¿Eterno niño feliz? ¡Yo también! ¿Te gustan las historias? ¡Te regalo un libro en formación! Una Bitácora de Aventuras, que ando llenando con historias; algunas de la vida real, algunas de mundos paralelos, y otras, simplemente fantásticas, vividas junto al Gran Augusto, el pequeño duende de compañí…
Durante toda la historia de la humanidad, aprendimos, crecimos y nos expandimos por medio de las historias, y nuestro cerebro moderno lo sabe. Una historia tiene la capacidad de cambiarte la vida, sobre todo si esa historia, es una nueva historia que decides contarte sobre ti misma. Tu mente se divide en dos, 10% es la mente consciente, la de la fuerza de voluntad, lógica y analítica, y 90% es tu mente subconsciente, la de la imaginación, los hábitos, las creencias, y las funciones corporales. Ese 90% subconsciente aprende por metáforas y relaciones entre conceptos, y una buena historia habla el lenguaje de ese 90% de tu mente. Este espacio está hecho para ayudarte a cambiar tu historia, demostrandote, que hay muchas maneras de vivir tu vida, y que conseguir esos cambios que tanto deseas, puede ser tan sencillo, como jugar y dejarte sorprender. Si quieres ir más profundo aún en tu transformación, te invito a tomarte una Pausa, y utilizar la hipnoterapia como agente de cambios. Puedes ir a tupausa.com, el app de grabaciones de hipnosis que cree para ti. Y sabes que? No practico la hipnoterapia de cualquier manera tradicional. Si te encantan estas historias, te encantará mi estilo único de transformar tu subconsciente, una historia a la vez. Nos vemos en tu próxima Pausa. https://www.tupausa.com/ https://www.nataliapujols.com/
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Pronto te cuento otra historia, mientras tanto, asegúrate de conectar conmigo en mis otros espacios, para que puedas seguirle el paso a esta aventura contada a través de múltiples plataformas. Te recuerdo que si quieres conectar con esa sabiduría que ya está en ti, ofrezco sesiones de hipnosis, la herramienta que escogí para la sanación integral. Y qué es eso de integral? Simplemente, que la sanación empieza desde adentro, en ese descubrirte desde adentro, y aquí estoy para ayudarte a hacer justo eso. En las notas del programa te dejo todos los enlaces que necesitas para que conectemos, pero la mejor de todas es a través del Newsletter, en el que te envío historias directamente a tu inbox. https://nataliapujols.com
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Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición La Historia Detras de la Historia 072 - 093 Historia Marron Espero que todo lo que comparto contigo te sea útil, y si es así, compártelo con alguien más, para seguir juntándonos en este espacio Te recuerdo que si conectar con tus guías es algo que te interesa, puedes reservar tu espacio para Conecta con tu Duende. Este curso está dirigido a todo aquel que esté interesado en conectar con sus guías, y seguir aumentando su percepción Estos son los temas que trataremos: Tienes un guía Cómo conectar con tu guía Señales de tus guías La eterna niñez, para qué nos sirve y para qué no El inconsciente, y cómo influye en cada aspecto de tu vida Técnicas para reprogramar tus creencias Técnicas de meditación Entre muchos otros temas El curso tendrá un cupo limitado, porque la mejor parte comienza después del curso, con un acompañamiento de 4 semanas, en el que estaremos incorporando todo lo aprendido durante el curso. Así que ya sabes, si entiendes que soy la persona adecuada para guiarte en ese proceso, pasa por las notas del programa para que reserves tu espacio, yo estaré honrada de acompañarte. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición La Historia Detras de la Historia 054 - 071 Historia Marron Espero que todo lo que comparto contigo te sea útil, y si es así, compártelo con alguien más, para seguir juntándonos en este espacio Te recuerdo que si conectar con tus guías es algo que te interesa, puedes reservar tu espacio para Conecta con tu Duende. Este curso está dirigido a todo aquel que esté interesado en conectar con sus guías, y seguir aumentando su percepción Estos son los temas que trataremos: Tienes un guía Cómo conectar con tu guía Señales de tus guías La eterna niñez, para qué nos sirve y para qué no El inconsciente, y cómo influye en cada aspecto de tu vida Técnicas para reprogramar tus creencias Técnicas de meditación Entre muchos otros temas El curso tendrá un cupo limitado, porque la mejor parte comienza después del curso, con un acompañamiento de 4 semanas, en el que estaremos incorporando todo lo aprendido durante el curso. Así que ya sabes, si entiendes que soy la persona adecuada para guiarte en ese proceso, pasa por las notas del programa para que reserves tu espacio, yo estaré honrada de acompañarte. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
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Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición La Historia Detras de la Historia 000 - 017 Historia Marron Espero que todo lo que comparto contigo te sea útil, y si es así, compártelo con alguien más, para seguir juntándonos en este espacio Te recuerdo que si conectar con tus guías es algo que te interesa, puedes reservar tu espacio para Conecta con tu Duende. Este curso está dirigido a todo aquel que esté interesado en conectar con sus guías, y seguir aumentando su percepción Estos son los temas que trataremos: Tienes un guía Cómo conectar con tu guía Señales de tus guías La eterna niñez, para qué nos sirve y para qué no El inconsciente, y cómo influye en cada aspecto de tu vida Técnicas para reprogramar tus creencias Técnicas de meditación Entre muchos otros temas El curso tendrá un cupo limitado, porque la mejor parte comienza después del curso, con un acompañamiento de 4 semanas, en el que estaremos incorporando todo lo aprendido durante el curso. Así que ya sabes, si entiendes que soy la persona adecuada para guiarte en ese proceso, pasa por las notas del programa para que reserves tu espacio, yo estaré honrada de acompañarte. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición La Historia Detras de la Historia 000 - 017 Historia Marron Espero que todo lo que comparto contigo te sea útil, y si es así, compártelo con alguien más, para seguir juntándonos en este espacio Te recuerdo que si conectar con tus guías es algo que te interesa, puedes reservar tu espacio para Conecta con tu Duende. Este curso está dirigido a todo aquel que esté interesado en conectar con sus guías, y seguir aumentando su percepción Estos son los temas que trataremos: Tienes un guía Cómo conectar con tu guía Señales de tus guías La eterna niñez, para qué nos sirve y para qué no El inconsciente, y cómo influye en cada aspecto de tu vida Técnicas para reprogramar tus creencias Técnicas de meditación Entre muchos otros temas El curso tendrá un cupo limitado, porque la mejor parte comienza después del curso, con un acompañamiento de 4 semanas, en el que estaremos incorporando todo lo aprendido durante el curso. Así que ya sabes, si entiendes que soy la persona adecuada para guiarte en ese proceso, pasa por las notas del programa para que reserves tu espacio, yo estaré honrada de acompañarte. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición Un mini libro que dividí por miedosa Historia Azul El año pasado escribí este mini libro, y tenía toda la intención de publicarlo gratis en pdf con unos dibujitos medios mal hechos que había hecho. Como no soy una tremenda dibujante, no me gustaron, y decidí no hacerlo. Como también me daba complejo creerme tita escritora y publicar un mini libro virtual, lo dividí en un par de bitácoras, y hasta lo publiqué en fechas salteadas, para que fuera difícil escucharlo de un solo tiro, por si no gustaba mucho, al menos podía usar de excusa que eran un par de bitácoras. En pequeñas decisiones como esa se esconde el miedo, y estoy aquí para repetírtelo, porque estoy segura que te escondes también detrás de alguna decisión pequeña. Aprovecho que estamos en medio de mi reto de contarte la historia detrás de la historia de cada episodio durante este mes, y te cuento que toda esta historia surgió de un día que fui con mis hijastros al parque, y todas las paradas que hicimos en el camino. Estaba en el pico de mis mareos, y ponerme a escribir historias fantasiosas sobre la vida diaria era uno de mis mejores remedios. Aquí te lo dejo completo, uniendo todos los episodios que un día separé por miedosa, probablemente sea el episodio más largo de este podcast, a mi me encanta mantenerlo breve, pero hacerlo, y ser vulnerable para darte el ejemplo, lo ameritaba. Date la vuelta por instagram para que me sigas acompanando en la historia detras de la historia, y de paso cuentame algo, tu opinion, una historia, lo que quieras, me encantara conocerte mejor. Espero que todo lo que comparto contigo te sea útil, y si es así, compártelo con alguien más, para seguir juntándonos en este espacio Te recuerdo que si conectar con tus guías es algo que te interesa, ya tenemos fecha para la tercera versión del curso online Conecta con tu Duende, que será el domingo, 1 de agosto de 2021. Este curso está dirigido a todo aquel que esté interesado en conectar con sus guías, y seguir aumentando su percepción Estos son los temas que trataremos: Tienes un guía Cómo conectar con tu guía Señales de tus guías La eterna niñez, para qué nos sirve y para qué no El inconsciente, y cómo influye en cada aspecto de tu vida Técnicas para reprogramar tus creencias Técnicas de meditación Entre muchos otros temas El curso tendrá un cupo limitado, porque la mejor parte comienza después del curso, con un acompañamiento de 4 semanas, en el que estaremos incorporando todo lo aprendido durante el curso. Así que ya sabes, si entiendes que soy la persona adecuada para guiarte en ese proceso, pasa por las notas del programa para que reserves tu espacio, yo estaré honrada de acompañarte. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición La Historia detrás de la Historia Historia marron Hace un tiempo no me escuchas por aquí, y quiero contarte que los motivos me emocionan. 94 episodios después del lanzamiento de este podcast, me di cuenta de que no estaba siendo tan abierta como quería (y creía que estaba siendo), y entendí que tenía temas que trabajar, empezando por la inseguridad y otros complejos con la exposición. Sí, pensaba yo que andaba toda segura con mi decisión de irme a trabajar 100% con mi proyecto de historias y sesiones de sanación, pero en un rincón se escondía la duda. Esa duda me llevó a tomar un proyecto como consultora que aunque disfruté, sabía que no quería hacer. Detrás de esas pequeñas decisiones se esconde el miedo y la falta de confianza en mí misma. Quisiera decirte que atrás quedó esa falta de confianza, pero te estaría mintiendo. Mejor, te cuento cómo voy a trabajar esa inseguridad, esperando que puedas usarlo de ejemplo y que te ayude a ti a soltar la inseguridad. Para esto, te pido que me acompañes en instagram, donde cada día durante el mes de julio, te contaré “la historia detrás de la historia” de cada uno de los episodios, con menos filtros y menos preocupación por tu opinión al contarte, porque todos sabemos lo poco producente que es esa preocupación, aunque no queramos decirlo en voz alta. Estoy emocionada, y deseosa, no solo de sanarme mientras conecto contigo, sino de darte un ejemplo de cómo puedes hacerlo tú. Y recuerda, #SanarEsOrdinario, no te sientes a esperar un milagro de sanación, el milagro real, es poder ver lo que se esconde detrás de tu situación, y tomar acción para sanar. Suscríbete al podcast, y mantente atento, porque el 1 de agosto venimos con nueva temporada, con una historia que amé escribir, y que estoy loca por compartir contigo. Te espero durante todo el mes de julio, en #LaHistoriaDetrasDeLaHistoria Espero que todo lo que comparto contigo te sea útil, y si es así, compártelo con alguien más, para seguir juntándonos en este espacio Te recuerdo que si conectar con tus guías es algo que te interesa, ya tenemos fecha para la tercera versión del curso online Conecta con tu Duende, que será el domingo, 1 de agosto de 2021. Este curso está dirigido a todo aquel que esté interesado en conectar con sus guías, y seguir aumentando su percepción Estos son los temas que trataremos: Tienes un guía Cómo conectar con tu guía Señales de tus guías La eterna niñez, para qué nos sirve y para qué no El inconsciente, y cómo influye en cada aspecto de tu vida Técnicas para reprogramar tus creencias Técnicas de meditación Entre muchos otros temas El curso tendrá un cupo limitado, porque la mejor parte comienza después del curso, con un acompañamiento de 4 semanas, en el que estaremos incorporando todo lo aprendido durante el curso. Así que ya sabes, si entiendes que soy la persona adecuada para guiarte en ese proceso, pasa por las notas del programa para que reserves tu espacio, yo estaré honrada de acompañarte. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro día que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. El otro día estaba analizando mi gran meta de este año, que es llegar a la mayor cantidad posible de gente. Es gracioso, cuando más uno se organiza para sus metas, más se tranca y llegan las trabas por donde ni existen. … Historia Violeta Bitácora de aventuras, edición de uno en uno se juntan muchos Historia Violeta Hace unas semanas nos fuimos a acampar a la finca, por primera vez después de casi 6 años de conseguirla. Este trayecto hacia lo que quiero hacer y en quien me quiero convertir, ha estado lleno de trabas, que debo confesar, que me he puesto yo misma mentalmente. Pero qué te puedo decir, creo que es algo que nos pasa a todos. Nos quedamos en el terreno de nuestra única vecina, la gran Rosita, y de quien en verdad debería hacer una bitácora para contarte, y que aprendas tanto de ella, como nosotros en estos casi 3 años desde que la conocemos. Sí, ya sé que hiciste el cálculo, me tomó conocer a Miguelo conocer a la vecina que sabía que estaba ahí, y que por mis ansiedades sociales no había hecho el esfuerzo por conocer. Las buenas noticias son que la vida siempre te envía lo que necesitas, y a mí me enviaron un novio con un porcentaje de sociabilidad completamente inverso al mío. Él es un alcalde, donde sea que lo tires. Por allá anduvimos, jugando con los patitos, las gallinas y los animales, y de paso, ayudándola a recoger el café silvestre que crece en su lindo bosquecito. Sin remedio, mientras recogía café, me vino la pregunta existencial sobre mi meta de alcanzar a más personas que tengo este año. Con un granito en la mano, le pregunté a Augusto si iba por donde era y me dijo: si hoy llegaste a una persona, y mañana llegas a otra, ya serán 2. Lo miré cínicamente por la clase innecesaria de matemáticas en medio de una pregunta filosófica. Se rió y me dijo: si trataras de recoger todos los cafés que maduraron, a la misma vez, y con tus 2 manos, ¿podrías? Y le dije: bueno, podría agarrar los que me quepan en las manos, ponerlos en un envase y después volver a recoger más y... Me miró con su cara de: si entiendes eso, no tengo nada más que explicar. Seguí recogiendo café, y le dije: claro, llegaré a todos los árboles, y por consecuencia recogeré cada grano de café, pero no los recogeré todos a la misma vez. Primero iré por un árbol, luego descanso, voy al siguiente, y así. Al cabo de unas horas, ya tendré en el envase todos los granos de café. Me miró con un gesto burlón de: por fin llegaste, y siguió brincando entre las ramitas. Los duendes son así, juguetones, inocentes, no se burlan exactamente de ti, más bien, es que para ellos todo es tan sencillo, que les sobra mucho tiempo para reír, y jugar. Mientras recogía el café, no pude sino empezar a fijarme en cada granito que recogía, de qué rama venía, cómo era esa rama, en qué estado estaba, seca, con muchas hojas, delicada, fuerte si había dado muchos granos esa ramita, o si había dado pocos, si eran grandes, pequeños, más rojitos, menos rojitos. Que muchos detalles y diferencias tienen, aun pareciendo iguales. Que muchos detalles, que a simple vista no había podido ver. Que mucha observación y detenimiento se requiere, para realmente conocer algo… “O a alguien”, me interrumpió Augusto. Le sonreí, y le dije: ya entendí. Durante mucho tiempo, estuve bastante aislada, y a decir verdad, lo que me agobiaba de las redes sociales, era toda la información de cada persona que había puesta ahí. Me resultaba bien extraño, que alguien quisiera compartir tanta información, muchas veces con extraños. También, sentía que en cierta manera, estaba husmeando en la vida ajena, conociendo todo sobre sus hijos, logros y tristezas. Sentía que si algún día los veía de frente, sería extraño para ellos que yo reconociera a sus hijos, y supiera que se acababan de graduar de Kinder, aun sin haberles visto en 10 años. Augusto se rió otra vez, ese tipo de preocupación de mi parte siempre le ha dado mucha gracia. Me dijo: tú no los obligas a compartir nada contigo, ¿no se te ocurre que quizás eso que tanto te preocupa, a ellos no les importa en lo más mínimo? Y se echó a reír. Sin remedio, me eché a reír con él. A veces me molesta que tenga razón, si no compartía su opinión inicialmente. Pero es que así somos, obstinados, para eso nos acompañan, para guiarnos, para darnos nuevas y más amplias perspectivas. No importa si llego a un millón de personas, si en el camino, no me enfoco en conocerlas mejor, y buscar qué puedo aprender de cada una de ellas. Estas semanas me dediqué a ir a diferentes perfiles, de personas que hace mucho no veo, de contestar mensajes que ahí estaban, y que por pura vagancia no contestaba. A simplemente interactuar con otros, y conocerlos. Es increíble lo mucho que podemos llegar a asumir sobre otros, y cómo esa percepción se derrumba, con pequeñas interacciones. Eso me pasó más veces de las que quisiera admitir esta semana, pero fueron buenas bofetadas de información nueva. No puedo esperar que otros deseen interactuar, o escuchar lo que tengo que decir, si no hago el ejercicio yo primero. Ya sé, eso no es un gran descubrimiento, pero para alguien tan retraído como yo, casi casi lo es. Terminamos de recoger el café, y le llevamos la paila a Rosita, que tiene todo lo necesario para tostarlo, molerlo, y más adelante compartirlo con sus recién conocidos, pero no tan nuevos vecinos. 25 de mayo de 2021 Esta semana comencé un ejercicio que me envió María de Mi Tech Person (aka la que me está ayudando a meterle mano finalmente a las redes sociales) de hacer más interacciones, y un par de cositas que verás por allá en Instagram. Confieso que me dio pereza solo leer lo que tenía que hacer, pero como yo o me tiro de casco o no hago nada, me fui de cabeza a hacerlo. ¡Y fue super divertido! También te confieso que cuando empezaron a llegar las preguntas en el cuadrito apagué el celular y me acosté a dormir, pero después se me pasó y me emocioné contestando. De hecho, acabo de hacer una pausa para ir a contestar un mensaje que entró. Quizás la cantidad de personas a las que llegue este año no será la que imaginé cuando empezó, pero sabes qué, ya le quité la importancia al número, para enfocarme en conocerte mejor a ti, que ya llegaste hasta aquí. Así que... ¿qué estás esperando? Vete a contarme algo por allá, que quiero escucharte. