Cuentos, poemas, textos, pensamientos y lecturas en voz alta. Mi Twitter: @Irisarellanes Facebook: Lecturas y Fonemas (Si te gusta mi contenido contáctame, de mientras no monetizo mi trabajo, pero necesito apoyo moral para continuar el proyecto. Los tqm.)
La imagen de un gato que se asoma y comienza a mostrarse pero no termina nunca, su cola jamás aparece, su lomo es infinito. Un gato de millares de metros que saca rollos y rollos de lomo. Cada vez más temerosa de la locura. Recién, por ejemplo, sentí que dentro de mi cerebro hay plomo, o que mi cuero cabelludo recubre una esfera de metal. Además mi temor de que se me caiga el pelo, de que me crezca una barba, de perder los dientes. La historia de un ser que deviene viejo a los pocos instantes de haber nacido. Pero yo no he nacido aún… Le envié una carta ridícula y gemidora a O. Espero que me responda seriamente, sin consuelos fáciles. Yo sé que la angustia suele engendrar poemas. Pero yo tengo miedo de volverme loca. Miedo y deseos.Pienso que uno de los motivos por los que persisto viviendo con mis familiares es este famoso temor. Si bien ellos no me dan amparo ni afecto ni nada sino una cortesía lamentable y una benevolencia forzada, creo que me ayudarían —casi digo me ayudarán— cuando llegue, quiero decir, si me llegara a sobrevenir un ataque o cualquier cosa por el estilo. Yo, nada menos que yo, quiero escribir libros, ensayos, novelas, y etc., yo, que no sé decir más que yo… Pero que lo siga diciendo durante mucho tiempo, Dios mío, que lo siga diciendo y que no me enajene en la demencia, que no vaya a donde quiero ir desde que nací, que no me sumerja en el abismo amado, que no muera de este mundo que odio, que no cierre los ojos a lo que execro, que no deje de habitar en lo horrible, que no deje de convivir con la crueldad y la indiferencia, pero que no deje de sufrir y decir yo. ¿He pensado que Henry Miller tiene algo de Unamuno? Todos los autores españoles y americanos tienen la desdicha de sus comentaristas que los han recubierto de idiotez, que los han enmierdado y convertido en pasta dentífrica. ¿Por qué diablos no me traje algo de Unamuno? En un sentido más profundo, por qué no me traje lo esencial de Unamuno, su sed de vida, su espíritu encarnado en un cuerpo, su pensamiento como un río que va y viene, por qué me traje sólo mi silencio y mi nada. Pero si llego a aceptar mi soledad. Estoy tan sola, y no tengo por amigo ni siquiera un libro, ni siquiera un recuerdo que acariciar, un nombre amado o que amé, no tengo nada en este mundo para evocar con alegría o por lo menos con cierta sensación de calma, de bienestar. Esto es lo que me aterroriza: nada, nada, me une o enlaza a este mundo, nada sino el miedo, las humillaciones pasadas, mi oscuro rencor, mi odio mudo. Cómo es que aún persisto. Qué fuerza, qué milagro estoy cumpliendo. Dejé de pintarme. Ahora parezco una lesbiana típica. Bienvenida sea. Para qué mentirme. A mí me gustan las mujeres, sólo las mujeres. Pero no sexualmente. He aquí el problema. No hay tiempo para lo que no se desea hacer. Para lo que se desea verdaderamente hay siempre tiempo, se está siempre a tiempo, no se es nunca demasiado viejo. ★ Support this podcast ★
Hay gente que le pone nombre a su faltales falta antonio o cecilia,un viaje a áfricao un millón de pesetasun pisito en la playao una amanteun éxito en la lotoo un ascenso en el trabajo.los que sabemos que la faltaes lo único esencialmerodeamos las calles nocturnasde la ciudadsin buscarni un polvoni una diosani un Diossacamos a pasear la faltacomo quien pasea un perro ★ Support this podcast ★
11 de abril Lo que llamamos contradicción, la simple frase de que el ser es contradictorio, encarna recién ahora, se hace acción y vida. No saber qué quiero, adónde voy, qué será de mí, adónde me llevará este modo de vida, esta manera de morir. Frases llenas de sentido, ritmo hastiado de mi silencio inquieto, como algo que se desarma. Algo se desbarata, se desajusta, se desintegra de una manera contraria a la esperada, como cuando hacía una casa de muchos pisos con el mazo de naipes y de pronto, súbitamente, todo caía por obra y gracia de un suspiro, un aire leve, algo indefenso e inesperado.La imposibilidad de reproducir mis monólogos callejeros, los bellos delirios que me acosan en la calle, me hacen desesperar del lenguaje y me dan deseos de buscar otra manera de expresión. Tal vez sería conveniente tener un magnetófono, pero tampoco, pues su instalación, la conciencia de su existencia me producirían una extraña tensión. En suma, no hay arte para mis contenidos espirituales que son excepcionalmente artísticos. Esta imposibilidad de definición me obliga a vagar entre cosas provisorias, a no saber sino mediatizar las cosas más urgentes, a irme, a pesar de todo, lejos de la poesía y de la palabra escrita, lejos del amor y sus terribles caminos. Pero cómo hacer real mi monólogo obsesionante, cómo transmutar en lenguaje este deseo de ser. La vida perdida para la literatura por culpa de la literatura. Quiero decir, por querer hacer de mí un personaje literario en la vida real fracaso en mi deseo de hacer literatura con mi vida real pues ésta no existe: es literatura.La antigua causa de este impedimento es mi imposibilidad congénita de comunicarme espontáneamente con los otros, de sobrellevarlos, de tener amigos, amantes, etc., de preferir, en su lugar, los amores fantasmas, las sombras, la poesía. El amor fantasma o el erotismo solitario. Lo que me fascina de la masturbación es la enorme posibilidad de transformaciones que ofrece. Ese poder ser objeto y sujeto al mismo tiempo… abolición del tiempo, del espacio… Ayer no pude hacer nada porque me perseguía la inminencia de mi muerte. Mi próximo cumpleaños. ¿Qué son 25 años? ¿Cuántos más me quedan? Y qué relación hay entre lo poco que me queda por vivir y la magnitud de la tarea de reconstruirme. Hace cinco años tenía un futuro. Ahora me acerco vertiginosamente a la vejez y ninguna magia me ha de ayudar. Aun esto que escribo ahora siento que no merece ser escrito, pues siento como que no hay tiempo para finalizar el informe completo de lo que siento respecto del tiempo. Confiar en sí misma. ¿Quién es sí misma? No sé, pero debo confiar en sí misma. La sensación inigualada de estar de más, de estar de sobra en mí, porque yo no me necesito para vivir, no me pertenezco, no sé qué hago en mí, para qué me sirvo. No comprendo cómo no sucede algo. Las sucesivas desdichas me han corroído. Queda un temor absurdo, algo que se aferra a un yo que ya no significa nada. Mi imposibilidad de vivir es absoluta. Debo suicidarme. Sé —y al decirlo soy raramente honesta— que no tengo fuerzas para nada. No las tengo para cumplir ningún destino en la tierra. Y tampoco tengo fuerzas para aceptarme no cumpliendo nada. Quiero decir: ninguna coincidencia entre lo que se quiere y lo que se puede. Quererlo todo no pudiendo nada. Cuando [papel roto] casi se incendió había un fuego lento en el patio. Sus gritos me hicieron acercar. No recuerdo qué ardía: si ella o una frazada. Gritaba monótona. Lentos gemidos de resignación pasiva. Después vino el repartidor de comestibles y con una vieja manta, apagó el incendio incipiente. Todo fue como filmado en cámara lenta. Yo miraba distraída. Y creo que mamá gritaba distraída. Cuanto al repartidor, apagó el fuego como quien no quiere la cosa (yo tenía cinco años). ★ Support this podcast ★
Nadie puede dudar de que las cosas recaen. Un señor se enferma, y de golpe un miércoles recae. Un lápiz en la mesa recae seguido. Las mujeres, cómo recaen. Teóricamente a nada o a nadie se le ocurría recaer pero lo mismo está sujeto, sobre todo porque recae sin conciencia, recae como si nunca antes. Un jazmín, para dar un ejemplo perfumado. A esa blancura, ¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo? El mero permanecer es recaída: el jazmín, entonces. Y no hablemos de las palabras, esas recayentes deplorables, ni de los buñuelos fríos, que son la recaída clavada. ★ Support this podcast ★
