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Devocional do dia 27/05/2025 com o Tema: "Será que?" Todos conhecemos a história da mulher samaritana com quem Jesus Cristo conversou ao lado de um poço d’água próximo à cidade de Sicar. Hoje quero destacar o modo como essa mulher falou com os demais moradores daquela cidade. Leitura bíblica: João 4.13-28 Versículo Chave: Venham ver um homem que me disse tudo o que tenho feito. Será que ele não é o Cristo? (Jo 4.29)See omnystudio.com/listener for privacy information.
====================================================https://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1====================================================DEVOCIÓN MATUTINA PARA JOVENCITAS“PRINCESA”Narrado por: Sirley DelgadilloDesde: Bucaramanga, ColombiaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church===================|| www.drministries.org ||===================15 DE MAYOENCUENTRO EN EL POZO Llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo: —Dame un poco de agua. Juan 4:6-8 Aquí vivía una mujer de mala reputación. La recolección de agua era una tarea que habitualmente realizaban las mujeres del pueblo temprano en el día. Su presencia en el pozo a última hora de la tarde fue un reconocimiento de que no encajaba. Los que llevaban una vida sana la rechazaban. Después de todo, había tenido cinco maridos y ahora vivía con un hombre. Aunque los hombres no hablaban con las mujeres en público, Jesús le pidió a esta mujer que le diera un trago de agua. Conmocionada, la mujer respondió: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber, ya que soy una mujer samaritana?” (Juan 4: 9). Ningún judío que se precie se rebajaría a dirigirse a los paganos. Jesucristo va directo al meollo de su problema. “‘Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice:' Dame de beber ‘, le habrías pedido, y Él te habría dado agua viva' ‘(Juan 4:10). . Y cuando ella preguntó de dónde conseguir esta agua viva, Él le explicó el proceso de la vida eterna. Transformada, corrió de regreso a la ciudad contando su asombrosa noticia: “Ven, ve a un hombre que me contó todas las cosas que he hecho; Este no es el Cristo, ¿verdad? “(Juan 4:29).
Jesús se encuentra con la mujer samaritana en el pozo de Sicar, rompiendo barreras culturales y sociales. En un diálogo profundo y lleno de amor, Él le revela que es el Mesías, ofreciéndole agua viva que sacia para siempre.Mientras los discípulos comienzan a comprender la magnitud de su misión, Jesús deja claro que su mensaje es para todos, sin importar su pasado o condición. La mujer, transformada por este encuentro, corre a compartir con su pueblo la noticia de que ha encontrado al Cristo.Este poderoso momento nos recuerda que Jesús nos conoce por completo, nos ama incondicionalmente y nos ofrece una nueva vida en Él.
41Cuando supo Jesús que habían oído los fariseos que Jesús hacía más discípulos que Juan y que bautizaba 2(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3dejó Judea y partió de nuevo para Galilea. 4Era necesario que él pasara a través de Samaría. 5Llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; 6allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. 7Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». 8Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. 9La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). 10Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva». 11La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; 12¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». 13Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; 14pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». 15La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla». 16Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve». 17La mujer le contesta: «No tengo marido». Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: 18has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad». 19La mujer le dice: «Señor, veo que tú eres un profeta. 20Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». 21Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. 24Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». 25
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai. 1 Por tanto, cuando el Señor supo que los fariseos habían oído que Él hacía y bautizaba más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos), 3 salió de Judea y partió otra vez para Galilea. 4 Y tenía que pasar por Samaria. 5 Llegó*, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José; 6 y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Una mujer de Samaria vino* a sacar agua, y Jesús le dijo*: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. 9 Entonces la mujer samaritana le dijo*: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.) 10 Respondió Jesús y le dijo: Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva. 11 Ella le dijo*: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna. 15 La mujer le dijo*: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla. 16 Él le dijo*: Ve, llama a tu marido y ven acá. 17 Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido. Jesús le dijo*: Bien has dicho: «No tengo marido», 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad. 19 La mujer le dijo*: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo*: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. 24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad. 25 La mujer le dijo*: Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando Él venga nos declarará todo. 26 Jesús le dijo*: Yo soy, el que habla contigo. 27 En esto llegaron sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: ¿Qué tratas de averiguar? o: ¿Por qué hablas con ella? 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo* a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo? 30 Y salieron de la ciudad e iban a Él. -------- 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation Más información sobre La Biblia de las Américas paulino.solorzano@gmail.com
NOTAS DE ELENAMaterial complementario de la escuela Sabática para adultosNarrado por: Patty CuyanDesde: Californica, USAUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchDOMINGO, 27 DE OCTUBREEL ESCENARIO DEL ENCUENTROCristo no admitía distinción alguna de nacionalidad, jerarquía social, ni credo. Los escribas y fariseos deseaban hacer de los dones del cielo un beneficio local y nacional, y excluir de Dios al resto de la familia humana. Pero Cristo vino para derribar toda valla divisoria. Vino para manifestar que su don de misericordia y amor es tan ilimitado como el aire, la luz o las lluvias que refrigeran la tierra. La vida de Cristo fundó una religión sin castas: en la que judíos y gentiles, libres y esclavos, unidos por los lazos de fraternidad, son iguales ante Dios. Nada hubo de artificioso en sus procedimientos. Ninguna diferencia hacía entre vecinos y extraños, amigos y enemigos. Lo que conmovía el corazón de Jesús era el alma sedienta del agua de vida. Nunca despreció a nadie por inútil, sino que procuraba aplicar a toda alma su remedio curativo. Cualesquiera que fueran las personas con quienes se encontrase, siempre sabía darles alguna lección adecuada al tiempo y a las circunstancias. Cada descuido o insulto del hombre para con el hombre le hacía sentir tanto más la necesidad que la humanidad tenía de su simpatía divina y humana. Procuraba infundir esperanza en los más rudos y en los que menos prometían, presentándoles la seguridad de que podían llegar a ser sin tacha y sencillos, poseedores de un carácter que los diera a conocer como hijos de Dios (El ministerio de curación, pp. 15, 16). El Salvador anhelaba exponer a sus discípulos la verdad concerniente al derribamiento de la "pared intermedia de separación" entre Israel y las otras naciones —la verdad de que "los Gentiles sean juntamente herederos" con los judíos, y "consortes de su promesa en Cristo por el evangelio". Efesios 2:14: 3:6. Esta verdad fue revelada en parte cuando recompensó la fe del centurión de Capernaum, y también cuando predicó el evangelio a los habitantes de Sicar. Fue revelada todavía más claramente en ocasión de su visita a Fenicia, cuando sanó a la hija de la mujer cananea. Estos incidentes ayudaron a sus discípulos a comprender que entre aquellos a quienes muchos consideraban indignos de la salvación, había almas ansiosas de la luz de la verdad (Los hechos de los apóstoles, pp. 16, 17). En los tiempos de Cristo, el orgullo, el egoísmo y el prejuicio habían levantado una muralla de separación sólida y alta entre los que habían sido designados custodios de los oráculos sagrados y las demás naciones del mundo. Cristo vino a cambiar todo esto. Las palabras que el pueblo oía de sus labios eran distintas de cuantas había escuchado de sacerdotes o rabinos. Cristo derribó la muralla de separación, el amor propio, y el prejuicio divisor del nacionalismo egoísta; enseñó a amar a toda la familia humana. Elevó al hombre por encima del círculo limitado que les prescribía su propio egoísmo; anuló toda frontera territorial y toda distinción artificial de las capas sociales. Para él no había diferencia entre vecinos y extranjeros ni entre amigos y enemigos. Nos enseña a considerar a cada alma necesitada como nuestro prójimo y al mundo como nuestro campo (El discurso maestro de Jesucristo, p. 38).
====================================================SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1==================================================== LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA IV TRIMESTRE DEL 2024Narrado por: Gustavo PérezDesde: Málaga, EspañaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchDOMINGO 27 DE OCTUBREEL ESCENARIO DEL ENCUENTROLee Juan 4:1 al 4. ¿Cuál fue el trasfondo que llevó a Jesús a pasar por Samaria? Los fariseos descubrieron que los discípulos de Jesús bautizaban más gente que los de Juan el Bautista. Esta situación podía crear tensiones entre los seguidores de Juan y los de Jesús. Los discípulos de Juan, como es natural, eran celosos de la reputación y el estatus de su maestro (comparar con Juan 3:26-30). La impresionante respuesta de Juan fue que él debía disminuir, pero que Jesús debía aumentar (Juan 3:30). Probablemente para evitar la confrontación, Jesús abandonó Judea para dirigirse a Galilea. Samaria ofrecía la ruta más directa entre esos dos lugares, pero no era la única posible. Los judíos devotos tomaban el camino más largo, yendo al este a través de Perea. Pero Jesús tenía una misión en Samaria. Lee Juan 4:5 al 9. ¿Cómo aprovechó Jesús esta oportunidad para entablar un diálogo con la mujer samaritana? El pozo de Jacob estaba situado justo al lado de Siquem, mientras que Sicar, de donde era la mujer, estaba a un kilómetro y medio de allí. Jesús se sentó junto al pozo mientras sus discípulos iban a la ciudad a comprar comida. No tenía acceso al agua fresca del pozo. Cuando la mujer vino a sacar agua, Jesús le pidió de beber. En Juan 3, fue sorprendente que Nicodemo, un dirigente de los judíos y rabino, se rebajara a ir a Jesús. Fue de noche para no ser visto por la gente. Pero en Juan 4, la samaritana se esconde a plena luz del día, quizá para evitar el contacto con otras mujeres que venían al pozo temprano o al atardecer, cuando hacía menos calor. De no ser así, ¿por qué recorrer un camino tan largo para buscar agua en pleno día, cuando hacía más calor? Sea cual fuere la razón de su presencia allí, el encuentro con Jesús cambiaría su vida. ¿Qué escena se desarrolla a continuación? Un maestro judío es contrastado con una mujer samaritana de mala reputación. ¡Qué diferencia! Sin embargo, es en este contexto donde se produce un encuentro extraordinario. ¿Cuáles son algunos prejuicios de tu propia cultura que podrían obstaculizar tu testimonio en favor de los demás? ¿Cómo es posible aprender a superarlos? Comparte tu respuesta en la clase el sábado.