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. En el live de esta semana te hablaba sobre la Duda, y cómo nos informa sobre nuestros procesos. Te contaba que por años me escondí, detrás de un trabajo, detrás de un personaje de dibujitos, detrás incluso del título de este podcast. Algo que quedó tan escondido que ni siquiera sé entendió, fue a qué me refería con eso de los "niños eternos", y hoy vengo a contarte un poco más sobre eso, y decidida a dejar de esconderme. Bitácora de aventuras, edición los niños eternos quizas no son lo que creias: Historia Amarilla Cuando comencé este proyecto, te hablaba de los niños eternos cada 5 segundos, y ahora que lo pienso, creo que nunca lo expliqué muy bien, pues incluso mentores en este proceso de convertir mi idea de contar historias para juntar niños eternos en un negocio que ayude a otros, pensaban que hablaba de escribir cuentos para sus niños. Me encantan los niños, son mis almas gemelas y mis mejores amigos, pero no, este no es un espacio para niños, si lo fuera, hubiera cuidado un poco mi lenguaje y todos los puñeta que se me zafan cada 5 minutos. Este espacio, y en verdad todos mis espacios, están dirigidos a niños eternos, como yo… y como tú también, porque si no lo fueras, no estarías aquí. Los "mayores de 5 años" como les llama Augusto, no pueden andar demasiado rato pegados a los niños eternos, a menos que anden en el proceso de recordar la Gran Ciencia del Balance. ¿Qué es un niño eterno? Un niño eterno es una persona que decide, activamente, enfrentar lo que La Vida le trae con inocencia, con ojitos y actitud de niño. Esa práctica, que no comenzó siendo a propósito, pero cuando vi los beneficios que trae decidí hacerlo conscientemente, me ha traído grandes bendiciones, y el propósito de empezar este proyecto, que comenzó con este podcast, es ayudarte a ti a ver la vida desde esa perspectiva de niño eterno. Cuando comencé a tomarme en serio este proyecto en el 2014, tuve la oportunidad de perder un gran amor, un espacio de trabajo que amaba, y que me viró la vida de patas pa arriba, de buena manera. Al perder ese gran amor, tuve el tiempo de participar activamente en la crianza de una de mis sobrinas, la hermosa Emma Sofía, que hoy tiene 6 años. Tan pronto nació, mi vida se transformó, y aunque tengo muy buenas amigas y amigos, para mi se convirtió en mi mejor amiga y la que más me ha enseñado sobre la vida. Después de ella, con ese tiempo que gané, también participé más de la crianza de mis primeros sobrinos, y pude entender tantas cosas sobre la vida, que cada vez que lo pienso no puedo evitar reírme culecamente. Ahí resurgió mi conexión con Augusto, y con los demás guías, que antes de atreverme a hablar abiertamente del tema, les decía los duendes. Hoy en día tengo la bendición de participar de la crianza de mis hijastros, y cada día esa conexión aumenta, gracias a ellos, y gracias a todo lo que ellos me van enseñando. Cuando comencé a contarte estas historias, te contaba que: "nacemos sabiéndolo todo, y olvidamos todo al crecer", y es que si solo te sientas 5 minutos con un niño, y REALMENTE lo escuchas, realmente con mayúsculas y muchos asteriscos para recalcar la importancia en el realmente escucharlos... si te sientas 5 minutos con un niño, te darás cuenta de que tienen todas las soluciones, las más sencillas y mejores soluciones a todos nuestros "problemas". Para ellos no existen los problemas, ¿y sabes por qué? Porque realmente no existen los problemas, fuera de lo que nosotros mismos provocamos para luego llamarle problemas. Te regalo 10 segundos de silencio para que bajes esa bofetada de amor, y entierres la palabra problema y te despidas de ella… Ahora seguramente estás pensando por qué 10 segundos y no 1 minuto como siempre se hace y "es correcto" hacer. Augusto, y los sabios niños a mi alrededor, me enseñaron que no hace falta darle largas a los asuntos. ¿O acaso has visto alguna vez a un niño que alguna molestia le dure tanto como a un adulto? Nah, ellos no pierden tiempo, ni cogen lucha con nada. Coge ejemplo, y aplica, te hará bien, te lo prometo. Coge eso último como quizás la primera lección en tu ruta a la eterna niñez: no pierdas tiempo, ni cojas lucha con situaciones innecesariamente. Párateles de frente, haz lo que puedas hacer, salte, y continúa, sabiendo que todo lo que podías hacer, ya está hecho. Te dejo una tarea para esta semana: si tienes la dicha de tener niños a tu alrededor, hazle estas preguntas: ¿Qué es el famoso lunes? ¿Qué es trabajo? ¿Qué es jugar? ¿Por qué juegas? ¿Qué es un adulto? ¿Qué es un niño? ¿Qué es amor? Antes de hacerle esas preguntas, contéstalas tú primero, y escríbelas, o mejor aún, escríbemelas a mi, que quiero escucharte. Después, pregúntaselas a ellos. Te aseguro, sin temor a equivocarme, que sus respuestas son 10 veces más sabias que las tuyas, aunque no te guste o no quieras aceptar eso. ¿Sabes por qué sé con tanta certeza que estoy en lo cierto en eso de que son más sabias que las tuyas? Porque los niños a esa edad todavía no han pasado por el proceso de acondicionamiento que los adultos ya han pasado. Son más fieles a sí mismos, a sus instintos, a su corazón, a los duendes, a sus guías. No viven preocupados por la opinión de los demás, sobre ellos mismos o sobre otras cosas de la vida en general. Ahora te doy otra tarea: visita alguna creencia, alguna preocupación o situación que tengas ahora mismo. Piénsalo bien, ¿qué pensabas sobre eso cuando eras niño o niña? Evalúa ambas posturas, la actual vs la original y dime: ¿cuál de las 2 te trae más felicidad? ¿Cuál de las 2 es más sencilla? ¿Qué situación o educación exterior a ti te hizo tomar tu postura actual? Eso último, es un programante, y no tiene nada que ver con tu versión más pura, original. Si haces este ejercicio con toda situación, con cada conflicto, te darás cuenta de que hoy en día estás lejos de tu versión más pura, y aunque la mayoría de las enseñanzas y programas que traemos fueron grabados en nosotros en amor y con buenas intenciones, no dejan de alejarnos de nuestra esencia, y esa distancia nos mantiene en un estado de búsqueda constante. Lo que buscas, no está afuera, está adentro, guardado, solo lo olvidaste, pero sigue ahí. A esto, Augusto le llama el recordar, y al que lo logra, le llama Los Recordadores. La Gran Ciencia del Balance, en gran medida, es regresar a esa esencia. Hace unos años empecé a estudiar la Kabbalah, y una de las enseñanzas que más se me quedó grabada, y que hasta hoy no analicé por qué, fue: "The soul is pure", tengo grabado hasta el tono del lector del audio libro. "The soul, is pure", el alma es pura. Y es que así venimos, puros, conectados a lo divino, sin ponerle nombres a lo divino. Un niño no tiene religión al nacer, pero conoce más de la divinidad que muchos de nosotros, por eso siempre nos inspiran amor, plenitud, paz. A eso, debemos aspirar cada día, a vivir la eterna niñez, a ser niños eternos. Para el episodio de hoy, decidí irme a una plaza a escribir, como hacía antes de la pandemia, y como te imaginarás, por allá me enviaron señales por todas partes. Como siempre te digo, las señales de los guías no son seres con alas, la gran mayoría de las veces. La plaza estaba llena de niños, por cualquier esquina que mirara. No es normal en esta plaza, pero sí era de esperarse hoy, que me tocaba contarte sobre estos maestros, y exhortarte a vivir como un niño eterno. Te cuento que esta semana tuve una lección inesperada (y hasta molestosa) de parte de mi hijastra, sobre mi manera de participar de su crianza, y es que, cuando decides meterte en esto de ser un niño eterno, tu forma entera de ver la vida, se transforma. Espero encontrarme contigo el martes en el episodio de Sanando con tu Duende, para contarte esa historia. Me despido por hoy, feliz de entrar en esta nueva etapa, de ir dándole más forma a mi proyecto, de ir explicando sin miedos de qué va todo lo que he aprendido de Augusto, sin disfrazarlo, ni hablar en claves por el miedo a exponerme. Te cuento, que esta semana por primera vez uso mi nombre completo, en las redes sociales y aquí, y que incluso lo usaré en mi página web, que ya se está cocinando, y que cuando esté ready te contaré un poco más sobre ella. Te recuerdo que este próximo 22 de mayo arrancamos con el curso Conecta con tu Duende, un programa de un mes, en el que te ayudo a conectar con tus guías, y a vivir como un niño eterno. Así que ya sabes, si te interesa, por allá te espero, en las notas te dejo toda la información. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición Deja el llanten y Muevete: Historia Roja Hoy te traigo una historia sin guion, y puede que estas notas cuenten esa historia mas adelante, por hoy, dale play. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Ayer, en medio de la celebración del fin de la vida laboral y el comienzo de la vida laboral autogestionada me entró un mareo brutal. Terminé en el hospital, por eso de comenzar esta nueva vida con el pie derecho y con un jalón de orejas, como siempre… Historia Chinita Bitácora de aventuras, edición El Fin y el Comienzo, papelón incluido Historia Chinita Tengo la buena / mala costumbre de que cuando voy a hacer algo me voy de casco y lo hago tan bien como es posible dentro de mis capacidades. El problema viene cuando quiero estirar un poco de más esas capacidades. Eso lo hago con frecuencia. Andaba toda contenta de cerrar un capítulo, pero por el otro lado, me preocupaba un poco (pensaba yo que era un poco) el hecho de que por primera vez en casi 20 años no tendría un ingreso externo asegurado. Yo siempre he sido muy buena administradora, y siempre tengo suficientes ahorros para estar casi un año sin trabajar. Sin embargo, esta vez, a diferencia de otras veces, tengo una familia. Si soy yo, agarro la caseta de campaña y me voy a vivir a la finca hoy mismo, pero con 2 niños de 6 y 7 años no es tan sencillo hacer ninguna transición de un día a otro. Como siempre, mi cuerpo habló lo que yo no quería aceptar, y justo en los últimos días, empecé a sentir sensaciones extrañas. Como no me tiraban en la cama ni me incapacitaban, lo seguí de largo y seguí con mi rutina normal. Te abundo un poco más sobre los síntomas en específico en el episodio 8 del otro podcast, Sanando con tu Duende, pero en resumen, mi cuerpo estaba tratando de hablar por medio de los síntomas. Empezando mi semana, y mi primer día de consultoría con 2 proyectos que tengo, me hice la agenda semanal exactamente igual a la que hacía con mi antiguo trabajo. Sin mucho tiempo para detenerme a pensar, acaparando cada día un momento para adelantar tareas. Rewind a diciembre del año pasado… Una de las razones principales por las que ya no quería seguir en ese trabajo era porque había entrado en un punto en el que trabajaba todos los días; se suponía que serían 4 horas diarias así que dije, bien, no necesito días libres. Estaba equivocada, no estaba bien, también me equivoqué al pensar que realmente serían 4 horas diarias, sabiendo que siempre surgen imprevistos. Todos necesitamos un descanso, parar de vez en cuando. No lo estaba haciendo, y eso me drenó y me llevó a querer abandonar por completo algo que en cierto punto disfruté mucho, en un espacio y con personas a las que adoro. Cuando renuncié, me prometí a mi misma que me organizaría para nunca volver a cogerle repelillo a algo que me gustara tanto. Y aquí estoy, mirando mi agenda y riéndome de mi misma porque lo volví a hacer. Y lo más gracioso es que en verdad no lo hice igual, lo hice peor, con menos tiempo libre y sin ningún día libre. Así somos, criaturas de hábito, para bien o para mal… La buena noticia es que mi cuerpo se encargó de enviarme el memo por medio de las batiseñales, literalmente batiseñales… eso lo vine a entender hoy. Fast-forward al lunes…. Me levanto sintiéndome como culo, pensando yo que tengo como una monga desde el miércoles pasado, que les contaba en el live. Llevo varios días así, como cansada y con mucha alergia y congestión, pero como es algo que me pasa todos los años para esta fecha, y “como tengo muchas cosas que hacer”, lo ignoro, y me visto para salir. Esa mañana se le añadió ardor al orinar a los síntomas, pero también lo ignoro y tomo mucha agua para "curarlo". Llego al sitio de la reunión de la consulta que tenía, y de inmediato encendí el chip de “estoy bien, momento de trabajar”, y como es algo que disfruto, hasta bien la pase y no sentí absolutamente ningún síntoma estando allí. Salgo de esa reunión y le digo a Miguelo que fuéramos a almorzar, por eso de celebrar “el fin de la era laboral de casi 13 años en ese lugar”, antes de dirigirme a la segunda reunión, de un segundo proyecto de consulta que tengo. Tú sabes, me conseguí 2 trabajos empezando justo el primer día de “libertad”, porque así soy, obstinada. Tan pronto llegamos al sitio a almorzar, mi cuerpo se empezó a volver todo loco, me dieron escalofríos, cabeza ligera, náuseas y todo lo que te puedas imaginar que me envió mi cuerpo para decirme: "hola, estoy aquí, deja de ignorarme". Guardé la mitad del almuerzo, cancelé la segunda reunión del día, y llamé a teleconsulta, jurando que me dirían que me llamaría un médico como ha sido en el último año. Al evaluar los síntomas me mandaron a ir a sala de emergencias. Yo tengo un PTSD malo con las salas de emergencias, por todas las veces que tuve que ir sabiendo que me dirían: no sé lo que tienes, maneja los síntomas. Fui más veces a sala de emergencias en esos 2 años de enfermedad misteriosa que en los últimos 15 años. Eso, y que por la pandemia he tratado de no usar espacio en el hospital si no lo considero de vida o muerte. Allí me atendieron, y cuando salieron las pruebas, los números de los laboratorios estaban bien a lo loco. Una vez tuve una infección de orina que me llegó casi a los riñones, de esa semana en cama salió mi dreadlock, Raulito, del que te he contado en otros episodios. Pero ni siquiera en esa ocasión los números estaban tan altos. Había un resultado que debía estar en 1,200 y estaba en más de 6,000; otro que debía estar en 9 y estaba en 21; y otro que debía estar en 44 y estaba en 770. Una infección en esteroides, tú sabes, mi cuerpo cuando se enferma se va de casco. Resultó que la “monga” que tenía era simplemente que estaba tratando de combatir la infección y me bajaron las defensas. Cuando venía de regreso del hospital, yo decía, ¿cómo es posible que tienes esos números, que llevas días sintiendo pequeños síntomas, y ni te enteras? ¿Cómo es posible que aun con esos números, por poco sigues ignorando y minimizando los síntomas? ¿Cómo no te enteras de lo que te va diciendo tu cuerpo? Estás a lo loco Natalita. Lo más triste es que no es la primera vez que pasa, pero al menos me propuse que sea la última. Cuando estaba por quedarme dormida anoche, Augusto me levantó para recordarme dos imágenes que me había hecho mirar justo después de salir del lugar al que fuimos a comer: stickers y diseños de Batman en el carro estacionado al lado de nosotros y stickers de Batman en un carro frente a nosotros en la autopista de camino al hospital. Le dije que estaba tratando de dormir, que hablábamos al otro día, y me trajo la imagen de mi amigo Jorge, el esposo de una buena amiga al que le encanta Batman. Cuando vi su cara le dije: "ok Augusto, Batman, ya entendí que quieres hablar de él, ahora dime qué es para poder acostarme a dormir". No me dijo nada, y me acosté a dormir. Por la mañana cuando abrí los ojitos me dijo: “estabas ignorando las Batiseñales de tu cuerpo”, y me miró con cara de “pues, que vamos a hacer contigo” seguido de su clásica sonrisa de cuando está todo emocionado y a punto de decir: “¿o quieres quieres dejar x cosa atrás?” Es una de mis sonrisas favoritas en el mundo, y se parece a la de la escena del Grinch transformándose en el empleado del front desk del hotel en la película de Home Alone 2. No sé por qué esa escena marcó tanto mi vida, si no sabes cuál es, te dejé el video colgado en las notas. Yo la revivo cada vez que Augusto me hace esa invitación. Acepté la invitación, como en tantas otras ocasiones, y decidí tomar la mañana de hoy libre, y separar unas horas en la noche para cambiar por completo mi nueva agenda de trabajo semanal, que a petición de Augusto, será 100% lo que me dé la gana, y 100% diferente a todas las anteriores, incluyendo añadir mi hora de caminata y yoga diaria. 30 de marzo de 2021 Interesante comienzo de la "nueva vida" que he tenido, te cuento esta historia acurrucada en la cama y disfrutando los beneficios que la tecnología nos regala, de poder escribir acostada, también por eso de acostumbrarme a hacer las cosas de una manera realmente nueva, y no traerme prácticas antiguas que vengan a dañar esta nueva aventura de trabajar por mi cuenta. Hace 10 días fue el primer curso, Conecta con tu Duende, y la pasamos tan bien que estoy que no quepo de la emoción por empezar en 12 días la segunda parte del curso, que estoy preparando, de la mano de Augusto como siempre. Esta segunda parte, será un acompañamiento de 4 semanas, para ayudar a incorporar lo aprendido a la vida diaria, y a convertirlo en un hábito. Si no te pudiste apuntar en el curso esa primera vez, ¡te tengo buenas noticias! Lo estaremos haciendo de nuevo el sábado, 17 de abril, así que si te apuntas a conectar con tus guías, allá te espero, estaré honrada de guiarte en tu proceso. Si te interesan los temas de sanación, te invito a escuchar el episodio de hoy del podcast Sanando con tu Duende, en el que profundizo en esta enfermedad que estoy pasando, desde el punto de vista de la sanación integral que se trabaja en las sesiones. ¡Y otra noticia antes de irme! Me invitaron a hacer una colaboración en otro podcast, y como era de esperarse, esto que estoy viviendo me está ayudando a preparar lo que estaremos compartiendo la próxima semana. Ya pronto te iré dejando más detalles. