creta, frente a Salmón; 8 y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.9 Cuando ya había pasado mucho tiempo y la navegación se había vuelto peligrosa, pues hasta el Ayuno[f] había pasado ya, Pablo los amonestaba, 10 diciéndoles: Amigos[g], veo que de seguro este viaje va a ser con perjuicio y graves pérdidas, no solo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras vidas. 11 Pero el centurión se persuadió más por lo dicho por el piloto y el capitán[h] del barco, que por lo que Pablo decía. 12 Y como el puerto no era adecuado para invernar, la mayoría tomó la decisión de hacerse a la mar desde allí, por si les era posible arribar a Fenice, un puerto de Creta que mira hacia el nordeste y el sudeste[i], y pasar el invierno allí. 13 Cuando comenzó a soplar un moderado[j] viento del sur, creyendo que habían logrado su propósito, levaron anclas y navegaban costeando a Creta. 14 Pero no mucho después, desde tierra[k] comenzó a soplar[l] un viento huracanado que se llama Euroclidón[m], 15 y siendo azotada[n] la nave, y no pudiendo hacer frente al viento nos abandonamos a él y nos dejamos llevar a la deriva. 16 Navegando[o] al abrigo de una pequeña isla llamada Clauda[p], con mucha dificultad pudimos sujetar el esquife. 17 Después que lo alzaron, usaron amarras[q] para ceñir la nave; y temiendo encallar en los bancos de Sirte, echaron el ancla flotante[r] y[s] se abandonaron a la deriva. 18 Al día siguiente, mientras éramos sacudidos furiosamente por la tormenta, comenzaron a arrojar la carga[t]; 19 y al tercer día, con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos de la nave. 20 Como ni el sol ni las estrellas aparecieron por muchos días, y una tempestad no pequeña se abatía sobre nosotros, desde entonces fuimos abandonando toda esperanza de salvarnos. 21 Cuando habían pasado muchos días sin comer[u], Pablo se puso en pie en medio de ellos y dijo: Amigos[v], debierais haberme hecho caso[w] y no haber zarpado de Creta, evitando[x] así este perjuicio y pérdida. 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, porque no habrá pérdida de vida entre vosotros, sino solo del barco. 23 Porque esta noche estuvo en mi presencia un ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24 diciendo: «No temas, Pablo; has de comparecer ante el César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo». 25 Por tanto, tened buen ánimo amigos[y], porque yo confío en Dios, que acontecerá[z] exactamente como se me dijo. 26 Pero tenemos que encallar en cierta isla.27 Y llegada la decimocuarta noche, mientras éramos llevados a la deriva en el mar Adriático, a eso de la medianoche los marineros presentían que se estaban acercando a tierra[aa]. ———1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@g mail.com..
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai Y Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar en tu favor. Entonces Pablo, extendiendo la mano, comenzó su defensa:2 Con respecto a todo aquello de que los judíos me acusan, me considero afortunado, oh rey Agripa, de poder[a] presentar hoy mi defensa delante de ti, 3 sobre todo, porque eres experto[b] en todas las costumbres y controversias entre los judíos; por lo cual te ruego que me escuches con paciencia. 4 Pues bien, todos los judíos conocen mi vida[c] desde mi juventud, que desde el principio transcurrió entre los de mi pueblo[d] y en Jerusalén; 5 puesto que ellos han sabido de mí desde hace mucho tiempo, si están dispuestos a testificar, que viví como fariseo, de acuerdo con la secta más estricta de nuestra religión. 6 Y ahora soy sometido a juicio por la esperanza de la promesa hecha por Dios a nuestros padres: 7 que nuestras doce tribus esperan alcanzar al servir fielmente a Dios noche y día. Y por esta esperanza, oh rey, soy acusado por los judíos. 8 ¿Por qué se considera increíble entre vosotros que Dios resucite a los muertos? 9 Yo ciertamente había creído que debía hacer muchos males en contra del nombre de Jesús de Nazaret. 10 Y esto es precisamente[e] lo que hice en Jerusalén; no solo encerré en cárceles a muchos de los santos con la autoridad recibida de los principales sacerdotes, sino que también, cuando eran condenados a muerte, yo daba mi voto contra ellos. 11 Y castigándolos con frecuencia en todas las sinagogas, procuraba obligarlos a blasfemar; y enfurecido en gran manera contra ellos, seguía persiguiéndolos aun hasta en las ciudades extranjeras[f].12 Ocupado en esto[g], cuando iba para Damasco con autoridad y comisión de los principales sacerdotes, 13 al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía en torno mío y de los que viajaban conmigo. 14 Y después de que todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en el idioma hebreo[h]: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón». 15 Yo entonces dije: «¿Quién eres, Señor?». Y el Señor dijo: «Yo soy Jesús a quien tú persigues. 16 Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no solo de las cosas que[i] has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti; 17 librándote del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales yo te envío, 18 para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados». 19 Por consiguiente, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial, 20 sino que anunciaba, primeramente a los que estaban en Damasco y también en Jerusalén, y después por toda la región de Judea, y aun a los gentiles, que debían arrepentirse y volverse a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. 21 Por esta causa, algunos judíos me prendieron en el templo y trataron de matarme. 22 Así que habiendo recibido ayuda de Dios, continúo hasta este día testificando tanto a pequeños como a grandes, no declarando más que lo que los profetas y Moisés dijeron que sucedería: 23 que[j] el Cristo[k] había de padecer[l], y que por motivo de su resurrección de entre los muertos, Él debía ser el primero en proclamar luz tanto al pueblo judío como a los gentiles…———1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@g mail.com..
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai'Festo, entonces, tres días después de haber llegado a la provincia, subió a Jerusalén desde Cesarea. Y los principales sacerdotes y los judíos más influyentes le presentaron acusaciones contra Pablo, e instaban a Festo , pidiéndole, contra Pablo , el favor de que lo hiciera traer a Jerusalén (preparando ellos, al mismo tiempo, una emboscada para matarlo en el camino). Pero Festo respondió que Pablo estaba bajo custodia en Cesarea, y que en breve él mismo partiría para allá. Por tanto, dijo*, que los más influyentes de vosotros vayan allá conmigo, y si hay algo malo en el hombre, que lo acusen. Después de haberse quedado no más de ocho o diez días entre ellos, descendió a Cesarea, y al día siguiente se sentó en el tribunal y ordenó que trajeran a Pablo. Cuando este llegó, lo rodearon los judíos que habían descendido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones que no podían probar, mientras Pablo decía en defensa propia: No he cometido ningún delito, ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra el César. Pero Festo, queriendo hacer un favor a los judíos, respondió a Pablo, y dijo: ¿Estás dispuesto a subir a Jerusalén y a ser juzgado delante de mí por estas acusaciones ? Entonces Pablo respondió: Ante el tribunal del César estoy, que es donde debo ser juzgado. Ningún agravio he hecho a los judíos, como también tú muy bien sabes. Si soy, pues, un malhechor y he hecho algo digno de muerte, no rehúso morir; pero si ninguna de esas cosas de que estos me acusan es verdad, nadie puede entregarme a ellos. Apelo al César. Entonces Festo, habiendo deliberado con el consejo , respondió: Al César has apelado, al César irás. Pasados varios días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea y fueron a saludar a Festo . Como estuvieron allí muchos días, Festo presentó el caso de Pablo ante el rey, diciendo: Hay un hombre que Félix dejó preso, acerca del cual, estando yo en Jerusalén, los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos presentaron acusaciones contra él, pidiendo sentencia condenatoria contra él. Yo les respondí que no es costumbre de los romanos entregar a un hombre sin que antes el acusado confronte a sus acusadores, y tenga la oportunidad de defenderse de los cargos. Así que cuando se reunieron aquí, sin ninguna demora, al día siguiente me senté en el tribunal y ordené traer al hombre. Y levantándose los acusadores, presentaban acusaciones contra él, pero no de la clase de crímenes que yo suponía, sino que simplemente tenían contra él ciertas cuestiones sobre su propia religión , y sobre cierto Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirmaba que estaba vivo. Pero estando yo perplejo cómo investigar estas cuestiones, le pregunté si estaba dispuesto a ir a Jerusalén y ser juzgado de estas cosas allá. Pero como Pablo apeló que se lo tuviera bajo custodia para que el emperador diera el fallo, ordené que continuase bajo custodia hasta que yo lo enviara al César. Entonces Agripa dijo a Festo: A mí también me gustaría oír al hombre. Mañana —dijo* Festo — lo oirás. Así que al día siguiente, cuando Agripa y Berenice entraron al auditorio en medio de gran pompa, acompañados por los comandantes y los hombres importantes de la ciudad, por orden de Festo, fue traído Pablo. Y Festo dijo*: Rey Agripa y todos los demás aquí presentes con nosotros; aquí veis a este hombre acerca de quien toda la multitud de los judíos, tanto en Jerusalén como aquí, me hizo una petición declarando a gritos que no debe vivir más. Pero yo encontré que no había hecho nada digno de muerte; y como él mismo apeló al emperador , he decidido enviarlo. Pero no tengo nada definido sobre él para escribirle a mi señor. Por eso lo he traído ante vosotros, y especialmente ante ti, rey Agripa…———1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@g mail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiCinco días más tarde el sumo sacerdote Ananías descendió con algunos ancianos y con un abogado[a] llamado Tértulo; y[b] presentaron al gobernador sus cargos[c] contra Pablo. 2 Después que llamaron a Pablo[d], Tértulo comenzó a acusarlo, diciendo al gobernador:Ya que por ti hemos obtenido mucha paz, y que por providencia tuya se están llevando a cabo reformas en favor de esta nación, 3 nosotros, por todos los medios y en todas partes, reconocemos esto con profunda gratitud, oh excelentísimo Félix. 4 Pero para no importunarte más, te suplico que, con tu habitual bondad, nos concedas una breve audiencia[e]. 5 Pues hemos descubierto[f] que este hombre es verdaderamente una plaga[g], y que provoca disensiones entre todos los judíos por el mundo entero[h], y es líder de la secta de los nazarenos. 6 Hasta trató de profanar el templo; entonces[i] lo arrestamos [j]y quisimos juzgarlo conforme a nuestra ley. 7 Pero interviniendo el comandante[k] Lisias, con gran violencia lo quitó de nuestras manos, 8 mandando a sus acusadores que vinieran a ti. Si tú mismo lo interrogas sobre todo lo que he dicho[l], podrás confirmar las cosas de que lo acusamos. 