====================================================SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1==================================================== LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA IV TRIMESTRE DEL 2024Narrado por: Gustavo PérezDesde: Málaga, EspañaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchSÁBADO 26 DE OCTUBREEL TESTIMONIO DE LOS SAMARITANOS LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Juan 4:1-42; 3:26-30; Jeremías 2:13; Zacarías 14:8; Ezequiel 36:25-27. PARA MEMORIZAR:“Y decían a la mujer: ‘Ya no creemos solo por tu palabra, sino porque nosotros mismos lo hemos oído, y sabemos que en verdad este es el Salvador del mundo' ” (Juan 4:42). ¿Quiénes eran los samaritanos? Israel, el Reino del Norte, fue llevado cautivo por los asirios en el año 722 a.C. para crear estabilidad política. Los asirios dispersaron a sus cautivos por todo su imperio.Asimismo, cautivos de otras naciones fueron llevados a repoblar el Reino del Norte. La población mixta resultante fueron los samaritanos, quienes practicaban su propia forma de judaísmo. Sin embargo, las relaciones entre ellos y los judíos no eran buenas. Por ejemplo, los samaritanos se opusieron a la reconstrucción del Templo cuando los judíos regresaron de Babilonia. Los samaritanos, mientras tanto, habían construido su propio templo en el monte Gerizim. Pero este templo fue destruido por el gobernante judío Juan Hircano en el año 128 a.C. En la época de Cristo, esta animosidad continuaba. Los judíos evitaban Samaria en la medida de lo posible. Aunque las relaciones comerciales eran posibles, cualquier otro tipo de interacción era tabú. Los judíos no pedían nada prestado a los samaritanos ni recibían favores de ellos. En este contexto, Juan narra el encuentro entre Jesús, la mujer junto al pozo y los habitantes de la ciudad samaritana de Sicar.
Trazemos um detonado sobre a lição do 4º Trimestre da Escola Sabatina Jovem de 2024 - O Verbo - Na cidade de Sicar - 04/13. Nosso instagram é: https://www.instagram.com/podcastsavepoint/ ; e para mais conteúdo, acesse http://comtextobiblico.com.br/ ;
Benvenuti ai 4 Vangeli-letture in 1 anno 5 gg a settimanaOggi: Gesù e la Samaritana4 Quando dunque Gesù seppe che i farisei avevano udito che egli faceva e battezzava più discepoli di Giovanni 2 (sebbene non fosse Gesù che battezzava, ma i suoi discepoli), 3 lasciò la Giudea e se ne andò di nuovo in Galilea.4 Ora doveva passare per la Samaria. 5 Giunse dunque a una città della Samaria, chiamata Sicar, vicina al podere che Giacobbe aveva dato a suo figlio Giuseppe; 6 e là c'era la fonte di Giacobbe. Gesù dunque, stanco del cammino, stava così a sedere presso la fonte. Era circa l'ora sesta.7 Una donna della Samaria venne ad attingere l'acqua. Gesù le disse: «Dammi da bere». 8 (Infatti i suoi discepoli erano andati in città a comprare da mangiare.) 9 La donna samaritana allora gli disse: «Come mai tu che sei Giudeo chiedi da bere a me, che sono una donna samaritana?» Infatti i Giudei non hanno relazioni con i Samaritani. 10 Gesù le rispose: «Se tu conoscessi il dono di Dio e chi è che ti dice: “Dammi da bere”, tu stessa gliene avresti chiesto, ed egli ti avrebbe dato dell'acqua viva». 11 La donna gli disse: «Signore, tu non hai nulla per attingere, e il pozzo è profondo; da dove avresti dunque quest'acqua viva? 12 Sei tu più grande di Giacobbe, nostro padre, che ci diede questo pozzo e ne bevve egli stesso con i suoi figli e il suo bestiame?» 13 Gesù le rispose: «Chiunque beve di quest'acqua avrà di nuovo sete; 14 ma chi beve dell'acqua che io gli darò, non avrà mai più sete; anzi, l'acqua che io gli darò diventerà in lui una fonte d'acqua che scaturisce in vita eterna». 15 La donna gli disse: «Signore, dammi di quest'acqua, affinché io non abbia più sete e non venga più fin qui ad attingere». 16 Egli le disse: «Va' a chiamare tuo marito e vieni qua». 17 La donna gli rispose: «Non ho marito». E Gesù: «Hai detto bene: “Non ho marito”, 18 perché hai avuto cinque mariti, e quello che hai ora non è tuo marito; ciò che hai detto è vero». 19 La donna gli disse: «Signore, vedo che tu sei un profeta. 20 I nostri padri hanno adorato su questo monte ma voi dite che è a Gerusalemme il luogo dove bisogna adorare». 21 Gesù le disse: «Donna, credimi; l'ora viene che né su questo monte né a Gerusalemme adorerete il Padre. 22 Voi adorate quel che non conoscete; noi adoriamo quel che conosciamo, perché la salvezza viene dai Giudei. 23 Ma l'ora viene, anzi è già venuta, che i veri adoratori adoreranno il Padre in spirito e verità; poiché il Padre cerca tali adoratori. 24 Dio è Spirito, e quelli che lo adorano bisogna che lo adorino in spirito e verità». 25 La donna gli disse: «Io so che il Messia(che è chiamato Cristo) deve venire; quando sarà venuto ci annuncerà ogni cosa». 26 Gesù le disse «Sono io io che ti parlo!»lascia un commentoSupport the Show.lascia un commentoSupport the show
In quel tempo, Gesù giunse a una città della Samarìa chiamata Sicar, vicina al terreno che Giacobbe aveva dato a Giuseppe suo figlio: qui c'era un pozzo di Giacobbe. Gesù dunque, affaticato per il viaggio, sedeva presso il pozzo. Era circa mezzogiorno. Giunge una donna samaritana ad attingere acqua. Le dice Gesù: «Dammi da bere». I suoi discepoli erano andati in città a fare provvista di cibi. Allora la donna samaritana gli dice: «Come mai tu, che sei giudeo, chiedi da bere a me, che sono una donna samaritana?». I Giudei infatti non hanno rapporti con i Samaritani. Gesù le risponde: «Se tu conoscessi il dono di Dio e chi è colui che ti dice: Dammi da bere!, tu avresti chiesto a lui ed egli ti avrebbe dato acqua viva». Gli dice la donna: «Signore, non hai un secchio e il pozzo è profondo; da dove prendi dunque quest'acqua viva? Sei tu forse più grande del nostro padre Giacobbe, che ci diede il pozzo e ne bevve lui con i suoi figli e il suo bestiame?». Gesù le risponde: «Chiunque beve di quest'acqua avrà di nuovo sete; ma chi berrà dell'acqua che io gli darò, non avrà più sete in eterno. Anzi, l'acqua che io gli darò diventerà in lui una sorgente d'acqua che zampilla per la vita eterna». «Signore - gli dice la donna -, dammi quest'acqua, perché io non abbia più sete e non continui a venire qui ad attingere acqua». Le dice: «Va' a chiamare tuo marito e ritorna qui». Gli risponde la donna: «Io non ho marito». Le dice Gesù: «Hai detto bene: Io non ho marito. Infatti hai avuto cinque mariti e quello che hai ora non è tuo marito; in questo hai detto il vero». Gli replica la donna: «Signore, vedo che tu sei un profeta! I nostri padri hanno adorato su questo monte; voi invece dite che è a Gerusalemme il luogo in cui bisogna adorare». Gesù le dice: «Credimi, donna, viene l'ora in cui né su questo monte né a Gerusalemme adorerete il Padre. Voi adorate ciò che non conoscete, noi adoriamo ciò che conosciamo, perché la salvezza viene dai Giudei. Ma viene l'ora - ed è questa - in cui i veri adoratori adoreranno il Padre in spirito e verità: così infatti il Padre vuole che siano quelli che lo adorano. Dio è spirito, e quelli che lo adorano devono adorare in spirito e verità». Gli rispose la donna: «So che deve venire il Messia, chiamato Cristo: quando egli verrà, ci annuncerà ogni cosa». Le dice Gesù: «Sono io, che parlo con te». In quel momento giunsero i suoi discepoli e si meravigliavano che parlasse con una donna. Nessuno tuttavia disse: «Che cosa cerchi?», o: «Di che cosa parli con lei?». La donna intanto lasciò la sua anfora, andò in città e disse alla gente: «Venite a vedere un uomo che mi ha detto tutto quello che ho fatto. Che sia lui il Cristo?». Uscirono dalla città e andavano da lui. Intanto i discepoli lo pregavano: «Rabbì, mangia». Ma egli rispose loro: «Io ho da mangiare un cibo che voi non conoscete». E i discepoli si domandavano l'un l'altro: «Qualcuno gli ha forse portato da mangiare?». Gesù disse loro: «Il mio cibo è fare la volontà di colui che mi ha mandato e compiere la sua opera. Voi non dite forse: ancora quattro mesi e poi viene la mietitura? Ecco, io vi dico: alzate i vostri occhi e guardate i campi che già biondeggiano per la mietitura. Chi miete riceve il salario e raccoglie frutto per la vita eterna, perché chi