Soñar no cuesta nada"Siempre miraba en la puertaen el suelo a la entradapor si había algún papelitopor si se te había ocurrido pasarpor si habías sentido la necesidad de pasary siempre que volvía de Viñatenía el sueño de encontrarte ahísentada en la puertasentada en la escaleray siempre te saludabay así me aliviaba,en una ínfima medida me aliviaba.también cuando los perros ladraban muchopensaba que eras túque podías ser túporque así le ladran los perros a las personas que no conoceny el viento en las ramas del damascoy en las hojasy el viento en las plantastambién eras tútambién podías ser túy los perritos que vienen a pedir cáscaras de quesotambién podías ser túpero nunca fuiste túnunca en ninguno de estos casos fuiste túsiempre fue el vientoy los perritosy los pasos de otras personasy los ladridos para otras personasy ya no te confundo con los pies de los perritosy ya no te confundo con el viento entre las ramasy ya no te confundo con el viento entre las hojasy ya no te confundo con el viento entre las plantasy ya no te confundo conmigoy ya no me confundo contigoy ya no nos confundo a los dos. " ★ Support this podcast ★
Así que, cuando nada salva, en ese lugar donde siempre estoy sola y son las tres de la mañana, no busco alivio. Tan sólo recuerdo aquella tarde y hago lo que dijo mi padre: contemplo al enemigo y me quedo quieta. Después, como todo el mundo, sobrevivo.------QuietaHe pensado a menudo en esta escena; un atardecer de cuando yo empezaba a ser adolescente y estaba en mi dormitorio apenada por, supongo, algún novio, mi padre entró, se sentó a mi lado y me dijo que todo lo que tenía que hacer para dejar de estar triste era pensar, una por una, en todas las escenas que me habían provocado esa tristeza. Que repasara el dolor, una y otra vez, hasta gastarlo: «Hasta que, cuando pienses en eso, ya no te produzca nada», dijo. Después se levantó y se fue. ¿Pudo haberme aniquilado? Pudo. Me dio, en cambio, templanza y voluntad de sobreviviente. Hay un poema, llamado «Desiderata», del poeta chileno Claudio Bertoni, que dice: «Piensas que despertar te va a aliviar / y no te alivia / piensas que dormir te va a aliviar / y no te alivia / piensas que el desayuno te va a aliviar / y no te alivia / piensas que el pensamiento te va a aliviar / y no te alivia / piensas que hacer un trámite te va a aliviar / y no te alivia / […] / piensas que el sol te va a aliviar / y no te alivia / piensas que llover te va a aliviar / y no te alivia / piensas que conversar te va a aliviar / y no te alivia / piensas que oír las noticias te va a aliviar / y no te alivia / […] / piensas que el tiempo te va a aliviar / y no te alivia». El dolor es el dios que a menudo nos convoca. Cuando toca caminar en medio de un valle de sombra de muerte, cuando no está claro qué parte de mí soy yo o el monstruo que me habita, sé —lo sé— que nada alivia. Ni despertar ni dormir ni tomar desayuno ni pensar ni hacer un trámite ni el sol ni la lluvia ni hablar ni quedarse muda. Así que, cuando nada salva, en ese lugar donde siempre estoy sola y son las tres de la mañana, no busco alivio. Tan sólo recuerdo aquella tarde y hago lo que dijo mi padre: contemplo al enemigo y me quedo quieta. Después, como todo el mundo, sobrevivo.-------Este texto fue publicado por primera vez en el periódico "el País", en la columna semanal de Guerriero, posteriormente publicado en su libro "Teoría de la gravedad" que recoge algunos textos de ella. ★ Support this podcast ★
No tienes tú la culpa si en tus manosmi amor se deshojó como una rosa:Vendrá la primavera y habrá flores...El tronco seco dará nuevas hojas.Las lágrimas vertidas se harán perlasde un collar nuevo; romperá la sombraun sol precioso que dará a las venasla savia fresca, loca y bullidora.Tú seguirás tu ruta; yo la míay ambos, libertos, como mariposasperderemos el polen de las alasy hallaremos más polen en la flora.Las palabras se secan como ríosy los besos se secan como rosas,pero por cada muerte siete vidasbuscan los labios demandando aurora.Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!¡Y toda primavera que se esbozaes un cadáver más que adquiere viday es un capullo más que se deshoja!★ Support this podcast ★
Señor, mi queja es ésta,Tú me comprenderás;De amor me estoy muriendo,Pero no puedo amar.Persigo lo perfectoEn mí y en los demás,Persigo lo perfectoPara poder amar.Me consumo en mi fuego,¡Señor, piedad, piedad!De amor me estoy muriendo,¡Pero no puedo amar!★ Support this podcast ★
Ahora quiero amar algo lejano...Algún hombre divinoQue sea como un ave por lo dulce,Que haya habido mujeres infinitasY sepa de otras tierras, y florezcaLa palabra en sus labios, perfumada:Suerte de selva virgen bajo el viento...Y quiero amarlo ahora. Está la tardeBlanda y tranquila como espeso musgo,Tiembla mi boca y mis dedos finos,Se deshacen mis trenzas poco a poco.Siento un vago rumor... Toda la tierraEstá cantando dulcemente... LejosLos bosques se han cargado de corolas,Desbordan los arroyos de sus caucesY las aguas se filtran en la tierraAsí como mis ojos en los ojosQue estoy sonañdo embelesada...PeroYa está bajando el sol de los montes,Las aves se acurrucan en sus nidos,La tarde ha de morir y él está lejos...Lejos como este sol que para nuncaSe marcha y me abandona, con las manosHundidas en las trenzas, con la bocaHúmeda y temblorosa, con el almaSutilizada, ardida en la esperanzaDe este amor infinito que me vuelveDulce y hermosa...★ Support this podcast ★
Voy a dormirAlfonsina StorniDientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados. Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera; una constelación; la que te guste; todas son buenas; bájala un poquito. Déjame sola: oyes romper los brotes… te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que olvides… Gracias. Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido…★ Support this podcast ★
El artículo completo lo puedes leer acá: c239a81a-552d-41de-a323-9a99451d02e1 (revistadelauniversidad.mx)Página 148.★ Support this podcast ★
Espero curarme de tiEspero curarme de ti en unos días.Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.Me receto tiempo, abstinencia, soledad.¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?No es mucho, ni es poco, es bastante.En una semana se puede reunir todas las palabras de amorque se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.Y también el silencio. Porque las mejores palabras de amorestán entre dos gentes que no se dicen nada.Hay que quemar también ese otro lenguaje lateraly subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quierocuando digo: “qué calor hace”, “dame agua”,“¿sabes manejar?”, “se hizo de noche”.Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías,te he dicho “ya es tarde”, y tú sabías que decía “te quiero”).Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras:guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.No sirve, es cierto. Sólo quiero una semanapara entender las cosas. Porque esto es muy parecidoa estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.★ Support this podcast ★
... En medio del odio descubrí que había, dentro de mí, un amor invencible. En medio de las lágrimas descubrí que había, dentro de mí, una sonrisa invencible. En medio del caos descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta a pesar de todo eso... En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo empuja contra mí; en mi interior hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta.★ Support this podcast ★
