Podcasts about Gavroche

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How to Eat an Elephant: A Little Book Club for Large Books
Les Misérables: Book 4, Chapters 5-6

How to Eat an Elephant: A Little Book Club for Large Books

Play Episode Listen Later Mar 15, 2023 38:36


This week we wrestle through Hugo's philosophy of love and follow Gavroche into the nooks and crannies of Paris. Join the Facebook discussion group here!Follow along with our reading schedule: https://www.centerforlit.com/hee

Bread & Barricades: A Les Mis Podcast
Bread & Barricades: IV.x, fresh prisoner of bel air

Bread & Barricades: A Les Mis Podcast

Play Episode Listen Later Jan 15, 2023 77:41


Cw: child poverty, use of slur for Inuit people, human zoos, freak shows, minstrel performances, anti-Indigenous thought, incarceration, violence, Nemo goes to see a little-known musical, and we continue to love our boy Gavroche, who lives in an elephant. We apologise to another White Man for their interpretation of the novel, get really, really sad about children, then pivot to a prison heist.   This podcast was produced by Nemo Martin and Julian Yap. The audio direction and intro composing is by JDWasabi. It is a Captain's Collection Creation. Bread & Barricades (@LesMisPodcast) | Twitter Bread & Barricades | Tumblr Ko-fi: https://ko-fi.com/lesmispodcast  Patreon: https://www.patreon.com/LesMisPodcast

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04.11.50 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro undécimo: El átomo confraterniza con el huracán - Cap 02 Gavroche en

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 8:03


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro undécimo El átomo confraterniza con el huracán Cap II : Gavroche en marcha. Ir gesticulando por la calle con una pistola sin gatillo en la mano es una función pública de tal calibre que Gavroche se notaba más dicharachero con cada paso que daba. Gritaba, entre retazos de la Marsellesa que iba cantando: —Todo va a pedir de boca. Me duele mucho la pata izquierda, me he roto el reuma, pero estoy contento, ciudadanos. Que se anden con pies de plomo los burgueses, que les voy a estornudar unas cuantas coplas subversivas. ¿Qué son los de la pasma? Unos perros. ¡Mecachis, no les faltemos al respeto a los perros! Hablando de perros y de gatos, un gatillo es lo que querría yo tener en la pistola. Vengo del bulevar, amigos, está la cosa que arde, menudo hervor está dando el caldo. Ya es hora de espumar el puchero. ¡Adelante los que sean hombres! ¡Que una sangre impura inunde los surcos! Doy mis días, por la patria, no volveré a ver a mi concubina, na-na, qué más da, ni-ni, ¡se acabó, sí, Nini! Pero da igual, alegría, alegría. ¡A pelear, por vida de…! Me tiene harto el despotismo. En ese momento, el caballo de un guardia nacional, un lancero, que pasaba por allí, se cayó. Gavroche dejó la pistola en el suelo, levantó al jinete, le echó una mano luego para levantar al caballo y, después, recogió la pistola y siguió andando. En la calle de Thorigny todo era paz y silencio. Esa apatía, propia del barrio de Le Marais, contrastaba con el amplio rumor que había en torno. Cuatro comadres estaban de tertulia en el umbral de una puerta. En Escocia hay tríos de brujas, pero en París hay cuartetos de comadres; y el «tú serás rey» se lo habrían dicho a Bonaparte con tono tan siniestro en la glorieta de Baudoyer como a Macbeth en el brezal de Armuyr. El graznido sería más o menos el mismo. Las comadres de la calle de Thorigny sólo estaban a lo suyo. Eran tres porteras y una trapera, con su cuévano y su gancho. Parecían estar montando guardia las cuatro en las cuatro esquinas de la vejez, que son la caducidad, la decrepitud, la ruina y la tristeza. La trapera era humilde. En ese mundo al aire libre, la trapera saluda y la portera ampara. Todo depende del montón de basura que haya junto al mojón, que es como quieran las porteras que sea, poco o mucho, según le apetezca a quien hace el montón. Puede haber bondad en la escoba. Esta trapera era un cuévano agradecido y les sonreía, ¡con qué sonrisa!, a las tres porteras. Se oían cosas como las siguientes: —Y su gato, ¿sigue igual de atravesado? —Ay, ya sabe usted que los gatos son, por naturaleza, enemigos de los perros. Los que protestan son los perros. —Y la gente también. —Y eso que las pulgas de gato no se meten con la gente. —No es que los perros estorben, es que son peligrosos. Me acuerdo de un año en que había tantos perros que tuvieron que decirlo en los periódicos. Fue cuando había en Les Tuileries unos carneros que tiraban del cochecito del rey de Roma. ¿Se acuerdan del rey de Roma? —A mí me gustaba el duque de Burdeos. —Yo conocí a Luis XVII. Prefiero a Luis XVII. —¡Y lo cara que está la carne, señora Patagon! —Ay, no me hable, que lo de la carne es un espanto, un espanto espantoso. Ya sólo puede una comer huesos y recortes.

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04.14.68 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro decimocuarto: Las grandezas de la desesperación - Cap 03 Más le habrí

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 3:05


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro decimocuarto Las grandezas de la desesperación Cap III : Más le habría valido a Gavroche aceptarle la carabina a Enjolras. Cubrieron a Mabeuf con un chal grande y negro de la viuda de Hucheloup. Seis hombres hicieron con los fusiles unas angarillas; pusieron en ellas el cadáver y lo llevaron, con las cabezas descubiertas y una lentitud solemne, hasta colocarlo encima de la mesa grande de la sala de abajo. Aquellos hombres, entregados a aquel acto transcendente y sagrado, no se acordaban ya de la situación de peligro en que estaban. Cuando pasó el cadáver junto a Javert, que seguía impasible, Enjolras le dijo al espía: —¡Tú, hasta luego! Entretanto, a Gavroche, que era el único que no había abandonado su puesto y se había quedado de guardia, le pareció ver a unos hombres acercarse a paso de lobo a la barricada. Gritó de pronto: —¡Cuidado! Courfeyrac, Enjolras, Jean Prouvaire, Combeferre, Joly, Bahorel y Bossuet salieron atropelladamente de la taberna. Era ya casi demasiado tarde. Se veía una aglomeración reluciente de bayonetas que ondulaban por encima de la barricada. Unos guardias municipales de elevada estatura estaban entrando, unos saltando por encima del ómnibus y otros por la abertura, e iban echando hacia atrás al golfillo, que retrocedía pero no huía. El momento era crítico. Era ese momento primero y temible de la inundación, cuando el río supera el nivel del terraplén y el agua empieza a filtrarse por las rendijas del dique. Un segundo más y tomaban la barricada. Bahorel se abalanzó sobre el primer guardia municipal que entraba y lo mató a quemarropa de un disparo de carabina; el segundo mató a Bahorel de un bayonetazo. Otro había derribado ya a Courfeyrac, que gritaba: «¡A mí!». El más alto de todos, una especie de coloso, se acercaba a Gavroche con la bayoneta por delante. El golfillo agarró con los bracitos el enorme fusil de Javert, se lo echó resueltamente a la cara, apuntó al gigante y disparó. No salió el tiro. Javert no había cargado el fusil. El guardia municipal soltó la carcajada y alzó la bayoneta por encima del niño. Antes de que la bayoneta tocase a Gavroche, al soldado se le escapó el fusil de las manos; una bala le había entrado por la frente al guardia municipal y cayó de espaldas. Otra bala le dio en pleno pecho al otro guardia, que había atacado a Courfeyrac, y lo hizo caer el suelo. Era Marius, que acababa de entrar en la barricada.

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04.14.69 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro decimocuarto: Las grandezas de la desesperación - Cap 04 El barril de

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 6:24


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro decimocuarto Las grandezas de la desesperación Cap IV : El barril de pólvora. Marius, que seguía escondido en el recodo de la calle de Mondétour, asistió a la primera fase del combate irresoluto y trémulo. Pero no pudo resistirse mucho rato a ese vértigo misterioso y soberano que podríamos llamar la atracción del abismo. Al ver la inminencia del peligro, al ver la muerte del señor Mabeuf, ese fúnebre enigma, al ver que moría Bahorel, que Courfeyrac gritaba: «¡A mí!», que amenazan al niño y que tenía amigos por socorrer o por vengar, se desvaneció todo titubeo y se lanzó al combate empuñando las dos pistolas. Del primer disparo salvó a Gavroche y del segundo sacó del apuro a Courfeyrac. Al oír los tiros y los gritos de los guardias a quienes había alcanzado, los asaltantes treparon por la barricada, por cuya cima se veía asomar ahora más que de medio cuerpo para arriba y empuñando fusiles a un tropel de guardias municipales, de soldados de infantería de línea y de guardias nacionales de los arrabales. Ocupaban ya más de la tercera parte de la barrera, pero no saltaban dentro del recinto, como si se lo estuvieran pensando, temiéndose alguna trampa. Miraban dentro de la barricada a oscuras como quien mira la guarida de unos leones. El resplandor de la antorcha sólo iluminaba las bayonetas, los colbacs y la parte de arriba de los rostros inquietos e irritados. Marius se había quedado desarmado; había tirado las pistolas descargadas, pero vio el barril de pólvora en la sala de abajo, cerca de la puerta. Cuando se volvió a medias para mirar hacia ese lado, un soldado le apuntó. En el preciso momento en que el soldado estaba apuntando a Marius, una mano se puso en el extremo del cañón y lo tapó. Era la de alguien que se había abalanzado hacia él, el obrero joven del pantalón de pana. El disparo salió y le atravesó la mano al obrero, y quizá también lo atravesó a él, pues se desplomó, pero la bala no alcanzó a Marius. Entre el humo, más bien se intuyó que llegó a verse todo aquello. Marius, que estaba entrando en la sala de abajo, apenas si se dio cuenta. No obstante, había vislumbrado el cañón del fusil orientado hacia él y la mano que lo había tapado, y había oído el disparo. Pero, en minutos como ése, las cosas que se ven vacilan y se precipitan, y nadie se para a pensar en nada. Va uno impulsado hacia una sombra aún mayor y todo es una nube. Los insurrectos, sorprendidos, mas no asustados, se habían concentrado. Enjolras gritó: «¡Esperad! ¡No disparéis al azar!». Pues, efectivamente, en la primera confusión podían herirse entre sí. La mayoría había subido a la ventana del primer piso y las buhardillas, desde las que dominaban a los asaltantes. Los más decididos, con Enjolras, Courfeyrac, Jean Prouvaire y Combeferre, se habían adosado orgullosamente a las casas del fondo, a pecho descubierto, y se enfrentaban a las hileras de soldados y de guardias que coronaban la barricada.

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04.14.70 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro decimocuarto: Las grandezas de la desesperación - Cap 5 Acaban los ve

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 4:43


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro decimocuarto Las grandezas de la desesperación Cap V : Acaban los versos de Jean Prouvaire. Todos rodearon a Marius. Courfeyrac se le echó en los brazos. —¡Estás aquí! —¡Qué alegría! —dijo Combeferre. —¡Qué a punto has llegado! —dijo Bossuet. —De no ser por ti, estaría muerto —siguió diciendo Courfeyrac. —De no ser por usted, me habrían dado para el pelo —añadió Gavroche. Marius preguntó: —¿Dónde está el jefe? —Eres tú —dijo Enjolras. Marius había tenido todo el día una hoguera en el cerebro; ahora era un torbellino. Le parecía que ese torbellino que llevaba dentro estaba fuera y lo arrastraba. Le daba la impresión de que estaba ya a una distancia inmensa de la vida. Los dos meses luminosos de júbilo y amor que había tenido desembocaban de pronto en ese abismo espantoso: la pérdida de Cosette, aquella barricada, el señor Mabeuf eligiendo la muerte en defensa de la República y él convertido en jefe de los insurrectos; todas esas cosas le parecían una pesadilla monstruosa. Tenía que hacer un esfuerzo mental para acordarse de que cuanto lo rodeaba era real. Marius había vivido aún demasiado poco para saber que nada es más inminente que lo imposible y que lo que hay que tener siempre previsto es lo imprevisto. Presenciaba su propio drama como una obra de teatro que no entendiera. En esa bruma por la que pasaban las ideas, no reconoció a Javert, quien, atado al poste, no había movido ni la cabeza durante el ataque a la barricada y miraba bullir la revuelta en torno con la resignación de un mártir y la majestad de un juez. Marius ni se fijó en él. En tanto, los asaltantes ya no se movían; se los oía andar y pulular al final de la calle, pero no se aventuraban a meterse en ella, bien porque estuvieran esperando órdenes, bien porque esperasen refuerzos antes de correr otra vez hacia aquel reducto inexpugnable. Los insurrectos apostaron centinelas, y unos cuantos, que eran estudiantes de medicina, empezaron a curar a los heridos. Habían sacado las mesas de la taberna, con la excepción de dos mesas reservadas para las hilas y los cartuchos y de la mesa donde yacía Mabeuf; las añadieron a la barricada y las sustituyeron, en la sala de abajo, por los colchones de las camas de la viuda de Hucheloup y de las criadas. En esos colchones pusieron a los heridos. En cuanto a las tres infelices que vivían en Corinthe, nadie sabía qué había sido de ellas. Acabaron por encontrarlas escondidas en el sótano.

