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Devocional Cristiano para Menores - UN RAYITO DE LUZ PARA CADA DÍA Fecha: 14-12-2022 Título: UNA VIDA HECHA CANCIÓN Autor: Gabriela Brizuela, Ninayette Galleguillos, Magaly Tuesta, Mirta de Samojluk, Cinthya Samojluk Locución: La tía Fabi http://evangelike.com/devocionales-cristianos-para-menores/
Hoy en La Gran Travesía, cuando se cumplen 55 años de la muerte de Otis Redding (fallecía en un accidente de avión el 10 de diciembre de 1967 juntocon 4 miembros de los Bar Keys y dos personas más) recuperamos parte de su historia y todos su grandes éxitos. Y ya sabéis, si os gusta el programa y os apetece, podéis apoyarnos y colaborar con nosotros por el simple precio de una cerveza al mes, desde el botón azul de iVoox, y así, además acceder a todo el archivo histórico exclusivo. ¿Quieres anunciarte en La Gran Travesía? Puedes hacerlo a través del siguiente enlace https://advoices.com/la-gran-travesia Muchas gracias a todos los mecenas por vuestro apoyo: Hernan de Soto, Sergio Castillo, Millo, Rafael Castro, Horns UP! Lourdes Pilar, Jose Diego, Dora, Miguel Angel Torres, Dani, Suibne, Jesús Miguel, Leticia, Sementalex, Guillermo Gutierrez, Zimmy, Enrique FG, Aida, Mati, Elliot SF, Redneckman, Daniel A, Raul Andrés, Luis Miguel Crespo, Gonzalo Fernández, Vlado 74, Toni Sureda, Alvaro Pérez, Marcos París, Angel Hernandez, Edgar Cuevas, Okabe 16, Victor Vosgos, Jit, Karlos Martinez, Daropa, Vicente DC, Francisco González, María Arán, javifer27, juancalero62, Eulogiko, Ikatza, Fonune, Juan Carlos González, Víctor Bravo, Edgar Xavier Sandoval Morales… y a los mecenas anónimos. Muchas gracias!!
Hábitos de mi amigo rico, ¿en qué se diferencian del resto de la gente? Entendiendo cómo piensa un millonario y qué cosas hace que los pobres no, daremos consejos junto a Jon Trader e Iván González para empezar a crear riqueza y prosperar economicamente en tiempos de crisis, a la vez que denunciamos algunos mitos sobre el dinero que nos empobrecen. ¿Preparad@ para subir de cinturón en jiujitsu financiero? ✅FORMACIÓN GRATUITA
Evangelio según San Mateo 9,27-31. Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David". Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor". Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído". Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa". Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región. ________________ Además puedes escuchar el Evangelio diario en las siguientes plataformas: Spotify: https://open.spotify.com/show/2M0Ubx3Jh55B6W3b20c3GO Apple podcast: https://podcasts.apple.com/us/podcast/evangelio-del-d%C3%ADa/id1590423907 Para más información puede consultar nuestro sitio: https://www.vozcatolica.com o escríbanos a info@vozcatolica.com Si quiere colaborar con este Apostolado lo puede hacer dirigiéndose a: https://vozcatolica.com/ayudanos
ROSA ESCUDERO (DEVOCIONAL)
En México se produce buen cine, pero a veces hay que buscar un poco para encontrarlo. La Caída, producida por Karla Souza, a pesar de que es sencilla cuenta una historia fuerte y bien llevada, sobre todo por su protagonista.Aquí un review sin caer en terreno de spoilers. Patrocinio Te recomendamos que visités las redes sociales de Sublishop Nicaragua, tienda de ropa y artículos con sublimación y diseños originales. Enlace a la tienda: https://bit.ly/3uK837d Seguinos en redes sociales Facebook: https://bit.ly/2G8n2kaInstagram: https://bit.ly/2LQQbE7Twitter: https://bit.ly/2LfvrGJ Y escuchá este capítulo también en Spotify: https://spoti.fi/2OYJ9MXiVoox: http://bit.ly/voox123 Apple Podcast / iTunes: http://bit.ly/evt1rafYouTube: http://bit.ly/youtevtGoogle Podcast: http://bit.ly/goopod1¿Te gusta el contenido? Danos tu puntuación en https://ratethispodcast.com/echadosviendotele ¿Me regalas un café? Un café digital significa un apoyo importantísimo para este programa: https://ko-fi.com/echadosviendotele Copyright de Música Inspiring Advertising by Rafael KruxLink: https://filmmusic.io/song/5515-inspiring-advertising-License: https://filmmusic.io/standard-license Joseph McDade: https://josephmcdade.com/music Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.
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Es tan lunes que estamos en otro estudio. El ingenuo de Héctor cree que su miel ha llegado a la Moncloa y no sé cómo explicarle que quizás y solo quizás...
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En entrevista Gibrán Ramírez, analista político, "Se trata de encuestas que en ese sentido están sesgadas, un error mayúsculo en que el INE hizo la suya", indicó.
2008 – La artista conceptual francesa Sophie Calle, recibe una carta de quien era hasta ese momento su pareja que la deja atónita. El mensaje que leyó y releyó varias veces tratando de entender, sobre todo el final, decía... En la voz, Bárbara Espejo.
Hoy nos reunimos después de bastantes días ya que Iker ha estado en la semana de cine fantástico y de terror de San Sebastián. Nos cuenta el palmarés ya algunas anécdotas, pero la información es más importante: la cancelación de Westworld, la salida de Henry Cavill de The Witcher, declaraciones de Tarantino sobre Marvel, impresiones del trailer de Avatar 2, la primera película guionizada por IA... La bolsa está llena de noticias.
