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El PAÍS ha superado los 400.000 suscriptores, “en un momento en que hay días en los que parece que se ha roto el consenso sobre la realidad”. Esta frase pertenece a la directora del periódico, Pepa Bueno. Las cifras de suscripción para leer, ver y escuchar periodismo de calidad en digital, alcanzan la media diaria de difusión de ejemplares, en los años en los que el usuario priorizaba el periódico impreso, explica en entrevista la directora, tras cuatro años de transformación del modelo de suscripción. Créditos: Presenta y dirige Silvia Cruz Lapeña Diseño de sonido: Nicolás Tabertidis Edición: Ana Ribera Sintonía: Jorge Magaz Si tienes quejas, dudas o sugerencias, escribe a defensora@elpais.es o manda un audio a +34 649362138 (no atiende llamadas).
En este salvaje comienzo de siglo XXI llevamos una Gran Recesión, una pandemia global y una operación de limpieza étnica en Gaza. Los periodistas hemos alertado tantas veces con el borde del precipicio que hoy, cuando estamos en vísperas de que Donald Trump tome posesión como presidente de Estados Unidos, las alarmas sirven de poco.
El comienzo de 2025 parece el guion de una película distópica. La agenda oculta de Trump incluía amenazas creíbles para hacerse con el control de Groenlandia, el Canal de Panamá o la soberanía de Canadá. Su financiador y aliado, Elon Musk, difunde bulos y crea un clima político y respirable para intentar determinar no solo quién debe ser el primer ministro británico, sino también el jefe de la oposición o el futuro canciller de Alemania.
Cerramos 2024 en deuda con los valencianos. Y la rapidez con la que, efectivamente, lleguen las ayudas económicas; la constancia en la atención que prestemos a su duelo; y la voluntad con la que se investigue las causas de la tragedia retratará para siempre a todos los poderes en España.
El teniente general designado por Carlos Mazón como vicepresidente para la Reconstrucción afirma que no seguirá indicaciones políticas. ¿A qué va a dedicarse Mazón durante la reconstrucción si no puede dar indicaciones políticas a su vicepresidente? Ni estuvo el día D, ni por lo que se ve, va a estar ahora en la toma de decisiones.
¿Qué tanto puede impactar la desinformación (en sus múltiples manifestaciones) una campaña electoral como la que derivó el martes en la victoria del magnate Donald Trump? Pepa Bueno, directora de El País de España (el más reconocido medio escrito global de habla hispana) definió esa disputa electoral como el “triunfo de la desinformación” ¿Cuál es el asidero de esa afirmación? Las plataformas TikTok y X (de Elon Musk, aliado incondicional de Trump) fueron claves para diseminar contenido engañoso con marcada intención política. El Centro de Lucha contra el odio digital de los Estados Unidos estima que en lo que va de este año se contabilizan unos 2 mil millones de visitas en X con información electoral engañosa. Incluso refuerza que esta red se convierte en el vaso comunicante que transfiere información falsa a otras redes y hasta a medios de comunicación. Por suerte, estudios citados por el reconocido Instituto Reuters concluyen que el impacto de la desinformación en redes puede no ser tan profundo como se cree, aunque por supuesto confirma que sí existe un efecto derivado de la forma en que se comparte la información en círculos específicos que coinciden en visiones y posiciones ideológicas. Mientras tanto, otro factor a considerar es la pérdida de poder de influencia de los medios tradicionales a los que las personas van dejando de seguir. Lo cierto es que nuestras formas de informarnos y comunicarnos resultan determinantes para definir nuestras posiciones políticas. Para profundizar acerca de esto conversaremos mañana con el periodista Eduardo Ulibarri.
Hoy sabemos que el trumpismo del año 2016 no fue una excepción y que más de la mitad de los estadounidenses creen que Donald Trump garantiza su prosperidad y su seguridad. Algo que exige una profunda reflexión de todos los demócratas. El magnate regresa aliado con Elon Musk, una de las mayores fortunas del mundo y dueño de Twitter. Es una alianza inédita de política, dinero y redes de comunicación globales que se dispone a gobernar la primera potencia mundial.
