Recibe una palabra de ánimo... una palabra de inspiración... una palabra de fe... ¡todos los días del año! El devocional Crezcamos de Fe en Fe, escrito por Kenneth y Gloria Copeland, aborda temas de la vida diaria como resultados de la experiencia propia. Se trata de las luchas que enfrentas a diario, luchas contra el cansancio, la irritación, los hijos, las finanzas, etc. Kenneth y Gloria Copeland te enseñarán cómo obtener la victoria, basados en La Palabra.
«Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7) ¿Qué pensarías si yo te dijera que puedes vivir sin temor? ¿Me creerías si te dijera que, a pesar de lo que veas en las noticias esta noche, podrás estar perfectamente en paz? ¿Imposible? ¿Ficticio? ¡No! El temor no es sólo una reacción a las circunstancias externas; es también una fuerza espiritual. Empieza en tu interior, y es muy destructivo. De hecho, el temor es el arma principal de Satanás. Él actúa en respuesta al temor, así como Dios actúa en respuesta a la fe. Satanás utiliza el temor para oponerse a las promesas de Dios. Un ejemplo excelente de esto lo encontramos en Mateo 14, cuando Jesús invitó a Pedro a caminar sobre el agua. «Pero al sentir [Pedro] la fuerza del viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: «¡Señor, sálvame» (versículo 30). ¿Qué le dio a Pedro la confianza para caminar sobre el agua? Su fe en la Palabra de Jesús. ¿Qué provocó que Pedro empezara a hundirse? Él sintió el fuerte viento y se llenó de temor. No fue el viento que lo venció, sino el temor a éste. Él miró las circunstancias, se dejó llevar por el temor y el resultado fue la derrota. Si Pedro hubiera mantenido su mirada en Jesús, su fe nunca habría titubeado. Todo el escándalo y el viento huracanado del mundo no lo hubieran sacado del curso. La fe crece cuando meditamos en la Palabra de Dios. El temor crece cuando meditamos en las mentiras de Satanás. Dicha meditación se llama “preocupación”. ¡No lo hagas! La Palabra de Dios es la espada del Espíritu. Úsala para pelear contra Satanás siempre que él venga en contra tuya. Levanta tu escudo de la fe y apaga todos los dardos de fuego del maligno. Habla palabras de fe, y el temor se irá. Lectura bíblica: Salmo 27 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«De cierto, de cierto les digo: El que recibe al que yo envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió» (Juan 13:20) No puedo decirte cuántos cristianos nacidos de nuevo y llenos del Espíritu Santo critican a su pastor el sábado por la noche, ¡y luego esperan que ese pastor haga la oración de fe por ellos el domingo por la mañana! Constantemente hacen comentarios negativos de los evangelistas y de los predicadores que Dios ha enviado a ministrarles, y luego se preguntan por qué la lluvia del Espíritu se ha evaporado de sus iglesias. La mayoría de esas personas, ni en sueños criticarían el ministerio de Jesús. No obstante, de acuerdo con la Palabra de Dios, eso es precisamente lo que están haciendo. Jesús dijo: «El que recibe al que yo envío, me recibe a mí». Sé que los ministros fallan a veces. Sé que cometen errores. Jesús también sabía que lo harían. Sin embargo, Él dijo: «… El que recibe al que yo envío, me recibe a mí…». Si crees que la doctrina de algún predicador es errónea, entonces ora por él. Si es necesario, retírate de ese ministerio. Las Escrituras dicen: «¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que caiga, es asunto de su propio Señor. Y se mantendrá en pie, porque el Señor tiene poder para sostenerlo» (Romanos 14:4, NVI). Los ministros del evangelio son siervos de Dios, no tuyos. Ya sea que se equivoquen o estén en lo correcto, ámalos y respétalos, aunque no sea por ninguna otra razón más que para honrar a quien los envió. Aprende a recibir al ministro de Dios que Jesús te envía con el mismo respeto y honor que le darías al mismo Jesús. Si lo haces, abrirás la puerta para que un gran poder espiritual sea liberado. Allanarás el camino para que Dios supla lo que necesitas. La unción de Dios se liberará por medio del enviado de Dios hacia ti. Rehúsate a que la crítica retenga la unción del Espíritu Santo. Luego, prepárate para ser bendecido, pues te aseguro que el Espíritu Santo no la retendrá. Lectura bíblica: Números 12:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Si escuchas con atención la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto delante de sus ojos, y prestas oído a sus mandamientos y cumples todos sus estatutos, jamás te enviaré ninguna de las enfermedades que les envié a los egipcios. Yo soy el Señor, tu sanador» (Éxodo 15:26) ¿Ha tratado el diablo alguna vez de poner culpa y condenación en tu vida al decirte que ir con los médicos y tomar medicinas es contrario a los principios de fe cuando necesitas sanidad? Si es así, tengo palabras alentadoras que te ayudarán a tener paz en tu corazón. La voluntad de Dios es sanarte. Eso es lo primero y lo más importante que debes comprender. Si tu fe es fuerte y puedes creer en la Palabra sin dudar (a pesar de las circunstancias o de los síntomas que vengan en tu contra), entonces podrás recibir esa sanidad sólo por fe. Pero esa clase de fe requiere más que oír unas cuantas predicaciones sobre sanidad. Exige una revelación personal y profunda del poder sanador de Dios. Por lo tanto, si aún no has cultivado esa clase de fe, entonces el médico es tu mejor amigo. Si no estás seguro de que tu fe sea lo suficientemente fuerte o que necesites la ayuda del médico, sigue las instrucciones del apóstol Pablo (Colosenses 3:15) y deja que la paz sea tu árbitro. Si te asalta el temor cuando piensas en prescindir de la ayuda médica, entonces ve al médico. ¡Y hazlo en fe! Por otra parte, si tienes la confianza firme de que la sanidad es tuya estrictamente por fe, deja que ésta haga la obra y recibe tu sanidad directamente. Ir o no al médico no es lo importante. Lo que importa es que aquello que hagas, sea hecho en fe. De cualquier manera, puedes regocijarte al saber que Dios está cooperando contigo, ayudándote y respetando el nivel de tu fe. Agradece a Dios por tu sanidad―no importa cómo venga―y no dejes que Satanás te haga caer en condenación. ¡No es asunto de él! Lectura bíblica: Deuteronomio 7:8-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra» (Filipenses 2:9-10) Una vez que decidas guardar los mandamientos de Jesús y comiences a dejar que la Palabra more más abundantemente en tu vida, el Nombre de Jesús llegará a ser mucho más poderoso para ti. Llegará a ser más que sólo una palabra. Se convertirá en una fuerza que hará que toda situación, y todo demonio que trate de interponerse en tu camino, doble su rodilla cuando se lo órdenes. Te lo aseguro, el Nombre de Jesús funciona. En ese Nombre hay más poder del que podamos imaginarnos. Mi fe está tan aferrada en la autoridad del Nombre de Jesús, que a veces simplemente digo: “En el Nombre”, y el poder de Dios entra en acción. De hecho, he descubierto que el Nombre de Jesús―tan sólo el Nombre―es eficaz cuando es pronunciado por un creyente que permanece en la Palabra. En Apocalipsis 19:13, vemos que el nombre de Jesús es la Palabra de Dios. Por eso, cuando un espíritu maligno trata de traer enfermedad, pobreza, depresión o cualquier otra basura a mi hogar, no tengo que citar cada pasaje que sé para detenerlo. Puedo señalarlo con mi dedo y decirle: “¡Jesús!” ¡Eso es como arrojar toda la Palabra de Dios en su cara de una sola vez! Descubre por ti mismo lo que el Nombre exaltado puede hacer. Comienza a decirlo con confianza y autoridad. ¡Hay poder en el Nombre de Jesús! Lectura bíblica: Hechos 3:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Vuelvan a su sano juicio... y dejen de pecar» (1 Corintios 15:34, NVI) Cuando tu despertador suene mañana por la mañana, no te despiertes pensando que es tan sólo un día más. Haz lo que la Palabra de Dios dice: «Vuelvan a su sano juicio… y dejen de pecar». Despierta pensando en la gloriosa realidad de que has sido hecho la justicia de Dios en Cristo Jesús, y que se te ha dado una posición justa con el Dios altísimo. ¿Por qué? Porque mañana —y todos los días de tu vida en esta Tierra—, Satanás tratará de convencerte de que no tiene ningún derecho de recibir los beneficios de Dios. Tratará de llevarte de nuevo al cautiverio para que peques y así poder controlar tu vida. Pero Satanás no podrá hacerlo si te despiertas todos los días con la realidad de quién eres en Cristo. La siguiente es una confesión que puedes hacer en oración para que esa verdad se avive en ti: “Padre, hoy confieso de nuevo a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Señor, Tú eres la cabeza de mi vida. Me rindo a ti por completo. Ahora mi voluntad es Tu voluntad. Mis planes son Tus planes”. “Como una nueva creación en Cristo Jesús, acepto el don de justicia y todo lo que ese don incluye: salud, prosperidad, paz, gozo y vida en abundancia. Me despojo de todo peso y del pecado que tan fácilmente me asedia. Ahora pongo mis ojos en Jesús, el Autor y Consumador de mi fe”. “De acuerdo con Tu Palabra, ahora puedo gobernar como rey en esta vida. El poder del pecado y de la muerte en mi vida ha sido vencido. Las fuerzas del mal ya no ejercen dominio sobre mí, pues mi vida está en las manos del Dios que gobierna sobre todos los dioses. Soy más que vencedor por medio de Aquel que me ama”. “Hoy decido vivir consciente de mi posición justa contigo Señor, y en cada paso acercarme cada vez más a ti. Gracias por el don de justicia. Gracias a ese don puedo hacer todas las cosas en Cristo Jesús que me fortalece”. “En el nombre de Jesús. Amén”. Lectura bíblica: Colosenses 2:9-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por lo tanto ustedes... deben recordar esto: En aquel tiempo ustedes estaban sin Cristo… vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza. Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo» (Efesios 2:11-13) ¿Has pensado alguna vez lo que realmente significa estar en Cristo? ¿Alguna vez has tenido una revelación clara de lo que eso significa? Una vez que la tengas, tu vida será revolucionada. Es en Él que recibimos perdón por nuestros pecados. Es en Él que estamos sentados en los lugares celestiales para que Dios nos pueda mostrar las abundantes riquezas de Su gracia. ¡Es en Él que hemos sido hechos la justicia de Dios! Si quieres que esa verdad se haga realidad en tu vida, comienza a buscar pasajes bíblicos que mencionen las palabras en Cristo. Busca las palabras en Él, con Él, por Él, y en Quién. Subráyalas y medita en ellas hasta que la verdad de ellas se profundice en tu espíritu. Ellas te darán munición poderosa contra los ataques de Satanás. Por ejemplo: cuando él trate de decirte que eres sólo un pecador y que Dios no quiere que lo molestes con tus problemas, sabrás que él está mintiendo. Podrás contestarle enérgicamente: “Yo era un pecador, pero gracias a Dios ahora soy la justicia de Dios en Cristo Jesús. He sido levantado para sentarme con Él en los lugares celestiales. Ahora estoy en Él y tú no puedes tocarme”. Prepárate para la próxima vez que Satanás venga con dudas, incredulidad y acusaciones. Prepárate para responderle con los pasajes bíblicos acerca de quién eres en Cristo. Tu victoria estará garantizada una vez que comprendas que de veras, ¡tú estás en Él! Lectura bíblica: Efesios 1:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!'» (Mateo 25:6 NVI) Hoy, el Espíritu de Dios te está comunicando un mensaje vital: ¡Prepárate para la venida de Jesús! Es un mensaje muy antiguo, pero existe una nueva urgencia en éste, el cual no puedes darte el lujo de pasar por alto. Algunos creyentes cometen el error de decir: “Bueno, no se supone que sepamos el tiempo de la Segunda Venida. ¡Se supone que Jesús vendrá como un ladrón en la noche!” Pero están equivocados. La Palabra de Dios dice que como hijos de la luz, no debiéramos ser tomados por sorpresa. Deberíamos tener tal agudeza espiritual que aunque no sepamos el día ni la hora, deberíamos reconocer que estamos en el tiempo de la venida de Jesucristo. 