Simbolismo e historia del esoterismo occidental. Aula Abierta de la Orden Rosacruz Iniciática.
Desde la antigüedad, numerosos filósofos han afirmado que conocer es en realidad recordar. Platón, en su teoría de la reminiscencia (anamnesis), sostenía que todo conocimiento es un recuerdo del alma. Para él, aprender no consiste en adquirir información nueva, sino en hacer aflorar verdades que el alma ya conocía antes de nacer, cuando moraba en planos más sutiles de realidad. En otras palabras, lo que se está diciendo es que el saber más profundo es innato y que lo olvidamos al encarnar en el plano físico, quedando velado por la experiencia sensible y el olvido. Los griegos hablaban del río Leteo, cuyas aguas provocaban el olvido total del alma antes de su encarnación, y de la diosa Aletheia, que significa “des-ocultamiento” o “verdad revelada”. Así, recordar es un acto cosciente de desvelar lo que ya habita en nuestro interior, quitando uno a uno los velos del olvido. En otros puntos del globo, otros maestros e iniciados llegaron a la misma conclusión. En la India, Ramana Maharshi insistía en que la realización del Ser no implicaba obtener algo nuevo: “Ya somos el Ser -decía- sólo el Ser es. La ignorancia es la que nos hace imaginar que no hemos realizado el Ser”. Desde esta perspectiva del vedanta advaita, ya somos aquello que buscamos; simplemente lo hemos olvidado bajo las capas de ignorancia, y el camino espiritual es un proceso de remover esos velos para reconocer nuestra naturaleza eterna.
Los cuadrados mágicos planetarios o “cameas” son verdaderas obras maestras de la magia tradicional ya que en ellos se reúnen la matemática pitagórica, la astrología caldea y los sistemas mágicos medievales, que concebían al universo como una estructura viva, ordenada y profundamente simbólica. Existen varios tipos de cuadrados mágicos: algunos son simples juegos numéricos con propiedades curiosas, otros tienen aplicaciones recreativas, pero cuando hablamos de cuadrados planetarios nos referimos a estructuras simbólicas, asociadas a las esferas celestes, que permiten canalizar las energías de los planetas. Los siete cuadrados planetarios o “tablas sagradas de los planetas” se vinculan a los siete planetas tradicionales: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Luna y Sol.
Un mudra es una postura de manos utilizada en prácticas espirituales y en todas las tradiciones. En un primer acercamiento, podemos decir que las posturas corporales, en especial la postura de las manos, están vinculadas a la circulación y canalización de la energía vital o prana. Por otro lado, las manos, al adoptar gestos específicos, comunican a nuestra mente mensajes sutiles, a fin de predisponerla para la meditación, la calma o incluso la conexión con la trascendencia. Cada mudra posee un significado particular, actuando como un código simbólico que ayuda a enfocar y equilibrar las energías internas. Existen decenas de mudras que se utilizan en diversos fines pero hoy me quiero centrar en los mudras de conexión, es decir aquellos que se usan tradicionalmente como refuerzo corporal a la oración, entendida esta como una conexión con lo divino o con capas más profundas de nuestro ser.
A finales del siglo XVIII, la egiptomanía se consolidó como un fenómeno cultural e intelectual en Europa, reflejando la profunda fascinación que el Antiguo Egipto ejercía en diversos ámbitos, desde la arquitectura y la literatura hasta la filosofía y los círculos iniciáticos. En particular, la Masonería incorporó con entusiasmo esta influencia, quizás tomando como base la célebre afirmación de Cagliostro: “Toda luz viene de Oriente, toda iniciación viene de Egipto”, un axioma que se ha venido repitiendo como un mantra en ámbitos esotéricos desde hace siglos. En este contexto, en este auge por todo lo egipcio, apareció en Prusia -más precisamente en el año 1767- un rito masónico fuertemente inspirado en las tradiciones iniciáticas del Antiguo Egipto, aunque, en rigor de verdad, este rito no puede considerarse egipcio sino egipciano o pseudo-egipcio, ya que parte de una idealización de las escuelas de misterios descritas en textos grecolatinos y no de una transmisión directa y comprobable de las prácticas iniciáticas originales del Egipto faraónico. Aún así, es interesante el modo en que, 23 años antes de que se descubriera la Piedra Rosetta, fueron llevados a Europa e incrustados en un ritual iniciático símbolos, ritos y leyendas vinculados a Egipto. Hoy en día todos hemos visto fotos de Egipto, documentales, películas, incluso algunos han tenido el privilegio de viajar a esas tierras, pero en 1767 no se sabía demasiado de Egipto, al menos no con el rigor científico que vino después con el desarrollo de la egiptología.
En un video anterior habíamos empezado a analizar de modo sintético el calendario mágica, esta tabla de correspondencias mágicas del renacimiento tardío. Ahora vamos a abordar los siguientes números de la tabla. El Calendario Mágico es un compendio hermético de símbolos y conceptos alquímicos, astrológicos y esotéricos del Renacimiento. Fue creado como una síntesis de las tradiciones místicas y mágicas de la época medieval y renacentista, e incluye diagramas simbólicos que representan correspondencias entre los planetas, elementos, signos zodiacales, ángeles, sefirot cabalísticos y conceptos alquímicos. Su propósito es ser una herramienta para la meditación, la enseñanza esotérica y la práctica ritual, proporcionando una visión estructurada del universo desde una perspectiva espiritual y simbólica.
