Recibe una palabra de ánimo... una palabra de inspiración... una palabra de fe... ¡todos los días del año! El devocional Crezcamos de Fe en Fe, escrito por Kenneth y Gloria Copeland, aborda temas de la vida diaria como resultados de la experiencia propia. Se trata de las luchas que enfrentas a diario, luchas contra el cansancio, la irritación, los hijos, las finanzas, etc. Kenneth y Gloria Copeland te enseñarán cómo obtener la victoria, basados en La Palabra.
«El amor todo lo soporta, siempre está listo a creer de cada persona lo mejor, su esperanza no falla bajo ninguna circunstancia, todo lo resiste [sin debilitarse]. El amor nunca falla [nunca se desvanece, ni pasa de moda, ni tiene un final]» (1 Corintios 13:6-8) El amor nunca falla. Sin él, nada da resultado; con él, no puede haber fracaso. Cuando vives en amor, no podrás fracasar. Se requiere de fe para creer que el método del amor nunca fallará. La mente natural no puede comprenderlo porque el hombre natural y el mundo están gobernados por el egoísmo. Pero cuando practicas el amor por fe y no buscas tus propios intereses, estarás poniendo al Padre celestial a obrar a tu favor. Mientras permanezcas en el amor, Dios Padre buscará tu beneficio. Él se asegurará de que triunfes. Caminar en amor ¡será de gran ventaja para ti! El amor “ágape” es un poder diferente que te convierte en el amo de toda situación. Ningún arma forjada contra ti prosperará. Nadie tiene el poder de lastimar tus sentimientos porque tú no eres gobernado por tus sentimientos, sino por el amor de Dios. Ese amor es revolucionario. Si entendiéramos completamente el gran beneficio de vivir en el amor de Dios, seguramente estaríamos compitiendo entre nosotros para ver quién amara más a los demás. Sin duda alguna, cada uno de nosotros sería ganador en esa competencia, porque a decir verdad, el amor es la clave segura para nuestro éxito. Lectura bíblica: Romanos 12:9-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:18) No centres tu atención en lo que puedes ver en la esfera del mundo físico y natural. Todo lo que percibes es temporal y sujeto a cambio. Así que pon tu fe en el reino invisible y eterno. Las cosas eternas no están sujetas a cambio. La Palabra de Dios es eterna. En ella hay 7.000 promesas acerca de cualquier situación que puedas enfrentar en la vida. Esas promesas nunca cambiarán, sin importar lo que suceda en este mundo en constante cambio. No importa lo mal que tu cuerpo se sienta, la Palabra siempre dirá: «…Por sus heridas fueron ustedes sanados» (1 Pedro 2:24). No importa lo mal que luzca tu cuenta bancaria, la Palabra siempre dirá: «Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19). Tú no debes resignarte a la existencia precaria que el mundo te ofrece. Toma lo que la Palabra dice que puedes tener. Enfoca tu atención en las verdades eternas de Dios—no en las cosas que puedes ver—. Después de todo, esas cosas están sujetas a cambio. Lectura bíblica: 2 Corintios 4:8-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero si no te hace caso, haz que te acompañen uno o dos más, para que todo lo que se diga conste en labios de dos o tres testigos» (Mateo 18:16) Seguro has estado muchas veces en el valle de la decisión, balanceándote precariamente entre la victoria y la derrota. Por un lado, se encuentra la palabra del mundo escrita por Satanás que te dice: “No serás sanado”; por otro, la Palabra de Dios diciendo: “mi Palabra es un sí, y un amén” y «…Por sus heridas fueron ustedes sanados» (1 Pedro 2:24). ¿Quién será el que determine el resultado de todo? Tú lo serás. Tú serás el testigo decisivo. Recuerdo a un hombre que me pidió que orara por él, y le dije: “La Palabra dice que eres sano”. El hombre me interrumpió y dijo: “Sí, yo sé que dice eso, pero tengo este terrible dolor aquí…”. Lo miré a los ojos y le dije otra vez: “La Palabra dice que por la llaga de Jesús fuimos sanados”. “Lo sé” —respondió él—, “pero tengo este terrible…”. Sacudí mi cabeza en forma negativa y le dije: “Escúchame, la Palabra dice que estás sano». Se sonrojó y dijo: “Sé lo que dice, pero tengo este…”. Finalmente, se quedó callado y me miró. Él no se había dado cuenta de que estaba dejando que los síntomas físicos fueran su evidencia. No le importaba lo que la Palabra le decía; él sólo creía en lo que podía ver y sentir. Cuando se tranquilizó, le dije: “Mira, tú quieres que esté de acuerdo contigo y estás enojado porque no lo estoy; pero si lo hago, podrías morir. Ahora bien, si te pones de acuerdo conmigo y con la Biblia, podremos lograr que recibas tu sanidad”. De repente, lo entendió. Sus ojos se iluminaron: “¡Oh, alabado sea Dios! Comprendo lo que quiere decir. Entonces, ¡estoy de acuerdo con la Palabra de Dios!”. Le impuse mis manos, y Dios lo sanó en forma instantánea ¿Puedes verlo? Él recibió la sanidad cuando estuvo de acuerdo con Dios. Pudo haber recibido la sanidad en su habitación, mientras manejaba o en cualquier otro lugar. Pudo haberla recibido en el momento que decidiera ser el testigo decisivo. Tu parte es orar y confirmar tu testimonio. Si lo haces, Dios te respaldará, y cuando Él te respalda, todo lo demás debe alinearse o quitarse de en medio. Tú eres el testigo decisivo. ¿Cuál será tu decisión? Lectura bíblica: Mateo 18:15-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero esto quiero decirles en el nombre del Señor, y en esto quiero insistir: no vivan ya como la gente sin Dios, que vive de acuerdo a su mente vacía. Esa gente tiene el entendimiento entenebrecido; por causa de la ignorancia que hay en ellos, y por la dureza de su corazón, viven ajenos de la vida que proviene de Dios. Después de que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza» (Efesios 4:17-19) Satanás utiliza una estrategia muy sutil para controlar nuestra vida. La Biblia la llama lascivia, y significa “apetito descontrolado”. Se ha predicado que la lascivia es inmoralidad extrema; sin embargo, no empieza de esa manera. Al principio, la lascivia comienza con algunos pensamientos que parecen inocentes, pero que luego se multiplican más y más hasta convertirse en pecados de gravedad. Por ejemplo, una tarde, cuando tenía nueve años, me dejé llevar por el deseo de maldecir. Sabía que no debía hacerlo; sin embargo lo hice. Tenía un pariente que era tan bueno para maldecir al estilo del oeste texano que yo creía que él había inventado las malas palabras. Me sentía curioso y quería experimentar qué se sentía. Cuando por fin me despojé de toda restricción y empecé a proferir maldiciones, cierto mal ingresó a mi mente, el cual me afectó sobremanera por 20 años. Cierta ley fue activada y, como resultado, mi carne empezó a apoderarse de mí. No dejes que Satanás se valga de la lascivia para perjudicarte. Decide obedecer, tanto en tu mente como en tu corazón, a Dios en las cosas pequeñas. Podrás evitar grandes fracasos si caminas en el Espíritu de Dios un paso a la vez. Y con el tiempo, alcanzarás mayores y mejores victorias. Lectura bíblica: Efesios 4:22-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1Juan 1:9) ¡Cuán maravilloso es saber que fuimos liberados de la ley del pecado y de la muerte! ¡Cuán glorioso es saber que nunca más tendremos que ser esclavos del pecado! Pero ¿qué podemos hacer cuando, a pesar de esas verdades gloriosas, todavía seguimos fallando, continuamos cometiendo errores y seguimos cayendo en pecado? Simplemente, ¡corre hacia tu Padre celestial y arrepiéntete! Y aunque suene muy fácil, con frecuencia hacemos todo lo opuesto. En lugar de correr hacia Dios, dejamos que el temor y el sentimiento de culpa nos alejen de Él. Nos ponemos a pensar cosas como: “Bueno, fallé otra vez; será mejor que me olvide de todo y viva en pecado”. No cometas ese error. No dejes que Satanás te convenza a pecar en un área de tu vida, sólo porque ya fallaste en otra. Cuando te desvíes del camino de Dios, sólo debes confesar tu falta y volver al camino. “Pero, hermano Copeland, me siento tan culpable cuando le digo a Dios lo que he hecho que se me hace muy difícil confesarlo”. Lo sé, yo también me sentía así. Entonces, un día, Dios me dijo: Kenneth, cuando confesaste ese pecado, no fue para que yo lo supiera, sino para que te despojaras de él y fueras limpiado de sus efectos en tu vida. Cuando cometas un error o cuando falles en algo, recuerda que tienes un abogado para con el Padre, a Jesucristo el justo (1 Juan 2:1). ¡Corre a Él! Jesús sabe por lo que estás pasando. No tienes por qué sentir temor. Él no te destruyó por los pecados que cometiste antes de que lo recibieras como Señor y Salvador de tu vida, ¿cierto? Entonces, ¿cuánto más misericordioso y amoroso crees que Dios será ahora que le perteneces, ahora que te has acercado y que tu corazón se ha inclinado hacia Él? En lugar de huir de Dios, corre hacia Él para ser perdonado y limpiado, sin importar lo mucho que hayas pecado. Él desea perdonarte y limpiarte de toda maldad. Lectura bíblica: 2 Samuel 11:1-5, 12:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Por lo tanto, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre» (Hebreos 13:15) Grandes cosas suceden cuando confiesas continuamente la misericordia de Dios. La fe crece en tu interior. Esa realidad de que Dios te ama empieza a manifestarse por medio de tu espíritu. Es más, honras a tu Padre cuando confías en Su Palabra, cuando magnificas Su amor y Su misericordia, cuando hablas de Su bondad y Su benignidad, y cuando das testimonio de que Él es un Padre amoroso que hace sólo el bien. Dios es bendecido cuando lo alabas por ser Él el gran Dios del universo que quiere bendecirte y que dio a Su Hijo a causa de Su gran amor por el mundo. David era un hombre conforme al corazón de Dios y sabía cómo alabar al Señor. No es hasta que tienes la Palabra De Dios morando en ti ricamente que puedes declarar desde tu propio espíritu salmos y alabanzas. Utiliza las alabanzas de David para magnificar al Señor. Decláralas o cántalas en voz alta al Padre. Si pones las palabras de Dios continuamente en tus labios, empezarás a sentir la emoción y el gozo de saber que Dios es “rico en misericordia” por el gran amor con que nos amó. Tu fe se remontará a nuevas alturas. ¡Tu Padre será bendecido!, y tú también lo serás. Lectura bíblica: Salmos 89:1-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9:36) La compasión. Eso es lo que la gente necesita más que cualquier otra cosa en este mundo. Necesitan que alguien llegue a ellos con la compasión de Dios. La compasión es un anhelo profundo que responde a las necesidades de las personas. Es un término mucho más profundo que la lástima. La lástima no hace nada, sólo siente pena por las personas, pero la compasión tiene que hacer algo por ellas. Dios se mueve por la compasión, y la vida de Jesús en la Tierra fue un ejemplo vivo de esa compasión en acción. La compasión fue el móvil de todo el ministerio de Jesús. Lo movió a multiplicar los panes y los peces, a sanar a los enfermos, a echar fuera a los demonios, a resucitar a los muertos y hasta morir en la Cruz. Esa misma compasión es la que Él desea manifestar por medio de tu vida. Es algo maravilloso, ¿no es cierto? Es asombroso darnos cuenta de que somos el único cuerpo que Jesús tiene ahora en la Tierra. Su sanidad tiene que fluir a través de nuestras manos y nuestra fe. Su compasión debe movernos para dar al hambriento, echar fuera demonios y poner en libertad a los cautivos. “Pero, hermano Copeland, yo no tengo esa clase de compasión”. Sí, la tienes. Si el Espíritu de Dios mora en tu vida, la tienes, porque ¡Él es esa clase de amor! Lo único que necesitas