No sé si lo están midiendo bien quienes han decidido convertir todo el debate político en un barrizal. Mientras, ahí fuera, cada vez es más difícil tener una casa. Cada vez es más difícil distinguir la verdad de la mentira. Cada vez es más difícil pensar en el futuro. ¿Quién recogerá el voto del hastío y el cansancio ante un griterío que no hable de sus problemas?
La decisión del Tribunal Supremo de encausar nada menos que al Fiscal General del Estado para averiguar quién filtró un mail nos aboca a una serie de interesantes preguntas. ¿Daña las instituciones el bulo del jefe de gabinete de la presidenta madrileña diciendo que fue el Ministerio Público el que propuso ese pacto? ¿Daña las instituciones que el Supremo quiera matar moscas a cañonazos?
Con motivo del centenario de la radio, Pepa Bueno regresa a los micrófonos de la Cadena SER para informar sobre las noticias más destacadas del 15 de octubre de 2024 a las nueve de la mañana.
Con motivo del centenario de la Cadena SER, a lo largo de la mañana distintos periodistas han presentado los boletos: de Iñaki Gabilondo a Gemma Nierga, pasando por Ana Blanco, Carlos Franganillo, Pepa Bueno y José Antonio Marcos. Un viaje a la historia de la radio, que hoy está de celebración.
Termina la semana con el escalofrío que a cualquiera con un mínimo de sensibilidad le provocó contemplar al equipo de Feijóo acosando entre risas a ministros del Gobierno con fotos de socialistas asesinados por ETA. Fue el miércoles en el Congreso. A los dos diputados del PP protagonistas de esa escena, Miguel Tellado y Macarena Montesinos, esa imagen les va a perseguir para siempre.
Estamos digiriendo a la carrera este tiempo distópico y el miedo que provoca lleva en volandas a los que buscan chivos expiatorios. Pero tenemos que ser capaces de detenernos y hacernos preguntas. ¿De verdad es la inmigración el primer problema de España, como dice la encuesta del CIS? ¿Tiene la culpa la inmigración de los sueldos precarios de nuestros hijos, del precio de la vivienda, de los problemas de la sanidad?
Santiago González intenta comprender lo que dijo Yolanda Díaz en una entrevista reciente y comenta declaraciones de otros tonnntos patrios.
Las derechas y todo su aparato de apoyo decididos a no dejar títere con cabeza convirtieron el fichaje de David Broncano por Televisión Española en una carpeta más de la batalla partidista. Y lo presentaban anticipadamente poco menos que como el acorazado Potemkin de la propaganda. Bueno, pues llegó el día. Broncano hace un programa que parece heredero del teatro del absurdo, donde la gente se reúne para divertirse, pasarlo bien, descubrir personajes muy diversos y donde no parece que se le esté dando la turra a nadie. Esta semana, contra todo pronóstico, ha ganado el derbi.
Isabel Perelló llega para solventar una papeleta dificilísima. Roto el techo de cristal, se pone al frente de una institución tan desprestigiada como el Consejo General del Poder Judicial, con años de una mayoría conservadora más dedicada a la batalla partidista que al Gobierno efectivo de los jueces.
Las derechas europeas se recolocan tras el frenazo a Le Pen en Francia y unas instituciones europeas que después de las elecciones del 9 de junio se pueden permitir huir de los ultras para la gobernanza. En este contexto, el PP español necesita marcar distancias con Vox, pero sin ser ellos los que rompan. No vaya a ser que en el futuro los necesiten para llegar a la Moncloa. En cambio, Vox puede jugar a lo que jugó Meloni antes de ganar las elecciones en Italia, es decir, quedarse fuera de cualquier acuerdo y erigirse como la derecha auténtica. El verano despejará la duda sobre la investidura de Salvador Illa. Cataluña necesita un gobierno y España necesita que Cataluña se ponga en marcha.
Las elecciones francesas están teniendo la virtud de señalar a los retos que se enfrenta Europa y sus países: Cómo hacer frente a la ola ultra xenófoba y que promete un big bang de autoridad. La segunda vuelta de las elecciones han obligado a todo el mundo a retratarse. O se asume un gobierno de ultras con esta agenda o se les hace frente con la unión del resto de los partidos.
