Escuche cada día la opinión de Francisco Marhuenda en el podcast del director de La Razón.
He de reconocer que siento un cierto asombro ante la línea de defensa de la mujer del presidente del Gobierno. No sé qué decidirá la Justicia si finalmente tiene que comparecer ante un juicio con jurado, pero es difícil asumir que la asesora tenía que realizar todo tipo de tareas para ella. Durante cuatro años tuve el honor de ser el director del Gabinete de Mariano Rajoy en el Ministerio de Administraciones Públicas y luego en el macroministerio de Educación. En primer lugar, me dio total libertad para elegir a las asesoras y los asesores. Por supuesto, se lo consulté con él y estuvo de acuerdo.
El aparato propagandístico del sanchismo tiene este tema como una de sus líneas argumentales para descalificar al centro derecha. No voy a negar la existencia de buenos guionistas en La Moncloa dedicados a construir relatos y nutrir de munición a los medios de comunicación del régimen. En este sentido, se aduce que la oposición tiene mucha prisa por llegar al poder, que cuestiona la legitimidad de Sánchez y que no tiene unas políticas alternativas. Todo este conjunto de chorradas conforma la basurilla ideológica que expanden los activistas que se pasean por las tertulias de TeleSánchez.
En La Moncloa causó inicialmente una enorme satisfacción la noticia de la jubilación del multimillonario José Miguel Contreras. Los centenares de miembros del gabinete presidencial, no sé si han llegado ya al millar, estaban eufóricos y querían hacer una fiesta. Nada más gratificante que librarse de uno de los mayores liantes del panorama televisivo. El problema es que el tweet se refería solo a su condición de catedrático en la Universidad Rey Juan Carlos. Me ha gustado mucho esa aclaración de que «me he jubilado de la Universidad tras 40 años de trabajo», porque olvida los muchos que ha estado en excedencia.
«Ningún presidente compró la silla y menos con algo tan deplorable como una amnistía que decía que era inconstitucional»
«Por supuesto, el Ministerio Fiscal actúa como parte de la defensa y nunca iría en contra del jefe, que no es otro que Sánchez»
Los españoles somos muy afortunados. Le ha costado decidirlo, meses de intensa reflexión y un país que atisbaba el riesgo de sufrir la más triste de las orfandades. Se había especulado con la posibilidad de que Sánchez no se presentara a la reelección. Había una gran inquietud en su entorno político. Los millonarios lobistas como Javier Curtichs, Pepe Blanco y José Miguel Contreras estaban inquietos, porque no podrían incrementar sus enormes fortunas.
Un síntoma de la desorientación que impera en la corte monclovita es ese abono permanente a las teorías de la conspiración. La falta de argumentos o incluso de imaginación se traduce en carecer de argumentos ante los problemas judiciales que afectan a la familia presidencial, el Gobierno y el partido. Los silencios de Sánchez a estas alturas son más esclarecedores que cualquier declaración. Al menos no ha anunciado un nuevo retiro espiritual para decidir si sigue o no en La Moncloa, aunque todo indica que aguantará hasta el final de la legislatura a pesar de las derrotas parlamentarias o el resultado de los procedimientos judiciales.
Las derrotas parlamentarias se suceden con una cansina monotonía. Han sido muchas y vendrán más. La firme resistencia de Sánchez no es ningún mérito. No cabe atribuirle ningún atributo heroico, es solo la expresión de su apego al cargo. La mentira se utiliza como un instrumento de acción política con absoluta normalidad y nunca se asume ninguna responsabilidad. El término dimisión ha desaparecido. No importa el escándalo o el error que afecte al sanchismo, porque la izquierda política y mediática aplaude con fervor al líder. Hemos llegado al extremo de que los ministros le trasladan su solidaridad y ánimo ante el juicio a su hermano. Es un comportamiento más propio de Corea del Norte que de una democracia europea.
Ser la pareja, un familiar o un amigo de Ayuso se ha convertido en una profesión de riesgo para las cloacas del PSOE y del Estado controladas por el sanchismo. Es la mayor cacería política desde la Transición. Hay otros políticos del PP que han sufrido agresiones, pero con la presidenta madrileña se han superado todas ellas. La campaña desatada por la izquierda política y mediática es brutal mientras se dedica a defender la inocencia de Begoña Gómez, David Sánchez y al propio PSOE. Desde Sánchez hasta el último de sus peones, han atacado e insultado sistemáticamente a Ayuso.