hacer es ponerla en acción. ¿Cómo? Así como lo hizo Jesús cuando estuvo en el mundo: por medio de la oración y la comunión con el Padre. Estudia los Evangelios y nota cuánto tiempo Jesús pasó a solas con el Padre. Ese tiempo puso en acción la compasión de Dios dentro de Él, hizo que sintiera lo que Dios siente por el sufrimiento de la humanidad y lo conmovió tanto que siempre que se encontraba con una necesidad, la satisfacía por medio del poder de Dios. Sigue Su ejemplo. Dedica tiempo a la comunión con el Padre. Medita en la compasión de Dios hasta que surja con intensidad en tu interior. Estimúlala hasta que el deseo de ver a otros libres llegue a ser una prioridad en tu manera de pensar. Jesús te ha enviado para alcanzar y tocar a este mundo sediento de Su amor con Su compasión. Si tú no lo haces, ¿quién lo hará? Lectura bíblica: Marcos 6:32-46 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Así se hará, tal y como lo has dicho» (Éxodo 8:10) Antes me preocupaba la idea de tomar decisiones por Dios. Temía dar el paso de fe y decir que iba a hacer algo nuevo que Él me había mostrado. ¿Y si sale mal?, pensaba para mis adentros. Tenía tanto temor de fracasar que pasaba semanas sin tomar ninguna decisión. Por fin, un día entendí que no era mi poder el que lo haría de todas formas. Sin embargo, se necesitaba mi decisión para que Dios entrara en escena. Una vez que decidí hacerlo y con un compromiso total, ¡Dios me respaldó! Lo que aprendí es una verdad de la Palabra de Dios que, si le prestas atención, revolucionará tu vida. Esta verdad conlleva una gran responsabilidad, pero es algo maravilloso de conocer. Aquí está: Dios le otorgó a los hombres el derecho, el privilegio y el poder de decidir. Por ejemplo, tú tienes el derecho de decidir dónde pasarás la eternidad… y Dios respaldará tu decisión. Dios puede hacer cualquier cosa por ti, menos decidir. Él ya nos dio el poder, nos dio Su nombre, nos proporcionó la Sangre de Jesús, nos concedió Su reino y nos ha hecho aptos para participar de la herencia de los santos en luz (Colosenses 1:12). Pero no nos obligará a aceptar esa herencia. Tarde o temprano, tendremos que tomar la decisión de recibirla o rechazarla. Ahora, la parte interesante es la siguiente: cuando tú tomas esa decisión, Dios te respaldará incondicionalmente con Su poder. Una vez que hayas tomado la decisión de nacer de nuevo, no hay demonio en el infierno que pueda impedírtelo. Lo único que debes hacer, es decidir. Decídete ahora mismo. Declara tu decisión para que se haga conforme a tus palabras. ¿Está Dios llevándote por un rumbo diferente? ¿Está guiándote a dar un nuevo paso de fe en cuanto a la sanidad, la prosperidad o el ministerio? No dejes que el temor te lo impida. Lectura bíblica: Romanos 4:13-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pues éste es el [verdadero] amor a Dios: que obedezcamos sus mandamientos [manteniendo Sus ordenanzas, pensando en Sus preceptos y enseñanzas]. Y sus mandamientos no son difíciles de cumplir (una carga, opresivos, severos)» (1 Juan 5:3, AMP) ¿Sabías por qué la Palabra de Dios y las órdenes que Dios le da a tu espíritu no son molestas ni intransigentes? ¡Porque todo lo que Él le dice es para tu bien y para tu victoria! Dios sabe lo que necesitas para vivir en victoria en este mundo lleno de maldad. De hecho, Él es el único que lo sabe. La gente de este mundo no puede decirte cómo vivir victoriosamente, pues no lo saben. Pero Dios sí. Él puede hacer que las cosas salgan bien aun en medio de las tinieblas, y si seguimos las instrucciones, los mandamientos y los preceptos de Su Palabra, nosotros también podremos hacer que las cosas salgan bien. Permíteme mostrarte un ejemplo. Un mandamiento que Dios nos dio es el de amarnos y perdonarnos unos a otros, así como Él nos ha amado y perdonado. Este mandamiento no es intransigente porque es la clave de nuestra libertad. Si tú caminas en el amor que ha sido derramado en tu corazón, tendrás gozo cada día. Pero si no caminas en el mandamiento del amor, ¡cualquiera podrá quitarte ese gozo antes de la hora del almuerzo! Dios lo sabe. Por eso, Él nos dio ese mandamiento de amor y perdón, pues el amor produce resultados. Sin amor no habrá ningún gozo, y el gozo del Señor es nuestra fortaleza. No te disgustes por las enseñanzas de Dios. No consideres los caminos de Dios como una carga para tu vida, sino que regocíjate en ellos. ¡Recíbelos con alegría y deja que te guíen por todo el camino, hacia la victoria! Lectura bíblica: 1 Juan 5:1-5 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!» (Efesios 6:12) Lamentablemente, la mayoría de nosotros no tiene la menor idea de cómo hacer frente a la lucha que se menciona en este pasaje; pues, como dice ahí, no es una lucha de carne y sangre, sino espiritual. La mayoría de los creyentes están tan inclinados a lo terrenal (o tienen una mente carnal) que nunca se dan cuenta de la fuente real de los ataques del enemigo. Culpan a las circunstancias y a la gente, y derrochan su energía combatiendo las condiciones naturales en lugar de las causas sobrenaturales. ¡Es hora de que despertemos a la realidad de la guerra que se está librando en el ámbito espiritual! En Daniel 10:12-20 podemos ver un destello de esto. Vemos que Daniel estuvo ayunando y orando por 21 días, esperando por una palabra del Señor. Entonces, veintiún días más tarde, un ángel se le apareció con la respuesta. ¿Por qué se tardó tanto tiempo? Porque estaba luchando contra el enemigo en las regiones celestiales. A algunas personas esto las confunde. Dicen: “¿Demonios peleando en el cielo? Yo creía que Dios reinaba en el cielo”. Lo que no entienden es que la Biblia enseña que existen tres áreas en los cielos: El cielo donde mora Dios. El cielo estelar (el espacio exterior). El cielo que rodea la Tierra: la atmósfera que rodea este planeta, o la estratósfera. Es en este último cielo donde se lleva a cabo la guerra espiritual. Por eso en Efesios 2:2 a Satanás se le llama el príncipe de la potestad del aire. “El aire” es donde los espíritus malignos operan. Desde allí tratan de gobernar las naciones que les han sido asignadas. Y lo lograrán, a menos que las oraciones del pueblo de Dios se lo impidan. Dios tiene un ejército en marcha en esta Tierra. Si nos unimos, podremos impedir que las huestes de maldad en los lugares celestiales gobiernen nuestras naciones. Ha llegado la hora de ponernos a interceder. Por lo tanto, ponte toda la armadura y toma tu lugar en las filas de los fieles para interceder por nuestro país, ¡y por las naciones del mundo! Lectura bíblica: Daniel 10:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!» (Romanos 12:1) Cuando recibiste a Jesucristo como tu Señor y Salvador, te convertiste en lo que la Biblia llama una “nueva criatura”. Por dentro ya no eres la misma persona que soliste ser. La naturaleza de Dios ha nacido en ti. Pero no es suficiente con que tengas esa nueva naturaleza en tu interior. Es necesario que la dejes tomar el control del exterior. No esperes que eso suceda en forma automática. Deberás tomar la decisión de someter tu cuerpo a la obediencia del hombre nuevo en tu interior y proponerte hacer lo que leemos en Romanos 6:12: «…no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal…». Yo sé que es difícil, pero recuerda: no estás solo. Tú cuentas con alguien que te ayudará a permanecer firme en esa decisión, y su nombre es el Espíritu Santo. Él mora en ti para fortalecerte y darte el poder para expulsar el pecado de tu vida y ponerlo bajo tus pies. Toma hoy la decisión de rendir tu cuerpo para que el hombre nuevo que está dentro de ti salga y empiece a manifestarse. Lectura bíblica: Romanos 6:12-23 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada» (Juan 15:5) Permanecer en Jesús no es algo que se produce automáticamente en los creyentes, sino que es una manera de vivir, la cual implica disciplina y esfuerzo. Tenemos que someternos por completo a nuestra unión con Jesús y darle el primer lugar en lo que a nuestra atención se refiere. Si queremos crecer espiritualmente, si queremos caminar en poder y en comunión con el Señor, tendremos que dedicar el tiempo necesario para conocerlo. Eso no es algo que podamos hacer por una temporada y luego olvidarnos de ello, sino que debemos hacerlo todos los días. En el momento que dejamos de acercarnos más a Jesús, empezamos a ser llevados por la corriente. En este mundo natural estás rodeado de paganismo. Vives en un cuerpo que es totalmente natural. A menos que intencionalmente contrarrestes eso con oración diaria y tiempo en la Palabra, tu cuerpo y tu mente simplemente se dejarán llevar por las presiones a tu alrededor y seguirán el sistema del mundo. Ahora mismo, toma la decisión de entregarte a las cosas de Dios, de concentrar tu atención en el Señor y sumergirte en Su Palabra. Escucha audios de predicaciones y enseñanzas cuando te estés vistiendo, cuando vayas manejando al trabajo, cuando estés preparando la comida, cuando estés reparando tu automóvil, cuando estés haciendo ejercicio, cuando estés limpiando la casa y cuando vayas a acostarte. Escucha la Palabra de Dios en todo tiempo y en todo lugar. ¡Permanece hoy en Él! Lectura bíblica: Juan 15:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad» (2 Corintios 3:17) Si pudiera resumirse la voluntad de Dios en una palabra, sería la palabra libertad. Dios quiere que todos sean libres del pecado, de las enfermedades, de la pobreza, de la opresión y de cualquier otra maldición. Esa libertad es lo que Jesús vino a darnos. Él dijo: «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos» (Lucas 4:18). Jesús les enseñó a Sus discípulos a hacer lo mismo. Si tú eres un creyente nacido de nuevo, deberás hacer eso también. Algunas personas dicen: “Bueno, yo no sé nada al respecto. Quizás no sea la voluntad de Dios para este tiempo”. Pero escucha, la Biblia dice que Dios nunca cambia. Él no ha cambiado Su voluntad para el mundo. Él no hace una cosa en tal época y luego otra más adelante. La vida de Jesús hace 2000 años fue un cuadro perfecto de la voluntad de Dios, ¡y todavía lo sigue siendo! Por eso nos dejó instrucciones de ir y hacer las obras que Él hizo, y envió al Espíritu Santo para darnos el poder para hacerlas. Jesús todavía quiere hacer la voluntad del Padre aquí en la Tierra, pero la hará por medio de nosotros. Él tiene que obrar en nuestras vidas hasta que estemos dispuestos a despojarnos de las tradiciones y a dejarle hacer Su obra. Eso es lo que la Iglesia primitiva hizo. Los creyentes empezaron con un avivamiento porque hicieron lo que Jesús les enseñó. Adondequiera que iban, libertaban a la gente. Oremos por la iglesia de hoy para que le traiga al mundo la libertad de Dios. Dejemos de poner en duda la voluntad de Dios y empecemos a llevarla a cabo. Jesús dijo que las obras que Él hizo, nosotros las haríamos también, y aún mayores (Juan 14:12). Es hora de que empecemos donde Jesús terminó y libertemos a los cautivos. Lectura bíblica: Isaías 61:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes». (Santiago 4:8) ¿Te acuerdas de cuando empezaste a leer la Biblia por primera vez y esa emoción que sentías por las cosas de Dios? ¿Recuerdas cuando esperabas ansiosamente poder leer un capítulo más de la Biblia o escuchar la enseñanza más reciente? Sólo había una palabra que podía describirte: ¡apasionado! Tu espíritu renacido estaba ardiendo por las cosas de Dios. Cuando Kenneth y yo oímos el mensaje de fe por primera vez, estábamos así. Teníamos tanta pasión por las cosas de Dios que nada del mundo nos interesaba. Habíamos