El Calendario Mágico es un compendio hermético de símbolos y conceptos alquímicos, astrológicos y esotéricos del Renacimiento. Fue creado como una síntesis de las tradiciones místicas y mágicas de la época medieval y renacentista, e incluye diagramas simbólicos que representan correspondencias entre los planetas, elementos, signos zodiacales, ángeles, sefirot cabalísticos y conceptos alquímicos. Su propósito es ser una herramienta para la meditación, la enseñanza esotérica y la práctica ritual, proporcionando una visión estructurada del universo desde una perspectiva espiritual y simbólica. Esta obra impresionante fue creada en la ciudad de Frankfurt en el año 1620, específicamente en el contexto de la Renovatio Hermetica, un renacimiento del esoterismo antiguo y medieval que fue el caldo de cultivo donde nació el rosacrucismo tal como lo conocemos.
El camuflaje es una estrategia tradicional para la comunicación del conocimiento secreto. En otros audios nos hemos referido a los cuentos infantiles, algunos juegos como la rayuela y el parchís, e incluso podríamos considerar al tarot como una forma de camuflar un saber profundo, pero ahora vamos a hablar del rosario irlandés y el orbe masónico.
La palabra es creadora. Crea realidades de acuerdo a una intención determinada. El cabalista Moisés Cordovero decía “la intención marca la dirección” y esto es totalmente cierto en referencia al tema que trataremos hoy: la bendición y la maldición. Bendecir es bien-decir, decir bien, canalizar nuestras energías con nuestras mejores intenciones, con un fin constructivo y positivo. Por otro lado, maldecir es mal-decir, decir mal, emitir juicios o intenciones negativas que dañan, limitan y muchas veces generan barreras en el entorno. La maldición, aunque no siempre seamos conscientes, tiene un efecto energético que puede repercutir tanto en quien la emite como en quien la recibe. Es un acto de distorsión de la palabra y de la energía, que en lugar de construir, destruye. La palabra, ya sea de bendición o de maldición, actúa como una herramienta de creación o destrucción. Por ello, es esencial reflexionar sobre la intención detrás de lo que decimos. ¿Qué energía estamos transmitiendo? ¿Estamos utilizando nuestro poder creador para sanar, construir y elevar, o para herir y descomponer?
Franz Bardon aseguró que “el primer postulado del pensamiento mágico es que todo fenómeno, físico o psíquico, es forzosamente el efecto de una causa, así como causa generadora de nuevos efectos”, y aquí tenemos un elemento ciertamente importante, ya que -como bien dice el Kybalión: “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley”. De hecho, si miramos con detenimiento los siete principios del Kybalión, observaremos que todos ellos enmarcan los fundamentos esenciales de la Magia, revelando cómo estas leyes universales actúan como el cimiento sobre el cual se construyen las prácticas mágicas.
In rosis veritas Via lumen iter est Spes in corde floreat Dulcis cantus animat In cruce salus est In amore lux manet Viduae videt redeunt Possunt omnia renat Ad rosam per crucem Ad crucem per rosam Fidem sequimur sic Cor in caeli domum Orbis vita redeunt Aurora spero venit In cruce renatus sum Spiritus ascendat Silentium sacrum nunc Vox in cordis resonat Ad caelum animus Et cor per crucem Ad rosam per crucem Ad crucem per rosam Fidem sequimur sic Cor in caeli domum
La música y el canto siempre han ocupado un lugar destacado en la tradición rosacruz. Hablaremos de Michael Maier, Robert Fludd, ls Rosacruz de Oro, Erik Satie y los temas utilizados en las corrientes modernas del rosacrucismo: "Secreto Eterno", "Ad Rosam per Crucem" y, recientemente, "In Rosis Veritas".
Como bien sabemos, la rosacruz representa la confluencia de cuatro elementos de la naturaleza en un quinto elemento central representado por la rosa. Esta concepción quinaria en ocasiones determina una división quinaria de la naturaleza humana, con cuatro niveles más densos y perecederos: la Tierra (la materia, el cuerpo físico), el Agua (la vitalidad, el cuerpo pránico), el Aire (las emociones, el cuerpo emocional) y el Fuego (el pensamiento concreto, la mente de deseos). En ocasiones las correspondencias pueden cambiar y esto se hace patente, por ejemplo, en el tarot donde las copas (elemento agua) se vinculan con lo emocional y las espadas (elemento aire) con el pensamiento. Estas supuestas discrepancias no nos deben preocupar ya que en el plano simbólico existe la polisemia, es decir que los mismos elementos pueden representar diferentes cosas según su contexto. La lógica de hacer corresponder a los elementos con diferentes niveles de realidad o de dimensiones del ser humano se entiende partiendo desde lo más denso (la tierra) hasta lo más sutil (el fuego).
