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Hablar del sentido espiritual que debe tener la navidad para nosotros suena raro en medio de la corriente de este mundo, porque en ella se sobrevalora lo material, lo corruptible, lo que no permanece y lo que se ve; y se suele menospreciar lo verdadero y el regalo más grande que ha existido en el mundo.¿Pero cuál es ese regalo y qué implica para nosotros?Pues Jesús lo dijo cuando afirmó que:Juan 15.13 “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”Así, la muerte y resurrección de Jesús son el mejor regalo que se nos ha dado porque con Él recibimos la esperanza que necesitamos para vivir.La esperanza de perdón, de reconciliación con el Padre, de vida eterna, de un futuro glorioso, de una herencia incorruptible, así como la esperanza de nunca estar solos, de dominar nuestra carne y de vencer al mundo y a su príncipe.Porque Jesús dijo:“Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en Mí no permanezca en tinieblas” (Jn.12.46) “No se pierda, sino que tenga vida eterna" (Jn. 3.16) “y reciba el derecho de ser hijo de Dios.” (Jn. 1.12) (NBLA).Así que hermanos, Jesús es el mejor regalo que como seres humanos podemos recibir, porque gracias a Él las tinieblas de nuestro corazón y conciencia fueron removidas, el velo que había en nosotros y que no nos permitía comprender las verdades del Reino divino fue quitado, fuimos liberados de la ceguera espiritual y nos dio la capacidad de ver la gloria, la majestad, hermosura y belleza de nuestro Dios; de comprender su amor, su misericordia, su gracia, y su deseo de bien y no de mal para nosotros.Pero claro, como todo regalo, él puede ser aceptado o despreciado…Y bienaventurados los que aceptamos a Jesús, pero malditos los que lo desprecien, porque no entienden su condición, su inmundicia, que Dios está en contra de ellos por su pecado, y porque no se les permite ver la perla más hermosa del universo y de la historia.De ahí, que, así como esa luz aplica para nosotros como fuente de esperanza y certeza, para los que no creen será la base de su condena eterna, porque en el día final escucharán contra ellos este juicio:Jn. 3.19-20 NBLA “La Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la Luz, y no viene a la Luz para que sus acciones no sean expuestas.”Así en el día del juicio, cuando ya no haya más navidades, ni noches buenas para los incrédulos,…Escucharán que están condenados…Porque se amaron más a ellos mismos que a Dios y prefirieron sus obras malas que seguir la voluntad de su Creador.Por eso si haces parte de ese grupo, necesitas arrepentimiento de pecados, reconocer la santidad de Dios y aceptar el regalo de Jesús para que por medio de su sacrificio seas reconciliado con el Creador.Pero si hacemos parte de los que ya han recibido el mejor regalo del mundo, entonces podemos gozar y disfrutar de la esperanza y bendiciones que Jesús compró para nosotros.Ministerioumcd.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
Ministerio UMCD - Un Momento Con Dios | Reflexiones Cristianas
Hablar del sentido espiritual que debe tener la navidad para nosotros suena raro en medio de la corriente de este mundo, porque en ella se sobrevalora lo material, lo corruptible, lo que no permanece y lo que se ve; y se suele menospreciar lo verdadero y el regalo más grande que ha existido en el mundo. ¿Pero cuál es ese regalo y qué implica para nosotros? Pues Jesús lo dijo cuando afirmó que: Juan 15.13 “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” Así, la muerte y resurrección de Jesús son el mejor regalo que se nos ha dado porque con Él recibimos la esperanza que necesitamos para vivir. La esperanza de perdón, de reconciliación con el Padre, de vida eterna, de un futuro glorioso, de una herencia incorruptible, así como la esperanza de nunca estar solos, de dominar nuestra carne y de vencer al mundo y a su príncipe. Porque Jesús dijo: “Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en Mí no permanezca en tinieblas” (Jn.12.46) “No se pierda, sino que tenga vida eterna" (Jn. 3.16) “y reciba el derecho de ser hijo de Dios.” (Jn. 1.12) (NBLA). Así que hermanos, Jesús es el mejor regalo que como seres humanos podemos recibir, porque gracias a Él las tinieblas de nuestro corazón y conciencia fueron removidas, el velo que había en nosotros y que no nos permitía comprender las verdades del Reino divino fue quitado, fuimos liberados de la ceguera espiritual y nos dio la capacidad de ver la gloria, la majestad, hermosura y belleza de nuestro Dios; de comprender su amor, su misericordia, su gracia, y su deseo de bien y no de mal para nosotros. Pero claro, como todo regalo, él puede ser aceptado o despreciado… Y bienaventurados los que aceptamos a Jesús, pero malditos los que lo desprecien, porque no entienden su condición, su inmundicia, que Dios está en contra de ellos por su pecado, y porque no se les permite ver la perla más hermosa del universo y de la historia. De ahí, que, así como esa luz aplica para nosotros como fuente de esperanza y certeza, para los que no creen será la base de su condena eterna, porque en el día final escucharán contra ellos este juicio: Jn. 3.19-20 NBLA “La Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la Luz, y no viene a la Luz para que sus acciones no sean expuestas.” Así en el día del juicio, cuando ya no haya más navidades, ni noches buenas para los incrédulos,… Escucharán que están condenados… Porque se amaron más a ellos mismos que a Dios y prefirieron sus obras malas que seguir la voluntad de su Creador. Por eso si haces parte de ese grupo, necesitas arrepentimiento de pecados, reconocer la santidad de Dios y aceptar el regalo de Jesús para que por medio de su sacrificio seas reconciliado con el Creador. Pero si hacemos parte de los que ya han recibido el mejor regalo del mundo, entonces podemos gozar y disfrutar de la esperanza y bendiciones que Jesús compró para nosotros. Ministerioumcd.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Qué nos hace vencedores? Es común que digamos que no sabemos lo que nos depara el futuro y que en un sentido pesimista se diga que “un pueblo que no conoce su historia está destinado a repetirla”, pero nuestra realidad como cristianos no es así de desesperanzadora y negativa, porque en la historia de Jesús y en su Palabra hallamos el gozo y esperanza que su ascensión y su regreso nos infunden, de tal forma que vivamos como vencedores y no como derrotados. De ahí que, para entender mejor estas verdades, consideremos el siguiente pasaje: Hechos 1.9-11 “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Luego de que Jesús cumplió acá en la tierra con todo el plan divino, debió ascender al cielo para presentarse ante el Padre, hecho que comprobó que su obra de justicia y pago por nuestros pecados había sido aceptada por Dios; y que, gracias a ello, todos los que confiamos en Él como nuestro Salvador, podemos acercarnos a Dios como nuestro Dios y como nuestro Padre. Tal como Jesús se lo expresó a María Magdalena antes de ascender al cielo: “… «Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: “Subo a Mi Padre y Padre de ustedes, a Mi Dios y Dios de ustedes”». (Juan 20.17) Y es que su ascensión… Ya había sido predicha por Él mismo (Jn. 14.28-29), y se cumplió con total precisión, tal como se cumplieron todas las demás profecías que se habían declarado de Él. Y aunque la ascensión fue narrada con una gran sencillez, una vez más debemos agradecer a Dios por aquellos hombres que fueron testigos de ese momento, porque gracias a su testimonio, podemos aceptar la veracidad de ese suceso y así creer en Jesús y su obra de salvación. Pero nuestra confianza en Jesús no solo se basa en el testimonio de su ascensión, sino también en… La promesa de su regreso Promesa que comunicaron los ángeles que estuvieron entre los discípulos, cuando les dijeron que, así como habían visto ir a Jesús, Él también regresaría. Porque Él volverá un día, pero ya no lo hará como el cordero manso que se sometió a su muerte sin decir una sola palabra, sino que lo hará para gobernar, para reinar, para hacer justicia y darle el pago que merecen aquellos que se revelan y no creen en Él. Así, el plan divino no acabó con la ascensión de Jesús… Por el contrario, siguió su curso y lo seguirá hasta su regreso; y nosotros no estamos acá como huérfanos, abandonados por nuestro Señor, dejados a la deriva en este mundo, sino que tenemos la promesa de su regreso, de su recompensa en el Reino, y a su Espíritu, con el que podemos llevar a cabo la obra que nos encargó, de arrebatar de los poderes demoniacos las almas de aquellos hombres llamados para salvación. Entonces, hermanos, todos nosotros somos más que vencedores, porque su ascensión testifica de su victoria sobre el pecado y la muerte, y porque el futuro nos aguarda su reino, un tiempo de justicia y paz del que gozaremos cuando Él regrese y domine sobre todo y todos. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Te gustaría saber lo que te deparará el futuro?, o ¿te gustaría saber con certeza qué es aquello que Jesús espera que hagas como cristiano?, pues, hay un momento en la vida de Jesús que nos permite tener respuesta a estas dos preguntas, y nos provee de la paz y el propósito que todos buscamos, considerémoslo en… Hechos 1.6-8 “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Así como suele pasarnos a nosotros, los Apóstoles también estaban preocupados por el futuro, y lamentablemente, justo antes de la ascensión de Jesús, seguían confundidos por no entender el plan de Dios; por eso le preguntaron cuando establecería su reino en la tierra. A lo que Jesús respondió diciéndoles, que eso era algo que solamente el Padre conocía. De ahí que entendamos que Dios no nos ha concedido saberlo todo… Y que la incertidumbre que los Apóstoles sintieron se parece a la incertidumbre que nosotros vivimos en algunas áreas de la vida, porque como ellos, no conocemos el futuro y tampoco podemos controlarlo. De este modo, no debemos preocuparnos por lo que está bajo el dominio de Dios, más bien, debemos creer y hacer lo que Dios ya nos ha revelado, teniendo como base su Palabra, de tal forma, que el futuro no nos preocupe, sino que nos lleve a confiar en Él y en su soberanía. Y una de las cosas que Él ya nos permitió conocer, es el llamado que tenemos todos los hijos de Dios, todos los que hemos creído en Jesús como nuestro salvador. Ello es… Ser testigos suyos hasta los confines de la tierra Porque Dios quiere reconciliar a todos los hombres consigo mismo a través de Jesús, y por ello, nuestro testimonio acerca de Él representa la llave que abre la puerta para que muchos sean reconciliados y pasen de muerte a vida. Pero claro, este milagro de vida no es un suceso común, por el contrario, es totalmente extraordinario, y por eso necesitamos… El poder del Espíritu de Dios para hacerlo. Porque el hombre natural, aunque viva físicamente, está muerto espiritualmente, por eso no ve la realidad espiritual y no conoce a Dios, porque ama las tinieblas, el pecado y la maldad, y siente un profundo placer en ello, y por eso no quiere acercarse a la luz, a Dios. Así que ese poder que recibimos del Espíritu Santo debemos usarlo para ser sus testigos, pero no como unos que lo hacen de acuerdo con su conveniencia, sino como uno que está dispuesto a morir a favor de quien testifica. Así es que, siguiendo este llamado, debemos plantar iglesias en todos los lugares posibles, iglesias conformadas por testigos de Jesús que le hablen de Él a quienes no lo conocen para que se convierten en discípulos suyos, y con eso el conocimiento de Jesús crezca y crezca hasta el día de su regreso. La pregunta es: ¿Estamos atendiendo el llamado que Jesús nos hizo a ser sus testigos, y estaríamos dispuestos a morir a nosotros mismos con tal de serlo? Pues la verdad es que debemos estarlo, porque es lo que nuestro Señor nos ha llamado a hacer, pero no debemos hacerlo por obligación, sino más bien por amor, y con esperanza, con la seguridad de su regreso y de que un día su reino será establecido, y seremos recompensados con sus palabras de agrado y reconocimiento como resultado de nuestro sacrificio por Él. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Te gustaría saber lo que te deparará el futuro?, o ¿te gustaría saber con certeza quées aquello que Jesús espera que hagas como cristiano?, pues, hay un momento en la vida de Jesús que nos permite tener respuesta a estas dos preguntas, y nos provee de la paz y el propósito que todos buscamos, considerémoslo en…Hechos 1.6-8 “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”Así como suele pasarnos a nosotros, los Apóstoles también estaban preocupados por el futuro, y lamentablemente, justo antes de la ascensión de Jesús, seguían confundidos por no entender el plan de Dios; por eso le preguntaron cuando establecería su reino en la tierra.A lo que Jesús respondió diciéndoles, que eso era algo que solamente el Padre conocía.De ahí que entendamos que Dios no nos ha concedido saberlo todo…Y que la incertidumbre que los Apóstoles sintieron se parece a la incertidumbre que nosotros vivimos en algunas áreas de la vida, porque como ellos, no conocemos el futuro y tampoco podemos controlarlo.De este modo, no debemos preocuparnos por lo que está bajo el dominio de Dios, más bien, debemos creer y hacer lo que Dios ya nos ha revelado, teniendo como base su Palabra, de tal forma, que el futuro no nos preocupe, sino que nos lleve a confiar en Él y en su soberanía.Y una de las cosas que Él ya nos permitió conocer, es el llamado que tenemos todos los hijos de Dios, todos los que hemos creído en Jesús como nuestro salvador. Ello es…Ser testigos suyos hasta los confines de la tierraPorque Dios quiere reconciliar a todos los hombres consigo mismo a través de Jesús, y por ello, nuestro testimonio acerca de Él representa la llave que abre la puerta para que muchos sean reconciliados y pasen de muerte a vida.Pero claro, este milagro de vida no es un suceso común, por el contrario, es totalmente extraordinario, y por eso necesitamos…El poder del Espíritu de Dios para hacerlo.Porque el hombre natural, aunque viva físicamente, está muerto espiritualmente, por eso no ve la realidad espiritual y no conoce a Dios, porque ama las tinieblas, el pecado y la maldad, y siente un profundo placer en ello, y por eso no quiere acercarse a la luz, a Dios.Así que ese poder que recibimos del Espíritu Santo debemos usarlo para ser sus testigos, pero no como unos que lo hacen de acuerdo con su conveniencia, sino como uno que está dispuesto a morir a favor de quien testifica.Así es que, siguiendo este llamado, debemos plantar iglesias en todos los lugares posibles, iglesias conformadas por testigos de Jesús que le hablen de Él a quienes no lo conocen para que se convierten en discípulos suyos, y con eso el conocimiento de Jesús crezca y crezca hasta el día de su regreso.La pregunta es:¿Estamos atendiendo el llamado que Jesús nos hizo a ser sus testigos, y estaríamos dispuestos a morir a nosotros mismos con tal de serlo?Pues la verdad es que debemos estarlo, porque es lo que nuestro Señor nos ha llamado a hacer, pero no debemos hacerlo por obligación, sino más bien por amor, y con esperanza, con la seguridad de su regreso y de que un día su reino será establecido, y seremos recompensados con sus palabras de agrado y reconocimiento como resultado de nuestro sacrificio por Él.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Qué nos hace vencedores?Es común que digamos que no sabemos lo que nos depara el futuro y que en un sentido pesimista se diga que “un pueblo que no conoce su historia está destinado a repetirla”, pero nuestra realidad como cristianos no es así de desesperanzadora y negativa, porque en la historia de Jesús y en su Palabra hallamos el gozo y esperanza que su ascensión y su regreso nos infunden, de tal forma que vivamos como vencedores y no como derrotados.De ahí que, para entender mejor estas verdades, consideremos el siguiente pasaje:Hechos 1.9-11 “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”Luego de que Jesús cumplió acá en la tierra con todo el plan divino, debió ascender al cielo para presentarse ante el Padre, hecho que comprobó que su obra de justicia y pago por nuestros pecados había sido aceptada por Dios; y que, gracias a ello, todos los que confiamos en Él como nuestro Salvador, podemos acercarnos a Dios como nuestro Dios y como nuestro Padre.Tal como Jesús se lo expresó a María Magdalena antes de ascender al cielo: “… «Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: “Subo a Mi Padre y Padre de ustedes, a Mi Dios y Dios de ustedes”». (Juan 20.17)Y es que su ascensión…Ya había sido predicha por Él mismo (Jn. 14.28-29), y se cumplió con total precisión, tal como se cumplieron todas las demás profecías que se habían declarado de Él.Y aunque la ascensión fue narrada con una gran sencillez, una vez más debemos agradecer a Dios por aquellos hombres que fueron testigos de ese momento, porque gracias a su testimonio, podemos aceptar la veracidad de ese suceso y así creer en Jesús y su obra de salvación.Pero nuestra confianza en Jesús no solo se basa en el testimonio de su ascensión, sino también en…La promesa de su regresoPromesa que comunicaron los ángeles que estuvieron entre los discípulos, cuando les dijeron que, así como habían visto ir a Jesús, Él también regresaría.Porque Él volverá un día, pero ya no lo hará como el cordero manso que se sometió a su muerte sin decir una sola palabra, sino que lo hará para gobernar, para reinar, para hacer justicia y darle el pago que merecen aquellos que se revelan y no creen en Él.Así, el plan divino no acabó con la ascensión de Jesús…Por el contrario, siguió su curso y lo seguirá hasta su regreso; y nosotros no estamos acá como huérfanos, abandonados por nuestro Señor, dejados a la deriva en este mundo, sino que tenemos la promesa de su regreso, de su recompensa en el Reino, y a su Espíritu, con el que podemos llevar a cabo la obra que nos encargó, de arrebatar de los poderes demoniacos las almas de aquellos hombres llamados para salvación.Entonces, hermanos, todos nosotros somos más que vencedores, porque su ascensión testifica de su victoria sobre el pecado y la muerte, y porque el futuro nos aguarda su reino, un tiempo de justicia y paz del que gozaremos cuando Él regrese y domine sobre todo y todos.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Qué sabes sobre el bautismo con el Espíritu Santo? ¿Crees que fuiste bautizado con Él cuando confesaste a Jesús como tu Señor? O ¿Para qué piensas que es necesario aquel bautismo?Pues la porción de la Biblia que consideraremos a continuación se refiere a la instrucción que Jesús le dio a sus Apóstoles para que recibieran la promesa del Padre y fueran bautizados con el Espíritu; y ella nos ayudará a dar respuesta a las preguntas que acabamos de hacernos.Hechos 1.4-5“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”Se aproximaba la ascensión de Jesús y estas fueron algunas de las últimas palabras que Jesús declaró mientras estuvo en la tierra; y con ellas le ordenó a los Apóstoles permanecer en Jerusalén, esperando la promesa del Padre (El Espíritu Santo).Pero ¿Por qué Jerusalén?Porque ella sería el epicentro de la fiesta de Pentecostés, en la cual varones Israelitas, residentes y extranjeros, se presentarían en el templo para celebrar delante de Dios la cosecha (Ventura. 