1Corintios 2:10 nos dice que Dios nos ha dado a conocer Sus planes mediante Su Espíritu. Me imagino que aquellos que andan en el Espíritu, en el día en que el Señor vuelva, comenzarán a anticipar que algo está por suceder. Actúa como las cinco vírgenes prudentes de Mateo 25, las cuales estaban preparadas cuando la llegada del novio fue anunciada. ¡Vive lleno del aceite del Espíritu Santo y con tu luz brillando! Que no te sorprendan durmiendo cuando Jesús vuelva. Deja que el Espíritu Santo te ponga en la senda correcta y te prepare para tu Señor. Porque así como Jesús lo predijo, hay un clamor que se oye a la medianoche. El Espíritu del Señor está anunciando Su venida. ¿Puedes oírlo en tu espíritu? ¿Puedes sentir al Señor diciendo: Levántate y ven a Mi encuentro. Ten comunión conmigo. Entra en la luz ahora, y en esa hora crucial estarás en Mis planes. Obedécelo ahora mismo, porque «…¡ahí viene el novio!…». Lectura bíblica: Mateo 25:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«La voluntad de Dios es que ustedes practiquen el bien, para que así hagan callar la ignorancia de la gente insensata» (1 Pedro 2:15) Sé por experiencia personal que cuando la gente comienza a criticar y a perseguirte porque vives por fe, tu reacción humana y natural es contraatacar. Es fácil querer pagar con la misma moneda. Puedes pensar: “Bueno, a lo mejor si prueban un poco de su propia medicina, dejarán de estar criticando y hablando de los demás”. ¿Pero sabes qué? No lo harán. Tus palabras simplemente añadirán combustible al fuego; te criticarán y alzarán la voz con mayor ahínco. Sin embargo, según la Palabra de Dios, existe una manera para callarlos. No se trata de discutirles. Tampoco lo harás si te defiendes. Debes guardar silencio y seguir haciendo las buenas obras que Dios te ha llamado a hacer. Jesús fue muy criticado por los religiosos de Su época. Sin embargo, Él nunca se defendió. En su lugar, Hechos 10:38 nos dice que continuó haciendo el bien. Cuando la gente comience a ridiculizarte por llevar una vida de fe, se cómo Jesús: sigue bendiciendo a la gente, sigue orando por las personas que son oprimidas por el diablo y libéralas. Sigue imponiendo tus manos sobre los enfermos y sánalos. Continúa haciendo lo que Dios te ha llamado a hacer. Eso molestará al diablo porque su propósito principal es el de anular tu eficiencia en el reino de Dios. Satanás quiere que participes de las críticas. Quiere distraerte para desviar tu atención del trabajo que Dios te ha encomendado. El diablo realmente quiere que te rindas. ¡No lo hagas! En su lugar, sigue las instrucciones de 2 Timoteo 3:14: «Tú, por tu parte, persiste en lo que has aprendido y en lo que te persuadiste, pues sabes de quién has aprendido». Continúa haciendo el bien y viviendo por fe para hacer callar las críticas de las personas ignorantes. Y cuando se hayan desvanecido todas esas palabras insensatas, tu todavía estarás de pie, firme. Lectura bíblica: Lucas 23:1-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Cuando ustedes hayan cruzado el Jordán y entren en la tierra de Canaán, deben desalojar de su presencia a todos los habitantes del país, expulsarán a los que habitan la tierra, y habitarán en ella, porque yo se la he dado a ustedes en propiedad» (Números 33:51-53) Dios te ha dado una Tierra Prometida. Es un lugar donde fluye leche y miel, donde todo lo que necesitas será suplido. Un lugar donde puedes mantener al pecado debajo de tus pies mientras gobiernas y reinas con Cristo. Un lugar donde ningún arma forjada contra ti prosperará. Un lugar donde puedes sentarte con Cristo en lugares celestiales, sobre principados y potestades, —lejos de la opresión—. Al estudiar la Palabra de Dios, descubrirás que ésa es una descripción precisa de la clase de victoria que deberías experimentar en Cristo; no después de tu muerte, sino aquí y ahora. Quizás digas: “Sí, me parece una gran teoría, pero aquí sigo en la lucha diaria. El arriendo mensual ya venció y todo lo que veo es enfermedad, opresión y temor. Esto no se parece en nada a una Tierra Prometida”. Eso te sucede porque ¡todavía sigues permitiendo que el diablo viva allí! Sabes, él no recogerá las cosas y se irá sólo porque Dios te ha prometido la victoria. Tienes que echarlo fuera. Pero no dejes que ese pensamiento te atemorice. Dios te ha dado el poder para hacerlo. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús?: «Miren que yo les he dado a ustedes poder para aplastar serpientes y escorpiones, y para vencer a todo el poder del enemigo, sin que nada los dañe» (Lucas 10:19). Es más, ¡el diablo ha sido totalmente desarmado! En Colosenses 2:15, dice: “[Dios] desarmó a los poderes y a las potestades que estaban en nuestra contra, e hizo una valiente demostración exhibiéndolos públicamente, triunfando sobre ellos en…[la cruz]” (AMP). No tienes razón alguna para sentirte intimidado por el diablo. Jesús lo derrotó y lo inhabilitó mediante Su muerte y resurrección. El diablo no puede derrotarte a menos que lo dejes. Todo lo que el diablo puede hacer es lanzarte amenazas sin ninguna clase de fundamento. Pero ¡ten cuidado! Esas amenazas pueden detenerte bruscamente si las crees. Así que no lo hagas. En lugar de eso, cree en la Palabra de Dios. Usa la Palabra y el Nombre de Jesús para echar fuera al diablo hasta de las cosas más pequeñas de Tu vida. No le permitas quedarse en tu territorio. Oblígalo a preparar sus maletas y largarse. Es hora de que poseas tu Tierra Prometida. Lectura bíblica: Marcos 16:17-18 y Santiago 5:7-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»)» (Gálatas 3:13) Tú ya sabes lo que pasó: Satanás, en forma de serpiente, se le acercó a la esposa de Adán y la engañó para que desobedeciera a Dios. Aunque Adán no fue engañado, hizo lo mismo que ella. Ese día, cuando Satanás vino al huerto, no tenía ningún poder. Tuvo que entrar sigilosamente, sin hablar de manera directa con Adán, sino con su esposa. Adán estaba allí, y debió haberlo echado fuera. Pero no lo hizo. En vez de eso, desechó el mandato que Dios le había dado y obedeció a Satanás; y cuando lo hizo, Satanás se convirtió en su señor. Al doblar su rodilla ante Satanás, Adán le otorgó la autoridad que Dios le había conferido al hombre. Él hizo a Satanás el gobernador ilegítimo de la Tierra. Las cosas cambiaron de inmediato. El pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado, la muerte; así la muerte pasó a todos los hombres (Romanos 5:12). De repente, la Tierra y todo lo que había en ella fueron malditos. Quizás digas: “Entiendo. ¿Vamos a vivir bajo esa maldición el resto de nuestra vida? ¿No había nada que Dios pudiera hacer?” ¡Sí lo había, y lo hizo! Él envió a Jesús. Gracias a Jesucristo Dios nos libró de la maldición (Gálatas 3:13). Tú fuiste rescatado del señorío de Satanás en el momento en que hiciste a Jesucristo el Señor de tu vida. Fuiste redimido de la maldición. No dije que la maldición ya no está allí afuera. De hecho, lo está. Puedes verla a tu alrededor. Pero ahora tienes una opción. Posees autoridad sobre ella en el nombre de Jesús, y puedes resistirla. Dios ya ha hecho todo lo que el amor puede hacer. Envió a Jesús para redimirte de la maldición. El resto está en tus manos. Ahora debes apropiarte de lo que ha sido creado para ti. Lectura bíblica: Romanos 5:12-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«No sean, pues, insensatos; procuren entender cuál es la voluntad del Señor» (Efesios 5:17) Muchos creyentes se retuercen las manos y se preocupan por saber si están orando de acuerdo con la voluntad de Dios. “¡Qué lástima! —dicen—, ciertamente no puedo esperar a que Dios haga algo por mí que esté fuera de Su voluntad”. Y están absolutamente en lo correcto. Pero no necesitan perder el tiempo andando por ahí confundidos. Necesitan tomar su Biblia y descubrir cuál es la voluntad de Dios. Dios ha hecho algunas promesas muy claras en Su Palabra, y Su voluntad es cumplir cada una de ellas en tu vida. De hecho, esas promesas están divinamente garantizadas por un contrato que ha sido firmado con la Sangre de Jesucristo. Piénsalo de esta manera: tu Biblia es el testamento y voluntad final de Jesucristo. Es un registro de la herencia que te pertenece. Todo lo que es tuyo ha sido registrado en ese libro, y si eres inteligente, escudriñarás lo que hay en él. No lo dejes sobre la mesa para que luego clamar: “¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! Estoy buscando la verdad”. Toma tu Biblia y busca en ella lo que te pertenece. Date cuenta de lo que necesitas hacer para actuar conforme a la voluntad de Dios. La mayoría de las personas no lo hacen. Por el contrario, tratan de cambiar a Dios. Siguen tratando de convencerlo de cuán heridas se sienten o de cuán pobres son. Rogarán, suplicarán, adularán a Dios y actuarán siempre como si tuvieran que cambiar de algún modo la forma de pensar de Dios acerca de la situación. Esas personas se van a quedar esperando por mucho tiempo. Dios nunca cambiará. Las Escrituras declaran que Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. Su voluntad también lo es. Así que no pierdas tu tiempo preguntándote si estás orando conforme a la voluntad de Dios. Toma tu Biblia y fundamenta tus oraciones en la Palabra. ¡Entonces podrás estar seguro de que la respuesta está en camino! Lectura bíblica: Proverbios 2:1-12 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho» (1 Juan 5:14-15) ¿Alguna vez has estado en oración y de repente te ha perturbado la idea de que Dios no está escuchando? Esto nos ha sucedido a todos. Pero pocos sabemos realmente qué hacer. Oramos de manera inconstante, diciendo las mismas oraciones de siempre y esperamos con incertidumbre que sean contestadas, al tiempo que sospechamos con cierta certeza que no lo serán. Hoy quiero mostrarte cómo resolver ese dilema de una vez por todas. Pero déjame advertirte: no voy a darte una palmadita en la espalda, asegurándote que Dios escuchará cualquier cosa indecisa, dudosa o egoísta que le digas. No lo hará. Él sólo ha prometido escuchar las oraciones que se hacen conforme a Su voluntad. El apóstol Juan nos revela que si oras de esa manera, puedes estar seguro de que recibirás la respuesta a las peticiones que hayas hecho a Dios. La palabra petición se define como “una solicitud formal escrita y dirigida a un soberano sobre una gracia o derecho en particular”; y eso es exactamente lo que necesitas cuando oras por algo serio. ¿Cómo se prepara una petición sólida que esté de acuerdo con la voluntad de Dios? Primero: escudriña la Palabra de Dios. Busca pasajes bíblicos que se apliquen a tu situación y úsalos como la base de tu petición. Luego, arrodíllate y consúltale al Espíritu Santo. Deja que Él te ayude a presentar tu petición en forma detallada. La mejor manera de hacerlo es invertir tiempo orando en otras lenguas (Romanos 8:26-27). Espera que Dios te muestre cosas “de Su corazón a tu corazón”. Él quiere que conozcas Su voluntad. Por lo tanto, ¡pon atención cuando estés orando! Por último, escríbelo. Haz una petición formal escrita, anotando cada pasaje que encuentres. Además, al esperar que el Espíritu Santo te dé los detalles, anota todas las ideas y pensamientos que Él te muestre. Tómate el tiempo necesario. Deja que el Espíritu sea quien elabore tu oración. Trata de asimilar la verdad que te está revelando y espera a que ésta actúe en ti. Afirma la petición en tu mente y cuando estés preparado, preséntasela a Dios. Créeme: Él estará escuchando. Lectura bíblica: 1 Juan 5:1-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Tú, por tu parte, persiste en lo que has aprendido y en lo que te persuadiste, pues sabes de quién has aprendido» (2 Timoteo 3:14) Si has nacido de nuevo y tienes la Palabra de Dios en tu corazón, puedes vivir en victoria. Quizás no sepas todas las respuestas. Tal vez existan muchas cosas espirituales que no comprendas. Pero no serán esas cosas las que posiblemente te destruyan. Por el contrario, son aquellas cosas que ya sabes que debes hacer —y no haces—, las que usualmente te harán tropezar. Sólo piensa en una caminata nocturna por una senda oscura y desconocida en medio de una selva. El guía que va al frente tiene una linterna para guiarte por el camino correcto. Pero, de repente, decides aventurarte solo por la oscuridad. ¿Qué crees que te sucederá? Probablemente tropezarás, caerás y resultarás herido. Lo mismo te puede ocurrir en tu caminar con el Señor. Él sabe lo que hay adelante de tu vida, y alumbra la suficiente luz para que des un paso a la vez. Deberás continuar siguiendo esa luz para llegar a tu destino. Quizás no sepas la razón por la cual Él esté guiándote de cierto modo. Tal vez no comprendas todo lo que está en juego. Pero Dios, por medio del Espíritu Santo, compensará tu desconocimiento de las cosas. Él hará que obtengas la victoria si actúas conforme al conocimiento que ya tienes. Es bueno seguir estudiando. Es bueno seguir aprendiendo. Pero