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ https://www.youtube.com/watch?v=9-EXnXoZQaM - Minuto 2:20 Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Esta semana me llego una invitacion de parte de Naelia, una hermosura de muchacha que me regaló el mundo del podcasting, a contarles 8 cosas que no saben sobre mi, y a eso vamos hoy… Bitácora de aventuras, edición 8 cosas que no sabes sobre mi: Historia Marron Lo primero que pense al recibir la invitacion fue pichar, obviamente, como siempre hago, y despues me recorde a mi misma que ando en un proceso de soltar mis patrones de pichaeras de esos tipos, o al menos minimizar la frecuencia… Para contarte esta historia, quiero invitarte a sumergirte en este mundo mio al que le llamo La Princesa y de paso contarte un poquito de cada una de las versiones de mi misma. Por si eres nueva en este espacio, te cuento que La Princesa es un mundo fantastico, en el que tengo aventuras con mi duende y guia, El Gran Augusto. Cada una de estas historias esta impregnada de la sabiduria de este guia que me acompana, y llevaba un par de anos recopilandolas en un libro que un dia que no sea hoy pienso publicar. En lo que ese dia llegaba, un dia decidi compartir fragmentos a traves de podcast, por eso de ir inspirandote en el proceso, en lo que conectas con tu duende. Si, tienes un duende, todos tenemos uno, y esta loco de que conectes con el. Lista para sumergirte? Vamos por pasos, de 8 en 8 para ser mas exacta en la cantidad de pasos. Natalia, en su version mas completa por llamarle de algun modo, que es marron Cuando tenia unos 8 anos, tuve mi primer encuentro con seres extrafisicos - Creo que te conte por encima en un episodio, eran unas lucecitas brillando por encima de nosotros, frente a mi casa. Nunca las he vuelto a ver, aunque si las siento a diario No escucho podcasts, es una experiencia drenante para mi - Tengo ansiedades sociales bien fuertes, algunas dificiles de explicar. Aunque me encanta aprender, y promuevo (y tengo) podcasts, 2 podcasts, para ser mas exacta, la verdad es que se me hace bien dificil escucharlos, sobretodo si son en formato de entrevista. La razon es porque para mi se siente como una experiencia social. Normalmente, busco las transcripciones de las entrevistas, y si no las encuentro, me pierdo la entrevista. Hace unos 2 meses, eso empezo a cambiar, pues me propuse, como con tantas otras cosas, que no limitaria mi potencial de aprender porque me diera ansiedad escuchar a otras personas hablar. Lo mas gracioso de la razon, es que en un podcast, las personas se sienten como bien cercanas, y para mi hacer un amigo adicional de cada podcaster era demasiado fuerte. En ese intento por exponerme a podcasts, he hecho una trulla de colegas que ahora que no las quiero soltar me pregunto por que no lo hice antes. Sigo necesitando una hora de silencio por cada hora de podcast que escucho Ahora que escucho podcasts, los escucho en 3X - Si, quiero ser una mejor persona y abrirme a nuevos “amigos” virtuales, pero me di cuenta que si los pongo en 3X y me concentro mas en el reto de seguir la conversacion a esa velocidad que en el hecho de que estoy conociendo a alguien nuevo, se me hace mas facil la experiencia, y se aleja de una conversacion normal (que seria en 1X). Eso me ha ayudado a reducir la hora de silencio a media hora de silencio despues de cada hora de podcast que escucho Tengo mi propio idioma - Y hasta que llegue a la universidad juraba que todo el mundo tenia uno. Descubrir que no me hizo preguntarme como la gente guardaba sus secretos si no tenia uno. Todavia no lo entiendo muy bien. En la universidad, un profesor me pidio que no se me ocurriera volver a dar una presentacion sin sostener un boligrafo con ambas manos, porque hago tantas muecas y muevo tanto las manos, que resultaba imposible no lucir bruta en el intento de explicar mis proyectos. Le hice caso y funciono a la perfeccion, casi parecio magia Odio los nombres, los titulos y los contratos - por eso Miguelo ha sido el unico novio real que he tenido, antes de eso, les llamaba “amigos” a todos, y en realidad fueron solo eso. Tambien por eso pase casi 13 en un mismo trabajo cambiando de tareas cada 6 meses, y nunca llene un contrato ni tuve una posicion especifica. Las 2 casitas que he alquilado desde que vivo sola hace 12 anos, no tienen contrato, y la que voy a construir sera sin prestamo, a ahorro puro. No me gustan los abrazos - son muy limitadas las personas a quienes se los doy y de quienes los disfruto. Aunque desde hace unos 12 anos, he trabajado en esto, y mejorado poco a poco, con la ayuda de mi buen amigo Emanuel, que es el mas hermoso del mundo. No me gustan los perros - aunque ya he aprendido a convivir con ellos, y a veces hasta los toco. Basicamente porque cuando les das amor te quieren devolver el amor y eso me desespera y frustra un poco. Los gatos me encantan por ser lo opuesto a esto, pero como no son confiables tampoco me encantan. Bono, porque es de las mas importantes: no agarro muy bien el sarcasmo, la poesia me encanta, pero se me hace dificil porque todo lo interpreto literal. A traves de mi vida esto ha causado mucho dolor en otros, porque cuando alguien me decia: “nada, estoy bien”, yo lo seguia de largo porque “perfecto, pues esta todo bien”. Ando mejorando poco a poco… creo... Natalia, que es Roja: Siempre ha sido una nerd, y su competitividad en esos asuntos nos llevo a estudiar arquitectura en lugar de psicologia, que era lo que queriamos originalmente Es una caga y no le asustan los retos No quiere cambiar nunca nada, le decimos que tiene un tipo de inercia, es como, si esta en la cama y la dejas, en la cama se queda todo el dia Si la dejas, se va a vivir al monte sola y no vuelve a hablarle a nadie en la vida No quiere compartir su popcorn contigo, en realidad con nadie, pero lo hace No quiere compartir el planeta con las cucarachas, y no entiende su funcion No se atreve a probar cosas nuevas cuando sale a comer por miedo a arrepentirse si no le gusta Le encanta Star Wars, y ver las peliculas con su papa y hermanas es de los recuerdos mas hermosos que tiene de su ninez Natalita, que es Amarilla: Basicamente, tiene una sonrisa tatuada en la cara, y el 95% de las veces los motivos no son aparentes ni relacionados a lo que ocurre a su alrededor Es una impulsiva que cuando se le ocurre algo, lo hace antes de que Natalia Roja lo piense mucho y le diga que no Estudiar arquitectura fue una excusa para hacer maquetas y jugar con ellas, pues desde nina esta obsesionada con las miniaturas, y su juguete favorito eran los Poly Pockets. Se la pasa sola, y si algo le da risa, lo comparte con el que este al lado, accion que el 90% de las ocasiones termina en incomodidad de parte del que estaba al lado Si tiene 2 cherry clans (su dulce favorito) y quieres 2 cherry clans, te los da. Poco despues de eso, La Vida le manda 3 cherry clans, sin fallar Odia los uniformes, y la uniformidad en general. Por eso desde que me gradue de la escuela no he vuelto a usar uno. Todos somos diferentes, y me resulta super divertido que nos veamos como tal, aunque seamos al final todos lo mismo. Con todo y contradiccion Su mascota ideal es una planta, solo te miran y te sonrien, son las mejores Su animal favorito en el mundo son los lagartijos, despues de haber visto a uno luchando valientemente contra una cucaracha La pequena Natalita, que es Azul: Su lugar favorito para estar es en mis pantallas, esto me inspiro a crear una linea de pantallas, que ahora uso todos los dias, para tenerla mas cerquita Puede cambiar de tamano a su antojo, y ser muy grande o muy pequena, segun le parezca conveniente El unico momento en el que no puede cambiar de tamano a su antojo, es si La Vida le presenta una situacion que necesita enfentar de ese tamano, antes de poder cambiar de tamano otra vez No habla mucho, se la pasa jugando casi todo el tiempo Basicamente todo lo que hace, lo hace bailando A veces me interrumpe cuando hablo, y puede que me veas riendome en momentos inadecuados Se pasa el dia entero jugando con Augusto, y sospecho que tambien las noches Quiere obsequiarte 10 segundos de silencio Versiones chinita, verde y violeta: Cuando hay que hacer diligencias, enviamos a la version chinita, pues puede firmar documentos y todo lo que haga falta, pero se queda cantando y bailando feliz durante todo el proceso Si me dejas en el monte, en la playa, en el rio, o cualquier jardin, sale solita la version verde, que es la favorita de Augusto Si estoy trabajando en asuntos importantes, probablemente conozcas a la version violeta, porque Augusto siempre se mete a participar, por mas que trato de sacarlo Quien te habla en los lives, es Natalita en su version verde Quien te habla en el podcast Sanando con tu Duende, es Natalita en su version verde Quien te acompana en las sesiones de sanacion, es Natalita en su version verde Quien te esta hablando ahora, es La Princesa: La Princesa es un mundo fantastico al que se escapan Augusto y La Pequena Natalita, el 80% del tiempo La Princesa es un mundo paralelo a este, y solo los Ninos Eternos o Los Recordadores de La Gran Ciencia del Balance tienen acceso a él En La Princesa no existen los limites, y las cosas pueden ser como quieras Puedes usar portales para entrar y salir de La Princesa a tu antojo En el mundo fisico (en el que vivimos normalmente), La Princesa se manifiesta como la tierra, literalmente la tierra. Augusto siempre dice que quien trabaja y conoce la tierra y lo que en ella crece, tiene mas facil acceso a entrar en La Princesa, y conocer a los duendes. Asi que, primer paso para conectar con tu duende: siembra La Princesa, es un mundo lleno de retos y aventuras, pero siempre estaras en buena compania, y aprenderas a velocidades exponenciales Todo lo que aprendas en La Princesa, lo puedes aplicar a todo lo que hagas Y eso, creo que me emocione y me pase de las 8 cosas. Espero que esto te ayude a conocerme mas. Gracias Naelia por la invitacion, y por ser parte del hermoso grupo de colegas podcasters que me han ayudado a romper unos cuantos de mis cascarones sociales. En las notas del programa les dejo sus podcasts, por si quieren escuchar podcasts en 3X… Mentira, que voy a dejar esa ansiedad atras y a escuchar en 2X Antes de irme, te doy las gracias por acompanarme en esta aventura de compartir la sabiduria de Augusto, y meterte en La Princesa con nosotros. Tambien quiero invitarte a nuestro primer curso, que sera el sabado, 20 de marzo de 2021, en el que te ayudare a conectar con tu duende. En los enlaces del programa te dejo todos los detalles que necesitas para inscribirte Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Grupo de podcasters rompecascarones: Naelia, del podcast Sin Mucho Revolú: un podcast en el que Naelia te explica al grano y sin confusiones sobre contabilidad, finanzas y cómo manejar tu dinero (mientras te cuenta muy buenas historias y te hace querer soltarle todas tus finanzas de escuchar un solo episodio). https://podcasts.apple.com/us/podcast/sin-mucho-revolu/id1487641824 Sorangel, del podcast La Buena Digestión: un espacio dedicado a educarnos sobre cómo optimizar nuestra salud digestiva a través de una alimentación saludable. Si tienes estreñimiento, hazte un favor y conecta con Sorangel. https://podcasts.apple.com/us/podcast/la-buena-digesti%C3%B3n/id1468981783 Lesly, del podcast ¿Y Yo para Cuando?: un podcast en el que no hay reglas para ser una buena mamá, se vale tener aspiraciones, sentirse abrumadas y pensar en nosotras, sin culpas. Si quieres maximizar tu tiempo, Lesly te ayuda. https://podcasts.apple.com/us/podcast/y-yo-para-cuando/id1543645111 Maria Esther, del podcast Mi Tech Person: un espacio para quienes están listas para convertirse en las CEO de su empresa, delegando esa parte técnica que no les gusta, y que a María le encanta. https://podcasts.apple.com/us/podcast/mi-tech-person/id1554964895 Vimari, del podcast Nutriendo tu Conciencia con Kaitibisi: un espacio para nutrir tu consciencia, con temas de alimentación balanceada, efectos de los alimentos en nuestro cuerpo, y que ofrecen experiencias gastronómicas, así que si tienes un evento, Kaitibisi te cocina https://podcasts.apple.com/us/podcast/nutriendo-tu-consciencia-con-kaitibisi/id1516970622 Kristal, del podcast Bossytude: un podcast para alimentar tu Alter-Ego, que está, ese Super Yo, que todos llevamos dentro. En ese espacio es reconocido y alimentado de forma positiva para que sea la energía que nos ayude a realizar nuestras metas. ¿Quieres hacerle honor a todas tus facetas, y convertirte en una líder en el proceso? Aprende con Kristal. https://podcasts.apple.com/us/podcast/bossytude/id1508426988 Frances, del podcast Dialogando con CoopERA: un espacio para profundizar en la educación transformadora, que permita crear organizaciones y espacios cooperativos, calidad de vida y el desarrollo de otra sociedad posible bajo el marco de la economía social y solidaria. ¿Quieres trabajar un sistema educativo diferente? Frances te puede ayudar https://podcasts.apple.com/us/podcast/dialogando-con-coopera/id1501395802 Yasmin, del podcast Mi Amiga la Abogada: ella no es podcaster, ella es tu amiga, y en su podcast te habla sobre temas legales (y otros no tan legales) sin palabrerías ni adornos. Y sí, mientras se toman un café, también te puede poner tus contratos al día. Greydaliz, del podcast Pasaporte Podcast: ¿quieres lanzar un podcast? Deja de buscar y ver tutoriales sueltos, hazte el favor. https://podcasts.apple.com/us/podcast/pasaporte-podcast/id1528575596?l=es Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Esta pasada semana fui visitada por La Muerte, la hermana gemela de La Vida, y como cada vez que me visita, me salí al jardín a mirar las plantitas. Hablando con ellas andaba, y recordé esta bitácora, que escribí el verano pasado, y que andaba esperando a ser contada… Historia violeta Bitácora de aventuras, edición el Poder de Creación: Historia Violeta Hace unos años mi mente se impregnó de la necesidad de sembrar. Era lo único que anhelaba, tener muchas plantas, cantarles y preparar la cena con ellas. No es que nunca me hubieran gustado, quizás fue más el por fin tener mi propio espacio y poder decidir lo que quería. Soñaba con llenar la terraza del apartamento que alquilaba de plantitas. Unos meses después, me mudé de allí, sin concretar ese deseo, aunque siempre se quedó presente. Hoy sé que era Augusto susurrándome al oído que lo hiciera, que me traería felicidad. En esa época me creía demasiado ocupada, y no le hacía caso a todas sus sugerencias, como sí hago hoy. De haber entendido lo bien que la pasaría lo hubiera hecho antes, pero bien, la vida te manda todo en el orden adecuado. Todo empezó con 5 tiestos, hoy no cabe la gente en el balcón de tantas que son, pero así lo prefiero. Con el tiempo me fui dando cuenta de la responsabilidad que conlleva sembrar un jardín, sobretodo si lo haces en un lugar en el que tu presencia es necesaria para cuidar de él, a diferencia de, digamos, un bosque, que se cuida solo. Un jardín es una oportunidad. De crear. De hacer algo que no estaba, que no existía. Un buen amigo siempre dice que es casi como ser alquimista, y no podría coincidir más con él. Es sembrar una chispa para hacer magia. Mirando en retrospectiva, tener este corillo de plantitas cerca es lo que me ha ayudado a sobrellevar la pandemia y todos los cambios que han venido con ella. Un jardín te ayuda a ver las posibilidades, a soñar con ellas. Al imaginarlas y soñarlas, inevitablemente, creamos esas posibilidades. Es una forma bien tangible de explicar nuestro poder creador, que podemos aplicar a todo aspecto de nuestra vida, aunque aun no lo podamos ver así. Desde niña le he cantado a las plantas, mi teoría era que me escuchaban y me entendían, hoy tengo una explicación que podría parecer más alocada, y es que hasta los tiestos escuchan esas canciones, y me ayudan a cuidar del jardín. Al final del día, según nos cuenta la física cuántica, todo en este mundo son partículas, y cada partícula se comporta según el espectador. ¿Qué diferencia habría entre una "viva" y otra que ante nuestros ojos no lo está? Quizás estoy loca, quizás no, pero si algo te puedo asegurar, es que soy una loca feliz, y que estoy decidida a que mi mundo y mi realidad sean lo que me dé la gana que sean. Como mi jardín. 1 de agosto de 2020 / 19 de junio de 2020 Siempre que alguien está enfermo o tiene alguna petición, tengo la costumbre de sembrarle una plantita, ponerle su nombre, y enviarle todo lo bueno a la persona, a través de mis cuidados a ella. Hace dos semanas me volví loca sembrando albahacas, quizás en mi misma desesperación de no saber cómo ayudar a una familia muy hermosa que conozco, y a varios de sus miembros, que luchaban por sus vidas en el hospital a causa de complicaciones por el virus. A diferencia de otras veces, ninguna semilla brotó de inmediato. Eso me desesperó más, y sembré más. Decidí parar, y darles tiempo. Seguí saliendo a cantarles y darles amor, para que ellas lo devolvieran, con la esperanza de que tuvieran más tiempo con nosotros. Dos de ellos ya no están en este plano, y justo el día que se fue el primero, vi los primeros brotes de las nuevas albahacas. No era que no me escuchaban, simplemente no era lo que tocaba, y nos toca a los que nos quedamos aceptarlo, y continuar. Siempre es difícil una partida, pero me consuelo pensando en lo que siempre dice Augusto: La Muerte es la hermana gemela de La Vida, son casi lo mismo, pero al revés. Algún día, los alcanzarás al otro lado. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Cuando me levanté el día de mi cumpleaños 35, lo primero que recibí fue un mensaje de Michelle, la valiente que una vez se fue de viaje conmigo, y con quien viví la aventura de la mariposa llamada Gahel del episodio 15, que te dejo los enlaces en las notas del programa para que lo escuches. Me alegró un montón, lo vi mientras trabajaba y me trajo una sonrisa grandota. Por alguna razón, me recordó una anécdota específica del viaje, que te cuento ya mismo… Bitácora de aventuras, edición La gente, las alergias y la alergia a la gente: Historia amarilla Un día estábamos en la capital de Tailandia, y decidimos salir de noche a comer. Traté como mil veces de decirle al mesero sobre mis alergias, no hablaba mucho inglés, así que entre dibujitos y un app de traducción, hice mi mejor intento. Al parecer, nunca entendió, porque a mitad de camino de un eggroll delicioso, un camarón me saludó. Yo me levanté casi sin pensar de la mesa, porque ese día en particular había dejado mis pastillas de alergia. Juré que le explique a Michelle, pero no estaba segura. Solo me paré y salí corriendo casi del restaurante, porque no me daba break de explicarle al mesero, que no había entendido que los mariscos me daban alergia, que tenía una reacción alérgica, y necesitaba pagar para poder buscar la medicina; y le dije a Michelle caminando a la salida: "no puedo esperar, quédate a esperar la cuenta". Salí corriendo a la avenida y busqué en mi celular una farmacia cercana. Para mayor bendición, mi celular funcionaba en ese país, así que pude usar el internet para buscar en el mapa de google. Más o menos identifiqué una, y pegué a caminar. Los letreros estaban en tailandés y los negocios estaban bien juntitos unos de otros, así que, obviamente, me perdí y entré en dos o tres negocios que no eran. Ya empiezo a sentir la piquiña en la garganta, pero la ignoro lo más que puedo, mientras sigo de negocio en negocio usando google translate para pedir "pastilla, alergia, mariscos, muerte", que eran las 4 palabras que me parecieron más adecuadas para la ocasión. Finalmente llegué a una farmacia, y entre una cosa y otra, logré explicarle a la persona del counter, y me recomendó una medicina que nunca había visto y que tenía mil letras que no entendía, pero dije bueno, todo va a estar bien, me trajeron hasta aquí. Me la tragué con saliva porque hasta el agua dejé con la prisa. Traté de regresar lo más rápido posible, porque la muchacha de la farmacia me dijo con google translate que la medicina daba mucho mucho sueño, ya después de que me la había tomado, y estaba sola, lejos del restaurante. Tú sabes, todos los powers del papelón, como me distingue. Finalmente, llego al restaurante y Michelle me ve y corre hacia mí con una mezcla de llanto con insultos y 20 "¡puñeta me asustaste, no estoy bien!" Yo no sabía que le daban ataques de ansiedad y justo le provoqué uno, y ella también había dejado el medicamento que la ayudaba, pero no se atrevía a moverse esperando a que yo regresara. Después de 20 perdones, y explicarle dónde estaba y qué había pasado, y ella contarme los 20 escenarios que imaginó, me di cuenta de lo fucking insensible que puedo ser a veces. Yo vivo en mi pequeña burbujita, y como tengo la certeza de que todo va a estar bien, improviso mucho, sin pensar que los demás no viven dentro de mi burbujita y no leen mis pensamientos, y que muchas veces simplemente no me explico bien, y asumo que todos me entienden todo lo que pienso, digo y hago. Aprendi un monton en ese viaje… Del dano que he hecho sin querer… A abrirme a otros… Y a entender, que el mundo entero no funciona como funciona dentro de mi burbujita... O que al menos debo meter a la gente dentro de mi burbujita antes, para ser más considerada. Después de que cada una dijo las 20 cosas que tenía que decir, nos morimos de la risa por el sendo papelón innecesario que acabábamos de vivir, pero qué te puedo decir, son los mejores recuerdos siempre. Michelle no toma alcohol, yo en ese momento de mi vida andaba con una cerveza o un palito, de lo más feliz, a donde quiera que fuera, no era un problema, creo. Cuando pedí mi cerveza, ella se montó y pidió la suya. Obviamente, en la emoción del brindis porque todo salió bien, se me olvidó la nota que apenas empezaría a subir en mí por el efecto de la pastilla, y no estábamos cerca del hotel. Nos dimos la cerveza, terminamos de comer y tuvimos una de las mejores cenas del viaje. Nos montamos en un tuk tuk de regreso. Justo ahí, la nota me explotó. Esa ciudad tiene muchas luces, y en todo el camino yo lo único que podía ver era el rastro de los neones, que formaban dibujitos con el pasar del tuk tuk. Fue una de los recorridos más hermosos de mi vida, parecía de película. En medio de mi nota, me alegré tanto de tener a alguien conmigo, y poder estar vulnerable sin preocuparme, porque había alguien ahí. A mi me costó tanto aceptar la invitación de hacer esa parte del viaje juntas, a mi me encanta estar sola, para mi todo es más fácil sola. Justo en ese momento, empecé mi nuevo viaje hacia aprender a compartir más mis experiencias, y a compartir con otras personas más a menudo. Ese viaje me hizo ser mejor persona. Y creo que no hubiera logrado ser una novia hecha y derecha como soy ahora si no hubiera sido por esa compañía. 