Alimento espiritual todas las mañanas desde lunes a viernes.
El encuentro de Eliseo con la mujer sunamita nos enseña que la fe no solo se vive en los momentos de necesidad, sino también en la generosidad y disposición de corazón. Ella reconoció al profeta como un hombre de Dios y decidió abrirle espacio en su hogar, mostrando que nuestros recursos, talentos y tiempo son instrumentos que Dios puede usar para extender su reino. La verdadera adoración no es solo con palabras, sino con una vida que entrega lo que tiene al servicio del Señor.
La historia de la viuda en 2 Reyes 4 nos muestra cómo Dios se interesa no solo en reyes y grandes autoridades, sino también en personas comunes, incluso en medio de la necesidad. El profeta Eliseo le recuerda que siempre hay algo en casa que Dios puede usar, aunque parezca poco. Este pasaje también nos confronta con una verdad poderosa: muchas veces nuestros hijos no rechazan a Dios, sino al Dios que les mostramos con una vida incoherente. El llamado es a vivir con integridad, a ser padres y madres cuyo testimonio inspire, y a creer que una vasija vacía en manos de Dios se convierte en abundancia.
La historia de Eliseo nos recuerda que los profetas tenían la tarea de mostrar lo que los hombres no podían ver. En medio de una crisis, la palabra de Dios reveló esperanza y dirección. Aunque los reyes no veían señales de lluvia, el Señor prometió agua, enseñándonos que su voz abre nuestros ojos espirituales para confiar en lo invisible. La Biblia es hoy nuestra voz profética que nos enseña a mirar más allá de las circunstancias y ver a Dios en cada detalle de la vida.
Este Viernes de Oración es un tiempo para reconocer que la mayor fortaleza de nuestra vida se encuentra de rodillas, cuando doblamos nuestro corazón delante de Dios. Es un día para buscar su rostro, rendirle todo y recordar que lo eterno es lo único que permanece. A través de la oración, afirmamos nuestro llamado, nos disponemos a ser usados por Dios y clamamos por la salvación de nuestras familias, nuestra ciudad y el mundo entero.
En este devocional vemos cómo Eliseo, enfrentando una crisis en la ciudad, pidió tres elementos: vasijas nuevas, sal y la palabra de Dios. Estos simbolizan la necesidad de un nuevo nacimiento, la pureza y preservación que trae la Palabra, y la proclamación profética que restaura lo que está dañado. La enseñanza es clara: para superar la esterilidad espiritual necesitamos corazones renovados, una vida purificada por la Palabra y la fe en el poder transformador de Dios.
En este devocional exploramos el profundo significado de la petición de Eliseo: “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”. No se trataba de poder humano ni de ambición personal, sino de reconocer su incapacidad y su necesidad del Espíritu Santo para cumplir el llamado de Dios. Veremos cómo este pasaje enseña sobre carácter, discipulado y el legado espiritual que se transmite de generación en generación.
En este devocional descubrimos la importancia del llamado de Dios en la vida de Eliseo y cómo ese mismo principio sigue vigente hoy. Elías echó su manto sobre Eliseo y él entendió de inmediato lo que significaba: dejarlo todo para servir a Dios. Ser llamado no es cuestión de casualidad ni de falta de opciones, sino de obediencia, diligencia y renuncia. Aprende cuáles son las señales que confirman un verdadero llamado y cómo Dios forma tu carácter para que seas un instrumento útil en Sus manos.
En este inicio de serie, exploramos la vida de Eliseo, un hombre común que Dios transformó en un instrumento poderoso. Aprendemos que Dios no llama a los desocupados, sino a los diligentes. Eliseo estaba trabajando cuando fue llamado, y ese carácter forjado en la rutina lo preparó para una vida de milagros. Hoy, Dios puede estar usándote, a través de cada situación cotidiana, para prepararte y llamarte. No subestimes el valor de tu trabajo y tu responsabilidad: es ahí donde Dios talla a sus profetas.