oído que podíamos confiar en la Palabra de Dios como confiar en la palabra de un buen amigo. Teníamos hambre espiritual y queríamos saber todo lo que Dios había prometido en Su Palabra. En esos días, creo que yo no hacía otra cosa más que leer la Palabra de Dios. Leía libros sobre la fe y escuchaba cintas de audio. Todo mi interés estaba enfocado en la Palabra de Dios. Pero lentamente eso fue cambiando. Al comienzo, ni siquiera me di cuenta de lo que estaba pasando. Entonces el Espíritu Santo empezó a mostrarme que me había entibiado. Yo había dejado que el fuego se extinguiera. Aún leía la Palabra, pero había perdido la pasión inicial. Quizás estés atravesando por esa misma experiencia. Si es así, quiero enseñarte cómo avivar el fuego. La Palabra de Dios dice que si nos acercamos a Él, Él se acercará a nosotros. Para hacerlo, deberás eliminar las cosas que te mantienen alejado de la lectura de la Palabra. Deléitate en la Palabra. Se diligente en ella. Si pones tu interés en las cosas de Dios, la pasión por Él aumentará rápidamente. Cuanta más atención le prestes a algo, más aumentará tu deseo por eso. Puedo mostrarte que éste es un principio natural. Si juegas al golf, habrá veces en que ni siquiera pienses en él. Luego, sacarás un tiempo para ir y jugar una o dos rondas. Al día siguiente, querrás jugar más, y tu deseo se hace cada vez más intenso mientras más lo juegues. Eso mismo sucede en el campo espiritual. La pasión de tu alma estará en las cosas a las que les dediques más tiempo. Empieza a edificarte a ti mismo orando en el Espíritu. Cree todo lo que Dios te dice y ponlo en práctica. En poco tiempo, esa llamita que ha estado titilando en tu espíritu se convertirá de nuevo en un fuego consumidor. Lectura bíblica: Apocalipsis 3:13-22 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Jesús dijo también: «¿Semejante a qué es el reino de Dios? ¿Con qué lo compararé? Pues es semejante al grano de mostaza que alguien toma y siembra en su huerto, y ese grano crece hasta convertirse en un gran árbol, en cuyas ramas ponen su nido las aves del cielo». (Lucas 13:18-19) Si quieres crecer en el reino de Dios, deberás hacerlo como la semilla que ha sido sembrada en la tierra. ¿Cómo crece una semilla? ¿De inmediato? No. Ella crece constantemente, 24 horas al día, un poco a la vez hasta que llega a cumplir el propósito para lo cual fue creada. Muchos de nosotros no actuamos espiritualmente de esa manera. Estudiamos y oramos por unos días, pero luego desistimos. Cuando surge alguna adversidad, tratamos apresuradamente de orar y permanecer en la Palabra, pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que, por alguna razón, no somos tan fuertes como deberíamos serlo. No existe el éxito de la noche a la mañana en el reino de Dios. La fortaleza y el crecimiento verdadero se manifiestan al mantener constantemente la Palabra ante tus ojos, tus oídos y tu corazón. No sólo cuando quieres o tienes deseos, sino constantemente, como la semilla, un poco a la vez. Cierto día, un hombre se me acercó y me dijo: “Hermano, su ministerio empezó a tener éxito de la noche a la mañana, ¿no es verdad?” Le respondí: “Si así fuera, entonces hubiera sido la noche más larga que habría tenido en mi vida”. Desde su perspectiva, mi éxito parecía haber surgido rápidamente. Eso se debe a que él nunca vio todas las horas, las semanas, los meses y los años que le dediqué a la Palabra de Dios. Tampoco vio el proceso diario que se desarrolló detrás de ese éxito. El sólo vio los resultados. Decide hoy empezar ese proceso diario de crecimiento constante. Determina empezar a poner consistentemente la Palabra en tu corazón. Cada día, una frase aquí, una frase allá; un audio aquí, otro allá. Comienza a vivir como si esa Palabra fuera la verdad a cada hora del día, sin considerar lo que te suceda o cómo te sientas. Continúa incrementando tu fe por medio de la Palabra, la meditación y al confesarla los siete días de la semana. Con el tiempo, tu fe será más grande de lo que jamás soñaste que podría ser. Lectura bíblica: Lucas 13:18-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios; hasta que lleguemos a ser un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». (Efesios 4:11-13) Hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe. En otras palabras: Si alguna vez decidimos llegar a ser verdaderamente poderosos en el reino de Dios, y ser una amenaza para el diablo, tendremos que crecer juntos. No será suficiente que sólo algunos de nosotros crezcamos y digamos que los demás están mal. Las cosas no son así. Somos parte los unos de los otros. La Biblia asegura que somos un cuerpo: el Cuerpo de Cristo. Déjame darte un ejemplo. Cuando empecé a enseñar acerca de la revelación de Dios sobre los principios de la prosperidad, comencé a tener una gran oposición. Algunos pastores me llamaban a regañarme porque yo no pedía dinero prestado, y otras cosas por el estilo. Por fin, un día, mientras oraba, Dios me dijo: No enseñes más acerca de los principios de la prosperidad hasta que yo te diga. ¿Por qué no?, le pregunté. Hay contienda en el Cuerpo—me dijo—. Hay algunos pastores que están enojados y en disensión contigo. No me había percatado que la situación delicada en la que nos encontrábamos nos afectaría a todos. No me había dado cuenta de que ni yo mismo podría continuar obrando en los otros principios de la prosperidad hasta que el resto del Cuerpo estuviera conmigo. No somos islas en este mundo. Yo no puedo hacer nada sin que te afecte a ti, y tú no puedes hacer nada sin que me afecte a mí. Estamos unidos por Dios, pero nos sostenemos los unos a los otros (Efesios 4:16). Sólo podemos crecer juntos. Aprende a vivir en amor. Rehúsate a caer presa de la división y el aislamiento. Aliméntate de la Palabra diariamente y alimenta a tus hermanos y hermanas para animarlos también, con el fin de que todos podamos crecer hasta llegar a ser “un varón perfecto [o maduro], a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Lectura bíblica: 1 Corintios 12:13-28 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Dios mío, ¡tú eres mi Dios! Yo te buscaré de madrugada... al pensar en ti recostado en mi lecho, al meditar en ti durante mis desvelos» (Salmos 63:1,6) Si has decidido vivir en salud divina, habrá ocasiones en las que tendrás que ser radical en cuanto a la Palabra de Dios se refiere. Habrá ocasiones en las que quizás te sientas tan enfermo que no será suficiente unos momentos en la Palabra y una oración rápida para recibir la sanidad. Quiero explicarte, en términos muy prácticos, lo que yo haría en una situación como ésa. Al despertar por la mañana, antes de hacer cualquier otra cosa, tomaría la Santa Cena del Señor, y diría: “Padre, dedico mi cuerpo todo el día de hoy al servicio de mi Señor Jesucristo. Recibo la sangre pura de Jesús derramada por mí en el Calvario”. Luego pondría al diablo en su lugar, diciéndole: “Te reprendo, Satanás. Hoy no pondrás ninguna enfermedad ni padecimiento sobre mí. Por el poder de Jesús y mediante Su Espíritu, no haré caso de los síntomas ni de lo que mi cuerpo crea al respecto. Yo he vencido esta enfermedad porque mayor es el que está en mí que el que está en el mundo”. Después, pasaría el resto del día agradeciendo a Dios por mi sanidad. Buscaría enseñanzas de audio o video que llenaran mi mente y mi espíritu con la Palabra ungida de Dios, y las escucharía durante el día. En la tarde, alabaría a Dios y tomaría otra vez la Santa Cena del Señor para recordar que la Sangre de Jesús está en mis venas, y que soy parte de la familia de Dios. Tú no tienes que esperar hasta el segundo domingo de cada mes o cuando sea que tomes la Cena del Señor. Jesús simplemente dijo: «…hagan esto, cada vez que la beban, en mi memoria» (1 Corintios 11:25). Si estás enfrentando un ataque serio del diablo, necesitas recordar a Jesús todo el día y toda la noche. Necesitas meditar en Jesús hasta que los pensamientos del Señor saquen de tu mente los pensamientos de esa enfermedad. Por la noche, antes de acostarme, tomaría una vez más la Santa Cena, y alabaría hasta dormirme. Si me despertara durante la noche, tomaría mi Biblia y leería todos los pasajes de sanidad, y haría que el diablo se lamentara de haberme despertado. Cuando el diablo lance un ataque de gravedad contra tu cuerpo, no pierdas el tiempo. Toma la Palabra en serio y ponte bajo su cuidado constante, y ella cuidará muy bien de ti. Lectura bíblica: Hebreos 4:9-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos» (Salmos 91:11) Es hora de aclarar las cosas. Los ángeles no son algo sólo para niños. No son niños gorditos con cabello rubio, con arcos y flechas en sus manos. Los ángeles son guerreros gigantes y fornidos. Son seres reales. Son poderosos. Si eres un creyente, entonces ellos son parte esencial de tu vida. En la Biblia encontramos ejemplos de lo que los ángeles pueden hacer. Uno de ellos es cuando el pueblo de Israel huyó del ejército de Faraón, y en la Biblia leemos que de repente las ruedas de los carros de los egipcios se atascaron. Simplemente dejaron de rodar. ¿Quiénes crees que causaron eso? ¡Los ángeles, por supuesto! Y ellos no se han jubilado. Siguen tan activos hoy como lo han estado siempre. Hace años, en una de las guerras más importantes de la nación de Israel, el enemigo tenía los cañones apuntando hacia las ciudades israelitas. Esos cañones eran lo mejor que la tecnología ofrecía en esa época. Tenían un alcance mínimo de 30 kilómetros y estaban equipados con miras electrónicas muy precisas. Pero sucedió algo muy extraño. Cada vez que disparaban los cañones contra los israelitas, disparaban demasiado lejos o demasiado cortos del blanco. Sabemos que los cañones no estaban descalibrados, porque luego los israelitas los capturaron y los usaron para disparar contra el enemigo, dando en el blanco. ¿Qué sucedió? Fueron los ángeles, ¿quién más? Amigo, éste no es un cuento de hadas, sino un ejemplo real de la participación de los ángeles en la vida del pueblo de Dios. Y si tú eres hijo de Dios, tienes derecho a esperar que los ángeles hagan lo mismo por ti. Por lo tanto, permanece a la expectativa. Di: “Gracias, Padre celestial, por encomendarme al cuidado de Tus ángeles para que me guarden en todos mis caminos”. Una vez que hayas dicho esas palabras de fe, permanece firme. No temas. No dudes. Se paciente y sigue creyendo. Verás la salvación del Señor. Lectura bíblica: Hechos 12:1-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Así que, lo que hemos visto y oído [por nosotros mismos] es lo que les anunciamos a ustedes, para que también ustedes se den cuenta y disfruten de una comunión como colaboradores y partícipes con nosotros. Porque [esta] comunión que tenemos [la cual es una marca distintiva de los cristianos] es con el Padre y con su Hijo Jesucristo (el Mesías)» (1 Juan 1:3, AMP) El hombre en realidad es un ser especial. Ha sido hecho a la imagen de Dios, y ha sido creado para tener comunión con el Señor. Hay gente que cree que Dios hizo al hombre para tener a alguien a quien controlar. Pero Dios no es un controlador. Él es amor, y el amor necesita darse a alguien. Por eso, Dios creó al hombre: para poder darle Su amor. El Señor pudo haber dado Su amor a los ángeles, y lo hizo. Pero entregar Su amor a los ángeles no fue suficiente. ¿Por qué? Porque los ángeles no están hechos a Su imagen. Tú haces lo mismo. Por ejemplo, digamos que tienes un perrito en tu casa. Puedes entretenerte con ese animalito, pero con el tiempo llega ese momento en que deseas hablar con alguien; llega el momento en que