9 Los judíos se unieron también a la acusación[m], asegurando que, efectivamente, así era todo.Defensa de Pablo10 Después que el gobernador le hizo una señal para que hablara, Pablo respondió:Sabiendo que por muchos años tú has sido juez de esta nación, con gusto presento mi defensa, 11 puesto que tú puedes comprobar el hecho de que no hace más de doce días que subí a Jerusalén a adorar. 12 Y ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad misma me encontraron discutiendo con nadie o provocando un tumulto[n]. 13 Ni tampoco pueden probarte de lo que ahora me acusan. 14 Pero esto admito ante ti, que según el Camino que ellos llaman secta, yo sirvo al Dios de nuestros padres[o], creyendo todo lo que es conforme a la ley y que está escrito en los profetas; 15 teniendo la misma esperanza en Dios que estos también abrigan, de que ciertamente habrá una resurrección tanto de los justos como de los impíos[p]. 16 Por esto, yo también me esfuerzo por conservar[q] siempre una conciencia irreprensible delante de Dios y delante de los hombres. 17 Y, después de varios años, he venido para traer limosnas[r] a mi nación y a presentar ofrendas; 18 haciendo lo cual me encontraron en el templo, después de haberme purificado, no con multitud ni con alboroto. Pero estaban allí ciertos judíos de Asia[s], 19 y que deberían haberse presentado aquí ante ti y acusarme si tuvieran algo contra mí. 20 O si no, que estos mismos digan qué delito encontraron cuando comparecí ante el concilio[t], 21 a no ser por esta sola declaración[u] que hice en alta voz mientras estaba entre ellos: «Por la resurrección de los muertos soy juzgado hoy ante vosotros».22 Entonces Félix, conociendo con mayor exactitud acerca del Camino, pospuso el fallo, diciendo[v]: Cuando venga[w] el comandante Lisias decidiré vuestro caso. 23 Y dio órdenes al centurión de que guardara a Pablo[x] bajo custodia, pero con alguna medida de libertad, y que no impidiera a ninguno de sus amigos[y] que lo sirvieran.Pablo preso por dos años en Cesarea24 Pero pocos días más tarde, llegó Félix con Drusila su mujer[z], que era judía, y mandó traer a Pablo y lo oyó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. 25 Y al disertar Pablo[aa] sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix, atemorizado dijo[ab]: Vete por ahora, pero cuando tenga tiempo te mandaré llamar. 26 Al mismo tiempo, tenía esperanza de que Pablo le diera dinero; por eso acostumbraba llamarlo con frecuencia y conversar con él. 27 Pero transcurridos dos años, Porcio Festo llegó como sucesor de Félix[ac], y deseando hacer un favor a los judíos, Félix dejó preso a Pablo.——-1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@g mail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiEntonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy. 2 El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. 3 Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? 4 Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? 5 Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.6 Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. 7 Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. 8 Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. 9 Y hubo un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios. 10 Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza.11 A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.12 Venido el día, algunos de los judíos tramaron un complot y se juramentaron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubiesen dado muerte a Pablo. 13 Eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración, 14 los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos y dijeron: Nosotros nos hemos juramentado bajo maldición, a no gustar nada hasta que hayamos dado muerte a Pablo. 15 Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta acerca de él; y nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue.16 Mas el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo. 17 Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle. 18 Él entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo me llamó y me rogó que trajese ante ti a este joven, que tiene algo que hablarte. 19 El tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme? 20 Él le dijo: Los judíos han convenido en rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir alguna cosa más cierta acerca de él. 21 Pero tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando tu promesa. 22 Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había dado aviso de esto.23 Y llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen hasta Cesarea; 24 y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevasen en salvo a Félix el gobernador. 25 Y escribió una carta en estos términos:26 Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud. 27 A este hombre, aprehendido por los judíos, y que iban ellos a matar, lo libré yo acudiendo con la tropa, habiendo sabido que era ciudadano romano…——-1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@g mail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiVarones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros.2 Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo:3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. 4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.Pablo relata su conversión(Hch. 9.1-19; 26.12-18)6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.Pablo es enviado a los gentiles17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. 21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.Pablo en manos del tribuno22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado.——-1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@g mail.com.
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim, AdonaiDespués de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. 2 Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos. 3 Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí. 4 Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén. 5 Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos. 6 Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas.7 Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día. 8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. 9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. 10 Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, 11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. 12 Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. 13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no solo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. 14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.15 Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. 16 Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. 18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; 19 a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. 20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. 21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. 22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. 23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. 24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. 25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. 26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.27 Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano…——- 1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@g mail.com.
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim, Adonai 'Después que cesó el alboroto, Pablo mandó llamar a los discípulos, y habiéndolos exhortado, despidiéndose, partió para ir a Macedonia. 2 Y después de recorrer aquellas regiones y de haberlos exhortado mucho, llegó a Grecia. 3 Pasó allí tres meses, y habiéndose tramado una conjura en su contra de parte de los judíos cuando estaba por embarcarse para Siria, tomó la decisión de regresar por Macedonia. 4 Y lo acompañaban Sópater de Berea, hijo de Pirro; Aristarco y Segundo de los tesalonicenses; Gayo de Derbe, y Timoteo; Tíquico y Trófimo de Asia. 5 Pero estos se habían adelantado y nos esperaban en Troas. 6 Nos embarcamos en Filipos después de los días de los panes sin levadura, y en cinco días llegamos adonde ellos estaban en Troas; y allí nos quedamos siete días.7 Y el primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo les hablaba, pensando partir al día siguiente, y prolongó su discurso[c] hasta la medianoche. 8 Había muchas lámparas en el aposento alto donde estábamos reunidos; 9 y estaba sentado en la ventana un joven llamado Eutico; y como Pablo continuaba hablando, Eutico fue cayendo en un profundo sueño hasta que, vencido por el sueño, cayó desde el tercer piso y lo levantaron muerto. 10 Pero Pablo bajó y se tendió sobre él, y después de abrazarlo, dijo: No os alarméis[d], porque está vivo. 11 Y volviendo arriba, después de partir el pan y de comer, conversó largamente con ellos hasta el amanecer, y entonces se marchó. 12 Y se llevaron vivo al muchacho, y quedaron grandemente[g] consolados.13 Entonces nosotros, adelantándonos a tomar la nave, zarpamos para Asón, con el propósito de recoger allí a Pablo, pues así lo había decidido, deseando ir por tierra[h] hasta Asón. 14 Cuando nos encontró en Asón, lo recibimos a bordo y nos dirigimos a Mitilene. 15 Y zarpando de allí, al día siguiente llegamos frente a Quío; y al otro día atracamos en Samos; habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. 16 Porque Pablo había decidido dejar a un lado a Efeso para no detenerse en Asia[j], pues se apresuraba para estar, si le era posible, el día de Pentecostés en Jerusalén.17 Y desde Mileto mandó mensaje a Efeso y llamó a los ancianos de la iglesia..18 Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros bien sabéis cómo he sido con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que estuve en Asia, 19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí por causa de las intrigas de los judíos; 20 cómo no rehuí declarar a vosotros nada que fuera útil, y de enseñaros públicamente y de casa en casa, 21 testificando solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 22 Y ahora, he aquí que yo, atado en espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que allá me sucederá, 23 salvo que el Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones. 24 Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios. 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes anduve predicando el reino, volverá a ver mi rostro. 26 Por tanto, os doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos, 27 pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito[r] de Dios. 28 Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró[u] con su propia sangre. 29 Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño,… ______1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com.
