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Hablamos con el Dr. en Agroecología Walter Pengue sobre el cambio de la actual Secretaría de Agricultura en una futura de Secretaría de Bioeconomía que va a conducir el Fernando Vilela, ex decano de la Facultad de Agronomía de la UBA
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Brillante, enérgico y decidido, representó el ala popular de la Revolución de Mayo. Impulsó las medidas más audaces y progresivas que tomó la Primera Junta. Fundó el diario La Gazeta y redactó el Plan de Operaciones. Nace en Buenos Aires, el 23 de septiembre de 1778. Realiza sus estudios secundarios en el Real Colegio de San Carlos y luego parte al Alto Perú para estudiar leyes, recibiéndose en 1804 en la Universidad Mayor de Chuquisaca. Formado en la lectura de los enciclopedistas franceses, fue el patriota más decidido e intransigente de la Revolución de Mayo. La historiografía liberal ha deformado su imagen, presentándolo como antiespañol, pro ingles y paladín del liberalismo económico; sin embargo, innumerables documentos desmienten esa visión distorsionada de Moreno. Como autor del Plan de Operaciones, formula la necesidad de liquidar todo vestigio absolutista, reprimiendo severamente a los enemigos del pueblo. En lo económico propone fundar empresas estatales de armas y pólvora, y también –ante la inexistencia de capitales- propone expropiar a los mineros del Alto Perú. Asimismo, propugna una fuerte redistribución del ingreso, dice: “Es máxima aprobada que las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un Estado, no solo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder absorben el jugo de todos los ramos de un estado, sino cuando también en nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la sociedad (…)”. El “Sabiecito del Sur”, como lo apodaba su amigo French, genera escozor en el poder con las cosas que escribe. Fernando VII, en carta a su hermana Joaquina, se muestra horrorizado ante ese plan, “doctrina del doctor Moreno, que hicieron para el método de gobierno revolucionario”. El Rey trata a los morenistas de “bocas desaforadas”, verdaderos “diablos con figura humana”. Por sus implicancias políticas, se ha querido negar la autenticidad del Plan de Operaciones; porque como dice Galasso: “Sin Plan de Operaciones no hay programa revolucionario de Mayo, ni hay Moreno revolucionario, sino un anodino espectáculo de Plaza de Mayo con paraguas, donde un joven quiere actuar enérgicamente y un hombre con experiencia pretende avanzar con calma”. Pero las cosas que escribió en la Gazeta y las medidas que tomó como Secretario de la Junta no dejan margen de duda. Mariano Moreno murió en alta mar, el 4 de marzo de 1811, presumiblemente envenenado. Ilustración: Luis Schinca.
Escritor y poeta de vasta cultura, refinamiento y desparpajo, renovó el lenguaje con obras de gran poder disruptivo. Integró el Grupo Florida, pero no tuvo posiciones elitistas. Nace en Buenos Aires, el 17 de agosto de 1891, en el seno de una familia de buena posición económica. Estudia en Inglaterra y en Francia, y ya regreso a la Argentina se recibe de abogado, aunque no ejercerá nunca. Viaja seguido a Europa, y allí toma contacto con las vanguardias literarias de la época. En 1922, publica “Veinte poemas para ser leído en el tranvía”, y en 1925, lanza “Calcomanías”. Por ese tiempo se convierte en uno de los referentes del Grupo Florida, que se expresa a través de la revista “Martín Fierro”. En 1932, publica “Espantapájaros”, libro que publicita de manera ingeniosa, haciendo circular una carroza fúnebre con un espantapájaros en su interior; logra vender 5.000 ejemplares en un mes. Durante la década del 30, continúa con la indagación febril del lenguaje, recibiendo fuerte influencia del surrealismo. En 1937, publica “Interlunio”, y en 1942, “Persuasión de los días”. En 1946, modificando el estilo, publica “Campo nuestro”. Su siguiente libro –En la masmédula-, publicado en 1954; da un giro aún mayor, tornándose más hermético y recurriendo a expresiones propias del dadaísmo. Este libro, se ha dicho, es una “orgía de combinaciones verbales, un esplendor idiomático jamás conseguidos en la literatura española”. Pero, Oliverio Girondo no es sólo “un dandy, un incansable viajero, gran bromista y gran poeta”, sino también un hombre que despotrica contra el imperialismo, como queda patentizado en el folleto que publica con el título “Nuestra actitud frente al desastre”. Allí dice: “(…) Mientras la economía del país se encuentre, en su mayor parte, en manos extranjeras y todos los servicios públicos no nos pertenezcan, resultará ilusorio defendernos del atropello exterior o erguirnos ante cualquier amenaza externa”. Arturo Jauretche, decía que Oliverio Girondo nada tenía que ver con el resto del mundillo literario oficial, que era profundamente nacional y que se interesaba mucho por la obra realiza por FORJA, de la que, además, era aportante. En 1964, es atropellado por un auto, accidente del que no logra reponerse. Fallece, en Buenos Aires, el 24 de enero de 1967.