necesitas establecer comunicación a tu propio nivel. Tú actúas así porque fuiste creado a la imagen de Dios. Así es Él. Dios desea tener comunión con alguien como Él. Atrévete a creer que eres realmente especial, único en la creación, hecho por Dios a Su imagen. Atrévete a recibir el amor de Dios, ¡y a corresponder a ese amor! Lectura bíblica: Génesis 1:26-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero tienes qué esforzarte y ser muy valiente. Pon mucho cuidado y actúa de acuerdo con las leyes que te dio mi siervo Moisés. Nunca te apartes de ellas, ni a la derecha ni a la izquierda, y así tendrás éxito en todo lo que emprendas» (Josué 1:7) La vida de fe exige ser valiente. La mayoría de los creyentes no se dan cuenta de ello, ¡pero ésa es la verdad! Se necesita ser valiente para levantarse contra la enfermedad y declararse sano por las llagas de Jesucristo. Se necesita ser valiente para esperar la prosperidad cuando uno deposita la última moneda en la ofrenda y la pobreza está tocando a la puerta. Habrán días en que preferirás aislarte de todo y esconderte antes que dar otro paso de fe contra el diablo. Pero no puedes darte ese lujo. La batalla de la fe no se pelea una vez y luego se olvida. Si quieres continuar viviendo en victoria deberás seguir peleando la batalla de la fe una y otra vez. No hay otra manera de hacerlo. Claro, algunos creyentes siempre tratan de encontrar un camino alternativo. Piensa por ejemplo en los israelitas. Ellos pensaron que cuando cruzaran el mar Rojo ya no tendrían más batallas. Por eso, cuando oyeron el informe acerca de los gigantes que vivían en la Tierra Prometida, decidieron que no podrían enfrentar la batalla. Su valor se desvaneció. Como consecuencia, tomaron un desvío de 40 años por el desierto. Pero ¿sabes qué? Los israelitas no pudieron evitar la batalla. Cuando llegó el tiempo para que la siguiente generación entrara en la Tierra Prometida, los gigantes aún estaban allí. Sin embargo, esa vez los israelitas se armaron de valor para enfrentarlos. ¿De dónde les vino ese valor? De la Palabra de Dios. Josué, su líder, había seguido las instrucciones del Señor y había guardado esa Palabra en su mente y en su corazón, de día y de noche. Josué había meditado en ella y nunca olvidó que Dios estaba de su lado. Si vas a pelear la buena batalla de la fe hasta el final, deberás hacer exactamente lo que hizo Josué. Tendrás que extraer continuamente valor de la Palabra de Dios. Así que, decídete a hacerlo. Sumérgete en la Palabra y deja que ella te transforme de cobarde a vencedor. Luego, marcha a la batalla y mata a los gigantes en tu tierra. Lectura bíblica: Josué 1 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad» (1 Timoteo 2:1-2) Es un mandamiento el que oremos por nuestra nación y nuestros gobernantes. Pero una vez que hayamos orado, Dios espera que actuemos. Las elecciones son muy importantes para el futuro de los Estados Unidos de América y de tu país. Nuestra nación se encuentra en medio de un derramamiento espiritual, y es de vital importancia que sean elegidos los mejores candidatos. Debemos esforzarnos por que así sea. No esperes hasta que el tiempo de la elección se acerque para empezar a buscar a Dios, y así decidir por quién votarás. Empieza orando hoy mismo para que las noticias y otras voces no te influyan, ni te aparten del Espíritu de Dios. Ora para que no te dejes llevar por tu reacción natural a las ideas publicitarias representadas con grandes artimañas. Comienza orando hoy mismo —todos los días, y en cada oración— por las elecciones futuras, ya sean a nivel local o nacional. Luego agradece al Espíritu de Dios por la sabiduría para saber por quién votar. Agradécele también para saber qué decir y cuándo decirlo cuando te encuentres con otras personas. Finalmente agradece la sabiduría para hablar acerca de Jesucristo y para declarar que ésta será una administración ordenada, guiada y habitada por el mismo Dios. Así que haz lo necesario para votar. Prepara la documentación necesaria para votar con antelación. Ora. Vota. Y luego, haz que tu voz sea escuchada mediante el poder del Dios viviente. Lectura bíblica: 1 Timoteo 2:1-8 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas, y la codicia por otras cosas, entran en ellos y ahogan la palabra, por lo que ésta no llega a dar fruto». (Marcos 4:19) ¿Sabías que las cosas que parecen inofensivas en la vida diaria pueden ahogar tu vida espiritual, si así se lo permites? Una amiga me comentó que un día el Señor le dijo en oración que esta nación había llegado a ser una nación de personas de mantenimiento. “Ustedes tienen tantas cosas a las que tienen que mantener” —le dijo—. “Tienen que mantener su casa, su automóvil, su patio, sus máquinas, su pelo…”. Eso es cierto. Puedes llegar a ser una persona que le da mantenimiento a tantas cosas de esta vida que no te quedará tiempo para darle mantenimiento a tu espíritu. Cuando te encuentres en esa situación, es hora de simplificar tu vida. Yo misma he tenido que aprender a hacerlo. Cuando pienso en algo que creo que necesito, no sólo tomo en cuenta el precio en dólares y centavos, sino también el tiempo que me llevará darle mantenimiento y el efecto que tendrá en mi vida espiritual. La Segunda carta de Timoteo 2:4 nos dice que no debemos enredarnos en los negocios de la vida. Hay una cosa que he aprendido en los últimos 42 años: nada es tan importante como estar en oración y en la Palabra con el Padre celestial. Nada en lo absoluto es más importante que eso en mi vida. Lectura bíblica: Marcos 4:18-24 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«No reprendas al blasfemo, y no te aborrecerá; corrige al sabio, y te amará. Dale al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber» (Proverbios 9:8-9) Hay una cosa que puedes hacer que acelerará tu crecimiento espiritual más que cualquier otra cosa: Aprende a recibir la corrección que viene del Espíritu de Dios y de otros creyentes. Son muy pocos los creyentes que aceptan la corrección. Cuando el pastor predica sobre algo que ellos ya saben o de algún área de su vida que ya le han rendido al Señor, creen que él es una gran persona. Les cae bien porque los hace sentirse bien. Pero en el momento en que el pastor empieza a predicar de algo que ellos no están cumpliendo, entonces se ofenden. Dios dice que eso es necedad. En Proverbios 1:7, Él dice que solamente los insensatos rechazan o desprecian la corrección. Así que no seas como ellos. Cuando el pastor o cualquier otra persona del Cuerpo de Cristo, tenga unas palabras de corrección para ti, recíbelas con agradecimiento. Aprecia a quienes comparten la sabiduría de Dios contigo. Cuando alguien te haga ver que estás equivocado en algo, en lugar de reaccionar contra esa persona, examínate y di: “¿Es eso cierto? ¿Está eso de acuerdo con la Palabra? ¿Necesito hacer un cambio?”. Si la respuesta a esas preguntas es afirmativa, entonces haz los cambios necesarios para enderezar tu vida. Sé que no es fácil. A nadie le gusta ser corregido. Pero aún así, si decides que recibirás la corrección y que estás dispuesto a aprender, podrás continuar y crecer más rápido en las cosas espirituales. Alguien dijo: “Si crees que ya sabes todo, en realidad no sabes nada”. Recuerda eso la próxima vez que alguien te corrija. Ama a esa persona y agradécele por acelerar tu progreso espiritual. Si lo haces, avanzarás poco a poco. Lectura bíblica: Proverbios 3:11-24 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Buscó a alguien, y se asombró al ver que nadie intervenía» (Isaías 59:16) Cuando alguien nos hiere, nuestra reacción humana natural es la de vengarnos y esperar que Dios castigue a esa persona de algún u otro modo. Pero ése no es el método de Dios. Lo comprobé cuando les robaron a unos parientes míos. Yo estaba orando y tratando de comprender la situación. “Señor” —empecé a decir—, “¿por qué permitiste que sucediera? ¿Por qué no golpeaste a ese ladrón en la cabeza cuando estaban robándoles?” De pronto, Dios me permitió ver con los ojos espirituales, más allá de lo natural. Cuando lo hice, supe la respuesta a mi pregunta casi tan rápido como la había hecho: fue a causa de Su misericordia. Dios tiene mucha, mucha misericordia; no sólo para mí y mi familia, sino también para los ladrones. Piensa en eso la próxima vez que alguien te haga daño. En lugar de pedirle a Dios que golpee a esa persona en la cabeza, como yo lo pedí, considera el hecho de que es posible que la abuela de esa persona esté orando por ella para que sea salva. Detente y recuerda que Dios amó tanto a esa persona, que murió por ella, y lo que desea es perdonarla—no castigarla. Así que, en lugar de orar en contra de esa persona, ora por ella, uniéndote en oración con la abuela (o quién quiera que sea que esté orando por ella). Pídele al Señor que tenga misericordia de su vida. Oponte al diablo e intercede por esa persona. Ésa es la verdadera intercesión, la cual dejará perplejas y en una confusión total a las fuerzas de las tinieblas, y éstas no tendrán defensa alguna contra ese tipo de oración. El Señor está buscando creyentes que se atrevan y se comprometan a ser esa clase de intercesores. Atrévete tú a ser uno de ellos. Cuando te sientas tentado a golpear a alguien, ¿por qué mejor no te atreves a transformar la vida de esa persona? Lectura bíblica: Lucas 6:27-36 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Porque con esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza, porque ¿quién espera lo que ya está viendo? Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia» (Romanos 8:24-25) Según el libro de Romanos, la esperanza es ver algo que no se puede ver. ¿Y cómo se logra eso? Mirando con los ojos espirituales las promesas de Dios contenidas en Su Palabra hasta formar la imagen que queremos. Por ejemplo, una de las cosas más difíciles que hice fue enfrentar el hecho de que la imagen interna que tenía de mí mismo era la de una persona gorda. No importaba cuánto yo tratara de cambiar, la imagen seguía en mi mente. Siempre estaba siguiendo dietas especiales. Debo haber perdido (y recobrado) cientos de kilos a través de los años. Por último, tuve que admitir que mientras siguiera viéndome a mí mismo como alguien gordo, mi figura externa seguiría siendo igual a mi imagen interna. Recuerda que la fe es la que cambia las cosas, pero si no hay una imagen interna de esperanza, la fe no puede hacer nada. Fue entonces cuando decidí ayunar por siete días. Busqué en mi Biblia todos los pasajes que hablaran acerca de la alimentación, y encontré muchos. Medité en cada uno de esos pasajes y oré en el Espíritu durante siete días. ¿Qué estaba tratando de lograr con ello? Estaba formándome una imagen interna diferente. Esto no es algo que podrás hacer de la noche a la mañana, pues lleva tiempo, especialmente si has tenido por muchos años la imagen interna que estás tratando de cambiar. Sin embargo, puedes hacerlo. Ve a la Palabra de Dios y empieza hoy a cambiar la imagen que tienes de ti mismo, transformándola en una imagen de esperanza. Como un arquitecto, cambia los planos en tu corazón, ¡y tu fe edificará sobre ellos! Lectura bíblica: Romanos 4:16-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El Señor anula los planes de las naciones; frustra las maquinaciones de los pueblos» (Salmos 33:10) Quizás estés atravesando dificultades que han sido causadas por personas que han querido hacerte daño. Tal vez estén tratando de destruir tu negocio, tu hogar, tus hijos o tu matrimonio. Si es así, tengo palabras de ánimo para ti. Según Salmos 33:10, Dios hará nulo