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La catequesis del dìa de Tiziana, Apòstol de la Vida Interior
+ Del Evangelio según san Juan +En aquel tiempo dijo Jesús a Pedro: Sígueme. Pedro entonces, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto quería el mismo que en la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te va a entregar? Al verlo, Pedro dice a Jesús: Señor, y éste, ¿qué? Jesús le respondió: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme. Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: No morirá, sino: Si quiero que se quede hasta que yo venga. Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.Palabra del Señor.
Jn 18,1-40.19,1-42.Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos.Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia.Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas.Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: "¿A quién buscan?".Le respondieron: "A Jesús, el Nazareno". El les dijo: "Soy yo". Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos.Cuando Jesús les dijo: "Soy yo", ellos retrocedieron y cayeron en tierra.Les preguntó nuevamente: "¿A quién buscan?". Le dijeron: "A Jesús, el Nazareno".Jesús repitió: "Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan".Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me confiaste".Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco.Jesús dijo a Simón Pedro: "Envaina tu espada. ¿ Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?".El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron.Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.Caifás era el que había aconsejado a los judíos: "Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo".Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a Jesús. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice,mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro.La portera dijo entonces a Pedro: "¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?". El le respondió: "No lo soy".
En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos.Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas.Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscan?” Le contestaron: “A Jesús, el nazareno”. Les dijo Jesús: “Yo soy”. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy', retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: “¿A quién buscan?” Ellos dijeron: “A Jesús, el nazareno”. Jesús contestó: “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste'.Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?”El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo hombre por el pueblo'.Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?” Él dijo: “No lo soy”. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho”.Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole: “¿Así contestas al sumo sacerdote?” Jesús le respondió: “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: “¿No eres tú también uno de sus discípulos?” Él lo negó diciendo: “No lo soy”. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?” Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo.Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua.Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo: “¿De qué acusan a este hombre?” Le contestaron: “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”. Pilato les dijo: “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”. Los judíos le respondieron: “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir...
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El pastor Carlos Stahl aborda la ocasión en la que Jesús oró para que la fe de Pedro no faltara en medio de la prueba.
Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai.1 Después de haber dicho esto, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró Él con sus discípulos. 2 También Judas, el que le iba a entregar, conocía el lugar, porque Jesús se había reunido allí a menudo con sus discípulos. 3 Entonces Judas, tomando la cohorte romana, y a varios alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue* allá con linternas, antorchas y armas. 4 Jesús, pues, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo*: ¿A quién buscáis? 5 Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. Él les dijo*: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, estaba con ellos. 6 Ycuando Él les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra. 7 Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús el Nazareno. 8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; por tanto, si me buscáis a mí, dejad ir a estos; 9 para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no la he de beber? 12 Entonces la cohorte romana, el comandante y los alguaciles de los judíos prendieron a Jesús y le ataron, 13 y le llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote ese año. 14 Y Caifás era el que había aconsejado a los judíos que convenía que un hombre muriera por el pueblo. 15 Y Simón Pedro seguía a Jesús, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote, 16 pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Así que el otro discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, salió y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. 17 Entonces la criada que cuidaba la puerta dijo* a Pedro: ¿No eres tú también uno de los discípulos de este hombre? Y él dijo*: No lo soy. 18 Y los siervos y los alguaciles estaban de pie calentándose junto a unas brasas que habían encendido porque hacía frío; y Pedro estaba también con ellos de pie y calentándose. 19 Entonces el sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas. 20 Jesús le respondió: Yo he hablado al mundo abiertamente; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que han oído lo que hablé; he aquí, estos saben lo que he dicho. 22 Cuando dijo esto, uno de los alguaciles que estaba cerca, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio de lo que he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas? 24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. 25 Simón Pedro estaba de pie, calentándose; entonces le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? Él lo negó y dijo: No lo soy. 26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, dijo*: ¿No te vi yo en el huerto con Él? 27 YPedro lo negó otra vez, y al instante cantó un gallo. 28 Entonces llevaron* a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era muy de mañana. Y ellos no entraron al Pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua. 29 Pilato entonces salió fuera hacia ellos y dijo*: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30 Ellos respondieron, y le dijeron: Si este hombre no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado... --------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américaspaulino.solorzano@gmail.com
O sermão de Pedro no dia de pentecostes - Pr. Tiago Gama by Igreja Missionária Evangélica Maranata do MéierPara conhecer mais sobre a Maranata: Instagram: https://www.instagram.com/imemaranata/Facebook: https://www.facebook.com/imemaranataSite: https://www.igrejamaranata.com.br/Canal do youtube: https://www.youtube.com/channel/UCa1jcJx-DIDqu_gknjlWOrQDeus te abençoe
Fala, pessoal! Neste 444, Caio Augusto está com Fernanda Peres de Melo, Renata Kotscho e Rachel de Sá! Os assuntos analisados são os seguintes: Fernanda, temos bandeira vermelha patamar 2 para setembro na energia; o que isso tem a ver com os juros? Renata, com o Boletim Internacional: quem está short em AI está ganhando dinheiro com isso? Rachel, dados recentes de PIB e desemprego surpreenderam positivamente, mas talvez chamam uma alta da Selic; por quais motivos? Confira nossa Linktree, lá você nos encontra em todos os lugares! https://linktr.ee/terracoeconomico Você encontra esse podcast nas seguintes plataformas: Apple Podcasts, Spotify, Amazon Music, CastBox, Deezer, iHeart, JioSaavn, Listen Notes, Player FM, Podcast Addict, Podchaser, YouTube e YouTube Music Episódio editado por ATHELAS Edições de Áudio
I första avsnittet av säsong två av podden gästas Johan och Marcelo av Laziale Felix Bengtsson, där nyheter och om sista träningsmatcherna diskuteras. Så även slutspurten på mercaton och alla tre är eniga om att dom vill se en striker till. Säsongen snackas upp och Marcelo, Johan och Felix tippar sina top 5 och Lazio där ingen tippar i närheten av varandra. Felix både sparkar in en öppen dörr för att senare i episoden sticka ut hakan rejält och tippar att Lazio kommer gå till slutspel och kanske till och med vinna EL, modigt och Johan och Marcelo hoppas undrar om detta ska bli Pedros buckla i den eviga staden! God lyssning!
In an emergency podcast, Joe, Zim and Vinnie break down the long overdue firing of Pedro Grifol!
Raúl del Pozo reflexiona en 'Más de uno' sobre la amenaza de Pedro Sánchez con dejar la presidencia del Gobierno y la reacción del PSOE cerrando filas en torno a su líder.
Raúl del Pozo reflexiona en 'Más de uno' sobre la amenaza de Pedro Sánchez con dejar la presidencia del Gobierno y la reacción del PSOE cerrando filas en torno a su líder.
Te tuteo porque ya sabes que soy mixto lobo y los perros nos hablamos de tú. Me han dicho que estás pensando en irte. Mira, perro, te entiendo y tienes mi apoyo y solidaridad. No te puedes ir, aunque la extrema derecha, los medios indecentes y los jueces corruptos se hayan lanzado contra ti. Los perros ya sabemos cómo se las gastan los laceros. Tengo motivos para no votarte, pero diré que no es contra ti lo que ocurre sino contra la democracia.
En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos.Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas.Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscan?” Le contestaron: “A Jesús, el nazareno”. Les dijo Jesús: “Yo soy”. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy', retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: “¿A quién buscan?” Ellos dijeron: “A Jesús, el nazareno”. Jesús contestó: “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste'.Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?”El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo hombre por el pueblo'.Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?” Él dijo: “No lo soy”. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho”.Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole: “¿Así contestas al sumo sacerdote?” Jesús le respondió: “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: “¿No eres tú también uno de sus discípulos?” Él lo negó diciendo: “No lo soy”. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?” Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo.Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua.Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo: “¿De qué acusan a este hombre?” Le contestaron: “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”. Pilato les dijo: “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”. Los judíos le respondieron: “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó: “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió: “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” Jesús le contestó: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”. Pilato le dijo: “¿Conque tú eres rey?” Jesús le contestó: “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. Pilato le dijo: “¿Y qué es la verdad?”Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: “No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?” Pero todos ellos gritaron: “¡No, a ése no! ¡A Barrabás!” (El tal Barrabás era un bandido).Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían: “¡Viva el rey de los judíos!”, y le daban de bofetadas.Pilato salió otra vez afuera y les dijo: “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa”. Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: “Aquí está el hombre”. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron: “¡Crucifícalo, crucifícalo!” Pilato les dijo: “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él”. Los judíos le contestaron: “Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”.Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: “¿De dónde eres tú?” Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces: “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?” Jesús le contestó: “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor”.Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: “¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque todo el que pretende ser rey, es enemigo del César”. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman “el Enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: “Aquí tienen a su rey”. Ellos gritaron: “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!” Pilato les dijo: “¿A su rey voy a crucificar?” Contestaron los sumos sacerdotes: “No tenemos más rey que el César”. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz se dirigió hacia el sitio llamado “la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús el nazareno, el rey de los judíos'. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: “No escribas: ‘El rey de los judíos', sino: ‘Éste ha dicho: Soy rey de los judíos' ”. Pilato les contestó: “Lo escrito, escrito está”.Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Por eso se dijeron: “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”. Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi túnica. Y eso hicieron los soldados.Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo se la llevó a vivir con él.Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: “Todo está cumplido”, e inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa.Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe.Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas, según se acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús.
