Recibe una palabra de ánimo... una palabra de inspiración... una palabra de fe... ¡todos los días del año! El devocional Crezcamos de Fe en Fe, escrito por Kenneth y Gloria Copeland, aborda temas de la vida diaria como resultados de la experiencia propia. Se trata de las luchas que enfrentas a diario, luchas contra el cansancio, la irritación, los hijos, las finanzas, etc. Kenneth y Gloria Copeland te enseñarán cómo obtener la victoria, basados en La Palabra.

«Es verdad que aún somos seres humanos, pero no luchamos como los seres humanos.» (2 Corintios 10:3) ¿Sabes por qué tantos creyentes están perdiendo las batallas en su vida? ¡Porque están peleando contra el enemigo equivocado! Han sido engañados y creen que si alguien les dice o les hace algo para perjudicarlos, deben pelear en contra de esa persona. Pero están equivocados. La Biblia dice que no luchamos contra sangre y carne. Y como todo ser humano es de sangre y carne, eso implica que nuestros semejantes no son nunca el origen de nuestros problemas. "Pero, hermano Copeland, no sabe lo que fulano y mengano me hicieron". Eso no importa, porque si desperdicias tu tiempo peleando contra fulano y mengano, tu verdadero enemigo se saldrá con la suya. ¿Quién es el verdadero enemigo? Mira Efesios 6:12: «La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!». ¡Satanás y los demonios serán tus enemigos de por vida! Ellos son los culpables de toda afrenta personal que sufres. Las personas que te perjudican y te ofenden son sólo sus instrumentos. Cuando Satanás quiere hacerte daño, lo hace por medio de ellas. Recuerda lo siguiente: la persecución no es la manifestación del odio que otra persona siente contra ti, sino la manifestación del temor que Satanás te tiene. Cuando te sumerges en la Palabra y la usas como la espada del Espíritu, el diablo se llena de temor y busca a alguien a quien pueda enviar en tu contra. La próxima vez que alguien te ofenda, no te desvíes del camino para pelear contra esa persona; en vez de hacer eso, ata al espíritu que está utilizando a esa persona. Olvídate de la lucha contra la sangre y la carne, y empieza a pelear con las armas del Espíritu. Enfréntate a Satanás con autoridad y con la Palabra de Dios, y ¡derriba al verdadero enemigo! Lectura bíblica: Efesios 6:10-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Es verdad que aún somos seres humanos, pero no luchamos como los seres humanos.» (2 Corintios 10:3) ¿Sabes por qué tantos creyentes están perdiendo las batallas en su vida? ¡Porque están peleando contra el enemigo equivocado! Han sido engañados y creen que si alguien les dice o les hace algo para perjudicarlos, deben pelear en contra de esa persona. Pero están equivocados. La Biblia dice que no luchamos contra sangre y carne. Y como todo ser humano es de sangre y carne, eso implica que nuestros semejantes no son nunca el origen de nuestros problemas. "Pero, hermano Copeland, no sabe lo que fulano y mengano me hicieron". Eso no importa, porque si desperdicias tu tiempo peleando contra fulano y mengano, tu verdadero enemigo se saldrá con la suya. ¿Quién es el verdadero enemigo? Mira Efesios 6:12: «La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!». ¡Satanás y los demonios serán tus enemigos de por vida! Ellos son los culpables de toda afrenta personal que sufres. Las personas que te perjudican y te ofenden son sólo sus instrumentos. Cuando Satanás quiere hacerte daño, lo hace por medio de ellas. Recuerda lo siguiente: la persecución no es la manifestación del odio que otra persona siente contra ti, sino la manifestación del temor que Satanás te tiene. Cuando te sumerges en la Palabra y la usas como la espada del Espíritu, el diablo se llena de temor y busca a alguien a quien pueda enviar en tu contra. La próxima vez que alguien te ofenda, no te desvíes del camino para pelear contra esa persona; en vez de hacer eso, ata al espíritu que está utilizando a esa persona. Olvídate de la lucha contra la sangre y la carne, y empieza a pelear con las armas del Espíritu. Enfréntate a Satanás con autoridad y con la Palabra de Dios, y ¡derriba al verdadero enemigo! Lectura bíblica: Efesios 6:10-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra» (2 Crónicas 7:14) Podrías estar pensando: "¿Pueden unos pocos transformar realmente una nación entera?". Déjame preguntarte lo siguiente: ¿Puede una persona endemoniada transformar una nación para el mal? ¡Por supuesto que sí! Hitler lo hizo en Alemania. Si el poder del diablo en un ser humano puede cambiar a una nación para mal, puedes estar más que seguro de que un grupo de hombres y mujeres con el poder de Dios en ellos serán capaces de cambiar a una nación para bien. Ninguna nación está tan perdida como para que Dios no pueda cambiarla. Israel es prueba concreta de ello porque, cuando aún no existía, el diablo no pudo destruirla. Dios la levantó ante sus propios ojos. Quiero que notes algo en las escrituras: «…si mi pueblo, que lleva mi nombre,…». Dios no dijo: "Si toda la nación", como requisito para que cambiaran las cosas. Él dijo: «…si mi pueblo…». Nota que tampoco dijo: "si mi pueblo se pone a firmar peticiones y si obtienen la mayoría de votos…". No, Él dijo: «si… ora». En otras palabras, tendremos que dejar de tratar de resolver este asunto en nuestras propias fuerzas. Dios sanará esta Tierra, pero nuestro deber es orar, creer y buscar Su rostro. Empecemos a hacerlo hoy. Lectura bíblica: 2 Crónicas 7:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan» (Isaías 40:31) ¿Sabías que la fuerza de la fe tiene el poder de rejuvenecer tu cuerpo? Así es. Encontramos un ejemplo de eso en la vida de Sara. La mayoría de las personas no entienden el alcance total de lo que Dios hizo en la vida de ella. Lo único que saben es que Dios le dio un hijo en la vejez. Pero si lo analizas minuciosamente, verás que hubo mucho más. Cuando Sara tomó y creyó la promesa de Dios por medio de la fe, ésta empezó a restaurar su cuerpo a tal punto que, cuando el rey Abimelec la vio, quiso tomarla por esposa. ¡Imagínalo! A los 90 años de edad, ella era tan hermosa que ese rey la quería en su harén. Y eso no es todo; después de que dio a luz a Isaac, la Biblia nos dice que ella lo amamantó hasta que fue destetado, ¡y vivió hasta cuando Isaac creció! Ahora bien, yo no estoy sugiriéndote que tengas un bebé a los 90 años como lo hizo Sara. Ella recibió una promesa especial de Dios. Pero sí te aseguro que, si crees que Dios puede restaurar tu fortaleza y salud en tu vejez, Él lo hará. De hecho, el Salmo 103 dice que es uno de Sus beneficios. Dice que Dios llenará tu boca de cosas buenas para que tu juventud sea renovada como el águila. El deseo de Dios es que en tu vejez seas un campeón poderoso y experimentado en la Palabra, y que tu fortaleza sea renovada por la fe. Empieza a confesar eso hoy mismo. Llena tu boca con las promesas de Dios, y declara: Alabado sea Dios, mi juventud se renueva como el águila. Y cuando tu labor en la Tierra termine y vayas camino al cielo, tu partida no será un simple desvanecimiento, sino que te irás de aquí cubierto de gloria, como el vencedor que Dios te ha creado para que seas. Lectura bíblica: Salmo 92 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«En el principio [antes de que existiera el tiempo] era la Palabra (Cristo), y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios mismo... Y la Palabra (Cristo) se hizo carne (se hizo humano, se personificó) y habitó (hizo su tienda, vivió) entre nosotros…» (Juan: 1:1,14; AMPC) La deidad del Señor Jesucristo es algo que nunca debería ser puesto en tela de juicio por ningún creyente nacido de nuevo. Nuestra salvación se basa en el hecho de que Jesucristo es Dios, la segunda persona de la deidad—Dios Hijo. Juan, el discípulo y el apóstol amado, nos ayuda a despejar toda duda que pudiera existir al respecto en Juan 1:1,14. Cualquier persona que dude de lo que dicen esos versículos es posible que no haya nacido en el reino de Dios, porque la deidad de Jesucristo es el fundamento de nuestra fe. Sin embargo, si buscas en los evangelios, descubrirás que Jesús, en Sus 33 años de vida terrenal, no anduvo anunciando que Él era Dios. En cambio, sí confesó ser el Hijo de Dios, el Mesías, y que Dios era Su Padre (lo que enfureció a los fariseos), pero nunca afirmó ser el Dios altísimo. De hecho, les dijo a los discípulos que Dios el Padre era mayor y más poderoso que Él (Juan 14:28). La razón es simple: Él había venido al mundo no sólo como Dios, sino también como hombre. La Palabra dice que Jesús se despojó de Su poder divino y tomó la forma de un ser humano, con todas las limitaciones que eso implicaba. Pero como Dios era Su Padre, Jesús no nació con la naturaleza pecaminosa con la que nacen todos los hijos de Adán. Sin embargo, como nació de mujer, en todos los otros aspectos era hombre, y se llamó a Sí mismo el Hijo del Hombre o, literalmente, el Hijo de Adán. Entonces, ¿cómo hizo todas esas obras tan poderosas? De la misma forma que Él espera que nosotros las hagamos hoy: por la unción y el poder del Espíritu Santo (Hechos 10:38). Él dijo: «Sino que el Padre, que vive en mí, es quien hace las obras». ¿Qué significa eso para nosotros? Significa exactamente lo que Jesús quiso decir cuando declaró que nosotros, como creyentes, podríamos hacer las obras que Él hizo (Juan 14:12). Significa que, como hijos de Dios nacidos de nuevo y llenos del mismo Espíritu Santo, como Jesús lo fue, tenemos la oportunidad de hacer las cosas de la misma manera que Él las hizo cuando estuvo en la Tierra. De hecho, ése es Su verdadero propósito. Él nos precedió como hombre, y nos abrió el camino. Entonces, no nos limitemos a admirarlo por eso, sino a imitarlo en ello. Lectura bíblica: Juan 14:1-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Porque en Cristo Jesús nada valen la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor» (Gálatas 5:6) Antes me preguntaba: ¿por qué los creyentes no experimentábamos más del poder de Dios entre nosotros? Con lo que sabíamos de la fe y de la Palabra, me parecía que debíamos estar viendo más señales, más prodigios y más milagros. Así que un día le pregunté al Señor: «Señor, ¿por qué no presenciamos el poder de Dios en la Iglesia con más frecuencia?». ¿Sabes lo que me respondió? Me dijo que la razón era que aún no caminábamos lo suficiente en amor. Dios quiere que tengamos poder. Pero, primero Él debe asegurarse de que utilizaremos ese poder en amor y no lo mezclaremos con la condenación y la crítica para juzgar a los demás con rigor. "Kenneth", me dijo el Señor, "no puedo respaldar tus palabras con Mi poder en el servicio del domingo por la mañana, si más tarde insultarás a alguien porque se atravesó en el carril de la autopista. Seguramente lo harías volar en mil pedazos. No puedo permitir que el poder del Dios todopoderoso brote con tal magnitud de la boca de un necio sin misericordia". Luego, el Señor me recordó la vez que llevé a mi hijo John de cacería. En ese entonces John era lo suficientemente grande como para evitar que el arma lo tirara de espaldas cada vez que apretaba el gatillo. Yo estaba enseñándole a disparar, y él lo hacía muy bien. Ese día íbamos caminando por la granja de los abuelos de Gloria, y John observó una de las arañas más grandes que yo alguna vez hubiera visto. Iba subiendo por la pared del granero. Al descubrirla, John le apuntó con la escopeta. Si yo no lo hubiera detenido, él le habría disparado. No pensó que como consecuencia haría un gran agujero en la pared del granero. Desde mi perspectiva de adulto sabía que eso era una tontería, pero John no podía entenderlo porque miraba todo desde su perspectiva de niño. ¿Quieres que Dios te ponga una escopeta de poder espiritual en tu mano para que hagas volar en mil pedazos las obras del diablo? Entonces, enfócate en el amor. Búscalo. Practícalo. Estúdialo. Crece en él. Luego, verás el poder de Dios obrando a través de ti. Lectura bíblica: Romanos 13:8-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados. https://login.libsynpro.com/copelandnetwork