La renovación del Consejo General del Poder Judicial es un buen cierre de curso político. Desde luego es bueno para el Gobierno y para Sánchez, porque el Poder Judicial tendrá por fin pluralidad interna, pero también para el PP y para el liderazgo de Feijóo como aspirante a presidir un día un Gobierno legítimo de este país.
“Si Madrid se va sólo por ahí, puede ser que un día se encuentre que los demás vamos todos juntos por otro lado”. No se me ocurre mejor manera de describir a la mayoría parlamentaria que 20 años después, en este 2024, sostiene a Pedro Sánchez. La misma mayoría que no sostiene a Feijóo mientras vaya con Vox y con el discurso de Ayuso.
Seguramente visteis ayer las imágenes del desembarco de Normandia. Aquella operación de los aliados fue el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial. Sobre el recuerdo de los millones de muertos y sobre las cenizas de dos guerras mundiales nació el proyecto que ha acabado siendo la Unión Europea. Este domingo se vota el presente y futuro del mejor invento político del siglo XX, que no nos distraigan, lo que se juega en estas elecciones es si el proyecto de la UE puede sobrevivir gobernado o muy influido por partidos ultras que no esconden un programa claramente regresivo. La pelota está en el tejado de los votantes, pero también en el de los partidos conservadores que tienen que decidir si se les da el poder.
Existen tantas Europas como europeos y depende de la experiencia personal de cada cual, como de las peripecias de su país. Para unos fue un mercado rentable, para otros la libertad y el progreso material. En 2020, fue evidente para casi todos que juntos hacíamos frente a la pandemia con más eficacia. Ha habido errores históricos como el austericidio y aciertos pioneros, como dar la batalla climático o darla por la regulación del mundo digital. Nada es fácil en Europa con tantos países cada uno con su historia, sus intereses y sus cicatrices. Pero no será tan malo el invento cuando la extrema derecha ha dejado de hablar de abandonar la UE y pelea para hacerse con el poder en Bruselas. Nunca fue tan importante votar en unas elecciones europeas.
El procés ha muerto, viva el procés. Viva porque el PP y Junts lo van a mantener con respiración asistida hasta el 9 de junio para no concederle a Pedro Sánchez el relato político de acudir a las elecciones europeas habiendo derrotado al independentismo en las urnas. Puigdemont tiene que defender la hipótesis de la investidura porque sino tiene que irse a casa, como prometió. Feijóo no puede quedarse de la noche a la mañana sin su argumento político de que Sánchez hace crecer el independentismo. Ocurrió lo contrario. Los dos saben que el domingo certificó un nuevo tiempo político en Cataluña. Se decidió mirar hacia delante y no hacia el pasado.
Desde el lunes no se pueden publicar encuestas sobre las elecciones catalanas porque tenemos una ley electoral que es una antigualla. Se hacen igual y las conocemos. Esas encuestas explican los giros de guion de última hora que hacen todos los partidos, tratando de pescar los votos que les faltan. Pero este arreón final provoca a veces giros argumentales que trascienden una campaña y perseguirán siempre al que lo ha pronunciado en voz alta. En su batalla con Vox, Alberto Núñez Feijóo ha pronunciado una de esas frases: 'Pido el voto a los que no admiten que la inmigración ilegal ocupe nuestros domicilios'. La dignidad de miles de personas en situación irregular a cambio de un par de escaños.
Las dos posiciones sobre los motivos de reflexión de Pedro Sánchez tienen un punto de conexión: fue un impulso personal tras ver que una organización ultra conseguía judicializar la campaña de acoso que vive su mujer. No se puede olvidar que el protagonista de ese impulso es un superviviente nato, con un instinto político extraordinario y que lee muy bien los tiempos actuales. Hay un enorme hartazgo ciudadano ante un clima irrespirable que convierte lo público en un lodazal dedicado a difundir acusaciones sin pruebas, ruido y odio. La pregunta es cómo terminará los días de reflexión el hombre enamorado y el superviviente político. Si dimite, deja al país y a su partido con una gran incertidumbre, pero si continúa, debe armar un gran discurso y un plan creíble porque el acoso que sufre no parará.