Es la única que se escucha desde que Israel decidió acabar con los terroristas de Hamás que controlan el gobierno de Gaza. El viejo antisemitismo ha regresado, porque nunca desapareció, con una enorme fuerza. Ninguno de los países que ayudan a Hamás reconociendo el inexistente estado de Palestina hubiera aceptado una declaración de guerra tan brutal como el ataque del 7-O. El primer ministro británico asegura que «no es un premio para Hamás» mientras reconoce que es «una organización terrorista brutal», pero es evidente que el gobierno de Gaza estará muy contento con este nuevo disparate de las antiguas potencias colonialistas.
Los antisemitas europeos utilizan la mentira del genocidio para atacar a la democracia israelí. Es un sentimiento profundo y milenario que se remonta a la dominación romana sobre el territorio del pueblo judío. A estos se unen los desinformados, consciente o inconscientemente, y los acomplejados que no se atreven a levantar su voz frente a la mentira que favorece al gobierno terrorista de Gaza. Los antisemitas y los políticos desaprensivos como Sánchez han instalado la idea de que negar el genocidio es políticamente incorrecto. Es cierto que muchos utilizan el subterfugio de culpar a Netanyahu, un gobernante democrático a diferencia de lo que sucede con los dirigentes de Hamás. No es verdad que la reacción frente a la matanza genocida perpetrada por Hamás el 7 de octubre sea responsabilidad únicamente de Netanyahu y sus aliados. Fue la reacción justa de Israel frente a la declaración de guerra del gobierno de Gaza y su brazo armado. No existía ninguna razón para iniciar el conflicto salvo los intereses de Irán, que controla a Hamás, y el objetivo de dinamitar los avances en las relaciones entre Israel y los países árabes.
El PSOE y La Moncloa se han convertido en una auténtica máquina de generar bulos. Es impresionante. A estas alturas deberían montar una oficina de patentes y se forrarían. Toda su estrategia gira alrededor del relato e ir arrancando hojas del calendario Pirelli a la espera de llegar a las elecciones de 2027.
Es cierto que las relaciones políticas basadas en el interés pueden ser muy sólidas, porque nadie se llama a engaño. Es un simple intercambio comercial donde el precio del producto depende de la necesidad. Puigdemont y sus colaboradores saben que no se pueden fiar de Sánchez y que la amnistía fue el resultado de los votos que necesitaba para ser investido. Por supuesto, en otras circunstancias nunca la hubiera aceptado, porque consideraba que era inconstitucional y quería meterle en la cárcel. Puigdemont le votó a pesar de ser el segundo partido, pero no hubo reciprocidad cuando se encontró en una situación parecida tras las elecciones catalanas. El líder de Junts tiene dos problemas que son una consecuencia directa de apoyar a Sánchez. No estoy seguro de si le engañaron o se dejó engañar.
Lo más llamativo de la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles fue observar a Sánchez convertido en el osito de peluche de Miriam Nogueras. Con Feijóo se comportó como es habitual. Era el estilo chulo, arrogante y perdonavidas que le caracteriza, aunque he de reconocer que siempre me pregunto de dónde le viene esa impostura. Lo más interesante del personaje es su facilidad para asumir diversas personalidades.
Como estaba previsto, la izquierda en el consejo de administración de TeleSánchez ha seguido las instrucciones monclovitas y aprobó su retirada de Eurovisión 2026 si participa Israel. Es lógico, porque se encargaron de nombrar a personas que fueran fieles a los intereses personales y partidistas de Sánchez y sus aliados. Es bueno recordar que con este Gobierno socialista comunista se han roto todas las convenciones propias de una democracia y se ha optado por asaltar las instituciones, los organismos y las empresas públicas como si fueran un botín. Se ha llegado a un nivel inimaginable en ningún país de la Unión Europea.
«Lo razonable es ejercer el legítimo derecho de defensa contra el gobierno terrorista de Hamás en Gaza»
El antisemitismo consiguió arruinar La Vuelta animado por Sánchez, que siente admiración por los violentos de la izquierda radical que boicotearon la cita deportiva. Es una situación vergonzosa que pone de manifiesto su fanático sectarismo.
La utilización de la mentira como instrumento político otorga una indudable ventaja a Sánchez y a otras personas como él. Es cierto que tiene unas indudables dotes para la interpretación y quizá el teatro español ha perdido un actor que hubiera podido dar rienda suelta a esa vocación.
El sostener que la democracia israelí está sometiendo a un genocidio a la población palestina es una gran mentira que solo se puede promover desde la ignorancia o la mala fe. Hamás, que gobierna Gaza con un amplio apoyo de la población, comenzó una guerra contra Israel con la brutal masacre del 7 de octubre que perseguía, precisamente, provocar el conflicto.