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04.14.72 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro decimocuarto: Las grandezas de la desesperación - Cap 07 Gavroche exp

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 8:28


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro decimocuarto Las grandezas de la desesperación Cap VII : Gavroche experto calculador de las distancias. Marius cumplió su promesa. Puso un beso en esa frente lívida de la que brotaba un sudor helado. No era una infidelidad a Cosette; era un adiós pensativo y dulce a un alma desventurada. La carta que Éponine le había dado le había causado no poco sobresalto. Enseguida había caído en la cuenta de que se trataba de un acontecimiento. Estaba impaciente por leerla. Así es el corazón del hombre; apenas si acababa de cerrar los ojos la pobre niña y ya estaba Marius pensando en abrir ese papel. La depositó en el suelo con suavidad y se fue. Algo le decía que no podía leer aquella carta en presencia de aquel cadáver. Se acercó a una vela en la sala de abajo. Era una notita doblada y sellada con ese primor elegante propio de las mujeres. Las señas estaban escritas con letra femenina y decían: «Al señor Marius Pontmercy, en casa del señor Courfeyrac, calle de la Verrerie, 16». Rompió el sello y leyó: «Ay, amado mío, mi padre quiere que nos vayamos ahora mismo. Esta noche estaremos en el 7 de la calle de L'Homme-Armé. Dentro de ocho días estaremos en Inglaterra. COSETTE. 4 de junio». Eran tan inocentes aquellos amores que Marius ni siquiera sabía cómo era la letra de Cosette. Lo sucedido puede referirse en pocas palabras. Éponine era la autora de todo. Tras la velada del 3 de junio, se le ocurrieron dos cosas: descabalar los proyectos que su padre y los bandidos tenían para la calle de Plumet y separar a Marius de Cosette. Cambió los andrajos con el primer granujilla con el que coincidió y a quien le había hecho gracia vestirse de mujer mientras Éponine se disfrazaba de hombre. Ella fue quien en Le Champ de Mars le hizo a Jean Valjean esa advertencia tan expresiva: Múdese. Y, efectivamente, Jean Valjean se fue a casa y le dijo a Cosette: Nos vamos esta noche a la calle de L'Homme-Armé con Toussaint. La semana que viene estaremos en Londres. Cosette, aterrada ante aquel golpe inesperado, escribió dos líneas a toda prisa a Marius. Pero ¿cómo echar la carta al correo? No salía sola a la calle; y Toussaint, sorprendida ante ese recado, le habría enseñado desde luego la carta al señor Fauchelevent. Cuando estaba con esa ansiedad, Cosette vio a través de la verja a Éponine, vestida de hombre, que ahora andaba siempre rondando por las inmediaciones del jardín. Cosette llamó a aquel «obrero joven» y le dio cinco francos y la carta al tiempo que le decía: «Lleve esta carta ahora mismo a esas señas». Éponine se metió la carta en el bolsillo. Al día siguiente, 5 de junio, fue a casa de Courfeyrac para preguntar por Marius, no para entregarle la carta, sino, cosa que cualquier alma celosa y enamorada entenderá, «a ver de qué se enteraba». Se quedó esperando allí a Marius o a Courfeyrac a falta de algo mejor, siempre con la intención de enterarse de algo.

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04.15.74 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro decimoquinto: La calle de L'Homme-Armé - Cap 02 El golfillo enemigo d

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 9:36


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro decimoquinto La calle de L'Homme-Armé Cap II : El golfillo enemigo de las luces. ¿Cuánto tiempo estuvo así? ¿Cuáles fueron los flujos y reflujos de aquella meditación trágica? ¿Se enderezó? ¿Siguió doblegado? ¿Se había doblado hasta quebrarse? ¿Podía enderezarse aún y volver a recobrar el equilibrio de la conciencia haciendo pie en algo sólido? Es harto probable que ni él hubiera podido decirlo. La calle estaba desierta. Unos cuantos vecinos que volvían apresuradamente a casa ni siquiera se fijaron en él. En momentos de peligro cada cual va a lo suyo. El farolero vino, como solía, a encender el farol que estaba precisamente delante de la puerta del número 7 y se fue. Jean Valjean no le habría parecido un hombre vivo a cualquiera que lo hubiera visto entre aquellas sombras. Allí estaba, sentado en el mojón de su portal, quieto como una larva de hielo. La desesperación congela. Se oía el toque de rebato y unos cuantos rumores tempestuosos. Entre todas aquellas convulsiones de la campana mezclándose con el levantamiento, el reloj de Saint-Paul dio las once, grave y sin apresurarse; porque el toque de alarma es el hombre; y la hora es Dios. Jean Valjean no echó cuenta del paso de una hora a otra; Jean Valjean no se movió. Pero, más o menos en ese momento, una explosión repentina sonó por la parte del Mercado Central; y luego siguió otra, aún más violenta; se trataba probablemente del ataque a la barricada de la calle de La Chanvrerie, ese que hemos visto más arriba que rechazó Marius. Con esa doble explosión, cuya furia parecía mayor en el estado de estupor de la noche, Jean Valjean se sobresaltó; se irguió, mirando hacia el lado del que venía el ruido; luego volvió a desplomarse en el mojón, cruzó los brazos y la cabeza volvió a caerle despacio sobre el pecho. Reanudó el tenebroso diálogo consigo mismo. De repente alzó la vista; alguien andaba por la calle, oía pasos cerca; miró y, a la luz del farol, por el lado de la calle que acaba en los Archivos, vio una cara pálida, joven y radiante. Gavroche acababa de llegar a la calle de L'Homme-Armé. Gavroche iba mirando hacia arriba y parecía buscar algo. Veía perfectamente a Jean Valjean, pero sin tenerlo en cuenta. Gavroche, tras mirar hacia arriba, miró hacia abajo; se ponía de puntillas y palpaba las puertas y las ventanas de las plantas bajas; estaban todas cerradas a cal y canto. Tras probar con cinco o seis fachadas de casas, todas igual de atrancadas, el golfillo se encogió de hombros y discutió la cuestión consigo mismo de la siguiente forma: —¡Cáspita! Y luego volvió a mirar hacia arriba. Jean Valjean, quien, momentos antes, en el estado de ánimo en que se hallaba, no le habría dirigido la palabra a nadie ni le habría respondido, notó un impulso irresistible de trabar conversación con aquel niño. —Pequeño —dijo—, ¿qué tienes? —Tengo que tengo hambre —contestó Gavroche sin rodeos. Y añadió: «Ni que usted fuera tan alto». Jean Valjean rebuscó en el bolsillo del chaleco y sacó una moneda de cinco francos. Pero Gavroche, que era de la familia de la nevatilla y pasaba enseguida de un gesto a otro, acababa de coger una piedra. Había visto el farol.

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04.15.76 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro decimoquinto: La calle de L'Homme-Armé - Cap 04 Gavroche se pasa de c

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 10:14


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro decimoquinto La calle de L'Homme-Armé Cap IV : Gavroche se pasa de cumplidor. Entretanto, a Gavroche acababa de ocurrirle una aventura. Gavroche, tras lapidar con gran primor el farol de la calle de Le Chaume, llegó a la calle de Les Vieilles-Haudriettes y, como «no pasaba ni un gato», le pareció un momento oportuno para cantar cuanta canción se le ocurriera. Lejos de andar más despacio cuando cantaba, lo hacía más deprisa. Fue sembrando a lo largo de las casas dormidas o aterradas estas estrofas incendiarias: Miente el pájaro entre las hojas y dice que Atala ayer con un ruso cogió y se fue. Donde van las chicas hermosas, lon, la. Pierrot, amigo, dices cosas porque Mila el otro día me llamó por su celosía. Donde van las chicas hermosas, lon, la. Y son pícaras muy garbosas. Con su veneno me embrujaron y a Orfila lo emborracharon. Donde van las chicas hermosas, lon, la. Me gusta el amor y sus broncas. Quiero a Agnès, a Paméla quiero. Lise se quemó en mi mechero. Donde van las chicas hermosas, lon, la. Al ver las mantillas de blondas que Zélia y Suzette se ponían, mi alma en sus pliegues se lía. Donde van las chicas hermosas, lon, la. Amor, si coronas de rosas a Lola en la sombra tardía, por ella el alma daría. Donde van las chicas hermosas, lon, la.

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04.12.57 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro duodécimo: Corinthe - Cap 03 La oscuridad empieza a tragarse a Granta

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 8:37


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro duodécimo Corinthe Cap III : La oscuridad empieza a tragarse a Grantaire. Era, desde luego, un sitio de lo más indicado: la entrada de la calle, de boca ancha; el fondo, más angosto y acabado en un callejón sin salida; Corinthe, formando un estrechamiento; la calle de Mondétour, fácil de cortar a derecha e izquierda; ningún ataque posible más que por la calle de Saint-Denis, es decir, de frente y al descubierto. Bossuet borracho había tenido la misma vista que Aníbal sobrio. Al irrumpir el tropel, cundió el espanto en toda la calle. Todos los viandantes se esfumaron. En lo que dura un relámpago, al fondo, a la derecha, a la izquierda, los comercios, los talleres, los corredores de entrada a las casas, las ventanas, las celosías, los sotabancos y los postigos de todos los tamaños se cerraron, desde las plantas bajas hasta los tejados. Una anciana asustada sujetó un colchón, delante de la ventana, a dos varas de tender la ropa, para amortiguar el tiroteo. Sólo el edificio de la taberna seguía abierto, y ello por un excelente motivo: el tropel de gente se había metido dentro a todo correr. —¡Ay, Dios mío! ¡Ay, Dios mío! —suspiraba la señora Hucheloup. Bossuet había bajado al encuentro de Courfeyrac. Joly, que se había asomado a la ventana, gritó: —Courfeyrac, deberías haber cogido el paraguas. Vas a acatarrarte. Entre tanto, habían bastado pocos minutos para arrancar veinte barras de hierro de la parte delantera, enrejada, de la taberna y ya habían levantado los adoquines de veinte metros de calle; Gavroche y Bahorel habían agarrado al pasar el carretón de un fabricante de cal, que se llamaba Anceau, y lo habían volcado; había en el carretón tres barriles llenos de cal, que pusieron debajo de unos adoquines apilados; Enjolras abrió la trampilla del sótano y todos los toneles vacíos de la viuda de Hucheloup acabaron alineados con los barriles de cal; Feuilly, con aquellos dedos tan mañosos para pintar las varillas delicadas de los abanicos, reforzó los toneles y el carretón con dos montones macizos de mampuestos. Mampuestos improvisados, por lo demás, y cogidos de a saber dónde. Habían arrancado unas vigas de refuerzo de la fachada de una casa vecina y las colocaron encima de los barriles. Cuando Bossuet y Courfeyrac se dieron la vuelta, una muralla más alta que un hombre cortaba media calle. No hay nada mejor que las manos del pueblo para edificar todo cuanto se edifica derribando. Matelote y Gibelotte se habían sumado a los trabajadores. Gibelotte iba y venía, cargada de cascotes. Su cansancio estaba al servicio de la barricada. Servía adoquines igual que servía vino, con cara de estar dormida. Un ómnibus del que tiraban dos caballos blancos pasó por el extremo de la calle. Bossuet saltó por encima de los adoquines, detuvo al cochero, hizo bajar a los viajeros, ayudó a bajar «a las señoras», despidió al conductor y regresó con el vehículo y los caballos, que llevaba de las riendas. —Los ómnibus —dijo— no pasan por delante de Corinthe. Non licet omnibus adire Corinthum. Poco después, los caballos desenganchados se fueron al azar por la calle de Mondétour y el ómnibus, tumbado de lado, completaba el corte de la calle. La señora Hucheloup, descompuesta, se había refugiado en el primer piso. Tenía la vista extraviada y miraba sin ver, gritando por lo bajo. Los gritos de espanto no se atrevían a salir de la garganta. —Es el fin del mundo —susurraba.

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04.11.54 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro undécimo: El átomo confraterniza con el huracán - Cap 06 Reclutamient

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Play Episode Listen Later Jan 3, 2023 3:32


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro undécimo El átomo confraterniza con el huracán Cap VI : Reclutamientos. El grupo crecía por momentos. Al pasar por la calle de Les Billetes, un hombre canoso de elevada estatura, cuyo aspecto rudo y atrevido les llamó la atención a Courfeyrac, Enjolras y Combeferre, pero a quien ninguno conocía, se unió a ellos. Gavroche, que andaba muy ocupado cantando, silbando, zumbando, yendo en cabeza y pegando en los postigos de los comercios con la culata de la pistola sin percutor, no se fijó en el hombre aquel. Por casualidad pasaron, en la calle de la Verrerie, por delante de la puerta de Courfeyrac. —¡Mira tú qué cosa más oportuna! —dijo Courfeyrac—. Se me había olvidado la bolsa y he perdido el sombrero. Salió del grupo y subió las escaleras de cuatro en cuatro. Cogió un sombrero viejo y la bolsa. También cogió un cofre cuadrado bastante voluminoso, del tamaño de una maleta grande, que tenía escondido entre la ropa sucia. Según bajaba corriendo, la portera lo llamó. —¡Señor de Courfeyrac! —Portera, ¿usted cómo se llama? —replicó Courfeyrac. La portera se quedó pasmada. —Pero si lo sabe de sobra; soy la portera, la señora Veuvain. —Bueno, pues si me vuelve a llamar señor de Courfeyrac, la llamaré señora de Veuvain. Y, ahora, hable. ¿Qué pasa? ¿Qué sucede? —Hay alguien que quiere hablar con usted. —¿Y quién es? —No lo sé. —¿Dónde está? —En mi chiscón. —¡Que se vaya al diablo! —dijo Courfeyrac. —Pero ¡si lleva esperando más de una hora a que volviera usted! —dijo la portera. Al tiempo, algo así como un obrero joven, flaco, pálido, bajo y pecoso, que llevaba un blusón con agujeros y un pantalón de pana con parches y más parecía una muchacha disfrazada de chico que un hombre, salió del chiscón y le dijo a Courfeyrac con una voz que, desde luego, no era ni poco ni mucho una voz de mujer: —¿El señor Marius, si me hace el favor? —No está. —¿Volverá esta noche? —No tengo ni idea. Y Courfeyrac añadió: —Yo, en cualquier caso, no pienso volver. El joven lo miró fijamente y le preguntó: —¿Y eso por qué? —Porque no. —¿Dónde va? —¿Y a ti qué te importa? —¿Quiere que le lleve el cofre? —Voy a las barricadas. —¿Quiere que vaya con usted? —Si quieres… —contestó Courfeyrac—. La calle es libre, y los adoquines son de todos.