RéquiemNingún cielo extranjero me protegía, ningún ala extraña escudaba mi rostro, me erigí como testigo de un destino común, superviviente de ese tiempo, de ese lugar. EN LUGAR DE UN PRÓLOGO En los terribles años del terror de Yezhov hice cola durante siete meses delante de las cárceles de Leningrado. Una vez alguien me "reconoció". Entonces una mujer que estaba detrás de mí, con los labios azulados, que naturalmente nunca había oído mi nombre, despertó del entumecimiento que era habitual en todas nosotras y me susurró al oído (allí hablábamos todas en voz baja): -¿Y usted puede describir esto? Y yo dije: -Puedo. Entonces algo como una sonrisa resbaló en aquello que una vez había sido su rostro. DEDICATORIA Un dolor semejante podría mover montañas, e invertir el curso de las aguas, pero no puede hacer saltar estos potentes cerrojos que nos impiden la entrada a las celdas atestadas de condenados a muerte... Para algunos puede soplar el viento fresco, para otros la luz solar se desvanece en el ocio, pero nosotras, asociadas en nuestro espanto, sólo escuchamos el chirriar de las llaves y las pisadas de las recias botas de la soldadesca. Como si nos levantáramos para misa primera, día a día recorríamos el desierto, andando la calle silenciosa y la plaza, para congregarnos, más muertas que vivas. El sol había declinado, el Neva se había opacado y la esperanza cantaba siempre a lo lejos. ¿Que sentencia se dictó?... Ese gemido, ese repentino fluir de lágrimas femeninas, señala a una distinguiéndola del resto, como si la hubieran derribado, arrancándole el corazón del pecho. Entonces déjenla ir, trastabillando, a solas. ¿En dónde estarán ahora mis innombrables amigas de aquellos dos años de estadía en el infierno? ¿Qué espectros se burlan de ellas ahora, en medio de la furia de las nieves siberianas, o en el círculo nublado de la luna? ¡A ellas les lloro, Hola y Adiós! .Introducción Era aquella una época en que sólo los muertos podían sonreír, liberados de las guerras; y el emblema, el alma de Leningrado, pendía afuera de su casa-prisión; y los ejércitos de cautivos, pastoreados en los patios ferroviarios, se evadían de la canción entonada por el silbato de la máquina, cuyo refrán iba así: ¡Váyanse parias! Las estrellas de la muerte pendían sobre nosotros. Y Rusia, la inocente, la amada, se contorsionaba bajo las huellas de botas manchadas de sangre, bajo las ruedas de las Marías Negras. 1 Llegaron al amanecer y te llevaron consigo. Ustedes fueron mi muerte: yo caminaba detrás. En el cuarto oscuro gritaban los niños, la vela bendita jadeaba. Tus labios estaban fríos de besar los iconos, el sudor perlaba tu frente: ¡Aquellas flores mortales! Como las esposas de las huestes de Pedro el Grande me pararé en la Plaza Roja y aullaré bajo las torres del Kremlin. 2 Apaciblemente fluye el Don Apacible; hasta mi casa se escurre la luna amarilla. Brinca el alféizar con su gorra torcida y se detiene en la sombra, esa luna amarilla. Esta mujer está enferma hasta la médula, esta mujer está completamente sola, con el marido muerto, y el hijo distante en prisión. Rueguen por mí. Rueguen. 3 No, no es la mía: es la herida de otra gente. Yo nunca la hubiera soportado. Por eso, llévense todo lo que ocurrió, escóndanlo, entiérrenlo. Retiren las lámparas... Noche. 4 Ellos debieron haberte mostrado —burlona, delicia de tus amigos, ladrona de corazones, la niña más traviesa del pueblo de Pushkin— esta fotografía de tus años aciagos, de cómo te colocas junto a un muro hostil, entre trescientos andrajosos en fila, tomando una porción de tu mano y el hielo del Año Nuevo reducido a brasa por tus lágrimas.¡Vean el chopo de la prisión doblegándose! Ningún ruido. Ni un ruido. Aun así, cuántas vidas inocentes se están terminando. 5 Durante diecisiete meses he gritado llamándote al redil. Me arrojé a los pies del verdugo. Eres mi hijo, convertido en espectro. La confusión se apodera del mundo y carezco de fuerzas para distinguir entre una bestia y un ser humano, o en qué día se deletrea la palabra ¡matar! Nada queda, salvo flores polvosas, un tintineante incensario y huellas que conducen a ninguna parte. Noche de piedra, cuya brillante y gigantesca estrella me mira fijamente a los ojos, prometiéndome la muerte. ¡Ay, pronto! 6 Las semanas escapan de la mente, dudo que haya sucedido: cómo dentro de tu prisión, pequeño, las noches blancas se paralizaron en llamas: y todavía, mientras tomo aliento, ellos posan sus ojos de buitre sobre lo que la gran cruz les muestra: este cuerpo de tu muerte. ★ Support this podcast ★
1Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisaRevela insensibilidad. El que ríeEs que no ha oído aún la noticia terrible,Aún no le ha llegado.¡Qué tiempos estos en queHablar sobre árboles es casi un crimenPorque supone callar sobre tantas alevosías!Ese hombre que va tranquilamente por la calle,¿Lo encontrarán sus amigosCuando lo necesiten?Es cierto que aún me gano la vida.Pero, creedme, es pura casualidad. NadaDe lo que hago me da derecho a hartarme.Por casualidad me he librado. (Si mi suerte acabara, estaría perdido.)Me dicen: «¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!»Pero ¿cómo puedo comer y beberSi al hambriento le quito lo que comoY mi vaso de agua le hace falta al sediento?Y, sin embargo, como y bebo.Me gustaría ser sabio también.Los viejos libros explican la sabiduría:Apartarse de las luchas del mundo y transcurrirSin inquietudes nuestro breve tiempo.Librarse de la violencia,Dar bien por mal,No satisfacer los deseos y hastaOlvidarlos: tal es la sabiduría.Pero yo no puedo hacer nada de esto:Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.2Llegué a las ciudades en tiempos del desorden,Cuando el hambre reinaba.Me mezclé entre los hombres en tiempos de rebeldíaY me rebelé con ellos.Así pasé el tiempoQue me fue concedido en la tierra.Mi pan lo comí entre batalla y batalla.Entre los asesinos dormí.Hice el amor sin prestarle atenciónY contemplé la naturaleza con impaciencia. Así pasé el tiempoQue me fue concedido en la tierra.En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos.La palabra me traicionaba al verdugo.Poco podía yo. Y los poderososSe sentían más tranquilos sin mí. Lo sabíaAsí pasé el tiempoQue me fue concedido en la tierra.Escasas eran las fuerzas. La metaEstaba muy lejos aún.Ya se podía ver claramente, aunque para míFuera casi inalcanzable.Así pasé el tiempoQue me fue concedido en la tierra.3Vosotros, que surgiréis del marasmoEn el que nosotros nos hemos hundido,Cuando habléis de nuestras debilidades,Pensad también en los tiempos sombríosDe los que os habéis escapado.Cambiábamos de país como de zapatosA través de las guerras de clases, y nos desesperábamosDonde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.Y, sin embargo, sabíamosQue también el odio contra la bajeza desfigura la cara.También la ira contra la injusticiaPone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,Que queríamos preparar el camino para la amabilidadNo pudimos ser amables.Pero vosotros, cuando lleguen los tiemposEn que el hombre sea amigo del hombre,Pensad en nosotrosCon indulgencia.★ Support this podcast ★
Holita, en este espisodio te leo fragmentos de "Primavera con una esquina rota", con la finalidad de que te genere ganas de leerlo completo.Este libro me ha hecho emocionarme, reír y también sufrir por todas la desgracias de LATAM, habla del dolor del exilio y la separación, la libertad y su ausencia, el autoritarismo y la represión, pero sobre todo del amor, la pasión y la familia. Posee una calidad narrativa y exquisita y unos personajes entrañables.Una chulada, si te gusta comparte, suscríbete y dale mucho amor.Lean y amen ♥[¿Te gustó? Dame amor, invítame un café: ko-fi.com/lecturasyfonemas - Ko-fi ❤️ ]★ Support this podcast ★
Texto Publicado en Instrucciones para vivir en México, compilado por Guillermo Sheridan. México: Editorial Joaquín Mortiz, 1990.Jorge Ibargüengoitia(Guanajuato, México, 1928 - Madrid, 1983)Malos HábitosLevantarse tempranoEl viernes pasado encontré en Revista de Revistas un artículo escrito por mi buen amigo Loubet que es una especie de oda a los que se levantan temprano. Además de bien escrito está bien ilustrado. Allí aparecen los panaderos, los lecheros, los barrenderos, los que van a hacer ejercicio en Chapultepec, los niños que piden aventón para llegar a clase de siete, etcétera. Esta lectura, unida a la circunstancia de que hoy tuve que levantarme a las cinco de la mañana, me han hecho recapacitar y llegar a la conclusión de que francamente, levantarse temprano no sólo es muy desagradable, sino completamente idiota. Ahora comprendo que los últimos veinte anos los he pasado en un mundo dado a la molicie. —Paso por ti cuando reviente el alba. Es decir, a las nueve y media de la mañana —dicen mis amigos. Pues sí, un mundo dado a la molicie del que no pienso salir. Los efectos de madrugar son de muchas índoles, pero todos ellos corrosivos de la personalidad. Hay quien se levanta temprano a fuerzas, se para frente al espejo a bostezar y a arreglarse el cabello y la cara con el objeto de dar la impresión de que se lavó. Este intento generalmente es patético. Si alcanza lugar sentado en el camión que lo lleva al trabajo se duerme sobre el hombro del vecino, desayuna