Cantante, actor y director de cine de gran talento, fue el intérprete oficial de la Marcha Peronista. Fue proscripto y encarcelado por los golpistas del 55. En 1986, la ciudad de Buenos Aires lo nombró “Ciudadano Ilustre”. El 30 de noviembre de 1912, nace en la ciudad de Buenos Aires Piero Hugo Fontana, luego conocido como Hugo del Carril. Tuvo una relación conflictiva con sus padres que al separarse terminan abandonándolo. Hugo, es criado por un matrimonio francés. De jovencito, se incorpora a trabajar a una fábrica de jabón y luego a una de cristales. Al poco tiempo, consigue un contrato como cantor y locutor en LS6 radio “Bernotti”; pero el golpe de suerte aparece en 1935, al ser contratado por radio “El Mundo” para hacer pareja con Rosita Moreno. Al año siguiente, graba el vals “Me besó y se fue” y el tango “Yo soy aquel muchacho”; también inicia su carrera cinematográfica participando en las películas: “Los muchachos de antes no usaban gomina”, “La vuelva de Rocha” y “Tres anclados en París”. Posteriormente, ya consagrado como cantante y galán, participa en “Madreselva” y “La cabalgata del circo”, con Libertad Lamarque y en “La cumparsita”, “Pobre mi madre querida” y “El último payador”, junto con Eva Duarte. En 1952, como actor y director, graba “Las aguas bajan turbia”, película de fuerte contenido social. Con Perón en el poder, se convierte en intérprete oficial de la marcha “Los muchachos peronistas”. Su adhesión al peronismo se ve entorpecida, cuando después de fallecer Evita, Apold lo persigue con los servicios de inteligencia. Producido el Golpe del 55, Hugo del Carril es encarcelado y luego proscripto. Posteriormente se exilia, y recién en 1959, logra estrenar una nueva película (“Las tierras blancas”). En 1963, dirige y protagoniza “Buenas noches Buenos Aires” y en 1967 conduce por televisión “Grandes valores del tango”. En 1973, junto con Mario Soffici, se hace cargo del Instituto Nacional de Cinematografía. En 1975, realiza su última película: “Yo maté a Facundo”. Durante la última dictadura militar, Hugo vuelve a ser censurado. Años más tarde - en 1986-, la ciudad de Buenos Aires lo reconocerá declarándolo “Ciudadano Ilustre”. Fallece, en Buenos Aires, el 13 de agosto de 1989. Ilustración: Luis Schinca.
Dirigente peronista de sólida formación revolucionaria, combatió sin tregua la burocratización del Movimiento. Fue diputado nacional en 1946 y delegado personal de Perón durante el exilio. Nace en La Plata, el 14 de noviembre de 1919. De familia irlandesa, su padre –Juan I. Cooke- llega a ser Ministro de Relaciones Exteriores de Farrell. John, ya recibido de abogado, oficia de secretario de su padre. Por entonces, traba relación con César Marcos, quien lo acerca al revisionismo. En 1946, resulta elegido diputado nacional; tiene una gran actuación en la Cámara, pese a su corta edad. En 1952, vuelve al llano dedicándose a la docencia. Al tiempo, lanza la revista “De Frente”, con posiciones nacionales y de apoyo –con críticas- al peronismo. Cuando se produce el bombardeo a la Plaza, el 16 de junio de 1955, John, cubriéndose detrás de una estatua, hace fuego contra los marinos golpistas. Días después, Perón lo designa interventor del Partido Justicialista de la Capital. Consumado el golpe, integra el Comando Nacional de la Resistencia. En octubre del 55, cae preso, comenzando un largo periplo por diversas cárceles. Finalmente, en marzo de 1957, logra fugarse a Chile desde el sur. Ya oficia de delegado personal de Perón, y como potencial “heredero” del movimiento, nombrado por el mismísimo General. Permanece en Chile un tiempo, y a finales de 1957 viaja a Venezuela, por indicaciones de Perón, para conversar con Rogelio Frigerio (representante de Frondizi), de cara al pacto a celebrarse tiempo después. En 1959, apoya la huelga del frigorífico Lisandro de la Torre, enfrentándose con otros dirigentes peronistas que no están de acuerdo con la lucha obrera. Por entonces, publica el libro “La lucha por la liberación nacional”. En 1960 viaja a Cuba con Alicia Eguren, su compañera, entablando allí amistad con el Che. A finales de 1963, Cooke regresa a la Argentina donde publica, tiempo después, “Apuntes para la militancia”. En 1965, le manifiesta a Perón su desacuerdo con la táctica de “bendecir a todos”. Está convencido que el peronismo tiene que ser un partido obrero y revolucionario. En 1966, con motivo del golpe a Illia, publica “Informe a las bases” y al año siguiente lanza “La revolución y el peronismo”. Muere de cáncer, el 19 de septiembre de 1968. Ilustración: Luis Schinca.
Patriota decidido y revolucionario consecuente, integró el ala popular de la Revolución de Mayo. Fue el encargado de fusilar a Liniers. Caído Moreno, de quien era partidario, tuvo que exiliarse varias veces. Nace en Buenos Aires, el 21 de noviembre de 1774. Su primer trabajo lo consigue en el Convento de La Merced; luego, a partir de 1802, pasa a desempeñarse en la Administración de Correos. El oficio de cartero le permite recorrer la ciudad y relacionarse con mucha gente, lo que será clave en los sucesos posteriores de Mayo. Interviene activamente en la resistencia a las invasiones inglesas, lo que le vale un nombramiento como Sargento Mayor. El 22 de mayo, vota en el Cabildo Abierto a favor del desplazamiento del virrey. Domingo French integra la facción liderada por Moreno, a quien apoda el “Sabiecito del Sur”, y junto con otros revolucionarios (Berutti, Dupuy, Donado), ocupan la Plaza en esos días álgidos de mayo. Llegado el 25, compone el grupo que con las armas en la mano presiona a los cabildantes para que acepten el reemplazo de Cisneros por una Junta Popular. Asumido el nuevo gobierno patrio, French es designado coronel y se le encomienda la formación de un regimiento. Con parte de ese regimiento llamado “América” o “de la Estrella”, marcha en agosto de 1810 a reprimir la contrarrevolución liderada por Liniers. Apresados los rebeldes en Cabeza de Tigre – Córdoba-, son fusilados; siguiendo las estrictas órdenes de la Junta. Es Domingo French el encargado de pegar el tiro de gracia a Liniers. Producida la renuncia de Moreno, en diciembre de 1810, es desterrado a Patagones. Tiempo después, recupera sus derechos e interviene con su regimiento en el sitio de Montevideo; pero luego, a partir de un enfrentamiento con el nuevo Director Supremo (Posadas), lo destierran nuevamente. Puede volver recién a finales de 1815, siendo destinado al Ejército del Norte. Al tiempo, es nuevamente desterrado junto con Dorrego y otros federales, por oponerse a las negociaciones de Pueyrredón con el Brasil. En 1819, Domingo French regresa del exilio de EE.UU., e interviene junto con Soler en la batalla de Cañada de la Cruz, donde son derrotados. Finalmente, con la salud muy quebrantada, fallece en Buenos Aires, el 4 de junio de 1825. Ilustración: Luis Schinca.