semina gioisca insieme a chi miete. In questo infatti si dimostra vero il proverbio: uno semina e l'altro miete. Io vi ho mandati a mietere ciò per cui non avete faticato; altri hanno faticato e voi siete subentrati nella loro fatica». Molti Samaritani di quella città credettero in lui per la parola della donna, che testimoniava: «Mi ha detto tutto quello che ho fatto». E quando i Samaritani giunsero da lui, lo pregavano di rimanere da loro ed egli rimase là due giorni. Molti di più credettero per la sua parola e alla donna dicevano: «Non è più per i tuoi discorsi che noi crediamo, ma perché noi stessi abbiamo udito e sappiamo che questi è veramente il salvatore del mondo». Parola del Signore. Forma breve: Gv 4, 5-15.19b-26.39a.40-42 Dal Vangelo secondo Giovanni In quel tempo, Gesù giunse a una città della Samarìa chiamata Sicar, vicina al terreno che Giacobbe aveva dato a Giuseppe suo figlio: qui c'era un pozzo di Giacobbe. Gesù dunque, affaticato per il viaggio, sedeva presso il pozzo. Era circa mezzogiorno. Giunge una donna samaritana ad attingere acqua. Le dice Gesù: «Dammi da bere». I suoi discepoli erano andati in città a fare provvista di cibi. Allora la donna samaritana gli dice: «Come mai tu, che sei giudeo, chiedi da bere a me, che sono una donna samaritana?». I Giudei infatti non hanno rapporti con i Samaritani. Gesù le risponde: «Se tu conoscessi il dono di Dio e chi è colui che ti dice: Dammi da bere!, tu avresti chiesto a lui ed egli ti avrebbe dato acqua viva». Gli dice la donna: «Signore, non hai un secchio e il pozzo è profondo; da dove prendi dunque quest'acqua viva? Sei tu forse più grande del nostro padre Giacobbe, che ci diede il pozzo e ne bevve lui con i suoi figli e il suo bestiame?». Gesù le risponde: «Chiunque beve di quest'acqua avrà di nuovo sete; ma chi berrà dell'acqua che io gli darò, non avrà più sete in eterno. Anzi, l'acqua che io gli darò diventerà in lui una sorgente d'acqua che zampilla per la vita eterna». «Signore - gli dice la donna -, dammi quest'acqua, perché io non abbia più sete e non continui a venire qui ad attingere acqua. Vedo che tu sei un profeta! I nostri padri hanno adorato su questo monte; voi invece dite che è a Gerusalemme il luogo in cui bisogna adorare». Gesù le dice: «Credimi, donna, viene l'ora in cui né su questo monte né a Gerusalemme adorerete il Padre. Voi adorate ciò che non conoscete, noi adoriamo ciò che conosciamo, perché la salvezza viene dai Giudei. Ma viene l'ora - ed è questa - in cui i veri adoratori adoreranno il Padre in spirito e verità: così infatti il Padre vuole che siano quelli che lo adorano. Dio è spirito, e quelli che lo adorano devono adorare in spirito e verità». Gli rispose la donna: «So che deve venire il Messia, chiamato Cristo: quando egli verrà, ci annuncerà ogni cosa». Le dice Gesù: «Sono io, che parlo con te». Molti Samaritani di quella città credettero in lui. E quando giunsero da lui, lo pregavano di rimanere da loro ed egli rimase là due giorni. Molti di più credettero per la sua parola e alla donna dicevano: «Non è più per i tuoi discorsi che noi crediamo, ma perché noi stessi abbiamo udito e sappiamo che questi è veramente il salvatore del mondo».
Banda sonora: Drop the Tapes - Biblioteca de audio de YuoTube Web: http://iglesiadeciudadreal.es/ Podcast:http://www.ivoox.com/podcast-iglesia-. Donaciones local: https://iglesiadeciudadreal.es/donaciones YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCPq8l9Q7KcX7j6iOGDPP_zg Nota informativa: En todos nuestros videos se pueden traducir los SUBTÍTULOS a cualquier idioma. Ir a configuración y elegir idioma de subtitulo. 07/04/2024 - PREDICACIÓN DE LA TARDE - SERIE: VARIADO Juan 4:1-15 - Reina-Valera 1960 Jesús y la mujer samaritana 4 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4 Y le era necesario pasar por Samaria. 5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
MIÉRCOLES 21 DE FEBRERO DE 2024 DE DIOS PARA TI, HOY “Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.” (Juan 4:5-8) El hambre y el cansancio son malos consejeros; ambos nos causan desánimo y lo que menos deseamos en sostener una conversación; pero no para el Señor. Hasta el hambre se le olvidó cuando se encontró con una mujer, samaritana, de un pueblo enemigo de los judíos, necesitada del agua de vida eterna. Tomó del agua y su vida fue transformada. No hay ocasión para lo personal cuando hay una vida que rescatar de las fuerzas del mal. El cansancio y el hambre pueden esperar; pues esa puede ser la última oportunidad de salvación para alguien. (Gina Sánchez) -- Te damos la bienvenida a nuestras reflexiones diarias. Cada día leemos y meditamos en una porción bíblica, para encontrar revelación de Dios que encamine nuestros pasos y haga próspero nuestro camino. Esto es… DE DIOS, PARA TI, HOY. ....... http://www.findnewhope.com/nueva-esperanza ....... www.facebook.com/PastoresRobertoyYamiley ....... Pastores Roberto y Yamiley, De Dios Para Ti Hoy - New Hope en Español , Brandon, FL (813) 689-4161
NOTAS DE ELENAMaterial complementario de la escuela Sabática para adultos.Narrado por: Patty CuyánDesde: California, Estados UnidosUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church MARTES 12 DE DICIEMBREEN TIRO Y SIDÓNMirando hacia el occidente, [Jesús] podía ver dispersas por la llanura que se extendía abajo las antiguas ciudades de Tiro y Sidón, con sus templos paganos, sus magníficos palacios y emporios de comercio, y los puertos llenos de embarcaciones cargadas. Más allá, se encontraba la expansión azul del Mediterráneo, por el cual los mensajeros del evangelio iban a llevar las buenas nuevas hasta los centros del gran imperio mundial. Pero el tiempo no había llegado todavía. La obra que le esperaba ahora consistía en preparar a sus discípulos para su misión... Los habitantes de esta región pertenecen a la antigua raza cana-nea. Eran idólatras, despreciados y odiados por los judíos. A esta clase pertenecía la mujer que ahora había venido a Jesús. Era pagana, y por lo tanto estaba excluida de las ventajas que los judíos disfrutaban diariamente. Había muchos judíos que vivían entre los fenicios, y las noticias de la obra de Cristo habían penetrado hasta esa región... Cristo conoció la situación de esta mujer. Él sabía que ella anhelaba verle, y se colocó en su camino. Ayudándola en su aflicción, él podía dar una representación viva de la lección que quería que enseñar. Para esto había traído a sus discípulos. Deseaba que ellos viesen la ignorancia existente en las ciudades y aldeas cercanas a la tierra de Israel. El pueblo al cual había sido dada toda oportunidad de comprender la verdad no conocía las necesidades de aquellos que le rodeaban. No hacía ningún esfuerzo para ayudar a las almas que estaban en tinieblas. El muro de separación que el orgullo judío había erigido impedía hasta que los discípulos sintieran simpatía por el mundo pagano. Pero las barreras debían ser derribadas (El Deseado de todas las gentes, pp. 365, 366). Durante su ministerio terrestre, Cristo comenzó a derribar la pared divisoria levantada entre los judíos y gentiles, ya predicar la salvación a toda la humanidad. Aunque era judío, trataban libremente con los samaritanos y anulaba las costumbres farisaicas de los judíos con respecto a ese pueblo despreciado. Dormía bajo sus techos, comía junto a sus mesas, y enseñaba en sus calles. El Salvador anhelaba exponer a sus discípulos la verdad preocupante al derribamiento de la "pared intermedia de separación" entre Israel y las otras naciones: la verdad de que "los Gentiles sean junta-mente herederos" con los judíos, y "consortes de su promesa". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ". ".en Cristo por el evangelio." Efesios 2:14; 3:6. Esta verdad fue revelada en parte cuando recompensó la fe del centurión de Capemaum, y también cuan-do predicó el evangelio a los habitantes de Sicar. Fue revelada todavía más claramente en ocasión de su visita a Fenicia, cuando sanó a la hija de la mujer cananea. Estos incidentes ayudaron a sus discípulos a comprender que entre aquellos a quienes muchos consideraban indignos de la salvación, había almas ansiosas de la luz de la verdad (Los hechos de los apóstoles, págs. 16, 17).