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Arquitectura verde y social: todos los materiales utilizados en un nuevo edificio de viviendas y oficinas en Berlín son producto de desechos o materiales reciclables. Un edificio ecosostenible y un ejemplo innovador.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap V : Pobre niña solita. Como la posada de los Thénardier estaba en esa parte del pueblo que cae junto a la iglesia, al manantial que estaba en el bosque, de camino a Chelles, era donde tenía que ir Cosette a coger agua. No miró ni un puesto más. Mientras estuvo en la callejuela de Le Boulanger y en las inmediaciones de la iglesia, los comercios encendidos iluminaban el camino, pero no tardó en desaparecer la luz del último tenderete. La pobre niña se vio a oscuras. Se hundió en esa oscuridad. Pero, como se iba sintiendo cada vez más impresionada, según andaba movía cuanto podía el asa del cubo. Hacía un ruido que la acompañaba. Cuanto más avanzaba, más densas se volvían las tinieblas. Ya no había nadie por las calles. No obstante, se cruzó con una mujer que se volvió al verla pasar y se quedó quieta mascullando: «Pero ¿adónde irá esta niña? ¿Será una niña lobisona?». Luego, la mujer reconoció a Cosette y dijo: «¡Anda! ¡Si es la Alondra!». Cosette cruzó así por aquel laberinto de calles tortuosas y desiertas por las que se sale del pueblo de Montfermeil camino de Chelles. Mientras hubo casas, o incluso sólo tapias, a ambos lados del camino fue andando con bastante determinación. De vez en cuando, veía el resplandor de una vela a través de la rendija de un postigo: era luz y era vida, había gente por allí cerca y eso la tranquilizaba. Pero, según avanzaba, iba andando más despacio sin hacerlo aposta. Cuando hubo dejado atrás la esquina de la última casa, Cosette se detuvo. Ir más allá del último comercio había sido difícil; ir más allá de la última casa era imposible. Dejó el cubo en el suelo, se hundió la mano en el pelo y empezó a rascarse la cabeza despacio, un gesto que hacen los niños aterrados e indecisos. Aquello no era ya Montfermeil, era el campo. Tenía delante una extensión negra y desierta. Miró con desesperación aquella oscuridad donde ya no había nadie, donde había animales, donde a lo mejor había fantasmas. Miró bien y oyó a los animales andar por la hierba y vio claramente a los fantasmas que se movían en los árboles. Entonces volvió a agarrar el cubo; el miedo la volvía atrevida. Se dijo: «¡Bah! ¡Le diré que no quedaba agua!». Y volvió a entrar muy decidida en Montfermeil. No había dado cien pasos cuando volvió a pararse y a rascarse la cabeza. Quien se le aparecía ahora era la Thénardier; la Thénardier, repulsiva con aquella boca de hiena y la ira ardiéndole en los ojos. La niña lanzó una ojeada lastimera hacia adelante y hacia atrás. ¿Qué hacer? ¿Qué iba a ser de ella? ¿Dónde ir? Por delante, el espectro de la Thénardier; por detrás, todos los fantasmas de la noche y del bosque. Fue ante la Thénardier ante quien retrocedió. Volvió a tomar el camino de la fuente y echó a correr. Salió del pueblo corriendo, se metió en el bosque corriendo, sin mirar nada, sin escuchar nada. No dejó de correr hasta que se quedó sin aliento; pero no dejó de andar. Iba de frente, descompuesta. Mientras corría tenía ganar de llorar. El temblor nocturno del bosque la rodeaba por completo. Ya no pensaba, ya no veía. La noche inmensa enfrentada a aquel ser tan pequeño. De un lado, toda la sombra; del otro, un átomo. Sólo había siete u ocho minutos desde la linde del bosque hasta el manantial. Cosette se sabía el camino porque lo había hecho más de una vez de día. Cosa rara, no se perdió. Un resto de instinto la guiaba más o menos. Pero no miraba ni a derecha ni a izquierda por temor a ver cosas en las ramas y en los matorrales. Así llegó al manantial.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap VI : Algo que quizá demuestre la inteligencia de Boulatruelle. En la tarde de aquel mismo día de Nochebuena, un hombre anduvo paseando bastante rato por la parte menos concurrida del bulevar de L'Hôpital de París. Aquel hombre tenía aspecto de andar buscando alojamiento y parecía fijarse de preferencia en las casas más modestas de esas lindes destartaladas del arrabal de Saint-Marceau. Veremos más adelante que, efectivamente, aquel hombre había alquilado una habitación en ese barrio aislado. El hombre, tanto en la indumentaria cuanto en el aspecto personal, se ajustaba al tipo de eso que podría llamarse el mendigo de confianza: la miseria extremada unida a la más escrupulosa pulcritud. Se trata de una mezcla bastante infrecuente que inspira a las personas inteligentes ese doble respeto que sentimos por quien es muy pobre y por quien es muy digno. Llevaba un sombrero de media copa, viejísimo y cepilladísimo; una levita tazada de grueso paño de tono ocre, color que no resultaba raro por entonces; un chaleco holgado y con bolsillos de corte anticuado; un calzón negro que se había vuelto gris en las rodillas; medias de lana negra y zapatones con hebillas de cobre. Hubiérase dicho un antiguo preceptor de buena familia regresado de la emigración. Por el pelo, blanco del todo, por la frente arrugada, por los labios lívidos, por el rostro del que no trascendía sino agobio y cansancio de la vida, se le habrían podido echar mucho más de sesenta años. Por el paso firme, aunque despacioso, por el vigor singular que impregnaba todos sus movimientos apenas se le habrían echado cincuenta. Las arrugas de la frente eran armoniosas, y a cualquiera que lo mirase atentamente le hablarían a su favor. Le contraía los labios una mueca curiosa, que parecía severa y era humilde. Tenía en lo hondo de los ojos a saber qué serenidad adusta. Llevaba en la mano izquierda un paquetito dentro de un pañuelo anudado; con la mano derecha se apoyaba en una especie de palo cortado de un seto. Estaba tallado aquel palo con cierto esmero y tenía bastante buen aspecto; se les había sacado partido a los nudos y con cera roja se había simulado una empuñadura de coral; era un garrote y parecía un bastón. Pasa poca gente por ese bulevar, sobre todo en invierno. Aquel hombre parecía, aunque sin aspavientos, más bien evitarla que encontrarse con ella. Por aquella época, el rey Luis XVIII iba casi a diario a Choisy-le-Roi. Era uno de sus paseos favoritos. A eso de las dos, de forma casi invariable, se veían pasar a galope tendido el coche y el real séquito por el bulevar de L'Hôpital. A las mujeres pobres del barrio les hacía las veces de saboneta y de reloj de pared; decían: «Son las dos; ya se vuelve a Les Tuileries». Y había quienes acudían y había quienes se apartaban; porque un rey que pasa es siempre un barullo. Por lo demás, la aparición y la desaparición de Luis XVIII siempre causaban cierta impresión en las calles de París. Eran veloces, pero majestuosas. A aquel rey tullido le gustaban los caballos al galope; como no podía andar, quería correr; a aquel baldado sin piernas le habría gustado que tirase de él el relámpago. Pasaba, pacífico y serio, entre sables desenvainados. La mole de su berlina, dorada de arriba abajo, con ramas de lirio muy grandes pintadas en los entrepaños, rodaba ruidosamente...