1985).Una fiesta que le daría vuelo al ministerio cristiano y le permitirían revelar su gloria y poder delante de todas las naciones.Y que al final permitió que multitudes fueran testigos de la morada del Espíritu de Dios en los cristianos, por medio de…El bautismo con el Espíritu SantoQue produjo una llenura del Espíritu de Dios en todos los que estaban reunidos y expectantes por recibir la promesa de su Espíritu.Recibiendo así la promesa del otro consolador, quien era y es en su naturaleza igual a Jesús y a Dios Padre; y que estaría entre ellos y en ellos para darles el poder que necesitaban para vivir la nueva vida a la que habían sido llamados.De tal forma que…La Iglesia de Jesús comenzara su ministerioSu llamado a proclamar la palabra de Dios y abrir los candados espirituales de los corazones de hombres llamados a salvación.Por medio de estos creyentes, que fueron bautizados con el Espíritu Santo, gracias a su confesión de fe; resultado de haber comprendido la palabra de Dios, su estado de pecado, su necesidad de arrepentimiento y de reconciliación con el Dios santo, santo, santo.De ahí que como ellos, nosotros los creyentes también seamos bautizados con el Espíritu en el mismo instante de nuestra conversión; bautismo que aunque no vemos, es un hecho espiritual que nos añade a la iglesia de Jesús y nos hace nacer de nuevo para su gloria.Gloria para la cual vivimos como hijos suyos, pero que nos resulta imposible reflejar sin su Espíritu Santo, por eso, gracias a Él somos capacitados para entender las verdades del reino de Dios y proclamarlas, porque ellas son las únicas que pueden traer buenas nuevas a los afligidos, libertad a los cautivos y salvar a los hombres del tiempo de castigo y juicio que se avecina (Is. 61.1-2).Así que…Si hemos creído en Jesús como nuestro salvador…Hemos sido bautizados con el Espíritu de Dios, Él mora en nosotros y somos parte de la Iglesia de Jesús, con lo cual tenemos todo lo necesario para vencer el pecado y unirnos a nuestros hermanos en Cristo para proclamarlo y ser testigos suyos; pero solo a través del poder del Espíritu, porque de otra forma, no podremos cumplir nuestro llamado como Hijos y miembros de su Iglesia.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Qué sabes sobre el bautismo con el Espíritu Santo? ¿Crees que fuiste bautizado con Él cuando confesaste a Jesús como tu Señor? O ¿Para qué piensas que es necesario aquel bautismo? Pues la porción de la Biblia que consideraremos a continuación se refiere a la instrucción que Jesús le dio a sus Apóstoles para que recibieran la promesa del Padre y fueran bautizados con el Espíritu; y ella nos ayudará a dar respuesta a las preguntas que acabamos de hacernos. Hechos 1.4-5 “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” Se aproximaba la ascensión de Jesús y estas fueron algunas de las últimas palabras que Jesús declaró mientras estuvo en la tierra; y con ellas le ordenó a los Apóstoles permanecer en Jerusalén, esperando la promesa del Padre (El Espíritu Santo). Pero ¿Por qué Jerusalén? Porque ella sería el epicentro de la fiesta de Pentecostés, en la cual varones Israelitas, residentes y extranjeros, se presentarían en el templo para celebrar delante de Dios la cosecha (Ventura. 1985). Una fiesta que le daría vuelo al ministerio cristiano y le permitirían revelar su gloria y poder delante de todas las naciones. Y que al final permitió que multitudes fueran testigos de la morada del Espíritu de Dios en los cristianos, por medio de… El bautismo con el Espíritu Santo Que produjo una llenura del Espíritu de Dios en todos los que estaban reunidos y expectantes por recibir la promesa de su Espíritu. Recibiendo así la promesa del otro consolador, quien era y es en su naturaleza igual a Jesús y a Dios Padre; y que estaría entre ellos y en ellos para darles el poder que necesitaban para vivir la nueva vida a la que habían sido llamados. De tal forma que… La Iglesia de Jesús comenzara su ministerio Su llamado a proclamar la palabra de Dios y abrir los candados espirituales de los corazones de hombres llamados a salvación. Por medio de estos creyentes, que fueron bautizados con el Espíritu Santo, gracias a su confesión de fe; resultado de haber comprendido la palabra de Dios, su estado de pecado, su necesidad de arrepentimiento y de reconciliación con el Dios santo, santo, santo. De ahí que como ellos, nosotros los creyentes también seamos bautizados con el Espíritu en el mismo instante de nuestra conversión; bautismo que aunque no vemos, es un hecho espiritual que nos añade a la iglesia de Jesús y nos hace nacer de nuevo para su gloria. Gloria para la cual vivimos como hijos suyos, pero que nos resulta imposible reflejar sin su Espíritu Santo, por eso, gracias a Él somos capacitados para entender las verdades del reino de Dios y proclamarlas, porque ellas son las únicas que pueden traer buenas nuevas a los afligidos, libertad a los cautivos y salvar a los hombres del tiempo de castigo y juicio que se avecina (Is. 61.1-2). Así que… Si hemos creído en Jesús como nuestro salvador… Hemos sido bautizados con el Espíritu de Dios, Él mora en nosotros y somos parte de la Iglesia de Jesús, con lo cual tenemos todo lo necesario para vencer el pecado y unirnos a nuestros hermanos en Cristo para proclamarlo y ser testigos suyos; pero solo a través del poder del Espíritu, porque de otra forma, no podremos cumplir nuestro llamado como Hijos y miembros de su Iglesia. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Alguna vez han cuestionado tu fe en Jesús o tu mismo has dudado de ella?, ¿has considerado filosofías y teorías humanas como más ciertas, porque la mayoría las afirman y dicen que se basan en la “evidencia”?Pues la verdad es que no está mal cuestionar nuestra fe y preguntarnos si estamos creyendo lo correcto o no, por eso queremos hacer un ejercicio imaginario, uno que nos lleve al estrado de nuestra conciencia, para que consideremos algunas pruebas, y veamos cómo ellas defienden por sí mismas nuestra fe en Jesús.Para esto queremos usar como base el ejemplo de Jesús cuando fue rechazado por lo Fariseos; quienes afirmaron que su testimonio era falso y no era digno de ser creído, este suceso se nos narra en:Juan 8.13-14,17-18“Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy” Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí”En ese momento, los Fariseos negaron el testimonio de Jesús con dos argumentos; afirmando que su testimonio no era verdadero, y que como solo era dicho por Él y no había nadie más que lo apoyara, entonces no debía ser aceptado.Pero Jesús usó el mismo argumento de los dos testimonios que usaron ellos para responderles; diciendo que así como Él daba testimonio de sí mismo, Dios el Padre también testificaba a su favor.Y si bien esta respuesta de Jesús es suficiente para que la fe sea apuntalada en nuestro corazón; por la gracia de Dios, hoy tenemos el testimonio de muchos hombres, como los Apóstoles y otros discípulos de Jesús, que testificaron a su favor y que se suman para proveernos confianza en cuanto a nuestra fe cristiana.Y como si esto no fuera poco, también tenemos el testimonio de los milagros de Jesús, que fueron permitidos por Dios para que con ellos se avalara a su mensajero y su mensaje, tal como lo reconoció Nicodemo, un Fariseo ilustre que una noche se acercó a Jesús y le dijo:«Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que Tú haces si Dios no está con él» (Jn. 3.2).Así las cosas, tenemos para llevar delante del “juez” de nuestra fe, no solo el testimonio de hombres como Lucas, sino también el de los Apóstoles, el de Jesús mismo, el de Dios, y el testimonio de muchos milagros que Jesús hizo en el nombre de Dios.¿Será que con esto ganaríamos la disputa?Si, porque no solo dos dan testimonio verdadero de Jesús, sino cientos más, entre ellos Dios mismo.Por tanto, aunque no vimos a Jesús, ni le oímos personalmente, podemos confiar en el testimonio de muchos que si le vieron y oyeron, y que se dieron a la tarea de registrar todo lo relacionado con su vida y enseñanza.Lo que nos permite estar tranquilos, porque el fundamento de nuestra fe y de la Iglesia es confiable, seguro y muy resistente. Por eso en vez de avergonzarnos, podemos decir lo que el Apóstol Pablo dijo: “no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación” (Ro. 1.16)MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Alguna vez han cuestionado tu fe en Jesús o tu mismo has dudado de ella?, ¿has considerado filosofías y teorías humanas como más ciertas, porque la mayoría las afirman y dicen que se basan en la “evidencia”? Pues la verdad es que no está mal cuestionar nuestra fe y preguntarnos si estamos creyendo lo correcto o no, por eso queremos hacer un ejercicio imaginario, uno que nos lleve al estrado de nuestra conciencia, para que consideremos algunas pruebas, y veamos cómo ellas defienden por sí mismas nuestra fe en Jesús. Para esto queremos usar como base el ejemplo de Jesús cuando fue rechazado por lo Fariseos; quienes afirmaron que su testimonio era falso y no era digno de ser creído, este suceso se nos narra en: Juan 8.13-14,17-18 “Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy” Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí” En ese momento, los Fariseos negaron el testimonio de Jesús con dos argumentos; afirmando que su testimonio no era verdadero, y que como solo era dicho por Él y no había nadie más que lo apoyara, entonces no debía ser aceptado. Pero Jesús usó el mismo argumento de los dos testimonios que usaron ellos para responderles; diciendo que así como Él daba testimonio de sí mismo, Dios el Padre también testificaba a su favor. Y si bien esta respuesta de Jesús es suficiente para que la fe sea apuntalada en nuestro corazón; por la gracia de Dios, hoy tenemos el testimonio de muchos hombres, como los Apóstoles y otros discípulos de Jesús, que testificaron a su favor y que se suman para proveernos confianza en cuanto a nuestra fe cristiana. Y como si esto no fuera poco, también tenemos el testimonio de los milagros de Jesús, que fueron permitidos por Dios para que con ellos se avalara a su mensajero y su mensaje, tal como lo reconoció Nicodemo, un Fariseo ilustre que una noche se acercó a Jesús y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que Tú haces si Dios no está con él» (Jn. 3.2). Así las cosas, tenemos para llevar delante del “juez” de nuestra fe, no solo el testimonio de hombres como Lucas, sino también el de los Apóstoles, el de Jesús mismo, el de Dios, y el testimonio de muchos milagros que Jesús hizo en el nombre de Dios. ¿Será que con esto ganaríamos la disputa? Si, porque no solo dos dan testimonio verdadero de Jesús, sino cientos más, entre ellos Dios mismo. Por tanto, aunque no vimos a Jesús, ni le oímos personalmente, podemos confiar en el testimonio de muchos que si le vieron y oyeron, y que se dieron a la tarea de registrar todo lo relacionado con su vida y enseñanza. Lo que nos permite estar tranquilos, porque el fundamento de nuestra fe y de la Iglesia es confiable, seguro y muy resistente. Por eso en vez de avergonzarnos, podemos decir lo que el Apóstol Pablo dijo: “no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación” (Ro. 1.16) MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Cómo respondes cuando te preguntan, quién eres? ¿Sueles responder a esta pregunta con lo que haces, o con la profesión que tienes, o con tu responsabilidad como padre o madre de familia? Pues la respuesta a esta pregunta es muy importante, porque nuestra identidad define la forma como vivimos y el propósito de nuestra vida. Pero hay algo aún más importante, y es lo que creemos acerca de Jesús, porque ello define nuestra identidad. Por eso Jesús indagó de sus discípulos lo que ellos creían acerca de Él, y luego de escuchar de su parte la respuesta correcta, afirmó a Pedro en su identidad y le hizo entender quién era Él; consideremos ese momento en… Mateo 16.15-18a "Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro…” ¿Cómo así? ¿Qué hubo de nuevo en que Jesús dijera que Pedro era Pedro? Pues recordemos que ese no era su nombre original, que Pedro se llamaba Simón, y que fue cuando él conoció a Jesús, que le cambió el nombre y le puso Pedro (Jn. 1.40-42). Ahora, esto implicó dos cosas: Que Jesús tenía autoridad sobre Pedro, porque en la antigüedad se creía que quien nombrara a alguien o algo, tenía autoridad sobre aquello que nombraba. Y… Que Simón había cambiado para ser Pedro, y había cambiado porque su naturaleza lo había hecho, gracias a que había conocido al Salvador, al Cristo, a Jesús. Porque cuando conocemos al Salvador, nuestra identidad cambia; lo que somos, lo que nos identifica, a dónde pertenecemos y lo que hacemos, cambia. Ese fue el caso de Pedro, el pasó de ser un pescador común y corriente a un pescador de hombres, pasó de ser un hijo de Abraham a un hijo de Dios, de ser israelita a tener una nacionalidad eterna, y pasó del reino de Satanás al reino de Dios. Y eso es exactamente lo que nos pasa a ti y a mí cuando creemos en Jesús como nuestro Salvador y Señor; que nuestra identidad cambia, y somos transformados de manera milagrosa por Jesús. Así que, aunque nuestro nombre no haya cambiado el día que confesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, nuestra identidad si cambió en ese momento; pasamos de ser muertos, ciudadanos del mundo, desesperanzados, despreciados y rechazados; a ser Hijos de Dios, amados, escogidos, llamados, salvados, santos, y un día también seremos resucitados. Ahora, esta realidad de nuestra identidad es un factor que explica la forma como vivimos, nuestro éxito o fracaso espiritual y personal, porque como lo dice Jeremy Pierre: es común que nos veamos a través de una identidad que el mundo y nosotros hemos construido, pero que obviamente es pecaminosa, y no, por medio de la identidad que Dios nos da (2019). Y que Paul Tripp también diga que gran parte de la consejería que necesitamos para hacer frente a los problemas que vivimos, no necesariamente debe enfocarse en resolver esos problemas, sino, más bien, en definir nuestra identidad a la luz de la obra de Jesús (2019). Ver más en... MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Cómo respondes cuando te preguntan, quién eres?¿Sueles responder a esta pregunta con lo que haces, o con la profesión que tienes, o con tu responsabilidad como padre o madre de familia?Pues la respuesta a esta pregunta es muy importante, porque nuestra identidad define la forma como vivimos y el propósito de nuestra vida. Pero hay algo aún más importante, y es lo que creemos acerca de Jesús, porque ello define nuestra identidad.Por eso Jesús indagó de sus discípulos lo que ellos creían acerca de Él, y luego de escuchar de su parte la respuesta correcta, afirmó a Pedro en su identidad y le hizo entender quién era Él; consideremos ese momento en…Mateo 16.15-18a "Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro…”¿Cómo así? ¿Qué hubo de nuevo en que Jesús dijera que Pedro era Pedro?Pues recordemos que ese no era su nombre original, que Pedro se llamaba Simón, y que fue cuando él conoció a Jesús, que le cambió el nombre y le puso Pedro (Jn. 1.40-42).Ahora, esto implicó dos cosas: Que Jesús tenía autoridad sobre Pedro, porque en la antigüedad se creía que quien nombrara a alguien o algo, tenía autoridad sobre aquello que nombraba. Y… Que Simón había cambiado para ser Pedro, y había cambiado porque su naturaleza lo había hecho, gracias a que había conocido al Salvador, al Cristo, a Jesús.Porque cuando conocemos al Salvador, nuestra identidad cambia; lo que somos, lo que nos identifica, a dónde pertenecemos y lo que hacemos, cambia. Ese fue el caso de Pedro, el pasó de ser un pescador común y corriente a un pescador de hombres, pasó de ser un hijo de Abraham a un hijo de Dios, de ser israelita a tener una nacionalidad eterna, y pasó del reino de Satanás al reino de Dios.Y eso es exactamente lo que nos pasa a ti y a mí cuando creemos en Jesús como nuestro Salvador y Señor; que nuestra identidad cambia, y somos transformados de manera milagrosa por Jesús.Así que, aunque nuestro nombre no haya cambiado el día que confesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, nuestra identidad si cambió en ese momento; pasamos de ser muertos, ciudadanos del mundo, desesperanzados, despreciados y rechazados; a ser Hijos de Dios, amados, escogidos, llamados, salvados, santos, y un día también seremos resucitados.Ahora, esta realidad de nuestra identidad es un factor que explica la forma como vivimos, nuestro éxito o fracaso espiritual y personal, porque como lo dice Jeremy Pierre: es común que nos veamos a través de una identidad que el mundo y nosotros hemos construido, pero que obviamente es pecaminosa, y no, por medio de la identidad que Dios nos da (2019). Y que Paul Tripp también diga que gran parte de la consejería que necesitamos para hacer frente a los problemas que vivimos, no necesariamente debe enfocarse en resolver esos problemas, sino, más bien, en definir nuestra identidad a la luz de la obra de Jesús (2019).Ver más en...MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
Pedro había visto obrar el poder de Jesús en muchos y en una ocasión él quiso experimentarlo, caminando sobre el mar, pero mientras lo hacía su confianza se debilitó a causa del principal enemigo de la fe, consideremos cuál es…Mateo 14.28-30 “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!”En este pasaje nos encontramos con la petición del Apóstol Pedro luego de que Jesús le hablara a él y a los demás Apóstoles diciendo que recobraran el ánimo y que no temieran la tormenta que atravesaban porque Él estaba con ellos.Sin duda su petición fue un acto de audacia, que nos deja ver quién era él y nos muestra su ímpetu, fuerza, valentía, e impulsividad; que Pedro era un hombre sensible al mensaje de Jesús, creyente y enseñable.De ahí que Pedro se arriesgara con esa petición, porque él deseaba gozar, disfrutar y obtener todo lo mejor que pudiera de Jesús; y con ella mostró la fe que tenía en Él, porque sabía que bastaba una orden de Jesús para que lo imposible pudiera darse, para que su cuerpo mortal dominara la fuerza del mar y que lo que solo Dios podía hacer le fuera concedido a un hombre común como él.Pero, ahora que hablamos de la fe de Pedro, es posible que nos preguntemos¿Qué es la fe?Pues la fe es lo que vemos en acción en esta experiencia, la fe es salirnos de nuestra barca, de nuestra zona de confort y caminar por la vida apoyados en la Palabra de Dios y no en lo que vemos y controlamos. De ahí que Pablo dijera que los cristianos “andamos por fe y no por vista” (2 Co. 5.7).Pero ¿Cómo respondió Jesús ante su petición?Con agrado, con gusto, porque “sin fe es imposible agradar a Dios” (He. 11.6). Así cuando obramos por fe y nuestras peticiones a Dios exigen que la tengamos, podemos confiar que Él va a responder, porque a Dios le encanta que propiciemos momentos en los que Él pueda ser exaltado, reconocido y glorificado a través de nosotros, como lo fue por medio de Pedro, cuando pudo caminar sobre el mar en obediencia al llamado de Jesús.Pero, no todo fue color de rosa, y ese suceso grandioso, fue empañado por…El enemigo material de la fe: El miedo…Sí, el miedo que se interpone en nuestra fe en Dios es nuestro peor enemigo. Y aunque el miedo es una emoción natural después de la caída del hombre, producto de la inseguridad y desconfianza que tenemos porque ya no gozamos de la aceptación total de Dios. El miedo que nos aleja de Él debe ser combatido con todas nuestras fuerzas.Pero ¿cómo opera en nosotros ese miedo enemigo?Haciendo que nos enfoquemos más en las circunstancias que nos rodean que en Dios y su Palabra, eso fue lo que le pasó a Pedro, que enfocó su atención en la dureza del viento antes que en Jesús, y por eso el miedo se apoderó de él y se hundió.De ahí que cuando el miedo nos controla, entonces nos hundimos en la fe y nos perdemos de la gloriosa bendición de conocer más íntimamente a nuestro Salvador.Pero, la misericordia de nuestro Salvador es maravillosa…Porque ¿cómo es que Jesús siendo despreciado por Pedro, decide extenderle la mano y rescatarlo del mar? Eso solo lo explica su misericordia, porque Él no nos paga conforme a lo que nos merecemos y en cambio nos da lo que no merecemos.Así que hermanos, podemos enfrentar el mundo que vivimos, confiando en el poder de Jesús y mostrando nuestra fe en Él, y seguros de que hallaremos su misericordia en todo momento.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Te consideras una persona segura o de aquellas que dudan bastante ante las opciones de la vida? Pues todos en cierto sentido luchamos con la duda, y aún las personas que parecen más seguras de sí mismas lo hacen, porque lo cierto es que la seguridad no se halla en nosotros.El Apóstol Pedro entendió esta verdad mientras se ahogaba luego de haber caminado sobre el mar, pero a pesar de esa experiencia, aprendió algo muy importante, que como para él, también lo es para nosotros, considerémoslo en…Mateo 14.31-33 “Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”Este es el momento en el que Jesús rescató a Pedro del mar luego de que caminara sobre él y terminara hundido por su temor. Momento en el que Jesús le preguntó a Pedro: “¿Por qué dudaste?”