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04.11.53 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro undécimo: El átomo confraterniza con el huracán - Cap 05 El anciano.)

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro undécimo El átomo confraterniza con el huracán Cap V : El anciano. Vamos a contar qué había sucedido. Enjolras y sus amigos estaban en el bulevar de Bourdon, cerca de los pósitos, cuando cargaron los dragones. Enjolras, Courfeyrac y Combeferre fueron de los que tiraron por la calle de Bassompierre gritando: «¡A las barricadas!». En la calle de Lesdiguières se encontraron con un anciano que iba a pie. Lo que les llamó la atención fue que el buen hombre andaba haciendo eses, como si estuviera borracho. Además, iba con el sombrero en la mano aunque llevase lloviendo toda la mañana y siguiera lloviendo en aquellos momentos con bastante intensidad. Courfeyrac reconoció a Mabeuf. Lo conocía porque había acompañado más de una vez a Marius hasta la puerta de su casa. Conocedor de los hábitos tranquilos y más que tímidos del antiguo mayordomo aficionado a los libros viejos y pasmado al verlo en medio de aquel barullo y a dos pasos de las cargas de caballería, casi en pleno tiroteo, despeinado, mojándose con el chaparrón y paseando entre las balas, se le acercó, y el alborotador de veinticinco años y el octogenario mantuvieron el siguiente diálogo: —Señor Mabeuf, vuélvase a casa. —¿Por qué? —Porque va a haber jaleo. —Me parece bien. —Sablazos y tiros, señor Mabeuf. —Me parece bien. —Cañonazos. —Me parece bien. ¿Ustedes dónde van? —Vamos a derribar al gobierno. —Me parece bien. Y se fue con ellos. Desde entonces no había dicho ni palabra. De repente caminaba con firmeza; unos obreros se ofrecieron a darle el brazo, se negó con un ademán de la cabeza. Iba casi al frente de la columna, y se movía como un hombre que va andando al tiempo que tenía la cara de un hombre dormido. —¡Vaya furia que tiene! —murmuraban los estudiantes. Corría la voz en aquella aglomeración de que había sido un miembro de la Convención, un regicida. El grupo tiró por la calle de La Verrerie. Gavroche iba delante, cantando a voz en cuello, con lo que se convertía en algo así como un trompeta...

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04.12.61 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro duodécimo: Corinthe - Cap 07 El hombre que se había sumado en la call

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro duodécimo Corinthe Cap VII : El hombre que se había sumado en la calle de Les Billetes. Ya era completamente de noche y no sucedía nada. Sólo se oían rumores confusos y, a ratos, ráfagas de disparos, pero escasas, poco nutridas y lejanas. Esta tregua, que se iba alargando, era síntoma de que el gobierno se lo estaba tomando con calma y estaba haciendo acopio de fuerzas. Aquellos cincuenta hombres estaban esperando a sesenta mil. Enjolras notó que se adueñaba de él esa impaciencia que se apodera de las almas fuertes en el umbral de los acontecimientos tremendos. Fue a buscar a Gavroche, que se había puesto a hacer cartuchos en la sala de abajo a la luz incierta de dos velas de sebo, colocadas en el mostrador por precaución, ya que había pólvora por encima de las mesas. No se veía desde fuera nada del resplandor de aquellas velas. Los insurrectos, además, habían tenido buen cuidado de no encender luz alguna en los pisos de arriba. Gavroche estaba en esos momentos muy preocupado, pero no eran los cartuchos lo que lo preocupaba. El hombre de la calle de Les Billetes acababa de entrar en la sala de abajo y había ido a sentarse a la mesa menos iluminada. Le había correspondido un fusil de munición de calibre grande y lo tenía colocado entre las piernas. A Gavroche, hasta entonces, lo habían tenido entretenido cien cosas «divertidas» y ni siquiera se había fijado en aquel hombre. Cuando entró, Gavroche lo siguió mecánicamente con la vista, admirando su fusil; luego, de pronto, cuando el hombre se hubo sentado, el golfillo se levantó. Quienes hubieran espiado al hombre hasta entonces habrían visto cómo lo miraba todo en la barricada, y al grupo de insurrectos, con singular atención; pero, desde que había entrado en la sala, había caído en una especie de ensimismamiento y parecía no ver ya nada de cuanto ocurría. El golfillo se acercó a aquel hombre pensativo y empezó a dar vueltas alrededor de puntillas, como quien anda cerca de alguien a quien teme despertar. Al tiempo, por aquel rostro infantil, tan descarado y tan serio a la vez, tan alocado y tan profundo, tan alegre y tan acongojante, iban pasando todas esas muecas de viejo que quieren decir: «¡Caramba! ¡No puede ser! ¡Veo visiones! ¡Estoy soñando! ¿A ver si va a ser…? ¡No, no es! ¡Que sí, que sí que es! ¡Que no!», etc. Gavroche se columpiaba en los talones, crispaba los puños dentro de los bolsillos, movía el cuello como un pájaro y prodigaba en un mohín desmesurado toda la sagacidad del labio inferior. Estaba estupefacto, inseguro, incrédulo, convencido, deslumbrado. Tenía la misma cara que el jefe de los eunucos en el mercado de esclavas al descubrir una Venus entre un montón de gordas y la expresión de un aficionado que reconoce un Rafael entre un montón de pintarrajos. Todo en él estaba activo, el instinto que olfatea y la inteligencia que combina. Estaba claro que a Gavroche le pasaba algo muy importante. Cuando más preocupado estaba fue cuando se le acercó Enjolras. —Tú eres pequeño y no te verán —dijo Enjolras—. Sal de las barricadas, vete pegado a las casas, mira por todas las calles y vuelve a decirme qué está pasando. Gavroche se puso muy tieso. —¡Así que los pequeños valemos para algo! ¡Pues menos mal! Ya voy. Mientras tanto, fiaos de los pequeños y no os fiéis de los grandes… Y Gavroche, alzando la cabeza y bajando la voz, añadió, indicando al hombre de la calle de Les Billetes: —¿Ve al grandullón ese? —Sí. ¿Y qué? —Pues que es de la pasma. —¿Estás seguro? —No hace ni quince días que me bajó por una oreja de la cornisa del Pont-Royal, donde estaba yo tomando el aire.

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04.11.52 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro undécimo: El átomo confraterniza con el huracán - Cap 04 El anciano e

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro undécimo El átomo confraterniza con el huracán Cap IV : El anciano extraña al niño. Entre tanto, Gavroche, acababa de establecer contacto en el mercado de Saint-Jean, puesto que estaba desarmado, con un grupo a cuyo frente estaban Enjolras, Courfeyrac, Combeferre y Feuilly. Iban más o menos armados. Bahorel y Jean Prouvaire se habían encontrado con ellos y habían engrosado el grupo. Enjolras llevaba una escopeta de caza de dos tiros; Combeferre, un fusil de guardia nacional con el número de una legión y, metidas en el cinturón, dos pistolas que le asomaban por la levita desabrochada; Jean Prouvaire, un mosquetón viejo de caballería; Bahorel, una carabina; Courfeyrac blandía un estoque desenvainado; Feuilly, con un sable sin vaina en la mano, iba delante gritando: «¡Viva Polonia!». Llegaban del muelle de Morland, sin corbata, sin sombrero, sin resuello, calados de lluvia y con relámpagos en los ojos. Gavroche se les acercó calmosamente. —¿Dónde vamos? —Ven —dijo Courfeyrac. Detrás de Feuilly andaba, o más bien brincaba, Bahorel, como un pez en el agua de los disturbios. Llevaba un chaleco carmesí e iba diciendo frases de esas que lo desbaratan todo. El chaleco alteró a un transeúnte, que gritó, despavorido: —¡Que llegan los rojos! —¡Lo rojo y los rojos! —replicó Bahorel—. Qué espantos tan raros, burgués. Yo no tiemblo cuando veo una amapola, y Caperucita Roja no me da ningún miedo. Burgués, hazme caso, dejemos el temor al rojo a los animales con cuernos. Se fijó en un trozo de pared en que había un cartel, la hoja de papel más pacífica del mundo, un permiso para tomar huevos, una disposición cuaresmal que el arzobispo de París dirigía a sus feligreses. Bahorel exclamó: —¡Feligreses! Una manera educada de llamarlos reses. Y arrancó la disposición de la pared, con lo cual se metió en el bolsillo a Gavroche. A partir de ese momento, Gavroche empezó a estudiar de cerca a Bahorel. —Bahorel —comentó Enjolras—, haces mal. Habrías debido dejar en paz esa disposición, ni nos va ni nos viene; despilfarras la indignación tontamente. Conserva tu provisión. No hay que disparar fuera de la formación, ni con el alma ni con el fusil, —Cada cual tiene su estilo propio, Enjolras —repuso Bahorel—. Esa prosa obispal me molesta; quiero comer huevos sin que nadie me dé permiso. Tú eres del estilo hielo ardiente; yo soy de pasármelo bien. Además, no me despilfarro, cojo carrerilla; y si he roto esa disposición, ¡por Heracles!, ha sido de aperitivo. Esa exclamación, por Heracles, le llamó la atención a Gavroche. Estaba siempre al acecho de ocasiones para instruirse y le tenía consideración a aquel arrancador de carteles. Le preguntó: —¿Qué quiere decir por Heracles? Bahorel le contestó: —Quiere decir mecachis en la mar en latín. En éstas, Bahorel reconoció, asomado a una ventana, a un joven pálido de barba negra que los miraba pasar, probablemente un amigo del A B C. Le gritó: —¡Pronto, cartuchos! Para bellum. —¡Bello, sí, de verdad que es un chico guapo! —dijo Gavroche, que ya entendía latín.

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04.11.51 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro undécimo: El átomo confraterniza con el huracán - Cap 03 Justa indign

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro undécimo El átomo confraterniza con el huracán Cap III: Justa indignación de un barbero. El honrado barbero que había echado a los dos niños a quienes abrió Gavroche el paternal intestino del elefante estaba en esos momentos en su barbería afeitando a un soldado viejo y condecorado con la Legión de Honor que había servido en tiempos del Imperio. Estaban charlando. Como es natural, el barbero le había mencionado al veterano los disturbios y, después, al general Lamarque; y de Lamarque habían llegado al emperador. Salió de ahí una conversación entre barbero y soldado que Prudhomme, de haber estado presente, habría enriquecido con arabescos y habría llamado: Diálogo de la navaja y el sable. —Caballero —decía el barbero—, ¿qué tal montaba el emperador a caballo? —Mal. No sabía caerse. Y por eso no se caía nunca. —¿Tenía caballos bonitos? Debía de tener caballos muy bonitos. —El día en que me condecoró, me fijé en el animal que montaba. Era una yegua trotona blanca del todo. Tenía las orejas muy separadas, buen asiento, cabeza fina con una estrella negra, cuello muy largo, rodillas de articulaciones fuertes, costillas marcadas, hombros oblicuos y grupa robusta. Algo más de quince palmos de alto. —Bonito caballo —dijo el barbero. —Era el caballo de Su Majestad. El babero notó que después de esa frase se imponía un silencio; lo respetó y, luego, siguió diciendo: —Al emperador sólo lo hirieron una vez, ¿verdad, caballero? El veterano contestó con el tono sereno y soberano del hombre que estuvo presente: —En el talón. En Ratisbona. Nunca lo vi tan elegante como aquel día. Estaba hecho un brazo de mar. —Y a usted, caballero, que es un veterano, debieron de herirlo muchas veces, ¿no? —¿A mí? —dijo el soldado—. Bah, nada del otro mundo. En Marengo me dieron dos sablazos en la nuca; en Austerlitz me metieron una bala en el brazo derecho; otra en el brazo izquierdo en Jena; en Friedland, un bayonetazo, aquí; en el Moscova siete u ocho lanzazos por todas partes; en Lutzen me machacó un dedo una esquirla de un proyectil de obús… ¡Ah, sí! Y en Waterloo me dio un proyectil de vizcaíno en un muslo. Nada más. —¡Qué hermosura morir en el campo de batalla! —exclamó el peluquero con acento pindárico—. ¡Le doy mi palabra de que yo, antes que reventar en el jergón, de enfermedad, despacio, un poco cada día, con medicinas, cataplasmas, jeringas y médicos, preferiría que me diera en el vientre una bala de cañón! —No le hace usted ascos a nada —contestó el soldado. Apenas acababa de decirlo cuando un estruendo espantoso sacudió el local. Una luna del escaparate acababa de resquebrajarse de pronto. El barbero se puso lívido. —¡Ay, Dios mío, que eso ha sido una! —¿Una qué? —Una bala de cañón. —Aquí está —dijo el soldado. Y recogió algo que rodaba por el suelo. Era una piedra. El barbero fue corriendo hasta la luna rota y vio a Gavroche, que salía a todo correr hacia el mercado de Saint-Jean. Al pasar delante de la barbería, Gavroche, que seguía con la pena de los dos chiquillos, no pudo resistirse al deseo de saludar al barbero y le tiró una piedra al escaparate.