«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mateo 11:12) La Biblia Amplificada interpreta Mateo 11:12, de esta manera: "…una parte del reino de los cielos es buscada con el más ardiente celo y con un esfuerzo intenso". Hoy quiero que seas violento. Sí, violento, decidido y esforzado. Quiero que te entregues de lleno a las cosas de Dios, y resistas con fuerza todo lo que quiera impedir que vivas conforme a Su voluntad. Muchos creyentes en estos días son como los israelitas: andan vagando por el desierto de la derrota porque hay un enemigo en la Tierra Prometida. Les están robando su legítima herencia porque tienen miedo de pelear contra ese enemigo. Tienen la esperanza de hallar una manera de entrar sin hacer uso de la fuerza. Pero no la encontrarán. Cuando se trata de Satanás y sus cómplices, tienes que ser exigente. Cuando Dios envió a los israelitas a Canaán dijo: «Envíen a los hombres armados para que vayan delante de ustedes». Ellos tenían que ir armados, preparados para pelear. Él sabía que tendrían que pelear para tomar la tierra. Dios nunca les prometió que no pelearían. Lo que les prometió fue que triunfarían en toda ocasión. Lo mismo se aplica hoy en día a tu vida. Cuando se trata del diablo, no puedes postrarte y hacerte el muerto. Satanás no soltará ningún aspecto de tu vida, ya sea la salud, las finanzas o cualquier otra cosa. Él no se rendirá a menos que tú lo fuerces a hacerlo. No te quedes sentado en el desierto mientras el diablo te roba las bendiciones de Dios. Tú tienes el permiso de Dios y Su poder para tomar la tierra. Se lo suficientemente violento para tomar lo que es tuyo, ahora mismo. Lectura bíblica: Deuteronomio 31:1-8 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Entonces vino Jairo, que era uno de los jefes de la sinagoga, y cuando lo vio, se arrojó a sus pies y le rogó con mucha insistencia: «¡Ven que mi hija está agonizando! Pon tus manos sobre ella, para que sane y siga con vida.» Jesús se fue con él, y una gran multitud lo seguía y lo apretujaba.» (Marcos 5:22-24) Me pregunto, ¿cuándo hará Dios algo con respecto a este problema? ¿Alguna vez te has hecho esa pregunta? Si es así, te sorprenderás al descubrir que la respuesta depende el ciento por ciento de ti. Hay un caso en Marcos 5 que te mostrará lo que quiero decir. Jesús acababa de bajar de una barca y la gente lo apretujaba, "rodeándole". Estaban en la ribera cuando, súbitamente, vino un hombre que pasó por en medio de esa multitud para llegar a Jesús. Marcos relata que el hombre se postró a los pies de Jesús y le rogó, diciendo: «Ven que mi hija está agonizando!». Reflexiona en esa situación por un momento. Aquí hay un hombre cuyo cargo político equivale al alcalde de la ciudad. Pero está tan decidido a alcanzar a Jesús que se abre paso a través de la muchedumbre y hace suficiente espacio para caer a los pies de Jesús. Él ha tomado una decisión y cuando llega a Jesús le dice: «…Pon tus manos sobre ella, para que siga con vida». Déjame preguntarte algo: ¿Quién crees que estaba dirigiendo el ministerio de Jesús en esa situación? ¡Ese hombre! Un hombre que ha tomado una decisión. Cuando él declara esa decisión, Jesús no dice nada. Él sólo deja lo que está haciendo, se vuelve y le sigue. En medio de una multitud literalmente de miles, la decisión de fe de un hombre dirige las actividades de Jesús. ¿Qué significa eso para ti? Que si estás sin hacer nada, esperando que Jesús decida sanarte… Jesús decida ayudarte… Jesús decida prosperarte y darte la victoria… te quedarás esperando por mucho tiempo. Porque no es Jesús quien debe tomar la decisión, sino tú. Lectura bíblica: Marcos 5:21-24, 35-43 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1 Juan 3:2-3) La desesperación. Es un sentimiento que será demasiado común entre la gente del mundo cuando éste llegue a su fin. Pero es algo que nosotros como creyentes jamás debemos sentir, pues no importa cuanta presión venga sobre el mundo, no importa cuán oscuras sean las circunstancias a nuestro alrededor, sabemos que hay una esperanza firme en la Segunda Venida del Señor Jesucristo. A veces olvidamos ese hecho. Tenemos nuestra atención tan concentrada en las cosas naturales de esta vida que perdemos esa esperanza, y nos vemos atrapados en la desesperación de nuestro entorno. No debemos permitir que eso suceda. Un amigo conoció, en el Medio Oriente, a una mujer árabe nacida de nuevo que era una prueba viviente de lo que es tener esperanza. Ella vivía atrapada en un mundo que la mayoría de nosotros consideraríamos casi insoportable. Vivía en una zona de guerra, la cual fue destruida por la violencia. Todos los días se enfrentaba al peligro de explosiones y las balas. Esa mujer árabe no tenía esperanza en lo natural. Su país estaba siendo destruido ante sus ojos. Ella tuvo que irse a Israel a trabajar y a conseguir dinero para su familia porque no había trabajo donde vivían ni forma de ganar dinero. Todo a su alrededor parecía ir de mal en peor. Pero ella le dijo a mi amigo que tenía esperanza porque sabía que Jesús volvería por ella. Esa esperanza la animaba a seguir adelante. Así que, si te sientes sin esperanza, quita tus ojos de este mundo y ponlos en la pronta venida de Jesús. No solamente levantará tu espíritu, sino que la Biblia dice que también lo purificará. Hará que vivas rectamente, separado del pecado y del fracaso del mundo a tu alrededor. Te llevará al gozo y a la victoria de Dios. Ten presente lo siguiente: cuando este viejo mundo llegue a su fin, tú y yo apenas estaremos empezando. Comenzaremos a disfrutar de la vida más gloriosa que alguna vez hayamos conocido. La gente de esta Tierra puede mirar tristemente y anhelar los mejores días del pasado. Pero para ti y para mí lo mejor está aún por venir. Por eso podemos decir aleluya en medio de los problemas y exclamar con el apóstol Juan: "Sí, ven, Señor Jesús." ¡Ven pronto! Lectura bíblica: Apocalipsis 21, 22:1-7 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria [haciéndonos conquistadores] por medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Corintios 15:57, AMP) ¡Victoriosos! ¡Más que vencedores! Eso es lo que la Biblia dice que somos. Sé que lo has oído muchas veces antes, pero hoy quiero que permitas que esa realidad penetre en tu vida. Quiero que pases algún tiempo meditando en lo que esas palabras realmente significan. El diccionario dice que la palabra victoria significa: "Supremacía o superioridad final y completa en una batalla o guerra, éxito en cualquier competencia o problema que involucre la derrota de un oponente, o pasar los obstáculos". Vencer significa: "Quedar por encima del oponente en una competencia o un problema, dominar, suprimir, prevalecer, arrollar, sojuzgar, someter, aplastar, derrotar". Una vez que esas definiciones queden firmes en tu mente, entenderás que en Jesús has conseguido mucho más que un boleto al cielo. Has sacado provecho del mundo en el que vives ahora. Por medio de Jesús has triunfado, vencido, derrotado y prevalecido sobre el mundo. Por esa razón 1 Corintios 15:57 grita: "Mas gracias sean a Dios, quien nos da la victoria [haciéndonos conquistadores] por medio de nuestro Señor Jesucristo" (AMP). ¿Por qué no lo gritas tú también? Grítalo hoy, dando gracias a Dios por convertirte en un vencedor. Alábalo porque estás unido a Aquél que ha vencido al mundo, a la carne y al diablo. ¡Grita aleluya y disfruta de la victoria! Lectura bíblica: Romanos 8:29-39 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tú no conoces» (Jeremías 33:3) ¿A quién acudes cuando necesitas ayuda, cuando necesitas respuesta a una pregunta importante? ¿Le preguntas primero a Dios? Muchos creyentes no lo hacen. Se la pasan retorciéndose las manos y hablando uno con el otro todo el día. Le preguntan al pastor, a los amigos o al cónyuge. Pero ¿le preguntan a Dios? No. No cometas ese error. Mejor sigue el ejemplo del rey David. En 1 Crónicas 14, la Biblia nos dice que él estaba a punto de entrar en batalla contra los poderosos filisteos que habían salido contra él. La nación filistea había sido enemiga de Israel por años. David quizás pudo suponer que Dios le diría que fuera a la batalla contra ellos. Pero él no se puso a adivinar «Entonces David consultó a Dios, y le dijo: «¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano?» Y el Señor le dijo: «Atácalos, que yo los entregaré en tus manos.» (Versículo 10). No dependas de las suposiciones. Cuando te enfrentes a un problema, busca al Señor por medio de la Palabra y de la oración, y pregúntale cuál es la solución. No importa cuántos pasajes bíblicos aprendas, no importa lo mucho que entiendas quién eres en Jesucristo, nunca estarás exento de buscar a Dios. Preséntate ante el Señor y descubre exactamente lo que Él quiere que hagas. No decidas por ti mismo para luego pedirle a Dios que bendiga tus planes. Ve a Él y dile: “Señor, ¿cuáles son Tus planes?” Sus planes ya están bendecidos, y si los sigues, tu victoria está garantizada. Lectura bíblica: 1 Crónicas 14:8-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pero Dios, cuya misericordia es abundante, por el gran amor con que nos amó, nos dio vida junto con Cristo, aun cuando estábamos muertos en nuestros pecados… y también junto con él nos resucitó, y asimismo nos sentó al lado de Cristo Jesús en los lugares celestiales» (Efesios 2:4-6) Dios nos ha resucitado para que nos sentemos en los lugares celestiales con ¡Cristo Jesús! Eso es lo que dice la Palabra de Dios. Muy pocos nos hemos atrevido a creer esto de todo corazón. Hemos exaltado a Jesús. Lo hemos exaltado, ¡y con razón! Pero también hemos menospreciado, inconscientemente, lo que Él hizo porque no le hemos permitido que nos dé nuestro lugar a Su lado. Ése fue el propósito de Dios en el Calvario: que ocupáramos un lugar al lado de Jesús, y que nos convirtiéramos en lo que Él ya era. Jesús no necesitaba ser exaltado. Él ya había sido exaltado antes de venir al mundo. Él ya era uno con el Padre. Jesús no necesitaba obtener autoridad sobre el diablo porque nunca la había perdido. Jesús se vistió con un cuerpo físico para poder venir al mundo como hombre y ejercer autoridad sobre el pecado, la enfermedad, los demonios, el temor, la pobreza y todas las otras maldiciones que vinieron cuando la ley de la muerte entró en el mundo. Él lo hizo. Él triunfó, y Jesús dominó todo en el mundo intelectual y en el mundo físico. Antes de ascender, Él dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.» (Mateo 28:18), y luego nos otorgó esa autoridad al darnos Su nombre. Nosotros somos la razón por la cual Jesús vino al mundo a morir y a resucitar. Él no lo hizo para Sí mismo, sino para que ocupáramos nuestro lugar a Su lado, a fin de que pudiéramos llevar Su nombre y ejercer Su autoridad en la Tierra. Él lo hizo para que pudiéramos estar delante de Dios y ser para Él todo lo que Jesús es. Cuando naciste de nuevo, fuiste hecho ¡la justicia de Dios en Cristo! Por lo tanto, como creyente nacido de nuevo, atrévete a recibir este mensaje, a meditar en él y a ponerlo en práctica. ¡Vamos, atrévete a ocupar tu lugar! Lectura bíblica: Efesios 2:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«…Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas se aparten de ti y de tus casas…» (Éxodo 8:9) ¿Alguna vez has tenido que lidiar con uno de esos problemas que por nada del mundo desaparecen y es inmune a todas las soluciones? Le haces frente desde todos los ángulos y aplicas todos los métodos, pero en lugar de desaparecer más bien se agrandan, se multiplican y quedan fuera de control por completo. La Biblia nos dice que Faraón enfrentó esa clase de problema hace miles de años. Faraón tuvo una disputa muy fuerte con Dios sobre el futuro de los israelitas, y como resultado de esa disputa, se despertó una mañana y descubrió que su país estaba lleno de ranas: ranas viscosas y malolientes saltando por todas partes. Era un problema sumamente serio. No hablo de una rana o dos en el jardín. Había ranas en todas partes. Había ranas en las camas y sobre las mesas. Había ranas viejas y grandes en los hornos, ranas en la masa del pan y en el agua potable, ranas en el pelo, ranas en lugares que uno no quisiera para nada encontrar. Entonces Dios hizo algo: envió a Moisés a preguntarle a Faraón: «…Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas se aparten de ti y de tus casas…». ¿Sabes cómo contestó Faraón? «Mañana». ¿Te lo imaginas? Él pudo haber dicho: “¡Ahora mismo!”