Cuando los discípulos vuelven de Sicar con la comida, se encuentran a Jesús hablando con una mujer samaritana. La sorpresa inicial por tan inusual proceder de Jesús da paso a una mayor extrañeza cuando comprueban que Jesús se niega a comer. Los discípulos no comprenden al Maestro y muestran su inmadurez y su falta de visión espiritual en todo este asunto. La misma inmadurez y falta de visión espiritual que experimentamos aquellos que nos identificamos como discípulos de Jesús en muchas ocasiones. En cambio, es de admirar la sencillez, la humildad y la pronta disposición de los samaritanos hacia Jesús cuando le rogaron que se quedase con ellos. Nosotros podemos pensar que aquellos que nos rodean aun no están listos para recibir el Evangelio y al Señor del Evangelio, pero Jesús nos dice como entonces “Alzad vuestros ojos y mirad que los campos están listos para la cosecha.” Juan 4:1-42.
Hoy la Palabra nos lleva al capítulo cuatro de Juan. Allí asistimos al encuentro de dos personas sedientas. Ambas tienen sed física, pero mucho más importante, tienen una profunda sed espiritual. Por un lado la samaritana busca algo que sacie su sed interna de felicidad, de realización, de paz, de significado. Por otro está Jesús, cuya sed por cumplir con la voluntad del Padre le ha llevado hasta Sicar, un remoto lugar de Samaria aparentemente olvidado de Dios. Escucha con atención la profunda conversación que se entabla entre estas dos personas sedientas de muy distintas cosas. Si miras sincera y genuinamente en lo más profundo de tu corazón, encontrarás esa misma sed que vemos en la samaritana. Y si abres bien tus oídos y tu corazón, también podrás encontrar el manantial de agua viva que ella encontró aquella gloriosa tarde. Juan 4:1-29.
Jesús sabía que los fariseos se habían enterado de que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan 2 (aunque no era Jesús mismo quien los bautizaba sino sus discípulos). 3 Así que se fue de Judea y volvió a Galilea. 4 En el camino, tenía que pasar por Samaria. 5 Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. 7 Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber. 8 Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer. 9 La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos.[b] Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber? 10 Jesús contestó: —Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva. Juan 4:1-10 ¿Qué te está pidiendo Dios? La respuesta de tu corazón hacia su petición demuestra la profundidad de tu adoración al Padre.
Benvenuti ai 4 Vangeli-letture in 1 anno 5 gg a settimanaOggi: Gesù e la SamaritanaGesù e la donna samaritana4 Quando dunque Gesù seppe che i farisei avevano udito che egli faceva[a] e battezzava più discepoli di Giovanni 2 (sebbene non fosse Gesù che battezzava, ma i suoi discepoli), 3 lasciò la Giudea e se ne andò di nuovo in Galilea.4 Ora doveva passare per la Samaria. 5 Giunse dunque a una città della Samaria, chiamata Sicar[b], vicina al podere che Giacobbe aveva dato a suo figlio Giuseppe; 6 e là c'era la fonte di Giacobbe. Gesù dunque, stanco del cammino, stava così a sedere presso la fonte. Era circa l'ora sesta[c].7 Una donna della Samaria venne ad attingere l'acqua. Gesù le disse: «Dammi da bere». 8 (Infatti i suoi discepoli erano andati in città a comprare da mangiare.) 9 La donna samaritana allora gli disse: «Come mai tu che sei Giudeo chiedi da bere a me, che sono una donna samaritana?» Infatti i Giudei non hanno relazioni con i Samaritani. 10 Gesù le rispose: «Se tu conoscessi il dono di Dio e chi è che ti dice: “Dammi da bere”, tu stessa gliene avresti chiesto, ed egli ti avrebbe dato dell'acqua viva». 11 La donna gli disse: «Signore, tu non hai nulla per attingere, e il pozzo è profondo; da dove avresti dunque quest'acqua viva? 12 Sei tu più grande di Giacobbe, nostro padre, che ci diede questo pozzo e ne bevve egli stesso con i suoi figli e il suo bestiame?» 13 Gesù le rispose: «Chiunque beve di quest'acqua avrà di nuovo sete; 14 ma chi beve dell'acqua che io gli darò, non avrà mai più sete; anzi, l'acqua che io gli darò diventerà in lui una fonte d'acqua che scaturisce in vita eterna». 15 La donna gli disse: «Signore, dammi di quest'acqua, affinché io non abbia più sete e non venga più fin qui ad attingere». 16 Egli[d] le disse: «Va' a chiamare tuo marito e vieni qua». 17 La donna gli[e] rispose: «Non ho marito». E Gesù: «Hai detto bene: “Non ho marito”, 18 perché hai avuto cinque mariti, e quello che hai ora non è tuo marito; ciò che hai detto è vero». 19 La donna gli disse: «Signore, vedo che tu sei un profeta. 20 I nostri padri hanno adorato su questo monte[f], ma voi dite che è a Gerusalemme il luogo dove bisogna adorare». 21 Gesù le disse: «Donna, credimi; l'ora viene che né su questo monte né a Gerusalemme adorerete il Padre. 22 Voi adorate quel che non conoscete; noi adoriamo quel che conosciamo, perché la salvezza viene dai Giudei. 23 Ma l'ora viene, anzi è già venuta, che i veri adoratori adoreranno il Padre in spirito e verità; poiché il Padre cerca tali adoratori. 24 Dio è Spirito, e quelli che lo adorano bisogna che lo adorino in spirito e verità». 25 La donna gli disse: «Io so che il Messia[g] (che è chiamato Cristo) deve venire; quando sarà venuto ci annuncerà ogni cosa». 26 Gesù le disse: «Sono io[h], ioSupport the show
Palavra ministrada na Family Church em Goiânia - GO Em tudo, dai graças, porque esta é a vontade de Deus em Cristo Jesus para convosco. ¹ Quando Jesus soube que os fariseus tinham ouvido dizer que ele fazia e batizava mais discípulos do que João ² — se bem que Jesus mesmo não batizava, e sim os seus discípulos —, ³ deixou a Judeia, retirando-se outra vez para a Galileia. ⁴ E era-lhe necessário passar pela região da Samaria. ⁵ Assim, Jesus chegou a uma cidade samaritana, chamada Sicar, perto das terras que Jacó tinha dado a seu filho José. ⁶ Ali ficava o poço de Jacó. Cansado da viagem, Jesus sentou-se junto ao poço. Era por volta do meio-dia. ⁷ Nisso veio uma mulher samaritana tirar água. Jesus lhe disse: — Dê-me um pouco de água. ⁸ Pois os seus discípulos tinham ido à cidade comprar alimentos. ⁹ Então a mulher samaritana perguntou a Jesus: — Como, sendo o senhor um judeu, pede água a mim, que sou mulher samaritana? Ela disse isso porque os judeus não se dão com os samaritanos. ¹⁰ Jesus respondeu: — Se você conhecesse o dom de Deus e quem é que está lhe pedindo água para beber, você pediria, e ele lhe daria água viva. ¹¹ Ao que a mulher respondeu: — O senhor não tem balde e o poço é fundo. De onde vai conseguir essa água viva? ¹² Por acaso o senhor é maior do que Jacó, o nosso pai, que nos deu o poço, do qual ele mesmo bebeu, assim como os seus filhos e o seu gado? ¹³ Jesus respondeu: — Quem beber desta água voltará a ter sede, ¹⁴ mas aquele que beber da água que eu lhe der nunca mais terá sede.Pelo contrário, a água que eu lhe der será nele uma fonte a jorrar para a vida eterna. ¹⁵ A mulher lhe disse: — Senhor, quero que me dê essa água para que eu não mais tenha sede, nem precise vir aqui buscá-la. ¹⁶ Jesus disse: — Vá, chame o seu marido e volte aqui. ¹⁷ Ao que a mulher respondeu: — Não tenho marido. Então Jesus disse: — Você tem razão ao dizer que não tem marido. ¹⁸ Porque já teve cinco, e esse que agora tem não é seu marido. O que você disse é verdade. João 4:1-18 ²⁷ Naquele momento, chegaram os discípulos de Jesus e se admiraram ao vê-lo falando com uma mulher. Mas nenhum deles perguntou: "O que você está querendo?" Ou: "Por que o senhor está falando com ela?" ²⁸ Quanto à mulher, deixou o seu cântaro, foi à cidade e disse ao povo: ²⁹ — Venham comigo e vejam um homem que me disse tudo o que eu já fiz. Não seria ele, por acaso, o Cristo? ³⁰ Então saíram da cidade e foram até onde Jesus estava. João 4:27-30
4 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4 Y le era necesario pasar por Samaria. 5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
================================================== ==SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1================================================== == NOTAS DE ELENAMaterial complementario de la escuela Sabática para adultosNarrado por: Patty CuyanDesde: California, Estados UnidosUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church SÁBADO DE TARDE, 29 DE JULIOEL MISTERIO DEL EVANGELIOJesús anhelaba reveló los profundos misterios de la verdad que habían permanecido ocultos durante siglos, a fin de que los gentiles seguramente coherederos con los judíos y "consortes de su promesa en Cristo por el evangelio". Efesios 3:6Los discípulos tardaron mucho en aprender esta verdad, y el Maestro divino les dio lección tras lección. Al recompensar la fe del centurión en Capernaúm y al predicar el evangelio a los habitantes de Sicar, había demostrado ya que no compartieron la intolerancia de los judíos. Pero los samaritanos tienen cierto conocimiento de Dios; y el centurión había manifestado bondad hacia Israel. Ahora Jesús relacionó a los discípulos con una pagana a quien ellos percibieron tan desprovista como cualquiera de su pueblo de motivos para esperar favores de él. Quiso dar un ejemplo de cómo debería tratarse a una persona tal. Los discípulos habían pensado que él dispensaba demasiado libremente los dones de su gracia. Quería mostrarles que su amor no había de limitarse a raza o nación alguna... Este acto reveló con mayor plenitud a los discípulos la labor que les esperaban entre los gentiles. Vieron un amplio campo de utilidad fuera de Judea. Vieron almas que sobrellevaban tristezas desconocidas para los que eran más favorecidos. Entre aquellos a quienes se les había enseñado a despreciar, había almas que anhelaban la ayuda del gran Médico y que tenían hambre por la luz de la verdad que había sido dada en tanta abundancia a los judíos (El Deseado de todas las gentes, pp. 368, 369). Los siervos de Dios no reciben honores ni reconocimiento del mundo. Esteban fue apedreado porque predicaba a Cristo y Cristo crucificado. Pablo fue encarcelado, azotado, apedreado y finalmente muerto, porque era un fiel mensajero de Dios a los gentiles. El apóstol Juan fue desterrado a la isla de Patmos, "por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo". Apocalipsis 1:9. Estos ejemplos humanos de constancia en la fuerza del poder divino, son para el mundo un testimonio de la fidelidad de Dios a sus promesas, de su constante presencia y gracia sostenedora... Los héroes de Dios, poseídos de la fe, reciben una herencia de mayor valor que cantidades riquezas terrenas, una herencia que satisfará los anhelos del alma. Pueden ser desconocidos e ignorados por el mundo, pero en los libros del cielo están anotados como ciudadanos del reino de Dios, y serán objeto de una excelsa grandeza, de un eterno peso de gloria. La obra mayor, el esfuerzo más noble a que pueden dedicarse los hombres, es mostrar el Cordero de Dios a los pecadores (Obreros evangélicos, pp. 18, 19).