¿Qué significa estar quietos delante de Dios? Este devocional es una invitación a pausar, rendir nuestras fuerzas y aprender a confiar en el obrar divino incluso cuando no vemos resultados inmediatos. A través de la historia del profeta Elías y del pueblo de Israel, descubrimos que los desiertos son escenarios de provisión, y que en medio de las batallas, Dios nos llama a permanecer en quietud para ver su salvación. Hoy, Dios quiere recordarte que mientras tú estás en silencio, Él está obrando poderosamente a tu favor.
En la vida de Elías, cada lugar representa una etapa del camino espiritual que también nosotros debemos recorrer. Galaad, Gilgal, Jericó, Betel y el Jordán no solo son nombres geográficos, sino estaciones del alma donde Dios trata con nosotros, nos forma, nos fortalece y nos prepara para su propósito. Este devocional nos invita a entender cómo cada paso en el camino tiene un sentido y una lección para alcanzar la madurez espiritual.
Elías no murió, sino que fue llevado por Dios en una carroza de fuego—una escena majestuosa que representa la recompensa de una vida de obediencia. Este devocional nos invita a reflexionar sobre la verdadera paternidad espiritual, el discipulado y la misión de formar generaciones que permanezcan firmes en la Palabra. El legado de Elías nos desafía a ser discípulos que dejen huella en otros.
La historia de Acab y Jezabel nos muestra que, aunque los impíos parezcan triunfar por un tiempo, el juicio de Dios es ineludible. En este devocional, el juicio final cae sobre una casa llena de maldad, idolatría y abuso de poder. Dios usó al profeta Elías para anunciar un destino terrible que se cumpliría sin falta. Esta enseñanza nos recuerda que el Señor ve todo y que ningún mal queda impune.
A veces parece que los malos prosperan sin consecuencia alguna, y como el salmista en el Salmo 73, nos preguntamos por qué. Este devocional nos recuerda que Dios es justo y paciente, pero su juicio es seguro. A través de la historia de Acab y Jezabel, veremos que aunque Dios tarda, nunca olvida. Cada acción tiene su tiempo y cada corazón su retribución. No nos engañemos por la aparente prosperidad del impío; el juicio de Dios vendrá.
El relato del profeta Elías nos muestra que Dios no siempre se manifiesta en lo espectacular. En este devocional reflexionamos sobre las 7 razones por las que Dios no está en el trueno, el fuego ni el terremoto, y cómo Su presencia se revela de una manera más profunda y transformadora.Aprenderás a reconocer la voz de Dios en lo simple y en lo íntimo, entendiendo que no siempre habla en lo ruidoso, sino en el susurro apacible que cambia el corazón y fortalece la fe.
Dios no solo pregunta por nuestra ubicación física, sino por el estado de nuestro corazón, nuestras decisiones y nuestro caminar espiritual. En este devocional, el Señor interpela al profeta Elías: “¿Qué haces aquí?”. Una pregunta que también resuena en nuestras vidas cuando nos encontramos en lugares de oscuridad, justificación o desobediencia. Dios no habita en cuevas de desesperanza, sino en el monte alto con los quebrantados de corazón. Hoy es el día para salir de la cueva y subir al lugar donde habita Su presencia.
A veces el camino se alarga… no porque Dios lo haya planeado así, sino porque nuestras decisiones, emociones o falta de obediencia nos desvían. El profeta Elías emprendió un viaje que Dios nunca le pidió, y en su cansancio, Dios volvió a hablarle con amor: “Levántate y come, porque largo camino te resta”. Este devocional es una invitación a volver a depender de la fuerza del Señor y no caminar más en nuestros propios consejos. Si estás agotado, este mensaje es para ti.
No todos los desiertos son iguales. Hay desiertos a los que Dios nos lleva para formarnos… pero también hay otros a los que llegamos por nuestras propias decisiones, miedos o emociones. El profeta Elías, después de una gran victoria, cayó en una profunda crisis. Corrió, huyó y se aisló. Pero aun en su huida, Dios lo encontró. Este devocional es un recordatorio de que, incluso en nuestros peores momentos, hay una voz que nos llama, que nos sustenta y que nos dice: “Levántate y come”.