. Pero en cambio, decidió que pasaría una noche más entre las ranas. Tu podrías decir: “Ésa es la cosa más tonta que jamás haya oído. ¿Por qué diría mañana?”. No lo sé. Probablemente por la misma razón que tú quieres esperar hasta mañana para ser salvo, sano o próspero. Observa que, cuando Moisés le hizo a Faraón esa pregunta y él respondió: “Mañana”, Moisés dijo: «Así se hará, tal y como lo has dicho, para que sepas que no hay dios como el Señor nuestro Dios.» (Éxodo 8:10). Déjame preguntarte esto: ¿Por cuánto tiempo permitirás que ese problema te atormente? ¿Cuándo te desharás de las ranas en tu vida? ¿Te das cuenta de que estarán ahí mientras tú las dejes? Las ranas se quedarán ahí hasta que tomes la decisión de acudir a la Palabra de Dios y echarlas. ¿Por qué no lo haces hoy mismo? Lectura bíblica: Éxodo 8:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pero el que se une al Señor, es un espíritu con él». (1 Corintios 6:17) Una vez escuché que un gran hombre de Dios, al ponerse su traje, se miraba en el espejo y decía: “Traje, dondequiera que vayas, Dios va dentro de ti”. Él estaba diciendo la verdad. Si te has unido a Dios al recibir a Jesús como tu Señor, a dondequiera que vayas hoy, ¡Dios también irá! Como creyentes, necesitamos ser más conscientes de esa realidad. Debemos entrenarnos para ser siempre conscientes de que Dios está dentro de nosotros: hablándonos, enseñándonos, aconsejándonos, dándonos poder y llenándonos de Sí mismo. Necesitamos recordar continuamente que somos un espíritu con Él. Eso significa que cada vez que enfrentemos un problema o que un espíritu maligno trate de influir en nosotros o estorbar nuestra vida, Dios también lo enfrenta. Cuando nos encontramos en situaciones difíciles, Dios también las enfrenta, y ¡Él ya las ha vencido! Permíteme animarte a que cuando te vistas hoy, te mires en el espejo y declares: “Yo estoy unido al Señor y he llegado a ser un espíritu con Él. Cuerpo, adondequiera que vayas hoy… Dios también va. Dios está dentro de ti. El poder de Dios reside en tu interior. La sabiduría de Dios está en ti. La victoria de Dios mora en ti”. Repítete a ti mismo eso todos los días―muchas veces al día. Sigue haciéndolo hasta que empieces a cultivar el hábito de pensar de esa manera. Crece en el conocimiento de la verdad de que ¡Dios vive dentro de ti! Lectura bíblica: 1 Corintios 6:17-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz». (Romanos 8:6) Si te dieran a escoger entre la vida y la muerte, ¿cuál escogerías? La respuesta parece obvia, pero en realidad no lo es. Elegir la muerte no significa saltar del puente más cercano; es mucho más sutil que eso. La Biblia dice que ocuparse de la carne y enredarse en el mundo es muerte. La Biblia también dice que la Palabra de Dios es vida: «Hijo mío, presta atención a mis palabras… Ellas son vida…» (Proverbios 4:20-22). Ocuparse del mundo es muerte. Ocuparse de la Palabra es vida. En Lucas 10, hay una historia que ilustra muy bien este principio: Es la historia de María y Marta. Quizás tú la recuerdas. María estaba sentada a los pies de Jesús oyéndolo enseñar mientras que Marta, muy afanada, estaba en la cocina preparando el almuerzo para todos. Por fin, Marta no soportó más. «…Se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Dile que me ayude!» Jesús le respondió: «Marta, Marta, estás preocupada y aturdida con muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.»» (Lucas 10:40-42). María había dejado todo a un lado para oír la Palabra. Pero Marta había dejado que los asuntos de la vida, aparentemente importantes, tomaran prioridad sobre la Palabra. Había elegido la muerte en lugar de la vida. ¿Ves lo fácil que es caer en esa trampa? Podrías decir: “Pero, hermano Copeland, si yo no pasara todo mi tiempo atendiendo los asuntos de la vida, terminaría fracasando”. ¿De veras? Marta probablemente pensó lo mismo. Probablemente pensó que si no preparaba el almuerzo para toda esa gente, pasarían hambre. Pero no hubiera sido así. Jesús había alimentado milagrosamente a multitudes, y Él podía hacerlo otra vez en la casa de Marta. Ella pudo haberse sentado a los pies de Jesús y haber disfrutado de un banquete costeado por Dios. No cometas el mismo error que Marta. No te enredes tanto en los asuntos de la vida para que no escojas, por descuido, la muerte. Decide poner la Palabra en primer lugar. ¡Escoge la vida! Lectura bíblica: Romanos 8:5-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Más bien, acuérdate del Señor tu Dios, porque él es quien te da el poder de ganar esas riquezas, a fin de confirmar el pacto que hizo con tus padres, como en este día». (Deuteronomio 8:18) ¿Cuál es el propósito de Dios al hacer prosperar a Su pueblo? ¿Será para que tengamos televisores más grandes o para que compremos casas y automóviles más lujosos? No, ¡es para que confirmemos el pacto de Dios en la Tierra y para que ayudemos a los necesitados! Algunas personas me han dicho: “Bueno, hermano Copeland, el ministerio de Jesús era de escasos recursos y a Él le iba muy bien”. Eso es ridículo. En todo el Antiguo Testamento Dios le prometió bendiciones materiales a cualquiera que anduviera perfecta y rectamente delante de Él. Si Dios no hubiera bendecido a Jesús económicamente, habría incumplido Su propia Palabra. Jesús no fundó ningún imperio material para sí. Pero eso no significa que Él era pobre, sino que fue la persona que más ha dado en toda la historia pasada, presente y futura del mundo, y ya es hora de que empecemos a seguir Su ejemplo. Cuando comencemos a dar y a ayudar materialmente a los necesitados, tendremos mayores probabilidades de ganar sus corazones. ¿Qué piensas que le sucedería al corazón de una nación hambrienta cuando llegue un avión 747 lleno de alimentos, ropa y suministros médicos en el Nombre y por el amor de Jesús? El corazón de esas personas se enternecerá y estarán más dispuestas a oír lo que tengamos que decir acerca de Jesús. Jamás permitas que nadie te diga que está mal el querer prosperar. Por el contrario, es malo para ti que no quieras prosperar, cuando esa prosperidad puede representar la diferencia entre el cielo y el infierno para millones de personas. Olvídate de tus propias e insignificantes necesidades. Aumenta tu visión y proponte dar para ayudar a los que están en necesidad y para confirmar el pacto de Dios en la Tierra. Mantente firme en la fe y prepárate para disfrutar la mayor prosperidad que jamás hayas tenido en tu vida. Lectura bíblica: Deuteronomio 8:11-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Más bien, acuérdate del Señor tu Dios, porque él es quien te da el poder de ganar esas riquezas, a fin de confirmar el pacto que hizo con tus padres, como en este día». (Deuteronomio 8:18) ¿Cuál es el propósito de Dios al hacer prosperar a Su pueblo? ¿Será para que tengamos televisores más grandes o para que compremos casas y automóviles más lujosos? No, ¡es para que confirmemos el pacto de Dios en la Tierra y para que ayudemos a los necesitados! Algunas personas me han dicho: "Bueno, hermano Copeland, el ministerio de Jesús era de escasos recursos y a Él le iba muy bien". Eso es ridículo. En todo el Antiguo Testamento Dios le prometió bendiciones materiales a cualquiera que anduviera perfecta y rectamente delante de Él. Si Dios no hubiera bendecido a Jesús económicamente, habría incumplido Su propia Palabra. Jesús no fundó ningún imperio material para sí. Pero eso no significa que Él era pobre, sino que fue la persona que más ha dado en toda la historia pasada, presente y futura del mundo, y ya es hora de que empecemos a seguir Su ejemplo. Cuando comencemos a dar y a ayudar materialmente a los necesitados, tendremos mayores probabilidades de ganar sus corazones. ¿Qué piensas que le sucedería al corazón de una nación hambrienta cuando llegue un avión 747 lleno de alimentos, ropa y suministros médicos en el Nombre y por el amor de Jesús? El corazón de esas personas se enternecerá y estarán más dispuestas a oír lo que tengamos que decir acerca de Jesús. Jamás permitas que nadie te diga que está mal el querer prosperar. Por el contrario, es malo para ti que no quieras prosperar, cuando esa prosperidad puede representar la diferencia entre el cielo y el infierno para millones de personas. Olvídate de tus propias e insignificantes necesidades. Aumenta tu visión y proponte dar para ayudar a los que están en necesidad y para confirmar el pacto de Dios en la Tierra. Mantente firme en la fe y prepárate para disfrutar la mayor prosperidad que jamás hayas tenido en tu vida. Lectura bíblica: Deuteronomio 8:11-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Luego llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará» (Marcos 8:34-35) Cuando Jesús dijo esas palabras, no sólo estaba dándonos la receta para ir al cielo, sino también la receta para vivir una vida de excelencia aquí, en la Tierra. Hay una vida mejor para vivir aquí en este mundo. Pero para entrar en ella, debemos abandonar la manera en que estamos acostumbrados a vivir. Quizás tengamos que dejar las cosas a las cuales hemos estado aferrados y, a cambio, dedicarnos a hacer aquellas que Dios quiere que hagamos. Eso hizo Jesús. Él no vivió para Sí mismo. Jesús vivió para Dios en su totalidad. Él hizo sólo lo que el Padre le dijo que hiciera, y vivió en victoria total. Es tiempo de darnos cuenta de que nacer de nuevo no es algo que hacemos tan sólo para escapar del infierno. Nuestro propósito debe ser agradar a Dios, dar nuestra vida con el fin de cumplir Sus deseos, ser Su tesoro especial en la Tierra y hacer lo que Él quiere que hagamos. Nuestra mayor prioridad debe ser rendirnos a Él, vivir en comunión con Él y estar en oración el suficiente tiempo para que podamos oír Su voz y después obedecerle. Sólo cuando hagamos esas cosas nos sentiremos realizados y podremos vivir la vida de excelencia que hemos anhelado. Lectura bíblica: Hechos 20:7-24 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Hermanos, yo no pude hablarles como a personas espirituales sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar alimento sólido, ni lo son todavía, porque aún son gente carnal. Pues mientras haya entre ustedes celos, contiendas y divisiones, serán gente carnal y vivirán según criterios humanos» (1 Corintios 3:1-3) Los celos, las contiendas y las divisiones habían hecho a los cristianos de Corinto volver al estado natural, o carnal, en que estaban antes de haber nacido de nuevo. Esto había impedido su crecimiento espiritual de tal forma que no podían entender lo que el apóstol Pablo quería enseñarles. Satanás ha enviado hoy ese mismo espíritu de disensión entre nosotros, porque sabe que una casa dividida contra sí misma no permanecerá. También sabe que si todos nos unimos en fe, llegaremos a la estatura de la plenitud de Cristo Jesús (Efesios 4:13). Por ese motivo, él ha encargado a un espíritu de contienda que opere en nuestra vida personal, en la vida de nuestras iglesias, en nuestra vida social y en nuestros hogares. El enemigo se propone hacer lo mismo que hizo en Corinto: despertar celos, contiendas y divisiones para detener nuestro crecimiento espiritual. Pero no debemos permitir que ese espíritu nos gobierne. Al contrario, Pablo nos dice que: «…profesemos la verdad en amor y crezcamos en todo en Cristo, que es la cabeza» (Efesios 4:15). Compara las siguientes frases: para que profesemos la verdad “en amor”, con “celos, contiendas y disensiones”. Son diametralmente opuestas, ¿correcto? Tú no puedes hacer ambas cosas a la vez. Hablar la verdad en amor te hará crecer; pero pelear y apartarte te hará volver a la inmadurez. No dejes que satanás detenga tu crecimiento espiritual al ceder al espíritu de división. Por el contrario, habla la verdad en amor y “¡crece en todo en Cristo!”