. Mostrándonos que la duda es lo que antecede al miedo, lo que impide el crecimiento de nuestra fe en Dios y nos lleva al estancamiento espiritual y al sufrimiento.Esa duda resulta cuando no creemos que Dios es Dios, o cuando dudamos de su amor por nosotros y de su Palabra. De ahí que Satanás haya hecho caer a Eva sembrando duda en su corazón. Duda que hizo que Pedro no confiara en la palabra de Jesús, creyendo que ella no era suficiente para liberar el poder que él necesitaba para mantenerse en pie sobre el mar.Y así como a Pedro, la duda también nos invade a nosotros en muchos momentos, por eso debemos preguntarnos ¿Qué estamos dudando de Dios hoy? ¿Qué problema tenemos, cual es nuestra tormenta? ¿Qué es aquello que sabemos que Dios espera que hagamos pero que no sentimos la fuerza para hacer? ¿Cuál es esa barca en la que estamos que nos produce tanta confianza, pero no nos deja experimentar el gozo de la fe y de conocer a nuestro Salvador de una manera más profunda?Debemos preguntárnoslo para luchar contra ello, para pedirle a Dios que cambie nuestra duda por su seguridad y así hallemos la fuerza que nos hace falta para creer en Él. Fuerza que experimentan aquellos que viven por fe, que hace que hombres vivan como en un nivel superior porque conocen tanto a su Salvador que viven adorándolo y gozándose en Él. Como en el caso de los Apóstoles, en quienes en ese momento se produjo…El resultado de la fe…¡Haber visto obrar a Jesús!Lo que les permitió conocerlo más y experimentar el deseo profundo de adorarlo solo a Él.Porque hermanos, el fruto glorioso de la fe, no es hacer cosas maravillosas, grandiosas, impresionantes, y muy significativas; No, … el fruto glorioso de la fe es conocer profundamente a Jesús. Y cuando le conocemos, nos hallamos disfrutando del gozo más grande que hay en la vida… adorarlo.Sentir esa necesidad de exaltarlo y alabarlo, de postrarse ante Él, sabiendo que se está delante del que nos ama y del que lo fundó todo, del que nos quita la maldición de la duda y nos hace sentir la paz que solo se halla en su presencia.Pedro se arriesgó, tuvo fe. Y aunque salió regañado, solo se ha hablado de un hombre en la historia de toda la humanidad, aparte de Jesús, que caminó sobre el mar, ¿sabes quién es?… Pedro.Pidámosle a Dios la fuerza que necesitamos para convencernos que vale la pena tener fe en Jesús, no dudar más y salirnos de nuestra barca para seguirlo a Él.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Te consideras una persona segura o de aquellas que dudan bastante ante las opciones de la vida? Pues todos en cierto sentido luchamos con la duda, y aún las personas que parecen más seguras de sí mismas lo hacen, porque lo cierto es que la seguridad no se halla en nosotros. El Apóstol Pedro entendió esta verdad mientras se ahogaba luego de haber caminado sobre el mar, pero a pesar de esa experiencia, aprendió algo muy importante, que como para él, también lo es para nosotros, considerémoslo en… Mateo 14.31-33 “Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios” Este es el momento en el que Jesús rescató a Pedro del mar luego de que caminara sobre él y terminara hundido por su temor. Momento en el que Jesús le preguntó a Pedro: “¿Por qué dudaste?”. Mostrándonos que la duda es lo que antecede al miedo, lo que impide el crecimiento de nuestra fe en Dios y nos lleva al estancamiento espiritual y al sufrimiento. Esa duda resulta cuando no creemos que Dios es Dios, o cuando dudamos de su amor por nosotros y de su Palabra. De ahí que Satanás haya hecho caer a Eva sembrando duda en su corazón. Duda que hizo que Pedro no confiara en la palabra de Jesús, creyendo que ella no era suficiente para liberar el poder que él necesitaba para mantenerse en pie sobre el mar. Y así como a Pedro, la duda también nos invade a nosotros en muchos momentos, por eso debemos preguntarnos ¿Qué estamos dudando de Dios hoy? ¿Qué problema tenemos, cual es nuestra tormenta? ¿Qué es aquello que sabemos que Dios espera que hagamos pero que no sentimos la fuerza para hacer? ¿Cuál es esa barca en la que estamos que nos produce tanta confianza, pero no nos deja experimentar el gozo de la fe y de conocer a nuestro Salvador de una manera más profunda? Debemos preguntárnoslo para luchar contra ello, para pedirle a Dios que cambie nuestra duda por su seguridad y así hallemos la fuerza que nos hace falta para creer en Él. Fuerza que experimentan aquellos que viven por fe, que hace que hombres vivan como en un nivel superior porque conocen tanto a su Salvador que viven adorándolo y gozándose en Él. Como en el caso de los Apóstoles, en quienes en ese momento se produjo… El resultado de la fe… ¡Haber visto obrar a Jesús! Lo que les permitió conocerlo más y experimentar el deseo profundo de adorarlo solo a Él. Porque hermanos, el fruto glorioso de la fe, no es hacer cosas maravillosas, grandiosas, impresionantes, y muy significativas; No, … el fruto glorioso de la fe es conocer profundamente a Jesús. Y cuando le conocemos, nos hallamos disfrutando del gozo más grande que hay en la vida… adorarlo. Sentir esa necesidad de exaltarlo y alabarlo, de postrarse ante Él, sabiendo que se está delante del que nos ama y del que lo fundó todo, del que nos quita la maldición de la duda y nos hace sentir la paz que solo se halla en su presencia. Pedro se arriesgó, tuvo fe. Y aunque salió regañado, solo se ha hablado de un hombre en la historia de toda la humanidad, aparte de Jesús, que caminó sobre el mar, ¿sabes quién es?… Pedro. Pidámosle a Dios la fuerza que necesitamos para convencernos que vale la pena tener fe en Jesús, no dudar más y salirnos de nuestra barca para seguirlo a Él. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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Pedro había visto obrar el poder de Jesús en muchos y en una ocasión él quiso experimentarlo, caminando sobre el mar, pero mientras lo hacía su confianza se debilitó a causa del principal enemigo de la fe, consideremos cuál es… Mateo 14.28-30 “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!” En este pasaje nos encontramos con la petición del Apóstol Pedro luego de que Jesús le hablara a él y a los demás Apóstoles diciendo que recobraran el ánimo y que no temieran la tormenta que atravesaban porque Él estaba con ellos. Sin duda su petición fue un acto de audacia, que nos deja ver quién era él y nos muestra su ímpetu, fuerza, valentía, e impulsividad; que Pedro era un hombre sensible al mensaje de Jesús, creyente y enseñable. De ahí que Pedro se arriesgara con esa petición, porque él deseaba gozar, disfrutar y obtener todo lo mejor que pudiera de Jesús; y con ella mostró la fe que tenía en Él, porque sabía que bastaba una orden de Jesús para que lo imposible pudiera darse, para que su cuerpo mortal dominara la fuerza del mar y que lo que solo Dios podía hacer le fuera concedido a un hombre común como él. Pero, ahora que hablamos de la fe de Pedro, es posible que nos preguntemos ¿Qué es la fe? Pues la fe es lo que vemos en acción en esta experiencia, la fe es salirnos de nuestra barca, de nuestra zona de confort y caminar por la vida apoyados en la Palabra de Dios y no en lo que vemos y controlamos. De ahí que Pablo dijera que los cristianos “andamos por fe y no por vista” (2 Co. 5.7). Pero ¿Cómo respondió Jesús ante su petición? Con agrado, con gusto, porque “sin fe es imposible agradar a Dios” (He. 11.6). Así cuando obramos por fe y nuestras peticiones a Dios exigen que la tengamos, podemos confiar que Él va a responder, porque a Dios le encanta que propiciemos momentos en los que Él pueda ser exaltado, reconocido y glorificado a través de nosotros, como lo fue por medio de Pedro, cuando pudo caminar sobre el mar en obediencia al llamado de Jesús. Pero, no todo fue color de rosa, y ese suceso grandioso, fue empañado por… El enemigo material de la fe: El miedo… Sí, el miedo que se interpone en nuestra fe en Dios es nuestro peor enemigo. Y aunque el miedo es una emoción natural después de la caída del hombre, producto de la inseguridad y desconfianza que tenemos porque ya no gozamos de la aceptación total de Dios. El miedo que nos aleja de Él debe ser combatido con todas nuestras fuerzas. Pero ¿cómo opera en nosotros ese miedo enemigo? Haciendo que nos enfoquemos más en las circunstancias que nos rodean que en Dios y su Palabra, eso fue lo que le pasó a Pedro, que enfocó su atención en la dureza del viento antes que en Jesús, y por eso el miedo se apoderó de él y se hundió. De ahí que cuando el miedo nos controla, entonces nos hundimos en la fe y nos perdemos de la gloriosa bendición de conocer más íntimamente a nuestro Salvador. Pero, la misericordia de nuestro Salvador es maravillosa… Porque ¿cómo es que Jesús siendo despreciado por Pedro, decide extenderle la mano y rescatarlo del mar? Eso solo lo explica su misericordia, porque Él no nos paga conforme a lo que nos merecemos y en cambio nos da lo que no merecemos. Así que hermanos, podemos enfrentar el mundo que vivimos, confiando en el poder de Jesús y mostrando nuestra fe en Él, y seguros de que hallaremos su misericordia en todo momento. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Será que los hijos de Dios pueden hallarse en medio de “tormentas” por obedecer su voluntad? Esta es una pregunta común que nos hacemos, y más cuando pasamos por situaciones difíciles y estamos intentando discernir la razón por la cual nos hallamos en ellas.Pensando en esto, la experiencia de los Apóstoles nos ayuda a entender si eso es posible o no, por eso consideremos el siguiente pasaje:Mateo 14.22-24En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.Acá vemos a Jesús obrando de manera muy decidida para que estos hombres se adelantaran en su viaje. El texto nos deja ver que Jesús fue muy activo en eso de subirlos a la barca, no fue que les pidió que lo hicieran, o les recomendó, o se los planteó como una posibilidad, sino que se los ordenó.Porque aquello era necesario para que los Apóstoles enfrentaran la prueba que se les vendría y Jesús pudiera tener un tiempo a solas de oración.Pensando en el tiempo de oración de Jesús…Era común verlo buscar momentos propicios para ello. Algo muy interesante del texto bíblico es que el verbo “orar” que aparece en este pasaje, tiene la implicación no solo de ser una acción que Jesús llevó a cabo, sino también una que le produjo a él mismo un gran beneficio.Y lo menciono porque muchas veces consideramos la oración solo como un acto que busca mover la voluntad de Dios a favor nuestro, pero pocas veces la vemos como un tiempo que también tiene un beneficio inmediato en nosotros los que oramos; por eso, el sentido del texto nos ayuda a entender esa doble implicación.Beneficio del que soy testigo, porque a pesar de mi incipiente tiempo de oración, he sido bendecido a través de ella con la paz, claridad y fuerza que Dios concede, cuando nos acercamos a Él.Pero esta no fue la experiencia de los Apóstoles, porque mientras Jesús se hallaba en un tiempo de calma y sosiego, ellos estaban en la mitad del mar de Galilea, luchando con una tormenta que superaba por mucho sus fuerzas.AhoraRespondiendo la pregunta que nos planteamos…La experiencia de estos hombres nos deja ver que si es posible hallar “tormentas” en nuestra vida como resultado de la obediencia a Jesús.Porque como hijos de Dios es posible esperar que seamos azotados por las olas de la vida, debido a que el viento nos es contrario, porque como sabemos, luchamos contra la corriente de este mundo y como es natural, ello nos hará el camino difícil.Pero no luchamos solos, porque Jesús nos ha dado a su Espíritu para hacer frente al mundo, y Él nos llena de poder, amor y dominio propio para que hagamos frente a las tormentas que experimentamos.Y así como en el caso de los Apóstoles, que cuando vieron a Jesús, su experiencia en la tormenta cambió, en nosotros sucede igual, porque cuando enfocamos en nuestro Señor, en su poder, su amor, su bondad, su propósito y especialmente su presencia en cada situación que vivimos, podemos sentir cómo nuestra experiencia en medio de la tormenta cambia, y entonces hallamos el descanso que buscamos, aun cuando la tormenta permanezca embravecida.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Será que los hijos de Dios pueden hallarse en medio de “tormentas” por obedecer su voluntad? Esta es una pregunta común que nos hacemos, y más cuando pasamos por situaciones difíciles y estamos intentando discernir la razón por la cual nos hallamos en ellas. Pensando en esto, la experiencia de los Apóstoles nos ayuda a entender si eso es posible o no, por eso consideremos el siguiente pasaje: Mateo 14.22-24 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Acá vemos a Jesús obrando de manera muy decidida para que estos hombres se adelantaran en su viaje. El texto nos deja ver que Jesús fue muy activo en eso de subirlos a la barca, no fue que les pidió que lo hicieran, o les recomendó, o se los planteó como una posibilidad, sino que se los ordenó. Porque aquello era necesario para que los Apóstoles enfrentaran la prueba que se les vendría y Jesús pudiera tener un tiempo a solas de oración. Pensando en el tiempo de oración de Jesús… Era común verlo buscar momentos propicios para ello. Algo muy interesante del texto bíblico es que el verbo “orar” que aparece en este pasaje, tiene la implicación no solo de ser una acción que Jesús llevó a cabo, sino también una que le produjo a él mismo un gran beneficio. Y lo menciono porque muchas veces consideramos la oración solo como un acto que busca mover la voluntad de Dios a favor nuestro, pero pocas veces la vemos como un tiempo que también tiene un beneficio inmediato en nosotros los que oramos; por eso, el sentido del texto nos ayuda a entender esa doble implicación. Beneficio del que soy testigo, porque a pesar de mi incipiente tiempo de oración, he sido bendecido a través de ella con la paz, claridad y fuerza que Dios concede, cuando nos acercamos a Él. Pero esta no fue la experiencia de los Apóstoles, porque mientras Jesús se hallaba en un tiempo de calma y sosiego, ellos estaban en la mitad del mar de Galilea, luchando con una tormenta que superaba por mucho sus fuerzas. Ahora Respondiendo la pregunta que nos planteamos… La experiencia de estos hombres nos deja ver que si es posible hallar “tormentas” en nuestra vida como resultado de la obediencia a Jesús. Porque como hijos de Dios es posible esperar que seamos azotados por las olas de la vida, debido a que el viento nos es contrario, porque como sabemos, luchamos contra la corriente de este mundo y como es natural, ello nos hará el camino difícil. Pero no luchamos solos, porque Jesús nos ha dado a su Espíritu para hacer frente al mundo, y Él nos llena de poder, amor y dominio propio para que hagamos frente a las tormentas que experimentamos. Y así como en el caso de los Apóstoles, que cuando vieron a Jesús, su experiencia en la tormenta cambió, en nosotros sucede igual, porque cuando enfocamos en nuestro Señor, en su poder, su amor, su bondad, su propósito y especialmente su presencia en cada situación que vivimos, podemos sentir cómo nuestra experiencia en medio de la tormenta cambia, y entonces hallamos el descanso que buscamos, aun cuando la tormenta permanezca embravecida. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Sabías que el peor momento para tomar decisiones o sacar conclusiones sobre algún tema es cuando se está en medio de una crisis? Jesús sabía eso y los apóstoles lo aprendieron con la tempestad que enfrentaron, de ahí que Marcos nos hable de las preguntas que surgieron luego de esa experiencia vital de los Apóstoles en…Marcos 4.40-41“Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?”Estas fueron las conclusiones que surgieron luego de esa experiencia de vida o muerte que los Apóstoles tuvieron en medio de la tempestad que el Señor calmó. Conclusiones que significaron un reproche de Jesús a los Apóstoles, como en el caso de la primera pregunta:¿Cómo era posible que luego de todo lo que habían presenciado de Jesús, aún no confiaran en Él?Lo que explica su desconfianza es que tristemente el hombre puede afirmar tener fe sin vivir conforme a ella, porque hacerlo implica de nosotros una fe mucho más sólida que la que profesamos. Por lo que alguien ilustró la fe con el hecho de sentarse en una silla. Porque cuando vemos una, es posible que afirmemos que ella es lo suficientemente fuerte como para sostenernos, pero, la mejor prueba de nuestra fe en la silla es sentarnos en ella.Es por eso que existen las pruebas en nuestra vida, porque Dios desea confirmar si lo que decimos creer de Él, realmente lo creemos.De ahí que sea una gran desdicha pasar nuestros momentos de prueba sin ver a Dios, sin estirar nuestra fe y sin verle obrar a nuestro favor. Por tanto, necesitamos orar para que la próxima vez que estemos pasando por una situación difícil, pongamos nuestra visión en Él y no en la prueba.Porque enfocarnos en la prueba garantiza que sintamos temor, una emoción que se relaciona de manera opuesta con la fe. Así: a menor fe en Dios, mayor temor; y a mayor fe en Dios, menos temor. Por eso, cuando nuestra fe en Dios es fuerte, podemos gozar de la paz y la confianza que hallamos en Él aun en medio de las peores tempestades.Una paz que hallamos en la presencia de Jesús y en su Palabra, que tiene grandes promesas para sostenernos en los momentos de tempestad, como estas: Jesús es nuestro Señor y tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra. (Fil. 2.9-10) Jesús está con nosotros en todo tiempo. (Mt . 28.20) Jesús intercede por nosotros ante el Padre. (Ro. 8.34)Luego de esta primera pregunta…La segunda que surgió fue la que se hicieron los Apóstoles, cuando dijeron:¿Quién es este?Y se lo preguntaron porque su corazón estaba tan endurecido que a pesar de todo lo que habían presenciado, aún no entendían quién era Jesús.Porque Él no se amoldaba a sus expectativas. Ellos esperaban un Salvador ciento por ciento humano, pero se hallaron con que Él también era ciento por ciento Dios; y claro, estar frente a Dios produce un temor que paraliza, pero también una paz que sobrepasa todo entendimiento.De ahí que Paul Tripp diga que: «Nuestra paz siempre se basa en la presencia, el poder, y el carácter del Señor. Que no necesitamos vivir en la ansiedad y el miedo porque Él gobierna el cielo y la tierra de acuerdo a su plan. Y que la soberanía absoluta de Dios garantiza el cumplimiento de cada una de sus promesas a cada uno de sus hijos» (Instrumentos en las manos del Redentor, 2019)MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Ha sido testigo del poder de las fuerzas de la naturaleza, como en un terremoto o avalancha? Pues no hay nada como eso para que reconozcamos el poder tan limitado que tenemos. Algo como eso fue lo que vivieron los Apóstoles, quienes, en medio de una gran tempestad, se amedrentaron porque sintieron que su vida se esfumaba. Leamos sobre esto en… Marcos 4.35-39 “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.” Era común que en el mar de Galilea se desataran ese tipo de tempestades como resultado de los vientos recios que se daban en la zona. Me imagino ese momento de tempestad con el cielo nublado, un viento muy frío rozando la piel de los Apóstoles, el mar moviéndose violentamente, echando cada vez más agua dentro de la barca, y estos hombres mirándose uno al otro, con el presentimiento de lo peor, sorprendidos por ese ataque feroz de la naturaleza, que sabían que no estaban preparados para contener. Lo interesante, es que, así como en el mar de Galilea… En nuestra vida las tempestades también son comunes Hacen parte del día a día porque el riesgo es inherente a la vida. Por eso la peor forma de vivir es dedicándonos a eliminar todos los riesgos, porque nos volvemos esclavos de esa falsa sensación de seguridad y no hallamos la libertad que se encuentra en la confianza de la presencia de Jesús y en su protección. Pero mientras los Apóstoles estaban cada vez más asustados. Jesús ni se inmutaba porque estaba durmiendo. Así que tuvieron que despertarlo y pedirle que hiciera algo por ellos. Pero su clamor tenía un tono de reproche. Típico en nosotros los humanos, que clamamos a Dios como afirmando que no se interesa o que no nos ama tanto como esperamos, lo cual es una gran mentira. Lo que pasa, como lo dijo alguien, es que, en medio de la presión, de la prueba y del sufrimiento, nuestra mente se nubla y nuestro entendimiento pierde agudeza. Porque si las pruebas tienen la capacidad de sacar a flote lo que en verdad gobierna nuestra vida, saca ese amor por nosotros mismos mas que por Dios, ese compromiso que tenemos con nuestro bienestar y comodidad. Pero cuando Jesús escuchó su clamor, lo atendió, reprendiendo al viento y al mar, causando así una gran calma que terminó confundiendo más a los Apóstoles que lo que lo había hecho la tempestad. ¿Por qué sucedió eso? Porque Jesús tiene la autoridad de Dios. Autoridad que le permitió solo decir: calla, enmudece, y así fue. Las fuerzas naturales, los poderes que el hombre no ha podido contener y mucho menos dominar, quedaron sumisas en el instante en el que escucharon la misma voz que las creó. Con base en esto… ¿Qué aprendemos de las tempestades que vivimos? Tres verdades: Que serán continuas. Que es posible que nuestra respuesta inicial frente a ellas sea de temor, porque mientras estemos en el cuerpo esa es una emoción natural, pero, en vez de temer a la tempestad, necesitamos temer a Dios, pero no porque él quiera hacernos daño o represente un peligro para nosotros, sino porque ignorar sus propósitos es el verdadero peligro. Que debemos aprovechar las tempestades para conocer más a Jesús, para confiar en su cuidado y verlo obrar a nuestro favor, porque Él siempre quiere lo mejor para nosotros. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Sabías que el peor momento para tomar decisiones o sacar conclusiones sobre algún tema es cuando se está en medio de una crisis? Jesús sabía eso y los apóstoles lo aprendieron con la tempestad que enfrentaron, de ahí que Marcos nos hable de las preguntas que surgieron luego de esa experiencia vital de los Apóstoles en… Marcos 4.40-41 “Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” Estas fueron las conclusiones que surgieron luego de esa experiencia de vida o muerte que los Apóstoles tuvieron en medio de la tempestad que el Señor calmó. Conclusiones que significaron un reproche de Jesús a los Apóstoles, como en el caso de la primera pregunta: ¿Cómo era posible que luego de todo lo que habían presenciado de Jesús, aún no confiaran en Él? Lo que explica su desconfianza es que tristemente el hombre puede afirmar tener fe sin vivir conforme a ella, porque hacerlo implica de nosotros una fe mucho más sólida que la que profesamos. Por lo que alguien ilustró la fe con el hecho de sentarse en una silla. Porque cuando vemos una, es posible que afirmemos que ella es lo suficientemente fuerte como para sostenernos, pero, la mejor prueba de nuestra fe en la silla es sentarnos en ella. Es por eso que existen las pruebas en nuestra vida, porque Dios desea confirmar si lo que decimos creer de Él, realmente lo creemos. De ahí que sea una gran desdicha pasar nuestros momentos de prueba sin ver a Dios, sin estirar nuestra fe y sin verle obrar a nuestro favor. Por tanto, necesitamos orar para que la próxima vez que estemos pasando por una situación difícil, pongamos nuestra visión en Él y no en la prueba. Porque enfocarnos en la prueba garantiza que sintamos temor, una emoción que se relaciona de manera opuesta con la fe. Así: a menor fe en Dios, mayor temor; y a mayor fe en Dios, menos temor. Por eso, cuando nuestra fe en Dios es fuerte, podemos gozar de la paz y la confianza que hallamos en Él aun en medio de las peores tempestades. Una paz que hallamos en la presencia de Jesús y en su Palabra, que tiene grandes promesas para sostenernos en los momentos de tempestad, como estas: Jesús es nuestro Señor y tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra. (Fil. 2.9-10) Jesús está con nosotros en todo tiempo. (Mt . 28.20) Jesús intercede por nosotros ante el Padre. (Ro. 8.34) Luego de esta primera pregunta… La segunda que surgió fue la que se hicieron los Apóstoles, cuando dijeron: ¿Quién es este? Y se lo preguntaron porque su corazón estaba tan endurecido que a pesar de todo lo que habían presenciado, aún no entendían quién era Jesús. Porque Él no se amoldaba a sus expectativas. Ellos esperaban un Salvador ciento por ciento humano, pero se hallaron con que Él también era ciento por ciento Dios; y claro, estar frente a Dios produce un temor que paraliza, pero también una paz que sobrepasa todo entendimiento. De ahí que Paul Tripp diga que: «Nuestra paz siempre se basa en la presencia, el poder, y el carácter del Señor. Que no necesitamos vivir en la ansiedad y el miedo porque Él gobierna el cielo y la tierra de acuerdo a su plan. Y que la soberanía absoluta de Dios garantiza el cumplimiento de cada una de sus promesas a cada uno de sus hijos» (Instrumentos en las manos del Redentor, 2019) MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Ha sido testigo del poder de las fuerzas de la naturaleza, como en un terremoto o avalancha? Pues no hay nada como eso para que reconozcamos el poder tan limitado que tenemos.Algo como eso fue lo que vivieron los Apóstoles, quienes, en medio de una gran tempestad, se amedrentaron porque sintieron que su vida se esfumaba. Leamos sobre esto en…Marcos 4.35-39“Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.”Era común que en el mar de Galilea se desataran ese tipo de tempestades como resultado de los vientos recios que se daban en la zona.Me imagino ese momento de tempestad con el cielo nublado, un viento muy frío rozando la piel de los Apóstoles, el mar moviéndose violentamente, echando cada vez más agua dentro de la barca, y estos hombres mirándose uno al otro, con el presentimiento de lo peor, sorprendidos por ese ataque feroz de la naturaleza, que sabían que no estaban preparados para contener.Lo interesante, es que, así como en el mar de Galilea…En nuestra vida las tempestades también son comunesHacen parte del día a día porque el riesgo es inherente a la vida.Por eso la peor forma de vivir es dedicándonos a eliminar todos los riesgos, porque nos volvemos esclavos de esa falsa sensación de seguridad y no hallamos la libertad que se encuentra en la confianza de la presencia de Jesús y en su protección.Pero mientras los Apóstoles estaban cada vez más asustados.Jesús ni se inmutaba porque estaba durmiendo.Así que tuvieron que despertarlo y pedirle que hiciera algo por ellos. Pero su clamor tenía un tono de reproche. Típico en nosotros los humanos, que clamamos a Dios como afirmando que no se interesa o que no nos ama tanto como esperamos, lo cual es una gran mentira.Lo que pasa, como lo dijo alguien, es que, en medio de la presión, de la prueba y del sufrimiento, nuestra mente se nubla y nuestro entendimiento pierde agudeza. Porque si las pruebas tienen la capacidad de sacar a flote lo que en verdad gobierna nuestra vida, saca ese amor por nosotros mismos mas que por Dios, ese compromiso que tenemos con nuestro bienestar y comodidad.Pero cuando Jesús escuchó su clamor, lo atendió, reprendiendo al viento y al mar, causando así una gran calma que terminó confundiendo más a los Apóstoles que lo que lo había hecho la tempestad.¿Por qué sucedió eso?Porque Jesús tiene la autoridad de Dios.Autoridad que le permitió solo decir: calla, enmudece, y así fue. Las fuerzas naturales, los poderes que el hombre no ha podido contener y mucho menos dominar, quedaron sumisas en el instante en el que escucharon la misma voz que las creó.Con base en esto…¿Qué aprendemos de las tempestades que vivimos?Tres verdades: Que serán continuas. Que es posible que nuestra respuesta inicial frente a ellas sea de temor, porque mientras estemos en el cuerpo esa es una emoción natural, pero, en vez de temer a la tempestad, necesitamos temer a Dios, pero no porque él quiera hacernos daño o represente un peligro para nosotros, sino porque ignorar sus propósitos es el verdadero peligro. Que debemos aprovechar las tempestades para conocer más a Jesús, para confiar en su cuidado y verlo obrar a nuestro favor, porque Él siempre quiere lo mejor para nosotros.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Te imaginas ser llamado por Dios para hacer una obra que impacte el mundo, y al mismo tiempo poder conocerlo y deleitarte en Él?, pues un llamado así fue el que vivieron los discípulos de Jesús; y como ellos, nosotros también somos llamados a seguirle y a glorificarlo mientras nos gozamos en Él.Consideremos ese momento en el que Jesús llamó a algunos de sus discípulos…Marcos 1.16-18“Mientras caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, echando una red en el mar, porque eran pescadores. Y Jesús les dijo: «Vengan conmigo, y Yo haré que ustedes sean pescadores de hombres». Dejando al instante las redes, ellos lo siguieron” (NBLA)Como vemos en este pasaje, Jesús llamó a varios hombres para que lo siguieran, y ese llamamiento implicó varias cosas, era una invitación a ser sus discípulos, sus seguidores y a tener una relación personal con Él.En la época de Jesús, la relación entre los maestros y los discípulos solía ser muy cercana, por eso, al llamarlos, lo que estaba haciendo, era invitarlos a compartir sus vidas para que en el día a día pudieran conocer de manera única al salvador del mundo.Y a diferencia de un Rabino (maestro de la ley judía), a quien sus discípulos prominentes le buscaban para recibir su enseñanza. Jesús fue quien tomó la iniciativa y llamó hombres comunes y corrientes para que le siguieran; hombres rechazados, despreciados y hasta humillados por la elite religiosa.Porque Dios desde el principio es el que nos busca; y va tras hombres que le adoren en espíritu y en verdad y que le amen con pureza.Ahora, ¿será que el llamamiento que Jesús le hizo a sus discípulos, tiene alguna aplicación para nosotros hoy?Claro que si, porque como ellos, nosotros también somos llamados a creer en su obra y evangelio, a tener una conciencia limpia, a lavar nuestro pecado en su sangre, y a ser parte de su familia, para que al conocerlo, hallemos el gozo que buscamos y seamos la luz que haga que otros también acepten su llamado.Pero ¿Cómo respondieron estos hombres?Lo siguieron.Fueron a donde Jesús fue, escucharon sus enseñanzas, vivieron como Él vivió, hicieron lo que Él hizo, enseñaron lo que aprendieron de Él, vivieron luchando contra el pecado como agradecimiento por el sacrificio que hizo por ellos, lo declararon el Hijo de Dios y su Señor, le dieron el control de sus vidas y se sometieron a su plan.Así fue como lo hicieron ellos, pero…¿Cómo lo estamos haciendo nosotros?¿Lo estamos siguiendo?, ¿le hemos declarado al mundo que Él es nuestro Señor, o seguimos siendo nuestros propios señores?Pues nuestra respuesta debería ser como la de ellos, que dejaron su vieja y pecaminosa manera de vivir, y se dispusieron a ser guiados por Jesús para que su plan se cumpliera en sus vidas.Así, este llamado que Jesús nos hace a través de esta palabra, no solo nos garantiza vida después de la muerte, sino que también nos llama a entregarnos a Él de tal forma que el Padre sea glorificado por medio de nosotros.La pregunta es:¿Hemos aceptado ese llamado, nos hemos arrepentido y confesado nuestro pecado delante de Él?Sí ya lo hicimos, ¿estamos viviendo conforme a su enseñanza y ejemplo? Y ¿estamos buscando su palabra con una avidez diaria para encontrar en ella el camino que Jesús ha dispuesto para nosotros?.El camino que Jesús le ofreció a esos hombres, les aseguró una vida muy superior a la que habrían tenido sí no hubiesen atendido sus palabras. Así que, nosotros también podemos confiar que siguiendo a Jesús, nuestra vida superará por mucho las más altas expectativas.MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Te imaginas ser llamado por Dios para hacer una obra que impacte el mundo, y al mismo tiempo poder conocerlo y deleitarte en Él?, pues un llamado así fue el que vivieron los discípulos de Jesús; y como ellos, nosotros también somos llamados a seguirle y a glorificarlo mientras nos gozamos en Él. Consideremos ese momento en el que Jesús llamó a algunos de sus discípulos… Marcos 1.16-18 “Mientras caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, echando una red en el mar, porque eran pescadores. Y Jesús les dijo: «Vengan conmigo, y Yo haré que ustedes sean pescadores de hombres». Dejando al instante las redes, ellos lo siguieron” (NBLA) Como vemos en este pasaje, Jesús llamó a varios hombres para que lo siguieran, y ese llamamiento implicó varias cosas, era una invitación a ser sus discípulos, sus seguidores y a tener una relación personal con Él. En la época de Jesús, la relación entre los maestros y los discípulos solía ser muy cercana, por eso, al llamarlos, lo que estaba haciendo, era invitarlos a compartir sus vidas para que en el día a día pudieran conocer de manera única al salvador del mundo. Y a diferencia de un Rabino (maestro de la ley judía), a quien sus discípulos prominentes le buscaban para recibir su enseñanza. Jesús fue quien tomó la iniciativa y llamó hombres comunes y corrientes para que le siguieran; hombres rechazados, despreciados y hasta humillados por la elite religiosa. Porque Dios desde el principio es el que nos busca; y va tras hombres que le adoren en espíritu y en verdad y que le amen con pureza. Ahora, ¿será que el llamamiento que Jesús le hizo a sus discípulos, tiene alguna aplicación para nosotros hoy? Claro que si, porque como ellos, nosotros también somos llamados a creer en su obra y evangelio, a tener una conciencia limpia, a lavar nuestro pecado en su sangre, y a ser parte de su familia, para que al conocerlo, hallemos el gozo que buscamos y seamos la luz que haga que otros también acepten su llamado. Pero ¿Cómo respondieron estos hombres? Lo siguieron. Fueron a donde Jesús fue, escucharon sus enseñanzas, vivieron como Él vivió, hicieron lo que Él hizo, enseñaron lo que aprendieron de Él, vivieron luchando contra el pecado como agradecimiento por el sacrificio que hizo por ellos, lo declararon el Hijo de Dios y su Señor, le dieron el control de sus vidas y se sometieron a su plan. Así fue como lo hicieron ellos, pero… ¿Cómo lo estamos haciendo nosotros? ¿Lo estamos siguiendo?, ¿le hemos declarado al mundo que Él es nuestro Señor, o seguimos siendo nuestros propios señores? Pues nuestra respuesta debería ser como la de ellos, que dejaron su vieja y pecaminosa manera de vivir, y se dispusieron a ser guiados por Jesús para que su plan se cumpliera en sus vidas. Así, este llamado que Jesús nos hace a través de esta palabra, no solo nos garantiza vida después de la muerte, sino que también nos llama a entregarnos a Él de tal forma que el Padre sea glorificado por medio de nosotros. La pregunta es: ¿Hemos aceptado ese llamado, nos hemos arrepentido y confesado nuestro pecado delante de Él? Si ya lo hicimos, ¿estamos viviendo conforme a su enseñanza y ejemplo? Y ¿estamos buscando su palabra con una avidez diaria para encontrar en ella el camino que Jesús ha dispuesto para nosotros?. El camino que Jesús le ofreció a esos hombres, les aseguró una vida muy superior a la que habrían tenido sí no hubiesen atendido sus palabras. Así que, nosotros también podemos confiar que siguiendo a Jesús, nuestra vida superará por mucho las más altas expectativas. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Será que todos los que oyen la palabra de Dios y responden positivamente son verdaderos creyentes e hijos suyos?La parábola del Sembrador nos da la base para responder esta pregunta, y aunque no resulta fácil comprender su mensaje a primera vista, gracias a Dios que los discípulos de Jesús le pidieron que se las explicara, porque sí no hubiese sido así, tal vez seguiríamos pensando qué quiso decir con ella.Consideremos lo que dice:Lucas 8.5-7El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron.En esta parábola Jesús caracteriza a cuatro tipos de oyentes de Su Palabra. Nos ayuda a entender que el sembrador es todo aquel que la predica y enseña, y que la semilla es Ella misma, la diferencia determinante en la Parábola es la tierra, que simboliza el corazón humano, por eso Jesús distinguió cuatro tipos, porque aunque la semilla cae en todos, el resultado es diferente en cada tipo de oyente.Consideremos los tres primeros para dar respuesta a la pregunta que nos planteamos. Los oyentes desinteresadosEstos son la tierra que está junto al camino. Oyentes que no le hayan valor a la Palabra de Dios, no se identifican con ella y son descuidados porque no se dan el tiempo para meditar en ella. Son como el tipo de oidor que define Santiago, que mira en la Palabra como sí viese su rostro en un espejo, pero al dejarlo, se olvida qué clase de persona es (Stg. 1.23-24).Algo importante en ellos es la influencia de Satanás, que no pierde oportunidad para llevarse la palabra que se ha sembrado en sus corazones. Así que haríamos mal en ignorar la actividad de Satanás en el conocimiento de la Palabra, porque según el texto bíblico, él de manera recurrente encuentra maneras de mantener enceguecidos a quienes escuchan el mensaje de salvación. Los oyentes egocéntricosSon aquellos en los que la semilla cayó sobre la piedra y nacida se secó. Son el tipo de oyente de la Palabra que da una respuesta inicial entusiasta, pero como resultado de sus intereses y emociones. Que se acercan a Dios pensando que Él les puede traer las bendiciones que buscan, como si fuera un amuleto que les garantiza su prosperidad, salud, amor, trabajo, éxito, fama y paz.Pero cuando llegan las tribulaciones o la persecución por su gusto y posible identificación con la Palabra de Dios, tropiezan. Huyen y no vuelven, mostrando que su dios no era Dios, sino ellos mismos, su comodidad, bienestar y placer. Les parece costoso perder relaciones, oportunidades y estatus por el nombre de Dios.Son el tipo de personas a las que Eugene Peterson se refiere cuando dice que: ven la religión como una manera para alcanzar una vida exitosamente feliz; por eso nada que interfiera con el éxito o interrumpa su felicidad será tolerado (Peterson. & Alvarez-Scarpitta., 2006).El siguiente grupo son:III. Los oyentes amantes del mundoLa parte que creció entre espinos y que terminó ahogada por ellos. Ellos parecen responder a la Palabra en cierta medida, creen que Ella es importante, pero también creen lo mismo del mundo, le equiparan a la sabiduría humana y por eso buscan agradar ambos bandos sin comprometerse mucho en alguno.Pero no saben que es imposible servir a dos señores (Mt. 6.24) y que al tener amistad con el mundo, son enemigos de Dios (Stg. 4.4-5)Por eso el amor que sienten por el mundo, los termina consumiendo y apartando de Él.Ver más en: MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Será que todos los que oyen la palabra de Dios y responden positivamente son verdaderos creyentes e hijos suyos? La parábola del Sembrador nos da la base para responder esta pregunta, y aunque no resulta fácil comprender su mensaje a primera vista, gracias a Dios que los discípulos de Jesús le pidieron que se las explicara, porque sí no hubiese sido así, tal vez seguiríamos pensando qué quiso decir con ella. Consideremos lo que dice: Lucas 8.5-7 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. En esta parábola Jesús caracteriza a cuatro tipos de oyentes de Su Palabra. Nos ayuda a entender que el sembrador es todo aquel que la predica y enseña, y que la semilla es Ella misma, la diferencia determinante en la Parábola es la tierra, que simboliza el corazón humano, por eso Jesús distinguió cuatro tipos, porque aunque la semilla cae en todos, el resultado es diferente en cada tipo de oyente. Consideremos los tres primeros para dar respuesta a la pregunta que nos planteamos. Los oyentes desinteresados Estos son la tierra que está junto al camino. Oyentes que no le hayan valor a la Palabra de Dios, no se identifican con ella y son descuidados porque no se dan el tiempo para meditar en ella. Son como el tipo de oidor que define Santiago, que mira en la Palabra como sí viese su rostro en un espejo, pero al dejarlo, se olvida qué clase de persona es (Stg. 1.23-24). Algo importante en ellos es la influencia de Satanás, que no pierde oportunidad para llevarse la palabra que se ha sembrado en sus corazones. Así que haríamos mal en ignorar la actividad de Satanás en el conocimiento de la Palabra, porque según el texto bíblico, él de manera recurrente encuentra maneras de mantener enceguecidos a quienes escuchan el mensaje de salvación. Los oyentes egocéntricos Son aquellos en los que la semilla cayó sobre la piedra y nacida se secó. Son el tipo de oyente de la Palabra que da una respuesta inicial entusiasta, pero como resultado de sus intereses y emociones. Que se acercan a Dios pensando que Él les puede traer las bendiciones que buscan, como si fuera un amuleto que les garantiza su prosperidad, salud, amor, trabajo, éxito, fama y paz. Pero cuando llegan las tribulaciones o la persecución por su gusto y posible identificación con la Palabra de Dios, tropiezan. Huyen y no vuelven, mostrando que su dios no era Dios, sino ellos mismos, su comodidad, bienestar y placer. Les parece costoso perder relaciones, oportunidades y estatus por el nombre de Dios. Son el tipo de personas a las que Eugene Peterson se refiere cuando dice que: ven la religión como una manera para alcanzar una vida exitosamente feliz; por eso nada que interfiera con el éxito o interrumpa su felicidad será tolerado (Peterson. & Alvarez-Scarpitta., 2006). El siguiente grupo son: III. Los oyentes amantes del mundo La parte que creció entre espinos y que terminó ahogada por ellos. Ellos parecen responder a la Palabra en cierta medida, creen que Ella es importante, pero también creen lo mismo del mundo, le equiparan a la sabiduría humana y por eso buscan agradar ambos bandos sin comprometerse mucho en alguno. Pero no saben que es imposible servir a dos señores (Mt. 6.24) y que al tener amistad con el mundo, son enemigos de Dios (Stg. 4.4-5) Por eso el amor que sienten por el mundo, los termina consumiendo y apartando de Él. Ver más en: MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