¡Nuevo libro de SerCreyente: VIACRUCIS Y VIA LUCIS! Disponible en papel y ebook para todos los mercados en https://sercreyente.com/libros ________________ Viernes, 29 de marzo de 2024 (Viernes Santo) Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! [Juan 18,1-19,42] En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno». Les dijo Jesús: «Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: «¿A quién buscáis?». Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno». Jesús contestó: «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos». Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?». La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Él dijo: «No lo soy». Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?». Jesús respondió: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?». Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». Él lo negó, diciendo: «No lo soy». Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: «¿No te he visto yo en el huerto con él?». Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo... (Texto completo en https://sercreyente.com/viernes-santo) ________________ Descárgate la app de SerCreyente en https://sercreyente.com/app/ ¿Conoces nuestra Oración Online? Más información en: https://sercreyente.com/oracion ¿Quieres recibir cada día el Evangelio en tu whatsapp? Alta en: www.sercreyente.com/whatsapp También puedes hacer tu donativo en https://sercreyente.com/ayudanos/ Contacto: info@sercreyente.com
LAUDES MARTES DE LA III SEMANA DE CUARESMA (Oración de la mañana) - III semana del Salterio INVOCACIÓN INICIAL V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza INVITATORIO Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle. SALMODIA Salmo 84 - Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo. Cántico - Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti. Salmo 66 - Ant. Ilumina, Señor tu rostro sobre nosotros. RESPONSORIO BREVE V. Él me librará de la red del cazador. R. Él me librará de la red del cazador. V. Me cubrirá con su plumaje. R. Él me librará de la red del cazador. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Él me librará de la red del cazador. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. “Yo te digo, Pedro: No has de perdonar hasta siete veces siete, sino hasta setenta veces siete”, dice el Señor. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. PRECES “Cristo, pan de las almas y salvación de los hombres, fortalece nuestra debilidad.” Conclusion V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. (116) --- Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jose-emilio/support
SAMPAOLI DEIXA PEDRO NO FIM DA FILA | GERSON NA MIRA DE CLUBE INGLÊS | INTERESSE EM BRUNO MÉNDEZ - by colunadofla.com
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Nesta semana, o Código BR faz uma análise da reta final desta janela de transferências. Da chegada de James Rodríguez no São Paulo e seu impacto no time de Dorival Jr, mas também do pacotão de reforços do Vasco da Gama e Santos na busca por melhorar o rendimento no Brasileirão. Além disso, com as oitavas de final da Libertadores chegando, alguns palpites e análises sobre os confrontos dos brasileiros na competição CONHEÇA O FOOTURE • Acesse o Site: https://footure.com.br/ • Footure Club: https://footure.com.br/footure-club/ • Loja Futeboleira: http://footure.com.br/loja • Cursos de Análise Tática: https://footure.com.br/footure-lab/ #JamesRodriguez #Vasco #Santos #Libertadores
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ZAGUEIRO DO TOTTENHAM É OFERECIDO | ALLAN VEM OU NÃO? | PEDRO NO FLA INCOMODA | 8 DESFALQUES by colunadofla.com
Juan Pablo Polvorinos analiza cómo Sánchez defiende que ha recibido más apoyo del PP que de Bildu para negar un gobierno con los proetarras.
Juan Pablo Polvorinos analiza cómo Sánchez defiende que ha recibido más apoyo del PP que de Bildu para negar un gobierno con los proetarras.
Evangelio según San Juan 21, 19 – 25 Viéndole Pedro, dice a Jesús: “Señor, ¿y éste qué?” Jesús le respondió: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú sígueme”. Corrió pues entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría; pero Jesús no había dicho a Pedro “No morirá”, sino “Si quiero que se quede hasta que yo venga”. Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay, además, otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran. .................................................... Además puedes escuchar el Evangelio diario en las siguientes plataformas: Spotify: https://open.spotify.com/show/2M0Ubx3Jh55B6W3b20c3GO Apple podcast: https://podcasts.apple.com/us/podcast/evangelio-del-d%C3%ADa/id1590423907 Para más información puede consultar nuestro sitio: https://www.vozcatolica.com o escríbanos a info@vozcatolica.com . Si quiere colaborar con este Apostolado lo puede hacer dirigiéndose a: https://vozcatolica.com/ayudanos . Desde ya muchas gracias.
Episódio com o tema: A profecia de Joel e a pregação de Pedro no Pentecostes Apresentação: Itamir Neves e Israel Mazzacorati. A profecia de Joel realmente apontava para o Pentecostes? Ela não tinha nenhuma importância no tempo de Joel? Confira a resposta do pastor Itamir Neves com base no livro de Joel.See omnystudio.com/listener for privacy information.
En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscan?” Le contestaron: “A Jesús, el nazareno”. Les dijo Jesús: “Yo soy”. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy', retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: “¿A quién buscan?” Ellos dijeron: “A Jesús, el nazareno”. Jesús contestó: “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste'. Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?” El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo hombre por el pueblo'. Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?” Él dijo: “No lo soy”. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho”. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole: “¿Así contestas al sumo sacerdote?” Jesús le respondió: “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: “¿No eres tú también uno de sus discípulos?” Él lo negó diciendo: “No lo soy”. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?” Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua. Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo: “¿De qué acusan a este hombre?” Le contestaron: “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”. Pilato les dijo: “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”. Los judíos le respondieron: “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó: “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió: “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” Jesús le contestó: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”. Pilato le dijo: “¿Conque tú eres rey?” Jesús le contestó: “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. Pilato le dijo: “¿Y qué es la verdad?” Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: “No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?” Pero todos ellos gritaron: “¡No, a ése no! ¡A Barrabás!” (El tal Barrabás era un bandido). Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían: “¡Viva el rey de los judíos!”, y le daban de bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa”. Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: “Aquí está el hombre”. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron: “¡Crucifícalo, crucifícalo!” Pilato les dijo: “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él”. Los judíos le contestaron: “Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: “¿De dónde eres tú?” Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces: “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?” Jesús le contestó: “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor”. Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: “¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque todo el que pretende ser rey, es enemigo del César”. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman “el Enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: “Aquí tienen a su rey”. Ellos gritaron: “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!” Pilato les dijo: “¿A su rey voy a crucificar?” Contestaron los sumos sacerdotes: “No tenemos más rey que el César”. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz se dirigió hacia el sitio llamado “la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús el nazareno, el rey de los judíos'. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: “No escribas: ‘El rey de los judíos', sino: ‘Éste ha dicho: Soy rey de los judíos' ”. Pilato les contestó: “Lo escrito, escrito está”. Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Por eso se dijeron: “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”. Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi túnica. Y eso hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: “Todo está cumplido”, e inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa. Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua. El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas, según se acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús.
Viernes Santo Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los Sumos Sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que se venía sobre él, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscáis?” Le contestaron: “A Jesús, el nazareno”. Les dijo Jesús: “Yo Soy”. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles “Yo Soy”, retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: “¿A quién buscáis?” Ellos dijeron: “A Jesús, el nazareno”. Jesús contestó: “Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos”. Y así se cumplió lo que había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste”. Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. Ese criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: “Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?” La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año. Era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo”. Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús; este era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el palacio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro: “¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?” él dijo: “No lo soy”. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. (...) ........................................................ Además puedes escuchar el Evangelio diario en las siguientes plataformas: Spotify: https://open.spotify.com/show/2M0Ubx3Jh55B6W3b20c3GO Apple podcast: https://podcasts.apple.com/us/podcast/evangelio-del-d%C3%ADa/id1590423907 Para más información puede consultar nuestro sitio: https://www.vozcatolica.com o escríbanos a info@vozcatolica.com . Si quiere colaborar con este Apostolado lo puede hacer dirigiéndose a: https://vozcatolica.com/ayudanos . Desde ya muchas gracias.
Hoy, Viernes Santo, medita el Viacrucis aquí: https://youtu.be/2ZPZHQJumg8 _______ Viernes, 7 de abril de 2023 (Viernes Santo) Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! [Juan 18,1-19,42] En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno». Les dijo Jesús: «Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: «¿A quién buscáis?». Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno». Jesús contestó: «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos». Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?». La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Él dijo: «No lo soy». Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?». Jesús respondió: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?». Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». Él lo negó, diciendo: «No lo soy». Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: «¿No te he visto yo en el huerto con él?». Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo... (Texto completo en https://sercreyente.com/viernes-santo) ________________ Conéctate a nuestra Oración Online de los Jueves cada 15 días. Link y más información en: https://sercreyente.com/oracion ¿Quieres recibir cada día el Evangelio en tu whatsapp? Alta en: www.sercreyente.com/whatsapp Síguenos ahora también en TikTok (https://www.tiktok.com/@sercreyentecom) y en Twitch (http://twitch.com/sercreyentecom) ¿Conoces los libros de SerCreyente.com? Más info en https://sercreyente.com/libros También puedes hacer tu donativo en www.sercreyente.com/ayudanos Contacto: info@sercreyente.com
LAUDES MARTES DE LA III SEMANA DE CUARESMA (Oración de la mañana) - III semana del Salterio INVOCACIÓN INICIAL V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza INVITATORIO Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle. SALMODIA Salmo 84 - Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo. Cántico - Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti. Salmo 66 - Ant. Ilumina, Señor tu rostro sobre nosotros. RESPONSORIO BREVE V. Él me librará de la red del cazador. R. Él me librará de la red del cazador. V. Me cubrirá con su plumaje. R. Él me librará de la red del cazador. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Él me librará de la red del cazador. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. “Yo te digo, Pedro: No has de perdonar hasta siete veces siete, sino hasta setenta veces siete”, dice el Señor. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. PRECES “Cristo, pan de las almas y salvación de los hombres, fortalece nuestra debilidad.” Conclusion V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. (128) --- Support this podcast: https://anchor.fm/jose-emilio/support
Pedro no cárcere - Pr. Paulo Brito by Igreja Missionária Evangélica Maranata do MéierPara conhecer mais sobre a Maranata: Instagram: https://www.instagram.com/imemaranata/Facebook: https://www.facebook.com/imemaranataSite: https://www.igrejamaranata.com.br/Canal do youtube: https://www.youtube.com/channel/UCa1jcJx-DIDqu_gknjlWOrQDeus te abençoe
As the most electrifying pitcher in baseball at the time, the trade of Pedro Martinez from the Expos to the Red Sox overshadowed everything else 25 years ago this week, including an expansion draft. Pedro was simply too exquisite to be adequately captured in words, but Mike and Bill have decided to try. Plus, happy birthday to Johnny Kling and Jimmie Piersall
Amena charla con el conferencista y autor de espiritualidad práctica, Xavier Pedro, donde nos habla de los Esenios, su origen en el antiguo Egipto, impartido por Moises, Jesus y Maria Magdalena, su vigencia en el mundo de hoy y como sus retiros nos ayudan a adquirir nuevos niveles de Consciencia. Nos amplía información sobre charlas virtuales y retiros presenciales en el Sur de Francia, Cataluña, Colombia y Miami.Presenta Kike Posada
Weslley Fonseca recebe o querido Marcos Pedro para um programa muito especial. Você vai conhecer um pouco mais da história desse jovem tão talentoso. Confere aí! (Programa Exibido na TV Novo Tempo dia 03/11/2022).
Meditaciones y reflexiones para hacer la oración especialmente dirigidas a jóvenes.