A veces sentimos que estamos en la cima espiritual: oramos, creemos, y vemos la mano de Dios obrando. Pero, al instante siguiente, enfrentamos el miedo, la duda o la desesperanza. La vida del profeta Elías nos muestra que incluso los siervos más fieles tienen altibajos. De la cima del Carmelo al desierto del temor, este devocional nos invita a reconocer nuestras flaquezas y volver nuestra mirada a Dios, que nunca falla y siempre sostiene.
La vida del profeta Elías nos revela el poder de una oración eficaz. En este devocional aprenderás cuáles son las 7 formas de orar que marcaron la diferencia en su ministerio y cómo esas mismas claves pueden transformar tu vida espiritual hoy.Descubre cómo la fe, la obediencia y la intimidad con Dios abren camino para que la oración se convierta en una herramienta poderosa capaz de mover montañas. Una enseñanza que no solo inspira, sino que también reta a buscar una vida de oración más profunda y efectiva.
La Biblia nos muestra a Elías orando con fe y perseverancia, incluso después de recibir la promesa de que llovería. Este devocional nos reta a no conformarnos con oír la promesa, sino a alinearnos con ella en oración. ¿Qué significa cuando Dios dice que viene la lluvia? Que su palabra está en camino a cumplirse, pero nuestra postura debe ser de vigilancia, fe activa y profunda comunión con Él.
La oración de Elías, sencilla pero cargada de fe y obediencia, trajo fuego del cielo. ¿Qué hizo distinta su oración? Santiago dice que “la oración del justo puede mucho”. Cuando oramos conforme a la voluntad y la Palabra de Dios, con un corazón sincero, Él responde. ¿Cómo está tu vida de oración? ¿Ora tu corazón o solo tus labios?
Elías reta al pueblo de Israel en el Monte Carmelo a decidir entre dioses falsos y el Dios verdadero. El desafío: invocar a sus dioses para que prendan fuego al sacrificio—y solo el Señor responde. Este fuego divino no solo autenticó al verdadero Dios, sino que puso en evidencia lo inútil de confiar en ídolos hechos por manos humanas. Ahora, surge una pregunta: ¿En quién ponés tu confianza hoy? ¿Tus conquistas, tus gustos, tus pasiones… o solo en el Dios que responde con fuego?
En este devocional, somos llevados al Monte Carmelo junto al profeta Elías, donde confronta al pueblo de Israel para que defina a quién va a servir: ¿al Dios verdadero o a los ídolos? Hoy más que nunca, los cristianos necesitamos responder la misma pregunta. ¿Vivimos para Dios con todo el corazón o tratamos de agradar al mundo y a Dios al mismo tiempo? No podemos tener un corazón dividido. Este mensaje te desafiará a tomar una decisión clara y radical por Cristo.
La Biblia dice: “Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” (Santiago 1:6).Hoy es viernes de oración, día de detenernos, de doblar las rodillas y de inclinar el corazón en la presencia del Dios vivo. No oramos a un ídolo muerto, sino al Dios todopoderoso que hizo los cielos y la tierra, el que venció la muerte y vive por los siglos de los siglos.La fe es el ingrediente indispensable en la oración: creer que Dios oye, responde y tiene la última palabra sobre todas las cosas. Por eso, este tiempo de búsqueda no es para correr ni distraerse, sino para beber del agua viva y ser renovados en Su presencia.
La bondad y la disciplina de Dios siempre exigen una respuesta. Algunos, al ver los juicios del Señor, reconocen su pecado y se vuelven a Él en arrepentimiento. Otros, en cambio, endurecen su corazón y se rebelan aún más. El rey Acab, en medio de una sequía devastadora, no se quebrantó ni buscó al Señor; culpó al profeta Elías y prefirió cuidar sus caballos antes que clamar por su pueblo.La pregunta es personal: ¿Qué produce en ti la corrección de Dios? ¿Te lleva a la humildad y al arrepentimiento, o a la dureza y al orgullo? Recuerda: los juicios de Dios son llamados de amor para que su pueblo vuelva a sus caminos.