No ha habido otro en la historia del mundo que pueda atraer a tantas personas como Jesús, que lo hacía no para entretenerlas o hacerlas sentir bien, sino para enseñarles las verdades de Dios, y confrontar con ellas sus vidas. Y aunque muchos eran puestos entre “la palabra y la pared” por la forma pecaminosa como se comportaban, aun así, le seguían y escuchaban.Pero Él les enseñaba de una manera particular, lo hacía a través de parábolas, historias de la vida cotidiana que Jesús usaba para ilustrar las verdades que les quería comunicar; el problema, es que no siempre resultaban fáciles de comprender, porque Jesús no lo daba todo masticado; por el contrario, quienes le escuchaban debían quedarse pensando en lo que Él había querido decirles más de una vez.Y en una de esas ocasiones en las que les enseñaba a las multitudes, les dijo la parábola del sembrador, que resultó ser difícil de entender, y por eso algunos tuvieron que pedirle que les explicara su significado. Él accedió a ello, no sin antes decirles algo muy importante que es el centro de este artículo, veámoslo en:Marcos 4.10-11a“Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola. Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios.”¿Alguna vez nos hemos sentido confundidos leyendo la palabra de Dios? ¿Ha habido partes que no hemos podido entender y explicar?Pues en este pasaje Jesús nos explica por qué podemos entender su palabra, mientras hay otros que no lo pueden hacer; y es porque nuestro entendimiento de ella depende de la gracia y la voluntad de Dios. Sabemos esto porque Jesús lo dijo, afirmando que a ellos se les había dado saber los misterios del reino de Dios, mientras que a los de afuera no.Así que, hasta la comprensión de su palabra, es un regalo que recibimos de Él. Una expresión de su gracia, de su favor, y de su amor para con nosotros.De ahí que nuestra comprensión del evangelio es una gracia (regalo) que hemos recibido de Dios para que comprendamos su santidad, la deuda que tenemos con Él a causa de nuestro pecado, y la obra de salvación de Jesús. Pero hallarnos en ese punto es solo el comienzo de su conocimiento y de la comprensión de los misterios de su Reino.Es por esto por lo que en nuestra carrera cristiana debemos seguir dependiendo de su gracia para comprender su Palabra, para ser iluminados por su Espíritu y aplicar sus principios a nuestra vida diaria, y para ello necesitamos hacer dos cosas muy importantes: Buscarlo a Él de todo corazón.Tal como lo dice Jeremías 29.13:“Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.” (NBLA)Y es a partir de ese deseo genuino de conocerlo más que hallaremos la motivación para pedirle que nos conceda la gracia de comprender su palabra. Porque comprenderla no depende de nuestros estudios, coeficiente intelectual, tiempo en la iglesia, del predicador que nos la enseña, ni de la versión de la Biblia que usemos. En cambio, depende de la gracia y la voluntad de Dios para con nosotros.Y lo otro que debemos hacer es: Ablandar nuestro corazón.Arrepentirnos de nuestro pecado, confesárselo y buscarlo con un corazón limpio.Por eso Jeremías le dijo a los Israelitas:Jeremías 4.3“¡Pasen el arado por el terreno endurecido de sus corazones!” (NTV)Ver más en:MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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No ha habido otro en la historia del mundo que pueda atraer a tantas personas como Jesús, que lo hacía no para entretenerlas o hacerlas sentir bien, sino para enseñarles las verdades de Dios, y confrontar con ellas sus vidas. Y aunque muchos eran puestos entre “la palabra y la pared” por la forma pecaminosa como se comportaban, aun así, le seguían y escuchaban. Pero Él les enseñaba de una manera particular, lo hacía a través de parábolas, historias de la vida cotidiana que Jesús usaba para ilustrar las verdades que les quería comunicar; el problema, es que no siempre resultaban fáciles de comprender, porque Jesús no lo daba todo masticado; por el contrario, quienes le escuchaban debían quedarse pensando en lo que Él había querido decirles más de una vez. Y en una de esas ocasiones en las que les enseñaba a las multitudes, les dijo la parábola del sembrador, que resultó ser difícil de entender, y por eso algunos tuvieron que pedirle que les explicara su significado. Él accedió a ello, no sin antes decirles algo muy importante que es el centro de este artículo, veámoslo en: Marcos 4.10-11a “Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola. Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios.” ¿Alguna vez nos hemos sentido confundidos leyendo la palabra de Dios? ¿Ha habido partes que no hemos podido entender y explicar? Pues en este pasaje Jesús nos explica por qué podemos entender su palabra, mientras hay otros que no lo pueden hacer; y es porque nuestro entendimiento de ella depende de la gracia y la voluntad de Dios. Sabemos esto porque Jesús lo dijo, afirmando que a ellos se les había dado saber los misterios del reino de Dios, mientras que a los de afuera no. Así que, hasta la comprensión de su palabra, es un regalo que recibimos de Él. Una expresión de su gracia, de su favor, y de su amor para con nosotros. De ahí que nuestra comprensión del evangelio es una gracia (regalo) que hemos recibido de Dios para que comprendamos su santidad, la deuda que tenemos con Él a causa de nuestro pecado, y la obra de salvación de Jesús. Pero hallarnos en ese punto es solo el comienzo de su conocimiento y de la comprensión de los misterios de su Reino. Es por esto por lo que en nuestra carrera cristiana debemos seguir dependiendo de su gracia para comprender su Palabra, para ser iluminados por su Espíritu y aplicar sus principios a nuestra vida diaria, y para ello necesitamos hacer dos cosas muy importantes: Buscarlo a Él de todo corazón. Tal como lo dice Jeremías 29.13: “Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.” (NBLA) Y es a partir de ese deseo genuino de conocerlo más que hallaremos la motivación para pedirle que nos conceda la gracia de comprender su palabra. Porque comprenderla no depende de nuestros estudios, coeficiente intelectual, tiempo en la iglesia, del predicador que nos la enseña, ni de la versión de la Biblia que usemos. En cambio, depende de la gracia y la voluntad de Dios para con nosotros. Y lo otro que debemos hacer es: Ablandar nuestro corazón. Arrepentirnos de nuestro pecado, confesárselo y buscarlo con un corazón limpio. Por eso Jeremías le dijo a los Israelitas: Jeremías 4.3 “¡Pasen el arado por el terreno endurecido de sus corazones!” (NTV) Ver más en: MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Estoy en lo correcto creyendo en Jesús?Desde los inicios de la historia humana ha existido la lucha entre lo verdadero y lo falso. Adán y Eva tuvieron que enfrentarse a ello, discerniendo entre las palabras de Dios y las de Satanás, lamentablemente para la raza humana, se equivocaron y consideraron correcto lo que era falso.Como ellos, todos nosotros también luchamos con discernir entre la verdad y el error, por eso, cuando Jesús se encarnó y llevó a cabo su ministerio, aprovechó la petición humilde de sanidad de un paralítico, para dejar muy en claro, quién era Él.Una parte de la historia es esta:Marcos 2:8-11“Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.”Momentos antes, Jesús le había dicho al Paralítico que sus pecados habían sido perdonados, razón por la cual los escribas y fariseos que estaban presenciando ese momento, se preguntaron: ¿Con qué autoridad Jesús se tomaba la atribución de perdonar pecados si solo Dios podía hacerlo?Una pregunta que inicialmente es válida, porque, efectivamente solo Dios puede perdonar pecados (Is. 43.25; Dn. 9.9).Así que parecía una blasfemia que un hombre se atribuyera el perdón de pecados, insultando el carácter santo de Dios y lo sagrado de su Palabra (Demarest. 2005).Pero, aunque el raciocinio de estos hombres sonaba adecuado y religioso, ellos estaban ignorando algo muy importante; que era justo lo que Jesús quería demostrar por medio de este milagro, que: ÉL ES DIOS.Ellos no estaban frente a un hombre común y corriente, frente a un pecador que, al atribuirse esta autoridad, estuviera blasfemando, ¡no! … Estaban delante de Aquel que tiene autoridad sobre los cielos y la tierra, sobre los mares y los vientos, el que resucita muertos y el que con su misma muerte y resurrección llegaría a vencer a la muerte misma. Ellos estaban ignorando a propósito el testimonio de Juan el bautista y el que se escuchó el día que Jesús fue bautizado, cuando una voz del cielo dijo: “Tu eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” (Mr. 1.11)Así que, para responder a las acusaciones mentales de los escribas, Jesús obró el milagro de sanidad en el paralítico, para que por medio de este milagro se confirmara su autoridad y naturaleza divina, porque ¿quién puede hacer que un paralítico ande? O ¿Quién puede hacer algo que vaya en contra del orden de la naturaleza? ¡Solo Dios!Este hecho probó su autoridad y sus credenciales, su llamado y su derecho a ser nuestro Señor y Salvador.Ahora, ¿Cómo podemos responder ante esta verdad?De dos formas: La primera es como lo hicieron los escribas y fariseos: rechazándola, negándose a creer en Jesús y asegurándose la condenación eterna. Y la segunda, es como lo hizo el paralítico, que creyó en la autoridad de Jesús y por eso con humildad se acercó a Él, pidiéndole que le salvara.¿Cuál camino vamos a tomar?Pues, ojalá sea el camino que conduce a Jesús, porque su Nombre, su naturaleza, su poder, su autoridad y su amor, nos garantizan que nuestra vida y fe están firmes en su persona.Ver mas en... MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Estoy en lo correcto creyendo en Jesús? Desde los inicios de la historia humana ha existido la lucha entre lo verdadero y lo falso. Adán y Eva tuvieron que enfrentarse a ello, discerniendo entre las palabras de Dios y las de Satanás, lamentablemente para la raza humana, se equivocaron y consideraron correcto lo que era falso. Como ellos, todos nosotros también luchamos con discernir entre la verdad y el error, por eso, cuando Jesús se encarnó y llevó a cabo su ministerio, aprovechó la petición humilde de sanidad de un paralítico, para dejar muy en claro, quién era Él. Una parte de la historia es esta: Marcos 2:8-11 “Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” Momentos antes, Jesús le había dicho al Paralítico que sus pecados habían sido perdonados, razón por la cual los escribas y fariseos que estaban presenciando ese momento, se preguntaron: ¿Con qué autoridad Jesús se tomaba la atribución de perdonar pecados si solo Dios podía hacerlo? Una pregunta que inicialmente es válida, porque, efectivamente solo Dios puede perdonar pecados (Is. 43.25; Dn. 9.9). Así que parecía una blasfemia que un hombre se atribuyera el perdón de pecados, insultando el carácter santo de Dios y lo sagrado de su Palabra (Demarest. 2005). Pero, aunque el raciocinio de estos hombres sonaba adecuado y religioso, ellos estaban ignorando algo muy importante; que era justo lo que Jesús quería demostrar por medio de este milagro, que: ÉL ES DIOS. Ellos no estaban frente a un hombre común y corriente, frente a un pecador que, al atribuirse esta autoridad, estuviera blasfemando, ¡no! … Estaban delante de Aquel que tiene autoridad sobre los cielos y la tierra, sobre los mares y los vientos, el que resucita muertos y el que con su misma muerte y resurrección llegaría a vencer a la muerte misma. Ellos estaban ignorando a propósito el testimonio de Juan el bautista y el que se escuchó el día que Jesús fue bautizado, cuando una voz del cielo dijo: “Tu eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” (Mr. 1.11) Así que, para responder a las acusaciones mentales de los escribas, Jesús obró el milagro de sanidad en el paralítico, para que por medio de este milagro se confirmara su autoridad y naturaleza divina, porque ¿quién puede hacer que un paralítico ande? O ¿Quién puede hacer algo que vaya en contra del orden de la naturaleza? ¡Solo Dios! Este hecho probó su autoridad y sus credenciales, su llamado y su derecho a ser nuestro Señor y Salvador. Ahora, ¿Cómo podemos responder ante esta verdad? De dos formas: La primera es como lo hicieron los escribas y fariseos: rechazándola, negándose a creer en Jesús y asegurándose la condenación eterna. Y la segunda, es como lo hizo el paralítico, que creyó en la autoridad de Jesús y por eso con humildad se acercó a Él, pidiéndole que le salvara. ¿Cuál camino vamos a tomar? Pues, ojalá sea el camino que conduce a Jesús, porque su Nombre, su naturaleza, su poder, su autoridad y su amor, nos garantizan que nuestra vida y fe están firmes en su persona. Ver mas en... MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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12 - ¿Quieres conseguir algo más valioso que el oro? Proverbios 3:13-20 “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen. Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia. Con su ciencia los abismos fueron divididos, Y destilan rocío los cielos.” Hace unos años atrás una compañía de tarjeta de crédito sacó un eslogan que lo utilizaba en casi todas sus promociones comerciales por todos los medios publicitarios, y que decía algo así: «Hay cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás está “[…]”» y nombraban su compañía. De esta manera, ellos trataban de promover el uso de sus servicios crediticios para que las personas alcancen algo valioso, pero ellos mismos sabían que no podrían ofrecer todo lo que una persona quisiera o necesitara, solo lo que se podía conseguir por medio del dinero. Y esta es una verdad que lo sabemos todos, pero seguimos creyendo que con conseguir dinero tendremos todo lo que quisiéramos, pero no es así. En la Biblia se utiliza la palabra “bienaventurado” para mencionar a aquellos que por su comportamiento o decisión han alcanzado algo sublime y realmente satisfactorio, una posición que verdaderamente está llena de beneficios o reconocimientos, no solo por parte del hombre, sino también de Dios. Se lo menciona relacionando a aquellos que viven en piedad y se han apartado del pecado y aprenden de la Palabra (Sal. 1:1-2; 32:2), aquellos que son bendecidos por Dios como Su pueblo (Dt. 33:29; Sal. 65:4), aquellos que están delante de alguien sabio (1 R. 10:8), aquellos que confían en Dios (Sal. 40:4; 84:5; Is. 30:18); aquellos que tienen un comportamiento bueno, santo y agradable hacia el prójimo (Sal. 41:1-2); aquellos que son corregidos e instruidos en la Palabra (Sal. 94:12); aquellos que temen a Dios (Sal. 112:1; 128:1); aquellos que viven en piedad y esperan en Dios justicia, consuelo, misericordia, refugio, etc. (Mt. 5:3-11); entre otros más. En el pasaje de este estudio dice que es “bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia” (Pr. 3:13), y enseguida comienza a explicar el porqué: Otorga más ganancia que el oro y la plata (v. 14); es más valiosa que cualquier piedra preciosa (v. 15); otorga una buena y prolongada vida, y al mismo tiempo ofrece “riquezas y honra” (v. 16); nos guiará por decisiones buenas y siempre nos ayudará a conseguir una vida tranquila, llena de paz por los resultados que llegan con esa vida (v. 17); la sabiduría viene a ser un “árbol” que siempre brinda buenos “frutos” y son “bienaventurados” quienes la alcanzan y la aprovechan (v. 18). Pero también nos dice por qué la sabiduría es tan valiosa, porque con ella “Jehová… fundó la tierra; afirmó los cielos… los abismos fueron divididos”, e hizo que desde los cielos destile el “rocío” (v. 19-20). Al mirar la creación podemos no solo mirar el poder de la obra de Dios, sino todo el conocimiento desplegado por Dios para hacer todo con tanto detalle y propósito. Todo tiene un sentido coherente y encaja perfectamente en el proceso de la estabilidad de todo el universo. Todo fue creado e perfecto equilibrio y sentido. ¡La sabiduría de Dios hizo todo eso! No hay riqueza que se compare con la “sabiduría”, pues ella brinda más que riquezas, trae una vida provechosa en todo sentido; razón nos dice que es “bienaventurado el hombre” que la “halla”. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