Pionera en la lucha por la igualdad de género y la dignificación de la mujer, enfrentó con gran valentía y en inferioridad de condiciones, a una poderosa red de prostitución que asolaba Buenos Aires en la década del veinte. Los datos relacionados con su nacimiento son bastante contradictorios. No se sabe si nació en 1900, o en 1902; tampoco queda claro si nació en Polonia, o en Ucrania. Lo cierto es que, a comienzos del veinte, emigra de Polonia a la Argentina, con su marido y dos pequeños hijos, y que se instala en Tapalqué, provincia de Buenos Aires. Al poco tiempo, el fallecimiento de su compañero la deja en la mayor pobreza, obligándola a mudarse a la Capital. En la gran ciudad, Raquel sobrevive ejerciendo la prostitución. La Zwi Migdal, una red vinculada a la comunidad judía, con protección policial, judicial y política, la incorpora a sus filas. La vida allí es dura y la vejación es tremenda. Raquel Liberman forma parte de una cohorte de más de 3.000 esclavas blancas cuya infame explotación ya había denunciado el periodista Albert Londres, luego misteriosamente desaparecido. Pero la “Polaquita”, como le dicen, no está dispuesta aguantar mucho tiempo esa vida ominosa. En 1929, en soledad y con un coraje inusual para una época signada por el “ninguneo” a la mujer, decide denunciar judicialmente a sus explotadores. La denuncia, que está predestinada a morir en un cajón, cobra empuje con el golpe del 30. Paradójicamente, el perfil reaccionario del nuevo gobierno favorece la investigación. El odio delirante y absurdo del uriburismo contra la colectividad judía –pese a que esa colectividad había repudiado en varias oportunidades el funcionamiento de la Zwi Migdal- permite quebrar la alianza espuria entre jueces, políticos y rufianes. El 27 de septiembre de 1930, el juez de Primera Instancia, dicta prisión preventiva para 108 miembros de la organización rufianesca. Si bien, al tiempo, la mayoría recobra la libertad, la Zwi Migdal ya está herida de muerte. A partir de allí, se abre un nuevo ciclo de lucha contra la explotación sexual de la mujer, que en 1936 -con la ley Serrey- alcanzará otro hito, al prohibirse el infame negocio. Lamentablemente, Raquel no podrá celebrarlo, un cáncer la mata un año antes, el 7 de abril de 1935.
Caudillo catamarqueño de gran ascendiente, enfrentó al centralismo porteño en varias oportunidades. Bregó por la “Unión Americana” y por un federalismo de tinte provinciano. Nace en 1821, en Huaycama, un pueblito del departamento Valle Viejo, en Catamarca. Su infancia y adolescencia transcurren entre esa provincia y la de la Rioja. En 1840, se casa y se muda a Guandacol, en La Rioja. Por esa época, participa de la montonera acaudillada por El Chacho Peñaloza, luchando contra Rosas, en la Coalición del Norte. Derrotados por fuerzas rosistas, ambos se exilian en Chile. En el país trasandino, integra el ejército chileno, alcanzando el grado de Capitán. Allí, toma contacto, –presumiblemente- con Alberdi y con el sacerdote Castro Boedo, con quienes compartirá una posición antiunitaria, antirrosista y antimitrista. En 1855, reingresa al país para incorporarse al ejército de la Confederación, alcanzando el grado de Teniente Coronel. Producida la deserción de Urquiza, en Pavón, Varela vuelve a la Rioja y pasa a desempeñarse como jefe de policía. En junio de 1863, los montoneros son derrotado en Las Playas, a manos Paunero y Sandes (lugartenientes de Mitre). A los pocos meses, cuando su jefe es asesinado y su cabeza colgada en Olta, Felipe Varela vuelve a exiliarse en Chile. Allí, se vincula a la “Unión Americana” de Copiapó y le escribe a Urquiza instándolo a enfrentar a Mitre. Al tiempo, viaja a Entre Ríos para convencerlo personalmente, pero Urquiza hace rato que ha cambiado de bando y ahora apoya a Mitre en la guerra contra el Paraguay. Varela, desilusionado, regresa a Chile. Aunque unos meses después, cuando estalla en Cuyo la “Revolución de los Colorados”, vuelve a cruzar la cordillera. En diciembre de 1866, lanza una fuerte proclama contra Mitre: “Cincuenta mil víctimas hermanas, sacrificadas sin causa justificable, dan testimonio flagrante de la triste e insoportable situación que atravesamos. ¡Atrás los usurpadores de las rentas y derechos de las provincias! (…)”. Pero el mitrismo logra derrotarlo en Pozo de Vargas, en abril de 1867. Varela se repliega, aunque al tiempo vuelve y logra sitiar Salta, derrotando al coronel Frías. En enero de 1868, lanza un nuevo manifiesto. Finalmente, en enero de 1869, es derrotado definitivamente por las fuerzas centralistas en Salinas de Pastos Grandes, muriendo el 7 de junio de 1870, en la mayor pobreza. Ilustración: Luis Schinca.