La vida no se mide en décadas o en grandes logros, sino en la fidelidad de cada día. Dios habló de los “muchos días” de Elías en Sarepta para recordarnos que la vida se construye paso a paso, con disciplina diaria en la oración, en la Palabra y en la obediencia. El futuro de tu matrimonio, tus hijos, tu salud y tus finanzas se decide en lo que haces hoy. Aprende a vivir un día a la vez y a contar tus días con sabiduría para que cada jornada glorifique a Dios.
La viuda de Sarepta había visto un milagro, pero cuando su hijo murió culpó a Elías y hasta a Dios. El profeta no discutió: llevó al niño a su lugar secreto y clamó al Señor. Dios lo resucitó, y entonces la mujer declaró: “Ahora sé que eres un hombre de Dios”. La fe verdadera se reconoce no solo por lo que decimos, sino por cómo vivimos y cómo confiamos en el Dios vivo. ¿Pueden los que están cerca de ti ver a Cristo en tu vida?
La historia de la viuda de Sarepta nos enseña que la obediencia a Dios siempre va acompañada de fe. Elías llegó a una mujer que solo tenía un puñado de harina y un poco de aceite para preparar su última comida, pero obedeció la palabra del profeta y confió en Dios. El resultado fue un milagro: nunca faltó alimento en su casa. Así es el camino de la fe: no se basa en lo que vemos, sino en la fidelidad del Dios vivo. ¿Quieres ver milagros en tu vida? Empieza a obedecer, aunque parezca imposible.
Cuando la vida se pone dura y la carga es demasiado pesada, Dios nos invita a detenernos y a refugiarnos en su presencia. Así como Elías fue llevado al arroyo Querit para descansar y ser sustentado, también nosotros necesitamos ese lugar de paz y renovación. En medio de la ansiedad, la depresión o la frustración, Dios nos recuerda que Él da fuerzas al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Hoy es un día para arrodillarse, levantar las manos y decir: “Padre, en ti descanso, en ti confío, porque tú eres mi refugio y mi fortaleza”.
En 1 Reyes 17:8-10, Dios lleva a Elías a una nueva etapa: Sarepta de Sidón, un lugar extraño, difícil y lleno de retos. Allí no sería sustentado por un rico, sino por una viuda extranjera en medio de la escasez. El arroyo se había secado, pero Dios tenía un plan de refinamiento, para enseñarle que la provisión no depende de recursos visibles, sino de la obediencia y confianza absoluta en Él. Este pasaje nos recuerda que no debemos apresurarnos ni ir más rápido que Dios; su tiempo siempre es perfecto, y su provisión nunca falla.
En 1 Reyes 17:2-6, Dios le ordena a Elías apartarse y esconderse junto al arroyo de Querit. Allí, en soledad, fue sustentado con agua del arroyo y alimento traído por los cuervos. Elías aprendió que antes de enfrentar grandes batallas públicas, debía ser formado en secreto en la presencia de Dios. De la misma manera, nosotros necesitamos apartar tiempo para escondernos en la intimidad con el Señor. Solo allí somos fortalecidos, corregidos y preparados para cumplir el propósito divino.
En 1 Reyes 17:1, Elías declara con valentía al rey Acab: “Vive el Señor, Dios de Israel, ante quien estoy, que no habrá rocío ni lluvia estos años, sino por mi palabra”. Una afirmación así no nace de un impulso humano, sino de la convicción de que el Dios vivo respalda a quienes oran con fe. Elías, un hombre sujeto a pasiones como nosotros (Santiago 5:17), marcó la diferencia porque oró fervientemente. Su fuerza no estaba en su propia capacidad, sino en su fe y en la certeza de que Dios vive y escucha. Hoy, recordemos que la oración ferviente es el arma más poderosa del creyente.