recuerda que no es la gran revelación que aún no has recibido la que te causará los problemas, sino cuando falles en caminar conforme al conocimiento que Dios ya te ha dado. Por eso se fiel a lo que ya conoces. Continúa día tras día, ¡y saldrás adelante en victoria! Lectura bíblica: 2 Pedro 1:2-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pedro le dijo: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya hacia ti sobre las aguas.» Y él le dijo: «Ven.» Entonces Pedro salió de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús» (Mateo 14:28-29) Es fácil sentir temor de cometer un error como para nunca atreverse a caminar por fe. Puedes pasarte todo el tiempo preguntándote: “¿Será esto fe o presunción? ¿Qué pasaría si acciono mi fe en tal o cual cosa y luego me doy cuenta de que no he hecho la voluntad de Dios?” No te preocupes; Dios sabe qué hacer con cualquier error que cometas. Lo sé porque he cometido muchos. Cuando los cometía, simplemente acudía al Señor y Él me decía: Permanece en la Palabra, hijo. Juntos superaremos este asunto. Y siempre lo hemos hecho. Si haces lo que dice en la Palabra con sinceridad de corazón, y permaneces en la Palabra sin importar qué pase, Jesús nunca te defraudará… a pesar de que cometas errores absolutamente tontos. Él lo demostró la noche en que Pedro saltó de la barca al agua. ¿Te has detenido a pensar en ese incidente? Pedro no había estado ni orando ni buscando la voluntad de Dios hasta ese mismo instante. Guiado por el impulso, exclamó: «Señor, si eres Tú, manda que yo vaya hacia ti». ¿Qué se supone que Jesús respondiera? No podía simplemente decir: “No soy Yo”. Supongo que pudo haber dicho: “Espera un minuto. Tú no tienes la suficiente fe para venir hasta aquí. Será mejor que te quedes en la barca porque, si no, te ahogarás”. Él no le dijo eso a Pedro, y tampoco te lo dirá a ti. Si quieres salir y caminar por fe, Él saldrá contigo y te levantará cuando comiences a hundirte y te llevará de vuelta a la barca de ser necesario. ¡Es mejor arriesgarse a ser atrevido, que desperdiciar tu vida en la barca de la incredulidad! Si lo quieres, simplemente salta al agua y di: “¡Señor, ayúdame!” No dejes que el temor te mantenga alejado de dar ese paso de fe. ¡Vamos, sal de la barca hoy! Lectura bíblica: Mateo 14:22-33 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense!» (Filipenses 4:4) Hace años, decidí que viviría conforme a la Palabra de Dios. Le dije a Dios que en cuanto a mí se refería, Su Palabra era la que mandaba, y la confesaría el resto de mi vida sin importar lo que costara. Ésa ha sido la decisión más importante que he tomado. No mucho tiempo después, decidí que independientemente de lo que pasara, ya fuera que lo sintiera o no, caminaría en amor. Porque en la Biblia claramente dice que “la fe obra por el amor”. No funciona de ninguna otra manera. Ambas decisiones—caminar por fe en la Palabra de Dios y andar en amor—son las dos decisiones más importantes que yo he tomado en la vida. Sin embargo, hace poco, Dios me dijo que había algo que estaba dejando fuera: la fortaleza del gozo. Me dijo que no tenía el derecho de caminar por fe y en amor si estaba dejando al gozo latente en mi espíritu. Es demasiado importante. A medida que me enseñaba al respecto, me di cuenta que el gozo es una parte esencial de la vida victoriosa. Sin el gozo, puedo vencer de vez en cuando, pero no podré mantener mi victoria. El triunfo se esfumaría rápidamente. El gozo es lo que te da la fuerza (Nehemías 8:10) para estar firme cuando se presentan las tormentas y las dificultades. El gozo te da la confianza de reírte en la cara del diablo cuando éste intenta desmoronar tu fe. El gozo te da la perseverancia que te llevará de victoria en victoria. Así que toma la decisión ante Dios de que caminarás, no sólo por fe y en amor, sino también con gozo. Regocíjate en el Señor siempre, ¡y no habrá nada que el diablo pueda hacer o decir para robarte tu victoria! Lectura bíblica: Samos 84:1-7 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Nadie puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas» (Mateo 6:24) Dios no se opone a que tengas dinero. Él se opone a que el dinero te atrape. Dios está en contra de que le des prioridad al dinero y deposites tu confianza en éste. ¿Por qué? Porque Dios sabe que el dinero es un pésimo dios. Su poder es limitado. Sólo puede ayudarte hasta agotarse; su alcance está delimitado. Si necesitas ser sano de una enfermedad incurable, el dinero no te ayudará. Si tu familia se desintegra, el dinero no la restaurará. Pero si buscas primero a Dios, Él te hará prosperar en cada aspecto de tu vida. Dios es tan generoso que desea que tengas lo mejor en este mundo, así como tú deseas lo mejor para tus hijos. El plan de Dios es suplir todo lo que tú necesitas conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Pon en orden tus cosas y adopta el plan de Dios: busca primero el reino de Dios y Su justicia. ¡Haz que agradar a Dios sea tu prioridad número uno! Pon tus ojos en Él por encima de todo lo demás, y todas estas cosas te serán añadidas. Lectura bíblica: Marcos 10:17-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“[Mi firme propósito es] que yo pueda conocerle [que progresivamente pueda llegar a conocerle más profunda e íntimamente, y además percibir, reconocer y entender las maravillas de Su persona más fuerte y claramente], y que de la misma manera pueda conocer el poder sobreabundante de Su resurrección” (Filipenses 3:10, AMP) Cuanta más comunión tengas con Dios por medio de Su Palabra, más conocerás “el poder de Su resurrección”. Cultivarás el gozo, la fe y las mismas cualidades de Dios, con el simple hecho de tener comunión con Él. Empezarás a entender quién eres en Jesucristo. Recuerdo un día en que leí acerca de la mujer con el flujo de sangre que tocó el borde del manto de Jesús y fue sanada. Había leído ese relato muchas veces, y me ponía en el lugar de cada uno de los personajes que estuvieron presentes ese día, tratando de identificarme con ellos y de entender cómo se habrían sentido, incluyendo a la mujer del flujo de sangre. De repente Dios habló a mi espíritu y me dijo: Lee eso de nuevo, y esta vez ponte en el lugar del que llevaba el manto. Me quedé atónito. Señor —dije—. ¿Cómo puedo hacer eso, yo no puedo tomar Tu lugar? Ése es el problema con el Cuerpo de Cristo —me dijo—. Por eso el mundo no sabe nada de Jesucristo. Tú te identificas con todos, menos conmigo. Pero Yo te envié a ser Mi testigo, a que Me imites, y a que tomes Mi lugar… ¡no el lugar de los demás! Así que leí nuevamente el pasaje bíblico, pero esta vez me puse en el lugar de Aquel que tenía la unción del Espíritu Santo. En vez de arrastrarme hasta tocar el borde de Su vestidura, yo era quien la llevaba, dando libremente lo que Dios me había dado. Después de todo, en la Biblia leemos: «…revístanse ustedes del Señor Jesucristo» (Romanos 13:14; NVI). ¿Sabes qué es lo qué más atemoriza más al diablo? Aquellos creyentes que han descubierto que pueden revestirse de Él. Esos creyentes que, en lugar de pedir que Jesús los toque, dejan que la vida de Él fluya a través de ellos hacia los demás. Vamos, dale al diablo un buen susto. Ten comunión con el Padre, con la Palabra en la mano y comienza a descubrir hoy mismo quién eres realmente en Cristo Jesús. Lectura bíblica: Lucas 8:40-48 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero pongan en práctica la palabra, y no se limiten sólo a oírla, pues se estarán engañando ustedes mismos» (Santiago 1:22) ¿Alguna vez has estado en la situación en la que cada vez que abrías la Biblia recibías un río de revelación? ¿Ahora pareciera como que ese río ha comenzado a secarse? Si es así, te exhorto a volver en el tiempo y examinar la última revelación recibida de parte de Dios. Retrocede y examina si hiciste lo que Dios te pidió. Si no lo hiciste, comienza de nuevo meditando en eso que Dios te dijo y luego ponlo en práctica en tu vida. Pronto verás que comenzarás a recibir nuevas revelaciones de Dios. Descubrirás que la revelación es más efectiva cuando haces lo que dice la Palabra. He descubierto eso una y otra vez. Cuanto más hago lo que dice la Palabra, más revelación recibo. Por eso, en Santiago 1:22 la Palabra nos exhorta que no solamente oigamos la Palabra de Dios, sino que la hagamos. Quizás te parezca que las cosas que Dios te ha mostrado son demasiado insignificantes. Ni siquiera tienen sentido para la mente natural. Pero, aun así, hazlo. Si tuvieras discernimiento en la esfera espiritual, te darías cuenta de que ellas son mucho más importantes de lo que piensas. Explora la Palabra de Dios con nuevos ojos hoy. Ve ante Su presencia con la expectativa de recibir una revelación fresca de las Escrituras y comprométete a ser obediente. Se un hacedor de las revelaciones de Dios y no tan sólo un oidor, y tu río nunca se secará. Lectura bíblica: Santiago 1:22-27 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que usa bien la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15) Muchas personas han estado jugando en lo que respecta a la Palabra. En público, se auto-reconocen como gente de fe; pero, en lo privado, nunca abren su Biblia. Luego, cuando vienen los problemas y tratan de permanecer firmes en la Palabra, fallan espiritualmente por completo. Bien, el momento de jugar se acabó. Es tiempo de percatarnos de que la verdadera fe involucra acción. En Santiago 2:20 leemos que la fe sin obras [o sin la acción correspondiente] está muerta. Si quieres la clase de fe que te mantenga de pie mientras otros caen a tu alrededor, necesitas practicar la Palabra. Primero: Necesitas estudiar. Puedes estudiar la Palabra de muchas maneras. No sólo puedes leerla, sino también escudriñarla con concordancias, diccionarios griegos y hebreos y otras guías de estudio. Además, si tienes un reproductor de audio a tu disposición, puedes pasar la mitad del día escuchando enseñanzas. Esa es sólo una manera de estudiarla, pero es poderosa. Segundo: Ve a un lugar donde se predique la Palabra. Lo que leemos en Romanos 10:17 «…la fe proviene del oír…», se está refiriendo a la Palabra predicada. Siempre que comienzo a sentirme rodeado de problemas y se me dificulta escuchar a Dios, dejo todo y busco algún lugar donde pueda oír la predicación de la Palabra. He recibido más respuestas de Dios de esa manera de las que te pueda relatar. Aunque el predicador no haya hablado acerca de algo que esté remotamente relacionado con el asunto con el que estoy luchando, alguna Palabra de las Escrituras comienza de repente a llevar mis pensamientos en cierta dirección. Y de repente me doy cuenta: “¡Ésa es la respuesta al problema con el que he estado lidiando en las últimas seis semanas!”. Tercero: Necesitas comenzar a declarar la Palabra que has oído. Encuentra las promesas de Dios relacionadas con tu situación y confiésalas en voz alta como si ya se hubieran cumplido en tu vida. Toma la Palabra de Dios en serio. Estúdiala. Declárala. Transfórmate en un obrero tan diligente que, cuando el mismo diablo te mire, se atemorice y diga: “¡Ahí está un creyente que ya no está jugando!” Lectura bíblica: 2 Pedro 1:3-10 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Además, contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana salga en el corazón de ustedes» (2 Pedro 1:19) Es con frecuencia que, cuando necesitamos discernimiento para un problema, tratamos de conseguirlo enfocando nuestra atención en el mismo problema. Lo estudiamos. Lo meditamos. Lo examinamos desde todo ángulo. Pero el apóstol Pedro nos presenta un enfoque diferente. Él dice que debemos concentrar nuestra atención en la Palabra de Dios hasta que la respuesta llegue mediante la luz de la revelación. Usamos la frase “ver la luz” en las cosas naturales todo el tiempo. Preguntamos: “¿Ya viste la luz en tal o cual asunto?” queriendo significar: “¿Tienes discernimiento de esa situación?”