Los vascos votan este domingo y muchos, desde fuera, se asombran de la normalización de Bildu, hasta el extremo de competirle la primera plaza a Bildu. ¿A qué caricatura de la sociedad vasca han estado mirando los que ahora se asombran? ETA desapareció hace 13 años y hoy toda la izquierda abertzale está haciendo solo política como le pedíamos los demócratas cuando ETA mataba. El tropezón de su candidato muestra que una parte de ese mundo está todavía en transición. Han dado pasos, pero todavía tienen que reconocer el error histórico del horror que nos impusieron.
La masacre continuada de una población civil encerrada en pocos kilómetros cuadrados a la que se la bombardea desde el aire y se la priva de los elementos básicos para sobrevivir. El simple hecho de ser palestinos ha acabado con 34.000 personas ya. Cuando lo contemos en el futuro, los jóvenes nos preguntarán lo que ahora deberíamos hacer a los líderes: ¿Y tú que hacías mientras eso ocurría frente a tus ojos?
El intento de desgastar el Gobierno mientras estábamos encerrados y asustados viendo morir a cientos de personas. Ahora, cuando pedimos cuentas a los aprovechados de todos los colores, a los cazadores de pelotazos a costa del miedo de la población, ahora, el barro salpica en todas las direcciones y no hay manera de pararlo. Qué falta de respeto.
Entre la exagerada euforia del Gobierno, la retórica triunfalista de Junts y el salvaje descrédito de España del PP, la ley de amnistía ha salido del horno sin cambios sustanciales a lo pactado hace un mes. Sigue la exclusión de los delitos de terrorismo, continúa estando, pero se remite en exclusiva a la normativa europea y no al Código Penal español. Nada cambia sustancialmente en la ley ni en la posibilidad de juzgar a Puigdemont, pero Junts puede vender como un logro esa desaparición de la mención al Código Penal. El Gobierno intentará aprobar los Presupuestos y echar a andar la legislatura.
Escucha la séptima temporada de Buenismo Bien en exclusiva en Podimo.
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Es difícil pensar en un comportamiento que provoque más náusea que buscar un lucro ilegal e incluso simplemente excesivo en una situación como la pandemia. El caso Koldo exige del PSOE una acción decidida, transparente y hasta el fondo para delimitar y asumir responsabilidades, llegue a donde llegue y caiga quien caiga.
Casi nadie sale de las campañas como entró. Alfonso Rueda empezó diciendo que se presentaba contra Pedro Sánchez y la amnistía, pero tras el giro de Feijóo sobre los indultos, Rueda también ha virado hacia lo gallego, pero hablándole a los gallegos como si estuvieran empadronados en la Euskadi de hace años, por lo mucho que les habla de ETA. El socialista Besteiro, empezó presentándose como la alternativa, pero ahora es un complemento para el cambio. Del BNG, Ana Pontón, repetía como candidata y de no ser la novedad, se ha convertido en la sorpresa.
Los agricultores se han echado a la calle y detrás de su protesta hay vidas de trabajo y esfuerzo para sacar adelante la pequeña o mediana explotación familiar. También mucha incertidumbre ante un mundo cada vez más exigente y el temor a que la crisis climática les castigue dos veces, una por las altas temperaturas y la sequía y la otra, por el impacto a corto plazo de las medidas que hay que tomar para hacerle frente. Este deterioro de la confianza en el futuro es hacia dónde deben ir las políticas públicas y los discursos políticos. La única novedad es que el PP, que aprobó en Europa el grueso de la Agenda Verde, habla de dogmatismo ambiental en su pelea con Vox para el voto.
Junts ya había advertido que la estabilidad española no es su prioridad, pero no había explicitado que tampoco es su prioridad el destino de los catalanes que pueden beneficiarse de la medida de gracia. Seis meses después de las elecciones del 23 de julio se provoca un caretas fuera que deja al descubierto quién es quién: Sánchez, acostumbrado a caer siempre de pie, camina por el borde del precipicio sin pensar que algún día se puede partir la crisma; Puigdemont poniendo el "qué hay de lo mío" por delante de la mística catalana.