La intención marca un rumbo pero siempre es el conocimiento el que brinda la claridad necesaria para llegar a un buen destino. En la magia, como en la vida misma, la intención sin el conocimiento puede compararse a un barco sin timón. Por otro lado, el conocimiento actúa como el terreno fértil en el que debe sembrarse la intención. Sin este terreno, la semilla de la intención carece de los nutrientes necesarios para germinar y florecer.
El 31 de octubre marca una fecha clave que, al parecer, tiene origen en Samhain, la festividad celta que simbolizaba el fin del verano y la llegada del invierno. De hecho el nombre “Samhain” significa, literalmente, “final del verano”, marcando un punto intermedio medio entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno en el hemisferio norte, y también puede asociarse con el final de la temporada de cosecha. Samhain era un festival liminal o de umbral, es decir una encrucijada, un punto de encuentro entre los mundos y se decía que, en este tiempo, el velo entre los mundos se hacía más delgado. Esta cercanía entre el mundo de los vivos y el de los muertos permitía que los espíritus cruzaran con mayor facilidad, tanto para bendecir como para perturbar a los humanos. En este contexto, la festividad de Samhain tenía un carácter profundamente ritual: se encendían hogueras, se realizaban sacrificios, ofrendas, invocaciones y se usaban máscaras o disfraces para camuflarse entre los espíritus malignos y evitar ser reconocidos.
Las afirmaciones rosacruces son, antes que nada, recordatorios, en cierto modo “píldoras para la memoria” para que recordemos quiénes somos, adónde vamos, cuál es nuestra esencia y a qué vinimos a este mundo. Por lo tanto, cada afirmación está diseñada para resonar con nuestro ser interior, para que salgamos del piloto automático y despertemos, ayudándonos a ver más allá de las apariencias cotidianas. Son frases que, con su poder simbólico, buscan activar en nosotros esa sabiduría latente, esa chispa divina que nos impulsa hacia el crecimiento y la transformación. Cada afirmación es un acto de presencia, un momento de reflexión que nos permite alinearnos con nuestro propósito más elevado. Son pequeñas luces que nos guían en el camino, recordándonos que somos más que lo que vemos y que nuestro viaje tiene un sentido profundo. Al pronunciarlas, estamos estableciendo un vínculo entre nuestra mente consciente y nuestro ser esencial, una conexión que nos permite avanzar con mayor claridad y determinación.
Cuando hablamos del camino, estamos aludiendo -de manera metafórica- a un proceso interior, entendido como un recorrido o un viaje, marcado por pruebas, retos y desafíos que nos confrontan con nuestras limitaciones, miedos y sombras. Cada prueba que encontramos en el sendero actúa como un espejo, reflejando aspectos de nuestro ser que necesitamos entender y trascender. Por eso podemos hablar de un camino de probación, de pruebas que no están sujetas a la casualidad sino a la causalidad, a fin de que experimentemos -de forma paulatina- una expansión de la conciencia. El camino iniciático es una vía ascendente, que requiere esfuerzo, disciplina, y el coraje de abandonar las limitaciones del ego para llegar a la sabiduría y la conexión con lo divino.
Hay una frase de Charles Baudelaire que siempre viene a cuento cuando hablamos de temas simbólicos. Decía este escritor que “vivimos en un bosque de símbolos”, lo cual significa que el mundo no es solo lo que vemos a simple vista, sino un entramado de símbolos y signos que nos conectan con dimensiones más profundas de la existencia. En la Filosofía Iniciática se habla de un “Corpus Symbolicum”, del mundo que nos rodea como un espacio sagrado donde cada aspecto de la realidad cada evento, cada persona, cada accidente tiene una connotación oculta, un reflejo de verdades superiores que están esperando ser descubiertas. En este sentido, el "Corpus Symbolicum" no es otra cosa que la Escuela de la Vida, un aula universal de aprendizaje donde cada elemento no es casual sino causal.
El Fénix, según los antiguos, era un ave mítica originaria de Etiopía, reconocida por su esplendor inigualable y que tenía el poder de renacer de sus propias cenizas tras consumirse en una hoguera. En Egipto, esta ave era conocida como “Bennu” y estaba estrechamente vinculada al culto solar y al dios Ra, representando la muerte y el renacimiento del astro rey cada día. Heródoto, quien probablemente conoció este mito durante su estancia en las tierras del Nilo, lo llevó a Grecia y escribió lo siguiente: “Hay un ave sagrada que sólo he visto en pintura, cuyo nombre es el de fénix. (…) Si en su tamaño y conformación es tal como la describen, su mote y figura son muy parecidas a las del águila, y sus plumas en parte doradas, en parte de color de carmesí”. El elemento simbólico más notable del Fénix señalaba que, al aproximarse la hora de su muerte, esta ave construía un nido con ramitas perfumadas mirando fijamente al sol hasta que, el calor del astro rey encendía las ramas, envolviendo al Fénix en llamas. Consumido por el fuego, el ave se reducía a cenizas, pero de estas emergía un nuevo Fénix, joven y vigoroso, comenzando así un nuevo ciclo de vida. Este ritual de autoinmolación y resurrección se repetía una y otra vez, simbolizando no solo la inmortalidad, sino también el ciclo eterno de la vida, la muerte y el renacimiento. Esta poderosa metáfora del renacer ha convertido al Fénix en un símbolo universal de esperanza, renovación y transformación.