. Bueno, cuando la Palabra de Dios penetra nuestro corazón, ésta nos ilumina (Salmo 119:130). La Palabra trae la revelación que necesitamos. ¿Alguna vez has estado en una sala oscura y has tratado de encontrar la salida? ¿O has estado perdido afuera en la noche? ¿Cuál es la primera cosa que buscas en estas situaciones? ¡La luz! Quizás provenga del umbral de una puerta o del resplandor de una lámpara en una casa lejana. Pero de cualquier manera, te diriges hacia ella; no pierdes tu tiempo estudiando la oscuridad ni te concentras en eso. Por el contrario, fija los ojos en la luz porque sabes que el resplandor desvanecerá la confusión de la oscuridad y te ayudará a orientarte. Si necesitas discernimiento para solucionar algún problema o situación en tu vida, presta atención a la Palabra. Dirígete a la Luz y encontrarás la respuesta que necesitas. Lectura bíblica: Juan 1:1-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«…Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y tuvo compasión de él. Corrió entonces, se echó sobre su cuello, y lo besó» (Lucas 15:20) ¿Cuánto amor tienes por los pecadores? Esta puede parecer una pregunta extraña, pero quiero que hoy medites en ella. Con demasiada frecuencia, una vez que somos salvos y nuestra vida está un poco limpia, empezamos a perder nuestra compasión por los que todavía están perdidos. Vemos al borracho que tropieza en la calle o al empleado en la oficina que le miente al jefe y cuenta chistes sucios, y los miramos con desprecio espiritual. Pero si en verdad comprendiéramos el corazón de nuestro Padre celestial, no volveríamos a actuar de esa manera. Jesús contó una historia que nos habla un poco de ese corazón: la parábola del hijo pródigo. Quizás muchas veces has escuchado cómo el hijo se rebeló contra su padre y lo deshonró, y cómo el padre a pesar de todo, lo recibió en el hogar con gozo cuando el hijo se arrepintió. Pero hay unas palabras en las que quiero que hoy centres tu atención: “Todavía estaba lejos [el hijo pródigo], cuando su padre lo vio”. Esas palabras revelan, de manera conmovedora, el corazón de ese padre amoroso. Nos dicen que incluso antes de que su hijo se arrepintiera, durante esos largos días cuando todavía andaba en pecado, ese padre velaba por él, deseando que volviera al hogar. Todas las mañanas miraba hacia el horizonte esperando ver la silueta de su hijo. Y lo último que hacía cada noche, era mirar de nuevo… forzando su mirada con esperanza. Su hijo estaba constantemente en sus pensamientos, y su corazón siempre estaba lleno de amor por él; la clase de amor abnegado que llevó a ese padre a correr hacia su hijo y besarlo cuando éste regresó a casa. Ésa es la clase de corazón que nuestro Padre celestial tiene por los que están perdidos. Es la clase de corazón que tuvo por ti cuando aún vagabas por el mundo. Es la clase de corazón que te aceptó con los brazos abiertos, aun cuando todavía estabas cubierto con la suciedad del pecado. Hay mucha gente cansada que aún no ha encontrado esa aceptación. No miremos a esas personas como simples “pecadores”, sino como nuestros posibles hermanos y hermanas, que están perdidos y necesitados de nuestro Padre celestial amoroso. ¡Que Dios nos ayude a mirarlos con amor y a traerlos de regreso al hogar! Lectura bíblica: Juan 8:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El necio da rienda suelta a su enojo, pero el sabio sabe cómo calmarlo» (Proverbios 29:11) Una de las cosas que debemos aprender como creyentes, si queremos ser siervos fieles del reino de Dios, es cómo mantener nuestra boca cerrada. Muy pocos de nosotros nos hemos especializado en esa habilidad. Cuando nos enojamos por algo, pensamos que debemos anunciarlo a todo el mundo. Decimos: “Ahora mismo les diré lo que pienso”. No cometas ese error. Nadie quiere ni necesita saber lo que piensas al respecto—y si lo haces, terminarás distanciando a la gente y perjudicándote. En cambio, aprende a guardar silencio. Esto aplica especialmente en el área del conocimiento espiritual. Cuando el Espíritu Santo te da discernimiento acerca de una situación, no lo divulgues por toda la ciudad. Si lo haces, llegarás al punto donde el Señor no podrá confiarte con nuevas revelaciones, ni con el conocimiento de asuntos y situaciones. Yo lo he visto con mis propios ojos. He conocido de intercesores que han recibido revelaciones acerca de las debilidades o necesidades de alguien. Les ha sido dado el conocimiento del problema en la vida de alguien, para que puedan orar por esa persona. Pero en lugar de guardar esa información entre ellos y Dios en oración, se la han contado a otros. Como resultado, han perdido su eficacia como intercesores. No dejes que eso te suceda. Cultiva el arte del silencio del hombre sabio, y se le hará cada vez más difícil al diablo dañar tu vida de oración y tu ministerio intercesor. Lectura bíblica: Santiago 3:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por tanto, como en todo abundáis, en fe, y en palabra, y en ciencia, y en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, que también abundéis en esta gracia» (2 Corintios 8:7, RVA) ¿Cómo le ofrendas al Señor? ¿Depositas algo de la ofrenda en la iglesia sólo por inercia? ¿O le escribes un cheque a Dios el primer día de cada mes y le pagas como lo haces con todas tus otras cuentas? Necesitas considerarlo, porque tu actitud al ofrendar es un asunto muy importante para Dios. Él está particularmente interesado en cómo se presentan las ofrendas. Él no recibirá cualquier cosa que te plazca dar. Por ejemplo, en Malaquías, Dios se negó a recibir ofrendas de los israelitas. Estaban presentando animales con defectos, los becerros ciegos y heridos, los animales desechados y que para ellos no servían para nada—pero Dios les dijo que eso lo ofendía. Les dijo: “Ustedes no me respetan ni me honran, así que no aceptaré sus ofrendas”. Esa clase de actitud no termina en el libro de Malaquías. Hoy en día, muchas personas no tienen ninguna reverencia hacia Dios al momento de ofrendar. La gente espera que el predicador les dé un golpe en la cabeza hasta que se sientan tan culpables que deben introducir la mano en los bolsillos y sacar dinero. Pero quiero que sepas que eso es una ofensa para Dios. Es más, Él le habló directamente a una amiga mía acerca de este tema. Lo que le dijo me impresionó tanto que lo escribí palabra por palabra: Me apena cuando en las iglesias se recogen ofrendas —le dijo—. Yo dije que me adoraran. No quiero que le quiten a la gente. Déjenlos que traigan sus ofrendas y que me adoren. Verán los frutos de sus ofrendas. Si queremos que Dios se sienta complacido con nuestras ofrendas, debemos hacer lo que el apóstol Pablo escribió en 2 Corintios 8:7. Tenemos que aprender a abundar en esta gracia de dar. Tenemos que dejar de hacerlo de una manera despreocupada, y ser reverentes cuando adoremos a Dios con nuestras ofrendas. La próxima vez que se recoja la ofrenda, no des la tuya de forma indiferente. Hazlo con todo respeto. Decide obedecer a Dios. Adórale con tu dinero y se agradecido. Él hará más que simplemente recibirlo; te abrirá las ventanas de bendición. Lectura bíblica: Malaquías 1:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca» (Mateo 7:24) Si quieres que tus obras sean bendecidas, si deseas ver resultados sobrenaturales en tu vida, deberás hacer algo más que simplemente leer la Palabra de Dios. Tendrás que ponerla en práctica. Eso fue lo que yo hice. Años atrás, cuando descubrí que Dios era quien tenía la respuesta a todos mis problemas, quién podía suplir todas mis necesidades, me comprometí a obedecer todo lo que se encuentra en Su Palabra. Tomé la firme determinación de actuar con fe en respuesta a todo mandamiento que encontrara en ella. Por ejemplo, cuando entendí que la Palabra de Dios me instruye a diezmar, Gloria y yo ya estábamos tratando de que el poco dinero que teníamos rindiera al máximo. ¡Estábamos endeudados hasta la coronilla! Era difícil darnos el lujo de dar el diez por ciento de nuestros ingresos. Pero, de todas maneras, lo hicimos. Decidimos caminar por fe y nos mantuvimos firmes en la decisión de cumplir cada mandato que veíamos en la Palabra. En poco tiempo comenzamos a observar un incremento financiero. Y desde ese entonces nuestras finanzas se han estado incrementando. Continúa leyendo y estudiando la Biblia. Escucha audios de enseñanzas, asiste a la iglesia y escucha la predicación de la Palabra. Pero no te detengas ahí; da un paso muy importante: ¡pon en práctica la Palabra que has escuchado y aprendido! Lectura bíblica: Mateo 7:17-27 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche» (Santiago 1:5) Cuando enfrentes un problema, la primera cosa que debes pedirle a Dios, es sabiduría. No le pidas dinero. Ni poder. Ni siquiera sanidad. Solo pídele sabiduría. La sabiduría de Dios es la llave que abrirá toda puerta de tu vida y convertirá todo fracaso en éxito. Por lo tanto, deja de desperdiciar el poder de la oración pidiendo las cosas que crees que necesitas y mejor invierte más tiempo escuchando lo que Dios tiene que decirte con respecto a la situación que estás atravesando. Si nunca has puesto eso en práctica, necesitas hacer lo siguiente: En primer lugar, preséntale todo el problema al Señor; no porque Él no sepa lo que está sucediendo, sino porque hacerlo te ayudará a ver las cosas desde un punto de vista más objetivo. Recuerdo cuando acostumbraba contarle mis problemas a mi padre, A. W. Copeland. Por alguna razón inexplicable, mientras se los contaba, yo empezaba a verlos desde otra perspectiva. Mi perspectiva hacia ellos cambiaba, y mi padre me hacía ver cosas que yo no había tomado en cuenta. Lo mismo te sucederá si le cuentas a Dios tus problemas punto por punto. En segundo lugar, presta atención al consejo del Espíritu de Dios. Presta atención a lo que Él tenga que decirte por medio de la Palabra. Es muy posible que tu preocupación haya ahogado la Palabra de Dios en tu corazón (Marcos 4:18-19). Si es así, necesitas tomar la Biblia y volver a llenarte de la Palabra, con el fin de que el Espíritu Santo pueda hablarte por medio de ella. Cuando estés escuchando al Espíritu de Dios, disponte a aprender y a aceptar la disciplina de su parte si es que la necesitas. Se muy sincero con Dios. Si te has equivocado, reconócelo, y confiesa tus faltas ante Dios. Esos pecados no serán una sorpresa para Él. Dios ya los conoce. La confesión simplemente te da la oportunidad de deshacerte de ellos. En tercer lugar, actúa en la sabiduría que Dios te da. Deshazte de tus propios métodos y pon los de Dios en acción. Se obediente. Si no lo haces, esa maravillosa sabiduría no te beneficiará de manera alguna. Al orar hoy, descarta tus propias ideas y comienza a buscar la sabiduría de Dios. Es la única cosa que puede resolver permanentemente los problemas que enfrentas. La verdad, es el regalo más precioso que Dios nos puede dar. ¡Busca la sabiduría! Lectura bíblica: Proverbios 8:10-36 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo examina todo, aun las profundidades de Dios» (1 Corintios 2:10) Dios no está lleno de sorpresas. Él no es un ser impredecible a quien le gusta que estemos adivinando qué se propone hacer. Sin embargo, muchos creyentes tienen la idea de que Él es así. Dicen: “Nunca se sabe lo que Dios hará”. Y para decir eso, se basan en 1 Corintios 2:9, donde dice: «Las cosas que ningún ojo vio, ni ningún oído escuchó, ni han penetrado en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman». La interpretación que muchos dan a ese pasaje es que Dios guarda secretos que no quiere dar a conocer a Su pueblo. Pero ¡alabado sea Dios!, así no es como Él actúa. De hecho, en el versículo 10 de ese mismo pasaje leemos que Él nos ha dado Su Espíritu para revelarnos esos secretos. Él quiere que sepamos todo lo que está en Su corazón. Si andas a oscuras en cuanto a la voluntad de Dios para tu vida, no debes permanecer en esa condición. Él desea que conozcas Sus planes y las cosas que ha preparado, y te los mostrará si se lo permites. Así que deja de tratar de adivinar. Decide hoy que comenzarás a recibir esa revelación del Espíritu Santo. Cuando leas la Palabra, ora en el Espíritu y pídele que dé a conocer la verdad de las Escrituras. Pídele que derrame Su luz sobre ellas y que te muestre exactamente cómo aplicarlas a tu vida. Recuerda que Dios no tiene la costumbre de guardar secretos, sino revelarlos para que los conozcamos. Tómate el tiempo para escucharlo y nunca tendrás que conformarte con una vida de incertidumbre. Lectura bíblica: 1 Corintios 2:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El Señor le respondió: «¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual su señor deja a cargo de los de su casa para que los alimente a su debido tiempo?» (Lucas 12:42) Con frecuencia alabamos a Dios por Su fidelidad. Estamos agradecidos de que siempre podemos contar con que Él esté a nuestro favor. Pero rara vez consideramos el hecho de que Él necesita también que seamos fieles. Es cierto. Dios necesita gente con la que pueda contar. Él necesita administradores fieles y sabios a quienes pueda confiar Su casa. En esta hora final, Dios necesita administradores fieles para poder revelarse de forma más amplia a toda la Tierra. Quizás digas: “¡Oh, hermana Gloria, Dios no necesita de mí!” Sí, Él te necesita. Desde la época de la Creación, cuando le dio al hombre dominio sobre la Tierra, Él ha necesitado gente que trabaje con Él para que Su voluntad se cumpla aquí en la Tierra. Y en la Biblia podemos encontrar un ejemplo de esto. Cuando los hijos de Israel estaban en cautiverio en Egipto y Él quería sacarlos, buscó a un hombre, Moisés, para que hiciera el trabajo. La responsabilidad de Moisés fue extender la mano y exigir que la voluntad de Dios se hiciera en la Tierra. ¿Por qué escogió a Moisés? Porque necesitaba a alguien que fuera fiel y se atreviera a actuar conforme a Su Palabra. Necesitaba a alguien con quien pudiera contar, y Él sabía que Moisés era esa clase de hombre. En el Salmo 103:7 leemos: «Dio a conocer sus caminos a Moisés; los hijos de Israel vieron sus obras». Si Moisés no hubiera sido fiel en conocer los caminos de Dios, el pueblo de Israel jamás habría visto las obras de Dios. Dios te necesita, así como necesitó de Moisés. Él necesita que seas fiel y estés atento a las cosas espirituales. Él necesita que seas alguien en quien pueda confiar, que conozcas Su Palabra y seas obediente a ella. Dios necesita que seas un administrador que extiende su mano como Moisés lo hizo, para que Él pueda hacer señales y prodigios entre la gente. ¿Serás fiel? Es una decisión que sólo tú puedes tomar, nadie más podrá decidir por ti. Ahora mismo, comprométete a ser un siervo fiel y prudente. Di en tu corazón y con tu boca: “¡Dios, puedes contar conmigo!”