Recibe una palabra de ánimo... una palabra de inspiración... una palabra de fe... ¡todos los días del año! El devocional Crezcamos de Fe en Fe, escrito por Kenneth y Gloria Copeland, aborda temas de la vida diaria como resultados de la experiencia propia. Se trata de las luchas que enfrentas a diario, luchas contra el cansancio, la irritación, los hijos, las finanzas, etc. Kenneth y Gloria Copeland te enseñarán cómo obtener la victoria, basados en La Palabra.
«Y éste es el momento oportuno; éste es el día de salvación» (2 Corintios 6:2) ¿Sabías que Cristo abrió la puerta para liberarte del sentimiento de culpa que te ha tenido cautivo? No importa quién seas ni lo que hayas sido; no importa si eres una prostituta, un asesino, un ladrón, un narcotraficante o alguien que siempre asiste a la iglesia pero que no tiene a Cristo en su vida. La Biblia dice que hoy es el día de salvación. Gozar de una nueva vida está al alcance de tan solo una oración. Gloria y yo descubrimos esa vida hace más de 40 años. En realidad, Gloria dio el primer paso. Ella descubrió que en la Biblia dice que ni siquiera un gorrión cae sin el conocimiento de Dios. «Bueno —pensó ella—, si a Dios le importan hasta los gorriones, Él seguro sabe que mi vida en este momento es un desastre. Y si le importo, quizás pueda hacer algo con mi vida». Ella no sabía nada de la Biblia; ni siquiera estaba segura de que Dios le daría otra oportunidad. Pero cuando ella le pidió que se hiciera cargo de su vida, algo sobrenatural sucedió en su interior: ella nació de nuevo. Podrías decir: “Pero, ¿y mi pasado? Estoy lleno de sentimientos de culpa”. Cuando naces de nuevo y te conviertes en una criatura nueva en Cristo, tu vida pasada ya no te pertenece. ¿Acaso no sería absurdo sentirse culpable por la vida pasada de otra persona? ¿Qué pensarías si yo tomara una bebé en mis brazos y dijera: “Miren que niñita más linda. Pero acuérdense de su pasado”. Pensarías que estoy loco. “¿Qué pasado? —dirías— Ella no tiene ningún pasado”. Bueno, eso mismo sucede cuando naces de nuevo: no tienes pasado alguno. Tu vida empieza de nuevo el día en que aceptaste a Jesucristo como el Señor de tu vida. Y si Satanás trata de recordarte lo malo que eras, dile que se equivocó de puerta. Ya has sufrido demasiado. No tienes por qué esperar más. La puerta de la prisión está abierta. Atraviésala hacia Cristo, ¡y empieza una nueva vida hoy! Lectura bíblica: Mateo 10:29-33 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.» (Mateo 26:41) ¿Alguna vez te has decepcionado por las debilidades de tu carne? ¿Alguna vez has decidido nunca más volver a cometer cierto pecado, pero cuando llegó la tentación, caíste otra vez? Nos ha sucedido a todos—incluso le ocurrió a Pedro, el discípulo—. Él juró que nunca negaría a Jesús, pero lo hizo. Hay algo que podemos hacer para no seguir cayendo en la misma tentación. Podemos “mantenernos despiertos y orar”. Jesús les dijo eso a Pedro y a los demás discípulos cuando estaban en el huerto de Getsemaní. Él sabía que ellos iban a ser tentados y que la debilidad de la carne los vencería si no fortalecían su espíritu con la oración. Nosotros también debemos hacerlo. Por eso en Judas 20 y 21 el Señor nos dice casi lo mismo que Jesús les dijo a Sus discípulos aquella noche: “Pero ustedes, amados, edifíquense [fundados] sobre su santísima fe…, orando en el Espíritu Santo, guardando y conservándose en el amor de Dios…” (AMP). Dios sabe que la carne por naturaleza sigue la corriente del mundo y que, aunque nuestro espíritu renacido busca a Dios, la carne indisciplinada siempre está inclinada al pecado. Por eso, Él nos ha dado la capacidad de orar en otras lenguas, de fortalecer nuestro espíritu, y de edificarlo hasta que tenga supremacía sobre la carne. Al orar en el espíritu, Romanos 8:26 nos dice que: “…el Espíritu [Santo] nos ayuda y nos anima en nuestra debilidad; pues no sabemos qué oración ofrecer ni ofrecerla como conviene, pero el Espíritu mismo suple nuestra petición e intercede por nosotros…” (AMP). Por esa razón, el apóstol Pablo dijo: «Doy gracias a Dios de que hablo en lenguas más que todos ustedes» (1 Corintios 14:18). ¡Ésa es una de las herramientas más poderosas que Dios nos ha dado! No te olvides de usarla. Sigue las instrucciones de Efesios 6:18 y ora “todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y mantente atento, siempre orando por todos los santos”. No cometas el mismo error que Pedro; cuando la tentación toque a la puerta, que no te sorprenda durmiendo. Estate preparado y asegúrate de que tu espíritu sea lo suficientemente fuerte para vencerla. Lectura bíblica: Mateo 26:30-44 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«¡Alabemos al Señor, porque él es bueno! ¡Su misericordia permanece para siempre!» (Salmos 136:1) ¡La misericordia de Dios es para siempre! Su deseo de obrar a favor de la humanidad sigue vigente en la Tierra. Su misericordia nunca se agota. Tampoco se ha debilitado ni ha disminuido. «Alabemos al Señor… Su misericordia permanece para siempre». Grandes y poderosas cosas pasaban cuando el pueblo de Israel declaraba esas verdades. Son palabras de adoración y alabanza a Dios. Cuando Salomón terminó de construir la casa de Dios, sonaron las trompetas y todos cantaron al unísono, con trompetas, címbalos y otros instrumentos de música alabaron al Señor diciendo: «¡Alabemos al Señor, porque él es bueno! ¡Su misericordia permanece para siempre!». El rey Josafat designó a algunos para que alabaran al Señor, y que estaban delante del ejército cantando: «¡Demos gloria al Señor, porque su misericordia es eterna!» (2 Crónicas 20:21). Han pasado millas de años desde que Dios declaró que Su misericordia es de generación en generación; y Él sigue mostrándonos Su misericordia hoy. Él abunda en misericordia para con los que le invocan. Atrévete a ensanchar tu fe para recibir la abundante misericordia de Dios, y confiesa con tu boca: " El Señor es bueno; Su misericordia es para siempre. ¡Su misericordia ha estado conmigo hasta el día de hoy!" Lectura bíblica: 2 Crónicas 5:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás. Más bien, el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que fluya para vida eterna» (Juan 4:14) Amor. Gozo. Paz. Paciencia. Benignidad. Bondad. Fe. Mansedumbre. Templanza. Son fuerzas poderosas que la Biblia llama: el fruto del Espíritu. Son las cualidades de la naturaleza de Dios, y cuando el Espíritu Santo entró en nosotros, trajo esas cualidades consigo para impartirlas en nuestra vida. Son cualidades que tienen la particularidad de burbujear dentro de nosotros, de surgir como un manantial que constantemente nos protege y limpia de adentro hacia afuera. ¿Has notado alguna vez que no se puede echar basura en una fuente de agua en movimiento? El chorro de agua que brota con fuerza desde su interior la mantiene limpia y la protege de impurezas externas. De la misma manera funciona la fuente espiritual dentro de ti. Cuando dejas que el amor, el gozo, la paz, la benignidad y las otras fuerzas espirituales broten de tu interior, el diablo no podrá echar su basura dentro de ti. ¿Qué puedes hacer para que el Espíritu se mantenga fluyendo? Llena tu corazón con la Palabra de Dios hasta que las fuerzas de vida eterna empiecen a burbujear. Un poco al principio… luego más fuerte y más alto. Decide mantener esas fuerzas brotando constantemente de la fuente de tu corazón. No permitas que el egoísmo y el pecado detengan la corriente. Dentro de ti hay un manantial imparable de fuerzas vivas. ¡Déjalas fluir! Lectura bíblica: Jeremías 17:7-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas» (Josué 1:9) La valentía proviene de la confianza en Dios. La valentía no es algo que la mente produce, sino que nace de creer en lo que Dios dice a pesar de las circunstancias. La valentía proviene de la fe. ¿De dónde proviene el desánimo? Del temor y de la incredulidad. Llega cuando le prestas atención a las mentiras del diablo acerca de lo que Dios no hará por ti. Como pueblo de Dios, debemos desechar el desánimo, y ¡levantarnos con valentía! Es importante que dejemos de enfocarnos en nuestras propias habilidades, fallas y limitaciones, y que empecemos a enfocarnos en Dios. Es necesario que nos levantemos en el Nombre de Jesús y en el poder del Espíritu, y que establezcamos el reino de Dios en la Tierra. Si últimamente te has sentido desanimado, no continúes prestándole atención a las mentiras de Satanás. Deja de recibir esas malas noticias. Si alguien te dice que Dios no te librará, dile que “Él ya lo hizo en el Nombre de Jesucristo”. Una vez que te das cuenta quién eres y todo lo que has recibido por el poder de Dios, no le permitirás más al diablo hacer lo que quiera contigo. Dios no te sugirió esforzarte y ser valiente. ¡Te lo ordenó! Lectura bíblica: Josué 1:1-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación» (Romanos 10:10) ¿Necesitas un milagro? Entonces ¡créelo, confiésalo y recíbelo! “Pero Gloria, no sé si pueda hacer eso”. Sí, ¡sí puedes! Ya lo hiciste una vez, cuando hiciste a Jesús al Señor de tu vida; lo creíste, lo confesaste y recibiste el milagro más grande del universo, ¡el milagro de un espíritu renacido! Cualquier otro milagro que recibas vendrá de la misma manera. Empieza simplemente creyendo lo que Dios dice acerca de tu necesidad, al permitir que la Palabra de Dios cambie tu corazón y tu mente. Muchas personas tratan de evitar este paso. Tratan de creer por un milagro sin invertir el tiempo suficiente en la Palabra para que ésta transforme su mente y su corazón. Sólo quieren confesarlo con su boca y que aparezca en forma instantánea. Pero no trabaja de esa manera. Lo que uno cree con el corazón y confiesa con la boca es lo que recibirá. Si aún no tienes suficiente fe para creer que recibirás el milagro que necesitas, puedes conseguirla. «La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17). Así que empieza a llenar los oídos de tu corazón con la Palabra hasta que nazca la fe para tu milagro. Eso fue lo que hizo la mujer con el flujo de sangre. Ella creyó en su corazón que Jesús la sanaría, luego lo confesó en voz alta y después actuó conforme a su fe—y recibió su milagro. Jesús no fue quien tomó la decisión. Él no dijo: “Creo que hoy haré un milagro en la vida de esa pobre mujer”. No. Ella lo hizo realidad al conectar su fe con el poder de Dios. Por eso, Jesús le dijo: «…hija; tu fe te ha salvado» (Mateo 9:22). Hoy tú tienes la misma oportunidad. El poder de Dios está presente en todo lugar. Tu fe lo traerá a tu vida, a tu cuerpo o a tus circunstancias. Por lo tanto, busca a Jesús. Cree, confiesa y recibe tu milagro hoy. Lectura bíblica: Mateo 9:18-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«¡Que dejen los impíos su camino, y los malvados sus malos pensamientos! ¡Que se vuelvan al Señor, nuestro Dios, y él tendrá misericordia de ellos...» (Isaías 55:7) No podrás obtener la victoria mientras el problema sea lo más importante en tu vida. Hace algunos años, el Señor me reveló esa realidad. En esa época enfrentaba algunas dificultades en mi ministerio, las cuales me parecían tan grandes que pensaba en ellas desde la mañana hasta la noche. Aunque los estaba resistiendo, pensaba más en esos problemas que en las promesas de las Escrituras sobre las cuales me estaba apoyando. Entonces descubrí algo en Mateo 6:24-25: «…no podéis servir a Dios y a Mammón. Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida…» (RVA). He leído esa escritura cientos de veces, pero ese día vi algo que no había visto antes. A continuación de las palabras de Jesús “no podéis servir a Dios y a Mammón”, Él dijo: “No os congojéis por vuestra vida”. De repente, vi la conexión. ¡Nosotros le servimos a nuestras preocupaciones! Por eso Isaías 55 nos dice que dejemos nuestros pensamientos, y por la Palabra tomemos los pensamientos de Dios. En 2 Corintios 10:5 nos instruye a que derribemos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevemos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. ¿Quieres hoy librarte de tus problemas? ¡Entonces deja de servirles! No permitas que consuman tu vida. No esperes hasta que las circunstancias cambien para hacerlo. En su lugar, comprende que las circunstancias no cambiarán jamás hasta que cambies los pensamientos equivocados por los pensamientos correctos. Sé que no es fácil de hacer, especialmente en medio de las pruebas y las densas tinieblas. Pero podrás hacerlo si practicas estas tres cosas: Primero: Recuerda que no estás solo. Tienes la Palabra (los pensamientos de Dios). Tienes el Espíritu Santo que te fortalece y posees la mente de Cristo. Segundo: Acércate a personas que están llenas de fe. En vez de repetir otra vez tu problema, deja que ellos hablen. Disponte a escuchar. Únete a la fe de ellos y resiste las tinieblas. Tercero: Alaba a Dios. Haz lo que sea necesario para alabar. ¡Al empezar a alabarle, la presencia de Dios rechazará esos pensamientos de preocupación y los derribará! Tus problemas no son lo más importante en tu vida. Lo más importante es Jesús. Sírvele con tus pensamientos ¡y Él te hará libre! Lectura bíblica: Isaías 55 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por eso, hermanos, procuren fortalecer su llamado y elección. Si hacen esto, jamás caerán» (2 Pedro 1:10) Jamás caerán. Si meditas en esta frase, te darás cuenta que es una declaración sorprendente. El diablo nos ha hecho tropezar tantas veces que la mayoría de nosotros ni siquiera deseamos recordarlo. Pero la Palabra de Dios nos dice que no es necesario tropezar. Dios dice que hay algo que nos puede mantener firmes. ¿De qué se trata? Es la diligencia. Si no lo has hecho todavía, necesitas darte cuenta de su importancia. Debes ser consciente de que no puedes gozar de una vida de victoria sin ser diligente. No puedes permanecer firme en la Palabra de Dios si no tomas tu Biblia durante la semana. Hacerlo sólo el domingo por la mañana no surtirá ningún efecto. Sin embargo, la mayoría de los creyentes tratan de subsistir con eso. A raíz de ello, tenemos miles de iglesias por todo el mundo, llenas de gente nacida de nuevo que no tienen suficiente fe ni para matar un mosquito. No son diligentes. Recuerdo que hace varios años ministré a una mujer que fue sanada de cáncer. Ella se había sumergido en la Palabra, estaba firme en su fe, y había sido liberada. Pero varios años después, me llamó y me dijo: “Hermano Copeland, me gustaría que orara por mí. Él cáncer ha regresado”. Recordé al instante el versículo que el Señor nos había dado para prevalecer años atrás: «No saldrá victoriosa ninguna arma que se forje contra ti». Así que le dije: trae tu Biblia y leamos Isaías 54:17. Fue entonces cuando la escuché susurrándole a otra persona en la habitación: “¿Dónde está mi Biblia?”