Jesús y la mujer samaritana ESUS Y LA MUJER SAMARITANA JUAN 4 JUAN 4:3-5 3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4 Y le era necesario pasar por Samaria. 5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. JUAN 4:6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. JUAN 4:7-8 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. JUAN 4:9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. JUAN 4:10-12 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? JUAN 4:13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; JUAN 4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. Jeremías 2:13 porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. JUAN 4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. JUAN 4:16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. JUAN 4:17-18 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. JUAN 4: JUAN 4:19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. JUAN 4:25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. JUAN 4:27-30 27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo? 30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. JUAN 4:31-32 31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 32 Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. JUAN 4:33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? JUAN 4:34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. JUAN 4:35-36 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. 36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. JUAN 4:37-38 37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. 38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. JUAN 4:39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. JUAN 4:40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. JUAN 4:41 Y creyeron muchos más por la palabra de él, JUAN 4:42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo. 2 Jul 2023
3º Domingo da Quaresma Evangelho (Jo 4,5-15.19b-26.39a.40-42) Naquele tempo, 5Jesus chegou a uma cidade da Samaria, chamada Sicar, perto do terreno que Jacó tinha dado ao seu filho José. 6Era aí que ficava o poço de Jacó. Cansado da viagem, Jesus sentou-se junto ao poço. Era por volta de meio-dia. 7Chegou uma mulher de Samaria para tirar água. Jesus lhe disse: “Dá-me de beber”. 8Os discípulos tinham ido à cidade para comprar alimentos. 9A mulher samaritana disse então a Jesus: “Como é que tu, sendo judeu, pedes de beber a mim, que sou uma mulher samaritana?” De fato, os judeus não se dão com os samaritanos. 10Respondeu-lhe Jesus: “Se tu conhecesses o dom de Deus e quem é que te pede: ‘Dá-me de beber', tu mesma lhe pedirias a ele, e ele te daria água viva”. 11A mulher disse a Jesus: “Senhor, nem sequer tens balde e o poço é fundo. De onde vais tirar água viva? 12Por acaso, és maior que nosso pai Jacó, que nos deu o poço e que dele bebeu, como também seus filhos e seus animais?” 13Respondeu Jesus: “Todo aquele que bebe desta água terá sede de novo. 14Mas quem beber da água que eu lhe darei, esse nunca mais terá sede. E a água que eu lhe der se tornará nele uma fonte de água que jorra para a vida eterna”. 15A mulher disse a Jesus: “Senhor, dá-me dessa água, para que eu não tenha mais sede e nem tenha de vir aqui para tirá-la”. 19b“Senhor, vejo que és um profeta!” 20Os nossos pais adoraram neste monte, mas vós dizeis que em Jerusalém é que se deve adorar”. 21Disse-lhe Jesus: “Acredita-me, mulher: está chegando a hora em que nem neste monte, nem em Jerusalém adorareis o Pai. 22Vós adorais o que não conheceis. Nós adoramos o que conhecemos, pois a salvação vem dos judeus. 23Mas está chegando a hora, e é agora, em que os verdadeiros adoradores adorarão o Pai em espírito e verdade. De fato, estes são os adoradores que o Pai procura. 24Deus é espírito, e aqueles que o adoram devem adorá-lo em espírito e verdade”. 25A mulher disse a Jesus: “Sei que o Messias (que se chama Cristo) vai chegar. Quando ele vier, vai nos fazer conhecer todas as coisas”. 26Disse-lhe Jesus: “Sou eu, que estou falando contigo”. 39aMuitos samaritanos daquela cidade abraçaram a fé em Jesus. 40Por isso, os samaritanos vieram ao encontro de Jesus e pediram que permanecesse com eles. Jesus permaneceu aí dois dias. 41E muitos outros creram por causa da sua palavra. 42E disseram à mulher: “Já não cremos por causa das tuas palavras, pois nós mesmos ouvimos e sabemos que este é verdadeiramente o salvador do mundo”. — Palavra da Salvação.
P. Santiago (Colombia)-En su paso por Sicar, tierra de Samaritanos, Jesús se detiene hablar con una mujer que descubre cuál es su verdadera sed. En la conversación, a Jesús no le interesa el lado ideal de nuestra vida, sino el lado real de la vida.
Homilia Dominical, Parroquia Santo Cristo de los Milagros, Carolina P.R.
Parroquia Santo Cristo de los Milagros, Carolina PR. 12 de marzo de 2023. Grabada en la celebración eucarística dominical en nuestro Santuario el sábado 10 a las 6:00 pmCelebrante: P. Néstor Yulfo HoffmannLas lecturas de este domingo fueron: Éxodo 17:3-7 Romanos 5:1-2, 5-8 Juan 4:5-42
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 4, 5-15. 19b-26. 39a. 40-42 Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber». Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: « ¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú misma se lo hubieras pedido, y Él te habría dado agua viva». «Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?». Jesús le respondió: «El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que Yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que Yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna». «Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla». «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar». Jesús le respondió: «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén ustedes adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad». La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo». Jesús le respondió: «Soy yo, el que habla contigo». Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en Él. Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y Él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en Él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que Él es verdaderamente el Salvador del mundo». Palabra del Señor.
Jn 4,5-42. Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber". Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva". "Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?". Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna". "Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla". Jesús le respondió: "Ve, llama a tu marido y vuelve aquí". La mujer respondió: "No tengo marido". Jesús continuó: "Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad". La mujer le dijo: "Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar". Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo". Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo". En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: "¿Qué quieres de ella?" o "¿Por qué hablas con ella?". La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: "Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?". Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro. Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: "Come, Maestro". Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen". Los discípulos se preguntaban entre sí: "¿Alguien le habrá traído de comer?". Jesús les respondió: "Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra. Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega. Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría. Porque en esto se cumple el proverbio: 'no siembra y otro cosecha' Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos". Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que hice". Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Él le dijo: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”. La mujer le contestó: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razón en decir: ‘No tengo marido'. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad”. La mujer le dijo: “Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”. En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo, ninguno le dijo: ‘¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?' Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?” Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba. Mientras tanto, sus discípulos le insistían: “Maestro, come”. Él les dijo: “Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen”. Los discípulos comentaban entre sí: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Jesús les dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien, yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: ‘Uno es el que siembra y otro el que cosecha'. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto”. Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho'. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”.