15 de enero de 2021 Ese mismo día de mi cumpleaños hicimos un par de cosas que necesitábamos hacer Miguelo y yo, y cuando terminamos, decidimos ir a Piñones, un lugar hermoso en la playa en Puerto Rico, en donde hacen las mejores frituras del planeta. A mi me encantan las frituras. Para variar un poco, ese día nos sentamos en una mesa a comer, siempre compramos las frituras y nos vamos al mar, pero ya era tarde y decidimos quedarnos. Me traen mi alcapurria, y a mitad de camino la miro bien y me doy cuenta de que era de jueyes. Estaba tan fucking deliciosa y tenía tanta hambre que yo ni me detuve a mirarla. Llamé a la muchacha rápido y le pregunté si era de jueyes y me dijo que sí. Miguelo sin pensarlo casi me dijo: "ay dios mío, como el día de Michelle, ¿que hacemos?" Y antes de que él terminara de hablar, yo saqué mi potecito de benadryl de la mariconera, que va conmigo a todas partes a petición de Michelle y me empepé rápida y debidamente. Tuve un cumpleaños ennotado, fue interesante. Me dio mucha gracia, lo último que pensé al cerrar los ojitos por la nota fue que augusto, y el combete de guías, a manera de recordatorio de aquel hermoso día, me hicieron empezar y terminar el día con Michelle, por eso de confirmarme, que abrirse y dejar entrar a otros no es tan malo na', y los beneficios que tiene para todos. Ese mismo día, rompí uno de mis grandes miedos a la gente, y me regalé de cumpleaños #35 hacer mi primer live. Lo grabé a través de Instagram y de YouTube simultáneamente, y tuve 20 papelones, pero me encantó. Una vez más comprobado, abrirse y darse, no es tan malo na'. Y hablando de regalos y abrirse, esta semana también lancé mi segundo podcast, Sanando con tu duende. Este año me aseguré de regalarme regalar conocimientos de Augusto por todas las vías posibles. Ya les iré contando. Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. https://linktr.ee/natalita_ Episodio 15 - Una Mariposa llamada Gahel - https://bitacoradeaventuras.libsyn.com/015-una-mariposa-llamada-gahel Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de aventuras, edición Un espiral de decisiones: Historia Verde El otro día decidimos salir del encierro y nos fuimos a un parque que queda cerca. Una de las maravillas del Covid ha sido la soledad posible en espacios públicos gracias al virus. Debo confesar que ese detalle me ha hecho pasarla mejor de lo que podría haber pensado en este peculiar año. Como no tenía mucho tiempo, fui directo a mi espacio favorito de ese parque: un gazebo en el tope de una montañita. Para subir a ese gazebo hay dos maneras, unas escaleras que cortan por el centro, y una rampa en espiral hasta el tope. Augusto y la pequeña Natalita de un brinco fueron a la rampa para subir por el espiral, y me les fui detrás, porque ellos son expertos en pasarla bien. Dando vueltas en el espiral, Augusto y la pequeña Natalita se paraban a hablar y a saludar a cada florecita, y eran tantas, y yo tenía tan poco tiempo que me molesté un poco y les dije: "mano, dejen de distraerse tanto, que tengo poco tiempo antes de regresar al trabajo". Obviamente, me miraron con cara de “perdón, yo hago lo que me da la gana y me tardo lo que me da la gana”, y siguieron oliendo y saludando a cada florecita. Seguí caminando, y cuando casi estaba llegando al gazebo para sentarme por fin (mi gran parada, mi momento de breve descanso en medio de un día más comprometido de lo que acostumbro y me gusta tenerlos), me tropecé con una florecita que crecía justo frente al escalón para subir a la plataforma que estaba al final de la rampa del espiral. Sentí que me miró, y que casi trato de pararse en el medio para no dejarme subir sin detenerme un momento a mirarla. Me senté en el piso a mirarla, a olerla, y a hablar con ella. Me contó que nadie la miraba casi nunca, por estar tan cerca de la meta final. Era como si todo el que subía se cegaba tanto por llegar a la meta que se olvidaban de ella. Que de hecho, era la más linda de todas, la más grande, la que más tiempo llevaba ahí, la más llamativa. Escucharla decir eso me hizo reírme de mi misma, y de muchos antes de mi. Era tan cierto. Era absurdo que no la hubiera visto. Estuve un ratito con ella, y también me pidió que le tomara una foto. Primero me molestó, me resultó tan vanidosa, tan superficial con su pedido. Primero le dije mi opinión sobre su vanidad, y ella me dijo, una vez más, que estaba equivocada. Me pareció tan arrogante, que me levanté molesta y le dije: "pues mira a ver quien te toma tu foto, si me tratas así, ¿cómo esperas que te haga un favor?" No me contestó, solo me dio la espalda y se quedó en silencio. En eso se acercaron Augusto y la pequeña Natalita a consolar a la florecita, y yo los mire como si fueran los dos más grandes traidores, al final, era ella quien había sido arrogante y vanidosa. Augusto me dijo: "Natalita, ¿te cuesta algo tomarle la foto?" Y le dije: "pues, no, la verdad no, pero no quiero alimentar su vanidad". Y me contestó: "Solo es vanidad en tu cabeza, ella realmente lo que quería era dejarte un recuerdo de esta conversación, a ella no le sirve de nada la foto, nunca la va a ver, la foto se queda contigo. En cambio tú, cada vez que mires la foto, recordarás esa vez en la que casi te pierdes de la florecita más bonita, en tu afán por llegar a la meta que te habías establecido". Sentí que dentro de mi se ajustaron un par de órganos después de esa galleta emocional. Tenía razón, solo la juzgaba basándome en una opinión que había formado de ella al verla. Que mucho hacemos eso... que mucho tiempo perdemos en eso... De inmediato saqué mi celular y le tomé un par de fotos, de todos los ángulos posibles, y ella hizo más poses de las que pensaba que una flor podía hacer. Terminada la sesión de fotos, continué mi camino hacia mi meta original. Llegué al tope, y me senté en el banquito que tanto me gusta. Desde allí se ve el parque completo, y el espiral que tiene alrededor se vuelve casi una muralla. Te hace sentir que estás en un castillo solitario. O al menos a mi, que siempre ando metida en mis mundos fantásticos. Me quedé pensando en la flor, y en capturar lo lindo. Tomé un par de fotos del parque desde allá, y muy diferente a todas mis costumbres, me tomé un par de fotos a mi misma en mi gran castillo también. Creo que desde ese día tengo más fotos de mi misma que las que he tenido en los últimos 10 anos. Cada vez que las vea, me transportaré a ese momento, en ese castillo de soledad, tanto que me gustan los castillos de soledad, que hermoso regalo, poder ver una foto y transportarte. Me quedé un rato sentada, simplemente mirando el parque y el reguero de mariposas que había. Trataba de pensar en otra cosa, pero mi mente siempre se iba al reloj, ya casi es hora de regresar, no tienes mucho tiempo. Las mariposas se iban a un gazebo cercano, y volvían a donde yo estaba. Y volvían allá, y volvían a mi, era como si trataran de que las siguiera. Me reí y les dije que ya casi era hora de irse, que quizás otro día. Obviamente, en lo que decía eso, Augusto y la pequeña Natalita se montaron cada uno sobre una mariposa y se fueron volando con ellas hasta el próximo gazebo. Decidí dejar de pelear y pensar en el reloj, al final, tenía que ir a buscarlos allá como quiera, más me valía pasarla bien en el proceso. Me paré en el primer escalón, si bajaba por las escaleras estaría allí en el mismo tiempo que me hubiera tomado nunca tener que llegar hasta allá. Mi mente calculadora. Lo calculo todo. Los minutos, los segundos, las horas, es una mala costumbre que a veces considero buena por la utilidad que tiene a la hora de trabajar. La realidad no me sirve para más nada, la vida no está para vivirla calculando el tiempo que tienes para vivirla. Se le va la vida a uno en eso. Justo antes de poner el pie en el piso, lo levanté, y me giré hacia el espiral, para bajar tal cual había llegado. Cada vez que mi mente se iba al reloj, me volteaba a ver una florecita mientras caminaba, para sacarla del reloj. En el camino me di cuenta de todas las flores que no había podido ver mientras subía, todas me saludaron y me tiraron besitos, lo más contentas y mirándome con cara de: ¡por fin! Cuando llegué al final del espiral, miré arriba, a mi castillo, y pensé en todo lo que acababa de cambiar dentro de mí. En ningún momento del día planifiqué que algo cambiara en mí, quizás esos son los mejores cambios, los que llegan porque sí, así, sin pedirte permiso. Desde ese día casi ni miro ni pienso en el reloj. He fallado por primera vez a muchos compromisos, por quedarme un ratito más a jugar con los nenes unas veces, y otras sencillamente porque sí. Toma tiempo apreciar lo lindo, ese día no fuimos tan lejos, pero para mi pareció una aventura épica. Hubo que añadir tiempo para viajar en espiral hasta el centro, y luego viajar en espiral para salir. Creo que es así con todo, hay que ir adentro para poder salir, no se puede salir sin antes ir adentro. Quizás ese es el gran secreto que trataban de darme las mariposas y las flores. 17 de noviembre de 2020 Una de las lecciones más grandes que me ha regalado la madrastridad, ha sido bajarle dos a las exigencias, y agradecer lo que ya tengo. A veces se nos va la vida persiguiendo la próxima meta, y no aprovechamos los beneficios de las que ya alcanzamos. Salir corriendo a la próxima meta una vez se alcanza la anterior no necesariamente es la mejor opción, termina uno corriendo siempre, hasta de lo que le hace feliz. Augusto me regaló estas 3 palabras el otro día, mientras mi hijastra bloqueaba la entrada del cuarto para cobrarme "peaje de besitos" antes de dejarme regresar a trabajar: aprecia, detente, observa. Desde ese día, uso la cantidad de peajes que me cobra como métrica para saber cuándo es hora de dejar de trabajar. Siento que en estas últimas semanas todo ha cambiado, y esos cambios me emocionan muchísimo. Cuando empecé este proyecto, solo pensaba compartir un par de historias de mis aventuras con Augusto, pero en el camino me di cuenta de que mi relación con Augusto y sus amigos iba mucho más allá de nuestras aventuras. Decidí estudiar sanación cuántica, para ayudar a otros en su proceso de sanación, de la mano de todos ellos, y debo confesar, que se ha convertido en mi nueva pasión, tanto así, que se ha convertido en mi nuevo trabajo. Sí, me estoy tirando de casco, y dejando el miedo en la gaveta, como tanto me ha dicho Augusto que haga. Aprovecho para contarte la gran noticia que tan emocionada me tiene, y es que este podcast tiene su primer auspiciador: Sanando con tu Duende. Sanando con tu Duende es un proyecto que surge en medio de la pandemia, como respuesta a mi historia de sanación, bendición que actualmente comparto con otros en las sesiones de sanación que imparto. En las notas del programa te dejo los enlaces, si te interesa agendar una sesión con nosotros. Además de las sesiones, te invito a escuchar mi nuevo podcast: Sanando con tu duende, un podcast bisemanal en el que compartiré contigo todo lo aprendido con Augusto a través de nuestras sesiones, que estrena el próximo martes, 12 de enero de 2021. Y si te quieres aventurar más todavía, te espero cada miércoles al mediodía, comenzando este miércoles, 13 de enero, a través de nuestro canal de YouTube, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto. Búscanos en las redes sociales, en Facebook como Bitácora de Aventuras, en Instagram como Mini Bitácora de Aventuras o pasa por nuestra página web https://linktr.ee/bitacoradeaventuras Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!
Bitácora de aventuras, edición una de mis niñas eternas favoritas Historia Azul La primera vez que hablé de duendes fue con mi amiga Mónica y su amigo Laloux. Estábamos en Piñones, jugando a todo lo que se puede jugar. Si algo me gusta de ella es que puedo brincar de una a idea a otra, y de un juego a otro, y se monta en todo. Y no se pierde, que es el detalle más importante Jugamos un ratito en la playa y nos metimos a un paseo tablado que está entre unos árboles de pino que te hacen sentir que ya no estás en Puerto Rico, si no en Irlanda o alguno de esos países nórdicos. Estábamos brincando de una tabla a otra, jugando a escondernos aquí y allá, cuando se paró un duende frente a nosotras. Fue el primer duende que he conocido que no hablaba, mira que a ellos les gusta hablar. Él solo volteaba a mirarnos y caminaba, y volvía y nos miraba como que vengan, síganme. Seguimos el juego de esconder y de explorar el tablado a la misma vez que lo seguíamos, total, él no quería hablar, no se iba a sentir excluido. En un momento, él paró de correr y se sentó en el mismo medio del tablado. Como no decía nada, nos paramos frente a él, a mirar todo lo que había alrededor. Yo en lo personal me puse a contar las futuras uvas playeras que crecían en un racimo cerca de mi. Tratamos de cambiarnos de tamaño para llegar a las que estaban más altas, pero no pudimos. Cuando uno no se puede cambiar de tamaño a su antojo, es porque algún reto enfrenta, y justo en ese momento me di cuenta de que algo tenía que ver con el duende silencioso que estaba sentado frente a nosotros. Unos minutos más tarde, decidimos sentarnos frente a él a pensar en silencio también, y un rato después se nos habían cerrado los ojitos, quizás un minuto, no más de eso. Cuando los abrimos, estábamos completamente rodeados de duendes. Nunca en mi vida había visto tantos juntos, y mucho menos tantos juntos en periodo de transición de compañía de persona. Todos se sonrieron, pero se quedaron en silencio. Empezaron a caminar en una filita, y luego se acomodaron en diferentes filitas. Era toda una organización, casi coreográfica, que parecían haber hecho mil veces de tan perfecta que estaba. Augusto se les unió, y me imaginé que era una danza antigua, porque él parecía haberla hecho mil veces también. Era como si la hubieran ensayado mil veces juntos. Estaban haciendo dibujos con las filas que formaban mientras caminaban. Me trepé en una ramita para verlos desde arriba, y me di cuenta de que la filita de duendecitos se bajaba del tablado y se metía en el mangle. Pasaban, por debajo de las raíces unos, y por encima de las raíces otros. Los seguimos, y pasamos hasta el otro lado de la laguna. Finalmente se detuvieron en unos retollitos. Cada uno fue pasando por frente a ellos, y le decía algo, nosotros hicimos lo mismo. Después pasamos por unos niditos de pájaros, y cada cual susurró su mensaje. Después llegamos hasta la playa y llegamos a unos huevos de tinglar, y una vez más cada uno dejó su mensaje. Estaban llevándonos de un lado a otro sin hablar, solo se escuchaban los susurros de mensajes a cada criatura. Se repente entendí qué hacían allí concentrados, no eran todos duendes sin compañía, unos sí lo eran y otros no. Todos los duendes de los que estaban de pasadía familiar se habían unido para encontrarse en el bosque y el tablado y ayudar a sanarlo, un susurro a la vez. Los duendes habían llevado a los olvidadizos hasta allí para ayudar con esa tarea. Cuidaban un gran centro de vida, uno de los portales de transición más importantes de este rincón de La Princesa. Hicieron un círculo, gigantesco y pequeño a la misma vez, todos cabíamos, todos estábamos cerca, era como si las dimensiones se escaparan y no tuvieran validez. Una vez estuvimos todos en posición, se encendió una lucecita justo en el centro, y empezó a hablar y contar historias, así pasó una y después la otra. La más que me gustó, era de alguien a quien Augusto acompañó alguna vez, hace muchos años, me dijo: "a mí también me gustaba el mar", me tiró una guiña resplandeciendo y se fue. Siguieron saliendo y diciendo una historia en una sola oración, se veía el destello y se iban. Eran destellitos de luz negros, como negro tornasol. De inmediato recordé el día que La Muerte, la hermana gemela de La Vida, me invitó a adentrarme en ella, y conocí tantos otros destellitos, y hasta fui un destellito. Aunque todavía no me toque tenerla a ella como guía, me alegra haber tenido la dicha de tener un adelanto de tan mágico lugar. Le tocó su turno a Mónica, y se le acercó un destellito a hablarle, pero para nuestra sorpresa, no dijo nada. Solo comenzó a jugar con ella, giraba a su alrededor y la hacía correr de lado a lado. Lo único que se escuchaba era su risa, se reía tanto, y mientras más reía, más fuerte brillaba. Augusto, Laloux y yo nos quedamos viendo. Todos los demás destellos se despidieron, y uno por uno en filitas los duendes se fueron despidiendo y marchando. Solo quedamos nosotros, viendo el espectáculo de dibujitos hechos con brillo, y las risitas de Mónica y el destellito que la vino a visitar. Cuando llegó el momento de partir, el destellito le dio un beso en la frente, y se fue riéndose, alegre de haber jugado una vez más. Mónica regresó a donde nosotros, triste y feliz a la vez. Hacía más de 10 años que no jugaba con ese destellito, y no sabía cuándo volverían a jugar, pero tenía la satisfacción de haber jugado una vez más, y eso era lo más importante. Una vez Mónica me dijo: "el tiempo se hace", cuando intentábamos cuadrar agendas en un momento en el que tuvo como 3 trabajos a la vez y yo 2 y, en efecto, "el tiempo se hizo y compartimos". No he conocido en la vida una persona tan fuerte, tan especial, ni tan diferente a los demás, y a la vez tan similar a mi. Haberla conocido, es casi brujería para mi, y creo que gracias a haber encontrado una persona con quien jugar feliz fue que los duendes se nos mostraron en el camino. Con ella también aprendí a ser una loca feliz, y a soltar un poco la preocupación por la opinión de los demás sobre pensar, hacer y decir eso que nos hace felices. 1 de agosto de 2020 Y tú, ¿eres una loca o un loco feliz? ¿Me cuentas?