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap VII : Cosette y el desconocido juntos en la oscuridad. Ya hemos dicho que Cosette no se asustó. El hombre le habló. Hablaba con voz profunda y casi en voz baja. —Hijita, esto pesa mucho. Cosette alzó la cabeza y contestó: —Sí, señor. —Suelta —dijo el hombre—. Ya lo llevo yo. Cosette soltó el cubo. El hombre echó a andar a su lado. —Pesa mucho, desde luego —dijo entre dientes. Luego añadió: »¿Cuántos años tienes, pequeña? —Ocho, señor. —¿Y vienes de lejos con esto? —Del manantial que está en el bosque. —¿Y vas lejos? —A un cuarto de hora largo de aquí. El hombre se quedó callado un rato; luego dijo de golpe: —¿No tienes madre? —No lo sé, señor —contestó la niña. Antes de que al hombre le diera tiempo de volver a hablar, añadió: —Me parece que no. Las demás sí tienen. Pero yo no. Y, tras un silencio, siguió diciendo: —Me parece que nunca he tenido. El hombre se paró, dejó el cubo en el suelo, se agachó y le puso ambas manos en los hombros a la niña, esforzándose por mirarla y verle la cara en la oscuridad. La cara flaca y desmejorada de Cosette se dibujaba vagamente a la luz lívida del cielo. —¿Cómo te llamas? —dijo el hombre. —Cosette. Fue como si al hombre le diera una descarga eléctrica. La miró otra vez; luego le quitó las manos de los hombros a Cosette, cogió el cubo y echó a andar otra vez. Al cabo de unos instantes, preguntó: —¿Dónde vives, pequeña? —En Montfermeil, que no sé si lo conocerá usted. —¿Ahí es donde vamos? —Sí, señor. Él hizo otra pausa y, después, siguió preguntando: —¿Y quién te ha mandado a estas horas a buscar agua al bosque? —La señora Thénardier. El hombre siguió preguntando con un tono de voz que pretendía que fuera indiferente, pero en el que había, no obstante, un temblor singular. —¿Y a qué se dedica la tal señora Thénardier? —Es mi ama —dijo la niña—. Es la dueña de la posada. —¿De la posada? —dijo el hombre—. Bueno, pues me voy a quedar en la posada esta noche. Llévame. —Allí vamos —dijo la niña. El hombre andaba bastante deprisa. Cosette lo seguía sin esfuerzo. Ya no notaba el cansancio. De vez en cuando, alzaba la vista hacia aquel hombre con una especie de tranquilidad y una confianza indecible. Nunca le habían enseñado a pedir nada a la Providencia ni a rezar. Pero, sin embargo, sentía por dentro algo que se parecía a la esperanza y a la alegría y que se elevaba hacia el cielo. Pasaron unos minutos. El hombre siguió preguntando: —¿Y no hay criada en casa de la señora Thénardier? —No, señor. —¿Estás tú sola?
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap VIII : De los inconvenientes de recibir a un pobre que a lo mejor es un rico. Cosette no pudo por menos de mirar de reojo la muñeca grande que seguía expuesta en la juguetería; luego llamó. Se abrió la puerta. Apareció la Thénardier con una vela de sebo en la mano. —¡Ah, eres tú, so golfa! ¡Anda y que no te lo has tomado con calma! ¡Se habrá entretenido jugando la muy bribona! —Señora —dijo Cosette, temblando—, este señor busca habitación. La Thénardier trocó en el acto la cara hosca por una mueca amable, un cambio a la vista del público muy propio de los posaderos, y buscó ávidamente con la mirada al recién llegado. —¿Es este señor? —Sí, señora —contestó el hombre, llevándose la mano al sombrero. Los viajeros ricos no son tan educados. Aquel gesto y la inspección de la indumentaria y el equipaje del forastero, a quien pasó revista la Thénardier de una ojeada, consiguieron que se desvaneciera la mueca amable y volviera a aparecer la expresión hosca. Dijo, muy seca: —Entre, buen hombre. El «buen hombre» entró. La Thénardier le echó otra ojeada, se fijó en especial en la levita, que estaba de lo más tazado, y en el sombrero, algo abollado, y consultó con una inclinación de cabeza, arrugando la nariz y guiñando los ojos, a su marido, que seguía bebiendo con los carreteros. El marido contestó con ese imperceptible movimiento del dedo índice que, remachado con la mueca de sacar los labios hacia fuera, quiere decir en casos así: más pobre que las ratas. En vista de ello, la Thénardier exclamó: —Vaya, buen hombre, ¡no sabe cuánto lo siento! Pero no me queda sitio. —Póngame donde quiera —dijo el hombre—, en el desván o en la cuadra. Pagaré como si me diera una habitación. —Dos francos. —Dos francos, de acuerdo. —Pues muy bien. —¡Dos francos! —le dijo por lo bajo un carretero a la Thénardier—. Pero ¡si es un franco nada más! —Son dos francos para él —contestó la Thénardier con el mismo tono de voz—. No doy posada a los pobres por menos. —Es que —añadió el marido con todo suave— tener a gente así desprestigia el negocio. Entretanto, el hombre, tras haber dejado en un banco el paquete y el bastón, se había sentado a una mesa encima de la cual Cosette se había apresurado a dejar una botella de vino y un vaso. El comerciante que había pedido el cubo de agua había ido personalmente a dar de beber a su caballo. Cosette había vuelto a su lugar debajo de la mesa de la cocina y a su labor de punto. El hombre, que apenas si había humedecido los labios en el vaso de vino que se había puesto, miraba a la niña con una atención muy peculiar. Cosette era fea. Si hubiera sido feliz, a lo mejor habría sido bonita. Ya hemos esbozado esa silueta menuda y sombría. Cosette era flaca y pálida; tenía casi ocho años y apenas si aparentaba seis. Los ojos grandes, hundidos en algo así como una sombra, estaban casi apagados a fuerza de llorar. Las comisuras de la boca tenían esa curva de la angustia habitual que suele verse en los condenados y en los enfermos desahuciados. Tenía las manos, como había intuido su madre, «perdidas de sabañones». El fuego, que la iluminaba en ese momento, resaltaba los picos salientes de los huesos y tornaba aquella delgadez espantosamente aparente. Como siempre estaba tiritando, había cogido la costumbre de apretar las rodillas. Cuanto llevaba encima eran andrajos que habrían movido a compasión en verano y causaban espanto en invierno. Todo cuanto la cubría era de lienzo y lleno de agujeros; ni un trapo de lana...
