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Tras una nueva Marcha del Silencio, hablamos En Perspectiva con familiares de detenidos desaparecidos, pero en aquellos casos en que los restos fueron encontrados. audio Memoria, Verdad y Justicia. Bajo la consigna “Sepan, cumplir. ¿Dónde están?”, ayer miles de uruguayos volvieron a marchar en varias ciudades del país en una nueva Marcha del Silencio, la edición número 30. Convocada por la organización de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, la movilización de Montevideo comenzó en la Plaza a los Desaparecidos en América, en la esquina de Rivera y Jackson, y terminó en la Plaza Cagancha, como ocurre cada año, y reunió a una multitud impactante, como siempre. Pese a ese reclamo tan masivo, los que tienen información útil no hablan. Así, siguen pasando los años, los hallazgos son pocos y la búsqueda se lleva a cabo lentamente, con escasos recursos, a puro tesón y compromiso de los responsables de esas tareas. Hasta el momento, desde que comenzaron las excavaciones en 2005, se encontraron los restos humanos de siete personas secuestradas en Uruguay durante la última dictadura: los de Ricardo Blanco, Ubagésner Chávez Sosa, Fernando Miranda, Julio Castro, Eduardo Bleier, Amelia Sanjurjo y Luis Eduardo Arigón. En los próximos minutos vamos a conversar con descendientes directos de tres de ellos. O sea con familiares de desaparecidos que, a diferencia de otros, han podido completar el duelo porque los restos de sus seres queridos fueron encontrados. ¿Qué sintieron cuando se produjo la ubicación de aquellos huesos? ¿Qué les dio la posibilidad de enterrar a su padre, a su abuelo? ¿Cambió para ellos la causa de los desaparecidos? ¿Desde qué lugar? Conversamos En Perspectiva con Gerardo Bleier, hijo de Eduardo Bleier, Sabina Arigón, hija de Luis Eduardo Arigón, y a Ariel Castro, nieto del maestro Julio Castro.
Tommy Thompson es un ingeniero que se obsesionó con encontrar un tesoro con un valor incalculable, el oro de un barco antiguo que se hundió en 1835. Tommy logró encontrar el oro, pero lo que no sabía era que estaba maldito.
Los restos hallados el 30 de julio pasado en el Batallón 14 del Ejército pertenecen a Luis Eduardo Arigón, militante del Partido Comunista que tenía 51 años cuando fue secuestrado y desaparecido, el 14 de junio de 1977. El fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, informó en conferencia de prensa que la identidad fue confirmada en un 99,99% por el laboratorio del Equipo Argentino de Antropología Forense, donde se analizaron muestras de ADN. Perciballe dijo que Arigón fue privado ilegítimamente de su libertad, torturado y desaparecido "por el solo hecho de resistir a la dictadura", y confió en que haber encontrado sus restos permita dar "un poco de paz" a su familia y a toda la sociedad. En la conferencia de prensa también participaron la antropóloga forense Alicia Lusiardo, que lidera el Grupo de Investigación de Antropología Forense (GIAF), el ministro de Defensa, Armando Castaingdebat, Wilder Tayler, director de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), y Sabina Arigón Barrocas, una de las hijas de Luis Eduardo Arigón. Lusiardo explicó que la “característica individualizante” fue una fractura en una costilla y algunas otras características en los huesos, como un esguince en el tobillo, que permitieron “colaborar con la identificación”. Por otra parte sostuvo que, según lo establecido por la junta médica, los restos no presentan lesiones traumáticas que permitan determinar la causa de la muerte. Sin embargo, precisó, se “identificaron fracturas producidas por impacto con objeto contundente sobre la víctima en actitud de defensa, protegiendo su cara o cráneo, y fracturas en el tórax, que permiten establecer o sugieren que son producto de impactos contundentes”. Lusiardo agregó que es posible que “la multiplicidad [de lastimaduras] y su ubicación hayan contribuido con la causa de la muerte. No es posible descartar que la muerte