El CIS de Tezanos es una pieza fundamental en la estrategia propagandística del sanchismo. Es verdad que la manipulación es tan zafia como disparatada, pero cumple la misión que tiene encomendada su máximo responsable. Los datos electorales que ofreció este jueves reflejan el nivel de degradación en que se encuentra este organismo público. La mejor prueba de que sus resultados no son fiables es que ni siquiera los medios de comunicación afectos al régimen sanchista se los toman en serio.
No hay que sorprenderse por el aislamiento internacional del Gobierno socialista comunista de Pedro Sánchez. Lo raro sería lo contrario. Lo que es cierto es que concita una gran simpatía en los regímenes totalitarios, donde los lobistas del PSOE se forran y lo seguirán haciendo mientras dure la legislatura. Por ello, el interés es la razón fundamental que explica la firme determinación de resistir a cualquier precio.
El Gobierno y los sindicatos al servicio del sanchismo, UGT y CC OO, muestran una soberbia que siempre me sorprende. Nunca reconocen ningún error, sino que todo es culpa de los demás. Se arrogan la representación de los españoles, como si el resto fueran partidos u organizaciones marginales. No hay diálogo social sin tener en cuenta a la CEOE, que representa a la gran mayoría de empresarios. Es cierto que resulta difícil alcanzar acuerdos con el sector más radical del Gobierno encabezado por Yolanda Díaz, que cabe recordar que es comunista. Por tanto, no se puede esperar ningún atisbo de moderación en una de las ideologías más deleznables y peligrosas de la Historia.
Sánchez puede estar muy contento, porque cuenta con la simpatía de Hamás, aliado de Irán y Rusia. Es un grupo terrorista que controla Gaza desde hace décadas y comenzó la guerra con una brutal matanza genocida contra el Estado de Israel. Es bueno recordar que son una colección de criminales que odian la democracia y los países occidentales, persiguen al colectivo LGTBI y quieren acabar con los israelíes. Se sentirían cómodos desatando un genocidio en nombre del islam. No es una opinión, sino lo que hacen, dicen y tienen por escrito. Está en su documento fundacional y en los que han aprobado posteriormente.
El problema de la dirección nacional del PP con Sánchez ha sido no entender que no se mueve por ningún código de conducta ético que sea equiparable con lo que es habitual en la UE. No es posible ningún acuerdo tanto por las limitaciones que le marcan sus aliados como por la situación judicial de su familia. Las relaciones institucionales con el sanchismo son imposibles, porque no se puede negociar con alguien que ha normalizado la mentira como instrumento de acción política.
Ala hora de interpretar lo que está sucediendo y sucederá hasta el final de la legislatura hay que enmarcarlo en que para Sánchez todo es instrumental al servicio de su objetivo de continuar en La Moncloa. No importa ni la verdad ni la mentira, sino el relato. El último lío que han organizado los sanchistas es muy interesante. Todo comenzó con las declaraciones de Miguel Tellado señalando que el año judicial para el PSOE no empezó el viernes, sino el próximo miércoles «cuando veamos sentada en los juzgados a Begoña Gómez». Sánchez es muy sensible en todo lo que atañe a su familia, aunque en la misma proporción es insensible en lo que afecte a las familias de sus rivales.
La presunción de inocencia es una de las bases del sistema judicial. Por supuesto, no he conocido a ningún culpable que se vanaglorie de serlo y solo lo reconoce cuando consigue algún beneficio procesal. El Fiscal General afronta un juicio decisivo donde solo cabe que sea exonerado o signifique el final de su carrera. No haber acudido al solemne acto de apertura del Año Judicial presidido por el Rey no significaba que asumiera ninguna culpa, pero ha preferido asistir. No comparto esa decisión, porque hubiera quitado tensión e impedido una imagen que no es buena para la alta magistratura que ostenta.
Al final tenía que suceder. Ni siquiera el famoso Falcon ha aguantado el ritmo que le impone Sánchez. Lo ha usado tanto que se ha estropeado. No hay que preocuparse, porque es solo un pequeño aviso y el servicio de taxis aéreos seguirá funcionando para hacerle la vida más cómoda. Nada mejor que tener un avión a su servicio para ir a un concierto, pasar un fin de semana o aquello que más le convenga dentro de la habitual opacidad que caracteriza a esta administración. Es cierto que todavía no tiene a su disposición un «Air Force One» como el presidente de los Estados Unidos, pero creo que ya es hora de que el líder mundial de la izquierda viaje con la dignidad que le corresponde.