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap IX : Thénardier con las manos en la masa. A la mañana siguiente, dos horas por lo menos antes de que se hiciera de día, Thénardier, sentado junto a una vela de sebo en el local de la taberna y con una pluma en la mano, estaba redactando la nota del viajero de la levita amarilla. La mujer, de pie, medio inclinada sobre él, lo seguía con la vista. No cruzaban ni una palabra. Uno meditaba hondamente, la otra le profesaba esa admiración religiosa con la que miramos nacer y florecer una maravilla de la mente humana. Se oía un ruido en la casa; era la Alondra, que estaba barriendo las escaleras. Tras un cuarto de hora largo y unas cuantas tachaduras, el Thénardier dio a luz esta obra maestra: En vez de servicio, ponía servizio. —¡Veintitrés francos! —exclamó la mujer con tono en que se mezclaban el entusiasmo y cierta vacilación. Como todos los grandes artistas, el Thénardier no estaba satisfecho. —¡Bah! —dijo. Era el mismo tono de Castlereagh redactando en el congreso de Viena la factura que había que pasarle a Francia, —Señor Thénardier, tienes razón, nos lo debe —susurró la mujer acordándose de la muñeca que le había dado el hombre a Cosette en presencia de sus hijas—. Es justo, pero es demasiado. No querrá pagar. El Thénardier soltó su risa fría y dijo: —Pagará. Aquella risa era el colmo de la seguridad y de la autoridad. Lo dicho así tenía que suceder. La mujer no insistió. Empezó a colocar las mesas en su sitio; el marido paseaba arriba y abajo por el local. Poco después, añadió: —¿Es que no debo yo mil quinientos francos? Fue a sentarse junto la chimenea y se puso a pensar con los pies en las cenizas tibias. —¡Por cierto! —dijo la mujer—. ¿No se te habrá olvidado que hoy pongo a Cosette de patitas en la calle? ¡Menudo monstruo! ¡Me reconcome el corazón con la muñeca esa! ¡Preferiría casarme con Luis XVIII que tenerla un día más en casa! El Thénardier encendió la pipa y contestó entre dos bocanadas: —Dale la nota al hombre ese. Luego se fue. Apenas había salido de la sala de la taberna, entró el viajero. El Thénardier volvió a aparecer en el acto, detrás de él, y se quedó quieto tras la puerta entornada; sólo podía verlo su mujer. El hombre amarillo llevaba en la mano el bastón y el paquete.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap X : Quien busca lo mejor puede toparse con lo peor. La Thénardier había dejado las cosas en manos de su marido, como solía. Esperaba grandes acontecimientos. Cuando se hubieron marchado el hombre y Cosette, el Thénardier esperó un cuarto de hora largo y, luego, se la llevó aparte y se enseñó los mil quinientos francos. —¿Nada más? —dijo ella. Era la primera vez, desde el principio de su matrimonio, que se atrevía a criticar una acción del dueño y señor. El tiro dio en el blanco. —Pues tienes razón —dijo él—. Soy un imbécil. Dame el sombrero. Dobló los tres billetes de banco, se los metió en el bolsillo y salió a toda prisa, pero se equivocó y, de entrada, tiró a la derecha. Unos cuantos vecinos, a quienes preguntó, lo pusieron sobre la pista; habían visto a la Alondra y al hombre camino de Livry. Siguió esas indicaciones andando a zancadas y monologando: «Está claro que ese hombre es un millón vestido de amarillo, y yo, un borrico. Primero soltó un franco; luego, cinco; luego, cincuenta; luego, mil quinientos; y siempre con la misma facilidad. Habría soltado quince mil francos. Pero lo voy a alcanzar». Además estaba aquel paquete de ropa que traía ya preparado para la niña; todo aquello era muy raro; había muchos misterios. Y cuando uno ha pescado un misterio, no debe soltarlo. Los secretos de los ricos son esponjas empapadas de oro, hay que saber estrujarlas. Todas esas ideas le daban vueltas en la cabeza como un torbellino. «Soy un borrico», decía. Al salir de Montfermeil, y tras llegar al recodo de la carretera que va a Livry, el viajero la tiene ante sí y la ve, en lontananza, estirarse por la meseta. Al llegar a ese recodo, Thénardier calculó que debería avistar al hombre y a la niña. Miró hasta tan lejos como le alcanzó la vista y no vio nada. Volvió a preguntar. Pero estaba perdiendo tiempo. Unas transeúntes le dijeron que el hombre y la niña que buscaba se habían encaminado hacia el bosque por la parte de Gagny. Apretó el paso en esa dirección. Le llevaban adelanto, pero una niña anda despacio, y él iba deprisa. Y además, conocía bien la comarca. De pronto se detuvo y se dio una palmada en la frente como hombre a quien se le ha olvidado lo esencial y está dispuesto a desandar lo andado. —¡Debería haber cogido la escopeta! Thénardier tenía una de esas formas de ser con dos vertientes con las que a veces nos cruzamos sin darnos cuenta y que se esfuman sin que hayamos llegado a conocerlas porque el destino sólo desveló uno de sus aspectos. Tal es el destino de muchos hombres: vivir así, enterrado a medias. En una situación tranquila y sin altibajos, Thénardier contaba con todo lo necesario para hacer como que era —no decimos que para ser— eso que se da en llamar un comerciante honrado y un buen ciudadano de la clase media. Al tiempo, si se daban determinadas circunstancias y algunas sacudidas le hacían aflorar la forma de ser que había debajo, contaba con todo lo necesario para ser un granuja. Era un tendero en cuyo interior había un monstruo. Satanás debía de sentarse a ratos en algún rincón del cuchitril en que vivía Thénardier y sumirse en una ensoñación ante aquella obra maestra repulsiva. Tras titubear un momento, pensó: «¡Bah! Les daría tiempo a escaparse». Y siguió adelante, caminando con rapidez y casi con expresión de ir sobre seguro, con la sagacidad del zorro que olfatea una bandada de perdices.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap XI : Vuelve a aparecer el número 9.430 y a Cosette le toca con ese número la lotería. Jean Valjean no había muerto. Cuando cayó al mar, o, mejor dicho, cuando se tiró al mar, iba, como ya hemos dicho, sin grilletes. Nadó entre dos aguas hasta llegar debajo de un barco anclado al que estaba amarrado un bote. Se las apañó para esconderse en ese bote hasta que cayó la tarde. Cuando se hizo de noche, volvió a echarse al agua y llegó a nado hasta la costa, a poca distancia del cabo Brun. Allí, como no era de dinero de lo que carecía, pudo conseguir ropa. Un merendero de las inmediaciones de Balaguier era por entonces el guardarropa de los presidiarios evadidos, especialidad muy lucrativa. Luego, Jean Valjean, como todos esos desdichados fugitivos que intentan no dar pistas al acecho de la ley y la fatalidad social, fue siguiendo un itinerario oscuro y ondulante. Dio con un primer refugio en Les Pradeaux, cerca de Beausset. Se encaminó luego hacia Le Grand-Villard, cerca de Briançon, en Les Hautes-Alpes. Huida a tientas y desasosegada, camino de topo cuyas ramificaciones nadie sabe. Pudo, más adelante, hallarse alguna traza de su paso por la provincia de Ain, en la comarca de Civrieux; y en los Pirineos, en Accons, en un lugar llamado La Grange-de-Doumecq, cerca de la aldea de Chavailles; y en las inmediaciones de Périgueux, en Brunies, en el cantón de La Chapelle-Gonaguet. Llegó a París. Y acabamos de verlo en Montfermeil. Lo primero que hizo al llegar a París fue comprar ropa de luto para una niña de entre siete y ocho años y, luego, hacerse con un sitio donde vivir. Después, fue a Montfermeil. Recordaremos que ya durante su evasión anterior había hecho a aquellos alrededores un viaje