. Cuando escuché eso, casi lloré. Sabía que ella no lo lograría. ¿Por qué? No había sido diligente. Escucha: debes leer tu Biblia a diario. El diablo ronda las 24 horas del día maquinando maneras para hacernos tropezar. Jesús se encuentra en el trono 24 horas al día dándonos poder para resistir al diablo, y nosotros necesitamos estar ejercitando nuestra fe todo el tiempo. Si quieres perseverar en los días venideros, necesitarás más que la fe de la escuela dominical. Necesitarás fe madura que mueva montañas, y sólo hay una manera de adquirirla: dedicándose a la Palabra con más firmeza de lo que lo has hecho. Hazlo. Se diligente para afirmar tu llamado y elección; y no importa lo resbaladiza que se ponga la situación, ¡jamás caerás! Lectura bíblica: 2 Pedro 1:3-10 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino!» (Salmo 119:105) Mientras vivas de acuerdo con la Palabra de Dios, nunca más tendrás que caminar en tinieblas. Jamás tendrás que sentirte confundido en cuanto a qué camino tomar. Nunca tendrás que caminar a ciegas, luchando por encontrar tu propio camino. ¿No es eso magnífico? ¿No te emociona el saber que la Palabra de Dios te dará toda la luz que necesitas cada día de tu vida, si se lo permites? Edifica tu fe en esa Palabra y renueva tu compromiso con ésta, haciendo la siguiente confesión: “Padre, en el Nombre de Jesús, me comprometo a vivir conforme a Tu Palabra. Reconozco que Tu Palabra es la integridad misma —firme, segura y eterna—, y confío mi vida a la provisión que ésta me suple”. “Tú has enviado Tu Palabra a mi corazón. Hoy dejo que more en mí abundantemente en toda sabiduría. No se aparta de mi boca; medito en ella de día y de noche para que pueda actuar de manera diligente en ella. Tu Palabra es una semilla incorruptible que reside en mi espíritu, y crece de forma poderosa en mí ahora, produciendo Tu naturaleza, Tu vida”. “Te agradezco, Padre, porque Tu Palabra es mi consejera, mi escudo, mi defensa, mi arma poderosa en batalla. Es lámpara a mis pies y luz a mi camino. Endereza mi camino delante de mí, y nunca tropiezo ni caigo pues mis pasos son ordenados por ella”. “Reconozco las estrategias y los engaños de Satanás, y les pongo un alto al declarar con mi boca Tu Palabra en fe”. “Estoy seguro, Padre, que Tú produces en mí tanto el querer como el hacer por Tu buena voluntad. Exalto Tu Palabra. La estimo sobremanera y le doy el primer lugar en mi vida. Con seguridad y confianza declaro que mi corazón está firme y establecido en el fundamento sólido de la Palabra viva de Dios”. ¡Amén! Lectura bíblica: Salmos 119:89-105 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Así que no se rebelen contra el Señor, ni tengan miedo de la gente de esa tierra. ¡Nosotros nos los comeremos como si fueran pan! No les tengan miedo, que el dios que los protege se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Señor» (Números 14:9) Hace miles de años, Dios le dijo al pueblo de Israel que subieran y ocuparan la Tierra que les había dado. Les ordenó que la tomaran por la fuerza, y sin temor de los impíos que moraban allí. Él todavía nos dice lo mismo. Dios aún desea que como Su pueblo, tomemos la buena Tierra que nos ha dado. Él todavía trata de que usemos el poder que nos ha dado para echar al maligno fuera. Esta Tierra no le pertenece al diablo, le pertenece a Dios (Salmos 24:1). El diablo sólo se instaló en este mundo, y ha tomado el control porque nosotros los creyentes no se lo hemos impedido. Ése es nuestro trabajo. Jesús le quitó todo derecho legal a Satanás la misma mañana de la Resurrección. Luego nos encomendó que mantuviéramos vigente la derrota de Satanás. Las Escrituras dicen que Jesús se ha sentado a la diestra de Dios, y está esperando que Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies (Hebreos 10:12-13). ¿Comprendes lo que eso significa? Quiere decir que Jesús espera que le demos un puntapié al diablo y a sus secuaces y los echemos fuera de los asuntos de este mundo. Jesús está esperando que nosotros tomemos la victoria que Él obtuvo en el Calvario y que la establezcamos en esta Tierra. Pero así como Israel tuvo que subir físicamente a tomar la Tierra de Canaán, tú y yo tenemos que subir en el Espíritu si queremos establecer el dominio de Dios sobre la Tierra. Tendremos que actuar. ¡No podremos hacerlo sentados! Escucha: es posible que no lo sepas, pero estamos en guerra. Estamos en una batalla espiritual y estamos ganando. En realidad, si comprendieras lo que ya está establecido en el mundo espiritual, te reirías del diablo cada vez que te mostrara su rostro. Por lo tanto, si el diablo hoy ejerce control sobre algún aspecto de tu vida, de tu iglesia o de tu comunidad, levántate en el Espíritu por medio de la fe, de la oración y de la Palabra, y comienza a recuperar ese territorio. No temas. El diablo no tiene defensa alguna. No tiene ningún arma que pueda prevalecer en contra de ti. El Señor está contigo. ¡Levántate en el Nombre de Jesús y recupera la Tierra! Lectura bíblica: Éxodo 14:10-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por lo tanto, el Señor dice: «Salgan de en medio de ellos, y apártense; y no toquen lo inmundo; y yo los recibiré.» (2 Corintios 6:17) Estamos rodeados de un mundo gobernado, en su mayoría, por Satanás. ¿Cómo evitar quedar atrapados en éste? ¿Cómo podemos ser diferentes? Encontrarás la respuesta en Juan 17:17. Allí, Jesús le hablaba al Padre de todos los que creerían en Él. Él dijo: «Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad». Santificar significa: “Apartar”. Por tanto, Jesús estaba diciendo: Apártalos por la Palabra. ¡La Palabra aparta! Cuando creíste al principio en la Palabra de Dios, naciste de nuevo. Fuiste separado espiritualmente del reino de las tinieblas, y apartado para el reino de la luz. Es en este punto donde mucha gente se detiene. Ellos dejan que la Palabra de Dios haga su obra inicial de separación, y luego continúan viviendo como todos los demás. Espiritualmente, aún están apartados de la muerte, pero física y mentalmente están hasta el cuello en ésta. Viven pobres, enfermos, preocupados, confundidos, enojados. En otras palabras, no existe diferencia alguna entre ellos y los demás. Pero si le das a la Palabra de Dios el primer lugar en tu vida, ella continuará separándote de la pobreza, de la ansiedad, de la enfermedad, del odio y de la oscuridad de tu ambiente pasado. Hay algo más que la Palabra de Dios también hará por ti. No sólo te apartará de las cosas de este mundo, sino también te apartará para las cosas de Dios. No puedes simplemente separarte de un hábito destructivo al cual estás acostumbrado sin apartarte para algo nuevo. No puedes apartarte de las cosas del mundo a menos que te separes hacia algo más fuerte. Te lo digo: podrás gritar, llorar y patear la banca del altar tratando de deshacerte del pecado en tu vida. Incluso podrás gritar: “Amado Dios, quita este pecado de mí”. Pero todos los ruegos del mundo no te apartarán de ese pecado. En cambio, ¡la Palabra sí lo hará! Toma la decisión de darle a la Palabra el primer lugar en tu vida. Toma una decisión de calidad, una de la cual no haya marcha atrás. Sumérgete en la Palabra y permite que ésta haga Su obra. Deja que te aparte de las cosas del mundo para las cosas de Dios. Lectura bíblica: 2 Corintios 6:14-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4) La Palabra de Dios es alimento para el espíritu, así como el pan lo es para el cuerpo físico. Cuando el cuerpo se alimenta, libera una fuerza física a la que llamamos fortaleza. Cuando el espíritu se nutre del alimento espiritual de la Palabra, produce una fuerza espiritual a la que llamamos fe. De la misma manera que el cuerpo no puede alimentarse por semanas del recuerdo de una sola comida, tampoco el espíritu puede recordar lo que dice la Palabra y permanecer fuerte en la fe. Tienes que leerla. Aun cuando la hayas leído cientos de veces, necesitas leerla nuevamente. Trata de hacer esto: cierra los ojos y obsérvate cortando un limón. Ahora pon esa rodaja de limón entre tus dientes y cuando yo diga Tres, muérdela tan duro que el jugo salpique en tu boca. Uno. Dos. Tres. ¡Muerde! Es posible que tengas un recuerdo tan vívido de lo que es morder un limón, al punto que ahora mismo se te haga agua la boca. Pero déjame preguntarte algo: ¿te nutriste de ese recuerdo? No. Recordar la Palabra de Dios no es suficiente. Debes alimentarte constantemente de lo que dice. Ábrela y léela. Ve a la iglesia y pon atención a la predicación de la Palabra. Un día leerás un versículo familiar, un versículo que ya has leído miles de veces, y de pronto Dios te dará la revelación más grande que hayas tenido: una revelación completamente nueva de ese versículo. Es probable que sea exactamente lo que necesitas saber acerca de tu situación actual. Sí, puedes alimentarte de la Palabra que está depositada en tu espíritu. Pero recuerda esto: no puedes obtener resultados continuos si no pasas tiempo en oración y en la Palabra de Dios para que el Espíritu te nutra diariamente. No trates de vivir del recuerdo de tu última comida espiritual. Repón la fuerza de la fe dentro de ti. Disfruta hoy de un banquete con la Palabra de Dios. Lectura bíblica: Juan 6:48-58 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por tanto, es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que nos extraviemos» (Hebreos 2:1) Algo muy serio le ha estado sucediendo al Cuerpo de Cristo. A menudo, hemos permitido que el mensaje de fe y justicia se desvanezca. No hablo solamente de aquellos creyentes que han estado rodeados de religión y que nunca han oído del poder que tienen en Cristo Jesús. Hablo de los que hemos oído la Palabra y hemos conocido lo emocionante de vivir por fe. Por ejemplo, en mi propia vida, hubo ocasiones en que oraba por sanidad. Decía todas las palabras correctas: Gracias Dios, creo que recibo… Pero por dentro pensaba: ¿Por que será que Dios no me sana? Aunque decía que creía que estaba sano, en realidad no era así. Había dudado de la promesa de Dios, creyendo lo que mi cuerpo decía, en lugar de lo que la Palabra de Dios me garantiza. No me importa cuánto tiempo lleves como creyente o cuánto tiempo tengas practicando los principios de fe. Tu fe en las promesas de Dios fácilmente puede decaer y de ocurrir, te costará muy caro. Quizás digas: “Pero si caer en incredulidad es tan fácil, ¿cómo podemos evitarlo?”