Santiago González comenta el despido de Savater de El País y algunos comentarios de otros tonnntos patrios como Yolanda Díaz.
16 años después de la Gran Recesión arrasan en las urnas políticos como Javier Milei, que esta semana ha venido a decirle a la élite económica en Davos que es muy blanda, que el mercado nunca falla y que habiendo empresarios para qué queremos políticos. Salvo políticos como él, claro, con la motosierra encendida para reducir el Estado, es decir, lo de todos: la sanidad, la educación, las pensiones, las ayudas de todo tipo, los colchones públicos que hacen sociedades menos desiguales y más seguras.
Sánchez salvó el grueso de la votación: la subida de las pensiones, la rebaja del IVA de los alimentos, las bonificaciones al transporte y hasta la digitalización de la justicia. Pero, pero con una mayoría tan heterogénea como la que lo embistió presidente con dos partidos, Junts y Podemos, enfocados en dinámicas internas y necesitando todos los votos todo el tiempo, Sánchez corre el riesgo de que le conviertan cada votación en una subasta que en algún momento sea inasumible.
Algunas llegan escritas a mano, incluso mecanografiadas, aunque cada vez más son correos electrónicos. Las cartas a la Directora llevan siendo un hilo entre EL PAÍS y los lectores y lectoras desde que se fundó el periódico hace 47 años. En todo este tiempo, el diario ha publicado las impresiones y las quejas de miles de personas. También sus reflexiones sobre lo que les preocupa, como la vivienda o la soledad. Algunas de esas cartas se han hecho virales en redes, otras no. Pero todas se leen. Y hoy Pepa Bueno las comenta en un episodio en el que, además de escuchar a quiénes escriben y algunos fragmentos de sus textos, también conocemos todos los detalles de esta sección con el periodista José Nicolás Liza. CRÉDITOS: Episodio realizado por: Marta Curiel y Ana Fuentes Presenta: Ana Fuentes Dirige: Silvia Cruz Lapeña Diseño de sonido: Nacho Taboada Sintonía: Jorge Magaz PARA LEER: Cartas a la directora La carta de Pepa Bueno
Hubo un tiempo en España que veíamos aquí y allá la bandera de la UE, y sabíamos que por ahí, pasaba el futuro. Que conectaría el país con la modernidad. La integración en Europa no solo trajo una lluvia de millones, sino el convencimiento que pertenecer a ese proyecto volvía irreversible nuestro camino a la democracia. La batalla de las dos Europas, una que defiende los valores liberales del proyecto europeo y la otra, nacionalpopulista, que se aprovecha de sus ventajas pero la ataca. Esta semana hemos visto arrancar la campaña para las siguientes elecciones.
Varias preocupaciones sacuden el mundo occidental: la crisis climática, la emergencia de la extrema derecha y los cambios del orden mundial atravesados por dos guerras. Nada de esto está en la conversación política española, capaz de convertir cualquier asunto global en una refriega doméstica. El PP se reorganiza para la batalla electoral y el PSOE queda con Junts en Ginebra con total opacidad. Lo que podemos verificar es que necesitamos mirar el mundo alrededor, no sea que su estallido nos pille comiendo fruta.
Había algo desasosegante en ver el Parlamento Europeo vacío y un puñado de españoles dándose garrotazos dialécticos en la sala vacía. La Eurocámara discutía la ley de amnistía a propuesta del PP, Vox y Ciudadanos con los mismo argumentos que en el parlamento nacional, pero con diferente decorado. Producía tristeza esa imagen de los españoles vociferando sin poder entenderse. Y la misma respuesta europea de siempre, es un asunto interno.