Bitácora de aventuras, edición Uno de mis niños eternos favoritos: Historia Verde Una de mis personas favoritas en el mundo es un agricultor, a quien quise y supe que estaría sin estar en mi vida desde la primera vez que lo escuché hablar sobre La Princesa (bueno, la tierra, no estoy segura si su duende le ha hablado sobre La Princesa con ese término exacto)... Una de las cosas que nos define en esta vida es educar, y cómo educamos. Cada cual tiene su estilo, y todos lo hacemos, nos demos cuenta o no. Con cada acción (o no acción), educamos a alguien, pues cada cosa que hacemos tiene un impacto en la vida de los demás (aunque todavía no lo podamos ver así). Augusto dice que en La Princesa, toda criatura se dedica a enseñar, y que cambia lo que enseña cuantas veces quiera, según va aprendiendo de otras cosas que disfruta. Hace unos 10 años, se plantó en mí la idea de regresar al campo, y digo regreso, porque aunque yo nunca viví allá, traigo en la sangre lo que vivieron mis abuelos y mis padres. Empecé pensandolo simplemente como una actividad para distraerme, y en el camino me di cuenta de que La Princesa / la tierra es, de más maneras de las que pude haber pensado, la explicación a todo. Todo lo que quería aprender, estaba ahí, tiene como un código la tierra, que si ves con ojitos bien abiertos, puedes leer y aplicar a todo lo demás en tu vida. En ese reconocimiento estaba, cuando decidí aprender de otros que hubieran aprendido antes que yo, y busque y busqué agricultores, y todo lo que hacían, y todo lo que escribían, y todo lo que enseñaban, me lo metí por las venas y no hubo vuelta atrás. Estuve muchos años leyendo y aprendiendo sola, hasta que un día Augusto me dijo que estaba lista para ir a aprender de frente con alguien. Unos días después, estaba con un grupo de maestros, aprendiendo sobre agricultura. No creo que haya compartido en la vida con tantos niños felices a la misma vez, por un periodo de dos años, visité y supe sobre más fincas llenas de niños felices de las que pensé que habrían en tan pequeño espacio como esta isla. Tengo esos dos años anotados en mi vida como los más felices de mi década de trentona, y que bueno que llegaron en esta década, en la que se suponía que comenzara a crecer, si seguía los planes de otros a mi alrededor. Esa presencia me ayudó a confirmar que mi destino era ser una niña feliz por siempre, y creo que por eso, un cantito de mi corazón siempre estará repartido entre ellos. Una de las mejores enseñanzas que recogí en esos dos años fue una frase que dijo el día en el que profundizamos sobre la composta. Ese día, aprendí más sobre ese proceso, por el cual La Princesa / la tierra “comienza” su ciclo, regresando los nutrientes que una vez le dio a lo que en ella creció. Para mi, ese proceso siempre ha sido mágico, y me resulta loco que no todos estemos aprovechando las ventajas que usarlo nos trae, tanto en nuestros cultivos como en nuestro desarrollo en general. El observar ese proceso, me ha enseñado a esperar, y a entender que cada cosa en la vida tiene su momento. Ese día, él nos enseñó varios métodos para hacer la composta, desde productos que puedes usar, hacer y hasta envases que puedes comprar para hacerla. La última foto que nos mostró, era de la finca en la que tomábamos la clase, y en la foto se veían varias pilas de materia orgánica, en los diferentes puntos de descomposición. Después de explicarnos el método que usaba (que era llenar unas semanas y luego mudarse a una nueva), nos dijo: "así que ya ven, pueden conseguir cualquier instrumento que necesiten, o pueden hacer una fucking pila, y continuar con lo próximo". Ese día confirmé que era un niño eterno que conoce a sus duendes (aunque no lo sepa). Esa frase se me quedó más que todo el resto de la información que nos dio ese día, quizás porque en ese momento Augusto se fue a brincar en una pila y la pequeña Natalita en otra, y en eso estuvieron hasta que se terminó la clase, y me lo tomé como una señal. Desde entonces, yo que de por sí me considero sencilla, he estado atenta a esos intentos que uno mismo hace para complicarse. A veces no sé si somos masoquistas, y queremos más problemas de los necesarios, o si buscamos complicar las cosas para tener como excusa que son complicadas para no hacer nada. Cuando tengas la duda, pregúntale a tu duende, ellos son expertos simplificando, y recuerda la frase: "una fucking pila". 1 - 19 de agosto de 2020 Y tú, ¿haces una fucking pila o consigues 20 gadgets para cada cosa? ¿Me cuentas?
Bitácora de Aventuras, edición Cuidado, no Miedo: Historia Violeta El otro día andaba estudiando con mi hijastra, y la dejé haciendo una tarea mientras yo trabajaba un ratito. A mitad de camino quise hacer una pausa, soy la reina de las pausas de 10 minutos para recargar y, aunque algunos no me lo crean, salgo nueva sin necesidad de cerrar los ojitos mucho rato. Creo que se trata más de desconectar realmente por unos pocos minutos que de descansar mucho rato. Obviamente, la nena se me vino detrás al cuarto. Cuando estaba enferma, tenía que hacerlo más a menudo, y ellos se acostumbraron a "venir a curarme". Cuando entró le dije, voy a meditar un momentito, ¿quieres? Y sin pensarlo dos veces se tiró al lado mío. Cerramos los ojitos, y Augusto se acostó entre las dos. Un segundo después, estábamos en la playa. Fuimos caminando y sintiendo la arena de la playa, como ahora estábamos en la playa, el calor nos dejó de molestar, porque empezó a llegar la brisa y nos refrescó. Augusto sugirió meternos al mar y salimos corriendo a lapachar en la orilla. Estábamos lapachando felices, cuando vimos una tortuguita en el agua. Nos dijo algo, pero no la entendimos, solo Augusto la entendió, Augusto habla todos los idiomas posibles. Nos dijo que ella nos invitó a dar una vuelta, y que si estábamos debajo del agua, la podríamos entender. Mi hijastra y yo nos acostamos en la orilla, y frente a nosotras saltaron la pequeña Natalita y la niña de la tribu de JAN. Nos tocamos frente con frente, y de inmediato nos fusionamos, cada una con nuestra versión miniatura, y a partir de ese momento, cuando la pequeña Natalita se movía, yo lo sentía. Cerré mis ojitos, y todo lo que ella veía yo lo podía ver también. Igual le pasó a mi hijastra, que estaba toda emocionada de poder ver a través de los ojitos de alguien más. Augusto nos ayudó a conectarnos, para que pudiéramos experimentar todo, pues la niña de la tribu de JAN y la pequeña Natalita pueden respirar debajo del agua, así que era la mejor manera para explorar. Nos despedimos, y mi hijastra y yo nos acostamos en la orilla, mientras la tortuguita, Augusto, la pequeña Natalita, y la niña de la tribu de JAN se adentraban en el mar. Nos sonreímos emocionadas, y cerramos los ojitos, para irnos en la aventura con ellos. Se sumergieron en el mar, y tan pronto estuvieron bajo el agua, pudieron entender todo lo que decía la tortuguita. La tortuguita empezó a darles el tour, señalando cada criatura y diciéndoles el nombre que tenía debajo del mar. El agua empezó a cambiar de colores, la pequeña Natalita la veía azul, la niña de la tribu de JAN la veía rosita, y Augusto verde. Cuando le preguntaron a la tortuguita, ella les dijo que la veía amarilla. Augusto les dijo que el agua, como tantas otras cosas, se ve según cada cual la vea, y que era más fácil entenderlo cuando se adentraba uno a las profundidades del mar. De frente, a lo lejos, vieron acercarse un grupo de peces de colores. Nadaban juntos de arriba a abajo y formando círculos, cuando los vieron, empezaron a nadar en círculos a su alrededor, luciendo los colores y haciéndoles chistes, pero hablaban bien rápido y todos a la vez y a diferentes tiempos, y aunque todos contaban el mismo chiste, no se entendía nada, solo las risitas de todos se distinguían. Aunque no entendían nada, las risitas les daban gracia, y terminaron riéndose también. Dieron unas cuantas vueltas y siguieron su camino. La tortuguita siguió adentrándose, y ellos detrás, y se detuvieron frente a una familia de ballenas, que estaban enfocadas cantando y no los vieron. Intentaron cantar con ellas, pero su canto es difícil de imitar, y con su intento, hicieron que las ballenas se salieran de su trance, confundidas. Los saludaron, sonrieron, y siguieron nadando, cantando mientras se alejaban, convirtiéndose en puntitos en la distancia. Siguieron nadando, hasta llegar a un punto en el que casi no entraba luz. Sintieron un poco de temor, porque escuchaban muchas criaturas a su alrededor, pero no veían nada. Y la tortuguita y Augusto dijeron a la vez: "no hay nada que temer, no lo olviden, no hay nada que temer". Se agarraron todos del caparazón para no separarse, y la tortuguita siguió nadando. Poco a poco, la oscuridad se fue yendo, y fueron viendo todo a su alrededor otra vez, iban más rápido, nadando sobre el caparazón de la tortuguita, que se puso a bailar y dar vueltas en el camino, hasta detenerse abruptamente. Augusto les dijo "no lo olviden", y frente a ellos, se acercaba lentamente un tiburón gigante. La pequeña Natalita y la niña de la tribu de JAN miraron a la tortuguita como tratando de entender por qué no se movían, y quisieron moverse ellas, pero recordaron "no hay nada que temer, no hay nada que temer", y se quedaron tan quietas como la tortuga. El tiburón les pasó por el lado, les sonrió con todos sus dientes, y siguió nadando. Cuando se alejó, todos se echaron a reír, "no hay nada que temer, hasta un tiburón puede sonreír con todos sus dientes". Rieron un buen rato, y un cambio de luz en el agua les hizo saber que era hora de regresar. La tortuguita los montó en su caparazón, y nadaron a toda prisa hasta llegar a una especie de torbellino. La tortuguita les dijo que era una corriente, que les ayudaría a regresar, pero que era importante dejarse llevar sin resistencia, porque si ponían resistencia podían cambiar el rumbo sin querer y terminar en otro lugar. Lo hicieron tal como la tortuguita dijo, se montaron en la corriente, y se dejaron llevar como si fueran hojas al viento. En menos de un minuto, estaban en la orilla, y se acostaron entre medio mío y de mi hijastra a descansar. Unos segundos después, todos abrimos los ojos y estábamos en la cama, listas para volver, ella a sus tareas y yo al trabajo. Unos días después estábamos en la casa y la niña salió corriendo del baño asustada y gritando: ¡hay una araña! Yo la miré y le dije: no hay que tener miedo, hay que tener cuidado. Y ella me miró y me dijo: "¡como dijo la tortuguita!" Y yo le contesté: "exacto, yo voy a estar al lado de la puerta por si necesitas, pero vas a estar bien". Una semana más tarde estábamos trabajando en la finca, y ella brincó hasta donde yo estaba y de vuelta a su papá, y estuvo de lado a lado. En una me mira y me dice: "¡Viste! Soy valiente, brinco, no tengo miedo, tengo cuidado!" Que rápido se manga todo a esa edad, nacemos sabios y lo olvidamos al crecer. 25 de octubre de 2020
Bitácora de aventuras, edición Lluvia en el Desierto: Historia Verde En el 2014 decidí cruzar un océano hasta Burkina Faso para cumplir una promesa que le hice a un buen amigo, cuando lo convencí de que se tirara de casco y se fuera a un país solo a vivir 4 años. No sabía muy bien lo que hacía, pero le dije, ve, tranquilo, no vas a estar solo, yo te voy a visitar. Como lo he hecho con cada amigo que se ha atrevido a dar saltos gigantes en soledad. Solíamos ir a trabajar todos los días, y entre 12 PM y 2 PM no se podía hacer nada, el sol era demasiado fuerte, hacía demasiado calor. El grupo buscaba una sombra y nos tirábamos a descansar. En esas excursiones, solo podía pensar en una cosa: agua, agua fría. Probablemente fue el poco tiempo de ajuste, o el hecho de que hacía un calor asqueroso, demasiado sol y muy poca humedad, mezcla que mi cuerpo nunca había experimentado, y se estaba volviendo loco. Recuerdo estar acostada fantaseando con la lluvia, pensando que estaba en la playa, en un río. Por más que tomara agua, nada me quitaba la sed durante el día. Eso solo se lograba por la noche, cuando no había sol y la temperatura bajaba un montón. Dormíamos en unas camitas que eran como sillas de playa, afuera de la choza, porque dentro de la choza hacía demasiado calor, las paredes eran de barro, de noche soltaban todo el calor que habían absorbido durante el día. En el descanso después del almuerzo, estaba tirada en el piso, sintiendo las hormigas caminar por encima mío, y soñando con el final de ese día y con agua, por alguna razón ese día sentía más calor que todos los demás. En mi cabeza solo tenía la palabra agua. Lo que me recuerda una frase que una vez me dijo Augusto: "En cierta manera, eres agua, y todos estamos unidos por el agua, alguna gota de agua que estuvo en algún animal hace miles de años está en ti ahora mismo". Llegaron las 2 PM y era momento de volver a trabajar. Estábamos midiendo árboles y anotando, y de momento, siento una gota de agua, y por mi madre que pensé que estaba alucinando, de tanto pensarlo hacía un rato. Me siguieron cayendo, lentamente, gotita tras gotita encima. Miré dudosa a los demás, en realidad no veía las gotitas, solo las sentía, pero no podía decir nada porque la persona con la que estaba no me entendía (hablaba moore), y la otra persona que hablaba inglés y francés estaba lejos, así que piché. En ese momento, caminar más lejos hacia donde ella estaba representaba un gasto de energía que no podía ser justificado. Ni dos minutos más tarde, miré al cielo y vi una nube super negra, pero no tan grande que cubriera un espacio grande. Era como en una película de muñequitos, una nube negra casi que sobre nosotros. Todos disfrutamos las primeras gotitas y seguimos trabajando como si nada. Pero de un minuto a otro cayó a chubascos y terminamos todos muertos de la risa y enchumbaos. Uno de ellos me dijo algo, que después me explicaron que era como un monsoon, algo así. En unas semanas debía comenzar su periodo de lluvias, pero esa nube se adelantó. En ese lugar llueve como una o dos veces al año, como un mes, y después vuelve a parar. Cuando llueve, llueve hasta saturar todo. Todos salimos corriendo para llegar a Yilou, la aldea donde nos estábamos quedando, que estaba bastante lejos. Mientras caminaba, lo único que podía pensar era en que al parecer, he aprendido bien la danza de la lluvia que me enseñó Augusto (que en verdad es igual a cualquier otra danza), y que nunca ninguna lluvia se había sentido (ni se ha sentido) tan rica como esa. Y tú, ¿sabes hacer la danza de la lluvia? ¿Me cuentas? Búscanos en las redes sociales, en Facebook como Bitácora de Aventuras, en Instagram como mini bitácora de aventuras o pasa por nuestra página web https://linktr.ee/bitacoradeaventuras Si te gustan las historias que contamos, date la vuelta por itunes y regálanos tus 5 estrellitas, y si crees que a algún amigo le van a gustar, mándalo pa'cá. Nos veremos otro día que no va a ser hoy, a dormir.
Bitácora de aventuras, edición Recapitulando: Historia Marrón Aprovecho para contarte que en este espacio, un par de versiones de mi misma se dedican a contar historias. No creo que sea especial, estoy segura de que cada rayito de luz que pasa por este universo recurre a esto, por eso de enfrentar con más estilo lo que nos trae cada día. Te cuento que: En el banco, firma Natalia… En la calle, camina Natalita (casi siempre metida en su pequeño mundo)... En su pequeño mundo, vive la pequeña Natalita, junto a su duende, El Gran Augusto... Tengo la costumbre de clasificar las situaciones por colores, y con el tiempo, esos colores se fusionaron con mis personalidades. Hoy, cada historia que cuento tiene un color diferente, según cuál de nosotras te esté contando la historia. Natalia, cuenta historias rojas, y digamos que es la mejor representación posible de un “adulto grande y serio” que puedo tener. No pasa mucho, para mi, la vida es más divertida siendo una niña feliz. Igual, de vez en cuando hace falta sacarla a pasear, pero requiere tanta concentración de mi parte que me pongo vaga y casi nunca lo hago, aunque trato, lo prometo. Natalita, es a quien probablemente conocerías si nos vieras por ahí. Aparento ser un “adulto grande y serio” hasta que abro la boca, sobretodo si es para contarte algo que me emociona, ahí se me cae to’. Por eso, casi siempre me verás sola en una esquina imaginándome cosas y situaciones. Para conocer a la pequeña Natalita, tendrías que sumergirte con nosotros en La Princesa, un mundo fantástico que es paralelo a este, en el que ando metida la mayor parte del tiempo, aunque físicamente me puedas ver frente a ti. Ahí me voy de aventuras con mi sabio amigo y duende de compañía, El Gran Augusto. Por eso de hacer más interesante la cosa, de vez en cuando dos o tres de mis personalidades salen a la vez, y contamos historias de otros colores. Si se unen Natalia y Natalita, escucharás historias chinitas. Es un intermedio un poco más cómodo para mi cuando de ser un “adulto grande y serio” se trata. Si se unen Natalita y la pequeña Natalita, escucharás historias verdes, estas son las favoritas de Augusto, pues él siempre dice que es lo más cercano al futuro, y que me viene bien ir practicando. Lleva unos años hablándome de grandes cambios que se avecinan. Si se unen Natalia y la pequeña Natalita, escucharás historias violetas. Son mis favoritas para escuchar y contar en esos días en los que las cosas no salen como uno quisiera, y me siento afortunada, pues en mi versión de “adulto grande y serio”, de vez en cuando tengo a Augusto susurrándome al oído, y asegurándome que al final todo va a estar bien. De vez en cuando nos juntamos todas y te traemos historias marrones, pero eso no pasa tan a menudo, imagínate tú, tanta gente hablando a la vez, es difícil de llegar a acuerdos. Y cuentame, ¿cuántas versiones de ti misma habitan en ti? Búscanos en las redes sociales, en Facebook como Bitácora de Aventuras, en Instagram como mini bitácora de aventuras o pasa por nuestra página web https://linktr.ee/bitacoradeaventuras Si te gustan las historias que contamos, date la vuelta por itunes y regálanos tus 5 estrellitas, y si crees que a algún amigo le van a gustar, mándalo pa'cá. Nos veremos otro día que no va a ser hoy, a dormir.