. Lectura bíblica: Santiago 4:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila». (Salmos 103:2-5) ¿Existe en realidad un propósito divino tras las cosas malas que te suceden? ¿Es posible que tus enfermedades y calamidades sean parte del plan de Dios para tu vida? Antes de que puedas empezar a recibir la sanidad y el poder liberador de Dios, debes saber la respuesta a esas preguntas y aclarar ese asunto de una vez por todas. Si tienes alguna sospecha de que Dios es la fuente de tus tragedias, entonces no podrás creer que Él pueda librarte de tus dificultades. Tu fe estará paralizada porque pensarás que si evitas esas cosas, estarás oponiéndote a la voluntad de Dios. Para que puedas recibir todos los beneficios que Dios desea darte, debes estar de acuerdo con que Él es un Dios bueno. Debes creer que la voluntad de Dios para ti es la salud, no la enfermedad; la prosperidad, no la pobreza; la felicidad, no la tristeza―¡el 100% del tiempo! El Salmo 103 es suficiente para demostrarlo. Pero si no es suficiente para convencerte, también hay muchos otros. Por ejemplo, Salmos 136:1: «Alabemos al Señor, porque él es bueno! ¡Su misericordia permanece para siempre!». Si las tradiciones religiosas te han privado de la bondad de Dios, si te han enseñado que Él permite dificultades en la vida para enseñarte algo, empieza hoy a desechar esas tradiciones y reemplázalas con la verdad. Lee la Biblia y deja que Dios mismo te diga por medio de Su Palabra que Él es el Dios que te sana (Éxodo 15:26). Escudriña las Escrituras y descubre por ti mismo la verdad de que Dios es misericordioso (Salmos 86:5), bondadoso (Jeremías 9:24) y compasivo (Salmos 145:8). Rechaza las dudas y abre tu corazón para recibir la verdad acerca de tu Padre celestial. Es la única cosa que podrá hacerte verdaderamente libre. Lectura bíblica: Salmos 89:1-28 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Nadie tiene mayor amor que éste, que es el poner su vida por sus amigos» (Juan 15:13) Con frecuencia pensamos que dar nuestra vida por alguien significa morir. Eso es lo que hizo Jesús. Él nos amó tanto que dio Su vida y tomó nuestro lugar en la cruz para que tuviéramos vida. Pero ahora, Él nos pide que demos nuestra vida de una manera diferente. Nos pide que mostremos nuestro amor hacia los demás no muriendo por ellos, sino viviendo para ellos. ¿Qué significa eso exactamente? A veces significa emplear nuestro tiempo en oración e intercesión por alguien. Otras veces implica darnos a nosotros mismos con amor y comprensión. Muchas veces significa despojarnos de nuestros deseos egoístas y proveer para las necesidades de otros. Romanos 15:1 lo explica de esta manera: «Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, en vez de hacer lo que nos agrada». Cuando das tu vida, estás viviendo para agradar a Dios, no para agradarte a ti mismo; y tu vida está siendo guiada por el amor de Dios. Si el amor te dirige a tu vecino, tú lo sigues. Cuando el amor te llama a interceder por alguien en necesidad, lo haces. Decídete hoy a dar tu vida, y a escoger la vida de amor. Declara: “Padre, en el nombre de Jesús, veo en Tu Palabra que estuviste dispuesto a entregarte a Ti mismo en la persona de Tu Hijo a toda la humanidad. Entiendo que como Jesús es el Señor de mi vida, yo también estoy llamado a entregarme a los demás. Hoy decido aceptar ese llamado. Daré de mi tiempo, compartiré de Tu amor, seré fuerte y ayudaré a los débiles. Estoy dispuesto a ser Tu instrumento para que los demás puedan conocer la vida abundante que Tú das. Señor, Tú me has amado con el amor más grande que pueda existir. Ahora considero un privilegio compartir ese amor con los demás. Te lo agradezco, en el nombre de Jesús. Amén”. Lectura bíblica: Gálatas 5:22-26, 6:1-3 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Por lo tanto, no pierdan la confianza, que lleva consigo una gran recompensa. Lo que ustedes necesitan es tener paciencia; para que, una vez que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido darnos» (Hebreos 10:35-36) La mayoría de nosotros tenemos una idea errónea acerca de la paciencia. Pensamos que es algo que nos ayudará a sufrir el fracaso con abnegación, pero según estos versículos, ¡la realidad es que la paciencia nos pondrá en el camino al éxito! La paciencia, (o el ser constante de manera consistente) es la fuerza gemela de la fe. Ambas trabajan para que las promesas de Dios se cumplan en tu vida. Por ejemplo, supongamos que necesitas trabajo. Entonces puedes ir a la Palabra y leer que Dios promete suplir lo que necesitas y que Él se deleita en la prosperidad de Sus siervos. Una vez que ves esas verdades, la fe cobra fuerza y empiezas a gritar: “¡Aleluya, tengo el trabajo que necesito!” Pero ¿qué sucede con esa fe si mañana vas a tres entrevistas de trabajo, y no tienes éxito en ninguna? Ahí es cuando la paciencia debe entrar en acción y debes tomar la decisión de ser constante, actuando como si nada hubiera cambiado. La verdad es que, si basaste tu confianza en la Palabra de Dios, nada ha cambiado. Lo que la Palabra dice hoy es exactamente lo que decía ayer. Por lo tanto, si pones la paciencia en acción, ¿sabes lo que dirás después de esas tres entrevistas sin éxito? Dirás: ¡Aleluya, tengo el trabajo que necesito!, así como lo habías declarado antes. Como verás, la fe le abre la puerta a la promesa de Dios, y la paciencia la mantiene abierta hasta que esa promesa se cumple. ¿Tienes enfocada tu fe en alguna promesa de Dios por la cual has estado esperando por algún tiempo? No dejes que la demora te desaliente. Activa la paciencia. La Palabra garantiza que recibirás tu recompensa. Lectura bíblica: Hebreos 6:10-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«El corazón del rey se bifurca como los ríos, pero en manos del Señor sigue los planes divinos». (Proverbios 21:1) ¡Piensa en ese versículo por un momento! Dios se ha reservado el derecho de revocar, si fuera necesario, la voluntad del gobernante de una nación para que el pueblo del Señor sea gobernado de acuerdo con Su voluntad. Es más, Dios oirá la oración de cualquier gobernante por más impío que éste sea. Si Él oyó la oración del rey Nabucodonosor, créeme, eso quiere decir que Él oirá la oración de cualquier otro gobernante. Nabucodonosor era el rey de Babilonia. Era un soberano impío de una nación impía. Él había llevado cautivos a muchos de la tierra de Judá, y algunos de ellos habían llegado a ser sirvientes suyos. Entonces Dios comenzó a tratar con él al respecto. Una y otra vez Dios le advirtió que perdería la razón, si no ponía en orden su vida. Y, efectivamente, la perdió por completo. Nabucodonosor estuvo sin uso de razón por varios años. Entonces, un día clamó a Dios y Él oyó su clamor. A pesar de que era el rey pagano de una nación pagana, Dios intervino varias veces en la vida de Nabucodonosor y le oyó cuando al fin clamó por ayuda. ¿Por qué? Porque el pueblo de Dios estaba bajo su dominio. Ese principio puede aplicarse hoy. Si abrimos el camino por medio de la oración, Dios empezará a tratar con nuestros gobernantes. Si nos humillamos y oramos, Dios hará cesar la injusticia y la corrupción que existen en nuestro país o en cualquier otro país. Dios puede transformar los corazones de todos los que gobiernan para que el pueblo del Señor sea gobernado con justicia. ¡Hoy mismo proponte orar por los que están en autoridad! Lectura bíblica: Daniel 4:1-37 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Y Yo haré [Yo mismo otorgaré] cualquier cosa que pidan en Mi Nombre [que representa todo lo que SOY], para que el Padre sea glorificado y exaltado en (y a través) del Hijo» (Juan 14:13, AMP) En el nombre de Jesús. Esta frase es más que unas cuantas palabras que decimos para finalizar nuestras oraciones. Todo lo que Dios es y hace, está contenido en el nombre de Jesús. En la versión amplificada de la Biblia, leemos que cuando pedimos en el Nombre de Jesucristo, estamos presentando nuestras peticiones al Padre basados en todo lo que Jesús es. Por esa razón, puedes confiar en que tus peticiones serán concedidas―no porque seas digno, sino porque Jesús es digno. Es más, el Nombre de Jesús es superior a cualquier otro nombre. En Filipenses 2:9-10, el apóstol Pablo nos dice: «Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra». A pesar de todo lo que la Palabra de Dios dice acerca del poder del Nombre de Jesús, la mayoría de los creyentes no parecen ponerle demasiada atención. Oran en el Nombre de Jesús, pero luego dicen: “A lo mejor Dios conteste mi oración”. No se dan cuenta de que sería suficiente creer que el Nombre de Jesús conlleva toda la influencia necesaria para garantizar que tus oraciones serán contestadas. Hasta permiten que el lenguaje religioso les prive del poder de usar ese nombre. Yo he oído a muchos creyentes, bien intencionados, terminar su oración con las palabras “por el amor de Jesús”. Pero Jesús no dijo que oráramos por Su amor; Él dijo que oráramos en Su nombre. Yo mismo solía cometer ese error. Una noche estaba orando porque tenía dolor de estómago. “¡Oh, por el amor de Jesús —exclamé— sana mi estómago!” Después de repetir eso unas cuantas veces, el Señor habló a mi corazón: Espera un momento. ¿A quién le duele el estómago aquí, a ti o a mí? “A mí”, le respondí. Luego continuó de forma muy clara: En ese caso, ora por el amor de tu estómago, ¡en Mi nombre! El Nombre de Jesús. Escudriña la Palabra para que en realidad conozcas el poder y la autoridad que tiene ese Nombre, y menciónalo siempre cuando ores. Deja de tener la vaga esperanza de que quizás Dios te conteste y empieza a creer con toda confianza que Él hará que toda situación de tu vida le rinda honor a ese Nombre glorioso. Lectura bíblica: Juan 16:13-24 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios» (2 Corintios 5:21) Cuando naciste de nuevo, no naciste a medias, ni fuiste hecho medio justo o un cuarto de justo. Fuiste hecho la justicia de Dios en Cristo Jesús. Tú fuiste hecho un coheredero con Él. Según la concordancia Strong, la palabra coheredero