Hoy comenzamos una nueva serie sobre la vida del profeta Elías. Su nombre significa “Jehová es mi Dios”, una declaración poderosa en tiempos de apostasía y de idolatría en Israel. Elías fue un hombre celoso por Dios, llamado a confrontar la idolatría de reyes como Acab y Jezabel, y a recordarle al pueblo que el Señor es el único Dios verdadero. En un mundo que cada vez más niega a Dios, necesitamos aprender de este profeta a mantenernos firmes, hablar con valentía y orar con fe inquebrantable.
El verdadero cuidado y protección no proviene solo de cerrojos, seguros o escoltas, sino de habitar bajo la sombra del Altísimo. Así como el pastor cuida a sus ovejas con vara y cayado, Dios nos guarda de todo mal, protege nuestra entrada y salida, y sostiene nuestras vidas. Este devocional es un llamado a orar por nuestra familia, nuestro cónyuge, nuestros hijos y por nosotros mismos, poniéndonos cada día bajo Su cobertura. Porque cuando Dios es nuestro guardador, nada ni nadie podrá arrebatarnos de Su mano.
El mundo en el que vivimos es un campo de batalla espiritual, donde el enemigo busca destruir nuestra fe y alejarnos de Dios. La Biblia nos llama a pedir cada día: “Guárdanos del mal”, como lo hizo Jesús al orar por sus discípulos. Este clamor no significa que nunca enfrentaremos dificultades, sino que todo lo que pase estará bajo la soberanía de Dios. Así como Él guardó a Job, a Daniel y a Pablo en medio de pruebas, también nos protegerá para que nada nos dañe fuera de su voluntad. Descubre cómo vivir confiados bajo sus alas y resistir firmes en la fe.
La tentación no es lo mismo que el pecado, pero si no estamos preparados, puede llevarnos a caer. La Biblia enseña que el enemigo lanza dardos a nuestra mente y corazón usando nuestros propios deseos para apartarnos de Dios. Efesios 6 nos recuerda vestirnos con toda la armadura de Dios para resistir sus ataques, y Santiago 1 advierte que la tentación nace de la concupiscencia interna. No importa si se trata de dinero, orgullo, ira o soledad: necesitamos discernir el origen de la tentación y depender del Señor para vencerla.
esús, aunque es Dios, vivió como verdadero hombre y enfrentó la tentación en carne propia. En Mateo 4:1-11 vemos cómo el Espíritu lo llevó al desierto y el diablo intentó apartarlo del propósito del Padre. La primera tentación apeló a su necesidad física: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”. Pero Jesús eligió depender de la Palabra de Dios antes que de sus propios recursos. Esta historia nos enseña que la tentación no siempre es obvia y que muchas veces se presenta como algo legítimo, pero que busca alejarnos del plan divino. Así como Jesús resistió, nosotros también debemos hacerlo con dependencia total del Señor.
En el Padrenuestro, la petición “no nos metas en tentación” nos recuerda que, aunque Dios no nos tienta, sí permite pruebas para formar nuestro carácter y fortalecer nuestra fe. El enemigo busca seducirnos al pecado, pero Dios siempre provee una salida para resistir. Este devocional te ayudará a distinguir entre tentación y prueba, y a enfrentar ambas con la actitud correcta: de rodillas, en oración, confiando en el Señor.
Devocional | Viernes de oración Maná La oración nos invita a apartar la mirada de las circunstancias y a enfocarnos en Dios, recordándonos que todo está en Sus manos. Hoy es un día para levantar las manos, doblar las rodillas y rendir el corazón delante del único Dios verdadero. En este devocional, aprenderás cómo acercarte a Él con fe, presentando tus necesidades, sean de salvación, sanidad o libertad, y confiar en que Su poder transformará tu vida.
Jesús contó una parábola sobre un hombre que debía una suma impagable, y fue perdonado. Pero ese mismo hombre no tuvo misericordia con su prójimo que le debía mucho menos. ¿Cómo es posible que, habiendo sido perdonados por Dios de una deuda tan grande, todavía nos cueste perdonar? En este devocional aprenderás cómo el perdón libera el alma y por qué negarlo nos mantiene atados a la amargura.