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dio. s, Elohim .Y aconteció que mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo, habiendo recorrido las regiones superiores, llegó a Efeso y encontró a algunos discípulos, 2 y les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le respondieron: No, ni siquiera hemos oído si hay un Espíritu Santo. 3 Entonces él dijo: ¿En qué bautismo, pues, fuisteis bautizados? Ellos contestaron: En el bautismo de Juan. 4 Y Pablo dijo: Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en aquel que vendría después de él, es decir, en Jesús. 5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6 Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas y profetizaban. 7 Eran en total unos doce hombres.8 Entró Pablo en la sinagoga, y por tres meses continuó hablando denodadamente, discutiendo y persuadiéndoles acerca[b] del reino de Dios. 9 Pero cuando algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes hablando mal del Camino ante la multitud, Pablo se apartó de ellos llevándose a los discípulos, y discutía diariamente en la escuela de Tirano. 10 Esto continuó por dos años, de manera que todos los que vivían en Asia oyeron la palabra del Señor, tanto judíos como griegos. 11 Y Dios hacía milagros[d] extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que incluso llevaban pañuelos o delantales de su cuerpo a los enfermos, y las enfermedades los dejaban y los malos espíritus se iban de ellos. 13 Pero también algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os ordeno por Jesús, a quien Pablo predica. 14 Y siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes judíos, eran los que hacían esto. 15 Pero el espíritu malo respondió, y les dijo: A Jesús conozco[e], y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los[dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17 Y supieron esto todos los habitantes de Efeso, tanto judíos como griegos; y el temor se apoderó de[g] todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era exaltado. 18 También muchos de los que habían creído continuaban viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban. 19 Y muchos de los que practicaban la magia, juntando sus libros, los quemaban a la vista de todos; calcularon su precio y hallaron que llegaba a cincuenta mil piezas de plata. 20 Así crecía poderosamente y prevalecía la palabra del Señor.21 Pasadas estas cosas, Pablo decidió en el espíritu ir a Jerusalén después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, debo visitar[l] también Roma. 22 Y habiendo enviado a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, él se quedó en Asia[m] por algún tiempo.23 Por aquel tiempo se produjo un alboroto no pequeño por motivo del Camino. 24 Porque cierto platero que se llamaba Demetrio, que labraba templecillos de plata de Diana y producía no pocas ganancias a los artífices, 25 reunió a estos junto con los obreros de oficios semejantes, y dijo: Compañeros[o], sabéis que nuestra prosperidad depende de[p] este comercio. 26 Y veis y oís que no solo en Efeso, sino en casi toda Asia, este Pablo ha persuadido a una gran cantidad de gente, y la ha apartado, diciendo que los dioses hechos con las manos no sondioses verdaderos. 27 Y no solo corremos el peligro de que nuestro oficio caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Diana[se considere sin valor, y que e lla, a quien adora toda Asia y el mundo entero, sea despojada de su grandeza. 28 Cuando oyeron esto, se llenaron de ira, y gritaban, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! ______1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.Después de pasar por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2 Y Pablo, según su costumbre, fue a ellos y por tres días de reposo[a] discutió con ellos basándose en las Escrituras, 3 explicando[b] y presentando[c] evidencia de que era necesario que el Cristo[d] padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo[e]. 4 Algunos de ellos creyeron, y se unieron a Pablo y a Silas, juntamente con[f] una gran multitud de griegos temerosos de Dios y muchas[g] de las mujeres principales. 5 Pero los judíos, llenos de envidia, llevaron[h] algunos hombres malvados[i] de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6 Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Esos que han trastornado al mundo[j] han venido acá también; 7 y Jasón los[k] ha recibido, y todos ellos actúan contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús. 8 Y alborotaron a la multitud y a las autoridades de la ciudad que oían esto. 9 Pero después de recibir una fianza de Jasón y de los otros, los soltaron.10 Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los judíos. 11 Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues[l] recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. 12 Por eso muchos de ellos creyeron, así como también un buen número de[m] griegos, hombres y mujeres de distinción. 13 Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que la palabra de Dios había sido proclamada por Pablo también en Berea, fueron también allá para agitar y alborotar a las multitudes. 14 Entonces los hermanos inmediatamente enviaron a Pablo para que fuera hasta el mar; pero Silas y Timoteo se quedaron allí. 15 Los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes de que Silas y Timoteo se unieran[n] a él lo más pronto posible, partieron.16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía[o] dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los gentiles temerosos de Dios, y diariamente en la plaza con los que estuvieran presentes. 18 También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero[p]? Y otros: Parece ser un predicador de divinidades extrañas[q] —porque les predicaba a[r] Jesús y la resurrección. 19 Lo tomaron y lo llevaron al[s] Areópago[t], diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que proclamas[u]? 20 Porque te oímos decir[v] cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan. 21 (Pues todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago[w], dijo: Varones atenienses, percibo que sois muy religiosos[x] en todo sentido. 23 Porque mientras pasaba y observaba los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar con esta inscripción: AL[y] DIOS DESCONOCIDO. Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo. 24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, 25 ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas; 26 y de uno[z] hizo todas las naciones del mundo[aa] para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación…______1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, AdonaiDespués de pasar por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2 Y Pablo, según su costumbre, fue a ellos y por tres días de reposo[a] discutió con ellos basándose en las Escrituras, 3 explicando[b] y presentando[c] evidencia de que era necesario que el Cristo[d] padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo[e]. 4 Algunos de ellos creyeron, y se unieron a Pablo y a Silas, juntamente con[f] una gran multitud de griegos temerosos de Dios y muchas[g] de las mujeres principales. 5 Pero los judíos, llenos de envidia, llevaron[h] algunos hombres malvados[i] de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6 Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Esos que han trastornado al mundo[j] han venido acá también; 7 y Jasón los[k] ha recibido, y todos ellos actúan contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús. 8 Y alborotaron a la multitud y a las autoridades de la ciudad que oían esto. 9 Pero después de recibir una fianza de Jasón y de los otros, los soltaron.10 Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los judíos. 11 Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues[l] recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. 12 Por eso muchos de ellos creyeron, así como también un buen número de[m] griegos, hombres y mujeres de distinción. 13 Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que la palabra de Dios había sido proclamada por Pablo también en Berea, fueron también allá para agitar y alborotar a las multitudes. 14 Entonces los hermanos inmediatamente enviaron a Pablo para que fuera hasta el mar; pero Silas y Timoteo se quedaron allí. 15 Los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes de que Silas y Timoteo se unieran[n] a él lo más pronto posible, partieron..16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía[o] dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los gentiles temerosos de Dios, y diariamente en la plaza con los que estuvieran presentes. 18 También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrerío? Y otros: Parece ser un predicador de divinidades extrañas[q] —porque les predicaba a Jesús y la resurrección. 19 Lo tomaron y lo llevaron al Areópago[t], diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que proclamas[u]? 20 Porque te oímos decir[v] cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan. 21 (Pues todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago[w], dijo: Varones atenienses, percibo que sois muy religiosos[x] en todo sentido. 23 Porque mientras pasaba y observaba los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar con esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO. Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo….