Secretario General de ATE Capital, fue un dirigente sindical combativo, bien formado y con sólidas convicciones. Siendo diputado nacional fundó el “Grupo de los Ocho” para oponerse a la política entreguista del menemismo. Nace en Santa Teresita, Buenos Aires, el 12 de febrero de 1955. Cursa una parte de la primaria en esa ciudad y otra parte en San Clemente. En 1968, - ya en la ciudad de Buenos Aires- ingresa al Colegio Manuel Belgrano, llega hasta quinto año, pero no logra recibirse. La militancia en una villa y su vinculación con una agrupación peronista, lo llevan por otros caminos. En 1975, consigue trabajo en los Talleres de Minería del Estado. Por esa época estrecha amistad con Víctor De Gennaro, con quien tiempo después forma la agrupación ANUSATE. Desde esa agrupación derrotan, en 1984, a la burocracia de ATE, encabezada por Juan Horvath. Germán es elegido secretario general de ATE Capital. Al año siguiente, junto a Carlos “Chacho” Álvarez, funda el Movimiento Renovador Peronista de la Capital. Defensor a ultranza de un estado interventor al servicio de las mayorías populares, Neustadt lo tilda despectivamente como “el último estatista”. En 1988, es nuevamente elegido como secretario general de ATE Capital. También asume, al año siguiente, el cargo de diputado nacional por el Partido Justicialista. Desde la banca, enfrentará con mucha valentía y lucidez la política privatizadora del menemismo. En 1990, cuando Menem indulta a los militares genocidas, Germán -junto con otros diputados- constituye el “Grupo de los Ocho”, separándose del bloque justicialista. A fines de 1991, y con su activa participación, se conforma la Corriente de los Trabajadores Argentinos (CTA). Germán ya está muy enfermo, desilusionado con el peronismo, aunque conserva intacta su fe en la política. En 1992, declara: El “Grupo de los Ocho ha cumplido una etapa. No fuimos capaces de generar una oposición desde adentro (…) hemos perdido. El peronismo que intentábamos expresar es un dato histórico… Hay que construir una nueva alternativa popular… Un nuevo partido o frente que rompa con el bipartidismo”. El cáncer, contra el que venía luchando desde tiempo atrás, le impide llevar a cabo el nuevo proyecto. Muere, con apenas 38 años, un 13 de julio de 1993. Ilustración: Luis Schinca.
Dramaturgo, actor, director y poeta, sintió “como propia la cicatriz ajena”. Sensible y profundamente idealista, testimonió el dolor y la desesperanza del pueblo en canciones de inmortal vigencia. Nace en Buenos Aires, el 27 de marzo de 1901. Cuando está por cumplir nueve años muere su madre, tiempo antes ha muerto su padre. Su hermano Armando, catorce años mayor, se hace cargo de su crianza. “Tuve una infancia triste (…). Vivía aislado y taciturno”. De joven revela un singular talento para captar la frustración del inmigrante que expresa en “Mateo”, el “Organito” y “Stéfano”, obras pioneras del Grotesco Criollo. Estas obras, firmadas por Armando, pertenecen en realidad a Enrique, como lo ha demostrado Norberto Galasso. Estando en Uruguay, en 1925, nace su primer tango: “Biscochito”, al que siguen “Esta noche me emborracho”, estrenado por Azucena Maizani con gran éxito, “Chorra y “Que vachaché”. Cuando comienza la década del 30 y cunde la desesperanza y la malaria, Enrique expresa ese estado de ánimo colectivo en “Yira Yira”: “Cuando no tengas ni fe/ ni yerba de ayer/ secándose al sol/cuando rajés los tamangos buscando ese mango/ que te haga morfar.../. En 1931, aparece “Que sapa señor”. Por esa época, también estrena un vals: “Sueños de juventud” que continúa la línea intimista de “Soy un arlequín”. El recrudecimiento de la situación social, es captado por Enrique en dos tangos inmortales. El primero, “Tres esperanzas”, escrito en 1932, dice: “No ves que estoy en yanta/ y bandeao por ser un gil/ Cachá el bufoso y chau/ vamos a dormir…”. El segundo, de 1934, y seguramente el más conocido, dice: “Que el mundo fue y será una porquería/ ya lo sé/ en el quinientos seis/ y en el dos mil también.../ (“Cambalache”). En 1938, presenta la obra “Wunder Bar” y se dedica también a la militancia gremial en SADAIC. Por esa época, debuta como director de cine con “Cuatro corazones”. Advenido el Peronismo, Enrique escribe su último tango: “Cafetín de Buenos Aires”. Traba, también, una relación personal con Perón, quien al tiempo lo nombra presidente del Teatro Cervantes. En 1951, a través de ingeniosos monólogos radiales, Enrique defiende la gestión del Peronismo discutiendo con “Mordisquito”, paradigma del “contrera”. Este ciclo le produce muchos enemigos y grandes amarguras. Enrique Santos Discépolo muere el 23 de diciembre de 1951. Ilustración: Luis Schinca.