Jesús nos enseñó a orar: “Perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” ¿Qué significa esto? Que el perdón que recibimos de Dios debe reflejarse en el perdón que damos a los demás. ¿Sigues cargando heridas, resentimientos o cosas no resueltas? El camino del perdón libera el alma y sana el corazón. Mira a la cruz y aprende de Aquel que dijo: “Padre, perdónalos”.
Aunque en Cristo nuestros pecados fueron perdonados de una vez y para siempre, Jesús nos enseñó a orar: “Perdona nuestras deudas”. ¿Por qué? Porque cada día necesitamos mantenernos limpios, en comunión con Dios, y con una conciencia en paz. No es religiosidad, es humildad: el perdón diario es como esa ducha espiritual que nos refresca y nos recuerda que seguimos dependiendo de su gracia.
¿Sabías que nuestros pecados son vistos como deudas delante de Dios? En esta enseñanza profunda del Padrenuestro, Jesús nos revela que todos estamos en una red de relaciones donde debemos amor a Dios y a los demás. Pero esa deuda es impagable… solo Cristo pudo saldarla en la cruz. ¿Le estás pidiendo a Dios perdón cada día? ¿Estás dispuesto también a perdonar como Él te perdonó?
Hoy reconocemos que todo lo que somos y tenemos proviene de Dios. Él es nuestro pan diario, nuestra fuerza y sustento. ¿Estás dependiendo completamente de Él cada día? Que esta oración te recuerde que no estás solo: Dios pelea por ti, suple tus necesidades y te llena con su presencia.
¿Agradeces cada día el pan que Dios pone en tu mesa? ¿O a veces te cuesta reconocer su provisión por estar enfocado en lo que falta? Este devocional nos invita a reflexionar sobre la humildad, la dependencia diaria de Dios y el peligro de despreciar lo que ya tenemos.
Jesús no nos enseñó a orar “mi pan”, sino “nuestro pan”. Esta sencilla frase revela una verdad profunda: no oramos solo por nosotros mismos, sino también por los demás. Esta oración cultiva empatía, generosidad y unidad con quienes nos rodean. Nos recuerda que Dios nos llama a compartir, interceder y vivir con un corazón generoso.
En este devocional aprendemos que el “pan de cada día” no se trata solo de alimento físico, sino de una vida de dependencia diaria en Dios. Vivimos en una sociedad que anhela seguridad y abundancia, pero Dios nos enseña a confiar en su provisión hoy, sin ansiedad por el mañana.
sta poderosa enseñanza nos recuerda que todo lo que tenemos viene de la bondadosa mano de Dios. Desde el alimento físico hasta cada bendición diaria, dependemos totalmente de Él. Así como el maná descendía del cielo cada mañana, hoy también Él quiere enseñarnos a confiar, agradecer y depender de Su provisión diaria.
No se trata solo de orar por nuestras peticiones, sino de aprender a alinear nuestra vida con el perfecto plan de Dios. Hoy, únete a una oración que nos conecta con toda la creación y con el cielo mismo, donde se hace la voluntad de Dios. Él nos creó con propósito y nos invita a rendirnos a su voluntad con amor, fe y obediencia.
Hacer la voluntad de Dios no es una frase para repetir, es una forma de vivir. Este devocional nos llama a obedecer como en el cielo: con gozo, prontitud y reverencia. En un mundo donde muchos buscan que Dios haga su voluntad, Jesús nos enseñó a orar: “Hágase tu voluntad”. Descubre cómo este principio transforma tu vida, tu entorno y te acerca al propósito eterno.
En un humilde pueblo de montaña, la fe silenciosa de una mujer transformó su hogar. Su vida nos recuerda que edificar no requiere de perfección, sino de sabiduría divina. La Biblia dice que la mujer sabia edifica su casa, no con fuerza, sino con oración, paciencia y ejemplo. Este devocional te inspirará a ser esa mujer que construye con amor, que influye sin gritar, y que deja un legado eterno. La voluntad de Dios sí puede hacerse en la tierra… si hay corazones dispuestos a obedecerla.