se refiere a una igualdad personal basada en una igualdad de posesión. Jesús murió en la cruz para darte lo que Él ya poseía, y resucitó para que tú pudieras ser creado de nuevo a Su imagen. Tú eres la victoria del Dios omnipotente. Eres más que vencedor en Cristo Jesús. Tú eres para el Padre todo lo que Jesús es. Juan 17:23 afirma que Dios te ama tanto como ama a Jesús. Una vez que decidas aceptar ese hecho, tu vida cambiará para siempre. Ya no estarás satisfecho sin hacer nada, y dejarás de quejarte y de desear que las cosas sean diferentes. Querrás ascender a la posición de autoridad que Jesús te ha dado para tomar tu lugar legítimo al lado de Él y así aprender a hacer las cosas como Jesús las hace. Como pueblo de Dios, somos para Él todo lo que Jesús es. Si recibes ese mensaje, si te atreves a creerlo, si te atreves a ponerlo en práctica, tu vida será transformada profundamente: te llevará de ¡la religión a la realidad! Lectura bíblica: Juan 17:16-26 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pues la gracia de Dios ya ha sido revelada, la cual trae salvación a todas las personas. Y se nos instruye a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios» (Tito 2:11-12) ¡La gracia nos enseña! El Espíritu de gracia instruye nuestro ser interior. Deja que el Espíritu Santo de Dios te aconseje y te enseñe cómo vivir en este mundo. Si escuchas la voz del mundo, tendrás una mente mundana, lo cual traerá muerte. Pero si sintonizas la voz del Espíritu de gracia, tendrás una mente espiritual, la cual según la Palabra de Dios, es vida y paz. Por eso, cuando el Espíritu de Dios te hable por medio de esa voz suave y apacible en tu corazón, escúchala y obedece. ¡El método de Dios siempre da resultado! Confía en Él y recuerda que Dios siempre está interesado en tu bienestar. Quizás el Espíritu Santo esté pidiéndote que elimines alguna actividad que está absorbiendo tu tiempo y tu atención. O quizás esté instándote a levantarte un poco más temprano para orar y meditar en la Palabra de Dios. Lo que sea que el Espíritu Santo te esté diciendo que hagas, si lo cumples, te hará más fuerte en la gracia de Dios, y por consiguiente, en la bendición de Dios. No dudes más. ¡Obedece! Si anhelas un cambio, hazlo. Lectura bíblica: 1 Corintios 1:3-8 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Es cierto, y todo el que quiera vivir una vida de sumisión a Dios en Cristo Jesús, sufrirá persecución». (2 Timoteo 3:12, NTV) ¿Comprendes ese versículo? Pablo dijo que todos los que quieran vivir sometidos a Dios, sufrirán persecución. No sólo los súper santos, no sólo los misioneros en tierras hostiles―sino todos. Si vas a vivir para Dios, enfrentarás persecución en algún momento de tu vida. El diablo se asegurará de eso. No te digo esto para asustarte o deprimirte, sino para que te prepares. Cuando eres sabio en cuanto a las estrategias del diablo, a él le resulta más difícil usarlas con éxito en contra tuya, buscando que te confundas y te desvíes del camino. En 2 Corintios 10:4 leemos que: «Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas». Así que permanece armado y preparado contra los ataques de Satanás, para que cuando vengan esos ataques, no puedan detener tu vida ni te hagan bajar la guardia. Eso es especialmente importante ahora, porque estamos viviendo en los últimos tiempos. El tiempo del diablo se acorta y él está desesperado. Él hará todo lo posible para frenar a la Iglesia. Pero Jesús dijo que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Recuerda que cuanto más crezcamos para ser como Jesús y cuanto más la gloria de Dios se revele en nuestra vida, más grande será la amenaza para el reino de Satanás. Jesús declaró: «Regocíjate y alégrate en este tiempo tan maravilloso, anímate y salta de gozo, porque tu recompensa en el cielo es rica, grandiosa, fuerte, intensa y abundante» (Lucas 6:23, AMP). Por lo tanto, cuando la persecución venga (y no hay duda de que vendrá), alégrate y gózate. Acepta la solución de Jesús y comienza a saltar y alabar a Dios. No hay posibilidad de que la persecución te perjudique si haces eso. Yo lo he hecho y me ha dado resultado. Lectura bíblica: Hechos 6:1-15 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«El que habita al abrigo del Altísimo y se acoge a la sombra del Omnipotente, dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!» El Señor te librará de las trampas del cazador; te librará de la peste destructora» (Salmos 91:1-3) ¿Será posible vivir libre de temor en este mundo tan peligroso e incierto? ¡Sí, definitivamente es posible! Porque la protección es parte de las promesas de Dios. Pero no es una promesa para cualquiera, sino para quienes se acogen a la sombra del Señor. Acoger significa habitar o residir habitualmente en un lugar. Acogerse bajo la sombra del Omnipotente significa estar en constante unión con Él, guardando Su Palabra y obedeciendo Su voz. Los que se acogen al Señor, pueden vivir sin temor de lo que el diablo pueda hacer. Sin embargo, permíteme aclarar algo: La promesa de protección de Dios no garantiza que el diablo te dejará tranquilo. Significa que Dios te dará la salida cada vez que el diablo te ataque. Si tienes temor de los peligros a tu alrededor, pasa más tiempo en la Palabra y en oración hasta que tu confianza en Dios venza tu temor. Busca al Señor hasta que te acojas bajo la sombra del Omnipotente, y no importa lo peligroso que se torne este mundo, ciertamente Dios te librará. Lectura bíblica: Salmos 91:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor» (1 Corintios 1:9) ¿Sabes qué es lo que Dios quiere que hagas hoy, más que cualquier otra cosa? Él quiere que tengas comunión con Él. Tu Padre celestial quiere que camines y hables con Él, que le cuentes las cosas de la vida y que te acerques con toda confianza a Él y seas partícipe de Su naturaleza. Muchos de nosotros estamos tan ocupados en tratar de agradar a Dios en las cosas que hacemos que olvidamos que nuestro llamado más importante es la comunión con Él. Así es. Dios anhela que deseemos estar con Él. Has considerado cómo se sentiría Dios si un día le dijeras: “Padre, hoy realmente no vine a pedirte nada. Ya he orado por mis necesidades y Tu Palabra dice que las suplirás conforme a Tus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Ahora sólo deseo estar contigo. Si hay algo que quisieras decirme, estoy dispuesto a escucharte, y cualquier cosa que vea en Tu Palabra, la pondré en práctica en mi vida”. ¿Por qué no le dices eso al Señor hoy mismo? Él está esperando tener comunión contigo. Lectura bíblica: 1 Juan 1:1-7 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Jesús les dijo: «Porque ustedes tienen muy poca fe. De cierto les digo, que si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: “Quítate de allí y vete a otro lugar”, y el monte les obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!» (Mateo 17:20) Una vez alguien dijo que la razón por la cual yo vivía como lo hago es porque tengo una “fe especial”. Pero sabes, eso en realidad no es cierto. Yo no tengo una fe especial. Dios me ha dado la misma medida de fe que te ha dado a ti y a todo creyente. La única razón por la cual mi fe parece dar más resultados es porque la pongo en práctica. Si has estado viviendo a la sombra de una montaña, esperando que Dios te dé cierta clase de fe especial, haz un cambio hoy mismo. Empieza a poner en práctica la medida de fe que ya tienes para remover los obstáculos espirituales, físicos, psicológicos y económicos que Satanás te ha impuesto. En Romanos 12:3 leemos que Dios le ha dado a cada persona una medida. ¡Créele! Da ese paso de fe, y di: “Padre celestial, te doy gracias porque por la fe en Jesucristo me has hecho partícipe de Tu naturaleza de Tu Espíritu. Estoy muy agradecido por la medida de fe que me ha sido dada como creyente. Hoy tomo la decisión de caminar en esa fe y de ponerla en práctica en mis circunstancias. Me comprometo a vivir según la fe que mueve montañas, pues sé que sin fe es imposible agradarte, Señor” (Hebreos 11:6). “Al sembrar esta semilla de fe y regarla con Tu Palabra (Romanos 10:17), confío en que crecerá y moverá montañas en mi vida y en la vida de las personas por quienes intercedo”. “Gracias, Padre, porque al hacer esto, nada me será imposible. En el nombre de Jesús, Amén”. Lectura bíblica: Lucas 8:41-56 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«El mal persigue a los pecadores, pero los justos son premiados con el bien» (Proverbios 13:21) Satanás nos ha mantenido con una mentalidad de pobreza por tanto tiempo que es difícil entender cuán intensamente Dios desea prosperarnos―a pesar de que Él nos ha demostrado su deseo de hacerlo una y otra vez. Por ejemplo, considera a Abraham. Dios lo hizo extremadamente rico. En Génesis 13:2, dice que era rico en ganado, en plata y en oro. Luego, por supuesto está Salomón. La Biblia dice que él sobrepasó a todos los reyes de la Tierra en riquezas y en sabiduría. Job, el siervo de Dios, poseía tanta fortuna que era considerado el más respetado de todos los hombres del oriente. Eso fue antes de que Satanás lo hiciera sufrir. Después, Dios lo bendijo con más del doble de lo que Satanás le había quitado. Ahora, el problema radica en que la mayoría de los creyentes de hoy día se asustan al pensar en la gran abundancia que Dios les dio a esos hombres. Se asustan porque creen que esa clase de riquezas podría destruir sus vidas. Dios dice: «la prosperidad de los necios los echará a perder» (Proverbios 1:32, RVR1960). Eso no quiere decir que debes evitar la prosperidad. ¡Eso quiere decir que debes evitar ser un necio! Te reto a que esta semana leas el libro de Proverbios y descubras lo que Dios dice acerca de las características del hombre necio. Pídele al Espíritu Santo que examine tu corazón. Si ves que te has comportado como los necios en algunas cosas, arrepiéntete y toma la decisión de no volver a caer en esa trampa. Deja que la Palabra de Dios te inspire a dejar toda la necedad en el pasado y que avive tu fe en tu interior para que pueda salir y recibir aquello que como hijo redimido del Dios viviente, tienes derecho a recibir―no la maldición de la pobreza, sino ¡la bendición de la prosperidad! Lectura bíblica: Génesis 15:1-6 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«El amor todo lo soporta, siempre está listo a creer de cada persona lo mejor, su esperanza no falla bajo ninguna circunstancia, todo lo resiste [sin debilitarse]. El amor nunca falla [nunca se desvanece, ni pasa de moda, ni tiene un final]» (1 Corintios 13:6-8) El amor nunca falla. Sin él, nada da resultado; con él, no puede haber fracaso. Cuando vives en amor, no podrás fracasar. Se requiere de fe para creer que el método del amor nunca fallará. La mente natural no puede comprenderlo porque el hombre natural y el mundo están gobernados por el egoísmo. Pero cuando practicas el amor por fe y no buscas tus propios intereses, estarás poniendo al Padre celestial a obrar a tu favor. Mientras permanezcas en el amor, Dios Padre buscará tu beneficio. Él se asegurará de que triunfes. Caminar en amor ¡será de gran ventaja para ti! El amor “ágape” es un poder diferente que te convierte en el amo de toda situación. Ningún arma forjada contra ti prosperará. Nadie tiene el poder de lastimar tus sentimientos porque tú no eres gobernado por tus sentimientos, sino por el amor de Dios. Ese amor es revolucionario. Si entendiéramos completamente el gran beneficio de vivir en el amor de Dios, seguramente estaríamos compitiendo entre nosotros para ver quién amara más a los demás. Sin duda alguna, cada