Figura menospreciada por la historiografía liberal, fue un líder de proyección continental que planteó reformas sociales y económicas avanzadas para la época. Bregó por la unidad de Latinoamérica y defendió, como federal auténtico, las autonomías provinciales. Nace en Montevideo, Uruguay, el 19 de junio de 1764. Pasa su juventud en el campo, allí se consubstancia con quienes cumplirán un rol clave en su lucha emancipadora: los gauchos. Al tiempo, ingresa al regimiento de Blandengues, donde se convierte en oficial. En 1806 y 1807, participa valerosamente de la defensa de Buenos Aires, ciudad que años más tarde le dará la espalda y pondrá precio a su cabeza. En 1811, José Artigas deserta del Ejército Español, ante la negativa del Virrey Francisco de Elío a reconocer a la Primera Junta. Buenos Aires lo nombra entonces Teniente Coronel y le encomienda levantar la Banda Oriental contra los Realistas. Esta lucha se inicia con el “Grito de Asencio”. Artigas triunfa en “Las Piedras”, circunstancia que le permite a Rondeau sitiar Montevideo. El promisorio comienzo se ve frustrado por el avance portugués y por la actitud servil del Primer Triunvirato que pacta con de Elío. El Segundo Triunvirato impulsa la Asamblea del Año XIII, a la que Artigas manda sus delegados. Estos, finalmente son rechazados, situación que deriva en una ruptura definitiva. En 1814, las provincias de la Mesopotamia, más Santa Fe y Córdoba, conforman la Liga de los Pueblos Libres, con Artigas como “Protector”. Desde allí enfrentan a Buenos Aires. Artigas, que para los porteños es un bandolero, en realidad es un visionario que plantea entregar tierras, aplicar tarifas a mercaderías extranjeras, liberar a los indios y bregar por la unidad de América. En 1815, los portugueses invaden la Banda Oriental. A partir de allí, Artigas comienza una estrategia ofensiva que culmina en 1820 con una doble derrota: la de los porteños en Cepeda, a manos de dos de sus lugartenientes (Estanislao López y Pancho Ramírez), y la suya propia, en manos de los portugueses, en Tacuarembó. Posteriormente, López y Ramírez celebran el Tratado del Pilar, consumando una traición que lleva a Artigas a enfrentarlos. En julio de 1820, es derrotado por Ramírez y decide exiliarse en Paraguay, donde fallece el 23 de septiembre de 1850. Ilustración: Luis Schinca
Símbolo máximo de la música popular argentina. Escritor y poeta de gran talento, compuso canciones de fuerte contenido social y regional. Su obra, enorme e imperecedera “ensanchó la geografía espiritual” de la Argentina. Atahualpa Yupanqui (Héctor Chavero) nace en Pergamino, provincia de Buenos Aires, el 31 de enero de 1908. Siendo niño, en contacto con peones y domadores, se impregna de la cultura criolla y de los quehaceres rurales. Al tiempo, al mudarse su familia a Tucumán, toma contacto con la cultura del noroeste, aquel “camino del indio” que tanto gravitará en su vida. Con la guitarra recorre pueblos y parajes. “A mi hijo lo agarraron los caminos”, dice su madre. Es que el joven “cantor de artes olvidadas” solo piensa en “cantarte, tierra querida”. En 1926, compone “Camino del indio”. Dos años más tarde, prueba suerte en la Capital: “Buenos Aires, ciudad gringa/ me tuvo apretao/ todos se me hacían a un lao/ como cu…erpo a la jeringa”. En 1932, se enrola en la patriada contra el gobierno de Justo, conspirando en Entre Ríos junto con los hermanos Kennedy. Al fracasar la intentona, se exilia en Uruguay. Vuelve en 1934, al dictarse la amnistía, y compone “Luna tucumana” y “Tierra querida”, sus primeros éxitos. Luego compone “El alazán” y “El arriero”. En 1941, publica su primer libro “Piedra Sola”; le sigue “Cerro Bayo”, en 1946 y “Aires indios”, en 1947. Por esa época, su viejo radicalismo gira hacia el PC, provocando un agrio desencuentro con el peronismo que implicará persecución y cárcel. En 1950, prueba suerte en Francia, donde Edith Piaff le abre el camino. Por ese entonces, alternando con Europa, pasa largas temporadas en Cerro Colorado, Córdoba, junto con “Nenette”, su gran compañera. En 1965, publica “El canto del viento”. También da a conocer “Coplas del payador perseguido”. En 1984, publica “Confesiones de un payador”. Don Ata recibió numerosos premios y reconocimientos: el Konex de Platino, el doctorado “Honoris Causa” de la Universidad de Córdoba y la distinción de “Ciudadano Ilustre” de la Ciudad de Buenos Aires. Muere en Francia, el 23 de mayo de 1992. Ilustración: Luis Schinca.
Escritor original y militante comprometido, dejó una importante obra compuesta por novelas, cuentos, poesía, teatro, que con estilo vivo y palpitante, enraizó en lo cotidiano y en lo profundo del sentir popular. Nace en Buenos Aires, el 8 de abril de 1924. Transcurre su infancia en el barrio de Villa Pueyrredón. De profesión veterinario, conjuga su amor por los animales con el interés por la escritura, pasión que lo llevará a “atornillarse en la silla” –como le gustaba decir- y publicar una vasta obra que abarcará distintos géneros literarios. Arranca en 1958 publicando su primer libro de cuentos, “De aquí nomas”. Luego sigue con “Un señor alto, rubio, de bigotes”. En 1964 publica “Tres monólogos” (obra de teatro). Después incursiona en la poesía con “Cuestiones con la vida”. El CEAL le publica en 1967 “Una vieja historia de caminantes” y Sudamericana “Háblenme de Funes”. Costantini integra durante un tiempo el PC. Luego milita en el PRT. En los setenta, sensibilizado por la “masacre de Trelew”, publica una narración épica titulada “Libro de Trelew”. Producido el golpe militar se exilia en México. Allí permanece “siete años, siete meses y siete días”. En tierra azteca da a luz sus dos grandes novelas: “De Dioses, hombrecitos y policías” y “La larga noche de Francisco Sanctis”. Costantini ya es un escritor consagrado, de tanto trajinar ha encontrado su propia voz. “Se habla de un modo verdadero –dice en “Declaración jurada”- o se macanea. Y se macanea cuando, vaya a saber por qué, no se puede encontrar la propia voz”. En 1984 regresa al país y publica “¡Chau , Pericles!”. Por esa época comienza a escribir una novela en tres tomos: “La rapsodia de Raquel Liberman”, que no alcanzará a concluir porque la muerte lo sorprende el 7 de junio de 1987. Escritor prolífico y comprometido fue elogiado en su tiempo por Borges y por Cortázar. También recibió importantes reconocimientos a su trayectoria: Premio Fondo Nacional de las Artes, “Faja de Honor” de la S.A.D.E., Premio Municipal. Sin embargo, nada de eso impidió que “superestructura cultural” dominante lo sepulte en un ignominioso silencio que dura hasta hoy. Ilustración: Luis Schinca.