misterioso del que algún eco había llegado a las autoridades. Por lo demás, lo daban por muerto, con lo cual las sombras que lo rodeaban se habían vuelto aún más densas. En París, le cayó en las manos uno de los periódicos que daban constancia del suceso. Y eso lo tranquilizó, se notó casi en paz, como si se hubiera muerto de verdad. La misma noche del día en que Jean Valjean sacó a Cosette de las garras de los Thénardier estaba entrando en París. Llegaba al caer la noche, con la niña, por el portillo de Monceaux. Allí tomó un cabriolé que lo llevó a la explanada del Observatorio. Bajó, pagó al cochero, cogió a Cosette de la mano y los dos, ya de noche cerrada, por las calles desiertas que caen cerca de L'Ourcine y de La Glacière, se encaminaron hacia el bulevar de L'Hôpital. Había sido para Cosette un día raro y repleto de emociones; habían comido detrás de unos setos pan y queso comprados en figones aislados, habían cambiado de coche muchas veces, habían hecho a pie parte del camino; la niña no se quejaba, pero estaba cansada, y Jean Valjean lo notó porque cada vez le tiraba más de la mano al andar. Se la echó a la espalda; Cosette, sin soltar a Catherine, le apoyó la cabeza en el hombro a Jean Valjean y se quedó dormida.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap II : Donde se completan dos retratos. Aún no hemos visto en este libro a los Thénardier más que de perfil; ha llegado el momento de dar vueltas alrededor de esa pareja y mirarla por todas las caras. Thénardier acababa de cumplir los cincuenta años; la señora Thénardier rondaba los cuarenta, que son, en la mujer, como los cincuenta; de forma que la edad de la mujer y la del marido estaban equilibradas. Es posible que a los lectores se les haya quedado, desde la primera vez que apareció, algún recuerdo de la Thénardier, alta, rubia, colorada, gruesa, de buenas carnes, de espaldas cuadradas, enorme y ágil; ya hemos dicho que había en ella algo de esa raza de mujeres colosales y salvajes que se doblan para atrás en las ferias con adoquines colgando de la melena. Se hacía cargo de todo en la casa: las camas, la limpieza de las habitaciones, la colada, la comida y lo que se terciara y llevaba en todo la voz cantante. No tenía más sirvienta que Cosette: un ratón al servicio de un elefante. Cuando ella alzaba la voz, todo temblaba, los cristales, los muebles y las personas. La cara ancha, cuajada de pecas, parecía una espumadera. Tenía barba. Era la imagen ideal de un descargador del mercado de abastos disfrazado de mujer. Blasfemaba estupendamente; se jactaba de cascar una nuez de un simple puñetazo. De no ser por las novelas que había leído y que, a ratos, permitían intuir a la relamida tras la ogresa, nunca se le habría ocurrido a nadie decir de ella: es una mujer. La tal Thénardier era algo así como el fruto del injerto de una cursi en una verdulera. Cuando la oían hablar, decían: «Es un gendarme»; cuando la veían beber, decían: «Es un carretero»; cuando la veían tratar a Cosette, decían: «Es el verdugo». Cuando se estaba quieta, le asomaba de la boca un diente. El Thénardier era un hombre bajo, flaco, pálido, anguloso, huesudo, encanijado, que parecía enfermo y estaba como una rosa: ahí empezaban sus embaucos. Solía sonreír por precaución y era educado con casi todo el mundo, incluso con el pordiosero a quien negaba un céntimo. Tenía mirada de garduña y aspecto de hombre de letras. Se parecía mucho a los retratos del padre Delille. Tenía la coquetería de beber con los carreteros. Nunca había conseguido nadie emborracharlo. Fumaba una pipa muy grande. Llevaba blusón y, debajo del blusón, un frac negro viejo. Tenía pretensiones de literato y de materialista. Pronunciaba con frecuencia unos cuantos nombres para fundamentar en ellos las cosas inanes que decía: Voltaire, Raynal, Parny y, cosa curiosa, san Agustín. Aseguraba que tenía un «sistema». Por lo demás, era muy fullero. Un fullósofo. Es una variedad que existe. Recordemos que aseguraba que había servido en el ejército; narraba Waterloo con cierto lujo de detalles; era sargento en un 6.º regimiento de infantería ligera, o un 9.º, vaya usted a saber; él solo, enfrentado con un escuadrón de húsares de la muerte, había protegido con su propio cuerpo y salvado, cruzando entre la metralla, a «un general peligrosamente herido». De ahí el flamante cartel de la fachada y, para la posada, el nombre, en la comarca, de «taberna del sargento de Waterloo». Era liberal, clásico y bonapartista. Había aportado fondos para el Campamento de Asilo. Decían en el pueblo que había estudiado para cura. Nosotros creemos que había estudiado en Holanda, sencillamente, para posadero. Este pillo, de orden compuesto, era probablemente un flamenco de Lille en Flandes, un francés en París, un belga en Bruselas, muy cómodo a caballo entre dos fronteras.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap III : Los hombres necesitan vino y los caballos, agua. Habían llegado otros cuatro viajeros. Cosette reflexionaba tristemente; porque, aunque sólo tuviera ocho años, había padecido tanto ya que se quedaba pensativa con la expresión lúgubre de una anciana. Tenía un ojo negro, porque la Thénardier le había dado un puñetazo; con lo cual, la Thénardier decía de cuando en cuando: «Lo fea que está con ese ojo pocho». Así que Cosette estaba pensando que era de noche, muy de noche, que había sido menester llenar de improviso el jarro del lavabo y la jarra de la mesilla en las habitaciones de los viajeros recién llegados y que ya no quedaba agua en la fuente de la cocina. Lo que la tranquilizaba un poco era que en casa de los Thénardier no se bebía mucha agua. No es que faltasen allí personas sedientas; pero tenían ese tipo de sed que tiene que ver más con la jarra de vino que con la de agua. Aquellos hombres habrían tomado por un salvaje a quien pidiera un vaso de agua entre aquellos vasos de vino. Hubo un momento, no obstante, en que la niña se estremeció; la Thénardier alzó la tapa de una cazuela que hervía en el fogón, cogió luego un vaso y se fue con presteza hacia la fuente. Abrió el grifo; la niña había levantado la cabeza y estaba pendiente de todos sus movimientos. «¡Anda! ¡Si ya no queda agua!», dijo la Thénardier. Luego se quedó callada un rato. La niña no respiraba. —¡Bah! —añadió la Thénardier, mirando el vaso a medio llenar—. Tendré bastante con esto. Cosette volvió a su labor, pero estuvo más de un cuarto de hora notando cómo le daba brincos el corazón en el pecho, igual que un copo grande. Contaba los minutos que iban pasando, y le habría gustado mucho que fuera ya la mañana siguiente. De vez en cuando, alguno de los bebedores miraba la calle y exclamaba: «¡Está más oscuro que la boca de un horno!». O: «¡Habría que ser gato para salir a estas horas sin un farol!». Y Cosette se sobresaltaba. De pronto, uno de los buhoneros que paraban en la posada entró y dijo con voz dura: —No le han dado de beber a mi caballo. —Claro que sí —dijo la Thénardier. —Le digo que no, comadre —contestó el vendedor. Cosette había salido de debajo de la mesa. —¡Que sí, señor, que sí! —dijo—. El caballo ha bebido. Bebió del cubo. Si hasta se bebió el cubo entero. Le llevé de beber yo, y le hablé. No era cierto. Cosette mentía. —Mira ésta, abulta lo que un comino y dice mentiras como una casa —exclamó el vendedor—. ¡Te digo que no ha bebido, bribonzuela! Sabré yo cómo resopla cuando no ha bebido. Cosette no se desdijo y añadió, con voz ronca de angustia, que apenas se oía: —¡Y muy bien que bebió! —Vamos a dejarnos de tonterías —dijo el vendedor, enfadado—. ¡Que le den de beber a mi caballo y acabemos con esto! Cosette se volvió a meter debajo de la mesa. —Pues es verdad —dijo la Thénardier—. Si el animal no ha bebido, tendrá que beber. Luego, mirando alrededor: —¿Dónde se ha metido ésta ahora? Se agachó y descubrió a Cosette acurrucada en la otra punta de la mesa, casi entre los pies de los bebedores. —¿Vienes o no? —gritó la Thénardier. Cosette salió de aquella especie de agujero donde se había escondido. La Thénardier siguió diciendo: —Tú, chucho-sin-nombre, ve a dar de beber a ese caballo. —Pero, señora —dijo Cosette muy bajito—, es que no queda agua. La Thénardier abrió de par en par la puerta de la calle. —¡Bueno, pues ve a buscarla! Cosette agachó la cabeza y fue a buscar un cubo vacío que estaba junto a la chimenea. El cubo aquel era más grande que ella y la niña podría haberse sentado dentro y caber de sobra.