12 - ¿Quieres conseguir algo más valioso que el oro?Proverbios 3:13-20“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,Y que obtiene la inteligencia;Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,Y sus frutos más que el oro fino.Más preciosa es que las piedras preciosas;Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.Largura de días está en su mano derecha;En su izquierda, riquezas y honra.Sus caminos son caminos deleitosos,Y todas sus veredas paz.Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,Y bienaventurados son los que la retienen.Jehová con sabiduría fundó la tierra;Afirmó los cielos con inteligencia.Con su ciencia los abismos fueron divididos,Y destilan rocío los cielos.”Hace unos años atrás una compañía de tarjeta de crédito sacó un eslogan que lo utilizaba en casi todas sus promociones comerciales por todos los medios publicitarios, y que decía algo así: «Hay cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás está “[…]”» y nombraban su compañía. De esta manera, ellos trataban de promover el uso de sus servicios crediticios para que las personas alcancen algo valioso, pero ellos mismos sabían que no podrían ofrecer todo lo que una persona quisiera o necesitara, solo lo que se podía conseguir por medio del dinero.Y esta es una verdad que lo sabemos todos, pero seguimos creyendo que con conseguir dinero tendremos todo lo que quisiéramos, pero no es así.En la Biblia se utiliza la palabra “bienaventurado” para mencionar a aquellos que por su comportamiento o decisión han alcanzado algo sublime y realmente satisfactorio, una posición que verdaderamente está llena de beneficios o reconocimientos, no solo por parte del hombre, sino también de Dios. Se lo menciona relacionando a aquellos que viven en piedad y se han apartado del pecado y aprenden de la Palabra (Sal. 1:1-2; 32:2), aquellos que son bendecidos por Dios como Su pueblo (Dt. 33:29; Sal. 65:4), aquellos que están delante de alguien sabio (1 R. 10:8), aquellos que confían en Dios (Sal. 40:4; 84:5; Is. 30:18); aquellos que tienen un comportamiento bueno, santo y agradable hacia el prójimo (Sal. 41:1-2); aquellos que son corregidos e instruidos en la Palabra (Sal. 94:12); aquellos que temen a Dios (Sal. 112:1; 128:1); aquellos que viven en piedad y esperan en Dios justicia, consuelo, misericordia, refugio, etc. (Mt. 5:3-11); entre otros más.En el pasaje de este estudio dice que es “bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia” (Pr. 3:13), y enseguida comienza a explicar el porqué: Otorga más ganancia que el oro y la plata (v. 14); es más valiosa que cualquier piedra preciosa (v. 15); otorga una buena y prolongada vida, y al mismo tiempo ofrece “riquezas y honra” (v. 16); nos guiará por decisiones buenas y siempre nos ayudará a conseguir una vida tranquila, llena de paz por los resultados que llegan con esa vida (v. 17); la sabiduría viene a ser un “árbol” que siempre brinda buenos “frutos” y son “bienaventurados” quienes la alcanzan y la aprovechan (v. 18).Pero también nos dice por qué la sabiduría es tan valiosa, porque con ella “Jehová… fundó la tierra; afirmó los cielos… los abismos fueron divididos”, e hizo que desde los cielos destile el “rocío” (v. 19-20). Al mirar la creación podemos no solo mirar el poder de la obra de Dios, sino todo el conocimiento desplegado por Dios para hacer todo con tanto detalle y propósito. Todo tiene un sentido coherente y encaja perfectamente en el proceso de la estabilidad de todo el universo. Todo fue creado e perfecto equilibrio y sentido. ¡La sabiduría de Dios hizo todo eso!No hay riqueza que se compare con la “sabiduría”, pues ella brinda más que riquezas, trae una vida provechosa en todo sentido; razón nos dice que es “bienaventurado el hombre” que la “halla”.MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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35 – Bien hecho, ahora, sigue así Josué 22:1-8 “Entonces Josué llamó a los rubenitas, a los gaditas, y a la media tribu de Manasés, y les dijo: Vosotros habéis guardado todo lo que Moisés siervo de Jehová os mandó, y habéis obedecido a mi voz en todo lo que os he mandado. No habéis dejado a vuestros hermanos en este largo tiempo hasta el día de hoy, sino que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová vuestro Dios. Ahora, pues, que Jehová vuestro Dios ha dado reposo a vuestros hermanos, como lo había prometido, volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de vuestras posesiones, que Moisés siervo de Jehová os dio al otro lado del Jordán. Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma. Y bendiciéndolos, Josué los despidió, y se fueron a sus tiendas. También a la media tribu de Manasés había dado Moisés posesión en Basán; mas a la otra mitad dio Josué heredad entre sus hermanos a este lado del Jordán, al occidente; y también a éstos envió Josué a sus tiendas, después de haberlos bendecido. Y les habló diciendo: Volved a vuestras tiendas con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, con oro, y bronce, y muchos vestidos; compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos.” Existe gran satisfacción cuando se sabe que se ha alcanzado una buena labor y que esta haya concluido con gran éxito. Esa misma satisfacción se extiende a otros cuando en ella han participado muchas personas, haciendo que la emoción se multiplique. ¡Pero imagine usted que satisfacción se dará cuando esto repite una y otra vez! Cuando todo lo que se ve en el futuro es una lista innumerable de grandes logros, y que todo se traduce en una vida llena de victorias, que gran sentimiento debe ser eso, ¿verdad? ¡Esto es posible cuando se sigue la misma «receta» que nos llevó al éxito! Josué estaba por despedir a las dos tribus y media que acompañaron a sus hermanos en la conquista de la tierra prometida: Rubén, Gad, y la media tribu de Manasés. No solamente que ellos cumplieron su compromiso de ayudar a sus hermanos (Jos. 1:12-18), sino que ellos siguieron las órdenes de Moisés y Josué con seriedad (v. 2). Josué les recuerda que haciendo eso habían seguido la voluntad de Dios (v. 3). Pero antes de enviarles a sus casas y disfrutar de una vida bendecida en la tierra que ellos habían recibido al oriente del Jordán (v. 4), él les pide que “con diligencia” cuiden de cumplir todo lo que Dios les había dicho por medio de Moisés: “que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma. Y bendiciéndolos, Josué los despidió, y se fueron a sus tiendas.” (v. 5, 6) Cuan importante es recordar que una conquista no hace una vida victoriosa, solo se gana una etapa de nuestra vida, pero no se vive en victoria constante. Lo que hace posible que podamos vivir en victoria todo el tiempo es seguir la misma receta que nos llevó a esa conquista, y en la historia de Josué aprendemos que es seguir a Dios todo el tiempo. El deseo de Dios es que cada uno de nosotros conquistemos batallas diarias en nuestra vida. Cada día enfrentamos retos, dificultades, tentaciones, etc.; y el Señor quiere que cada día lo busquemos, le sigamos, le obedezcamos, y demos nuestra vida en servicio a Su Nombre; y cuando hacemos eso todo el tiempo entonces entramos en la lista de aquellos que sí viven en victoria. Decidamos seguir al Señor cada día, entreguemos nuestras vidas a amarle, y veremos que todos los días serán buenos. Si ayer u hoy tuvo una gran victoria, bien hecho, ahora, siga así amando al Señor. MINISTERIOUMCD.ORG --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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34 – Dios puede darnos “reposo” Josué 21:43-45 “De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella. Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos. No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.” Todos anhelamos esos días de descanso, paz, sosiego y buen tiempo. Por ejemplo, algunos tienen la idea de reposo cuando piensan en una playa paradisiaca, otros tienen la idea de unas montañas grandes en una cabaña alejada de todo, habrán otros que piensan que un día de reposo es un lago grande y pescando en él, y etc. Todos queremos descanso, reposo. Pero el descanso es más anhelado cuando se tienen problemas, dificultades, tribulaciones que nos afligen, y más aún cuando han sido períodos prolongados de angustias, ahí deseamos ese ansiado reposo. En la Biblia se menciona al reposo como el momento o lugar de descanso, pero sobre todo lugar, cuando se trata del pueblo de Dios. El Señor le había ofrecido reposo al pueblo de Israel al momento en que ellos lleguen y se posesionen de la tierra que le había prometido a Abraham, no solo era el lugar donde fluye leche y miel, sino que sería el lugar donde se asentarían y vivirían en prosperidad y paz mientras ellos servían al Señor. Pero para alcanzarlo primero tenían que llegar a ese lugar y de ahí conquistarlo. Es interesante que, desde Deuteronomio, se utiliza la palabra “reposo” para hacer referencia al lugar que Dios estaba por dar a Israel a ambos lados del Jordán (Dt. 3:20). Pero este lugar no solo era un espacio nada más, en el se establecerían con todas las provisiones de Dios y con la seguridad de que podrían habitar seguros y en paz de sus enemigos (Dt. 12:10). Y ahora, después de toda la etapa de conquista, Dios estaba dándoles el “reposo… conforme a todo lo que había jurado a sus padres” (v. 44). Cinco veces Josué utiliza esta palabra para hacer referencia a la condición que este lugar brindaría después de conquistarlo todo (Jos. 1:13, 15; 21:44; 22:4; 23:1), y Dios ahora se los estaba entregando. Cuatrocientos años habían pasado desde la promesa a Abraham, un poco más de cuarenta años desde que salieron de Egipto, cerca de cinco años enfrentando batallas para conquistarlo, y ahora estaban recibiendo oficialmente lo prometido por Dios. No solo vemos la fidelidad de Dios en este pasaje, sino que aprendemos que para lograr algo, el creyente debe aprender a creerlo, esperarlo, buscarlo, seguirle a Él y conquistarlo. Todo inicia con una promesa de Dios, después el creyente debe esperar hasta que Dios dé el tiempo de salir a buscarlo, y de ahí depende de uno alcanzar las promesas de Dios en nuestra búsqueda, en escuchar Su voluntad y seguirle, y al final de todo conquistarlo. Todo inició con la fe, la fe de un hombre de 75 años que creyó que Dios le daría la fuerza para tener un hijo y que le permitiría crecer para recibir la tierra prometida, pero el trayecto entre el día que lo creyó hasta el día que sus hijos lo conquistaron estuvieron marcados de muchos episodios de dificultades, pruebas, desobediencias, batallas y conflictos, pero al final lo lograron. De la misma manera, cuando Dios quiere hacer algo en nuestra vida, debemos estar atento a lo que Él tiene que decirnos, confiar en Su palabra, aferrándonos a Su promesa, esperar en Su tiempo, y salir en pos de lo ofrecido y conquistarlo con la ayuda de Él… Es Dios quien lo prometió, y fue Dios quien lo entregará: “De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella.” (v. 43) «Nunca dude de las promesas de Dios, pues si sigue Su plan, Él le otorgará lo que le ha ofrecido» -Ministerio UMCD- #ConquistaConDios #Promesas #Reposo #Descanso. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
Ministerio UMCD - Un Momento Con Dios | Reflexiones Cristianas
Tres lecciones para un padre Mateo 1.18-19 “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” ¿Como habríamos reaccionado sí hubiésemos estado en el lugar de José? ¿Cuál habría sido nuestra primera reacción al enterarnos del embarazo de nuestra prometida? Creo que mi reacción no habría sido muy piadosa, y que, por el contrario, la ira se habría apoderado de mi corazón; pero ese no fue el caso de José, y para dicha nuestra, su reacción tiene mucho que enseñarnos, Así que… ¿Cómo respondió? Mateo nos dice que lo hizo obedeciendo, porque luego que despertó del sueño en el que el ángel del Señor se le apareció, él hizo lo que Dios le ordenó. Dejó a un lado su temor, sus dudas, su orgullo, recibió a María por mujer y cuando nació el niño lo llamó Jesús. Esa obediencia que José mostró en esa primera ocasión también emergería en otros dos momentos más de su vida, en los que la integridad de Jesús estaba en riesgo porque Herodes buscó la forma de matarlo, y un ángel volvió a aparecérsele a José, diciéndole que se fuera a Egipto y permaneciera allí hasta nueva orden (Mt. 2.13-15). Y el tercero fue cuando recibió la instrucción de volver a Israel, para radicarse en Nazareth porque Arquelao, el hijo de Herodes, gobernaba en Judea y ello podía representar algún peligro (Mt. 2.19-23). Que interesante la respuesta de José ante las ordenes de Dios, porque en todas ellas, apenas despertó del sueño se dispuso a obedecer, él no se quedó esperando, organizando sus cosas, situaciones familiares, o negocios, no. Él obedeció instantáneamente. Algo que como hombres debemos considerar con esta historia es que: Dios se dirigió específicamente a José porque a sus ojos, él era el responsable por el cuidado de su familia. Pero notemos que ese cuidado no significó comodidad, tranquilidad, paz, armonía, seguridad, o estabilidad económica; sino que significó obediencia a Dios. Así, nuestra responsabilidad como padres es obedecerlo a Él, aun cuando eso signifique lo que signifique. Pero… ¿Cuál fue la razón por la que José obedeció? Pues Mateo nos lo dice refiriéndose acerca de él como un hombre justo, que creía en Dios, que tenía un temor reverente hacia Él y era sensible a su Palabra. ¿Significa eso que José era de otro mundo? No, él al igual que nosotros luchaba con el orgullo, la rebeldía, con no querer que otros opinen sobre lo que está bien o mal en nuestra vida y nos digan qué hacer. Pero fue por su deseo de agradar a Dios que mostró una nobleza fantástica, al permitir que fuera Él quien manejara su agenda y al renunciar a sus planes por obediencia. ¿Qué tanto nos cuesta aceptar la voluntad de Dios? ¿Somos de los que prefieren tener el control y luchar con Dios con tal de mantenerlo? Pues la verdad es que el plan de Dios siempre es mejor que el nuestro, y gracias a que José se unió con obediencia a lo que Dios estaba haciendo, terminó participando en el plan de salvación del mundo y cuidando al Salvador. ¿Qué sacamos de esta historia?… Ver mas en... MinisterioUMCD.org #Padres #Paternidad #Familia #Madres #Hijos #Obediencia #Dirección #Guía #Jesús #Dios #Vida #Consejo #Vidacristiana #Amor --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Eres un padre indeciso?Una mañana, un padre abrió su Biblia y buscó el capítulo seis de Efesios para leerlo a su familia, todo parecía propicio para reforzar su autoridad paterna, entonces leyó: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor.” El hijo, de dieciséis años, estaba al otro lado de la mesa; y el padre, considerando la oportunidad demasiado buena para perderla, dijo: “Hijo, este es un buen texto; escúchalo otra vez… Y siguió la lectura cayendo ingenuamente en el versículo siguiente: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos.” Entonces el muchacho de dieciséis años, lo miró, y sin pestañear ni sonreírse, le dijo: “Papá, ese es un buen texto; léelo otra vez.” (Lerı́n. 2000).Ser papá no es una labor fácil y necesitamos depender del poder del Espíritu de Dios para hacerlo.Pensando en esto, José el esposo de María, es un gran ejemplo de lo que Dios espera que hagamos como padres, y su historia la encontramos en el evangelio de Mateo, quien nos narra el dilema y sufrimiento que vivió en torno al embarazo de María, diciéndonos:“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo 1.20-21José era un buen hombre.Pero estaba muy pensativo porque no tenía claro lo que debía hacer, sin duda era una situación muy difícil, de seguro él tenía la ilusión de emprender su familia con María, pero la posibilidad de haber sido engañado y humillado le causó serias dudas, haciéndolo pensar en separarse de ella.Como era de esperarse, el temor también tuvo lugar en su corazón, producto de la desconfianza, de no saber si María está siendo honesta o no; de cometer una injusticia al exponerla públicamente, y también por lo que dijeran sus familiares y amigos.Pero, Dios tenía un plan y no podía interrumpirse por el temor de José, así que…Un Angel se le apareció en sueños.Notemos que el ángel era del Señor y que lo envió porque sabía lo que José estaba pensando y que necesitaba una explicación.Que hermoso saber que nuestro Dios conoce lo que pensamos, las preocupaciones que tenemos, cómo nos sentimos, que no va a dejar que hagamos algo que vaya en contra de su plan para nosotros y que nos ha dado a su Espíritu para ser consolados en los momentos de duda y sufrimiento.Además de esto, Dios también le pidió a José que recibiera a María por mujer y que cuando el niño naciera lo llamara Jesús.Luego el ángel se refirió a la profecía que había dicho Isaías sobre que una virgen concebiría y daría a luz un hijo. Porque lo que estaba pasando no era algo desconocido, o un plan de última hora de Dios para traer de afán al Salvador del mundo, sino uno que había sido finamente elaborado y que estaba ejecutándose en ese momento.De hecho, la concepción de Jesús no era un suceso aislado, porque Elizabeth la pariente de María, también había concebido en su vejez a pesar de ser estéril, y Zacarías su esposo había visto un ángel de Dios que le había anunciado el nacimiento de Juan el Bautista.Ver más en... MinisterioUMCD.org #Padres #Paternidad #Familia #Madres #Hijos #Obediencia #Dirección #Guía #Jesús #Dios #Vida #Consejo #Vidacristiana #Amor--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
Tres lecciones para un padreMateo 1.18-19“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.”¿Como habríamos reaccionado sí hubiésemos estado en el lugar de José? ¿Cuál habría sido nuestra primera reacción al enterarnos del embarazo de nuestra prometida?Creo que mi reacción no habría sido muy piadosa, y que, por el contrario, la ira se habría apoderado de mi corazón; pero ese no fue el caso de José, y para dicha nuestra, su reacción tiene mucho que enseñarnos, Así que…¿Cómo respondió?Mateo nos dice que lo hizo obedeciendo, porque luego que despertó del sueño en el que el ángel del Señor se le apareció, él hizo lo que Dios le ordenó. Dejó a un lado su temor, sus dudas, su orgullo, recibió a María por mujer y cuando nació el niño lo llamó Jesús.Esa obediencia que José mostró en esa primera ocasión también emergería en otros dos momentos más de su vida, en los que la integridad de Jesús estaba en riesgo porque Herodes buscó la forma de matarlo, y un ángel volvió a aparecérsele a José, diciéndole que se fuera a Egipto y permaneciera allí hasta nueva orden (Mt. 2.13-15). Y el tercero fue cuando recibió la instrucción de volver a Israel, para radicarse en Nazareth porque Arquelao, el hijo de Herodes, gobernaba en Judea y ello podía representar algún peligro (Mt. 2.19-23).Que interesante la respuesta de José ante las ordenes de Dios, porque en todas ellas, apenas despertó del sueño se dispuso a obedecer, él no se quedó esperando, organizando sus cosas, situaciones familiares, o negocios, no. Él obedeció instantáneamente.Algo que como hombres debemos considerar con esta historia es que: Dios se dirigió específicamente a José porque a sus ojos, él era el responsable por el cuidado de su familia. Pero notemos que ese cuidado no significó comodidad, tranquilidad, paz, armonía, seguridad, o estabilidad económica; sino que significó obediencia a Dios.Así, nuestra responsabilidad como padres es obedecerlo a Él, aun cuando eso signifique lo que signifique.Pero…¿Cuál fue la razón por la que José obedeció?Pues Mateo nos lo dice refiriéndose acerca de él como un hombre justo, que creía en Dios, que tenía un temor reverente hacia Él y era sensible a su Palabra.¿Significa eso que José era de otro mundo? No, él al igual que nosotros luchaba con el orgullo, la rebeldía, con no querer que otros opinen sobre lo que está bien o mal en nuestra vida y nos digan qué hacer. Pero fue por su deseo de agradar a Dios que mostró una nobleza fantástica, al permitir que fuera Él quien manejara su agenda y al renunciar a sus planes por obediencia.¿Qué tanto nos cuesta aceptar la voluntad de Dios? ¿Somos de los que prefieren tener el control y luchar con Dios con tal de mantenerlo?Pues la verdad es que el plan de Dios siempre es mejor que el nuestro, y gracias a que José se unió con obediencia a lo que Dios estaba haciendo, terminó participando en el plan de salvación del mundo y cuidando al Salvador.¿Qué sacamos de esta historia?…Ver mas en... MinisterioUMCD.org#Padres #Paternidad #Familia #Madres #Hijos #Obediencia #Dirección #Guía #Jesús #Dios #Vida #Consejo #Vidacristiana #Amor--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Eres un padre indeciso? Una mañana, un padre abrió su Biblia y buscó el capítulo seis de Efesios para leerlo a su familia, todo parecía propicio para reforzar su autoridad paterna, entonces leyó: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor.” El hijo, de dieciséis años, estaba al otro lado de la mesa; y el padre, considerando la oportunidad demasiado buena para perderla, dijo: “Hijo, este es un buen texto; escúchalo otra vez… Y siguió la lectura cayendo ingenuamente en el versículo siguiente: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos.” Entonces el muchacho de dieciséis años, lo miró, y sin pestañear ni sonreírse, le dijo: “Papá, ese es un buen texto; léelo otra vez.” (Lerı́n. 2000). Ser papá no es una labor fácil y necesitamos depender del poder del Espíritu de Dios para hacerlo. Pensando en esto, José el esposo de María, es un gran ejemplo de lo que Dios espera que hagamos como padres, y su historia la encontramos en el evangelio de Mateo, quien nos narra el dilema y sufrimiento que vivió en torno al embarazo de María, diciéndonos: “Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo 1.20-21 José era un buen hombre. Pero estaba muy pensativo porque no tenía claro lo que debía hacer, sin duda era una situación muy difícil, de seguro él tenía la ilusión de emprender su familia con María, pero la posibilidad de haber sido engañado y humillado le causó serias dudas, haciéndolo pensar en separarse de ella. Como era de esperarse, el temor también tuvo lugar en su corazón, producto de la desconfianza, de no saber si María está siendo honesta o no; de cometer una injusticia al exponerla públicamente, y también por lo que dijeran sus familiares y amigos. Pero, Dios tenía un plan y no podía interrumpirse por el temor de José, así que… Un Angel se le apareció en sueños. Notemos que el ángel era del Señor y que lo envió porque sabía lo que José estaba pensando y que necesitaba una explicación. Que hermoso saber que nuestro Dios conoce lo que pensamos, las preocupaciones que tenemos, cómo nos sentimos, que no va a dejar que hagamos algo que vaya en contra de su plan para nosotros y que nos ha dado a su Espíritu para ser consolados en los momentos de duda y sufrimiento. Además de esto, Dios también le pidió a José que recibiera a María por mujer y que cuando el niño naciera lo llamara Jesús. Luego el ángel se refirió a la profecía que había dicho Isaías sobre que una virgen concebiría y daría a luz un hijo. Porque lo que estaba pasando no era algo desconocido, o un plan de última hora de Dios para traer de afán al Salvador del mundo, sino uno que había sido finamente elaborado y que estaba ejecutándose en ese momento. De hecho, la concepción de Jesús no era un suceso aislado, porque Elizabeth la pariente de María, también había concebido en su vejez a pesar de ser estéril, y Zacarías su esposo había visto un ángel de Dios que le había anunciado el nacimiento de Juan el Bautista. Ver más en... MinisterioUMCD.org #Padres #Paternidad #Familia #Madres #Hijos #Obediencia #Dirección #Guía #Jesús #Dios #Vida #Consejo #Vidacristiana #Amor --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