haya sido por traumatismos ajenos al sistema esquelético”. A su turno, Sabina Arigón recordó que ella fue testigo del secuestro, junto a su hermana, que hoy vive en Chile. “Son sentimientos encontrados. Por un lado, tranquilidad, cierta felicidad, porque es un ciclo que se cierra, y por el otro, mucha tristeza por confirmar las sospechas de que estaba muerto. Me da vergüenza. No puedo creer que los seres humanos, no me importa del pensamiento político que sean, hagan este tipo de cosas. Matar a una persona y esconderla es de cobardes, ni en las guerras se hace eso. Lo que hizo esta gente es algo que para mí es vergonzoso, es de cobarde. Ojala si alguno lo está viendo, no se si queda alguno vivo, puede limpiar su conciencia y aportar lo que sabe”. Según la ficha de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, Arigón trabajaba en la librería Heber Saldivia en la Galería del Notariado, militaba en la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio e Industria y en el Partido Comunista del Uruguay. Fue secuestrado en su domicilio, en el barrio La Blanqueada de Montevideo. Varios testigos lo identificaron siendo sometido a torturas en el centro de detención y torturas La Tablada. El fiscal Perciballe hizo notar que el expediente sobre la desaparición de Arigón se inició en 1986 pero estuvo “paralizado” por la aplicación de la ley de caducidad. También consignó que hay cuatro personas procesadas por esta causa. Tayler, en tanto, apuntó que la nueva identificación de restos permite conformar “un patrón establecido respecto de ese predio en el Batallón 14, que es un lugar que fue utilizado como un cementerio secreto para los desaparecidos, con una metodología que evidentemente albergaba el designio de que no fueran encontrados nunca”. En ese mismo predio se hallaron los restos de Amelia Sanjurjo, Ricardo Blanco Valiente y Julio Castro. La Tertulia de los Miércoles con Tomás Casaretto, Eleonora Navatta, Desireé Pagliarini y Daoiz Uriarte.
Familiares de detenidos desaparecidos en la última dictadura militar están ingresando a esta hora al Batallón 14 del Ejército, en Toledo, Canelones, para dirigirse al sitio donde el martes se encontraron nuevos restos óseos. Ayer el fiscal especializado en crímenes de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, indicó que los restos indican que el cuerpo fue enterrado boca abajo. Perciballe explicó que el retiro de los huesos fue un poco más complejo que en otros casos anteriores, sobre todo por la cantidad de cal. La extracción culminará hoy en la tarde. Luego los restos serán ordenados en el laboratorio del equipo de antropólogos uruguayos encargado de la búsqueda y más tarde se enviará una muestra al laboratorio del Equipo Argentino de Antropología Forense, en Córdoba para procesar la identificación. El hallazgo se produjo en una zona que había sido cautelada previamente ante la posibilidad de que en ella existieran enterramientos y está a 90 metros del lugar donde en 2011 fueron localizados los huesos de Julio Castro y a 180 metros del sitio en el cual hace casi 14 meses fueron localizados los restos de una mujer que, a fines de mayo de este año, se supo era Amelia Sanjurjo. El de este martes es el cuarto hallazgo en el Batallón 14. En 2011 se encontraron los restos del maestro Julio Castro, a pocos metros de donde en 2012 aparecerían los de Ricardo Blanco Valiente. Y el año pasado se encontró los restos de Sanjurjo. Ayer Ignacio Errandonea, integrante de Familiares de Detenidos Desaparecidos, dijo que con este nuevo hallazgo se puede ver que los militares tenían “un patrón” de enterramiento, en el Batallón 14, aunque no se sabe cuál es. "No tenemos datos. Lo que tenemos es que las FFAA, en un afán de mentir de decir que hay una operación zanahoria, no hay restos para buscar. Dijeron que habían enterrado un montón ahí. Como las FFAA, han tenido cobardía y mentira, no tenemos datos". La Tertulia de los Jueves con Cecilia Eguiluz, Patricia González, Martín Moraes y Esteban Valenti.