los planes de esas personas y frustrará sus maquinaciones. ¡El consejo de los impíos será frustrado, pero el consejo de Jehová permanece para siempre! Recuerda que si Dios es tu fortaleza en el tiempo de la angustia, nadie podrá vencerte. Por más poderosos que se vean en lo natural tus enemigos, tú siempre tienes asegurada la victoria porque estás confiando en el Señor. Quizás tus enemigos piensen que tienen cierta ventaja sobre ti; pero como Dios está de tu lado, eso te da toda la ventaja que necesitas. Descansa seguro y confiado, tú triunfarás sobre ese problema en su totalidad. Mientras tanto, concentra tu atención en el Señor, y los pensamientos del corazón de Dios inundarán continuamente tu corazón: «Cuando el justo habla, imparte sabiduría; con su lengua proclama la justicia. En su corazón habita la ley de su Dios; por eso sus pies nunca resbalan» (Salmos 37:30-31). El consejo de Dios te dará estabilidad cuando todo a tu alrededor esté temblando. Las malas noticias no podrán quitarte la paz porque los pensamientos de Dios se levantarán y reprenderán las malas noticias para que no echen raíces en tu corazón. No te preocupes por los éxitos temporales de los que causan problemas. En lugar de eso: «Fíjate en quienes son íntegros y justos: Hay un final venturoso para la gente pacífica» (Salmos 37:37). Lectura bíblica: Salmo 33:1-10 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«La unción que ustedes recibieron de él permanece en ustedes, y no tienen necesidad de que nadie les enseñe. Así como la unción misma les enseña todas las cosas, y es verdadera y no falsa, permanezcan en él, tal y como él les ha enseñado». (1 Juan 2:27) ¿Alguna vez has notado que ya sabes algunas cosas, aun antes de saber lo que la Palabra de Dios dice acerca de ellas? Eso ocurre porque el Espíritu Santo está en tu interior, enseñándote la verdad. Él habla a tu espíritu, y tu espíritu transmite a tu mente Sus susurros. Repentinamente, tienes un nuevo pensamiento: “Debo perdonar a esa persona” o “necesito dejar de decir esas cosas desagradables”. A medida que te haces más consciente del Espíritu de Dios en tu vida diaria, serás más rápido y estarás más dispuesto a obedecerle. Realmente adquirirás el hábito de permitirle al Espíritu de verdad que te revele la voluntad de Dios. Y créeme, ése es un hábito que Dios quiere que adquieras. Una de las primeras cosas que el Espíritu me dijo, cuando empecé a escuchar sus consejos, fue que dedicara más tiempo a la oración. Obedecí esa recomendación y empecé a sentir la necesidad de dedicar al menos una hora diaria a esa tarea. Después de que empecé a hacerlo, Él me lo reveló en Su Palabra (Mateo 26:41). Desde entonces, me comunico con creyentes de todas partes del mundo que tienen el mismo sentir. Por todas partes, los creyentes están siendo aconsejados por el Espíritu de Dios a orar más. Dios derramó de Su Espíritu Santo en todos, no sólo sobre algunos cristianos especiales. Y si aprendemos a ser sensibles a Su voz, ¡Él nos guiará a toda verdad! Piensa en lo diferente que sería tu vida si conocieras la verdad de Dios respecto a ¡cada situación! ¿No te motiva eso a querer oír siempre los consejos del Espíritu? ¿No despierta eso en ti el interés de estar al tanto de lo que Dios dice? Empieza a afinar tu oído a la voz apacible del Espíritu de Dios en tu interior. Hónralo y recibe con agrado Sus instrucciones para tus asuntos cotidianos. Él está dispuesto a hablarte. Pon atención a Sus consejos y obedécele con prontitud. Lectura bíblica: Juan 15:1-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados.» (Isaías 53:5) Jesús vino a este mundo y dio Su vida, como sacrificio por el pecado, para comprar todo lo que Adán perdió. Él vino para destruir todas las obras del diablo… incluyendo las enfermedades y las dolencias. Cuando recibes a Jesucristo como tu Salvador, Dios restaura todos los derechos y privilegios que determinó desde el principio que fueran tuyos: la comunión con Dios, la salud, la prosperidad, etc. ¡Pero eres tú quien tiene que hacer uso de esos derechos! Recuerda que el diablo es un malhechor, y aunque Jesús ya lo despojó de su autoridad en el mundo y él ya no tiene derecho legal de matar o robar a los hijos de Dios, seguirá haciéndolo… siempre y cuando le permitas salirse con la suya. Tú debes derrotar al diablo confesando la Palabra de Dios en fe. Pon en práctica la Palabra ahora mismo. En el Nombre de Jesús, exige que la enfermedad se vaya de tu cuerpo. No retrocedas. Resiste al diablo con todas las fuerzas que posees. Él peleará en tu contra por un tiempo, pero tarde o temprano tendrá que huir de tu vida. Lectura bíblica: Mateo 8:1-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola nos sirve de comparación? Puede compararse con el grano de mostaza, que al sembrarlo en la tierra es la más pequeña de todas las semillas, pero que después de sembrada crece hasta convertirse en la más grande de todas las plantas, y echa ramas tan grandes que aun las aves pueden poner su nido bajo su sombra». (Marcos 4:30-32) Jesús compara la obra del reino de Dios como un grano de mostaza que se siembra en la tierra. «Después de sembrada», Él dice que: «crece». Nota que el Señor no dice que el grano ocasionalmente crece, o que crece si es la voluntad de Dios. Él dice que: «hasta convertirse en la más grande de todas las plantas» Punto. La economía de Dios no es como la nuestra. No está arriba un día y abajo el otro. Siempre es la misma y funciona perfectamente. Si posees tierra buena, semilla buena y agua buena, tendrás crecimiento. Es inevitable. Por lo tanto, si estás atravesando por alguna necesidad, no te aterrorices; siembra una semilla. Esa semilla adquirirá la forma de dinero, de tiempo o de algún otro recurso que poseas para dar. Pero sin importar la forma que tenga esta semilla, asegúrate de poner vida en ella. Siémbrala con fe y llénala de alabanza y adoración. Di: “Señor, al traer a Ti mis bienes, me entrego a mí mismo. Me rindo a Ti en espíritu, alma y cuerpo”. Ora por esa semilla. Llénala de fe, de adoración y de la Palabra. Luego, siémbrala. Ten la seguridad de que crecerá hasta convertirse en la más grande. Lectura bíblica: Génesis 1:11-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y si ustedes son de Cristo, ciertamente son linaje de Abrahán y, según la promesa, herederos» (Gálatas 3:29) Uno de los problemas que siempre me acompañaba era la pobreza. Pero recuerdo aquel día en que decidí que ya no sería pobre. Estaba leyendo en la Palabra donde dice que en Cristo Jesús la bendición de Abraham ha alcanzado a los gentiles (Gálatas 3:14). Entonces llegué al versículo 29, donde dice: «Y si ustedes son de Cristo, ciertamente son linaje de Abrahán y, según la promesa, herederos». De repente, esa verdad me iluminó. Me emocioné tanto que apenas podía contenerme. Leí Deuteronomio 28 y estudié oración tras oración esas bendiciones prometidas. «Bendito serás tú en la ciudad, y bendito en el campo. Bendito serás cuando entres, y bendito cuando salgas. El Señor enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da. Bendito serás en el hogar, y bendito en el camino». ¡Me había hecho rico! Iba a la universidad en Tulsa, Oklahoma, y vivía en una casita en la que nadie quería vivir. Pero cuando leí esas promesas en la Palabra, la luz de Cristo me iluminó. Entendí que Dios ya me había redimido de la maldición de la pobreza. Esa tarde en mi habitación tomé la Biblia en mi mano y declaré: “Quiero anunciar al Dios todopoderoso en el cielo, a Jesucristo de Nazaret, a todos los ángeles del cielo, a todos los demonios del infierno y a cualquier otro que esté interesado en oírme, que desde este día en adelante todo lo que necesite ya ha sido suplido conforme a las riquezas en gloria de Dios en Cristo Jesús”. Le dije a Dios: “Estoy firme en Tu Palabra y en Ti confío para que cuides de mí. Nunca le pediré a nadie ni un dólar”. Eso fue hace muchos años, y nunca lo he hecho. ¿Sabes por qué? Porque esa decisión me puso en contacto con el poder de Dios. También hará lo mismo por ti. Lectura bíblica: Deuteronomio 28:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará» (Gálatas 6:7) Si te sientes bajo presión, recuerda que no eres el único. Satanás está presionando a más personas ahora que en cualquier otro tiempo. Nos está presionando de toda forma posible: mental, económica y emocionalmente. Existe tanta presión en todas partes que los gobiernos, las empresas y compañías no saben qué hacer. Las familias y las iglesias tampoco lo saben. Pero, alabado sea Dios, ¡Jesús sí sabe! Él dice que dar puede librarnos de cualquier presión que el diablo esté poniendo sobre nosotros. El dar es siempre la salida de Jesús. Siempre que hay una necesidad, Él siembra algo. En Marcos 4 Jesús dice que el reino de Dios es semejante a una semilla. Piensa por un momento en la importancia de las semillas. Todo ser viviente en esta Tierra proviene de una semilla. Tú viniste de una semilla. Después, volviste a nacer de nuevo de la semilla de la Palabra de Dios. Jesús mismo fue la semilla sembrada por Dios. El Señor lo sembró en sacrificio, y luego al resucitarlo, se multiplicó en muchos hermanos. Cuando Satanás te presione, acude a Jesús para que Él te diga cómo y dónde sembrar. Si sigues las instrucciones, esa semilla crecerá hasta que rompa el poder de las tinieblas y de la necesidad, y te librará de la presión que el diablo ha estado ejerciendo sobre ti. He visto esto en la práctica. Cuando Jerry Savelle comenzó a trabajar en mi ministerio, lo único que tenía era un traje, una camisa y un pantalón. Él se ponía el traje una noche, y el pantalón y la camisa la noche siguiente, y así alternaba su atuendo noche tras noche en todas las reuniones que teníamos. Él no tenía dinero para comprar otro traje. ¡Podríamos decir que estaba bajo presión en esa área! Un día, Jerry oyó del principio de la siembra de fe y la cosecha. Se fue al centro de la ciudad donde estábamos teniendo una campaña, buscó a un hombre pobre en la calle y le regaló ropa. De inmediato, la gente empezó a regalarle ropa a Jerry. Todo empezó en esa campaña y han estado haciéndolo desde entonces. Hoy en día, hay muchos pastores en África que llevan puestos los trajes de Jerry Savelle (aunque las mangas y los pantalones les queden muy cortos). Jerry sigue sembrando y recibiendo la cosecha de ropa más grande que yo jamás haya visto. Si el diablo te está presionando, no entres en pánico… por el contrario, ¡siembra! Siembra tu tiempo. Siembra tu dinero. Siembra la ropa que llevas puesta. Cuando tu cosecha arribe, te podrás reír y decir: “Oye diablo, ¿quién es el que está bajo presión ahora?” Lectura bíblica: Marcos 4:1-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«...