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04.12.62 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro duodécimo: Corinthe - Cap 08 Varios signos de interrogación referidos

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro duodécimo Corinthe Cap VIII : Varios signos de interrogación referidos a un tal Le Cabuc que a lo mejor no se llamaba Le Cabuc. El cuadro trágico que hemos empezado no quedaría completo y el lector no vería con el relieve exacto esos minutos mayores de dolores de parto social y de nacimiento revolucionario, en que la convulsión se mezcla con el esfuerzo, si omitiésemos, en el esbozo que aquí estamos trazando, un incidente que rebosa un espanto épico y fiero y que ocurrió casi inmediatamente después de irse Gavroche. Las aglomeraciones, sabido es, son como una bola de nieve y en ellas se acumulan, según van rodando, muchos hombres tumultuosos. Esos hombres no se preguntan unos a otros de dónde vienen. Entre los transeúntes que se habían unido al grupo que dirigían Enjolras, Combeferre y Courfeyrac, había un individuo que llevaba la chaqueta, desgastada en los hombros, de los descargadores, que gesticulaba, que vociferaba y que tenía la pinta de un borracho asilvestrado. Aquel hombre, que se llamaba Le Cabuc, a menos que ése fuera su apodo, y a quien por lo demás no conocía ni poco ni mucho ninguno de los que decían que sí sabían quién era, muy borracho o fingiendo estarlo, se había sentado con otros cuantos a una mesa que habían sacado de la taberna. El tal Cabuc, al tiempo que hacía beber a los que se enfrentaban a él, parecía mirar atentamente, con expresión muy pensativa, la casa grande del fondo de la barricada, cuyos cinco pisos dominaban toda la calle y estaban enfrente de la calle de Saint-Denis. De repente, exclamó: —¿Sabéis una cosa, compañeros? Desde esa casa es desde donde deberíamos disparar. ¡Cuando estemos en esas ventanas, a ver quién es el guapo que se mete por esta calle! —Sí, pero la casa está cerrada —dijo uno de los bebedores. —¡Pues vamos a aporrear la puerta! —No nos abrirán. —¡La hundimos! Le Cabuc corre hacia la puerta, que tenía un llamador muy recio, y llama. La puerta no se abre. Llama otra vez. Nadie contesta. Un tercer golpe. El mismo silencio. —¿Hay alguien? —grita Le Cabuc. Nada se mueve. Entonces agarra un fusil y empieza a pegar culatazos en la puerta. Era una puerta vieja, de las que dan paso a un corredor de entrada, cimbrada, baja, estrecha, sólida, toda ella de roble y forrada por dentro con una chapa y un armazón de hierro; una auténtica poterna de fortaleza. Con los culatazos temblaba la casa; pero no podían con la puerta. Es probable, no obstante, que los vecinos se hubieran dado por enterados, porque, por fin, vieron que se encendía y se abría un tragaluz cuadrado del tercer piso y que asomaba por ese tragaluz una vela y la cabeza bondadosa y asustada de un buen hombre de pelo gris, que era el portero.

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04.11.49 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro undécimo: El átomo confraterniza con el huracán - Cap 01 Algunas acla

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro undécimo El átomo confraterniza con el huracán Cap I : Algunas aclaraciones acerca de la poesía de Gavroche. Influencia de un académico en dicha poesía. En el momento en que la algarada que surgió del encontronazo entre el pueblo y las tropas delante de L'Arsenal causó un movimiento de retroceso en la muchedumbre que iba tras el coche fúnebre y descargaba en la cabeza del cortejo, por así decirlo, el peso de cuantos llenaban los bulevares, hubo un reflujo terrible. Ese tropel de gente empezó a moverse, las filas se deshicieron, todos echaron a correr, escaparon, unos soltando los gritos del ataque y otros con la palidez de la huida. Aquel gran río que cubría los bulevares se dividió en un abrir y cerrar de ojos, se desbordó por la derecha y por la izquierda y fluyó, convertido en torrentes, por doscientas calles a la vez, con el flujo de una esclusa abierta. En ese instante, un niño desharrapado que iba calle de Ménilmontant abajo, llevando en la mano una rama de codeso en flor que acababa de cortar en los altos de Belleville, divisó en el tenderete que estaba delante de una chamarilería una pistola de arzón vieja. Tiró al suelo la rama florida y le gritó a la dueña de la tienda: —Buena mujer, que le cojo prestado este chisme. Y salió corriendo con la pistola. Dos minutos después, un grupo de gente espantada que escapaba por la calle de Amelot y la calle Basse se cruzó con el niño que blandía la pistola e iba cantando: De noche no se ve, de día sí se ve. Un escrito que miente asusta a la gente. Que sea usted sincero y que lleve sombrero. Era Gavroche en pie de guerra. Ya en el bulevar cayó en la cuenta de que a la pistola le faltaba el percutor. ¿De quién era esa estrofa que le servía para acompañar la marcha y todas las demás canciones que gustaba de cantar llegado el momento? No lo sabemos. A lo mejor eran suyas, a saber… Gavroche, por lo demás, estaba al tanto de cuanto se tararease y fuera de boca en boca y mezclaba con ello sus propios trinos. Duende y galopín, hacía un popurrí con las voces de la naturaleza y las voces de París. Combinaba el repertorio de los pájaros con el repertorio de los obradores. Conocía a algunos aprendices de pintor, tribu contigua de la suya. Había sido, por lo visto, tres meses aprendiz de cajista. Le hizo una vez un recado al señor Baour-Lormian, uno de los cuarenta académicos de número. Gavroche era un golfillo letrado. Gavroche, por lo demás, no sospechaba que en aquella desapacible noche de lluvia en que había brindado hospitalidad en su elefante a dos chiquillos había hecho el papel de providencia para sus mismísimos hermanos. Sus hermanos al anochecer; su padre al amanecer: tal había sido su noche. Al irse de madrugada de la calle de Les Ballets, volvió corriendo al elefante, sacó de él a los dos chiquillos con virtuosismo, compartió con ellos un desayuno improvisado y luego se fue, encomendándoselos a la calle, esa madre bondadosa que lo había criado a él en buena parte.

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04.09.43 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro noveno: ¿Dónde van? - Cap 03 El señor Mabeuf)

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro noveno ¿Dónde van? Cap III : El señor Mabeuf. La bolsa de Jean Valjean no le sirvió de nada a Mabeuf. El señor Mabeuf, con su venerable austeridad pueril, no aceptó el regalo de los astros; no admitió que una estrella pudiera convertirse en luises de oro. No adivinó que lo que le caía del cielo venía de Gavroche. Llevó la bolsa a la comisaría de policía del barrio y la depositó allí como objeto perdido que quien lo había encontrado ponía a disposición de quien lo reclamara. La bolsa se perdió, desde luego. Ni que decir tiene que nadie la reclamó y que no le sirvió de socorro al señor Mabeuf. Por lo demás, el señor Mabeuf había seguido cuesta abajo. Los experimentos con el añil no tuvieron mejor suerte en el Jardín Botánico que en su jardín de Austerlitz. El año anterior, le debía el sueldo a su ama de llaves; ahora, como ya hemos visto, debía el alquiler. El Monte de Piedad, cuando pasaron trece meses, vendió las planchas de cobre de los grabados de su Flora. Algún calderero debió de convertirlas en cazuelas. Tras quedarse sin las planchas, y sin poder ya siquiera completar los ejemplares desparejados de su Flora que aún tenía, le vendió por cuatro cuartos a un librero y chamarilero las planchas y el texto, como defectos. No le quedó ya nada de la obra de toda su vida. Se gastó el dinero de esos ejemplares. Cuando vio que aquel recurso tan parco se le agotaba, renunció a su jardín y lo dejó en barbecho. Antes, mucho antes, ya había renunciado a los dos huevos y al trozo de vaca que comía de vez en cuando. Cenaba pan y patatas. Había vendido los últimos muebles que le quedaban; luego, todo lo que tenía por partida doble en cuestión de ropa de cama, ropa de vestir y mantas; luego los herbolarios y las estampas; pero conservaba aún los libros más valiosos, varios de los cuales eran grandes rarezas, entre ellos Las cuadernas históricas de la Biblia, edición de 1560; La concordancia de las Biblias, de Pierre de Besse; Las margaritas de la margarita de las princesas, de Jean de La Haye, con dedicatoria a la reina de Navarra; el libro del Cargo y dignidad del embajador, por el señor de Villiers-Hotman; un Florilegium rabbinicum de 1644; un Tibulo de 1567 con esta espléndida inscripción: Venetiis, in œdibus Manutianis, y, finalmente, un Diógenes Laercio, impreso en Lyon en 1644 y donde estaban las famosas variantes del manuscrito 411, del siglo XIII, del Vaticano, y las de los dos manuscritos de Venecia, 393 y 394, que tan fructíferamente consultó Henri Estienne, y todas las partes en dialecto dórico que no están sino en el célebre manuscrito del siglo XII de la biblioteca de Nápoles. El señor Mabeuf nunca encendía la chimenea de su cuarto y se iba a la cama de día para no gastar velas. Parecía como si no tuviera ya vecinos; cuando salía, lo evitaban, y él se daba cuenta. La miseria de un niño le interesa a una madre; la miseria de un joven le interesa a una muchacha; la miseria de un viejo no le interesa a nadie. Es, de todos los desvalimientos, el más frío. No obstante, Mabeuf no había perdido del todo su serenidad infantil. Las pupilas recobraban cierta viveza cuando miraban los libros y sonreía cuando se fijaban en el Diógenes Laercio, que era un ejemplar único. El armario acristalado era el único mueble que conservaba además de los más indispensables. Un día le dijo la Plutarco: —No tengo con qué comprar la cena. Lo que llamaba la cena era un pan y cuatro o cinco patatas. —¿De fiado? —dijo el señor Mabeuf. —Ya sabe que no me fían.

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04.06.28 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro sexto: Gavroche - Cap 02 En el que Gavroche el pequeño le saca partid

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Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro sexto Gavroche Cap II : En el que Gavroche el pequeño le saca partido a Napoleón el grande. Por la primavera de París cruzan con frecuencia cierzos agrios y duros, que no es que lo dejen a uno helado, sino congelado; esos vientos que convierten en un desconsuelo los días más hermosos causan exactamente la misma impresión que las ráfagas de aire frío que entran en una habitación caldeada por las rendijas de una ventana o de una puerta mal cerrada. Es como si la oscura puerta del invierno se hubiese quedado entornada y entrase por ahí el viento. En la primavera de 1832, época en que se declaró en Europa la gran epidemia del presente siglo, esos vientos del norte eran más agrios y punzantes que nunca. La puerta entornada era aún más glacial que la del invierno. Era la puerta del sepulcro. Se notaba en esos cierzos la ráfaga del cólera. Desde el punto de vista meteorológico, la particularidad de esos vientos fríos era que no descartaban una gran tensión eléctrica. Estallaron por entonces frecuentes tormentas acompañadas de relámpagos y truenos. Una noche en que soplaban con fuerza esos vientos del norte, hasta tal punto que parecía que hubiera vuelto enero y que los ciudadanos acomodados habían vuelto a ponerse el abrigo, Gavroche, tiritando alegremente, como de costumbre, con sus harapos, estaba algo así como extasiado ante el comercio de un peluquero de las inmediaciones de L'Orme-Saint-Gervais. Iba ataviado con un chal femenino que a saber de dónde habría sacado y que había convertido en bufanda. Gavroche parecía estar admirando muchísimo una novia de cera, escotada y tocada con flores de azahar, que daba vueltas tras el cristal del escaparate, mostrando la sonrisa a los transeúntes entre dos quinqués; pero, en realidad estaba observando el establecimiento para ver si no podría «aliviar» de la muestra de géneros alguna barra de jabón que iría a venderle luego por cinco céntimos a un «peluquero» de los arrabales. Muchas veces era una barra así lo que le daba de almorzar. Llamaba a esa clase de trabajo, en el que era ducho, «rapar a los barberos». Mientras contemplaba a la novia y miraba de reojo la barra de jabón, mascullaba entre dientes lo que sigue: «El martes. No, el martes no. ¿Fue el martes? A lo mejor fue el martes. Sí, el martes». Nunca se ha podido saber a qué se refería este monólogo. Si, por ventura, hubiera tenido que ver con la última vez que había cenado, de eso hacía ya tres días, porque era viernes. El barbero, en su local, que calentaba una buena estufa, estaba afeitando a un cliente y echaba de vez en cuando una mirada de reojo a aquel enemigo, aquel golfillo aterido y descarado que tenía las dos manos metidas en los bolsillos, pero estaba claro que llevaba el ingenio desenvainado. Mientras Gavroche le pasaba revista a la novia, al escaparate y las Windsor-soap, dos niños de estatura desigual, ropa bastante decente y aún más pequeños que él, pues el mayor aparentaba siete años y el otro cinco, abrieron con timidez el picaporte y entraron en el comercio a pedir a saber qué, limosna a lo mejor, con un susurro quejumbroso y que más parecía un gemido que una súplica. Hablaban ambos a la vez y no se les entendía lo que decían porque los sollozos le cortaban la voz al mayor y el pequeño daba diente con diente. El barbero se volvió, con expresión airada, y, sin soltar la navaja, empujando hacia atrás al mayor con la mano izquierda y al pequeño con la rodilla, los echó a la calle y volvió a cerrar la puerta al tiempo que decía: —¡Mira que venir para nada con el frío que entra! Los dos niños volvieron a echar a andar, llorando. En éstas llegó un nubarrón y empezó a llover.