en la esquina del lugar donde trabaja unos tamales, o bien dos huevos crudos metidos en jugo de naranja -que es una mezcla que produce cáncer en el intestino delgado- pasa la mañana sintiéndose infeliz, trabajando un poquito y quitándose las lagañas; se va de bruces en el camión de regreso, a las seis de la tarde. Los que se levantan temprano a fuerzas constituyen un grupo social de descontentos, en donde se gestarían revoluciones si sus miembros no tuvieran la tendencia a quedarse dormidos con cualquier pretexto y en cualquier postura. En vez de revolucionar, gruñen y dicen que el destino les hizo trampa. Los que madrugan por gusto son peores. —Yo siento que la cama materialmente me avienta a las cinco de la mañana. —Mal veo despuntar el sol, brinco de la cama, abro la ventana y pregunto “¿solecito, solecito, qué quieres de mí hoy?” —Cuando me estoy rasurando oigo el canto del primer jilguero, después, un regaderazo con agua helada, me seco con una toalla especial de ixtle para que me abra el poro, y por último mi té de boldo. Quedo como nuevo. Esta clase de gente tiene la costumbre de salir a la calle de noche y caminar con paso vivaz por el centro del asfalto —le temen a la banqueta, porque creen que hay gente agazapada en los zaguanes, lista para asaltarlos; no se dan cuenta de que los asaltantes están dormidos a esa hora— dejan a su paso una estela de agua de Colonia o talco desodorante que queda flotando en el ambiente hasta que pasa el primer autobús. Van a misa de cinco, a la Adoración Nocturna, a hacer ejercicio, a pasear un perro desmañanado, o, peor todavía, a despertar al velador del edificio para que les abra el despacho. Son por lo general, gente de dinero y creen que la fortuna que tienen se las concedió Dios nomás por el gusto que le da verlos levantarse temprano. Aconsejan esta práctica saludable a todo el que encuentran -en realidad no tienen otro tema de conversación, inventarían refranes si pudieran, como no pueden, repiten el consabido de “al que madruga, Dios le ayuda”, que es una afirmación que carece de fundamento histórico. Esta clase de personajes también tiene la tendencia a obligar niños a que les piquen la panza con el dedo. —Mira niño, es como de fierro. Aprende: estoy así porque me levanto temprano. Tengo sesenta años y mírame. Llegan a los sesenta como jóvenes, dando brinquitos y mueren de sesenta y uno, víctimas de una trombosis cuádruple. Los que inventaron que es bueno levantarse temprano son los que determinaron que los turnos de trabajo cambien rayando el sol, que los fusilamientos de lleven a cabo al amanecer, que se reparta la leche al alba, que no se permita la entrada de carga después de las siete de la mañana, etcétera. En resumen son los únicos responsables de que la ciudad empiece a funcionar a una hora de la que nada bueno puede esperarse. (18-vii-72)★ Support this podcast ★
El cuento pertenece al libro "El hombre ilustrado" de Ray Bradbury, lo puedes descargar y leer el cuento completo acá. «¿Tienes miedo? -No. Siempre pensé que tendría mucho miedo, pero no. -¿Dónde está ese instinto de autoconservación del que tanto se habla? -No lo sé. Nadie se excita demasiado cuando todo es lógico. Y esto es lógico. De acuerdo con nuestras vidas, no podía pasar otra cosa. -No hemos sido tan malos ¿no es cierto? -No, pero tampoco demasiado buenos. Me parece que es eso. No hemos sido casi nada, excepto nosotros mismos, mientras que casi todos los demás han sido muchas cosas, muchas cosas abominables.»
Se recomienda escuchar el audio a la par que se sigue la lectura. El ensayo completo lo puedes descargar acá: https://drive.google.com/file/d/1xCh6VzyLCuqftOn79HNHkKMWlCEX5m_3/view?usp=sharingAlgunas notas del ensayo:«Puede decirse que nuestro problema no consiste sola ni principalmente en que no seamos capaces de conquistar lo que nos proponemos, sino en aquello que nos proponemos; que nuestra desgracia no está tanto en la frustración de nuestros deseos, como en la forma misma de desear. Deseamos mal. En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo.»«Hay un verdadero abismo de la acción, que consiste en la exigencia de una entrega total a la «causa» absoluta y concibe toda duda y toda crítica como traición o como agresión.»«Lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el sufrimiento, en los que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el amor y el respeto.»«Hay que poner un gran signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus consecuencias, sino sobre la cosa misma, sobre la predilección por todo aquello que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos obliga a desplegar nuestras posibilidades.»«En el carnaval de miseria y derroche propio del capitalismo tardío se oye a la vez lejana y urgente la voz de Goethe y Marx que nos convocaron a un trabajo creador, difícil, capaz de situar al individuo concreto a la altura de las conquistas de la humanidad.»«Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de la razón.»«En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con televisores; surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.»
El texto completo lo puedes leer acá:Coral Herrera Gómez Blog : Nunca te enamores de un votante de (extrema) derecha (haikita.blogspot.com) 1.-La mayoría se define como "conservadores", es decir, quieren que todo siga como está, sin cambios.2. Sienten un profundo desprecio hacia la gente que cree y lucha por un mundo mejor. 3. Sufren todas las enfermedades de transmisión social, pero no buscan tratamiento para su odio. 4. Creen que tus impuestos no son para que tú vivas mejor: 5. por eso apoyan la evasión fiscal y las bajadas de impuestos para ricos. 6. Creen que el motor de la economía son los grandes banqueros y empresarios, pero entienden que ellos están para recibir dinero, no para contribuir al desarrollo de un país. 7. Creen que los empresarios y los políticos tienen derecho a robar del dinero que ponemos entre todos y todas, porque para eso están en el poder.8. Creen que si no has triunfado en la vida, es porque realmente no quieres. Los votantes de derechas desprecian profundamente a los pobres.9. Si no tienes dinero para pagarte unas gafas, unos audífonos, una silla de ruedas o un tratamiento dental, si no puedes curarte un cáncer ni tienes para un seguro médico, pensarán: "jodeté, no te has esforzado lo suficiente". 10. Creen que tu pobreza es inevitable, y necesaria.11. Creen que los ricos son gente que se esfuerza y trabaja mucho, y por tanto se merecen acaparar los recursos de un país. 12. Se oponen a la renta básica universal porque si todo el mundo tuviera ingresos y por tanto, derechos, ¿a quién explotarían esos grandes empresarios?13. Si eres mujer, recuerda que los votantes de derechas se oponen a los derechos de las mujeres y de las niñas. 14. Defienden con ardor el derecho de los embriones a nacer, pero una vez que nacen, no quieren ni oír hablar de los derechos de la infancia.15. No sólo están en contra del derecho a tener una vida digna, sino que también están en contra del derecho a una muerte digna.16. Están en contra del derecho al amor y al matrimonio igualitario. 17. Si necesitas cuidados médicos, recuerda que los votantes de derechas están en contra del derecho universal a la salud. 18. Si quieres estudiar, recuerda que están en contra del derecho universal a la educación.19. Los votantes de derechas creen que los derechos humanos son solo para unos pocos, y creen que son una oportunidad de negocio increíbe.20. No podrás nunca construir una relación igualitaria: los de derechas creen que unas personas son superiores a otras, y que las superiores tienen derecho a dominar, explotar y abusar de las inferiores.21. Son tan misóginos y machistas que creen que las mujeres son culpables de las agresiones que sufren.22. Los votantes de derechas practican la caridad y no la justicia social.23. Les encanta la violencia: muchos de los votantes de derechas creen que tienen derecho a torturar animales o asistir a espectáculos en los que se les tortura. 24. Son negacionistas de la violencia machista y del cambio climático.25. Creen que es más importante la economía que tu vida, y la vida de la gente, pero cuando hablan de "la economía", se refieren a las finanzas de los ricos, no a la economía de la población. 