El sello del Grial es un escudo o lamen bastante conocido entre las escuelas iniciáticas de Occidente desde fines del siglo XIX. El origen de este símbolo puede rastrearse hasta el año 1893, cuando el esoterista francés Sar Peladan, en el marco de los Salones de la Rosacruz, encargó a François Mérintier este diseño donde hay una paloma descendiendo entre siete rayos, una copa con una rosa donde se observa una cruz y cuatro rayos inferiores, y al que denominó: Sello del Grial, el cual remitía a la Tercera Cofradía de la Rosa † Cruz del Templo
La Rosacruz, como toda corriente iniciática, suele suministrar sus enseñanzas de forma gradual atendiendo a tres competencias educativas fundamentales: el conocimiento (lo que puede conocerse y comprenderse), las habilidades (cómo utilizamos ese conocimiento) y la actitud (cómo actuamos en el mundo). Esto puede resumirse en una tríada esencial: conocer, hacer y ser, la cual busca un equilibrio entre la teoría, la práctica y la realización espiritual. A fin de ofrecer una formación progresiva, las organizaciones rosacruces trabajan en niveles o grados. En la Rosacruz fundacional, en el marco de la “Fama Fraternitatis” y “Confessio Fraternitatis”, no existía un sistema de grados y la primera estructura con niveles la podemos observar en la Orden der Unzertrennlichen (Orden de los inseparables) también conocida como “Venerabilis Reverenda Confoederatio Inseparabilium”, una organización de corte rosacruz que habría sido fundada en 1617 en el Palacio de Weimar por Johann Ernst el Joven y otros nobles germanos. Esta Orden tenía un sistema iniciático estructurado en cinco grados donde se profundizaba en el conocimiento hermético.
La serpiente y el águila son dos animales que aparecen repetidamente en el simbolismo y en los relatos míticos de diversas corrientes espirituales de todo el globo. En un primer acercamiento, podríamos decir que el águila es un ave solar, asociada al sol y a las alturas. En los relatos grecolatinos es quien acompaña a Zeus-Júpiter y se conecta con el rayo, un símbolo de poder que tiene una doble connotación: ilumina pero también fulmina. La serpiente, por su parte, se vincula con lo bajo, con lo telúrico y con la materia. En la iconografía cristiana, la serpiente es considerada la tentadora, asociada con el pecado original, mientras que el águila se relaciona con San Juan y su evangelio e incluso -en ocasión- con el propio Jesús el Cristo ascendiendo a los cielos. La victoria del águila ante la serpiente es -en síntesis- un triunfo de la luz sobre las potencias de la oscuridad, pero -como veremos a continuación- es mucho más que eso.
Dice Paracelso en una de sus obras: “Nada yace oculto que no será revelado. Existen muchos más secretos en cuanto a la transmutación, aunque son escasamente conocidos (…) Con este arte, el Señor otorga la sabiduría para mantenerlo secreto hasta la llegada de Elías Artista. Entonces será revelado lo que ha sido ocultado".
El nombre “Oriflama” está asociado al oro y al fuego: Aurea Flamma (“bandera dorada”) y su color sanguíneo conforma un símbolo tripartito que reúne en una sola imagen tres elementos simbólicos potentes: el Oro, la Sangre y el Fuego. En la historia conocida, este estandarte fue popularizado por los antiguos reyes de Francia y constituía un objeto sagrado. Se dice que el monarca franco Dagoberto (aunque algunos atribuyen su origen al emperador romano Constantino) lo entregó a la Abadía de Saint-Denis, panteón de los reyes franceses. El monarca lo izaba en situaciones críticas como símbolo de lucha sin tregua hasta la muerte. Se cree que, desplegado y ondeando al viento, ejercía un efecto decisivo, desmoralizando al enemigo y elevando la moral de las tropas galas.
Hor-pa-khered significa “Horus niño” y era una deidad que simbolizaba el renacimiento y la promesa de un nuevo día, la cual fue resignificada en Grecia con el nombre de Harpócrates, el dios del silencio. En algunas representaciones clásicas, la figura de Harpócrates se fusionaba con la de Hermes, dando lugar a Herm-Harpócrates, que tenía el dedo colocado sobre los labios, pero también estaba sentado sobre una flor de loto, sosteniendo un caduceo y con un fruto de durazno o melocotón sobre su cabeza.