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04.06.29 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro sexto: Gavroche - Cap 03 Las peripecias de la evasión)

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Play Episode Listen Later Jan 2, 2023 33:14


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro sexto Gavroche Cap III : Las peripecias de la evasión. Esto es lo que había sucedido esa misma noche en La Force. Aunque Thénardier estaba incomunicado, Babet, Brujon, Gueulemer y Thénardier se habían puesto de acuerdo para evadirse. Babet lo había hecho por su cuenta ese mismo día, como hemos sabido por lo que le contó Montparnasse a Gavroche. Montparnasse tenía que ayudarlos desde fuera. A Brujon, que se había pasado un mes en una celda de castigo, le había dado tiempo, primero, a trenzar una cuerda y, después, a madurar un plan. Hace tiempo, esos lugares severos donde la disciplina de la cárcel deja al condenado sin más recursos que los propios, los componían cuatro paredes de piedra, un techo de piedra, un suelo de baldosas, un catre de tijera, un ventano con rejas y una puerta forrada de hierro, y eso se llamaba calabozo; pero se impuso la creencia de que el calabozo era excesivamente espantoso; ahora se compone de una puerta de hierro, un ventano con rejas, un catre de tijera, un suelo de baldosas, un techo de piedra, cuatro paredes de piedra y se llama celda de castigo. Entra algo de luz a eso de las doce de la mañana. El inconveniente de esas celdas que, como vemos, no son calabozos, es que les deja tiempo para pensar a personas a las que habría que tener trabajando. Así que Brujon había pensado y había salido de la celda de castigo con una cuerda. Como en el patio Charlemagne lo daban por muy peligroso, lo pusieron en el Edificio Nuevo. Lo primero con que se encontró en el Edificio Nuevo fue con Gueulemer; lo segundo fue con un clavo; Gueulemer, es decir, el crimen; un clavo, es decir, la libertad. Brujon, de que quien ya es hora de que nos hagamos una idea completa, era, aunque aparentase ser de constitución delicada y languidez hondamente premeditada, un individuo educado, inteligente y ladrón, de mirada acariciadora y sonrisa atroz. La mirada era fruto de la voluntad, y la sonrisa, del carácter. Sus primeros estudios del arte que practicaba se centraron en los tejados; contribuyó a que avanzase mucho la industria de esos que arrancan el plomo, dejando pelados los tejados, y desguazan los canalones recurriendo al procedimiento que se conoce por el mondongo. Lo que hacía aún más favorable aquel momento para llevar a cabo un intento de evasión era que los plomeros y retejadores estaban precisamente por entonces reparando y remendando parte de las tejas de la cárcel. El patio Saint-Bernard no estaba ya aislado del todo del patio Charlemagne y del patio Saint-Louis. Había por las alturas andamios y escaleras; dicho con otras palabras, puentes y escaleras que daban a la libertad. El Edificio Nuevo, que era lo más lleno de grietas y más decrépito que darse pueda, era el punto débil de la cárcel. El salitre se había comido tanto las paredes que no había quedado más remedio que forrar con un revestimiento de madera las bóvedas de los dormitorios, porque se desprendían de ellas piedras que les caían encima a los presos cuando estaban acostados. Pese a ser tan vetusto, se cometía el error de encerrar en el Edificio Nuevo a los acusados más conflictivos, de alojar en él a «las acusaciones de peso», como se dice en la cárcel.

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04.06.27 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro sexto: Gavroche - Cap 01 Una trapacería del viento)

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Play Episode Listen Later Jan 2, 2023 9:27


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro sexto Gavroche Cap I : Una trapacería del viento. En la temporada posterior a 1823, mientras el figón de Montfermeil iba naufragando y hundiéndose poco a poco no en el abismo de una bancarrota sino en la cloaca de las deudas menudas, el matrimonio Thénardier tuvo otros dos hijos, varones ambos. Con ellos sumaban cinco: dos chicas y tres chicos. Era mucho. La Thénardier se quitó de encima a los dos últimos, cuando eran aún de muy tierna edad, con singular facilidad. Que se los quitó de encima es la expresión exacta. No había en aquella mujer más que un retazo de naturaleza. Fenómeno del que podemos dar más de un ejemplo. Igual que la mariscala de La Mothe-Houdancourt, la Thénardier sólo era madre de sus hijas. Ahí acababa su maternidad. El odio que sentía por el género humano empezaba en sus hijos varones. En la vertiente que daba a sus hijos su maldad estaba cortada a pico y su corazón era, en ese tramo, lúgubremente escarpado. Como ya hemos visto, aborrecía al mayor; de los otros dos abominaba. ¿Por qué? Porque sí. El motivo más terrible y la respuesta más indiscutible: porque sí. «No necesito yo para nada una patulea de niños», decía aquella madre. Vamos a explicar cómo habían conseguido los Thénardier librarse de la carga de sus dos últimos hijos e, incluso, sacarles provecho. La mujer aquella, la Magnon, a la que hemos mencionado páginas atrás, era la misma que había conseguido una renta del buenazo de Gillenormand para los dos niños que tenía. Vivía en el muelle de Les Célestins, esquina con esa calle antigua, la de Le Petit-Musc, que ha hecho cuanto ha podido para trocar por un buen olor[41] su mala reputación. ¿Quién no recuerda la gran epidemia de difteria que asoló, hace treinta y cinco años, los barros parisinos a orillas del Sena y que la ciencia aprovechó para probar a gran escala la eficacia de las insuflaciones de alumbre, a las que de forma tan provechosa ha sustituido hoy en día la aplicación externa de la tintura de yodo? En esa epidemia perdió la Magnon el mismo día, uno por la mañana y otro por la tarde, a sus dos niños, todavía de muy corta edad. Fue un gran golpe. Sus dos hijos tenían mucho valor para esa madre: equivalían a ochenta francos mensuales. Ochenta francos que le liquidaba muy puntualmente, de parte del señor Gillenormand, su recaudador de rentas, el señor Barge, agente judicial retirado que vivía en la calle de Le Roi-de-Sicile. Muertos los niños, se acabó la renta. La Magnon buscó algún recurso. En esa tenebrosa francmasonería del mal a la que pertenecía todo se sabe y todos se guardan el secreto y se echan una mano. La Magnon necesitaba dos niños; la Thénardier tenía dos niños. Del mismo sexo y la misma edad. Un buen apaño para una y una buena inversión para otra. Los niños Thénardier se convirtieron en los niños Magnon. La Magnon se fue del muelle de Les Célestins y se mudó a la calle Clocheperce. En París la identidad que relaciona a alguien consigo mismo queda cortada de una calle a otra. Como nadie avisó al registro civil, éste no dijo nada y el cambio se llevó a cabo de forma sencillísima. Pero la Thénardier exigió por prestar a los niños diez francos mensuales, que la Magnon prometió e incluso pagó. Ni que decir tiene que el señor Gillenormand siguió cumpliendo. Iba cada seis meses a ver a los niños. No se dio cuenta del cambio. «Señor —le decía la Magnon—, ¡cómo se le parecen!»

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04.04.20 Los Miserables de Victor Hugo (4ra Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis - Libro cuarto: Ayuda de abajo puede ser ayuda de arriba - Cap 02 A la Plutar

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Play Episode Listen Later Jan 2, 2023 20:39


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis Libro cuarto Ayuda de abajo puede ser ayuda de arriba Cap II : A la Plutarco no le cuesta nada dar con la explicación de un fenómeno. Un atardecer, Gavroche no había comido nada; se acordó de que tampoco había cenado la víspera; la cosa empezaba a resultar cansada. Se resolvió a intentar dar con algo de cena. Se fue a rondar más allá de La Salpêtrière, por lugares en que no pasaba nadie; ahí es donde encuentra uno las buenas oportunidades; donde no hay nadie, algo te encuentras. Llegó hasta una población que le pareció que era el pueblo de Austerlitz. En un vagabundeo anterior, le había llamado la atención en ese lugar un jardín viejo donde había un viejo y una vieja y, en el jardín, un manzano aceptable. Junto al manzano, había algo así como un arcón para guardar fruta que cerraba mal y donde era posible conquistar alguna manzana que otra. Una manzana es una cena; una manzana es la vida. Lo que perdió a Adán podía salvar a Gavroche. El jardín corría a la largo de una calleja solitaria, sin pavimentar, bordeada de matorrales hasta llegar a las casas; un seto lo separaba de esa calle. Gavroche se encaminó hacia el jardín, encontró la calleja, reconoció el manzano, comprobó la existencia del arcón y examinó el seto; un seto se salva de una zancada. Caía la tarde; ni un alma en la calleja, la hora era propicia. Gavroche hizo ademán de emprender la escalada; luego se detuvo de pronto. Hablaban en el jardín. Gavroche miró por uno de los claros del seto. A dos pasos de él, al pie del seto y del otro lado, precisamente en el lugar al que habría ido a dar el agujero que estaba planeando abrir, había una piedra tumbada que formaba una especie de banco, y en ese banco estaba sentado el viejo del jardín, que tenía delante a la vieja, de pie. La vieja refunfuñaba. Gavroche, que era muy poco discreto, escuchó. —¡Señor Mabeuf! —decía la vieja. «¡Mabeuf —pensó Gavroche—. ¡Vaya nombre chistoso!» El anciano al que interpelaba no se movía. La vieja repitió: —¡Señor Mabeuf! El anciano, sin levantar la vista del suelo, se decidió a contestar: —¿Qué hay, Plutarco? «¡Plutarco! —pensó Gavroche—. ¡Otro nombre chistoso!» La Plutarco añadió, y al anciano no le quedó más remedio que acceder a la conversación: —El casero no está nada contento. —¿Por qué? —Le debemos tres recibos. —Dentro de tres meses le deberemos cuatro. —Dice que lo va a mandar a dormir a la calle. —Iré. —La frutera quiere que le paguemos. Ya no hay forma de que nos dé más gadejones. ¿Con qué se va usted a calentar este invierno? No tendremos leña. —Está el sol. —El carnicero no quiere fiarnos más ni darnos más carne. —Muy oportuno. Me cuesta digerir la carne. Es muy pesada. —¿Y qué cenaremos? —Pan. —El panadero quiere que le demos algo a cuenta y dice que, sin dinero, no hay pan. —Muy bien. —¿Y qué comerá usted? —Tenemos las manzanas del manzano. —Pero, señor, es que no se puede vivir así, sin dinero. —No tengo dinero.

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03.01.13 Los Miserables de Victor Hugo (3ra Parte: Marius - Libro primero: París estudiado en su átomo - Cap 13 Un niño: Gavroche)

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Play Episode Listen Later Dec 4, 2022 6:34


Los Miserables Autor: Víctor Hugo Tercera Parte: Marius Libro primero París studiado en su átomo Cap XIII : Un niño: Gavroche. Ocho o nueve años después de los acontecimientos referidos en la segunda parte de esta historia, llamaba la atención en el bulevar de Le Temple y las inmediaciones del Château-d'Eau un niño de entre once y doce años que habría cumplido bastante bien con ese ideal del golfillo que esbozamos más arriba si no fuera porque, aunque tenía en los labios la risa propia de su edad, tenía en el corazón únicamente oscuridad y vacío. Aquel niño llevaba, sí, un pantalón de hombre, pero no era de su padre; y una camisola de mujer, pero no era de su madre. Personas desconocidas lo habían vestido con trapos viejos por caridad. Tenía, no obstante, padre y madre. Pero su padre no le hacía caso y su madre no lo quería. Era uno de esos niños dignos de compasión donde los haya porque tienen padres pero son huérfanos. Aquel niño no se sentía nunca en ninguna parte más a gusto que en la calle. Le resultaban menos duros los adoquines que el corazón de su madre. Sus padres lo habían echado a la vida de una patada. Y él, sencillamente, había alzado el vuelo. Era un muchacho alborotador, pálido, desenvuelto, despierto, guasón, de aspecto vivaracho y enfermizo. Iba, venía, cantaba, jugaba al gua con monedas, limpiaba el arroyo, robaba algo, pero, como los gatos y los pardales, alegremente; se reía cuando lo llamaban galopín, se enfadaba cuando lo llamaban golfante. No tenía hogar, ni pan, ni fuego, ni cariño; pero estaba alegre porque era libre. Cuando esas pobres criaturas son hombres, la muela del orden social los alcanza casi siempre y los destroza; pero mientras sean niños, consiguen escapar porque son menudos. Cualquier hoyo los salva. No obstante, por muy abandonado que estuviera aquel niño, a veces, cada dos o tres meses, decía: «¡Anda, voy a ir a ver a mamá!». Y entonces dejaba el bulevar, el Circo, la puerta Saint-Martin, bajaba por los muelles, pasaba los puentes, llegaba a los arrabales y hasta La Salpêtrière y ¿adónde llegaba? Pues precisamente a ese número doble, 50-52, que el lector conoce con el nombre de caserón Gorbeau.