Figura legendaria del noroeste argentino, representó un federalismo de raigambre provinciana que enfrentó tanto a Rosas como a Mitre. Murió asesinado por fuerzas mitristas en 1863. Nace en Guaja, La Rioja, en 1798. Poco se sabe de la infancia y juventud del Chacho. La primera referencia importante aparece en 1826, cuando se destaca –y también resulta herido- en la batalla de El Tala, a las órdenes de Facundo Quiroga. Por su valerosa actuación en esa refriega será ascendido a capitán. Como hombre del Tigre de los Llanos, acompaña a este en las derrotas de “La Tablada” y “Oncativo” y en la victoria de “La Ciudadela”, en la que Quiroga vence a Lamadrid, en 1831. Después de este triunfo, El Chacho es designado comandante militar de los Llanos. Ya es hombre prestigioso, no sólo por su intrepidez, sino por su preocupación por el pobrerío de su provincia. Asesinado Quiroga en 1835, Peñaloza emerge como el nuevo caudillo de los Llanos. Federal hasta los huesos, pero férreo opositor a Rosas, se levanta en tres oportunidades contra El Restaurador. El motivo: la negativa de Buenos Aires a distribuir la renta aduanera. Derrotado, se exilia en Chile. Cuando Buenos Aires se separa de la Confederación, El Chacho apoya a Urquiza y entabla una buena relación, al punto que el entrerriano lo asciende a coronel. Tiempo después, el Congreso Nacional le otorga el grado de General. Producida la batalla de Pavón, en la que Urquiza le deja servido el triunfo a Mitre, las fuerzas porteñas comienzan su cruenta invasión al interior, que se prolongará entre 1862 y 1865. Precisamente, en mayo de 1862, El Chacho es derrotado por Rivas en el “Gigante” y en “Las Salinas”. Al año siguiente es nuevamente vencido por las fuerzas mitristas en “Las Playas” y en “Caucete”. Finalmente, el 12 de noviembre de 1863, es asesinado cobardemente en un paraje cercano a Olta. José Hernández ha dicho: “Los salvajes unitarios están de fiesta. El general Peñaloza, hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo (…) ha sido degollado y su cabeza ha sido conducida (…) al bárbaro Sarmiento”. Ilustración: Luis Schinca.
Poeta popular, guionista de cine y autor de tangos y milongas inolvidables, eligió “hacer letras para los hombres, antes que ser de hombre de letras”. Militó en el radicalismo yrigoyenista, en F.O.R.J.A. y sobre el final de su vida se acercó al peronismo. Homero Nicolás Manzione (Manzi) nace en Añatuya, Santiago del Estero, el 1 de noviembre de 1907. A los pocos años emigra con su madre y sus hermanos a Buenos Aires. Cuando asume Hipólito Yrigoyen, en Octubre de 1916, Homero va al Congreso: “mis ojos de 8 años lo vieron,de pie sobre su coche, emergiendo del fondo de la multitud como si saliera, a la manera del sol, de la línea del horizonte (…)”. A los 15 años, estando ya de pupilo en el colegio de Luppi, escribe sus primeros versos. Tiempo después, las lecturas de Carriego, Lugones y Almafuerte refuerzan esa temprana vocación literaria. Terminado el secundario, se inscribe en derecho y cursa algunas materias, pero al tiempo lo suspenden por participar en una revuelta. En 1931, lo expulsan, acusado –falsamente- de balear al interventor. Ya antes le habían quitado la cátedra de literatura que dictaba en el “Mariano Moreno”. De este modo, para bien de la cultura popular, lo frustran como abogado y como catedrático; aunque no logran doblegarlo. Por esa época, Homero participa activamente en la resistencia radical al gobierno de Justo, y en 1935 contribuye a fundar F.O.R.J.A., junto con Jauretche, Scalabrini, Dellepiane y varios radicales más. Milita en el legendario sótano de Lavalle 1725, hasta que la Segunda Guerra divide a los forjistas en dos bandos. “Manzi –recordará Jauretche- se nos perdió en el mundo de la noche”. Cuando se disuelve F.O.R.J.A., y sus miembros se incorporan al peronismo, Homero se queda en el partido radical, aunque luego se acercará a Perón. En 1950, escribe: “Versos de un payador al General Juan Perón” y “Saludos de un payador a Doña Eva Perón”. Presidente de SADAIC, guionista de cine, autor de tangos y milongas inolvidables, como “Sur”, “Che, Bandoneón”, “Discepolín”, “Malena”, fue un militante popular de enorme sensibilidad. Hombre de la noche, “echaba madrugada por los ojos”, siempre permaneció fiel a la máxima que se autoimpuso de “hacer letras para los hombres, antes que ser un hombre de letras”. Murió de cáncer, el 3 de mayo de 1951. Ilustración: Luis Schinca.