Lecturas, interpretados de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiLlegó también a Derbe y a Listra. Y[a] estaba allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego, 2 del cual hablaban elogiosamente los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3 Pablo quiso que este fuera[b] con él, y lo tomó y lo circuncidó por causa de los judíos que había en aquellas regiones, porque todos sabían que su padre era griego. 4 Y conforme pasaban por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que los observaran. 5 Así que las iglesias eran confirmadas en la fe[c], y diariamente crecían en número.Visión de Pablo del hombre macedonio6 Pasaron por la región de Frigia y Galacia[d], habiendo sido impedidos por el Espíritu Santo de hablar la palabra en Asia[e], 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. 8 Y pasando por Misia, descendieron a Troas. 9 Por la noche se le mostró a Pablo una visión: un hombre de Macedonia estaba de pie, suplicándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 10 Cuando tuvo[f] la visión, enseguida procuramos ir a[g] Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para anunciarles el evangelio.Conversión de Lidia11 Así que[h], zarpando de Troas, navegamos con rumbo directo a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis, 12 y de allí a Filipos, que es una ciudad principal de la provincia de Macedonia, una colonia romana; en esta ciudad nos quedamos por varios días. 13 Y en el día de reposo salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde pensábamos que habría un lugar de oración; nos sentamos y comenzamos a hablar a las mujeres que se habían reunido. 14 Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón[i] para que recibiera lo que Pablo decía. 15 Cuando ella y su familia[j] se bautizaron, nos rogó, diciendo: Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid a mi casa y quedaos en ella. Y nos persuadió a ir.Conversión de la muchacha adivina16 Y sucedió que mientras íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha esclava que tenía espíritu de adivinación, la cual daba grandes ganancias a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os proclaman el[k] camino de salvación. 18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando esto a Pablo, se volvió y dijo al espíritu: ¡Te ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella! Y salió en aquel mismo momento[l].19 Pero cuando sus amos vieron que se les había ido[m] la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los arrastraron hasta la plaza, ante las autoridades; 20 y después de haberlos presentado a los magistrados superiores, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y proclaman costumbres que no nos es lícito aceptar ni observar, puesto que somos romanos. 22 La multitud se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas, ordenaron que los azotaran con varas. 23 Y después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con seguridad; 24 el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo.Conversión del carcelero25 Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. 26 De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.————1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Aconteció que en Iconio entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud, tanto de judíos como de griegos. 2 Pero los judíos que no creyeron[a], excitaron y llenaron de odio los ánimos[b] de los gentiles contra los hermanos. 3 Con todo, se detuvieron allí mucho tiempo hablando valientemente confiados en el Señor que confirmaba[c] la palabra de su gracia, concediendo que se hicieran señales[d] y prodigios por medio de sus manos. 4 Pero la multitud de la ciudad estaba dividida, y unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles. 5 Y cuando los gentiles y los judíos, con sus gobernantes, prepararon un atentado para maltratarlos y apedrearlos, 6 los apóstoles se dieron cuenta de ello y huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra, Derbe, y sus alrededores; 7 y allí continuaron anunciando el evangelio.Pablo y Bernabé en Listra8 Y había en Listra un hombre que estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo desde el seno de su madre y que nunca había andado. 9 Este escuchaba hablar a Pablo, el cual, fijando la mirada en él, y viendo que tenía fe para ser sanado[e], 10 dijo con fuerte voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él dio un salto y anduvo. 11 Cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en el idioma de Licaonia: Los dioses se han hecho semejantes a hombres y han descendido a nosotros. 12 Y llamaban a Bernabé, Júpiter[f], y a Pablo, Mercurio[g], porque este era el que dirigía la palabra. 13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba en las afueras de[h] la ciudad, trajo toros y guirnaldas a las puertas, y quería ofrecer sacrificios juntamente con la multitud. 14 Pero cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron en medio de la multitud, gritando 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que vosotros, y os anunciamos el evangelio para que os volváis de estas cosas vanas[i] a un Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; 16 el cual en las generaciones pasadas permitió que todas las naciones[j] siguieran sus propios caminos; 17 y sin embargo, no dejó de dar testimonio de sí mismo, haciendo bien y dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría. 18 Y aun diciendo estas palabras, apenas pudieron impedir que las multitudes les ofrecieran sacrificio.Pablo apedreado en Listra19 Pero vinieron algunos judíos de Antioquía y de Iconio, y habiendo persuadido a la multitud, apedrearon a Pablo y lo arrastraron[k] fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero mientras los discípulos lo rodeaban, él se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente partió con Bernabé a Derbe. 21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23 Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. 24 Pasaron por Pisidia y llegaron a Panfilia. 25 Y después de predicar[l] la palabra en Perge, descendieron a Atalia; 26 y de allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 27 Cuando llegaron y reunieron a la iglesia, informaron de todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo[m] había abierto a los gentiles la puerta de la fe. 28 Y se quedaron mucho tiempo[n] con los discípulos.————1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim AdonaiAconteció que en Iconio entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud, tanto de judíos como de griegos. 2 Pero los judíos que no creyeron[a], excitaron y llenaron de odio los ánimos[b] de los gentiles contra los hermanos. 3 Con todo, se detuvieron allí mucho tiempo hablando valientemente confiados en el Señor que confirmaba[c] la palabra de su gracia, concediendo que se hicieran señales[d] y prodigios por medio de sus manos. 4 Pero la multitud de la ciudad estaba dividida, y unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles. 5 Y cuando los gentiles y los judíos, con sus gobernantes, prepararon un atentado para maltratarlos y apedrearlos, 6 los apóstoles se dieron cuenta de ello y huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra, Derbe, y sus alrededores; 7 y allí continuaron anunciando el evangelio.Pablo y Bernabé en Listra8 Y había en Listra un hombre que estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo desde el seno de su madre y que nunca había andado. 9 Este escuchaba hablar a Pablo, el cual, fijando la mirada en él, y viendo que tenía fe para ser sanado[e], 10 dijo con fuerte voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él dio un salto y anduvo. 11 Cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en el idioma de Licaonia: Los dioses se han hecho semejantes a hombres y han descendido a nosotros. 12 Y llamaban a Bernabé, Júpiter[f], y a Pablo, Mercurio[g], porque este era el que dirigía la palabra. 13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba en las afueras de[h] la ciudad, trajo toros y guirnaldas a las puertas, y quería ofrecer sacrificios juntamente con la multitud. 14 Pero cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron en medio de la multitud, gritando 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que vosotros, y os anunciamos el evangelio para que os volváis de estas cosas vanas[i] a un Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; 16 el cual en las generaciones pasadas permitió que todas las naciones[j] siguieran sus propios caminos; 17 y sin embargo, no dejó de dar testimonio de sí mismo, haciendo bien y dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría. 18 Y aun diciendo estas palabras, apenas pudieron impedir que las multitudes les ofrecieran sacrificio.Pablo apedreado en Listra19 Pero vinieron algunos judíos de Antioquía y de Iconio, y habiendo persuadido a la multitud, apedrearon a Pablo y lo arrastraron[k] fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero mientras los discípulos lo rodeaban, él se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente partió con Bernabé a Derbe. 21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23 Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. 24 Pasaron por Pisidia y llegaron a Panfilia. 25 Y después de predicar[l] la palabra en Perge, descendieron a Atalia; 26 y de allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 27 Cuando llegaron y reunieron a la iglesia, informaron de todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo[m] había abierto a los gentiles la puerta de la fe. 28 Y se quedaron mucho tiempo[n] con los discípulos.————1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de la Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai. 'En la iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Niger, Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. 3 Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.4 Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. 5 Llegados a Salamina, proclamaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos; y tenían también a Juan de ayudante. 6 Después de haber recorrido toda la isla hasta Pafos, encontraron a cierto mago, un falso profeta judío llamado Barjesús, 7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, hombre inteligente. Este hizo venir a Bernabé y a Saulo, y deseaba oír la palabra de Dios. 8 Pero Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), se les oponía, tratando de desviar de la fe al procónsul. 9 Entonces Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando la mirada en él, 10 dijo: Tú, hijo del diablo, que estás lleno de todo engaño y fraude, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de torcer los caminos rectos del Señor? 11 Ahora, he aquí, la mano del Señor está sobre ti; te quedarás ciego y no verás el sol por algún tiempo. Al instante niebla y oscuridad cayeron sobre él, e iba buscando quien lo guiara de la mano. 12 Entonces el procónsul, cuando vio lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.13 Pablo y sus compañeros zarparon de Pafos, y llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, regresó a Jerusalén, 14 mas ellos, saliendo de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y en el día de reposo entraron a la sinagoga y se sentaron. 15 Después de la lectura de la ley y los profetas, los oficiales de la sinagoga les mandaron a decir: Hermanos[a], si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.16 Pablo se levantó, y haciendo señal con la mano, dijo:Hombres de Israel, y vosotros que teméis a Dios, escuchad: 17 El Dios de este pueblo de Israel, escogió a nuestros padres y engrandeció[b] al pueblo durante su estancia en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella. 18 Y por un período como de cuarenta años los soportó[c] en el desierto. 19 Después de destruir siete naciones en la tierra de Canaán, repartió sus tierras en herencia; todo esto duró como cuatrocientos cincuenta años. 20 Y después de esto, les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21 Entonces ellos pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. 22 Después de quitarlo, les levantó por rey a David, del cual Dios también testificó y dijo: «He hallado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón, que hará toda mi voluntad[d]». 23 De la descendencia de este, conforme a la promesa, Dios ha dado[e] a Israel un Salvador, Jesús, 24 después de que Juan predicó, antes de su venida, un bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Cuando Juan estaba a punto de terminar su carrera, decía: «¿Quién pensáis que soy yo? Yo no soy el Cristo; mas he aquí, viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar las sandalias de sus pies». 26 Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a nosotros nos es enviada la palabra de esta salvación. 27 Pues los que habitan en Jerusalén y sus gobernantes, sin reconocerle a Él ni las palabras delos profetas que se leen todos los días de reposo, cumplieron estas escrituras, condenándole. 28 Y aunque no hallaron causa para darle muerte, pidieron a Pilato que le hiciera matar. …————1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai Por aquel tiempo el rey Herodes[a] echó mano a algunos que pertenecían a la iglesia para maltratarlos. 2 E hizo matar a espada a Jacobo[b], el hermano de Juan. 3 Y viendo que esto agradaba a los judíos, hizo arrestar también a Pedro. Esto sucedió durante los días[c] de los panes sin levadura[d]. 