Meditação sobre São Pedro e o papado.
En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscan?” Le contestaron: “A Jesús, el nazareno”. Les dijo Jesús: “Yo soy”. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy', retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: “¿A quién buscan?” Ellos dijeron: “A Jesús, el nazareno”. Jesús contestó: “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste'. Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?” El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo hombre por el pueblo'. Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?” Él dijo: “No lo soy”. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho”. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole: “¿Así contestas al sumo sacerdote?” Jesús le respondió: “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: “¿No eres tú también uno de sus discípulos?” Él lo negó diciendo: “No lo soy”. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?” Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua. Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo: “¿De qué acusan a este hombre?” Le contestaron: “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”. Pilato les dijo: “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”. Los judíos le respondieron: “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Viernes, 15 de abril de 2022 (Semana Santa) Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! [Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan (18,1–19,42)] En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno». Les dijo Jesús: «Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: «¿A quién buscáis?». Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno». Jesús contestó: «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos». Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?». La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Él dijo: «No lo soy». Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho». (Texto completo en https://sercreyente.com/viernes-santo). ------------------ ¿Quieres recibir cada día el Evangelio en tu whatsapp? Alta en: www.sercreyente.com/whatsapp. También puedes hacer tu donativo en www.sercreyente.com/ayudanos. Contacto: info@sercreyente.com
Teologia Reformada - Pregação Expositiva.
Atos dos Apóstolos 3 / Romanos 3-4 / Provérbios 27, 1-3 "Graças à fé no nome de Jesus, este Nome acaba de fortalecer este homem que vedes e reconheceis. A fé que vem por meio de Jesus lhe deu perfeita saúde, à vista de todos vós." (At 3, 16)
LAUDES MARTES DE LA III SEMANA DE CUARESMA (Oración de la mañana) - III semana del Salterio INVOCACIÓN INICIAL V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza INVITATORIO Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle. SALMODIA Salmo 84 - Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo. Cántico - Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti. Salmo 66 - Ant. Ilumina, Señor tu rostro sobre nosotros. RESPONSORIO BREVE V. Él me librará de la red del cazador. R. Él me librará de la red del cazador. V. Me cubrirá con su plumaje. R. Él me librará de la red del cazador. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Él me librará de la red del cazador. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. “Yo te digo, Pedro: No has de perdonar hasta siete veces siete, sino hasta setenta veces siete”, dice el Señor. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. PRECES “Cristo, pan de las almas y salvación de los hombres, fortalece nuestra debilidad.” Conclusion V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. (143) --- Support this podcast: https://anchor.fm/jose-emilio/support
Dios te bendiga de manera especial. Este es el día que Dios ha hecho, nos alegraremos y gozaremos en su presencia. En el evangelio según San Mateo, en el capítulo 17, los primeros versículos dice: "6 días después Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano. Y los llevó aparte un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos. Y resplandeció su rostro como el sol. Y sus vestidos hicieron blancos como la luz y aquí le aparecieron Moisés y Elías hablando con él. Entonces Pedro dijo al Señor: "Señor. Bueno es para nosotros que estemos aquí, si quieres hagamos aquí tres enramadas. Una para ti, otra para Moisés y otra para Elías"." Extraordinaria, esa porción bíblica. Espero que la puedas disfrutar. De hecho cuando buscas el evangelio de Lucas tratando de aclarar un poco lo que ocurre en esa experiencia. Dice: "Y Pedro y los que estaban con él, estaban rendidos de sueño. Más permaneciendo despiertos vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con Él". Amado y amada del Señor, ¿has llegado alguna vez algún lugar donde te hayas encontrado con un buen amigo con algún familiar muy especial? Y después de un rato compartiendo ese buen momento, cuando llega el momento de despedirse... No le has dicho algo como esto: "pero qué rápido se fue el tiempo, no te vaya quedémonos un rato más aquí. El tiempo se ha ido volando", Qué triste cuando se acaba. La realidad es que hay lugares comunes que se pueden transformar en sitios extraordinarios, sólo por la gente que nos acompaña. Muchas veces el deleite no está en el paisaje o en la comunidad del lugar, sino que están el significado que le damos al encuentro con esa persona especial. Pudiera ser también por la ocasión... Sí estoy de cumpleaños, aniversario de bodas... También pudiera sentirme que estoy celebrando una oportunidad especial. Pudiera también representar un momento de conexión amistosa y empática con alguien que está dispuesto escucharme. Yo pienso que eso era lo que estaba sucediendo en el monte de la transfiguración. Y que aunque muchas veces nosotros los predicadores le damos duro a Pedro; por la insistencia que el manifiesta, ante la maravillosa experiencia, que tiene de que hagan tres tabernáculos, o tres cabañas, o tres enramadas para quedarse allí. La verdad es que sería extraordinario que pudiéramos tener experiencias tan lindas con Dios que decidiéramos quedarnos, junto con Él. Óigame qué maravilloso que el día de hoy nosotros pudiéramos decirle al Señor: "Señor quédate con nosotros. Me gusta lo que estoy viendo. Creo que es maravilloso servirte. Que experiencia linda, Señor, no te vayas porque me gusta lo que estoy escuchando. El testimonio del Padre sobre tu vida. Tú eres el Cristo de Dios". Yo creo que el Espíritu de Dios nos está invitando a lugares así... Lugares, quizás apartados. Lugares intencionales donde nos encontremos con Dios por medio de su palabra. Donde celebremos la vida de Cristo en nosotros. Y que de alguna manera podamos ser transmisores y hilos conductores para que otras personas también se encuentren con ese Jesús. Óyeme si me hubiese tocado a mí vivir la experiencia como a Pedro... No sólo yo hubiera quedado pasmada ante la manifestación gloriosa de aquella transformación; y de aquel testimonio que se dío en el monte de la transfiguración. Sino que también quizás hubiera dicho lo mismo que Pedro: "No te vayas Señor". No nos vayamos, no nos perdamos esta experiencia, vamos a quedarnos aquí deleitándonos en tu presencia.
Teologia Reformada - Pregação Expositiva.
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La presencia de Dios nos sorprende Una pesca milagrosa Una vez Jesús estaba a la orilla del Lago de Galilea, y la gente se amontonó alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios. Jesús vio dos barcas en la playa. Estaban vacías porque los pescadores estaban lavando sus redes. Una de esas barcas era de Simón Pedro. Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó [1] en la barca, y desde allí comenzó a enseñar a la gente. Cuando Jesús terminó de enseñarles, le dijo a Pedro: —Lleva la barca a la parte honda del lago, y lanza las redes para pescar. Pedro respondió: —Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos nada. Pero, si tú lo mandas, voy a echar las redes. Hicieron lo que Jesús les dijo, y fueron tantos los pescados que recogieron, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca, para que fueran enseguida a ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre todos, llenaron las dos barcas. Y las barcas estaban a punto de hundirse. Al ver esto, Pedro se arrodilló delante de Jesús y le dijo: —¡Señor, apártate de mí, porque soy un pecador! (9-10) Santiago y Juan que eran hijos de Zebedeo, Pedro y todos los demás, estaban muy asombrados por la pesca tan abundante. Pero Jesús le dijo a Pedro: —No tengas miedo. De hoy en adelante, en lugar de pescar peces, voy a enseñarte a ganar seguidores para mí. Los pescadores llevaron las barcas a la orilla, dejaron todo lo que llevaban, se fueron con Jesús. (Luc 5:1-11) --- This episode is sponsored by · Anchor: The easiest way to make a podcast. https://anchor.fm/app --- Send in a voice message: https://anchor.fm/carlosarmando07/message
PLANTÃO BBB22: BÁRBARA É ANJO; ARTHUR, DG E PEDRO NO PIOR MONSTRO DA VIDA; CASA INTEIRA É CASTIGADA
Agradece a este podcast tantas horas de entretenimiento y disfruta de episodios exclusivos como éste. ¡Apóyale en iVoox! Al 8 de noviembre de 2021, Bonita Radio sigue creciendo y hoy queremos agradecerlo a ustedes nuestra audiencia. En noticias e información, el Gobernador habla de su plan anti crimen y por segundo fin de semana, se disparan los delitos de asesinatos. El pueblo marchará por los servicios esenciales que no se toman en cuenta en el Plan de Ajuste de la Deuda mientras en la sala de la jueza Laura Taylor Swain se encubre a los responsables. ¡Sintoniza y comparte!Escucha este episodio completo y accede a todo el contenido exclusivo de Bonita Radio. Descubre antes que nadie los nuevos episodios, y participa en la comunidad exclusiva de oyentes en https://go.ivoox.com/sq/90599
Al 8 de noviembre de 2021, Bonita Radio sigue creciendo y hoy queremos agradecerlo a ustedes nuestra audiencia. En noticias e información, el Gobernador habla de su plan anti crimen y por segundo fin de semana, se disparan los delitos de asesinatos. El pueblo marchará por los servicios esenciales que no se toman en cuenta en el Plan de Ajuste de la Deuda mientras en la sala de la jueza Laura Taylor Swain se encubre a los responsables. ¡Sintoniza y comparte!
Pedro, impetuoso, “en caliente”, afirma no negar a Jesús; “en caliente” corta la oreja a Malco; “en frío” se atemoriza, se retracta, llora amargamente por negar a su Maestro. Cuando viene la persecución, la presión, la arremetida de las fuerzas del mundo, por seguir a Jesús pasamos de “en caliente” a “en frío” con mucha facilidad. El Señor que lo sabe todo; conoce que el espíritu está dispuesto, pero, que la carne es débil Jn. 18.15-18 PDT (Mt 26:69-70; Mr 14:66-68; Lc 22:55-57) Simón Pedro y otro seguidor iban detrás de Jesús. El otro seguidor era conocido del sumo sacerdote, así que entró con Jesús al patio de la casa del sumo sacerdote, pero Pedro se quedó afuera, cerca de la puerta. Luego el otro seguidor, el que era conocido del sumo sacerdote, salió para hablar con la muchacha que cuidaba la puerta, e hizo entrar a Pedro. Entonces la muchacha le dijo a Pedro: —¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre? Pedro respondió: —¡No, yo no! Los siervos y los guardias habían hecho una hoguera con carbón porque hacía mucho frío y se estaban calentando. Pedro también estaba con ellos y se calentaba. Cosa tremenda hará Dios con nosotros
Weslley Fonseca recebe Marcos Pedro pra muita música instrumental nesta edição do Caixa de Música. O programa tá imperdível! Confere aí! (programa exibido na TV Novo Tempo no dia 13/09/2021)
Oración desde Morropón, Piura, Perú. Evangelio: Lucas 5, 1-11: «Jesús dijo a Simón Pedro: "No temas en adelante serás pescador de hombres"». En el evangelio de hoy, Jesús busca discípulos, busca más seguidores, pero a su vuelta encuentra que sus discípulos no habían pescado nada toda la la noche. Él les anima a ser perseverantes y a que tengan confianza en su palabra, entonces sucede la pesca milagrosa. Bendición del P. Hugo Erazo Rojas, sacerdote Agustino de la parroquia San Isidro de Morropón. Redacción: Hna. Magna Lucía Castillo Castillo, benedictina
Rádio 93.9 - Programa Peladeiros com a presença do @pedrodacapela. Papo cabeça, livre de preconceitos e direto ao ponto, sem rodeios ou frescuras! Demais!!!