26. Defienden las guerras "porque la venta de armas estimula la economía".27. Defienden el saqueo de los países más pobres por parte de las transnacionales. 28. La mayoría se definen como "nostálgicos" (de la dictadura nazi, fascista o franquista).29. Son ignorantes y tienen alergia a los libros: no saben de política, ni de economía, ni de derechos humanos, ni de Historia, y alardean de su ignorancia mientras exhiben su desprecio a las personas que sí leen. 30. Algunos de ellos dicen ser muy religiosos.31. Los votantes de derechas defienden sus ideas supremacistas, misóginas, xenófobas, clasistas utilizando el clásico argumento de que la única alternativa a sus ideas es el comunismo.32. Reivindican la libertad: libertad para explotar laboral, doméstica, sexual y reproductivamente a las mujeres, libertad para robar y saquear las arcas públicas, libertad para saltarse las normas que vayan en contra de sus intereses, libertad para torturar animales, para quitar a la gente mayor su derecho a la salud, para destrozar escuelas y hospitales públicos, para privatizar y regalar nuestro patrimonio a sus amigos... 33. Sus valores y sus ideas nos ponen en peligro a todos y a todas. Coral Herrera Gómez
PARA LOS QUE llegan a las fiestasávidos de tiernas compañías,y encuentran parejas impenetrablesy hermosas muchachas solas que dan miedo—pues uno no sabe bailar, y es triste—;los que se arrinconan con un vasode aguardiente oscuro y melancólico,y odian hasta el fondo su miseria,la envidia que sienten, los deseos;para los que saben con amarguraque de la mujer que quieren les quedanada más que un clavo fijo en la espalday algo tenue y acre, como el aromaque guarda el revés de un guante olvidado;para los que fueron invitadosuna vez; aquellos que se pusieronel menos gastado de sus dos trajesy fueron puntuales; y en una puerta,ya mucho después de entrados todos,supieron que no se cumpliríala cita, y volvieron despreciándose;para los que miran desde afuera,de noche, las casas iluminadas,y a veces quisieran estar adentro:compartir con alguien mesa y cobijaso vivir con hijos dichosos;y luego comprenden que es necesariohacer otras cosas, y que valemucho más sufrir que ser vencido;para los que quieren mover el mundocon su corazón solitario,los que por las calles se fatigancaminando, claros de pensamientos;para los que pisan sus fracasos y siguen;para los que sufren a concienciaporque no serán consolados,los que no tendrán, los que pueden escucharme;para los que están armados, escribo.Los demonios y los días, 1956
SilencioEs tan vasto el silencio de la noche en la montaña. Y tan despoblado. En vano uno intenta trabajar para no oírlo, pensar rápidamente para disimularlo. O inventar un programa, frágil punto que mal nos une al súbitamente improbable día de mañana. Cómo superar esa paz que nos acecha. Silencio tan grande que la desesperación tiene vergüenza. Montañas tan altas que la desesperación tiene vergüenza. Los oídos se afilan, la cabeza se inclina, el cuerpo todo escucha: ningún rumor. Ningún gallo. Cómo estar al alcance de esa profunda meditación del silencio. De ese silencio sin memoria de palabras. Si es muerte, cómo alcanzarla.Es un silencio que no duerme: es insomne; inmóvil, pero insomne; y sin fantasmas. Es terrible: sin ningún fantasma. Inútil querer probarlo con la posibilidad de una puerta que se abra crujiendo, de una cortina que se abra y diga algo. Está vacío y sin promesas. Si por lo menos se escuchara al viento. El viento es ira, la ira es vida. O nieve. La nieve es muda pero deja rastro, lo emblanquece todo, los niños ríen, los pasos resuenan y dejan huella. Hay una continuidad que es la vida. Pero este silencio no deja señales. No se puede hablar del silencio como se habla de la nieve. No se puede decir a nadie como se diría de la nieve: ¿oíste el silencio de esta noche? El que lo escuchó, no lo dice.La noche desciende con las pequeñas alegrías de quien enciende lámparas, con el cansancio que tanto justifica el día. Los niños de Berna se duermen, se cierran las últimas puertas. Las calles brillan en las piedras del suelo y brillan ya vacías. Y al final se apagan las luces más distantes.Pero este primer silencio todavía no es el silencio. Que espere, pues las hojas de los árboles todavía se acomodarán mejor, algún paso tardío tal vez se oiga con esperanza por las escaleras.Pero hay un momento en que del cuerpo descansado se eleva el espíritu atento, y de la tierra, la luna alta. Entonces él, el silencio, aparece.El corazón late al reconocerlo.Se puede pensar rápidamente en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perdieron. Pero es inútil huir: el silencio está ahí. Aun el sufrimiento peor, el de la amistad perdida, es sólo fuga. Pues si al principio el silencio parece aguardar una respuesta —cómo ardemos por ser llamados a responder—, pronto se descubre que de ti nada exige, quizás tan sólo tu silencio. Cuántas horas se pierden en la oscuridad suponiendo que el silencio te juzga, como esperamos en vano ser juzgados por Dios. Surgen las justificaciones, trágicas justificaciones forzadas, humildes disculpas hasta la indignidad. Tan suave es para el ser humano mostrar al fin su indignidad y se: perdonado con la justificación de que es un ser humano humillado de nacimiento.Hasta que se descubre que él ni siquiera quiere su indignidad. Él es el silencio.Puede intentar engañársele, también. Se deja caer como por casualidad el libro de cabecera en el suelo. Pero, horror, el libro cae dentro del silencio y se pierde en la muda y quieta vorágine de éste. ¿Y si un pájaro enloquecido cantara? Esperanza inútil. El canto apenas atravesaría como una leve flauta el silencio.Entonces, si se tiene valor, no se lucha más. Se entra en él, se va con él, nosotros los únicos fantasmas de una noche en Berna. Que entre. Que no espere el resto de la oscuridad delante de él, sólo él mismo. Será como si estuviéramos en un navio tan descomunalmente grande que ignoráramos estar en un navio. Y éste navegara tan largamente que ignoráramos que nos estamos moviendo. Más de eso, nadie puede. Vivir en la orla de la muerte y de las estrellas es una vibración más tensa de lo que as venas pueden soportar. No hay, siquiera, un hijo de astro y de mujer como intermediario piadoso. El corazón tiene que presentarse frente a la nada sólito y sólito latir alto en las tinieblas. Sólo se escucha en los oídos el propio corazón. Cuando éste se presenta completamente desnudo, no es comunicación, es sumisión. Además, nosotros no fuimos hechos sino para el pequeño silencio.Si no se tiene valor, que no se entre. Que se espere el resto de la oscuridad frente al silencio, sólo los pies mojados por la espuma de algo que se expande dentro de nosotros. Que se espere. Un insoluble por otro. Uno al lado del otro, dos cosas que no se ven en la oscuridad. Que se espere. No el fin del silencio, sino la ayuda bendita de un tercer elemento, la luz de la aurora.Después, nunca más se olvida. Es inútil intentar huir a otra ciudad. Porque cuando menos se lo espera, se puede reconocerlo de repente. Al atravesar la calle en medio de las bocinas de los autos. Entre una carcajada fantasmagórica y otra. Después de una palabra dicha. A veces, en el mismo corazón de la palabra. Los oídos se asombran, la mirada se desvanece: helo ahí. Y desde entonces, él es fantasma.Traducción: Cristina Peri Rossi
| No te quedes inmóvil | | | al borde del camino | | | no congeles el júbilo | | | no quieras con desgana | | | no te salves ahora | | | ni nunca | | | no te salves | | | no te llenes de calma | | | no reserves del mundo | | | sólo un rincón tranquilo | | | no dejes caer los párpados | | | pesados como juicios | | | no te quedes sin labios | | | no te duermas sin sueño | | | no te pienses sin sangre | | | no te juzgues sin tiempo | | | pero si | | | pese a todo no puedes evitarlo | | | y congelas el júbilo | | | y quieres con desgana | | | y te salvas ahora | | | y te llenas de calma | | | y reservas del mundo | | | sólo un rincón tranquilo | | | y dejas caer los párpados | | | pesados como juicios | | | y te secas sin labios | | | y te duermes sin sueño | | | y te piensas sin sangre | | | y te juzgas sin tiempo | | | y te quedas inmóvil | | | al borde del camino | | | y te salvas | | | entonces | | | no te quedes conmigo. |