. Lectura bíblica: Salmos 105:23-45 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“La gracia nos ha entrenado a rechazar y a renunciar a toda impiedad (inmoralidad) y a todos los deseos (pasiones) mundanos; y también nos ha entrenado a vivir en forma discreta (controlada, moderada), honesta, devota (espiritualmente plenos) en este mundo” (Tito 2:11-12, AMP) Cuando un atleta inicia su entrenamiento, practica para mejorar sus habilidades. Repite los mismos movimientos una y otra vez hasta que puede hacerlos con toda naturalidad. La mayoría sabemos que esa clase de entrenamiento físico es sumamente importante para poder triunfar en lo que se esté compitiendo. Pero ¿sabías que podemos entrenarnos de esa misma forma en lo que respecta a las cosas espirituales? ¡Así es! Leemos en Hebreos 5:14 que podemos entrenar nuestros sentidos físicos con el fin de llegar a discernir entre el bien y el mal. Cuando te entrenas o ensayas para algo, te estás exponiendo diariamente a lo que quieres llegar a ser. Lo ensayas y lo practicas una y otra vez hasta que puedas hacerlo con toda naturalidad. Las personas perezosas se han entrenado para ser perezosas. Sin embargo, las personas disciplinadas se han entrenado para ser disciplinadas. Pasar tiempo con Dios es un entrenamiento espiritual. Cuando se hace con diligencia, el espíritu se fortalece y empieza a superar los malos hábitos de la carne. Por ejemplo, si te cuesta mucho levantarte por la mañana para pasar tiempo con Dios antes de que empiece el trajín del día, si normalmente te rindes a la carne y te quedas en la cama, entonces es necesario que comiences a practicar el hábito de levantarte temprano. Cuanto más lo practiques, más fácil te será. No esperes hacerlo perfectamente al principio. No te desanimes cuando falles. Lo que necesitas es entrenamiento. Levántate y vuelve a practicarlo. Sé un atleta espiritual. Sométete al entrenamiento y practica las cosas de Dios. Fortalece tus músculos espirituales en la comunión con Dios. Te sorprenderás al darte cuenta de que puedes llegar a ser un gran vencedor. Lectura bíblica: 2 Pedro 1:2-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!» (Filipenses 4:13) Estás corriendo la carrera que tienes por delante, moviéndote a toda velocidad con la bendición de Dios. De repente, ¡zas! Te estrellas contra una pared. Puede ser una pared de enfermedad o de dificultad económica, de fracaso espiritual o de problemas familiares. Sin importar que tipo de pared sea, el efecto siempre es el mismo. Te detiene por completo. La pregunta después del impacto es: ¿Qué harás? Te sentirás tentado a retroceder y a renunciar pero, ¡no lo hagas! Dios te capacitará para atravesar esa pared y proseguir a la meta. No estoy diciendo que es fácil. En realidad, es bastante difícil. Pero deberás perseverar en los tiempos difíciles si quieres progresar en la vida. Pregúntale a cualquier atleta y te dirá lo mismo. Si el atleta ha triunfado, sabrá de qué se trata. Él ha tenido que entrenarse y prepararse al máximo. Ha sentido que le duele el costado y también los pulmones; ha tenido calambres en las piernas y los muslos. Cuando sintió que ya no podía más, escuchó el grito del entrenador: “¡Vamos! ¡Muévete!”. Los atletas le llaman a eso “estrellarse contra la pared”. Cuando eso sucede, el cuerpo dice: “No más, es todo lo que puedo hacer. No puedo seguir. No puedo ir más rápido, me rindo”. Pero el atleta experimentado sabe que “la pared” no es el final, sino una señal de que está a punto de alcanzar un nuevo nivel. Si se esfuerza un poco más, volverá a recobrar las energías. De repente, irá más rápido que antes, alcanzará un nivel de excelencia que no hubiera podido alcanzar de ninguna otra manera. Cuando te sientas en la peor condición y el fracaso esté golpeando a tu puerta, sumérgete en la Palabra de Dios. Quizás medites en un pasaje en particular por días o semanas, esperando recibir una revelación, al parecer sin éxito. Pero de pronto, como la aurora de la mañana, la luz irá en aumento hasta que el día sea perfecto. Eso quiere decir que la manera de atravesar esa pared de problemas es abriendo un agujerito en ella con tu fe y con la Palabra de Dios. Luego continúa perforando ese agujero. ¡No te detengas! ¡Y, muy pronto, las fuerzas de Dios irrumpirán con violencia, demoliendo todo obstáculo a su paso! Una vez que eso suceda, nunca más serás el mismo y quedarás totalmente convencido de que sólo se necesita una irrupción como ésa para convertirte en ese campeón que nunca se rinde y que nunca desfallece. Lectura bíblica: 1 Corintios 9:24-27 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“Cada uno dé como había pensado y propuesto en su corazón: no con pesar o con tristeza, o por obligación, porque Dios ama (Él se complace en premiar sobre todas las cosas, y no está dispuesto a abandonar o despreciar) al dador alegre (gozoso, ‘pronto para actuar')… Y poderoso es Dios para hacer que abunde en ustedes toda gracia (cada favor y bendición terrenal)” (2 Corintios 9:7,8 AMP) Algunos te dirán que necesitas “dar hasta que duela”. No lo creas. Dios no quiere regalos entregados con sufrimiento. ¡Él quiere regalos ofrecidos con gozo! De hecho, ésas son las únicas dádivas que a Él le agradan. Es por eso mismo que Dios añadió Su promesa de abundancia a Su mandato de dar con alegría. Ambos están conectados. La llave que abre la tesorería de Dios es una ofrenda gozosa, llena de fe y regocijo. ¿Has visto alguna vez un grupo de personas dando de esa manera? Yo lo he visto. Nunca lo olvidaré. Hace algunos años estaba en una campaña cuando el tiempo de la ofrenda se convirtió en una celebración sobrenatural y espontánea. Kenneth entonaba el canto llamado “Bread upon the water” (Pan sobre el agua), y la gente danzaba por los pasillos mientras se acercaban a ofrendar. El gozo en ese lugar fue maravilloso. Sanidades y milagros grandiosos sucedieron esa noche. Pero lo que más me impresionó fue la forma alegre y entusiasta en que la gente trajo sus ofrendas a Dios. La ofrenda no era extraída de ellos como cuando un dentista extrae una muela. La ofrecieron alegremente. El concepto de “dar hasta que duela” no proviene de Dios. Él prefiere que le des diez pesos con esa clase de regocijo que veinte con dolor. En 2 Corintios 8:11-12 (NVI), el apóstol Pablo insta a la iglesia de Corinto a dar con buena voluntad. Buena voluntad. ¡Eso es lo que Dios busca! Si no has dado de esa manera en el pasado, toma la firme decisión de comenzar a hacerlo. Arrepiéntete de las veces en que has dado de mala gana. Luego, pasa un tiempo especial en oración con Dios y Su Palabra, para que la próxima vez que ofrendes, lo hagas con un corazón dispuesto. Olvídate del “dolor” de dar. Sé un dador alegre, gozoso y dispuesto. Créeme—¡tus bendiciones abundarán! Lectura bíblica: 2 Corintios 9:6-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Cuando [el diablo] habla mentira, habla de lo que le es propio; porque es mentiroso y padre de la mentira» (Juan 8:44) Para algunas personas es difícil creer en las promesas de Dios porque han visto muchas cosas en el mundo natural que parecen contradecirlas. Han visto diezmadores fieles irse a la quiebra. Han visto cristianos enfermos que no han recibido sanidad. En realidad, sería más exacto decir que piensan que han visto esas cosas. Esto sucede porque, en el mundo, hay un engañador muy activo. Un impostor que con diligencia ha estado haciendo el mismo trabajo desde el huerto de Edén: engañando a la humanidad para que crea que la Palabra de Dios es una mentira. Y después de maquinarlo por miles de años, lo ha perfeccionado. La próxima vez que él diablo trate de hacerte ver las cosas como si la Palabra de Dios no fuera a obrar en tu vida, piensa en eso; cuando te haga ver que toda esperanza está perdida, dile: “No me preocupan las apariencias. Yo creo en la Palabra y rechazo toda duda”. Déjame mostrarte lo que quiero decir. ¿Has visto un espectáculo de magia donde alguien se mete dentro de un cajón y luego lo parten por la mitad con una sierra? Puedes verlo con tus propios ojos. Los pies de la persona salen por un lado del cajón y su cabeza se asoma por el otro, el cajón queda dividido en dos. Entonces, el mago une las dos mitades, y la persona que estaba en el interior del cajón salta fuera del el. Ahora dime, ¿de verdad creíste, aunque sea por un instante, que a esa persona la cortaron por la mitad? ¡Claro que no! Sabías que habías visto un truco, un engaño, algo que parecía de cierta manera cuando, en realidad, era de una forma completamente diferente. Quizás no sepas cómo se hizo. Tal vez no seas capaz de explicarlo. Pero sabes que a una persona no pueden cortarla por la mitad y luego volverla a unir. De esa manera debes pensar con respecto a la Palabra de Dios. Necesitas aprender a confiar y a depender de ella, a tal punto que cuando Satanás te muestre algo en el mundo natural que parezca contradecirla, puedas decir: “Bueno, yo vi eso, pero no voy a ser tan insensato para creerlo. Yo sólo creo la Palabra de Dios”. Si haces eso, el padre de mentira nunca podrá engañarte. Lectura bíblica: Salmos 119:89-104 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero Moisés le respondió a Dios: «¿Y quién soy yo para ir ante el faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?» Y Dios le respondió: «Ve, pues yo estaré contigo. Y esto te servirá de señal, de que yo te he enviado: Cuando tú hayas sacado de Egipto al pueblo, ustedes servirán a Dios sobre este monte» (Éxodo 3:11-12) ¿Alguna vez has tenido un sueño inspirado por el Espíritu Santo, un sueño de hacer algo realmente grande para Jesús? ¿Un sueño de ser tan próspero que puedas financiar un avivamiento en toda la nación? ¿El sueño de llevar miles de personas al Señor? Quizás lo hayas tenido alguna vez, pero tal vez no te atreviste a llevarlo a cabo. Posiblemente pensaste: “Yo no puedo hacer eso. Satanás me ha mantenido derrotado por tanto tiempo que tengo una imagen muy pobre de mí mismo”. Si es así, te tengo buenas noticias. Si confías en Dios, aunque tu autoimagen sea muy pobre, no te apartarás del éxito. Lee el libro de Éxodo y verás el ejemplo de un hombre que lo demostró. Su nombre era Moisés. Moisés no tenía una buena imagen de sí mismo. Había cometido un error gravísimo al inicio de su carrera. Fue un error que lo llevó al desierto, en el que estuvo 40 años pastoreando las ovejas de otra persona. Moisés había soñado una vez con ser el libertador del pueblo de Dios, pero ya no. En su opinión, él era un derrotado… un fracasado… ¡un frustrado! Pero Dios no pensaba así. De hecho, cuando Dios se apareció a Moisés en el desierto, no le pidió que le mostrara sus méritos. Tampoco le mencionó nada acerca de su turbio