Bitácora de aventuras, edición La Felicidad: Historia Verde Si te hace feliz, hazlo todo el tiempo. ¡Hazle caso a Augusto! En el 2000, estaba obsesionada con unos trajecitos. De sorpresa, mi mamá me consiguió uno, el mejor de todos, largo y con brillitos. Era perfecto, tan perfecto, que no me atrevía a ponérmelo, y menos después de que mi mamá gastara tanto en él, temía dañarlo. Lo usé por primera vez para una boda en el 2001. En el 2016, preparándome para una actividad en casa de una amiga, me tropecé con él y volví a decir, no, para algo especial. De inmediato Augusto me hizo una lista de todas las ocasiones especiales en las que lo había usado. No eran ni 10, en más de 15 años. Me lo enganché… Para la actividad de 6 personas en la casa… Sí, largo y con brillos... Ya hoy perdí la cuenta de cuantas veces lo he sacado a pasear, pero mi miedo a "gastar" la emoción de usarlo y de dañarlo quedó atrás, al final, mejor dañarlo disfrutándolo que no dañarlo por nunca disfrutarlo. 2 de junio de 2020 Y tú, ¿haces lo que te da la gana todo el tiempo porque te hace feliz? ¿Me cuentas? Búscanos en las redes sociales, en Facebook como Bitácora de Aventuras, en Instagram como mini bitácora de aventuras o pasa por nuestra página web https://linktr.ee/bitacoradeaventuras Si te gustan las historias que contamos, date la vuelta por itunes y regálanos tus 5 estrellitas, y si crees que a algún amigo le van a gustar, mándalo pa'cá. Nos veremos otro día que no va a ser hoy, a dormir.
Bitácora de aventuras, edición La Acción, la No Acción: Historia Violeta En la vida he tropezado con todo tipo de momentos, con todo tipo de personas. Augusto siempre dice que en realidad, solo hay dos tipos de personas, y que quizás es más certero decir que hay dos tipos de actitudes ante una situación, la acción y la no acción. Entre mis personas favoritas, tengo de los dos tipos, y debo confesar que he sido las dos... Ninguna me gusta más que la otra, creo que en su momento, cada una tiene su utilidad. Soy fiel creyente de que no existe nada que no haga falta, y de que a lo que no le encontramos el valor o la utilidad, es porque aun no nos ha hecho falta a nosotros, y que no nos haga falta a nosotros no significa que no le sería útil a más nadie. En La Princesa, le llaman El Movimiento, y la falta de él (o No Movimiento), y Augusto me dice que no es lo mismo estar en No Movimiento que estar quieto, porque estar quieto se trata de estar contigo, y el No Movimiento se trata de tu relación con otros. Yo, cuando no es con Augusto que hablo, les llamo acción y no acción, si no has estado en La Princesa los términos de Augusto pueden ser confusos (así que ponte a hablar con tu duende para que entres a La Princesa con nosotros). Una de las mayores virtudes que he desarrollado, es mi capacidad de no acción. Muchos a mi alrededor me consideran molestosamente no reaccionara (apuesto que muchos han pensado que lo hago por joder, pero no). Augusto me enseñó que reaccionar sin análisis me haría pensar que estoy siempre en lo correcto, y que no hay nada más peligroso que pensar eso. Por eso, al enfrentarme a una situación, mi reacción es principalmente ver la situación, y después reaccionar, si es que hace falta. En esos análisis, me he dado la oportunidad de entender la otra parte, y de darme cuenta de mis fallos. Sí, los demás también tienen razón, aunque nos rejoda aceptarlo. De hecho, todos siempre tienen la razón, desde su punto de vista, y el que se queda con un solo punto de vista se queda atrás. Si no permitiera ese espacio de escuchar, de analizar, quizás los demás a mi alrededor se cohibirían de decirme su opinión en una próxima ocasión, y que mucho me perdería sin escucharla. 4 de abril - 17 de agosto de 2020 Y tú, ¿practicas la acción, la no acción o las dos? ¿Me cuentas? Búscanos en las redes sociales, en Facebook como Bitácora de Aventuras, en Instagram como mini bitácora de aventuras o pasa por nuestra página web https://linktr.ee/bitacoradeaventuras Si te gustan las historias que contamos, date la vuelta por itunes y regálanos tus 5 estrellitas, y si crees que a algún amigo le van a gustar, mándalo pa'cá. Nos veremos otro día que no va a ser hoy, a dormir.
Bitácora de aventuras, edición Confio en ti, querido extrano: Historia Verde En el 2016, me fui a conocer unas cascadas en Jamaica. Había unas partes que eran un poco peligrosas si no conoces el area, asi que en contra de mi voluntad, tuve que seguir la condición de ir con un guia en todo momento que tenían en el lugar. Y como siempre, hacer lo que originalmente no quería hacer, terminó siendo la mejor parte de todo… Llegue al puerto de Ocho Rios, y me puse a buscar como llegar a unas cascadas de las que habia leido en un articulo, no tenia mucho tiempo alli, y queria aprovecharlo. Se me pararon como 5 personas de frente, pero Augusto se le trepo en la cabeza a uno de los muchachos, y empezo a hacer su clasico baile de llamar la atencion cuando quiere que haga algo. Por eso de no pasar la verguenza de la pavera sin explicacion para los demas, le hice caso rapido. Nos montamos, y una hora despues, estabamos en el lugar. Yo estaba toda emocionada, estaba en un crucero con varias personas, y estaba ansiosa de pasar unas horas sola para recargar. Había notado que cada vez que pensaba en esa anhelada soledad Augusto se reía, pero decidí “pichar”. El es asi, a veces se ríe cuando sabe algo que yo no se, pero como no hay manera de distinguir de que se rie, y el se rie casi todo el tiempo, la mitad de las veces me pierdo esa senal que me da de lo que viene. Cuando me baje del carro y camine hacia la entrada, vi que habia un counter y unos lockers para guardar las pertenencias. Yo lo unico que tenia era una mariconera que va conmigo al fin del mundo, y una botella de agua, asi que pase de largo como si conmigo no fuera la cosa, acostumbrada a que aqui tu llegas al rio, escoges tu esquina y ya. Pague la tarifa de acceso, y cuando me fui a ir me dieron la llave del locker y me señalo a un grupo de personas y me dijo: “la tarifa incluye una visita guiada, puedes ir con cualquiera de ellos”. Trate de pichar, y seguir sola y en eso me pararon y me explicaron que no era una opcion. La pequena Natalita se bajo del lazito y cuando voltee a buscarla estaba frente a mi un muchacho jovencito, que con toda la seguridad del mundo me miro y me dijo: “ven, esto te va a encantar”. A veces las cosas que menos quieres te revientan en la cara a la misma vez. Acepte, medio con la muela de atras, pero lo segui, porque antes de que pudiera hablar ya estaba Augusto en uno de sus hombros y la pequeña Natalita en el otro, y cuando esos dos se juntan, no hay mucho más que decir. Era un rio que tenia un monton de caidas de agua, y hay caminos y distintos puntos a los que puedes ir. Yo estaba en mi clásica huelebicheria de casi no hablar, y contestar sí o no de cuando quiero estar sola y no me es posible, mientras el guia estaba todo emocionado contandome historias del lugar y describiendo todo lo que ibamos a estar haciendo. En cierto punto, me despisté, y no preste atención a lo que me dijo, cuando mire a la izquierda, el estaba caminando sobre el agua. Cuando fui por instinto a gritarle que hacia (toda preocupada), se echo a reir y me dijo: “ven, el camino es por el mismo rio, te voy a ayudar”. La pequena Natalita y Augusto estaban imitandolo, brincando de piedra en piedra y “caminando” sobre el rio. Despues de ese momento, se me quito la huelebicheria y me alegre de la galleta mental que habia recibido despues de tanta perreta por querer irme sola. Hice absolutamente todo lo que sugirio, y hasta entre en mi modo parlanchino. Me llevo a tantos lugares, que juraba que estabamos lejisimos en cierto punto. No pense que hubiera tantas cascadas y cosas hermosas para ver en un solo lugar. Me conto que estaba en la escuela todavia, que trabajaba como guia para seguir estudiando al graduarse y que le parecia el trabajo menos trabajo posible, porque igual el vivia cerca y habia hecho eso mismo toda su vida, ahora lo unico diferente era ayudar a otros a hacer lo mismo (y no morir en el intento). En cierto punto estuvimos frente a un salto de unos 10 pies, agarro la camara y me dijo: “Brinca! Te veo abajo”. Yo lo mire y le dije que le tenia miedo a las alturas, y su respuesta fue algo asi como, ok, y que? Al ver su reaccion me di cuenta de que no estaba con una persona que se detuviera por temerle a algo, y dije bueno, brinca, al final, en algun punto tienes que superarlo, y que mejor manera que con agua de fondo por si no hago bien el brinco. Una semana despues le agradeceria en el alma haberme ayudado a superar mi panico a las alturas, mientras subia a una piramide en Mexico. Despues de ese momento no hubo vuelta atras, era su colita, y tenia la caracteristica pompiaera de haber aprendido algo nuevo y querer hacerlo una y otra vez. Brinque en cuanto salto de agua habia. En un momento, me dijo, ven, vamos a hacer algo que casi nunca se puede hacer, porque solo caben dos personas pequeñas, y aquí todo el mundo viene en grupos. Yo me emocioné y sin preguntar mas detalles me le fui detras, ya a estas alturas lo estaba siguiendo sin cuestionar nada, porque todo habia sido tan divertido que no queria perderme nada. Caminamos y nadamos hasta pararnos sobre una piedra, justo frente a una cascada. Todavía estaba haciendo balance sobre la piedra cuando él me miró, se sonrió emocionado y me dijo: “do you trust me?” Apenas pude contestar que sí con los ojitos y una sonrisa, y él saltó a una charca que no medía ni 3 pies de diámetro, y que estaba unos 15 pies bajo mis pies. Quizás fueron 3 segundos, pero me pareció más tiempo, probablemente porque para mi el tiempo se detuvo, distraida pensando en que por fin era Jasmine, de Aladdin (mi película favorita desde el 1992), y me acababan de invitar a una aventura diciendo: “do you trust me?” Me quede mirando fijamente al fondo de la charca, y cuando por fin salió del agua me dijo: “I’m gonna go under this rock”, señalando la cascada, “you count to 10 so I can cross, then jump and do the same”, y cuando me vio riéndome, mitad nerviosa mitad confundida, me dijo: “there’s no other way out now, I’ll wait for you” y se metió debajo del agua. Me quede paralizada y riendome, mire a todas partes, buscando otra alternativa para no tener que brincar, y me di cuenta de que sin ayuda no podia salirme de la piedra y nadar a la orilla porque la corriente estaba bien fuerte, y recordaba que el casi me jalo como una muñequita y me paro sobre la piedra. Me entro una de mis paveras de nerviosismo y dije: puneta natalita, en que te metiste. Augusto y la pequena Natalita ya habian brincado, asi que no me quedo mas remedio. Conte hasta 3, me repeti que todo iba a estar bien, y salte. Cuando toque el agua, senti una corriente que me jalaba hacia la piedra, pero pelee contra ella para subir a coger aire y salir a la superficie, tratando de imitar al pelo lo que el habia hecho. Se podria decir que yo se nadar, pero siendo sincera, es mas bien mantenerme en la superficie y sobrevivir lo que se hacer, no soy muy diestra. Mire la piedra que ahora estaba 15 pies sobre mi cabeza desde el charquito de 3 pies de diametro. Me rei de nuevo, conte hasta 10 (por si acaso los 10 segundos eran despues de estar ahi y no desde el salto), y me meti debajo del agua, tocando la pared, tratando de irme debajo de ella. Como no se aguantar la respiracion debajo del agua, era medio complicado, porque tenia que hacerlo con una sola mano. La primera vez que intente me asuste y volvi a subir a la prisa. En el segundo intento recorde la corriente y dije, bueno, usala; baje, toque la piedra, encontre donde terminaba, me le fui debajo y pataleé con la corriente para cruzar al otro lado. Cuando “cruce” o mas bien entendi (sin estar segura) que habia cruzado, busque la superficie y subi. Cuando asome la cabecita, el tenia una cara de mezcla de felicidad y asustado, probablemente me tarde mas de lo que el esperaba. Estabamos debajo de una piedra, y se escuchaba la cascada cayendo sobre nosotros. Era como una cuevita diminuta, el estaba acostado, solo le veia la carita frente a mi. Mientras se daba la vuelta no se ni como porque casi no cabia, me dijo que para cruzar al otro lado, debiamos cruzar ese tunel arrastrandonos por el piso. La noche anterior, estaba leyendo La Ciudad de las Bestias y en una escena, el niño, que es uno de los personajes principales, se fue a explorar el centro de la tierra. Para hacerlo, tuvo que arrastrarse por unos túneles. Obviamente, le dije que sí, y mientras lo seguía, me transforme en Alexander Cold en una mision especial al centro de la tierra. Me arrastre por esos tuneles como si de mi dependiera la salvacion de mis amigos, y me emocione tanto que medi mal una curva, y conservo en mi rodilla una cicatriz como recuerdo de ese momento. Cuando me corte, me di cuenta de que el guia ya estaba afuera, escuchaba su voz que me decia por donde ir, veia la luz del sol al fondo, tras una cortina de agua, y supe que estaba por salir de la cascada. Quise tardarme un poquito mas, por eso de estirar la aventura, pero ahi se me paro Augusto de frente, y me recordo mi actitud a mi llegada, y como en aquel momento no podia esperar a que terminara la visita guiada para quedarme sola. A veces es asi, nos quejamos de algo, y despues que le damos la oportunidad y nos gusta, no queremos que se acabe. Le sonrei a Augusto, y lo segui hasta el otro lado, en donde nos esperaban el guia y la pequena Natalita, que ahora estaba sobre la cabeza del guia. Nos sentamos en una esquina a hablar y a mirar el rio, mientras el hacia el recuento de todo lo que habiamos hecho senalando distintas partes del rio. Me lleve a ese muchacho en el pecho, despues de haber protestado tanto por tenerlo, ahora deseaba tener a alguien que me ensenara tanto como el en el resto del viaje, y que encima se disfrazara de Aladdin en el proceso. Le di 20 mil gracias, nos tomamos una foto, cogi mis cosas y me fui. Despues de eso, he contratado guias en cada lugar especial al que voy. 1 - 5 de agosto de 2020 Creo que en general somos asi, todo lo nuevo lo rechazamos, casi por capricho, y cuando por fin lo intentamos, se convierte en eso que en adelante sera lo conocido, y cuando toca abandonarlo para intentar lo proximo, ya no lo queremos dejar. Es nuestro ciclo de aferrarnos a lo que conocemos, a lo que creemos que queremos. No sabemos lo que queremos, solo queremos lo que conocemos. Por eso, una de las peores búsquedas que podemos hacer, es buscar eso que pensamos que queremos. Augusto me ha ensenado que no debo andar pidiendo, ni deseando, ni creyendo que quiero algo. Hay mil cosas por descubrir, y solo vamos a desear lo conocido. El siempre dice que es preferible querer lo que es mejor para mi, lo que sera mas conveniente, y que si voy a pedir o a desear algo, pedir que todo se de como sea mejor, aunque a veces signifique salirme de lo que creo que quiero o que me conviene. Ese dia, aprendi a confiar hasta en quien no conozco, pues si La Vida me lo puso de frente, eso era probablemente, lo mas divertido y mejor para todas las partes. Y tu, ¿has confiado en un extraño? ¿Me cuentas? 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Bitácora de aventuras, edición Las Luchas Internas Con y Contra el Tiempo: Historia Roja Por razones que todavía no entiendo del todo, se me hace dificil ver televisión, y cuando lo hago, siempre veo lo mismo: “The Big Bang Theory”, y de vez en cuando “Sex and the City”. “Sex and the City” en particular me gusta verlo porque me da mucha gracia que me guste tanto, por eso de mi pelea con “ser mujer” de toda la vida que les contaba el otro dia. Nunca olvide un episodio en particular, en el que una de las protagonistas iba a tomar un café con su novio y la exesposa de su novio, pero el nunca llego, y terminaron solo ellas dos. Me da gracia la escena en general, pero hubo una frase que dijo la exesposa que me dio tan y tan duro, que me prometí a mi misma que nunca me iba a permitir caer en esa conducta: "as soon as. If I hear this phrase one more time…” Debo admitir que la mitad de mi tiempo lo invierto en una lucha entre lo que debo hacer y lo que realmente quiero hacer. En ocasiones, estoy hiper productiva y tan hyper que no hay quien me soporte, en otras, lo que quiero es leer sobre los mismos temas que ya conozco, como para repasar (o quizas para estar en mi zona cómoda). Otros días solo quiero apagar el cerebro, eso me pasa mucho últimamente. Me he dado cuenta de que entro en unas sobre cargas masivas, y de vez en cuando simplemente me apago. Cuando estaba sola todo el tiempo no me enteraba, pero la vida ha cambiado desde que soy una novia y madrastra, y me he dado cuenta de algunas de mis conductas de sobrecarga a través de los ojitos de Miguelo (a veces me pregunto de donde saca la paciencia y el amor, pero bien, solo me queda agradecerle, el MVP). Algo con lo que he hecho las paces recientemente, es con que soy la única causa de mis sobrecargas, no hay ni una sola onza de culpa en más nada ni en más nadie. Mi problema es que cuando se me ocurre algo, me entra la manía y quiero verlo hecho YA. Por eso fui obsesiva con los estudios y hoy en día es con el trabajo y todo lo que ahora empiezo. Cuando era solo el trabajo todo estaba bien, pero en años recientes que hemos añadido el factor vida después de este trabajo, en preparación para el próximo trabajo como agricultora y contadora de historias, me he visto caer en desgastes masivos. Verme en enfermar casi a diario, y estar cansada todo el tiempo me puso a pensar que es momento de bajarle dos a ese tema de creerme super man si es que en algún momento de la vida voy a querer dedicarme realmente a la finca, al bambú y a contar historias. Así que en esta semana, como he intentado en tantas otras ocasiones, decidí retomar mi vida de retiro, para poder enfocarme en lo que viene: La Princesa, y todo lo que viene atada a ella. Con esa decisión tomada, y un poco sin saber como decirle a las partes pertinentes que retomo mi retiro probablemente en el peor momento en el que podría haber decidido retomarlo, me he enfocado en otra necesidad más inmediata: tener un buen cuerpo para poder hacer buen uso de ese retiro. Mirándome los ojitos de mapache, y el hecho de que llevo años pasando de una enfermedad a otra, me di cuenta de que lo más importante para mi en este momento, es reconocer esa necesidad de apagar después de una sobrecarga, y acomodar el tiempo de apagar como parte de las actividades diarias y semanales. Más fácil dicho que hecho, porque apenas en años recientes es que he podido hacer paz con el “no hacer nada”, y dedicar una tarde y hasta un dia entero al puro descanso y a leer sobre cosas que se me ocurren. Solía sentir que “perdía” el tiempo, pero la verdad es que me he dado cuenta de que son conocimientos que me han servido en cada etapa, y que al salir de uno de esos descansos post sobrecargas, salgo el doble de productiva, y las tareas que quizás me hubieran tomado dias, me terminan tomando apenas unas horas. Quizás, el tiempo de ocio no es tan malo nah’, si va bien encaminado, y tiene el propósito de desconectar para conectar con lo que de verdad queremos, adentro. Y si no es así, pues al menos me ha salido bien a mi, porque todo lo que he aprendido de siembra, bambú y cocina lo aprendí en esos momentos en los que pensaba y me reprochaba que no hacía nada. El otro dia, me abrume con la lista de tareas y, en contra de mi naturaleza, cerré la lista, abrí el tablero de “parchís” y me puse a jugar con Ananda y Miguelo. Una hora después, se me ocurrió una manera de simplificar la mitad de las cosas que tenía en la lista de tareas. De una manera u otra, nunca apagamos, que es lo importante, siempre aprendemos algo, hasta en las pausas. El tiempo no se pierde, se invierte, esta ahí, y toda decisión sobre cómo invertirlo es la adecuada aunque quizás en el momento no lo podamos ver. 28 de junio - 20 de julio de 2018 Esto lo escribí hace 2 años, pero sigue siendo igual de válido, quizás hasta más, porque aunque me rejoda aceptarlo, me hizo verme dentro de mi antiguo círculo vicioso del “as soon as”. Las buenas noticias son que una vez me vi ahí adentro, me tire una soguita y me puse a escalar para salir. Y tú, ¿luchas contra el tiempo o vas con él? ¿Me cuentas? 