. En Hebreos 4:11 leemos: «Procuremos, pues, entrar en ese reposo, para que nadie siga el ejemplo de los que desobedecieron». Nosotros debemos esforzarnos. No estoy hablando de trabajar con nuestras manos y nuestros pies o de luchar para conseguir que Dios haga algo, sino de pasar tiempo en la Palabra de Dios, aferrándonos por la fe a las promesas de Dios día tras día. Debemos escuchar la Palabra, y no permitir que se desvanezca. Mantente firme en la Palabra. No cometas el error de pensar: “Yo sé todo ese asunto de la fe. Sé cómo recibir mi sanidad”. No te debilites, o uno de estos días el diablo te tomará desprevenido y te robará sin que te des cuenta. Por el contrario, profundiza más en la Palabra de Dios. ¡Trabaja! Se diligente para evitar que tu fe decaiga, ¡y no caerás! Lectura bíblica: Hebreos 10:23-39 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» (Filipenses 3:13-14) Golpes y contusiones espirituales. Dolores y sufrimientos internos que parecen nunca irse. Casi todos nosotros sabemos lo que son, pero pocos sabemos qué hacer al respecto. Esperamos que por arte de magia esas heridas ocultas dejen de lastimarnos, pensamos que quizás (al dormirnos o con una porción adicional de postre) ese fastidioso sentimiento de depresión, finalmente desaparecerá. ¿Sucede de esa manera? ¡No! Lo sé por experiencia propia. Pero gracias a Dios, ya lo superé. Durante los últimos años, he enfrentado batallas espirituales intensas. Me he dado cuenta de que esas batallas pueden dejarlo a uno herido en el interior, así como una pelea puede dejar cicatrices en el exterior. Antes de que naciera de nuevo, aprendí lo devastador que puede ser una verdadera pelea física. No obstante, a pesar de lo mal que me sintiera, unos días de descanso lo solucionaban. Sin embargo, la sanidad de un espíritu herido no se manifiesta así de fácil. En realidad, el paso del tiempo con frecuencia empeora esta condición. La razón es ésta: en lugar de dejar esos dolorosos fracasos en el pasado, con frecuencia hacemos énfasis en ellos hasta que llegan a ser más reales para nosotros que las mismas promesas de Dios. Nos enfocamos en ellos hasta que llegamos a estar sumergidos en la depresión, inactivos por el temor de que si proseguimos, volveremos a fracasar. Pero hay una salida. Si la depresión te lleva en descenso espiritual, lo único que debes hacer para escapar es quitar los ojos del pasado y ponerlos en el futuro, un futuro que ha sido garantizado por Cristo Jesús mediante las abundantes y preciosas promesas de Su Palabra. Hay posibilidades de que al principio no sea tan fácil para ti. Quizás tu mente ha tenido años de práctica en concentrarse en el pasado. Como un caballo viejo que habitualmente se dirige al establo, es posible que tus pensamientos comiencen a galopar en esa dirección cada vez que les sueltes la rienda. Por lo tanto, no las aflojes. Toma las riendas con mayor fuerza. Disponte a meditar en la Palabra de Dios. Reemplaza los pensamientos del pasado con promesas de las Escrituras acerca del futuro, y se diligente al respecto. Entonces, en vez de ser un soldado herido, llegarás a ser el guerrero conquistador que Dios creó. Lectura bíblica: Filipenses 3:12-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados. Nunca quedarás impune si le desobedeces a Dios. Algunas personas piensan que pueden hacerlo. Piensan que si nadie los descubre, no habrá daño alguno. Después de todo, Dios es misericordioso y no guardará nada contra ellos, ¿verdad? Y si nadie más se entera… ¿cuál es el problema? Lo que no comprenden es que su propio corazón comenzará a darles problemas. Su corazón empezará a reprenderlos. Las personas a su alrededor podrán pensar que son victoriosos. Podrán hablar el lenguaje de fe por todas partes. Pero al acercarse a Dios en oración, estarán llenos de temor y duda, lo cual hará que sus oraciones no sean respondidas. Ésa es una de las razones por la cual es tan importante vivir obedeciendo al Señor. Una vida de obediencia te dará una confianza espiritual que nunca habías tenido antes. Te dará confianza en la oración y valentía en tu fe. Te dará una confianza tal hacia Dios, que como lo describe el apóstol Juan, los que tratan de quedar impunes con el pecado, no la tienen. No estoy diciendo que debes ser perfecto, ni que jamás debes cometer ningún error. Sólo debes andar en obediencia a la luz de la revelación que ya posees. Tómate el tiempo para escuchar y responder al Espíritu de Dios. Cuando Él te diga que hagas algo, entonces hazlo. A medida que lo hagas, esa confianza aumentará dentro de ti. No será algo que debas fomentar en tu mente, o tengas que convencerte para hacerlo. Simplemente estará allí. En vez de ser consumido por dudas y sentimientos de que la Palabra de Dios no te servirá de nada, te encontrarás lleno de fe en que sí se cumplirá. Empezarás a confiar en Dios y a fluir con Él. Alcanzarás ese lugar que la Biblia llama “el descanso en Dios”. Recuerda esto: aunque el precio eterno por tus pecados ya ha sido pagado, una vida de desobediencia te costará cara. Te costará la confianza que es legítimamente tuya en Jesús. Te robará la fe y te llenará de temor. No dejes que la reprensión de tu corazón limite tu confianza. Haz aquellas cosas que son agradables a los ojos de Dios y camina con la cabeza erguida en Su reino. Lectura bíblica: 1 Juan 3:21-22 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Al ver el valor de Pedro y de Juan, y como sabían que ellos eran gente del pueblo y sin mucha preparación, se maravillaron al reconocer que habían estado con Jesús» (Hechos 4:13) ¿Te gustaría estar tan lleno de la gloria de Dios al punto que fuera evidente en tu vida? ¿Te gustaría que la gente supiera tan sólo con mirarte que has estado con Jesús? Eso es completamente posible si has nacido de nuevo y estás lleno del Espíritu Santo. El mismo poder sobrenatural que te cambió interiormente cuando fuiste salvo, podrá transformarte exteriormente, al punto que aún los extraños reconocerán a Jesús en ti. Uno de mis testimonios favoritos es el que Jerry Savelle cuenta de la vez en que estuvo en un centro comercial con su esposa Carolyn. Él se paseaba despreocupadamente de una tienda a otra, esperando que Carolyn terminara sus compras. Fue entonces cuando una mujer se acercó a Jerry, y le dijo: «¿Podría orar por mí?». Ya que no conocía a la mujer, él se sorprendió. De toda la gente en ese centro comercial, ¿cómo es que me escogió a mí?, le preguntó. Y ella le respondió: «Él Señor me dijo que viniera a este centro comercial y que alguien estaría aquí para orar por mí. Yo vine aquí buscando a esa persona. Noté un rayo de luz. El rayo entraba en un almacén, se movía por todos lados, luego iba a otro almacén y se movía aún más. ¡Seguí la luz hasta que descubrí que provenía de usted!». ¿Qué era esa luz? ¡La gloria de Dios! Brillaba sobre Jerry tanto como brillaba en el rostro de Moisés cuando descendió del monte Sinaí. Y esa presencia radiante de Dios trajo sanidad a esa mujer cuando Jerry oró por ella. Así como era inconfundible que Pedro y Juan habían estado con Jesús, así también era inconfundible que Jerry Savelle había estado con Jesús cuando esa mujer se acercó a él en el centro comercial. Cuando pases tiempo con Jesús, será innegable. El poder y la gloria del Señor se reflejarán en ti hacia el mundo. Y Su presencia en ti satisfará necesidades adondequiera que vayas. ¡Tómate el tiempo para estar con Jesús hoy! Lectura bíblica: Hechos 4:1-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Díganle al hombre justo que le irá bien, y que comerá del fruto de sus obras. ¡Pero ay del malvado! Mal le irá, y conforme a sus obras se le pagará» (Isaías 3:10-11) ¿Te has sentido temeroso de entregarte totalmente al Señor porque piensas que podrías privarte de algún placer en esta vida? Las posibilidades de que así sea son bien altas. Eso se debe a que Satanás trabaja horas extra para convencerte de que él es quien puede hacer que tu vida realmente valga la pena. Pero no le creas ni por un instante. La verdad es que rendirte por completo al Señor no te hará perder nada que valga la pena tener. ¡Sólo hará que vivas tu vida en plenitud total! La vida de Jesús sobre la Tierra fue un ejemplo perfecto de una vida con entrega total. Él fue un ejemplo vivo de los beneficios que trae vivir en santidad. Adondequiera que fue, Jesús hizo a los sordos oír, a los ciegos ver, a los paralíticos caminar. Él vivió en perfecta paz y en absoluta victoria. Eso es maravilloso. Todo lo que Jesús se perdió fue que el diablo lo dominara para que pudiera robarle, matarle y destruirle. De hecho, el diablo no pudo hacerle nada hasta el momento que, por la voluntad del Padre, Jesús dio Su vida. Hasta ese momento, Jesús camino en victoria total sobre el enemigo. ¿Crees que te perderías de mucho si vivieras de esa manera? ¡Claro que no! Al igual que Jesús, puedes caminar en la misma unción, el mismo poder y la misma gloria de Dios. ¿Tienes que abandonar toda tu vida para hacerlo? ¡Sí! Necesitas cambiar tu vida por la vida de Dios. Debes cambiar tu enfermedad por la sanidad, tu pobreza por la prosperidad, tu inquietud por la paz y tu pecado por la justicia. Entonces, ¿por qué dudar? A fin de cuentas, francamente no tienes nada que perder. Lectura bíblica: Salmos 37:7-23 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios, y recibiremos de él todo lo que le pidamos, porque obedecemos sus mandamientos, y hacemos las cosas que le son agradables» (1 Juan 3:21-22) Nunca quedarás impune si le desobedeces a Dios. Algunas personas piensan que pueden hacerlo. Piensan que si nadie los descubre, no habrá daño alguno. Después de todo, Dios es misericordioso y no guardará nada contra ellos, ¿verdad? Y si nadie más se entera… ¿cuál es el problema? Lo que no comprenden es que su propio corazón comenzará a darles problemas. Su corazón empezará a reprenderlos. Las personas a su alrededor podrán pensar que son victoriosos. Podrán hablar el lenguaje de fe por todas partes. Pero al acercarse a Dios en oración, estarán llenos de temor y duda, lo cual hará que sus oraciones no sean respondidas. Ésa es una de las razones por la cual es tan importante vivir obedeciendo al Señor. Una vida de obediencia te dará una confianza espiritual que nunca habías tenido antes. Te dará confianza en la oración y valentía en tu fe. Te dará una confianza tal hacia Dios, que como lo describe el apóstol Juan, los que tratan de quedar impunes con el pecado, no la tienen. No estoy diciendo que debes ser perfecto, ni que jamás debes cometer ningún error. Sólo debes andar en obediencia a la luz de la revelación que ya posees. Tómate el tiempo para escuchar y responder al Espíritu de Dios. Cuando Él te diga que hagas algo, entonces hazlo. A medida que lo hagas, esa confianza aumentará dentro de ti. No será algo que debas fomentar en tu mente, o tengas que convencerte para hacerlo. Simplemente estará allí. En vez de ser consumido por dudas y sentimientos de que la Palabra de Dios no te servirá de nada, te encontrarás lleno de fe en que sí se cumplirá. Empezarás a confiar en Dios y a fluir con Él. Alcanzarás ese lugar que la Biblia llama “el descanso en Dios”. Recuerda esto: aunque el precio eterno por tus pecados ya ha sido pagado, una vida de desobediencia te costará cara. Te costará la confianza que es legítimamente tuya en Jesús. Te robará la fe y te llenará de temor. No dejes que la reprensión de tu corazón limite tu confianza. Haz aquellas cosas que son agradables a los ojos de Dios y camina con la cabeza erguida en Su reino. Lectura bíblica: 1 Juan 3:21-22 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«A quienes reparten, más se les da; los tacaños acaban en la pobreza» (Proverbios 11:24) Cuando el dinero escasea, siempre será una tentación reducir tu ofrenda. Después de todo, parece lógico. ¡No lo hagas! Terminarás interrumpiendo el flujo de las bendiciones económicas de Dios, justo cuando más las necesitas. Hace unos cuantos años pasé por esa misma situación. El ministerio tenía un déficit económico de un millón de dólares. En ese tiempo, Gloria y yo habíamos vivido por fe durante 20 años. Sabíamos de antemano que Dios supliría todo lo que necesitábamos: «conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19). Habíamos visto a Dios comprobarlo una y otra vez, tanto en nuestra vida, como también en el ministerio. Sin embargo, en ese momento en particular, todas las oraciones y la fe que antes nos habían traído victoria parecían no tener efecto. A decir verdad, a medida que transcurría el tiempo, la situación se ponía de mal en peor. Para fines de ese año, nuestro déficit había alcanzado el millón de dólares. Por fin un día, ya frustrado y cansado, fui al Señor y le dije: «Mira la condición de este ministerio. Necesito un millón de dólares para cubrir los gastos». ¡No, no lo necesitas!, me respondió. No podía creerlo. ¿Cómo podía ser posible que me dijera que no necesitaba un millón de dólares? ¿Acaso no había prestado atención a los reportes contables? ¿No había hablado con el tesorero? Estaba perplejo. Todo lo que podía imaginarme era que me había malinterpretado. Así que volví a decírselo. Y Él volvió a contestarme: ¡No lo necesitas! A pesar de mi confusión inicial, a medida que continuaba pidiendo y escuchando, comencé a comprender lo que el Señor me estaba diciendo. El rojo en los libros no era el único error. Había otro problema más grande. Entonces me mostró que necesitaba comenzar a ofrendar el diez por ciento del ingreso del ministerio para ministrar a los pobres. Para la mente natural, ésa no era una solución. ¿Cómo resolvería un déficit dando del dinero que poseíamos? Pero cuando apliqué esa solución, el déficit del millón de dólares comenzó a desaparecer. Recuerda eso la próxima vez que el diablo trate de presionarte. Rompe la influencia que él tiene en tus finanzas, y da más. Pronto verás que la prosperidad de Dios empezará a derramarse en tu vida. Lectura bíblica: 1 Reyes 17:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Los ojos del Señor están contemplando toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que mantienen hacia él un corazón perfecto...» (2 Crónicas 16:9) Los fariseos tenían una condición en el corazón que afligía a Jesús: sus corazones eran duros e insensibles. Si lees Marcos 3, te darás cuenta de lo que estoy hablando. Dios estaba allí, en medio de ellos. Y ¿quién mejor que ellos para saberlo? Conocían las Escrituras al derecho y al revés, y Jesús encajaba en todas las profecías mesiánicas allí escritas. Pero la insensibilidad de sus corazones no les permitió reconocerlo. Los corazones de los fariseos también estaban endurecidos a las necesidades de la gente. Hoy también encontramos esa misma situación. Sólo piensa en lo que esos fariseos hacían: Criticaban al ministro de Dios. Protegían sus tradiciones religiosas, en lugar de obedecer la Palabra de Dios. Se preocupaban más por su propio