4 Y habiéndolo tomado preso, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro piquetes[e] de soldados para que lo guardaran, con la intención de llevarlo ante el pueblo después de la Pascua. 5 Así pues, Pedro era custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía oración ferviente a Dios por él. 6 Y esa noche, cuando Herodes estaba a punto de sacarlo, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas; y unos guardias delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí, se le apareció un ángel del Señor, y una luz brilló en la celda; y el ángel tocó a Pedro en el costado, y lo despertó diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas cayeron de sus manos. 8 Y el ángel le dijo: Vístete y ponte[f] las sandalias. Y así lo hizo. Y le dijo* el ángel: Envuélvete en tu manto y sígueme. 9 Y saliendo, lo seguía, y no sabía que lo que hacía el ángel era de verdad, sino que creía ver una visión. 10 Cuando habían pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salieron y siguieron por una calle, y enseguida el ángel se apartó de él. 11 Cuando Pedro volvió en sí, dijo: Ahora sé en verdad que el Señor ha enviado a su ángel, y me ha rescatado de la mano de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos. 12 Al darse cuenta de esto, fue a la casa de María, la madre de Juan, llamado también Marcos, donde muchos estaban reunidos y oraban. 13 Y cuando llamó a la puerta de la entrada, una sirvienta llamada Rode salió a ver quién era[g]. 14 Al reconocer la voz de Pedro, de alegría no abrió la puerta, sino que corrió adentro y anunció que Pedro estaba a la puerta. 15 Y ellos le dijeron: ¡Estás loca! Pero ella insistía en que así era. Y ellos decían: Es su ángel. 16 Mas Pedro continuaba llamando; y cuando ellos abrieron, lo vieron y se asombraron. 17 Y haciéndoles señal con la mano para que guardaran silencio, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y les dijo: Informad de estas cosas a Jacobo[h] y a los hermanos. Entonces salió, y se fue a otro lugar.18 Cuando se hizo de día, hubo un alboroto no pequeño entre los soldados sobre qué[i] habría sido de Pedro. 19 Y Herodes, después de buscarlo y no encontrarlo, interrogó a los guardias y ordenó que los llevaran para ejecutarlos. Después descendió de Judea a Cesarea, y se quedó allí por un tiempo.Muerte de Herodes20 Herodes estaba muy enojado con los de Tiro y de Sidón; pero ellos, de común acuerdo se presentaron ante él, y habiéndose ganado a Blasto, camarero del rey, pedían paz pues su territorio era abastecido por el del rey. 21 El día señalado, Herodes, vestido con ropa real, se sentó en la tribuna[j] y les arengaba. 22 Y la gente gritaba: ¡Voz de un dios y no de un hombre es esta! 23 Al instante un ángel del Señor lo hirió, por no haber dado la gloria a Dios; y murió[k] comido de gusanos.24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba.25 Y Bernabé y Saulo regresaron de[l] Jerusalén después de haber cumplido su misión[m], llevando consigo a Juan, llamado también Marcos.—————————1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre la Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas, interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai1 Los apóstoles y los hermanos que estaban por toda Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los que eran de la circuncisión[a] le reprocharon,3 diciendo: Tú entraste en casa de incircuncisos y comiste con ellos. 4 Entonces Pedro comenzó a explicarles en orden lo sucedido, diciendo: 5 Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión: un objeto[b] semejante a un gran lienzo que descendía, bajado del cielo por las cuatro puntas, y vino hasta mí. 6 Cuando fijé mis ojos en él y lo observaba, vi[c] cuadrúpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo.7 También oí una voz que me decía: «Levántate Pedro, mata[d] y come». 8 Pero yo dije: «De ninguna manera, Señor, porque nada impuro[e] o inmundo ha entrado jamás en mi boca». 9 Pero una voz del cielo respondió por segunda vez: «Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro[f]». 10 Esto sucedió tres veces, y todo volvió a ser llevado arriba al cielo. 11 Y he aquí, en aquel momento se aparecieron tres hombres delante de la casa donde estábamos, los cuales habían sido enviados a mí desde Cesarea. 12 Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar[g]. Estos seis hermanos fueron también conmigo y entramos en la casa de aquel hombre, 13 y él nos contó cómo había visto al ángel de pie en su casa, el cual le dijo[h]: «Envía a Jope y haz traer a Simón, que también se llama Pedro, 14 quien te dirá palabras por las cuales serás salvo, tú y toda tu casa». 15 Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió[i] sobre ellos, tal como lo hizo sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé de las palabras del Señor, cuando[j] dijo: «Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con[k] el Espíritu Santo». 17 Por tanto, si Dios les dio a ellos el mismo don que también nos dio a nosotros después de creer en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder estorbar a Dios[l]? 18 Y al oír esto se calmaron[m], y glorificaron a Dios, diciendo: Así que también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida.19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución[n] que sobrevino cuando la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando la palabra a nadie, sino solo a los judíos. 20 Pero había algunos de ellos, hombres de Chipre y de Cirene, los cuales al llegar a Antioquía, hablaban también a los griegos[o], predicando al[p] Señor Jesús. 21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número que creyó se convirtió al Señor.22 Y la noticia[q] de esto llegó a[r] oídos de la iglesia de Jerusalén y enviaron a Bernabé a[s] Antioquía,23 el cual, cuando vino y vio la gracia de Dios, se regocijó y animaba a todos para que con corazón firme[t] permanecieran fieles al Señor;24 porque era un hombre bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. 25 Y Bernabé salió rumbo a Tarso para buscar a Saulo; 26 y cuando lo encontró, lo trajo a Antioquía. Y[u] se reunieron con la iglesia por todo un año, y enseñaban a las multitudes[v]; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.27 Por aquellos[w] días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. 28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que ciertamente habría una gran hambre en toda la tierra[x]. Y esto ocurrió durante el reinado de Claudio. 29 Los discípulos, conforme a lo que cada uno tenía, determinaron enviar una contribución para el socorro[y] de los hermanos que habitaban en Judea. 30 Y así lo hicieron, mandándola a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte llamada la Italiana,2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo judío y oraba a Dios continuamente. 3 Como a la hora novena[b] del día, vio claramente en una visión a un ángel de Dios que entraba a donde él estaba y le decía: Cornelio. 4 Mirándolo fijamente y atemorizado, Cornelio dijo: ¿Qué quieres[c], Señor? Y él le dijo: Tus oraciones y limosnas han ascendido como memorial delante de Dios.5 Despacha ahora algunos hombres a Jope, y manda traer a un hombre llamado Simón, que también se llama Pedro. 6 Este se hospeda con un curtidor llamado Simón, cuya casa está junto al mar.7 Y después que el ángel que le hablaba se había ido, Cornelio llamó a dos de los criados y a un soldado piadoso de los que constantemente le servían, 8 y después de explicarles todo, los envió a Jope.La visión de Pedro9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar como a la hora sexta.10 Tuvo hambre y deseaba comer; pero mientras le preparaban algo de comer, le sobrevino un éxtasis;:e11 y vio el cielo abierto y un objeto[h] semejante a un gran lienzo que descendía, bajado a la tierra por las cuatro puntas; .12 había en él toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra, y aves del cielo. 13 Y oyó una voz[i]: Levántate, Pedro, mata y come.14 Mas Pedro dijo: De ninguna manera, Señor, porque yo jamás he comido nada impuro o inmundo. 15 De nuevo, por segunda vez, llegó a él una voz: Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro.16 Y esto sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo[m] fue recogido al cielo.Los mensajeros de Cornelio17 Mientras Pedro estaba perplejo pensando en lo que significaría la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, después de haber preguntado por la casa de Simón, aparecieron a la puerta; 18 y llamando, preguntaron si allí se hospedaba Simón, el que también se llamaba Pedro. 19 Y mientras Pedro meditaba sobre la visión, el Espíritu le dijo: Mira, tres hombres te buscan.20 Levántate, pues, desciende y no dudes en acompañarlos, porque yo los he enviado. 21 Pedro descendió a donde estaban los hombres, y les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?22 Y ellos dijeron: A Cornelio el centurión, un hombre justo y temeroso de Dios, y que es muy estimado por toda la nación de los judíos, le fue ordenado por un santo ángel que te hiciera venir a su casa para oír tus palabras. 23 Entonces los invitó a entrar y los hospedó. Al día siguiente se levantó y fue con ellos, y algunos de los hermanos de Jope lo acompañaron.Pedro en casa de Cornelio24 Al otro día entró en Cesarea. Cornelio los estaba esperando y había reunido a sus parientes y amigos íntimos.25 Y sucedió que cuando Pedro iba a entrar, Cornelio salió a recibirlo, y postrándose a sus pies, lo adoró. 26 Mas Pedro lo levantó, diciendo: Ponte de pie; yo también soy hombre. 27 Y conversando con él, entró y halló* mucha gente reunida. 28 Y les dijo: Vosotros sabéis cuán ilícito es para un judío asociarse con un extranjero o visitarlo, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre debo llamar impuro[o] o inmundo; 29 por eso, cuando fui llamado, vine sin poner ninguna objeción. Pregunto, pues, ¿por qué causa me habéis enviado a llamar? 30 Y Cornelio dijo: A esta misma hora, hace cuatro días, estaba yo orando en mi casa a la hora novena; y he aquí, un hombre con vestiduras resplandecientes, se puso delante de mí, 31 y dijo*: «Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus obras de caridad[q] han sido recordadas delante de Dios. ..--------1986, I995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai1 Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos que pertenecieran al Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén. 3 Y sucedió que mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció en su derredor una luz del cielo; 4 y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y Él respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues; 6 levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7 Los hombres que iban con él se detuvieron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco. 9 Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 10 Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque, he aquí, está orando, 12 y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista. 13 Pero Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos en Jerusalén, 14 y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15 Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre. 17 Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18 Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. 19 Tomó alimentos y cobró fuerzas. Y por varios días estuvo con los discípulos que estaban en Damasco. 20 Y enseguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas, diciendo: Él es el Hijo de Dios. 21 Y todos los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: ¿No es este el que en Jerusalén destruía a los que invocaban este nombre, y el que había venido aquí con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes? 22 Pero Saulo seguía fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo. 23 Después de muchos días, los judíos tramaron deshacerse de él, 24 pero su conjura llegó al conocimiento de Saulo. Y aun vigilaban las puertas día y noche con el propósito de matarlo; 25 pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo sacaron por una abertura en la muralla, bajándolo en una canasta. 26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; y todos le temían, no creyendo que era discípulo. 27 Pero Bernabé lo tomó y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que Él le había hablado, y cómo en Damasco había hablado con valor en el nombre de Jesús. 28 Y estaba con ellos moviéndose libremente en Jerusalén, hablando con valor en el nombre del Señor. 29 También hablaba y discutía con los judíos helenistas; mas estos intentaban matarlo. 30 Pero cuando los hermanos lo supieron, lo llevaron a Cesarea, y de allí lo enviaron a Tarso...--------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