30 – Un premio a la feJosué 14:6-15“Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la tierra descansó de la guerra.”La fe bíblica se mide en el grado de confianza que una persona tiene en el Dios de la Biblia. Esta fe se basa en la confianza de que Dios es sabio, poderoso, eterno, soberano, justo, bueno, fiel, etc. No solo está basado en el poder que Dios tiene para hacer obras grandes, sino también en que Él puede cumplir promesas, guiar por caminos que solo Él sabe bien por dónde ir, y hacer cosas que para muchos parecerían imposibles.Cuando una persona tiene este tipo de confianza, entonces tiene una fe bíblica, no solo una fe sesgada por uno u otro atributo; es una fe basada en el pleno entendimiento del carácter absoluto de Dios.Caleb es uno de estos hombres. Él y Josué fueron parte de los doce espías que reconocieron la tierra prometida 45 años atrás (Nm. 13 – 14). En ese día, cuando todos ellos llegaron a dar el informe de su reconocimiento, diez de ellos tuvieron temor y desconfianza en que Dios sería capaz de dar la tierra en sus manos, mientras que Josué y Caleb confiaron plenamente en el Señor y por eso rogaron al pueblo que no escucharan a los otros. A la final, el pueblo aceptó el terrible consejo de los diez, y rechazaron seguir adelante, por lo cual Dios los castigó con la muerte de todos ellos en el desierto.Pero Dios había prometido por medio de Moisés que estos dos hombres sí entrarían a tomar posesión de la tierra, y ahora, al final de la conquista, cuando comenzó la repartición de los territorios, Caleb solicita que se le otorgue la ciudad de Hebrón y sus territorios adjuntos como heredad, por lo que Josué le otorga lo pedido (v. 13).Caleb nos da un resumen de cómo era su fe: era de corazón, confiaba plenamente en Dios (v. 7); era constante, eso hizo que lo siga siempre (v. 8, 9); estaba aferrada a las promesas de Dios, por eso supo que recibiría la heredad (v. 10); era valerosa, le daba confianza a seguir batallando junto a Dios, aunque sea el viejo y sus enemigos gigantes, los anaceos (v. 11, 12 y 15).Por su fe, Dios recompensó con lo deseado, y como vemos en el capítulo 15, él obtuvo la victoria sobre Hebrón y tomó posesión de su heredad.¿Cómo está su fe hoy? ¿Cuánta confianza hay en Dios? ¿Cree usted que Él es capaz de cumplir Sus promesas? ¿Es usted capaz de seguirle a Dios a pesar de lo que enfrenta por delante? MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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30 – Un premio a la fe Josué 14:6-15 “Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la tierra descansó de la guerra.” La fe bíblica se mide en el grado de confianza que una persona tiene en el Dios de la Biblia. Esta fe se basa en la confianza de que Dios es sabio, poderoso, eterno, soberano, justo, bueno, fiel, etc. No solo está basado en el poder que Dios tiene para hacer obras grandes, sino también en que Él puede cumplir promesas, guiar por caminos que solo Él sabe bien por dónde ir, y hacer cosas que para muchos parecerían imposibles. Cuando una persona tiene este tipo de confianza, entonces tiene una fe bíblica, no solo una fe sesgada por uno u otro atributo; es una fe basada en el pleno entendimiento del carácter absoluto de Dios. Caleb es uno de estos hombres. Él y Josué fueron parte de los doce espías que reconocieron la tierra prometida 45 años atrás (Nm. 13 – 14). En ese día, cuando todos ellos llegaron a dar el informe de su reconocimiento, diez de ellos tuvieron temor y desconfianza en que Dios sería capaz de dar la tierra en sus manos, mientras que Josué y Caleb confiaron plenamente en el Señor y por eso rogaron al pueblo que no escucharan a los otros. A la final, el pueblo aceptó el terrible consejo de los diez, y rechazaron seguir adelante, por lo cual Dios los castigó con la muerte de todos ellos en el desierto. Pero Dios había prometido por medio de Moisés que estos dos hombres sí entrarían a tomar posesión de la tierra, y ahora, al final de la conquista, cuando comenzó la repartición de los territorios, Caleb solicita que se le otorgue la ciudad de Hebrón y sus territorios adjuntos como heredad, por lo que Josué le otorga lo pedido (v. 13). Caleb nos da un resumen de cómo era su fe: era de corazón, confiaba plenamente en Dios (v. 7); era constante, eso hizo que lo siga siempre (v. 8, 9); estaba aferrada a las promesas de Dios, por eso supo que recibiría la heredad (v. 10); era valerosa, le daba confianza a seguir batallando junto a Dios, aunque sea el viejo y sus enemigos gigantes, los anaceos (v. 11, 12 y 15). Por su fe, Dios recompensó con lo deseado, y como vemos en el capítulo 15, él obtuvo la victoria sobre Hebrón y tomó posesión de su heredad. ¿Cómo está su fe hoy? ¿Cuánta confianza hay en Dios? ¿Cree usted que Él es capaz de cumplir Sus promesas? ¿Es usted capaz de seguirle a Dios a pesar de lo que enfrenta por delante? MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
29 – Aún hay espacio que conquistarJosué 13:1-8“Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: Tú eres ya viejo, de edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer. Esta es la tierra que queda: todos los territorios de los filisteos, y todos los de los gesureos; desde Sihor, que está al oriente de Egipto, hasta el límite de Ecrón al norte, que se considera de los cananeos; de los cinco príncipes de los filisteos, el gazeo, el asdodeo, el ascaloneo, el geteo y el ecroneo; también los aveos; al sur toda la tierra de los cananeos, y Mehara, que es de los sidonios, hasta Afec, hasta los límites del amorreo; la tierra de los giblitas, y todo el Líbano hacia donde sale el sol, desde Baal-gad al pie del monte Hermón, hasta la entrada de Hamat; todos los que habitan en las montañas desde el Líbano hasta Misrefotmaim, todos los sidonios; yo los exterminaré delante de los hijos de Israel; solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad, como te he mandado. Reparte, pues, ahora esta tierra en heredad a las nueve tribus, y a la media tribu de Manasés. Porque los rubenitas y gaditas y la otra mitad de Manasés recibieron ya su heredad, la cual les dio Moisés al otro lado del Jordán al oriente, según se la dio Moisés siervo de Jehová.”«¡Siempre hay espacio para crecer!» Dice un dicho popular, y es muy cierto. Cada uno de nosotros podemos hallar nuevas áreas en dónde podemos seguir creciendo, ya sea en nuestra vida personal, familiar, laboral o de servicio a Dios.Sobre todo, en el área personal, debemos recordar que somos imperfectos a causa de nuestro pecado, todos tenemos áreas en donde podemos trabajar para seguir creciendo hasta alcanzar la plenitud en ellas. La paciencia, el gozo, el amor, la fidelidad, la santidad, etc. Pero en el servicio al Señor o en nuestra área laboral también. Es ahí donde está nuestra constante lucha, en el crecimiento y expansión de lo que somos o hacemos.Josué ya estaba viejo, y como leemos en el capítulo 12 de este libro, tanto Moisés como Josué habían conquistado mucho territorio y derrotado a muchos reyes, pero todavía había lugares al suroeste de la tierra prometida y al extremo norte que no habían sido conquistados (Jos. 13:2-6a). Así que Dios le dice a nuestro líder que por su edad va a ser difícil ir a la batalla, y que ahora tenía que dedicarse ha hacer una distribución del territorio y dejar que los jóvenes que viene la conquisten (v. 6b-7).Todo este territorio que sería repartido sería lo que estaba al lado occidental del Río Jordán, porque lo que estaba al oriente, hacia Arabia, era territorio que fue ya distribuido y entregado a las dos tribus de Rubén y de Gad y a la media de Manasés por parte de Moisés (v. 8).Pero la repartición nominal de las tierras no representaba que Dios no seguiría ayudando a Israel, al contrario, el mismo Señor le afirma a Josué que Él exterminaría a los habitantes de esas áreas sin conquistar sí Israel va a la batalla, Dios quería darles todo el territorio, pero no sería en vida de Josué, sino cuando los hijos de todos ellos sigan con la conquista. Aun había espacio que conquistar, y Dios los ayudaría (v. 6).Si usted y yo queremos crecer hasta nuestro máximo potencial, necesitamos trabajar en identificar qué áreas están en nuestra vida sin ser conquistadas, o posiblemente Dios nos esté brindando oportunidades para expandirnos. Si somos sabios y diligentes, veremos que siempre hay que seguir trabajando, y si ponemos manos a la obra, llegaremos a expandir “nuestro territorio” con la ayuda de Dios.Busque a Dios en oración, pregunte a amigos sabios que le muestren aún sus debilidades, mire usted las oportunidades que Dios le esté presentando para crecer, y verá que todavía puede crecer. Ponga manos a la obra y alcance el potencial de su vida con la ayuda del Señor.«Todos tenemos espacios y áreas en donde crecer, y con la ayuda de Dios las descubriremos y las alcanzaremos. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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29 – Aún hay espacio que conquistar Josué 13:1-8 “Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: Tú eres ya viejo, de edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer. Esta es la tierra que queda: todos los territorios de los filisteos, y todos los de los gesureos; desde Sihor, que está al oriente de Egipto, hasta el límite de Ecrón al norte, que se considera de los cananeos; de los cinco príncipes de los filisteos, el gazeo, el asdodeo, el ascaloneo, el geteo y el ecroneo; también los aveos; al sur toda la tierra de los cananeos, y Mehara, que es de los sidonios, hasta Afec, hasta los límites del amorreo; la tierra de los giblitas, y todo el Líbano hacia donde sale el sol, desde Baal-gad al pie del monte Hermón, hasta la entrada de Hamat; todos los que habitan en las montañas desde el Líbano hasta Misrefotmaim, todos los sidonios; yo los exterminaré delante de los hijos de Israel; solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad, como te he mandado. Reparte, pues, ahora esta tierra en heredad a las nueve tribus, y a la media tribu de Manasés. Porque los rubenitas y gaditas y la otra mitad de Manasés recibieron ya su heredad, la cual les dio Moisés al otro lado del Jordán al oriente, según se la dio Moisés siervo de Jehová.” «¡Siempre hay espacio para crecer!» Dice un dicho popular, y es muy cierto. Cada uno de nosotros podemos hallar nuevas áreas en dónde podemos seguir creciendo, ya sea en nuestra vida personal, familiar, laboral o de servicio a Dios. Sobre todo, en el área personal, debemos recordar que somos imperfectos a causa de nuestro pecado, todos tenemos áreas en donde podemos trabajar para seguir creciendo hasta alcanzar la plenitud en ellas. La paciencia, el gozo, el amor, la fidelidad, la santidad, etc. Pero en el servicio al Señor o en nuestra área laboral también. Es ahí donde está nuestra constante lucha, en el crecimiento y expansión de lo que somos o hacemos. Josué ya estaba viejo, y como leemos en el capítulo 12 de este libro, tanto Moisés como Josué habían conquistado mucho territorio y derrotado a muchos reyes, pero todavía había lugares al suroeste de la tierra prometida y al extremo norte que no habían sido conquistados (Jos. 13:2-6a). Así que Dios le dice a nuestro líder que por su edad va a ser difícil ir a la batalla, y que ahora tenía que dedicarse ha hacer una distribución del territorio y dejar que los jóvenes que viene la conquisten (v. 6b-7). Todo este territorio que sería repartido sería lo que estaba al lado occidental del Río Jordán, porque lo que estaba al oriente, hacia Arabia, era territorio que fue ya distribuido y entregado a las dos tribus de Rubén y de Gad y a la media de Manasés por parte de Moisés (v. 8). Pero la repartición nominal de las tierras no representaba que Dios no seguiría ayudando a Israel, al contrario, el mismo Señor le afirma a Josué que Él exterminaría a los habitantes de esas áreas sin conquistar sí Israel va a la batalla, Dios quería darles todo el territorio, pero no sería en vida de Josué, sino cuando los hijos de todos ellos sigan con la conquista. Aun había espacio que conquistar, y Dios los ayudaría (v. 6). Si usted y yo queremos crecer hasta nuestro máximo potencial, necesitamos trabajar en identificar qué áreas están en nuestra vida sin ser conquistadas, o posiblemente Dios nos esté brindando oportunidades para expandirnos. Si somos sabios y diligentes, veremos que siempre hay que seguir trabajando, y si ponemos manos a la obra, llegaremos a expandir “nuestro territorio” con la ayuda de Dios. Busque a Dios en oración, pregunte a amigos sabios que le muestren aún sus debilidades, mire usted las oportunidades que Dios le esté presentando para crecer, y verá que todavía puede crecer. Ponga manos a la obra y alcance el potencial de su vida con la ayuda del Señor. «Todos tenemos espacios y áreas en donde crecer, y con la ayuda de Dios las descubriremos y las alcanzaremos. MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
Pensando en nuestra fe, ¿en qué y en quién esta basada?, muchos basan su fe en experiencias religiosas, situaciones que les hicieron sentir algo que no habían vivido antes y que les hace pensar que están firmes en la fe de Cristo, pero, nuestras experiencias, aunque puedan ser reales, deben ser contrastadas a la luz de la Palabra de Dios, y por eso debemos considerar el objeto de nuestra fe. Marcos nos ayuda en esto cuando nos habla de las credenciales de Cristo, porque con ello podemos identificar si nuestra fe está bien cimentada o no.Marcos 1.10-11“Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.”Este pasaje es uno de tantos que nos ayuda a entender que Jesús es un Hombre que ciertamente vivió entre nosotros, cumplió toda justicia y tenía la autoridad y el poder para hacer la obra que el Padre le había encomendado.Marcos nos dice que luego de que Jesús subió del agua, el Señor vio que se abrían los cielos, lo cual nos muestra algo muy interesante; y es que, aunque Dios estableció el cielo y el espacio como el límite de lo que podemos percibir, hay una realidad que no podemos negar, la de Su presencia más allá de lo que observamos.Esteban, uno de los mártires de la iglesia, también vio los cielos abiertos (Hch 7.55-60); y en Apocalipsis se nos habla de un momento durante la tribulación en el que los cielos se desvanecerán y los hombres querrán esconderse del rostro de Aquel que está sentado en el trono (Ap. 6.12-17).Así que estamos en medio de la presencia de Dios, y aunque vivamos pensando que hay momentos en los que nadie nos ve, la verdad es que todos estamos desnudos ante sus ojos y nuestras obras están descubiertas delante de Él.¿Como crees que sería nuestra vida si en todo tiempo imagináramos los cielos abiertos, y al que está sentado en el trono observándonos?Luego de esto, Jesús y Juan vieron al Espíritu Santo como paloma descendiendo sobre Él; con lo que Juan pudo testificar que Jesús es el Hijo de Dios, porque Aquel que lo envió a bautizar, también le dijo que: sobre el que viera descender el Espíritu y permaneciera sobre Él, ese sería quien bautizaría con el Espíritu Santo. (Jn 2.31-34)Así, estamos en lo correcto cuando nos rendimos a la autoridad de Jesús, creemos en Él, y aceptamos su sacrificio de amor como pago por nuestros pecados.Pero, como si esto no fuera suficiente, Marcos nos dice que en ese momento también se escuchó una voz del cielo que decía: “Tu eres mi hijo amado”. (v. 11)Esa voz era Dios hablando y testificando que Jesús es su Hijo, aquel que había prometido para reconciliarnos con Él, y Quien gozaba de las credenciales para hacer su obra.¿Cómo responderíamos si escucháramos ahora mismo una voz del cielo que hablara de Jesús? ¿Creeríamos en Él gracias a eso?Muchos dirían que sí, que creerían si presenciaran algo como eso, porque quieren ver señales, pero, la verdad es que nuestra fe no se puede basar en cosas como esas, sino tiene que basarse en la persona de Jesús...Ver más en MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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Pensando en nuestra fe, ¿en qué y en quién esta basada?, muchos basan su fe en experiencias religiosas, situaciones que les hicieron sentir algo que no habían vivido antes y que les hace pensar que están firmes en la fe de Cristo, pero, nuestras experiencias, aunque puedan ser reales, deben ser contrastadas a la luz de la Palabra de Dios, y por eso debemos considerar el objeto de nuestra fe. Marcos nos ayuda en esto cuando nos habla de las credenciales de Cristo, porque con ello podemos identificar si nuestra fe está bien cimentada o no. Marcos 1.10-11 “Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” Este pasaje es uno de tantos que nos ayuda a entender que Jesús es un Hombre que ciertamente vivió entre nosotros, cumplió toda justicia y tenía la autoridad y el poder para hacer la obra que el Padre le había encomendado. Marcos nos dice que luego de que Jesús subió del agua, el Señor vio que se abrían los cielos, lo cual nos muestra algo muy interesante; y es que, aunque Dios estableció el cielo y el espacio como el límite de lo que podemos percibir, hay una realidad que no podemos negar, la de Su presencia más allá de lo que observamos. Esteban, uno de los mártires de la iglesia, también vio los cielos abiertos (Hch 7.55-60); y en Apocalipsis se nos habla de un momento durante la tribulación en el que los cielos se desvanecerán y los hombres querrán esconderse del rostro de Aquel que está sentado en el trono (Ap. 6.12-17). Así que estamos en medio de la presencia de Dios, y aunque vivamos pensando que hay momentos en los que nadie nos ve, la verdad es que todos estamos desnudos ante sus ojos y nuestras obras están descubiertas delante de Él. ¿Como crees que sería nuestra vida si en todo tiempo imagináramos los cielos abiertos, y al que está sentado en el trono observándonos? Luego de esto, Jesús y Juan vieron al Espíritu Santo como paloma descendiendo sobre Él; con lo que Juan pudo testificar que Jesús es el Hijo de Dios, porque Aquel que lo envió a bautizar, también le dijo que: sobre el que viera descender el Espíritu y permaneciera sobre Él, ese sería quien bautizaría con el Espíritu Santo. (Jn 2.31-34) Así, estamos en lo correcto cuando nos rendimos a la autoridad de Jesús, creemos en Él, y aceptamos su sacrificio de amor como pago por nuestros pecados. Pero, como si esto no fuera suficiente, Marcos nos dice que en ese momento también se escuchó una voz del cielo que decía: “Tu eres mi hijo amado”. (v. 11) Esa voz era Dios hablando y testificando que Jesús es su Hijo, aquel que había prometido para reconciliarnos con Él, y Quien gozaba de las credenciales para hacer su obra. ¿Cómo responderíamos si escucháramos ahora mismo una voz del cielo que hablara de Jesús? ¿Creeríamos en Él gracias a eso? Muchos dirían que sí, que creerían si presenciaran algo como eso, porque quieren ver señales, pero, la verdad es que nuestra fe no se puede basar en cosas como esas, sino tiene que basarse en la persona de Jesús... Ver más en MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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¿Cuál es tu primera reacción cuando alguien te humilla? ¿Te enojas y respondes con violencia, o pones tu otra mejilla? La verdad es que a ninguno nos gusta ser humillados, y por eso no nos ofrecemos como voluntarios para hacer cosas que puedan hacernos sentir avergonzados, pero Jesús, consideró la humillación como algo muy valioso, que le dio la oportunidad de agradar al Padre y cumplir con su propósito de salvación para el mundo, por eso estuvo dispuesto a humillarse y a cumplir con toda justicia; y se sometió al bautismo de Juan el Bautista. Marcos 1.9 “Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.” Se dice que en toda narración es bueno