«No le gusta una Justicia independiente, desearía que estuviera al servicio del Poder Ejecutivo»
«Un político que desprecia los usos y costumbres de una democracia no merece gobernar»
«Tiene una posición de fuerza que le permite conseguir todo lo que quiera»
«Todos se conjuran en servir ciegamente al líder, porque nadie quiere ir al paro»
Es fascinante la repentina proliferación de expertos en la extinción de incendios que se nutren de los argumentarios de los partidos de izquierda y los sindicatos, así como de las redes sociales. En breve no será necesario estudiar una ingeniería. Menuda tontería eso de estudiar deben pensar algunos activistas del sanchismo cuando un móvil permite un acceso rápido y fácil a los argumentos que pasa algún político o sindicalista. Lo siento, pero no soy un experto wikipediano y estas semanas no he recibido argumentarios ni de unos ni de otros.
Sánchez no puede dudar de la ciega lealtad de Marlaska. Es un político comprometido en servir sus intereses. No es sorprendente, porque también lo estaba con el Partido Popular cuando quería ser Fiscal General. No hay que restar valor a los mercenarios en política, ya que tienen la imbatible ventaja de ser fieles mientras llegue la soldada. Lo que resulta más difícil de entender es que se sienta cómodo con las mentiras y las políticas de izquierda radical, así como con la descalificación de sus compañeros de profesión o los intentos de controlar el Poder Judicial. Es algo que no casa con el perfil de un magistrado al que todo el mundo tenía por alguien centrado.
Los dirigentes del PP se equivocarán si piensan que las elecciones están ganadas. Ni siquiera los que tienen una situación más confortable pueden esperar un trato justo y razonable de la izquierda política y mediática. Es cierto que muchos han caído en el error de pensar que un trato justo con los periodistas de izquierdas sería correspondido. No tardaron en descubrir que nada podían esperar salvo campañas brutales de descalificación personal y política. Es bueno recordar las que sufrieron Suárez, Aznar y Rajoy. A los medios de comunicación y a los periodistas de izquierdas siempre les ha ido bien con los gobiernos del PP e incluso han sido mejor tratados que aquellos que podían ser considerados afines al centro derecha.
Es más interesante informativamente la precariedad de este Gobierno que la llegada de uno nuevo con una mayoría parlamentaria sólida y cohesionada. En primer lugar, la mayoría del Congreso es de centro derecha mientras que Sánchez lidera un ejecutivo de izquierda radical que es más propio de Iberoamérica que de la Unión Europea. El carácter socialista comunista más los disparates pijoprogres del inquilino de La Moncloa explican que haya conseguido situarse en la marginalidad dentro de la política internacional. Su irrelevancia es tan patente que ni siquiera la prensa del régimen es capaz de trasladar lo contrario
La propagada sanchista se basa en el carácter providencial de su líder carismático mientras que la oposición no sabe hacer otra cosa que oponerse. En cualquier otro país de nuestro entorno, esa basura ideológica provocaría un auténtico escándalo y los medios de comunicación no la reproducirían. Por supuesto, no aceptarían que los presupuestos pagaran las vacaciones del presidente del Gobierno. Este gratis total es otra anomalía española, aunque no hemos llegado a la cleptocracia masiva de la izquierda populista iberoamericana a la que está estrechamente vinculado Sánchez. Feijóo presentó ayer un plan contra los incendios con 50 medidas, ya que el Gobierno ha fallado.
Es evidente que Sánchez no quiere la renovación de los cuatro magistrados que nombra el Senado y que concluyen su mandato. La razón es que uno es el polémico Conde-Pumpido que ha prestado grandes servicios al sanchismo y que todavía puede seguir haciéndolo. El PP cuenta con una mayoría abrumadora, pero insuficiente para nombrar, como haría Sánchez en su lugar, a los cuatro magistrados y, por tanto, tiene que negociar con el PSOE. Otra opción es esperar a las autonómicas en las que se podría ampliar esa mayoría hasta no necesitar el concurso socialista. Es cierto que desalojar a Conde-Pumpido y sus mariachis sería un gran servicio al Estado de Derecho. Hay que acabar con la politización y el sectarismo que ha impuesto en el Constitucional. El problema es que esta sangrante realidad se mantendrá, porque seguirá existiendo una mayoría sanchista, hay que aclarar que no es socialista, que pondrá un presidente que sea del agrado del inquilino de La Moncloa. Por supuesto, el PP ni puede ni debe aceptar un reparto de dos magistrados cada uno, porque no se corresponde a la realidad del Senado.