Evangelio según San Juan 4, 5 – 14; 21 – 26; 41 - 42 En aquel tiempo Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: “Dame de beber”. Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: “¿Cómo tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice dame de beber, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva”. “Señor”, le dijo ella, “No tienes nada para sacar el agua, y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde bebió él, lo mismo que sus hijos y sus animales?” Jesús le respondió: “El que beba de esta agua, tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la vida eterna”. “Señor”, le dijo la mujer “Dame de esa agua para que no tenga más sed, y no necesite venir hasta aquí a sacarla. Señor, veo que eres un Profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña y ustedes dicen que es en Jerusalén en donde se debe adorar. Jesús les respondió: “Créeme mujer, llega la hora en que ni en esta montaña, ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los adoradores que quiere el Padre: Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: “Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo”. Jesús le respondió: “Soy yo, el que habla contigo”. Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él; los samaritanos se acercaron a Jesús y le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él a causa de su palabra y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú has dicho. Nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo”. ----------------------------------------------------- Además puedes escuchar el Evangelio diario en las siguientes plataformas: Spotify: https://open.spotify.com/show/2M0Ubx3Jh55B6W3b20c3GO Apple podcast: https://podcasts.apple.com/us/podcast/evangelio-del-d%C3%ADa/id1590423907 Para más información puede consultar nuestro sitio: https://www.vozcatolica.com o escríbanos a info@vozcatolica.com Si quiere colaborar con este Apostolado lo puede hacer dirigiéndose a: https://vozcatolica.com/ayudanos
Evangelho de Jesus Cristo segundo João 4,5-15.19b-26.39a.40-42 Naquele tempo: Jesus chegou a uma cidade da Samaria, chamada Sicar, perto do terreno que Jacó tinha dado ao seu filho José. Era aí que ficava o poço de Jacó. Cansado da viagem, Jesus sentou-se junto ao poço. Era por volta do meio-dia. Chegou uma mulher da Samaria para tirar água. Jesus lhe disse: 'Dá-me de beber'. Os discípulos tinham ido à cidade para comprar alimentos. A mulher samaritana disse então a Jesus: 'Como é que tu, sendo judeu, pedes de beber a mim, que sou uma mulher samaritana?' De fato, os judeus não se dão com os samaritanos. Respondeu-lhe Jesus: 'Se tu conhecesses o dom de Deus e quem é que te pede: 'Dá-me de beber', tu mesma lhe pedirias a ele, e ele te daria água viva.' A mulher disse a Jesus: 'Senhor, nem sequer tens balde e o poço é fundo. De onde vais tirar a água viva? Por acaso, és maior que nosso pai Jacó, que nos deu o poço e que dele bebeu, como também seus filhos e seus animais?' Respondeu Jesus: 'Todo aquele que bebe desta água terá sede de novo. Mas quem beber da água que eu lhe darei, esse nunca mais terá sede. E a água que eu lhe der se tornará nele uma fonte de água que jorra para a vida eterna.' A mulher disse a Jesus: 'Senhor, dá-me dessa água, para que eu não tenha mais sede e nem tenha de vir aqui para tirá-la.' 'Senhor, vejo que és um profeta!' Os nossos pais adoraram neste monte mas vós dizeis que em Jerusalém é que se deve adorar'. Disse-lhe Jesus: 'Acredita-me, mulher: está chegando a hora em que nem neste monte, nem em Jerusalém adorareis o Pai. Vós adorais o que não conheceis. Nós adoramos o que conhecemos, pois a salvação vem dos judeus. Mas está chegando a hora, e é agora, em que os verdadeiros adoradores adorarão o Pai em espírito e verdade. De fato, estes são os adoradores que o Pai procura. Deus é espírito e aqueles que o adoram devem adorá-lo em espírito e verdade.' A mulher disse a Jesus: 'Sei que o Messias (que se chama Cristo) vai chegar. Quando ele vier, vai nos fazer conhecer todas as coisas'. Disse-lhe Jesus: 'Sou eu, que estou falando contigo'. Muitos samaritanos daquela cidade abraçaram a fé em Jesus. Por isso, os samaritanos vieram ao encontro de Jesus e pediram que permanecesse com eles. Jesus permaneceu aí dois dias. E muitos outros creram por causa da sua palavra. E disseram à mulher: 'Já não cremos por causa das tuas palavras, pois nós mesmos ouvimos e sabemos, que este é verdadeiramente o salvador do mundo.' Palavra da Salvação.
12 MAR 2023 COR LITÚRGICA: ROXO 3º Domingo da Quaresma Anúncio do Evangelho (Jo 4,5-15.19b-26.39a.40-42)— Glória e louvor a vós, ó Cristo.— Na verdade, sois, Senhor, o Salvador do mundo. Senhor, dai-me água viva a fim de eu não ter sede! (cf. Jo 4,42.15) — PROCLAMAÇÃO do Evangelho de Jesus Cristo + segundo João.— Glória a vós, Senhor!Naquele tempo, 5Jesus chegou a uma cidade da Samaria, chamada Sicar, perto do terreno que Jacó tinha dado ao seu filho José. 6Era aí que ficava o poço de Jacó. Cansado da viagem, Jesus sentou-se junto ao poço. Era por volta de meio-dia. 7Chegou uma mulher de Samaria para tirar água. Jesus lhe disse: “Dá-me de beber”.8Os discípulos tinham ido à cidade para comprar alimentos. 9A mulher samaritana disse então a Jesus: “Como é que tu, sendo judeu, pedes de beber a mim, que sou uma mulher samaritana?” De fato, os judeus não se dão com os samaritanos.10Respondeu-lhe Jesus: “Se tu conhecesses o dom de Deus e quem é que te pede: ‘Dá-me de beber', tu mesma lhe pedirias a ele, e ele te daria água viva”.11A mulher disse a Jesus: “Senhor, nem sequer tens balde e o poço é fundo. De onde vais tirar água viva? 12Por acaso, és maior que nosso pai Jacó, que nos deu o poço e que dele bebeu, como também seus filhos e seus animais?”13Respondeu Jesus: “Todo aquele que bebe desta água terá sede de novo. 14Mas quem beber da água que eu lhe darei, esse nunca mais terá sede. E a água que eu lhe der se tornará nele uma fonte de água que jorra para a vida eterna”.15A mulher disse a Jesus: “Senhor, dá-me dessa água, para que eu não tenha mais sede e nem tenha de vir aqui para tirá-la”. 19b“Senhor, vejo que és um profeta!” 20Os nossos pais adoraram neste monte, mas vós dizeis que em Jerusalém é que se deve adorar”.21Disse-lhe Jesus: “Acredita-me, mulher: está chegando a hora em que nem neste monte, nem em Jerusalém adorareis o Pai. 22Vós adorais o que não conheceis. Nós adoramos o que conhecemos, pois a salvação vem dos judeus.23Mas está chegando a hora, e é agora, em que os verdadeiros adoradores adorarão o Pai em espírito e verdade. De fato, estes são os adoradores que o Pai procura. 24Deus é espírito, e aqueles que o adoram devem adorá-lo em espírito e verdade”.25A mulher disse a Jesus: “Sei que o Messias (que se chama Cristo) vai chegar. Quando ele vier, vai nos fazer conhecer todas as coisas”. 26Disse-lhe Jesus: “Sou eu, que estou falando contigo”.39aMuitos samaritanos daquela cidade abraçaram a fé em Jesus. 40Por isso, os samaritanos vieram ao encontro de Jesus e pediram que permanecesse com eles. Jesus permaneceu aí dois dias. 41E muitos outros creram por causa da sua palavra. 42E disseram à mulher: “Já não cremos por causa das tuas palavras, pois nós mesmos ouvimos e sabemos que este é verdadeiramente o salvador do mundo”. — Palavra da Salvação.— Glória a vós, Senhor. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/pe-jose-vicente/message
VANGELO Dal Vangelo secondo Giovanni (4,5-42) In quel tempo, Gesù giunse a una città della Samarìa chiamata Sicar, vicina al terreno che Giacobbe aveva dato a Giuseppe suo figlio: qui c'era un pozzo di Giacobbe. Gesù dunque, affaticato per il viaggio, sedeva presso il pozzo. Era circa mezzogiorno. Giunge una donna samaritana ad attingere acqua. Le dice Gesù: «Dammi da bere». I suoi discepoli erano andati in città a fare provvista di cibi. Allora la donna samaritana gli dice: «Come mai tu, che sei giudeo, chiedi da bere a me, che sono una donna samaritana?». I Giudei infatti non hanno rapporti con i Samaritani. Gesù le risponde: «Se tu conoscessi il dono di Dio e chi è colui che ti dice: Dammi da bere!, tu avresti chiesto a lui ed egli ti avrebbe dato acqua viva». Gli dice la donna: «Signore, non hai un secchio e il pozzo è profondo; da dove prendi dunque quest'acqua viva? Sei tu forse più grande del nostro padre Giacobbe, che ci diede il pozzo e ne bevve lui con i suoi figli e il suo bestiame?». Gesù le risponde: «Chiunque beve di quest'acqua avrà di nuovo sete; ma chi berrà dell'acqua che io gli darò, non avrà più sete in eterno. Anzi, l'acqua che io gli darò diventerà in lui una sorgente d'acqua che zampilla per la vita eterna». «Signore – gli dice la donna –, dammi quest'acqua, perché io non abbia più sete e non continui a venire qui ad attingere acqua. Vedo che tu sei un profeta! I nostri padri hanno adorato su questo monte; voi invece dite che è a Gerusalemme il luogo in cui bisogna adorare». Gesù le dice: «Credimi, donna, viene l'ora in cui né su questo monte né a Gerusalemme adorerete il Padre. Voi adorate ciò che non conoscete, noi adoriamo ciò che conosciamo, perché la salvezza viene dai Giudei. Ma viene l'ora – ed è questa – in cui i veri adoratori adoreranno il Padre in spirito e verità: così infatti il Padre vuole che siano quelli che lo adorano. Dio è spirito, e quelli che lo adorano devono adorare in spirito e verità». Gli rispose la donna: «So che deve venire il Messia, chiamato Cristo: quando egli verrà, ci annuncerà ogni cosa». Le dice Gesù: «Sono io, che parlo con te». Molti Samaritani di quella città credettero in lui. E quando giunsero da lui, lo pregavano di rimanere da loro ed egli rimase là due giorni. Molti di più credettero per la sua parola e alla donna dicevano: «Non è più per i tuoi discorsi che noi crediamo, ma perché noi stessi abbiamo udito e sappiamo che questi è veramente il salvatore del mondo». COMMENTOA duemila anni di distanza da questo incontro dobbiamo riconoscere che il religioso divide più di quel che unisca. Questo tempo di quaresima è opportuno per chiedere ancora la fratellanza di tutto il genere umano, unita e figlia di un solo Padre celeste.CITAZIONECerchiamo ciò che ci unisce, non ciò che ci divide (S. Giovanni XXXIII)Commento di don Federico (Pucci), sacerdote della diocesi di Mondovì!