En el simbolismo esotérico occidental, la rosa es la flor del alma y representa la conexión con lo divino. En este sentido, los colores de sus pétalos se vinculan a diferentes etapas del camino espiritual: desde la rosa negra que representa la muerte hasta la rosa de oro que es la divinidad misma. A medida que el discípulo avanza en su viaje de perfeccionamiento desde la oscuridad a la luz, pasa por diferentes fases que en la alquimia se representan a través de colores, pero también se simbolizan con aves y con rosas. Por eso se dice se que trabaja -en cada etapa- sub-rosa y esta expresión sub-rosa era muy conocida en el medioevo y significaba "debajo de la rosa". Trabajar *sub-rosa* implica acceder a los secretos, accesibles solamente a aquellos que estaban iniciados en los misterios, pero en verdad quiere decir niveles de entendimiento o comprensión. Por lo tanto, cada color de la rosa no solo se relaciona con las etapas de la Gran Obra alquímica, sino también con un nivel de entendimiento espiritual y un grado de transformación interna.
En el libro fundacional del rosacrucismo, la llamada “Fama Fraternitatis” o Primer Manifiesto se dice lo siguiente: en el año 1604, el mismo año en el que Kepler descubrió dos nuevas estrellas en las constelaciones Serpentario y Cygnus, uno de los Hermanos Rosacruces, el Frater N.N. –que era arquitecto– estaba trabajando en la Casa del Espíritu Santo de la Hermandad Rosacruz en Alemania cuando, al quitar un clavo de una de las paredes se cayó parte de la mampostería. Lo interesante del hecho es que N.N. encontró que –detrás de la pared– había un pasaje secreto con una puerta escondida. Al quitar el revestimiento, descubrió con sorpresa la siguiente inscripción: “Me abriré dentro de 120 años”. Al avanzar por ese pasillo secreto, N.N. y otros Hermanos Rosacruces que lo acompañaron, encontraron la tumba de Christian Rosenkreutz, la cual estaba iluminada por una lámpara perenne que colgaba del techo, en el centro de una bóveda de siete lados, la cual tenía varias decoraciones simbólicas.
La estatua del ángel caído está inspirada en un verso del libro “El paraíso perdido” de John Milton, donde se dice: “Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado”. El Ángel Caído se muestra con sus alas desplegadas y apoyado sobre unas rocas, mientras se contorsiona y una serpiente se enrosca alrededor de su cuerpo.
El Cuadrado SATOR, también conocido como cuadrado mágico de los templarios es una estructura de cinco misteriosas palabras latinas dispuestas en forma de cuadrado. La disposición de estas palabras no es arbitraria; cada una ha sido cuidadosamente elegida y colocada para formar un multipalíndromo excepcional. Esto significa que el cuadrado puede leerse de manera coherente de izquierda a derecha y de arriba abajo, así como en sentido inverso, tanto horizontal como verticalmente. La simetría y la repetición de palabras en el Cuadrado SATOR generan un patrón muy ingenioso que ha cautivado a eruditos, historiadores y esoteristas a lo largo de los siglos. Los ejemplares más tempranos del Cuadrado SATOR que han llegado hasta nosotros datan de una época anterior al año 79 d.C. Estos cuadrados lograron sobrevivir a la catastrófica erupción del Monte Vesubio, que sepultó las ciudades de Pompeya y Herculano bajo sus cenizas y lava. Es en estas ruinas que, en 1936, el arqueólogo italiano Matteo Della Corte encontró un cuadrado SATOR, en una pared pintada de blanco, escrito con carbonilla, y a una profundidad de 1,40 metros por debajo de la superficie, bajo una capa de lava endurecida que había ocultado la ciudad de Pompeya.
Descarga del libro (facsímil): https://drive.google.com/file/d/1cuMM6zdJ6t8FPyerSMEZIEQ82gpThKvt/view?usp=sharing Hay otro libro extraño, de formato triangular, que también se suele asociar con la figura de Saint Germain. Las dos copias conocidas de este Manuscrito Triangular están actualmente en el Getty Research Institute de Los Ángeles (California). El primero, MS 209, está datado en el año 1775 y fue realizado para Antoine Louis Moret, un masón francés que emigró a los Estados Unidos en el siglo XVIII. Pasó por varias manos, entre ellas las del ocultista Stanislas de Guaita, hasta que en el año 1934 fue comprado en una subasta por Manly Palmer Hall. De la trazabilidad del segundo manuscrito, MS 210, se sabe muy poco pero está fechado en 1750 y fue comprado, también por Hall, en 1934 en un remate de Sotheby's.
Al Conde de Saint-Germain se le atribuye la autoría de la “Santísima Trinosofía”, un libro de 96 páginas datado a finales del siglo XVIII, el cual, aunque existe cierta controversia sobre la autoría. La conexión de la obra con Saint-Germain está dada en gran medida en una "nota del librero" adherida al frente del manuscrito original que se conserva en Troyes, Francia, así como en las afirmaciones de Manly Palmer Hall. No obstante, algunos investigadores aseguran que la obra fue escrita por otro noble misterioso y fascinante de esos tiempos: Cagliostro. Descarga de la obra original (facsímil): https://drive.google.com/file/d/1hL7m15ct-Ekn-lbyBhnII3oWVI3im2X7/view?usp=sharing Descarga de la traducción al castellano: https://drive.google.com/file/d/129GzYtd2hoGxatygWrGJ30rltiHg3AMh/view?usp=sharing
“No somos más que química”. Este es el enunciado dogmático que trata de colarnos el cientificismo materialista, reduciendo al hombre a una máquina, una estructura biológica sin más profundidad que la de sus componentes atómicos y moleculares. Desde esta perspectiva, nuestros pensamientos, emociones, y sueños no serían más que el resultado de reacciones químicas y procesos físicos, despojando a la experiencia humana de cualquier significado trascendental o espiritual. Este enfoque materialista ignora la riqueza de la experiencia humana y la complejidad de nuestra existencia. La creatividad, el amor, la belleza, la ética, y la búsqueda de significado van más allá de lo que puede explicarse simplemente en términos de interacciones químicas y físicas. Aceptar esta visión como la única realidad es pasar por alto la dimensión más profunda de lo que significa ser humano.