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap I : La cuestión del agua en Montfermeil. Montfermeil está entre Livry y Chelles, en las lindes meridionales de esta meseta elevada que separa el Ourcq del Marne. En la actualidad es una población bastante grande que cuenta todo el año con el ornato de villas de escayola y, los domingos, con el de una clase media radiante. En 1823, no había en Montfermeil ni tantas casas blancas ni tantos miembros satisfechos de la clase media. No era sino un pueblo entre bosques. Cierto es que había acá y allá algunas mansiones de recreo del siglo pasado, que era posible identificar por el aspecto señorial, los balcones de hierro forjado y esas ventanas altas cuya multitud de vidrios tiñen la blancura de las contraventanas cerradas con todo tipo de verdes diferentes. Mas no por ello dejaba Montfermeil de ser un pueblo. Los comerciantes de paños retirados y los procuradores mercantiles que iban a pasar temporadas de descanso no lo habían descubierto aún. Era un lugar tranquilo y encantador, que no estaba camino de parte alguna; se podía vivir por poco dinero con ese tipo de vida campesina tan abundante y fácil. Lo único que escaseaba era el agua por la elevación de la meseta. Había que ir a buscarla bastante lejos. El extremo del pueblo que cae del lado de Gagny tomaba el agua de los estanques espléndidos que hay en esos bosques; el extremo opuesto, que está en las inmediaciones de la iglesia y cae del lado de Chelles, no tenía agua potable sino en un manantial pequeño, a mitad de la cuesta, cerca de la carretera de Chelles, más o menos a un cuarto de hora de Montfermeil. Hacerse con provisiones de agua era, pues, en todos los hogares una tarea bastante penosa. Las casas ricas, la aristocracia, y también el figón de los Thénardier, pagaban un céntimo por cada cubo de agua a un buen hombre que a eso se dedicaba y ganaba con aquel negocio del agua en Montfermeil unos cuarenta céntimos diarios; pero el mencionado buen hombre sólo trabajaba hasta las siete de la tarde en verano y hasta las cinco en invierno, y, cuando caía la noche y estaban ya cerrados los postigos de las plantas bajas, quien no tuviera agua para beber o iba a buscarla o se las apañaba sin ella. Eso era lo que tenía aterrorizada a esa pobre criaturita de quien el lector no puede haberse olvidado: Cosette. Recordemos que Cosette les era útil a los Thénardier de dos formas: le cobraban a la madre y tenían a su servicio a la niña. En consecuencia, cuando la madre dejó de pagar del todo, ya hemos leído el porqué en los capítulos anteriores, los Thénardier no echaron a Cosette. Les ahorraba el gasto de una criada. Y, como criada, ella era la que iba corriendo por agua cuando hacía falta. Y la niña, a la que espantaba el pensamiento de ir al manantial de noche, se cuidaba muy mucho de que nunca faltase el agua en la casa. Las Navidades del año 1823 fueron especialmente sonadas en Montfermeil. El comienzo del invierno había sido de temperatura clemente; no había helado ni nevado. Habían llegado de París unos titiriteros y el señor alcalde les dio permiso para colocar sus casetas en la calle mayor; y un grupo de vendedores ambulantes, disfrutando de igual permiso, levantaron sus tenderetes en la plaza de la iglesia, e incluso en la callejuela de Le Boulanger, donde estaba, como el lector recordará seguramente, el figón de los Thénardier.
Los Miserables Autor: Víctor Hugo Segunda Parte: Cosette Libro tercero Queda cumplida la promesa hecha a la muerta Cap IV : Entra en escena una muñeca. Recordemos que la fila de tenderetes al aire libre que empezaba en la iglesia llegaba hasta la posada. Como los vecinos acomodados pasarían dentro de un rato para ir a misa del gallo, esos comercios estaban muy iluminados con velas que ardían dentro de unos embudos de papel, lo que, como decía el maestro de escuela de Montfermeil, que estaba en aquellos momentos sentado en el figón de los Thénardier, era de un «efecto mágico». En cambio, en el cielo no se veía ni una estrella. El último tenderete, que estaba precisamente delante de la puerta de los Thénardier, era un comercio de juguetes y baratijas, que resplandecía todo él de oropeles, abalorios y objetos espléndidos de hojalata. En primera fila, y muy a la vista, el vendedor había colocado, sobre un fondo de servilletas blancas, una muñeca grandísima, de casi dos pies, que llevaba un vestido de crespón rosa y espigas de oro en la cabeza y tenía pelo de verdad y ojos de esmalte. Aquella maravilla llevaba todo el día expuesta al pasmo de los transeúntes de menos de diez años sin que hubiera aparecido en Montfermeil una madre con dinero bastante o suficiente prodigalidad para regalársela a su hija. Éponine y Azelma se habían pasado horas contemplándola y la propia Cosette, también es cierto que a hurtadillas, se había atrevido a mirarla. En el momento en que salió Cosette con el cubo en la mano, por muy apagada y agobiada que estuviera, no pudo impedir alzar la vista hacia aquella muñeca prodigiosa, hacia la señora, como la llamaba. La pobre niña se detuvo petrificada, Aún no había visto la muñeca de cerca. Toda la caseta parecía un palacio; aquella muñeca no era una muñeca, era una visión. Era la alegría, el esplendor, la riqueza, la felicidad que se le aparecían entre algo parecido a un resplandor quimérico a aquella pobre criaturita tan profundamente hundida en una miseria fúnebre y fría. Cosette calibraba con esa sagacidad candorosa y triste de la infancia el abismo que la separaba de aquella muñeca. Se decía que había que ser reina o, al menos, princesa para tener «una cosa» así. Miraba fijamente el precioso vestido rosa, el precioso pelo liso, y pensaba: «¡Qué feliz debe de ser esa muñeca!». No podía apartar los ojos de aquel comercio fantástico. Cuanto más lo miraba, más deslumbrada estaba. Le parecía que estaba viendo el paraíso. Había otras muñecas detrás de la muñeca grande que le parecían hadas y genios. Le daba la impresión de que el comerciante, que andaba de acá para allá al fondo de su caseta, era, en cierto modo, Dios Padre. Sumida en esa adoración se olvidaba de todo, incluso del recado que tenía que hacer. De repente, la voz ruda de la Thénardier la devolvió a la realidad: «¡Cómo, pánfila! ¿Todavía no te has ido? ¡Espera que voy para allá! ¿Qué demonios estará haciendo ahí? ¡So bicho raro!». La Thénardier había echado una ojeada a la calle y había visto a Cosette en pleno éxtasis. Cosette salió corriendo con el cubo, dando las zancadas mayores que podía.