ubicar al lector en un momento específico, porque tenemos la necesidad de enmarcar las historias que escuchamos en un tiempo y lugar, así, Marcos nos ubica en el tiempo y adelanta que su evangelio narrará los acontecimientos de la vida y ministerio de Jesús, como los siguientes: Jesús vino de Nazaret de Galilea Nazaret era una ciudad pequeña de la región de Galilea, y era el lugar de residencia de Jesús desde su niñez hasta el principio de su ministerio (Jn. 2.41-52). Con su partida de allí, Jesús estaba dejando su vida hogareña, para comenzar sus viajes y ministerio, el cual empezaría con… Su bautismo ¿Pero por qué Jesús tendría que ser bautizado? ¿Acaso Él era pecador y tenía que bautizarse y arrepentirse públicamente? ¡No! Jesús no se bautizó como un símbolo de arrepentimiento porque Él nunca cometió pecado (He. 4.15). Jesús se bautizó como una señal que daba comienzo a su etapa de ministerio público, y para cumplir con toda justicia, tal como se lo dijo a Juan, cuando este se opuso a bautizarlo, y en cambio reconoció su necesidad de ser bautizado por Jesús (Mat. 3.15), porque Él sería el que bautizaría posteriormente con el Espíritu Santo (Mt. 3.11; Mr. 1.8). Jesús debía cumplir con toda justicia (con toda cosa buena que Dios había definido); para vivir el propósito con el que le había enviado al mundo y así ser el Justo, por medio del cual todos los creyentes también pueden ser llamados justos delante del Padre. Bien lo diría Juan al reconocer que no tenía el derecho moral para bautizar a Jesús; y que nobleza vemos en nuestro Señor, que, aun siendo el Hijo de Dios, se humilló a lo sumo haciéndose como uno de nosotros, identificándose con nuestra realidad y permitiendo ser bautizado por un mortal como Juan. Por eso confiamos en que nuestro Sumo Sacerdote puede compadecerse de nosotros, porque vivió cumpliendo toda justicia, y aunque vivió nuestros sufrimientos y dificultades, satisfizo completamente la demanda de rectitud que Dios le exigió. ¡Que rectitud la de nuestro Señor y cuanto amor al Padre y por nosotros en ese ejemplo de justicia que vemos en su bautismo! Ese ejemplo debería hacernos pensar en ¿qué tan dispuestos estamos a humillarnos y someternos por amor a su Nombre? Porque sí les pasa igual que a mí, que lucho todo el tiempo con el orgullo, todos estamos en una batalla constante por someternos a las autoridades, a nuestra pareja, o con hacer lo correcto, aunque eso signifique alguna incomodidad; pero si humillarnos puede resultar en una muestra de amor a Dios que le de la gloria, todos debiéramos optar por ello tal como lo hizo Jesús. ¿En qué áreas de nuestra vida nos cuesta someternos y humillarnos? ¿Qué tal si consideramos nuestro orgullo como algo a lo que no debemos aferrarnos y en cambio nos despojamos a nosotros mismos, tomando forma de siervos y cumpliendo toda justicia por amor a nuestro Padre y Señor? MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¿Cuál es tu primera reacción cuando alguien te humilla? ¿Te enojas y respondes con violencia, o pones tu otra mejilla? La verdad es que a ninguno nos gusta ser humillados, y por eso no nos ofrecemos como voluntarios para hacer cosas que puedan hacernos sentir avergonzados, pero Jesús, consideró la humillación como algo muy valioso, que le dio la oportunidad de agradar al Padre y cumplir con su propósito de salvación para el mundo, por eso estuvo dispuesto a humillarse y a cumplir con toda justicia; y se sometió al bautismo de Juan el Bautista.Marcos 1.9“Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.”Se dice que en toda narración es bueno ubicar al lector en un momento específico, porque tenemos la necesidad de enmarcar las historias que escuchamos en un tiempo y lugar, así, Marcos nos ubica en el tiempo y adelanta que su evangelio narrará los acontecimientos de la vida y ministerio de Jesús, como los siguientes: Jesús vino de Nazaret de GalileaNazaret era una ciudad pequeña de la región de Galilea, y era el lugar de residencia de Jesús desde su niñez hasta el principio de su ministerio (Jn. 2.41-52). Con su partida de allí, Jesús estaba dejando su vida hogareña, para comenzar sus viajes y ministerio, el cual empezaría con… Su bautismo¿Pero por qué Jesús tendría que ser bautizado? ¿Acaso Él era pecador y tenía que bautizarse y arrepentirse públicamente? ¡No! Jesús no se bautizó como un símbolo de arrepentimiento porque Él nunca cometió pecado (He. 4.15).Jesús se bautizó como una señal que daba comienzo a su etapa de ministerio público, y para cumplir con toda justicia, tal como se lo dijo a Juan, cuando este se opuso a bautizarlo, y en cambio reconoció su necesidad de ser bautizado por Jesús (Mat. 3.15), porque Él sería el que bautizaría posteriormente con el Espíritu Santo (Mt. 3.11; Mr. 1.8).Jesús debía cumplir con toda justicia (con toda cosa buena que Dios había definido); para vivir el propósito con el que le había enviado al mundo y así ser el Justo, por medio del cual todos los creyentes también pueden ser llamados justos delante del Padre.Bien lo diría Juan al reconocer que no tenía el derecho moral para bautizar a Jesús; y que nobleza vemos en nuestro Señor, que, aun siendo el Hijo de Dios, se humilló a lo sumo haciéndose como uno de nosotros, identificándose con nuestra realidad y permitiendo ser bautizado por un mortal como Juan.Por eso confiamos en que nuestro Sumo Sacerdote puede compadecerse de nosotros, porque vivió cumpliendo toda justicia, y aunque vivió nuestros sufrimientos y dificultades, satisfizo completamente la demanda de rectitud que Dios le exigió.¡Que rectitud la de nuestro Señor y cuanto amor al Padre y por nosotros en ese ejemplo de justicia que vemos en su bautismo!Ese ejemplo debería hacernos pensar en ¿qué tan dispuestos estamos a humillarnos y someternos por amor a su Nombre?Porque sí les pasa igual que a mí, que lucho todo el tiempo con el orgullo, todos estamos en una batalla constante por someternos a las autoridades, a nuestra pareja, o con hacer lo correcto, aunque eso signifique alguna incomodidad; pero si humillarnos puede resultar en una muestra de amor a Dios que le de la gloria, todos debiéramos optar por ello tal como lo hizo Jesús.¿En qué áreas de nuestra vida nos cuesta someternos y humillarnos?¿Qué tal si consideramos nuestro orgullo como algo a lo que no debemos aferrarnos y en cambio nos despojamos a nosotros mismos, tomando forma de siervos y cumpliendo toda justicia por amor a nuestro Padre y Señor?MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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28 – No descanse hasta conquistarlo todo Josué 11:16-23 “Tomó, pues, Josué toda aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles. Desde el monte Halac, que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en la llanura del Líbano, a la falda del monte Hermón; tomó asimismo a todos sus reyes, y los hirió y mató. Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes. No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra. Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés. También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades. Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod. Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.” En términos de guerra, la paz realmente no se da en muchos casos, si no hasta que una de las partes es derrotada. Especialmente cuando se trataba de una conquista en los siglos anteriores al nuestro, no se podía extender los territorios sin que no exista una batalla que derrote al lado que iba a ser conquistado. Considerando ese método, sin duda que eran tiempos difíciles, violentos, y hasta sangrientos, donde solamente la guerra traía la posibilidad de expansión de un bando o reino, y el control de todo bajo la conquista. En la vida del creyente, de la misma manera, éste no puede conseguir el dominio y control de todas las áreas de su vida si no las conquista. Muchos enfrentamos nuestras batallas espirituales de cierta forma: debilidades frente algún pecado, comportamientos o conductas que no son piadosas o favorables para una vida santa, tal vez problemas en las relaciones matrimoniales, etc.; son áreas que tienen que ser conquistadas por el creyente para poder estar en paz con Dios y con los demás, y que nos darán control en la manera como nos comportamos. Cuando Josué y el pueblo de Israel tenía que ingresar a tomar control de la tierra prometida, ellos sabían que tenían que destruir a todos sus enemigos, tomar posesión de todo ese territorio y habitar en él para poder extender al máximo el control de lo que estaban recibiendo como posesión por parte de Dios. Dios mismo endurecía el corazón de sus enemigos para que los israelitas los destruyan, y así no solo traer juicio sobre esas naciones (v. 20), sino que, además, eso evitaría que Su pueblo sea tentado a pecar ante las prácticas paganas y pecaminosas de los moradores de esas tierras. El propósito de esto era múltiple: por un lado, era traer juicio y destruir a aquellos que rechazaban a Dios; por otro, era permitir que Israel alcance el máximo de extensión; y con todo eso, evitar que alguien tente con costumbres malas los israelitas. Solamente ahí alcanzaría la paz. Josué sabía esto muy bien, por eso él y todo el pueblo no descansaron hasta poder tomar control de gran parte del territorio y poderse establecerse en él, solo en el día que ellos combatieron a todos los más grandes enemigos, solo ahí descansaron de “la guerra” (v. 23). Josué no descansaría hasta cumplir con su meta. El comportamiento de este gran líder nos deja una lección de vida muy importante, no podemos descansar hasta que no hayamos conquistado todas las áreas de nuestra vida para el Señor. Cada uno de los creyentes aún tenemos áreas de nosotros que conquistar, pecados que erradicar, carácter que desarrollar y establecer... MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
45 - ¿Existirá el espíritu de la ira?Se ha vuelto muy común escuchar a pastores de algunas iglesias hablar de que expulsan espíritus de ira, amargura, tristeza, pornografía y otros más; pero ¿será esto una práctica bíblica? ¿Será que los responsables de nuestros actos son los espíritus malvados? O ¿Será que nos hemos dejado llevar por falsas enseñanzas que, como tantas, buscan suavizar la carga de pecado de la que todos nosotros somos responsables?Pues para el caso de la ira, el Apóstol Pablo nos dice claramente el impacto que ella puede tener en nosotros y los demás si no la manejamos de una manera santa, es por eso que Efesios 4.26-27 dice:“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.”La idea de no dar lugar al diablo cuando estamos airados tiene que ver con que no le cedamos el control de nuestro corazón, porque si lo hacemos él sabrá aprovechar muy bien ese momento y nos tentará a causar tanto daño como sea posible.Contrario a lo que dicen muchos, este pasaje nos enseña que no es ningún espíritu el que peca por nosotros, sino que somos todos, los que voluntariamente causamos tanto daño como podemos y quienes tomamos la decisión de ir por el camino del mal, dándole lugar al diablo.En ese sentido no es un espíritu el responsable de nuestro pecado, sino que lo somos nosotros. Obviamente es mejor pensar que otro tiene la culpa y trasladarle a él la responsabilidad, pero, al contrario, debemos reconocer nuestra maldad y llamar a lo que hacemos por su nombre: pecado.Una buena práctica para que no le demos lugar a la maldad es analizar nuestra propia ira: considerar aquello a lo que somos más susceptibles, que nos molesta, y que sabemos que si ocurre es muy probable que perdamos el control, para que nos anticipemos a ello y empleemos alguna estrategia que nos permita evitar la ira.Por ejemplo, cuando siento que mis hijos me están llevando al límite, he aprendido a decirles antes de llegar a ese punto que me están haciendo enojar, y ese comentario hace que ellos entiendan la gravedad de lo que están haciendo y en la mayoría de las veces, lo dejan de hacer; con ello evito perder el control y no me hallo en situaciones más difíciles.Una buena pregunta es: ¿Qué cosas nos hacen enojar fácilmente?La respuesta que le demos a esta pregunta es aquello ante lo que debemos estar preparados para enfrentarlo antes de que suceda. Para ello es bueno que memoricemos estos dos versículos (Ef. 4.26-27) y además Efesios 4.31, entre otros; haciendo el compromiso de recordarlos cuando nos sintamos cerca de la ira.Tal vez pueda parecer normal en estos tiempos enojarse y dar rienda suelta a nuestras emociones, pero la verdad es que perder el control de la ira y ceder ante la maldad tiene serias consecuencias para nuestra vida, por ejemplo: Como esposos nuestras oraciones se afectan por pelear con nuestra esposa (1 P. 3.7).Esto puede ser la razón por la cual a veces sentimos que Dios no nos escucha y responde. Impacta nuestra relación con Dios (Mr. 11.25-26).Porque cuando no perdonamos a los que nos ofenden, entonces Dios tampoco perdona nuestras ofensas. No estoy diciendo que perdemos nuestra salvación, pero sí que nuestra relación con Dios se afecta como cuando ofendemos a personas muy cercanas a nosotros. La ira causa división.Como en el caso de la iglesia de Filipo, quienes por las discusiones que había entre algunos de sus miembros estaban experimentando cierta división (Fil. 4.2).Pues bien, la pregunta que podemos hacernos en este punto es: ¿Cómo lograremos vivir en armonía?Ver más en... MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
¡Enójate, pero…!He escuchado de varias parejas que no se van a dormir sí antes no han solucionado sus peleas, descubriendo que el sueño y cansancio son buenos aliados para buscar la paz familiar, porque para descansar con la conciencia tranquila alguno de los dos, generalmente el más cansado, toma la iniciativa para perdonar o pedir perdón.Sin embargo, en otros como yo, el orgullo es más poderoso que el cansancio, por eso el Apóstol Pablo nos enseña en Efesios 4.26:“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”Suena raro considerar la ira como pecado en estos tiempos, donde parece normal que el ser humano viva en conflicto ¿verdad?, pero, como hijos de Dios somos llamados a vivir en paz con los demás gracias a que estamos en paz con Dios.Buscando esa paz, la primera parte de este pasaje nos enseña dos cosas importantes: la primera es que la ira o el enojo son una reacción normal frente a las injusticias que percibimos y ante lo que las personas hacen contra nosotros. Lo segundo es que: aunque no podemos controlar lo que otros hacen, si podemos considerar la forma como respondemos, en ese sentido pecar por nuestra ira es una decisión personal que podemos evitar.Para ello necesitamos controlar nuestros pensamientos y actos, porque cuando no lo hacemos es muy probable que nos hallemos en situaciones más complejas, que nos hagan pecar contra Dios.Una de las formas en las que pecamos al airarnos, es cuando dejamos que se ponga el sol sobre nuestro enojo y lo dejamos sin resolver, produciendo amargura y rencor en nuestro corazón; por eso necesitamos tomar seriamente esta exhortación, y no permitir que los días, semanas y meses pasen sin resolverlo.¿Cómo podemos resolver nuestro enojo rápidamente?Considerando estas 5 cosas… Reconocer la sabiduría de Dios en todo lo que nos sucede.Para esto pensemos en lo que nos enseñó Jesús: que “nuestros cabellos están todos contados por Dios”, así las ofensas que nos hacen también están bajo su control. La historia de persecución de Saúl contra David es un buen ejemplo de que a veces las ofensas son permitidas por Dios para probar nuestro carácter, así como para que expresemos un amor abnegado como el suyo.Para reconocer la sabiduría de Dios necesitamos entendimiento en medio de los conflictos, y para ello debemos orar pidiendo dirección y una perspectiva clara de lo que está pasando. Pasar por alto las ofensas menores.Siguiendo el ejemplo de Dios que no nos paga conforme a todas nuestras maldades (Sal. 103.10), así, nosotros tampoco debemos enfocarnos tanto en las ofensas que nos hacen, por el contrario, debemos entender que vivimos en un mundo caído, pecador, donde las ofensas son la norma. Asombrémonos el día que eso no suceda porque entonces nos hallaremos en el cielo.También Salomón dijo que es de prudentes pasar por alto las ofensas (Pr. 12.16, 19.11). Orar para dialogar.Como nos lo dijo Jesús, debemos resolver el conflicto mediante el diálogo siguiendo las instrucciones que recibimos en Mateo 18. Pero antes de ello necesitamos pedir que Dios disponga nuestro corazón y el de la otra persona para que ese encuentro sea de bendición y no cause más peleas.Ver más en... MinisterioUMCD.org--- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message
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45 - ¿Existirá el espíritu de la ira? Se ha vuelto muy común escuchar a pastores de algunas iglesias hablar de que expulsan espíritus de ira, amargura, tristeza, pornografía y otros más; pero ¿será esto una práctica bíblica? ¿Será que los responsables de nuestros actos son los espíritus malvados? O ¿Será que nos hemos dejado llevar por falsas enseñanzas que, como tantas, buscan suavizar la carga de pecado de la que todos nosotros somos responsables? Pues para el caso de la ira, el Apóstol Pablo nos dice claramente el impacto que ella puede tener en nosotros y los demás si no la manejamos de una manera santa, es por eso que Efesios 4.26-27 dice: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” La idea de no dar lugar al diablo cuando estamos airados tiene que ver con que no le cedamos el control de nuestro corazón, porque si lo hacemos él sabrá aprovechar muy bien ese momento y nos tentará a causar tanto daño como sea posible. Contrario a lo que dicen muchos, este pasaje nos enseña que no es ningún espíritu el que peca por nosotros, sino que somos todos, los que voluntariamente causamos tanto daño como podemos y quienes tomamos la decisión de ir por el camino del mal, dándole lugar al diablo. En ese sentido no es un espíritu el responsable de nuestro pecado, sino que lo somos nosotros. Obviamente es mejor pensar que otro tiene la culpa y trasladarle a él la responsabilidad, pero, al contrario, debemos reconocer nuestra maldad y llamar a lo que hacemos por su nombre: pecado. Una buena práctica para que no le demos lugar a la maldad es analizar nuestra propia ira: considerar aquello a lo que somos más susceptibles, que nos molesta, y que sabemos que si ocurre es muy probable que perdamos el control, para que nos anticipemos a ello y empleemos alguna estrategia que nos permita evitar la ira. Por ejemplo, cuando siento que mis hijos me están llevando al límite, he aprendido a decirles antes de llegar a ese punto que me están haciendo enojar, y ese comentario hace que ellos entiendan la gravedad de lo que están haciendo y en la mayoría de las veces, lo dejan de hacer; con ello evito perder el control y no me hallo en situaciones más difíciles. Una buena pregunta es: ¿Qué cosas nos hacen enojar fácilmente? La respuesta que le demos a esta pregunta es aquello ante lo que debemos estar preparados para enfrentarlo antes de que suceda. Para ello es bueno que memoricemos estos dos versículos (Ef. 4.26-27) y además Efesios 4.31, entre otros; haciendo el compromiso de recordarlos cuando nos sintamos cerca de la ira. Tal vez pueda parecer normal en estos tiempos enojarse y dar rienda suelta a nuestras emociones, pero la verdad es que perder el control de la ira y ceder ante la maldad tiene serias consecuencias para nuestra vida, por ejemplo: Como esposos nuestras oraciones se afectan por pelear con nuestra esposa (1 P. 3.7). Esto puede ser la razón por la cual a veces sentimos que Dios no nos escucha y responde. Impacta nuestra relación con Dios (Mr. 11.25-26). Porque cuando no perdonamos a los que nos ofenden, entonces Dios tampoco perdona nuestras ofensas. No estoy diciendo que perdemos nuestra salvación, pero sí que nuestra relación con Dios se afecta como cuando ofendemos a personas muy cercanas a nosotros. La ira causa división. Como en el caso de la iglesia de Filipo, quienes por las discusiones que había entre algunos de sus miembros estaban experimentando cierta división (Fil. 4.2). Pues bien, la pregunta que podemos hacernos en este punto es: ¿Cómo lograremos vivir en armonía? Ver más en... MinisterioUMCD.org --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ministerio-umcd/message