ARTURO JAURETCHE 1949. Producido el golpe contra Perón, vuelve a la pelea con “El Líder” y el “45”; luegodicalismo Yrigoyenista y el Peronismo. Desde F.O.R.J.A. puso en evidencia el sometimiento del país al imperialismo inglés. Nace en Lincoln, provincia de Buenos Aires, el 13 de noviembre de 1901. Siendo adolescente milita en el Partido Conservador de su pueblo. En 1920 se muda a Buenos Aires para estudiar abogacía, graduándose en 1932. La influencia de Homero Manzi, del A.P.R.A., de la Revolución Mejicana y una charla con un anarquista, reorientan su pensamiento a tal punto que, al producirse el Golpe del 30, sale, revólver en mano, a defender al caudillo depuesto. Al poco tiempo, al frustrarse la última revolución radical contra el gobierno fraudulento de Justo, es apresado en Corrientes. Arturo, aprovecha la cárcel para escribir un poema que reivindica esa patriada: “El Paso de los Libres”. En junio de 1935 funda F.O.R.J.A., que nace como una corriente interna del Partido Radical bajo la consigna: “Somos una Argentina colonial: queremos ser una Argentina libre”. Durante 10 años, en estrecha amistad con Scalabrini Ortiz, Jauretche desenmascara los negociados de la oligarquía con el imperialismo inglés, que impiden el desarrollo industrial y condenan al país al primitivismo agrario. Producido el 17 de Octubre, F.O.R.J.A. se disuelve. Jauretche, que venía conversando con Perón desde tiempo atrás, es designado Presidente del Banco Provincia, cargo al que renuncia en 1949. Producido el golpe contra Perón, vuelve a la pelea con “El Líder” y el “45”; luego debe exiliarse en Montevideo. Con una carrera política frustrada -ha intentado ser senador, sin éxito-, vuelca su extraordinario talento a la escritura. “Los profetas del odio”, “El medio pelo en la sociedad argentina”, o el “Manual de zonzeras”, son libros que a base de “estaño”, con un estilo antiacadémico, abren una nueva ruta en la sociología argentina. Esos textos, complementados con “Política Nacional y Revisionismo Histórico”, “Ejército y política”, “Forja y la Década Infame”, constituyen un material imprescindible para desarticular el funcionamiento del “aparato del azonzaje”, aún vigente, y aprender “a pensar en nacional”. Don Arturo Jauretche muere de un paro cardíaco el 25 de Mayo de 1974. Fabián Mettler
Nace en Buenos Aires, en el seno de una familia de obreros, el 11 de mayo de 1923. A los derechos de los trabajadores. Participó activamente en la Resistencia Peronista y luego apoyó el regreso de Perón al país. A los veinte años se incorpora como operario en la Tejeduría Mitre. Allí sus compañeros lo eligen representante de la comisión interna. Cuando esta empresa cierra, Avelino ingresa en la fábrica Volcán, donde continua militando sin pausa. Tras el derrocamiento de Perón se suma a la Resistencia Peronista, y cuando su sindicato –la Unión Obrera Metalúrgica- es intervenido impulsa una huelga que durará cuarenta días. En 1957, Avelino Fernández se convierte en secretario general de la UOM Capital. Al poco tiempo participa de la constitución de las “62 Organizaciones”. Cuando en diciembre de 1958, Vandor es elegido Secretario General, él ocupa la secretaría administrativa. Luego, como integrante del Consejo Coordinador del Peronismo apoya la huelga del frigorífico Lisandro de la Torre. Mientras el Peronismo continúa proscripto, los obreros resisten a través de la “ocupación de fábricas”, estrategia coordinada por Avelino, desde la secretaría gremial de la CGT. Cuando en 1969, un grupo comando ultima a Vandor, le toca asumir en la UOM Capital, pero es inmediatamente desplazado por Lorenzo Miguel, en complicidad con el gobierno de turno. Expulsado del sindicato, Avelino Fernández vuelve en 1970 a su antiguo puesto de pulidor en Volcán, cosa insólita para un dirigente de su talla. Permanece allí hasta 1980, fecha en que es despedido. Al poco tiempo ingresa a “Calefones Universal”, donde continúa luchando, siempre enfrentado a la burocracia “miguelista”. Honesto, combativo, generoso, Avelino Fernández es un ejemplo de intransigencia y conducta sindical y política. Fallece el 23 de abril de 2004. Ilustración: Luis Schinca.
Dirigente de A.T.E., integrante de F.O.R.J.A., jugó un papel decisivo en el Comité Central Confederal de la C.G.T., que fijó un paro general en repudio a la renuncia y detención del Coronel Perón, en octubre de 1945. Nace en Buenos Aires, en 1912, en el seno de una familia con ideas anarquistas. Tiene una infancia dura y precozmente se incorpora al mundo laboral, donde realiza distintas tareas. En 1940, logra entrar como peón en la Compañía Primitiva de Gas. Allí, sus compañeros lo eligen delegado. Por ese tiempo, también, se acerca a F.O.R.J.A., donde Scalabrini y Jauretche batallan tozudamente contra el imperialismo inglés y contra la oligarquía entregadora. A partir de 1943, Libertario, ya como dirigente de A.T.E., acompaña la política social y pro-obrera que desarrolla el Coronel Perón. El 16 octubre de 1945, participa estelarmente en la reunión del Comité Central Confederal de la C.G.T. Perón está preso y la cúpula sindical debe decidir si hace o no un paro general. Hay muchas dudas y presiones. Sin embargo, Libertario, que la noche anterior ha conversado largamente con Jauretche, tiene en claro que hay que inmovilizar el país. Sus palabras, asentadas en argumentos gremiales, políticos e ideológicos, influyen decisivamente en la asamblea, que termina inclinándose por la huelga general para el 18 de octubre, por 16 votos contra 11. En las elecciones de 1946, lo tientan para integrar la lista de diputados por el Partido Laborista, pero él rechaza el ofrecimiento diciendo: “Mi lucha está en el campo obrero”. Tiempo después, integra la delegación argentina a la Tercera Conferencia Interamericana del Trabajo, a realizarse en Méjico en abril de 1946. Allí, tiene una dura polémica con Toledano, un representante del PC azteca, que en connivencia con los yankees, niegan credenciales a la delegación argentina. Muere trágicamente en la noche del 10 al 11 de junio de 1947, al caer el avión que lo trasladaba a Ginebra, junto a otros compañeros de la CGT.