bienestar que el de sus semejantes. ¿Alguna vez has conocido creyentes que encajen en esa descripción? ¡Claro que sí! En realidad, todos hemos hecho ese tipo de cosas en algún momento de nuestra vida. Algunos de nosotros hemos cometido los mismos errores que cometieron los fariseos. Hemos estado tan concentrados en hacer y decir todas las cosas “correctas” que hemos dejado que la ternura del amor de Dios se enfríe en nuestro interior. Sé que eso es cierto, porque si no lo fuera, estaríamos viendo grandes manifestaciones de Dios a nuestro alrededor. Estaríamos viendo el avivamiento en cada rincón del planeta. Eso es lo que Dios anhela hacer. Él desea derramar Su Espíritu con poder sobrenatural por medio de Su Iglesia. Pero la dureza de corazón que hemos cultivado es la que lo está deteniendo. Si hoy deseas un derramamiento del Espíritu Santo en tu vida y la manifestación del poder de Dios en tu iglesia, examina la condición de tu corazón. Si encuentras allí cualquier tipo de dureza, arrepiéntete y pídele a Dios que te cambie. Pídele que te dé esa clase de corazón que te deje ver el poder de Dios actuando a tu favor. Lectura bíblica: Marcos 3:1-6 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por la gracia que me es dada, digo a cada uno de ustedes que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con sensatez, según la medida de fe que Dios repartió a cada uno» (Romanos 12:3) ¿Quieres saber uno de los secretos para permanecer en la voluntad de Dios y no apartarte de Sus caminos? ¡No tengas un concepto más alto de ti mismo del que debas tener! En Proverbios 16:18 leemos: «La soberbia precede al fracaso; la arrogancia anticipa la caída». ¿Cuántas veces hemos visto cumplidas esas palabras? ¿Cuántas veces no hemos visto a creyentes metidos en problemas porque se creen más de la cuenta? Empiezan a creer que son tan listos que lo tienen todo resuelto. Luego, el próximo paso que dan es creer que deben poner a todos los demás en línea. En vez de dejar que Jesús sea la cabeza de la Iglesia, creen que deben intervenir y hacer Su trabajo. Una vez que eso sucede, es solo una cuestión de tiempo para que fracasen por completo. ¿Por qué? Porque la Biblia declara que Dios resiste al orgulloso (1 Pedro 5:5). No tomes una posición en la cual Dios tenga que resistirte. Clasifica tus habilidades con mesura. Adopta una actitud de humildad. Cuida de ti mismo, y si comienzas a notar sentimientos engreídos, arrepiéntete y recuerda que todo lo bueno que disfrutas y cada parte del éxito que has obtenido, proviene de la gracia de Dios y de Su poder. Trae a memoria esas veces en las que pudiste haber perdido aquello que Dios te había dado. Recuerda cuántas veces ibas por ahí, cometiendo toda clase de errores, y cómo la ternura y la misericordia de Dios te ayudaron. No te conviertas en una leyenda en tu propia mente. Por el contrario, humíllate bajo la poderosa mano de Dios, y deja que Dios sea quién te exalte―eso te prevendrá de caídas muy dolorosas. Lectura bíblica: 1 Pedro 5:5-7; Santiago 4:6-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se ha manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo» (1 Juan 3:8) ¿Estás recibiendo ataques de parte del diablo hoy? ¿Te ocasiona problemas a cada rato? Si es así, cambia la situación. Haz que coma de su propia tierra. Tú tienes el poder para hacerlo. En tu interior reside el poder para destruir sus artimañas y para sanar, rescatar y liberar a los cautivos. De hecho, tienes tanto poder que cada vez que tu despertador suene, el diablo debería lamentarse y decir: “¡Oh, no. Ya se levantó ese agitador!” Hace algunos años recibí la carta de una niña que había asistido a una de mis reuniones de sanidad en Los Ángeles. Aunque era demasiado joven para comprender teología o cualquier cosa por el estilo, el Señor le dio una revelación sencilla y profunda mientras veía a la gente ser sanada. Ella dijo que cuando miraba ese día hacia la plataforma, no podía verme a mí; sólo veía a Jesús, y también al diablo. ¿Sabes lo que el diablo estaba haciendo? Estaba acostado en el piso llorando y diciendo: “¡Esto no puede ser! ¡Esto no puede ser! ¡Esto no puede ser!” Ahora mismo, en este preciso instante, el poder del Señor Jesucristo está obrando en tu interior. Y no está allí tan sólo para llevarte al cielo algún día. Está presente para que le puedas lanzar al diablo un ataque aquí mismo, sobre la Tierra. Está allí para que puedas construir el reino de Dios ahora, mientras todavía haya tiempo. Recalíbrate con la Palabra y con la voluntad de Dios para tu vida. Deja que la unción de Jesús fluya desde tu interior. Todo el infierno temblará, y jamás serás el mismo. Lectura bíblica: 1 Juan 5:4-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir» (Juan 16:13) Jesús dijo que el Espíritu Santo nos guiaría a toda verdad. No tan sólo la verdad que nos ayudará a subsistir. Ni la verdad ocasional que nos ayudará a enseñar en nuestra clase de la escuela dominical, sino ¡toda la verdad! Si eres un empresario, el Espíritu Santo te mostrará cómo aumentar tus ganancias y reducir tus gastos. Si eres una madre, el Espíritu Santo te mostrará cómo resolver las discusiones de tus hijos. Si eres un estudiante, esto significa que el Espíritu Santo te mostrará cómo sobresalir en tus clases. De hecho, si conoces a Jesucristo y has sido bautizado en el Espíritu Santo, en tu interior se encuentra la respuesta a todo problema económico, espiritual y físico. ¡Tú ya tienes las respuestas a problemas que ni siquiera conoces! Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se tropezó con un problema muy serio. El enemigo estaba hundiendo sus barcos más rápidamente de lo que se podían construir nuevos, un proceso que tomaba un año de principio a fin. En un esfuerzo para resolver ese dilema, se inventó un método por el cual un barco podía ser construido en un solo día, pero que requería hacerlo cabeza abajo. Una vez finalizado, al darle vuelta, las soldaduras se reventaban y el barco se hacía añicos. Le presentaron el problema a un hombre profundamente espiritual, quien además era un famoso empresario industrial de la época. “Yo averiguaré cómo hacerlo”, les respondió. Efectivamente, después de algunos días de oración y ayuno, Dios le mostró la fórmula de la soldadura que mantendría al barco unido. Si estás enfrentando algún problema, no andes a rastras tratando de manejarlo con tus propias fuerzas. Toma en serio lo que Jesús dice en Su Palabra y comienza a pedirle al Espíritu Santo que te dé el conocimiento que necesitas para resolverlo. Pon la sabiduría de los siglos a obrar en tu trabajo, en tu familia y en tu mundo. Conéctate con las verdades que Él ha depositado en ti. Lectura bíblica: Juan 14:6-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Bienaventurados serán ustedes cuando, por causa del Hijo del Hombre, la gente los odie, los segregue, los vitupere, y menosprecie su nombre como algo malo. Cuando llegue ese día, alégrense y llénense de gozo, porque grande será el galardón que recibirán en los cielos. ¡Eso mismo hicieron con los profetas los antepasados de esta gente!» (Lucas 6:22-23) ¿Quieres saber cómo deprimir al diablo? Sólo tienes que seguir las instrucciones de este último versículo. Cuando la persecución venga, cuando los amigos o la familia te critiquen porque impones las manos sobre los enfermos y crees en la sanidad, y cuando tus compañeros de trabajo te llamen un fanático porque amas a Jesús y no temes anunciarlo, entonces ¡Regocíjate! Grita de júbilo ¡aleluya! y salta de alegría. Te aseguro que eso desalentará al diablo. Él espera que esa persecución perjudique tu fe para después destruirte y dejarte con nada. No estoy diciendo que debes disfrutar de la persecución en sí misma, sino que puedes aprender a pasar por alto la molestia de esas cosas al enfocar tu atención en la recompensa que viene, y en el hecho de que Jesús dijo que eres bienaventurado. Él apóstol Pablo ciertamente sabía cómo hacerlo. Él era un experto en regocijarse en medio de la persecución. Satanás estaba constantemente causándole problemas. Pero ¿sabes lo que dijo acerca de todo eso? Pablo dijo que no valía la pena porque no se comparaba con la gloria que iba a ser revelada. Si Pablo podía regocijarse en medio de golpizas, apedreamientos, naufragios, encarcelamientos y en casi toda clase de persecución, tú también puedes hacerlo. Sencillamente haz lo mismo que él hizo. Cuando le fue revelado por el Espíritu Santo que le esperaban cadenas y aflicciones, él dijo: «Pero eso a mí no me preocupa, pues no considero mi vida de mucho valor, con tal de que pueda terminar con gozo mi carrera y el ministerio que el Señor Jesús me encomendó, de hablar del evangelio y de la gracia de Dios» (Hechos 20:24). No caigas en la trampa de aquello que la gente dice y piensa aquí en la Tierra. Déjate llevar por el hecho de agradar al Señor. Concéntrate en acabar tu carrera con gozo y en la esperanza gloriosa que está por delante. Esa esperanza es suficiente para hacer que cualquier persona, en cualquier situación, ¡salte de alegría! Lectura bíblica: Hechos 16:16-35 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Hermanos, no queremos que ustedes se queden sin saber lo que pasará con los que ya han muerto, ni que se pongan tristes, como los que no tienen esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó…» (1 Tesalonicenses 4:13-14) Muchos de nosotros, aunque somos creyentes, hemos visto la aflicción y la tristeza como parte tan natural de la vida que ni siquiera nos hemos preguntado si está bien. En efecto, si somos sinceros, debemos admitir que hay veces cuando en realidad queremos sentir lástima y tristeza por nosotros mismos. ¿Por qué escogemos sentir tristeza? Porque la tristeza produce cierta satisfacción emotiva. Ofrece una oleada de sentimientos que, al principio, son casi embriagadores. Pero la aflicción y la tristeza son peligrosas. Hace varios años, Dios me mostró que la tristeza y la aflicción no son los sentimientos inocentes que creemos. Las fuerzas tras estos sentimientos son en realidad seres espirituales enviados por el mismo diablo para robar, matar y destruir. Son parte del bombardeo devastador y satánico que Jesús cargó sobre Sí Mismo cuando murió en la cruz (Isaías 53). Él experimentó dolor y quebranto para que nosotros no tuviéramos que hacerlo. Si esos sentimientos vienen golpeando a tu puerta, recuerda que no son sensaciones inocentes, sino enemigos letales que Jesús ya venció en el Calvario. No vivas como los que no tienen esperanza. Tú eres un creyente que sabe que Jesucristo murió por ti y resucitó. Eso no sólo te da esperanza en lo que concierne a la muerte física, sino que también en toda situación. ¡No aceptes la tristeza! Lectura bíblica: Isaías 51:11-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Porque estos sufrimientos insignificantes y momentáneos producen en nosotros una gloria cada vez más excelsa y eterna» (2 Corintios 4:17) Es muy fácil poner tus ojos espirituales sólo en los problemas que estás atravesando ¡y pasar por alto completamente las bendiciones! Cuando lo hacemos, terminamos sufriendo por situaciones en las cuales deberíamos regocijarnos. Déjame mostrarte lo que quiero decir. No hace mucho tiempo, este ministerio estaba enfrentando grandes presiones económicas. Me levanté en fe contra ellas. Luché contra éstas con la Palabra y en oración. De lo que no me di cuenta fue que, durante ese tiempo en que los problemas parecían tan grandes―las bendiciones eran aún mayores. Este ministerio estaba extendiéndose cada vez más, ministrando a más gente, distribuyendo más cartas, componiendo más publicaciones y enviando enseñanzas como nunca antes. Era un tiempo sin igual y era una época para regocijarse. Pero no me daba cuenta de ello por estar tan ocupado pensando en los problemas. Mi visión era tan estrecha que lo único que podía ver era la presión. Pasé por tiempos difíciles cuando debía haber proclamado victoria. Pero gracias a Dios, Él me despertó antes de que todo acabara. Me despertó a las bendiciones y me recordó que los problemas son temporales y que pueden cambiar, pero que Dios y Su Palabra de victoria nunca cambian. Si estás atravesando por momentos difíciles, despierta a las bendiciones que hay a tu alrededor. Serás mucho más eficiente al hacerle frente a los problemas si le das a Dios la gloria por las soluciones que Él ya ha provisto. Quita tus ojos del problema y mira a tu alrededor. ¡Muy pronto estarás proclamando la victoria! Lectura bíblica: Salmo 13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Hasta los leones jóvenes y fuertes a veces pasan hambre, pero a los que confían en el Señor no les faltará ningún bien» (Salmos 34:10) ¿Sabías que, de acuerdo con la Palabra de Dios, no hay escasez en el Cuerpo de Cristo? Todo lo que podamos necesitar y todo problema que podamos enfrentar ha sido cubierto por la Sangre de Jesús. Sus abundantes y preciosas promesas lo han suplido todo. ¿Por qué entonces muchos seguimos en escasez? Porque como dice en Hebreos 5:13, somos inexpertos en la Palabra de justicia. Se necesita ser experto para aplicar la Palabra de Dios. Muchos no lo saben. A veces decimos cualquier cosa de la Palabra y tratamos de usarla a nuestra conveniencia. Hacemos una oración sin sentido, y luego decimos: “Bueno, Dios sabe lo que quiero decir”, y esperamos que sea contestada. Sin embargo, tristemente es gracioso. Nosotros nunca permitiríamos esa clase de negligencia en el ámbito natural. Si nuestro médico entrara, nos arrojara un frasco de píldoras y dijera: “Aquí tiene esto, tómeselo”, sin siquiera tratar de examinarnos, saldríamos de ese consultorio para nunca regresar. Sin embargo, nos sorprendemos cuando esa misma actitud de negligencia en el ámbito espiritual, impide que nuestras oraciones sean eficaces. Vivimos en una sociedad “instantánea” en la que todo es rápido y fácil. Y muchos dejamos que esa mentalidad afecte nuestra vida con el Señor Jesucristo. Cuando alguien necesita sanidad, irrumpimos por la puerta del hospital, le echamos un poco de aceite en la frente y decimos: “¡Gloria a Dios!” y nos vamos. A veces no se necesita decir más que: “¡En el nombre de Jesús, sé sano!” Pero a veces la situación demanda de otras cosas. Ha llegado la hora de despojarnos de esa mentalidad “instantánea” y darnos cuenta de que hay situaciones en las que debemos tomarnos el tiempo y orar en el Espíritu; situaciones en las que vamos a tener que sentarnos y escuchar las instrucciones de Dios. Si eres inexperto en cualquier aspecto de la vida ―ya sea sanidad, finanzas o alguna otra cosa― proponte hacerte experto en la Palabra en esa área. Toma tu Biblia. Lee todos los pasajes acerca de sanidad. Lee todos los pasajes que hablan de milagros. Lee las promesas de Dios y de las bendiciones de Abraham. Medita en ellas. Pídele a Dios que te hable a través de ellas y te ilumine en la situación que estás enfrentando. No digas cualquier cosa acerca de la Palabra; escudríñala. Ten comunión con tu Padre por medio de ella y pídele que te muestre cómo ser experto a la hora de aplicarla. Con el tiempo, no te hará falta ningún bien. Lectura bíblica: Salmo 23 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«…Sin embargo, no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios. Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones…» (Santiago 4:2-3) ¿Tienes hoy todo lo que necesitas? Si no, ¿cuál es la razón? Según la Palabra de Dios, es porque no oras o porque oras de forma incorrecta. ¿Qué quiere decir orar de forma incorrecta? En muchos casos, significa orar sin esperar resultados. Muchos creyentes hacen eso. Usan la oración como una clase de talismán espiritual. Sólo juegan con ella. Piensan: “Esto probablemente no funcione. Pero, ¿quién sabe? No hay nada malo en intentarlo”. ¡Si ésa ha sido tu actitud, entonces cámbiala! Empieza a considerar seriamente la oración. Deja de orar sólo porque es apropiado o porque es el momento en que se ora en el culto de la iglesia. Empieza a orar para obtener resultados. Empieza a orar en el Nombre de Jesús, de acuerdo con la Palabra de Dios, y espera recibir lo que pides cada vez que ores. ¿No es eso algo presuntuoso? En realidad, es algo osado y tienes el derecho bíblico para serlo. Según la Palabra de Dios, tienes una invitación constante de tu Padre celestial para acercarte confiadamente al trono de la gracia, para que puedas recibir (Hebreos 4:16). Recibir es una palabra que lleva implícita la certeza. Según el diccionario, significa: “Llegar a poseer lo que se busca o solicita”. Por lo tanto ora, esperando llegar a poseer lo que necesitas; no sólo de vez en cuando, ¡sino en toda ocasión! Cuando las oraciones no sean contestadas, no te alejes diciendo: “Creo que uno nunca sabe lo que Dios hará”. ¡Arremete contra el problema con ambas manos! Acude a Dios en oración y ve a la Palabra; establece dónde está la falla y corrige el problema. Cuando te acercas a Dios en oración, basado en la Palabra e inspirado por el Espíritu, siempre sabrás por adelantado lo que Él hará. Él te contestará. Dios suplirá lo que necesitas tal como se lo pediste. Empieza hoy a esperar que Él lo haga. Lectura bíblica: 1 Juan 5:4-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Que el Dios de esperanza los llene de todo gozo y paz en su creencia [a través de la experiencia de su fe], para que por el poder del Espíritu Santo abunden y rebosen (desborden) en esperanza» (Romanos 15:13) Sabes, así es como quiero estar… ¡rebosante de esperanza! Quiero atreverme a entregar mi vida completa y todo lo que tengo para construir un sueño que provenga del corazón de Dios. Quiero alcanzar tan lejos que, sin la ayuda de Dios, no pueda regresar. Sin embargo, mucha gente no piensa de ese modo porque temen fracasar. El temor al fracaso es peligroso. Si te dejas dominar por éste, te obligará a llevar a cabo aquello que inevitablemente garantizará tu fracaso—eso es no intentarlo en absoluto. ¿Cómo puedes contrarrestar el temor al fracaso? Aumenta tu esperanza. Siéntate a solas con Dios y escúchalo. Medita en las promesas bíblicas hasta que la imagen sea tan clara en tu interior que nada pueda sacudirla. Si te encuentras postrado en una cama y el médico te ha dicho que nunca más podrás caminar, en vez de sumirte en ese mal diagnóstico, comienza a soñar. Empieza a construir un sueño de escalar montañas, testificándole a la gente en esas regiones apartadas. Ve a la Palabra, la cual promete que los que esperan en Jehová correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. Contémplalo hasta que sea lo único que puedas ver. Imagínate caminando por kilómetros y corriendo de un lugar a otro, compartiendo con todos que Jesús te ha levantado y te ha sanado por completo. De eso se trata la esperanza. Es un sueño divino. Es una imagen interna que es más grande que tú, porque está construida sobre las promesas de Dios. Si eres cristiano, deberías ser un soñador. Toma la Palabra de Dios y empieza a construir sueños hoy. Lectura bíblica: Salmos 33:18-22 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Jesús dijo también: «El reino de Dios es como cuando un hombre arroja semilla sobre la tierra» (Marcos 4:26) Jesús comparó el reino de Dios con la siembra y la cosecha. Es un concepto sencillo de asimilar, uno que todos podemos entender. Entonces, ¿por qué no estamos todos recogiendo una cosecha abundante cada temporada? Porque nos la pasamos esperando que Dios haga todo el trabajo. Él no actúa de esa manera. Él colabora contigo, pero no lo hace todo. Hay algunas cosas que necesitas hacer por fe si quieres recoger una buena cosecha en el tiempo de la siega. Primero, debes sembrar por fe la semilla de la Palabra con la esperanza de que crezca. Debes encontrar las preciosas promesas de Dios en Su Palabra y sembrarlas en tu corazón y en tu vida. Luego, debes regar la semilla. Riégalas todos los días con alabanza y con el agua espiritual de la Palabra. Esa Palabra contiene vida y esas semillas de promesas no podrán crecer sin ella. Y por último, tienes que ¡arrancar la maleza! Cuando la mala hierba del rencor, la duda, el temor, el desaliento (y toda la basura que el diablo trata de sembrar en tu cosecha) quieran entrar, arráncalas. Éstas ahogarán la Palabra. Eso requerirá que seas diligente. Nadie más lo hará por ti. Es necesario que arranques la maleza de tu propia cosecha. Tendrás que mantenerte firme al respecto. Cuando la mala hierba empiece a brotar, ¡mátala! No le des lugar en tu terreno ni por unos instantes. Arráncala de raíz y fumiga ese lugar con la Palabra. No te conformes con una flor silvestre cuando puedes tener lo mejor—¡lo mejor de Dios! No te quedes con los brazos cruzados esperando que Dios sea quien produzca tu cosecha. Comienza sembrándola. Empieza a vigilar tu tierra (tu corazón y tu mente) para mantenerla húmeda con el agua de la Palabra y libre de toda maleza. Comprométete a cumplir tu parte y confía en que Dios hará la Suya. ¡Experimentarás una cosecha sobreabundante esta misma temporada! Lectura bíblica: Efesios 4:22-32 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen, para que sean ustedes hijos de su Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos» (Mateo 5:44-45) Ama a tus enemigos…, pon la otra mejilla… A la mayoría de las personas eso les parece una forma muy débil de tratar con alguien que les ocasiona problemas. Pero, a decir verdad, es la manera más poderosa de actuar que existe. Es la forma en que Jesús lo hizo, y sus métodos nunca fallan. ¿Recuerdas cuando Jesús regresó a Nazaret y la gente religiosa estaba enojada con Él, tanto que querían arrojarlo desde un despeñadero? ¿Qué sucedió? Él pasó en medio de ellos, y nadie pudo ponerle la mano encima. En otra ocasión, querían apedrearlo, pero Él no tomó represalias; sólo se fue, y nadie pudo tocarlo. Cuando Jesús pasó en medio de esa muchedumbre, no tuvo temor. Él sabía que ellos no podían hacerle daño porque andaba en el amor de Dios. Cuando Jesús dijo que pusiéramos la otra mejilla, no quiso decir que nos quedáramos quietos para que nos dieran una golpiza. Su significado es que debemos vivir en amor y en fe, confiados en que el poder de Dios que acompaña ese amor nos protegerá. Por ejemplo, alguien puede lanzarnos un golpe ¡y será imposible alcanzarnos! La historia de Nicky Cruz, descrita por David Wilkerson en su libro: “La cruz y el puñal”, es un ejemplo concreto de ese principio. Nicky tenía la reputación de ser el líder pandillero más despiadado de su época. No obstante, cuando David Wilkerson estuvo frente a él, hablándole de Jesús, Nicky no pudo hacerle ningún daño. Él intentó apuñalarlo varias veces con su puñal; sin embargo, cada vez que lo hizo, David sólo dijo: «Nicky, me puedes cortar en mil pedazos y cada uno de esos pedacitos aún diría: te amo y Dios te ama». A causa del amor, Nicky no pudo acercarle su puñal lo suficiente como para herirlo. Cada vez que lo hacía, una fuerza sobrenatural lo detenía. “¡Pero yo no poseo esa clase de amor!”. Sí, tú la tienes. En Romanos 5:5 leemos que el amor de Dios ha sido derramado en tu corazón por el Espíritu Santo. Sólo debes tomar la determinación de actuar basado en ese amor, no por tus sentimientos. Mi amigo, ¡el amor nunca falla! No le temas al fracaso. De hecho, no debes temerle a nada. Si estás caminando en el amor de Dios, estás viviendo la clase de vida más poderosa que pueda existir. Lectura bíblica: Mateo 5:38-48 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«…Los deudores son esclavos de los prestamistas» (Proverbios 22:7) Si estás lleno de deudas, te tengo buenas noticias. Dios no sólo quiere librarte de ellas, sino que también tiene el poder para hacerlo. Lo sé, porque Él lo hizo por mí. Jamás lo olvidaré. Mis deudas ascendían a la suma de $22.000 dólares en ese entonces. Me había comprometido con Dios a pagarlas y a nunca más pedir prestado, pero me parecía como que nunca podría lograrlo. No veíamos cómo, pero confiábamos en que “Dios podía”. Día tras día pusimos nuestra mirada en Dios para que nos librara de esa deuda. No le pedíamos, sino que le agradecíamos porque creíamos que recibíamos cuando orábamos. Once meses más tarde ya habíamos salido de deudas. Al recordar esa experiencia, vemos que nada espectacular sucedió, excepto que Dios intervino constantemente en nuestras finanzas. Nos propusimos ser fieles, y Él fue fiel con nosotros. Dios puede hacer lo mismo por ti si te atreves a creer en Su Palabra y a comprometerte delante de Él a salir de deudas y a obedecerle en cada paso del proceso. Al considerar tu situación actual, quizás no veas cómo salir de deudas, y mucho menos como seguir libre de ellas. Al comienzo yo también me sentía así. No veía cómo podría hacer algo sin tener que pedir dinero prestado. Pero el Señor me mostró cómo… y Él hará lo mismo por ti. No hay deuda tan grande ni asunto tan complicado que Dios no pueda solucionar. Confíale tu situación y Él te sacará adelante… y nunca más tendrás que ser esclavo de las deudas. Lectura bíblica: Salmos 37:21-40 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Así es la lengua. Aunque es un miembro muy pequeño, se jacta de grandes cosas. ¡Vean qué bosque tan grande puede incendiarse con un fuego tan pequeño! Y la lengua es fuego; es un mundo de maldad. La lengua ocupa un lugar entre nuestros miembros, pero es capaz de contaminar todo el cuerpo; si el infierno la prende, puede inflamar nuestra existencia entera» (Santiago 3:5-6) Palabras. Si se usan bien, pueden mover montañas. En cambio, si se usan mal, pueden hacer que tu vida entera se desvanezca como el humo. Quizás digas: “Hermano Copeland, me es difícil creer que las grandes catástrofes puedan ser ocasionadas por unas simples palabras. No veo la correlación”. Mira nuevamente la frase que Santiago utilizó: «…Vean qué bosque tan grande puede incendiarse con un fuego tan pequeño!…». ¿Alguna vez has encendido un puñado de astillas de madera y las has puesto debajo de un montón de leña? ¿Qué sucedió? Probablemente las llamas empezaron a esparcirse de un leño a otro, hasta que todo se convirtió en un gran fuego. Después de consumido, si escarbas entre las cenizas, no encontrarás rastros de las astillas que lo comenzaron, ¿cierto? Las astillas se quemaron y no quedó rastro alguno de ellas. La lengua es así. Primero contamina el cuerpo, luego inflama la rueda de la creación con un incendio tan grande que no queda rastro alguno de dónde se originó todo. Las palabras que comenzaron ese fuego se desvanecieron como el humo, sepultadas en las cenizas, como si nunca hubieran existido. Por lo tanto, jamás subestimes el poder de tus palabras. Puedo asegurarte que Satanás no lo hace. Él trabaja constantemente para hacer que las uses de una manera negativa. Te disparará dardos de dolor, de enfermedad y de desaliento para hacerte declarar palabras negativas que harán que tu vida se desvanezca como el humo. No dejes que triunfe. Apaga el fuego siguiendo las instrucciones de Efesios 6:16. Sigue las instrucciones del apóstol Pablo: «Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno». ¡Habla palabras de fe y detén el fuego antes de que empiece, hoy! Lectura bíblica: Santiago 3:1-10 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas y de desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:4-5) Si piensas como el mundo lo hace, con el tiempo actuarás de la misma manera que ellos. Los pensamientos desenfrenados producen acciones desenfrenadas. Así que, controla tus pensamientos llevándolos cautivos a la obediencia de las Escrituras. Renueva tu mente con la Palabra de Dios. La Palabra es espíritu y vida. Si saturas tu mente de la Palabra de Dios, tu voluntad se fortalecerá y podrás dominar todo mal pensamiento y hábito dañino. No dejes que Satanás te engañe para que sacrifiques la gloria de Dios en tu vida por unos momentos de pecado y placer. Domina tus pensamientos. Medita en la Palabra en vez de hacerlo en pensamientos egoístas y carnales. Pon tu mirada en Jesús, el Autor y Consumador de tu fe. Lectura bíblica: Salmos 119:11-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