uno de nosotros sería ganador en esa competencia, porque a decir verdad, el amor es la clave segura para nuestro éxito. Lectura bíblica: Romanos 12:9-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:18) No centres tu atención en lo que puedes ver en la esfera del mundo físico y natural. Todo lo que percibes es temporal y sujeto a cambio. Así que pon tu fe en el reino invisible y eterno. Las cosas eternas no están sujetas a cambio. La Palabra de Dios es eterna. En ella hay 7.000 promesas acerca de cualquier situación que puedas enfrentar en la vida. Esas promesas nunca cambiarán, sin importar lo que suceda en este mundo en constante cambio. No importa lo mal que tu cuerpo se sienta, la Palabra siempre dirá: «…Por sus heridas fueron ustedes sanados» (1 Pedro 2:24). No importa lo mal que luzca tu cuenta bancaria, la Palabra siempre dirá: «Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19). Tú no debes resignarte a la existencia precaria que el mundo te ofrece. Toma lo que la Palabra dice que puedes tener. Enfoca tu atención en las verdades eternas de Dios—no en las cosas que puedes ver—. Después de todo, esas cosas están sujetas a cambio. Lectura bíblica: 2 Corintios 4:8-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pero si no te hace caso, haz que te acompañen uno o dos más, para que todo lo que se diga conste en labios de dos o tres testigos» (Mateo 18:16) Seguro has estado muchas veces en el valle de la decisión, balanceándote precariamente entre la victoria y la derrota. Por un lado, se encuentra la palabra del mundo escrita por Satanás que te dice: “No serás sanado”; por otro, la Palabra de Dios diciendo: “mi Palabra es un sí, y un amén” y «…Por sus heridas fueron ustedes sanados» (1 Pedro 2:24). ¿Quién será el que determine el resultado de todo? Tú lo serás. Tú serás el testigo decisivo. Recuerdo a un hombre que me pidió que orara por él, y le dije: “La Palabra dice que eres sano”. El hombre me interrumpió y dijo: “Sí, yo sé que dice eso, pero tengo este terrible dolor aquí…”. Lo miré a los ojos y le dije otra vez: “La Palabra dice que por la llaga de Jesús fuimos sanados”. “Lo sé” —respondió él—, “pero tengo este terrible…”. Sacudí mi cabeza en forma negativa y le dije: “Escúchame, la Palabra dice que estás sano». Se sonrojó y dijo: “Sé lo que dice, pero tengo este…”. Finalmente, se quedó callado y me miró. Él no se había dado cuenta de que estaba dejando que los síntomas físicos fueran su evidencia. No le importaba lo que la Palabra le decía; él sólo creía en lo que podía ver y sentir. Cuando se tranquilizó, le dije: “Mira, tú quieres que esté de acuerdo contigo y estás enojado porque no lo estoy; pero si lo hago, podrías morir. Ahora bien, si te pones de acuerdo conmigo y con la Biblia, podremos lograr que recibas tu sanidad”. De repente, lo entendió. Sus ojos se iluminaron: “¡Oh, alabado sea Dios! Comprendo lo que quiere decir. Entonces, ¡estoy de acuerdo con la Palabra de Dios!”. Le impuse mis manos, y Dios lo sanó en forma instantánea ¿Puedes verlo? Él recibió la sanidad cuando estuvo de acuerdo con Dios. Pudo haber recibido la sanidad en su habitación, mientras manejaba o en cualquier otro lugar. Pudo haberla recibido en el momento que decidiera ser el testigo decisivo. Tu parte es orar y confirmar tu testimonio. Si lo haces, Dios te respaldará, y cuando Él te respalda, todo lo demás debe alinearse o quitarse de en medio. Tú eres el testigo decisivo. ¿Cuál será tu decisión? Lectura bíblica: Mateo 18:15-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra» (2 Crónicas 7:14) Podrías estar pensando: "¿Pueden unos pocos transformar realmente una nación entera?". Déjame preguntarte lo siguiente: ¿Puede una persona endemoniada transformar una nación para el mal? ¡Por supuesto que sí! Hitler lo hizo en Alemania. Si el poder del diablo en un ser humano puede cambiar a una nación para mal, puedes estar más que seguro de que un grupo de hombres y mujeres con el poder de Dios en ellos serán capaces de cambiar a una nación para bien. Ninguna nación está tan perdida como para que Dios no pueda cambiarla. Israel es prueba concreta de ello porque, cuando aún no existía, el diablo no pudo destruirla. Dios la levantó ante sus propios ojos. Quiero que notes algo en las escrituras: «…si mi pueblo, que lleva mi nombre,…». Dios no dijo: "Si toda la nación", como requisito para que cambiaran las cosas. Él dijo: «…si mi pueblo…». Nota que tampoco dijo: "si mi pueblo se pone a firmar peticiones y si obtienen la mayoría de votos…". No, Él dijo: «si… ora». En otras palabras, tendremos que dejar de tratar de resolver este asunto en nuestras propias fuerzas. Dios sanará esta Tierra, pero nuestro deber es orar, creer y buscar Su rostro. Empecemos a hacerlo hoy. Lectura bíblica: 2 Crónicas 7:1-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pero esto quiero decirles en el nombre del Señor, y en esto quiero insistir: no vivan ya como la gente sin Dios, que vive de acuerdo a su mente vacía. Esa gente tiene el entendimiento entenebrecido; por causa de la ignorancia que hay en ellos, y por la dureza de su corazón, viven ajenos de la vida que proviene de Dios. Después de que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza» (Efesios 4:17-19) Satanás utiliza una estrategia muy sutil para controlar nuestra vida. La Biblia la llama lascivia, y significa “apetito descontrolado”. Se ha predicado que la lascivia es inmoralidad extrema; sin embargo, no empieza de esa manera. Al principio, la lascivia comienza con algunos pensamientos que parecen inocentes, pero que luego se multiplican más y más hasta convertirse en pecados de gravedad. Por ejemplo, una tarde, cuando tenía nueve años, me dejé llevar por el deseo de maldecir. Sabía que no debía hacerlo; sin embargo lo hice. Tenía un pariente que era tan bueno para maldecir al estilo del oeste texano que yo creía que él había inventado las malas palabras. Me sentía curioso y quería experimentar qué se sentía. Cuando por fin me despojé de toda restricción y empecé a proferir maldiciones, cierto mal ingresó a mi mente, el cual me afectó sobremanera por 20 años. Cierta ley fue activada y, como resultado, mi carne empezó a apoderarse de mí. No dejes que Satanás se valga de la lascivia para perjudicarte. Decide obedecer, tanto en tu mente como en tu corazón, a Dios en las cosas pequeñas. Podrás evitar grandes fracasos si caminas en el Espíritu de Dios un paso a la vez. Y con el tiempo, alcanzarás mayores y mejores victorias. Lectura bíblica: Efesios 4:22-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1Juan 1:9) ¡Cuán maravilloso es saber que fuimos liberados de la ley del pecado y de la muerte! ¡Cuán glorioso es saber que nunca más tendremos que ser esclavos del pecado! Pero ¿qué podemos hacer cuando, a pesar de esas verdades gloriosas, todavía seguimos fallando, continuamos cometiendo errores y seguimos cayendo en pecado? Simplemente, ¡corre hacia tu Padre celestial y arrepiéntete! Y aunque suene muy fácil, con frecuencia hacemos todo lo opuesto. En lugar de correr hacia Dios, dejamos que el temor y el sentimiento de culpa nos alejen de Él. Nos ponemos a pensar cosas como: “Bueno, fallé otra vez; será mejor que me olvide de todo y viva en pecado”. No cometas ese error. No dejes que Satanás te convenza a pecar en un área de tu vida, sólo porque ya fallaste en otra. Cuando te desvíes del camino de Dios, sólo debes confesar tu falta y volver al camino. “Pero, hermano Copeland, me siento tan culpable cuando le digo a Dios lo que he hecho que se me hace muy difícil confesarlo”. Lo sé, yo también me sentía así. Entonces, un día, Dios me dijo: Kenneth, cuando confesaste ese pecado, no fue para que yo lo supiera, sino para que te despojaras de él y fueras limpiado de sus efectos en tu vida. Cuando cometas un error o cuando falles en algo, recuerda que tienes un abogado para con el Padre, a Jesucristo el justo (1 Juan 2:1). ¡Corre a Él! Jesús sabe por lo que estás pasando. No tienes por qué sentir temor. Él no te destruyó por los pecados que cometiste antes de que lo recibieras como Señor y Salvador de tu vida, ¿cierto? Entonces, ¿cuánto más misericordioso y amoroso crees que Dios será ahora que le perteneces, ahora que te has acercado y que tu corazón se ha inclinado hacia Él? En lugar de huir de Dios, corre hacia Él para ser perdonado y limpiado, sin importar lo mucho que hayas pecado. Él desea perdonarte y limpiarte de toda maldad. Lectura bíblica: 2 Samuel 11:1-5, 12:1-13 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Por lo tanto, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre» (Hebreos 13:15) Grandes cosas suceden cuando confiesas continuamente la misericordia de Dios. La fe crece en tu interior. Esa realidad de que Dios te ama empieza a manifestarse por medio de tu espíritu. Es más, honras a tu Padre cuando confías en Su Palabra, cuando magnificas Su amor y Su misericordia, cuando hablas de Su bondad y Su benignidad, y cuando das testimonio de que Él es un Padre amoroso que hace sólo el bien. Dios es bendecido cuando lo alabas por ser Él el gran Dios del universo que quiere bendecirte y que dio a Su Hijo a causa de Su gran amor por el mundo. David era un hombre conforme al corazón de Dios y sabía cómo alabar al Señor. No es hasta que tienes la Palabra De Dios morando en ti ricamente que puedes declarar desde tu propio espíritu salmos y alabanzas. Utiliza las alabanzas de David para magnificar al Señor. Decláralas o cántalas en voz alta al Padre. Si pones las palabras de Dios continuamente en tus labios, empezarás a sentir la emoción y el gozo de saber que Dios es “rico en misericordia” por el gran amor con que nos amó. Tu fe se remontará a nuevas alturas. ¡Tu Padre será bendecido!, y tú también lo serás. Lectura bíblica: Salmos 89:1-18 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Y al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9:36) La compasión. Eso es lo que la gente necesita más que cualquier otra cosa en este mundo. Necesitan que alguien llegue a ellos con la compasión de Dios. La compasión es un anhelo profundo que responde a las necesidades de las personas. Es un término mucho más profundo que la lástima. La lástima no hace nada, sólo siente pena por las personas, pero la compasión tiene que hacer algo por ellas. Dios se mueve por la compasión, y la vida de Jesús en la Tierra fue un ejemplo vivo de esa compasión en acción. La compasión fue el móvil de todo el ministerio de Jesús. Lo movió a multiplicar los panes y los peces, a sanar a los enfermos, a echar fuera a los demonios, a resucitar a los muertos y hasta morir en la Cruz. Esa misma compasión es la que Él desea manifestar por medio de tu vida. Es algo maravilloso, ¿no es cierto? Es asombroso darnos cuenta de que somos el único cuerpo que Jesús tiene ahora en la Tierra. Su sanidad tiene que fluir a través de nuestras manos y nuestra fe. Su compasión debe movernos para dar al hambriento, echar fuera demonios y poner en libertad a los cautivos. “Pero, hermano Copeland, yo no tengo esa clase de compasión”. Sí, la tienes. Si el Espíritu de Dios mora en tu vida, la tienes, porque ¡Él es esa clase de amor! Lo único que necesitas hacer es ponerla en acción. ¿Cómo? Así como lo hizo Jesús cuando estuvo en el mundo: por medio de la oración y la comunión con el Padre. Estudia los Evangelios y nota cuánto tiempo Jesús pasó a solas con el Padre. Ese tiempo puso en acción la compasión de Dios dentro de Él, hizo que sintiera lo que Dios siente por el sufrimiento de la humanidad y lo conmovió tanto que siempre que se encontraba con una necesidad, la