Joven y exitoso emprendedor, con estudios en el M.I.T. y la Universidad de Stanford, el actual Director General de Endeavor Spain, presenta el Mapa de Emprendimiento en su país y traza un panorama completo de la actividad emprendedora Española, en sus distintos sectores y características. Hecha luz sobre el “futuro” al que califica como esperanzador (más allá de la coyuntura actual) y hablando de las nuevas ideas de las startups, ve una relevancia importante a la hora de Comunicar esas ideas. Un buen proyecto, mal comunicado, genera duda en los futuros inversores de esa startup. Los invito a que compartan con nosotros otro Episodio de EMPRENDEDORES en nuestra 7° Temporada. --- Send in a voice message: https://anchor.fm/mario-caira/message Support this podcast: https://anchor.fm/mario-caira/support
Los cristianos, hemos sido rescatados de las tinieblas y trasladados a la luz, se nos llama entonces, a vivir como gente hecha a la luz, es decir, siendo bondadosos comprensivos y perdonandonos mutuamente desterrando la inmoralidad, la indecencia y el afán de dinero. --- Send in a voice message: https://anchor.fm/carloscesaralveob/message
El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu presenta su última película, “Bardo (o falsa crónica de unas cuantas verdades)“. El filme explora, de una manera muy particular, la experiencia de emigrar. Carmen Aristegui charla con González Iñárritu sobre cómo desarrolló la película.Para conocer sobre cómo CNN protege la privacidad de su audiencia, visite CNN.com/privacidad
LA HISTORIA REAL DETRÁS DEL POR QUÉ A LOS 15 AÑOS EL CANTANTE PANAMEÑO FUE A PRISIÓN Y CÓMO ESTAR AHÍ CAMBIÓ SU VIDA PARA SIEMPRE...
En este primer episodio de Spooky Season hablamos sobre uno de los villanos más icónicos de todos los tiempos y su debut en películas: Freddy Krueger en A nightmare on Elm Street. Hablamos sobre lo sueños y porqué Freddy persigue adolescentes
La timonel del Partido Socialista criticó que la oposición desconociera el arreglo al que habrían llegado este lunes por la continuidad al proceso constituyente.
Entrevista en La FM con Andrés Otero León Gómez Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa sobre la legalización de la cocaína en Colombia
Muchas veces, concebimos lo artesanal “artesanal” como lo que está hecho a mano, y ya. Pero, realmente, lo artesanal tiene un “centro” mucho más profundo que eso, partiendo por una frase en específico: Lo artesanal nos devuelve a un lugar que nace siendo innovador y sostenible, donde aprendemos a conectarnos con el ecosistema.
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El enlace químico es uno de los conceptos centrales en la química: se trata de un conjunto de mecanismos que permiten a los átomos asociarse y, digamos, "quedarse pegados" unos a otros. Otra noción fundamental son las reacciones químicas, y cómo la interacción entre moléculas rompe enlaces y crea otros nuevos. Normalmente, cuando queremos manipular enlaces químicos éste es el camino que tomamos: buscamos sustancias que puedan ser "nuestras manos" y que actúen sobre los enlaces como a nosotros nos interesa. Hoy os presentamos un mecanismo totalmente diferente que acaba de descubrirse: la posibilidad de actuar mediante una pequeña sonda sobre enlaces individuales y, aplicando un voltaje, romper o crear enlaces químicos. Es literalmente como si pudiéramos tocar los enlaces con nuestras manos. Este descubrimiento ha sido portada de la revista Science, y hablamos sobre él con uno de sus artífices: Diego Peña Gil, investigador en el Centro de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares de la Universidad de Santiago de Compostela. Si queréis leer el trabajo de Diego y sus colaboradores, es "Selectivity in single-molecule reactions by tip-induced redox chemistry", de Florian Albrecht et al. Lo podéis encontrar en este enlace: https://www.science.org/doi/10.1126/science.abo6471 Si os interesa la química y, en concreto, los enlaces químicos, os interesarán dos programas de nuestro pódcast hermano, La Brújula de la Ciencia: buscad los episodios s11e41 y s06e04. Este programa se emitió originalmente el 26 de julio de 2022. Podéis escuchar el resto de audios de Más de Uno en la app de Onda Cero y en su web, ondacero.es
Ya lo dice el refrán: Hecha la ley, hecha la trampa. En las etiquetas de muchos productos de alimentación encontraremos sinónimos, neologismos, ausencias y otros esfuerzos de ingenio literario para ocultar lo que no queremos decir abiertamente. Hay muchas etiquetas que las oficinas de información al consumidor han llamado ETIQUETAS TRAMPA. Escuchar audio
Jesús es la esperanza a su vida
El diputado y jefe de bancada de la Democracia Cristiana criticó a la directiva de su partido en la previa de la junta nacional.
En Buenos Días América arrancamos contando “Que paso mientras Ud. dormía” nuestro boletín informativo con un resumen de las noticias más importantes del día. El Dr. Juan Rivera, habla del nuevo frente de calor y cómo afecta esto a la salud de las personas, especialmente gente de la tercera edad o gente con enfermedades respiratorias. Miguel Esparza, periodista de Univision Chicago, nos habla de la tragedia sucedida el pasado 4 de julio en donde resultaron 6 personas muertas y más de 20 heridos. La abogada de inmigración, Martha Arias, responde todas las preguntas relacionadas a la residencia legal en los EE.UU. Y en Contacto Deportivo, hablamos con Aldo Sánchez dando una ronda por lo acontecido en las eliminatorias de CONCACAF y la agenda TUDN Radio para esta semana. Mañana más, en Buenos Días América, no olvides en conectarte. Si te gusto, recuerda compartir con tus amigos que pueden encontrarnos en la App de UFORIA o en cualquier plataforma de podcast. Envíanos tus comentarios, inquietudes o sugerencias, a nuestras redes sociales en Facebook @buenosdiasam, Instagram buenosdiasamericaam o escríbenos a nfoudradio@UNIVISION.NET estaríamos encantados de recibirlas.
No episódio dessa semana nós falamos sobre a doação que a criadora de Friends fez para uma universidade, sobre Jacob Hopkins, que foi infectado com Covid voluntariamente, e sobre o novo musical Matilda. MATERIAL LISTA DE ESPERA INSTAGRAM
Impacto Científico 15 - Nanotecnología hecha en la UNI: telas antimicrobianas para uso hospitalario La industria peruana ya puede producir ropa con propiedades antimicrobianas a bajo costo, gracias a la tecnología desarrollada por científicos de la UNI. El Dr. José Solis nos cuenta más sobre este proceso que utiliza la nanotecnología y metales asequibles como el cobre y el zinc, y que está lista para ser transferida a las empresas. Síguenos en Sudaca.pehttps://www.facebook.com/sudacaperu.pehttps://twitter.com/SudacaPeruhttps://www.linkedin.com/company/suda...https://www.instagram.com/sudacaperu/Lima – Perú#ImpactoCientífico #Nanotecnología #UNI #Telasfuncionales
El break para el coffee de Cuerpos especiales ha dejado este miércoles un momento para el recuerdo. Eva Soriano e Iggy Rubín han recibido la llamada de Miguel, un gaiteiro que les ha regalado la canción en gaita de Despacito, la canción de Luis Fonsi y Daddy Yankee.