First Steps: A Star Wars Podcast

This week on First Steps, we watch "Andor" Season 1 Episodes 4, 5, and 6 - "Aldhani", "The Axe Forgets", and "The Eye"

Bread & Barricades: A Les Mis Podcast
Bread & Barricades: IV.vii, Rosey Dandy Topped By Old Bear

Bread & Barricades: A Les Mis Podcast

Play Episode Listen Later Nov 1, 2022 63:52


Cw: injury detail, discussion of sex work, imprisonment, poverty (including child poverty), anti-Blackness,  This week some Dads being dads and not going to therapy, Gavroche is back in time to witness the formation of a brand new ship, Hugo talks about the 2022 Cost of Living Crisis, Nemo gets protective about Montparnasse and we return to our favourite canonical trans man.   Gavroche musical  Nègre, négrier, traite des nègres  - Françoise Vergès Lancer uniform   This podcast was produced by Nemo Martin and Julian Yap. The audio direction and intro composing is by JDWasabi. It is a Captain's Collection Creation. Bread & Barricades (@LesMisPodcast) | Twitter Bread & Barricades | Tumblr Nemo Martin (@zeus_japonicus) | Twitter Jade Leamcharaskul (@JDWasabi) | Twitter Ko-fi: https://ko-fi.com/lesmispodcast  Patreon: https://www.patreon.com/LesMisPodcast Theme song: https://jdwasabi.bandcamp.com/track/bread-barricades-a-les-mis-podcast-intro-theme-song-full  Transcripts and Bibliogs: https://drive.google.com/drive/folders/1pgYo6VOqUk_XtnjcG4Gm6ng8KeHRjFrn?usp=sharing

In The Frame: Theatre Interviews from West End Frame
S7 Ep21: Rob Madge, star & writer of My Son's A Queer (But What Can You Do?)

In The Frame: Theatre Interviews from West End Frame

Play Episode Listen Later Oct 20, 2022 37:28


Rob Madge is starring in the West End production of their one-person show My Son's A Queer (But What Can You Do?), following sell out runs at the Turbine Theatre (2021) and Edinburgh Fringe Festival (2022).The piece is Rob's autobiographical story, celebrating the joy and chaos of raising a queer child... bringing together home videos with original music as Rob sets out to recreate a Disney parade. Rob began their stage career as a child, with credits including: Artful Dodger in Oliver! (Theatre Royal Drury Lane), Gavroche in Les Misérables (25th Anniversary Tour and 02 Concert) and Mary Poppins (Prince Edward Theatre).After training at Royal Academy of Music, Rob returned to Les Misérables as an adult as part of the ensemble in the musical's UK tour. They went on to be in the original casts of Bedknobs and Broomsticks (UK Tour) and Millennials (The Other Palace Studio).Later this year, Rob will play Pat The Cow in Jack and the Beanstalk at the London Palladium. My Son's A Queer (But What Can You Do?) runs at the Garrick Theatre Friday 21st October – Sunday 6th November. Visit www.nimaxtheatres.com for info and tickets.Hosted by Andrew Tomlins. @AndrewTomlins32  Thanks for listening! Email: andrew@westendframe.co.uk Visit westendframe.co.uk for more info about our podcasts.  

THE LAST SHOW ON EARTH

Welcome to the theatrical podcast in which we ask a special guest the big, BIG question that nobody ever needed to ask. If there was a huge meteor hurtling toward Earth threatening to destroy life as we know it and you could see one more show before you die, what would it be? It can be anything you want.A show you've seen before, one that you wish you'd seen, or something you've made up entirely. What would be YOUR Last Show on Earth?Our guest this episode is Rob Madge.Rob is an award winning non-binary performer that started their career in theatre at a very young age playing leading child roles in shows like Mary Poppins, Matilda, Oliver, and Les Miserables - most notably playing Gavroche at the Les Miserables 25th Anniversary Concert in 2010 at London's O2 Arena. In fact, Rob had appeared in 4 West End shows before they reached the age of 15!Since then, Rob has created probably their greatest success to date with the critically acclaimed Off West End Show "My Son's a Queer (But What Can You Do)?" The show is a coming of age, autobiographical story that tells the tale of Rob's childhood attempt to stage a full-blown one-person Disney show in their living room, and also explores Madge's uplifting and inspiring discovery that they are non-binary. The show played a hugely successful run at the Edinburgh Fringe and will play a limited run at The Garrick Theatre in London's West End this year.You can get more info and buy tickets for "My Son's a Queer (But What Can You Do)?" here: https://nimaxtheatres.com/shows/my-sons-a-queer/Rob also creates hugely popular and very funny short movies for social media so youshould follow him!You can follow Rob on Twitter here: https://twitter.com/Rob_Madge_02And on Instagram here: https://www.instagram.com/robmadge02/You can buy the script of My Son's A Queer here: https://www.nickhernbooks.co.uk/rob-madgeYou can buy In Their Shoes by Jamie Windust here: https://www.waterstones.com/book/in-their-shoes/jamie-windust/9781787752429Hosted by John Owen-Jones and Alistair BrammerMusic written by John Owen-Jones and Alistair BrammerMusic performed by John Owen-Jones and John QuirkRecorded and edited by John Owen-Jones and Alistair BrammerArtwork by Martin Ball, John Owen-Jones and Alistair BrammerThis podcast is a 2022 John Owen-Jones Associates Productionwww.johnowenjones.com/podcast Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.

Dans l’œil du photographe
071 - J'ai toujours été une personne qui dit oui à tout - Odieux Boby

Dans l’œil du photographe

Play Episode Listen Later Sep 7, 2022 87:18


Odieux Boby ne s'appelle pas vraiment Odieux Boby, mais il n'a pas pour autant créé un personnage puisqu'il est dans la vie comme il est sur les réseaux: authentique et qui fait ce qu'il aime (ou, selon ses propres mots, “photographe, supporter de l'OM, porteur de Bob et amateur de Ricard”). Au détour d'une discussion sur ce qui fait de ses photos ce qu'elles sont, nous aborderons le fait de rester fidèle à soi-même et à ses propres idées pour définir son propre style. Dans cet épisode, on parle de Pedro Almodovar et de roses rouges, des attachés de presse qui sont parfois relou de Bob et de Gavroche de guerre des stickers, de chaussettes, oui oui, de chaussettes, de collectionite aiguë, de mise au point manuelle et de concentration, de transmettre son savoir, de cuite avec Benoit Poelvorde, mais surtout, vous découvrirez comment apprendre rapidement et facilement de nouvelles insultes les soirs de match de l'OM. Bienvenue dans l'oeil d'Odieux Boby. Page web de l'épisode: http://071.dlodp.fr --- Send in a voice message: https://anchor.fm/julienpasternak/message

Inside books
I miserabili di Victor Hugo #MattoniFrancesi

Inside books

Play Episode Listen Later Sep 3, 2022 85:27


Analizziamo uno dei più grandi classici della letteratura francese e mondiale: I Miserabili di Victor Hugo. Divisione della puntata: •Citazione d'apertura e introduzione - min 00:16 •Contesto letterario e storico: Romanticismo e Restaurazione – min 01:59 •La vita di Hugo: il poeta vate, l'intellettuale engagé – min 29:32•Stile e poetica: l'estetica della totalità, il fantastico, il paratesto – min 35:09•I Miserabili: l'epopea di Parigi – min 38:24•La struttura del romanzo, l'intreccio e i personaggi – min 45:06-Prima parte: Myriel, Jean Valjean, Fantine, Thenardier, Javert – min 45:20-Seconda parte: Cosette, Eponine, Gavroche – min 01:03:37-Terza parte: Marius, Enjolras e l'ABC, – min 01:08:18 -Quarta parte: La rivoluzione – min 01:15:37 •Quinta parte: Conclusioni – min 01:16:17 •Il senso storico dell'opera – min 01:18:23

Les Discussions Sartoriales
Ma Philosophie Sartoriale

Les Discussions Sartoriales

Play Episode Listen Later Jul 26, 2022 44:23


Ce nouvel épisode des Discussions Sartoriales est consacré à un entretien fleuve qu'Hugo Jacomet a récemment donné à Thomas Primerano pour le média étudiant Gavroche. Une occasion pour lui d'exprimer en profondeur sa vision de l'élégance d'un point de vue sociologique, pour ne pas dire philosophique. 

philosophie gavroche
The West End Frame Show: Theatre News, Reviews & Chat
S6 Ep18 (ft. Jake Bishop): Back To The Future, Bonnie & Clyde, A-Typical Rainbow, Pretty Woman, Luke Suri + more!

The West End Frame Show: Theatre News, Reviews & Chat

Play Episode Listen Later Jul 11, 2022 47:24


Jake Bishop (ensemble in Beauty & The Beast) co-hosts The West End Frame Show! Andrew & Jake discuss A-Typical Rainbow (Turbine Theatre) and Pretty Woman (Savoy Theatre) as well as the latest news about Bonnie & Clyde, Luke Suri joining Jersey Boys in the West End, Back To The Future's new London cast and lots more. Having trained at Laine Theatre Arts, Jake is currently making his West End debut in the ensemble of Beauty & the Beast at the London Palladium. He has been on tour with the production since last year, understudying the roles of Le Fou and Cogsworth. Jake's other theatre credits include playing Gavroche in Les Miserables (25th Anniversary Tour), Michael Darling in Stiles & Drew's Peter Pan (West Yorkshire Playhouse) and Aladdin (Qdos). Beauty & The Beast runs at the London Palladium until 17th September 2022 before visiting Bristol and Dublin. Visit www.beautyandthebeastmusical.co.uk for info and tickets. Follow Jake on Instagram: @jake_bishop2611 Hosted by Andrew Tomlins. @AndrewTomlins32  Thanks for listening! Email: andrew@westendframe.co.uk Visit westendframe.co.uk for more info about our podcasts.  

Choses à Savoir CÉLÉBRITÉS
/Pourquoi Renaud s'est-il surnommé « Mister Renard » ?

Choses à Savoir CÉLÉBRITÉS

Play Episode Listen Later Jul 11, 2022 2:29


Longtemps associé à la mythique figure de Gavroche, Renaud Séchan (son vrai nom) est un musicien qui a marqué l'histoire de la chanson populaire française. Sa vie, cependant, n'a pas vraiment été un long fleuve tranquille... Après une période très difficile, le chanteur avait d'ailleurs décidé de revenir sur le devant de la scène en s'attribuant un nouveau surnom. Learn more about your ad choices. Visit megaphone.fm/adchoices

Thank You, Places!
Minisode 6, Sondheim, Stranger Things and Gavroche

Thank You, Places!

Play Episode Listen Later Jun 29, 2022 23:33


Ramblings of three men in a basement.

La Cravate
#63 - Pierre Albaladejo, le Gavroche de l'Adour - Comme dans un roman

La Cravate

Play Episode Listen Later Jun 16, 2022 100:58 Very Popular


Né en 1933 à Dax et grandissant dans le quartier pauvre du Sablar, Pierre est le 3eme d'une fratrie de 4 garçons. Alors que ses frères jouent au foot, c'est pourtant bien le rugby qui trouve grâce à ses yeux et il s'y essaye dès l'âge de 11 ans. Espiègle et un peu "Gavroche" comme il aime à se définir, il resquillait pour assister aux matchs de rugby de l'US Dax et aux corridas, qui devinrent alors ses 2 grandes passions. Grimpant un à un les échelons, il frappe à la porte de l'équipe première Dacquoise à 19 ans avant d'impressionner contre le grand Lourdes, et d'être appelé en Equipe de France à tout juste 20 ans ! D'abord élégant arrière, puis ouvreur racé, il était surnommé "Monsieur Drop" pour son incroyable faculté à crucifier l'adversaire indifféremment des 2 pieds. Emblématique Capitaine de l'US Dax, il a disputé 4 finales du Championnat de France et a remporté 4 Tournois des 5 nations en 30 sélections ! Suite à sa carrière de joueur, Pierre se lance dans les affaires, devenant notamment gérant de campings et restaurateur. Véritable précurseur, il fut le premier ancien sportif à s'asseoir à côté du journaliste pour délivrer ses analyses techniques : le métier de consultant sportif était né ! Fier Gascon, il n'a jamais été avare d'expressions imagées pour illustrer les actions se déroulant sous ses yeux pendant près de 40 ans, faisant d'abord duo à la radio puis à la télé, avec l'inimitable Roger Couderc, puis avec Pierre Salviac. Également féru de tauromachie, Pierre s'est investi dans l'organisation de corridas et a longtemps commenté cet art à la télévision. Aujourd'hui retiré du cirque médiatique et paisible retraité, Pierre m'a reçu chez lui pour jeter un coup d'œil dans le rétroviseur. Conscient d'avoir eu la chance d'échanger avec un pan de l'histoire du rugby et du journalisme sportif, je suis très fier de vous partager notre conversation. Bonne écoute !  ----------------------------- ⚠️ Si ce podcast vous plait, n'hésitez pas à le noter 5/5 sur Apple Podcast, à laisser un commentaire sympa et à le partager autour de vous.