Dal Vangelo secondo Giovanni 4, 5-15.19b-26.39a.40-42 (forma breve) In quel tempo, Gesù giunse a una città della Samarìa chiamata Sicar, vicina al terreno che Giacobbe aveva dato a Giuseppe suo figlio: qui c'era un pozzo di Giacobbe. Gesù dunque, affaticato per il viaggio, sedeva presso il pozzo. Era circa mezzogiorno. Giunge una donna samaritana ad attingere acqua. Le dice Gesù: «Dammi da bere». I suoi discepoli erano andati in città a fare provvista di cibi. Allora la donna samaritana gli dice: «Come mai tu, che sei giudeo, chiedi da bere a me, che sono una donna samaritana?». I Giudei infatti non hanno rapporti con i Samaritani. Gesù le risponde: «Se tu conoscessi il dono di Dio e chi è colui che ti dice: Dammi da bere!, tu avresti chiesto a lui ed egli ti avrebbe dato acqua viva». Gli dice la donna: «Signore, non hai un secchio e il pozzo è profondo; da dove prendi dunque quest'acqua viva? Sei tu forse più grande del nostro padre Giacobbe, che ci diede il pozzo e ne bevve lui con i suoi figli e il suo bestiame?». Gesù le risponde: «Chiunque beve di quest'acqua avrà di nuovo sete; ma chi berrà dell'acqua che io gli darò, non avrà più sete in eterno. Anzi, l'acqua che io gli darò diventerà in lui una sorgente d'acqua che zampilla per la vita eterna». «Signore – gli dice la donna –, dammi quest'acqua, perché io non abbia più sete e non continui a venire qui ad attingere acqua. Vedo che tu sei un profeta! I nostri padri hanno adorato su questo monte; voi invece dite che è a Gerusalemme il luogo in cui bisogna adorare». Gesù le dice: «Credimi, donna, viene l'ora in cui né su questo monte né a Gerusalemme adorerete il Padre. Voi adorate ciò che non conoscete, noi adoriamo ciò che conosciamo, perché la salvezza viene dai Giudei. Ma viene l'ora – ed è questa – in cui i veri adoratori adoreranno il Padre in spirito e verità: così infatti il Padre vuole che siano quelli che lo adorano. Dio è spirito, e quelli che lo adorano devono adorare in spirito e verità». Gli rispose la donna: «So che deve venire il Messia, chiamato Cristo: quando egli verrà, ci annuncerà ogni cosa». Le dice Gesù: «Sono io, che parlo con te». Molti Samaritani di quella città credettero in lui. E quando giunsero da lui, lo pregavano di rimanere da loro ed egli rimase là due giorni. Molti di più credettero per la sua parola e alla donna dicevano: «Non è più per i tuoi discorsi che noi crediamo, ma perché noi stessi abbiamo udito e sappiamo che questi è veramente il salvatore del mondo». Se dovessi trovare una parola per descrivere l'incontro tra Gesù e la Samaritana userei "desiderio". Desiderio perché entrambi si cercano, desiderano farsi vicini l'uno all'altro. Gesù è il primo ad agire, toglie l'imbarazzo del trovarsi in un luogo deserto insieme ad uno sconosciuto. Si fa bisognoso per poter parlare con la donna chiedendole di darle da bere. Lui si è fermato al pozzo non per caso ma per incontrarla, per salvarla. Lei dal canto suo, avrebbe potuto non rispondergli, infatti, chissà quante volte i giudei l'avranno trattata con pregiudizio; ora avrebbe l'occasione di vendicarsi di tutti questi maltrattamenti, ma non lo fa. Non lo fa perché è piena di domande, è curiosa e vuole capire chi è quest'uomo che ha davanti. In questo atteggiamento rileggo un po' il mio nei confronti di Dio, le tante domande e talvolta l'inquietudine che le genera. Come la Samaritana anche io sento di aver bisogno dell'acqua viva di cui parla Gesù. È lui a dire che basta berne una sola volta, basta la scoperta di essere amati immensamente da Dio una sola volta per sentirsi figli tutta la vita. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/vangelo/message
Domingo, 12 de marzo de 2023 (3ª Semana de Cuaresma - Ciclo A) Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! [Juan 4, 5-42] En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Señor, dame de esa agua así no tendré más sed ni tendré que venir aquí a sacarla». Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve». La mujer le contesta: «No tengo marido». Jesús le dice: «Tienes razón que no tienes marido; has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad». La mujer le dijo: «Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo». --- --------------- Conéctate a nuestra Oración Online el próximo jueves 16 de marzo. Link y más información en: https://sercreyente.com/oracion ¿Quieres recibir cada día el Evangelio en tu whatsapp? Alta en: www.sercreyente.com/whatsapp Síguenos ahora también en TikTok (https://www.tiktok.com/@sercreyentecom) y en Twitch (http://twitch.com/sercreyentecom) ¿Conoces los libros de SerCreyente.com? Más info en https://sercreyente.com/libros También puedes hacer tu donativo en www.sercreyente.com/ayudanos Contacto: info@sercreyente.com
Meditación sobre el encuentro de Jesús junto al pozo de Sicar con la mujer samaritana. "Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él". Jn 4,5-42
Jn 4, 5-15. 19b-26. 39a. 40-42: En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla. Ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”. Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho'. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”.
Jn 4, 5-42En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía.Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”.La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”.La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Él le dijo: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”. La mujer le contestó: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razón en decir: ‘No tengo marido'. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad”.La mujer le dijo: “Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”.En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo, ninguno le dijo: ‘¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?' Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?” Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba.Mientras tanto, sus discípulos le insistían: “Maestro, come”. Él les dijo: “Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen”. Los discípulos comentaban entre sí: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Jesús les dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien, yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: ‘Uno es el que siembra y otro el que cosecha'. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto”.Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho'. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”.
Mabuting Balita l Marso 12, 2023 – Ikatlong Linggo ng Kuwaresma (A) Ebanghelyo: John 4:5-42 Dumating si Hesus sa isang bayan ng Samaria, na tinatawag na Sicar na malapit sa bukid na ibinigay ni Jacob kay Jose na kanyang anak. Naroon ang bukal ni Jacob si Hesus dahil sa pagod sa pag-lalakbay ay basta na lamang naupo sa may bukal. Tanghaling tapat ang oras noon, may babaeng taga Samaria na dumating upang sumalok ng tubig at sinabi sa kanya ni Hesus: “Painumin mo ako” sumagot naman sa kanya ang babaeng Samaritana, babaeng Samaritana ako at Judio ka naman at hinihiling mong painumin kita? sapagkat hindi nakikisalamuha ang mga Judio sa mga Samaritano. Sinabi ni Hesus sa kanya “Kung alam mo ang kaloob ng Diyo's at kong sino ang nag salita sayong painumin mo ako, hiningan mo sana siya at bibigyan ka niya ng tubig na buhay. Sinabi sa kanya ng babae, Ginoo wala kang panalok at malalim ang balon, Saan galing ang iyong tubig na buhay? Mas may kakayahan ka ba kaysa ninuno naming si Jacob dahil siya ang nag bigay sa amin ng balon pag katapos niyang uminom mula rito pati na ang kanyang mga anak at mga kawan.” Suamagot si Hesus “Mauuhaw ulit ang uminom sa tubig na ito, ang uminom naman sa tubig na ibibigay ko sa kanya ay hinding hindi na mauuhaw, magiging isa ngang bukal sa kanya ang tubig na ibibigay ko at mag bubunga sa buhay na walang hanggan. Sinabi sa kanya ng babae ‘Ginoo ibigay mo sa akin ang tubig na ito at hindi na ako mauuhaw, ni mapaparito pa para sumalok rito. Sinabi sa kanya ni Hesus ‘'Ako Siya na siyang nangungusap sayo. Pagninilay: Napakinggan natin sa Mabuting Balita ni San Juan ang tagpo ng pagkikita ni Hesus at ng babaeng Samaritana. Napakayaman ng istorya sa mga aral. Isa na rito ang pagnanais ni Hesus na dalhin ang kaligtasan sa lahat ng tao. Ang babaeng Samaritana ang kumakatawan sa ating lahat, katulad niya, tayo rin ay mga makasalanan. Marami tayong mga pagka-uhaw. Uhaw tayo sa atensyon, sa pagmamahal, sa pagpapahalaga. Kadalasan pinupunan natin ang uhaw na ito sa pamamagitan ng mga gawaing makasalanan. Mga kapanalig, katulad ng Babaeng Samaritana, patuloy tayong inaanyayahan ni Hesus na hayaan siyang punan ang ating mga pagka-uhaw. Ang sabi niya “…ang sinumang uminom ng tubig na ibibigay ko sa kanya ay hindi na muling mauuhaw kailanman. Ang tubig na ibibigay ko ay magiging batis sa loob niya, at patuloy na bubukal at magbibigay sa kanya ng buhay na walang hanggan.” (v.14) Uhaw ka ba sa atensyon, sa pagmamahal at sa pagpapahalaga? Lumapit ka kay Hesus. Kilala ka niya, mahalaga ka sa kanya, at mahal na mahal ka niya. Fr. Rolly Garcia Jr. – Director of Biblical Apostolate of the Archdiocese of Manila