…¿su falta de fe anulará la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera!…» (Romanos 3:3-4) Palabras llenas de fe. Éstas son las que cambian las cosas. Mueven los montes al mar. Convierten la enfermedad en salud. Transforman pecadores en santos. También pueden tomar a una nación cargada de pecado y transformarla en el pueblo de Dios. ¡Así es! Y si nosotros, los creyentes, respaldáramos nuestras oraciones por nuestra naciones con palabras de fe en lugar de duda y desaliento, pronto empezaríamos a ver una resurrección espiritual en cada una de ellas. Dios prometió que si nosotros, Su pueblo, nos humilláramos, oráramos, buscáramos Su rostro y nos volviéramos de nuestros malos caminos, Él sanaría nuestra Tierra. Hay guerreros de oración por todo los Estados Unidos y en otras naciones (espero que seas uno de ellos) que están haciendo lo que esa promesa demanda. Pero, incluso así, no se oye a la gente decir: “¡Esto es grandioso! Dios está sanando la Tierra”. No se oye a la gente declarando por fe la promesa de Dios. En cambio, sí se oye decir: “¡Uyy! ¿Ya oíste lo que están haciendo esos terroristas?”, o alguna otra cosa igualmente destructiva que aparece en la televisión. Presta atención: es hora de empezar a divulgar lo que Dios está haciendo, y dejar de predicar lo que los terroristas están haciendo. Dios dijo que Él está sanando nuestra Tierra. Debemos comenzar a hablar con fe acerca de nuestras naciones, en lugar de divulgar malas noticias todo el tiempo. Por supuesto, a muchos les parecerá extraño; otros quizás piensen que nos volvimos locos. Eso no es ninguna novedad. Déjame decirte algo: un grupo de creyentes que obedece las buenas nuevas de Dios, que confía en ellas y que las proclama, será más poderoso que todos los demonios sobre la Tierra. Un grupo de creyentes es más poderoso que todo un ejército de agoreros. ¡La incredulidad de estos últimos no podrá anular la fidelidad de Dios! En los últimos 40 años, Gloria y yo hemos aprendido a no prestar atención a las malas noticias, sino a alabar y agradecer a Dios por Su liberación. Toda palabra de alabanza que pronunciamos libera la fe en nuestros corazones. Decídete ahora mismo con nosotros a estar firme en el hecho de que la situación en nuestras naciones está cambiando. Decídelo en oración y afírmalo en tu corazón. Proclama: ¡Dios está sanando nuestra Tierra! Lectura bíblica: Nehemías 6:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Porque el Señor disciplina al que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.» Si ustedes soportan la disciplina, Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no discipline?» (Hebreos 12:6-7) Hoy en día existe un terrible malentendido entre los creyentes acerca del método de Dios para disciplinar a Sus hijos. Algunos dicen que Dios envía tornados, accidentes automovilísticos o cualquier clase de desastre para enseñarnos algo. Pero no es así. Un Dios amoroso no envía muerte y destrucción a Sus hijos para enseñarles. Él no desata Su perro asesino para que nos muerda la pierna y así aprendamos a usar nuestras botas. ¿Cómo disciplina Dios a los suyos? Lo hace con Su Palabra. En 2 Timoteo 3:16-17 leemos: «Toda la Escritura es un soplo de Dios (inspirada por Él), y útil para enseñar, para redargüir, para corregir de los errores, para convencer de pecado y disciplinar en obediencia, [y] para entrenar en la justicia (para una vida santa, conforme a la voluntad de Dios en pensamiento, propósito y acción) para que el hombre de Dios pueda ser perfecto y bien equipado para toda buena obra» (La Biblia Amplificada). Si miras en 2 Corintios 7 encontrarás un ejemplo de esta verdad. Allí el apóstol Pablo habla de una situación en la iglesia de Corinto que necesitaba ser corregida. La iglesia se había desviado del camino. ¿Cómo lo hizo Pablo? Él no le pidió a Dios que enviara un terremoto para sacudir a los creyentes; solamente les envió una carta en la que les reprochaba lo que habían hecho. Les dolió tanto que hubieran preferido ser golpeados con un palo. Dicha reprensión les llegó al corazón y los llevó al arrepentimiento. El Padre celestial te ama y por eso te disciplina, pero lo hará con instrumentos espirituales, no carnales. Dios usará el poder del Espíritu en Su Palabra para disciplinar la incredulidad y purificar tu espíritu de tal manera que no te sientas debilitado ni culpable, sino fortalecido. Así que deja de arrodillarte ante los desastres y comienza a someterte a la Palabra de Dios. Ríndete ante la Palabra y deja que sea ella la que te corrija, removiendo la carne y la lujuria que hacen que te desvíes. Recuerda: la espada del Espíritu es de doble filo: uno es para vencer a Satanás, y el otro para corregirte. Deja que Dios te use para mantenerte en el camino correcto. Lectura bíblica: 2 Corintios 7 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«En primer lugar, adquiere sabiduría; sobre todas las cosas, adquiere inteligencia. Hónrala, y ella te enaltecerá; abrázala, y ella te honrará. Adorno de gracia pondrá sobre tu cabeza; te coronará con una bella diadema» (Proverbios 4:7-9) Si en realidad quieres recibir sabiduría de Dios, tendrás que leer las Escrituras de una forma menos superficial. Será necesario que te alimentes de la Palabra día y noche. Deberás renovar tu mente con la Palabra de Dios para deshacerte de la basura con la que has estado alimentándola. Quizás digas: “Ah, hermano Copeland, ¡eso suena irrazonable!”. Sí, lo es. Pero considera lo siguiente: el estudiante de música en la universidad ensaya varias horas todos los días. Los atletas olímpicos se entrenan de seis a ocho horas diarias para perfeccionar su técnica. Lo hacen porque su dedicación para lograr sus objetivos es “irrazonable”. Lo mismo se aplica en tu vida. Si quieres lograr la clase de excelencia espiritual a la que estás aspirando, deberás dedicarte irrazonablemente a la Palabra de Dios. Eso quizás implique llevar una grabadora a todo lugar que visites. O tal vez signifique tener la afeitadora en una mano y la grabadora en la otra, o la grabadora en una mano y el tenedor en la otra. Haz lo que sea necesario para saturarte totalmente de la Palabra de Dios. Yo no te hablaría de forma diferente si fuera tu comandante en jefe y estuviera a punto de enviarte al frente de una batalla contra las mejores tropas de un acérrimo enemigo. Tú formas parte de las tropas de asalto de Dios. Tienes un enemigo que está empeñado en destruirte como sea. En este ataque crucial, y con todo lo que tiene, Satanás enviará el personal infernal mejor entrenado para derribarte. Y si quieres triunfar, deberás someterte al entrenamiento. Comprométete en forma irrazonable. Obtiene sabiduría. Lectura bíblica: Proverbios 1:7-33 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual su señor deja encargado de los de su casa para que los alimente a su tiempo?» (Mateo 24:45) La Palabra nos dice que Dios muestra Su poder a favor de los que tienen un corazón “perfecto” para con Él (2 Crónicas 16:9). La palabra “perfecto” no significa que debemos hacer todo a la perfección y vivir sin cometer errores. Gracias a Dios no se trata de eso. Perfecto significa: “devoto”—un corazón consagrado, dedicado, leal y fiel a Dios—. Los errores que cometamos no evitarán que Dios obre en nuestra vida. Sólo nuestra falta de fidelidad puede impedir que Él actúe a nuestro favor. ¿Quién es fiel? El que invierte su tiempo haciendo lo que Dios lo ha llamado a hacer. En las propias palabras de Jesús: el que toma su cruz y lo sigue. El que rechaza sus deseos carnales e invierte su vida en las cosas que Dios desea que haga. Quizás Dios haya estado exhortándote a que pases más tiempo en Su Palabra y en oración, o que ministres más a las personas que te rodean. Él puede estar llamándote a orar por los enfermos o a enseñar la Palabra. Pero tú estás ocupado, y con muy buenas intenciones continúas con tus quehaceres y le dices a Dios que lo harás después. Bueno… “después” ¡es ahora mismo! Proponte hoy a ser un siervo fiel y prudente. Examina aquellas cosas que están consumiendo tu tiempo con el Señor. Pon los intereses del Señor antes que los tuyos. ¿Quieres ser un líder en la casa de Dios? ¿Quieres que Él muestre Su poder a favor tuyo? Entonces actúa ahora en los pensamientos de Jesús. Actúa ahora en Sus propósitos y Sus planes. ¡Ahora mismo es tiempo de ser fiel! Lectura bíblica: Mateo 24:42-51 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Lo que sí vemos es que Jesús, que fue hecho un poco menor que los ángeles, está coronado de gloria y de honra, a causa de la muerte que sufrió. Dios, en su bondad, quiso que Jesús experimentara la muerte para el bien de todos» (Hebreos 2:9) La muerte no es un tema popular, ni siquiera entre los creyentes. De hecho, muchos se sienten atemorizados por ella. ¡Ah sí, ellos hablan de tener vida eterna! Sin embargo, cuando el diablo trata de amenazar su subsistencia terrenal con enfermedad o calamidad, se aterran. ¿Por qué? Porque no han aprendido a mirar la muerte desde la perspectiva de Dios. Aunque su espíritu se haya hecho inmortal, no han renovado su mente para aceptar esa verdad. Si lo hubieran hecho, cuando el diablo tratara de oprimir su botón de pánico, ellos simplemente se reirían y dirían: “No me puedes atemorizar, diablo. ¡Ya morí todo lo que tenía que haber muerto!”. Sabes, eso es muy cierto. La Palabra de Dios dice que como creyente nacido de nuevo nunca verás la muerte (Juan 8:51). Jesús fue tu substituto. Él sufrió la muerte para que tú no tuvieras que hacerlo. En Hebreos 2:14-15 leemos que: «…solo mediante la muerte (Jesús) podía quebrantar el poder del diablo, quien tenía el poder sobre la muerte. Únicamente de esa manera el Hijo podía libertar a todos los que vivían esclavizados por temor a la muerte». Si has hecho a Jesús el Señor de tu vida, la única muerte que tenías que experimentar quedó en el pasado; ocurrió en el instante en que recibiste a Cristo. En ese momento, tu vieja naturaleza, aquella cuyo deseo era el de pecar y rebelarse contra Dios, murió. Tu cuerpo no falleció, pero tu hombre espiritual, tu verdadero yo, murió a Satanás y a todas sus obras. Tu fuiste hecho “una nueva criatura” inmortal que jamás morirá (2 Corintios 5:17). Cuando termines con tu labor en la Tierra, no morirás. Simplemente te despojarás de tu caparazón terrenal y te reubicarás en un lugar mucho más glorioso. Ve a la Palabra y descubre la perspectiva de Dios acerca de la muerte. Haz un estudio al respecto. Una vez que empieces a comprender la realidad de tu inmortalidad, el diablo jamás podrá volver a amenazarte con ella. Lectura bíblica: Hebreos 2:9-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Si ustedes quieren y me hacen caso, comerán de lo mejor de la tierra» (Isaías 1:19) Un cuerpo sano. Suficiente dinero para pagar las deudas y dinero extra para invertir en la obra del evangelio. Un matrimonio feliz y piadoso, con niños sanos. Paz mental. Dios ha preparado un banquete lleno de bendiciones como éstas para ti. Pero esas bendiciones no caerán en tu regazo automáticamente. Debes estar dispuesto —y ser obediente— si quieres comer los manjares de la mesa de Dios. Así que ¡ponte dispuesto! No estés dispuesto a que Satanás ponga enfermedad en tu cuerpo. Disponte, en cambio, a estar bien. En honor al sacrificio de Jesús en el Calvario, no aceptes nada inferior a la salud divina. No estés dispuesto a vivir en escasez, sino en prosperidad y abundancia divinas. Rehúsate a que Satanás detenga el caudal de las bendiciones económicas de Dios para tu vida. Disponte a recibir el mejor plan de Dios para tu matrimonio y tus hijos. No aceptes las “normas” del mundo. Vive por encima de ellas en un hogar lleno de amor y armonía, un hogar como Dios quiso que fuera. No le permitas a Satanás reemplazar con preocupación y úlceras la paz y la tranquilidad que Jesús ya compró para ti. Proponte echar todas tus ansiedades sobre Dios, porque Él tiene cuidado de ti. No dejes que te roben el banquete de bendiciones que te