pasado. Sólo le dijo que fuera a ver a Faraón y que le dijera que dejara ir al pueblo de Dios. Pero Moisés seguía lidiando con la pobre imagen que tenía de sí mismo. “¿Quién soy yo para presentarme delante del Faraón?”, balbuceó él. ¿Sabes cómo le respondió Dios? Le dijo: «…Ve, porque yo estaré contigo». No importaba quién era Moisés. Lo que importaba era que el Dios viviente estaba con él. Lo mismo es cierto acerca de tu vida hoy. No necesitas poseer una lista de éxitos para responder al llamado de Dios. No necesitas un gran conjunto de méritos espirituales. Todo lo que necesitas es la presencia del Señor. Piensa en eso, cuando el diablo te diga que eres un fracasado y que nunca podrás hacer lo que Dios te ha puesto en el corazón, ponlo en su lugar. Dile que no importa quién eres, pues el Dios viviente está de tu lado. ¡Luego, atrévete a seguir tu sueño! Lectura bíblica: Éxodo 3:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica, es como quien construye su casa sobre el suelo y no le pone cimientos. Si el río golpea con ímpetu la casa, la derrumba y la deja completamente en ruinas» (Lucas 6:49) ¿Has pasado por tiempos en tu vida cuando parece que cada vez que asistes a la iglesia, cada vez que pasas tiempo en oración y cada vez que abres la Biblia, recibes una revelación de Dios? Yo sí. Espiritualmente, todo va muy bien. Me hace sentir más alto que un pino frondoso. Pero, de repente, algo empieza a suceder. Comienzo a secarme en las cosas espirituales. En esos tiempos lo mismo da orar o leer la Palabra, ya que en lo espiritual no puedo llegar a ninguna parte. ¡Estoy tan seco que mi espíritu rechina! Eso solía desconcertarme. No sabía cuál era la causa. No tenía ningún pecado en mi vida. De eso estaba seguro. Seguía orando, seguía meditando, seguía poniendo en práctica y confesando la Palabra. Pero en lugar de obtener resultados, no lograba llegar a ninguna parte. Me paraba frente al espejo y confesaba fe una y otra vez, y la única cosa que sucedía era que mi voz se agotaba. Si eso te ha sucedido, ¿puedo hacerte una sugerencia? Regresa al pasado y piensa en lo último que Dios te pidió que hicieras y no hiciste—¡y hazlo! Probablemente no es nada grave. Sólo una cosa que parece insignificante. Pero, créeme, esas pequeñas desobediencias secarán el fluir del Espíritu tanto como las más grandes. La mayoría de nosotros no nos damos cuenta de eso. Nos arrodillamos y oramos: “Señor, yo quiero ir a China por ti. Iré a África. Iré a Rusia”. Pero cuando Dios dice: Ve a la casa de tu vecino, no le damos importancia. “Yo no puedo hacer eso —decimos—. No le caigo bien. Además, quiero ser como el hermano Schambach y montar una gran carpa evangelística”. Si has actuado de esa manera, arrepiéntete. Luego, vuelve al lugar de donde te desviaste y haz lo que Dios te dijo. Recuerda: de ahora en adelante, por más insignificantes que parezcan ser las instrucciones de Dios, obedecerlas no es algo pequeño. Esos hechos simples de obediencia son los que harán que tu casa espiritual permanezca en pie, o se derrumbe. Todas esas cosas pequeñas combinadas se convierten en el rumbo que toma nuestra vida. Lectura bíblica: Lucas 16:1-10 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«…no se hagan perezosos… sigan el ejemplo de quienes por medio de la fe y la paciencia heredan las promesas» (Hebreos 6:12) Has estado viviendo por fe y confiando en que Dios suplirá lo que necesitas. Pero ¿qué haces cuando las respuestas se demoran y sientes el deseo de darte por vencido? ¡Se paciente! En estos días no se habla mucho acerca de la paciencia. Pero, cuando se trata de recibir de Dios, es tan importante como la fe. La paciencia marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso. La paciencia moldea y sostiene la fe hasta que el resultado se manifiesta. Después de que hayas meditado en las promesas de Dios y las tengas en tu espíritu, la paciencia te animará a permanecer firme. La paciencia es poder. Ésta tiene la valentía de rechazar la mentira de Satanás, la cual te dice que la Palabra de nada te servirá. La paciencia sabe que la Palabra de Dios nunca ha fallado. La paciencia no se retirará atemorizada, sino que permanecerá firme en fe hasta que reciba la respuesta. Cuando los resultados de tu fe parezcan demorarse, ¡no te des por vencido! Continúa pacientemente dándole prioridad a la Palabra de Dios en tu vida, y puedes estar seguro de que recibirás la promesa de Dios. Lectura bíblica: Hebreos 10:32-39 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y ustedes también, hijos de Sión, alégrense y llénense de gozo en el Señor su Dios; porque él les ha dado la primera lluvia a su tiempo, y enviará sobre ustedes lluvias tempranas y tardías, como al principio» (Joel 2:23) Se avecina una inundación espiritual. Dios lo ha prometido. Él nos ha prometido un derramamiento del poder del Espíritu Santo que producirá la cosecha más grande de almas que jamás se haya visto. Como creyentes, por años lo hemos leído en la Palabra y escuchado desde los púlpitos. Por tanto tiempo hemos estado observando el cielo, esperando que suceda, que ya tenemos calambres en nuestros cuellos espirituales. Hemos tenido esta imagen mental de Dios derramando Su Espíritu desde un enorme cántaro celestial encima de nosotros. Pero ¿sabes qué? Hemos estado mirando en la dirección equivocada. Los cántaros que Dios usará para derramar. Su poder están aquí en la Tierra. Jesús lo explicó así: «Del interior del que cree en mí, correrán ríos de agua viva, como dice la Escritura» (Juan 7:38). El derramamiento del tiempo final que hemos estado esperando va a estar compuesto de aguas vivas que emanarán de los creyentes. El Espíritu Santo dentro de nosotros, será la fuente de todas las señales, maravillas y milagros que los profetas anunciaron. Cuando comencemos a orar con fervor la oración de intercesión, el derramamiento de ese poder comenzará a fluir. En Zacarías 10:1 leemos: «Pidan ustedes al Señor que llueva en la estación tardía, y el Señor enviará relámpagos y a cada uno le dará lluvia abundante y hierba verde en el campo». Nuestras oraciones intercesoras son las que liberarán el gran derramamiento del Espíritu de Dios. Al comenzar a unirnos y clamar a Dios, los ríos de agua viva en cada uno de nosotros se unirán y llegarán a ser una inundación de poder espiritual en la Tierra. Así que, pide y ora por una fuerte inundación del Espíritu Santo. Intercede por el derramamiento. Haz de este diluvio de poder espiritual sea una prioridad en tu vida de oración. ¡Gloria a Dios, ya empezó a llover! Lectura bíblica: Joel 2:23-32 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por lo tanto, todos nosotros, que miramos la gloria del Señor a cara descubierta, como en un espejo, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor» (2 Corintios 3:18) ¿Alguna vez has considerado el hecho de que el hombre es la única criatura creada por Dios que debe usar ropa para cubrirse? Todas las otras criaturas poseen sus propias vestiduras. A algunas les crece pelaje, a otras plumas, escamas o piel curtida. ¡Pero todas se visten de adentro hacia fuera! La mayoría de la gente no lo sabe, pero, al principio, el ser humano se vestía también de esa manera. El hombre fue hecho a la imagen de Dios. En Ezequiel 8:2 vemos que Dios se viste de fuego desde sus lomos hacia arriba y hacia abajo. Ese fuego es Su gloria, la cual emana hacia afuera desde Su interior. Cuando el hombre fue creado también era así. Adán estaba vestido con la misma gloria de Dios. Resplandecía desde su ser interior hacia afuera. Por eso, no tenía conciencia de su desnudez hasta después de pecar, y la gloria se alejó de él. Fue un día trágico cuando el hombre perdió esa gloriosa vestidura. Pero quiero que sepas algo: no se perdió para siempre. En la Palabra de Dios dice que podemos recuperarla. Cuando pusimos nuestra fe en la Sangre de Jesús y nacimos de nuevo, la gloria de Dios vino a morar otra vez en nosotros. Quizás ahora esté bien oculta, pero créeme, está ahí. La Biblia dice que al mirar el rostro del Señor (cuando estudiamos Su Palabra y estamos en comunión con Él) y al renovar nuestra mente para entender mejor quiénes somos en Cristo, nuestra imagen externa será también transformada a la imagen del Señor. Al aprender a escuchar la voz de Dios y obedecerle, comenzaremos a reflejar externamente la gloria misma de él que hay en nosotros. Poco a poco ¡seremos transformados de adentro hacia fuera! En lugar de mantener tu mirada en tu guardarropa cada mañana, tómate el tiempo para contemplar a Jesús y meditar en Su Palabra. Deja que Él te vista con Su presencia radiante. Una vez que la gloria del Señor comience a brillar en tu vida, cualquier cosa que te pongas se te verá hermosa. Lectura bíblica: Salmo 8 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por lo tanto, sométanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y él huirá de ustedes» (Santiago 4:7) Si has estado implorando y pidiéndole a Dios que saque al diablo corriendo fuera de tu vida, ¡detente! La Biblia dice que tú eres el que debe vencerlo. ¿Cómo? Al resistirlo. Cuando el diablo te diga que hagas algo, rebélate contra él y haz lo que Dios dice. Cuando Satanás te mienta, contradícelo con la Palabra de Dios. Dale la contra. En este versículo leemos que cuando lo resistas, él huirá de ti. Satanás “correrá despavorido y lleno de terror”. Eso significa que adondequiera que vayas, siempre y cuando camines por fe y te opongas al diablo, la oscuridad tendrá que retroceder. Por lo tanto, comienza a resistir esas tinieblas. ¡Puedes hacerlo! La vida de Dios está en ti. Jesús mismo vive en tu interior. Adondequiera que vayas, Él te acompaña. Todo problema que se levante en tu contra, todo espíritu maligno que trate de influir en tu vida al venir en tu contra, lo estará haciendo contra Dios. Todo lo que necesitas es tener esa revelación presente. Comienza a vivir ahora mismo tu vida instante tras instante, sabiendo que la luz de Dios está en ti. La Palabra de Dios mora en tu ser. El Espíritu de Dios habita en ti. Vive con el conocimiento de que Jesús, el Hijo de Dios, reside en tu interior. Al hacerlo, ¡verás al diablo correr! Lectura bíblica: Efesios 6:10-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes». (1 Pedro 5:7) ¿Sabes lo que es enfrentar un problema tan grande que parecería una irresponsabilidad no preocuparse por éste? Quizás no haya nada que puedas hacer, pero sientes que necesitas, por lo menos, estar preocupado. Después de todo, ¡alguien debe hacerlo!…, y no hay nadie que esté ofreciéndose como voluntario para ese trabajo. Recuerdo que una vez me sentí exactamente de esa manera. Tenía una serie de reuniones en Ruston, Louisiana. Acababa de descubrir que nuestro presupuesto tenía un déficit de $900 dólares, y en esos días esa cantidad me parecían como ¡9 millones! El diablo atacaba mi mente diciéndome que nadie se preocupaba por mí o por mi ministerio, y me decía que yo estaba enfrentando ese problema solo. Pero en lugar de rendirme ante esos pensamientos, tomé mi Biblia y busqué cada pasaje de la Palabra de Dios que me garantizaba que todo lo que necesitaba ya había sido suplido. Luego, le entregué la preocupación de esos gastos a Dios. Le prometí que con el Espíritu Santo como mi ayudador, no tocaría ese problema con mis pensamientos otra vez. Ésa no fue una promesa fácil de cumplir. Quería preocuparme. Fui al patio del hotel donde me hospedaba y caminé alrededor de la piscina. Cada vez que pensaba en el problema, declaraba en voz alta: No, yo ya le entregué esa preocupación al Señor. No pensaré en eso. El presupuesto está en las manos de Dios. Un rato más tarde, un hombre llegó a la entrada del hotel y comenzó a tocar la bocina del automóvil. Traté de no hacerle caso porque no me gusta que me interrumpan cuando estoy orando, pero él sacó su cabeza por la ventana y gritó: “¡Ven aquí!”