La historia del socialismo en España nos muestra, salvo alguna excepción, que es capaz de cualquier cosa con tal de alcanzar o mantenerse en el poder. Es cierto que nunca se había llegado al extremo actual, porque han desaparecido cualquier tipo de contrapesos dentro del partido. El poder de Sánchez es omnímodo y ha conseguido configurar una casta de profesionales de la política que no tienen otra alternativa, salvo excepciones, que establecer una ciega fidelidad al líder. Virginia Barcones es un ejemplo clarificador de los mercenarios que configuran el sanchismo como los Lópeces, Conde-Pumpido y sus Mariachis, Marlaska, los lobistas como Pepe Blanco, José Miguel Contreras y Javier Curtichs y tantos otros que han abandonado el socialismo para sumarse a esta evolución que copia miméticamente a la izquierda populista y radical iberoamericana. Estamos ante un auténtico ejército de fieles que ha colonizado la Administración para ponerla al servicio del inquilino de La Moncloa. Las subsecretarías, secretarías generales, direcciones generales y las empresas públicas y participadas se han llenado de estómagos agradecidos, como Barcones, que son recompensados con cargos, sueldos y privilegios que no tendrían si no hubieran sido colocados en el sector público. Nada que ver con lo que había sucedido en anteriores gobiernos de UCD, PP y PSOE.
Ahora le toca al presidente castellano leonés ser el blanco de los brutales ataques de los medios de comunicación sanchistas. La Moncloa ha lanzado una campaña utilizando los incendios con la vista puesta en las elecciones autonómicas. Nada que nos tenga que sorprender.
Desde luego, no tiene ni la eficacia de Fouché ni el talento de Talleyrand. Es un juez que se vende bien, aunque es curioso que muchos de sus compañeros no lo tengan ni por buen jurista y, lo que es peor, ni por buena persona. Como no me encuentro entre sus amigos y nuestra relación es superficial no me puedo pronunciar sobre lo segundo mientras que en lo primero comparto esa apreciación.
No voy a justificar el enclaustramiento de Sánchez en La Mareta, aunque es evidente que los problemas, muchos irresolubles, hacen que sea un presidente desbordado y se sienta muy cómodo encerrado en su búnker principesco.
Con una semana de retraso, Sánchez llegó a las zonas devastadas por los incendios montado en su helicóptero. En esta ocasión no voy a criticarlo porque lo ha utilizado para labores propias de su cargo. La gran pregunta es por qué ha tardado tanto, pero estoy seguro de que en la sanchezfera no se la harán.
Los antiguos dioses griegos acostumbraban a ser muy humanos en sus pasiones, sus aciertos y sus errores. No en vano eran una construcción de los hombres para dar sentido a su existencia. Al ser una mezcla entre los modernos relatos al estilo de los superhéroes de Marvel y la necesidad de tener una fe que diera sentido a su mortalidad, la mitología resulta siempre muy entretenida.
Disfrutando de sus merecidas vacaciones principescas en La Mareta
Los excesos dialécticos de algunos ministros ponen en evidencia a sus compañeros de gabinete. Es cierto que el «primo uomo» del régimen es Óscar Puente, que ha conseguido eclipsar a Óscar López y se sitúa como digno sucesor de Sánchez. En cualquier sistema autocrático, lo más importante es hacer méritos ante el líder, ya que no existe democracia interna.
Una ola de incendios arrasa España. Hay ocho comunidades en alerta, se han producido numerosos desalojos y hay miles de hectáreas calcinadas, pero Puente sigue con sus frívolas provocaciones. ¿No tendrá algo más útil que hacer? Por lo visto, los dirigentes del PP no deberían hacer vacaciones, ya que es algo que solo puede hacer Pedro Sánchez. Está disfrutando de la residencia palaciega de La Mareta, que fue un regalo del rey de Jordania a nuestro monarca, que cometió el error de cederla.
Es una pregunta que se pueden hacer y se hacen muchos españoles. No es fácil determinarlo, aunque nos podemos aproximar. No es un socialista, ya que no tiene compromiso crítico y su única fidelidad es Sánchez. Por tanto, podemos descartar que tenga una ideología identificable. Es cierto que es leal, pero siempre he desconfiado de esa ciega lealtad que conduce a no cuestionar al líder. No es un jurista, porque hace años, demasiados, que se dedica a otros menesteres. En cualquier caso, siempre he defendido que un jurista es algo más que un abogado. Lo digo con todo el respeto.
La izquierda tiene por costumbre utilizar de forma partidista la inmigración. Es algo que hace, también, la derecha radical que se envuelve en un patriotismo cortoplacista y poco riguroso. Estamos ante uno de los problemas más importantes y complejos que tiene planteado Europa desde hace décadas y no existe una solución fácil, salvo para los populistas de uno y otro signo. Estamos, además, ante uno de los fenómenos más antiguos de la Historia.