pertenecen desde que te hiciste creyente. ¡Disponte a comer lo mejor de la tierra! Lectura bíblica: Deuteronomio 8:5-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Uno solo puede ser vencido, pero dos presentan resistencia. El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente» (Eclesiastés 4:12) Hay poder en la unidad. El diablo lo sabe. Por eso, continuamente está luchando contra esa unidad. Él toma las diferencias que hay en nosotros, diferencias que Dios puso para hacernos más fuertes, y trata de usarlas para romper el vínculo que nos une. Por ejemplo, los hombres y las mujeres. El diablo nos ha engañado al hacernos creer que uno es superior al otro. Pero puedo resolver ese argumento ahora mismo. Las mujeres son superiores a los hombres. Si no lo crees, como hombre trata de dar a luz un bebé. Pero también, los hombres son superiores a las mujeres. Si no lo crees, como mujer trata de concebir uno sin nosotros. ¡Es la combinación de las diferencias la que nos hace fuertes! Incluso se ha llegado a discutir si Dios es hombre o mujer. Pero la Biblia nos lo aclara. ¡Él es ambos! Eso es correcto. En el idioma hebreo, todas las palabras tienen género, son masculinas o femeninas. Pero la palabra hebrea Jehová es masculina y femenina a la vez. Dios es tan femenino como masculino y tan masculino como femenino. Originalmente, la raza humana era así también. Cuando Dios hizo primero al hombre, era tan femenino como masculino. Luego, Dios separó la parte femenina e hizo a la varona o “varón con vientre”. Después, ambos tuvieron que juntarse para ser perfectamente completos. Todavía eso es cierto. Por ejemplo, cuando Dios une al esposo y a la esposa, con frecuencia, junta personas que poseen mayores diferencias de personalidad. Donde uno es débil, el otro es fuerte, y viceversa. Por eso, cuando llegan a ser uno, son más poderosos de lo que eran estando separados. Hubo un tiempo en que no lo comprendía. Me molestaba con Dios por haberme enviado una esposa que no se preocupaba por algunas de las cosas que me gustaban. Pero, finalmente, me di cuenta que Dios sabía lo que estaba haciendo. Si Él me hubiera dado una esposa que fuera tan aficionada a la aviación como yo, hubiéramos pasado el resto de nuestra vida en las nubes. No estaríamos predicando la Palabra. Estaríamos en alguna exhibición aérea volando cabeza abajo. Nos llamaríamos el equipo Copeland, o algo parecido. ¿Existen en tu vida personas que son irritantemente diferentes a ti? No dejes que el diablo use esas diferencias para separarte de ellas. Por el contrario, ¡agradécele a Dios por esas personas! Deja que Él te enseñe cómo apreciarlas y ¡lo poderoso que pueden ser… juntos! Lectura bíblica: Eclesiastés 4:9-12 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«…Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida» (Juan 6:63) Hemos visto algunos adelantos médicos sorprendentes en nuestra generación, como “drogas milagrosas” que pueden vencer muchos tipos de enfermedades y dolencias. Pero, sabes, en los más de 40 años que he sido creyente, he descubierto una clase de medicina mucho más eficaz: la Palabra de Dios. Nunca ha existido una droga tan milagrosa que la pueda igualar. La medicina de Dios es la respuesta a toda necesidad. Es vida. Es salud. Es el poder de Dios. Y si la pones en tu corazón y la pones en práctica, sencillamente sanarás. A veces la gente pregunta: “Si la medicina de Dios siempre funciona, ¿por qué hay tantos creyentes que están todavía enfermos?”. Hay dos razones. Primero, porque no toman el tiempo para sembrar la Palabra profundamente en su corazón en lo que respecta a la sanidad. Segundo, porque no obedecen lo que la Palabra les dice. Míralo desde esta perspectiva: si un médico te receta una medicina por vía oral para ingerirla diariamente y tú decides en cambio frotártela en el pecho, esa medicina no te servirá de nada. Debes seguir las instrucciones y tomarla según las indicaciones si quieres mejorarte, ¿no es cierto? Del mismo modo, si lees la receta de Dios para la salud y no la pones en práctica, no cosecharás ninguno de sus beneficios. En Proverbios 4:22 leemos que las Palabras de Dios son vida y salud para ti. Por lo tanto, no esperes hasta que te enfermes para comenzar a usarlas. Empieza hoy mismo a depositar la Palabra de Dios en tu corazón en abundancia y será difícil que te enfermes. Esa Palabra mantendrá activo el poder sanador de Dios en tu interior en forma constante. Y no te preocupes. No hay una dosis límite para la medicina de Dios. No existe riesgo de sobredosis. Cuanto más la tomes, más fuerte serás. Empieza a fortalecerte hoy. Lectura bíblica: Proverbios 4:20-27 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El comienzo de un conflicto se equipara con las primeras gotas de agua [en la grieta de una represa]; es mejor controlarlo, antes de que se desborde y se salga completamente de control» (Proverbios 17:14; AMP) En las Escrituras Dios nos advierte contra el peligro de la contienda. No obstante, es uno de los problemas más comunes entre los creyentes. Permitimos que se introduzca en nuestro hogar, en nuestro trabajo, en la iglesia… ¡y en todas partes! Por supuesto, no la dejamos entrar intencionalmente. No nos despertamos por la mañana y decimos: “Hoy tengo ganas de empezar una gran contienda”. Al contrario, dejamos que se introduzca de forma sutil entre nosotros, como una pequeña irritación. Por eso, te urjo hoy a levantarte decididamente contra esas pequeñas oportunidades de iniciar una contienda. Si tiendes a permitir que las cosas te irriten, decide vencer esa tendencia. Lucha en contra de ella con el conocimiento de que este mundo no es perfecto, pues habrá personas que no se comportarán de manera amable contigo. Habrá personas que te fastidiarán y molestarán, a propósito o inconscientemente. Decide que, por el poder de Dios, no permitirás que te roben tu paz. Esa paz es muy importante para tu bienestar. Ella mantendrá tu cuerpo sano y guardará tus relaciones saludables. Te pondrá en un lugar donde Dios pueda orientar tus pasos y librarte de algunos errores garrafales. Si te has pasado la vida con los nervios alterados por cosas sin importancia, puede tomarte tiempo deshacerte de ese hábito. Quizás debas trabajar en ese problema a cada instante. Pero al final, lo lograrás. Lo sé por experiencia propia. Tuve que vencer la preocupación de la misma manera. Me había afanado por tantos años y provenía de una familia que se preocupaba con facilidad—tanto que lo hacía casi sin pensar. Cuando aprendí que preocuparse era contrario a la Palabra de Dios, tuve que dejar ese hábito de lado minuto a minuto. Con la ayuda del Espíritu Santo, cada vez que un pensamiento de preocupación venía a mi mente, yo lo vencía con la Palabra de Dios; y lo hice hasta que erradiqué ese hábito de la preocupación para siempre. Tú puedes hacer lo mismo con la discordia. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a empezar a reconocerla y a superarla en cada momento. Entonces, cada vez que comiences a enojarte por algo, repréndela en el Nombre de Jesús y resístela. Di en voz alta: Hoy vivo en la paz de Dios. Te sorprenderás al ver cuán maravillosa puede ser la vida. Lectura bíblica: Mateo 5:21-26, 43-48 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes… y las pondrás entre tus ojos como frontales» (Deuteronomio 6:6-8) Una de las razones por la que Gloria y yo hemos visto los resultados que tenemos en nuestra vida y en nuestro ministerio, se debe a que cuando descubrimos lo que la Palabra de Dios haría en nuestras vidas, literalmente nos sumergimos en ella. Apagamos la radio y el televisor, dejamos a un lado el periódico, e invertimos cada momento de nuestro tiempo disponible leyendo la Palabra, escuchando enseñanzas acerca de la Palabra o meditando en ella. Al final, todo ese tiempo en la Palabra obró un poderoso efecto en nosotros. Empezó a revolucionar por completo nuestra vida, y a convertir el fracaso en éxito. Sin embargo, eso no sucedió de la noche a la mañana. Llevó tiempo. Muchos creyentes no comprenden ese proceso. Empiezan muy devotos en la Palabra, pero cometen el error de esperar resultados milagrosos instantáneos y cuando no se materializan, se desilusionan y se apartan. No hagas eso. Se paciente. Dale tiempo a la Palabra para que haga Su obra. Jesús dijo una vez: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4). La Palabra de Dios alimenta el espíritu así como el pan alimenta al cuerpo. El alimento tiene que ser absorbido por el cuerpo. Las vitaminas y los minerales que hay en los alimentos ejercen un efecto acumulativo en el cuerpo, ¿no es cierto? Además, casi todo lo que afecta a tu cuerpo en forma instantánea se considera como peligroso. Gran parte de ese proceso natural es similar con la Palabra de Dios. Ella posee un efecto acumulativo. Sí, a veces Dios actuará instantáneamente y hará un milagro, pero sólo para enderezar las cosas. Su propósito realmente es que te alimentes de Su Palabra para que crezcas en fortaleza y fe, y produzcas fruto a su debido tiempo. Así que no te apresures tanto. Permanece en la Palabra. Se paciente. ¡Los resultados vendrán! Lectura bíblica: Deuteronomio 7:11-23 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El que ama la lengua comerá de sus frutos; ella tiene poder sobre la vida y la muerte» (Proverbios 18:21) Las palabras son un asunto serio. Como creyentes, debemos considerar seriamente cómo usarlas. Necesitamos que las palabras empiecen a actuar a nuestro favor, así como Dios lo hace. La Biblia dice que el Señor usa palabras para llamar a las cosas que no son como si fueran (Romanos 4:17). La mayoría de nosotros no tenemos la menor idea de cómo hacerlo. Hemos pasado nuestra vida describiendo las cosas como las vemos. Constantemente hemos usado nuestra boca para informar acerca del estado lamentable de la situación a nuestro alrededor. Bajo esas circunstancias, el solo pensamiento de llamar las cosas que no son como si fueran parece un poco descabellado. “¿Estás diciendo que se supone que diga: ‘¡Estoy sano!', cuándo me siento enfermo… o ‘¡Soy próspero!' cuando no tengo dinero?. Me parece que estaría mintiendo”. No, no. Hay una gran diferencia entre mentir y hablar por fe. La mentira se dice con la intención de engañar a alguien, de hacerle creer algo que no es cierto. Pero hablar por fe es simplemente decir palabras que están de acuerdo con la Palabra de Dios, no con las circunstancias a tu alrededor. Es hablar con tu espíritu y no con tu mente. Como el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 4:13: “Tenemos el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: «He creído, por lo tanto he hablado». También hemos creído, por lo tanto hemos hablado” (AMP). Eso es importante. Lee ese versículo de nuevo: “He creído, por lo tanto he hablado”. Hay personas que hablan las palabras, pero no tienen la fe para respaldarlas, y como resultado fracasan en su vida espiritual. No llamaron las cosas que no son como si fueran, sino que las llamaron de la manera que deseaban que fueran. Estos son dos aspectos muy diferentes. Las palabras pueden ser las mismas. Pero el sólo desear y esperar no cumplirán la tarea; hay que creer. Empieza hoy a poner tanto tu boca como tu corazón en armonía con la Palabra. Deja de hablar según lo que ves y comienza a declarar y a creer las promesas de Dios. Haz que el poder de las palabras actúe a tu favor. Lectura bíblica: Proverbios 15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos» (Números 13:33) Según el diablo, ¿cómo eres? ¿Creerá que eres un valiente y poderoso guerrero de Dios… o un debilucho a quien pueda darle una paliza cuando se le antoje? La respuesta a esa pregunta depende de ti. Lo comprendí cuando estaba estudiando acerca del pueblo de Israel, y de cómo fracasaron al no entrar en la Tierra Prometida. La clave de su fracaso se encuentra en las palabras: «Nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos» (Números 13:33). La razón por la cual los israelitas estaban tan aterrorizados de pelear contra los gigantes de Canaán no era porque esos gigantes fueran tan grandes, sino porque los israelitas se veían a sí mismos como enanos. La imagen que tenían de sí mismos fue la que los derrotó. El mismo principio se aplica en tu vida como creyente. La imagen que tengas de ti mismo es la que cuenta. Si a tus ojos eres un cristiano débil y sin poder, el diablo te atropellará tres, cuatro o más veces al día si no está ocupado. Pero cuando empieces a verte como un hijo de Dios, un conquistador del Dios todopoderoso, equipado con el mismo poder de Dios, el diablo querrá esfumarse al instante en el que te vea. El diablo preferirá hacer cualquier cosa antes que venir contra alguien que es valiente y osado, porque él mismo es un cobarde. A decir verdad, desde que Jesús se levantó de la tumba, el corazón de Satanás se ha turbado al escuchar ese nombre de la boca del que tiene fe en Cristo. Si no te ves fuerte en el Señor, necesitas cambiar tu opinión de ti mismo. Debes llenarte por completo de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo para que vivas como un gigante espiritual. Cámbiale la perspectiva al diablo y deja que él descubra por sí mismo lo que se siente ser una langosta. Lectura bíblica: Números 13:17-33 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Den, y se les dará una medida buena, incluso