Programa: 05 Junio 2021. Palabra: Lucas 22, 28 - "28.«Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas; 29.yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, 30.para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 31.«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; 32.pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» 33.El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte.» 34.Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.» 35.Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.»" Catequesis del Papa Francisco el pasado miércoles sobre Jesús Modelo de toda oración.
Marcos 14:66-72 (La Palabra) Entre tanto, Pedro estaba abajo, en el patio de la casa. Llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose junto al fuego, lo miró atentamente y dijo: — Oye, tú también estabas con Jesús, el de Nazaret. Pedro lo negó, diciendo: — Ni sé quién es ese ni de qué estás hablando. Y salió al vestíbulo. Entonces cantó un gallo. La criada lo volvió a ver y dijo de nuevo a los que estaban allí: — Este es uno de ellos. Pedro lo negó otra vez. Poco después, algunos de los presentes insistieron dirigiéndose a Pedro: — No cabe duda de que tú eres de los suyos, pues eres galileo. Entonces él comenzó a jurar y perjurar: — ¡No sé quién es ese hombre del que ustedes hablan! Al instante cantó un gallo por segunda vez y Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: “Antes que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres veces”. Y se echó a llorar. PENSAR: ¿Cómo llegó hasta nosotros este relato, si el único discípulo que estuvo presente fue Pedro? ¿Quién contó por primera vez este recuerdo, que luego se repitió hasta quedar plasmado en el texto del Evangelio? La tradición dice que el Evangelio de Marcos recogió las memorias del apóstol Pedro, y fue escrito en un tiempo de persecución contra los cristianos en la ciudad de Roma. Ahora bien, si Pedro llegó a tener alguna prerrogativa para incluir o desechar porciones de sus memorias en el texto escrito del Evangelio de Marcos, ¿no habría sido más conveniente para él eliminar este episodio? Es un testimonio de vergüenza para este líder de la iglesia primitiva. Y sin embargo, sí se incluyó en la narración, porque ante todo, es un testimonio de la gracia de Dios, que utiliza como sus instrumentos a seres humanos tan débiles e imperfectos. Los cristianos que recibieron estos textos y los leyeron por primera vez pudieron ver a uno de sus líderes en su momento de mayor debilidad. Eran congregaciones de creyentes que estaban pasando por el fuego de la persecución, y que conocían bien la presión que se siente cuando hay que dar testimonio público de nuestra fe en Cristo. Pero la lección del apóstol Pedro es que no podemos resistir la prueba con nuestras propias fuerzas. No importa si decimos que somos muy valientes. A fin de cuentas, sólo la gracia de Dios es lo que permanece. Y si logramos resistir las persecuciones no es para vanagloriarnos y decir que somos muy fuertes, sino para dar toda la honra y la gloria al Señor. Sabemos que esta historia no acabó así. Las lágrimas de Pedro fueron señal de arrepentimiento genuino, y más tarde aquel mismo Consejo Supremo que estaba juzgando a su Señor, lo juzgaría a él también. Ante aquellas autoridades, Pedro podría –lleno del Espíritu—testificar del nombre de Jesús y de su compromiso inquebrantable con la causa de su reino. ORAR: Señor, en el momento de la prueba, llénanos con tu Espíritu y danos de tu gracia. Amén. IR: Dios está actuando para bendecir a su mundo, y nos invita a participar en esa misión.
Marcos 14:66-72 (La Palabra) Entre tanto, Pedro estaba abajo, en el patio de la casa. Llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose junto al fuego, lo miró atentamente y dijo: — Oye, tú también estabas con Jesús, el de Nazaret. Pedro lo negó, diciendo: — Ni sé quién es ese ni de qué estás hablando. Y salió al vestíbulo. Entonces cantó un gallo. La criada lo volvió a ver y dijo de nuevo a los que estaban allí: — Este es uno de ellos. Pedro lo negó otra vez. Poco después, algunos de los presentes insistieron dirigiéndose a Pedro: — No cabe duda de que tú eres de los suyos, pues eres galileo. Entonces él comenzó a jurar y perjurar: — ¡No sé quién es ese hombre del que ustedes hablan! Al instante cantó un gallo por segunda vez y Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: “Antes que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres veces”. Y se echó a llorar. PENSAR: ¿Cómo llegó hasta nosotros este relato, si el único discípulo que estuvo presente fue Pedro? ¿Quién contó por primera vez este recuerdo, que luego se repitió hasta quedar plasmado en el texto del Evangelio? La tradición dice que el Evangelio de Marcos recogió las memorias del apóstol Pedro, y fue escrito en un tiempo de persecución contra los cristianos en la ciudad de Roma. Ahora bien, si Pedro llegó a tener alguna prerrogativa para incluir o desechar porciones de sus memorias en el texto escrito del Evangelio de Marcos, ¿no habría sido más conveniente para él eliminar este episodio? Es un testimonio de vergüenza para este líder de la iglesia primitiva. Y sin embargo, sí se incluyó en la narración, porque ante todo, es un testimonio de la gracia de Dios, que utiliza como sus instrumentos a seres humanos tan débiles e imperfectos. Los cristianos que recibieron estos textos y los leyeron por primera vez pudieron ver a uno de sus líderes en su momento de mayor debilidad. Eran congregaciones de creyentes que estaban pasando por el fuego de la persecución, y que conocían bien la presión que se siente cuando hay que dar testimonio público de nuestra fe en Cristo. Pero la lección del apóstol Pedro es que no podemos resistir la prueba con nuestras propias fuerzas. No importa si decimos que somos muy valientes. A fin de cuentas, sólo la gracia de Dios es lo que permanece. Y si logramos resistir las persecuciones no es para vanagloriarnos y decir que somos muy fuertes, sino para dar toda la honra y la gloria al Señor. Sabemos que esta historia no acabó así. Las lágrimas de Pedro fueron señal de arrepentimiento genuino, y más tarde aquel mismo Consejo Supremo que estaba juzgando a su Señor, lo juzgaría a él también. Ante aquellas autoridades, Pedro podría –lleno del Espíritu—testificar del nombre de Jesús y de su compromiso inquebrantable con la causa de su reino. ORAR: Señor, en el momento de la prueba, llénanos con tu Espíritu y danos de tu gracia. Amén. IR: Dios está actuando para bendecir a su mundo, y nos invita a participar en esa misión.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,46) “Elí, Elí, Lamac Sabactaní”. Estas fueron, probablemente, las últimas palabras que Jesús pronunció desde el madero en el momento cumbre de la obra salvadora de la humanidad. Hallamos esa expresión aramaica en los capítulos 15 de Marcos y en el 27 de Mateo. Ni Lucas ni Juan registran el clamor. El autor del texto pone en boca de Jesús las palabras del salmo 22. Texto de intenso sentido profético. En realidad, no es ipssisima verba iesu. Pero encierra una profunda verdad teológica: En Jesús se cumplen las profecías. Él es el Mesías Salvador; el Hijo de David, el siervo de Yahvé. Los evangelios de la Pasión –ricos en contenido histórico– acaban de narrar el cumplimiento de otra profecía: el descendimiento de las tinieblas desde el mediodía hasta la hora Nona sobre el Gólgota. Está en el profeta Amós. Entonces Jesús –que significa: “Dios salva”– realiza plena, real y completamente la obra redentora, en un acto de profunda confianza en el Padre: “En tus manos encomiendo mi espíritu”. No, el padre no había abandonado a su Hijo en el momento cumbre de la obra salvadora en la que el hijo no podía dudar. Siendo Jesús hombre, una interpretación demasiado humana, psicologista, subjetivista, antropomórfica, no es adecuada. El “Lamác Sabactaní” se traduce mejor –nos ayuda el gran hermeneuta bíblico que ha sido Alonso Schöckel– por: “¿Por qué te quedas sin actuar estando presente?” Jesús lo cree y en un nuevo acto heroico, retorcido por el dolor espantoso de los clavos, henchido de amor muere por nosotros. El Amor del padre por nosotros, por ti, por mí, hace que Yahvé presencie la Pasión del Hijo, pero sin actuar anulando la obra cumbre de regeneración del género humano. La tentación está presente: A Jesús le gritan: ¡Bájate de la cruz! ¡Sálvate a ti mismo! En los oídos de Jesús retumban las fuerzas de los azotes y las palabras de Pedro: ¡No lo conozco! Su rostro está destrozado por los golpes y el beso de Judas. En él, sudor, sangre y saliva. Solo, sediento y tembloroso. Junto a él María y Juan. Ya no ve con los ojos, sino con el corazón. Camina sofocado, deshidratado, asfixiado, no puede gritar. Murmura. Por eso la confusión de los oyentes: “¿A Elías llama éste?” El Sabactaní viene de la raíz Shaback que significa “guardar”, “reservar”. Yahvé se guarda de actuar, se reserva una acción libre que anule de raíz la salvación de sus criaturas, nosotros. Yahvé, nombre activo y verbo con el que Dios se le reveló a Moisés, significa el que soy-y-siendo-actúo. Yahvé actúa, pero no para que se anule la obra rendentora, sino para sostener a su Hijo, nuestro salvador, en la obra más sublime del universo: la redención del género humano. En pocas horas, la decisión libre y radical del Hijo y la fuerza del Padre harán parir la roca del sepulcro: Jesús vivo; Yahvé actúa. Del silencio brotará la sinfonía de amor, el cántico de los ángeles, el concierto de la creación. Es una lección de fe. En momentos como los vividos por Jesús, sus seguidores, muchas veces, dudamos y creemos, ¡qué mal!, que Dios se marchó y nos dejó a nuestra propia suerte. Si Dios entregó a su hijo al más terrible de los suplicios para salvarte, a ti, a mí, ¿podría él abandonarte? Dios nos ama intensamente. Sólo así tiene sentido la entrega de su Hijo único. Pidamos perdón al Señor, clamemos a él con grandes voces como San Juan de Dios, y él, como nuestro padre, descenderá del Cielo –en el momento mejor? para tendernos una mano, como la que tendió el Hijo a Pedro en el lago. --- Send in a voice message: https://anchor.fm/solocatecumenos/message Support this podcast: https://anchor.fm/solocatecumenos/support