DichaMi corazón olviday asido de tus pechos se adormece:eso que fue la vidase anubla y oscurecey en un vago horizonte desparece.De estar tan descuidadadel mal de ayer y de la simple pena,pienso que tu mirada-llama pura y serena-secó del llanto la escondida vena.En su dicha perdido,abandonado a tu dulzura ardiente,de sí mismo en olvido,el corazón se sienteuna cosa feliz y transparente.La angustia miserablebatió las alas y torció la senda;¡oh paz incomparable!un día deleitablenos espera a la sombra de tu tienda.La más cruel amarguracon que quieras herirme soberano,se henchirá de dulzuracomo vino tempranoapurado en el hueco de tu mano.hiere con saña fuertesi sólo no desciñes este abrazo,que aun la faz de la muerte-con ser tan duro lazo-pienso que ha de reír en tu regazo.25 de octubre, 1940
En el amor, y en el boxeotodo es cuestión de distanciaSi te acercas demasiado me excitome asustome obnubilo digo tonteríasme echo a temblarpero si estás lejossufro entristezcome desveloy escribo poemas. Otra vez eros, 1994Cristina Peri Rossi. Uruguay, 1949
Hola, les traigo una lectura imperdible de una de mis favoritas en temas de amor romántico y crítica social: Coral Herrera. El texto fue publicado aquí: https://www.pikaramagazine.com/2014/02/lo-romantico-es-politico/ y la página de Coral por si gustan leer más cosas de lo que escribe: https://haikita.blogspot.com/Escuchen con atención y compartan si les gusta, amo principalmente la crítica que hace hacia lo capitalista y lo que nos quieren vender que es el amor y también cuando dice que si nos juntarámos y aprendiéramos que el amor no sólo se da de uno a uno sino que mieentras más seamos los que estemos unidos, más difícil será controlarnos. Ojalá puedan reflexionarlo.Les quiero, saludos.[Dame tu amor, invítame un café: ko-fi.com/lecturasyfonemas - Ko-fi ❤️ ]
Además de revolucionario, el subcomandante Marcos escribe cosas cursis y sutilmente eróticas. Desde que la leí me enamoré y la escuché en su voz unas cien veces, después decidí que también mis labios la querían acariciar y leerla en voz alta para ustedes, ojalá les guste. En la página de https://enlacezapatista.ezln.org.mx/ encuentran más de sus textos. La carta que el Sup escribió para que Elías Contreras le entregara,como si propia fuera, a La Magdalena.Magdalena:Te vi de madrugada. Escondida o encerrada estabas en una torre de calendarios y geografías absurdas que me decían que no era bienvenido. Pero, apenas un momento, y te asomaste entera, hermosa y desnuda de prejuicios, luchando a favor de este nadie que soy y rescatándome de una noche ajena. Yo me quedé temblando, aún lo estoy. Deslumbrado todavía, en los pasos que siguieron y dimos juntos, lo que antes entró por la mirada, suavemente se llegó a mi pecho por camino desconocido.Te vi, y yo pensé que eso me bastaría, que tu imagen sería suficiente para tomar fuerza y alejarme para que, cuando el tiempo pidiera cuentas, el saldo fuera apenas un recuerdo de la tormenta que por cabellos llevas, el collar de besos que imaginé para tu cuello. Pero no, no fue suficiente. Necesito colgarte cien suspiros al oído y recorrer tu geografía con mis labios. Y necesito que mis manos se dibujen en tu cintura y tus caderas, que mi sed encuentre alivio entre tus piernas, que renazcan mis dedos sobre tus senos, que tu boca me diga lo que no me dirán tus palabras, que mi piel más sombra sea en la luz de la tuya.Ya nada basta. No basta con que sueñe que te tomo por la cintura, que te acerco a mí y que a tu cuello llega mi aliento, que dudan mis manos entre uno y otro pecho, que me restriego a tus caderas y que tu humedad me guía. No basta con pensar que tu tormenta me estalla en la cara, ni que me piense y te piense conmigo dentro, con el deseo montado en piernas y caderas, corriendo a ninguna parte, atento al gesto que en gemidos dibujas. No basta imaginar que me tienes, que me enseñas a encontrarte, que me haces hacerte, que te dibujas entre mis brazos, que tiemblas y me tiemblas. No basta que reconstruya en la mente lo que tal vez no pasará nunca: el quitarte la ropa y los miedos, el desnudarte las ganas, el abrirte por el vértice sombreado, todo deseo, todo misterio, el entrarte hasta el sitio que anule por fin toda razón y que sólo la carne mande. No basta que trate de distraerme detrás de las palabras que arrojas, fallidas puertas de salida, ventanas que no invitan a asomarse siquiera, paredes cerradas.He tratado de tomar distancia, de hacer complicadas cuentas de días, kilómetros, horas, calles frías, laberintos, olvidos. Consulté mapas que confirman que el tuyo es otro mundo. Ha sido inútil. Esta mañana, por ejemplo, me he hecho el firme propósito de tomar distancia, anteponer un montón de razones para irme ya alejando y decir adiós sin palabras, que siempre es el adiós más difícil, el más artero. Pero apenas te he visto y he olvidado hasta la hora. Bastó que desde lo lejos intuyera una tormenta, para que botara propósitos y razones, para que el corazón y las ganas se desbocaran, y para que un cuello suspirado me robara todo el aliento.Magdalena, yo sólo quería decirte que me gustas y que quería acercarme a ti. Pero acercarme como un hombre se acerca a una mujer que le gusta. Algo así como tomarte de la cintura y acercar tus pechos al mío, acercarme a tu cuello, decirte algo tierno y dulce al oído, mordisquear las manzanas de tus mejillas y llegar a tus labios con un beso, imaginarte un jadeo si mis manos te rehicieran los senos, intuirte un sueño si mi abrazo te tomara prisionera la cintura, soñarte soñando conmigo dentro y dentro mío. ¿Hago mal en desearte, en que mi piel quiera tocarse en la tuya, en buscarte para encontrarte como se encuentran un hombre y una mujer que se gustan, es decir, desnudos y sedientos? ¿Hago mal en decirlo o en hablarlo con silencios?Yo lo que quiero es encontrarte para invitarte a perderte conmigo, Magdalena, que la piel le hable a la piel el deseo que callan las palabras y que el silencio habla… Espero entonces, tu silencio y tu palabra.Vale. Salud y que en la tormenta de la noche los cuerpos sean la barca.Elías Contreras.Fin de la carta para la Magdalena que Elías, afortunadamente, nunca entregó.[¿Te gustó? Dame amor, invítame un café: ko-fi.com/lecturasyfonemas - Ko-fi ❤️ ]
Hola, en esta ocasión quise hacer algo diferente, te leo fragmentos de un libro con la finalidad de que te genere ganas de leerlo completo. Este libro habla de los efectos de la pandemia, pero hace mención de los 3 grandes poderes de dominación mundial: capitalismo, patriarcado y colonialismo. Una chulada, si te gusta comparte, suscríbete y dale mucho amor. Lean e infórmense ♥[¿Te gustó? Dame amor, invítame un café: ko-fi.com/lecturasyfonemas - Ko-fi ❤️ ]
Salimos del amorcomo de una catástrofe aéreaHabíamos perdido la ropalos papelesa mí me faltaba un dientey a ti la noción del tiempo¿Era un año largo como un sigloo un siglo corto como un día?Por los mueblespor la casadespojos rotos:vasos fotos libros deshojadosÉramos los sobrevivientesde un derrumbede un volcánde las aguas arrebatadasy nos despedimos con la vaga sensaciónde haber sobrevividoaunque no sabíamos para qué.[¿Te gustó? Dame amor, invítame un café: ko-fi.com/lecturasyfonemas - Ko-fi ❤️ ]
Cada trazo y cada camino que terminamos recorriendo, despiden ecos de algo distinto que se quedan grabados como serpientes en arena, silenciosas, y a su vez van dejando huellas, huellas que permanecen grabadas en cemento, grabadas en la memoria, sigilosas para aparecer en los momentos más inesperados: un cuento, un corazón, un cerebro, una materia prima para crear algo nuevo... Que finalmente después de cierto tiempo será abandonado, olvidado, sepultado abajo de los nuevos palacios que vienen y desbancan los suelos viejos que existían ahí antes que ellos y estos a su vez, desbancan a los demás y formando olas y desfiguros, se vuelven muy difíciles de arreglar.Algo más que es difícil, es encontrar los pasados que queremos componer. Tanta pintura sobre la fachada desgastada impide y modifica la respiración del alma, esa bestia sagrada que cambia para siempre y muy rara vez dormita.Nada nos garantiza que tendremos lo que tenemos, nada nos garantiza una vida segura, tampoco sabemos si tendremos pensamientos que lleven a una espiritualidad iluminada, nada nos garantiza la paz. Pienso en que no somos dueños de lo que ya logramos. Nada nos garantiza que seguiremos siendo los mismos, pero siempre tendremos las huellas, esas huellas para recordarnos de dónde y porque vinimos hasta aquí.- Omar Rodríguez López(El Trío de Omar Rodríguez-López)[¿Te gustó? Dame amor, invítame un café: ko-fi.com/lecturasyfonemas - Ko-fi ❤️ ]