El tercer domingo de Cuaresma nos invita a caminar, a ir al pozo de Sicar, a contemplar y escuchar: Jesús y la samaritana. El camino de Jesús que realiza de Jerusalén a Galilea es alejarse de la fama, el éxito, la investigación... El camino que lleva al pozo. La mujer iba al pozo todos los días. Un paso diario. Un andar que es trabajo, esfuerzo. Era su obligación, el trabajo diario: duro, cálido, pesado, monótono. También ese día va con su cántaro a sacar agua del pozo. De lejos ve a un hombre, un viajero. ¿Tiene miedo: puedo acercarme o debo ignorar, estar alerta, estar lista para reaccionar? ¿Puede el extranjero ser un peligro, una amenaza? Con estas preguntas en su corazón, la sorprende un pedido: "Dame de beber" (4,7). El hombre era judío y descarado, pide agua, ¡el agua de la hospitalidad de una mujer samaritana! La hospitalidad es sagrada: al viajero no se le puede negar el agua, pero se puede discutir: "¿Cómo tú, judío, le pides agua a una mujer samaritana?" (4,9). La pregunta, el cuestionamiento de la mujer, inicia la conversación. Conversación, diálogo que pasa del agua a la vida personal, para desembocar en la religión. Cuando el tema es el agua, la mujer tiene un objetivo claro: hacer su trabajo menos pesado y aburrido, y quizás el judío tiene un secreto, puede darle agua en abundancia sin tener que ir al pozo todos los días. Estamos junto al pozo con la mujer samaritana y Jesús, preguntémonos: ¿de qué tenemos sed? ¿Qué agua necesitamos? ¿Qué aguas podemos ofrecer? ¿Reconocemos las sed de los demás? ¿Qué aguas pueden ofrecernos? Jesús tenía sed, tenía agua, la compartió. La mujer samaritana tenía sed, tenía agua, la repartió. Aguas compartidas, aguas que se fusionan, aguas que juntas y anuncian lo nuevo. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/saveriane/message
Jesús y la samaritana 4 :B:1 El Señor se enteró de que los fariseos tenían noticias de él; se decía que Jesús bautizaba y atraía más discípulos que Juan, 2 aunque de hecho no bautizaba Jesús, sino sus discípulos. 3 Jesús decidió, entonces, abandonar Judea y volvió a Galilea. 4 Para eso tenía que pasar por el país de Samaría, 5 y fue así como llegó a un pueblo de Samaría llamado Sicar, cerca de la tierra que Jacob dio a su hijo José. 6 Allí se encuentra el pozo de Jacob. 6 Jesús, cansado por la caminata, se sentó al borde del pozo. Era cerca del mediodía. 7 Fue entonces cuando una mujer samaritana llegó para sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber.» 8 Los discípulos se habían ido al pueblo para comprar algo de comer. 9 La samaritana le dijo: «¿Cómo tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Se sabe que los judíos no tratan con los samaritanos). 10 Jesús le dijo: «Si conocieras el don de Dios, si supieras quién es el que te pide de beber, tú misma le pedirías agua viva y él te la daría.» 11 Ella le dijo: «Señor, no tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo. ¿Dónde vas a conseguir esa agua viva? 12 Nuestro antepasado Jacob nos dio este pozo, del cual bebió él, sus hijos y sus animales; ¿eres acaso más grande que él?» 13 Jesús le dijo: «El que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en un chorro que salta has ta la vida eterna.» 15 La mujer le dijo: «Señor, dame de esa agua, y así ya no sufriré la sed ni tendré que volver aquí a sacar agua.» 16 Jesús le dijo: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.» 17 La mujer contestó: «No tengo marido.» Jesús le dijo: «Has dicho bien que no tienes marido, 18 pues has tenido cinco maridos, y el que tienes ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.» 19 La mujer contestó: «Señor, veo que eres profeta. 20 Nuestros padres siempre vinieron a este cerro para adorar a Dios y ustedes, los judíos, ¿no dicen que Jerusalén es el lugar en que se debe adorar a Dios?» 21 Jesús le dijo: «Créeme, mujer: Llega la hora en que ustedes adorarán al Padre, pero ya no será “en este cerro” o “en Jerusalén”. 22 Us te des, los samaritanos, adoran lo que no conocen, mientras que no so tros, los judíos, adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23 Pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. 24 Entonces serán verdaderos adoradores del Padre, tal como él mismo los quiere. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad.» 25 La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías (que es el Cristo), está por venir; cuando venga nos enseñará todo.» 26 Jesús le dijo: «Ese soy yo, el que habla contigo.
Este devocional es presentado por la Iglesia Adventista Hispana de Keene, Texas. Su contenido presenta reflexiones sencillas que te fortalecerán para que puedas enfrentar los desafíos del día a día. Además te recordarán las promesas del Señor en las que puedes confiar, pues son una expresión del amor de Nuestro Maravilloso Dios. Directora: Nancy Rodríguez Referencia: Nuestro Maravilloso Dios (2021) Fernando Zabala Lectora: Sara Sabillón www.keenehsda.org ¡DIOS LE BENDIGA!
================================================== ==SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1================================================== == DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2022“NUESTRO MARAVILLOSO DIOS”Narrado por: Roberto NavarroDesde: Chiapas, MéxicoUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church 21 DE OCTUBREENCUENTRO EN SICAR«Le era necesario pasar por Samaria». Juan 4:4, RVCPARA EL VIAJERO QUE QUERÍA IR DE JUDEA A GALILEA, la ruta más corta I era a través de Samaria, pero a ningún judío «respetable» se le ocurría hacer tal cosa. En cambio, prefería dar un largo rodeo por el valle del Jordán. ¿Por qué esfuerzo semejante?Es que «los judíos y los samaritanos eran acérrimos enemigos, y en cuanto les era posible, evitaban todo trato unos con otros» (El Deseado de todas las gentes, cap. 19, p. 161). Sin embargo, cuando Jesús tuvo que viajar desde Judea hasta Galilea, usó la ruta que ningún fariseo tomaría estrictamente. ¿Por qué? Porque a él «le era necesario pasar por Samaria». Específicamente, tenía que llegar a Sicar, donde, alrededor del mediodía, una mujer acudía periódicamente a sacar agua del pozo de Jacob. Dice la Escritura que «eran casi las doce del día» (Juan 4: 6) cuando se produjo el encuentro-Dame de beber —le dice Jesús. —« ¿Y cómo es que tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?»Ella se sorprende, y con razón, porque él, siendo judío, le pide de beber a una samaritana. ¿Qué tal si supiera que quien le habla no es cualquier judío, sino nada menos que el Salvador del mundo? ¿Y qué tal si supiera que, precisamente para revelarlo a ella, él viajó hasta ahí?¿Qué habrán pensado los ángeles celestiales al ver al Creador de los cielos y la tierra, del mar y las fuentes de las aguas, sentado junto al pozo de Jacob, a la hora más caliente del día? ¿Que habrán pensado al verlo pedir de beber a una mujer pecadora?—Si conocieras el don de Dios le responde Jesús—, y quién es el que te dice: «Dame de beber»; tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.Dice el relato que ella pidió de esa agua, y él le dio. Y cuando ella la probo, con otros la compartieron. Dejando su cántaro, «se fue a la ciudad, y les dijo a los hombres: "Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo cuanto él hecho. ¿No será este el Cristo?" Entonces ellos salieron de la ciudad, y fueron a donde estaba Jesús» (Juan 4: 28-30).¿Qué ocurrió cuando ellos también tomaron del agua viva? «Muchos más creyeron por la palabra de él, y decían a la mujer: "Ya no creemos solamente por lo que ha dicho, pues nosotros mismos hemos oído, y sabemos, que este es verdaderamente el Salvador del mundo"» (vers. 41 -42).¡Ahora entendemos por qué Jesús tenía que pasar por Samaria! Y también entendemos otra cosa: ¡Que no hay nada que nuestro maravilloso Dios no esté dispuesto a hacer con tal de salvarnos! Gracias, bendito Jesús, porque dejaste tu trono y moriste en la cruz, y todo por amor a mí. Ayúdame a compartir hoy del agua de vida que brota para vida eterna.
Devocional Cristiano para Adultos - NUESTRO MARAVILLOSO DIOS Fecha: 21-10-2022 Título: ENCUENTRO EN SICAR Autor: Fernando Zabala Locución: Elías Gómez http://evangelike.com/devocionales-cristianos-para-adultos/
No tendremos el programa "El pozo de Sicar". Ofrecemos en su lugar la tercera parte de la vida de San Damián de Molokai, una reposición del programa "Camino de santidad" del año 2016.
No tendremos el programa "El pozo de Sicar". Ofrecemos en su lugar la primera parte de la vida de San Damián de Molokai, una reposición del programa "Camino de santidad" del año 2016.
No tendremos el programa "El pozo de Sicar". Ofrecemos en su lugar la segunda parte de la vida de Santo Domingo de Guzmán, una reposición de programa "Camino de santidad" del año 2013.
Omelia pronunciata all'interno della Santa Messa in San Pietro il giorno 15 marzo 2020, III domenica di Quaresima, anno A. Nel Vangelo è descritto l'incontro al pozzo di Sicar fra Gesù e una donna samaritana (Gv 4,5-42)
Juan 4:1-14 Reina Valera 1960 1Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan 2(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4Y le era necesario pasar por Samaria. 5Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13Respondió Jesús y le dijo:Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.