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Bitácora de aventuras, edición Los Objetos: Historia Amarilla Tengo una ahijada hermosa, que tiene un hermanito, ella tiene 13 años, él tiene 9, unos años después de ellos nació mi mejor amiga, mi otra sobrina que ahora tiene 4 años. He ido a casi todos sus cumpleaños, y cuando no he ido, los visito poco después para celebrar. Siempre llego con las manos vacías, y nunca me han pedido nada. Cruel ante los ojos de algunos, para mí siempre ha sido mi mayor legado para ellos. No creo en los regalos, pero sí en el amor, y siempre me he encargado de que lo sepan y entiendan, aún sin hablar del tema. Los más pequeños quizás no entienden cómo funciona, pero la grande, mi ahijada hermosa, ella es el humano más maduro que conozco, desde muy temprana edad, de que a veces no sé si su mamá y yo aprendemos de ella, o es al revés, como supuestamente debería ser. Ella notó tempranito que madrina prefería ayudar a mamá para que ella hiciera lo que era mejor para todos, y que si alguien recibía regalos en los cumpleaños de ella y su hermanito era su mamá y no ellos. En la década que va desde que comencé la aventura de poseer menos cada día, me di cuenta de que a veces para contrarrestar nuestra ausencia, sustituimos con objetos, quizás para perdurar, o para ser recordados en los objetos, no sé, ya a estas alturas ni siquiera le encuentro la lógica al intercambio de objetos por obligación y no por necesidad. Recientemente Miguelo se mudó a la casita, y esta semana agarré mi closet y lo vacié, casi la mitad de las cosas se fueron. Miraba las prendas de ropa y me reía recordando las historias que estaban atadas a ellas, y me reía de mí misma también, porque entre las cosas, encontré un traje y recordé exactamente el último día que me lo puse, aunque me encantaba: feria del vino de Lury, Córcega, julio de 2011. Se le rompió el cierre y lo guardé para arreglarlo y volverlo a usar, y nada, aquí andamos 7 años después, él en closet esperando por mi, y yo sin disfrutarlo. Lo puse sobre la máquina de coser, tengo una semana para arreglarlo, y si no lo hago, lo dono junto con los demás a alguien que le haga más falta que a mí. Así me pasó con tantas cosas, las tenía porque alguien me las dio con mucho cariño, aunque ni me gustaran ni les diera uso. Tomé la decisión de dárselas a alguien que sí les dé uso (probablemente influenciada por Toy Story), y recordar la buena intención de quién me lo dio con un gracias y una foto (el álbum más divertido de recuerdos que pronto abandonarían la casita será por siempre el de julio 2013, qué misión, historia para otra bitácora). No quisiera que mis buenas intenciones se convirtieran en estorbos para alguien algún día, así que desde hace al menos 13 años, dejé los regalos de objetos atrás. Eso sí, me vuelvo loca y no lo pienso ni 2 segundos antes de hacer la compra si veo algo que sé que es el sueño de alguien, ese tipo de alineaciones no se dan todos los días, y ser un duende de las felicidad de alguien más es una de las cosas más cabronas que hay. Desde ese día, así lo he hecho también con mis propios sueños y regalos a mi misma, digamos que en ese momento surgió también la impulsividad macabra de acción al conseguir cada pasaje de avión, la finca, y todas las aventuras que pronto seguirán viniendo. 11 - 30 de octubre de 2018 Y tu, ¿qué opinion tienes sobre los regalos? ¿Me cuentas? Búscanos en las redes sociales, en Facebook como Bitácora de Aventuras https://www.facebook.com/bitacoradeaventuras/ , en Instagram como mini bitácora de aventuras https://www.instagram.com/minibitacoradeaventuras/ , o pasa por http://bitacoradeaventuras.com/cuentamelo-todo/ Si te gustan las historias que contamos, date la vuelta por itunes y regálanos tus 5 estrellitas, y si crees que a algún amigo le van a gustar, mándalo pa'cá. Nos veremos otro día que no va a ser hoy, a dormir.
Bitácora de aventuras, edición Destellitos Historia Violeta Esta semana me tocó compartir con La Muerte... Augusto siempre dice que ella es la hermana gemela de La Vida, y que son prácticamente lo mismo, aunque la mayoría de las personas no lo comprendemos así hasta que se acerca nuestro momento de tenerla como guía. Debo confesar que todavía no logro comprender del todo eso de que sean lo mismo, o quizás simplemente me convencí de que no lo comprendo porque es más fácil hacerme la que no lo entiende que tener que bregar con ella. El sábado 16 de marzo de 2019 conocí a Jonef, y nunca olvidaré mi primera impresión sobre él: “este mocoso todavía no se ha graduado de escuela superior y está más claro que la mitad de la gente que conozco, incluyéndome”. Estábamos en una entrevista de trabajo, y lo más que recuerdo era interrumpir cada 2 minutos para reírnos, yo estaba peleando para que saliera a la luz mi versión roja sin ningún tipo de éxito, cuando la pequeña Natalita se bajó del lazito, y se puso a jugar entre los dreadlocks de Jonef, brincando entre uno y otro como si fueran lianas. Al verla me dije, bien, violeta será esta conversación. Cuando supe su edad, y que todavía estaba en la escuela, le pregunté qué lo había traído a nosotros, y me dijo: “un maestro de la escuela” (por eso de confirmar, que los maestros tienen la capacidad de transformar todos los días). Me contó que su maestro les dijo algo así: “Bueno, podríamos aprender en el salón y estar el resto del semestre en esto, o podemos llevar el ejercicio un paso más allá ”. En lugar de asignar un proyecto, convirtió el buscar su primer trabajo en un proyecto, y los ayudó con los procesos y recomendaciones. Me habló de su mamá y su maestro como en 5 ocasiones en esa breve conversación, y de hecho, fue su manera de hablar sobre otros lo que más me llamó la atención. Escogió cada palabra, con el cuidado que pocos a su edad tienen, dejándome saber en qué estaba de acuerdo con ellos y en qué no; respetando, pero alejándose de su opinión, dejando claro quién era y qué quería (y, dándome una galleta mental en el proceso, pues a esa edad no soñaba con tener esa claridad). Unos días después, nos vimos otra vez, y entre una pavera y otra, le transmití todo lo que pude para ayudarlo a prepararse para su nueva aventura, y en menos de un mes, ya dominaba todo mejor que yo (que para mi, es el más alto nivel de satisfacción, cuando de enseñar se trata). Esta semana recibí la noticia de que se habia ido con La Muerte, y después de “botar el golpe”, como decimos en Puerto Rico, cantando canciones de películas de muñequitos y llorando mientras limpiaba, estuve lista para sentarme a hablar con Augusto. Él siempre me da mi espacio, los duendes saben que cada etapa y cada emoción hay que vivirla, y cuando me ve triste solo se me sienta al lado a acompañarme en lo que estoy lista para hablar de nuevo. A veces la pequeña Natalita se baja y se sienta con él, pero esta vez se colgó de Raulito (mi dreadlock), y se puso a jugar, como lo hizo el día que lo conoció. “Augusto, ¿por qué algunos se van temprano de este mundo?”, le pregunté, ya menos llorosa. ¿Qué es temprano?, me respondió, en el tono de conversación existencial que en ese momento no tenía muchas ganas de escuchar, y le dije: “como, muy jóvenes”. “No existe eso de irse muy joven de este mundo Natalita”, empezó a decirme, pero en mi molestia lo interrumpí diciéndole medio de mala gana, “pero Augusto, es que algunos están con nosotros tan poco tiempo”. En eso la pequeña Natalita se bajó del lazito y me dio un abracito en el brazo, y Augusto me dijo: “algunos son más rápidos que otros, ya han aprendido todo lo que vinieron a aprender, cuando otros apenas comienzan a preguntarse qué hacen aquí”. Augusto apenas había terminado de hablar, cuando La Gran Reina, La Vida, se mostró y me dijo: “Estaba listo...” El tiempo pareció detenerse por unos segundos, y justo a su lado, se me mostró por primera vez su hermana gemela, La Muerte, que casi como si fueran una sola, terminó la oración que empezó La Vida: “...aunque quizás los que se quedaron no estaban listos para perderlo”. Me miraron fijamente, y la mirada se sentía como si viniera de un punto fijo, como si se unieran de alguna manera. Quise hablar, pero la mirada no me lo permitió, era como si quisieran decirme que por ahora ya no había más palabras. Un microsegundo después, estaba como flotando en un fondo negro, a mi alrededor, flotaban detellos de colores, que formaban diferentes patrones, algunos en zigzag, otros en círculos, otros rectos, otros simplemente eran puntitos haciendo lo que les daba la gana. Me puse a moverme, era una combinación de volar y nadar a la misma vez, podía ir en cualquier dirección, y todos los destellos se movían, algunos a mi alrededor, otros alejándose de mi, otros acercándose a mi. Me entretuve jugando con ellos, y en el proceso se me olvidó dónde estaba y la conversación que acababa de tener. En ese lugar, lo único que no podía hacer era quedarme quieta, por más que trataba, mi cuerpo flotaba y se movía de lugar, y justo cuando miré “mi cuerpo”, me di cuenta de que yo también era un destellito de colores, y me puse tan contenta que empecé a moverme como una loca, viendo cuán rápido podía moverme, y jugando con los demás que se cruzaban conmigo. Entre un juego y otro me di cuenta de que si daba vueltas en círculos bien rápido, el fondo se volvía de colores, y los destellitos nos volvíamos negros, y de más está decir que perdí la cuenta de cuántas veces me cambié de “tipo de destello”. De repente escuché una voz, y me quedé en el fondo de colores siendo un destello negro, estaba lejos y no lograba distinguir lo que decía. Me moví de prisa de un lado a otro siguiendo la voz, hasta que estuve tan cerca que pude distinguir cuando dijo: “mi alma está en gratitud con todo el que me brindó su mano y su amor para mi progreso en esta carrera corta”. Era un destellito más pequeño que yo, me miró, me sonrió y se fue. De inmediato, el fondo de colores se convirtió como en una montaña rusa, y bajé tan a prisa que los destellitos negros se volvieron una mancha negra lejana. Mientras bajaba, el fondo convertido en montaña rusa iba perdiendo todos sus colores, hasta quedar negro. Yo fui ganando colores hasta convertirme en un destellito de colores otra vez, y antes de que pudiera analizar lo que pasaba, estaba frente a Augusto, la pequeña Natalita, La Vida y La Muerte de nuevo, y recordé que estábamos en medio de una conversación. La Vida y La Muerte me sonrieron, y repitieron juntas esta vez: “estaba listo… algunos son más rápidos que otros, ya han aprendido todo lo que vinieron a aprender, cuando otros apenas comienzan a preguntarse qué hacen aquí”. Y como mismo llegaron, se fueron. Me senté con Augusto y la pequeña Natalita a tomarnos un té mirando las plantitas, y les dije, “a ver cuánto me toma aprender lo que vine a aprender”, a lo que respondieron con una sonrisa, y encogiendo los hombros me dijeron “ya veremos, cuando estés lista”. 24 de julio de 2020 Y tú, ¿cómo vives La Muerte? ¿Me cuentas? 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Bitácora de aventuras, edición Un Viaje en Pajarito II Historia Azul El pajarito les gritó desde el aire que venía ya mismo, que quería volar un ratito más. El león se bajó de la estatua y se paró en el borde de la fuente, mirándolos fijamente. No mediaba palabras, solo los miraba, miraba el jardín, volvía y los miraba, y miraba la fuente, y regresaba la vista a ellos. Era del color de los ladrillos de la fuente, ese característico rojo anaranjado del ladrillo sin empañetar; sus movimientos eran bien lentos, al final era de esperarse, parecía estar hecho de piedra con color de ladrillo. Parecía estar aguantando la respiración, como si algo dentro de él quisiera salir. De repente, parado en la orilla de la fuente, soltó un chorro de agua desde su boca, la pequeña Natalita y Augusto no entendían en dónde había guardado tanta agua, pero después de todo, quizás era de esperarse, siendo un león que se bajó de una pared. Al soltar el agua su rostro cambió a uno de alivio, quizás eso era lo que no lo dejaba respirar. ¿Respiraba una estatua? No sabían, cada segundo llegaba con más preguntas de las que cabían en ese segundo. En un acto inesperado, les dijo hola, con la naturalidad de que las fuentes convertidas en leones de piedra se mueven y hablan, y de que todos deben conocer ese dato. Los saludó y se viró hacia la fuente. Después les gritó: ¡Sol! ¡Luna! ¡La plaza está vacía, es su momento! Y de inmediato las figuras del Sol y la Luna se salieron de la pared, y se tiraron a la fuente custodiada por el león. El león tomó con su boca un poco de agua de la fuente, les sonrió, se volteó hacia el otro extremo, a la entrada a la fuente larga, y apuntó al cielo. De su boca salió un rayo de agua larguísimo, parecía como el chorro de una manguera, que se extendió por todo el cielo que podían ver, asumieron que por todo el Viejo, y de repente, las gotitas comenzaron a caer lentamente, y luego más fuerte, y comenzó a llover. Las fuentes se llenaban de agua, y el león la volvía a recoger y lanzar por ratitos para mantener la lluvia constante. Entre medio de una de sus recargas de agua se presentó con la pequeña Natalita, y les contó que a las estatuas les encantaba jugar en sus fuentes, pero si había Olvidadizos cerca no se podía, porque enseguida los iban a querer mover de lugar para observarlos a ver si los podían hacer repetir el movimiento a su antojo. "No conocen nada de las estatuas que hacen, es como si no supieran que una vez hechas, las estatuas jugamos cuando queremos, no cuando alguien más lo pide", les dijo. Les tiró la clásica mirada de “Olvidadizos, qué se va a hacer”, el Sol y la Luna detuvieron su juego para imitar la mirada también. Augusto y la pequeña Natalita se murieron de la risa, es verdad, a veces da tanto trabajo hacerles ver todo, que solo nos queda reírnos y aceptarlos como son. El león continuó: "en cierto punto decidimos que podíamos salir a jugar hasta de día cuando estuvieran de visita aquí, pues notamos que los Olvidadizos se volvían locos cuando llovía, era como si le tuvieran miedo a la lluvia, así que nos inventamos esa manera de crear lluvia para engañarlos a todos y poder salir a jugar, pues automáticamente salían todos a esconderse de la lluvia y vaciaban el lugar". Augusto y la pequeña Natalita se rieron, pensándolo bien habían notado esto también asomados desde el Balconcito de la Felicidad. A veces se sentaban en la orilla a ver la gente pasar y disfrutar sus días de visitas al barrio. Y casi como por arte de magia, una vez caía la primera gota de lluvia, todos corrían a esconderse. Todos menos ellos, ellos aprendieron hace tiempo a bailar cuando llueve y ya. Al final, la lluvia para otros es una bendición, sobretodo para sus amigas las plantitas del Balconcito de la Felicidad, verlas sonreír tanto cuando llueve los hizo aprender a hacer lo mismo. Jugando y lapachando todos con la lluvia y el agua de las fuentes, escuchaban al león, que siguió a contándoles historias, sobre todo historias de lo que había visto en los años que llevaba en esa fuente. Les contó que al principio veía muy pocas personas, pues esos jardines eran de la casa de unos Olvidadizos que en ese momento eran parte de La Familia Real, y que no sabían apreciar lo que tenían, tanta gente que hubiera deseado tener un jardín para pasear, y ellos lo tenían, y andaban solo pensando en conseguir otros lugares para hacer más jardines, quién sabe para qué, porque si no podían sentarse a apreciar uno solo, ¿qué iban a hacer con más de uno? Pero bien, cosas de Olvidadizos. De hecho, el león escuchó que en una de esas expediciones para buscar más tierras lejanas para hacer jardines en ellas, el dueño original murió, sin poder disfrutar ni este, ni los que esperaba tener. "Triste, como se le va la vida a un Olvidadizo, teniendo tanta vida de frente", dijo el León. "Jamás se dio cuenta de que éramos estatuas que jugábamos en y con el agua cuando nadie nos veía. Solo los menores de 5 Años y los Recordadores pueden notarlo, por eso nos mostramos frente a ustedes sin problema" terminó, con la misma expresión de frustración de hacía un rato. Antes de seguir con la próxima historia, les dijo muerto de la risa que lo más irónico de todo era que ese Olvidadizo de La Familia Real se apedillaba “de León ”, hasta su nombre trataba de gritarle lo que aquí sucedería en unos años, y no logró escucharlo. Les contó un par de cosas que había presenciado; peleas, bodas, películas, reuniones de la Familia Real, la transición de abandono y recuperación de los jardines, el grupo de Mayores de 5 Años que habían abierto los jardines al público en general, y la felicidad que les había traído comenzar a ver a cientos de personas diariamente. Esto era lo mejor que habían visto en todos sus años allí, la belleza de la vida diaria, de los días "normales". Había una muchacha que venía de vez en cuando, traía una tacita de café, y se sentaba en uno de los bancos; a veces con una libreta, a veces con su celular, lo que no cambiaba era que siempre venía sola. Se sentaba en ese banco y escribía y escribía, o leía y leía, cualquiera de las dos, sin parar. Solo levantaba la vista cuando pasaban animalitos cerca de ella, los miraba sin decir nada, sonreía, y volvía a su lectura o escritura. Incontables veces presenciaron carreras de un lado a otro de la fuente, siempre de parte de Recordadores o de menores de 5 años. La vida diaria es mucho más emocionante que los días especiales, pues digamos, en una boda, siempre se sabe lo que va a pasar, con un pequeño cambio aquí o allá. Pero un día en el que una persona camina libremente por el Viejo, se tropieza con los jardines, y lo explora y descubre todo con inocencia y emoción, eso, eso no se compara con nada. Justo en ese momento, La Gran Reina, La Vida, se apareció al lado del león. No importa cuantas veces la hayas visto, verla siempre es un espectáculo de colores. No le falta ni un solo color, brilla tanto, y siempre aparece de la nada cuando menos te lo esperas. Además, cada vez que aparece, luce diferente, unos días tiene un afro, otros una trenza larga, y otras el pelo tan rizo como el de la pequeña Natalita. Hoy tenía un moño alto, y el pelo le daba la vuelta por todo el cuerpo, como una cascada de colores. A la pequeña Natalita esos peinados la distraían mucho, a veces casi no llegaba a escuchar todo lo que decía, supongo que le pasa a muchos, teniendo tanto para ver de frente. Se paró al lado del león y les dijo: “Así es, lo más importante, siempre será lo que se tiene de frente, el presente, por eso las actividades muy planificadas no son tan divertidas, se preocupa uno tanto por los desenlaces y por lo que aún no ha llegado, que no disfruta lo que pasa.” Y así mismo como llegó, desapareció, tirándoles rayitos de luces de colores, que les cayeron sobre las naricitas y les hicieron cosquillas. En eso, el pajarito se bajó del árbol, no se habían dado cuenta, pero llevaba un rato ahí, jugando con la lluvia y viéndolos hablar. Se montaron en sus pezuñas, y se despidieron del león, que en ese momento aspiró con su boca y recogió toda la lluvia y la depositó en las fuentes, despejándoles el cielo para que pudieran ver mejor el camino. Las tres estatuas se regresaron a sus lugares, así como si no hubiese pasado nada. Una vez se montaron en la pezuña, el pajarito les contó que le había contado al león sobre las historias que contaban, y siendo un contador de historias, los quiso conocer, y le pidió al pajarito que los llevara allí. Como los leones tienen la fama que tienen, el pajarito prefirió no explicarles, para que no se cerraran a la oportunidad de conocer al león, solo por su miedo a los leones. Augusto le gritó al león mientras se alejaban en el camino de regreso al Balconcito de la Felicidad, que pronto volverían a donde él, para contarle unas cuantas historias, y para hacerlo parte de una. 4 de abril al 21 de mayo de 2020 Y a ti, ¿qué juicio te limita? ¿Me cuentas? 