satisfacía por medio del poder de Dios. Sigue Su ejemplo. Dedica tiempo a la comunión con el Padre. Medita en la compasión de Dios hasta que surja con intensidad en tu interior. Estimúlala hasta que el deseo de ver a otros libres llegue a ser una prioridad en tu manera de pensar. Jesús te ha enviado para alcanzar y tocar a este mundo sediento de Su amor con Su compasión. Si tú no lo haces, ¿quién lo hará? Lectura bíblica: Marcos 6:32-46 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Así se hará, tal y como lo has dicho» (Éxodo 8:10) Antes me preocupaba la idea de tomar decisiones por Dios. Temía dar el paso de fe y decir que iba a hacer algo nuevo que Él me había mostrado. ¿Y si sale mal?, pensaba para mis adentros. Tenía tanto temor de fracasar que pasaba semanas sin tomar ninguna decisión. Por fin, un día entendí que no era mi poder el que lo haría de todas formas. Sin embargo, se necesitaba mi decisión para que Dios entrara en escena. Una vez que decidí hacerlo y con un compromiso total, ¡Dios me respaldó! Lo que aprendí es una verdad de la Palabra de Dios que, si le prestas atención, revolucionará tu vida. Esta verdad conlleva una gran responsabilidad, pero es algo maravilloso de conocer. Aquí está: Dios le otorgó a los hombres el derecho, el privilegio y el poder de decidir. Por ejemplo, tú tienes el derecho de decidir dónde pasarás la eternidad… y Dios respaldará tu decisión. Dios puede hacer cualquier cosa por ti, menos decidir. Él ya nos dio el poder, nos dio Su nombre, nos proporcionó la Sangre de Jesús, nos concedió Su reino y nos ha hecho aptos para participar de la herencia de los santos en luz (Colosenses 1:12). Pero no nos obligará a aceptar esa herencia. Tarde o temprano, tendremos que tomar la decisión de recibirla o rechazarla. Ahora, la parte interesante es la siguiente: cuando tú tomas esa decisión, Dios te respaldará incondicionalmente con Su poder. Una vez que hayas tomado la decisión de nacer de nuevo, no hay demonio en el infierno que pueda impedírtelo. Lo único que debes hacer, es decidir. Decídete ahora mismo. Declara tu decisión para que se haga conforme a tus palabras. ¿Está Dios llevándote por un rumbo diferente? ¿Está guiándote a dar un nuevo paso de fe en cuanto a la sanidad, la prosperidad o el ministerio? No dejes que el temor te lo impida. Lectura bíblica: Romanos 4:13-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pues éste es el [verdadero] amor a Dios: que obedezcamos sus mandamientos [manteniendo Sus ordenanzas, pensando en Sus preceptos y enseñanzas]. Y sus mandamientos no son difíciles de cumplir (una carga, opresivos, severos)» (1 Juan 5:3, AMP) ¿Sabías por qué la Palabra de Dios y las órdenes que Dios le da a tu espíritu no son molestas ni intransigentes? ¡Porque todo lo que Él le dice es para tu bien y para tu victoria! Dios sabe lo que necesitas para vivir en victoria en este mundo lleno de maldad. De hecho, Él es el único que lo sabe. La gente de este mundo no puede decirte cómo vivir victoriosamente, pues no lo saben. Pero Dios sí. Él puede hacer que las cosas salgan bien aun en medio de las tinieblas, y si seguimos las instrucciones, los mandamientos y los preceptos de Su Palabra, nosotros también podremos hacer que las cosas salgan bien. Permíteme mostrarte un ejemplo. Un mandamiento que Dios nos dio es el de amarnos y perdonarnos unos a otros, así como Él nos ha amado y perdonado. Este mandamiento no es intransigente porque es la clave de nuestra libertad. Si tú caminas en el amor que ha sido derramado en tu corazón, tendrás gozo cada día. Pero si no caminas en el mandamiento del amor, ¡cualquiera podrá quitarte ese gozo antes de la hora del almuerzo! Dios lo sabe. Por eso, Él nos dio ese mandamiento de amor y perdón, pues el amor produce resultados. Sin amor no habrá ningún gozo, y el gozo del Señor es nuestra fortaleza. No te disgustes por las enseñanzas de Dios. No consideres los caminos de Dios como una carga para tu vida, sino que regocíjate en ellos. ¡Recíbelos con alegría y deja que te guíen por todo el camino, hacia la victoria! Lectura bíblica: 1 Juan 5:1-5 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!» (Efesios 6:12) Lamentablemente, la mayoría de nosotros no tiene la menor idea de cómo hacer frente a la lucha que se menciona en este pasaje; pues, como dice ahí, no es una lucha de carne y sangre, sino espiritual. La mayoría de los creyentes están tan inclinados a lo terrenal (o tienen una mente carnal) que nunca se dan cuenta de la fuente real de los ataques del enemigo. Culpan a las circunstancias y a la gente, y derrochan su energía combatiendo las condiciones naturales en lugar de las causas sobrenaturales. ¡Es hora de que despertemos a la realidad de la guerra que se está librando en el ámbito espiritual! En Daniel 10:12-20 podemos ver un destello de esto. Vemos que Daniel estuvo ayunando y orando por 21 días, esperando por una palabra del Señor. Entonces, veintiún días más tarde, un ángel se le apareció con la respuesta. ¿Por qué se tardó tanto tiempo? Porque estaba luchando contra el enemigo en las regiones celestiales. A algunas personas esto las confunde. Dicen: “¿Demonios peleando en el cielo? Yo creía que Dios reinaba en el cielo”. Lo que no entienden es que la Biblia enseña que existen tres áreas en los cielos: El cielo donde mora Dios. El cielo estelar (el espacio exterior). El cielo que rodea la Tierra: la atmósfera que rodea este planeta, o la estratósfera. Es en este último cielo donde se lleva a cabo la guerra espiritual. Por eso en Efesios 2:2 a Satanás se le llama el príncipe de la potestad del aire. “El aire” es donde los espíritus malignos operan. Desde allí tratan de gobernar las naciones que les han sido asignadas. Y lo lograrán, a menos que las oraciones del pueblo de Dios se lo impidan. Dios tiene un ejército en marcha en esta Tierra. Si nos unimos, podremos impedir que las huestes de maldad en los lugares celestiales gobiernen nuestras naciones. Ha llegado la hora de ponernos a interceder. Por lo tanto, ponte toda la armadura y toma tu lugar en las filas de los fieles para interceder por nuestro país, ¡y por las naciones del mundo! Lectura bíblica: Daniel 10:1-14 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!» (Romanos 12:1) Cuando recibiste a Jesucristo como tu Señor y Salvador, te convertiste en lo que la Biblia llama una “nueva criatura”. Por dentro ya no eres la misma persona que soliste ser. La naturaleza de Dios ha nacido en ti. Pero no es suficiente con que tengas esa nueva naturaleza en tu interior. Es necesario que la dejes tomar el control del exterior. No esperes que eso suceda en forma automática. Deberás tomar la decisión de someter tu cuerpo a la obediencia del hombre nuevo en tu interior y proponerte hacer lo que leemos en Romanos 6:12: «…no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal…». Yo sé que es difícil, pero recuerda: no estás solo. Tú cuentas con alguien que te ayudará a permanecer firme en esa decisión, y su nombre es el Espíritu Santo. Él mora en ti para fortalecerte y darte el poder para expulsar el pecado de tu vida y ponerlo bajo tus pies. Toma hoy la decisión de rendir tu cuerpo para que el hombre nuevo que está dentro de ti salga y empiece a manifestarse. Lectura bíblica: Romanos 6:12-23 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada» (Juan 15:5) Permanecer en Jesús no es algo que se produce automáticamente en los creyentes, sino que es una manera de vivir, la cual implica disciplina y esfuerzo. Tenemos que someternos por completo a nuestra unión con Jesús y darle el primer lugar en lo que a nuestra atención se refiere. Si queremos crecer espiritualmente, si queremos caminar en poder y en comunión con el Señor, tendremos que dedicar el tiempo necesario para conocerlo. Eso no es algo que podamos hacer por una temporada y luego olvidarnos de ello, sino que debemos hacerlo todos los días. En el momento que dejamos de acercarnos más a Jesús, empezamos a ser llevados por la corriente. En este mundo natural estás rodeado de paganismo. Vives en un cuerpo que es totalmente natural. A menos que intencionalmente contrarrestes eso con oración diaria y tiempo en la Palabra, tu cuerpo y tu mente simplemente se dejarán llevar por las presiones a tu alrededor y seguirán el sistema del mundo. Ahora mismo, toma la decisión de entregarte a las cosas de Dios, de concentrar tu atención en el Señor y sumergirte en Su Palabra. Escucha audios de predicaciones y enseñanzas cuando te estés vistiendo, cuando vayas manejando al trabajo, cuando estés preparando la comida, cuando estés reparando tu automóvil, cuando estés haciendo ejercicio, cuando estés limpiando la casa y cuando vayas a acostarte. Escucha la Palabra de Dios en todo tiempo y en todo lugar. ¡Permanece hoy en Él! Lectura bíblica: Juan 15:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad» (2 Corintios 3:17) Si pudiera resumirse la voluntad de Dios en una palabra, sería la palabra libertad. Dios quiere que todos sean libres del pecado, de las enfermedades, de la pobreza, de la opresión y de cualquier otra maldición. Esa libertad es lo que Jesús vino a darnos. Él dijo: «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos» (Lucas 4:18). Jesús les enseñó a Sus discípulos a hacer lo mismo. Si tú eres un creyente nacido de nuevo, deberás hacer eso también. Algunas personas dicen: “Bueno, yo no sé nada al respecto. Quizás no sea la voluntad de Dios para este tiempo”. Pero escucha, la Biblia dice que Dios nunca cambia. Él no ha cambiado Su voluntad para el mundo. Él no hace una cosa en tal época y luego otra más adelante. La vida de Jesús hace 2000 años fue un cuadro perfecto de la voluntad de Dios, ¡y todavía lo sigue siendo! Por eso nos dejó instrucciones de ir y hacer las obras que Él hizo, y envió al Espíritu Santo para darnos el poder para hacerlas. Jesús todavía quiere hacer la voluntad del Padre aquí en la Tierra, pero la hará por medio de nosotros. Él tiene que obrar en nuestras vidas hasta que estemos dispuestos a despojarnos de las tradiciones y a dejarle hacer Su obra. Eso es lo que la Iglesia primitiva hizo. Los creyentes empezaron con un avivamiento porque hicieron lo que Jesús les enseñó. Adondequiera que iban, libertaban a la gente. Oremos por la iglesia de hoy para que le traiga al mundo la libertad de Dios. Dejemos de poner en duda la voluntad de Dios y empecemos a llevarla a cabo. Jesús dijo que las obras que Él hizo, nosotros las haríamos también, y aún mayores (Juan 14:12). Es hora de que empecemos donde Jesús terminó y libertemos a los cautivos. Lectura bíblica: Isaías 61:1-11 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes». (Santiago 4:8) ¿Te acuerdas de cuando empezaste a leer la Biblia por primera vez y esa emoción que sentías por las cosas de Dios? ¿Recuerdas cuando esperabas ansiosamente poder leer un capítulo más de la Biblia o escuchar la enseñanza más reciente? Sólo había una palabra que podía describirte: ¡apasionado! Tu espíritu renacido estaba ardiendo por las cosas de Dios. Cuando Kenneth y yo oímos el mensaje de fe por primera vez, estábamos así. Teníamos tanta pasión por las cosas de Dios que nada del mundo nos interesaba. Habíamos oído que podíamos confiar en la Palabra de Dios como confiar en la palabra de un buen amigo. Teníamos hambre espiritual y queríamos saber todo lo que Dios había prometido en Su Palabra. En esos días, creo que yo no hacía otra cosa más que leer la Palabra de Dios. Leía libros sobre la fe y escuchaba cintas de audio. Todo mi interés estaba enfocado en la Palabra de Dios. Pero lentamente eso fue cambiando. Al