El brindis es una oportunidad para conectar con otras personas más allá de la simple elevación de las copas. Representa un momento para expresar gratitud, celebrar logros o simplemente disfrutar del presente con quienes nos rodean. Algunos investigadores han asegurado que el choque de las copas hace que participen -en un momento de festejo o celebración- todos los sentidos. Podemos ver la escena con las copas levantadas, podemos oler la bebida, degustarla, tocamos las copas, pero al chocar nuestras copas estamos dándole cabida al oído para que el brindis sea una experiencia multisensorial. Se dice que el origen de chocar las copas durante un brindis data del siglo IV a. C. en la antigua Roma. En aquel tiempo, una forma común de asesinato era envenenar las copas. Como símbolo de confianza y para demostrar que no había veneno en las bebidas, los anfitriones chocaban sus copas con las de sus invitados con fuerza. Se creía que este gesto provocaba que una pequeña cantidad del líquido de una copa se derramara en la otra, asegurando así que ambos, anfitrión e invitado, bebían lo mismo. Esta práctica servía como una garantía de que la bebida era segura para consumir. Aunque esta historia es bonita, seguramente sea apócrifa. En verdad, todas las pistas sobre el origen de los brindis nos llevan a las antiguas libaciones, rituales en los que se ofrecía un líquido sagrado, como sangre o vino, a los dioses. Este acto simbolizaba un intercambio: el líquido se ofrecía a cambio de un deseo o bendición. Elevando una súplica, se pronunciaban palabras que resumían la esencia de la petición, tales como "¡que sea por muchos años!" o "¡a tu salud!".
Como es bien sabido en el ámbito de la tradición cristiana exotérica, el acrónimo INRI significa "Iesus Nazarenus, Rex Iudaeorum", es decir "Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos". Según cuentan las crónicas bíblicas, esta inscripción fue colocada por los romanos en la cruz donde Jesús fue crucificado. Desde esta perspectiva, INRI simboliza no solamente la acusación contra Jesús por parte de las autoridades, sino también la ironía de esta declaración, una burla explícita a Jesús el Cristo y sus seguidores, los cristianos creen que realmente es una verdad profética de su realeza espiritual y divina. Sin embargo, además de esta interpretación muy conocida y aceptada por la ortodoxia, existen otras formas de entender este acrónimo INRI. En este video haremos un repaso de las interpretaciones esotéricas del INRI.
Los budistas Zen describen todo el proceso interior hacia la iluminación a través de una bellísima composición del siglo XII que tiene a un toro y un muchacho como protagonistas. Este poema espiritual –escrito por Kakuan– es la primera historieta conocida y sus diez versos se complementan con diez imágenes consecutivas que cuentan una preciosa historia y que representan una etapa del sendero.
Desde una perspectiva simbólica ligada a los ciclos cósmicos, Jano es concebido como la deidad central en el entramado del universo. Su presencia marca el comienzo de diversas actividades naturales y al mismo tiempo cierra otras. Como guardián de los umbrales y protector de las puertas, su influencia es particularmente notable durante los solsticios de invierno y verano. Hablaremos sobre este dios Jano bifronte, abordando un aspecto poco conocido: su tercer rostro, que no aparece a simple vista, su cara invisible.
Un nuevo viaje en el tiempo, esta vez a 1913 donde seguiremos los pasos de Arnoldo Krumm-Heller, el presidente Madero, Aleister Crowley, Harvey Spencer Lewis, Marie Russak, Max Heindel, John Yarker, entre otros. Visualiza este contenido en el canal de YouTube de la Orden Rosacruz Iniciática (ORCI).
Estamos llegando al final del año y nos acercamos al solsticio de diciembre, solsticio de invierno para el hemisferio norte y solsticio de verano para el hemisferio sur. Y algunos estudiantes nos han preguntado: ¿de qué manera puedo celebrar el solsticio en casa? En primer lugar, es importante recordar que el solsticio es un evento astronómico que ha sido observado y celebrado por la humanidad a lo largo de milenios. Representa un momento de cambio, un punto de inflexión en el ciclo del año donde el día y la noche alcanzan su máxima diferencia en duración. Celebrar el solsticio en casa puede ser una oportunidad para reconectar con estos ritmos naturales que marcan un tiempo de reflexión y renovación, un espacio propicio para reflexionar sobre nuestro lugar en el Universo, nuestra condición de seres espirituales viviendo una aventura material. Para el solsticio de invierno en el hemisferio norte, que simboliza el renacimiento de la luz, puedes encender velas o hacer una fogata para celebrar el retorno gradual del sol y los días más largos que están por venir. Es un momento para interiorizar y meditar sobre los logros del año que termina y establecer intenciones para el nuevo ciclo que comienza. Para esto, en la Orden Rosacruz Iniciática contamos con la Prueba de Jano que es un momento ideal para hacer una recapitulación de todo lo vivido en el período anual y para, al mismo tiempo, proyectarnos hacia el año que viene, trazándonos metas en función a nuestro propósito existencial.