¡Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón; el hombre malo saca cosas malas de su mal tesoro» (Mateo 12:34-35) Así como las palabras no funcionan sin fe, la fe sin palabras, tampoco funciona. Ambas son necesarias para activar la ley de la fe. Hay muchos creyentes que ignoran ese principio. Siempre hablan palabras de duda e incredulidad. Luego, un día se les ocurre levantarse y declarar algunas palabras de fe, y esperan mover montañas. Sin embargo, para su sorpresa, las montañas no se mueven. ¿Por qué no se mueven? Porque Mateo 12:34-35 dice que son aquellas palabras que vienen del corazón las que producen resultados. La persona que dice algunas palabras de fe de vez en cuando, no las está declarando de la abundancia de su corazón; por eso no son eficaces. ¿Eso quiere decir que no deberías hablar palabras de fe hasta que no estés seguro de que tiene la fe para respaldarlas? ¡No! Hablar palabras de fe es un buen ejercicio espiritual. Por ejemplo: si quieres recibir sanidad, sujeta tu mente y tu boca a la Palabra de Dios en lo que concierne a la salud. En lugar de hablar de lo mal que te sientes, repite lo que dice Isaías 53:5: «Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados». Si continúas meditando en esas palabras y continúas repitiéndolas, la verdad que hay en ellas empezará a ir cada vez más profundo. Echarán raíz en tu corazón y empezaran a crecer. Eventualmente, estarás hablando de la abundancia de tu corazón. Y cuando eso suceda, no importará cómo luzcan las circunstancias. Porque sabrás que recibirás lo que has estado creyendo, y ni el mismo diablo podrá persuadirte de lo contrario. Habrás cruzado la línea de la esperanza a la fe, ¡y verás las montañas moverse! Lectura bíblica: Mateo 12:33-37 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Cuando Jesús salió… tuvo compasión de ellos… y sanó a los que estaban enfermos… Mucha gente se le acercó. Llevaban cojos, ciegos, mudos, mancos, y muchos otros enfermos, y los pusieron a los pies de Jesús, y él los sanó. La multitud se quedaba asombrada, y al ver que los mudos hablaban, los mancos eran sanados, los cojos andaban y los ciegos veían, glorificaban al Dios de Israel» (Mateo 14:14; 15:30-31) La tradición religiosa dice que Dios es glorificado cuando soportamos abnegadamente el sufrimiento y la enfermedad. Pero eso no es lo que la Biblia dice. Por el contrario, nos dice que ¡Dios es glorificado cuando los ciegos ven, los cojos andan y los mancos son sanados! En la India o en África, donde la gente desconoce esas tradiciones religiosas, cuando alguien se levanta y dice: “Yo vengo a ustedes como mensajero del Dios altísimo”, la gente lo cree. Cuando ellos oyen decir que Jesús, el Rey de reyes, derramó Su sangre por ellos, y que Dios les ha enviado un mensajero para decirles que Jesús los librará del pecado, de la enfermedad y de la muerte, se llenan de emoción. No discuten acerca de la Palabra de Dios. Entonces, ¿sabes qué sucede? La gente empieza a ser sanada, a tirar las muletas y a quitarse los vendajes. Cuando aprendamos a recibir la Palabra de Dios como lo hace la gente de esos lugares, lo mismo sucederá entre nosotros. Dios no hace acepción de personas. Su Palabra actúa en todos. ¡La diferencia está en la manera en que la recibimos! Lectura bíblica: Hechos 17:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Y Jesús les respondió: «Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios». (Lucas 18:27) Hoy en día, tú y yo enfrentamos situaciones referentes a este país que deben cambiar. Algunas de esas situaciones parecen imposibles de cambiar. La verdad es que no lo son, porque esta nación le pertenece a Dios. Dios fue quien le dio origen a la nación de los Estados Unidos de América. Él tenía un propósito especial para este país. Dios necesitaba un lugar donde el evangelio pudiera ser predicado sin impedimentos ni represiones. Fue Dios quien puso en el corazón y la mente de Cristóbal Colón la inquietud y el deseo de salir a buscar una ruta nueva al occidente. Así lo expresó Cristóbal Colón en su diario: «El Señor puso en mi mente (pude sentir su mano sobre mí) que se podía navegar de aquí a las Indias. Todos los que supieron acerca de mi plan se rieron, lo rechazaron y se burlaron de mí. No tengo duda de que fue el Espíritu Santo quien me inspiró a hacerlo, pues me fortaleció con maravillosos rayos de inspiración de las Sagradas Escrituras…» ¿Quién atrajo a Cristóbal Colón hacia América? Dios. Este país, los Estados Unidos, es de Dios. Él lo estableció y nadie se lo quitará. La próxima vez que empieces a creer que las cosas parecen imposibles en esta nación, recuerda Quién es el dueño. Entonces, descubrirás América de la misma manera que Cristóbal Colón lo hizo: por fe. Lectura bíblica: Salmo 106 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Que la gracia y la paz les sea multiplicada por medio del conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús» (2 Pedro 1:2) Si buscaras la palabra griega traducida como “conocimiento” en esta escritura, descubrirías que su significado es más que sólo el conocimiento mental acerca de algo, más que la clase de conocimiento específico que puedes ganar a través de tus sentidos. Una traducción literal sería “conocimiento exacto”. El conocimiento que te ha sido revelado directamente por el Espíritu de Dios. Yo lo llamo conocimiento revelado. La falta de ese conocimiento ha causado más fracasos en la fe que cualquier otra cosa. Eso se debe a que la mayoría de los cristianos creen en la Palabra con la mente, pero no meditan lo suficiente en ella como para que les “ilumine” el corazón. Si lo hicieran, la Palabra revolucionaría sus vidas, y no habría nada en el cielo ni en la Tierra que pudiera separarlos de ella. Conozco a una viuda que una tarde recibió esa clase de revelación. Ella había estado meditando en los versículos que dicen que si eres una viuda, Dios todopoderoso ha tomado Su lugar como proveedor y líder de tu casa. Antes de eso, ella había estado lamentándose por su situación. Pero cuando recibió la revelación de que Dios era la cabeza del hogar, comenzó a hablarle como lo haría con su esposo. "Señor, la tubería de esta casa no sirve. ¿Podrías arreglarla, por favor?". A partir de ese momento, dejó de tener problemas con la tubería. Si necesitas algo de parte de Dios, proponte ahora mismo que harás lo que hizo la viuda. Decide que meditarás en la Palabra hasta que recibas esa clase de revelación. Mantenla constantemente en tu mente hasta que recibas la revelación de que Jesús es tu sanador, tu libertador, tu asesor financiero o cualquier otra cosa que necesites que Él sea. No te conformes con un conocimiento mental y superficial de Dios, sino busca una revelación más profunda acerca de Él, ¡y la gracia de Dios te será multiplicada! Lectura bíblica: Salmo 1 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Yo les digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sí se levantará por su insistencia, y le dará todo lo que necesite» (Lucas 11:8) Si, como Dios nos dice en 1 Timoteo 2:4, la voluntad de Dios es que todos los hombres sean salvos, entonces ¿por qué no vemos a las multitudes perdidas nacer de nuevo todos los días? ¿Has pensado en eso? Yo sí… y al preguntarle al Señor con respecto a este asunto me he dado cuenta de que en la mayoría de los casos se debe a que los que ya somos salvos no somos constantes al orar por quienes no lo son. En lugar de perseverar en oración ante el Padre, intercediendo por ellos para que reciban el pan de la salvación, como lo hizo un hombre por su amigo en Lucas 11:8, nos damos por vencidos porque no vemos resultados inmediatos. No hemos llegado a comprender que la perseverancia ¡es la clave del éxito en la intercesión! ¿Por qué? Ciertamente no es porque tengamos que convencer a Dios de que cambie de opinión. Él nunca cambia, y ya ha tomado una decisión. Él desea que toda la humanidad se salve. La razón por la cual tenemos que perseverar en la intercesión es para poner presión en las fuerzas demoníacas que tratan de impedir que la voluntad de Dios se cumpla. Esas fuerzas deben ser anuladas mediante la oración, con el fin de poder derribar las fortalezas y quitar las vendas espirituales de los ojos de la gente por la cual estamos orando. Dios no hará nada en contra de la voluntad de las personas, pero sí intervendrá en respuesta a la intercesión que hagamos para que ellos lo conozcan. En respuesta a nuestra constancia en la oración, Dios les mostrará la necesidad que tienen de volverse a Él. Así, le buscarán, y el renacimiento espiritual se hará una realidad. Si estás cruzado de brazos esperando que Dios salve a la tía María, al tío Jaime o a tu mejor amigo, deja de esperar con los brazos cruzados y empieza a interceder por ellos. Persevera en la oración. Haz la oración de Efesios 1:16-23 por ellos y no te des por vencido hasta que estén a salvo en el reino de Dios. Jesús entregó Su vida para que ellos puedan ser salvos. La pregunta es, ¿lo harás tú? Lectura bíblica: Lucas 11:1-10 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles» (Romanos 8:26) Mientras vivas en esta Tierra, tendrás que cargar con una debilidad. ¿Cuál es? El cuerpo de carne y hueso en el que vives. Es un cuerpo que está sujeto a la muerte y al mundo natural. Tu espíritu nacido de nuevo no quiere pecar. Quiere ser completamente obediente a Dios. Pero la debilidad de la carne hace que caigas preso de las tentaciones que te rodean. ¿Significa eso que estás condenado a una vida de fracaso hasta que Jesús venga y ese cuerpo de carne y hueso sea glorificado? ¡No! Significa que necesitas edificar tu espíritu y fortalecerlo, hasta que domines tu carne. Se nos dice que crucifiquemos la carne. Tu ser espiritual debe dominar tu cuerpo. Orar en lenguas por medio del Espíritu Santo pone al espíritu en control de la carne. Hace que tu espíritu se levante y esté a cargo. Así como usar pesas fortalece tus brazos, orar en otras lenguas fortalece tu espíritu. Tu espíritu es más poderoso que tu carne, y mientras lo dejes fluir, la carne sencillamente tendrá que someterse. La mayoría de los creyentes no comprenden eso. Cuando se sienten oprimidos por algún pecado, en vez de vencerlo a través de las armas de Dios —como orar en el Espíritu—, continúan luchando para vencer en lo natural. Así, fracasan una y otra vez. Si te encuentras atrapado en esa clase de ciclo, ¡anímate! Dios no te ha ordenado ser más espiritual de lo que puedes ser. Él conoce tus debilidades y te ha dado una estrategia para vencerlas. Te ha dado la habilidad de orar en lenguas―y con tu entendimiento para manejar la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios. A pesar de tus fracasos en otras áreas, tú puedes hacer estas cosas. Ten la seguridad de que Satanás tratará de persuadirte de lo contrario. El diablo sabe que una vez que aprendas a someter la carne, él no tendrá lugar en tu vida. Le cerrarás la puerta y ya no podrá entrar. Renueva hoy tu decisión de orar en el Espíritu. Toma la decisión firme de seguir el mandato que Dios da en Judas 20: «Edifícate… en tu más santa fe [progresa, crece como un edificio alto y más alto] orando en el Espíritu Santo». Lectura bíblica: Romanos 8:14-32 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-23) Muchos creyentes piensan que el fruto del Espíritu sólo es una lista pasiva de cualidades agradables que les pueden ayudar a mejorar la personalidad. Pero el fruto del Espíritu es mucho más que eso—es puro poder espiritual. La Biblia nos explica que el amor es tan poderoso que jamás falla. La paciencia es tan poderosa que no puede ser detenida. A pesar de las circunstancias, no se dará por vencida. La templanza es tan poderosa que puede dominar todos los deseos de la carne. El fruto del Espíritu no es algo débil; es fuerte. Es tan fuerte que todos los demonios del infierno no pueden detenerlo. Es tan fuerte que si lo dejas fluir desde tu interior, corregirá los problemas en tu vida. Te mantendrá firme cuando las personas a tu alrededor estén cayendo. Te mantendrá en pie cuando los gobiernos fallen y cuando vengan las tormentas de la vida. Estamos viviendo días peligrosos. Hay sólo una manera en la que puedes vivir en victoria. Debes comenzar a liberar ese fruto poderoso del Espíritu que Dios ha puesto en tu interior. Créeme: si has nacido de nuevo, el fruto está allí. Aprende a someterte y rendirte a él, y como 2 Pedro 1:10 promete, ¡nunca