Viernes Santo Evangelio según san Juan 18,1 - 19,42 Después de hablar así, se fue Jesús acompañado de sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con ellos. Y Judas, el que lo entregaba, conocía bien este lugar, porque Jesús y sus discípulos se habían reunida allí frecuentemente. Judas, pues, tomando a la guardia y a los satélites de los sumos sacerdotes y de los fariseos, llegó allí con linternas y antorchas, y con armas. Entonces Jesús, sabiendo todo lo que le había de acontecer, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?» Respondiéronle: «A Jesús el Nazareno». Les dijo: «Soy Yo». Judas, que lo entregaba, estaba allí con ellos. No bien les hubo dicho: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. De nuevo les preguntó: «¿A quién buscáis?» Dijeron: «A Jesús de Nazaret». Respondió Jesús: «Os he dicho que soy Yo. Por tanto si me buscáis a Mí, dejad ir a éstos»; para que se cumpliese la palabra, que Él había dicho: «De los que me diste, no perdí ninguno». Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió a un siervo del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El nombre del siervo era Malco. Mas Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina; ¿no he de beber el cáliz que me ha dado el Padre?» Entonces la guardia, el tribuno y los satélites de los judíos prendieron a Jesús y lo ataron. Y lo condujeron primero a Anás, porque éste era el suegro de Caifás, el cual era Sumo Sacerdote en aquel año. [Pero Anás lo envió atado a Caifás, el Sumo Sacerdote]. Caifás era aquel que había dado a los judíos el consejo: «Conviene que un solo hombre muera por el pueblo». Entretanto Simón Pedro seguía a Jesús como también otro discípulo. Este discípulo, por ser conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el palacio del Pontífice; mas Pedro permanecía fuera, junto a la puerta Salió, pues, aquel otro discípulo, conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera, y trajo adentro a Pedro. Entonces, la criada portera dijo a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Él respondió: «No soy». Estaban allí de pie, calentándose, los criados y los satélites, que habían encendido un fuego, porque hacía frío. Pedro estaba también en pie con ellos y se calentaba. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza. Jesús le respondió: «Yo he hablado al mundo públicamente; enseñé en las sinagogas y en el Templo, adonde concurren todos los judíos, y nada he hablado a escondidas. ¿Por qué me interrogas a Mí? Pregunta a los que han oído, qué les he enseñado; ellos saben lo que Yo he dicho». A estas palabras, uno de los satélites, que se encontraba junto a Jesús, le dio una bofetada, diciendo: «¿Así respondes Tú al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal, prueba en qué está el mal; pero si he hablado bien ¿por qué me golpeas?». Entretanto Simón Pedro seguía allí calentándose, y le dijeron: «No eres tú también de sus discípulos?» Él lo negó y dijo: «No lo soy». Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro lo negó otra vez, y en seguida cantó un gallo. Entonces condujeron a Jesús, de casa de Caifás, al pretorio: era de madrugada. Pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse, y poder comer la Pascua. Vino, pues, Pilato a ellos, afuera, y les dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?» Respondiéronle y dijeron: «Si no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Díjoles Pilato: «Entonces tomadlo y juzgadlo según vuestra Ley». Los judíos le respondieron: «A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie»; para que se cumpliese la palabra por la cual Jesús significó de qué muerte había de morir. [...]
En nuestra nueva serie de Pascua, Esperanza sobre el caos, el pastor Saul habla sobre las vidas de muchas personas defectuosas y cómo Jesús es la máxima esperanza. Hoy habla de Pedro
LAUDES MARTES DE LA III SEMANA DE CUARESMA (Oración de la mañana) - III semana del Salterio INVOCACIÓN INICIAL V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza INVITATORIO Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle. SALMODIA Salmo 84 - Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo. Cántico - Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espiritu madruga por ti. Salmo 66 - Ant. Ilumina, Señor tu rostro sobre nosotros. RESPONSORIO BREVE V. Él me librará de la red del cazador. R. Él me librará de la red del cazador. V. Me cubrirá con su plumaje. R. Él me librará de la red del cazador. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Él me librará de la red del cazador. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. “Yo te digo, Pedro: No has de perdonar hasta siete veces siete, sino hasta setenta veces siete”, dice el Señor. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. PRECES “Cristo, pan de las almas y salvación de los hombres, fortalece nuestra debilidad.” Conclusion V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. (491)
We are back with part 2. We had a lot of fun discussing del Toro's second half. Hope you enjoy us debating if inter-species sex is Oscar bait and if ALF would have been a better character design than the fish man. Pan's Labyrinth Translations Opening Clip: Faun: You're Princess Moanna, daughter of the king of the Underworld. Ofelia: My father was a tailor. Faun: You are not born of man. It was the Moon that bore you. Chris's Pick: MERCEDES: I'm a coward. PEDRO No, you're not. MERCEDES Yes, I am a coward for living next to that sonofabitch, making his bed, feeding him... What if the Doctor's right? PEDRO Well At least we'll make things harder for that bastard.
sobre la barra doble de medir de los periodistas españoles, luego una serie de lectura de titulares, y luego sobre la saturación de la sanidad --- Send in a voice message: https://anchor.fm/mancuentro/message
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É música instrumental que você quer? Então esse #CaixaDeQuarentena é pra você! Conheça agora um pouco do ministério do Marcos Pedro, carinhosamente conhecido na TV Novo Tempo como Marquinhos. Tem história boa e muita música pra te abençoar. Confere aí! (programa exibido na TV Novo Tempo no dia 13/07/2020)
Bate-papo super agradável com o psicólogo, professor e palestrante, Dr. Filipe Pedro, muito obrigado pela entrevista e volte sempre ao nosso programa. --- Send in a voice message: https://anchor.fm/eduardo-freire0/message
Perícia comprova alteração na cena da morte do menino João Pedro. Em São Paulo, homem é morto após assaltar cliente de banco. Ex-prefeito Eduardo Paes teria recebido propina em contas no exterior. Ouça também nesta edição do Jornal da Record: OMS alerta para aceleração global nos casos da covid-19.
Decisão ocorre após STF proibir operações policiais no Rio de Janeiro enquanto durar a pandemia do novo coronavírus. Morte do adolescente completa três semanas.
Mateo 26, 36-42 Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: « ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: « ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
Confira as principais notícias internacionais neste episódio do podcast MUNDO da RW Cast. Uma parceria da Agência Radioweb com a Rádio França Internacional.
Pasión y muerte de Jesús Hola, soy Alekz ¡Vamos a viralizar el Evangelio! Evangelio de hoy en audio, ¡suscríbete para escuchar siempre el evangelio del día! 10 de abril de 2020 Viernes Santo (Semana Santa) Evangelio según San Juan 18,1-40.19,1-42. Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos. Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia. Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: "¿A quién buscan?". Le respondieron: "A Jesús, el Nazareno". El les dijo: "Soy yo". Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo: "Soy yo", ellos retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó nuevamente: "¿A quién buscan?". Le dijeron: "A Jesús, el Nazareno". Jesús repitió: "Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejEn que estos se vayan". Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me confiaste". Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco. Jesús dijo a Simón Pedro: "Envaina tu espada. ¿ Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?". El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año. Caifás era el que había aconsejado a los judíos: "Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo". Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a Jesús. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice, mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: "¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?". El le respondió: "No lo soy". Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos, junto al fuego. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. Jesús le respondió: "He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho". Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole: "¿Así respondes al Sumo Sacerdote?". Jesús le respondió: "Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?". Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás. Simón Pedro permanecía junto al fuego. Los que estaban con él le dijeron: "¿No eres tú también uno de sus discípulos?". El lo negó y dijo: "No lo soy". Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquel al que Pedro había cortado la oreja, insistió: "¿Acaso no te vi con él en la huerta?"... Web: https://evangelio.mx Spotify: https://bit.ly/evangeliospotify Apple Podcasts: http://bit.ly/evangelioitunes Twitter: https://twitter.com/VElEvangelio Facebook: https://www.facebook.com/ViralizandoElEvangelio Instagram: https://instagram.com/viralizandoelevangelio Youtube: https://bit.ly/ViralizandoElEvangelioYouTube
La catequesis del dìa de Tiziana, Apòstol de la Vida Interior
- Presione el botón PLAY para escuchar la catequesis del día, y comparte si lo quieres -+ Pasión de nuestro Señor Jesucristo, según san Juan +Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos.Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia.Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas.Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: «¿A quién buscan?».Le respondieron: «A Jesús, el Nazareno». El les dijo: «Soy yo». Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos.Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra.Les preguntó nuevamente: «¿A quién buscan?». Le dijeron: «A Jesús, el Nazareno».Jesús repitió: «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejEn que estos se vayan».Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste».Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco.Jesús dijo a Simón Pedro: «Envaina tu espada. ¿ Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?».El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron.Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.Caifás era el que había aconsejado a los judíos: «Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo».Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a Jesús. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice, mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro.La portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?». El le respondió: «No lo soy».Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos, junto al fuego.El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza.Jesús le respondió: «He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto.¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho».Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole: «¿Así respondes al Sumo Sacerdote?».Jesús le respondió: «Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?».Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás.Simón Pedro permanecía junto al fuego. Los que estaban con él le dijeron: «¿No eres tú también uno de sus discípulos?». El lo negó y dijo: «No lo soy».Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquel al que Pedro había cortado la oreja, insistió: «¿Acaso no te vi con él en la huerta?».Pedro volvió a negarlo, y en seguida cantó el gallo ...Palabra de Dios.