Periodista, novelista y dramaturgo, se identificó en los 70 con la izquierda nacional. Pedro Orgambide nació el 9 de agosto de 1929, en la Ciudad de Buenos Aires. En 1948, publicó su primer libro: “Mitología de la adolescencia”. Luego un ensayo sobre Quiroga, una novela (“El encuentro”) y una obra teatral: “La vida prestada”. Posteriormente lanzó “Memorias de un hombre de bien” y “El páramo”, dos novelas que lo colocan –dice Galasso- entre los principales escritores de su generación. Exiliado en México, fundó “Cambio”, revista en la que escribieron Rulfo, Donoso y Cortázar. De regreso al país publicó: “Un amor imprudente”, “Ser Argentino” y “Un puritano en el Burdel”. En el 2002 se lo designó “Ciudadano Ilustre”. Murió el 19 de enero de 2003. Ilustración: Luis Schinca.
Pintor original, sus cuadros con estibadores doblados bajo el peso de su carga, en barcos anclados y con el Riachuelo de fondo, expresan la dura vida en el puerto de Buenos Aires. El 21 de marzo de 1890, un varoncito de pocos días es abandonado en la Casa de Niños Expósitos con un cartelito que dice: “Este niño ha sido bautizado y se llama Benito Juan Martín”. El huerfanito vive allí hasta que a los siete años es adoptado por Manuel Chinchella, dueño de una carbonería en La Boca. El niño recibe una breve escolarización porque al poco tiempo debe incorporarse a la empresa familiar. El trabajo es duro, pero Benito aprovecha para trazar, con pedacitos de carbón, sus primeros bosquejos. A los diecisiete años empieza a estudiar dibujo y pintura con Alfredo Lazzari, pero el viejo Chinchella se opone y esto lleva a una pelea que termina en un abandono de hogar. A los 20 años expone en la Sociedad de Socorros Mutuos de La Boca. Luego, en 1918 cuelga sus cuadros en la galería Witcomb, firmando ya como Benito Quinquela Martin. En 1922 pinta “Crepúsculo”, su tela más querida y por la que tiempo después Mussolini le ofrece un cheque en blanco, que Quinquela rechaza. Es un pintor original, que a partir de 1921 inicia un recorrido llevando su talento a Brasil, EEUU, Francia, España e Italia. Por supuesto, en el país su obra no cae bien entre los críticos adocenados por el poder colonial. Alguno ha llegado a decir que Quinquela “pinta sus cuadros con gomera, esa de las que se usan para cazar pajaritos”. En 1938 inaugura el Museo de Bellas Artes de La Boca. Desde allí desarrolla una importante labor social, poniendo en marcha una escuela primaria, un consultorio odontológico, un lactario, el teatro de La Ribera y una calle para el arte popular: “Caminito”. Pintor original, sus cuadros expresan la vida rústica del puerto, los barcos y esos estibadores que –como ha dicho Osiris Chierico- trabajan “Doblados bajo las bolsas, en un desfile incesantes de hormigas agobiadas por el peso de la comida – y de una comida que escasamente es para ellos (…)”. Muere, luego de dejar pintado con alegres colores su propio ataúd, el 28 de enero de 1977. Ilustración: Luis Schinca.
Auténtica, frontal, revolucionaria, entregó su vida al servicio del pueblo descamisado. Adorada por los humildes y odiada por la oligarquía, desarrolló una tarea social inmensa desde la Fundación Eva Perón. Eva María Duarte, nace en Los Toldos, Buenos Aires, el 7 de mayo de 1919. Su infancia transcurre en un hogar humilde, sostenido por el trabajo de su madre, Juana Ibarguren. En 1931 la familia se traslada a Junín. Allí, Eva fantasea con las luces y los teatros de Buenos Aires. Ese mundo le fascina desde chica, sin embargo no tiene un pelo de frívola. Al contrario, ya sabe –se lo ha contado un noviecito anarquista- que “existen pobres porque existen ricos, demasiado ricos”. En 1935 se le presenta la oportunidad y se muda a Buenos Aires. Consigue trabajo en Radio Paris y en la obra teatral “La señora de los Pérez”. Por esa época traba amistad con Marcos Zucker y con Pierina Dealessi. En 1939 es elegida “tapa” de las revistas Damas y Damitas, Antena y Sintonía. Poco después se incorpora al ciclo “La hora de las sorpresas” por Radio Argentina. En 1943, en Radio Belgrano, interpreta a mujeres famosas en el ciclo “Heroínas famosas en la historia mundial”. Paralelamente milita en la Asociación Radial Argentina, que ha contribuido a fundar tiempo antes. En enero de 1944 conoce al hombre que cambiará su historia y la del país: Juan D. Perón. Evita se transforma desde ese encuentro en el “alter ego” y en la sombra del Coronel. Intuitiva, frontal, con un olfato increíble para detectar traidores se convierte en la polea de transmisión entre Perón y la clase trabajadora. Impulsa la ampliación de derechos de la mujer, logrando en 1947 la sanción de la ley 13.010 (Voto femenino). A la tarea política suma su enorme vocación social que canaliza personalmente a través de la Fundación Homónima. Pronto se convierte en la “Abanderada de los humildes”, despertando la devoción del pueblo descamisado y el odio sin tregua de la oligarquía y de los intelectuales, que perdura hasta hoy. Muere un 26 de julio de 1952.