Texto publicado y escrito por Iris, en su Medium, puedes leerlo completo acá: Escondites y refugios. | by Anthologyris
Poema de "El libro de las horas" (1095)En este momento la hora se inclina y me tocacon su lúcido anillo metálicomis sentidos vibran. Se forma el sentimiento:Yo puedo- y palpo el día elástico. Nada estaba completo antes de ser visto por mí,todo ir y venir ahora yace quieto.Mis ojos están maduros y todo lo que deseanse acerca como una novia. Nada es demasiado pequeño: contra un fondo de orolo pinto grande y amorosoy lo sostengo en alto, nunca sabréde quién es el alma que puede liberar. * Estoy en el extremo del siglo,Uno puede sentir el viento de una gran página-que Dios y tú y yo hemos llenado de escritura-girando por lo alto en manos extrañas ahora. Uno puede sentir el resplandor de esta hoja nueva,en la que todo puede inscribirse aún. Las fuerzas silentes ponen a prueba su rangoy se miran entre sí oscuramente.* Tu primera palabra fue Luz:y el tiempo comenzó.Tu segunda palabra fue el Hombre y el miedo se esparció(todavía nos ensombrecemos ante su sonido)antes de que tu rostro retomara su creación. Y por ello temo tu tercera. Seguido rezo en la noche: sé el mudo,el que crece firme en gestosy es movido por el espíritu en los sueñosa inscribir la onerosa suma del silencioen lo alto de las montañas y en las frentes humanas. Sé el refugio de la iraque expulsó lo inefable.La noche cayó en el Paraíso:sé el pastor cuyo cuerno suena una sola vez-pero sólo como cuentan nuestra antiguas historias. * Si hubiera crecido en otra tierra,una con días más ligeros y horas más sutiles,habría hecho para ti una fiesta singulary mis manos no te habrían sostenidocon temor y tensión,como suelen hacerlo. Habría sido valiente y te habría consentido,a ti Ahora ilimitado.Te habría lanzado como una bolahacia todo deleite ondulatorio,para que alguien te pudiera atrapar y saltaracon las manos en alto para contener tu caída,tú cosa de todas las cosas. Te habría hecho brillar y surcar por el airecomo un sable.Habría hecho que tu fuego se renovaraen un gran anillo dorado. y habría hecho que se sostuvieraen la más blanca mano. Te habría pintado: no en la paredsino en el cielo, de extremo a extremo,y te habría esculpido, de la forma en que un gigantete esculpiría: el pico de una montaña, un fuego radiante,un simún irrumpiendo en la arena del desierto- oen verdad tal vez te encontréuna vez… Mis amigos de la infancia están lejos;apenas puedo seguir escuchando sus risas y tú: te has caído del nidoeres una joven ave y tienes garras amarillasy ojos grandes y atraviesas mi corazón.(Mis manos deben parecer gigantes.)Y la punta de mi dedo eleva una gota del pozoy escucho, escucho, algún sonido de tu sedescucho tu corazón y el míopalpitando de temor. * Vivo mi vida en círculos crecientesque se esparcen por todo lo que me rodea.Quizá no logré el verdadero finalpero eso será mi meta. Circulo a Dios, rodeando la antigua torre,llevo dando vueltas un eón,y todavía no lo sé: ¿soy un águila, una tormentao una soberana canción? * Tengo muchos hermanos que usan sotanas ligerasen el sur, donde hay laureles en los claustros.Sé cuan humanas hacen sus madonas,y sueño seguido con jóvenes tizianosentre los cuales Dios se mueve como una flama pura. Pero aquí, donde los instintos se vuelcan hacia dentro:Mi dios es oscuro y como una redde raíces intrincadas todas bebiendo en silencio.Que de este sediento calor yo emerjoes lo único que sé: pues mis ramasmantienen la calma perfectamentey sólo se mecen en el viento. * Yo soy, tú el ansioso. ¿No me escuchasvolcándome sobre ti con todos mis sentidos?Mis sentimientos, que han hallado alas, dan vueltascomo aves blancas alrededor de tu rostro.Y mi alma -¿no puedes verla ahíerigida frente a ti en una túnica de silencio?¿Acaso mi plegaria de primaverano madura en tus ojos como en un árbol? Si tú eres el soñador, yo soy tu sueño.Pero si eliges estar despierto, yo soy tu voluntady me convierto en el maestro de toda la majestady redondeo la perfecta quietud como una estrellaque brilla encima de la remota ciudad del tiempo. *Dios nos habla a cada uno de nosotros al crearnos,y luego camina con nosotros en silencio fuera de la noche.Pero las palabras, que nos fueron dichas antes de empezar,esas palabras son las siguientes: Impulsado hacia delante por tus sentidos,ve hasta el límite de tu deseo;invísteme. En el fondo de las cosas crece un fuego,para que sus sombras, alargadas,me cubran por siempre, completamente.. Deja que todo te ocurra a ti: belleza y terror.Sólo sigue adelante: ningún sentimiento es un error.No dejes que te corten de mi fuente.Cerca está el paísllamado Vida. Lo reconceráspor su gravedad. Dame tu mano. Oh Señor, danos a cada uno nuestra propia muerte. Concedela muerte que viene de esa vida en la que conocimos el amor,cuando encontramos sentido, y sentimos necesidad.
Las aguas del mar Ahí está él, el mar, la más ininteligible de las existencias no humanas. Y aquí está la mujer, de pie en la playa, el más ininteligible de los seres vivos. Como el ser humano hizo un día una pregunta sobre sí mismo, volviéndose el más ininteligible de los seres vivos. Ella y el mar.Sólo podría haber un encuentro de sus misterios si uno se entregara al otro: la entrega de dos mundos incognoscibles hecha con la confianza con que se entregan dos comprensiones.Ella mira el mar, es lo que puede hacer. Y su mirada está limitada por la línea del horizonte, es decir, por su incapacidad humana de ver la curvatura de la Tierra.Son las seis de la mañana. Sólo un perro suelto vaga por la playa, un perro negro. ¿Por qué un perro resulta tan libre? Porque él es el misterio vivo que no se indaga. La mujer vacila porque va a entrar.Su cuerpo se consuela con su propia exigüidad en relación con la vastedad del mar porque es la exigüidad del cuerpo lo que le permite mantenerse caliente y es esa exigüidad que la vuelve pobre y libre, con su parte de libertad de perro en las arenas. Ese cuerpo entrará en el ilimitado frío que sin rabia ruge en el silencio de las seis. La mujer no lo sabe, pero está realizando una hazaña. Con la playa vacía a esa hora de la mañana, ella no tiene el ejemplo de otros seres humanos que transforman la entrada en el mar en simple juego liviano de vivir. Ella está sola. El mar salado no está solo porque es salado y grande, y eso es una realización. A esa hora ella se conoce menos todavía de lo que conoce el mar. Su hazaña es, sin conocerse, entretanto, proseguir. Es fatal no conocerse, y no conocerse exige valor.Va entrando. El agua salada está tan fría que le eriza en ritual las piernas. Pero una alegría fatal —y la alegría es una fatalidad— ya la posee, aunque todavía no se le ocurra sonreír. Por el contrario, está muy seria. El olor es de una marejada atontadora que la despierta de sus más adormecidos sueños seculares. Y ahora ella está alerta, aun sin pensar. La mujer es ahora compacta y leve y aguda; se abre camino en la gelidez que, líquida, se opone a ella, mientras la deja entrar, como en el amor, en que la oposición puede ser una petición.El camino lento aumenta su valor secreto. Y de repente ella se deja cubrir por la primera ola. La sal, el yodo, todo líquido, la dejan por un instante ciega, escurriéndose (espantada, de pie, fertilizada).Ahora el frío se convierte en hielo. Avanzando, ella abre el mar por el medio. Ya no precisa valor, ahora ya es antigua en el ritual. Baja la cabeza dentro del brillo del mar, y retira una cabellera que sale escurriéndose sobre los ojos salados que arden. Brinca con la mano en el agua, pausada, los cabellos al sol, casi inmediatamente endurecidos por la sal. Con la concha de las manos hace lo que siempre hace en el mar, y con la altivez de los que nunca dan explicaciones ni a ellos mismos: con la concha de