. Lo dijo con tanta autoridad que obedecí. Me dijo: “Hermano Copeland, siento molestarlo, pero tengo otro compromiso esta noche y llegaré tarde a la reunión. No quería perderme la ofrenda”. Entonces me entregó un cheque. Cuando regresé a mi habitación y vi el cheque, era por 500 dólares. Con la ofrenda que se recogió en la reunión de esa noche completé la cantidad que necesitaba para cubrir el presupuesto. ¿Te gustaría tener a gente persiguiéndote para suplir lo que necesitas? Entonces la próxima vez que tengas un problema, entrégaselo a Dios. Deja que Él se haga cargo del asunto. Él se ha ofrecido como voluntario para ese trabajo. Tú puedes confiar en que Él lo hará bien. Después de todo, Dios de verdad cuida de ti. Lectura bíblica: Salmos 37:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«¡Tú eres mi refugio! ¡Tú me libras de la angustia! ¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!» (Salmos 32:7) En estos tiempos, las dificultades parecen rodearnos por todos lados. Si no es la economía que está mal, es el negocio que fracasa, el matrimonio que va de mal en peor o la falta de buena salud. Sin embargo, Dios ha prometido liberarnos en medio de las dificultades que parecen abrumadoras. Déjame darte un consejo. Si quieres que Dios sea el Dios en medio de tu angustia, entonces debes dejarlo ser el Dios de tu corazón. Dios honra a los que le honran. Si estás atravesando por alguna dificultad, no empieces a patalear, a gritar y a rogarle que te libre de eso. Hónralo y lee Su Palabra para hacer lo que Él te dice que debes hacer. El Salmo 34 es un buen lugar para comenzar. Por ejemplo: dice que debemos buscar a Dios (versículo 4). Al buscarlo, Él te librará de las cosas que representan una amenaza para tu vida. Segundo, este Salmo te instruye a clamar al Señor. Él le librará de todas tus angustias (versículo 6). Después, te dice que temas al Señor. Si no sabes cómo hacerlo, los versículos 11-14 te dirán exactamente lo que debes saber: debes guardarte de hablar maldad y engaño, apartarte del mal y hacer el bien; buscar la paz y seguirla. Recuerda: si quieres que Dios sea el Dios de tus angustias, deja que Él sea el Dios de tu corazón. Al hacerlo, todo el cielo estará a tu favor para librarte, y tu triunfo estará garantizado. Lectura bíblica: Salmo 34 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero el Señor le dijo a Moisés: ¿Por qué me pides ayuda?... levanta tu vara, extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, para que los hijos de Israel lo crucen en seco» (Éxodo 14:15-16) Si pasas mucho tiempo con Dios, muy pronto comenzarás a querer hacer las cosas que el mundo considera como sobrenaturales. Querrás imponer las manos sobre los enfermos para que se sanen. Querrás echar fuera demonios. Y querrás arrojar los problemas montañosos al mar. Es más, ¡puedes hacerlo, si así lo quieres! ¿Cómo? No al lanzarte e “intentar” hacer cosas sobrenaturales, sino primero obedeciendo a Dios, un paso a la vez. Haz las cosas para las cuales Él ya te ha dado poder. Eso le pasó a Moisés. Él no tenía el poder para dividir el mar Rojo, pero sí contaba con el poder para extender su vara sobre el mar. Y cuando actuó en obediencia al mandato del Señor, el Espíritu Santo hizo el resto. De la misma manera ocurrirá contigo. Cuando comiences a cumplir con tu parte, el Espíritu Santo hará la Suya, y las cosas sobrenaturales comenzarán a suceder a tu alrededor. ¿Cuál es tu parte? Alimentarte de la Palabra, orar en el Espíritu, escuchar lo que el Espíritu de Dios te dice. Al hacer estas cosas, al empezar a actuar según Dios te guíe y según las instrucciones que recibas de Él, empezarás a moverte en lo sobrenatural de manera tan natural como los pájaros vuelan en el aire. No tendrás que luchar y esforzarte, ni tratar de dividir el mar. Sólo confiarás en el Señor, extenderás tu vara… y verás los milagros. Lectura bíblica: Éxodo 14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo» (Hechos 27:22 RV1960) ¿Qué haces cuando te encuentras en una situación realmente peligrosa? Si actúas como yo lo hacía, seguramente le clamas a Dios con desesperación. Una tarde cuando estaba llorando con desesperación ante Dios por algo, Él me interrumpió, diciéndome: Kenneth, ¿sabes que Yo no escucho el clamor de Mis hijos cuando lo hacen con desesperación? «¿Qué? —dije— Yo creía que sí lo hacías». Él dijo: No, Yo escucho el clamor de desesperación de un pecador porque eso es todo lo que puede implorar. Pero una vez que has nacido de nuevo, hijo, debes clamar con fe. Yo escucho el clamor de fe. ¿Qué es un clamor de fe? Es llamar las cosas que no son, como si fueran (Romanos 4:17). Eso es lo que la Biblia quiere decir cuando dice: «Diga el débil: Fuerte soy» (Joel 3:10). El apóstol Pablo sabía cómo usar el clamor de fe. Por eso, en Hechos 27 exhortó a los hombres en ese barco averiado y a punto de hundirse a “cobrar ánimo”. Les instó para que comenzaran a actuar en fe. ¿Te imaginas lo que pensaron los marineros cuando Pablo les habló?: “Ese predicador es un tonto. Escuchen lo que está diciendo: ¡Que cobremos ánimo! Hemos tirado todo lo que tenemos por la borda, y él dice que tengamos buen ánimo”. Quizás ahora te sientas como se sintieron esos marineros. Tal vez sientas que tu barco se está hundiendo. Es posible que tengas ganas de llorar por la desesperación. Pero no lo hagas. En vez de eso, haz lo que el apóstol Pablo dijo y ¡cobra ánimo! Clama a Dios en fe y di: “Señor, no me voy a desesperar. Tendré buen ánimo porque Tu Palabra dice que me librarás de esta situación” (Salmos 34:19). Luego, comienza a alegrarte. Posiblemente necesites más valentía para lograrlo que antes, pero Dios te dará la fortaleza para hacerlo. Te dará el poder para estar gozoso en medio de la oscuridad más densa que el diablo pueda traer a tu vida. En vez de llorar con desesperación, afírmate en la fe. Canta, regocíjate y alaba a Dios por tu liberación. Ten buen ánimo y podrás estar seguro de que Dios te sacará bien de la tormenta. Lectura bíblica: Filipenses 4:4-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Jesús estaba sentado frente al arca de las ofrendas, y miraba cómo la gente echaba sus monedas en el arca... pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca, porque todos han echado de lo que les sobra, pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, ¡todo su sustento!» (Marcos 12:41-44) ¿Has querido alguna vez llamar la atención de Dios? ¿Sabías que puedes hacerlo?. Hay una cierta osadía, una cierta clase de fe en el dar que llama la atención de Dios. Puedes verlo en Marcos 12. Lee ese capítulo e imagínate lo que estaba pasando. Jesús estaba sentado junto al arca de las ofrendas, y observaba a la gente depositarlas. Estoy seguro que sabes que había unos fanfarrones luciéndose con motivo de la ocasión. No podían faltar las túnicas farisaicas rozándose cuando esos líderes acaudalados caminaban a echar las ofrendas ese día. En medio de todo eso, una viuda pobre avanzó y echó su ofrenda. Puedo imaginármela, e incluso hasta puedo escucharla decirse a sí misma: “Por el Dios eterno todopoderoso que vive, ya he tenido suficiente de esta pobreza. Estoy harta de no tener nada más que necesidad. Quizás ahora sólo sea una viuda pobre, pero nunca más volveré a serlo. ¡Voy a ser una viuda en quiebra si Dios no hace algo, porque le estoy dando todo lo que tengo!”. De repente, ¡zas! Echó el último centavo que tenía en la ofrenda. ¿Sabes qué? Eso atrajo la atención de Jesús y lo motivó a decir: “Escuchen todos. Quiero hablarles de esta mujer…, y comenzó a predicar”. Lo que movió a Jesús no fue lo que ella dio, sino su manera de ofrendar. Ella dio en fe, no en temor. No se detuvo y calculó lo que no tenía y dijo: “Bueno, si hago esto, mañana no tendré comida”. Depositó con confianza todo lo que poseía, esperando a cambio que Dios cuidara de ella. Tú y yo necesitamos demostrar esa misma actitud. Necesitamos comenzar a presentar nuestras ofrendas al Señor con confianza, depositándolas con decisión a Su servicio, esperando a cambio Sus bendiciones. Si necesitas algo ahora mismo, da con osadía y atrae la atención de Dios, así como lo hizo la viuda. Abre la puerta de tu hogar de par en par dándole a Jesús todo lo que tienes. Dile que Él es tu fuente y tu proveedor. Cuando menos lo esperes, ¡la abundancia de Dios se derramará en tu vida! Lectura bíblica: Marcos 12:28-44 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo» (1 Juan 2:10) Si observas que estás cayendo en el fracaso o el pecado, examina tu vida de amor. Acércate al Señor y pídele que te revele si existe contienda con alguna persona, o si guardas ofensa en contra de alguien. De ser así, el diablo tiene acceso a tu vida y puede hacerte tropezar. Como predicador, lo he visto suceder un sin número de veces. Han habido ocasiones en las que algunos creyentes se han molestado conmigo por lo que digo. Piensan que estoy equivocado y se retiran enfadados—y luego me he enterado de que se encuentran en problemas. En Marcos 4:17 leemos que el diablo usa esa clase de ofensas para robarnos la Palabra de nuestro corazón. El diablo hace que nos disgustemos los unos con los otros, y eso le da la oportunidad para quitarnos el tapón y dejar salir la Palabra de Dios como el agua cuando se deja correr. No dejes que esto te suceda. Si oyes a un predicador o a un creyente decir algo contrario a lo que crees y te sientes ofendido, di: “No, tú no me robarás la Palabra, diablo mentiroso”. A continuación, arrodíllate y arrepiéntete delante de Dios. Escudriña la Palabra y escucha al Espíritu en tu interior, pide por entendimiento para saber lo que debes hacer. Si todavía crees que esa persona actuó mal, ora por ella. Recuerda: guardar ofensa nunca proviene de Dios. Él nos enseña que debemos estar arraigados y cimentados en amor. Así que deja esos sentimientos de ofensa. Entrégate a esa persona en amor y oración, y podrás salir de esa situación sin tropiezo alguno. Lectura bíblica: 1 Juan 2:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Una vez más les digo, que si en este mundo dos de ustedes se ponen de acuerdo en lo que piden, mi Padre, que está en los cielos, se lo concederá» (Mateo 18:19) Como creyentes, somos parte de un ejército conquistador que toma constantemente nuevas tierras para el reino de Dios. ¿Cierto? Bueno, así es como debería ser. Pero justo en el momento en que el ejército llega a la cumbre de la colina y está listo para avanzar, parece que Satanás saca su gran arma―la división―y esparce a los creyentes por todas partes. ¿Cómo podemos contraatacar la estrategia de la división? Lanzando un ataque aún más efectivo con uno de los recursos más poderosos que nos ha dado el Señor Jesús: la oración en común de acuerdo. Jesús dijo que si dos de nosotros nos ponemos de acuerdo para pedir cualquier cosa, ¡nos será hecha! Esas palabras son tan poderosas que a muchos se les hace difícil creerlas. Si lo hicieran, veríamos grupos de cristianos en cada esquina poniéndose de acuerdo en oración. Busca a alguien para ponerte de acuerdo en oración esta misma semana, y asegúrate de orar basado en la Palabra de Dios. Quizás tengan opiniones diferentes en cuanto a todo lo demás, pero podrán estar de acuerdo con respecto a la Palabra. También, asegúrate como grupo de que el acuerdo sea total: en espíritu, alma y cuerpo. Derriben argumentos, teorías y pensamientos contrarios a la Palabra. Lleven cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Guarden sus pensamientos y sus palabras. Después, pónganse de acuerdo como grupo al declarar con sus labios las cosas que han acordado. Finalmente, actúen como si ya hubieran recibido la respuesta. No sigan pidiendo y pidiendo, sino den gracias a Dios. ¡Manténganse de acuerdo y conquisten nuevas tierras para el Señor! Lectura bíblica: Hechos 4:1-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El amor de Dios se ha perfeccionado verdaderamente en el que obedece su palabra, y por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo» (1 Juan 2:5-6) No hay nada—absolutamente nada—que sea más importante que aprender a amar. De hecho, el nivel de perfección alcanzado en tu vida de amor, determinará cuánto alcanzarás de la perfecta voluntad de Dios. Eso explica el porqué toda fuerza espiritual proviene del amor. Por ejemplo, la Biblia dice que la fe obra por el amor. Es casi imposible que la oración sea contestada si el creyente se sale del amor y se niega a perdonar a su hermano. Si no tienes amor, tus ofrendas de nada te servirán. El don de lenguas y la profecía tampoco producirán efecto. Tu fe será un fracaso y tus conocimientos no producirán frutos. Todas las verdades que has aprendido de la Palabra de Dios obran por el amor. No te serán útiles a menos que vivas en el amor de Dios. En 1 Corintios 13:4-8, se muestra un cuadro perfecto de cuál es la conducta del amor: es paciente y benigno. No es celoso ni orgulloso. No hace nada indebido, no es egoísta y no se irrita. El amor: «Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (versículo 7). Pareciera una lista muy demandante, ¿cierto? Pero no te