1Y Saulo estaba de completo acuerdo con ellos en su muerte. En aquel día se desató una gran persecución en contra de la iglesia en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles. 2Y algunos hombres piadosos sepultaron a Esteban, y lloraron a gran voz por él. 3Pero Saulo hacía estragos en la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los echaba en la cárcel. 4Así que los que habían sido esparcidos iban predicando la palabra. 5Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales que hacía. 7Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados. 8Y había gran regocijo en aquella ciudad. 9Y cierto hombre llamado Simón, hacía tiempo que estaba ejerciendo la magia en la ciudad y asombrando a la gente de Samaria, pretendiendo ser un gran personaje; 10y todos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención, diciendo: Este es el que se llama el Gran Poder de Dios. 11Le prestaban atención porque por mucho tiempo los había asombrado con sus artes mágicas. 12Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban, tanto hombres como mujeres. 13Y aun Simón mismo creyó; y después de bautizarse, continuó con Felipe, y estaba atónito al ver las señales y los grandes milagros que se hacían. 14Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, 15quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18Cuando Simón vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero, 19diciendo: Dadme también a mí esta autoridad, de manera que todo aquel sobre quien ponga mis manos reciba el Espíritu Santo. 20Entonces Pedro le dijo: Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero. 21No tienes parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón. 23Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena de iniquidad. 24Pero Simón respondió y dijo: Rogad vosotros al Señor por mí, para que no me sobrevenga nada de lo que habéis dicho. 25Y ellos, después de haber testificado solemnemente y hablado la palabra del Señor, iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio en muchas aldeas de los samaritanos. Felipe y el etíope eunuco 26Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza. (Este es un camino desierto.) 27Él se levantó y fue; y he aquí, había un eunuco etíope, alto oficial de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba encargado de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar. 28Regresaba sentado en su carruaje, y leía al profeta Isaías. 29Y el Espíritu dijo a Felipe: Ve y júntate a ese carruaje. 30Cuando Felipe se acercó corriendo, le oyó leer al profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees? 31Y él respondió: ¿Cómo podré, a menos que alguien me guíe? E invitó a Felipe a que subiera y se sentara con él. 32El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, no abre él su boca. ——————————1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.1 “Y el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así? Y él dijo: Escuchadme, hermanos y padres. El Dios de gloria apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitara en Harán, y le dijo: «Sal de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que yo te mostraré». Entonces él salió de la tierra de los caldeos y se radicó en Harán. Y de allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la cual ahora vosotros habitáis. No le dio en ella heredad, ni siquiera la medida de la planta del pie, y sin embargo, aunque no tenía hijo, prometió que se la daría en posesión a él y a su descendencia después de él. Y Dios dijo así: «Que sus descendientes serían extranjeros en una tierra extraña, y que serían esclavizados y maltratados por cuatrocientos años. Pero yo mismo juzgaré a cualquier nación de la cual sean esclavos» —dijo Dios— «y después de eso saldrán y me servirán en este lugar». Y Dios le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham vino a ser el padre de Isaac, y lo circuncidó al octavo día; e Isaac vino a ser el padre de Jacob, y Jacob de los doce patriarcas. Y los patriarcas tuvieron envidia de José y lo vendieron para Egipto. Pero Dios estaba con él, y lo rescató de todas sus aflicciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y este lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. Entonces vino hambre sobre todo Egipto y Canaán, y con ella gran aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos. Pero cuando Jacob supo que había grano en Egipto, envió a nuestros padres allá la primera vez. En la segunda visita, José se dio a conocer a sus hermanos, y conoció Faraón el linaje de José. Y José, enviando mensaje, mandó llamar a Jacob su padre y a toda su parentela, en total setenta y cinco personas. Y Jacob descendió a Egipto, y allí murió él y también nuestros padres. Y de allí fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que por una suma de dinero había comprado Abraham a los hijos de Hamor en Siquem. Pero a medida que se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había confirmado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto, hasta que surgió otro rey en Egipto que no sabía nada de José. Este rey, obrando con astucia contra nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusieran a la muerte a sus niños para que no vivieran. Fue por ese tiempo que Moisés nació. Era hermoso a la vista de Dios, y fue criado por tres meses en la casa de su padre. Después de ser abandonado para morir, la hija de Faraón se lo llevó y lo crió como su propio hijo. Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos. Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años, sintió en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al oprimido matando al egipcio. Pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad por medio de él, pero ellos no entendieron. Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: «Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís el uno al otro?». Pero el que estaba hiriendo a su prójimo lo empujó, diciendo: «¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Acaso quieres matarme como mataste ayer al egipcio?». Al oír estas palabras, Moisés huyo y se convirtió en extranjero en la tierra de Madián, donde fue padre de dos hijos.”——————————1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai1 Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas en contra de los judíos nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. 2 Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. 3 Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. 4 Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra. 5 Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía; 6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos. 7 Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. 8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 9 Pero se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, incluyendo tanto cireneos como alejandrinos, y algunos de Cilicia y de Asia, y discutían con Esteban. 10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 11 Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. 12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él, lo arrebataron y lo trajeron en presencia del concilio. 13 Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla en contra de este lugar santo y de la ley; 14 porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó. 15 Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio vieron su rostro como el rostro de un ángel. --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad, 2 y se quedó con parte del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo la otra parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3 Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? 4 Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios. 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron. 6 Y los jóvenes se levantaron y lo cubrieron, y sacándolo, le dieron sepultura. 7 Después de un lapso como de tres horas entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido. 8 Y Pedro le preguntó: Dime, ¿vendisteis el terreno en tanto? Y ella dijo: Sí, ese fue el precio. 9 Entonces Pedro le dijo:¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta, y la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido. 11 Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas. 12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13 Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima. 14 Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos, 15 a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados. 17 Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él (es decir, la secta de los saduceos), se llenaron de celo, 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública. 19 Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos de pie en el templo, hablad al pueblo todo el mensaje de esta Vida. 21 Habiendo oído esto, entraron al amanecer en el templo y enseñaban. Cuando llegaron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron órdenes a la cárcel para que los trajeran. 22 Pero los alguaciles que fueron no los encontraron en la cárcel; volvieron, pues, e informaron, 23 diciendo: Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. 24 Cuando oyeron estas palabras, el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes se quedaron muy perplejos a causa de ellos, pensando en qué terminaría aquello. 25 Pero alguien se presentó y les informó: Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo. 26 Entonces el capitán fue con los alguaciles y los trajo sin violencia (porque temían al pueblo, no fuera que los apedrearan). 27 Cuando los trajeron, los pusieron ante el concilio, y el sumo sacerdote los interrogó, 28 diciendo: Os dimos órdenes estrictas de no continuar enseñando en este nombre, y he aquí, habéis llenado a Jerusalén con vuestras enseñanzas, y queréis traer sobre nosotros la sangre de este hombre...--------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo, y los saduceos, 2 indignados porque enseñaban al pueblo, y anunciaban en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3 Les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. 4 Pero muchos de los que habían oído el mensaje creyeron, llegando el número de los hombres como a cinco mil. 5 Y sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianos y escribas; 6 estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. 7 Y habiéndolos puesto en medio de ellos, les interrogaban: ¿Con qué poder, o en qué nombre, habéis hecho esto? 8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes y ancianos del pueblo, 9 si se nos está interrogando hoy por causa del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este ha sido sanado, 10 sabed todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por Él, este hombre se halla aquí sano delante de vosotros. 11 Este Jesús es la piedra desechada por vosotros los constructores, peroque ha venido a ser la piedra angular. 12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. 13 Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. 14 Y viendo junto a ellos de pie al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra. 15 Pero habiéndoles ordenado salir fuera del concilio, deliberaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro notable ha sido realizado por medio de ellos es evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo. 17 Mas a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos para que no hablen más a hombre alguno en este nombre. 18 Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús. 19 Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21 Y ellos, después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir (no hallando la manera de castigarlos) por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido; 22 porque el hombre en quien se había realizado este milagro de sanidad tenía más de cuarenta años. 23 Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor, tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, 25 el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué se enfurecieron los gentiles, y los pueblos tramaron cosas vanas? 26 Se presentaron los reyes de la tierra, y los gobernantes se juntaron a una contra el Señor y contra su Cristo. 27 Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, 28 para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. 29 Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza....--------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Y cierto día Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la de la oración. 2 Y había un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo. 3 Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna. 4 Entonces Pedro, junto con Juan, fijando su vista en él, le dijo: ¡Míranos! 5 Y él los miró atentamente, esperando recibir algo de ellos. 6 Pero Pedro dijo: No tengo plata ni oro, mas lo que tengo, te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda! 7 Y asiéndolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, 8 y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios. 9 Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios, 10 y reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, a pedir limosna, y se llenaron de asombro y admiración por lo que le había sucedido. 11 Y estando él asido de Pedro y de Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió al pórtico llamado de Salomón, donde ellos estaban. 12 Al ver esto Pedro, dijo al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué nos miráis así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos hecho andar? 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y repudiasteis en presencia de Pilato, cuando este había resuelto ponerle en libertad. 14 Mas vosotros repudiasteis al Santo y Justo, y pedisteis que se os concediera un asesino, 15 y disteis muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16 Y por la fe en su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien veis y conocéis; y la fe que viene por medio de Él, le ha dado esta perfecta sanidad en presencia de todos vosotros. 