La Comisión Europea da el visto bueno al tope del gas propuesto por España y Portugal, Argelia suspende el tratado de amistad, buena vecinidad y cooperación suscrito con España hace 20 años, entrevista a Teresa Ribera y más asuntos en la mesa del análisis de Hora 25 con Enric Juliana, Carlos E. Cué y Elisa de la Nuez.
Ladrillos de la tapia, tanto más viejos que la casa misma, extraídos, supongo, de una granja que tiraron abajo para construir la calle, angostos ladrillitos de otro siglo. Hecha con parapetos y paneles, de todas formas es una modesta tapia tras las flores: rosas y malvarrosas, las vainas color plata del lupín, el flox de sabor dulce y la lavanda gris, que nadie ve. Pero yo descubrí los colores ocultos de la tapia, que despertaron cuando rocié con la manguera su áspera superficie: un rojo indefinido, un dorado rugoso, un malva salpicado por unas tenues sombras, surgido del callado y reseco marrón: arquetipo del mundo un paso siempre más allá del mundo, que no puede buscarse, solamente encontrarse con ojo vagabundo. Traducción: Ezequiel Zaidenwerg
"Con 7 años me di cuenta de que quería ser presentadora" - Katie knight Isra García entrevista en un nuevo episodio a Katie Hayley Knight, presentadora de radio, televisión y eventos, creativa, creadora de contenidos y periodista. Esta es sin duda una conversación muy especial entre dos personas que llevan años trabajando juntos y que mantienen una formidable relación. "Tienes todo el tiempo que necesitas si sabes organizarte y estás enfocado en lo que quieres sacar adelante" Una conversación distendida y distinta a los episodios habituales, entre dos grandes amigos que se admiran mutuamente. En ella se disecciona la figura de una joven y exitosa mujer hecha a sí misma sobre encontrar tu pasión, perseguir tus sueños, iniciativa, constancia, esfuerzo y lanzarte a la aventura de ser feliz. También se abordan temas de productividad, organización personal, rutinas y optimizar el día a día. "Sabía que necesitaba hacer algo, sabía que necesitaba aprender, fallar, moverme..." "En cuanto más cosas estoy más abro mi mente. Necesito accionar, necesito hacer cosas" - Katie knight Índice de contenidos Hitos trascendentales. Pilares maestros de Katie Knight. Cómo dejar de complacer a las personas. Aquello que más ha impactado en las vivencias de Katie como profesional. Las cosas de las que Katie se siente más orgullosa y satisfecha. las frases clave para seguir en los momentos que abandonar. Las metas de Katie. Qué pasa cuando logras lo que buscas. Los éxitos de Katie. Crear un podcast y presentar un programa. Organización, productividad, enfoque y planificación. Sobre evitar distracciones. Mayores fracasos. Cómo superó su ansiedad. Próximos proyectos y pasos. Entrevistas más sorprendentes. Grandes lecciones de cientos de entrevistas. Comportamientos que la separan del resto. Hábitos raros. La mejor (y peor) inversión que ha hecho. Un mensaje a Katie con 20 años y a la de dentro de 20 años. Lo más útil en la vida. Una palabra para definirse. El mentor que elegiría para acompañarla. El aprendizaje más importante de su vida, por ahora. Un hábito a dominar. La mirada de sus hijos. Mensaje a los universitarios. Los libros que más fuerte han calado en Katie Knight. Mensaje final. Mejor consejo. La receta para una buena vida. "Trabajar bajo presión me enseñó muchísimo" Notas del podcast Show reel de Katie Knight. Aitor Contreras. Anna Tur. Balearica Music. Para contratar a Katie. Podcast de Katie - "Can You Put me on the Guest List" Entrevista a Skrillex. El Secreto - libro. The Universe has your Back - libro. The Happiness Advantage - libro. Canal de Twitch elRow. Cuenta de Instagram Katie Knight. "Ya no hago las cosas por los demás, he llegado a un momento que no lo permito, no pongas a nadie por delante de ti y olvides lo que a ti te hace feliz" - Katie knight
Lo Más Caliente | 13 de abril del 2022 – Nostalgia ochentosa llega hecha videojuego, nueva expansión de World of Warcraft y I am Jesus Christ se mete por las venas Puedes escuchar “Lo Más Caliente” de Yo soy un Gamer en: Apple Podcast, Spotify, Anchor, iHeart, Google Podcast, Audible y Amazon Music. Como dato adicional, Frankie López "Hambo", graba estas noticias a las 4am todos los días para que salgan en diferentes programas de radio: Molusco y Los Reyes de la Punto por la Mega 106.9FM @lamegapr (Puerto Rico) y El Flow por Mix 98.3FM @elflowdemiami (Miami). Fuentes: https://www.eurogamer.es/blizzard-anunciara-la-proxima-expansion-de-world-of-warcraft-la-semana-que-viene https://www.levelup.com/noticias/670610/Cura-a-los-enfermos-en-el-simulador-de-Jesucristo-creado-en-Unreal-Engine-5 https://www.beamdog.com/ ___________________ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Únete a nuestro Patreon y ayúdanos a crear contenido awesome: https://www.patreon.com/yosoyungamer Todo sobre videojuegos en un solo lugar: https://www.yosoyungamer.com #Gaming #YosoyunGamer #Videojuegos #Gamer #PuertoRico #youtubeislife #subscriber #youtubeguru #youtubecontent #newvideo #subscribers #youtubevideo #youtub #youtuber #youtubevideos #florida #orlando #podcast --- Support this podcast: https://anchor.fm/yosoyungamer/support
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Únete a la comunidad #EnDefensaPropia — tenemos contenido exclusivo: talleres, mentorías, Q&A con expertas y mucha gente bella comunidad.endefensapropia.com En ocasiones la reinvención nos lleva a lugares a los que jamás imaginaríamos, fuera de nuestro conocimiento, preparación o proyección de vida. Pero como ya sabemos, nuestras fortalezas y conexión con nosotras mismas, nos muestran nuevos caminos por recorrer para desarrollarnos. Karina Rosendo, después de dedicarse durante muchos años a la producción de televisión, periodismo y mercadeo digital, creó su propio emprendimiento en el mundo de la moda con Stitch Lab. Una plataforma que muestra a diseño de moda de Latinoamérica, ayudándolos a darse a conocer en el mercado americano con desfiles de moda, tiendas, pop-ups y un marketplace. Karina nos cuenta como hizo ese cambio de etiquetas y de vida, cómo encontró su pasión a la vez que visibiliza sus raíces con su plataforma, mostrándole al mercado americano la autenticidad de los latinos. Por cierto, este fin de semana del 8 al 10 de abril en el Miami Design District, podrás conocer lo último de la moda latinoamericana en el Pop Up 2022 de Stitch Lab. Para mayor información ingresa a stitchlabmiami.com SUSCRÍBETE: https://www.youtube.com/erikadelavegaoficial WEB: http://erikadelavega.com/ Instagram: https://www.instagram.com/erikadlvoficial/ Twitter: https://twitter.com/ErikaDLV Facebook: https://www.facebook.com/erikadelavega/ Producción: Valentina Carmona https://www.instagram.com/pelicarmona Producción: November Content https://www.novembercontent.com/ Edición: Vanessa Ferrebus