desesperes. Tú eres una criatura de amor. Tu espíritu ha sido recreado por Dios a la imagen del amor, y Él ha enviado a Su Espíritu de amor a vivir en ti y a enseñarte a amar como Él ama. Tú puedes empezar a gozar de la vida de amor que Dios quiere que vivas. Empieza hoy mismo. Lectura bíblica: 1 Corintios 13:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por la fe entendemos que Dios creó el universo por medio de su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de lo que no se veía» (Hebreos 11:3) Dios usa Su palabra para crear. Él usó Su Palabra para “formar” el mundo. Solo mira el primer capítulo de Génesis y cuenta cuántas veces encuentras la frase: “dijo Dios”. «Y dijo Dios: «¡Que haya luz!» Y hubo luz… Y Dios hizo una bóveda, y parte de las aguas quedaron arriba de la bóveda, y parte de las aguas quedaron abajo… También dijo Dios: «¡Que se junten en un solo lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que se descubra lo seco!» Y así fue… Después dijo Dios: «¡Que produzca la tierra…» (versículos 3, 6, 9, 11). Dios no hace nada sin decirlo primero. Ése es Su “modus operandi”; es decir, Su forma de hacer las cosas. Y si tú eres inteligente, harás lo mismo. Tomarás Sus palabras y las declararás hasta que tomen forma y lleguen a ser una realidad en tu vida. “Bueno, hermano Copeland, yo he tratado eso y no me ha dado resultado. He dicho cuatro veces: ‘Por Sus heridas he sido sanado', y nada ha sucedido”. ¡No importa! Dios comenzó a declarar que Cristo vendría desde la época del huerto de Edén. Lo dijo otra vez en Éxodo, en Números, en Deuteronomio, en Isaías y en los libros de los demás profetas. Lo mencionó una y otra vez en todo el Antiguo Testamento. Pero alrededor de 7.000 años más tarde, el Evangelio según San Juan nos dice: «Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros…» (Juan 1:14). Por lo tanto, si has dicho cuatro veces que has sido sanado y nada ha sucedido, no te preocupes por eso. Sigue diciéndolo. Quizá estés pensando que la sanidad se está demorando, pero te garantizo que no se demorará 7.000 años. ¿Quieres vivir conforme al poder de Dios? Entonces utiliza Su modus operandi. Declara las palabras de Dios y deja que éstas construyan una vida llena de bendiciones para ti. Lectura bíblica: Génesis 1 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“El amor… no se irrita, no se queja ni se resiente; no toma en cuenta el mal recibido [no le presta atención a los malos tratos]” (1 Corintios 13:5 AMP) ¿Alguna vez has tratado de perdonar a alguien… y te has dado cuenta de que no puedes hacerlo? Has clamado y orado por eso, y le has pedido a Dios que te ayude, pero esas experiencias pasadas, cargadas de rencor, se rehúsan a irse. Para acabar con ese tipo de situaciones por completo, es necesario que tu perdón se base en la fe, y no en los sentimientos. El verdadero perdón no tiene ninguna relación con la manera en que te sientes. Es un acto de la voluntad que está basado en la obediencia a Dios y en la fe en Él. Eso significa que una vez que hayas perdonado a alguien, deberás considerar a esa persona perdonada para siempre. Cuando los sentimientos del pasado regresen y Satanás trate de convencerte de que realmente no has perdonado, resístelo, y dile: “No, ya he perdonado a esa persona por fe. Me niego a vivir basado en esos sentimientos del pasado”. Entonces, de acuerdo con 1 Juan 1:9, cree que has sido perdonado y limpiado del pecado del rencor, de toda injusticia relacionada con éste ¡y de cualquier recuerdo de haber sido agraviado! ¿Has escuchado alguna vez decir “Yo perdono, pero nunca olvido”? Eso es perdón de segunda clase que, como creyente, se supone que no debes aceptar. Debes perdonar de una manera sobrenatural: «así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Efesios 4:32). Debes perdonar como Dios perdona para liberar, sin condiciones y para siempre, a la otra persona del sentimiento de culpa, y así restaurar las cosas como si nada hubiera sucedido. No sólo debes perdonar, sino también olvidar lo que pasó. Al hacerlo, algo sobrenatural ocurrirá en tu interior. El dolor ocasionado por esa experiencia desaparecerá. El poder de Dios borrará los efectos y tú podrás olvidarlo de una vez por todas. No te conviertas en “un contador” emocional, como los rencorosos que llevan cuenta de los agravios y ofensas que sufren. Aprende a perdonar y a olvidar, y accederás a un nuevo mundo de bendiciones. Lectura bíblica: Lucas 6:27-37 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Señor, te alabaré de todo corazón y hablaré de todos tus portentos. Por ti me alegraré, oh Dios altísimo, y cantaré alabanzas a tu nombre. Ante ti, mis enemigos huyen, ruedan por el suelo y perecen» (Salmos 9:1-3) Nunca subestimes la importancia de la alabanza. Es una de las armas espirituales más poderosas que posees. La alabanza es más que un canto bonito o unas palabras de elogio a Dios. Ésta produce resultados. La alabanza libera la misma presencia de Dios. Y cuando Su presencia entra en escena, tus enemigos son echados fuera. La enfermedad y la dolencia no pueden permanecer en tu cuerpo, tampoco la pobreza puede permanecer en tu casa. Incluso el cansancio físico debe huir cuando se enfrenta a una alabanza auténtica, llena de gozo. Lo sé por experiencia propia. Hace años, cuando comencé a dirigir “La escuela de sanidad”, libré una verdadera batalla contra el agotamiento. Había ministrado e impuesto manos sobre los enfermos por tantas horas a la vez que cuando la reunión finalizaba, me sentía físicamente débil, incluso hasta para concluir la reunión. Entonces, en una reunión en particular, descubrí el poder de la alabanza. Acababa de orar por quienes se encontraban en la fila de oración, y como de costumbre, me sentía exhausta. Pero en vez de descansar, el Espíritu del Señor me reveló que necesitaba regocijarme en el Señor. Así lo hice. Comencé a alabar al Señor con todo mi corazón, con toda mi mente y con todo mi cuerpo. ¿Sabes qué sucedió? El cansancio se fue y fui llena de poder con la presencia de Dios. La próxima vez que el diablo trate de ahogar tu eficacia y de agotar tu fortaleza, recuerda que el bienestar y la victoria que son tuyas en Jesús, recházalo con el arma de la alabanza. Levanta tus manos, tu voz y todo tu corazón. ¡Alaba! Lectura bíblica: 2 Crónicas 20:1-22 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
Resistan [al diablo] firmes en la fe [contra sus ataques: establecidos, arraigados, fuertes, inconmovibles, decididos], sabiendo que los mismos (idénticos) padecimientos se van cumpliendo en sus hermanos (el cuerpo completo de cristianos) en todo el mundo. Y después de que hayan padecido por un tiempo, el Dios de toda gracia, que nos llamó a Su gloria eterna en Jesucristo, Él mismo los perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:9-10 AMP) No importa cuánto tiempo hayas estado viviendo por fe ni cuánto hayas aprendido al respecto; de vez en cuando enfrentarás adversidades. Te encontrarás con situaciones que no saldrán como esperabas. Si eso sucede, recuerda que esas adversidades son temporales. Quizás hayas perdido una batalla, pero no perderás la guerra. Sólo necesitas levantarte y empezar de nuevo. Quizá digas: “No entiendo, hice todo lo que pude. Anduve en toda la verdad que conocía. ¿Por qué no obtuve la victoria?”. ¡Porque todavía había algo que ignorabas! No te asombres de que existan cosas que desconozcas acerca del mundo espiritual. Kenneth y yo hemos estado en el ministerio más de 45 años. Hemos pasado innumerables horas estudiando la Palabra. Sin embargo, hemos comprendido que cuanto más aprendemos, más cuenta nos damos de lo poco que sabemos. Por eso, cuando nos encontramos en una situación donde parece que no podemos lograr la victoria, tenemos que pedirle a Dios más sabiduría. En 2 Samuel 21 vemos al rey David haciendo precisamente eso. La nación había estado sufriendo de hambre por tres años, y David no entendía qué estaba sucediendo. Entonces le preguntó al Señor, ¿y sabes lo que Dios le respondió? ¡Le explicó que el hambre había surgido como causa de algo que Saúl había hecho! ¿No es asombroso? Saúl había muerto hacía años, pero lo que él había activado en el mundo espiritual aún afectaba a la nación. David pudo haberse rendido cuando sus confesiones diarias de fe y métodos de oración no aliviaban el hambre, pero no lo hizo. Le pidió a Dios más sabiduría. David usó sus adversidades temporales para buscar más conocimiento de Dios. ¡Sigue su ejemplo! Deja de darte por vencido a causa de adversidades temporales. No dejes que te saquen del juego. Después de todo, éste no termina hasta el final. Y la Biblia dice que cuando termine, habrás ganado. Por lo tanto, mantente firme en la fe. Al final, tu victoria está garantizada. Lectura bíblica: 2 Samuel 21:1-6 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído para escuchar mis razones. No las pierdas de vista; guárdalas en lo más profundo de tu corazón.» (Proverbios 4:20-21) Una vez que hayas hecho de la Palabra de Dios la máxima autoridad de tu vida, lo primero que deberás hacer para lograr la victoria sobre el enemigo es ir a la Palabra y tomar las promesas de Dios en lo que respecta a tu situación. Nota que dije: “ir a la Palabra”. Es muy bueno que la Palabra esté almacenada en tu memoria, pero no dejes que eso reemplace el tener diariamente la Palabra delante de tus ojos. Ninguna persona hambrienta puede alimentarse del recuerdo del sabor de unas papas. Ni aunque lo recuerde perfectamente. Lo mismo podemos decir de la Palabra de Dios. Es importante guardarla en la memoria, pero también debemos abrirla y leerla directamente para alimentar el espíritu. Hay un gran poder cuando tienes la Palabra ante sus ojos y cuando entra en tus oídos, pues así es como llega a tu corazón, y al llegar a tu corazón puedes vivir por ella. Por tanto, no sólo pienses en la Palabra hoy, sino léela. Busca las promesas relacionadas con tu situación y aliméntate de ellas para que tu vida sea fortalecida. Lectura bíblica: Deuteronomio 6:1-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«…Pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante» (Filipenses 3:13) Pareciera como si los fracasos, las decepciones, los dolores y los sufrimientos del pasado no se fueran. La mayoría de nosotros sabemos lo que es sentirse agobiado por esas cargas, pero pocos sabemos qué hacer. Por eso, andamos mal o con dificultad por la vida, con la esperanza de que desaparezcan por arte de magia y dejen de causarnos dolor. Pero nunca sucede así. Más bien, con el paso del tiempo nuestra condición empeora. En lugar de olvidar esas experiencias dolorosas, pensamos constantemente en ellas, hasta que llegan a ser más reales para nosotros que las promesas de Dios. Pensamos tanto en ellas que terminamos deprimidos, estancados en la vida y llenos de temor al fracaso. Yo solía caer mucho en esa trampa. Entonces un día, cuando estaba en medio de una lucha con la depresión, el Señor me habló al corazón, diciendo: Kenneth, tu problema es que estás formando tus pensamientos con el pasado, en vez de hacerlo con el futuro. ¡No hagas eso! La incredulidad mira al pasado y dice: ¿Ves?, no se puede hacer. Pero la fe mira al futuro y dice: ¡Sí se puede!; es más, según las promesas de Dios, ¡ya está hecho! Así que al dejar los fracasos del pasado atrás para siempre, la fe avanza y actúa como si la victoria ya hubiera sido ganada. Si la depresión te ha causado un decaimiento espiritual, podrás librarte de ella si quitas tu mirada del pasado y la enfocas en el futuro―un futuro que ha sido garantizado por Cristo Jesús en las grandes y preciosas promesas de Su Palabra. ¡Olvida los fracasos del pasado! Dios ya se olvidó de ellos (Hebreos 8:12). Y si Él ya no los recuerda, ¿por qué lo haces tú? La Biblia declara que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. Así que, si tomas en serio lo que Dios dice, podrás despertar cada mañana a un mundo nuevo. Podrás vivir completamente libre de las ataduras del pasado. ¡Hazlo! Reemplaza los pensamientos de los errores pasados con promesas bíblicas del futuro. Al hacerlo, la esperanza comenzará a reemplazar la depresión. Los dolores y los daños espirituales que te han hecho cojear por tanto tiempo, desaparecerán rápidamente. En vez de mirar hacia atrás y decir que no puedes, mira hacia adelante y confiesa: ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Lectura bíblica: Filipenses 3:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.