Reading 1 MT 21:1-11 At the procession with palms When Jesus and the disciples drew near Jerusalem and came to Bethphage on the Mount of Olives, Jesus sent two disciples, saying to them, “Go into the village opposite you, and immediately you will find an ass tethered, and a colt with her. Untie them and bring them here to me. And if anyone should say anything to you, reply, ‘The master has need of them.’ Then he will send them at once.” This happened so that what had been spoken through the prophet might be fulfilled: Say to daughter Zion, “Behold, your king comes to you, meek and riding on an ass, and on a colt, the foal of a beast of burden.” The disciples went and did as Jesus had ordered them. They brought the ass and the colt and laid their cloaks over them, and he sat upon them. The very large crowd spread their cloaks on the road, while others cut branches from the trees and strewed them on the road. The crowds preceding him and those following kept crying out and saying: “Hosanna to the Son of David; blessed is the he who comes in the name of the Lord; hosanna in the highest.” And when he entered Jerusalem the whole city was shaken and asked, “Who is this?” And the crowds replied, “This is Jesus the prophet, from Nazareth in Galilee.” Evangelio Mt 21, 1-11 Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolverá”. Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Díganle a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípulos e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: “¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!” Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: “¿Quién es éste?” Y la gente respondía: “Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. At The Mass IS 50:4-7 The Lord GOD has given me a well-trained tongue, that I might know how to speak to the weary a word that will rouse them. Morning after morning he opens my ear that I may hear; and I have not rebelled, have not turned back. I gave my back to those who beat me, my cheeks to those who plucked my beard; my face I did not shield from buffets and spitting. The Lord GOD is my help, therefore I am not disgraced; I have set my face like flint, knowing that I shall not be put to shame. La Misa Is 50, 4-7 En aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”. Reading 2 PHIL 2:6-11 Christ Jesus, though he was in the form of God, did not regard equality with God something to be grasped. Rather, he emptied himself, taking the form of a slave, coming in human likeness; and found human in appearance, he humbled himself, becoming obedient to the point of death, even death on a cross. Because of this, God greatly exalted him and bestowed on him the name which is above every name, that at the name of Jesus every knee should bend, of those in heaven and on earth and under the earth, and every tongue confess that Jesus Christ is Lord, to the glory of God the Father. Segunda Lectura Flp 2, 6-11 Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Gospel MT 26:14-27:66 One of the Twelve, who was called Judas Iscariot, went to the chief priests and said, “What are you willing to give me if I hand him over to you?” They paid him thirty pieces of silver, and from that time on he looked for an opportunity to hand him over. On the first day of the Feast of Unleavened Bread, the disciples approached Jesus and said, “Where do you want us to prepare for you to eat the Passover?” He said, “Go into the city to a certain man and tell him, ‘The teacher says, “My appointed time draws near; in your house I shall celebrate the Passover with my disciples.”’” The disciples then did as Jesus had ordered, and prepared the Passover. When it was evening, he reclined at table with the Twelve. And while they were eating, he said, “Amen, I say to you, one of you will betray me.” Deeply distressed at this, they began to say to him one after another, “Surely it is not I, Lord?” He said in reply, “He who has dipped his hand into the dish with me is the one who will betray me. The Son of Man indeed goes, as it is written of him, but woe to that man by whom the Son of Man is betrayed. It would be better for that man if he had never been born.” Then Judas, his betrayer, said in reply, “Surely it is not I, Rabbi?” He answered, “You have said so.” While they were eating, Jesus took bread, said the blessing, broke it, and giving it to his disciples said, “Take and eat; this is my body.” Then he took a cup, gave thanks, and gave it to them, saying, “Drink from it, all of you, for this is my blood of the covenant, which will be shed on behalf of many for the forgiveness of sins. I tell you, from now on I shall not drink this fruit of the vine until the day when I drink it with you new in the kingdom of my Father.” Then, after singing a hymn, they went out to the Mount of Olives. Then Jesus said to them, “This night all of you will have your faith in me shaken, for it is written: I will strike the shepherd, and the sheep of the flock will be dispersed; but after I have been raised up, I shall go before you to Galilee.” Peter said to him in reply, “Though all may have their faith in you shaken, mine will never be.” Jesus said to him, “Amen, I say to you, this very night before the cock crows, you will deny me three times.” Peter said to him, “Even though I should have to die with you, I will not deny you.” And all the disciples spoke likewise. Then Jesus came with them to a place called Gethsemane, and he said to his disciples, “Sit here while I go over there and pray.” He took along Peter and the two sons of Zebedee, and began to feel sorrow and distress. Then he said to them, “My soul is sorrowful even to death. Remain here and keep watch with me.” He advanced a little and fell prostrate in prayer, saying, “My Father, if it is possible, let this cup pass from me; yet, not as I will, but as you will.” When he returned to his disciples he found them asleep. He said to Peter, “So you could not keep watch with me for one hour? Watch and pray that you may not undergo the test. The spirit is willing, but the flesh is weak.” Withdrawing a second time, he prayed again, “My Father, if it is not possible that this cup pass without my drinking it, your will be done!” Then he returned once more and found them asleep, for they could not keep their eyes open. He left them and withdrew again and prayed a third time, saying the same thing again. Then he returned to his disciples and said to them, “Are you still sleeping and taking your rest? Behold, the hour is at hand when the Son of Man is to be handed over to sinners. Get up, let us go. Look, my betrayer is at hand.” While he was still speaking, Judas, one of the Twelve, arrived, accompanied by a large crowd, with swords and clubs, who had come from the chief priests and the elders of the people. His betrayer had arranged a sign with them, saying, “The man I shall kiss is the one; arrest him.” Immediately he went over to Jesus and said, “Hail, Rabbi!” and he kissed him. Jesus answered him, “Friend, do what you have come for.” Then stepping forward they laid hands on Jesus and arrested him. And behold, one of those who accompanied Jesus put his hand to his sword, drew it, and struck the high priest’s servant, cutting off his ear. Then Jesus said to him, “Put your sword back into its sheath, for all who take the sword will perish by the sword. Do you think that I cannot call upon my Father and he will not provide me at this moment with more than twelve legions of angels? But then how would the Scriptures be fulfilled which say that it must come to pass in this way?” At that hour Jesus said to the crowds, “Have you come out as against a robber, with swords and clubs to seize me? Day after day I sat teaching in the temple area, yet you did not arrest me. But all this has come to pass that the writings of the prophets may be fulfilled.” Then all the disciples left him and fled. Those who had arrested Jesus led him away to Caiaphas the high priest, where the scribes and the elders were assembled. Peter was following him at a distance as far as the high priest’s courtyard, and going inside he sat down with the servants to see the outcome. The chief priests and the entire Sanhedrin kept trying to obtain false testimony against Jesus in order to put him to death, but they found none, though many false witnesses came forward. Finally two came forward who stated, “This man said, ‘I can destroy the temple of God and within three days rebuild it.’” The high priest rose and addressed him, “Have you no answer? What are these men testifying against you?” But Jesus was silent. Then the high priest said to him, “I order you to tell us under oath before the living God whether you are the Christ, the Son of God.” Jesus said to him in reply, “You have said so. But I tell you: From now on you will see ‘the Son of Man seated at the right hand of the Power’ and ‘coming on the clouds of heaven.’” Then the high priest tore his robes and said, “He has blasphemed! What further need have we of witnesses? You have now heard the blasphemy; what is your opinion?” They said in reply, “He deserves to die!” Then they spat in his face and struck him, while some slapped him, saying, “Prophesy for us, Christ: who is it that struck you?” Now Peter was sitting outside in the courtyard. One of the maids came over to him and said, “You too were with Jesus the Galilean.” But he denied it in front of everyone, saying, “I do not know what you are talking about!” As he went out to the gate, another girl saw him and said to those who were there, “This man was with Jesus the Nazorean.” Again he denied it with an oath, “I do not know the man!” A little later the bystanders came over and said to Peter, “Surely you too are one of them; even your speech gives you away.” At that he began to curse and to swear, “I do not know the man.” And immediately a cock crowed. Then Peter remembered the word that Jesus had spoken: “Before the cock crows you will deny me three times.” He went out and began to weep bitterly. When it was morning, all the chief priests and the elders of the people took counsel against Jesus to put him to death. They bound him, led him away, and handed him over to Pilate, the governor. Then Judas, his betrayer, seeing that Jesus had been condemned, deeply regretted what he had done. He returned the thirty pieces of silver to the chief priests and elders, saying, “I have sinned in betraying innocent blood.” They said, “What is that to us? Look to it yourself.” Flinging the money into the temple, he departed and went off and hanged himself. The chief priests gathered up the money, but said, “It is not lawful to deposit this in the temple treasury, for it is the price of blood.” After consultation, they used it to buy the potter’s field as a burial place for foreigners. That is why that field even today is called the Field of Blood. Then was fulfilled what had been said through Jeremiah the prophet, And they took the thirty pieces of silver, the value of a man with a price on his head, a price set by some of the Israelites, and they paid it out for the potter’s field just as the Lord had commanded me. Now Jesus stood before the governor, and he questioned him, “Are you the king of the Jews?” Jesus said, “You say so.” And when he was accused by the chief priests and elders, he made no answer. Then Pilate said to him, “Do you not hear how many things they are testifying against you?” But he did not answer him one word, so that the governor was greatly amazed. Now on the occasion of the feast the governor was accustomed to release to the crowd one prisoner whom they wished. And at that time they had a notorious prisoner called Barabbas. So when they had assembled, Pilate said to them, “Which one do you want me to release to you, Barabbas, or Jesus called Christ?” For he knew that it was out of envy that they had handed him over. While he was still seated on the bench, his wife sent him a message, “Have nothing to do with that righteous man. I suffered much in a dream today because of him.” The chief priests and the elders persuaded the crowds to ask for Barabbas but to destroy Jesus. The governor said to them in reply, “Which of the two do you want me to release to you?” They answered, "Barabbas!” Pilate said to them, “Then what shall I do with Jesus called Christ?” They all said, “Let him be crucified!” But he said, “Why? What evil has he done?” They only shouted the louder, “Let him be crucified!” When Pilate saw that he was not succeeding at all, but that a riot was breaking out instead, he took water and washed his hands in the sight of the crowd, saying, “I am innocent of this man’s blood. Look to it yourselves.” And the whole people said in reply, “His blood be upon us and upon our children.” Then he released Barabbas to them, but after he had Jesus scourged, he handed him over to be crucified. Then the soldiers of the governor took Jesus inside the praetorium and gathered the whole cohort around him. They stripped off his clothes and threw a scarlet military cloak about him. Weaving a crown out of thorns, they placed it on his head, and a reed in his right hand. And kneeling before him, they mocked him, saying, “Hail, King of the Jews!” They spat upon him and took the reed and kept striking him on the head. And when they had mocked him, they stripped him of the cloak, dressed him in his own clothes, and led him off to crucify him. As they were going out, they met a Cyrenian named Simon; this man they pressed into service to carry his cross. And when they came to a place called Golgotha —which means Place of the Skull —, they gave Jesus wine to drink mixed with gall. But when he had tasted it, he refused to drink. After they had crucified him, they divided his garments by casting lots; then they sat down and kept watch over him there. And they placed over his head the written charge against him: This is Jesus, the King of the Jews. Two revolutionaries were crucified with him, one on his right and the other on his left. Those passing by reviled him, shaking their heads and saying, “You who would destroy the temple and rebuild it in three days, save yourself, if you are the Son of God, and come down from the cross!” Likewise the chief priests with the scribes and elders mocked him and