Un año más los invitamos a realizar la Prueba de Jano para recapitular, planificar y proyectar el año 2024 en función de un eje integrador, un propósito, un proyecto de vida. La Prueba de Jano 2024 consta de dos partes bien diferenciadas: una recapitulación, es decir una evaluación del año que se va, atendiendo a nuestros logros, metas alcanzadas, fracasos y decepciones, a fin de repasar las lecciones aprendidas. La segunda parte se enfoca en la planificación y proyección del año nuevo, estableciendo objetivos claros, metas realistas y estrategias concretas para alcanzarlos. Esta etapa implica también la identificación de áreas de crecimiento personal, y el desarrollo de un plan de acción que incluya hitos específicos, plazos y recursos necesarios.
Un año más los invitamos a realizar la Prueba de Jano para recapitular, planificar y proyectar el año 2024 en función de un eje integrador, un propósito, un proyecto de vida. La Prueba de Jano 2024 consta de dos partes bien diferenciadas: una recapitulación, es decir una evaluación del año que se va, atendiendo a nuestros logros, metas alcanzadas, fracasos y decepciones, a fin de repasar las lecciones aprendidas. La segunda parte se enfoca en la planificación y proyección del año nuevo, estableciendo objetivos claros, metas realistas y estrategias concretas para alcanzarlos. Esta etapa implica también la identificación de áreas de crecimiento personal, y el desarrollo de un plan de acción que incluya hitos específicos, plazos y recursos necesarios.
En uno de sus viajes, el Maestro visitó una bodega que producía vinos de gran calidad y mientras caminaba entre los grandes toneles guiado por el dueño del establecimiento, hablaba con éste de religión, espiritualidad y creencias.
Desde tiempos inmemoriales, la máscara ha sido un símbolo potente, un objeto que oculta y, al mismo tiempo, revela. Imaginemos, si se quiere, la máscara como una puerta o un enlace entre dos mundos: el de nuestra identidad fabricada y el de nuestra esencia auténtica, es decir nuestra naturaleza primordial. En muchas culturas, la máscara ha desempeñado un papel crucial en rituales y transiciones vitales. En varias tribhus africanas, por ejemplo, las máscaras son mucho más que adornos rituales. En las ceremonias de paso de la juventud a la adultez, comunes en tribus como los Dogon de Malí o los Bambara de África Occidental, las máscaras no solo ocultan la identidad juvenil sino que simbolizan una metamorfosis espiritual y social. Al ponerse la máscara, el joven deja atrás su infancia y asume responsabilidades adultas, acompañadas de un nuevo estatus social y espiritual. Estas máscaras a menudo representan deidades, ancestros o espíritus de la naturaleza, integrando al individuo en una cosmovisión más amplia y conectándolo con las fuerzas vitales de su comunidad.
Decía Krishnamurti: “Ustedes y yo podemos ver qué es lo que engendra las guerras, y si nos interesa atajarlas, podemos empezar a transformarnos a nosotros mismos, que somos los causantes de la guerra”. Una nueva guerra, un nuevo conflicto. En este caso israelíes contra palestinos. A menudo, la tendencia es tomar partido rápidamente, etiquetando a unos como los buenos y a otros como los malos. Sin embargo, es crucial profundizar en la comprensión de las raíces de estos conflictos. Ya hemos abordado el tema de las guerras en este canal, especialmente durante el inicio de la guerra de Ucrania, donde discutimos el concepto de los egrégores. Pero el fenómeno bélico es, en realidad, mucho más complejo. Aunque podríamos simplificarlo y verlo como una mera guerra económica, impulsada por un poderoso lobby armamentístico que busca vender su mercancía, esta perspectiva omite factores cruciales. Las armas, en este contexto, no son la causa, sino la consecuencia. La guerra en Israel, así como los conflictos en Ucrania, Yemen, Taiwán, Etiopía, Sudán, y muchos otros, son todos consecuencia de una serie de causas y condiciones previas. Estas incluyen factores políticos, económicos, sociales y culturales, pero también, y quizás lo más importante, factores espirituales y metafísicos.