17 Y ahora, hermanos, yo sé que obrasteis por ignorancia, lo mismo que vuestros gobernantes. 18 Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas: que su Cristo debería padecer. 19 Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor, 20 y Él envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para vosotros, 21 a quien el cielo debe recibir hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos. 22 Moisés dijo: El Señor Dios os levantará un profeta como yo de entre vuestros hermanos; a Él prestareis atención en todo cuanto os diga. 23 Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de entre el pueblo. 24 Y asimismo todos los profetas que han hablado desde Samuel y sus sucesores en adelante, también anunciaron estos días. 25 Vosotros sois los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con vuestros padres, al decir a Abraham: Y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. 26 Para vosotros en primer lugar, Dios, habiendo resucitado a su Siervo, le ha enviado para que os bendiga, a fin de apartar a cada uno de vosotros de vuestras iniquidades. --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. 2 De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, 3 y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. 4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse. 5 Y había judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban asombrados y se maravillaban, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que están hablando? 8 ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, 10 de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia alrededor de Cirene, viajeros de Roma, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestros idiomas de las maravillas de Dios. 12 Todos estaban asombrados y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Pero otros se burlaban y decían: Están borrachos. 14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les declaró: Varones judíos y todos los que vivís en Jerusalén, sea esto de vuestro conocimiento y prestad atención a mis palabras, 15 porque estos no están borrachos como vosotros suponéis, pues apenas es la hora tercera del día; 16 sino que esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel: 17 Y sucederá en los últimos días —dice Dios— que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 y aun sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré de mi Espíritu en esos días, y profetizarán. 19 Y mostraré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y columna de humo. 20 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y glorioso del Señor. 21 Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. 22 Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús el Nazareno, varón confirmado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo en medio vuestro a través de Él, tal como vosotros mismos sabéis, 23 a este, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le matasteis, 24 a quien Dios resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él quedara bajo el dominio de ella. 25 Porque David dice de Él: Veía siempre al Señor en mi presencia; pues está a mi diestra para que yo no sea conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró y mi lengua se regocijó; y aun hasta mi carne descansará en esperanza; 27 pues tú no abandonarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me has hecho conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia. 29 Hermanos, del patriarca David os puedo decir confiadamente que murió y fue sepultado, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que Dios le había jurado sentar a uno de sus descendientes en su trono, 31 miró hacia el futuro y habló de la resurrección de Cristo, que no fue abandonado en el Hades, ni su carne sufrió corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai1 El primer relato que escribí, Teófilo, trató de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de que por el Espíritu Santo había dado instrucciones a los apóstoles que había escogido. 3 A estos también, después de su padecimiento, se presentó vivo con muchas pruebas convincentes, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo concerniente al reino de Dios. 4 Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí; 5 pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días. 6 Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel? 7 Y Él les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad; 8 pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. 9 Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos. 10 Y estando mirando fijamente al cielo mientras Él ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en vestiduras blancas, 11 que les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo. 12 Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. 13 Cuando hubieron entrado en la ciudad, subieron al aposento alto donde estaban hospedados, Pedro, Juan, Jacobo y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Jacobo. 14 Todos estos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con los hermanos de Él. 15 Por aquel tiempo Pedro se puso de pie en medio de los hermanos (un grupo como de ciento veinte personas estaba reunido allí), y dijo: 16 Hermanos, tenía que cumplirse la Escritura en que por boca de David el Espíritu Santo predijo acerca de Judas, el que se hizo guía de los que prendieron a Jesús. 17 Porque era contado entre nosotros y recibió parte en este ministerio. 18 (Este, pues, con el precio de su infamia adquirió un terreno, y cayendo de cabeza se reventó por el medio, y todas sus entrañas se derramaron. 19 Y esto llegó al conocimiento de todos los que habitaban en Jerusalén, de manera que aquel terreno se llamó en su propia lengua Acéldama, es decir, campo de sangre.) 20 Pues en el libro de los Salmos está escrito: Que sea hecha desierta su morada, y no haya quien habite en ella; y: Que otro tome su cargo. 21 Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, 22 comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea constituido testigo con nosotros de su resurrección. 23 Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás (al que también llamaban Justo) y a Matías. 24 Y habiendo orado, dijeron: Tú, Señor, que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has escogido 25 para ocupar este ministerio y apostolado, del cual Judas se desvió para irse al lugar que le correspondía. 26 Echaronsuertes y la suerte cayó sobre Matías, y fue contado con los once apóstoles. --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a los discípulos junto al mar de Tiberias, y se manifestó de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dijo*: Me voy a pescar. Ellos le dijeron*: Nosotros también vamos contigo. Fueron y entraron en la barca, y aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya amanecía, Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Entonces Jesús les dijo*: Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado? Le respondieron: No. 6 Y Él les dijo: Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca. Entonces la echaron, y no podían sacarla por la gran cantidad de peces. 7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dijo* a Pedro: ¡Es el Señor! Oyendo, pues, Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se la había quitado para poder trabajar), y se echó al mar. 8 Pero los otros discípulos vinieron en la barca, porque no estaban lejos de tierra, sino a unos cien metros, arrastrando la red llena de peces. 9 Entonces, cuando bajaron a tierra, vieron* brasas yapuestas y un pescado colocado sobre ellas, y pan. 10 Jesús les dijo*: Traed algunos de los peces que habéis pescado ahora. 11 Simón Pedro subió a la barca, y sacó la red a tierra, llena de peces grandes, ciento cincuenta y tres; y aunque había tantos, la red no se rompió. 12 Jesús les dijo*: Venid y desayunad. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. 13 Jesús vino*, tomó* el pan y se lo dio*; y lo mismo hizo con el pescado. 14 Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos, después de haber resucitado de entre los muertos. 15 Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo* a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos ?Pedro le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo*: Apacienta mis corderos. 16 Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo*: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo* por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo*: Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo*: Sígueme. 20 Pedro, volviéndose, vio* que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el que en la cena se había recostado sobre el pecho de Jesús y había dicho: Señor, ¿quién es el que te va a entregar? 21 Entonces Pedro, al verlo, dijo* a Jesús: Señor, ¿y este, qué? 22 Jesús le dijo*: Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme. 23 Por eso el dicho se propagó entre los hermanos que aquel discípulo no moriría; pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si yo quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? 24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y el que escribió esto, y sabemos que su testimonio es verdadero. 25 Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran* en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría* contener los libros que se escribirían*. --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Y el primer día de la semana María Magdalena fue* temprano al sepulcro, cuando todavía estaba* oscuro, y vio* que ya la piedra había sido quitada del sepulcro. 2 Entonces corrió* y fue* a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo*: Se han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo, e iban hacia el sepulcro. 4 Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro; 5 e inclinándose para mirar adentro, vio* las envolturas de lino puestas allí, pero no entró. 6 Entonces llegó* también Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y vio* las envolturas de lino puestas allí, 7 y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con las envolturas de lino, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. 9 Porque todavía no habían entendido la Escritura, que Jesús debía resucitar de entre los muertos. 10 Los discípulos entonces se fueron de nuevo a sus casas. 11 Pero María estaba fuera, llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó y miró dentro del sepulcro; 12 y vio* dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13 Y ellos le dijeron*: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo*: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Al decir esto, se volvió y vio* a Jesús que estaba allí, pero no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo*: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo*: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo me lo llevaré. 16 Jesús le dijo*: ¡María! Ella, volviéndose, le dijo* en hebreo: ¡Raboní! (que quiere decir, Maestro). 17 Jesús le dijo*: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios». 18 Fue* María Magdalena y anunció a los discípulos: ¡He visto al Señor!, y que Él le había dicho estas cosas. 19 Entonces, al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas del lugar donde los discípulos se encontraban por miedo a los judíos, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y les dijo*: Paz a vosotros. 20 Y diciendo esto, les mostró las manos y el costado. Entonces los discípulos se regocijaron al ver al Señor. 21 Jesús entonces les dijo otra vez: Paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, así también yo os envío. 22 Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo*: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, estos les son perdonados; a quienes retengáis los pecados, estos les son retenidos. 24 Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Entonces los otros discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré. 26 Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino* y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo* a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! 29 Jesús le dijo*: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron. 30Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro..--------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Pilato, pues, tomó entonces a Jesús y le azotó. 2 Y los soldados tejieron una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y le vistieron con un manto de púrpura; 3 y acercándose a Él, le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le daban bofetadas. 4 Pilato salió otra vez, y les dijo*: Mirad, os lo traigo fuera, para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él. 5 Jesús entonces salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo*: ¡He aquí el Hombre! 6 Entonces, cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, gritaron, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: Tomadle vosotros, y crucificadle, porque yo no encuentro ningún delito en Él. 7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley Él debe morir, porque pretendió ser el Hijo de Dios. 8 Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, se atemorizó aún más. 9 Entró de nuevo al Pretorio y dijo* a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta. 10 Pilato entonces le dijo*: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte, y que tengo autoridad para crucificarte? 