apretada, remecida y desbordante. Porque con la misma medida con que ustedes midan, serán medidos» (Lucas 6:38) Den, y se les dará. Esas palabras salieron directamente de la boca de Jesús. No obstante, hay muchos creyentes que se niegan por completo a creerlas. Tienen la idea equivocada de que es un error esperar recibir cuando se da. Pero la verdad es que ¡es un error no hacerlo! ¿Qué pensarías de un agricultor que siembra las semillas y luego deja que su cosecha se pudra en el campo? Creerías que es un tonto, ¿no es así? Y si lo hubiera hecho cuando otros sufrían de hambre, pensarías además que ese agricultor ha cometido un crimen. Bueno, es igual de irresponsable dar semillas (en términos económicos), y no esperar la cosecha que Dios te ha prometido. Especialmente cuando esa cosecha podría fomentar la propagación del evangelio a gente que tiene hambre espiritual. Tan equivocado está el que hace caso omiso al principio de la prosperidad compartido por Jesús, como lo está el que deja que una cosecha de trigo se pudra en el campo. Dios quiere que cosechemos financieramente de las semillas que sembramos. Él desea que estemos preparados para no tener que pedir por ayuda, sino que además tengamos: “…siempre y en toda circunstancia… todo lo necesario, y abunde en nosotros toda buena obra;” (2 Corintios 9:8). Su deseo es que tengamos en abundancia, no para que lo guardemos con egoísmo, sino para que demos con generosidad. La próxima vez que des, no tengas miedo de esperar una cosecha. Espera con fe las recompensas económicas que Jesús prometió. Luego, cuando vengan, vuélvelas a sembrar. Mantén en constante circulación el principio de dar y recibir para que el Señor pueda bendecir al mundo a través tuyo. Lectura bíblica: 2 Corintios 9:6-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«[Lo principal es la sabiduría hábil y divina]”… Recompensen y exalten la sabiduría, y ella les exaltará y promoverá; y les honrará cuando la hayan abrazado”» (Proverbios 4:7-8, AMP) Quiero contarte el único secreto verdadero para obtener victoria en esta vida. Es fácil: coloca la Palabra de Dios en primer lugar en Tu vida diaria. Quizás digas: “Bueno, ya lo he oído antes. No es ningún secreto”. Pero cuando comprendas lo que en realidad quiero decir, se convertirá en una revelación para tu vida. La Biblia no es tan sólo un libro de texto, histórico o de relatos. Es un manual de vida. Es la sabiduría del Dios omnipotente escrita para que puedas aplicarla en las situaciones que enfrentas a diario. Dios dice que la sabiduría “es lo principal”. La palabra principal significa: “lo primero en importancia”. Eso quiere decir que la Palabra de Dios debe ocupar el lugar más importante en todas nuestras actividades. Sé por experiencia propia el impacto que eso puede tener en tu vida. Hace veinte años que decidí leer los Evangelios y el libro de los Hechos de los Apóstoles tres veces en 30 días. En ese tiempo parecía una tarea imposible. Teníamos dos niños pequeños y la casa patas arriba después de una mudanza reciente; no veía cómo podía pasar todo ese tiempo leyendo la Palabra y además, hacer el resto de las tareas en el hogar. Pero me propuse dejar de lado otras cosas, y hacerlo. Me sorprendió sobremanera el final del primer día: había logrado más de lo que hubiera hecho en circunstancias normales. Sorprendentemente, al final de esos 30 días, no sólo había leído los evangelios y el libro de los Hechos tres veces, sino que había hecho todos los quehaceres domésticos incluyendo mis niños, y además, había aplicado un nuevo acabado a varios muebles. Estaba asombrada. Tú también te asombrarás de lo que puede suceder en tu vida si colocas la Palabra de Dios en primer lugar. Pero déjame advertirte: no esperes hasta creer que tienes el tiempo para hacerlo, porque Satanás se encargará de que nunca lo tengas. Haz lo que yo hice: deja las otras cosas a un lado. Invierte tu tiempo primero en la Palabra, y muy pronto podrás ver los resultados de esa inversión en todas las áreas de tu vida. Lectura bíblica: Proverbios 3:1-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El amor... no se irrita ni se queja ni es resentido, no toma en cuenta el mal recibido [no le pone atención al mal que ha sufrido]» (1 Corintios 13:4-5, AMP) ¿Sabías que vivir en amor es bueno para la salud? ¡Es cierto! La ciencia médica lo ha comprobado. Los investigadores han descubierto que la hostilidad produce tensión que causa úlceras, dolores de cabeza, y un sin fin de otros males. Ahora bien, cuando analizas el término hostilidad, crees que es el tipo de enojo que sientes cuando sucede algo serio. Pero según los expertos, eso no es lo que ocasiona los peores problemas. Por el contrario, son las cosas pequeñas. Por ejemplo, cuando la lavandería arruina tu traje favorito. O cuando la señora de la cafetería pone salsa en tu puré de papas después de que le dijiste claramente que no lo hiciera. ¿Te suena familiar? Sólo piensa en cuánta tensión podrías evitar si eres pronto para perdonar y vives según 1 Corintios 13, sin tomar en cuenta las cosas que te hayan hecho. Imagínate los beneficios físicos y mentales de vivir así. Pero si has dejado que la hostilidad te mantenga atado, eso te parecerá un sueño imposible de cumplir. Pero no es así. Como creyente nacido de nuevo, tienes el amor de Dios en tu interior. Si te sometes a ese amor, serás libre. ¿Recuerdas cuando Jesús llamó a Lázaro de la tumba? Lázaro estaba vivo, pero todavía seguía amarrado por la mortaja. Jesús mandó que le quitaran las ataduras, a fin de que Lázaro pudiera ser libre para caminar. Jesús quiere esa misma libertad para ti. Por lo tanto, ponte de acuerdo con Él. Dile a esos hábitos mortales que te tienen atado: “¡En el nombre de Jesús, suéltenme y déjenme ir! Dejo atrás la hostilidad, el rencor y el egoísmo. Persevero en Dios. ¡Viviré una vida de amor!”. Recuerda: no se requiere un milagro médico para transformar tu vida. Lo único que se necesita es una decisión de rendirte a la fuerza del amor. ¡Hazlo hoy! Lectura bíblica: Proverbios 4:10-27 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Yo no actúo por medio de un ejército, ni por la fuerza, sino por medio de mi espíritu.» Lo ha dicho el Señor de los ejércitos» (Zacarías 4:6b) Recuerdo la primera vez que fui a una campaña de sanidad con el equipo de la cruzada de Oral Roberts. Yo era estudiante y miembro de la tripulación de vuelos. Tenía unos cuatro años de ser creyente, y sabía muy poco de las cosas de Dios, especialmente de esas campañas. Sin embargo, formaba parte del equipo y estaba deseoso de aprender. Seguí al equipo dentro del enorme auditorio. Estaba lleno de gente enferma. El lugar olía muy mal, lleno de enfermedad. El sólo caminar por allí me produjo escalofríos de temor. Di la vuelta y me dirigí a la puerta lateral tan rápido como pude. Susurrando, le dije al Señor: «Óyeme, yo no pertenezco aquí. Voy a tomar el autobús y me iré a casa ahora mismo. Ellos pueden llevar ese avión de regreso sin mí». Una vez afuera, empecé a hablar en voz alta. Entonces, de repente, me quedé rígido. No podía mover mis pies. Supe que era Dios el que me había detenido porque, en mi interior, yo iba camino a la estación del autobús, pero en el exterior, estaba parado en la acera. Miré hacia arriba y grité: “¡Déjame ir!”. Pero no podía moverme. Estaba desesperado, y exclamé: “¡Por favor, déjame ir! Yo no tengo nada para esa gente”. En ese momento, Dios me habló. Cada célula de mi ser oyó Su voz. Él dijo: “Sé que tú no tienes nada para darles. Pero yo sí, y por eso te bauticé con Mi Espíritu”. De repente, mis pies quedaron sueltos y supe que tenía dos alternativas: una era la vida y la otra era la muerte. Di la vuelta y regresé. Yo estaba listo para salir corriendo. Pero Dios me detuvo. El Señor sabía que Él estaba en mí, y si tan sólo me quedaba y avivaba lo que estaba en mi interior, los milagros sucederían—y así fue. Tú tienes en tu interior ese mismo Dios que obra milagros. Hay personas a tu alrededor que lo necesitan. Por lo tanto, deja de esperar hasta que sientas que posees el poder para hacerlo, y sal de una vez. Cuando lo hagas, descubrirás que el poder que has estado esperando ha estado allí, en tu interior, todo el tiempo, esperando por ti. Lectura bíblica: Éxodo 3:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y los apóstoles daban un testimonio poderoso de la resurrección del Señor Jesús, y la gracia de Dios sobreabundaba en todos ellos» (Hechos 4:33) La mayoría no tenemos idea de qué es realmente la gracia. Conocemos algunos fundamentos básicos acerca de ella. Sabemos que somos salvos por gracia (Efesios 2:8). Pero ni siquiera hemos comenzado a entender el poder verdadero que puede liberar en nuestra vida hoy. Si quieres tener una idea de lo que la gracia realmente puede hacer, observa lo que sucedió con los primeros cristianos en Hechos 4. Habían sido amenazados por los líderes religiosos de Jerusalén y se les había ordenado no hablar ni enseñar más en el Nombre de Jesús. Entonces, habían comenzado a orar al respecto. En síntesis, esto fue lo que oraron: “Mira Señor, hemos sido amenazados, pero no dejaremos de predicar ni nos esconderemos debajo de alguna alfombra religiosa. Simplemente aumenta Tu poder en nosotros, danos valentía y seguiremos adelante”. ¿Sabes cuál fue el resultado de esa oración? En el versículo 33, leemos que “la gracia de Dios sobreabundaba en todos ellos”. Gracia abundante. Una gracia tan poderosa que cuando aquellos creyentes la recibieron, todo el lugar tembló. Una gracia tan abundante que capacitó a los apóstoles para hacer: «muchas señales y prodigios entre el pueblo» (Hechos 5:12). Ese ejemplo debería ser suficiente para convencerte de que la gracia no es algo abstracto del mundo espiritual. La gracia es verdadera, es poderosa, otorga el poder sobrenatural para hacer que las cosas sucedan. Ahora bien, ¿quieres saber algo realmente emocionante? La Biblia dice que esa misma gracia también está disponible para cualquier persona que haya pecado y haya sido destituida de la gloria de Dios. ¡Gracias a Dios, eso significa que tú y yo calificamos! Si el diablo ha estado amenazándote, sigue el ejemplo de esos primeros cristianos. Ponte a orar y declara: “Señor, no importa lo que el diablo y sus huestes digan; no renunciaré. Seguiré hablando y viviendo por fe, y lo haré confiadamente. Por lo tanto, aumenta Tu poder en mí”. Te garantizo que si haces esta oración con sinceridad, Dios lo hará y entonces comenzarás a descubrir en realidad qué es la gracia. Lectura bíblica: Hechos 4:8-33 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, lo está entre los que se pierden; pues como ellos no creen, el dios de este siglo les ha cegado el entendimiento para que no resplandezca en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2 Corintios 4:3-4) Como Dios no salva a ninguna persona contra Su voluntad, ¿vale la pena orar por quienes conscientemente se rehúsan recibir a Jesús como su Señor? Sí. ¡Sí! ¡Sí, vale la pena! Mira, a pesar del hecho de que la mayoría de los incrédulos que no han querido recibir a Jesús como su Señor piensan que lo han hecho por su libre albedrío, la verdad es que no es así. La Palabra de Dios dice que han sido cegados por Satanás, quien les está bloqueando la percepción de la verdad. Por lo tanto, ellos en realidad no han tomado esa decisión por voluntad propia. Una vez comprendido esto, mediante la oración intercesora puedes interferir las fuerzas satánicas, y ayudarles a quitarse esas vendas. Con la oración puedes también cambiar las circunstancias y ayudar a crear situaciones que atraerán a esas personas a conocer al Señor. Y cuando lo hagas, estarás ejerciendo tus derechos espirituales. Una vez oré con un amigo que había estado orando por años por su hermano inconverso. Jesús dice en Mateo 12:29 que primero atáramos al hombre fuerte y luego entráramos a su casa y saqueáramos sus bienes. Así que declaramos: “Tú, espíritu que ciegas los ojos de _______, deja de hacer lo que estás haciendo para mantenerlo fuera del reino de Dios. ¡En el Nombre de Jesús, detente en este momento!” Jesús también dijo en Mateo 9:38: «Por lo tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la mies». Entonces, oramos así: «Señor, envía alguien a la vida de ______________ con la Palabra de Dios. Tú sabes a quien sí escuchará. Reclamamos a ______________ para el reino de Dios. Confiamos en que lo veremos salvo y libre. En fe te alabamos”. Al poco tiempo, su hermano lo llamó y le preguntó: “¿Qué has estado haciendo? Todas las personas con que me que encuentro me han estado predicando”. Nuestras oraciones habían interferido las fuerzas que Satanás había estado usando para cegar a este hombre para que no conociera a Jesús, y habían creado una circunstancia para traerlo al reino. Efectivamente, unos días después, él había nacido de nuevo. Haz esta misma oración por tus seres queridos, y cuando ores, cree que así será. Tú podrás ver los mismos resultados. No te cruces de brazos, ni dejes que el diablo se lleve a tus amigos y familiares sin resistirlo. ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! Arremete contra el “dios de este mundo”. Quítale la venda de los ojos a tus seres queridos y ábreles los ojos al glorioso evangelio de Dios. Lectura bíblica: 2 Corintios 4:1-7 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.