caerás! Lectura bíblica: 2 Pedro 1:1-10 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«A ti te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos» (Mateo 16:19) El texto griego de este pasaje literalmente lee: «Yo te doy las llaves del reino. Lo que declares como cerrado en la Tierra será cerrado en el cielo, y lo que declares abierto en la Tierra se abrirá en los lugares celestiales». El cielo del cual Jesús estaba hablando no es el cielo donde Dios mora, sino de la zona de batalla: el cielo en donde operan las fuerzas de Satanás. Jesús estaba diciendo que Dios nos ha dado poder para atar a los espíritus malignos en los lugares celestiales, y para desatar a los poderosos ángeles de Dios, con el fin de que obren a nuestro favor. En Filipenses 2:9-10 leemos: «Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra». ¿Dónde? En el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. Eso lo cubre todo. Como creyentes, tenemos autoridad total sobre los poderes de Satanás. Podemos ejercer autoridad sobre los espíritus malignos que están tratando de destruir esta nación. Podemos ejercer autoridad sobre ellos y destruir sus fortalezas en el nombre de Jesús. Es el momento de que empecemos a darnos cuenta lo importantes que somos en los asuntos de este mundo. Desde el día en que Jesús nos dio la Gran Comisión, la vida o la muerte del mundo ha estado en manos de la Iglesia. Somos los que tenemos el poderoso Nombre de Jesús y la imponente fortaleza del evangelio para traer vida y abundancia a cada criatura. Nuestras oraciones pueden cambiar todo cargo o puesto político en cualquier país. Nos corresponde comenzar a interceder ahora mismo y a usar el poder que Dios nos ha dado. Podemos provenir de países diferentes y de culturas diversas, pero todos tenemos algo en común: Jesucristo es nuestro Señor. Y eso es suficiente para alterar la trama espiritual de este mundo. Lectura bíblica: Hechos 4:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«El que no permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se juntan en un montón para quemarlas en el fuego» (Juan 15:6, NTV) Si te pidiera que hicieras una lista de cien cosas que necesitas hacer para agradar al Señor, podrías hacerla, ¿cierto? De hecho, probablemente tienes tantas cosas espirituales que crees que debes hacer o no hacer en tu mente que difícilmente sabrías por dónde empezar. Pero puedes estar tranquilo. No voy a sugerirte que hagas una lista. Al contrario, te ayudaré simplificando las cosas al darte sólo una: Permanece en Jesús. De lo único que eres verdaderamente responsable es de tu unión con Él. Si mantienes intacta esa unión y comunión con Él, todo lo demás estará resuelto. “Pero Gloria, ahora estoy enfrentando problemas enormes. Mi vida está patas arriba. Estoy tan afanado que no sé si voy o vengo. Hoy no tengo tiempo para tener comunión con el Señor”. ¡Entonces, ahora más que nunca necesitas tener comunión con Él! Necesitas mantener tu unión con el Señor, en especial cuando las tormentas de la vida te asedian. Sé que eso no siempre es fácil. Ya sea la tormenta una enfermedad en tu cuerpo, problemas económicos o contiendas familiares, la tentación será fijar tu atención y tu mente en ese problema. Ni siquiera querrás pensar en algo más. Eso fue lo que el diablo planeó. Ésa es la razón por la cual te envió esa tormenta, para distraerte de la comunión con Dios y para alejar tu atención de tu unión con Él. No caigas en esa trampa. En lugar de eso, pon tus pensamientos y tu mirada en el Señor. A medida que lo hagas, la fuerza de la fe comenzará a fluir de ti. Esa corriente rechazará toda forma de oscuridad, y saldrás victorioso de cada tormenta. Ten comunión con Jesucristo, hoy. Lectura bíblica: Filipenses 3:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“Todos los que han nacido de Dios tienen victoria sobre el mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4, AMP) Hace años, el diablo empezó un rumor en el que le decía a algunos cristianos que mientras vivieran en el mundo, tendrían que sufrir como el mundo. Les dijo que tenían que padecer las enfermedades, la derrota, la pobreza y el fracaso de los demás. Fue una mentira ingeniosa y dio resultado. Los creyentes la aceptaron y comenzaron a difundirla entre ellos. Puede ser que tú la hayas oído. Si es así, hoy quiero ayudarte a detener ese rumor. Quiero ayudarte a poner los hechos en la perspectiva correcta de una vez por todas. A pesar de lo que puedas haber oído, la salud, la prosperidad y la vida victoriosa no son conceptos que algunos creyentes deseosos de comodidad soñaron de manera egoísta. En realidad, eso es idea de Dios. Podrías decir: “Suena muy bien, pero tenemos que ser realistas. Vivimos en un mundo que está lleno de problemas. Y mientras vivamos en este mundo, tendremos que enfrentarlos”. Sí, eso es cierto. Jesús dijo: «En el mundo tendrán tribulación, aflicción y frustración». Pero nota que Él no se detuvo ahí, sino que continuó diciendo: “Pero tengan ánimo [sean valientes, confíen, estén seguros, no temerosos] porque yo he vencido al mundo. [Yo le he quitado el poder de lastimarte y lo he vencido por ti]” (Juan 16:33; AMP). La mayoría de los creyentes no tienen ningún problema en creer la primera parte de ese versículo. Saben muy bien cuántas aflicciones, pruebas, angustias y frustraciones les rodean. Pero están menos seguros de la última parte. No han experimentado por sí mismos exactamente lo que Jesús quiso decir cuando dijo que Él había privado todas esas cosas del poder de lastimarte. ¿Por qué no? Porque todavía están viviendo como si fueran parte del mundo. Pero escucha. Jesús dijo que tú y yo debemos ser santificados, o separados, de las maldades de este mundo. ¿Cómo? Por medio de la Palabra de Dios (Juan 17:17). La Palabra de Dios te separará del mundo. La Palabra pone el sueño de Dios en acción para que tú triunfes en la vida. Si la recibes y la crees, la confiesas y la pones en práctica, esa Palabra te apartará de los problemas que te rodean. Te llevará del problema a la victoria… una y otra vez. Lectura bíblica: Juan 17:1-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“Los pasos del [buen] hombre son dirigidos y establecidos por el Señor cuando él se deleita en Sus caminos [y dirige sus pasos en Él]” (Salmos 37:23, AMP) La voluntad de Dios es guiarte a diario. Él te ha dado Su Espíritu para que te guíe cada día. La mayoría de los creyentes no lo saben. Esperan que Dios les muestre toda Su voluntad para sus vidas en una gran revelación. No cometas ese error. No estés inactivo esperando que Dios te muestre si Él quiere que vayas o no a África por el resto de tu vida. Deja que Él empiece a dirigirte en los asuntos pequeños primero, diciéndote lo que necesitas hacer en esta situación o aquella. Él te mostrará lo que necesitas cambiar, y cuando lo haga, obedece una cosa a la vez. La verdad es que probablemente ya conozcas lo que Dios anhela que hagas. Puede ser que no sepas la razón por la cual Él desea que lo hagas. Puede ser que no sepas a dónde te esta guiando, pero has oído Su voz en tu corazón. Si quieres seguir escuchándolo, deberás abandonar tus ambiciones y deseos. Pasa tiempo en oración y en la Palabra. Afina tu oído para oír la voz del Espíritu de Dios. Aprende a confiar en Dios. Recuerda que Él es más inteligente que tú, y disponte a hacer aquello que te dice, ya sea que puedas o no entenderlo. Obedece aun las instrucciones más pequeñas. Si obedeces, Él transformará tu vida completa, un paso a la vez. Lectura bíblica: Génesis 12:1-8 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“Les escribí en mi carta [anterior] que no se relacionen [estrecha y habitualmente] con las personas no castas (impuras)” (1 Corintios 5:9, AMP) Las personas con las que te relacionas tienen mucha influencia en tu vida espiritual. Relacionarse con gente piadosa te ayudará a acercarte más rápido a la victoria, mientras que juntarte con los impíos te arrastrará a la derrota. Por esa razón, la Biblia menciona algunas cosas acerca de los amigos. Las Escrituras te dicen que te separes del mundo, porque las malas compañías te corromperán. Ahora, no estoy hablando de la acción de ministrar. El mismo Jesús ministró a los pecadores, y deberás mezclarte para predicarles y orar por ellos. Me estoy refiriendo a las personas que escoges como amigos. Si quieres andar en las cosas del Señor, no escojas amigos que andan en las cosas del diablo, personas que hablan y actúan impíamente y que no le dan a Dios ningún lugar en su vida. Ellos te harán tropezar. Al pasar tiempo con ellos, te expones a la tentación. Llegarás a estar tan familiarizado con el pecado que empezará a parecerte menos repulsivo. Tarde o temprano, caerás en él. Así que escoge sabiamente a tus amigos. Relaciónate con los que de corazón limpio invocan el nombre del Señor (2 Timoteo 2:22). Exponte al amor y a la paz de ellos. ¡Deja que la fe de la gente temerosa de Dios te contagie! Lectura bíblica: 1 Corintios 5:9-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«…Y así, por la tradición de ustedes, invalidan el mandamiento de Dios» (Mateo 15:6) Cáncer, enfermedades del corazón, esclerosis múltiple. Cuando pensamos en enfermedades mortales, esos son los nombres que vienen a la mente. Pero la verdad es que en la Iglesia de hoy existe una asesina suelta, la cual es más mortífera que cualquiera de esas enfermedades. Ha destruido más vidas de lo que cualquiera de nosotros se pueda imaginar. Es la tradición. Las tradiciones le roban a los creyentes la sanidad y el poder de las promesas de Dios. A continuación listo tres de las que debes cuidarte: La tradición que dice que no es siempre la voluntad de Dios sanarte. ¡La voluntad de Dios es sanarte! Lo dice en Su Palabra. Si no lo crees, no podrás orar creyendo que la recibirás en fe. Serías como el agricultor que se sienta en su pórtico y dice: “Creo en las cosechas, pero no voy a sembrar ninguna semilla este año. Simplemente creeré, y si es la voluntad de Dios, mi cosecha vendrá”. Ese agricultor nunca verá su cosecha. La fe es la semilla de la sanidad; si no la siembras, no crecerá. Una oración por sanidad que incluye las palabras: “si es tu voluntad”, no producirá cosecha alguna. Debes saber, sin lugar a dudas, que la sanidad es siempre la voluntad de Dios para ti. Otra tradición que oímos es aquella que dice que la sanidad ya pasó, que no aplica a esta época y que Dios ya no obra milagros. Pero, en la Palabra de Dios comprobamos que eso no es cierto. En Éxodo 15:26, Dios dijo: …«Yo soy el Señor, tu sanador». Dios también nos dice que Él no cambia (Malaquías 3:6). Él nunca ha cambiado desde el comienzo de los tiempos. Para que la sanidad deje de ser, Dios tendría que dejar de existir, y eso no forma parte de Sus planes. La tercera tradición peligrosa es aquella que dice que “Dios se glorifica cuando los cristianos están enfermos”. Esa tradición viola totalmente la Palabra de Dios. La Biblia dice que la gente le dio la gloria a Dios cuando vieron a los paralíticos caminar y a los ciegos ver. Dios recibe la gloria cuando recibes tu sanidad, ¡no por tu padecimiento! El mundo está buscando una manera de escapar de las enfermedades y las dolencias… no una manera de encontrarlas. Acabemos con esas tradiciones y libremos a un mundo herido de la asesina más peligrosa. Lectura bíblica: Marcos 2:1-12 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo 16:25) ¿La vida de alta calidad… o la vida de baja calidad? ¿La vida de Dios… o la vida del mundo? No puedes tener ambas. Es una o la otra, y debes escoger. Puedes tratar de retrasar