las manos llenas de agua, bebe en grandes sorbos, buenos.Era eso lo que le faltaba: el mar por dentro como el líquido espeso de un hombre. Ahora ella está toda igual a sí misma. La garganta alimentada se contrae por la sal, los ojos enrojecen por el sol, las olas suaves la golpean y retroceden, pues ella es una muralla compacta.Se sumerge de nuevo, de nuevo bebe, más agua, ahora sin ansiedad, pues no precisa más. Ella es la amante que sabe que lo tendrá todo, otra vez. El sol se abre más y la eriza, al secarla, ella se sumerge de nuevo; está cada vez menos ansiosa y menos aguda. Ahora sabe lo que quiere. Quiere quedar de pie, parada en el mar. Así queda, pues. Como contra los costados de un navio, el agua bate, vuelve, bate. La mujer no recibe transmisiones. No precisa comunicación.Después camina dentro del agua, de regreso a la playa. No está caminando sobre las aguas —ah, nunca haría eso después de que hace miles de años ya alguien caminara sobre las aguas—, pero nadie le puede quitar eso: caminar dentro de las aguas. A veces el mar le opone resistencia, empujándola con fuerza hacia atrás, pero entonces la proa de la mujer avanza un poco más dura y áspera.Y ahora pisa en la arena. Sabe que está brillante de agua, y de sal, y de sol. Aunque lo olvide dentro de unos minutos, nunca podrá perder todo eso. Y sabe de algún modo oscuro que sus cabellos escurridos son de náufrago. Porque sabe que ha corrido un riesgo. Un riesgo tan antiguo como el ser humano.Traducción: Cristina Peri Rossi
De ti lo habría amado todo:tu cabeza como luz de topacio en el hastío,el llanto, la caricia, la palabra brutal,la soga que amansara mis ímpetus cerrilesy, sobre todo, el hijo.Ese marque juntara la turbulencia de nuestras dos avideces.Ese mar donde irían haciéndose profundosde ternura los ojos.Pero ni tú ni yo vivimos el momento propicio para amarnos.De paso en paso, un abismo,en cada oreja, una espina,en cada latido, un monte de zozobraquebrantando el resuello. Y de qué sirve odiar, forzar,hacerse añicos dentrosi todo es ir buscándonos,arropándonos para evadir el cierzode la muerte que llega.Lucha por subsistir,por mirar nuestro polvo crecerse en otro polvopara encontrar de nuevo la oquedad amorosaque libre a los sentidosde la asfixia más pura de la muerte:la soledad.Pero hay quienes nacimos para morir en nuestro propio cuerpo.No hay puertas. No hay ventanas.Las ventanas incitan sin saciarnos.Las puertas nos liberan.Mas no hay puertas ni ventanas.Hay la fiebre en los ojosque va tras de la luz estremeciéndose.Hay la sangre a galope.El desvaído paso recorriendo las calles aturdidasde sinfonolas, magnavoces, estridencias de claxon.Y el viento barriendo hojuelas doradas de eloteen el mes de junio.Y la fresca respiración de un cinedonde ruedan botellas de cocacolay envolturas de Milky Way,y la arena caliente del aire sofocado.Y el amor, ¿dónde?Y los amantes, ¿dónde?Y tú, amor, viento, canto… ¿dónde?Enriqueta Ochoa - 1952
L´obscurité des eauxEscucho resonar el agua que cae en mi sueño. Las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo en mis ojos la forma de mis ojos, nado en mis aguas, me digo mis silencios. Toda la noche espero que mi lenguaje logre configurarme. Y pienso en el viento que viene a mí, permanece en mí. Toda la noche he caminado bajo la lluvia desconocida. A mí me han dado un silencio pleno de formas y visiones (dices). Y corres desolada como el único pájaro en el viento.- Alejandra Pizarnik
Vida al natural[Minicuento - Texto completo.] Clarice LispectorPues en el río había algo como el fuego del hogar. Y cuando ella advirtió que, además del frío, llovía en los árboles, no podía creer que tanto le fuese dado. Y el acuerdo del mundo con aquello que ella ni siquiera sabía que precisaba como el pan. Llovía, llovía. El fuego encendido guiñaba hacia ella y hacia él. Él, el hombre, se ocupaba de aquello que ella ni siquiera agradecía; él atizaba el fuego, lo cual era su deber de nacimiento. Y ella, que siempre estaba inquieta, haciendo cosas y experimentando, curiosa, ella no se acordaba de atizar el fuego: no era su papel, pues tenía a su hombre para eso. No siendo doncella, el hombre tenía que cumplir su misión. Lo más que ella hacía era instigarlo, a veces: «Aquel leño —decía—, aquel todavía no encendió». Y él, un instante antes de que ella acabara la frase que lo advertía, él ya había notado el leño, era su hombre, ya estaba atizando el leño. No le daba órdenes, porque era la mujer de un hombre que perdería su estado si ella le daba órdenes. La otra mano de él, libre, está al alcance de ella. Ella lo sabe, y no la coge. Quiere la mano de él, sabe que la quiere, y no la coge. Tiene exactamente lo que necesita: poder tener.Ah, y decir que esto va a acabar, que por sí mismo no puede durar. No, ella no se está refiriendo al fuego, se refiere a lo que siente. Lo que siente nunca dura, lo que siente siempre acaba, y puede no volver nunca. Se encarniza entonces sobre el momento, se traga el fuego, y el fuego dulce arde, arde, flamea. Entonces, ella, que sabe que todo va a acabar, coge la mano libre del hombre, y la enlaza con la suya, ella dulce arde, arde, flamea.FIN
En el filo del gozoRosario CastellanosI Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo: que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme y resbale en espuma deshecha y humillada. Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta, palabras que los vientos dispensan como pétalos, campanas delirantes al crepúsculo. Todo lo que la tierra echa a volar en pájaros, todo lo que los lagos atesoran de cielo más el bosque y la piedra y las colmenas. (Cuajada de cosechas bailo sobre las eras mientras el tiempo llora por sus guadañas rotas). Venturosa ciudad amurallada, ceñida de milagros, descanso en el recinto de este cuerpo que empieza donde termina el mío. II Convulsa entre trus brazos como mar entre rocas, rompiéndome en el filo del gozo o mansamente lamiendo las arenas asoleadas. Bajo tu tacto tiemblo como un arco en tensión palpitante de flechas y de agudos silbidos inminentes. Mi sangre se enardece igual que una jauría olfateando la presa y el estrago pero bajo tu voz mi corazón se rinde en palomas devotas y sumidas. III Tu sabor se anticipa entre las uvas que lentamente ceden a la lengua comunicando azúcares intimos y selectos. Tu presencia es el júbilo. Cuando partes, arrasas jardines y transformas la feliz somnolencia de la tórtola en una fiera expectación de galgos. Y, amor, cuando regresas el ánimo turbado te presiente como los siervos jóvenes la vecindad del agua.
Que son las revoluciones. Guy Davenport. - Documentos de Google Ahí pueden descargar el archivo completo.
Nos estamos borrando, Demofonte. Me anhelaba tu piel, pero esa fibra misteriosa de la entraña me daba su rechazo. Muy pronto, aquí, hoy mismo, te he borrado, Demofonte.
Me falta lo mejor antes de irme: el Amor. Y es tarde para alcanzarlo, El fruto es lo vivido y no lo tengo: lo busco ya tarde, entre la soledad ruidosa de las gentes o en el amor que intento, y doy, y espero, y que no llega.
Si me voy este otoño entiérrame bajo el oro pequeño de los trigos, en el campo, para seguir cantando a la interperie. No amortajes mi cuerpo. No me escondas en tumbas de granito.
Hemos vivido juntos tanto abismo que sin ti todo parece superficie, órbita de simulacros que resbalan, tensión sin extensiones, vigilancia de cuerpos sin presencia.
Me incendian y yo debo ser el infierno. Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo. Mi alimento es todas las cosas.
puedo moverme dijo él me quieres dijo ella si lo estás deseando dijo él pero me estás matando dijo ella
Me gusta tu cuerpo. Lo que hace, sus modos. Me gusta sentir la columna de tu cuerpo y sus huesos, y la tembladera –firme- delicadeza y de la cual vez y vez y vez besaré
A donde quiera que voy vas tú mi amor; Y donde aquello que hago yo sola es gracias a ti, mi cielo. No le temo al destino ya que tu eres mi destino, cariño.
Estás cansada yo creo del perpetuo enigma de vivir y sus afanes; y yo también. Ven conmigo, pues, y partiremos muy lejos sólo tú y yo, ¿comprendes?
Cuerpos, hay que abolir el tiempo, regresar a la esfera. Sólo el círculo salva y no hay sino la urdimbre fantasmal de los regresos y los viajes, las huidas.