11 Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre mísi no se te hubiera dado de arriba; por eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado. 12 Como resultado de esto, Pilato procuraba soltarle, pero los judíos gritaron, diciendo: Si sueltas a este, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se opone al César. 13 Entonces Pilato, cuando oyó estas palabras, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en un lugar llamado el Empedrado, y en hebreo Gabata. 14 Y era el día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta. Y Pilato dijo* a los judíos: He aquí vuestro Rey. 15 Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César. 16 Así que entonces le entregó a ellos para que fuera crucificado. 17 Tomaron, pues, a Jesús, y Él salió cargando su cruz al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota, 18 donde le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. 19 Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS. 20 Entonces muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, en latín y en griego. 21 Por eso los principales sacerdotes de los judíos decían a Pilato: No escribas, «el Rey de los judíos»; sino que Él dijo: «Yo soy Rey de los judíos». 22 Pilato respondió: Lo que he escrito, he escrito. 23 Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. 24 Por tanto, se dijeron unos a otros: No la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será; para que se cumpliera la Escritura: Repartieron entre si mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. 25 Por eso los soldados hicieron esto. Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26 Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien Él amaba que estaba allí cerca, dijo* a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo! 27 Después dijo* al discípulo: ¡He ahí tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa. 28 Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo*: Tengo sed. ..--------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Después de haber dicho esto, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró Él con sus discípulos. 2 También Judas, el que le iba a entregar, conocía el lugar, porque Jesús se había reunido allí a menudo con sus discípulos. 3 Entonces Judas, tomando la cohorte romana, y a varios alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue* allá con linternas, antorchas y armas. 4 Jesús, pues, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo*: ¿A quién buscáis? 5 Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. Él les dijo*: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, estaba con ellos. 6 Ycuando Él les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra. 7 Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús el Nazareno. 8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; por tanto, si me buscáis a mí, dejad ir a estos; 9 para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no la he de beber? 12 Entonces la cohorte romana, el comandante y los alguaciles de los judíos prendieron a Jesús y le ataron, 13 y le llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote ese año. 14 Y Caifás era el que había aconsejado a los judíos que convenía que un hombre muriera por el pueblo. 15 Y Simón Pedro seguía a Jesús, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote, 16 pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Así que el otro discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, salió y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. 17 Entonces la criada que cuidaba la puerta dijo* a Pedro: ¿No eres tú también uno de los discípulos de este hombre? Y él dijo*: No lo soy. 18 Y los siervos y los alguaciles estaban de pie calentándose junto a unas brasas que habían encendido porque hacía frío; y Pedro estaba también con ellos de pie y calentándose. 19 Entonces el sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas. 20 Jesús le respondió: Yo he hablado al mundo abiertamente; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que han oído lo que hablé; he aquí, estos saben lo que he dicho. 22 Cuando dijo esto, uno de los alguaciles que estaba cerca, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio de lo que he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas? 24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. 25 Simón Pedro estaba de pie, calentándose; entonces le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? Él lo negó y dijo: No lo soy. 26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, dijo*: ¿No te vi yo en el huerto con Él? 27 YPedro lo negó otra vez, y al instante cantó un gallo. 28 Entonces llevaron* a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era muy de mañana. Y ellos no entraron al Pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua. 29 Pilato entonces salió fuera hacia ellos y dijo*: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30 Ellos respondieron, y le dijeron: Si este hombre no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado... --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti, 2 por cuanto le diste autoridad sobre todo ser humano para que dé vida eterna a todos los que tú le has dado. 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera. 5 Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera. 6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; eran tuyos y me los diste, y han guardado tu palabra. 7 Ahora han conocido que todo lo que me has dado viene de ti; 8 porque yo les he dado las palabras que me diste; y las recibieron, y entendieron que en verdad salí de ti, y creyeron que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos; 10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo, mío; y he sido glorificado en ellos. 11 Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como nosotros. 12 Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el nombre que me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera. 13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos. 14 Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. 16 Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego solo por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: 23 yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepaque tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí. 24 Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25 Oh Padre justo, aunque el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. 26 Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos. --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Estas cosas os he dicho para que no tengáis tropiezo. 2 Os expulsarán de las sinagogas; pero viene la hora cuando cualquiera que os mate pensará que así rinde un servicio a Dios. 3 Y harán estas cosas porque no han conocido ni al Padre ni a mí. 4 Pero os he dicho estas cosas para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os había hablado de ellas. Y no os dije estas cosas al principio, porque yo estaba con vosotros. 5 Pero ahora voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: «¿Adónde vas?». 6 Mas porque os he dicho estas cosas, la tristeza ha llenado vuestro corazón. 7 Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. 8 Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; 9 de pecado, porque no creen en mí; 10 de justicia, porque yo voy al Padre y no me veréis más; 11 y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado. 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. 13 Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. 14 El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que Él toma de lo mío y os lo hará saber. 16 Un poco más, y ya no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis. 17 Entonces algunos de sus discípulos se decían unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: «Un poco más, y no me veréis, y de nuevo un poco, y me veréis» y «Porque yo voy al Padre»? 18 Por eso decían: ¿Qué es esto que dice: «Un poco»? No sabemos de qué habla. 19 Jesús sabía que querían preguntarle, y les dijo: ¿Estáis discutiendo entre vosotros sobre esto, porque dije: «Un poco más, y no me veréis, y de nuevo un poco, y me veréis»? 20 En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. 21 Cuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño haya nacido en el mundo. 22 Por tanto, ahora vosotros tenéis también aflicción; pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará vuestro gozo. 23 En aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre, os lo dará en mi nombre. 24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo. 25 Estas cosas os he hablado en lenguaje figurado; viene el tiempo cuando no os hablaré más en lenguaje figurado, sino que os hablaré del Padre claramente. 26 En ese día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, 27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí del Padre. 28 Salí del Padre y he venido al mundo; de nuevo, dejo el mundo y voy al Padre. 29 Sus discípulos le dijeron: He aquí que ahora hablas claramente y no usas lenguaje figurado. 30 Ahora entendemos que tú sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que tú viniste de Dios. 31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? 32 Mirad, la hora viene, y ya ha llegado, en que seréis esparcidos, cada uno por su lado, y me dejaréis solo; y sin embargo no estoy solo, porque el Padre está conmigo. 33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo. --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios , Elohim Adonai. 1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. 3 Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. 6 Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que soismis discípulos. 9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto. 12 Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado. 13 Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre. 16 Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. 17 Esto os mando: que os améis los unos a los otros. 18 Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia. 20 Acordaos de la palabra que yo os dije: «Un siervo no es mayor que su señor». Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra. 21 Pero todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió. 22 Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa por su pecado. 23 El que me odia a mí, odia también a mi Padre. 24 Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre. 25 Pero han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: «Me odiaron sin causa». 26 Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí, 27 y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio. -------- 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation Más información sobre La Biblia de las Américas paulino.solorzano@gmail.com
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Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai. 1 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2 Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, 3 Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, 4 se levantó* de la cena y se quitó* su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida. 6 Entonces llegó* a Simón Pedro. Este le dijo*: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies? 7 Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después. 8 Pedro le contestó*: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. 9 Simón Pedro le dijo*: Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo*: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No todos estáis limpios. 12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. 15 Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis. 18 No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; pero es para que se cumpla la Escritura: «El que come mi pan ha levantado contra mí su calcañar». 19 Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy. 20 En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 21 Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. 22 Los discípulos se miraban unos a otros, y estaban perplejos sin saber de quién hablaba. 23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. 24 Por eso Simón Pedro le hizo* señas, y le dijo*: Dinos de quién habla. 25 Él, recostándose de nuevo sobre el pecho de Jesús, le dijo*: Señor, ¿quién es? 26 Entonces Jesús respondió*: Es aquel a quien yo daré el bocado que voy a mojar. Y después de mojar el bocado, lo tomó* y se lo dio* a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo*: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. 28 Pero ninguno de los que estaban sentados a la mesa entendió por qué le dijo esto. 29 Porque algunos pensaban que como Judas tenía la bolsa del dinero, Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta, o que diera algo a los pobres. 30 Y Judas, después de recibir el bocado, salió inmediatamente; y ya era de noche. 31 Entonces, cuando salió, Jesús dijo*: Ahora esglorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él. 32 Si Dios es glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo, y le glorificará enseguida. 33 Hijitos, estaré con vosotros un poco más de tiempo. Me buscaréis, y como dije a los judíos, ahora también os digo a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis ir... -------- 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation Más información sobre La Biblia de las Américas paulino.solorzano@gmail.com