Radio Campus Tours – 99.5 FM
Ghettoblaster – Gavroche bleu

Radio Campus Tours – 99.5 FM

Play Episode Listen Later May 24, 2022


A l’occasion de la sortie prochaine de l’EP Du coeur à l’ouvrage de Gavroche bleu, Radio Campus Tours à eu la chance d’accueillir l’artiste dans ses locaux. De quoi discuter à propos des thématiques, de son parcours depuis sa venu il y a un an de cela ainsi que ses projets futurs. L'article Ghettoblaster – Gavroche bleu est apparu en premier sur Radio Campus Tours - 99.5 FM.

bleu ghetto blaster gavroche radio campus tours
Un bonbon sur la langue
Du gavroche au bidasse : des héros devenus noms communs

Un bonbon sur la langue

Play Episode Listen Later Jan 30, 2022 3:13


Dimanche dernier, nous avons expliqué l'origine de l'expression "revenons à nos moutons", issue d'une pièce de théâtre du Moyen Âge, "La Farce de maître Pathelin". Mais il y a aussi quantité de noms communs que nous utilisons tous les jours sans imaginer une seconde qu'ils nous viennent eux aussi d'œuvres de fiction.

Wax Quizzical
Nat Harris with the ghost of Gavroche from Les Misérables (Michelle Brasier) and Medusa (Damien Warren-Smith)

Wax Quizzical

Play Episode Listen Later Jan 4, 2022 34:40


This week Comedian and 2021 Golden Gibbo winner Nat Harris takes on The Saturday Paper Quiz!She's helped by the Brains Trust: The ghost of Gavroche from Les Misérables (Michelle Brasier) and the Greek Godess Medusa (Damien Warren-Smith), who both have superb french accents.Hosted by Kyran Wheatley.The Leaderboard:* Matt Stewart 10/10* Tim Hewitt 10/10* Lloyd Langford 8.5/10* Lou Wall 8.5/10* Prue Blake 8/10* Kirsten Drysdale 8/10* Annie Louey 8/10* Rob Mills 8/10* Vidya Rajan 8/10* Geraldine Hickey 8/10 DSQ* Sam Taunton 7.9/10* Annie Louey 7/10* Aidan Jones 7/10* Jess Perkins 7/10* Matt Stewart 7/10* Sami Shah 7/10* Scout Boxall 7/10* Danielle Walker 7/10* Woodes 7/10* Alexei Toliopoulos 6/10* Carl Donnelly 6/10* Dane Simpson 6/10* Ivan Aristeguieta 6/10* Jess Perkins 6/10* Josh Earl 6/10* Kirsty Webeck 6/10* Michael Hing 6/10* Nath Valvo 6/10* Rosie Piper 6/10* Snorty Dog 6/10* Zan Rowe 6/10* Zoe Coombs Marr 6/10* Emma Holland 5.5/10* Miranda Tapsell 5.5/10* Celia Pacquola 5/10* Alex Dyson 5/10* Ben Knight 5/10* Danielle Walker 5/10* Dave Thornton 5/10* Jan Fran 5/10* Jude Perl 5/10* Kirsty Webeck 5/10* Myf Warhurst 5/10* Nick Cody 5/10* Nina Oyama 5/10* Sami Shah 5/10* Luke McGregor 4.5/10* Mike Goldstein 4.5/10* Jordan Barr 4/10* Alex Ward 4/10* Anna Piper Scott 4/10* Daniel Sloss 4/10* Georgia Mooney 4/10* Nat Harris 4/10* John Hastings 4/10* Michael Hing 4/10* Rhys Nicholson 4/10* Sam Petersen 4/10* Brodi Snook 3/10* Daniel Connell 3/10* Emma Holland 3/10* Geraldine Hickey 3/10* Luka Muller 3/10* Nazeem Hussain 3/10* Rhys Nicholson 3/10* Alex Ward 2/10* Lizzy Hoo 2/10* Tom Cardy 2/10Support this show http://supporter.acast.com/wax-quizzical. See acast.com/privacy for privacy and opt-out information.

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Les bonnes adresses de Mme l'Amoureuse
Le Petit Gavroche, restaurant familial à Orléans

Les bonnes adresses de Mme l'Amoureuse

Play Episode Listen Later Dec 15, 2021 3:30


durée : 00:03:30 - La bonne adresse gourmande

Agitación y Cultura
La editorial Libros de la herida recupera la obra del republicano extremeño Antonio Otero Seco

Agitación y Cultura

Play Episode Listen Later Oct 26, 2021


Antonio Otero Seco nació en Cabeza del Buey, le hizo su última entrevista a Lorca y fue un exiliado republicano español que no llegó a ver la España sin dictaduraPeriodista, narrador, dramaturgo y poeta; el que huyó a Francia disfrazado de cura; el amigo de Chaves Nogales y tantas otras figuras destacadas de su época; el autor también de la que es considerada primera novela sobre la guerra civil española, "Gavroche en el parapeto", publicada en 1936, que también editarán en Libros de la Herida. Ahora se estrenan con "Poemas de ausencia y lejanía", que se presenta esta tarde (martes, 26 de octubre) a las 20:00 h en Psicopompo, en Cáceres. Charlamos con el poeta extremeño David Eloy Rodríguez, editor de Libros de la Herida.

Le Feuilleton
Episode 11

Le Feuilleton

Play Episode Listen Later Oct 17, 2021 24:39


durée : 00:24:39 - Le Feuilleton - Paris se soulève. Javert s'infiltre mais il est reconnu par Gavroche, qui le fait prisonnier. Marius sauve Gavroche, Eponime sauve Marius en s'interposant dans une fusillade, elle meurt dans ses bras en lui donnant une lettre.

Le Feuilleton
Episode 7

Le Feuilleton

Play Episode Listen Later Oct 17, 2021 24:49


durée : 00:24:49 - Le Feuilleton - A Paris Jean Valjean et Cosette vivent ensemble. Gavroche le fils des Thénardier vit dans la rue. En 1827, le colonel d'empire Georges Pontmercy, tombe malade. Dans une lettre il réclame son fils, Marius, alors âgé de 17 ans,qui se rend à son chevet.

dans marius gavroche
Le Feuilleton
Episode 10

Le Feuilleton

Play Episode Listen Later Oct 17, 2021 24:30


durée : 00:24:30 - Le Feuilleton - Marius et Cosette se sont avoués leur amour. En 1832, dans un paris menacé par le choléra, Gavroche recueille deux enfants, dans l'éléphant de la Bastille. Cosette, désespérée, dit à Marius, qu'elle va quitter Paris pour l'Angleterre avec son père.

Le Feuilleton
Episode 12

Le Feuilleton

Play Episode Listen Later Oct 17, 2021 24:41


durée : 00:24:41 - Le Feuilleton - Marius confie une lettre à Gavroche, à remettre à Cosette, dans laquelle il lui dit que leur mariage est impossible, et qu'il va certainement mourir au combat. Gavroche en sortant des barricades se fait tuer, Jean Valjean sauve Javert, Marius et ses amis sont en première ligne.

Le Podcast de Monsieur Jo
23: Anh-Nam Le Thanh et Gavroche macarons

Le Podcast de Monsieur Jo

Play Episode Listen Later Sep 22, 2021 28:29


Bonjour ! Ce mercredi nous revenons à Hambourg et nous allons discuter avec Anh-Nam d'une douceur française: le macaron ou plutôt du cheminement de sales manager à pâtissier specialisé dans le macaron. Retrouvez Anh-Nam et Gavroche macarons sur Isamarkt à Hambourg mais aussi sur: - Instagram, - Facebook. Bonne écoute et à mercredi prochain pour notre prochain épisode! Abonnez-vous au podcast ! Credits: - habillage musical : Airwaves de Olivaw sous licence creativecommons, - les logos et illustrations appartiennent à leurs proprietaires respectifs.

From Our Own Correspondent Podcast
Afghanistan: Questions, Doubts and Fears

From Our Own Correspondent Podcast

Play Episode Listen Later Aug 21, 2021 28:38


It's been a week of searing and surreal images from Afghanistan after the Taliban's lighting takeover of Kabul. The spectacle of an official Taliban news conference, televised live from the capital on Tuesday, was proof of how just how fast events have moved. The Taliban leadership may have promised forgiveness, reconciliation and protection of women's rights. But the mood is fearful and there are still thousands of Afghans desperate to get out of the country by any means possible. Lyse Doucet has been hearing from many of them. As the West's twenty-year mission to Afghanistan comes to an end, there are questions around the world about how the international intervention, and the new political structures set up after 2001, went so desperately wrong, so fast. Paul Adams has also been covering events and searching his own memories of time spent with foreign forces in the country for clues. The latest earthquake in Haiti has inflicted more losses on a nation that's endured plenty of them. The shocks and aftershocks last Saturday caused at least 2,200 deaths, injured more than 12,000 people and destroyed tens of thousands of homes. After the far more devastating quake back in 2010, more than 200,000 Haitians ended up living in squalid encampments in the capital, Port au Prince. This time around, the plan is to encourage survivors to stay put and rebuild, rather than run to already overburdened cities. James Clayton has been to some of the worst-affected areas in the southwest of the country. Imagine that one ordinary day you find out that - although you feel perfectly normal - you're officially dead. That's the experience of a surprising number of people across India. Thousands of men and women who are very much alive are being registered as dead, often by their own relatives who are angling to inherit their property. Covid restrictions prevented Chloe Hadjimatheou from going to India to investigate in person - but she's been on the trail of these extraordinary stories. Finding out how easily this could happen to anyone brought home to her the extraordinary power which bureaucrats can have... The cultural history of Paris has a vivid streak of lowlife as well as high art. From Edith Piaf, the “little sparrow” belting out songs on street corners, to Gavroche, the plucky but doomed urchin of Les Miserables – there's often a deep affection for those characters who must live by their wits on the streets. But the city's wiles and its tricksters have caused many an unsuspecting visitor to come unstuck. Some come away with more vivid memories of time spent in police stations, embassies and travel agents, trying to untangle their misadventures, than of great meals or cultural highlights. Christine Finn's been keeping an eye out and her wits about her ... Producer: Polly Hope

Lunch Therapy
Noah Galvin's Cochon Butcher Cubano with Mexican Coke

Lunch Therapy

Play Episode Listen Later Jun 14, 2021 62:32


Noah Galvin is a star of stage and screen. You may have seen him on Broadway in Dear Evan Hansen or Waitress, or maybe you know him from his stints on ABC's The Real O'Neals (where I was a writer for two seasons) or, his newest gig, The Good Doctor. In today's session, Noah talks all about cooking Thanksgiving in a closet in Vancouver, growing up on tour as Gavroche in Les Miz, and how he balances his love of food and cooking with his life as an actor. We also talk about time that he spent cooking with his father, how he navigates time in the kitchen with his boyfriend, actor Ben Platt, and why refrigerated chicken is a no-no in a grilled chicken salad. See acast.com/privacy for privacy and opt-out information.

Meridian Magazine--Come Follow Me Latter-day Saint Podcast
Come Follow Me D&C Podcast 25, “The Lord Requireth the Heart and a Willing Mind” -- D&C 64-66

Meridian Magazine--Come Follow Me Latter-day Saint Podcast

Play Episode Listen Later Jun 11, 2021 33:58


June 14-20 Many years ago, I read Les Misérables, by Victor Hugo: the unabridged version which is 1,463 pages long. Next to the scriptures, it was the greatest reading experience of any book I have ever had. I became so close to the characters, Jean Valjean, Monsieur Charles-François-Bienvenu Myriel—the Bishop of Digne (‘deen'), Fantine, Cosette, Gavroche, Marius, Javert and many others that I wept for a long time after I finished the book because I was so sad, I would not be able to meet them in the Spirit World! Maurine reminded me they were fictional characters. I was completely transported into their hearts, their world, their times, their pain, their burdens. Maurine and I even went to Victor Hugo's home in Guernsey Island off the coast of Normandy in the English Channel to get a sense of where he wrote this classic novel. Do you want to know my very favorite moment from the entire 1,463 pages? It has to do with this episode.

A Voix Haute
La petite juive - Maurice Fanon - Yannick Debain.