said, “He saved others; he cannot save himself. So he is the king of Israel! Let him come down from the cross now, and we will believe in him. He trusted in God; let him deliver him now if he wants him. For he said, ‘I am the Son of God.’” The revolutionaries who were crucified with him also kept abusing him in the same way. From noon onward, darkness came over the whole land until three in the afternoon. And about three o’clock Jesus cried out in a loud voice, “Eli, Eli, lema sabachthani?” which means, “My God, my God, why have you forsaken me?” Some of the bystanders who heard it said, “This one is calling for Elijah.” Immediately one of them ran to get a sponge; he soaked it in wine, and putting it on a reed, gave it to him to drink. But the rest said, “Wait, let us see if Elijah comes to save him.” But Jesus cried out again in a loud voice, and gave up his spirit. And behold, the veil of the sanctuary was torn in two from top to bottom. The earth quaked, rocks were split, tombs were opened, and the bodies of many saints who had fallen asleep were raised. And coming forth from their tombs after his resurrection, they entered the holy city and appeared to many. The centurion and the men with him who were keeping watch over Jesus feared greatly when they saw the earthquake and all that was happening, and they said, “Truly, this was the Son of God!” There were many women there, looking on from a distance, who had followed Jesus from Galilee, ministering to him. Among them were Mary Magdalene and Mary the mother of James and Joseph, and the mother of the sons of Zebedee. When it was evening, there came a rich man from Arimathea named Joseph, who was himself a disciple of Jesus. He went to Pilate and asked for the body of Jesus; then Pilate ordered it to be handed over. Taking the body, Joseph wrapped it in clean linen and laid it in his new tomb that he had hewn in the rock. Then he rolled a huge stone across the entrance to the tomb and departed. But Mary Magdalene and the other Mary remained sitting there, facing the tomb. The next day, the one following the day of preparation, the chief priests and the Pharisees gathered before Pilate and said, “Sir, we remember that this impostor while still alive said, ‘After three days I will be raised up.’ Give orders, then, that the grave be secured until the third day, lest his disciples come and steal him and say to the people, ‘He has been raised from the dead.’ This last imposture would be worse than the first.” Pilate said to them, “The guard is yours; go, secure it as best you can.” So they went and secured the tomb by fixing a seal to the stone and setting the guard. Evangelio Mt 26, 14–27, 66 En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Él respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”. Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce, y mientras cenaban, les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?” Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”. Durante la cena, Jesús tomó un pan y, pronunciada la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman. Éste es mi Cuerpo”. Luego tomó en sus manos una copa de vino y, pronunciada la acción de gracias, la pasó a sus discípulos, diciendo: “Beban todos de ella, porque ésta es mi Sangre, Sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos, para el perdón de los pecados. Les digo que ya no beberé más del fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre”. Después de haber cantado el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: “Todos ustedes se van a escandalizar de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea”. Entonces Pedro le replicó: “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”. Jesús le dijo: “Yo te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces”. Pedro le replicó: “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”. Y lo mismo dijeron todos los discípulos. Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní y dijo a los discípulos: “Quédense aquí mientras yo voy a orar más allá”. Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: “Mi alma está llena de una tristeza mortal. Quédense aquí y velen conmigo”. Avanzó unos pasos más, se postró rostro en tierra y comenzó a orar, diciendo: “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú”. Volvió entonces a donde estaban los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: “¿No han podido velar conmigo ni una hora? Velen y oren, para no caer en la tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil”. Y alejándose de nuevo, se puso a orar, diciendo: “Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”. Después volvió y encontró a sus discípulos otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño. Los dejó y se fue a orar de nuevo, por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Después de esto, volvió a donde estaban los discípulos y les dijo: “Duerman ya y descansen. He aquí que llega la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está aquí el que me va a entregar”. Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó Judas, uno de los Doce, seguido de una chusma numerosa con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El que lo iba a entregar les había dado esta señal: “Aquel a quien yo le dé un beso, ése es. Aprehéndanlo”. Al instante se acercó a Jesús y le dijo: “¡Buenas noches, Maestro!” Y lo besó. Jesús le dijo: “Amigo, ¿es esto a lo que has venido?” Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo apresaron. Uno de los que estaban con Jesús, sacó la espada, hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó una oreja. Le dijo entonces Jesús: “Vuelve la espada a su lugar, pues quien usa la espada, a espada morirá. ¿No crees que si yo se lo pidiera a mi Padre, él pondría ahora mismo a mi disposición más de doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras, que dicen que así debe suceder?” Enseguida dijo Jesús a aquella chusma: “¿Han salido ustedes a apresarme como a un bandido, con espadas y palos? Todos los días yo enseñaba, sentado en el templo, y no me aprehendieron. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las predicciones de los profetas”. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que aprehendieron a Jesús lo llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. Pedro los fue siguiendo de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote. Entró y se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y todo el sanedrín andaban buscando un falso testimonio contra Jesús, con ánimo de darle muerte; pero no lo encontraron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Al fin llegaron dos, que dijeron: “Éste dijo: ‘Puedo derribar el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’ ”. Entonces el sumo sacerdote se levantó y le dijo: “¿No respondes nada a lo que éstos atestiguan en contra tuya?” Como Jesús callaba, el sumo sacerdote le dijo: “Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”. Jesús le respondió: “Tú lo has dicho. Además, yo les declaro que pronto verán al Hijo del hombre, sentado a la derecha de Dios, venir sobre las nubes del cielo”. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?” Ellos respondieron: “Es reo de muerte”. Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle de bofetadas. Otros lo golpeaban, diciendo: “Adivina quién es el que te ha pegado”. Entretanto, Pedro estaba fuera, sentado en el patio. Una criada se le acercó y le dijo: “Tú también estabas con Jesús, el galileo”. Pero él lo negó ante todos, diciendo: “No sé de qué me estás hablando”. Ya se iba hacia el zaguán, cuando lo vio otra criada y dijo a los que estaban ahí: “También ése andaba con Jesús, el nazareno”. Él de nuevo lo negó con juramento: “No conozco a ese hombre”. Poco después se acercaron a Pedro los que estaban ahí y le dijeron: “No cabe duda de que tú también eres de ellos, pues hasta tu modo de hablar te delata”. Entonces él comenzó a echar maldiciones y a jurar que no conocía a aquel hombre. Y en aquel momento cantó el gallo. Entonces se acordó Pedro de que Jesús había dicho: ‘Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces’. Y saliendo de ahí se soltó a llorar amargamente. Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte. Después de atarlo, lo llevaron ante el procurador, Poncio Pilato, y se lo entregaron. Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que Jesús había sido condenado a muerte, devolvió arrepentido las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: “Pequé, entregando la sangre de un inocente”. Ellos dijeron: “¿Y a nosotros qué nos importa? Allá tú”. Entonces Judas arrojó las monedas de plata en el templo, se fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron: “No es lícito juntarlas con el dinero de las limosnas, porque son precio de sangre”. Después de deliberar, compraron con ellas el Campo del alfarero, para sepultar ahí a los extranjeros. Por eso aquel campo se llama hasta el día de hoy “Campo de sangre”. Así se cumplió lo que dijo el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata en que fue tasado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y las dieron por el Campo del alfarero, según lo que me ordenó el Señor. Jesús compareció ante el procurador, Poncio Pilato, quien le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús respondió: “Tú lo has dicho”. Pero nada respondió a las acusaciones que le hacían los sumos sacerdotes y los ancianos. Entonces le dijo Pilato: “¿No oyes todo lo que dicen contra ti?” Pero él nada respondió, hasta el punto de que el procurador se quedó muy extrañado. Con ocasión de la fiesta de la Pascua, el procurador solía conceder a la multitud la libertad del preso que quisieran. Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Dijo, pues, Pilato a los ahí reunidos: “¿A quién quieren que les deje en libertad: a Barrabás o a Jesús, que se dice el Mesías?” Pilato sabía que se lo habían entregado por envidia. Estando él sentado en el tribunal, su mujer mandó decirle: “No te metas con ese hombre justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa”. Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la muchedumbre de que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Así, cuando el procurador les preguntó: “¿A cuál de los dos quieren que les suelte?” Ellos respondieron: “A Barrabás”. Pilato les dijo: “¿Y qué voy a hacer con Jesús, que se dice el Mesías?” Respondieron todos: “Crucifícalo”. Pilato preguntó: “Pero, ¿qué mal ha hecho?” Mas ellos seguían gritando cada vez con más fuerza: “¡Crucifícalo!” Entonces Pilato, viendo que nada conseguía y que crecía el tumulto, pidió agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo: “Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre justo. Allá ustedes”. Todo el pueblo respondió: “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” Entonces Pilato puso en libertad a Barrabás. En cambio a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a todo el batallón. Lo desnudaron, le echaron encima un manto de púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza; le pusieron una caña en su mano derecha y, arrodillándose ante él, se burlaban diciendo: “¡Viva el rey de los judíos!”, y le escupían. Luego, quitándole la caña, lo golpeaban con ella en la cabeza. Después de que se burlaron de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. Al llegar a un lugar llamado Gólgota, es decir, “Lugar de la Calavera”, le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no lo quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes, y se quedaron sentados ahí para custodiarlo. Sobre su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: ‘Éste es Jesús, el rey de los judíos’. Juntamente con él, crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Los que pasaban por ahí lo insultaban moviendo la cabeza y gritándole: “Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz”. También se burlaban de él los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, diciendo: “Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios, que Dios lo salve ahora, si es que de verdad lo ama, pues él ha dicho: ‘Soy el Hijo de Dios’ ”. Hasta los ladrones que estaban crucificados a su lado lo injuriaban. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, se oscureció toda aquella tierra. Y alrededor de las tres, Jesús exclamó con fuerte voz: “Elí, Elí, ¿lemá sabactaní?”, que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Algunos de los presentes, al oírlo, decían: “Está llamando a Elías”. Enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y sujetándola a una caña, le ofreció de beber. Pero los otros le dijeron: “Déjalo. Vamos a ver si viene Elías a salvarlo”. Entonces Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, expiró. Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes. Entonces el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba a abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros y resucitaron muchos justos que habían muerto, y después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. Por su parte, el oficial y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, se llenaron de un gran temor y dijeron: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”. Estaban también allí, mirando desde lejos, muchas de las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús. Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y Pilato dio orden de que se lo entregaran. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca para sí mismo. Hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se retiró. Estaban ahí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro. Al otro día, el siguiente de la preparación de la Pascua, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato y le dijeron: “Señor, nos hemos acordado de que ese impostor, estando aún en vida, dijo: ‘A los tres días resucitaré’. Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el tercer día; no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: ‘Resucitó de entre los muertos’, porque esta última impostura sería peor que la primera”. Pilato les dijo: “Tomen un pelotón de soldados, vayan y aseguren el sepulcro como ustedes quieran”. Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, poniendo un sello sobre la puerta y dejaron ahí la guardia.