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Bitácora de aventuras, edición Un Viaje en Pajarito I Historia Azul Un mes entrada en la cuarentena, para saciar mis necesidades "andarieguísticas", recurrí a escaparme a La Princesa con Augusto, y visitar mis lugares favoritos del mundo. Hoy, te comparto una de esas escapadas... Una tarde de abril, estaba la pequeña Natalita atendiendo una plantita de verdolaga en el Balconcito de la Felicidad, mirando las florecitas amarillas por si en unas horas ya no estaban, ellas son así, ahora están, orita no, hay que aprovecharlas. A su lado, Augusto sembraba unas semillitas de espinaca malabar, y fantaseaba pensando cómo iba a brincar de un lado a otro en la enredadera que pronto formaría, ¿o quizás se deslizarían enredadera abajo como si estuvieran en una chorrera? Cualquier plan era bueno, era cuestión de tiempo, pensaba. En eso, uno de los pajaritos, que normalmente ignoraban a todo el mundo y se paseaban por toda la casita a sus anchas, se paró a su lado y los saludó moviendo su piquito y su colita de un lado a otro. Les dijo que quería enseñarles uno de sus lugares favoritos, y que estaba seguro de que a ellos les gustaría también. Se cambiaron de tamaño de inmediato, por eso de hacer clara su aceptación a la invitación, y se montaron en las pezuñas del pajarito, listos para una aventura voladora. Volaron por encima de las calles del barrio, que se llamaba San Juan y como era el más viejo barrio en este rincón de La Princesa, le llamaban El Viejo. No siempre se tiene la oportunidad de ver el barrio desde el aire, o cualquier lugar desde el aire a decir verdad, así que aprovecharon la ocasión, y encontraron recovecos que no habían visto antes. Como siempre, las nuevas perspectivas te hacen ver cosas nuevas hasta en lo más cotidiano. Siguieron la calle San Francisco hasta el final, y doblaron a la derecha por una cuesta gigante en la calle del Cristo, luego giraron a la izquierda en la calle San Sebastián, y cruzaron el portón al final de la calle. De repente, el paisaje dejó de ser de terrazas de edificios coloniales y plazas escondidas entre medio de ellos, y se volvió jardín. Después de volar un rato sobre una casa blanca y el jardín que recién descubrían, el pajarito aceleró sin avisar. Voló super rápido, quizás por la emoción, era como si estuviera en una carrera, volando por encima de una fuente de agua bien largota, como una pista de aterrizaje, que estaba en medio de los jardines. Tan rápido voló, que la pequeña Natalita y Augusto se cayeron de su pezuña. Ellos se habían encogido al tamaño de una mosca, para hacer más fácil el vuelo al pajarito, pero al ser tan minúsculos, el pajarito al parecer ni cuenta se dio de que se cayeron, y cayendo, ahora sintiendo todo en cámara lenta, vieron como siguió volando de lo más feliz, mientras ellos volaron por el aire hasta caer adentro de la fuente que hacía un ratito les pareció una pista de aterrizaje. La fuente estaba llena de ranas, todas se paralizaron y se les quedaron viendo. La pequeña Natalita y Augusto estando del tamaño de moscas, probablemente fueron vistos como un delicioso almuerzo. La rana más grande de todas se les paró de frente, y justo estaba sacando su lengua para comerlos, cuando la pequeña Natalita tuvo una idea. Miró a Augusto, le pidió con los ojitos que le siguiera el jueguito, y comenzó a cantar una canción, una canción que se parecía a la canción de otra ranita que vive por aquí, el coquí. Augusto de inmediato se le unió, y repitió con ella CO - QUÍ, CO - QUÍ. La rana los miró confundidos, nunca había escuchado a una mosca hablar, mucho menos cantar. La rana se transportó a su niñez de inmediato, recordó a su mejor amiga, cuando era una niña, era una ranita coquí, y cantaba casi igual que las moscas que tenía frente. Cuando crecieron, tuvieron que separarse, pues al coquí le gusta la humedad pero no le gusta vivir dentro del agua, y a esa rana sí. Se despidieron sabiendo que era lo necesario, con la promesa de buscarse un día para saludarse y jugar un ratito. Ese día no había llegado todavía. Augusto y la pequeña Natalita aprovecharon que ya nadie intentaba comerlos, y les explicaron que no eran ni moscas ni coquíes, pero que sabían de un escondite cercano de coquíes, que vieron un rato antes en su vuelo en el pajarito. La rana se emocionó, y se preparó para seguirlos en la aventura de encontrar los coquíes, y ojalá que con ellos, a su gran y vieja amiga. Augusto se llevó un par de piedritas de la fuente, y le fue marcando el camino a la rana, para que pudiera regresar cuando quisiera a jugar con su amiga. Augusto dice que es bueno ayudar a los demás a conseguir algo, pero que es más bueno todavía enseñarles cómo hacerlo para que la próxima vez puedan hacerlo sin ayuda, así evolucionamos en conjunto (y también por si no logramos volver a verlos). Caminaron por los jardines, casi hasta el otro extremo de la fuente, y rebuscaron entre los arbustos hasta que llegaron al escondite secreto de coquíes. Augusto y la pequeña Natalita movieron las hojitas, y la rana entró. Para su sorpresa, justo en el centro, tal cual había estado ella en su estanque, estaba su amiga coquí. Se reconocieron de inmediato, y brincaron a abrazarse y a jugar. La rana era mucho más grande que el coquí, pero de alguna manera el coquí lograba brincar más alto que la rana, y siempre le llevaba la delantera cuando eran niñas. Ahora, la rana había descubierto nuevos trucos que podía hacer, y aprendió a dominar sus largas piernas. Tanta fue la euforia del juego que todos comenzaron a saltar como locos, y Augusto y la pequeña Natalita se unieron al brincoteo. Augusto siempre dice que tenemos electricidad en el cuerpo, y que el saltar hace que se activen todos los conductos, y que se creen nuevas conexiones entre nuestros circuitos, así que lo vio como la perfecta ocasión para recargar de electricidad. Se volvieron locos brincando e imitando a las ranas y a los coquíes, y se terminaron alejando del escondite de los coquíes y dejando atrás a la rana, lejos del estanque. La pequeña Natalita sugirió volver para ayudarla a regresar, pero Augusto le mostró el camino de piedritas que le había dejado para que pudiera regresar sola. Sabiendo que ella estaría bien, siguieron brincando y alejándose cada vez más del escondite, hasta que se tropezaron con otra fuente, justo frente a una pared gigante. En la fuente había tallado un león, a un lado un sol y al otro una luna. La pequeña Natalita se asustó, y Augusto le dijo que no había que tener miedo, que para levantarlo, solo había que acercarse y hablarle al oído. La pequeña Natalita se quedó viendo a Augusto confundida, intentando entender de qué manera despertar al león sería bueno para ellos, pero antes de que pudiera preguntar Augusto brinco hasta el oído del león y le pidió que se mostrara. La estatua dio un rugido que hizo que las hojitas del árbol más cercano se cayeran al piso. Augusto cayó de un brinco al lado de la pequeña Natalita, que lo abrazó y llamó al pajarito para que los viniera a buscar... Continuará... 4 de abril al 21 de mayo de 2020 Y tú, ¿a dónde te escapas? ¿Me cuentas? 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Bitácora de aventuras, edición la tribu de JAN visita la tribu de NES para una celebración: Historia Violeta Una tarde de septiembre, fuimos invitados por unos Mayores de 5 Años de la tribu de NES a una celebración un poco triste pero feliz a la vez: una de nuestras mejores amigas en el mundo cumplía 5 años. Es un momento difícil, pues a partir de ese momento se comienza a olvidar exponencialmente La Gran Ciencia del Balance, y temíamos mucho por ella, y lo que podría cambiar a partir de este momento. Decidimos disfrutar el momento y no temerle, a petición de Augusto, que siempre disfruta de una buena fiesta... Para hacer aún más amena la celebración, invitamos a dos de los niños de la tribu de JAN, y de camino cantamos, bailamos, y tuvimos terapia de gritos, ya ni recuerdo por que. Augusto me sugirió incorporar la terapia de gritos un día que nos vio a todos cansados y un poco molestos (cada uno por sus propias razones). Me dijo, Natalia, es importante vivir cada emoción, para poder soltarla, en esta vida hay que aprender a soltarlo todo, si es que uno quiere ser verdaderamente libre y feliz. Haciéndole caso como siempre, desde entonces, si hay molestia, nos montamos en el carro para no molestar a nadie más, contamos juntos en cuenta regresiva desde el 5, y sustituimos el 0 por un gran grito para dejar todo ir. Repetimos cuantas veces sea necesario hasta que podemos ver las molestias ponerse finititas finititas para caber por el pequeño espacio que hay entre las ventanas cerradas del carro, y luego llenarse de aire al salir del carro, convirtiéndose en globos volando por el cielo hasta llegar al espacio, en donde hay tantos recovecos para esconderse que ya no molestan a nadie, y ser libres también. Llegamos al cumpleaños, ya más ligeros habiendo dejado ir la molestia del momento. La celebración resultó ser en una cueva llena de obstáculos. La niña de la tribu de NES, que era la cumpleañera, disfrutaba mucho de las aventuras extremas y, aunque estaba muy pequeña para ir sola a tenerlas, los Mayores de 5 Años de la tribu decidieron llevarla a una cueva que tenía una ventana por la que se podían asomar, así se aseguraban de que estaba a salvo mientras exploraba y vivía una aventura extrema por su cuenta junto a sus amigos. Una vez abierta la entrada a la cueva, todos los Mayores de 5 Años se quedaron en la ventana, y los niños entraron, todos excepto la niña de la tribu de JAN, pues no pareció muy dispuesta a explorar, y se quedó en mi falda mirando a los demás por la ventana. Al ver lo divertido que se veía la cueva, quise obligarla a entrar, en el normal afán por vivir las experiencias por los demás, pero Augusto vino corriendo desde la cueva donde se había ido detrás de los niños para recordarme que cada individuo decide cuando está listo para vivir las experiencias, y no es nuestro lugar decidir por ellos. Nos tiró un besito a cada una y se fue corriendo a la fila de niños otra vez. La niña de la tribu de NES llevaba la delantera, era la gran líder de la expedición y reconocía su responsabilidad, exploraba cada recoveco antes de permitir que alguien la cruzara, y le daba pistas a los demás para que lo hicieran sin problemas. El primer obstáculo era un camino de tierra movediza, que tenían que atravesar para llegar a las montañas que luego debían cruzar para llegar al lejano manto volador. Para cruzar por el camino de la tierra movediza, la niña de la tribu de NES les pidió que se agarraran las manitas para hacer una cadena, pues se necesitaba la ayuda de todos para poder cruzarlo, porque de uno en uno se hundía más rápido la tierra. Se colocaron en línea, y fueron corriendo de la mano formando zig zags, para distribuir su peso uniformemente por todo el camino y conseguir con esto que la tierra no se hundiera. Se quedó en la orilla de la primera montaña, ayudando a subir a cada uno de los niños según iban saliendo del camino de tierra movediza. Quiso esperar al niño de la tribu de JAN, que se había separado de la filita, pero Augusto vino corriendo y le dijo que no se preocupara, que siguieran los demás, que él cuidaría del niño. El niño de la tribu de JAN había decidido lanzarse a otro camino más largo de tierra movediza, pues recientemente había aprendido a correr muy rápidamente, como sus muñequitos favoritos: Sonic y Kiriku, y quería usar sus habilidades. Prefería estar aparte para no tropezar con nadie, y probar cuán rápido podía correr y subir montañas de obstáculos. En su intento, se cayó en múltiples ocasiones, pero se levantó y lo volvió a intentar, cada vez. La niña de la tribu de NES le advertía en dónde podía tropezar, pero él no estaba muy atento a los avisos, estaba demasiado feliz de estar allí, no podía pensar en más nada que no fuera atravesar los obstáculos, y como sabía que Augusto corría a su lado y cuidaba de él, continuaba tropezando y volviendo a intentar feliz. A pesar de haber cumplido recientemente sus 6 años, el niño de la tribu de JAN, al contrario de otros de su edad, no comenzaba a olvidar exponencialmente, pues su mente y su desarrollo, eran más avanzados que los de muchos de nosotros, en resumen, él es de los pocos afortunados que son elegidos al nacer para no olvidar nunca. La niña de JAN permanecía en la orilla de las tierras movedizas, no quería participar, pero estaba anonadada mirando a todos esos valientes saltar de una montaña a otra. Ella siempre había sido una niña más calculadora, le gustaba ver a otros jugar primero y aprender viendo, para entonces decidir si jugaba o no, y a decir verdad la mitad de las veces le bastaba con mirarlos y entretenerse inventando su propio juego. Una vez llegaron a la gran manta voladora, los niños celebraron por llegar a la meta. Le llamaban la manta voladora porque con cada paso que dabas sobre ella salías disparado en el aire, y era casi casi como volar, mientras más fuerte pisabas, más fuerte te disparabas por el aire, así que como se imaginarán, todos brincaban fuerte para volar más alto. En ese brincoteo andaban, cuando Augusto salió corriendo hacia la ventana de la cueva. Augusto se había salido a hablar con los duendes de los Mayores de 5 Años que por la ventana miraban a los niños jugar, para que se encargaran de incitarlos a jugar en la carrera de obstáculos, aunque fuese un solo día. Ellos no tardaron en entrar a la cueva, y corrieron directo hacia los niños, utilizando todas las estrategias que los habían visto utilizar. Una vez en la cueva, encontraron una gran planicie, y decidieron jugar a las carreras de caballos. Los Mayores de 5 Años dejaron de ser Olvidadizos y miembros de la tribu de NES, y se transformaron de inmediato en veloces caballos. La pequeña Natalita y Augusto se quedaron de espectadores, hilando memorias colectivas en la gran base de datos de la red del aire, que solo los Recordadores pueden ver, y que está disponible para todos los Olvidadizos que estén dispuestos a recordar La Gran Ciencia del Balance, y a absorber todo el conocimiento que se ha descubierto, y el que está por descubrirse. Por cada niño, un Mayor de 5 Años de la tribu de NES se convirtió en caballo, y escogió a su jinete. Iba a comenzar la gran carrera de caballos, y decidí convertirme yo también en un caballo, a petición de la niña de la tribu de JAN, que por primera vez en el día se une a los demás. Mientras corríamos, me contó que no le gustaba la tierra movediza, pues cuando era más pequeña había pasado un susto, casi se hundía, y no había querido volver a atravesar un camino así. Habiendo visto la estrategia de la rapidez que usó el niño de la tribu de JAN para atravesarlo, estaba lista para hacerlo, ya no tenía miedo, estaba montada en un caballo, y las habilidades del caballo se le transferían a ella, ahora era rápida, era poderosa, era, definitivamente, invencible. Atravesamos el camino victoriosas, y todos gritaron de felicidad corriendo sus caballos, pero nadie gritó tanto ni río tanto como ella. Había conseguido superar su miedo, al parecer solo hacía falta un caballo. Mientras corríamos, me preguntaba cuál sería mi caballo, esa arma secreta para sentirme poderosa en las cuevas de obstáculos, y se me ocurrió que quizás La Vida se va pasando por etapas, y que por ahora la respuesta era ser el caballo, por si acaso no llegaban los caballos a cargarme. viernes, 4 de octubre de 2019 Y tú, ¿tienes un caballo o eres tu caballo? ¿Me cuentas? Búscanos en las redes sociales, en Facebook como Bitácora de Aventuras https://www.facebook.com/bitacoradeaventuras/ , en Instagram como mini bitácora de aventuras https://www.instagram.com/minibitacoradeaventuras/ , o pasa por http://bitacoradeaventuras.com/cuentamelo-todo/ Si te gustan las historias que contamos, date la vuelta por itunes y regálanos tus 5 estrellitas, y si crees que a algún amigo le van a gustar, mándalo pa'cá. Nos veremos otro día que no va a ser hoy, a dormir.