A Voix Haute

Play Episode Listen Later Jun 6, 2021 2:55


Maurice Fanon naît à Auneau en 1929. Son père est commerçant et sa mère directrice d'école. Son grand-père maternel, Octave Violette, dit « Octave le Rouge », lui transmet sa passion de la nature, des livres et de la Commune de Paris. Il est élève au lycée Marceau à Chartres, puis étudiant en philosophie et en anglais à l'université de Rennes. Il est ensuite professeur d'anglais, notamment à Vitry-sur-Seine2 puis au lycée Buffon. En 1952 il épouse en Écosse Margaret Charmers Buchan dont il divorce en 1956. À la recherche d'interprètes pour les chansons qu'il écrit il rencontre, en 1956, Georges Moustaki, Joël Holmès, Oswald d'Andréa et sa future femme, Pia Colombo, qu'il épouse en 1960, à son retour de la guerre d'Algérie, où il est envoyé entre 1957 et 1959 et où il affirme sa position hostile à la pacification en dénonçant la torture. Il s'essaie au roman, rapidement dissuadé par Jean-Paul Sartre. Il commence à interpréter lui-même ses chansons dans les cabarets de la « Rive gauche », à La Méthode, Chez Patachou, à L'École buissonnière, à La Colombe et au Port du salut où il commence sa carrière de chanteur en 1962 avec un engagement de deux ans. En 1963, il travaille avec Jacques Debronckart à la Chanson Galande, le cabaret de Jacqueline Dorian, où il perfectionne son métier, et signe un contrat de trois ans avec la firme de disques Odéon. Il écrit au moment de son divorce en 1963 d'avec Pia Colombo, qui demeure son égérie jusqu'à la fin de sa vie, l'un de ses titres les plus connus, L'Écharpe, titre fétiche qui lui vaut le prix de l'Académie Charles-Cros, chanté également par Pia Colombo et repris entre autres par Cora Vaucaire, Félix Leclerc, Hervé Vilard ou la chanteuse française RoBERT sur son album Princesse de rien en 1997. Sans concession pour le milieu du show-business, il assure sans conviction les premières parties de Bobino. Il participe cependant à un Palmarès en janvier 1968 où il obtient une médaille de bronze avec La Guerre, chanson ouvertement antimilitariste. Il voue une admiration sans borne à Léo Ferré, son Monsieur Léo de Hurlevent de 1970. Il divorce en 1971 de Brigitte Tranchant qu'il a épousée en 1964 et rencontre Françoise Wilcz qui sera sa dernière compagne. Il est invité au premier festival Sigma de Bordeaux consacré à la « chanson engagée » en 19725. Il fréquente le cabaret bordelais du peintre Raymond Nabos, « La Cour des miracles », où se côtoient Bernard Dimey, Bernard Lavilliers, Gérard Ansaloni, Gilles Elbaz... Il chante plusieurs fois en 1980-1981 au café-théâtre « Au Ruisseau » à Saint-Félicien (Ardèche). Il connaît une période difficile dans les années 1970 à la suite du blocage de ses droits par ses maisons de disques successives, CBS et Barclay, laquelle réédite cependant ses anciens titres dans les années 1980. Une tournée au Japon et ses prestations au Connétable lui apportent de nouveaux succès. En 1978 il écrit, toujours pour Pia Colombo, le spectacle donné au Théâtre de la Commune d'Aubervilliers, Requiem autour d'un temps présent et dont Gilbert Cascalès a écrit les musiques. Il chante jusqu'en 1980 dans les cabarets de la Rive gauche comme encore Les Frondeurs, Le Cheval d'or, le Milord l'Arsouille ou Le Connétable qu'il dirige avec Françoise Wilcz mais aussi au Gavroche, le cabaret « Rive droite » de Jo Attia. Maurice Fanon est l'exemple le plus typique de la catégorie des auteurs-compositeurs-interprètes, phénomène culturel né dans les années 1950 sur la Rive gauche faute d'interprètes disponibles pour chanter leurs créations donnant la primeur aux textes : « [son] piètre talent de chanteur (à ses débuts) est compensé par la présence, la passion, l'émotion et, bien sûr, les qualités littéraires et mélodiques de ses chansons. » « [il] incarne [...] l'amour des mots, des gens, un talent atypique qui n'atteindra jamais la lumière blanche des médias [...] » Son anticonformisme libertaire, sa tendance « anar-coco » revendiquée, son antimilitarisme affirmé, le tiennent en effet à l'écart du star système Il est chanté par nombre d'interprètes comme Isabelle Aubret, Melina Mercouri, Francesca Solleville, Jean Guidoni ou Joe Dassin, pour lesquels il écrit ou qui reprennent ses chansons. Juliette Gréco lui consacre un album complet chez Barclay en 1972 : Juliette Gréco chante Maurice Fanon. Il est aussi l'auteur de deux romans, Le Petit Turc et La Transparente. Pour Françoise Wilcz il écrit en 1990 cent poèmes d'amour inédits publiés à titre posthume en 2014 sous le titre Amours debout, amours couchées Il est hospitalisé à l'hôpital américain de Paris pour un cancer à l'estomac et meurt le 30 avril 1991. Crématisé au Père-Lachaise, ses cendres sont déposées dans le caveau familial du cimetière de Poiffonds à Lucé (Eure-et-Loir). « Le jour de l'enterrement, on demande à Juliette Gréco : « Pourquoi selon vous, madame, Maurice Fanon était moins célèbre en son pays qu'au pays du Soleil levant ? » La chanteuse retourne abruptement la question : « Qu'avez-vous fait, vous, les journalistes, pour qu'il n'en soit pas ainsi ? »

Bread & Barricades: A Les Mis Podcast
Bread & Barricades: II.xvii, STARS MOTIF!

Bread & Barricades: A Les Mis Podcast

Play Episode Listen Later Jun 1, 2021 30:48


cw: discussions of child neglect More of the same, says Hugo, leading up to the last chapter, the whole point, the boy, the legend, Gavroche, and we meet our new favourite totally-recurring character: Madame Burgon and her three parrots. This podcast was produced by Nemo Martin and Julian Yap. The audio direction and intro composing was by JDWasabi. It is a Captain's Collection Creation. Bread & Barricades (@LesMisPodcast) | Twitter Bread & Barricades | Tumblr Nemo Martin (@zeus_japonicus) | Twitter Jade Leamcharaskul (@JDWasabi) | Twitter Ko-fi: https://ko-fi.com/lesmispodcast  Patreon: https://www.patreon.com/LesMisPodcast Theme song: https://jdwasabi.bandcamp.com/track/bread-barricades-a-les-mis-podcast-intro-theme-song-full  Transcripts and Bibliogs: https://drive.google.com/drive/folders/1pgYo6VOqUk_XtnjcG4Gm6ng8KeHRjFrn?usp=sharing Gordon Ramsey being gay show  Le Gavroche Restaurant 

Radio Campus Tours – 99.5 FM
Ghettoblaster – Gavroche Bleu – 12.05.2021

Radio Campus Tours – 99.5 FM

Play Episode Listen Later May 14, 2021


Mercredi 12 mai, le Ghettoblaster recevait Gavroche Bleu dans le studio de Radio Campus Tours. Le jeune artiste tourangeau nous a expliqué comment sa plume et son rap ont pris forme, son dernier live au centre social du Sanitas ainsi que la sortie imminente d’un album. Gavroche Bleu a interprété en live trois titres : […] L’article Ghettoblaster – Gavroche Bleu – 12.05.2021 est apparu en premier sur Radio Campus Tours - 99.5 FM.

bleu mercredi sanitas ghetto blaster gavroche radio campus tours
Behind The Curtain
Noah Mullins

Behind The Curtain

Play Episode Listen Later May 13, 2021 28:09


At just 12-years-old, Noah performed alongside Todd McKenney in Songs and Stories of Peter Allen at the State Theatre in the role of Young Peter. He has since appeared in more than 15 musical productions. Theatre credits include the role of Munkustrap in CATS with Packemin Productions, Gavroche in Les Misérables with A.C.T San Diego and Evan Goldman in 13 the Musical with Birdie Productions. He has had the opportunity to perform around the world and in Australia, and most recently a lead singer at Luna Park Sydney. Noah has danced at A-live Performing Arts Centre for the past five years where he was invited to perform in an all-male dance show Machismo as a NXTGEN member. West Side Story marked Noah's professional theatrical debut.

On Cuisine Ensemble avec FB Alsace
Lucille FUCHS - LE GAVROCHE à Strasbourg

On Cuisine Ensemble avec FB Alsace

Play Episode Listen Later May 8, 2021 53:56


durée : 00:53:56 - On Cuisine Ensemble avec FB Alsace - Vote émission de cuisine du week-end qui met à l'honneur les chefs alsaciens

strasbourg fuchs gavroche le gavroche on cuisine ensemble
Bread & Barricades: A Les Mis Podcast
Bread & Barricades: II.xv, Gammon with an i

Bread & Barricades: A Les Mis Podcast

Play Episode Listen Later May 1, 2021 61:01


Cw: discussion of class, classism, poverty, child poverty, racism, slavery mention, antisemitism mention,  Foot fetish on main, high speed shuttles, salamander hell, and we dunk on Marius continuously for nearly an hour. Also, the state of theatre, and Gavroche is there. Also, Nemo keeps saying Royal National Opera, but actually means Royal Opera House This podcast was produced by Nemo Martin and Julian Yap. The audio direction and intro composing was by JDWasabi. It is a Captain's Collection Creation. Bread & Barricades (@LesMisPodcast) | Twitter Bread & Barricades | Tumblr Nemo Martin (@zeus_japonicus) | Twitter Jade Leamcharaskul (@JDWasabi) | Twitter Ko-fi: https://ko-fi.com/lesmispodcast  Patreon: https://www.patreon.com/LesMisPodcast Theme song: https://jdwasabi.bandcamp.com/track/bread-barricades-a-les-mis-podcast-intro-theme-song-full  Transcripts and Bibliogs: https://drive.google.com/drive/folders/1pgYo6VOqUk_XtnjcG4Gm6ng8KeHRjFrn?usp=sharing Child Marius  Hatoful Boyfriend Exeunt Article about Race in Les Mis  Hannibal opera scene (cw body horror)

Beyond The Barricade
An Urchin Named Phillipe

Beyond The Barricade

Play Episode Play 32 sec Highlight Listen Later Apr 13, 2021 47:52


On this episode I’m talking to the lovely Charlotte Kennedy! Charlotte trained in musical theatre at Mountview Academy of Theatre Arts before joining the 30th Anniversary cast of Les Miserables in 2015 as an ensemble member. Then In 2016, she went on to take over the role of Cosette. Charlotte had so many amazing Les Mis experiences to share including what it was like having to go on for Gavroche, performing at West End Live, and being part of the original production’s final performance. She also shared what she thinks is an important aspect of the theatre industry that doesn’t get spoken about enough.  Follow Charlotte on Instagram: charlotte_e_kennedyFollow Charlotte on Twitter: Char_Kennedy1Thanks for listening and be sure to follow me on Instagram @beyondthebarricadepodcast!

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I Think You'd Be Into It
Ep. 82 - Les Misérables with Andrew Lee

I Think You'd Be Into It

Play Episode Listen Later Apr 5, 2021 56:55


PODCAST! AT LAST! YOU PUT IT IN YOUR EARS! THE "LES MIS" SHOW! IT'S SADDER THAN YOU'VE FEAAAAAAAARED! On this week's show we take a trip down the ol' Mis herself as Andrew Lee (Rabble Rabble at The Pack, @andreww_lee) joins us to talk Broadway's most French musical, Les Miserables. We get properly overdramatic and properly in our feelings as we go deep on this insanely popular musical about a revolution that super duper does not work out. There's lots of singing, lots of jokes about the French, and a sneak preview at Brandon and Andrew's upcoming, canonical sequel Dos Mis. Plus: Hear Brandon say, in all sincerity and with just a bit too much ire "I'm glad that child died." Don't forget to leave a rating and review on the ol' Apple Podcasts thing. Tell 'em Gavroche sent you for 20% off your next failed revolution.  

RIO radijska igra za otroke
Victor Hugo - Lojze Krakar: Gavroche

RIO radijska igra za otroke

Play Episode Listen Later Mar 21, 2021 39:59


Igra popisuje usodo dečka z ulic Pariza leta 1830. Gavroche je izmišljeni lik iz knjige Nesrečniki velikega francoskega pisca Victorja Hugoja. V radijski igri starejšega datuma ni bilo mogoče ugotoviti vseh nastopajočih, vsekakor pa je zanimiv radijski dokument, predvsem s tragično zgodbo o proletarskem dečku Gavrochu, ki se vplete v revolucijo in z vero v lepši svet izgubi življenje. Originalni naslov Gavroche Avtor prevoda in priredbe Lojze Krakar Režiser Branko Gombač Tonski mojster Niko Jeras Pripovedovalec Maks Bajc Delavec Bert Sotlar Stražnik Branko Starič Traja 38' 52” Produkcija Uredništva igranega programa Posneto v studiih Radia Slovenija septembra 1957

HABITUDES
HABITUDES #34 : Kiddy Smile

HABITUDES

Play Episode Listen Later Mar 1, 2021 19:21


Le 21 juin 2018, Kiddy Smile était invité à l'Elysée pour animer la soirée de la fête de la Musique présidentielle.Ce soir-là, derrière les platines, il portait une casquette orange, un coupe-vent Off White et un t-shirt noir.Sur celui-ci, un message d'une terrible efficacité : "Fils d'immigré, noir et pédé". En quelques mots, Kiddy Smile répondait aux critiques sur sa présence à l'Elysée, et annonçait que celle-ci n'était pas une validation du pouvoir en place.DJ, producteur, danseur, ancien styliste, héraut du Voguing et militant LGBT, Kiddy Smile connaît le pouvoir du vêtement. Depuis toujours, il s'en sert pour amuser, surprendre, choquer, cacher ses complexes aussi. Dans cet épisode à part, il remonte le fil de sa vie, de Rambouillet jusqu'aux soirées électro, des jeans "javélisés" jusqu'aux casquettes Gavroche sur-mesure, des travaux de couture de sa mère jusqu'à ceux des créateurs devenus ses amis... See acast.com/privacy for privacy and opt-out information.