esa decisión. Puedes tratar de aferrarte a la vida de baja calidad mientras tratas de alcanzar la vida de alta calidad, para ver si es algo que realmente te conviene antes de abandonar todo lo que el mundo te ofrece. Pero, créeme, ¡no eres tan alto! Nunca podrás experimentar la buena vida por ti mismo si no te dispones a soltar la que ya tienes; si no te dispones a confiar en la Palabra de Dios y a confiar en que Él tendrá cuidado de ti. ¿Qué te sucederá cuando lo hagas? Comenzarás a vivir la vida que Dios describe en el Salmo 1. Serás: «…como un árbol plantado junto a los arroyos: llegado el momento da su fruto, y sus hojas no se marchitan ¡En todo lo que hace, prospera!». Eso significa que tus raíces se profundizarán tanto que ninguna sequía podrá secarte ni tormenta alguna derribarte. No importa lo que suceda en el mundo a tu alrededor, tú prosperarás. Cuanto más fuerte sople el viento, más flexible serás con la brisa. La depresión y la inflación no podrán quebrantarte. Cuando las lluvias dejen de caer y todos los demás se sequen, tú seguirás prosperando y produciendo el fruto del Espíritu, porque estarás extrayendo los nutrientes del lecho del río. Así es la vida de alta calidad, y no hay nada que el mundo te pueda ofrecer que se le compare. Lo sé por experiencia propia. Una vez que te atrevas a soltar tu vida y a confiar en Dios… tú también lo sabrás. Lectura bíblica: Mateo 16:13-26 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada» (Santiago 1:4) Yo hablo mucho acerca de la fe, pero hay otra fuerza que la acompaña que es igual de importante. Es la paciencia, o la capacidad de permanecer firme en la Palabra de Dios aun cuando la victoria parece demorarse. La paciencia no es automática y no funcionará a menos que la pongas a funcionar a propósito. Hay tanta gente que no comprende eso. Piensan que de alguna manera la fe y la paciencia les funcionarán sin ayuda. Dejan que el diablo destruya sus vidas y luego dicen cosas tontas como: “Bueno, creo que Dios envió esa prueba para fortalecer mi fe”. ¡Nunca digas algo semejante! En primer lugar, Santiago 1:13 dice: «Cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios…». En segundo lugar, esa prueba no fortalecerá tu fe. A decir verdad, la destruirá si se lo permites. Si te diera un juego de pesas, ¿te haría necesariamente más fuerte? No. De hecho, si dejas caer una de ellas sobre tu pie, podrías resultar más débil y con gran dolor. Lo que cuenta es lo que hagas con ellas, ¿cierto? Bueno, lo mismo sucede cuando tropiezas con una situación difícil que el diablo haya puesto en tu camino. Si te acuestas y dejas que te atropelle, te dañará. Pero si dejas que la paciencia haga su obra perfecta, si permaneces y perseveras constantemente, creyendo y apoyándote confiadamente en la Palabra de Dios, terminarás siendo perfecto y completo, sin que te falte cosa alguna. «Sin que les falta nada». Esas palabras deberían ser suficientes para convencerte de que la paciencia no es un premio consuelo. Es un poder de primera clase que pondrá las promesas de Dios a tu alcance. Es una fuerza que te convertirá en vencedor. Lectura bíblica: Génesis 26:15-22 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“En él estaba la Vida, y la Vida era la Luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella…” (Juan 1:4-5, AMP) Cuando las cosas a tu alrededor se oscurezcan y sientas que el diablo esté a punto de vencerte, recuerda que tienes la Luz del mundo, y por más que las fuerzas del infierno traten de apagarla, ¡no lo lograrán! Aunque te encuentres en tu punto más débil, aunque sientas que la luz en tu interior es pequeña, las tinieblas del diablo no podrán contra ti. Déjame mostrarte lo que quiero decir. Imagínate por un momento que estás en un gran auditorio sin ventanas ni puertas que dejen entrar la luz. El lugar es tan oscuro que no puedes ver nada, ni siquiera tu propia mano. A tu alrededor no hay nada, excepto completa oscuridad. Ahora, imagínate una pequeña luciérnaga volando en la atmósfera de ese auditorio. Todas las miradas estarán enfocadas en ella. Por más pequeña que sea la luz, en comparación con la gran oscuridad que la rodea, podrás verla. Esa densa oscuridad no podrá hacer nada para apagar ese insecto. Dondequiera que vuele, la oscuridad tendrá que ceder—siempre será disipada por la luz del insecto. Cuando las circunstancias a tu alrededor comiencen a oscurecerse y te sientas tentado a desesperarte, acuérdate de esa luciérnaga. Medita en el hecho de que Jesucristo, la Luz del mundo, mora en ti. Cuando esa verdad se apodere de tu vida, jamás volverás a permitir que la oscuridad te acorrale; más bien, empezarás a perseguirla y a disiparla con tu luz. Lectura bíblica: Efesios 5:8-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Miren que yo les he dado a ustedes poder para aplastar serpientes y escorpiones, y para vencer a todo el poder del enemigo, sin que nada los dañe.» (Lucas 10:19) ¡Alguien te ha lastimado! Tarde o temprano, a todos nos sucede. Nos hieren, nos engañan, nos mienten o nos maltratan. Es tan predecible como doloroso. Sin embargo, cuando sucede, la mayoría no estamos preparados. En nuestra indignación, clamamos a Dios contra la persona que nos ha hecho mal. Pedimos justicia, y hasta venganza, y terminamos haciendo que las cosas sean más difíciles para todos los involucrados, incluso para nosotros. Si eso te ha ocurrido, es tiempo de que descubras cómo puedes activar el poder de Dios a tu favor la próxima vez que alguien te haga daño. Primero: ¡Identifica al verdadero enemigo! Es aquí donde la mayoría de nosotros cometemos el error más grande. Identificamos a la persona que nos lastima como nuestro enemigo. No pierdas tu energía gritando, enfureciéndote, ni tramando cosas contra las personas que te causan daño. Ellas están bajo la influencia del diablo. Apunta tu munición espiritual al blanco correcto. Es el diablo quien está detrás de todo. ¡Ve tras él! Segundo: ¡Dispara! Una vez que hayas apuntado tus armas espirituales en la dirección correcta, ¡dispara! Golpea al diablo rápida y furiosamente con la Palabra de Dios. Usa el nombre de Jesús y el poder que te ha sido dado como creyente e impídele que te cause más daño en ese aspecto. Luego, procede a la siguiente parte de esta batalla espiritual y la más importante. Tercero: Haz la oración de intercesión. En Mateo 5:44-45, Jesús nos da estas instrucciones: «Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen, para que sean ustedes hijos de su Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos». Pedir que la venganza de Dios golpee como un rayo a quien nos ha hecho daño, no es actuar como nuestro Padre lo haría. Recuerda que Dios tiene gran misericordia no sólo por ti, sino por todos. El diablo probablemente lo pensará dos veces antes de volver a molestarte. La próxima vez que alguien te lastime, activa el poder de Dios a tu favor. Identifica al verdadero enemigo. Golpéalo con la autoridad que te ha sido dada como creyente. Luego, eleva una oración de intercesión. Lectura bíblica: Mateo 6:6-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
“Constantemente, acuérdense de Jesucristo (el Mesías) [como] quien resucitó de entre los muertos…” (2 Timoteo 2:8, AMP) En ese versículo ésta la clave para aferrarse a las bendiciones de Dios. Cuando te sientas bajo presión, abrumado por los problemas y las pruebas, acuérdate de Jesucristo resucitado. Recuerda que cuando Jesús resucitó, tú también lo hiciste. Cuando Él salió del infierno y derrotó al enemigo, tú también saliste del infierno y derrotaste al enemigo. La victoria de Jesús es tu victoria, porque tú estás en Él. Ten presente esa verdad cuando enfrentes situaciones difíciles. Acuérdate de ella cuando el diablo te diga que esta vez no recibirás la respuesta. Y cuando el diablo te diga que no hay manera alguna de salir de tu situación, acuérdate de Jesucristo, el Ungido, el Triunfador, el que resucitó de entre los muertos y se sentó a la diestra del Padre. La escena que Satanás más odia, es aquella en la que Jesucristo resucita, despojándolo para siempre de su autoridad, exponiendo abiertamente su derrota ante todo el cielo y el infierno. Ésa es la escena que necesitas tener en mente. Piensa en ella hasta que se grabe profundamente en tu corazón, para que nada de lo que Satanás diga o haga pueda arrebatártela. Entonces los dones de Dios se confirmarán en tu vida, y será cuando el diablo no podrá persuadirte con pruebas y tribulaciones para que abandones tu herencia. ¡Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos! Lectura bíblica: Hebreos 12:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Hijitos, ustedes son de Dios, y han vencido a esos falsos profetas, porque mayor es el que está en ustedes que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4) “Dadas las circunstancias”… ¿alguna vez has usado esa frase? “Estoy bien, dadas las circunstancias”. De haberlo hecho, te pido que remuevas de tu vocabulario esas palabras, porque como hijo victorioso de Dios, no debes vivir abrumado por las circunstancias. No hay razón alguna para dejar que las dificultades y las circunstancias dicten tu vida. Hace dos mil años, Jesucristo―el que vive en ti―saqueó el reino de Satanás. Mediante Su muerte en el Calvario, entró legalmente a las regiones de los condenados y despojó a Satanás de todo. Destrozó su armadura y tomó las llaves de la muerte y del infierno. Cristo ató al hombre fuerte y saqueó su reino. En el libro de Colosenses, leemos que despojó a los principados y a las potestades, y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos. Luego, Jesús se dio la vuelta y te entregó esa victoria. Tú eres de Dios. ¡Recuérdalo! Por medio de Jesucristo has vencido, porque Él vive en ti. Así que ya no es necesario que vuelvas a vivir “bajo las circunstancias”. Lectura bíblica: Colosenses 1:9-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
«Además, reprenderé a esos insectos que todo lo devoran, para que no destruyan los productos de la tierra, ni dejen sin uvas sus viñedos. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.» Todas las naciones dirán que ustedes son bienaventurados, porque serán una nación envidiable. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos» (Malaquías 3:11-12) Dios está sumamente interesado en tus finanzas. Él quiere prosperarte y proteger tus bienes. Pero no podrá hacerlo si no le abres la puerta. ¿Cómo abres esa puerta? Por medio de tu diezmo. Cuando diezmas, le concedes a Dios el derecho de intervenir en tus finanzas, de bendecirte ricamente y de defenderte contra la destrucción que el diablo pueda causar. Cuando diezmas, estableces una base para el éxito y la abundancia, haces depósitos con Dios que podrás retirar cuando los necesites. Pero no esperes hasta que te encuentres entre la espada y la pared para empezar. Hazlo hoy mismo. Fortalece tu fe cuando las cosas vayan bien meditando en las bendiciones que la Palabra de Dios te promete como diezmador. Aprende a poner en práctica esa Palabra ahora para que Satanás fracase cuando trate de acorralarte financieramente. Su poder sobre tus finanzas habrá sido roto por adelantado. Al haberte establecido en el Pacto de Dios, Satanás no tendrá ninguna posibilidad contra ti. Dios lo reprenderá en tu nombre. Si aún no le has abierto la puerta de tus finanzas al Señor, no esperes más. Hazlo hoy para que cuando las presiones vengan, estés preparado y protegido por los privilegios garantizados de aquellos que diezman. Lectura bíblica: Hebreos 7:1-9 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.