Mateo 26, 14 – 27, 66 C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: S. «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. C. El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: S. ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». C. Él contestó: + «Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis, y decidle: “El Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”». C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: + «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar». C. Ellos muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro S. «¿Soy yo acaso, Señor?». C. Él respondió: + «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!». C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: S. «¿Soy yo acaso, Maestro?». C. Él respondió: + «Tú lo has dicho». C. Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, lo dio a los discípulos y les dijo: + «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». C. Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias y dijo: + «Bebed todos; porque esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora ya no beberé del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre». C. Después de cantar el himno salieron para el monte de los Olivos. C. Entonces Jesús les dijo: + «Esta noche os vais a escandalizar todos por mi causa, por- que está escrito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño”. Pero cuando resucite, iré delante de vosotros a Galilea». C. Pedro replicó: S. «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré». C. Jesús le dijo: + «En verdad te digo que esta noche, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». C. Pedro le replicó: S. «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». C. Y lo mismo decían los demás discípulos. C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: + «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». C. Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: + «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». C. Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: + «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». C. Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: + «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: + «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad». C. Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió a los discípulos, los encontró dormidos y les dijo: + «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega». C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: S. «Al que yo bese, ese es: prendedlo». C. Después se acercó a Jesús y le dijo: S. «¡Salve, Maestro!». C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó: + «Amigo, ¿a qué vienes?». C
S. Pedro é o alter-ego do Pedro Pode, músico do Porto que adora fazer canções e comer francesinhas. Ele é também o autor do genérico
Part 2 of the growing drama in South America! Catch up on this week's episode of ABC's the Bachelor with Abel and Martin. Follow as we recall our own favorite Telenovelas and what is up with Tammy. --- Support this podcast: https://anchor.fm/NLBachelors/support
Após duas semanas, voltamos! Podcast mais que especial com tudo que ocorreu no mercado enquanto estivemos ausentes com mercadão alternativo do Goiás, Rony com destino indefinido, Pedro no Flamengo e Bruno Guimarães de malas prontas para a França. Tem mais! No Twitter e Instagram: @OGuiadoFutebol Por Rodrigo Aires e Vitor Emanuel
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OPINIÃO: PEDRO NO FLA POR R$ 60 MILHÕES? TA VALENDO? by Coluna do Fla
Meditación del día 16 de abril Palabra de Vida
El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla. (también conocido como: carga de la prueba [concepto general], carga de la prueba, falacia, carga de la prueba mal colocada, cambio de la carga de la prueba) Descripción: Hacer una reclamación que necesita justificación, luego exigir que el oponente justifique lo contrario de la reclamación. La carga de la prueba es un concepto legal y filosófico con diferencias en cada dominio. En el debate cotidiano, la carga de la prueba suele recaer en la persona que hace la reclamación, pero también puede recaer en la persona que niega un hecho o una teoría bien establecida. Al igual que otros temas que no son en blanco y negro, hay casos en que esto es claramente falso, y aquellos que no son tan claros. Forma lógica: La persona 1 reclama Y, lo que requiere justificación. La persona 1 exige que la persona 2 justifique lo contrario de Y. La persona 2 se niega o no puede cumplir. Por lo tanto, Y es verdad. Ejemplo 1: Juan: Tengo unicornios pequeños e invisibles viviendo en mi mano. Pedro: ¿Cómo te imaginas? Juan: ¿Puedes probar que no? Pedro: No. Juan: Entonces lo hago. Explicación: Juan hizo una reclamación que requiere justificación. Pedro solicitó la evidencia, pero Juan pasó la carga de la prueba a Pedro. Cuando Pedro no pudo refutar la afirmación de Juan (infalsificable), Juan reclamó la victoria. Ejemplo # 2: María: Soy un ser humano No soy un cyborg del futuro aquí para destruir a la humanidad. Juana: ¡Demuestra que eres humana! Los cyborgs no se desmayan cuando pierden mucha sangre. Aquí hay un cuchillo. María: acuéstate, Juana. ¡Y no más canal de SciFi antes de acostarse! Explicación: María está haciendo una afirmación de conocimiento común, tal vez provocada por las sospechas de Juana. Juana le está pidiendo a María que pruebe la afirmación cuando élla es quien debe justificar su objeción a la afirmación de conocimiento común. Excepción: una vez más, la pregunta de quién tiene la carga de la prueba no siempre es tan simple como se demuestra en estos ejemplos. A menudo, este es un argumento en sí mismo. Consejo: si es posible, justifica tu argumento con evidencia, incluso si es posible que no tengas la carga de la prueba. La única vez que no quieras hacer esto es cuando le das credibilidad a una acusación o reclamo indignante. En el próximo episodio hablaremos de cómo crecer una cafetería. Bueno ventajoso esto es todo por hoy. Antes de terminar sigue la conversación ¿Crees en los fantasmas? Recuerda dejar tu comentario en tu plataforma favorita. Y recuerda: ¡Rífate como los grandes!" --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ventaja/message
Todo lo que se ignora, se desprecia. Argumento ad Ignorantiam: (apelar a la ignorancia) la falacia de que una proposición es verdadera simplemente sobre la base de que no se ha demostrado que es falsa o que es falsa simplemente porque no se ha demostrado ser cierta. Este error en el razonamiento a menudo se expresa con una retórica influyente. La estructura informal tiene dos patrones básicos: La declaración p no está probada. No-p es cierto. La declaración no-p no está probada. p es cierto Si uno argumenta que Dios o la telepatía, los fantasmas o los OVNIs no existen porque su existencia no ha sido probada más allá de una sombra de duda, entonces ocurre esta falacia. Por otro lado, si uno argumenta que Dios, la telepatía, etc., existen porque su no existencia no ha sido probada, entonces también se argumenta falazmente. A continuación se incluyen algunos ejemplos típicos de la ignorancia y la falacia A pesar de toda la charla, no se ha autenticado un solo informe de platillo volante. Podemos suponer, por lo tanto, que no hay cosas como los platillos voladores. Nadie se ha opuesto a las políticas de estacionamiento durante el último mes de clases, así que supongo que esas políticas son muy buenas. Dado que la clase no tiene preguntas sobre los temas tratados en clase, la clase está lista para un examen. Profesor de biología para estudiantes asustados en el laboratorio: no hay evidencia de que las ranas realmente sientan dolor; es cierto que muestran un comportamiento de dolor, pero como no tienen conciencia, no sienten dolor. Juan: No es práctico enviar más hombres a la luna porque el dinero gastado en ese proyecto se podría gastar en ayudar a los pobres ... Pedro: No es poco práctico. Juan: ¿Por qué? Pedro: Solo trata de probar que estoy equivocado. (Hanson está defendiendo su reclamo por un ad ignorantiam, es decir, su reclamo es verdadero, si Johnson no puede refutarlo). ""La agencia de noticias soviética Tass declaró el sábado que el abominable hombre de las nieves, pensado por algunos para acechar las montañas del Himalaya, no existe. Citando argumentos de Vadim Ranov, un hombre descrito como un conocido explorador soviético, Tass dijo que nunca se habían encontrado restos, cráneos o huesos individuales. Las supuestas huellas de yeti vistas en las montañas tienen más probabilidades de ser las de otros animales distorsionados por rayos de sol brillantes, dijo Tass. Los cuentos de los ""testigos oculares"" son el fruto de su imaginación "", dijo la agencia oficial de noticias."" (New York Times) ""Nuestro universo, sin embargo, comenzó con la explosión primordial, ya que no podemos obtener información sobre los eventos que ocurrieron antes. La edad del universo, por lo tanto, es el intervalo desde el big bang hasta el presente"". (Científico americano) III. Los usos del ad ignorantiam en retórica y persuasión son a menudo similares a la técnica de ""plantear dudas"". Por ejemplo, supongamos que deseas convencer a un oficial de policía para que no te dé una multa usando esta técnica. ""Estoy seguro de que sabe lo poco confiables que son los detectores de radar. Por eso, vi un programa de noticias que un árbol tenía una velocidad de 50 millas por hora, y Florida, en algún momento, desechó esas pruebas en el tribunal. rápido. Algún otro conductor debió haber enviado esa señal errónea. Probablemente usted cronometró el auto que pasó a mi lado, que se parecía al mío "". Usos no falaces del ad ignorantiam: en la ciencia, los tribunales de justicia y algunas otras situaciones específicas, uno debe, por razones prácticas, asumir que algo es falso a menos que se demuestre que es verdadero y viceversa. Por ejemplo, ""el supuesto de inocencia hasta que se p --- Send in a voice message: https://anchor.fm/ventaja/message