Desde tiempos inmemoriales, el sonido resonante de las campanas ha ocupado un lugar especial en las diferentes tradiciones espirituales y seculares de Oriente y Occidente. En un primer acercamiento simbólico, podemos apreciar y entender que la campana se asocia con un llamado, no solo para los hombres, sino también para los ángeles y las entidades de otros planos. Por lo tanto, a través de la vibración sonora, las campanas establecen un puente, una conexión entre el mundo físico y el mundo espiritual. En algunas ceremonias, las campanas demarcan el comienzo y la culminación de un rito, estableciendo un espacio y un tiempo sagrados. El sonar de la campana, por lo tanto y en un ámbito ritualístico, ayuda a los fieles a construir un **"domo invisible"**, al fin de proteger al templo de influencias externas, especialmente malignas. Sin embargo, para que atraigan el bien y cumplan de forma efectiva su propósito, las campanas deben estar perfectamente afinadas. Por esta razón, en su fabricación se siguen cálculos meticulosos, atendiendo a su diámetro y grosor.
Desde tiempos inmemoriales, el conocimiento iniciático ha buscado despertar en el individuo la memoria de su verdadera naturaleza y toda la enseñanza sapiencial se fundamenta en el recuerdo, entendiendo esta palabra como re (es decir, volver) y cordis (corazón), o sea volver al corazón, regresar a la esencia, atendiendo al corazón como eje y sede del Alma. A través del rito y el símbolo, los sistemas iniciáticos han utilizado diversas prácticas para que el alma despierte de su letargo y que tome el timón de la existencia, haciendo a un lado al ego que se encuentra encandilado con el mundo exterior, atrapado en ilusiones y limitaciones. Por eso se dice que el camino espiritual es un sendero de un solo paso y ese único paso es “salir del ego”, lo cual no significa matarlo ni aniquilarlo sino ponerlo al servicio de nuestro verdadero Ser.
Un escéptico burlón desafió al rabino Hilel a recitar la Torá parado en un solo pie. Aún sabiendo que se trataba de una estupidez, el sabio judío aceptó el desafío. Juntó las manos sobre la cabeza, levantó una de sus piernas y dijo en voz alta: “No hagas a tu prójimo lo que no deseas que te hagan a ti”, y bajó su pie, para aclarar enseguida: “Esto es toda la Torá, el resto son comentarios”.
"Si durante la escucha involucras todos tus recursos de atención, serás capaz de descubrir no sólo lo que el saber técnico te permite comprender, sino además la vida interior de la música y su parentesco con tu alma.” (George Balan, creador de la musicosofía) Para acceder a los temas citados en el audio, visita nuestro canal de YouTube.
Según la filosofía védica, los koshas son diferentes capas o envolturas que componen la experiencia humana integral y que pueden compararse a capas de una cebolla, ocultando nuestra verdadera naturaleza que se encuentra en el centro, en el corazón. Otra metáfora habitual para ilustrar a los koshas es la de las muñecas rusas, también conocidas como matryoshkas. Cada muñeca encaja dentro de la otra, representando las capas o envolturas que componen el ser humano. Al abrir cada muñeca, se revela una nueva capa, simbolizando la idea de que hay diferentes niveles de existencia y conciencia dentro de nosotros.
Seguimos repasando las diversas trampas que aparecen cuando transitamos el camino iniciático. La novena trampa es caer en la conspiranoia. La décima trampa es la tendencia al vuelo, es decir irse por las nubes, fantasear, olvidando nuestras responsabilidades en pro de una espiritualidad separada de la realidad. Esto tiene un nombre: escapismo, es decir que la espiritualidad puede llegar a convertirse en una droga, adictiva y perjudicial en lugar de ser una herramienta de crecimiento personal, autoconocimiento y liberación.
Todas las cosas que llegan a nosotros tienen un sentido y están subordinadas a una necesidad del alma. Esto quiere decir que las personas, los libros, las escuelas y los acontecimientos de nuestra vida aparecen porque nuestra alma necesita aprender ciertas lecciones en esta escuela rigurosa y fascinante que llamamos “vida”. Esto significa que cada experiencia y encuentro nos ofrece la oportunidad de crecer, aprender y evolucionar. Así como es afuera es adentro y, en este sentido, para el alma todo vale porque toda experiencia suma. Incluso las experiencias que podríamos calificar como negativas, como las pérdidas, los accidentes o los fracasos, pueden ser valiosas para nuestro proceso de despertar. Estas situaciones pueden sacudirnos, desafiarnos y empujarnos a salir de nuestra zona de confort. A través de ellas, podemos descubrir fortalezas internas que no sabíamos que teníamos, aprender importantes lecciones de vida y desarrollar resiliencia y sabiduría.
Seguimos repasando las diversas trampas en las que suelen caer los caminantes que transitan el sendero iniciático. Séptima trampa: El complejo de superioridad Octava trampa: El exclusivismo Conoce más sobre nuestra Orden Rosacruz Iniciática en la web www.rosacruziniciatica.org y en nuestras redes sociales.
Seguimos hablando de las múltiples trampas del sendero iniciático, en este caso: Cuarta trampa: el coleccionismo. Quinta trampa: el postureo. Sexta trampa: Confundir el mapa con el territorio. Este episodio continuará con una nueva entrega de "trampas en el camino". Podcast de la Orden Rosacruz Iniciática. www.rosacruziniciatica.org