No hay mes que pase que la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, no reciba una carta de los lectores y lectoras quejándose sobre la dificultad de realizar cualquier trámite con la Administración. Ilsa, Kiusneht, Andry y Deborah son algunos de esos ciudadanos que no paran de intentar “quedar con el Estado”, pero que no consiguen hacerlo. Una falta de respuesta que condiciona la vida de todos ellos en momentos vulnerables. Ciudadanos, pero también trabajadores y especialistas coinciden: la digitalización y la falta de personal lo han complicado todo. Huecos además, que han aprovechado algunas personas para, fuera de los canales reglados, facilitar esos accesos a cambio de cientos de euros. CRÉDITOS: Guion, grabación y montaje: Marta Curiel Presenta y dirige: Silvia Cruz Lapeña Con las voces de: Juan José Millás, Antonio Muñoz Molina, Elsa Cabria, Jimena Marcos y José Juan Morales Diseño de sonido: Nicolás Tsabertidis Edición: Ana Ribera Sintonía: Jorge Magaz Para realizar este episodio también hemos consultado a: César Pinto, abogado especialista en derecho administrativo y extranjería; Sidi Talebbuia, abogado y director de Tax and Legem; Javier Baeza, sacerdote en el Centro Pastoral San Carlos Borromeo de Madrid; a la Central Sindical Independiente y de Funcionarios y a la periodista María Martín de EL PAÍS entre otros PARA LEER: El mercado negro de las citas se extiende por la Administración Las colas invisibles de la Seguridad Social: ni un robot consigue encontrar cita en el 10% de las oficinas
Con una amplia mayoría parlamentaria, pero más compleja y frágil que la anterior Sánchez ha llegado a la Moncloa. La batalla entre ERC y Junts por el relato independentista tras el fracaso del procés es el flanco más débil que habrá que cohesionar día a día. Sánchez tendrá que mejorar la interlocución con buena parte de los altos funcionarios del Estado que por convicción o alineamiento con la derecha ha expresado de manera muy visceral su desacuerdo con la amnistía y el Gobierno.
La opinión de la directora de El País sobre el acuerdo alcanzado entre Junts y el PSOE es que el precio real de la investidura es la ley de amnistía, que todavía no es pública. Dependerá del comportamiento de Junts durante la legislatura saber si hemos abierto una nueva etapa en la política.
La directora de 'El País' analiza la última hora de las negociaciones por la investidura de Pedro Sánchez y su pacto con los partidos independentistas. En especial, pone el foco en cómo se han desarrollado las conversaciones por la amnistía.
Aimar Bretos entrevista a la directora de 'El País'.
El 3 de octubre se cumple una década de la llegada de 500 personas a las costas de Lampedusa. En el intento de alcanzar la costa murieron al menos 368. Aquella imagen horrorizó al mundo y sacudió conciencias, pero diez años después la misma isla, con una población de seis mil habitantes, ha recibido en pocos días a más de 12.000 sin poder darles una salida. Los periodistas de EL PAÍS Lola Hierro, María Martín, Pablo Ordaz y la directora, Pepa Bueno, construyen un relato sonoro que refleja el drama humanitario, la labor de ONG como Open Arms y la inoperancia de la Unión Europea y sus países miembros para ofrecer soluciones efectivas. Créditos Grabación sobre el terreno, guión y narración: Lola Hierro Realización, guión y dirección: Silvia Cruz Lapeña Diseño de sonido: Nicolás Tsabertidis Edición: Ana Ribera Sintonía: Jorge Magaz
Primera hora de l'especial informatiu amb motiu de l'intent d'investidura d'Alberto N
Analizamos el resultado electoral y las opciones que se abren para formar Gobierno. Un episodio con Pepa Bueno, Xosé Hermida y Carlos E. Cué. El Partido Popular ha ganado las elecciones, pero con una victoria amarga porque es improbable que pueda gobernar. El Partido Socialista resiste... crece en votos y en escaños. Y la extrema derecha -que vive su mejor momento en toda Europa-, aquí en España se ha desinflado. Pero el gobierno sigue en el aire y los independentismos en Cataluña y Euskadi pueden ser cruciales. CRÉDITOS Realizado por: Ana Fuentes, Marta Curiel y José Juan Morales Presentado por Ana Fuentes Dirección Silvia Cruz Lapeña Diseño de sonido Nicolás Tsabertidis Sintonía Jorge Magaz