comienzo, ni siquiera me di cuenta de lo que estaba pasando. Entonces el Espíritu Santo empezó a mostrarme que me había entibiado. Yo había dejado que el fuego se extinguiera. Aún leía la Palabra, pero había perdido la pasión inicial. Quizás estés atravesando por esa misma experiencia. Si es así, quiero enseñarte cómo avivar el fuego. La Palabra de Dios dice que si nos acercamos a Él, Él se acercará a nosotros. Para hacerlo, deberás eliminar las cosas que te mantienen alejado de la lectura de la Palabra. Deléitate en la Palabra. Se diligente en ella. Si pones tu interés en las cosas de Dios, la pasión por Él aumentará rápidamente. Cuanta más atención le prestes a algo, más aumentará tu deseo por eso. Puedo mostrarte que éste es un principio natural. Si juegas al golf, habrá veces en que ni siquiera pienses en él. Luego, sacarás un tiempo para ir y jugar una o dos rondas. Al día siguiente, querrás jugar más, y tu deseo se hace cada vez más intenso mientras más lo juegues. Eso mismo sucede en el campo espiritual. La pasión de tu alma estará en las cosas a las que les dediques más tiempo. Empieza a edificarte a ti mismo orando en el Espíritu. Cree todo lo que Dios te dice y ponlo en práctica. En poco tiempo, esa llamita que ha estado titilando en tu espíritu se convertirá de nuevo en un fuego consumidor. Lectura bíblica: Apocalipsis 3:13-22 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Jesús dijo también: «¿Semejante a qué es el reino de Dios? ¿Con qué lo compararé? Pues es semejante al grano de mostaza que alguien toma y siembra en su huerto, y ese grano crece hasta convertirse en un gran árbol, en cuyas ramas ponen su nido las aves del cielo». (Lucas 13:18-19) Si quieres crecer en el reino de Dios, deberás hacerlo como la semilla que ha sido sembrada en la tierra. ¿Cómo crece una semilla? ¿De inmediato? No. Ella crece constantemente, 24 horas al día, un poco a la vez hasta que llega a cumplir el propósito para lo cual fue creada. Muchos de nosotros no actuamos espiritualmente de esa manera. Estudiamos y oramos por unos días, pero luego desistimos. Cuando surge alguna adversidad, tratamos apresuradamente de orar y permanecer en la Palabra, pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que, por alguna razón, no somos tan fuertes como deberíamos serlo. No existe el éxito de la noche a la mañana en el reino de Dios. La fortaleza y el crecimiento verdadero se manifiestan al mantener constantemente la Palabra ante tus ojos, tus oídos y tu corazón. No sólo cuando quieres o tienes deseos, sino constantemente, como la semilla, un poco a la vez. Cierto día, un hombre se me acercó y me dijo: “Hermano, su ministerio empezó a tener éxito de la noche a la mañana, ¿no es verdad?” Le respondí: “Si así fuera, entonces hubiera sido la noche más larga que habría tenido en mi vida”. Desde su perspectiva, mi éxito parecía haber surgido rápidamente. Eso se debe a que él nunca vio todas las horas, las semanas, los meses y los años que le dediqué a la Palabra de Dios. Tampoco vio el proceso diario que se desarrolló detrás de ese éxito. El sólo vio los resultados. Decide hoy empezar ese proceso diario de crecimiento constante. Determina empezar a poner consistentemente la Palabra en tu corazón. Cada día, una frase aquí, una frase allá; un audio aquí, otro allá. Comienza a vivir como si esa Palabra fuera la verdad a cada hora del día, sin considerar lo que te suceda o cómo te sientas. Continúa incrementando tu fe por medio de la Palabra, la meditación y al confesarla los siete días de la semana. Con el tiempo, tu fe será más grande de lo que jamás soñaste que podría ser. Lectura bíblica: Lucas 13:18-21 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios; hasta que lleguemos a ser un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». (Efesios 4:11-13) Hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe. En otras palabras: Si alguna vez decidimos llegar a ser verdaderamente poderosos en el reino de Dios, y ser una amenaza para el diablo, tendremos que crecer juntos. No será suficiente que sólo algunos de nosotros crezcamos y digamos que los demás están mal. Las cosas no son así. Somos parte los unos de los otros. La Biblia asegura que somos un cuerpo: el Cuerpo de Cristo. Déjame darte un ejemplo. Cuando empecé a enseñar acerca de la revelación de Dios sobre los principios de la prosperidad, comencé a tener una gran oposición. Algunos pastores me llamaban a regañarme porque yo no pedía dinero prestado, y otras cosas por el estilo. Por fin, un día, mientras oraba, Dios me dijo: No enseñes más acerca de los principios de la prosperidad hasta que yo te diga. ¿Por qué no?, le pregunté. Hay contienda en el Cuerpo—me dijo—. Hay algunos pastores que están enojados y en disensión contigo. No me había percatado que la situación delicada en la que nos encontrábamos nos afectaría a todos. No me había dado cuenta de que ni yo mismo podría continuar obrando en los otros principios de la prosperidad hasta que el resto del Cuerpo estuviera conmigo. No somos islas en este mundo. Yo no puedo hacer nada sin que te afecte a ti, y tú no puedes hacer nada sin que me afecte a mí. Estamos unidos por Dios, pero nos sostenemos los unos a los otros (Efesios 4:16). Sólo podemos crecer juntos. Aprende a vivir en amor. Rehúsate a caer presa de la división y el aislamiento. Aliméntate de la Palabra diariamente y alimenta a tus hermanos y hermanas para animarlos también, con el fin de que todos podamos crecer hasta llegar a ser “un varón perfecto [o maduro], a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Lectura bíblica: 1 Corintios 12:13-28 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Dios mío, ¡tú eres mi Dios! Yo te buscaré de madrugada... al pensar en ti recostado en mi lecho, al meditar en ti durante mis desvelos» (Salmos 63:1,6) Si has decidido vivir en salud divina, habrá ocasiones en las que tendrás que ser radical en cuanto a la Palabra de Dios se refiere. Habrá ocasiones en las que quizás te sientas tan enfermo que no será suficiente unos momentos en la Palabra y una oración rápida para recibir la sanidad. Quiero explicarte, en términos muy prácticos, lo que yo haría en una situación como ésa. Al despertar por la mañana, antes de hacer cualquier otra cosa, tomaría la Santa Cena del Señor, y diría: “Padre, dedico mi cuerpo todo el día de hoy al servicio de mi Señor Jesucristo. Recibo la sangre pura de Jesús derramada por mí en el Calvario”. Luego pondría al diablo en su lugar, diciéndole: “Te reprendo, Satanás. Hoy no pondrás ninguna enfermedad ni padecimiento sobre mí. Por el poder de Jesús y mediante Su Espíritu, no haré caso de los síntomas ni de lo que mi cuerpo crea al respecto. Yo he vencido esta enfermedad porque mayor es el que está en mí que el que está en el mundo”. Después, pasaría el resto del día agradeciendo a Dios por mi sanidad. Buscaría enseñanzas de audio o video que llenaran mi mente y mi espíritu con la Palabra ungida de Dios, y las escucharía durante el día. En la tarde, alabaría a Dios y tomaría otra vez la Santa Cena del Señor para recordar que la Sangre de Jesús está en mis venas, y que soy parte de la familia de Dios. Tú no tienes que esperar hasta el segundo domingo de cada mes o cuando sea que tomes la Cena del Señor. Jesús simplemente dijo: «…hagan esto, cada vez que la beban, en mi memoria» (1 Corintios 11:25). Si estás enfrentando un ataque serio del diablo, necesitas recordar a Jesús todo el día y toda la noche. Necesitas meditar en Jesús hasta que los pensamientos del Señor saquen de tu mente los pensamientos de esa enfermedad. Por la noche, antes de acostarme, tomaría una vez más la Santa Cena, y alabaría hasta dormirme. Si me despertara durante la noche, tomaría mi Biblia y leería todos los pasajes de sanidad, y haría que el diablo se lamentara de haberme despertado. Cuando el diablo lance un ataque de gravedad contra tu cuerpo, no pierdas el tiempo. Toma la Palabra en serio y ponte bajo su cuidado constante, y ella cuidará muy bien de ti. Lectura bíblica: Hebreos 4:9-16 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos» (Salmos 91:11) Es hora de aclarar las cosas. Los ángeles no son algo sólo para niños. No son niños gorditos con cabello rubio, con arcos y flechas en sus manos. Los ángeles son guerreros gigantes y fornidos. Son seres reales. Son poderosos. Si eres un creyente, entonces ellos son parte esencial de tu vida. En la Biblia encontramos ejemplos de lo que los ángeles pueden hacer. Uno de ellos es cuando el pueblo de Israel huyó del ejército de Faraón, y en la Biblia leemos que de repente las ruedas de los carros de los egipcios se atascaron. Simplemente dejaron de rodar. ¿Quiénes crees que causaron eso? ¡Los ángeles, por supuesto! Y ellos no se han jubilado. Siguen tan activos hoy como lo han estado siempre. Hace años, en una de las guerras más importantes de la nación de Israel, el enemigo tenía los cañones apuntando hacia las ciudades israelitas. Esos cañones eran lo mejor que la tecnología ofrecía en esa época. Tenían un alcance mínimo de 30 kilómetros y estaban equipados con miras electrónicas muy precisas. Pero sucedió algo muy extraño. Cada vez que disparaban los cañones contra los israelitas, disparaban demasiado lejos o demasiado cortos del blanco. Sabemos que los cañones no estaban descalibrados, porque luego los israelitas los capturaron y los usaron para disparar contra el enemigo, dando en el blanco. ¿Qué sucedió? Fueron los ángeles, ¿quién más? Amigo, éste no es un cuento de hadas, sino un ejemplo real de la participación de los ángeles en la vida del pueblo de Dios. Y si tú eres hijo de Dios, tienes derecho a esperar que los ángeles hagan lo mismo por ti. Por lo tanto, permanece a la expectativa. Di: “Gracias, Padre celestial, por encomendarme al cuidado de Tus ángeles para que me guarden en todos mis caminos”. Una vez que hayas dicho esas palabras de fe, permanece firme. No temas. No dudes. Se paciente y sigue creyendo. Verás la salvación del Señor. Lectura bíblica: Hechos 12:1-17 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

«Así que, lo que hemos visto y oído [por nosotros mismos] es lo que les anunciamos a ustedes, para que también ustedes se den cuenta y disfruten de una comunión como colaboradores y partícipes con nosotros. Porque [esta] comunión que tenemos [la cual es una marca distintiva de los cristianos] es con el Padre y con su Hijo Jesucristo (el Mesías)» (1 Juan 1:3, AMP) El hombre en realidad es un ser especial. Ha sido hecho a la imagen de Dios, y ha sido creado para tener comunión con el Señor. Hay gente que cree que Dios hizo al hombre para tener a alguien a quien controlar. Pero Dios no es un controlador. Él es amor, y el amor necesita darse a alguien. Por eso, Dios creó al hombre: para poder darle Su amor. El Señor pudo haber dado Su amor a los ángeles, y lo hizo. Pero entregar Su amor a los ángeles no fue suficiente. ¿Por qué? Porque los ángeles no están hechos a Su imagen. Tú haces lo mismo. Por ejemplo, digamos que tienes un perrito en tu casa. Puedes entretenerte con ese animalito, pero con el tiempo llega ese momento en que deseas hablar con alguien; llega el momento en que necesitas establecer comunicación a tu propio nivel. Tú actúas así porque fuiste creado a la imagen de Dios. Así es Él. Dios desea tener comunión con alguien como Él. Atrévete a creer que eres realmente especial, único en la creación, hecho por Dios a Su imagen. Atrévete a recibir el amor de Dios, ¡y a corresponder a ese amor! Lectura bíblica: Génesis 1:26-31 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.